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Anselm Clavé, 2, 1r 43004 Tarragona Tel. 977 25 94 00 Ext. 5001- 5005 [email protected] EL DOCUMENTO DEL MES ES… Núm. 50, enero de 2016 Certificación de pago al síndico de los Padres Capuchinos de Tarragona para la reedificación del nuevo convento, 1 de febrero de 1816 Datos del documento Archivo del Puerto de Tarragona (APT). Fondo de la Junta Protectora de las Obras del Puerto de Tarragona. Certificaciones y Libramientos, eneroabril 1816. Certificación de pago al síndico de los Padres Capuchinos de Tarragona para la reedificación del nuevo convento, 1 de febrero de 1816. Signatura 182. Las obras portuarias, la pedrera y las barrenadas Cuando en el año 1790 se reiniciaron las obras del Puerto de Tarragona, comenzó, también, la explotación de las pedreras de la ciudad. El método empleado para la extracción de la piedra era a través de la colocación de pólvora en determinados puntos, cosa que provocaba la explosión y las conocidas barrenadas, tan populares y a la vez temidas por la población de la Tarragona de final del siglo XVIII y principios del XX. Los presidiarios, confinados a esta dura tarea desde el año 1792 en que fueron trasladados desde el penal de Cartagena, eran los que se encargaban de picar la roca en la cantera, y agujerearla para poder colocarle los explosivos. Uno de los colectivos más perjudicados por las barrenadas de la pedrera fue la comunidad de Padres Capuchinos que tenía su convento en la parte superior de la cantera de Pons de Icart. Desde el año 1796 se tiene noticia de quejas de los frailes por asuntos relacionados con la explotación de la cantera y las obras portuarias. El ingeniero y director portuario, Fernando Seidel, el 29 de agosto de 1801 dictaminó y lo notificó a la población mediante un pregón, que cada vez que hubiera una explosión en la pedrera, una campana y una bandera colocada en el convento de los Capuchinos, anunciarían el hecho, con el fin de evitar al máximo las desgracias personales y materiales. Pero a pesar de las medidas tomadas la explotación de la pedrera continuó, así como las quejas por las explosiones. La Junta de Obras del Puerto reaccionó exigiendo condiciones más estrictas que aparecen reflejadas en los permisos de obras concedidos para la construcción de viviendas en esta zona; el resultado de estas disposiciones fue la proliferación de edificios provisionales y, por tanto, de poca importancia desde el punto de vista de la arquitectura: almacenes y talleres, en lugar de casas señoriales. La explotación de la pedrera, además, condicionó la fisonomía de esta zona de la parte baja de la ciudad y la configuración y el trazado de sus calles con desniveles considerables. El traslado del convento de los Capuchinos Los graves inconvenientes que supusieron las barrenadas, así como la gradual invasión en los terrenos de la comunidad capuchina, provocaron que esta iniciase las negociaciones pertinentes para trasladar el convento a otro lugar. Uno de los artífices de este traslado fue el director portuario Juan Smith quien, en el año 1800, escribió al rey solicitándole permiso, argumentando que el convento en aquel emplazamiento suponía un grave estorbo para el avance de las obras. El coste de la construcción del nuevo edificio conventual iría a cargo de la Junta Protectora de las Obras del Puerto y mientras tenían lugar las obras, se les proporcionaría una vivienda provisional a los 40 frailes que por entonces allí vivían. En el mes de octubre de 1801 llegó desde Madrid la autorización oficial para edificar el nuevo convento en un terreno propiedad de Josep Anton de Castellarnau, tesorero de la Junta Protectora de las Obras del Puerto de Tarragona, que fue compensado debidamente. La primera piedra del nuevo convento, emplazado al final de la calle Apodaca (actual parroquia de Sant Joan), se colocaba el día 5 de septiembre de 1802; la comunidad empezó a vivir allí a finales del mes de agosto de 1805. El último documento del mes Un libro de certificaciones y libramientos que va desde el mes de enero al mes de abril de 1816, concretamente la página que corresponde a una certificación de pago del día 1 de febrero de 2000 reales de ardite al síndico de los Padres Capuchinos de Tarragona, Carlos Morera, para la reedificación del nuevo convento, y en compensación de la demolición del antiguo edificio situado al costado de la pedrera del Puerto, ha sido nuestra elección para el último documento del mes, una actividad que iniciamos en el mes de noviembre de 2011 con el objetivo de dar a conocer la riqueza y la variedad de los documentos que forman parte de nuestros fondos. A lo largo de estos más de 4 años los criterios de selección han sido diversos, aunque, a veces, han obedecido a la representatividad del documento, a su actualidad o a la celebración de efemérides. La iniciativa ha sido bien acogida desde su comienzo y esto lo podemos constatar gracias a las cifras de descarga de los documentos que no son nada insignificantes. Las 75.000 descargas en sus dos versiones, en catalán y en castellano, son el reflejo más claro de su éxito. Con este documento bicentenario damos por acabada la actividad con la seguridad de que continuaremos dando a conocer nuestros fondos por otras vías, como el blog ArxiPortus, que ha visto la luz desde el pasado mes de agosto de 2015.