Lo natural y la naturaleza. Lo artificial y el arte
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Lo natural y la naturaleza. Lo artificial y el arte
JARDINES HISTÓRICOS Lo natural y la naturaleza. Lo artificial y el arte Desde el último cuarto de siglo se ha producido un uso abusivo de los términos “natural” y “naturaleza”, especialmente en la interpretación que se está dando a esos vocablos, con un sentido equivocado que se ha extendido de manera inadecuada. L humano, obra de su mente, de su voluntad, de su artificio, de su intencionalidad y de su arte. La naturaleza es enormemente rica y variada y las plantas, desde los hongos microscópicos a las enormes sequoias, pertenecen al reino vegetal, una parte de la naturaleza, como el reino animal y el mineral. Las plantas son una muestra de la naturaleza, no la única, y los jardines son una muestra de la creatividad humana, tampoco la única. Por muchas o muy variadas que sean las plantas que haya en un jardín, éste ya no es naturaleza. Los elementos vegetales han sido elegidos y situados por el ser humano para un determinado propósito, están fuera de su medio natural y siempre siguiendo un ideario. a identificación de la palabra “naturaleza” con las plantas y por extensión con los jardines es un error que induce a confusión, además de ser una limitación excesiva. Resulta obvio decir algo que se aprende en los primeros años escolares y cuyo adecuado sentido y uso correcto se están olvidando inexplicablemente. Según María Moliner y otros, “natural” es lo producido por la naturaleza y no por el hombre; de esta forma, queda establecida la diferencia básica entre lo que el hombre hace y lo que sólo es naturaleza. Son parte o muestra de la naturaleza los mares, las montañas, los astros, las tormentas, los eclipses, los terremotos, las auroras boreales y también manifestaciones que se producen todos los días: los virus, los seres humanos… y también las plantas, sin olvidar tantas cosas que el hombre no puede hacer; por tanto, no sólo las plantas son naturaleza. En contraposición, nunca son naturales los jardines, ya que no existen jardines en la naturaleza. Los jardines son únicamente un logro Un jardín nunca es un espacio natural porque, como se ha señalado, lo natural es aquello en lo que el ser humano no ha intervenido. En el globo terráqueo apenas quedan espacios naturales, si es que puede afirmarse que queda alguno; tal vez en algún lugar del Himalaya, en alguno de la Amazonia o de los casquetes polares. En un orden más cercano, valga el siguiente ejemplo para determinar cómo los espacios naturales han sido intensamente antropizados: carreteras, pistas, edificaciones, embalses, tendidos eléctricos, vías férreas, incendios, etc. En cuanto a su cobertura vegetal, la masa boscosa que cubre Guadarrama no es un bosque natural, ha sido intervenido por el hombre a favor de una especie arbórea, el Pinus sylvestris, en detrimento de la especie autóctona, el Quercus pyrenaica. Fundación de Casas Históricas y Singulares • 11 JARDINES HISTÓRICOS Otros ejemplos de espacios o paisajes pueden ser los sotos o bosques de galería, que suelen producirse de forma espontánea en las riberas de los cursos de agua, no así las alamedas, que son plantaciones programadas por el hombre aunque a veces, en el paisaje parezcan tener, en lontananza, una misma imagen. La naturaleza, siguiendo a Julio Casares, es el conjunto de las cosas, fenómenos y fuerzas que componen el universo físico, es decir, ajeno a la intervención espiritual, o lo que es lo mismo, mental o intelectual, del hombre. Atribuir la condición de espacio “natural” a un jardín es una banalización, un desconocimiento de su esencia. Todos los jardines, obra de arte, son lo opuesto, por tanto no pertenecientes a la naturaleza y están lejos de ser campos de cultivo o de coleccionismo. El antinatural arte del jardín se fundamenta, se inicia, en una idea que se hace visible, se plasma, 12 • Fundación de Casas Históricas y Singulares queda expresada, mediante líneas, formas y volúmenes; lo arquitectónico y lo concreto traducen pensamientos y sentimientos, que se valen de un espacio abierto, de materiales que aportan además de lo anterior, textura y color; donde la materia viva, luz y sombra, aire y agua, tierra y organismos vivos, se conjuga a impulsos de la voluntad humana con lo inmaterial, lo intangible, lo simbólico, claves de un lenguaje eterno y renovado. El tiempo, uno de los elementos compositivos del jardín y lo ya enunciado, hacen de él una obra de arte viva en sutil y constante renovación, y donde sobre todo ello prevalece el relato poético, o sea transgresor, que mantiene sin pérdida, siempre presentes, la evocación de lo pasado y el anhelo de lo imaginado, con la poderosa amplitud del espíritu humano, con todo, lo deseado y lo temido. Consuelo MZ. Correcher Arquitecto paisajista Directora del Gabinete de Jardines de la Fundación de Casas Históricas y Singulares