“EMBOLSADO” EN PLÁTANO (Musa AAB SIMMONDS)

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“EMBOLSADO” EN PLÁTANO (Musa AAB SIMMONDS)
ISSN 0568-3076
agron. 20(1): 64 - 76, 2012
EVALUACIÓN ECONÓMICA Y DE ENERGÍA DE LA PRÁCTICA
“EMBOLSADO” EN PLÁTANO (Musa AAB SIMMONDS) EN EL
DEPARTAMENTO DEL QUINDÍO-COLOMBIA
Alexander Torres-Rodríguez*, María Elena Bernal-Vera**, Elmer Castaño-Ramírez***
* Ingeniero Agrónomo
** Ingeniera Agrónoma M.Sc. Profesora catedrática Universidad de Caldas
*** Ingeniero Agrónomo Especialista. Profesor Titular, Universidad de Caldas.
Correo electrónico: [email protected]
Recibido: 5 de agosto; aprobado: 15 de noviembre de 2011
ResUMeN
aBstRaCt
En el cultivo de plátano de explotación comercial se
utilizan bolsas de polietileno de baja densidad (PEBD)
impregnadas con clorpirifos (insecticida) a 1%, como
principal práctica de protección del fruto al ataque de
plagas que demeritan su apariencia. No existen estudios
que aporten datos sobre los efectos económicos por causa
de la técnica de embolsado de plátano en el departamento
del Quindío, razón por la cual se realizó este trabajo
descriptivo analítico, donde se cuantifica el impacto
económico y energético generado por este procedimiento
en fincas tipo de este ente territorial. El embolsado es
un rubro importante en los costos de producción del
cultivo de plátano con participación en insumos (15%) y
mano de obra (14%) y representa 13% del costo total de
sostenimiento para una hectárea de plátano tecnificado.
La relación Beneficio/Costo de embolsar el racimo de
plátano no presenta mayor utilidad para el productor
en comparación con la no ejecución de la práctica. Los
productores en el departamento del Quindío que realizan
la comercialización a través de intermediarios, no tienen
clara la función de la bolsa de polietileno tratada con
clorpirifos y sin tratar. El embolsado requiere un consumo
de energía adicional en el cultivo de 31.458 kcal, lo cual
quiere decir que se requiere de más unidades energéticas
para proporcionar una unidad de energía alimentaria
equivalente a una fruta sin embolsar. El embolse no es
una actividad indispensable en el manejo agronómico
del cultivo, es un procedimiento de “moda” generalizado
en la zona platanera mencionada, con notorio impacto
ambiental.
eCONOMiC aND eNeRGetiC evaLUatiON
OF BaGGiNG PRaCtiCe iN PLaNtaiN (Musa
aaB siMMONDs) iN tHe DePaRtMeNt OF
QUiNDÍO -COLOMBia
In commercial plantations of plantain low density polyethylene (LDPE) bags impregnated with chlorpyrifos (insecticide) at 1%, are used as the main protection practice of
fruits against pests that affect their appearance. There are
not studies which provide data on economic effects caused
by the plantain bagging technique in the Quindío region,
reason why we conducted this descriptive analytical work,
which quantifies the economic impact and energy balance
generated with this practice. Bagging is an important item
in the cost of maintenance of plantain crop: inputs (15%)
and labor (14%), representing 13% of the total cost of
maintenance/hectare of technified plantain. The benefit/
cost indicator of bagging plantain bunches does not represent a higher profit to the producer compared to not
using the bagging system. Producers in the department of
Quindío who carry out their putting on the market through
intermediaries, do not have clear the function of the polyethylene bag treated or not treated with chlorpyrifos. This
bagging practice requires 31,458 kcal in additional energy
consumption in cultivation, which means that it takes more
energy units to provide a dietary energy unit, equivalent to
non bagged fruit. Bagging is not an essential activity in the
agronomic management of the crop; it is a “fashionable”
activity widespread in the above mentioned plantain area
with a notorious environmental impact.
Palabras clave: contaminación polietileno, clorpirifos
Key words: polyethylene pollution, chlorpyrifos
(insecticida), costos plátano, impacto ambiental.
(insecticide), plantain costs, environmental impact.
Evaluación económica y de energia de la práctica “embolsado” en plátano (Musa AAB Simmonds) Quindío-Colombia
iNtRODUCCiÓN
La huella de las bolsas de plástico, incluye los altos
costos que están siendo asumidos por los gobiernos
y los contribuyentes, para la limpieza de estos
residuos en caminos, alcantarillas y vías fluviales
(40% de los residuos sólidos de acuerdo con Zang
et al., 2006), lo que se traduce en la pérdida de
fondos aplicables a otros servicios estatales. Debido
a la cantidad de problemas, muchos gobiernos han
prohibido las bolsas de plástico por completo, o
imponen gravámenes sobre su uso (Environmental
Literacy Council, 2005; The Asian News, 2005).
Por causa de la lenta o nula biodegradación, el
polietileno se acumula en el ambiente indefinidamente
y afecta los ecosistemas; el consumo considerable
de hidrocarburos para la fabricación de bolsas de
polietileno y la emisión de sustancias tóxicas (CO2)
al aire, genera durante este proceso, una parte
significativa del impacto ambiental (Institute for
Lifecycle Environmental Assessment, 1990). Los
efectos de las bolsas de polietileno repercuten más
gravemente en las zonas pobres y rurales, cuando
estas bolsas son adquiridas ampliamente y no se
desechan adecuadamente (Reynolds, 2002).
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Importancia económica y social del cultivo del
plátano
El plátano es el cuarto cultivo más importante
en el mundo después del trigo, maíz y arroz. En
Colombia se ha constituido en un renglón de gran
relevancia socioeconómica, desde el punto de vista
de seguridad alimentaria y generación de empleo,
además, ha pertenecido al sector tradicional de
la economía campesina; es cultivado en diversas
áreas agroecológicas, desde 0 hasta 2.000 msnm
con temperaturas entre 17 y 35oC (Rodríguez &
Rodríguez, 1999). Es desarrollado por pequeños
productores, para quienes se constituye en medio
de vida; se considera que es un cultivo rentable,
aun con inversiones reducidas y con manejo poco
tecnificado, en el que se generan 286.000 empleos
65
directos permanentes al año, beneficia a 57 mil
familias que derivan su sustento de las labores de
las plantaciones. La mano de obra directa en el
cultivo es generalmente aportada por los mismos
miembros de la familia, mediante trabajo asociativo
en las explotaciones tradicionales o por contratación
de jornales tanto especializados como no calificados
en las fincas tecnificadas. La zona central cafetera,
abastece los principales mercados del país, donde el
departamento del Quindío es el mayor productor
de la región; las explotaciones de tipo empresarial,
mayoritariamente se dedican a la exportación, y
están ubicadas, en la zona de Urabá (CCI, 2000).
Los tres grandes sectores que consumen más de 80%
de la producción nacional en orden de importancia
son: hogares rurales, urbanos y restaurantes; menos
de 1% es consumido por la industria y las pérdidas
por comercialización y transporte se estiman en
12%. Colombia fue el segundo productor mundial
de plátano con 2,8 millones de toneladas cosechadas
durante 2006, después de Uganda que produjo 10
millones de toneladas (ENA, 2006).
Según la Evaluación Agropecuaria 2010, el
departamento del Quindío basa su economía en la
agricultura, especialmente en el cultivo del plátano,
segundo renglón productivo con participación de
57,04% (323.204,11 t) en producción bruta dentro
de toda la producción departamental sobre 34.359
ha cultivadas con la variedad Dominico-Hartón
(Musa AAB), las cuales se encuentran distribuidas
en cultivo independiente o monocultivo (10.328 ha),
cultivo intercalado (18.504 ha) y cultivo tradicional
(5.527 ha).
Historia del embolse
Según Soto (1992), no se conoce a ciencia cierta
cuándo y dónde se inició el embolsado de la fruta;
existe consenso de que dos circunstancias separadas
originan el procedimiento, tal y como se desprende
de los resultados de investigaciones iniciales, donde
unos autores usan la cobertura de la fruta para evitar
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Alexander Torres-Rodríguez, María Elena Bernal-Vera, Elmer Castaño-Ramírez
la quema de la cutícula por temperaturas bajas en
algunas épocas del año. Por otro lado, otros estudian
el efecto de esa operación en el aspecto de sanidad
de la fruta. Los resultados fueron muy satisfactorios
y la operación fue generalizada por la Standard
Fruit Co. en Honduras y Costa Rica a partir de la
década de 1960, lo que permitió efectuar una serie
de ensayos con el fin de determinar el grosor de la
lámina de polietileno más conveniente, así como
la distribución de los agujeros y distancia entre
ellos (Soto, 1992). Según, Soto (1992), el embolse
como operación agrícola de protección de la fruta
contra temperaturas bajas, control de plagas y
efecto abrasivo de hojas y productos químicos,
obtuvo resultados muy satisfactorios; pero fueron
quizás los efectos secundarios los que causaron
mayor expectación e hicieron que esta operación
se universalizara como la reducción del intervalo de
floración-cosecha, aumento del largo de los dedos
y el peso del racimo. La razón principal del uso de
la bolsa es para crear el microclima que proveerá al
racimo de condiciones especiales de temperatura,
humedad, luminosidad y barrera física de protección
(Grajeda, 2001). Se han hecho ensayos variados sobre
grosor y color del polietileno como el de Giraldo et
al. (2000) en el departamento del Quindío, quienes
encontraron indicios de aumento en concentración
de azúcares en fruto, de acuerdo con el color de la
bolsa de polietileno.
Bolsa de polietileno impregnada con
clorpirifos
Para el control de daños por insectos al racimo,
se empezó trabajando por largo tiempo con
insecticidas en polvo aplicados en el interior de las
bolsas antes de ponerlas. Esto provocó algún grado
de fitotoxicidad en la fruta con pérdidas sensibles
en los rendimientos. Debido a esto se crearon las
bolsas impregnadas con sustancias sintéticas como el
clorpirifos, el cual presentó una excelente protección
a la fruta contra la mayoría de insectos que la dañan,
como áfidos, trips, lepidópteros, coleópteros y
hemípteros, durante su período de desarrollo (Soto,
2006). En la industria de producción de banano en
donde se emplea la técnica de embolsado del fruto,
el insecticida más usado para impregnar las bolsas
protectoras es el clorpirifos, un insecticida órgano
fosforado, que desde el año 2000 hasta la fecha
está siendo sometido a análisis para determinar si
continúa en el mercado o le aplican restricciones de
uso (Quiñónez, 2005).
Propiedades físicas y químicas de clorpirifos
Son cristales blancos granulares, con ligero olor a
mercaptano. El punto de ebullición es igual a 160oC,
el punto de fusión se encuentra entre 41 y 42oC, la
densidad relativa de 1,398 a 43,5oC. La solubilidad
en agua es igual a 0,4 mg/L a 23oC. Es soluble en
acetona, benceno, cloroformo, metanol, disulfuro
de carbono, dietil éter, xileno e iso-octanol. La
presión de vapor es igual a 2,02x10-5 mm Hg a 25oC;
la constante de la ley de Henry es igual a 2,9x10-6
atm-m3/mol a 20oC. Se descompone al calentarse
a 160°C, produce gases tóxicos y corrosivos que
incluyen al cloruro de hidrógeno, fosgeno, óxidos
de fósforo, de nitrógeno y de azufre: reacciona con
bases fuertes, ácidos y aminas. La toxicidad de este
compuesto se incrementa al aumentar la temperatura
(Ficha técnica No. CAS: 2921-88-2, 2007). Los
productos registrados en Colombia de clorpirifos
para tratar bolsas de polietileno son: Clorpirifos®
1%; Pyritilene® 20 blue; Polynsect® 1%.
La energía en la agricultura
En la agricultura hay dos tipos de flujos energéticos;
uno de ellos es el alimentario, que va desde el
proceso fotosintético hasta el plato del consumidor;
el otro es un flujo clásico de energía combustible
que corresponde a la producción vegetal y su
transformación en alimentos. En la mayoría de los
países la ingesta de calorías por los seres humanos
es de 2.000 a 3.000 kcal por persona al día, muy
inferior a la energía que ha fijado inicialmente el
cultivo (Stout, 1980).
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Evaluación económica y de energia de la práctica “embolsado” en plátano (Musa AAB Simmonds) Quindío-Colombia
valores energéticos de los plaguicidas
Valores energéticos en humanos
Las materias primas de los plaguicidas modernos
proceden principalmente de la industria
petroquímica. Todo plaguicida contiene, además, un
cierto número de agentes y a menudo un solvente,
que también entrañan un consumo de energía. El
empacado, transporte, distribución y aplicación
requieren así mismo insumos de energía. Se estima
que la energía necesaria para proporcionar 1 kg de
plaguicida es de 101x10 julios (2,4 kg de equivalente
de petróleo) (Leach & Slesser, 1973). Así, los
plaguicidas son el elemento de la producción agrícola
de mayor densidad energética (Stout, 1980).
En muchas zonas, especialmente en los trópicos, la
producción de alimentos se efectúa mayoritariamente
mediante el empleo de energía muscular humana, a
menudo con herramientas muy simples (Tabla 1). El
rendimiento energético animal de los seres humanos
se estima en 2,5%, mientras que el de los bueyes oscila
entre 3 y 5% (Makhijani & Poole, 1975). En el ser
humano, la energía proviene de los macronutrientes
presentes en los alimentos ingeridos de origen
vegetal y animal (Tabla 2); cuando esta materia
orgánica, constituida por carbohidratos, proteínas y
lípidos, se quema (oxida) en el organismo se libera la
energía (Maham & Edcott-Sutmp, 2000).
Tabla 1. Gasto de energía química humana en las labores agrícolas
Actividad
Costo energético
kcal/min
6,2
6,8
6,8
3,5
6,1
4,4
Cuando se camina sobre un sendero de hierba
Cuando se camina sobre una rastrojera
Manejo de azada
Acarreo sobre la cabeza (20 kg)
Desbroce de matorrales
Limpieza de cubos de ordeño
Julios/s
433
474
474
244
426
307
Fuente: Passmore & Durnin (1955).
Tabla 2. Contenido de macronutrientes y fibra dietaria de plátano en 100 g de porción comestible (base fresca)
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Alimento
Plátano verde,
pulpa cruda
Plátano verde,
cáscara cruda
Plátano,
bellota cruda
Snack,
plátano verde
frito, tajadas
industriales
Proteína
Grasa
cruda
(g)
(g)
Humedad
(g)
Energía
(kcal)
59,2
160
0,9
83,3
64
88,4
2,8
Fuente: Blanco et al. (2006).
Carbohidratos (g)
Fibra dietaria (g)
Ceniza
(g)
Total
Digeribles
Total
Insoluble
Soluble
0,2
1,1
38,6
32,4
6,2
3,6
2,6
1,1
0,7
1,5
13,4
7,0
6,4
5,5
0,9
45
1,4
0,9
1,4
7,9
1,7
6,2
5,2
1,0
n.a
n.a
32,4
1,8
n.a
n.a
4,5
3,5
1,0
68
Alexander Torres-Rodríguez, María Elena Bernal-Vera, Elmer Castaño-Ramírez
valores energéticos en plásticos
El proceso de fabricación de bolsas de plástico
requiere de cantidades importantes de energía y
materias primas. Dos bolsas de plástico requieren
990 KJ de gas natural, 240 KJ de petróleo, y 160
KJ de carbón (Institute for Lifecycle Environmental
Assessment, 1990). Además, hay grandes cantidades
de energía que se utiliza para adquirir petróleo, tales
como la maquinaria pesada de combustible para
quemar, y la mayoría de la electricidad utilizada en
el proceso de fabricación de las bolsas proviene de
plantas térmicas de carbón (Greenfeet, 2004).
Teniendo en cuenta estos antecedentes, y además
al no existir estudios que aporten datos sobre la
magnitud de los efectos ambientales que causa la
técnica de embolsado de plátano en el departamento
del Quindío, se realizó este trabajo donde se
cuantificó el impacto energético y económico
generado por esta práctica y se elaboraron una serie
de sugerencias tendientes a minimizar los impactos
negativos de esta actividad.
MetODOLOGÍa
Localización de la zona de estudio
El trabajo se realizó en el municipio de Calarcá,
departamento del Quindío. La zona de estudio se
encuentra entre 1.000 y 1.700 msnm, clima mediohúmedo y con precipitaciones promedio de 2.500
mm/año.
Diseño del estudio
Se tomó información directa de dos predios ubicados
en el municipio de Calarcá, vereda La Estrella,
finca 1 y finca 2; referencias geográficas: W 75° 40’
9,54” - N 4° 30’ 33,9”; W 75° 40’ 6,41” - N 4° 30’
6,83”, respectivamente; con sistema tecnificado de
producción de plátano, condiciones agroecológicas
y agronómicas similares, la diferencia estribaba en
que en uno de los predios no se realiza labor de
embolse. Se relacionó la información de los registros
existentes de costos de producción mediante un
análisis de datos en cada labor. Durante cinco
meses se recolectó la información sobre labores de
manejo del embolsado, paralelamente cada 20 días
se tomó el promedio de kg/ha de plátano cosechado
y valor del kg vendido. Finalmente, a partir del
análisis comparativo, se establecieron las diferencias
entre los costos de las dos unidades productivas.
Mediante datos entregados por plantas peladoras
de plátano se obtuvieron los criterios para compra
y selección del producto destinado para pelado. Se
determinó la diferencia de valor en promedio pagado
por kg de plátano embolsado vs. sin embolsar.
Se recurrió al análisis de costos de sostenimiento
en ambas fincas extrapolando los datos existentes
a una hectárea para determinar costos anuales.
Dentro de los parámetros de producción, se
registraron los kilogramos de plátano cosechado
y el valor de los kilogramos de plátano vendido;
además, se analizaron estos costos en relación
con los costos de producción simulados en un
proyecto de competitividad del cultivo de plátano
en el departamento del Quindío, denominado
Unidad Técnica Rentable: U.T.R. (Alianza
Productiva para la Competitividad del Cultivo de
Plátano en el Departamento del Quindío, 2006).
Se evaluó la eficiencia energética a partir de
información secundaria, mediante el análisis uno por
uno de los datos de consumo y producción en millones
de kilocalorías que recicla y produce el cultivo de
plátano de las dos fincas estudiadas, para determinar el
balance de ingreso de energía, consumo y liberación.
ResULtaDOs
Evaluación económica comparada (fincas Tipo
1 y tipo 2)
Análisis de costos por sistema de producción:
Dentro del costo total de sostenimiento de plátano
Evaluación económica y de energia de la práctica “embolsado” en plátano (Musa AAB Simmonds) Quindío-Colombia
por hectárea en las fincas analizadas, el rubro con
mayor participación está representado en mano de
obra: 54% finca Tipo 1 y 61% U.T.R., seguido de
los insumos. Para la finca Tipo 2 estos materiales
son los valores de mayor proporción con 55%
que incluyen fertilizantes, agrotóxicos, bolsas de
polietileno, cintas y fibra; en segundo lugar, la mano
de obra con 43% y con menor contribución las
inversiones como herramientas y equipos. La mano
de obra, expresada en cantidad de jornales marcó la
principal diferencia entre las fincas bajo estudio y la
U.T.R., mientras que las fincas tipo 1 y 2 consumen
en promedio 67 jornales/ha, la U.T.R. destina 113
jornales/ha al sostenimiento del cultivo.
Los insumos son similares en las fincas tipo bajo
análisis en comparación con la U.T.R. representado
en costos parciales de fertilizantes y agroquímicos, no
69
obstante, la finca Tipo 1 difiere significativamente en
los costos totales de insumos debido a que no utiliza
bolsas de polietileno, que representan 16% para la
finca Tipo 2 y 15% en la U.T.R. como participación
sobre el costo total del valor de los insumos, a su vez
la mano de obra empleada en la labor de embolsado,
contribuye con 18% de los costos totales de mano
de obra en la finca Tipo 2 y con 9% en la U.T.R.
Teniendo en cuenta los costos destacados de la
práctica de embolsar (Tabla 3), donde además se
realiza desflore y desbellote en la misma labor, no
se tienen en cuenta los costos de desbellote debido
a que esta labor también se realiza sin embolse en la
finca Tipo 1 y se hace al momento del deshoje; en
promedio 13% del costo total anual de sostenimiento
del cultivo de plátano está representado por la
actividad de embolsar.
Tabla 3. Costos destacados desde floración hasta fructificación en las tres fincas tipo
Finca de estudio
Actividad
Desbellote
Desflore
Embolseencintado
Bolsa de
polietileno
Cintas
Fibra
Gurbia
Escalera
(Guadua)
Costo Total
embolsado $/ha
(*pc)
Unidad
Jornal
Jornal
Jornal
Finca Tipo 1
Valor
Cantidad
21.000
21.000
21.000
-
FincaTipo 2
Cantidad
Valor
1
21.000
2
42.000
9
189.000
U.T.R.3
Cantidad
Valor
7
147.000
10
210.000
Bolsa
185
-
1.290
238.650
1.250
231.250
Unidad
Rollo
Unidad
Unidad
12
8.500
7.000
25.000
-
1.290
1
1
1
15.480
8.500
7.000
25.000
-
-
0
546.630
588.250
agron. 20(1): 64 - 76, 2012
*pc: pesos colombianos.
Estabilizada la producción a partir del tercer año,
se tiene una relación Beneficio/Costo (Tabla 4)
mayor para la finca Tipo 1 (B/C 1,97) lo que indica
que tiene una recuperación del doble por cada peso
invertido, seguido de la finca Tipo 2 (B/C 1,69), y
en menor relación Beneficio/Costo U.T.R. (1,21).
Aunque la rentabilidad es similar para las fincas
Tipo 1 y 2 con tasa interna de retorno de 68% y
62%, respectivamente, se infiere que la práctica
de embolsar no genera un beneficio económico
70
Alexander Torres-Rodríguez, María Elena Bernal-Vera, Elmer Castaño-Ramírez
representativo, además la finca Tipo 1 tiene una
diferencia significativa en peso/racimo de 0,72 kg
en relación con la finca Tipo 2, lo que compensa el
menor precio/kilogramo por no ser embolsado.
Tabla 4. Relaciones de productividad en las tres fincas tipo
Finca
Costos sostenimiento $/ha (pc)
Racimos
Promedio kg/racimo
kg/año
Precio de venta/ $/kg
Costo unitario $/kg
Costo unitario/racimo ($)
Costo total embolse/racimo ($)
Ganancia bruta unitaria $/kg
Ingreso bruto $/racimo
Diferencia en kg/racimo
Diferencia en $/kg/vendido
Diferencia en $/racimo/vendido
Tasa interna de retorno (TIR %)
Valor Presente Neto (VPN $)
Relación Beneficio/Costo (R B/C)
Finca Tipo 1 (T1)
2’639.284
1.030
14,30
14.730
500
179,17
2.562
320,83
4.588
T1 y T2 +0,72
T1 y T2 -9,63
T1 y T2 +101
68%
10’776.046
1,97
Finca Tipo 2 (T2)
3’236.530
1.194
13,58
16.220
530
199,53
2.710
423,74*
330,46
4.487
T2 y T3 -0,82
T2 y T3 -57,67
T2 y T3 -1102
62%
11’655.233
1,69
U.T.R 3 (T3)
3’903.724
1.250
14,40
18.000
605
216,87
3.123
470,60
388,13
5.589
T3 y T1 +0,1
T3 y T1 +67,3
T3 y T1 +1001
33%
3’833.484
1,21
* Se tuvo en cuenta el costo total de la labor de embolse realizada a 1290 racimos del cual se deducen pérdidas de 7% (por
robo-volcamiento de plantas), valor que debió ser ajustado del total de racimos cosechados.
La U.T.R. exhibe una diferencia notoria frente a
las fincas de este estudio, asociado con el manejo
postcosecha (entrega en canastillas), máxime si los
costos por unidad (racimo) son los más altos, no
obstante la diferencia en el precio por kilo/plátano
en la finca Tipo 1 (sin embolse) es 105 pesos, lo
que concuerda con la máxima cuantía pagada por
kilo/plátano embolsado que oscila entre 50 y 100
pesos por encima del valor del kilo de plátano
no embolsado (rango obtenido con información
de intermediarios de plátano en la región y de la
planta peladora “Ryoplat”), lo que permite afirmar
que el embolse, como práctica para obtener una
mayor rentabilidad no se puede generalizar en la
región, debido al bajo promedio en peso/racimo
en plantaciones cuyo manejo agronómico es exiguo
(caso finca Tipo 2 con promedio kg/racimo 13,58),
postcosecha incipiente y donde la comercialización
se hace a través de intermediarios.
El margen de beneficio en el precio de venta por
kilo de plátano embolsado es inferior o igual a 35
pesos en relación con el plátano sin embolsar, lo que
representa un punto de inflexión a partir del cual: por
debajo no hay ganancias, por encima de este valor
se genera utilidad positiva para el productor (Tabla
5). Se debe tener en cuenta que los compradores
de plátano (intermediarios), no toman como único
criterio para fijar el precio de compra el hecho de
que el plátano sea embolsado; otras variantes a tener
Evaluación económica y de energia de la práctica “embolsado” en plátano (Musa AAB Simmonds) Quindío-Colombia
en cuenta son: volumen de producción, topografía
y ubicación de la finca, vías de acceso, tamaño del
racimo, entre otros.
Tabla 5. Estimativo de relaciones Beneficio/Costo de
acuerdo con los incrementos de ganancias
Ganancia en pesos/kilo
30
35
50
75
100
Beneficio/Costo
0,88
1,03
1,47
2,20
2,94
Eficiencia energética
La energía utilizada en el subsistema de la labor de
embolse en el sistema cultivo de plátano para la finca
Tipo 2 (con embolse) por hectárea es de 31.458,2
kcal, que corresponde al gasto energético humano
30.573 kcal (embolsador) y consumo de energía
(comercial) necesaria en la fabricación del insumo
(polietileno + insecticida); energía que solo influye
en la presentación del racimo y no es transmitida al
valor energético del fruto (224 kcal/100 g), del cual
solo se aprovechan 160 kcal (pulpa) en la alimentación
humana (Figura 1). El subsistema embolsado de
plátano, aumenta el consumo de energía en el cultivo,
lo cual quiere decir que se requiere de más unidades
energéticas para proporcionar una unidad de energía
alimentaria; contrario al cultivo de plátano finca
Tipo 1 (sin embolse), que necesita menos unidades
energéticas para producir la misma unidad energética
alimentaria y con un menor impacto negativo en el
sistema ambiente-económico y social.
agron. 20(1): 64 - 76, 2012
DisCUsiÓN
Investigaciones realizadas en Colombia con bolsas
de polietileno de diferentes colores, en racimos
sin desbellote de Dominico Hartón (Musa AAB
Simmonds), indicaron que el embolsado de los
racimos de plátano mejora la apariencia física y
calidad de los frutos y que la selección adecuada del
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material y color del polietileno de las bolsas tiene
influencia positiva en la presentación del producto;
además, aumentan el perímetro de los dedos en
correlación con un mayor peso individual de los
mismos, con incremento significativo de 15% del
peso total del racimo (Cayón 2007). Al respecto
Barrera et al. (2007), evaluaron en plátano Hartón
(Musa AAB Simmonds), parámetros de producción
(peso y número de manos por racimo), con prácticas
del embolse y adicionalmente realizaron desmane;
los resultados concluyen que no son afectados
por estas prácticas; sin embargo, los parámetros
de calidad evaluados y el diámetro del fruto
fueron favorecidos a medida que se incrementa la
intensidad del desmane. Por su parte Vargas et al.
(2010), coinciden en que tanto la productividad
como la calidad de los racimos de Musa AAB cv.
Hartón Enano, se incrementan significativamente
con el uso de fundas de polietileno con respecto a
aquellos sin embolsar; pero ratifican que el peso del
racimo como el intervalo de días del embolse a la
cosecha así como las dimensiones de los frutos, el
color y la firmeza de la cáscara y del fruto, los grados
Brix y la acidez no fueron afectados por el color ni
por la densidad del polietileno de las bolsas.
Teniendo en cuenta que uno de los canales de
comercialización del plátano embolsado es la
agroindustria, no tienen ningún sentido los
parámetros exigidos por las plantas peladoras al
comprar plátano de muy buena calidad externa
(brillo, apariencia, verde más intenso), si finalmente
la cáscara es un desecho de la agroindustria que en el
mejor de los casos es aprovechado para el consumo
animal, quedando allí todo el proceso de embolsado.
Además, según las pruebas bromatológicas de los
frutos realizados en la planta peladora de plátano
“Ryoplat”, para su comercialización a agroindustrias
bajo estándares de calidad, no difiere en sus
propiedades químicas de un fruto embolsado a no
embolsado; lo cual se aprecia en investigaciones que
demuestran que el color y la densidad del polietileno
no tienen efectos sobre los grados Brix ni la acidez
del fruto (Vargas et al., 2010).
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Alexander Torres-Rodríguez, María Elena Bernal-Vera, Elmer Castaño-Ramírez
Figura 1. Valoración de la eficiencia energética en el subsistema de plátano de floración a cosecha
Evaluación económica y de energia de la práctica “embolsado” en plátano (Musa AAB Simmonds) Quindío-Colombia
En el departamento del Quindío no existen registros
de pérdidas económicas ni en producción asociados
al ataque de plagas en frutos de plátano; sin
embargo, el control de plagas en frutos representa
un rubro importante en el costo de sostenimiento
de plátano inclusive por encima del costo de control
de Sigatoka amarilla (Mycosphaerella musicola Leach) y
de Picudo negro (Cosmopolites sordidus Germar) que
son de importancia económica e implican pérdidas
significativas en producción; y es debido a la presión
del mercado en relación con la “presentación” del
producto que es confundida con la “calidad” del
artículo por parte de los productores, focalizándose
las prácticas agronómicas hacia la estética y no hacia
el rendimiento.
El uso de bolsa de polietileno tratado con clorpirifos
o sin tratar, como técnica para mejorar la presentación
del plátano es una consideración del productor,
pero en gran medida es influenciado por la mínima
diferencia marginal o el mismo precio de venta de
este insumo en las agrotiendas (SIPSA, 2011), en
tanto que el productor tiene desconocimiento sobre
el tipo de bolsa a usar utilizando indistintamente
bolsas tratadas y sin tratar para el control de plagas.
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A todo esto se agrega que la labor de embolsado
solo cumple una función estética y no de protección
sanitaria, con resultados inanes para la agroindustria
de pelado y con costos que no se reconocen a
través de mejoras en los precios, convirtiéndose en
cargas monetarias adicionales para los productores
sin compensaciones económicas evidentes, pero
sí con sobrecostos para la población, las entidades
encargadas de los procesos de recolección de
basuras y las entidades de salud, no auscultadas con
este ejercicio.
Surge de este trabajo una pregunta: ¿Es importante
mantener esta práctica con el desgaste energético
de 798’688.800 kcal/año, con 840 t anuales de
plástico que ingresan al sistema platanero y 7,14 t
de clorpirifos para el departamento del Quindío,
cuando solo se revierte una mínima proporción
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para consumo humano y animal (contaminado por
moléculas residuales de clorpirifos en esta ingesta)?
Sugerencias para la acción
Se debe divulgar y promover el no uso de bolsa de
polietileno en el cultivo de plátano en departamento
del Quindío bajo las siguientes consideraciones:
- El éxito de obtener un buen precio en venta/kg
de plátano está en función del tamaño de los frutos,
“CALIDAD” a partir de un adecuado manejo
agronómico del cultivo, y no por la “ESTETICA”
que le confiere la bolsa de polietileno al fruto.
- La fabricación de todo tipo de bolsas plásticas trae
consigo consecuencias irreversibles en el medio
ambiente debido al uso de fuentes fósiles en su
elaboración, que contribuyen al calentamiento global
alterando el clima (épocas prolongadas de lluvia y/o
sequía, vendavales, etc.), afectando la producción de
los cultivos.
- Las bolsas de polietileno tratadas con clorpirifos
después de usadas, aparte de ser residuos sólidos,
son residuos peligrosos que necesitan un manejo
especial.
- El uso de bolsas de polietileno debe estar
condicionado estrictamente a productores que
tienen establecido un mercado permanente,
cuyas exigencias sean características de racimos
embolsados y además, cumplan con un manejo
postcosecha excelente desde el cultivo hasta el
consumidor final.
- La venta de bolsas de polietileno tratada con
clorpirifos en agrotiendas debe estar sometida a la
estricta prescripción de un Ingeniero Agrónomo.
- El operario (embolsador) debe utilizar implementos
de protección (guantes, tapaboca, camisa manga
larga) en cada una de las fases de manipulación de la
bolsa tratada con clorpirifos.
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Alexander Torres-Rodríguez, María Elena Bernal-Vera, Elmer Castaño-Ramírez
- Las plantas peladoras de plátano no deben utilizar
para sus procesos agroindustriales frutos de racimos
que han sido embolsados, hasta tanto se pueda
demostrar que se requiere este factor para una
preparación óptima de los diferentes grados de
transformación (harinas, frituras, etc.).
- La bolsa de polietileno después de usada no debe
ser regalada, se debe establecer una tarifa por kg,
debido a los costos en mano de obra que genera
limpiar las bolsas de material vegetal propio de
los racimos y extender las bolsas para su secado
si se encuentran húmedas; además, el costo de las
“estopas” (costales) donde son recogidas las bolsas
para su posterior almacenamiento en un sitio
cubierto de la lluvia y el sol.
- Se deben realizar estudios de sustancias tóxicas en
productos elaborados a partir del reciclaje de bolsas
de polietileno tratadas con clorpirifos, así como
también investigaciones en trazas de esta molécula
en la cáscara de plátano en relación con el uso como
fuente de alimento animal.
- Investigar las industrias plásticas del Eje Cafetero,
debido a que se distribuyen bolsas de polietileno
tratadas con clorpirifos, en paquetes de 500 unidades
sin ningún tipo de ficha técnica de seguridad,
distribuidas en tiendas agropecuarias donde se
almacena este insumo tóxico en el mismo espacio
de concentrados para alimentación animal; además,
la bolsa es vendida en fracciones de 50 unidades,
según la necesidad del productor, exponiendo a
riesgos de deterioro en la salud de personas que no
tienen vínculo con la actividad platanera, a través
del contacto dermal por manipulación del artículo
contaminado.
- La única medida para reducir los impactos
ambientales generados por el uso de bolsas
de polietileno de la actividad platanera en el
departamento del Quindío, es la prevención como
lo indica la Política Ambiental para la Gestión
Integral de Residuos o Desechos Peligrosos en
Colombia (Ministerio de Medio Ambiente, Vivienda
y Desarrollo Territorial, 2005).
Evaluación económica y de energia de la práctica “embolsado” en plátano (Musa AAB Simmonds) Quindío-Colombia
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