Preparacion para los tiempos Finales

Transcripción

Preparacion para los tiempos Finales
Preparación Para el Tiempo final
Wade E Taylor
“He aquí yo estoy a la puerta y llamo; si alguno oye mi voz y abre la puerta, entraré a Él y
cenaré con él y él conmigo.” Apocalipsis 3:20
La puerta sobre la que Jesús llama está situada al final del mensaje a las siete Iglesias y se
refiere a un tiempo de transición entre la era de la Iglesia y la era del Reino Milenial.
“Después de esto miré, y he aquí una puerta abierta en el cielo; y la primera voz que oí,
como de trompeta, hablando conmigo, dijo: Sube acá, y yo te mostraré las cosas que
sucederán después de estas. Y al instante yo estaba en el Espíritu; y he aquí un trono
establecido en el cielo, y en el trono, uno sentado.” Apocalipsis 4:1-2
Todo lo que precede a la expresión “Después de esto miré” se refiere a la Iglesia. Todo lo que
sigue a esa expresión se refiere al Reino.
Jesús había dicho que Él estaba parado ante la puerta “llamando” y que Él vendría a tener una
relación especial con aquellos quienes escuchaban y respondían. Una respuesta adecuada a Su
llamado conducirá a una activa relación personal con Jesús lo que a su vez hará que tengamos
parte en el establecimiento del Reino Milenial y operemos en él.
Esto requiere de nosotros que tengamos nuestra “mirada en alto” enfocada en el Reino. “Miré…
y he aquí un trono…” Esto es en directa relación a nuestra habilidad para oír espiritualmente:
“la primera voz que oí”
“El que tiene oídos para oír oiga lo que el Espíritu dice a las Iglesias.” Apocalipsis 3:22
Esta “voz como de trompeta hablando” tiene una cualidad particular. Es una palabra profética
celestial que está siendo impartida a aquellos que son, o están buscando ser, “vencedores.” Esto
incluye a todos aquellos que están cultivando su oído espiritual para oír y que tienen un
ferviente deseo de ir más allá de su actual experiencia espiritual. Esos recibirán un
entendimiento de todas las cosas que van a tener lugar en relación al cierre de la era de la Iglesia
y al establecimiento del Reino Milenial.
Esta “voz como de trompeta” tiene una cualidad muy particular. Jesús entró a este mundo como
un bebé y en su primera venida ministró a través de la “gracia” (Cordero), en su segunda venida
Él ministrará en “poder,” (León)
“Su cabeza y Sus cabellos eran blancos como blanca lana, como nieve; sus ojos como llama
de fuego; y sus pies semejantes al bronce bruñido, refulgente como en un horno; y su voz
como estruendo de muchas aguas.” Apocalipsis 1: 14-15
En este tiempo presente, Jesús está siendo revelado a nosotros como un Ser plenamente maduro
y listo para convertirse en la “Cabeza” de un cuerpo maduro.
“De reunir todas las cosas en Cristo, en la dispensación del cumplimiento de los tiempos,
así las que están en los cielos, como las que están en la tierra; En él asímismo tuvimos
herencia.” Efesios 1:10-11
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Nos estamos aproximando al “cumplimiento de los tiempos” en el que Jesús está tomando
activamente Su lugar como nuestra cabeza, (Su voz como el sonido de muchas aguas) en
preparación para el cumplimiento de todo lo que sigue. Así como el poderoso río Niágara fluye a
través de un estrecho canal para producir poder, así mismo esta voz corporativa está
comenzando a funcionar de modo tal que todos estaremos haciendo y diciendo la misma cosa,
esto es un cuerpo bajo la dirección de una Cabeza.
La exhortación actual de esta voz para nosotros es: “Sube acá…. Y yo te mostraré las cosas que
están por venir.”
Esta declaración se refiere a todos aquellos quienes han respondido adecuadamente a la
promesa expresada en Apocalipsis 3:21
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me
he sentado con mi Padre en su trono.” Apocalipsis 3:21
Cando Juan escuchó esta voz celestial, entonces pudo decir: “Y al instante, yo estaba en el
Espíritu.” Actualmente el Señor está separándonos de las cosas terrenales para que nos hagamos
más perceptivos y responsivos a lo que es espiritual, esta es la esencia de un vencedor.
Entonces Juan dijo, “He aquí un trono.” Esta expresión tiene una connotación “gubernamental”
y habla de autoridad. Se refiere a la restauración del “dominio” que Adán perdió y que estará
operando durante el tiempo de visitación y tribulación (Parousia) para terminar con el
establecimiento del Reino Milenial.
“Al que venciere, le daré que se siente conmigo en mi trono, así como yo he vencido, y me
he sentado con mi Padre en Su trono.” Apocalipsis 3:21
Este “dominio” de los últimos tiempos será dado los vencedores que habrán sido levantados a
una autoridad apostólica con consecuencia. En este tiempo habrá resultados visibles a la palabra
creativa.
“Al que venciere y guardare mis obras hasta el fin, yo le daré autoridad sobre las naciones
y las regirá con vara de hierro, y serán quebrantadas como vaso de alfarero.” Apocalipsis 2:
26-27
Cada uno de nosotros que somos, o deseamos convertirnos en vencedores, actualmente estamos
siendo “preparados o alistados” por el Señor para estar entre aquellos que serán tanto
“proféticos como apostólicos.” Esto se refiere a un estado del ser (no una posición), en la que tal
clase de personas “reinarán con vara de hierro” en ese día.
Como parte de los cinco ministerios, están los apóstoles y los profetas cuyo propósito es impartir
y perfeccionar al cuerpo. El apóstol imparte una capacitación y unción apostólica al cuerpo, El
profeta imparte una capacitación y unción profética al cuerpo.
En este tiempo presente, hay unos que están siendo llamados a “subir” a un nivel espiritual más
elevado que trasciende el plano de los dones y de los ministerios. De este modo, el don de
profecía se convierte en el espíritu de la profecía. El plano o el nivel del don espiritual funciona a
través del ejercicio de los dones y es limitado. El reino del Espíritu opera a través de una
relación y es ilimitado
El Señor está preparando a un pueblo en este día que estará capacitado para funcionar en este
nivel de autoridad espiritual y que afectará tanto a la iglesia como a las naciones. El ministerio
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quíntuple está siendo tratado con reconocer este “nueva relación del tiempo final” y permitir
que funcione.
En consecuencia, es imperativo que dediquemos tiempo de calidad “esperando” en la presencia
del Señor con la mirada en alto para que podamos ser capaces de escuchar y responder
apropiadamente.
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