MARÍA DA PENHA: UNA APROXIMACIÓN A LA VIOLENCIA

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MARÍA DA PENHA: UNA APROXIMACIÓN A LA VIOLENCIA
Corporación De Derechos Humanos Guasimi
Área de investigación social
MARÍA DA PENHA: UNA APROXIMACIÓN A LA VIOLENCIA ESTRUCTURAL HACIA
LAS MUJERES EN EL MARCO DEL CONFLICTO ARMADO.
Cuando conocí el caso de María da Penha1 en un curso de genero realizado en
Ecuador, no pude evitar avergonzarme un poco al enterarme que el hombre agresor,
quien despiadadamente la había violentado durante gran parte de su vida, era también
Colombiano, inconscientemente estaba reproduciendo mentalmente una de las actitudes
que contribuye a esa violencia, y es la de querer ocultar esta infamia por vergüenza, pudor
o por el que dirán. Esta es precisamente la barrera que María valientemente rompió, pero
por sobre todo lo que la impulso a hacerlo fue un sentimiento de generosidad tremendo
por nosotras sus congéneres y esto es a mi forma de ver lo más admirable de ella.
¿Es raro que un hombre Colombiano maltrate a su pareja?, aunque muchos con un
sentimiento patriotero exacerbado fuera de nuestro país, queramos a veces casi sin
advertirlo, ocultar algo tan evidente como la violencia generalizada que vivimos, las cifras
de medicina legal reafirman esta terrible verdad, según la Fiscalía de Colombia en el año
2013 se recibieron cerca de 10 mil denuncias por casos de violencia contra la mujer, en su
mayoría los victimarios eran sus cónyuges o pareja permanente.2
Frases como “los Colombianos son violentos por naturaleza”, denotan esta triste
percepción que ha hecho carrera a nivel mundial, como si esta fuera una característica
más que nos define como tales. Lo que se oculta con esta forma simple de razonar es un
problemática social que hunde sus raíces en sistemas de relaciones patriarcales,
relaciones que en nuestro país se han exacerbado en el contexto de la violencia política
estructural que hemos tenido que sobrellevar por años.
La historia de Colombia ha estado marcada por etapas de violencias profundas que
desintegraron familias, que desplazaron, que masacraron que acabaron con lo más
1
María da Penha, mujer brasileña de profesión biofarmacéutica víctima de violencia de género. En 1983, su
ex-marido, el economista y profesor universitario colombiano Marco Antonio Heredia Viveros, intentó
matarla en dos ocasiones. La primera vez le realizó disparos, simulando un asalto, mientras ella dormía,
causándole paraplejia irreversible; y en la segunda intentó electrocutarla. Debido a esos abusos, Penha
sufrió de paraplejia. Nueve años después, su agresor fue condenado a ocho años de prisión. Pero por medio
de recursos jurídicos, solo permaneció preso por dos años, saliendo en 2002. El caso llegó a la Comisión
Interamericana de Derechos Humanos de la Organización de Estados Americanos (OEA), y fue considerado,
por primera vez en la historia, un crimen de violencia doméstica. Con tres hijas, hoy es la líder de
movimientos de defensa de los derechos de las mujeres, y es una víctima emblemática de violencia
doméstica. El 7 de agosto de 2006, fue sancionada por el presidente de Brasil Lula, la Ley “María da Penha”,
en la cual se otorga un aumento en el rigor de las puniciones a las agresiones contra la mujer, cuando
ocurriesen en el ambiente doméstico o familiar. Ver: CLADEM.org (24 de febrero de 2010). «Caso Maria da
Penha, Brasil (violencia doméstica contra las mujeres)». Consultado el 2 de Agosto de 2013.
2
La situación de las mujeres víctimas de la violencia de género en el sistema penal acusatorio.
<<http://www.humanas.org.co/archivos/La_situacion_de_las_mujeres_victimas.pdf<<. Consultado el 2 de
Agosto de 2013.
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hermoso que puede tener un ser humano aparte de la solidaridad que es “el creer en el
otro”, el confiar. Todas y todos los colombianos llevamos la violencia incrustada en
nuestro inconsciente, lo que no es natural y menos normal, esto demuestra simplemente
que la sociedad Colombiana está enferma y los procesos de curación serán profundos y
largos.
Diversas formas de estado de sitio contribuyeron a mirar en los otros a un
potencial enemigo, la violencia en Colombia se ejerció y reprodujo desde la mentalidad
patriarcal de unas clases dominantes retrogradas y conservadoras, que pretendieron
mantenerse en el poder creando y financiando ejércitos privados llamados a inicios del
siglo XX “pájaros” y hoy conocidos como ”paramilitares”, estos grupos han ejercido una
violencia constante contra las comunidades más pobres y más vulnerables de nuestros
país, entre las victimas están como siempre las mujeres; indígenas, campesinas y afrodescendientes que habitan en lugares alejados, presas fáciles de la esclavitud sexual en el
marco del conflicto armado, generalmente estas mismas mujeres ya han sido a la vez
víctimas de la violencia doméstica en sus hogares y algunas ya han sufrido de abuso
sexual por parte de sus parejas o de algún familiar cuando eran menores de edad. La
violencia hacia la mujer desafortunadamente no termina con la guerra, como pretenden
hacernos creer. La violencia hacia la mujer no comienza ni termina en la guerra, pero es
verdad que con ella se acentúa, se exacerba, generaliza y adquiere mayor crudeza. 3
En Colombia el conflicto armado interno ha ocasionado una violencia hacia la
mujer generalizada y sistemática a manos de todos los actores del conflicto; paramilitares,
miembros de las fuerzas de seguridad y combatientes de la guerrilla. En las zonas de
conflicto las mujeres y niñas se ven sometidas a diversas clases de violencia y de abusos
sexuales, el objetivo: someterlas, silenciarlas y castigarlas; a menudo son tratadas como
trofeos de guerra de un grupo sobre otro, muchas han sido víctimas de violencia sexual
por parte de todos los actores armados del conflicto.4 Dicha violencia no termina cuando
las mujeres son desplazadas de sus territorios, esta se perpetúa y se reproduce a través
de todas las instituciones gubernamentales encargadas paradójicamente de brindarles
protección.5
La violencia de genero específicamente la sexual y la forma sediciosa con la que
se ejerce; cuerpos mutilados, violaciones colectivas, cercenamientos, quemaduras,
3
María Eugenia Ramírez, “Violencia Sexual en Conflicto Armado en Colombia” en Monitoreo sobre violencia
sexual en conflicto armado en Colombia, El Salvador, Guatemala, Honduras, Nicaragua y Perú
(Lima-Perú. Comité de América Latina y el Caribe para la Defensa de los Derechos de la MujerCLADEM.2007)13-60.
4
Ver: Amnistía internacional, “ESO ES LO QUE NOSOTRAS EXIGIMOS. QUE SE HAGA JUSTICIA.”IMPUNIDAD
POR ACTOS DE VIOLENCIA SEXUAL COMETIDOS CONTRAMUJERES EN EL CONFLICTO ARMADO DE
COLOMBIA.
5
Sentencia T-234/12. Referencia: Expediente T-2678546. Magistrado Ponente: GABRIEL EDUARDO
MENDOZA MARTELO
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empalamiento, etc., vienen a constituirse en un síntoma de la degradación social y moral,
denotando el tipo de sociedad autoritaria que se busca conseguir a través del miedo y el
terror, esta idea se refuerza más si partimos de la afirmación de Riane Eisler “…la forma
en que imaginamos el cuerpo humano desempeña un rol central en la forma en que
imaginamos el mundo,”6 si los victimarios imaginan el mundo de la forma en que ejercen
la violencia en general y en particular la sexual, observamos claramente que hay una
concepción totalitaria del poder y de las relaciones con los otros, una de apropiación, no
hay respeto, no hay interlocutor válido, el otro es un medio para mis fines, simplemente
lo “devoro”, que es la forma de manifestar el dominio, la fuerza y el sometimiento de los
demás, la apropiación del otro.
Con la intensificación del conflicto armado muchas mujeres en Colombia han sido
agredidas en razón de ser mujer, y más si son transgresoras del orden como lideresas,
defensoras de derechos humanos, sindicalistas, activistas de organizaciones sociales, etc. 7
En territorios de guerra, la violencia sexual tiene varios objetivos tales como esclavizar a
las mujeres para explotarlas sexualmente, para sembrar el terror en las comunidades y así
facilitar la imposición del control militar, para obligar a las familias enteras a huir, 8
permitiendo la apropiación de sus tierras
por parte de grandes finqueros,
multinacionales, colonos, ganaderos que son en muchas ocasiones los que financian los
grupos paramilitares, uno de los actores armados implicado en la mayoría de delitos de
violencia sexual. 9
En las denominadas “zonas rojas”, es muy común que el patriarcado se ejerza a
través de la lógica de las armas, se reclutan escolares, se esclaviza sexualmente a mujeres,
se imponen pautas de comportamiento, se ejerce control territorial, se utilizan los hogares
de los campesinos como trincheras de combate, se roba comida y se mata a todo aquel
que reclame por dichos excesos, se va posicionando poco a poco una lógica de dominio,
miedo y terror.
La violencia de género es sin duda un mecanismo de control que busca perpetuar
la dominación de todo lo que se relaciona con lo masculino y la subordinación de todo lo
que se relaciona con lo femenino.10 En el contexto del conflicto armado las mujeres
6
Riane Eisler, “Placer sagrado, Nuevos caminos hacia el empoderamiento y el amor”, (Editorial: cuatro
vientos, Chile), 4.
7
La persecución a la protesta social y la falta de protección llevó a un incremento de la violencia contra los
defensores de derechos humanos en Colombia, donde en 2013 se registraron 78 asesinatos y 209 amenazas
directas, advirtió hoy el Programa Somos Defensores en su informe anual. Ver: Diario el tiempo Fecha de
Publicación: 2014-02-23 14:00, en:
http://www.eltiempo.com.ec/noticias-cuenca/138269-crece-violencia-contra-defensores-ddhh-encolombia-con-78-asesinatos-en-2013/.
8
Ibídem.
9
Ibídem.
10
Judith Salgado Álvarez, “Manual de formación en género y DD.HH.” Universidad Simón Bolívar, Sede
Ecuador, (Corporación Editora Nacional, Quito, 2013) ,162.
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victimizadas son escogidas sistemáticamente, la violencia sexual es utilizada como
represalia a su labor comunitaria y social. Violentándolas se pretende silenciarlas, se
pretende que las víctimas no denuncien los abusos y más si son abusos sexuales, en la
lógica de la guerra esta violencia se constituye en un acto ejemplificante para las demás
mujeres lideresas y defensoras de derechos humanos, en el fondo es un mensaje y es un
intento para desestructurar las redes solidarias en estos territorios que garantizan la
resistencia y evitan el despojo de sus territorios. 11
Aunado al drama anterior encontramos que las autoridades colombianas, igual que
en el caso de violencia de género en la Ciudad Juárez-México denominado “campo
Algodonero”12 se muestran displicentes, poco les importa esta violencia y el dolor que el
conflicto les ha ocasionado a estas mujeres y la desestructuración de sus núcleos
familiares, son mujeres desde el punto de vista económico “poco importantes” es como si
la extracción de clase social determinara el actuar oportuno del Estado.
La inexistencia de estadísticas oficiales fiables y el temor que rodea la denuncia de
estos crímenes hace muy difícil evaluar el alcance real del problema. Incluso cuando la
mujer reúne el coraje necesario para denunciar un caso de violencia sexual, éste rara vez
se investiga efectivamente, como se puede constatar en el documento de testimonios
recogidos
por
Amnistía
Internacional.13
En Colombia los obstáculos para el acceso a la justicia en casos de violencia
sexual, abarcan la histórica inexistencia de voluntad política para combatir la impunidad,
unas medidas de protección ineficaces para testigos y sobrevivientes, una formación
precaria en cuestiones de género para los funcionarios judiciales, y la no tipificación en la
legislación nacional de la violación como crimen de derecho internacional. En muchos
casos, la violación y especialmente la violación ocurrida en el marco del conflicto no se
denuncia por miedo, pero también por vergüenza y el estigma que implica este delito. El
miedo parte de la posibilidad de sufrir más violencia en una sociedad que desconfía de su
calidad de víctima, la ausencia general de seguridad, y la falta de confianza en que el
sistema judicial y las autoridades tomen en serio las denuncias y garanticen que se
investiguen adecuadamente.14
En los casos de violencia sexual en el marco del conflicto armado es común que el
estado adopte un papel omisivo, son constantes las faltas de medidas de protección a
que tiene derecho como víctima, la falta de prevención de estos crímenes, pese al
11
Ver el caso de “Dulcinea” víctima de violencia sexual en su calidad de defensora de derechos humanos en
zonas de conflicto. Sentencia T-234/12. Referencia: Expediente T-2678546. Magistrado Ponente: Gabriel
Eduardo Mendoza Martelo
12
Ibídem, 163.
13
“Hablan las sobrevivientes”, Violencia sexual en Colombia. Amnistía internacional, 2011
14
Ver: Amnistía internacional, “ESO ES LO QUE NOSOTRAS EXIGIMOS. QUE SE HAGA JUSTICIA.”IMPUNIDAD
POR ACTOS DE VIOLENCIA SEXUAL COMETIDOS CONTRAMUJERES EN EL CONFLICTO ARMADO DE
COLOMBIA.
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conocimiento de un patrón de estos crímenes, pese al conocimiento de un patrón de
violencia de género…”15
En Colombia la violencia sistemática hacia la mujer, se fue generalizado a partir del
año 2000, pero el Estado y sus instituciones no abordaron efectivamente las medidas que
pudieron impedir esta violencia y tampoco ha prestado atención a la ausencia de justicia
para las mujeres y niñas sobrevivientes de violencia sexual durante el conflicto armado.
Es importante señalar que los lugares donde se desarrollan los hechos de violencia
de genero dentro del conflicto armado son sitios remotos alegados de las capitales y
cabeceras principales de los municipios, lugares donde no existe la presencia del estado
más que en su expresión militar, en estos lugares donde viven las mujeres indígenas, afro
y campesinas mestizas sobrevivientes de la violencia estructural de otras décadas, sus
descendientes siguen siendo constantemente re victimizadas, a través de la violencia
sexual de los actores armados y la violencia simbólica institucional, puesto que sufren de
barreras adicionales, como la ausencia de traductores de sus lenguas nativas, las
dificultades para viajar desde zonas remotas a los lugares donde pueden obtener
asistencia oficial en justicia y la significativa presencia de combatientes en las zonas
donde viven que les niegan la libertad de movilizarse para poder pedir protección o
denunciar.
Esta profunda violencia estructural y el actuar de los victimarios nos genera
muchas preguntas, ¿los victimarios nacieron crueles, llegaron a serlo?, ¿los volvieron
crueles? de donde sale tanta sevicia, es connatural o son conductas aprendidas?, estos
interrogantes frecuentes que surgen cuando abordamos los casos de mujeres víctimas de
la violencia de género en el conflicto armado o fuera de él, nos introduce en esa otra cara
de la moneda ; el ser hombres en sociedades patriarcales, este hecho ya de por si les
obliga a adoptar un rol simbólicamente violento, desde pequeños se les enseña que los
valores más preciados en un hombre es la fortaleza entendido como el ejercicio arbitrario
de la fuerza, el ser valientes, dominantes.
Ahora un hombre educado en valores patriarcales que además entra a un grupo
armado donde nuevamente se ratifican dichas cualidades como en una milicia sea de tipo
oficial, paraestatal o subversiva, somete toda su individualidad en pos de los interese
colectivos de la misma, evidenciando una pérdida de reconocimiento, autonomía y valía
de sus propias apreciaciones sobre las acciones emprendidas en colectivo.16 Estos
15
Judith Salgado Álvarez, “Manual de formación en género y DD.HH”, p, 163.
“dichos sujetos son desconocidos para sí mismos, ya que al ser el parámetro de referencia no necesitan
nombrarse para distinguirse o para reconocerse, si no que son los demás actores sociales, en particular las
mujeres quienes necesitan justificar su existencia. Núñez, 2007. Citado por Juan Guillermo Figueroa Perea,
“algunas reflexiones sobre el estudio de los hombres desde el feminismo y desde los derechos humanos”, en
Revista feminista. (Barcelona 2011),374.
16
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hombres en armas son en la medida de la exigencia ya no del medio, ya no de las mujeres,
solo de los objetivos de la milicia y de la tropa.
Es así como durante todo el transcurso de su vida están obligados a seguir
cumpliendo con roles impuestos ya no en su esfera privada, familiar, social, sino también
en la militar, en la milicia que se relacionan con prácticas negativas incluso para su propia
salud, la violencia se ejerce también para sí mismos como lo afirma Juan Guillermo
Figueroa, la mortalidad de los hombres, muchas de sus causas se explican no por lo
biológico, sino más bien “…por sus aprendizajes de género y por los comportamientos
que llevan a cabo en la búsqueda constante de legitimarse como sujetos masculinos.”17
Imaginemos si estos hombres son llevados a un entrenamiento “estoico” donde la
crueldad es la máxima virtud para sobrevivir, no es raro que muchos de los militares del
ejército Colombiano y de ejércitos paramilitares implicados en delitos de lesa humanidad
y de violencia sexual fueron entrenados en la famosa “Escuela de las américas”, donde la
tortura, la violencia sexual y el miedo se consideraron parte de estrategias militares en
pos de la derrota del enemigo.18
La violencia política originada de la apropiación de amplios territorios, llenos de
recursos naturales movidos por intereses trasnacionales, megaproyectos mineros,
petroleros y demás, son territorios de la barbarie, donde los depredadores ejercen un
poder salvaje, donde la violación y la esclavitud sexual son parte del botín, así como se
depreda se deteriora, mata y ensangrienta el territorio, de igual forma el cuerpo de las
mujeres es humillado, violentado, torturado; existiendo una relación entre nuestra
corporalidad, los actos sexuales y nuestros pensamientos como diría Riane Eisler; “…la
forma en que vemos la relación entre los cuerpos y más críticamente como vivenciamos
en nuestro cuerpo no es solo, en su sentido más básico, una metáfora política de cómo
se define y ejerce el poder…”19
En Colombia a partir del año 1996 se producen innumerables violaciones a los
derechos humanos, la estrategia paramilitar de ocupar territorios en donde
supuestamente había una cercanía de la población con grupos guerrilleros, al contrario de
alertar al ejercito oficial, ocasiono por parte de las autoridades una conducta tolerante y
en muchos casos complaciente y de colaboración en masacres como la del Salado o
17
Juan Guillermo Figueroa Perea, “algunas reflexiones sobre el estudio de los hombres desde el feminismo y
desde los derechos humanos”, en Revista feminista. (Barcelona 2011),378.
18
Esta fue una iniciativa del gobierno de EE.UU, para evitar la instauración de regímenes revolucionarios en
toda Latinoamérica, La escuela estuvo situada desde 1946 a 1984 en la Zona del Canal de Panamá, donde
actualmente -y desde el año 2000- funciona el hotel Meliá Panamá Canal. Se graduaron más de 60.000
militares y policías de hasta 23 países de América Latina, algunos de ellos de especial relevancia por
sus crímenes contra la humanidad como los generales Leopoldo Fortunato Galtieri, Manuel Antonio
Noriega y Manuel Contreras. Ver: http://www.youtube.com/watch?v=9e3LIXkVwW8.
19
Riane eisler , “Placer sagrado, Nuevos caminos hacia el empoderamiento y el amor”, (Editorial: cuatro
vientos, Chile),5.
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Mapiripan,20 siendo síntoma de toda una estructura basada en la permisión de las
violaciones de los derechos humanos, es evidente que dentro de las estrategias de
control territorial no solo es importante apropiarse de los suelos, sino también de los
cuerpos, las armas juegan aquí un papel importante en el ejercicio del poder: “Lo que
ocurrió fue que el cuerpo de las mujeres y de la mayoría de los hombres, se consideró en
términos de las necesidades y deseos de aquellos con el mayor poder para hacer daño y
así ejercer mayor control sobre el cuerpo de otros”. 21
Los continuos y reiterados casos de violencia sexual se han convertido en una
forma de ejercitar el poder y el dominio. En los actos sexuales abusivos de los grupos
armados, en ningún momento se busca una conexión espiritual u amorosa con el otro, la
constante en dichos actos es causar miedo, dolor, sufrimiento, existe una santificación del
dolor, el placer es causar sufrimiento y disminuir la capacidad de resistencia ante una
ocupación de los territorios y de los cuerpos, cobrando gran sentido desde una
perspectiva política el hecho de que en el conflicto armado la violencia sexual y política
se toma como un ejercicio de poder para dominar y destruir. Podemos concluir que en
Colombia el estudio de Riane Eisler se objetiviza, y más específicamente en los territorios
de disputa, en ellos se ve claramente que la gente ha sido condicionada a asociar placer
con egoísmo e insensibilidad, con dominar o ser dominado y en el caso del placer sexual,
con sadismo y masoquismo con herir o ser herido.”22
La violencia hacia la mujer esta tan arraigada en nuestro medio que se calcula que
si el actual proceso de paz logra el fin del conflicto armado, la violencia sexual se reducirá
tan solo al 5%, ya que la violencia hacia la mujer se da en mayor proporción en sus propios
hogares como lo ejemplifica el hombre que agredió salvajemente a María da Penha, que
por cierto no estaba integrado a ninguna milicia, no era parte de ningún actor armado, no
tenía un pasado criminal y que además posee un grado académico alto.
A pesar del repudio que nos puede generar su actuar, tenemos que aceptar que él y otros
tantos son producto de esta sociedad enferma patriarcal y arcaica que maltrata a las
mujeres en grandes mansiones pero también en humildes ranchos. Este hombre aprendió
no nació violento se convirtió, lo seguimos inventando, construyendo en nuestros propios
hogares. Este hombre fue algún día un niño, probablemente tuvo una infancia llena de
violencia, una madre o un padre maltratador, tal vez la única forma que aprendió a
comunicar sus frustraciones y miedos fue a través de la violencia, yo no lo disculpo y me
alegro profundamente porque hoy la ley brasileña que lleva el nombre de la mujer
20
«Comision Nacional de Reconciliación y Reparación CNRR (Colombia), “El salado un rostro de la masacre”
en www.youtube.com/watch?v=Uhf9mE5C4xU.
21
Riane eisler , “Placer sagrado, Nuevos caminos hacia el empoderamiento y el amor”, (Editorial: cuatro
vientos, Chile), 5.
22
Juan Guillermo Figueroa Perea, “algunas reflexiones sobre el estudio de los hombres desde el feminismo y
desde los derechos humanos”, en Revista feminista. (Barcelona 2011) ,7-8.
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agredida, contribuye a visibilizar y reconocer la gravedad de la violencia doméstica, pero
creo que las medidas punitivas no resuelven el problema estructural de la violencia hacia
la mujer, porque mientras sigamos reproduciendo culturalmente un modelo de sociedad
patriarcal de hombres que se reafirman a través de la violencia y de mujeres que se
someten, simplemente estaremos atacando los efectos y no las causa de los problemas.
El ideal no debería ser tener más hombres violentos en las cárceles pagando por
sus crímenes, el ideal sería tener más padres, hermanos, compañeros, más hombres
amorosos y solidarios en nuestra sociedad, pero estos hombres solo surgirán como
producto de una infancia libre de violencia, por eso a lo mejor esa lucha legal tan
vehemente y necesaria por la reivindicación de los derechos de las mujeres, tendrá que
trascender tarde o temprano a un lucha por un nuevo modelo de sociedad, una nueva
sociedad en la que nunca más una mujer como María da Penha, o “Dulcinea” tengan que
sufrir algún tipo de violencia a manos de un hombre colombiano.
Laura Rivera
CORPORACIÓN DE DERECHOS HUMANOS GUASIMÍ
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Bibliografía
Amnistía internacional, “Eso es lo que nosotras exigimos, que se haga justicia. Impunidad
por actos de violencia sexual cometidos contra mujeres en el conflicto armado de
Colombia.
Corporación HUMANAS, “La violencia sexual una estrategia paramilitar en Colombia”
(Ediciones Ántropos, Bogotá- Colombia, 2013)
Judith Salgado Álvarez, Manual de formación en género y DD.HH. Universidad Simón
Bolívar, Sede Ecuador, (Corporación Editora Nacional, Quito, 2013).
Riane Eisler , “Placer sagrado, Nuevos caminos hacia el empoderamiento y el amor”,
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Juan Guillermo Figueroa Perea, “algunas reflexiones sobre el estudio de los hombres
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Óscar Dario Forero Usma, Antropocentrismo, paz y derechos humanos, programa andino
de derechos humanos, compilador (Ediciones la tierra).
http://www.eltiempo.com.ec/noticias-cuenca/138269-crece-violencia-contra-defensoresddhh-en-colombia-con-78-asesinatos-en-2013/.
«Comision Nacional de Reconciliación y Reparación CNRR (Colombia), “El salado un rostro
de la masacre” en www.youtube.com/watch?v=Uhf9mE5C4xU.
http://www.eltiempo.com.ec/noticias-cuenca/138269-crece-violencia-contra-defensoresddhh-en-colombia-con-78-asesinatos-en-2013/.

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