Autor: Sergio Huguet LA PEREZA Los calendarios deberían poner

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Autor: Sergio Huguet LA PEREZA Los calendarios deberían poner
Autor: Sergio Huguet
Psicólogo- Terapeuta Gestalt - Miembro Titular de la AETG
Miembro del Equipo del Instituto de Terapia Gestalt de Valencia
LA PEREZA
Los calendarios deberían poner, al final del último día de cada mes, un par
de días añadidos que se llamaran: “el día menos pensado y un día de
estos”, pues, si lo piensas bien, forman parte de nuestro calendario interno.
¿Cuántas cosas importantes por realizar en nuestras vidas las tenemos
anotadas en rojo, un rojo pereza, justo en estos dos días? Cuando la pereza
nos anida en el alma, nuestros pasos se guían por aquella máxima según la
cual “preferimos aferrarnos a nuestra cómoda incomodidad que
experimentar el incómodo cambio”. ¿Qué hacer, pues, cuando son cosas
importantes para nosotros y aun así sólo llegamos a pensar un: ¡debo
hacerlo!, pero no alcanzamos a sentir un: ¡quiero hacerlo!? Lo que
solemos hacer es esperar a que nos sintamos con ganas, motivados, pero
eso, desafortunadamente en demasiadas ocasiones, no sucede. ¿Qué hacer
entonces? Permíteme que te proponga un experimento. Piensa en una
situación cómica. ¿Ya lo tienes? Ahora frunce el entrecejo, arruga tu nariz,
y al mismo tiempo piensa en la situación cómica. ¿Ves lo que ocurre? No
puedes experimentar la comicidad cuando el gesto de tu cara, ¡aunque sea
forzado!, está expresando otro sentimiento. Solemos creer que primero
experimentamos una emoción y luego la expresamos, como si pensáramos
que la cara es el residuo de la emoción, pero no es sólo así, el proceso
funciona también a la inversa: ¡el gesto provocado también genera la
emoción! ¿Qué aprendemos de este experimento para nuestro interés con la
pereza? Pues que podemos estar esperando a que aparezca la emoción, la
motivación diríamos, para después actuar, o podemos actuar y permitir que
aparezca la motivación. Recuerda que esas tareas que aplazamos por pereza
no son tan pesadas una vez puestos en acción, lo realmente pesado es
tenerlas en la cabeza dando vueltas una y otra vez sin permitirnos pasar a la
acción. No olvides que el placer que acompaña al trabajo pone en olvido a
la fatiga de la pereza, y que el trabajo siempre lleva implícita una
misteriosa y refrescante recompensa.
Artículos publicados en le Revista Mente Sana
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