Descargue el Manifiesto de la Carretera de la Aldea

Transcripción

Descargue el Manifiesto de la Carretera de la Aldea
Iltre. Ayuntamiento
El Roque Aldeano
de La Aldea de San Nicolás
Asociación Foro
Tfno. 639 050
463/609 464 404
Seguridad vial. Carretera de La Aldea. Siniestralidad.
Por Bernardo Hernández Curbelo (Periodista)
Quiero en primer lugar agradecer a los organizadores el hecho de que
me hayan dado la oportunidad de sumarme públicamente a la
reivindicación de tantas y tantas personas por una carretera más justa
y solidaria.
Mi relación con la Aldea no es solo profesional, como estudioso y
comunicador de la seguridad vial, sino que viene avalada sobre todo por
mis vínculos familiares con el municipio, que tienen sus raíces en al
menos tres siglos atrás y que aún permanecen.
Deseo asimismo decir aquí, que en pocos lugares del mundo he conocido
personas que con tanto orgullo, satisfacción y apasionamiento
alardeen de su gentilicio, Aldeano. Y que a su vez sean respetados por
el resto de la comunidad como personas recias, trabajadoras y
luchadoras en las que la defensa frente al enemigo común siempre ha
estado por encima de las diferencias particulares.
Estamos hoy aquí, decepcionados una vez más, para potenciar una
demanda justa, la nueva carretera de la Aldea.
Por motivos profesionales he recorrido miles y miles de kilómetros
por todo el mundo. Cuatro continentes y casi cincuenta países, y en
pocos lugares, sobre todo del mundo que dicen desarrollado, he visto
una vía de dominio público tan inhóspita como la actual, Agaete-La
Aldea.
Se trata de una carretera que condiciona no solo la economía sino
también la vida diaria de los aldeanos. Y a veces también la muerte,
con los índices de siniestralidad más altos. En tan solo 30 kilómetros
de longitud, se han producido a lo largo de la historia, mas 30 muertos,
más de uno por kilómetro, en accidentes de tráfico en los que el
estado de la vía ha sido determinante.
Sumados a ellos otros muchos acuciados por enfermedades han dejado
la vida en la carretera, debido a la falta de proximidad de los centros
de atención. Igualmente casi la mayoría de la población ha visto
perjudicada su formación por la lejanía, o su actividad económica por
los gastos de transporte que potencian los de la explotación de los
cultivos, sin olvidar a los deportistas, sobre todo niños y jóvenes que
tienen que transitar por la vía los fines de semana para competir fuera
del municipio, situación que se agrava durante el invierno.
Y es que tenemos una carretera muy peligrosa y arriesgada. De vértigo
y hasta mareante. Marcada por una orografía y relieves singulares. Un
desnivel importante de cientos de
metros sobre el mar, con
pendientes continuas que llegan a superar hasta el 10 por ciento. En
tan solo treinta kilómetros hay unas 260 curvas, muchas de ellas con
escaso y peligroso radio y una buena parte sin visibilidad. La anchura
no es suficiente para una vía que soporta cierta cantidad de vehículos
pesados y más de un millar de movimientos diarios llenos de
sobresaltos.
Varios de los tramos serpentean por medio de macizos de rocas
peligrosas, que por efecto de la erosión del viento y el agua acaban
desprendiéndose sobre la propia vía, que debido a las grandes voladas
sobre el mar hace aun más peligrosa una maniobra evasiva.
Las interminables subidas y bajadas hacen muy presente posibles
desgaste y averías mecánicas que comprometen aun más la seguridad
vial, por su acción sobre frenos, suspensiones y hasta motores.
Desde el punto de vista medioambiental los desplazamientos en
marchas cortas generan consumos que disparan las emisiones de gases
de efecto invernadero C02 y producen mayores gastos de
mantenimiento y deterioro de los vehículos.
El Risco de Fenique, es detrás de uno en Groenlandia uno de los
acantilados costeros más altos del mundo. Y nuestra carretera lo
atraviesa, con un tramo zigzagueante,
sinuoso, retorcido con los
riesgos que se multiplican cuando las condiciones meteorológicas son
adversas.
No menos peligroso es aun el acceso al Anden Verde, y el tramo casi
longitudinal de su propio nombre. A todo lo dicho anteriormente habrá
que sumar el riesgo de desprendimientos, decenas de toneladas de
piedras han sido retiradas por el cabildo de las mallas de protección, y
los deslizamientos de las ruedas en el firme derivados de la umbría
casi permanente de la zona.
Pero aun hay mas, un accidentado grave en la carretera de la Aldea,
tiene un 35% menos de posibilidades de sobrevivir, que en otros
lugares de la isla. En buena parte del recorrido se está fuera del
conocido como el tiempo de oro y que es aquel en el que es necesaria la
respuesta de los servicios sanitarios, para evitar que los afectados
mueran tras el accidente.
Y mientras todo eso sucede, y es reconocido por todos los estamentos
públicos y privados, lo cierto es que al día de hoy, la carretera de la
aldea no solo no es una realidad, sino que los retrasos de su entrada en
funcionamientos superan incluso las previsiones más pesimistas. ¿Por
qué?
Argumentos como la crisis, los recortes o las competencias, son las
motivaciones para que algunos justifiquen su falta de compromiso
social y político con un pueblo que siempre ha demostrado su fidelidad
y responsabilidades.
Calificaciones como las de Carretera de Interés Regional, Obra
Prioritaria y otras recogidas en rimbombantes documentos públicos
pierden todo su valor cuando se atufan con injustificables actitudes
que encuentran en términos como transferencias, ficha financiera y
hasta anticipo imposibles el refugio de la falta de compromiso.
¿Hasta cuándo
el atropello, la humillación, el aislamiento, el
estrangulamiento económico y el pisoteo de la dignidad de un pueblo
que merece el más grande de los respetos?

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