Caminos reales - testigos de mitología, cultura y
Transcripción
Caminos reales - testigos de mitología, cultura y
72 ATR ACTIVOS TU RÍ STICOS CAMINO A LA MITOLOGÍA, ENTRE ROCAS Y LAGUNAS Entre paisajes verdes que se extienden como colchas de retazos, la propuesta es aventurarse a escudriñar leyendas que hablan de lagunas misteriosas y de rocas en las que echó raíces la mitología de la región. L a r u t a propone aden trarse en las leyendas que se fundieron en el tiempo y que se formaron en el camino del oriente (si se par te desde Bogotá), remontando la cordillera Oriental de los Andes. El primer poblado al que se llega es La Calera, no sin antes haber atravesado la zona de “rumba” capitalina, donde no solo la noche adquiere un matiz cadencioso, sino también desde donde se tiene una de las mejores panorámicas de la capital. Restaurantes, bares y miradores se encuentran a lo largo del recorrido. Ya en La Calera, conviene detenerse a disfrutar de la verde topografía, adornada por varios picos. Muchos capitalinos tienen sus casas de recreo en esta zona, en la que encuentran paz en un lugar muy cercano a Bogotá. Si el tiempo no apremia, visite la cueva de La Moya, la laguna Brava, la meseta de las piedras de Tunjaque y el puente natural de piedra. Ya en las entrañas de la población, Panorámica del municipio de Sopó no está de más visitar la casa municipal, la capilla de la casa de gobierno o el templo parroquial que en su interior conserva obras de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos, sin duda, símbolo de los artistas de la época colonial en el país. Un bucólico paisaje se abre en el camino que de La Calera conduce a Sopó. Esta población, más allá de ser un sitio de peregrinación por encontrarse allí el santuario del Señor de la Piedra, la iglesia del Divino Niño y la iglesia colonial (construida en el siglo XVIII y en la que no hay que dejar de apreciar la bellísima colección de lienzos llamada los Ángeles de Sopó) también es destino de fin de semana de los capitalinos, por encontrarse allí una impor tante industria láctea que ofrece exquisitos platos para los viajeros que disfrutan con los quesos y toda una amalgama de ricos postres. Hermosas haciendas coloniales en las que pareciera que el tiempo se hubie- se de te nido, el par que ecológico Pionono (con s e n d e r os d e b i d a m e n te ma r c ados , mir ador es y sitios aptos para la práctica de deportes como el parapentismo) y el parque recreacional Sopó (al cual también se puede acceder por la carretera central, en donde el atractivo son sus lagos, los islotes ar tificiales, las zonas demarcadas para hacer asados de fin de semana, el alquiler de caballos, las llamas…) son otros de los regalos de esta población, la cual le sirve de camino a la próspera Guasca. Sí, Guasca es un apacible poblado (donde vivió Juan Rodríguez Freyle, cronista de la Colonia, autor de El Carnero), con paisajes de tarjeta postal que se complementan con sitios de interés turístico como las fuentes termales, ubicadas en la finca Aguascalientes; el cerrito del Santuario, que sir vió, gracias a sus escalinatas circulares, en las justas deportivas de los muiscas; la laguna de Siecha, uno de los más apacibles y hermosos escenarios de la región ; las piedras de Aguascalientes y la alta meseta de Chingaza. Guatavita La Nueva es el próximo destino, que se abre por entre fincas de recreo, vacas, verdes interminables y agua, mucha agua. Esta Guatavita, hoy, lleva el mérito de haber reemplazado al anterior poblado español que quedó sumergido en las aguas CORRE DORE S TU RÍ STICOS 73 Arquitectura del municipio de Guatavita La Nueva del embalse de Tominé. Aquí conviene detenerse, degustar una exquisita trucha, comprar artesanías, acudir a la misa y pasearla sin prisas, porque los tiempos pretéritos de dioses y leyendas se quedaron plasmados aquí. Los amigos de la aventura encontrarán en las orillas del embalsé Tominé clubes náuticos en los cuales, con autorizaciones especiales, se pueden practicar deportes acuáticos. Si se toma un desvío de la carretera, se asciende por un camino en aceptable condición hasta la magia del Dorado: la laguna del Cacique Guatavita, situada a 3.100 msnm, lugar donde los muiscas celebraban sus ritos. Enclavada entre paredes rocosas donde anidan las águilas, se encuentr a la población de Sesquilé, la siguiente parada en la ruta, que guarda para el viajero el mítico cerro de Las Tres Viejas, la capilla de Las Dolores y el templo parroquial. Si el tiempo lo permite, visite las fábricas de muñecos, orgullo de los pobladores, que hoy los exportan al mundo. La ruta lleva hacia Suesca, tierra custodiada por ma- jestuosos monolitos y por la laguna sagrada (un imponente espectáculo ofrece este lugar invadido de leyendas, dioses y demonios y rodeado de cultivos de papa, cebada, trigo, pero, ante todo, de un silencio absoluto). A este poblado también acuden los turistas a visitar las famosas rocas de Suesca, ideales para la práctica de escalada. Encumbrados en sus rocas, o sumergidos en sus leyenCONVENCIONES Centro artesanal Monumento colonial Lugar de peregrinaje Vestigio arqueológico Lugar histórico Parque natural das, desde allí se puede iniciar el retorno a la ciudad, tomando como punto de partida la carretera central, pasando por Gachancipá, con su capilla de Santa Bárbara, o disfrutar plenamente de sus encantadores paisajes y senderos o visitar su vieja estación del tren. El recorrido concluye en Tocancipá, una de las poblaciones más antiguas del depar tamento. 74 ATR ACTIVOS TU RÍ STICOS LA RUTA DE LA SAL Y EL CAMINO DE LA COLONIA Ésta es quizá la mejor manera de adentrarse en los pormenores del pasado indígena, las rancias tradiciones artesanales y el legado colonial impreso en iglesias y construcciones ancladas en el tiempo. El punto de par tida es la autopista Norte, y en solo media hora exhibe su mejor gala: una amplia sabana donde se conjugan todos los verdes y cultivos de claveles, gladiolos y rosas. Un regalo para el ojo que sirve de antesala al desvío de la carretera que conduce a la población de Chía, en el sitio denominado La Caro, donde se aprecia el castillo Marroquín, construido por el arquitecto Gastón Lelarge en 1902. La vía bordea el puente del Común, construido por orden del virrey Ezpeleta. Viene luego el municipio de Chía, con su gigantesco centro comercial Centro Chía, con sus restaurantes y tiendas de cadena, y en donde es imperdonable no degustar las almojábanas y los pandeyucas, o comprar artesanías que ofrecen sobre la vía. El camino lleva ahora a Cajicá, seis kilómetros más adelante. El oficio textil parece ser la vocación de sus habitantes, que en su mayoría se dedican a este arte en el que manos prodigiosas elaboran tapetes, tapices y cojines. Salinas de Nemocón Bellas haciendas estilo colonial, entre ellas Hato Grande (casa campestre de los presidentes del país), la iglesia parroquial, la casa de la cultura y la iglesia de La Concepción. Dice la historia que Cajicá era el paso obligado para quienes deseaban llegar al corazón del imperio muisca. Hoy sirve de puente para conquistar la otrora fortaleza del Zipa, la sorpresa que tiene reservada para el viajero esta ruta. Zipaquirá es, sin más preámbulos, el núcleo económico del departamento, por su capacidad industrial, sus ricas minas de sal y la explotación de las mismas. Sí, la tierra del Zipa es una moderna ciudad, de las que surgen numerosas construcciones que delatan la influencia del siglo XX, en conjuntos cerrados. Sobresalen sitios como las bocas de Sevilla, las rocas del Abra (que también forman parte de Tocancipá), el cerro del Zipa, la capilla de Los Dolores, la plaza central, las casas de hacienda, el palacio municipal y la nueva Catedral de Sal, obra magis- tral donde se combinan la ingeniería y el arte. El recorrido se prolonga por la ruta de la sal, las cuevas y los túneles, donde se erige el orgulloso “lamento del guerrero”: Nemocón. La población ofrece, más allá de sus historias, varios sitios para visitar. Entre ellos la mina de sal subterránea con sus hermosas cascadas de estalactitas, la capilla, el corazón en cristal de sal, el pozo de los deseos, etc. El Museo de la Sal, el centro histórico, la piscina municipal, el templo parroquial y el cerro de la Virgen del Carmen. Además de la posibilidad de disfrutar de la deliciosa gastronomía típica de la región, variedad de artesanías tipo exportación y eventos culturales de gran interés. Si el hambre apremia en esta parte del recorrido, el destino que viene no podía ser más recomendado: Tausa, donde se puede degustar una trucha fresca o conejo asado en los paradores que rodean a la población. En sus inmediaciones se aprecian los jeroglíficos y las piedras del Diablo. Solo cinco minutos la separan de Sutatausa que tiene más de 350 años y posee uno de los pocos templos doctrineros del país, el cual conserva tres de las cuatro capillas posas, las cuales se emplean para las procesiones del Corpus Christi. Hace algunos años se encontraron varias pinturas anónimas del siglo XVII que muestran ocho escenas del vía crucis. CORRE DORE S TU RÍ STICOS Detalle de El Pesebre en el interior de la Catedral de Sal de Zipaquirá Entre montañas, chircales y un verde interminable se llega a Cucunubá, un hermoso poblado, fiel reflejo de la arquitectura colonial. Este colonial pueblo sabanero tiene un parque central atiborrado de flores, además de su iglesia y el hermoso y confortable hotel Posada de Don Pedro que cuenta con menos de diez habitaciones, hermosamente decoradas y que ofrece, adicionalmente, comida típica colombiana. El camino, allí, ofrece dos alternativas: por un lado está Carmen de Carupa, sitio donde se realizaban impor tantes intercambios comerciales, dado que antes de la Conquista fue un cruce de caminos. Y, por otro, la vía del nor te hasta conquistar Fúquene, conocido como el “municipio pesebre”. Sus mayores atractivos se encuentran en la laguna que lleva su nombre (allí hay varias islas, una de las cuales fue santuario de los muiscas) y el templo parroquial, considerado joya de la arquitectura colonial: su altar mayor tiene talladas esmeraldas. Desde la inspección de Capellanía se llega a Simijaca, donde se disfruta de la variada geografía, los cultivos, los hatos y las miles de leyendas que con orgullo relatan sus habitantes y que han transmitido por generaciones. Un regalo para el viajero tiene reservado el regreso de esta ruta que conduce a Ubaté. La población es una tienda al aire libre donde se exhibe todo tipo de quesos. En sus viejas casonas ubicadas en el marco de la plaza principal, pareciera que se escucharan los recuerdos de la Colonia, impresos en sus fachadas, en sus patios, pero, sobre todo, en su imponente Basílica Menor, considerada patrimonio nacional, en la cual reposa la imagen de Cristo crucificado. Es una construcción de arquitectura gótica-francesa que forma parte del rosario de templos hermosos, como la capilla de Santa Bárbara, y de otras construcciones importantes como el monasterio de San Luis y las haciendas lecheras. Viene luego Lenguazaque, población en la que sobresa- le la iglesia de estilo barroco colonial, con una exquisita colección de cuadros de pintores neogranadinos. Los amantes de las compras encontrarán en este poblado ar tesanías elaboradas con lana, como cobijas y alfombras. Guachetá es el último poblado en esta ruta. Una pausa en el camino sugiere este lugar invadido de mitos y leyendas que hablan de un cacique chibcha que enterró sus riquezas en el cerro del Son. Adicionalmente, conviene visitar el templo parroquial (construido con piedra labrada), la plaza principal, la hacienda Rabanal y el cerro Naranjillo, sitio en donde se escondió Luis Vargas Tejada, escritor y conspirador contra el Libertador Simón Bolívar y escribió los textos de una obra literaria sobre la Nefanda Noche Septembrina. Para el retorno se recomienda tomar la misma vía. CONVENCIONES Centro artesanal Monumento colonial Mbhvob ef!Gûrvfof Lugar de peregrinaje Vestigio arqueológico Lugar histórico Mbhvob Dvdvovcâ Parque natural Fncbmtf!efm Ofvtb 75 Mbhvob!ef Tvftdb 76 ATR ACTIVOS TU RÍ STICOS TIERRA VERDE, CUNA ABORIGEN Una ruta en la que la historia, la gastronomía y la naturaleza lo invitan a disfrutar de los contrastes entre las culturas aborigen, colonial y contemporánea. La aventura se inicia en la vía que conduce a Funza, antigua capital del imperio muisca. El poblado está rodeado de numerosas haciendas. Casonas coloniales que hablan de un glorioso pasado inmerso en estas construcciones donde el tiempo se amañó y que sus propietarios conservan incólumes. Hay que detenerse en esta población para conocer su ermita, que data del siglo XVII, y su museo parroquial, con obras de Gregorio Vásquez de Arce y Ceballos. O también para adquirir ar tesanías de lana virgen, tejidos de croché y vitrales y degustar las colaciones, que son famosas en la región. Viene luego la tranquila y próspera población de Mosquera, llamada antiguamente Cuatro Esquinas, por ser cruce de caminos y que hoy se encuentra rodeada de vastas zonas de cultivos de flores. Allí se inauguró el primer telégrafo que funcionó en Colombia, en 1865. En sus alrededores se encuentra la laguna de La Herrera, paraíso de los cazadores, con su roca La Usca, cubierta de importantes petroglifos muiscas y jeroglíficos aún no descifrados. La región, igualmente, es asiento de destacadas y famosas ganaderías de toros de casta destinados a la fiesta brava. Luego de Mosquera se llega a Madrid, situada en medio de paisajes planos y fértiles, antiguos territorios de grandes feudos, hoy cultivados de f lores y poblados de criaderos de aves. El pue- blo tiene una conformación moderna, aunque conserva en buen estado monumentos históricos de su pasado colonial. En sus alrededores se encuentran haciendas como Potrero Grande, Casa Blanca, Las esmeraldas, Los Árboles, El Riachuelo, El Molino y El Colegio. Justo en el sitio denominado El Corzo se inicia la vía que conduce a la población de Bojacá (se debe desviar de la carretera principal), centro de peregrinación religiosa, dado que allí se encuentra el Santuario de Nuestra Señora de la Salud. Otros atractivos del poblado son el lago El Juncal y las piedras de Chivo Negro, así como las haciendas Cortés, Tequendama, Santa Librada, Las Monjitas y La Monja. En el municipio se pueden adquirir delicias gastronómicas como los famosos dulces en variadas figuras, los cotudos y los liberales. Ya de vuelta a la carretera principal, la ruta conduce a Facatativá. En las inmedia- Representación de una escultura precolombina en el municipio de Funza ciones de esta población se encuentra uno de los sitios arqueológicos más importantes del país, denominado piedras del Tunjo, popularmente conocidas como piedras de Tunja. Su nombre hace alusión a los tunjos, piezas de orfebrería muisca de formas antropomorfas y zoomorfas que se han constituido en un impor tante atractivo turístico cultural. Se sugiere hacer el retorno a Bogotá por la misma vía. CONVENCIONES Centro artesanal Monumento colonial Lugar de peregrinaje Vestigio arqueológico Lugar histórico Parque natural CORRE DORE S TU RÍ STICOS 77 EL PASO DEL DESIERTO, LAS FRUTAS Y EL SOL Pasando por los rojos que enmarcan el desierto de Zabrinsky, hasta alcanzar y disfrutar más adelante de uno de los climas más apetecidos por los colombianos, la ruta promete mucho paisaje, frutas por doquier y plena calma. El recorrido es uno de los más placenteros que se antojan para los viajeros que buscan cambios de temperatura en distancias cor tas. La travesía se inicia en la vía que conduce al municipio de Mosquera. Antes de llegar a esta población la imagen que ofrecen los alrededores es la de un verde paisaje con algunas factorías e innumerables haciendas donde se conserva intacta su arquitectura de antaño. La región es muy rica en ganadería y en ella se asientan los criaderos de reses bravas de Pueblo Español, Vista Hermosa y Mondoñedo. Otro de los sitios naturales de Mosquera son los cerros de Las Cátedras y del Mal Paso. De Mosquer a par timos hacia Tena a través del paisaje amarillento y rojizo del desierto de Zabrinsky, constituido por montañas, depresiones y hondonadas cubiertas de arena cobri- za. (Si tiene tiempo puede hacer un pequeño desvío hacia la izquierda, al parque natural Chicaque, con sus 300 hectáreas, donde se pueden admirar caminos coloniales empedrados, senderos ecológicos, quebradas y manantiales de agua pura; allí alquilan caballos). Al retornar a la carretera se inicia el descenso y por otro desvío situado a la derecha se llega a la laguna de Pedro Palo, mítico escenario ubicado en la cima de una montaña que por su topografía ofrece zonas de camping y caminatas. De vuelta a la ruta inicial se llega al municipio de Tena, zona agrícola donde se elabora el más exquisito vino de pitahaya. El general Francisco de Paula Santander fue alcalde de esta población, que también fue la primera en nuestro país en contar con fluido eléctrico. El estilo colonial predomina en Tena que, no obstante, Gran variedad de frutas encuentra el turista en este recorrido. también tuvo fuer tes influjos republicanos en su arquitectura. Prueba de ello es la casa del general Santander. En sus alrededores puede apreciarse un sinnúmero de puntos de venta de las más frescas frutas de la región. Entre sus atractivos culturales se destaca la capilla de Nuestra Señora de las Mercedes. Viene luego la “ciudad de la cordialidad” o La Mesa de Juan Díaz, lugar por excelencia, escogido para el veraneo de los capitalinos. Desde sus miradores El Picacho y El Rincón Santo se pueden observar algunos de los más hermosos paisajes de Cundinamarca. Por su clima templado y por el atractivo que ofrece su riqueza frutal, que los domingos llena de color y olor sus caminos y el mercado público, ha sido un sitio tradicional de descanso de los bogotanos. Pocos kilómetros la separan del “sol”, uno de los 78 ATR ACTIVOS TU RÍ STICOS En el municipio de Apulo sobresale la antigua estación del tren climas más apetecidos de los colombianos: Anapoima, “ El sol de la eter na juventud”, como han osado llamarla algunos. Región asociada con la palabr a “salud”, puesto que en ella se encuentran las aguas termales de Santa Ana y Santa Lucía, consideradas por muchos como fuentes curativas y de longevidad; cuenta, además, con buena infraestructura hotelera, abundantes restaurantes, parques y un excelente clima. Adicionalmente, posee hermosas fincas de recreo. CONVENCIONES Centro artesanal Monumento colonial Lugar de peregrinaje Vestigio arqueológico Lugar histórico Parque natural De Anapoima se llega al municipio de Apulo, pueblo de tradición como lugar de recreo y parada obligatoria del hoy olvidado tren de la Sabana. Este antiguo poblado fue por años lugar de veraneo de los presidentes de Colombia y de destacados personajes de la vida nacional. Su cestería es muy afamada, al igual que sus fuentes termales de Catarata. Solo veinte kilómetros la separan de Tocaima, antigua población levantada en el centro de la región panche, que, además de sus pozos azufrados, posee algunos de las más importantes fuentes termales de Cundinamarca, provistas de infraestructura, como las de Santa Lucía, La Hedionda y Acuatá. De su gastronomía caben resaltar los bizcochuelos, el salpicón, los jugos naturales, la avena, el masato y los quesos. Imperdonable no hacer un alto y degustar estas delicias, únicas en la región. Si se hace un desvío hacia la izquierda, de Tocaima se llega a la cálida Agua de Dios, cuya historia se remonta a los primeros años de la Conquista cuando, atraído por las aguas medicinales de la región, el adelantado Gonzalo Jiménez de Quesada estuvo allí, alivió sus males y marcó el destino de esta región para siempre. Allí también vivió el gran maestro de la música colombiana Luis A. Calvo y aún se conservan en este lugar su casa y algunos de sus objetos personales. El municipio guarda edificios de la mejor arquitectura republicana, mantiene un atractivo movimiento comercial y están asentadas en él pequeñas industrias. Con exóticos paisajes, pequeñas cañadas y un sinfín de ár boles fr utales que rodean el casco urbano, Nilo recibe a los viajeros que concluyen el recorrido justo en este municipio. Allí termina esta ruta, en un poblado donde también se encuentra una piscina natural. Se puede concluir el recorrido con la degustación de una gallina criolla o una mojarra al horno. Cualquiera de las dos opciones será una buena alternativa. El camino del retorno a Bogotá puede hacerse por la misma vía. CORRE DORE S TU RÍ STICOS 79 ENTRE LAS CUMBRES Y EL IMPONENTE MAGDALENA De la mole de cemento, pasando por pueblos hechos de flores, frutas y sol, hasta alcanzar el río Magdalena con atarrayas y leyendas. Lo primero con lo que se encuentra el viajero en esta ruta es Soacha. Allí puede parar a conocer la iglesia de San Bernardo, el estadio Luis Carlos Galán, el coliseo, el teatro Súa, el parque ecológico de La Poma y la zona arqueológica, entre otros. En poco menos de una hora se topará con la población de Silvania, la cual se destaca por sur parques ecológico y arqueológico, el balneario Pozo Azul, el camino real, el templo parroquial, el cementerio, las muestras de artesanías de cerámica, los muebles tejidos con mimbre, la cestería, los artículos de cuero y lana; así como los abundantes puntos de venta de frutas y comidas. A 11 kilómetros, por un ramal de la carretera, a mano derecha, se encuentra Tibacuy. Deténgase en la cueva de los Panches, visite los petroglifos de Tibacuy, el museo rupestre Los Pocitos, la pila del parque municipal, la parroquia de Santa Lucía, el parque principal y la hacienda San José. De vuelta a la carretera central, se llega a Fusagasugá, “ciudad jardín de Colombia”, que por su diversidad de climas cultiva todo tipo de flores y plantas ornamentales. En esta hermosa población, donde el cultivo de las flores es todo un arte, también sobresalen los caminos reales, el templo parroquial, el centro recreacional, la zona arqueológica, la quinta de Coburgo y la hacienda de Coloma. El camino lo conecta, haciendo una desviación hacia la derecha, con Arbeláez, Allí hay que visitar la meseta de Paramillo, el alto de Bochica, el cerro de Fátima, los caminos reales, la reserva forestal, el alto de la Virgen, su templo parroquial y sus múltiples fincas de recreo. Puente del antiguo ferrocarril sobre el río Magdalena en el Muy cerca de municipio de Girardot allí se encuenPara llegar a Ricaurte se retra San Bernardo, famoso por torna a Pandi y de ahí a la vía sus momias, cuevas naturales, que conduce a ese municipio. lagunas, caminos reales y su En las inmediaciones de esta templo parroquial. población se encuentran sitios Un desvío de la carretera, a de interés como las aguas termano derecha, lleva a Pandi, males Casa Blanca, el cerro de cuyas tierras están rodeadas Loma Gorda, la hacienda Pepor sitios naturales, como ñalisa, los centros vacacionales las aguas termales, la Piedra y numerosos hoteles. del Equilibrio; y de interés El último tramo de este tracultural y recreativo, como el yecto conduce a Girardot o arte rupestre de El Helechal, “ciudad de las acacias”, segúnentre otros. da población en importancia Hacia el sur, se hallan las pobla- del departamento. ciones de Venecia y Cabrera, El regreso se puede realizar que se destacan por sus pa- por la misma ruta, hasta Pandi rroquias, cascadas y caídas y empatar con la vía principal naturales. hasta Bogotá. CONVENCIONES Centro artesanal Monumento colonial Lugar de peregrinaje Vestigio arqueológico Lugar histórico Parque natural 80 ATR ACTIVOS TU RÍ STICOS TRAVESÍA INMERSA EN LAGUNAS, PÁRAMOS E HISTORIA Un recorrido que se interna en el suroriente de Bogotá, alcanza páramos, lagunas, un parque natural y llega hasta pueblos atiborrados de historia y con una gran vocación panelera. Laguna sagrada de Siecha en el parque natural de Chingaza El punto de partida de este trayecto es el suroriente de Bogotá, constituido por una larga cadena de picos que sobrepasan los 3.500 msnm y también se caracteriza por sus climas cambiantes y su gran riqueza ganadera y agrícola, donde se destacan los cultivos de maíz, trigo, cebada, fique, café y caña de azúcar. A la primera población a la que se llega es Choachí, luego de pasar las estribaciones del cerro de Guadalupe y del páramo de Cruz Verde, donde se encuentra el parque natural El Verdón. En este poblado vale la pena visitar sus fuentes termales, que prestan servicio al público desde 1810 y que cuentan con una excelente infr aes tr uc tur a . La r uta sigue a Ubaque, tierra que posee entre sus atractivos naturales la Laguna Sagrada de Ubaque Car vianza , donde se realizaban impor tantes ceremonias religiosas muiscas. De Ubaque se pasa a Fómeque, un pueblo que se destaca por su industria panelera y la producción de cerámica, fique y lana. Es un punto de partida al parque natural nacional Chingaza o a la laguna del mismo nombre, plena de frailejones que, igualmente, pueblan la laguna de Fómeque. El paisaje se complementa con el páramo de Ching a z a y v a r ia s cuchilla s . Las fuentes termales de Guane son otro atractivo de Fómeque. La iglesia de la I nmaculada Conce p ción de María tiene una variedad de estilos en su arquitectura y es digna de admirarse. Quetame es el próximo destino, con su clima templado, de territorio montañoso, gran producción de panela y sus aguas termales. Desde allí se inicia el ascenso a Bogotá. En el trayecto se pasa por Cáqueza, impor tante municipio rodeado de mon- tañas con algunas zonas planas y cerros donde se encuentra gran cantidad de fósiles. Entre sus atractivos tur ís ticos es tán el yacimiento de fósiles, localizado a tres kilómetros del pueblo; el lago Largo, de importante riqueza biótica y el río Cáqueza. A partir de Cáqueza, siemp r e a s ce n d i e n d o h a ci a Bogotá, por un desvío a la izquierda se llega a Une, ter r itor io mont añoso y paisaje verde, apaciblemente bañado por las aguas de los ríos Guativar, La Mesa y Rincón. El r egr eso se hace por la carretera principal. Se llega al último destino de la ruta: Chipaque, una de las primeras fundaciones española s en el Nuevo Reino de G r anada . Sus tierras fér tiles y sus fuentes termales de la vereda de Aguascalientes son sus principales atractivos. Son 123 k ilóme tr os de recorrido.