Jardines, sitios...•6.0 - conjuntos históricos de salamanca

Transcripción

Jardines, sitios...•6.0 - conjuntos históricos de salamanca
Candelario Conjunto histórico
A escasa distancia de Béjar se encuentra Candelario,
situado en la falda norte de la sierra de su nombre, en
terreno abrupto, pues se dispone en la ladera de una
montaña, con sus calles en profunda pendiente por
donde discurren, perfectamente encauzadas, dos acequias que se subdividen en otras más pequeñas y que
constituyen uno de los detalles más orginales del conjunto pues el visitante mientras camina hasta la parte
alta del pueblo es acompañado por el susurro cadencioso del curso del agua en su búsqueda del río
Cuerpo de Hombre
Poco sabemos de su historia, vinculada desde el siglo
XVI a los Zúñiga, sin que nos consten en la misma
hechos relevantes. A partir del siglo XVIII la villa de
Candelario conoció una etapa de bonanza económica
debido fundamentalmente a una más que prestigiosa
industria chacinera, plasmada en la Historia del Arte
pues Pedro Chico, el Choricero, fue inmortalizado por
Bayeu en uno de sus tapices, lo que sin duda dio origen a una arquitectura doméstica de gran empaque
monumental e indudable interés por lo que supone de
elemento diferenciador con respecto al resto de pueblos de la sierra de Béjar e incluso de la cercana sierra
de Francia, pues nada hay en ellas que se le parezca.
En las calles Enrique Fraile, plaza del Solano, Pedro
Múñoz Rico, conocida también como Regadera Baja, y
en la calle Mayor, encontramos una serie de casas que
llevan grabada la fecha en los dinteles acompañada de
Vista aérea de Candelario
algún detalle religioso, generalmente una pequeña
cruz, sobresaliendo las que fueron construidas en el
siglo XVIII, a partir de 1760 y hasta 1797, pero también
las hay fechadas en los años del siglo XIX y en los primeros del siguiente, señal que la bonanza económica
fue duradera. Las dos calles principales se intercomunican mediante otras transversales, más estrechas y de
menor interés. La presencia en Béjar del arquitecto
modernista Benito Guitart Trulls, quien trabaja en la
ciudad textil en 1920, nos permite atribuirle algunas
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de las casas de esta época que hay en Candelario, entre
ellas la que se alza en la plaza del Solano, obra ajena a
lo coetáneo de Salamanca, con decoraciones modernistas que incluyen temas fitomorfos e incorpora cerámica de gran vistosidad, resaltando sus vanos trilobulados. Suya será la casa que se alza en la calle que lleva a
la iglesia, con balcones ajenos a lo local, bebiendo en la
arquitectura medieval y dándole una gran prestancia
por su empaque arquitectónico. Sabemos que su presencia en el pueblo data al menos de 1894, momento
en que con sus planos se levanta el Ayuntamiento, que
hizo las veces de escuela y cárcel, un magnífico edificio
de tres plantas, con amplio salón de plenos cubierto
con grandes pendolones de vigas de castaño.
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La tipología de la arquitectura doméstica responde a
un modelo que se repitió, con ligeros cambios, desde
el siglo XVIII hasta el XX. Se trata de casas de tres plantas, generalmente encaladas de blanco y resaltando
el gris del granito de las partes nobles: esquinas, ventanas y puerta, correspondiendo la planta superior a
una gran sala con estructura de varales para colgar y
curar los embutidos y una galería abierta al exterior,
generalmente de madera y rematada en un gran
alero. La puerta de acceso se protege de las inclemencias del tiempo, especialmente de la nieve, con
un cancel de madera o batipuerta, elemento muy
característico de la arquitectura del lugar por la forma
curva que adopta en uno de los extremos superiores.
Arquitectura popular. Balconadas
Calle típica con fuente, al fondo batipuerta
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Casa típica de Candelario
Alguna casa presenta caracterísicas muy pecualiares,
más cercanas a los modelos de la sierra de Francia, con
tramones de madera sin enfoscar y porche interior
con poyos para descansar y cobijarse de las inclemencias del tiempo.
La arquitectura religiosa
Recibe al visitante la llamada ermita del Santo Cristo del
Refugio, en una gran explanada presidida por la Cruz
de término. El interior poco tiene de interés, resuelto
en una nave rematada en capilla mayor rectangular.
El retablo que la preside es en realidad el cuerpo superior del retablo del convento de dominicos de Béjar, de
donde se trajo, según la tradición oral, tras la
Desamortización. Se trata de un retablo rococó, con
estípites que enmarcan dos hornacinas rematados en
los escudos de la orden, cobijando una de ellas una
talla excepcional de San Vicente Ferrer, y la central el
llamado Cristo del Refugio, una pequeña talla de un
crucificado que seguramente sea de finales del siglo
XVI. Los escudos del retablo, con las armas de los
Zúñiga, se encuentran colocados en las paredes de la
nave y a juzgar por su tamaño el retablo debió ser de
gran calidad y de dimensiones considerables.
La iglesia de la Asunción se alza en la parte sur del
pueblo, en la zona más elevada, y constiuye un magnífico ejemplo de la arquitectura gótica. Se trata de
un templo de tres naves individualizadas por sendos
arcos a cada lado, capilla mayor semiexagonal y
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Ayuntamiento
otras dos laterales comunicándose con ella y con las
naves. Los arcos son semicirculares, con decoración
de bolas, recordando obras abulenses. La portada
septentrional es sencilla, con baquetones y recuadro
de hojas góticas muy toscas. La que se abre en el hastial de poniente presenta arquivolta y columnas
sogueadas, y sobre ella un rosetón gótico de complicada tracería y dos pequeñas inscripciones de difícil
lectura por estar muy erosionadas, aunque algunas
de las letras quizá nos permitan adelantar la cronología de este templo hasta finales del siglo XV. Las
armas de los Zúñiga, duques de Béjar y señores de la
villa, aparecen en las portadas y en las arquerías
del interior.
La capilla mayor ostenta una preciosa armadura ochavada de cinco paños, con pechinas planas, casi perdidas, cuajada de lazo de nueve y doce ataujerado y
pintado, con dos racimos de mocárabes colgando del
almizate y escudos de los Zúñiga pintados en el alicer.
La armadura ha sido puesta en relación, al igual que la
arquitectura del templo, con la iglesia de Herradón, en
Ávila. La armadura de la capilla de la epístola es más
sencilla, con casetones octogonales en el almizate y
cuadrados en los faldones.
Preside la capilla un retablo tetrástilo de la segunda
mitad del siglo XVIII resaltando una talla de la Virgen
de la Asunción, titular del templo, sin otro interés y
como otros muchos que hay por la zona. Más interés sin duda tiene el retablo que hay en la nave de la
epístola, pues se trata de una de las pocas obras platerescas existentes en la sierra de Béjar, debido sin
duda al mecenazgo de un obispo de Plasencia pues
las armas de Carvajal campean en el ático. Se trata de
un retablo de tres calles y dos cuerpos más banco,
individualizándolas columnillas abalaustradas y
ensamblando tablas con diferentes temas, sobresaliendo sin duda por su calidad la que representa a la
Magdalena, inspirada en obras flamencas y contrastando por su factura cuidada con el resto de las
tablas, especialmente las de las calles laterales,
mucho más toscas.

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