princesa gloria von thurn und taxis

Transcripción

princesa gloria von thurn und taxis
PRINCESA GLORIA
VON THURN UND TAXIS
entramos a st. EMMERAM, EL PALACIO PRIVADO
MAS GRANDE DE EUROPA
Por primera vez, posa en su imponente
residencia y nos muestra el mercado
de cuento navideño que se instala en el
patio central de esta auténtica joya de
quinientas habitaciones,
a la que muchos llaman el
“Versalles de Baviera”
El hogar de los Thurn und Taxis, un antiguo claustro románico-gótico herencia de
una antigua abadía benedictina del siglo XI, es el símbolo de su poder como una de
las familias más ricas de Europa. Como extraído de un cuento de Navidad, el patio
interior del palacio –donde desde 2003 se arma un popular mercado navideño con
pintorescos puestos (ver detalle en la otra página)– todos los años congrega a más
de cien mil visitantes. Abajo, izquierda: la princesa Gloria von Thurn und Taxis nos
recibe en las puertas de su maravillosa propiedad.
Fue conocida en los 80 como la “princesa
punk” por su pasión por el arte, sus originales
peinados y su extravagante forma de vestir
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Izquierda y abajo: la suntuosa escalera de oro que conduce a los
aposentos privados de la princesa, decorada con un elaborado estuco
dorado a la hoja. En las paredes hay una colección de cerámicas chinas y
japonesas y sobre las mesas y consolas neobarrocas se aprecian piezas
que desde hace siglos forman parte de la extraordinaria colección de
arte de los Thurn und Taxis. Arriba: la princesa, quien asegura:
“Me siento orgullosa de formar parte de una de las dinastías más
poderosas y con mayor estirpe de Alemania”.
A
muchos sorprendería ver el giro
que ha dado la vida de Gloria,
quien tuvo que recorrer un camino
en el que jugó el rol de novia de cuento,
blanco de los paparazzi, musa de Warhol
y Rabanne, mujer de negocios y regente
de una de las fortunas más grandes de
Europa. Un trayecto en el que hubo muchas espinas pero que supo transitar con
tesón y templanza y que la llevó a ser la
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líder de una familia que hasta el día de
hoy mantiene la intensidad de una vida
privada llena de esplendor. Un esplendor que sigue plasmado en el Palacio de
St. Emmeram de Ratisbona, una joya de
quinientas habitaciones ubicada en el
centro de Baviera del mismo tamaño del
Palacio de Versalles y en el que conviven
salones góticos, románicos, barrocos y
victorianos.
MEMORIAS DE AFRICA
Pero la vida de Su Alteza Serenísima no
siempre fue un lecho de rosas. Era una chiquita cuando vivió el drama del exilio y sus
padres decidieron abandonar Europa para
refugiarse en Togo y Somalia años después
de la Segunda Guerra Mundial. Más tarde,
siendo una adolescente, fue enviada a estudiar al sudoeste de Alemania, al Claustro
del Bosque, dirigido por las hermanas de
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Santa Lioba Korte, donde obtuvo los pocos conocimientos con los que luego se
convertiría en una exitosa administradora.
Además, su padre, el conde Joachim von
Schönburg-Glauchau, trabajó como periodista y escritor para mantener a su familia,
por lo que desde muy chica Gloria entendió la importancia de la perseverancia y el
esfuerzo. Por eso, no tuvo ningún reparo
cuando debió trabajar como camarera en
un bar para pagar las cuentas y perseguir
su sueño de ser actriz. Lo que nunca pasó
por su cabeza es que sería de esa forma
como conocería al príncipe Johannes von
Thurn und Taxis, uno de los solteros más
codiciados del Gotha y heredero del monopolio de los servicios postales imperiales
desde la época del Sacro Imperio Romano
Germánico. Seguramente jamás imaginó
cuando la invitó a salir por primera vez
que quien la estaba cortejando era el ma14
yor terrateniente de Alemania, propietario
de entidades financieras, fábricas metalúrgicas y varias cervecerías.
UNA PAREJA EXPLOSIVA
Es sabido que cuando Johannes –treinta
y cuatro años mayor que ella– la vio por
primera vez, quedó obnubilado por su belleza y simpatía. Por eso, a ninguno de sus
amigos les sorprendió que en poco tiempo le propusiera matrimonio y pasaran su
luna de miel viajando por los cinco continentes. Su casamiento, celebrado el 30
de mayo de 1980, reunió a lo más granado
de la nobleza europea y la foto en la que
apareció junto al príncipe vestida de novia con un traje de Valentino y con la tiara
de perlas calabazo y brillantes –diseñada
por Gabriel Lemonnier– que perteneció a
la emperatriz Eugenia de Montijo dio la
vuelta al mundo. A su regreso, por supues-
to, se convirtieron en uno de los matrimonios más populares del jet set y comenzaron una vida llena de fiestas en las que se
divertían sin parar. De hecho, fue en ese
entonces que la joven Gloria, con sólo 20
años, comenzó a ser conocida con el mote
de “princesa punk” debido a sus originales peinados y extravagantes outfits diseñados por creadores como Paco Rabanne,
Claude Montana o Thierry Mugler. En un
abrir y cerrar de ojos, se convirtió en la
reina de la célebre discoteca neoyorquina
Studio 54 y en una de las musas de Andy
Warhol. Como una estrella de cine, hizo
que la prensa del mundo entero pusiera
sus ojos sobre ella y la convirtiera en una
de las aristócratas más mediáticas de los
últimos tiempos: a mediados de los 80, el
periodista de Vanity Fair Bob Colacello la
bautizó en una entrevista como “princesa
TNT, la socialité dinamita”.
Arriba: en el salón de recepción del área privada de Su Alteza
Serenísima cuelgan dos retratos de sus hijas, Elisabeth y Maria
Theresia, realizados por el fotógrafo estadounidense Todd Eberle.
Derecha, arriba: un panel chinesco fabricado alrededor del año 1738
preside otro de los salones. Se trata de un gabinete para lucir piezas
de porcelana que previamente estuvo en el palacio de la familia en
Fráncfort y que se encuentra custodiado por dos retratos de la princesa
Helene von Thurn und Taxis. Derecha: en uno de los salones sobresale
uno de los retratos más famosos de la emperatriz Sissi de Austria, quien
era hermana de la princesa Helene.
El príncipe Johannes von Thurn
und Taxis, marido de Gloria, era el
mayor terrateniente de Alemania y el
heredero del monopolio de los servicios
postales imperiales desde la época del
Sacro Imperio Romano Germánico
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Entre las venas de los Thurn und Taxis corre sangre de la realeza
austríaca, portuguesa, española y francesa, además de la nobleza
alemana, rusa y liechtensteiniana. Están emparentados con las
Casas de Wittelsbach, Hohenzollern y Braganza
St. Emmeram, por supuesto, pasó a ser uno de los
lugares en los que se organizaban las veladas más
comentadas de la época, ya que en la lista de invitados alternaban personajes como Ivo Pitanguy, Gianni Agnelli, Christina Onassis, o los herederos de
Mercedes-Benz, los hermanos Mick y Muck Flick.
UNA MADRE DEDICADA
De cualquier forma, esa vida agitada no le impidió
a la “princesa punk” ocuparse de tener descendencia y darle tres herederos a la dinastía más importante de la nobleza germana. En 1980 nació la primogénita, Maria Theresia, y dos años más tarde, en 1982,
llegó al mundo Elisabeth. Sin embargo, debía dar a
luz un varón para que se convirtiera en el doceavo
príncipe de Thurn und Taxis, y en 1983 felizmente
nació Alberto, quien hoy es el jefe de la Casa y ostenta el título. Con maestría, Gloria alternó su agitada
vida social con la educación de sus herederos, de la
que se ocupó personalmente: centró su vida en la
maternidad y hoy, después de tantos años, confiesa
sentirse orgullosa de no haber cometido el error de
muchos aristócratas de dejar la crianza de sus hijos
en manos de institutrices. De hecho, mandó a sus
tres hijos al colegio público del pueblo más cercano
para que crecieran “con los pies en la tierra”.
Gloria escucha misa en solitario todos los días en esta
capilla. En ella también fueron bautizadas las princesas
Maria Theresia y Elisabeth por el obispo de Ratisbona
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SALVANDO EL PATRIMONIO DE SUS HIJOS
Lo que nunca pensó Gloria es que diez años después de su casamiento, en 1990, su marido moriría por complicaciones cardíacas en un sanatorio
de Múnich. De la noche a la mañana, se encontró
con un inmenso patrimonio valuado en más de
1800 millones de euros, gestionado por un grupo
de profesionales que su marido había seleccionado
personalmente tiempo antes de morir. Sin embargo, se dio cuenta de que nadie podría administrar
mejor su riqueza que ella misma y decidió tomar
cartas en el asunto: llevó el caso a la justicia, que
le dio la razón, y en poco tiempo obtuvo el control
absoluto de la fortuna. Tenía muy claro su objetivo: preservar el patrimonio familiar para cuando su
hijo Alberto lo recibiera al cumplir 18 años.
LA FORTUNA DEL INVENTOR DEL CORREO
Por supuesto, lo primero que se propuso Gloria fue
resguardar el Palacio de St. Emmeram, la residencia
de los Thurn und Taxis desde 1748 y el símbolo de
una de las familias más poderosas de Europa. Con
uñas y dientes, hizo que la propiedad –un antiguo
claustro románico-gótico herencia de una antigua
abadía benedictina del siglo XI– se quedara en manos
de su familia después de que el fisco alemán lo pu-
Arriba: el “Salón de la Palmera”
está decorado con antigüedades del
siglo XIX y fotografías familiares.
Se creó siguiendo el estilo del Royal
Pavilion de Brighton (Inglaterra), el
ecléctico palacio con aires orientales
que fue construido en el siglo XIX
por el rey Jorge IV. Derecha: la
capilla del palacio está decorada
en estilo renacentista veneciano
y se terminó de construir en 1893
en la que fuera la habitación de la
princesa Helene, madre del príncipe
Alberto. Sobre el altar sobresale
una imagen devocional de Cristo
realizada por Ernst Deger, uno de los
más reconocidos artistas alemanes
en arte religioso. Los vitrales
muestran los escudos de varias
familias reales con las que los Thurn
und Taxis se han emparentado.
Izquierda: el “Salón de los Azulejos”
está revestido por piezas traídas de
Portugal por la infanta María Ana de
Braganza, que en 1921 se casó con el
príncipe Carlos Augusto von Thurn
und Taxis.
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Arriba: el dormitorio principal fue realizado por orden de la princesa Margarita (1870-1955), abuela del príncipe Johaness y sobrina de la
emperatriz Sissi. Se inspiró en el que perteneció a la reina María Antonieta, quien a su vez era su tía bisabuela. En la otra página y abajo: la
biblioteca de St. Emmeram fue diseñada por el arquitecto austríaco Johann Michael Prunner. Sin embargo, cuando la familia Thurn und Taxis
se mudó al palacio le encomendó al renombrado artista Cosmas Damian Asam que decorara el techo con espléndidos frescos. La biblioteca fue
restaurada entre 1967 y 1969 y desde entonces recibe el nombre de “Sala Asam”.
La biblioteca, con 12 mil libros, es de un valor incalculable, ya que constituye uno
de los pocos archivos barrocos intactos que quedan en el mundo
siera en peligro debido a los altísimos impuestos que estaba cobrando por derechos
hereditarios. Además, debía hacerse cargo
de las deudas de más de 600 millones de
euros que su marido también le había legado. La solución fue rápida y sencilla: subastó sus joyas en Sotheby’s, entre las que
se encontraban una cajita de rapé de Federico el Grande, la cubertería de plata del
palacio, las esmeraldas de 27 quilates de
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la gran duquesa María Pávlovna de Rusia,
una gargantilla de nueve hilos de brillantes
y la impresionante tiara con la que se casó,
además de antigüedades, obras de arte, 75
mil botellas de vino y dos de sus cuatro motos Harley-Davidson.
UNA VIDA ITINERANTE
Hoy, convertida en una reconocida coleccionista de arte contemporáneo, divi-
de sus días entre Ratisbona, París, Roma,
Nueva York y una casa en las paradisíacas
costas de Watamu, Kenia. Su hijo, el príncipe Alberto, vive en la capital italiana,
desde donde maneja la fortuna familiar
–Forbes lo catalogó como el noveno millonario más joven del mundo– y se dedica
a perfeccionarse en la competición de
automóviles deportivos, en la que ha obtenido varias victorias. Pero Gloria no sólo
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“Mi afición por las piezas
de arte contemporáneo
nació a raíz de mi amistad
con Andy Warhol y Keith
Haring. Fueron ellos los
que me hicieron descubrir
ese mundo maravilloso”
visita Roma para estar cerca de su hijo,
sino porque es una ferviente creyente
con altísimos contactos en la Iglesia
católica (en un momento, la prensa la
consideraba la mejor amiga del papa
Benedicto XVI), la institución que, según ha explicado en varias entrevistas,
la ayudó a sobrellevar los duros años
de soledad cuando quedó viuda con
tan sólo 30 años. En Nueva York, Gloria pasa parte del año en su loft de 390
metros cuadrados para disfrutar de
la compañía de su hija Elisabeth, que
hoy se desempeña como la editora de
moda de la edición estadounidense de
Vogue y a quien ella cariñosamente llama “mi princesa fashion”. Y también
aprovecha algún fin de semana para
escaparse a Londres a visitar a Maria
Theresia, virtuosa cineasta que se casó
el pasado verano con el artista británico Hugo Wilson y cuyo enlace en el Palacio de Garatshausen, muy cerca del
lago Starnberger, se convirtió en uno
de los más comentados del verano.
Considerada una de las socialités
más célebres de todos los tiempos,
Gloria von Thurn und Taxis abre
por primera vez las puertas de St.
Emmeram y posa para ¡Hola! en el
mercado navideño que desde 2003
se instala en el patio central. En una
entrevista sincera, hace un repaso de
su vida y cuenta lo que significa ser
la propietaria del mayor palacio privado de Europa todavía en manos de
una familia principesca.
NAVIDAD EN ST. EMMERAM
–La Navidad es una ocasión muy
especial en Ratisbona. ¿Cómo la celebran los Thurn und Taxis?
–La Navidad tiene una tradición
de siglos en Alemania y, en el caso de
mi familia, comenzamos a festejarla
cuatro semanas antes del nacimiento
de Cristo, con el período de Adviento. En lo personal, considero que la
Navidad es una de las celebraciones
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más lindas debido a su importante
significado religioso.
–Cada año sus tres hijos vienen a
pasar la Navidad con usted en St.
Emmeram…
–Así es, y lo celebramos en la forma
clásica alemana: nos reunimos y cantamos villancicos. El 24 de diciembre
presidimos la misa mayor que se celebra en la iglesia del palacio y, por la
noche, las damas nos vestimos de largo
y los caballeros, de etiqueta, para festejar por todo lo alto el nacimiento de
Jesús con una cena de gala. Después,
tenemos una fiesta que por lo general
dura hasta el amanecer. La pasamos
muy bien, ya que no sólo reúno a mi
familia, sino también a varios de mis
amigos más queridos.
–¿Cómo es ser parte de una familia
con una historia tan importante?
–Yo crecí en una familia para la
que la historia y la tradición siempre
fueron muy importantes y, cuando
conocí a Johannes, me di cuenta de
que ese también era un valor muy significativo para él. Así fue que a nuestros hijos los criamos inculcándoles
la importancia y el compromiso que
una familia como la nuestra debe tener en la sociedad. Porque no se trata
solamente de mantener y resguardar
Arriba y abajo: una decorativa escalera estilo art déco de hierro forjado conduce adonde hoy
están algunos de los aposentos privados de la familia, así como a una serie de habitaciones para
huéspedes. Hasta el ingreso de Gloria en la familia, esta zona del palacio no tenía ningún valor
artístico. Pero en cuanto la princesa la descubrió, le encomendó al decorador irlandés Gabhan
O’Keeffe que la remodelara con la misión de albergar su colección de arte contemporáneo, un
proyecto que desde un principio fue acogido con entusiasmo por el príncipe Johaness. La bautizó
como “La Escuela de Gloria para Nuevos Expresionistas”. Hoy se exhiben ahí obras de Jean-Michel
Basquiat, Stefan Hablützel, Thomas Ruff, George Condo, los hermanos Jake y Dinos Chapman,
Julian Schnabel, Donald Baechler, Takashi Murakami y Matthias Weischer. En la otra página:
la princesa Gloria en su comedor privado, donde celebra todas las Navidades acompañada de sus
tres hijos y sus amigos más cercanos.
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“Me encanta que me llamen la
‘princesa punk’, ya que siempre que lo
hacen recuerdo con nostalgia mis años
de juventud. ¡Aunque debo confesar
que siempre me gustó mucho más
el rock ‘n roll!”
un patrimonio: también hay
que vivir siguiendo ciertos
valores que le hagan bien a
la mayoría.
–¿Le gusta el hecho de que
muchos se refieren a usted
como “la princesa punk”?
–Me encanta que me llamen de esa forma, ya que
siempre que lo hacen recuerdo con nostalgia mis
años de juventud. ¡Aunque
debo confesarle que siempre me gustó mucho más el
rock ‘n roll! [Se ríe].
–Usted y el príncipe Johannes eran famosos entre el jet set por organizar
fiestas increíbles. ¿Extraña
aquellos tiempos en los que
este palacio era conocido
como el lugar “para ver y
ser visto”?
–En lo absoluto, ya que
mi vida sigue siendo igual
de alegre que antes. Lo que
La princesa en el salón
Rothschild, donde
le gusta recibir a sus
amigos más íntimos.
Detrás sobresale un
flotador en forma
de perro, obra del
vanguardista artista
Jeff Koons. Derecha:
en sus 25 brillaba como
22 la “princesa punk”.
ha cambiado es mi visión
de las cosas y la forma de
disfrutar cada instante. Porque quiero aclararle que
hasta el día de hoy sigo organizando fiestas y siendo
una fürstin (‘princesa’, en
alemán) muy divertida.
–¿Se arrepiente de algo?
–Mentiría si dijera que no,
pero creo que sólo de muy
pocas cosas. Tuve una vida
privilegiada llena de experiencias extraordinarias y es
de eso de lo que solamente
me gusta acordarme.
–¿Cómo le gustaría que la
recordaran?
–Como una mujer divertida y honesta.
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Texto y produccion:
Rodolfo Vera Calderón
Fotos: Andrea Savini
Maquillaje: Walter Joseph Wittl
Peinado: Daniela Reitmeier
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