Conceptos de reducción y control de pérdidas, y de

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Conceptos de reducción y control de pérdidas, y de
El siguiente material corresponde a la sección # 6 “Conceptos de reducción y control de pérdidas, y de sectorización de redes de distribución” de la serie de materiales
producidos por IMTA durante 2007 para el "FONDO PARA LA COMUNICACIÓN Y LA EDUCACIÓN AMBIENTAL, A.C." y su "Centro Virtual de Información
del Agua" (Cevia). La intención de estos materiales es poner a disposición de los responsables de administrar sistemas de abastecimiento de agua potable, información
básica para la gestión racional del servicio a los usuarios, satisfaciendo requisitos de cantidad, continuidad, calidad, confiabilidad y costo, dentro de un marco de
desarrollo sustentable.
Conceptos de reducción y control de pérdidas,
y de sectorización de redes de distribución.
Índice de contenido:
1.- Pérdidas, ineficiencias y abusos.
2.- Términos importantes (glosario).
3.- Disyuntivas y prioridades en gestión de agua y dinero.
4.- Algunas estadísticas y ejemplos de mejora en eficiencias.
5.- Normas para control y prevención de pérdidas.
6.- Mejora comercial y financiera.
7.- Las fugas, sus tipos y manera de combatirlas.
8.- Distritos hidrométricos y sectorización de redes para reducir pérdidas
9.- El control de presiones.
10.- Adaptación tecnológica y estrategias para control de pérdidas.
11.- Límites a la eficiencia, equilibrio económico y ética del agua.
12.- Epílogo (síntesis en pocas frases).
1.- Pérdidas, ineficiencias y abusos.
En naciones como México, con escasez y conflictos crecientes por el agua, las pérdidas en los
servicios de distribución del líquido debe ser una preocupación constante para el directivo de
organismo operador de agua y saneamiento. En las naciones desarrolladas también ocurren
pérdidas, pero en menor grado y en ellos los técnicos han unido esfuerzos, compartido
experiencias y han dedicado muchísima investigación al respecto. Gracias a ello tales países han
alcanzado los niveles y estabilidad de que gozan. Sin embargo, en los países poco desarrollados,
con combinaciones de debilidad institucional, mala infraestructura y abastos intermitentes, está
siempre presente un peligro sanitario. En zonas de mucha escasez existe la tentación de aumentar
la disponibilidad de agua y satisfacer demanda, mediante atrevidos proyectos de reuso de agua,
incluso aprovechando aguas negras sin tratamiento, o exigiendo exagerados niveles de “uso
eficiente”, incontable reglamentación y sacrificios crecientes para los ciudadanos. La búsqueda
de la eficiencia es en general buena, pero toda exageración es mala y resulta poco ético e
imprudente tener reglamentos para todo, e impedir a la ciudadanía el libre disfrute de algo
tradicionalmente abundante y cristalino como el agua limpia, usualmente asociada la belleza y al
bienestar.
Toda el agua que se extrae de las fuentes para ser transportada por la red de distribución urbana y
que no se convierte en un ingreso monetario para la empresa de agua, puede considerarse un
“pérdida”. Esa pérdida puede expresarse en volumen de agua en determinado periodo (día, mes,
semestre, año, etc.), o en equivalente en dinero.
Las pérdidas tienen tener diferentes causas y características. Ellas toman diferentes formas, las
que en su mayoría debilitan la capacidad financiera de la empresa operadora y la posibilidad de
que cumpla cabalmente su cometido ante la sociedad. Las pérdidas pueden verse como agua
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física que no llega a satisfacer la necesidad de algún cliente; o como erogaciones monetarias en
que incurre la empresa, sin recibir un pago compensatorio del cliente que aprovecha el agua. Es
decir, pueden ser por: fugas, derrames, robos de agua, ausencia de facturación y fallas en pagos.
Cuando el agua es recibida por algún usuario, pero éste la mal aprovecha o la contamina en
exceso, aunque la pague al O.O., ello también pudiera entenderse como una “pérdida” para la
sociedad o para el ecosistema, pues quizá está truncando la oportunidad de otro usuario de tener
esa agua que tal vez necesite con urgencia. El abuso usualmente no es algo que concientemente
haga el usuario o el industrial involucrado. Seguramente tendrá alguna justificación “racional”
respecto de la forma en que usa el agua (conciencia y racionalidad no son necesariamente lo mismo). Lo que
aquí designamos como abusos suelen tener como origen la desinformación, la apatía, la
mentalidad consumista, el egocentrismo y los hábitos inapropiados ante una nueva dinámica
urbana o problemática ambiental. En esta guía no se hablará de este tipo de “pérdidas” o “abusos”,
los cuales se tratarán en la guía # 8, dedicada a la ética para empresas de agua. Por otro lado,
cuando el usuario usa bien y cuidadosamente el agua pero no paga su costo al prestador del
servicio, es otra clase de abuso de la cual sí hablará más esta guía.
Otra clase de “abuso”, o “pérdida, o “ineficiencia”, sería cuando el usuario paga lo que se le pide,
pero el precio asignado es menor al valor real del producto. Eso normalmente ocasiona que haya
consumos mayores a los que ocurrirían bajo una tarifa mayor, e igualmente causa desfalco en la
empresa al tener ingresos menores a sus erogaciones (o desfalco al medio ambiente, al acuífero o a las futuras
generaciones). El culpable de este tipo de negligencia o pérdida es el O.O. y por ello se requiere
tener directivos con amplio conocimiento, visión a futuro y sentido de responsabilidad. Esta
situación sí entra en el campo de la presente guía, y también en los de la guía # 7 (valor, costos y
tarifas) y de la guía # 8 (ética).
Aun hay otro tipo de pérdida, ineficiencia o abuso (para el caso cualquiera de esos nombres es equivalente). Se
trata de los desperdicios de energía eléctrica, de personal, o de dinero, cuando en el O.O. hay
bombas mal seleccionadas o instaladas u operando en un rango distinto al que fueron diseñadas;
cuando se tiene personal en exceso y mal capacitado, o cuando se adquieren e instalan
refacciones y piezas de mala calidad. Igualmente los inadecuados procesos internos, la falta de
rutinas de mantenimiento preventivo, etc., encarecen indebidamente las operaciones (y por ello se
gasta las erogaciones son mayores a las apropiadas si se operase eficientemente).
Desde otro ángulo, la falta de tratamiento a las aguas negras, el dejar de reemplazar tuberías o
equipos cuando son viejos, el permitir que se abatan los acuíferos, son aparentes ahorros para el
organismo operador, pero eso solo en el corto plazo (los administradores que solo piensan en su
gestión trianual suelen salir ganado con tal manera de entender las cosas, pero la ciudadanía
siempre sale perdiendo a la larga). Lo que sucede realmente es que se están causando daños y
perdidas para otras cuencas y para otras épocas, que cual indudablemente es una merca, una
perdida y un abuso que le están causando las maneras de administración vigentes, que deberían
ser impedidas y castigadas. Mas sobre este asunto en las guías # 7 (valor, costos y tarifas) y # 8 (ética).
Lo dicho hasta aquí debe dejar claro que no todas las pérdidas resultan de una mala
infraestructura o de tuberías rotas. Muchas pérdidas son aparentes y derivadas de los usos y
costumbres locales, combinadas con malas políticas institucionales sobre el uso de medidores de
consumo o del diseño de tarifas de cobro. Tales pérdidas y sobre-consumos de agua,
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normalmente pueden reducirse con programas de preservación ambiental, de desaliento al
crecimiento y de “administración de la demanda”, en combinación con acciones de control de
fugas y de rehabilitación a la red de tuberías. Juntos, estos programas conforman una estrategia
para reponer un enorme recurso que actualmente se pierde.
El primer paso para crear una estrategia de control y disminución de pérdidas, será preguntar
sobre las características de la red y de las prácticas operativas, y después proponer las
herramientas y mecanismos de corrección y control. Las preguntas típicas son;
¿Cuánta agua se está perdiendo?
¿En dónde se está perdiendo?
¿Por qué se está perdiendo?
¿Qué estrategias pueden aplicarse para reducir pérdidas y mejorar el desempeño?
¿Cómo dar continuidad a la estrategia y sostener los logros ganados?
2.- Términos importantes (glosario).
Para entender un tema es importante familiarizarse con el lenguaje y términos clave del mismo.
Un director de organismo operador debe comprender las palabras e ideas cardinales empleados en
esta guía. Aquí se presenta una corta lista de términos los cuales se describen someramente (sólo
como introducción o recordatorio). Se espera que directivo profundice y aprenda consultando otros
manuales y libros existentes.
Eficiencia. η =
Eficiencia (normalmente, como en un motor) = recurso mínimo necesario / recurso usado realmente
η
= Eficiencia = Salidas (output)
/ Entradas (input)
Eficiencia física. En todo sistema de abastecimiento de agua existen pérdidas de agua durante el
transporte y distribución. Cuando las pérdidas de agua son cuantiosas, representar mermas
económicas considerables que hay que combatir y reducir a un nivel razonable. Las mermas de agua
pueden deberse a roturas, derrames, tomas clandestinas, así como al agua gratuita o que se deja de
facturar o de medir con precisión (algunos autores clasifican a algunas de estas como pérdidas comerciales).
ηf
ηf
= Eficiencia física = vol. Entregado (medido o facturado) / vol. Extraído
= Eficiencia física = CONSUMO / DOTACIÓN
Eficiencia comercial. Es la relación que hay entre el dinero que realmente se cobra (que los usuarios ingresan
a cajas) respecto del dinero que se factura. La definición anterior equivale a una “eficiencia de la
cobranza”. A veces se le maneja con sus equivalentes en volúmenes de agua mediante volúmenes
cobrados contra volúmenes facturados, sin embargo en este caso debe tenerse cuidado en sitios
donde no hay medidores (sistemas de cuota fija), pues los volúmenes son estimados y pueden estar
sujetos a fuertes imprecisiones.
ηc
= Eficiencia comercial = vol. Cobrado (realmente) / vol. Facturado (medido)
Eficiencia tarifaria o Sustentabilidad de la tarifa. Una tarifa es ineficiente (e ineficaz) cuando no refleja el
costo real del agua y tiene niveles de subsidios que descapitalizan y obligan a la paulatina
ineficiencia y deterioro del servicio (cuando a demasiados clientes se les cobra menos del costo real del servicio,
no habrá reservas para mantenimiento o renovación, ni salarios atractivos para retener al personal mejor capacitado,
etc.). Pudiera existir un organismo operador que mantenga sus fugas físicas en muy najo nivel, y sea
excelente en su cobranza de facturas (eficiencia comercial), y aun así estar en “números rojos”. La
explicación sería, por ejemplo que cobre una tarifa de 2 $/m3 mientras que el costo real de
operación sea de 4 $/m3. La eficiencia tarifaria se calcularía viendo las necesidades y erogaciones
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de corto y largo plazo, por envejecimiento de las redes, externalidades ambientales, y necesidades
de inversiones en tratamiento o reuso de agua.
ηt
= Eficiencia tarifaria = ingresos con tarifa aprobada / ingresos necesarios
otra formula parecida o equivalente es:
ηt = (tarifa media volumétrica x volumen vendido) / ingresos necesarios
Eficiencia global. Es la relación entre ingresos monetarios percibidos respecto de las erogaciones totales
(las efectuadas y las latentes, que no se realizan por falta de recursos). Medida en dinero y cuando la eficiencia
comercial fuese 100%, seria equivalente a la eficiencia tarifaria, es decir: ηg = ηt
Vista como volumen de agua, considerando la rentabilidad o productividad de cada gota de agua
extraída de las fuentes, podría verse como el efecto combinado de las eficiencias, física, comercial y
tarifaria.
ηg
=
ηf x ηc x ηt
= erogaciones en operación /
Costo de operación por unidad de volumen, o costo unitario de producción
volumen de agua vendido (ojo, alguna estadística de Conagua es engañosa si se quiere comparar contra la tarifa, pues
en lugar de referirla a costos respecto de volúmenes vendibles lo hace respecto de volúmenes extraídos. Habría que
afectarla por la eficiencia física y comercial para que poder juzgar si las tarifas de cierta localidad son razonables o no).
Índice de dispendio de agua. Contraste entre lo que el ciudadano promedio usa respecto de lo podría usar
si fuese muy cuidadoso y ahorrador al emplear el recurso.
Id
= Índice de dispendio hídrico = consumo actual / consumo deseable mínimo
Definido así es congruente con su nombre, mientras más grande su valor, más es el dispendio.
Calculado a la inversa seria la “eficiencia de uso”
Elasticidad de la demanda Es la medida del grado de respuesta en la
cantidad demandada cuando cambia el precio unitario del bien
de consumo. Ed = (dQ/Qi) / (dP/Pi)
Administración de la demanda. El agua es un recurso escaso que todos desean, por lo que normalmente no
alcanza para las potenciales demandas, por tanto a la inversa de los mercados tradicionales donde los
productores buscan aumentar sus ventas al anunciarse o promover ofertas; en servicios de agua normalmente
se busca lo opuesto: reducir las demandas ante los altos crecimientos demográficos y la insuficiencia de
fuentes de agua y fondos monetarios. Se emplean diversas técnicas de “uso eficiente del agua”, entre las que
están: la detección y control de fugas, la educación (cultura del agua), la mejor calidad de materiales de redes y
dispositivos domésticos, la micromedición y las tarifas. La administración de la demanda tiene una visión
radicalmente diferente a aquella prevaleciente a mediados del siglo XX, donde cualquier necesidad de agua se
buscaba resolver con nuevas obras.
3.- Disyuntivas y prioridades en gestión de agua y dinero.
El estilo de exposición elegido para el conjunto de guías didácticas (al cual pertenece el presente escrito)
es primeramente resaltar el “por que” y el “para que” de algún tema. Después se dan sugerencias
sobre “el cómo” hacer mecánicamente los trabajos y se exponen los principios técnicos. Se eligió
este estilo considerando que si el directivo de un O.O. comprende y queda suficientemente
motivado sobre el “para que”; por si mismo buscará a los expertos o fuentes apropiadas para
llevarlo a cabo. Es decir, el cómo hacerlo aunque se encuentra parcialmente en dentro del esta
guía, está ampliamente explicado y descrito en la abundante literatura existente en el mundo
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sobre servicios públicos de agua. Esta sección busca que el directivo recapacite en la siguiente
pregunta:
¿Para que queremos recuperar pérdidas? (físicas, comerciales o de otro tipo)
Responder a esa pregunta a su vez implica contestan a estas otras interrogantes:
¿Que es más importante: cuidar el agua o cuidar el dinero?
¿Cual de estos conceptos de mejora en el O.O. lleva prioridad: eficiencia física,
eficiencia comercial, eficiencia tarifaria, sustentabilidad ambiental, estabilidad
institucional?
Una forma equivalente de llamarle a las pérdidas es decirle ineficiencias, así que para poder
incidir y mejora las eficiencias, hay que comenzar por detectar donde se están las ineficiencias y
cuanto valen, para después tratar de corregirlas. Habrá que buscar ineficiencias físicas (perdidas,
clandestinidad), ineficiencias comerciales (fallas en padrón de usuarios, deficiencias en cobranza) e ineficiencias
tarifarias (deficiente valoración de conceptos y trabas en la aprobación de tarifas). La manera de detectar y
cuantificar las oportunidades de mejora es trabajando fuertemente en las mediciones, los sistemas
de información, los análisis de datos, los balances, y en las auditorias de agua.
La pregunta ya expuesta: ¿Para que queremos recuperar pérdidas? (físicas, comerciales o de otro tipo),
es equivalente a plantear una serie de disyuntivas y alternativas de acción, a cada una de
las cuales hay que asignarles diferentes prioridades. Estas opciones o disyuntivas, pueden
agruparse en los cinco subconjuntos siguientes:
Disyuntivas , alternativas o prioridades, sobre el sujeto u objetivo de la mejora.
a.1- Garantizar que todos, o la mayor parte, de la población posible reciba agua en cantidad
suficiente para asegurarle su salud.
a.2- Similar a “a.1”, pero para asegurarle productividad.
a.3- Asegurarle buena calidad del servicio (tranquilidad, confort, alegría y/o bienestar) a los clientes
del O.O.
Disyuntivas sobre el destino de los volúmenes de agua ahorrados.
b.1- Evitar pérdidas de agua para no necesitar nuevas fuentes de abastecimiento, no afectar
al acuífero o a otros usuarios de la región (reducir extracciones actuales).
b.3.- Evitar pérdidas físicas para mejorar la continuidad y ampliar la oferta para los
consumidores existentes.
b.3- Evitar pérdidas y desperdicios de agua para, con esa misma agua, poder ampliar la
cobertura y ofrecer servicios a colonias que ahora no tienen agua.
b.4.- Evitar pérdidas para, con el agua recuperada, alentar el establecimiento de nuevas
industrias o nuevos desarrollos de viviendas.
Disyuntivas y prioridades para canalizar agua muy escasa cuado hay déficits, fuerte demanda y
competencia por ella.
c.1 Canalizar el agua hacia los usos más rentables económicamente (por ejemplo: industria
electrónica, industria turística, producción de armamento).
c.2 Canalizar el agua hacia los usos estratégicamente mejores.
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c.3 Canalizar el agua hacia donde aporte mayor garantía de estabilidad, bienestar y salud a
la sociedad (producción de alimentos, salud, deporte, generación de empleos, confort).
Disyuntivas sobre el propósito de mejoras en cobros y tarifas.
d.1.- Cobrar más eficientemente para que la gente perciba y aprecie mejor el costo y la
dificultad real del abastecimiento y saneamiento (enviar señal mediante la tarifa).
d.2.- Cobrar mejor para dar solidez y salud financiera a la empresas de aguas.
d.3.- Cobrar a todos, para fomentar la equidad entre usuarios. Todos deben pagar, y pagan
según el volumen usado y la contaminación que individualmente generan.
Disyuntivas sobre el uso de la información aportada por medidores, auditorias de agua y análisis
de tendencias.
e.1- Planear obras: de ampliación, rehabilitación, mejora o modernización.
e.2- Administra la demanda (tarifas, medidores, educación, etc.).
e.3- Conocer deterioros en acuíferos y proponer medidas de mitigación.
e.4- Detectar mayores consumidores, posibles zonas de mayor incidencia de fugas.
e.5- Prever y evitar conflictos por recursos escasos.
4.- Algunas estadísticas y ejemplos de mejora en eficiencias.
La AWWA (American Water Works Association) genera estadística detallada de muchas empresas de
agua asociadas, que le reportan información. Uno de los muchos datos que publica es, por
ejemplo, el indicador de fallas o roturas de tuberías en conductos principales. Así en el año 1998
reportaba que ese indicador, en promedio para 620 empresas, era de unas 0.16 roturas/kilómetro
de tuberías (referencia: http://www.awwa.org/h20stats/h20stats.htm).
Llevar estadísticas de cambios en la frecuencia de
roturas en tuberías, es una convincente manera de
decir si hay progresos o no en los programas de
combate a las fugas. La gráfica adjunta ilustra como
evolucionó en ese rubro la empresa operadora de
Wichita, en Estados Unidos.
En algunas ciudades del mundo la eficiencia física oscila entre 30% y 50%, pero aquellas que han
trabajado duro, durante décadas, para resolver las fugas han podido bajarla al 15%. Algunas
ciudades en Japón y Alemania, con infraestructura reconstruida totalmente después de la guerra y
bajo estrictas normas de calidad, tienen pérdidas del orden del 10% respecto del volumen a la
entrada del sistema.
En 1996 el Banco mundial publicó y analizó algunas estadísticas (ref. Indicators, 2nd edition, Water and
Waster Water Utilities, ver: http://www.worldbank.org/html/fpd/water/pdf/indicators.pdf) para ciertas ciudades del mundo.
Ahí constan fuertes contrastes entre esas urbes. Aparecen casos como los de Sao Paulo, Brasil o
de Bogotá, Colombia donde se aprecia que durante algunos años los indicadores de eficiencia
mejoraron, seguramente gracias a buenos programas de control de fugas, pero posteriormente las
ineficiencias crecieron quizá por descuido en los programas.
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Ahí también es interesante observar como las eficiencias comerciales usualmente son más
significativas que las pérdidas fisicas. Se transcribe aquí una tabla que lo ejemplifica:
Actualmente en el mundo hay mucho más estadística que hace una década. Ahora varias
instituciones, internacionales y de México se dedican específicamente a recopilar, comparar y
publicar información de empresas de agua. Verdaderamente se ha percibido la importancia del
tema y la de compartir y comparar información, y de unir esfuerzos sobre técnicas de monitoreo,
de sectorización y de reparación de fugas.
Las estadísticas de varias localidades son útiles, sin embargo el principal y verdadero
interesado, que debe estar generando y aprovechando su propia información, es cada
organismo operador de agua para una localidad específica.
Uno de los primero sondeos formales sobre pérdidas en México fue el efectuado por IMTA en
1998 para varias localidades nacionales. El siguiente cuadro muestra únicamente los resultados
promedio de aquel sondeo (referencia: “Introducción a la reducción integral de pérdidas de agua potable”, L Ochoa, V.
Bourguett, IMTA)
Ciudad
Promedio
pesado
(%)
Tomas
con
fuga %
Pérdidas por
fugas en
tomas
% del caudal
suministrado
Pérdidas por
fugas en
tuberías
% del caudal
suministrado
Pérdidas por
submedición
% del caudal
suministrado
Pérdidas
totales en el
sistema
% del caudal
suministrado
Presión
media
kg/cm2
Profundidad
media de
tomas
cm
ml/s/unit
16.8
24.5
10.6
1.3
36.4
1.59
44
45.6
Caudal
unitario de
fuga en
tomas
Algo notable de aquel estudio fue haber demostrado que la mayor incidencia de fugas no estaba
en las redes, sino en las derivaciones que van hacia las viviendas (tomas domiciliarias). Esas fallas son
resultado de años de tolerancia hacia deficientes calidades de materiales, mano de obra no
especializada y mala supervisión en las obras. Para frenar que se continúe con malas prácticas se
generaron normas más estrictas para instalar las tomas, así como para las pruebas a que deben
someterse. Algunas de las normas que inciden la eficiencia física o comercial de los servicios
urbanos de agua se mencionan en la siguiente sección. Aquel estudio de IMTA también generó
estadísticas sobre las frecuencias de fallas según el tipo o material de la de tubería, forma de la
falla, sitios donde ocurren las fugas, así como aforos a las mismas.
Antes de 1990 eran pocas las ciudades de México que se ocupaban por medir sus eficiencias y su
incidencia de fugas. Posiblemente León, Guanajuato, alrededor del año 1990, cuando tenía una
población de 700,000 habitantes, fue de las primeras en ocuparse formalmente del tema. Ya que
contaba con un buen sistema administrativo, una medición de consumos (micromedición) casi
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completa y medición del agua suministrada (macromedición). Tenía además montado un
procedimiento eficiente de reparación de fugas visibles con lo que reparaba rápidamente las que
aparecían, unas 28,000 al año. Sin embargo, de los 2,600 litros por segundo que se suministraban
a la ciudad, se medía un consumo a los usuarios de solo 1,300 lps. Después de varios meses,
intentos, arduos trabajos de reparación de tubos, mejoras en la información, y la adición de una
fuente de agua adicional; resultó que se aumentaron las presiones en la red y con ello aumentaron
las fugas. Esta experiencia, y otras parecidas en otras ciudades, demuestran que el tema de mejora
de eficiencias es un asunto complejo y no basta con estar continuamente reparando fugas, pues lo
que se tapa por un lado sale por otro, cuando aumentan las presiones y los flujos del agua. Por
ello la sectorización y el aislamiento de la red resultan trascendentes.
5.- Normas para control y prevención de pérdidas.
Cuando no hay vigilancia y reglas estrictas para orientar y obligar como deben construirse y
operase los sistemas, se genera descontrol y la disciplina tiende a relajarse. Frecuentemente se
improvisa buscando momentáneos ahorros de dinero o tiempo, pero la realidad es que esos
“ahorros” son aparentes y a la larga salen demasiado caros.
Para evitarlo se han generado leyes, reglamentos, normas, estándares y manuales de
procedimientos formales, para varios asuntos de las empresas de agua. Existen diversas NOMs
(norma oficial mexicana) que son obligatorias en cualquier sitio del país. También hay muchas NMX,
normas mexicanas, cuya adopción es voluntaria para el contratante que desee exigirlas a sus
proveedores. Simultáneamente existen normas internacionales ISO (International Standards Organization),
normas de competencia laboral para los trabajadores del ramo, y otra amplia gama de
regulaciones, que apoyan la búsqueda de mejores eficiencias en los servicios públicos de agua y
saneamiento. Aquí únicamente se mencionan unas cuantas de ellas.
Algunas NOM que inciden en el tema de control de fugas y pérdidas de agua son:
NOM-002-CNA-1995.- “Toma domiciliaria para abastecimiento de agua potable.
Especificaciones y métodos de prueba”.
NOM-013-CNA-2000, “Redes de distribución de agua potable, especificaciones de
hermeticidad y métodos de prueba”.
NOM-012-SCFI-1994.- Medición de flujo de agua en conductos cerrados de sistemas
hidráulicos - Medidores para agua potable fría - Especificaciones.
NOM-013-SCFI-2004 - Manómetros con elemento elástico - Especificaciones y
métodos de prueba.
Más sobre Normas Oficiales Mexicanas (NOM), para aspectos ambientales en:
http://www.semarnat.gob.mx/leyesynormas/Pages/normasoficialesmexicanasvi
gentes.aspx
Algunas NMX que inciden en el asunto de fugas y mejora en servicios de agua son:
NMX-CH-001/2-1993-SCFI.- Medición de flujo de agua en conductos cerrados de
sistemas hidráulicos-medidores para agua potable fría-parte 2: requisitos de
instalación.
Más sobre Normas Mexicanas (NMX), para aspectos ambientales en:
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http://www.semarnat.gob.mx/leyesynormas/Pages/normasmexicanasvigentes.as
px
Hay múltiples especificaciones y estándares para tuberías y sus accesorios, así como para equipos
diversos como: medidores de agua en múltiples variantes, válvulas de flotador, válvulas
reguladoras de presión, válvulas de admisión y expulsión de aire, hidrantes públicos, etc. Se
recomienda buscar e identificar las normas aplicables antes de adquirir o instalar cualquiera de
esos equipos.
En ocasiones se adoptan normas de otros países cuando en México aun no existen o por alguna
razón se juzga que las extranjeras son más apropiadas. Por ejemplo en temas de agua pueden
emplearse las de la AWWA, de la IWA, ADARASA, WRAS, NSF y otras instituciones.
Un aspecto crítico para que los programas de recuperación de pérdidas sean efectivos, es la
capacidad, habilidad y actitud del personal que se encargará de las labores. El CONOCER (Consejo
Nacional de Normalización y Certificación de Competencias Laborales) ha generado algunas normas específicas
para organismos operadores de agua y saneamiento, como son las de:
· Dirección de empresas de agua y saneamiento
· Difusión de la empresa de agua y saneamiento y promoción de la cultura del agua
· Personal a cargo de la toma de lecturas a medidores.
· Conservación y operación de la red de agua potable.
· Conservación y operación de la red de alcantarillado.
Un listado de todas las normas de competencia laboral de Conocer puede hallarse en:
http://www.sep.gob.mx/wb2/sep/sep_Ntcl#
Similarmente existen diversos manuales, reglamentos y leyes de aguas nacionales que en algunos
de sus apartados establecen la necesidad y obligación de los Organismos Operadores, de evitar
las fugas y mantener programas de detección y control, de llevar padrones de usuario
actualizados y de cobrar el agua y el alcantarillado a los usuarios. Se alguna manera en algunos
ellos se establece la obligación de alcanzar la autosuficiencia financiera, y la sustentabilidad,
mediante tarifas apropiadas y cobranza efectiva. Es decir evitando los rezagos y las tomas
clandestinas y muchos otros tipos de pérdidas que suelen afectar a las empresas de agua.
6.- Mejora comercial y financiera.
Dentro de la clasificación de “agua no-rentable” se incluyen errores de medición, errores de
facturación y usos no autorizados; es decir, volúmenes que son aprovechados por alguien pero
sobre los cuales el organismo operador no tiene control, o no los cuantifica correctamente.
Asimismo el “agua no-rentable” abarca conceptos directamente relacionados al área comercial
del O.O., como son las “cuentas perdidas” (usuarios que aunque tienen contrato, por deficiencias informáticas no
se les está cobrando), la inapropiada clasificación de usuarios (doméstico, comercial, industrial, institucional), las
exenciones de pago indebidas, la falta de facturación oportuna y, principalmente, la falta de cobro
y corte del servicio a los morosos.
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Diversas experiencias tanto en municipios pequeños como grandes, nacionales o extranjeros,
demuestran que, aunque no es una regla general, suele ser mucho más rentable y sencillo atacar y
mejorar las ineficiencias y pérdidas comerciales que las pérdidas físicas. Para mejorar las
deficiencias comerciales habrá que invertir en depurar y actualizar el padrón de usuarios, generar
boletas de cobro periódicamente a cada cliente, enviar recordatorios a quien demore en su pago, y
efectuar acciones correctivas como corte o restricción del servicio de abasto a quien no haya
pagado por tres o más meses.
Lamentablemente la población de algunos municipios, durante años, ha sido acostumbrada a
discursos demagógicos y paternalistas. En esos sitios un buen director de agua y saneamiento
debe atreverse a romper la mala concepción, verdaderamente perjudicial para la misma
ciudadanía, de que el agua y el saneamiento deben ser gratuitos o sumamente baratos. Debe
asumir su responsabilidad de lograr finanzas sanas, mediante tarifas apropiadas y cobros
completos e igualitarios a toda su cartera de clientes. El dinero recaudado debe servir
principalmente para garantizar la correcta y continua operación del sistema, y efectuar
oportunamente todos los mantenimientos preventivos requeridos. Únicamente hasta después de
haber preservado lo existente, sería legítimo construir nuevas obras o ampliaciones.
Es deseable que en corto tiempo la legislación y la presión social logren impedir y castigar
oportunismos y negligencias de funcionarios que sólo buscan promoverse construyendo obras
vistosas, pero descuidando la sostenibilidad del servicio y de la institución. Deberá exigirse que
el puesto de director de O.O. sea ofrecido solamente a personas competentes, comprometidas y
certificadas. Posiblemente esto se logrará pronto en varios Estados de la República Mexicana
con el impulso a mejores instrumentos de regulación y vigilancia al desempeño de los O.O. y de
certificación a la competencia laboral de los empleados.
El “padrón de usuarios” (cartera o catastro de consumidores) es esencial para las principales funciones
que realiza cualquier empresa de servicios de agua potable y alcantarillado. Sirve para conocer
quienes son y donde están los diferentes clientes que han contratado servicios con la empresa de
aguas, bajo que circunstancias, cuando, y cual es su clasificación como usuario del agua (gran
consumidor, industria, comercio, servicio turístico, escuela, residencia, vivienda marginal, etc.); así como las tarifas que
se les aplican. Asimismo indica si pertenecen a grupos con derechos o descuentos especiales
(personas ancianas, pensionados, servicios de apoyo comunitario), o son acreedores a cargos extras (generan
contaminación excesiva en sus descargas por grasas, químicos, etc.). El padrón o censo de usuarios equivale a
una “base de datos” que el departamento comercial debe mantener al día, controlar y aprovechar
para emitir las facturas mensuales o bimestrales. En él asentará e identificará a quienes ya
efectuaron sus pagos. A quienes no lo hayan hecho les debe enviar recordatorios sobre su
obligación; y para los que tengan varios meses sin pagar generar órdenes de suspensión de
servicio.
Es común escuchar el término “cultura del no pago” aplicado a una comunidad que no cumple
con su aportación monetaria por el servicio; sin embargo frecuentemente eso ocurre porque en la
institución encargada persiste una “cultura del no cobro”. Las deficiencias y ausencias de cobro
ocurren en organismos operadores débiles institucionalmente y temerosos de cumplir con su
responsabilidad. En ocasiones se han realizado encuestas sobre la “voluntad de pago” de la
sociedad, y en particular entre las clases más pobres, que suelen padecen por el malo o nulo
servicio de agua potable público; y se ha comprobado que ellos no solamente quieren pagar, sino
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que aceptarían mayores tarifas. Esto es fácilmente comprobable por las sumas de dinero que las
familias pobres erogan en agua embotellada, cisternas, tinacos, bombeo de agua y filtros, y la
ocasional necesidad de recurrir a comprar carros pipa.
Al hablar de eficiencia comercial debería también hablarse de “eficiencia tarifaria”. No tendría
mucho caso esforzarse por cobrar a todos un agua devaluada, donde el monto que se recaude,
aunque se cobre al 100% del padrón, no alcanza ni para pagar los gastos operativos (salarios,
electricidad en bombeos, reparaciones a las fugas, gastos de oficina, etc.). En la guía # 7 “Conceptos de valor,
costos y tarifas”, se abunda en este tema.
La facturación es una tarea fundamental del departamento comercial de la empresa operadora.
No obstante, en algunos organismos la facturación se descuida o se realiza en forma manual y
con errores; otras veces hay pasividad en corregir retrasos y morosidades de los usuarios. Hay
que modernizar los procesos, aprovechando los existentes avances en informática y en software
comercial especializado. Incluso hay que procurar tener alianzas y financiar mejores desarrollos,
conjuntamente entre algunas empresas de agua.
La recaudación es un aspecto financiero que debe tratarse como en cualquier otra empresa. El
plazo máximo de espera para que un usuario haga su pago no debe extenderse más de tres o
cuatro meses, ya que prolongarlo tendría un impacto importante en la liquidez del organismo.
Algunos organismos que aplican cuotas fijas de baja monta, donde resulta molesto al usuario
desplazarse cada bimestre para efectuar un pago insignificante, pueden optar por recibir pagos
anuales anticipados; sin embargo deberán prever que una alta recaudación inicial altera los flujos
de efectivo posteriores y generaría falta de liquidez en los últimos meses. Por tanto debe prevenir
y planear el futuro uso de esos capitales, reservándolos y guardándolos apropiadamente.
7.- Las fugas, sus tipos y manera de combatirlas.
Los componentes del “agua no rentable” (NRW, non revenue water) se determinan mediante balances
de agua (auditorias), tal como se explica en la guía # 5. El balance compara los volúmenes que
entran a la red contra los que se entregan a los usuarios, y la diferencia son pérdidas que habrá
que corregir.
Debido a la amplia gama de estilos y de definiciones que cada O.O. pudiera aplicar al calcular los
balances, se recomienda adoptar los procedimientos y terminología de la IWA (International Water
Association). Ello facilita comparar y compartir experiencias entre diversas instituciones y lograr
aprendizaje; y, desde luego, impulsar las mejoras de manera más sistemática, clara y segura.
Una forma efectiva de conservar el agua y de ahorrar dinero es reduciendo las pérdidas de agua
potable mediante la reparación de fugas y la disminución de pérdidas comerciales u otros
elementos de agua no-rentable en los sistemas urbanos.
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Una fuga es un escape físico de agua en cualquier
punto del sistema de abastecimiento. Puede ocurrir
en conducciones, tanques de almacenamiento,
redes de distribución, conexiones domiciliarias y
dentro de las casas de los usuarios, tal como se
muestra en la figura adjunta. Las fugas dentro de
predios particulares, después del medidor de
consumos, no son responsabilidad del O.O. y se
clasifican como derroches y sobre-consumos (se
combaten mediante las tarifas, los programas de educación, y, a
veces, con programas de apoyo a plomería interna por los O.O.).
Figura .- Ubicación y frecuencia de fugas en líneas
principales y secundarias
Hay tres tipos de fugas: visibles, ocultas pero visibles y no-visibles. Las fugas son visibles cuando
el agua emerge a la superficie del terreno o pavimento. Aunque ver un charco ayuda a localizar el
desperfecto, no necesariamente la fuga está directamente abajo del sitio donde se observa.
Generalmente las fugas visibles las reportan los mismos ciudadanos o los lecturistas u otros
operadores al recorrer las calles. Los derrames en tanques reguladores (por ejemplo cuando falla una
válvulas de flotador) también se consideran fugas visibles.
Las fugas “ocultas pero visibles” generalmente están en cajas de válvulas y son fácilmente
observables cuando se destapan sus registros. Cuando no hay mantenimiento y vigilancia a las
instalaciones, el desperdicio puede continuar por semanas sin que nadie las observe y reporte.
Desde luego las frecuentes auditorias de agua, los reportes de flujos nocturnos en
macromedidores, pueden dar la pista de si últimamente han surgido fugas significativas.
Las fugas no-visibles se infiltran al subsuelo o pueden drenar hacia tuberías del alcantarillado o
canales. En ocasiones pueden detectarse haciendo comparativos de presiones hidrostáticas en
diferentes puntos de una calle, pero normalmente pasan desapercibidas y es difícil determinar
donde se encuentran esos escapes cuando no existen programas de auditoria volumétrica
apoyadas en sectorización, y recorridos de inspección por brigadas especializadas con
instrumentos sensibles al sonido.
Según el lugar donde ocurren, las fugas pueden clasificarse en seis categorías, como sigue:
a) Fugas en depósitos.- Ocurren por agrietamiento de las estructuras o por el rebose de los
niveles de agua. En general, son de gran magnitud, esporádicas y de corta duración. Para
evitarlas, se deben realizar inspecciones del estado físico de los tanques de
almacenamiento y dar mantenimiento a las válvulas de control de los niveles de agua.
b) Fugas en conducciones, líneas principales y secundarias.- Sus caudales del escape
suelen ser entre 0.25 l/s y 10 l/s, pero los hay mayores. Las fugas pueden iniciarse por
corrosión del tubo y con un muy pequeño escape de agua, que normalmente crece con el
tiempo hasta convertirse en fallas grandes. También son producidas por cargas
superficiales (tránsito vehicular), instalación incorrecta y defectos de fabricación del material
de los tubos. El golpe de ariete debido a cambios bruscos en la operación del sistema
provoca fugas de esta categoría.
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c) Fugas en conexiones domiciliarias
(ver figura).- Estas fugas tiene caudales
entre 20 a 250 ml/s en promedio y
pueden presentarse como rajaduras,
perforaciones, corte o piezas flojas.
El primero y cuarto tipo de falla se
asocia con la mala calidad de
materiales empleados o instalación
deficiente; el segundo y tercer casos a
factores externos.
Figura.- Ubicación y frecuencia de fugas en tomas domiciliarias.
d) Fugas en el cuadro del medidor.- Normalmente son goteos que representan un caudal
de 50 a 100 l/hora y en son básicamente producidas por piezas flojas y falta de
hermeticidad del micromedidor.
e) Fugas en cajas de válvulas.- Varían entre 0.2 l/s hasta 1.0 l/s. Se producen por rotura de
empaques o volantes de las válvulas. Las fugas pueden ocurrir en válvulas reductoras de
presión, reguladoras de presión, de aire, etc.
f) Fugas intradomiciliarias.- principalmente se presentan por mal sellado en válvulas de
admisión o de descarga en tanques de inodoro, o bien en empaques de regaderas y llaves
(como se aclaró antes, esas no son responsabilidad del O.O. sino del ocupante del inmueble a quien el organismo
cobra el servicio).
En general, las principales causas de ocurrencia de fugas son:
Presión alta
Corrosión externa
Corrosión interna
Efectos del tráfico de vehículos
Mala calidad de los materiales y accesorios
Mala calidad de mano de obra
Edad de las tuberías
Movimientos del suelo (sismos)
Muchas fugas son pequeñas cuando ocurren pero crecen con el tiempo, especialmente cuando se
combinan con frecuentes discontinuidades (tandeos) en el servicio de abastecimiento. Cuando el
O.O. opera algunas colonias intermitentemente donde la red a veces tiene agua y a veces está
vacía, o sea durante algunas horas hay presión normal y luego una presión muy baja o incluso
negativa, se dañan las tuberías o al menos se les acorta su vida útil. Parte del programa de
prevención y control de fugas debe ser estabilizar las presiones del servicio.
8.- Distritos hidrométricos y sectorización de redes para reducir pérdidas.
Los “distritos hidrométricos” (DH) son sectores de la red de distribución que pueden aislarse
hidráulicamente mediante movimientos de válvulas. Las mediciones de volúmenes de agua y otra
información generada en ellos sirven para precisar el diagnóstico, detectar fugas, facilitar la
eliminación y optimar el control de pérdidas de agua de una localidad.
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Durante las fases de diagnóstico los DH aportan información sobre los volúmenes de fugas
presentes en líneas principales y secundarias, sobre los consumos unitarios de usuarios y sobre
los usos no autorizados (conexiones clandestinas). Durante la etapa de detección de fugas sirven para
señalar cuales sectores tienen mayor incidencia de pérdidas de agua, a través de indicadores de
flujos nocturnos. Durante la eliminación de pérdidas, evitan que el agua de fugas reparadas en un
DH ingrese a otros sectores en donde aun no se realiza el programa de reducción. Además,
permite un mayor orden y seguimiento a los tres tipos de subproyectos básicos mostrados en el
siguiente cuadro:
Cuadro.- Subproyectos básicos del programa de control de pérdidas de agua
A) Proyectos de operación del B) Proyectos de control de C) Proyectos de apoyo logístico
usuarios
servicio
- desarrollo de recursos humanos
- padrón de usuarios
- control de suministros
- catastro de la red de distribución
- micromedición y consumos
- comunicación social
- catastro de instalaciones
- hidrometría
- macromedición
- control de la operación del sistema
- estadísticas de fugas
Para diseñar un DH debe contarse con planos de la red, haber localizado las válvulas de
seccionamiento, delinear una estación de aforo y contar con un modelo de simulación hidráulica
de redes calibrado con mediciones de campo. Los DH se dibujan en planos, se establece el
programa de movimiento de válvulas, la ubicación de las estaciones de aforo, y se simulan en el
modelo de cómputo los cierres. Luego se comparan observaciones reales de presiones y
velocidades en algunos puntos del sector, contra los resultados del modelo. Si no son compatibles
probablemente aun no queda totalmente aislado el sector (tal ves una tubería de interconexión aun no anotada
en los planos).
La construcción de los DH se ejecuta según lo indicado en el proyecto de la red con los sectores
integrados. En esta tarea es necesario cambiar o rehabilitar válvulas de seccionamiento, montar
las estaciones de aforo, sustituir o desconectar tramos de tubería, cambiar las rutas de algunos
ramales y modificar elementos del sistema de distribución.
El monitoreo y generación de datos en los DH de la red con el nuevo trazo se efectúa
periódicamente a lo largo de su vida útil. Las mediciones de caudal y presión, investigaciones
económicas, balances de agua y programas de reparación de fugas en cada DH, son la base para
la reducción integral de pérdidas de agua, hasta alcanzar y mantener el nivel deseable en toda la
red. Ese nivel deseable de eficiencia física normalmente no es el 100%, pues reparar algunas
fugas puede ser demasiado caro cuando son muy aisladas, difíciles de encontrar y de reparar
(pueden dejarse para una etapa posterior de substitución de tubos), por tanto siempre hay un límite económico
(punto de equilibrio económico) razonable, sobre el cual se comenta también en la sección 11 de esta
guía.
9.- El control de presiones.
Es de esperar que la reparación de tuberías rotas o con algún desperfecto, se refleje en una
disminución del volumen de fugas, y eso a su vez, en algún grado, contribuya a bajar el volumen
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de agua que debe ingresar a la red. Es decir, la eliminación de fugas debiera ir a un ritmo más
rápido que la aparición de nuevas roturas. Sin embargo en algunas ciudades hay experiencias de
que aun sin aumentos en el consumo, la reparación de fugas realizada no se reflejó en el
suministro requerido. Por ejemplo en León, Guanajuato, se aislaba un sector de la red al que se
suministraba agua por una sola entrada, se medía el gasto que demandaba la red, se hacía una
campaña de detección y reparación de fugas, se volvía a medir el gasto y, ante la perplejidad de
todo el mundo el gasto era mayor; después de repetir el proceso tres veces se empezaba a notar
una disminución en el gasto demandado por la red. La explicación de lo ocurrido en los dos
primeros intentos estriba en la dependencia del flujo en las fugas respecto de la presión en la red.
Lo anterior, dicho de otra manera, equivale a que no es eficaz echar agua a un colador, tapando
lentamente sus agujeros, ya que para que no se desperdicie hay primero que tapar la gran mayoría
de ellos. Hacer esto en un tiempo relativamente breve en una red de agua extensa es demasiado
complicado, se podría decir que casi imposible, si no se piensa en alguna estrategia eficaz.
Lo que sucede cuando los clientes usan menos agua o se tapan algunas fugas es que las presiones
se redistribuyen en la red, aumentan ligeramente, y por los agujeros que subsisten, cuando aun
hay muchos de ellos, aumentan las fugas con lo que se pierde el agua que hayan ahorrado los
usuarios y la que dejó de salir por las fugas tapadas. La variación de fugas con las presiones
puede representarse con una función potencial del tipo:
Q fugas = CH x
En donde Qfugas es el gasto de las fugas, C un coeficiente constante, H la carga hidráulica (presión)
y x un exponente que puede variar entre 0.5 y 2.5 dependiendo de la flexibilidad de los materiales
de la red.
Para dar una idea de lo que esto significa, supóngase que en la red de la ciudad de México el
valor de x sea de 1 (aunque suele ser mayor en muchas de sus zonas), entonces las fugas serían directamente
proporcionales a la carga hidráulica en la red. De esta manera, con la carga actual de unos 10
m.c.a. (metros de columna de agua) y con fugas del orden de 13,000 litros por segundo, y si la carga
subiera a 15 m.c.a. sería necesario llevar unos 6,500 litros por segundo más para compensar el
aumento de fugas.
Una solución adoptada en algunas ciudades japonesas es construir las redes de forma que cada
uno de los diversos sectores se alimenten desde un diferente tanque de almacenamiento, con lo
cual se mantiene la presión de alimentación constante. Algo similar se propuso para la ciudad de
Querétaro, en donde la red principal de distribución alimentará a tanques elevados, uno para cada
sector, y desde ellos se alimentará la red secundaria correspondiente. Esta solución lleva a una
operación más cómoda pero es relativamente cara y depende del espacio disponible para construir
los tanques.
Otra posibilidad es aislar sectores de la red que se alimenten desde la red primaria por una o
varias entradas, dependiendo de la geometría de la red, de la topografía y de las presiones
disponibles en la red primaria. La idea se ilustra con el siguiente esquema:
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Las presiones en cada sector se controlan en las entradas con válvulas reguladoras de presión y es
indispensable medir el gasto de entrada en ellas, donde pueden instalarse dispositivos como el
mostrado en la siguiente figura:
Los ahorros mediante la gestión de presiones pueden ser substanciales y lograrse en periodos de
amortización muy cortos para las inversiones requeridas en ese programa. Sin embargo hay que
entender que la gestión de presiones no es siempre la mejor opción para reducir fugas, así que
deben elegirse cuidadosamente las zonas o sectores donde este tipo de intervención aportará
buenos rendimientos. Igualmente es importante tener siempre presente que los equipos usados
(válvulas, controladores, registradores, etc.) necesitan mantenimiento frecuente y especializado, para que
funcionen correctamente. Se deben formalizar las rutinas y calendarios de mantenimiento y las
zonas o sectores donde se instalarán deben revisarse periódicamente para asegurar su aislamiento
del resto de la red. Es decir, cuando la zona no está aislada, con un solo punto de alimentación y
control, es muy difícil verificar los ahorros reales a menos que se monitoreen y controlen
simultáneamente todos los cruces de tuberías.
10.- Adaptación tecnológica y estrategias para control de pérdidas.
Para desarrollar una estrategia de control de pérdidas de agua, antes hay que entender donde y
porque ocurren esas mermas, así como cuanto importan en volumen y en dinero. Además de
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saber cuanto cuestan las perdidas actuales, y cuanto costarán los programas para reducirlas, es
imperioso estimar cuanto beneficio generarán los programas. Con esos datos se hará un
comparativo entre beneficios y costos, para revisar la rentabilidad de diferentes alternativas de
trabajo, y así defender o poner a competir el proyecto de eliminación de pérdidas, frente a otros
programas y urgencias que seguramente hay en el O.O.
En el mundo, y particularmente en las naciones desarrolladas, existe abundante tecnología,
manuales de procedimientos y equipos desarrollados para detectar y eliminar pérdidas. Asimismo
las asociaciones profesionales y de apoyo como IWA, AWWA u otras, han investigado y
recomiendan las mejores prácticas actuales. Por tanto el establecer programas para mejorar
eficiencias técnicas y comerciales, o eficiencias de otros tipos, no es de ninguna manera un
asunto o dificultad tecnológica, sino organizacional, económico-financiero, y posiblemente
también de habilidades y de entrenamiento al personal.
Las técnicas y los procedimientos pueden adaptarse a las características específicas de la red y
otros caracterizadores locales, para abordar cada causa de pérdidas por orden de prioridad. Y,
desde luego, siempre vale la pena aprender de cómo se hizo en otras ciudades que lograron
avances importantes.
La clave para desarrollar una estrategia de gestión de agua-no-rentable (NRW) es mediante una
amplia comprensión de las causas y componentes del NRW, así como de los factores que los
afectan. A partir de eso pueden desarrollarse y adaptarse procedimientos y criterios a las
características locales.
11.- Límites a la eficiencias, equilibrio económico y ética del agua.
Mejorar la eficiencia fisica o la comercial en una empresa de aguas es técnicamente factible y
relativamente facil de implementar cuando existe una buena organización institucional y
convicción de que hay que hacerlo. Sin embargo es evidente, como normalmente sucede con las
economías de escala, que resolver las primeras pérdidas se logra a menor costo y mayor sencillez.
A medida que van disminuyendo las posibilidades de donde elegir para mejorar, éstas van siendo
más difíciles y caras y obviamente más escasas y lentas de lograr. Es decir, la variación de la
eficiencia con respecto al costo de las acciones para incrementarla y controlarla, tiene un
comportamiento exponencial, tal como se ilustra en la gráfica adjunta.
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Atacar las primeras deficiencias cuando se es muy ineficiente es relativamente sencillo y
económico; digamos que hay mucho de donde escoger, y, por lógica, normalmente se empieza
por lo más sencillo, y luego no queda otro remedio que seguir con acciones algo más difíciles y
costosas. Una metáfora sería decir que siempre se cortan las manzanas del árbol de la parte mas
baja, dejando las de más arriba y difíciles de alcanzar para después… o para nunca.
Llega un momento en que no es rentable aumentar la eficiencia pues costaría más que el
beneficio que aporta. Entonces no hay que buscar eficiencia por encima de cierto límite. El
“punto de equilibrio económico” equivale al valor, a partir del cual la empresa de aguas
comienza a tener pérdidas de dinero, de continuar invirtiendo en incrementar la eficiencia. Ese
límite puede calcularse, y desde luego es diferente para cada ciudad. Cuantificarlo depende de la
confiabilidad de la información, especialmente la relativa a niveles de pérdidas de agua, costos de
producción de agua, precio de comercialización potencial para los volúmenes ahora no cobrados,
de los costos de las acciones propuestas, y de la demanda de agua no satisfecha y su elasticidad
ante el precio. Es decir, depende de los juegos de mercado entre oferta y demanda, y de los costos
de los insumos y precios de venta. La figura adjunta, de manera simple, trata de ilustrar eso.
Por ejemplo si se invierten 5 pesos para rescatar 1 m3 de agua, y éste podrá venderse a $ 10, eso
es atractivo. Pero si la tarifa autorizada para el servicio de agua y saneamiento es de sólo $ 4,
definitivamente sería tonto rescatar ese líquido, invirtiendo más del dinero del que se recuperará
al venderlo.
Como puede verse, entonces, el punto de equilibrio económico está estrechamente ligado al nivel
de la tarifa autorizada actualmente, o factible de autorizarse en un próximo futuro. Sin embargo la
tarifa usual no es un valor único, sino que usualmente depende de una estructura tarifaria
compuesta de diferentes valores, destinados a distintos usuarios o rangos de consumo. Así que
cuando el agua rescatada piensa destinarse a los estratos sociales más bajos y de menor tarifa, hay
que tener aun más cuidado en cual es el límite económico para el rescate del agua no rentable
(NRW). Cuando esa agua rescatada puede venderse a los estratos más caros, también debe
revisarse si realmente hay demanda para ella, y si la “elasticidad ante el precio” no afectará la
demanda en el futuro.
Otro aspecto muy importante, que tiene que ver con ética del agua, es que lo razonable, al
disminuir las fugas físicas, es que los volúmenes ahorrados sirvan para disminuir las extracciones
de las fuentes de agua y con ello frenar los abatimientos y sobreexplotación al acuífero, o dar
mayor equidad hacia otros usuarios de la cuenca. En tal caso el punto de equilibrio económico se
calcula con otros parámetros y valores del agua, como sería el simbólicamente equivalente al
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“pago por servicios ambientales” que la naturaleza aporta. Ese pago ambiental equivale a un
seguro para preservar los recursos para el futuro.
La tecnología seguramente siempre hallará alguna manera de mejorar la eficiencia, pero también
implica varios costos, no todos evidentes. Sus soluciones regularmente aportan impactos
económicos cuantificables a corto plazo, sin embargo pueden acarrean algunas incertidumbres e
incluso consecuencias desfavorables sobre el medio natural y la calidad de la vida. Por ejemplo el
control de fugas puede de alguna manera disminuir recargas al acuífero que se daban por
naturales, cuando en realidad prevenían de la misma red o de acueductos. Esa agua tal vez
alimentaba algún pequeño ecosistema, o facilitaba el flujo en ciertos drenes sanitarios a donde
entraba.
El control de fugas definitivamente cobra relevancia en zonas áridas, donde el agua hay que
extraerla a grandes profundidades del subsuelo, mediante fuertes gastos operativos en electricidad
para bombearla. Por el contrario, tiene poca importancia aun cuando hubiera fuertes niveles de
fugas, en ciudades que se abastecen por gravedad (sin necesidad de bombeos) y donde el agua es muy
abundante.
Existen algunos manuales y mandatos oficiales, principalmente de la CoNAgua (por ejemplo el manual
“Planeación de acciones de incremento y control de la eficiencia en sistemas de agua potable”), que tienen la buena
intención de fomentar la mejora de eficiencia y de aclarar varios conceptos técnicos; sin embargo
deberían matizarse y no exagerar la importancia y énfasis en aspectos de mejora en eficiencia, sin
considerar otras cuestiones (como la “administración de la demanda”, o el reuso de agua tratada) que en varias
situaciones pueden ser más relevantes y atractivas. El referido manual 2003 de CNA es útil en
algunos aspectos, pero es parcial e incompleto (posiblemente sacrificaron aclaraciones buscando editar un
documento compacto) en cuanto que le faltan muchas salvedades y advertencias, por lo que resulta
peligroso en manos inexpertas (contratistas clásicos que siguen al pie de la letra esos recetarios, y peor los
supervisores que contratan estudios sin involucrarse verdaderamente).
Por otro lado, los programas de control de fugas físicas y el agua rescatada con ellos, y sus costos
para lograrlo, deben competir contra opciones de reuso de agua tratada, y en general contra varias
otras acciones, de entre las muchas y diversas que contribuyen al “uso eficiente del agua en las
ciudades” (ver por ejemplo una descripción de 18 tipos de acciones en el sitio:
http://www.geocities.com/ResearchTriangle/Station/4126/depfi/uso_efic/uso_efic.htm ).
12.- Epílogo (síntesis en pocas frases).
“Un problema inconveniente que se ha presentado es que cuando el responsable de un sistema de
agua estima en forma razonable las fugas de la red a su cargo se vuelve objeto de críticas por
parte del resto y de algunas autoridades, acusándolo por lo desastroso de su infraestructura.
Estas actitudes, por supuesto, obedecen a diversos propósitos que van desde el ocultamiento de
las propias vergüenzas hasta el uso político en las discusiones por la competencia de los
recursos hidráulicos de una región. La consecuencia es una tendencia al ocultamiento de las
cifras reales, lo que dificulta más aún la solución de los problemas en la medida en que no se
empieza por reconocerlos” (F. Capella, 2006).
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Es vano que un administrador o director de O.O. se jacte de haber mejorado la eficiencia, por
ejemplo al haber reducido las fugas físicas, cuando por otra parte se callan los deterioros que
pudieron ocurrir en otros temas de eficiencia, como la valoración correcta del agua (asignación de
tarifas), manejo de insumos (agua, energía, refacciones), en la cobranza, o en el tratamiento de aguas
residuales.
El directivo debe tener “visión y responsabilidad integral”. Debe priorizar, matizar, planear.
Debe conocer la confiabilidad de su información de partida y proponer mejoras a sus sistemas de
monitoreo, incluidos el establecer sectores independientes en la red hidráulica e incrementar la
cobertura de medidores. Debe valorar y comparar hasta donde llevará los programas de control de
eficiencia. Tiene que decidir "en que" quiere usar o respetar el agua que ahorre o el dinero
adicional que recaude, así como los usos que tendrán preferencia sobre el agua y que tarifas se
aplicarán, comparándolas contra otras opciones de mejora como es el reuso de agua tratada.
La mejora de eficiencias fisicas y comerciales es muy importante, y normalmente hay que darle
prioridad a la mejora comercial, por ser más rentable y rápida de alcanzar.
Frecuentemente se exagera la importancia del rescate de fugas como solución a mayores
ampliaciones de la demanda (así como antes la solución para todo era construir obras para resolver diferencias entre
demanda y oferta). Sin embargo se descuidan otro tipo de soluciones, que deberían estar antes. Por
ejemplo suelen omitirse opciones como: venta del agua rescatada; combate al dispendio en
consumo dentro de viviendas, industrias y otro inmuebles; cumplimiento de normatividad para
tratar aguas residuales; otros programas de uso eficiente del agua, como medición, tarifas,
reglamentación, educación, dispositivos ahorradores, etc.; y reglamentación o impedimentos para
nuevos desarrollos urbanos o industriales en ciudades ya saturadas y con escasez de agua.
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