Pardela Cenicienta Calonectris diomedea borealis

Transcripción

Pardela Cenicienta Calonectris diomedea borealis
Pardela Cenicienta Calonectris diomedea borealis
costa, esta práctica está casi totalmente erradicada pero parece resurgir esporádicamente y en casos aislados. Igualmente, hace
unos años se las capturaba en el mar para usarlas como cebo (p.ej.
en las nasas) y actualmente esto sólo se produce rara vez.
MEDIDAS DE CONSERVACIÓN
— Protección legal (ZEPA, Parque Nacional, Parques Naturales)
de la mayoría de las zonas de reproducción conocidas y, en algunos casos, de las aguas adyacentes a éstas (Reservas Marinas).
— Recuentos esporádicos de las poblaciones reproductoras en
algunas colonias, principalmente en Baleares.
— En Columbretes, los recuentos son más regulares.
— Seguimiento de los parámetros de reproducción en Chafarinas.
— Estudio de la mortalidad accidental de aves marinas en aguas
de Columbretes (SEO/BirdLife, Secretaría General de Pesca).
MEDIDAS DE CONSERVACIÓN PROPUESTAS
— Proteger adecuadamente (p.ej. a través de ZEPA, aunque puede superponerse otras figuras) todas las áreas de reproducción
actuales y las históricas.
— Gestionar activamente las colonias de cría (eliminando predadores, recreando el hábitat de cría).
— Eliminar predadores de las antiguas colonias de cría para favorecer el retorno natural de la especie.
— Promover el uso adecuado de medidas correctoras en las pesquerías de palangre para evitar la captura accidental de aves
marinas: calado nocturno, líneas espantapájaros, aumento del
peso de la línea madre, mecanismos de calado subacuático,
cebo tintado.
— Desarrollar, con la colaboración del sector pesquero, medidas
correctoras específicas para evitar la captura accidental de pardelas cenicientas en las pesquerías de palangre en aguas españolas.
— Designar con la categoría de ZEPA las áreas marinas que resulten importantes para la conservación de la especie (zonas
de alimentación, concentraciones destacables, pasos regulares) y aplicar en ellas el principio precautorio, estableciendo la
necesidad de evaluar el impacto ambiental de las nuevas actividades que se proyecten desarrollar.
— Llevar a cabo un censo nacional de esta especie y un seguimiento de las colonias reproductoras para determinar con
más exactitud las tendencias de sus poblaciones.
— Regular las actividades acuáticas en las inmediaciones de las
colonias de cría, especialmente las nocturnas, con el fin de evitar molestias a las aves.
— Regular la iluminación artificial en las áreas de cría y en las zonas costeras adyacentes, con el fin de minimizar el impacto especialmente sobre las aves jóvenes en el momento de abandonar sus nidos (octubre).
Pardela Cenicienta
Calonectris diomedea borealis
Vulnerable; VU A3d+4d
Autor: Juan Antonio Lorenzo
A pesar de ser el ave marina más abundante en Canarias, sus efectivos se han reducido con relación al pasado, estimándose su población en unas 30.000 parejas. La captura de pollos ha sido la causa principal de su disminución, ya que incluso fue un recurso aprovechado por los aborígenes de las islas, pero en la actualidad, a pesar de que estas prácticas ilegales se han reducido, han surgido otras amenazas como la depredación por mamíferos introducidos, los deslumbramientos
-cuyo impacto real sobre la especie es desconocido-, y sobre todo la mortalidad derivada de la actividad pesquera probablemente insostenible a largo plazo.
DISTRIBUCIÓN
POBLACIÓN Y TENDENCIA
Esta subespecie está presente principalmente en aguas de la Macaronesia, en concreto en las islas atlánticas de Salvajes, Madeira,
Azores y Canarias. También cría en las islas Berlengas (Portugal).
Los efectivos de Cabo Verde han sido tradicionalmente tratados
como otra forma, C. d. edwardsii (Cramp & Simmons, 1977; Del
Hoyo et al., 1992), pero en la actualidad se consideran con rango
de especie, C. edwardsii (Hazevoet, 1995; Snow & Perrins, 1998).
Resta por citar la forma nominal, C. d. diomedea, propia de la región mediterránea.
Las poblaciones vecinas de Madeira y Azores, en conjunto pueden ascender a unas 65.000-125.000 pp. (BirdLife International/EBCC, 2000). La estimación global rondaría aproximadamente entre 96.000 y 155.000 pp. (Tucker & Heath, 1994; Snow &
Perrins, 1998; Paterson, 1997), destacando de la bien repartida
red de colonias en el conjunto de su distribución mundial la de
Salvaje Grande (Salvajes), con unas 18.000 pp. (Mougin et al.,
1996) y la de Alegranza (Canarias) con unas 8.000-10.000 (Martín
et al., 1991), que aglutinan un porcentaje importante de esta sub43
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especie. A título comparativo, los efectivos de la forma mediterránea ascienden a unas 50.000-63.000 pp. repartidas por más de un
centenar de enclaves (Paterson, 1997), mientras que en Cabo Verde se estiman en unas 10.000 (Snow & Perrins, 1998).
En Canarias se considera el ave marina más abundante, habiéndose cifrado su población de forma orientativa en unas
30.000 pp. (Martín et al., 1987). Deben tenerse en cuenta las dificultades para censarla, al criar en sitios inaccesibles de la costa y el
interior de las islas, a los que acude de noche (Martín & Lorenzo,
2001).
Se conoce su nidificación en todas las islas e islotes del archipiélago, y siguiendo a Martín & Lorenzo (2001), los efectivos reproductores se encontrarían mayoritariamente en las siguientes
colonias y sectores: Alegranza (principal colonia canaria con
8.000-10.000 pp.), Montaña Clara (probablemente más de 1.000
en La Caldera), Lanzarote (cerca de 1.000 en El Mójon, en el Parque Nacional de Timanfaya), Lobos (alrededor de 1.000 sobre
todo en La Caldera), Fuerteventura (principalmente por la costa
occidental y en el sureste), Gran Canaria (zonas principales en el
oeste y franja costera septentrional), Tenerife (muy común, criando en casi todo el litoral aunque bastante escasa en la vertiente
meridional), La Gomera (muy abundante en todo el litoral pero
sobre todo en la mitad meridional), El Hierro (tanto en los acantilados como en numerosos islotes de forma muy abundante) y La
Palma (varios miles de ejemplares, destacando el cuadrante nororiental).
Tendencia previsible. A pesar de que hoy en día se considera abundante, es menos común que en el pasado (Martín & Lorenzo, 2001). Por ejemplo en las islas más pobladas se ha constatado la desaparición de algunas de las colonias más accesibles y
vulnerables (Martín, 1987; Lorenzo & González, 1993b; Martín
& Lorenzo, 2001). En cuanto a la evolución de la población, a tenor de la incidencia de distintos factores limitantes, y aunque los
principales han cesado o disminuido de forma considerable, se
advierte una reducción general. Además, el efecto de las actividades pesqueras en las aguas en las que está presente fuera del periodo reproductor (principalmente durante los meses invernales)
podría acrecentar su declive.
ECOLOGÍA
Es una especie migradora, que está presente en los mares canarios
desde mediados de febrero a finales de octubre, aunque en los
meses invernales que restan se conocen citas ocasionales (Martín
et al., 1987; Lanzadera, 1994; Martín & Lorenzo, 2001). Los efectivos atlánticos migran en su mayor parte a las costas de Sudamérica (Mougin et al., 1988), conociéndose al menos tres casos de aves
anilladas en Canarias y recuperadas en las aguas de Brasil (Martín
& Lorenzo, 2001).
La puesta es de un sólo huevo y tiene lugar desde finales de
mayo a mediados de junio. Cría en madrigueras (“huras”) bajo rocas, así como en grietas, cuevas, tubos volcánicos, bajo vegetación
e incluso en la arena (Martín & Lorenzo, 2001), tanto en roques y
acantilados marinos como en barrancos y áreas agrestes del interior. Los pollos permanecen en el nido hasta mediados de octubre
y principios de noviembre. Tal y como resumen estos últimos autores, una vez que abandonan las colonias inician un periplo que
les llevará a recorrer aguas atlánticas más septentrionales.
De especial importancia de cara a la recuperación de esta especie y la incidencia que tiene la captura de pollos en las áreas de
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cría sobre la dinámica poblacional de la misma, son los datos obtenidos por Jouanin et al. (1980) en la colonia de Salvaje Grande
relativos a la madurez de las aves, ya que tardan al menos cuatro
años en regresar a las colonias de cría pero no llegan a reproducirse hasta el séptimo. Además, tal y como señalan Martín & Lorenzo (2001), si bien la mayor parte de los efectivos regresa a las colonias de cría donde nacieron, al menos un porcentaje
indeterminado puede establecerse en otras. Dichos autores mencionan casos de individuos nacidos en Salvajes que han sido encontrados nidificando en Canarias. A ello hay que unir el efecto
negativo de la actividad pesquera en sus lugares de dispersión.
AMENAZAS
Caza ilegal. (1) Tradicionalmente ha sido capturada por los
habitantes de las islas (Martín & Lorenzo, 2001), e incluso se conoce su consumo por parte de los aborígenes (Rando & Perera,
1994; Rando et al., 1996 y 1997). Aunque la finalidad de la mayor
parte de estas capturas era para consumo, también se llevaban a
cabo para obtener aceite y plumas, por lo que se centraban mayormente en los pollos. De la recopilación de información de Martín
& Lorenzo (2001) sobre estas prácticas, y a modo de ejemplo,
cabe destacar que en Alegranza, en la primera mitad del siglo XX,
debían capturarse entre 6.000-8.000 pardelas, existiendo un cuaderno de contabilidad en el que aparece como cifra más elevada la
de 7.500 pollos capturados en 1926. También se abatían adultos y
juveniles desde embarcaciones empleando armas de fuego (Lovegrove, 1971; Hernández Quintero, 1974; Martín & Lorenzo,
2001). Estos últimos autores añaden que según testimonios de
testigos, sólo se recuperaba una mínima parte de los ejemplares.
Deslumbramientos. (2) La mayor parte de los hallazgos de
pollos que caen en sus primeros vuelos se debe a deslumbramientos en núcleos poblacionales. Se desconoce la verdadera magnitud de este problema, aunque los esfuerzos de recuperación de
estas aves que se llevan a cabo en las islas deben minimizar su impacto.
Depredación. Se desconoce su incidencia sobre las poblaciones, aunque en base a la abundancia de algunos depredadores
potenciales (gatos y ratas), en las islas mayores debe ser una de las
causas por las que se han perdido colonias. También en algunos
islotes en los que hay mamíferos introducidos, este factor cobra
mayor importancia.
Mortandad por la actividad pesquera. (4) Se sabe relativamente poco sobre el impacto real de la actividad pesquera en esta
subespecie, y al menos en las aguas del archipiélago debe ser baja.
Sin embargo, durante la época no reproductora se dispersa por el
Atlántico frente a las costas de Sudamérica, donde se conoce la
existencia de capturas accidentales frecuentes en palangre (véase
C. d. diomedea, este volumen).
Otras causas. (4) Hay mortandad también por colisión con
tendidos eléctricos, atropellos, consumo de desperdicios flotantes (plásticos de envoltorios, etc.) y ahogamientos (con redes, palangres, etc.), pero se desconoce su magnitud.
MEDIDAS DE CONSERVACIÓN
A raíz de los resultados de Martín et al. (1987) comienzan campañas de recogida de pollos deslumbrados por parte de la Viceconsejería de Medio Ambiente del Gobierno de Canarias. La activi-
Pardela Pichoneta Puffinus puffinus
dad ha proseguido y ha calado en la población, recayendo
actualmente su organización en los distintos cabildos. También
debe mencionarse el papel de la Asociación de Amigos de las Pardelas, que dedica gran parte de sus esfuerzos a dicha labor de recuperación.
Además, se ha visto favorecida al incluirse gran parte de sus
principales colonias en la red de ENP y ZEPA (Martín Esquivel et
al., 1995; Viada, 1998).
En fechas recientes también se ha visto beneficiada por las labores de estudio y conservación, sobre todo por la erradicación de gatos y conejos, desarrollada por el Departamento de Biología Animal
de la Universidad de La Laguna en los islotes del archipiélago chinijo (Martín et al., 2002). Dichas actuaciones forman parte de un proyecto del Cabildo de Lanzarote que ha contado con fondos Life.
MEDIDAS DE CONSERVACIÓN PROPUESTAS
— Elaboración y publicación del Plan de Manejo de esta especie
y cumplimiento de sus directrices.
— Cumplimento de las directrices de los distintos instrumentos de planeamiento de los espacios naturales, garantizándose de esa manera la conservación efectiva de
su hábitat.
— Vigilancia estricta en las principales colonias de esta especie
durante el periodo reproductor.
— Erradicación de depredadores introducidos en las colonias
ubicadas en roques e islotes.
— Estudios sobre la incidencia de la actividad pesquera y la evolución de sus poblaciones.
— Llevar a cabo censos coordinados y seguimiento de las colonias reproductoras para determinar con precisión su evolución.
— Promover medidas para evitar mortalidad en las pesquerías de
palangre.
— Regular actividades acuáticas en las inmediaciones de las colonias de cría, especialmente nocturnas, con el fin de evitar molestias.
— Regular iluminación artificial en las áreas de cría y en las zonas
costeras adyacentes.
Pardela Pichoneta
Puffinus puffinus
En Peligro; EN B2ab(ii,iii); C2a(ii)
Autor: Juan José Ramos
La Pardela Pichoneta es una de las aves marinas nidificantes en el territorio nacional más desconocida. La escasez de información existente genera importantes
dudas sobre su situación, aunque todo apunta a un alarmante declive de sus poblaciones, provocado principalmente por la depredación por parte de las ratas. Sus
efectivos poblacionales han sido cifrados en algo más de 200 parejas para el conjunto del archipiélago canario.
DISTRIBUCIÓN
POBLACIÓN Y TENDENCIA
Se distribuye principalmente en el noreste del Atlántico. Sus colonias de cría se localizan en las islas Westmann, Feroes, Islandia,
Gran Bretaña y en la Bretaña Francesa (Del Hoyo et al., 1992). En
los archipiélagos macaronésicos existen enclaves reproductores
con menor número de aves en Azores, Madeira y Canarias. Además, en la costa atlántica de Norteamérica existen colonias de cría
en Terranova y Massachusetts (Paterson, 1997; Del Hoyo et al.,
1992).
España. Los únicos enclaves reproductores conocidos a nivel nacional se localizan en Canarias, en las islas de La Palma y Tenerife, aunque podría criar en otras, como El Hierro y La Gomera, donde se han realizado diversas escuchas nocturnas en época y
hábitats apropiados.
Es muy frecuente en la costa cántabra durante el paso postnupcial, especialmente en los meses de agosto a noviembre, siendo mucho menos notorio en el prenupcial, el cual tiene lugar de
febrero a abril (Díaz et al., 1996). Además, existen varias citas dudosas en las costa andaluza y valenciana (Paterson, 1997).
Aunque hasta el momento sólo se conoce como reproductora
en Tenerife y La Palma, una mejor prospección de los sectores
septentrionales de El Hierro y La Gomera permitiría ampliar
su distribución como nidificante. Por otra parte, la estima conocida para el conjunto de su distribución debe tomarse como
orientativa, ya que los escasos enclaves de cría conocidos y los
hábitos de la especie, dificultan su recuento. No obstante,
considerando las amenazas, es muy probable que se encuentre
en declive.
Tenerife. Aunque fue citada por diversos autores en la costa
norte durante el siglo XIX (Bannerman, 1963), no es hasta la segunda mitad de la década de 1980 cuando fue encontrada criando
en laderas del barranco de Los Cochinos (Los Silos), en el noroeste de Tenerife (Hernández et al., 1990). Estos autores calculan
que sus efectivos son del orden de una veintena de parejas. Además, la especie puede ser escuchada durante la época de cría en
otros barrancos del norte y noroeste, así como en algunos enclaves del macizo de Anaga.
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