Artículo Completo en PDF - revista universidad de sonora
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Ruta Crítica Los bobos del Mar de Cortés: una historia de hermanos Adriana Vallarino Moncada* Las formas de convivencia entre los animales, sus maneras innatas de relacionarse, los principios escondidos que rigen sus comportamientos, son a veces sorprendentes. En este artículo, la autora expone la conducta de las crías de bobos después de un cuidadoso experimento realizado en la isla San Pedro Mártir. Estábamos rodeados por bobos. Anidaban en todas partes, en el piso cercano a nosotros, en las laderas, encima de las rocas. La mayoría eran de patas azules y otros de un plumaje color café y patas amarillentas. C 12 uando uno observa de lejos las islas del Mar de Cortés, parece que son simples formaciones rocosas áridas y desprovistas de vida, pero al entrar en contacto de manera más íntima con ellas, se puede apreciar que en realidad son lugares llenos de magia. El día en que toqué San Pedro Mártir después de un viaje de siete horas desde Guaymas a bordo de una patrulla de la Armada de México, no sabía bien lo que estaba haciendo ahí. Con la ayuda de los marinos bajamos el equipo, comida y herramientas necesarias para vivir un mes en la isla. Tarea nada fácil dado que nuestro campamento estaría instalado a más de 600 metros de donde desembarcamos, y para llegar a él teníamos que caminar por una escarpada pendiente llena de piedras y guano. Cuando me dirigía cansada y sedienta al sitio donde habríamos de instalar el campamento, me encontré con ellos por primera vez. Iba caminando distraída, pensando en las razones por las cuales había aceptado ir a ese aparentemente desolado lugar, cuando un aaaaack largo y grave me hizo volver a la realidad. El grito me tomó por sorpresa. ¿Quién emitía ese grito tan particular? Fue grande mi asombro cuando pude identificar a la responsable. Era un ave del tamaño de un ganso con plumas, que se camuflaba muy bien con su alrededor, gritándome para que me alejara de su nido y cría. Una vez que el asombro pasó la pude observar con cuidado y me percaté de que, al igual que el paisaje, ¡este ser estaba hecho de azul y blanco! Era una hembra de bobo de patas azules (Sula nebouxii) protegiendo a su nido de los extraños. Después del encuentro reanudé mi caminata, esta vez prestando más atención a mi entorno, y pude darme cuenta de que estábamos rodeados por bobos. Anidaban en todas partes, en el piso cercano a nosotros, en las laderas, encima de las rocas. La mayoría eran de patas azules y otros de un plumaje color café y patas amarillentas (Sula leucogaster). Estar en ese lugar en medio del mar rodeado de tales aves era algo único, además de ser muy conveniente porque a eso habíamos ido a San Pedro Mártir: a estudiar bobos, específicamente la conducta de sus crías. Y, ¿por qué viajar cientos de kilómetros y pasar siete horas en un barco, vivir rústicamente durante un mes, sin agua dulce más que para beber, sin refrigerador, con comida fresca limitada, para estudiar a las crías de estas aves? Porque en esta isla la época de anidación de las dos especies antes mencionadas coincide. Tanto los pollos de bobo de patas azules como los de bobo café se comportan de diferente manera. Los pollos de ambas especies cometen fratricidio, esto es, matan a su hermano subordinado (usualmente el menor), pero con una diferencia: los pollos del bobo de patas azules lo llevan a cabo únicamente cuando la comida no es suficiente, mientras que los pollos de bobo café eliminan a su hermano siempre, en cada nido con dos o más crías sólo el dominante sobrevive, independientemente de la cantidad de alimento presente. Estas diferencias los clasifican como fratricidas facultativos y obligados, respectivamente. Los bobos se reproducen una vez * Médica Veterinaria Zootecnista. Candidata a doctora (PhD) por la Universidad de Glasgow. [email protected] REVISTA UNIVERSIDAD DE SONORA al año. Después de un complejo cortejo y la elección del sitio de anidación, la pareja se aparea y la hembra pone de uno a tres huevos de manera secuencial con una diferencia promedio de cuatro días, los cuales son incubados alrededor de 45. Hembras y machos se dividen el tiempo que permanecen en el nido. Ello permite que mientras uno de los padres sale a conseguir alimento para ellos y las crías, el otro permanezca en el nido protegiéndolas de predadores (serpientes y gaviotas). Como consecuencia de la puesta asincrónica, las crías de ambas especies eclosionan con una diferencia promedio de cuatro días y esta diferencia en edad favorece la aparición de jerarquías en las que usualmente el primer pollo en eclosionar se convierte en dominante, valiéndose para ello de la agresión. A los pocos días de eclosionar el segundo pollo, el hermano mayor comienza a morder y a picotear a su hermano de manera constante. Ante estas agresiones el pollo de patas azules de menor edad generalmente asume una postura de subordinado frente a su hermano mayor, y en raras ocasiones responde con breves ataques que irremediablemente terminan con una actitud de sumisión, la cual consiste en bajar el pico y alejar la cara, lo que a su vez se cree que sirve como una señal para que el hermano mayor pare la agresión, al menos momentáneamente. Conforme pasan los días el pollo subordinado responde con mayor frecuencia a los ataques con posturas sumisas, y cada vez menos con agresiones, lográndose con ello el establecimiento de una jerarquía de dominancia-subordinación estable. Si la comida es suficiente, después de los 21 días de edad los ataques serán escasos y poco severos, mientras que si el alimento es limitado, las agresiones aumentarán en frecuencia e intensidad hasta el punto en que el hermano subordinado sea expulsado del nido o muerto. En cambio, las crías mayores de bobo café desencadenan una agresión constante contra su hermano(a) menor desde que éste eclosiona hasta expulsarlo del nido, en donde al no poder recibir comida, muere de inanición o es depredado. Durante la estancia en San Pedro Mártir realizamos manipulaciones de las nidadas para estudiar la conducta de crías de bobo café en una posición de subordinado. Para ello, creamos nidadas formadas de un pollo de bobo café y un bobo de patas azules cuatro días mayor que el primero. La edad del pollo menor en todas las nidadas experimentales fluctuaba entre los 12 y 20 días, período en el cual la agresión se presenta con mayor intensidad. La conducta de estas nidadas experimentales se comparó con la de nidadas control de bobo de patas azules formadas por un pollo dominante y un pollo subordinado, que no eran hermanos ni estaban en su nido natal, para igualar las condiciones del grupo experimental. Cuando las observaciones conductuales terminaron, los pollos fueron regresados a sus nidos natales y no se observó ningún rechazo o conducta anormal con los miembros de la nidada (hermanos y padres). Al comparar la conducta entre ambos grupos encontramos que los pollos menores de bobo café no se sometían con la misma intensidad que los pollos de patas azules, era más bien una sumisión incompleta, menos clara y estereotipada. Los pollos 13 de bobo café no solamente fueron menos sumisos, sino que también fueron ocho veces más agresivos que los pollos menores de patas azules. Los pollos mayores (bobos de patas azules) respondieron de manera diferencial a sus hermanos menores: mientras que siempre asumieron su papel de dominantes en las nidadas control, en las nidadas experimentales asumieron con frecuencia posturas de sumisión a los ataques de los pollos menores de bobo café. Más aún, en aproximadamente el 36% de los nidos experimentales el pollo menor (de bobo café) expulsó del nido a su hermano mayor, a pesar de ser este último 90% más pesado en promedio. Todos estos resultados muestran que los bobos café son incapaces de mantener una relación de dominancia-subordinación estable e intentarán expulsar a su hermano del nido si las condiciones así lo permiten. A partir de estos resultados podemos decir que en el caso de los bobos de patas azules los pollos menores adoptan una estrategia de sumisión que les permite sobrevivir en épocas de abundancia de alimento, mientras que la estrategia de los pollos de bobo café, donde siempre se da el fratricidio, consiste en ataques “desesperados” por revertir la jerarquía y con ello sobrevivir. Después de un mes de permanecer rodeados de bobos, cactus y mar, el regreso a la “civilización” no fue fácil. No fue sencillo dejar de despertar con chiflidos y gritos de gaviota y de bobo cada mañana, dejar de vivir bajo el sol calcinante, dejar de bañarse en el mar helado, dejar de convivir con pequeños mosquitos desde que el primer rayo de sol aparecía en el horizonte, dejar de temer que las tiendas fueran llevadas por los fuertes vientos de la noche y muchas cosas más. Lo que sí es sencillo entender es que San Pedro Mártir y sus bobos se queden para siempre en la memoria. 14 * Las fotos son de la autora. Los pollos de ambas especies cometen fratricidio, matan a su hermano subordinado pero con una diferencia: los pollos del bobo de patas azules lo llevan a cabo únicamente cuando la comida no es suficiente, mientras que los pollos de bobo café eliminan a su hermano siempre. Ruta Crítica