uia Gadix - Casas Cueva del Tío Tobas

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MONUMENTAL
GUADIX
MONUMENTAL
Guadix, la llamada Colonia Iulia Gemella Acci por los romanos
y Wadi-As por los árabes, es una ciudad afortunada tanto por
su ubicación geográfica como por su riqueza monumental y la
enorme sugestión de su casco histórico. Su primer atractivo es
el puramente orográfico, gracias al privilegiado emplazamiento a los pies de Sierra Nevada, en la llamada Hoya de Guadix,
depresión que está rodeada de unos espectaculares farallones
de tierra arcillosa, secularmente labrados por el viento, el agua
y el hombre. Con el paso de las horas, de los días, de las estaciones y la climatología, el paisaje deviene en un variado collage de rojos, ocres, verdes, azules, blancos y grises, que en
destellos y luces siempre cambiantes supone un regalo para
los ojos y el espíritu.
Financian:
FEOGA-O
Promueven:
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G U A D I X M O N U M E N TA L
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GUADIX
MONUMENTAL
José Manuel Gómez-Moreno Calera
ÍNDICE
▇ Presentación
▇ Breve secuencia histórica
▇ PRIMER ITINERARIO: Guadix Monumental
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2. Plaza de la Constitución, de las palomas
o de los Corregidores
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4. Iglesia de Santiago
5. Palacio de Peñaflor
6. Alcazaba
7. Cueva-museo de alfarería La Alcazaba
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8. Paseo de la Muralla
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9. Placeta del Álamo y del Conde Luque:
Barrio Latino
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10. Palacio de los Marqueses de Villalegre
11. Calle Santa María del Buen Aire
▇ SEGUNDO ITINERARIO: Cuevas de Guadix
1. Torreón de Ferro y murallas árabes
2. Monumento al Cascamorras
3. Barrio y Mirador de la Magdalena
4. Barrio de las Cuevas
5. Plaza Ermita Nueva
6. Mirador Cerro de la bala
Centro de Iniciativas Turísticas de la Comarca de Guadix
Ctra. de Murcia, s/n (Antigua Azucarera)
18500 Guadix (Granada)
Tfno. y Fax: 958665070 – 958665191
[email protected]
www.guadixymarquesado.com
9
1. Catedral
3. Calle ancha
DESCUBRE GUADIX. 1. Guadix Monumental
1ª Edición, marzo de 2007
© Centro de Iniciativas Turísticas de la Comarca de Guadix
© Textos: José Manuel Gómez-Moreno Calera
© Fotografías:
José Manuel Gómez-Moreno Calera (G-MC)
A.D.R. Comarca de Guadix (ADR)
Antonio López Marcos (LM)
Base cartográfica: Edantur S.L.
Diseño y producción: DSIGNUM Estudi Grafic, s.l. (Barcelona)
ISBN:
Depósito legal:
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▇ Bibliografía
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Monumental
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P R E S E N TA C I Ó N
Una ciudad milenaria se abre ante nosotros. Guadix es pasado y presente.
Agradablemente situada, es el punto de reunión de muchos caminos, quizás por eso fue elegida por los romanos como asentamiento para los veteranos de dos de sus legiones. Pasear por sus estrechas y sinuosas calles
nos traslada también a un lejano momento donde las frescas noches veraniegas daban paso a la ajetreada vida de comerciantes musulmanes vendiendo sus mercaderías en el bazar y al almuédano llamando a la oración
desde el alminar de la Mezquita Mayor. Más tarde los cristianos erigieron
numerosos palacios señoriales, iglesias, conventos y, presidiéndolo todo,
la imponente catedral, portentoso ejemplo de dinamismo constructivo y
uno de los más bellos ejemplos de arquitectura religiosa de Andalucía. Las
más placenteras sensaciones se experimentan al visitar el impresionante
conjunto monumental de Guadix cincelando en nuestros corazones recuerdos donde encuentran cobijo y se perpetúan los ecos de la memoria.
Esta guía nos invita a sumergirnos y disfrutar de esta ciudad a través de
dos recorridos, uno peatonal por el centro histórico y otro en coche atravesando el peculiar y pintoresco Barrio de las Cuevas, en los que se muestran los elementos más relevantes y los rincones con mayor encanto de la
ciudad.
El Centro de Iniciativas Turísticas de la Comarca de Guadix inaugura una
serie de guías histórico-artísticas que nos irán descubriendo, paso a paso,
el rico y variado legado cultural de nuestra comarca, a través de unas rutas
diseñadas por todo el territorio para que los que nos visiten puedan sentirlo igual que los que habitamos esta tierra.
Sonia Soria Martínez
Presidenta del CIT
monumental
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M O N U M E N TA L
Introducción
Guadix, la llamada Colonia Iulia Gemella Acci por los romanos y WadiAs por los árabes, es una ciudad
privilegiada tanto por su ubicación
geográfica como por su riqueza monumental y su casco histórico. Su
primer atractivo es el puramente orográfico, gracias al especial emplazamiento a los pies de Sierra Nevada, en
la llamada Hoya de Guadix; una depresión que está rodeada de unos espectaculares farallones de tierra
arcillosa, secularmente labrados por
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el viento, el agua y el hombre. Con el
paso de las estaciones, el paisaje se
convierte en un variado collage de
rojos, ocres, verdes, azules, blancos y
grises, que supone un regalo para los
ojos y el espíritu. La ciudad en sí está
formada por un abigarrado caserío,
presidido por su magnificente catedral y la altiva alcazaba, que por detrás se va diluyendo hasta fundirse
con el quebrado y tortuoso paisaje de
sus “malas tierras”.
Guadix es histórica y monumental. Es
pasado y presente, en lucha muchas
Panorámica de la ciudad de Guadix.
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Guadix
Monumental
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M O N U M E N TA L
veces desigual, pero puede presumir
todavía de ofrecer una perfecta fusión
de arquitectura aristocrática y popular, civil y religiosa, en un ambiente
urbano de continuos contrastes que
sorprenden a cada paso al visitante. A
la cabeza monumental e institucional,
podemos encontrar, una al lado de la
otra y a modo de frontera entre la
ciudad antigua y la moderna, la plaza
porticada de la Constitución y la catedral, dos conjuntos de la más alta
consideración artística e histórica. La
primera es la plaza mayor y centro urbano por antonomasia, con el airoso
balcón del Ayuntamiento (que antes
lo fue del Corregimiento) como término eminente de su prestigio y calidad arquitectónica. Justo al lado, la
catedral reúne de forma magistral estilos artísticos y secuencias históricas,
ejerciendo ya a primera vista un impacto de sorpresa y dominio urbano
con su deslumbrante fachada y la elevada torre.
Entrando ya en el casco histórico, en
sus tortuosas callejuelas y recónditos
rincones, encontramos numerosas
casonas y palacios, con portadas blasonadas y torres esquineras rematadas en airosas galerías de ladrillo, que
nos descubren un Guadix señorial de
pasado aristocrático y culto; posiblemente no haya en toda Andalucía
otro caso de mayor densidad de arquitectura señorial en comparación a
la arquitectura doméstica, aunque la
escala de los edificios y su sobriedad
exterior no permita a veces percibirlo.
En el notable conjunto de iglesias y
conventos la tradición mudéjar dejó
muestras tan sorprendentes como la
parroquial de Santiago, con su capri10
Guadix
chosa portada y la original solución
interior, las iglesias de Santa Ana, San
Miguel, la Magdalena, así como las
antiguas conventuales de Santo Domingo y San Francisco, con espléndidas armaduras policromadas.
Remontándonos en el tiempo, y
como testimonio eminente de su pasado islámico medieval, descuella en
el punto más elevado de la población
la imponente mole bermeja de su alcazaba; entorno a ella, un menudo
caserío muestra herencias urbanas
que se remontan a los tiempos medievales y los primeros siglos de la
modernidad, alternándose calles
cortas y sin salida con otras larguísimas, siempre en disposición quebrada o en curva, para desembocar
en variados rincones, placetas o anchurones, hasta configurar un verdadero dédalo.
los restos de murallas frente a la antigua iglesia de San Miguel, son fiel
testimonio de una ciudad fortificada
y principal, cuyos vestigios aparecen
en un subsuelo riquísimo en restos
arqueológicos. Igualmente, museos
de arte (Museo Catedralicio) y de costumbres populares (Museo de Cerámica La Alcazaba y la Cueva Museo)
nos permitirán conocer el Guadix de
los artistas y los artesanos.
Todo esto podremos comprobarlo de
cerca deambulando por sus calles
o contemplándolo en perspectiva
desde los estratégicos miradores de
la Magdalena y del Cerro de la Bala,
atalayas privilegiadas desde donde
podremos tomar plena conciencia de
lo excepcional de esta población y de
su entorno inigualable.
Breve secuencia histórica
La primera población estable en el actual casco histórico pertenece a la cultura argárica, en la Edad del Bronce, a
principios del segundo milenio antes
de Cristo. Durante el milenio siguiente se identifica un poblamiento protoibérico y más tarde otro, plenamente
desarrollado y con calles empedradas,
de cultura íbera, el cual será absorbido definitivamente por la ciudad
romana, la cual, de forma excepcional, se establecerá sobre la estructura
indígena anterior. Surge entonces la
llamada Colonia Iulia Gemella Acci,
establecida poco antes del 27 a.C. en
el espacio comprendido entre la alcazaba y la plaza mayor y catedral; sus
ciudadanos gozaban del ius italicum,
máximo estatus jurídico que equipa-
Pero aún más sorprendente, y para
muchos su valor más excepcional, es
el famoso Barrio de las Cuevas, uno
de los mayores enclaves de estas características conservado en Europa.
Su anterior marginalidad y pobreza
se está tornando, no sin contradicciones, en espacio alternativo que
ofrece un atractivo pintoresco para el
visitante. La recuperación y puesta en
valor de las cuevas en toda la zona ha
permitido potenciarlas como turismo
rural.
Además de lo ya descrito, al pasear
por sus calles encontraremos otras
huellas de su rico pasado histórico,
como pueden ser el antiguo Pósito, la
Lonja y el Hospital Real; los arcos de
la Imagen, de Mensafíes y la puerta
de San Torcuato; la torre del Ferro y
LM
Excavación de una calle romana en el casco histórico.
Monumental
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M O N U M E N TA L
raba a los habitantes de la colonia
con los de las ciudades italianas. En
recientes excavaciones y hallazgos
fortuitos en las calles de San Miguel,
la Concepción, de Palacio, Hospital
Real, plaza de las Palomas, etc., han
aparecido importantes restos de viviendas, murallas, cerámica, capiteles,
monedas, así como de las infraestructuras esenciales para su funcio-
namiento, como acueductos, cloacas,
conducciones de agua, termas, etc.
que dan idea de la importancia de
esta ciudad romana. Su emplazamiento en el paso natural entre el
Levante y Andalucía es un factor determinante para su prosperidad económica, aunque el fin del Imperio
Romano supone su primera gran crisis hasta la llegada del Islam.
La difusión del cristianismo supone
un nuevo refrendo a su posición de
privilegio: su obispo Félix preside el
famoso Concilio de Elvira a principios
del siglo IV; además han quedado al
mismo tiempo referencias literarias y
monedas que documentan la existencia de varios templos en época visigoda, como el de la Santa Cruz en el
Barrio de la Magdalena o la sede
episcopal con catedral bajo la advocación de san Juan.
En la primera etapa islámica (siglos
se documenta la presencia de
una comunidad mozárabe. Es entonces cuando se origina la tradición
popular de la evangelización por Torcuato, uno de los Siete Varones Apostólicos, con la conversión de santa
Luparia, primera mártir cristiana accitana. Algunos autores consideran que
de este tiempo son la Alcazaba y las
primeras construcciones defensivas.
VIII-X)
Calle Mendoza
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Guadix
ADR
Es a partir del siglo XI y XII, cuando
Guadix, el Wadi-As de las crónicas
árabes, aparece como una ciudad
ya plenamente formada (lo que en la
cultura árabe se denomina una madina, “medina” en castellano), ceñida
por murallas y con abundancia de
agua como valoraba el geógrafo del
siglo XII al-Idrisi. Entonces se levantan
o refuerzan con fines estratégicos y
de control económico sus murallas y
puertas, se organizan los barrios con
sus mezquitas, fuentes, baños y hornos, y se construye la mezquita mayor
en la zona más comercial, junto a la
judería y la alcaicería de la ciudad. El
máximo desarrollo económico y poblacional llegaría en el periodo nazarí,
último rescoldo de la antigua grandeza de al-Ándalus.
A finales de 1489 los Reyes Católicos
toman la ciudad por capitulación y a
partir de ese momento se realiza una
clara reorganización social y urbana.
El primer momento de convivencia y
permisividad acaba casi inmediatamente con un levantamiento sofocado pronto, tras el cual se expulsa a
los mudéjares (musulmanes que conservaban sus privilegios, religión y
costumbres bajo dominio cristiano)
del centro urbano desplazándolos a
los arrabales de la Magdalena, Santiago, Santa Ana y la zona de las cuevas. A partir de este momento se
produce una clara escisión social,
económica y constructiva, que marcará hasta nuestros días el peculiar
aspecto urbano de Guadix. La ciudad
se organiza en tres zonas que hoy todavía se identifican con claridad en
su casco histórico: el centro urbano
(perfectamente delimitado y que
ocupa casi en exclusividad nuestra
propuesta de recorrido monumental);
los arrabales históricos hacia levante
y poniente; y por último el barrio de
las cuevas, extensísimo en superficie,
marginal e independiente durante
siglos y que adquiere una realidad
histórico-social propia, aunque administrativamente estuviera unido
fundamentalmente a las parroquias
de Santiago y la Magdalena.
La nueva ciudad se organiza, administrativa y religiosamente, en torno
a unas parroquias que centran sus
barrios históricos, como son las de
Santiago, Santa Ana, San Miguel, la
Magdalena (actualmente extinguida)
y Sagrario-catedral. Se da el caso curioso de que en el casco urbano original, centro de la colonia romana y
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la medina islámica, no existe ni existió más parroquia que la de la propia
catedral, las demás se implantaron
sobre las antiguas mezquitas menores de los arrabales, en el entorno de
las puertas del recinto amurallado.
Igual se puede decir de los conventos
originarios ligados a la conquista: el
de San Francisco de nuevo al sureste,
por debajo de Santiago y en el barrio
próspero de la ciudad; el de Santo Domingo hacia el oeste, también extramuros, por encima de San Miguel y
cerca del barrio de las cuevas. Casi
mediados el siglo XVI se funda junto a
la iglesia de Santiago un monasterio
de clarisas y más tarde el de la Con-
tradición mudéjar, ya que, salvo el
proyecto renacentista de la catedral
y el primer intento de remodelación
de la plaza de la Constitución, todas
las parroquiales, conventos e incluso
las viviendas aristocráticas se construyen en el siglo XVI con una técnica
y estética claramente medievales. Es
en los siglos XVII y XVIII cuando se imponen los nuevos modelos del Barroco, sobre todo en los conventos
(San Torcuato, San Agustín y San
Diego) y en las nuevas estructuras
palatinas, pero sin perder del todo la
tradición constructiva, que identifica
tan claramente la arquitectura guadijeña. En estos edificios, el elemento
más notable y peculiar de Guadix
y su comarca son sus espléndidas
armaduras, en las que la policromía
alcanza valor de virtuosismo y originalidad únicas.
cepción; a finales del mismo siglo y en
el XVII aparecen el colegio de San Torcuato de jesuitas, el convento de los
agustinos y el de San Diego, de franciscanos alcantarinos, actual convento de monjas de la Presentación.
A lo largo del siglo XVI la ciudad se va
cristianizando pero solamente en lo
institucional porque el peso de los
moriscos (los mudéjares bautizados),
su forma de vida, tradiciones y arte
siguen presentes con fuerza, quedando la arquitectura y artesanía
como un buen ejemplo de sus capacidades y herencias culturales. Las
iglesias, conventos, palacios y casas
sencillas muestran el gran peso de la
Guadix en el siglo XVII busca su
identidad histórica y la legitimidad
institucio nal, reforzando el papel
del Corregimiento, cristalizado en el
nuevo balcón que ahora preside su
plaza, y refuerza su papel eclesiástico,
fruto de las directrices emanadas de
la reforma de Trento, reivindicando
su primacía en cuanto a los orígenes
religiosos que se ven reforzados con
la llegada de los restos de san Torcuato. Pero su base esencialmente
agrícola y artesanal se ve inmersa en
la gran crisis que atenaza la economía de la España de los llamados
Austrias menores, profundizada aquí
aún más por la no superada expulsión de los moriscos, cuyo vacío no
llenan los nuevos repobladores.
Convento de la Concepción y Alcazaba desde la catedral.
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Guadix
G-MC
En el siglo XVIII, como en toda España,
Guadix vive un cierto desarrollo eco-
nómico y auge demográfico; la catedral, su empresa constructiva más
ambiciosa, alcanza su fin, y se levantan nuevos palacios, se reforman
otros, se reconstruye y amplía el Pósito, las iglesias se engalanan con
imágenes y retablos, se construye el
nuevo Seminario enfrente de la catedral y la calle vive, al menos esporádicamente, un ambiente festivo. No
obstante continúan profundizándose
los desequilibrios sociales y económicos y la marginación sigue siendo un
problema social.
La invasión napoleónica y la crisis del
siglo XIX suponen un duro revés para
la identidad institucional y física de
Guadix. Aunque sigue siendo cabeza
judicial y diocesana, pierde entidad
en el ámbito nacional, la nobleza
busca nuevos hogares y se pierde el
Corregimiento. Paradójicamente, la
población experimenta un importante incremento, ya que las nuevas
industrias agropecuarias y mecánicas
revierten en una importante inmigración que seguirá en las primeras décadas del siglo siguiente, afectando
tanto a la comarca (las minas de Alquife) como a Guadix capital. De
todas formas su estancamiento es
claro y pierde ese valor de encrucijada y centro de paso entre el Levante
y Andalucía Oriental, ya que los nuevos medios de comunicación la
hacen quedar postergada. La ciudad,
que sigue siendo cabeza de la comarca, se amplía pero sólo en algunas calles específicas y sobre todo
hacia el llano, sin mutilar apenas la
antigua estructura del casco histórico
el cual se estanca, iniciando un paulatino declive.
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1
PRIMER ITINERARIO
Catedral
G-MC
Catedral. Vista general.
La catedral es el monumento de mayor trascendencia histórica de Guadix.
Desde cualquier punto que nos acerquemos a la ciudad destaca soberbia
y dominante, toda hecha de buena
cantería de piedra franca (salvo los
cuerpos superiores de la torre). Su
construcción abarca prácticamente de
los siglos XVI al XVIII, con largos periodos de inactividad, por lo que en ella
se conjugan todos los estilos presentes en la llamada edad moderna:
gótico, renacimiento, manierismo, barroco y neoclásico. Sin embargo, el
gran impulso constructivo tuvo lugar
en el siglo XVIII, de manera que algunos elementos y partes realizadas con
anterioridad quedaron en cierta me-
dida fundidos o enmascarados con la
estética barroca, dominante en aquel
tiempo. En su exterior se consiguió un
estilo más unitario, pero, en el interior,
algunos de sus elementos de las primeras etapas, como fueron las bóvedas góticas o las columnas adosadas
de la girola, quedaron como referencia
y modelo para la continuación dieciochesca por motivos de funcionalidad
y de equilibrio estético. Con esta fusión de estilos podía haber resultado
un edificio híbrido y mal ensamblado,
y, sin embargo, como raras veces
suele ocurrir, su complejo equilibrio
estilístico derivó en un exotismo
y rareza que supone su principal
atractivo.
Monumental
17
Fundada bajo la advocación de la Encarnación de la Virgen en 1492, su
primer edificio fue la antigua mezquita mayor, repitiendo un procedimiento habitual en las ciudades
recién conquistadas. Al ser muy reducido y poco adecuado su espacio,
en los años 1510-1520 se levanta un
primer cuerpo de estilo gótico, que
corresponde con el actual coro y sus
dos colaterales, siendo las bóvedas su
parte más reconocible ya que los pilares están, en parte, ocultos bajo la
decoración dieciochesca. Poco después se amplia hacia los pies con otro
tramo gótico, pero es en 1549 cuando
el burgalés Diego de Siloé, entonces
maestro mayor de la catedral de Granada y del monasterio de San Jerónimo, proyecta una nueva catedral
ajustada al estilo renacentista. Con
estas directrices se comienza a construir la cabecera, se levanta el perímetro exterior, con las paredes del
cuerpo inferior de la torre y de la capilla redonda de San Torcuato.
El estallido en 1568 de la rebelión
morisca y la crisis generada por la
posterior expulsión de éstos, frena las
obras hasta finales del siglo XVI, en
que se produce un tímido intento de
continuarlas. Entonces se llama al arquitecto Juan de la Vega, aparejador
de las Obras Reales de Granada, el
cual diseña una capilla mayor ovalada, pero de nuevo los trabajos quedan interrumpidos por falta de fondos.
En las décadas siguientes se termina
el segundo cuerpo de la torre y la bóveda de la sacristía, y se paran de
nuevo las obras en 1632. En todo este
tiempo y hasta el siglo XVIII el culto se
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Guadix
realiza en el edifico antiguo, mitad
mezquita mitad templo gótico.
A comienzos del siglo XVIII se reinician
las obras, en un proceso que ya es el
definitivo; se termina el tercer cuerpo
de la torre en 1710, fecha que aparece sobre los huecos de las campanas. En el año 1713 el rey Felipe V
concede al Cabildo la libre disposición
del octavo del diezmo del obispado
para continuarla, en agradecimiento
por haberle apoyado en la llamada
Guerra de Sucesión. El maestro mayor
de la catedral de Jaén, Blas Antonio
Delgado, elabora un proyecto para su
continuación y es en gran medida el
responsable de la configuración actual del templo. Como maestro mayor
se nombra a Vicente Acero, el cual reemprende los trabajos por la cabecera, cierra la girola, levanta el tramo
siguiente, con sus capillas anejas, e
inicia los pilares de la cúpula. Esta
etapa queda reflejada en las ventanas
exteriores junto a la capilla redonda,
con las inscripciones “año 1717”,
abajo, y “Agosto de 1718” arriba. En
1719 Acero es sustituido por el entonces aparejador Gaspar Cayón de
la Vega, cuya suficiencia quedó avalada por el afamado arquitecto y retablista Francisco Hurtado Izquierdo,
el cual introdujo algunas modificaciones sobre la forma de hacer la
cúpula (sin tambor), la manera de ensamblar la parte nueva con la vieja y
la solución formal de los pilares.
Cayón continuará al mando de las
obras varias décadas, pero se dio el
caso singular de que Acero, que había
sido nombrado arquitecto de la catedral de Cádiz, también allí abandona
la dirección, y es nombrado en su
ADR
Historia de la construcción
Catedral. Cúpula.
lugar de nuevo Gaspar Cayón. Así, de
una forma excepcional, en las décadas siguientes ambos maestros,
Acero y Cayón, se van a ir alternando
y compartiendo la dirección de la catedral de Guadix, ya que en las largas
ausencias de Cayón, Acero se encarga
de remediar las dudas y dar soluciones concretas, al seguir gozando de
la confianza del Cabildo.
Resulta bastante complicado saber
en el momento actual a quién corresponde la responsabilidad en la
traza concreta de algunas partes, ya
que se superponen los diferentes arquitectos sin que haya quedado
muestra ninguna de sus diseños. A
grandes rasgos, se puede sostener
que la idea general del proyecto fue
de Delgado, la solución de los pilares
y cúpula de Hurtado; las capillas laterales, la portada de Santiago y la
fachada principal pasan por ser de
Acero, y la portada de San Torcuato
es, claramente, de Cayón, así como la
solución técnica de los pilares, muros
de carga, bóvedas y cubiertas.
Por fin, en 1730 se termina la cúpula
y en 1738 la cabecera se une con la
parte gótica y queda habilitada la
nueva capilla mayor para el culto. En
las décadas siguientes se continúa
construyendo hacia los pies hasta englobar la parte gótica en el nuevo
templo, como puede deducirse de las
fechas inscritas en las ventanas exteriores (1740 a 1757, en el lateral izquierdo, y 1746 en las que están en
las salas altas del Museo). En los años
siguientes se terminan algunas dependencias accesorias y se encargan
algunos enseres complementarios
para el culto, como los púlpitos y la
sillería. Un incendio en la torre en
1747 destruye la bóveda de la sacristía y obliga a rehacerla junto con sus
paredes, frenando un poco los trabajos, pero, al fin, la fachada se levanta
a partir de 1754-1762 el primer
cuerpo, el segundo de 1762 a 1767, y
el tercero de 1767 a 1770. El remate
fue trazado por el arquitecto Domingo Thomás y terminado el año
1799, fecha que aparece en el medallón superior de la fachada y que significa la coronación y fin de las obras.
El remate del chapitel, la reja que protege la fachada y la escultura del Sagrado Corazón de la torre se hicieron
en los siglos XIX y XX respectivamente.
Descripción exterior
El elemento más notable del exterior
de la catedral es su propio volumen
compacto, la robusta torre, la fuerza
arquitectónica que ofrecen los contrafuertes que van delimitando las
capillas y contrarrestando los empujes de las bóvedas, las dos portadas
laterales y, sobre todo, su fachada
Monumental
19
contrafuertes al sesgo, mediante grupos de tres columnas en saliente, a
modo de espolón, que aligera enormemente el aspecto de soporte estructural, solución que Acero y Cayón
repitieron en la catedral de Cádiz.
gundo está dedicado a la Virgen, centrado por un relieve en mármol de la
Encarnación, obra de Antonio Moyano de 1765, acompañado por emblemas marianos en los paneles de
los contrafuertes rodeados de hojarasca. El tercero está presidido por el
escudo borbónico, en reconocimiento
a su magnanimidad y más arriba remata en una cartela con inscripción
conmemorativa y la fecha de 1799.
De las portadas laterales sobresale
por su calidad plástica la que da a la
calle Santa María, dedicada al apóstol
Santiago, labrada por el entallador
Francisco Moreno a mediados del
siglo XVIII. Hay que destacar la disposición de las columnas en saliente, el
bello angelote que corona el arco de
la puerta, toda la labra de molduras
del arco, entablamento y cornisa, y el
festón engalanado que bordea la
hornacina que alberga la imagen del
Santo Peregrino. A su izquierda podemos ver incrustada en el muro una
lápida romana alusiva a Aurelio Vero.
ADR
Catedral. Fachada principal.
20
Guadix
liviana. La rotundidad de esta obra se
acentúa, además, al faltarle las torres
que suelen flanquear normalmente
las fachadas catedralicias.
Tiene gran interés el discurso iconográfico que se desarrolla en esta fachada. El primer cuerpo está dedicado
a san Pedro y los Siete Varones Apostólicos, cuyas esculturas son obra
reciente de Mª Ángeles Lázaro. El se-
G-MC
El primer cuerpo presenta columnas
de orden compuesto, el segundo corintias, mientras que el tercero se aligera y alegra con el empleo de unos
estípites que abrigan el medallón con
el escudo Real y cartela conmemorativa. Remata la fachada una cornisa
absolutamente caprichosa y coronada con multitud de pirámides y
bolas, que viene a ser como un festón caprichoso de esta gran pantalla
Catedral. Detalle de la portada de Santiago
ADR
principal. Esta gran fachada, llamada
de la Anunciación, es uno de los elementos de mayor sugestión estética y
una de las aportaciones más originales de nuestro barroco. Sin duda lo
más original es la disposición de los
Catedral. Inscripción romana incrustada junto a la
portada de Santiago.
La portada de San Torcuato es mucho
más sencilla, aunque debe destacarse
la disposición, un poco extraña, del
segundo cuerpo sobre la cornisa y el
gran declive que forma aquí el terreno, salvado con una amplia escalinata. Este lateral está flanqueado a
la izquierda por la antigua sala capitular y a la derecha por la elevada
torre. En cierta medida esta torre de
la catedral es, junto con la silueta
bermeja de la alcazaba, una de las
imágenes más emblemáticas de Guadix. Sus cuerpos se terminaron, el
primero, en 1556, el segundo, ya labrado en ladrillo, en 1626, el campanario y el pequeño banco sobre el que
se asienta en 1710, como reza en las
cartelas de su friso, el chapitel se comienza en el mismo tiempo pero se
reforma en el siglo XIX y el Sagrado
Corazón se colocó en 1945.
Monumental
21
Descripción del interior y tesoro
catedralicio
G-MC
La visión interior de la catedral nos
puede ofrecer una mejor comprensión de su organización y su complejidad estilística. Consta de tres naves
separadas por pilares compuestos, un
crucero que no sobresale ni de los laterales ni en altura, y una cabecera
compuesta por la capilla mayor y
otro tramo añadido para ampliarla e
iluminarla, más una girola de cinco
tramos que las envuelve y comunica
con el presbiterio mediante estrechos
arcos de medio punto. Las bóvedas
son todas de crucería salvo la de la
capilla mayor y el tramo adyacente
en que se utiliza una cúpula. En este
conjunto de bóvedas destaca, en riqueza y por su original disposición
entre la capilla mayor y el crucero, la
cúpula sobre pechinas con adornos
que ilumina el interior a través de
unas originales claraboyas alveoladas
y una pequeña linterna.
Catedral. Interior y coro.
22
Guadix
Los pilares de esta catedral ofrecen
una curiosa solución, pues hacia la
nave central y bajo los arcos formeros los capiteles son corintios, mientras que los dispuestos hacia las
naves laterales son dóricos, para armonizar con las pilastras de la girola,
las cuales también condicionaron a
los capiteles de las pilastras que flanquean las capillas adyacentes. Igualmente se aprecian diferencias en las
retropilastras o ángulos de retranqueo en estos pilares, ya que las de la
girola, capilla mayor y crucero son
rectangulares, mientras que en la
zona gótica lo son circulares. Las columnas de estos pilares en los tramos
de las naves están tallados en yeso y
recubren los primitivos pilares góticos, de los que solamente se respetaron los baquetones o molduras
circulares que van entre columna y
columna. Por el contrario, en las bóvedas de la cabecera se desarrollaron
una serie de adornos sobrepuestos a
las bóvedas para armonizarlas, en
este caso, con las primitivas góticas.
Al margen de los resabios góticos y
renacentistas de bóvedas y columnas
dóricas, ya señalados, las ventanas,
bóvedas y adornos de las capillas
laterales son ya plenamente barrocos,
con vanos acodados, frontones partidos, roleos y encurvamientos, fajas y
repisas, con variados y bellos adornos.
El altar mayor está presidido por un
tabernáculo de estilo neoclásico con
una pequeña Inmaculada de estilo
canesco, de finales del siglo XVIII, diseñado por Domingo Lois de Monteagudo, el cual también diseñó el
trascoro por las mismas fechas. Sobre
los arcos de comunicación con la gi-
rola hay cinco lienzos con la vida de
la Virgen, pintados hacia 1730-1738,
bien compuestos y correctos aunque
algo fríos y oscuros. De los pilares torales penden ángeles lampadarios,
muy movidos y corpulentos, de Torcuato Ruiz del Peral. En el perímetro
exterior de la girola se encuentran
tres capillas, dedicadas a san Fandila,
la Encarnación y san Sebastián, las
tres con retablos del siglo XVIII pero
con imágenes modernas.
En el arranque de la girola se encuentra el acceso a la sacristía, con una
portada del siglo XVI pero remodelada
en su parte alta en el XVIII, y en el lado
opuesto la llamada capilla de San Torcuato, que fue diseñada por Diego de
Siloé como panteón para alguna familia ilustre pero que no se terminó
hasta el siglo XVIII, quedando entonces
dedicada al que fuera primer obispo y
evangelizador de Guadix. Es destacable el arco de acceso por el magnífico
despiece de sus dovelas, adoptando la
forma en esviaje, alarde estereométrico de los canteros del siglo XVI. En
el interior, dobles columnas jónicas
separan los huecos para retablos en
los que se albergan santos de especial
significación para Guadix, como son
san Torcuato en el centro, encima el
relieve de santa Luparia y a los lados
los dedicados al obispo Medina Olmos
y al Padre Poveda, canonizados recientemente. Las bóvedas se adornan
con profusos enramados y molduras
de estilo barroco.
Obras especialmente suntuosas y
meritorias de esta catedral son los
dos púlpitos y la sillería del coro. Los
primeros fueron ejecutados por Ruiz
del Peral en 1737, con alardes de vir-
tuosismo, hechos a base de incrustaciones de mármoles de colores, ágata,
pórfido y jaspe, que acogen profetas
y otras figuras bíblicas, todos decapitados excepto Jeremías; los respaldos
y tornavoces son de madera dorada,
con profusión de moldurajes. La sillería del coro fue comenzada en 1744 y
tuvo en sus respaldos preciosas esculturas talladas por Ruiz del Peral,
Salazar, Trujillo, Felipe González y
Moyano. Destruidas en 1936, en la
actualidad se están colocando otras
realizadas por Asenjo Fenoy. Queda
de lo original el relieve de la Asunción
Coronada, sobre ella la escultura de
San Torcuato y remate de jarrón de
azucenas. Es de destacar en este coro
la riqueza de los doseles y la filigrana
de los asientos, tallados en nogal. El
órgano, de gusto barroco, fue renovado totalmente después de 1940.
Delante del trascoro, de estilo neoclásico y labrado en mármoles de colores, se ha instalado una buena
copia de la Piedad del Vaticano, de
Miguel Ángel, restaurada en 2001 por
Mª Ángeles Lázaro.
Museo catedralicio
Inaugurado en 2001 ofrece una selección de obras de pintura, escultura, orfebrería, bordados y documentos. Son
destacables en pintura la colección de
cobres barrocos de temas bíblicos y
una Trinidad doble, del estilo de Risueño; en escultura, sobresalen las
imágenes de Ruiz del Peral y su taller,
en especial una Dolorosa, y la Inmaculada de José de Mora, siendo notable
la colección de orfebrería, con tres custodias de complicadas labores, varios
copones y cálices renacentistas y baMonumental
23
rrocos, una cruz procesional cuajada
de medallones y ornato manierista,
obra de gran mérito realizada en 1581
por Cristóbal de Ribas, y, por su valor
devocional e histórico, el relicario que
guarda el brazo de san Torcuato.
Sagrario
Adosado en el costado derecho de la
catedral se encuentra el templo del
sagrario. Su construcción se realizó
entre 1765 y 1791, con trazas de
Gaspar Cayón y terminado por Fernández Pachote, con un estilo más
2
Plaza de la Constitución, de las Palomas o de los Corregidores
Esta plaza, es una de las más felices
creaciones urbanas del antiguo Guadix, aunque la configuración regular
Plaza de la Constitución o de las Palomas.
24
austero y descargado de ornato que
la catedral. Hacia fuera muestra sus
paramentos lisos, solamente alegrados por una portada terminada en
1770 y entre cuya decoración se incorporan diversos emblemas eucarísticos (espigas, vid, cordero, custodia).
En su desnudo pero bien ordenado
interior existen retablos neoclásicos
diseñados por Domingo Lois con pinturas modernas copias de originales
de Tiziano, El Greco, Murillo y Tiépolo
realizadas por el pintor accitano
Jesús Valverde, en 1951.
Guadix
ADR
Plaza de la Constitución o de las Palomas. Ayuntamiento.
que ahora pre senta, completamente porticada, es fruto de una remodelación historicista de mediados del
G-MC
siglo XX. En época islámica ocupaban
este espacio numerosas tiendas, talleres y almacenes, en el entorno de
la llamada Puerta Alta de Baza, una
de las principales de la ciudad. Por el
costado septentrional y oriental corría la muralla medieval, de la que
han aparecido recientemente algunos restos, junto a otros romanos,
que nos hablan del peso histórico de
esta zona. Tras el asentamiento cristiano en el siglo XVI pasa a ser centro
administrativo y de representación
política, instalando en dicha plaza y
su entorno inmediato el Ayuntamiento, el Corregimiento, la Cárcel y
otros edificios de servicio municipal,
como carnicerías, matadero, pescadería y alhóndiga, además de algunas
tiendas y negocios, así como la picota
para los ajusticiamientos públicos.
Desde muy pronto se pretendió darle
carácter de plaza mayor porticada,
distribuyendo tiendas a las que se les
obligaba a realizar unos portales delante, pero el inicio de configuración
con una mayor nobleza tiene lugar a
mediados del siglo XVI. El contrato en
1547 de los canteros Juan García de
Gibaja y Juan Ruiz con un carretero
para que les trajera unas piedras para
las obras que estaban haciendo en
esta plaza puede aludir a su construcción, ya que los capiteles y arcos
coinciden estilísticamente con este
momento. El Ayuntamiento se levantó en el siglo XVI en el lugar que
ahora ocupa y contaba con un balcón que se eliminó en el siglo XIX para
habilitar una sala. Enfrente, en el lateral que da a la catedral, estaba el
palacio de los Corregidores, cuyo monumental balcón corrido es el que
ahora preside el Ayuntamiento, terminado en 1606 y construido por el
cantero Juan Caderas de Riaño y los
escultores Juan de Freila y Pedro de
Mezcua.
Monumental
25
La plaza sufrió varios incendios durante la pasada guerra civil que afectaron a parte de los inmuebles, por lo
que a partir de los años 40 se remodeló, y fue entonces cuando se cierra
todo el perímetro de cantería y se
traslada el balcón de los Corregidores para instalarlo en el actual
Ayuntamiento. La parte más antigua y original de la plaza son trece
arcos del lateral izquierdo (si miramos hacia el Ayuntamiento) que
sirvieron de referencia para construir
el resto.
La plaza tiene forma rectangular, delimitada por robustas columnas de
fuste liso y capitel jónico muy estilizado que van descargando arcos carpaneles doblados con ménsula de
acanto y en las enjutas se alternan
los emblemas de los Reyes Católicos
(que vienen a ser los de la propia ciudad) y el escudo de Carlos V con
su poderosa águila bicéfala coronada.
Su elemento más notable es el amplio
balcón de los Corregidores, con la leyenda que testimonia su construcción
en 1606 ostentando encima el escudo
Real, en el centro, y a los lados los de
Guadix y del Corregidor bajo cuyo
mandato se realizó esta magna obra.
También se remodeló y adornó con una
portadita neoescurialense el pasadizo
de entrada a la plaza para los vehículos con el fin de facilitar su comunicación con la plaza de la catedral. Desde
las balconadas del Corregimiento y las
que tuvo el antiguo ayuntamiento y
muchos de los edificios que rodean la
plaza, las autoridades y vecinos asistían
a los espectáculos públicos (corridas de
toros, entre otros), celebraciones religiosas y populares y las proclamas políticas que tenían en este espacio su
centro neurálgico. Todavía hoy sigue
siendo un lugar de recreo, descanso y
comercio, y alcanza su punto álgido lúdico y festivo en diferentes eventos y
fechas señaladas de la ciudad.
3
Calle Ancha
Por el arco lateral derecho del Ayuntamiento podemos pasar, a través de
la zigzagueante calle del Magistral
Domínguez (personaje destacado del
cabildo catedralicio), a la calle Ancha.
Esta calle era la antigua rambla que
discurría paralela a la muralla, la cual
subía hasta entroncar con la Puerta
Alta o de la Rambla, en la esquina del
Palacio de Peñaflor, sobre la plaza de
Santiago. Fue intensamente renovada
a finales del siglo XIX y principios del
XX, como es fácil percibir en sus edificios, cuyas fachadas reflejan los
gustos decimonónicos y de un modernismo moderado.
Algunos inmuebles antiguos se remodelaron y ocultaron bajo fachadas
modernas, así por ejemplo hace pocos
años aparecieron los restos de la antigua lonja de mercaderes que se creía
desaparecida. Este edificio presenta
tres arcos doblados sobre robustos pilares circulares, todo de ladrillo, muy
parecidos a los que presentan las iglesias de Santa Ana y Santiago. Sobre
estos arcos había una inscripción fechada en 1563 y los escudos de la
ciudad y el de Carlos V. A su lado, y en
la calle trasera del actual Ayuntamiento, se encuentra el antiguo Real
Pósito (almacén de trigo y granos que
servía para prestarlo o entregarlo a labradores y ciudadanos en tiempos de
escasez); en otros lugares se denomina cilla o alhorí. La parte superior
conserva el característico aparejo de
ladrillo con cajones de tapial, al modo
habitual en las construcciones históricas de Guadix, ostentando en el centro un relieve en piedra con adornos
de hojarasca, el escudo de la ciudad y
la inscripción que lo fecha en 1759
con la leyenda siguiente:
HIZOSE ESTA OBRA REINANDO
FERNANDO VI. DE ORDEN DEL
ILUSTRÍSIMO SEÑOR MARQUES
DEL CAMPO DE VILLAR, DEL
CONCEJO DE SU MAJESTAD,
SECRETARIO DE ESTADO GRACIA
Y JUSTICIA, SU PRESIDENTE
GENERAL DE POSITOS DEL REINO.
AÑO DE MDCCLIX.
Debajo hay otra lápida, en este caso
romana, con el siguiente texto:
FAVSTINE AUGVSTAE ANTONINI
AUG[USTO] PII FIL.
COLIVLGEM ACCIS;
Debajo, con otra grafía más moderna
y menor incisión, se añadió:
ADR
G-MC
INVENTVS AÑO MDCCLIX
Plaza de la Constitución o de las Palomas. Escudo de Carlos V.
26
Guadix
Escudo de la ciudad e inscripción en el antiguo
Pósito.
Es decir, el mismo año del de la placa
superior.
Monumental
27
Enfrente se encuentra, formando un
atractivo chaflán, el Palacio de los
Martos, con fachada del siglo XVIII, del
cual destaca su elegante portada con
balcón superior y la cornisa abovedada del remate simulando grandes
Iglesia de Santiago
El entorno de la iglesia de Santiago
ofrece uno de los rincones más sugestivos y de mayor encanto del viejo
Guadix. Dos edificios se muestran
protagonistas de la historia institucional y monumental de esta plaza.
Arriba, el Palacio de Peñaflor, dominante y altivo sobre la cresta que
forma el terreno en este lugar, como
magnífico telón de fondo. Una cuesta
en zigzag, con su pilarillo en el arranque, comunica este altozano con la
parte baja que forma la plaza ajardinada, cuyo frente preside la iglesia
parroquial de Santiago y el monasterio del mismo nombre.
Por encima de esta plaza y a su costado oriental se extienden otros
barrios no incluidos en nuestro recorrido por el Guadix Monumental,
pero cuya visita puede deparar nuevas sorpresas y puntos de referencia que ayuden a comprender todo
el peso histórico y el encanto pintoresco que esconde esta ciudad
única. Es el caso de la calle Santiago
o la plaza del Osario (nombre curioso que nos evoca la presencia de
un antiguo macaber o cementerio
musulmán); o de las calles Moral, de
la Cruz o de la Solana, que nos ofrecen una buena vista del Barrio de
las Cuevas.
28
La iglesia de Santiago es una de las
iglesias de mayor belleza y novedades constructivas al tiempo que es
una de las fundaciones de mayor
prestigio del Guadix del XVI. En este
hecho fue decisiva la especial protección dispensada por Gaspar de Ávalos, obispo de Guadix, arzobispo de
Granada y cardenal de Santiago de
Compostela, nacido en esta ciudad, el
cual la dotó espléndidamente para
constituir el panteón de sus padres
y hermanos y fundó el monasterio
anejo. La iglesia fue diseñada por el
gran arquitecto y escultor Diego de
Siloé, el cual, partiendo de un modelo
Guadix
Por debajo de la plaza, podemos acercarnos a la plaza de San Francisco, en
donde se encuentra uno de los conventos e iglesia más antiguos de Guadix; más al este, la iglesia parroquial
de Santa Ana, con bella portada del
primer renacimiento, y en su entorno,
el barrio del mismo nombre de viejos
y nobles caserones, entre los que destaca el que acoge el curioso arco de
la Imagen, antigua puerta de Fiñana,
que marca el límite del segundo recinto amurallado de la ciudad antigua.
Iglesia de Santiago, interpretación del proyecto de
Diego de Siloé, según José Manuel Gómez-Moreno
de templo tradicional mudéjar, supo
proyectar unos elementos de especial
novedad, como fueron su monumental portada, el remate de las naves laterales en curva y la armadura de la
capilla mayor. Su construcción fue
llevada a cabo por el albañil Francisco
Centeno, de 1533 a 1551. El exterior
ofrece un atractivo especial por la
blancura de sus muros; la disposición
quebrada de las capillas y naves, que
motiva el elegante quiebro de los tejados, el chapitel cerámico de la torre
y la monumental portada renacentista. Esta portada, terminada en
1546, es elemento de gran nobleza y
ADR
4
conchas. Calle arriba se suceden una
serie de edificios y negocios que testimonian el haber sido la calle comercial y burguesa por antonomasia
hasta su desplazamiento a la zona de
la avenida Medina Olmos.
ADR
Iglesia de Santiago.
Monumental
29
G-MC
Iglesia de Santiago. Detalle de la armadura.
un magnífico ejemplo de la estética
renacentista, en la que la maestría del
diseño de Siloé se vio completada por
la habilidad del cantero, posiblemente
Cristóbal Nuño. En ella se desarrolla,
sobre un apilastrado doble, arco
central y hornacina superior, una
caprichosa decoración a base de candelabros, angelotes, monstruos, emblemas, máscaras y frisos vegetales
que acompañan y sostienen los escudos del obispo Antonio del Águila y
del Emperador Carlos V, con sus emblemas columnarios a los lados. En el
arranque de la pilastra inferior derecha se puede identificar a un Santiago
Peregrino que nos recibe medio confundido con toda esta maraña de motivos fantásticos. En la torre, su
chapitel forrado de cerámica vidriada
y la jarra en que engasta la cruz,
recuerdan viejos usos conservados
aquí.
Su interior se estructura en tres naves,
con una capilla mayor exenta de tamaño reducido y capillas alojadas en
las naves laterales. Dichas naves presentan la original solución de terminar en curva, lo cual permitió abrir las
últimas capillas con unos arcos alabeados y a curvar, igualmente, la
armadura, creando un efecto extraor30
Guadix
dinario de concentración visual hacia
la capilla mayor. La nave central se articula con unos pilares curvos sobre
los que apoyan arcos de medio punto
y sobre ellos se extiende un magnífico
artesón mudéjar policromado, adornado con ruedas de lazo, y tirantes
con canes dobles que ofrecen figuras
monstruosas y motivos vegetales.
La armadura de la capilla mayor es
como una gran concha, con adornos
de cupulitas cuatrifoliadas formando
el arco de arranque y TRES paños con
casetones que descienden de una
concha muy al gusto de Siloé. En las
enjutas del arco toral se ven dos grandes escudos de Gaspar de Ávalos
como protector de este edificio. Las
obras de arte actuales son todas modernas, muchas de ellas vinculadas a
devociones y cofradías de Semana
Santa. Destacan el Cristo de la Luz, la
Virgen de las Lágrimas o el Nazareno
(llamado popularmente el Llavero).
Adosado al templo se encuentra el
monasterio de Santiago, de monjas
clarisas, fundado por el obispo Ávalos y construido a partir de 1540. Fue
el primer monasterio femenino de
Guadix y en su solar existieron sucesivamente una terma romana y un
baño islámico (hammam). En su exterior dominan los muros de albañilería blanqueados, con aleros de
ladrillos doblados como mensulones, y
el ingreso (restringido por ser clausura) se realiza por un callejón que
desemboca en una portadita de ladrillo presidida por una Inmaculada.
Son elementos destacables de su interior el patio, la armadura del coro y
algunas imágenes y pinturas barrocas.
5
Palacio de Peñaflor
Este palacio, por su propia monumentalidad y el caprichoso balcón
esquinero, junto a su privilegiado
emplazamiento y el entorno pintoresco, es uno de los edificios más nobles de Guadix. Perteneció a la familia
Pérez de Barradas, marqueses de Cortes, que llegaron cuando la conquista,
cuyas ramificaciones y alianzas
alcanzan hasta el siglo XIX, en que reciben el título de marqueses de Peñaflor, nombre que ha prevalecido.
ADR
Palacio de Peñaflor.
Su morfología actual es consecuencia de una serie de remodelaciones
hechas entre los siglos XVI y XVIII. En
su exterior, la fachada principal es
extremadamente sobria pero imponente, con un paramento liso de ladrillo, ventanas enrejadas y cuatro
escudos de piedra por todo adorno.
En las esquinas sendas torres rematan en galerías abiertas con arcos
sobre pilares ochavados, sello característico de la arquitectura señorial
guadijeña. El costado izquierdo, construido sobre la antigua muralla medieval y mostrando ampliaciones y
reformas, como un gran arco cegado,
se adelanta y retranquea caprichosamente, con unos muros enlucidos y
otros mostrando aparejo de ladrillos
y cajones. En el quiebro de ambas faMonumental
31
El interior presenta un patio alargado
y porticado en dos de sus costados,
con dobles galerías de arcos deprimidos rectilíneos (rehechos modernamente de hormigón) sobre finas
columnas de mármol toscanas; sobre
los capiteles ostenta variados escu-
6
dos de sus antiguos propietarios. En
el rincón del fondo se encuentra una
diáfana escalera barroca, cubierta
con cúpula elipsoidal. Las habitaciones conservan algunas techumbres
de madera antiguas, sobresaliendo
una armadura con tirantes que
cubría la sala noble principal; también se conservan algunas puertas
labradas de cuarterones. Es de propiedad municipal y en ella se planea
instalar el futuro museo histórico
municipal.
fusos, pero algunos autores la consideran comenzada en el siglo X, en
época califal, por su parecido con la
alcazaba de Almería. Aunque su investigación arqueológica aún está en un
estado incipiente, los restos más antiguos hasta ahora identificados corresponden al siglo XI, y corresponden
a una puerta y torre del recinto bajo
(ángulo SO). Por los datos conocidos,
parece que la configuración de Guadix como ciudad plenamente formada
y la consolidación de esta alcazaba
como su principal centro castrense, se
produce ya en el siglo XII, bajo el gobierno almorávide o a lo sumo en el
almohade.
una silueta sugestiva y es atalaya privilegiada que se yergue en medio del
Guadix histórico. Sus orígenes son di-
En lo actualmente visible se identifican tres recintos envolventes. El primero es una explanada vacía de
construcciones verticales salvo en el
costado oriental, en la que durante
muchos años hubo un campo de fútbol y otras dependencias del colegio
anejo. Los restos más visibles se pueden observar en la calle Muralla
y Amezcua, con trozos de tapial
antiguo y remiendos de ladrillo y
mampostería; en el lado opuesto se
encuentra la puerta y torre antes indicadas, con tapial de cal y canto y
todo muy reformado. Hacia la esquina sur de este recinto se encuentra el segundo, más elevado y con
antemuro o barbacana circundante,
formando en planta una especie de
abanico, con refuerzo de tres torres
hacia el rincón sur y restos de murallas perfectamente visibles, hechas de
tapial, en todo el perímetro. Una
gruesa torre sobre la Carrera de las
Cruces, con aljibe incluido, los restos
de la torre-puerta, ya mencionada,
Alcazaba
A pesar del abandono secular y de las
excesivas reformas realizadas en el
siglo XX, este recinto todavía ofrece
La Alcazaba desde el Mirador del Cerro de la Bala.
32
Guadix
ADR
ADR
chadas hay un caprichoso balcón volado, con finísimos pies derechos y
arcos livianos, mirador privilegiado
para admirar el singular paisaje que
se extiende a sus pies.
La Alcazaba.
cerca de la plaza de Pedro de Mendoza, y la llamada del Homenaje, son
los hitos más sobresalientes de esta
fortaleza. Desde el siglo XVI ha sufrido
numerosas modificaciones, mermas y
adaptaciones, aunque conservó un
uso militar hasta el siglo XIX. Las almenas que ostenta, así como muchos
de los paramentos murarios, fueron
rehechos en los años 40 del siglo pasado, pero aún así todavía es posible
recuperar bastantes elementos de su
estructura antigua. Ha sido adquirida
por el Ayuntamiento y se está diseñando un ambicioso plan de rehabilitación, pero por el momento su
acceso es restringido.
Monumental
33
7
No faltan otros objetos de uso doméstico y rural como romanas, medidas para grano, balanzas, planchas de
hierro y hasta una lámpara de car-
8
9
ADR
Bajando de la Alcazaba por la calle San
Miguel, en el número 59, nos encontramos, justo debajo de la muralla,
esta cueva-museo de cerámica y alfarería, en una instalación tan modesta
como de encantadora sensibilidad. En
ella se muestran diversos utensilios de
carácter doméstico, fundamentalmente de cerámica, usados hasta no
hace mucho tiempo en casas, cortijos,
tabernas y demás lugares donde el
hombre ha comido, bebido o cocinado.
Además del interés que la propia colección tiene, su ubicación en una
cueva original, luego ampliada con
nuevas dependencias para darle un
mejor sentido expositivo, constituye
un pequeño parque temático de la alfarería, actividad que en Guadix tienen
una larga tradición. Podemos encontrar jarras, tinajas, cántaros, platos y
otros recipientes de uso doméstico, y
pequeñas muestras más concretas,
como la granadina de Fajalauza o las
célebres jarras accitanas popularmente denominadas “joyeros de la
novia”, alarde creativo de estos verdaderos orfebres del barro.
La cerámica. Tradición artesanal de Guadix.
El paseo discurre sobre la muralla
oeste de la ciudad primitiva que bajaba desde la alcazaba hasta alcanzar
el Torreón del Ferro, bordeando el barranco que ocupa la calle San Miguel.
Esporádicamente se descubren al filo
de la baranda restos de torres y murallas que fueron desapareciendo debajo de los edificios modernos.
Placeta del Álamo y del Conde Luque: el Barrio Latino
Bajando por este paseo dejamos a la
derecha la calle de la Tercia y la del
doctor Oliva que nos llevan a la parte
alta del Barrio Latino, al convento de
la Concepción y de aquí a otro convento, el de San Agustín, hasta llegar
al palacio de Peñaflor. Pero si seguimos los indicadores urbanos trazados
en esta “Ruta de Guadix Monumental”, nos adentraremos buscando la
placeta del Álamo, rincón encantador
y tranquilo del Guadix antiguo.
A la derecha nos recibe una portada
dieciochesca, con su alero de madera
que conserva todavía las garruchillas
de madera, testimonio de viejos usos.
buro. En la cocina y despensa aneja se
muestra con orgullo un pozo antiguo
que sirvió para abastecer la vivienda
desde hace siglos. Especial interés
presenta la pequeña colección de escultura en barro del maestro local
Jesús Campaña, con grandes bustos
de paisanos y un curioso conjunto de
pequeñas reproducciones de oficios
tradicionales y personajes pintorescos. La visita a este museo puede ser
complementaria a la del Barrio de las
Cuevas, que amplía su sentido temático y carácter costumbrista.
Paseo de la Muralla
Continuando por la calle San Miguel
hacia el norte y desviándonos por la
calle Almorejo (o bien rodeando el recinto de la alcazaba por la calle
34
tiguo convento y jardín de Santo Domingo, más abajo San Miguel el Viejo,
actualmente en restauración, por detrás el barrio de la Magdalena, con la
silueta de su iglesia coronando el
cerro, y a la izquierda las cuevas, casi
a tiro de piedra, con sus blancas chimeneas surgiendo de las entrañas de
la tierra.
Cueva-museo de alfarería La Alcazaba
Guadix
Amezcua y Muralla), llegamos al llamado paseo de la Muralla. Desde aquí
podremos disfrutar de otra bella panorámica de Guadix, con vistas al an-
G-MC
Casas señoriales en el Barrio Latino.
Monumental
35
Enfrente, a ambos lados del arranque
de la calle Marmolillo, las torres con
galerías arqueadas de dos casonas
del siglo XVI parecen enfrentarse en
pugna secular. Calle arriba, un recodo
nos conduce a un laberinto de calles
y perspectivas que parecen detenidas
en el tiempo, con gran cantidad de
casas solariegas, palacetes y viviendas de carácter popular, muchas con
sus correspondientes blasones y conservando sus airosas torrecillas, con
galerías dibujadas mediante arcos y
pilares de ladrillo, tan características
de Guadix.
Hacia abajo, la calle Álamo nos lleva
a la plaza del Conde Luque, dejando a
su derecha las fachadas de dos palacetes, el primero con discreta portada
Por la calle Mendoza, de nuevo con
sus balcones de hierro y galerías que
denuncian la presencia de casas de
noble estirpe llegamos a la plaza de
Villalegre. Aquí se encuentra el segundo gran palacio monumental de
Guadix. Se trata de la casa solariega
de los Fernández de Córdoba, rama
colateral del ilustre militar popularmente conocido como el Gran Capitán, una de las familias de mayor
linaje de Guadix llegadas con los
conquistadores. Siglos más tarde recibirán el título de Marqueses de Villalegre, con cuya denominación es
ahora conocido dicho palacio.
Es un gran caserón cuadrilongo de
robusta estampa, que vino a ocupar
el solar de otro palacio medieval nazarí. Su construcción tuvo lugar a lo
largo del siglo XVI, reformando y añadiendo elementos en otros momentos, pero incluso la terminación del
patio tuvo lugar no hace muchos
años. Su potente fachada, toda labrada en ladrillo sobre base de sillería,
está flanqueada por dos amplias torres, muy del gusto accitano, con sus
pilares ochavados y arcos de medio
punto enmarcados por un recuadro y
pilarillos que actúan a modo de alfiz.
Los muros de las otras tres fachadas
Palacio de los marqueses de Villalegre
ADR
10
renacentista en cuyo dintel se lee la
fecha de 1563; el siguiente con otra
portada más antigua y en piedra,
mostrando capitelitos e impostas góticas y arriba escudos borbónico y de
cruz florenzada. Llegamos así a la
plaza del Conde Luque, originalmente
más recogida y pequeña, pero que a
partir del siglo XVII se fue ampliando.
La rodean algunos edificios nobles de
familias ilustres del Guadix de la
conquista, como los Benavides, los
Mendoza (de cuya familia era el adelantado don Pedro Mendoza fundador de Buenos Aires) y la del propio
Conde Luque, todas sobrias hacia
fuera pero conservando sus deliciosos interiores en torno a patios como
centro de vida y frescor.
Palacio de Villalegre. Escudos de la fachada.
son los característicos de cajones encintados de ladrillo, que junto con las
armaduras y techumbres interiores
denuncian el empleo de la tradición
constructiva mudéjar que en Guadix
tuvo una larga experiencia.
Palacio de Villalegre desde la calle Mendoza.
36
monumental
ADR
La portada, por el contrario, es de
estilo renacentista en su fase final, labrada en piedra y adintelada. Elemento de gran notoriedad en esta
fachada son los dos escudos enormes
que, junto al balcón central, le otorgan el obligado aire de dignidad señorial y de orgullo de nobleza ; sobre el
dintel la fecha de 1592 y otra de 1946
fueron retalladas más tardíamente, en
una de sus últimas restauraciones.
El interior está articulado en torno a
un bello patio con doble galería de
arcos sobre finas columnas de márMonumental
37
mol en cuyos capiteles esquineros ostenta blasones heráldicos. De estas arquerías, la opuesta a la portada y la del
lateral derecho han sido construidas
recientemente ya que carecía de ellas
con anterioridad. Sus habitaciones y
11
escalera tienen buenas techumbres de
madera, en especial la de la escalera.
En este palacio localiza Pedro Antonio de Alarcón parte de su obra literaria El Niño de la Bola.
Calle Santa María del Buen Aire
Calle Santa María del Buen Aire con la catedral al fondo.
Terminamos este recorrido por el Guadix Monumental en la calle Santa
María del Buen Aire, digno broche a
nuestro paseo. Como todo Guadix, esta
calle es un continuo monumental e
histórico, con escalas diferenciadas de
38
En el lateral derecho, formando esquina con la plaza, nos encontramos
con el antiguo Hospital Real (hoy edificio del INEM), construcción que
según la tradición se erigió sobre la
antigua sinagoga, aunque las excavaciones realizadas no han identificado ningún resto de la misma y sí
restos de la cloaca máxima de la ciudad romana de la que aún es posible
ver parte de la misma en el interior.
De la primitiva construcción hospitalaria queda visible solamente el pequeño testero de la plaza, con una
arquitectura modesta de ladrillo, y algunos alfarjes de madera en sus dependencias interiores y en la escalera.
Siguen dos palacetes con adornos de
carácter historicista producto de reformas del siglo XX, el primero conocido
como casa de D. Adriano y el segundo
perteneciente al colegio de la Divina
Infantita. En la estrecha calle que
arranca junto al costado del Hospital
Real, en el llamado callejón del Hospital Viejo, nació en 1833 el ilustre literato Pedro Antonio de Alarcón.
Guadix
estilos y funciones en sus edificios. Al
fondo la majestuosa fachada de la catedral, que muestra su delicada portada de Santiago, se convierte en un
dignísimo telón de fondo y una nueva
oportunidad para su goce estético.
ADR
El lateral de enfrente está ocupado,
en una sucesión casi ininterrumpida,
por el palacio episcopal, la curia y la
catedral. Lo que hoy vemos es el resultado de una profunda remodelación y ampliación del edificio del XVI,
llevada a cabo por el obispo Fernández del Rincón a finales del siglo XIX
y principios del XX, además de otras
más recientes. Nos encontramos ante
un edifico historicista hacia el exterior
(mitad neogótico mitad neorrenacentista) que remata, en su costado
colindante con la catedral, en un pequeño pasadizo elevado que comunica con aquella, creando un rincón
de gran encanto, debajo de cuya arcada se divisa el Guadix moderno y, a
lo lejos, los farallones de su vega.
Dentro de la curia se encuentran algunos elementos reconocibles de la
primitiva estructura del XVI, como una
de las arquerías del patio, numerosos
alfarjes con canes de tracería gótica
y, sobre todo, la bella escalera de la
antigua escolanía, con una delicada
baranda labrada en piedra y una armadura de madera ochavada con
adornos de lacería mudéjar y piña de
mocárabes en su almizate.
Como ya se ha indicado, toda esta
zona y hacia arriba es conocida como
el Barrio Latino, que sin menoscabo
de otros barrios del antiguo Guadix,
ofrece un conjunto de edificios y entramado de calles de enorme sabor
pintoresco e histórico. Delimitado
por las calles de la Concepción, Santa
María del Buen Aire, San Miguel,
Doctor Oliva e Ibáñez, ocupa parte del
que fuera emplazamiento de la antigua ciudad romana y posteriormente
judería y alcaicería en la época medieval, con una gran actividad comercial en la Guadix islámica. Tras la
conquista se establecieron numerosas familias hidalgas, personajes de
iglesia y otras instituciones de elevado rango intelectual que dieron el
nombre al barrio, por su ilustrada “latinidad” o uso del latín como lengua
culta. La acumulación de secuencias
históricas y monumentales, por tanto,
es enorme. En este barrio nacieron o
vivieron, aparte del ya mencionado
novelista Pedro Antonio de Alarcón,
el literato Mira de Amezcua, el magistral Domínguez y otros prohombres de la intelectualidad guadijeña.
Monumental
39
SEGUNDO ITINERARIO
CUEVAS DE GUADIX
Nuestro segundo recorrido se inicia en
el Paseo de la Catedral, un lugar recientemente urbanizado, muy despejado y en claro contraste con el
estrecho y tortuoso entramado del
casco histórico. Desde este paseo y
desde la explanada que se extiende
por delante de la catedral podremos
captar la fuerza monumental de este
edificio y de su entorno. Al mismo
tiempo podremos comprender cómo
adquiere carácter de frontera entre el
Guadix actual y el histórico. El paseo
de la Catedral discurre paralelo a la
que fuera muralla y adarve medievales que defendían la ciudad en esta
zona, reforzando este declive natural.
Torreón de Ferro y murallas árabes
La muralla de la medina islámica de
Wadi As (Guadix) tenía 1.230 m de
recorrido y encerraba una superficie
superior a las diez hectáreas. Su trazado, de forma trapezoidal, se adivina
en la estructura urbana actual: paralela a la calle San Miguel, continuaba
por las calles Cruz de Piedra, Puerta
Alta y Ancha, siguiendo por la Plaza
de las Palomas y el Paseo de la Catedral para llegar finalmente al Torreón
de Ferro, el mejor elemento defensivo
conservado, que protegía una de las
entradas a la ciudad. Sus desvencijados muros muestran una fábrica de
tapial (aparejo hecho a base de guijarros, tierra y cal, luego enlucido),
sobre una base de mampostería.
Aunque numerosas torres cuadrangulares de tapial jalonaban todo el
perímetro defensivo a intervalos re-
ADR
1
De hecho, algunos documentos del
siglo XVI mencionan su existencia
e incluso su aprovechamiento para
acomodar algunas dependencias;
igualmente, en las excavaciones realizadas no hace muchos años para
instalar el nuevo museo catedralicio
aparecieron algunos de sus restos.
Esta muralla venía desde la plaza de la
Constitución y discurría por todo este
costado, pasando por la trasera del
palacio Episcopal (donde hoy está el
Instituto de Estudios Pedro Suárez,
dedicado a impulsar el conocimiento
de la cultura, historia, religiosidad, geografía y arte de la comarca), continuaba por la trasera del palacio de
Villalegre hasta desembocar en el torreón de Ferro.
Torreón de Ferro.
Monumental
41
gulares, de la mayoría sólo perviven
los zócalos de piedra, algunos visibles
aún en la calle Almorejo. A pesar de
que la fecha de construcción resulta
difícil de precisar, algunos autores
consideran que las murallas de Guadix se levantaron durante la época
califal. Sea cierto o no, sí lo es que a
mediados del siglo XII debían de ser lo
suficientemente notables como para
que el geógrafo árabe al-Idrisi las
nombrara en su Geografía.
En el Torreón de Ferro arranca la calle
de San Miguel, artería fundamental
del Guadix actual y que lo fue desde
antiguo, ya que discurre por una profunda hondonada del terreno y que
desempeñó importantes funciones
estratégicas y urbanas. En el Guadix
medieval venía a ser como una calle
de ronda que separaba el centro de la
medina y los arrabales. En época cristiana siguió siendo vía de comunicación y articulación de un barrio muy
activo en el que se estableció la iglesia de San Miguel, más arriba el convento de Santo Domingo y por
detrás, y en contacto ya con el barrio
de las cuevas, la parroquia y barrio de
la Magdalena. Subiendo por esta
calle, frente a la antigua iglesia de
San Miguel existe un solar en el que
no hace muchos años aparecieron
restos del antiguo poblamiento argárico, otros romanos y por supuesto
islámicos que se superponen como es
habitual, formando estratos y niveles
de gran riqueza arqueológica.
Antigua iglesia de San Miguel
Fue una de las cuatro parroquias fundadas tras la conquista, y se estableció sobre una antigua mezquita. Este
42
Guadix
templo fue pronto sustituido por otro
de dimensiones modestas para el cual
se construyó la torre actual; guiándonos por un escudo que encontramos
allí, el del obispo Antonio del Águila,
podemos datar su construcción entre
1537-1546. Hacia 1560 se decide renovar el templo con un proyecto más
ambicioso, ajustado a modelos renacentistas, siendo sus principales
promotores la familia Fernández de
Córdoba, patrones de su capilla
mayor. La traza, posiblemente dada
por Juan de Arredondo (maestro
mayor entonces de la catedral), denuncia unos inusitados aires de grandeza
respecto a las restantes parroquiales
guadijeñas, pero la crisis abierta tras
la rebelión morisca en 1568 paralizó
la construcción. Años más tarde, y en
distintos momentos, los Fernández de
Córdoba intentaron retomar las obras
-que todavía continuaban a finales
del siglo XVII, y de la que sólo estaba
levantada la cabecera, que fue lo
único que se acabó- y fue habilitada
para iglesia (igual que ocurrió con la
de San Torcuato). De lo construido,
destaca la envergadura del crucero,
con una cúpula y bóvedas de casetones, los altos pilares torales y los
arranques de las bóvedas de las capillas laterales sin concluir que pueden
observarse desde el exterior. La fábrica
de piedra de sus muros inferiores es
considerada por algunos como los
posibles restos de un templo romano,
aunque es poco probable. Actualmente se está rehabilitando y está cerrada al culto; se ha trasladado la
parroquia a la vecina iglesia de Santo
Domingo. Junto a la cabecera de la
iglesia se encuentra el encantador
Arco de Mensafíes, antigua puerta
2
que conducía hacia la aldea de Paulenca y tras ella nos podremos perder
por un intrincado laberinto de callejas
Monumento al Cascamorras
Subiendo por la calle San Miguel llegamos al cruce con la calle Real de
Santo Domingo en cuyo arranque se
ha levantado recientemente el monumento al Cascamorras, una de las
figuras más peculiares de la tradición
festiva y religiosa del viejo Guadix, en
que se plasma la vieja rivalidad de
esta ciudad con la de Baza. Es este un
personaje cuyo origen se relaciona
con el descubrimiento de la imagen
de la Virgen de la Piedad, allá por el
año de 1490, por el accitano Juan Pe-
3
estrechas y casas de reducida escala,
siempre con el sabor de lo peculiar y
lo antiguo.
dernal. En los días del 5 al 9 del mes
de septiembre, se rememora el intento frustrado del rescate de dicha
imagen por el Cascamorras, que aparece efigiado en este monumento
con su traje de gala, a modo de bufón
o arlequín con vistosos colorines y
una vejiga por toda arma. Detrás, en
paneles cerámicos se recogen distintos pasajes de su salida y llegada a
Guadix. La fiesta ha sido declarada en
2006 de Interés Turístico Nacional y
es digna de conocerse.
Barrio y mirador de la Magdalena
Remontando la calle Real de Santo
Domingo encontramos a nuestra izquierda la Iglesia de Santo Domingo
(actual parroquia de San Miguel). Fue
en sus orígenes iglesia del convento de
Santo Domingo, fundado por los
Reyes Católicos en 1500. Detrás de un
modesto exterior, en el que se observa
una portada con sencillos motivos renacentistas y los canes con la antorcha en la boca, emblema de la orden
dominica, se esconde uno de los templos más espectaculares de Guadix,
construido en la primera mitad del
ADR
Iglesia de Santo Domingo. Detalle de la armadura.
Monumental
43
siglo XVI. Aquí refulge con personalidad propia la belleza de las armaduras
mudéjares que cubren la nave central,
la capilla mayor y la antigua capilla del
Rosario. Los caprichos que dibujan las
filigranas de las ruedas de lazos se ven
enriquecidos de forma espectacular
por una policromía deslumbrante, en
la que no faltan curiosos retratos, los
escudos de los patrocinadores y de la
orden y todo un nutrido repertorio de
guirnaldas, grutescos y otras fantasías
propias del ornato renacentista. En la
antigua capilla del Rosario, la armadura octogonal muestra su perfecto
trabado del llamado lazo de diez, con
los centros (sinos) adornados de florones dorados. A los pies del templo,
se encuentra la capilla nueva del Rosario, con su camarín, construida a finales del siglo XVII y principios del
siguiente, que responde ya a los conceptos ornamentales y espaciales propios de la cultura barroca, completada
con un conjunto pictórico en torno a
la Virgen del Rosario.
El barrio de la Magdalena, bajo su
apariencia modesta, encierra un gran
peso histórico, considerándose antiguo emplazamiento de la comunidad
mozárabe en tiempos de la dominación islámica. Más tarde albergó precisamente a los muladíes o renegados
cristianos convertidos al islam. Centra el barrio la calle Real de la Magdalena, hoy un tanto desfigurada por
la renovación o ruina de muchos de
sus edificios, pero conservando todavía el carácter intimista y popular de
antaño. La iglesia que le da nombre
fue de fundación tardía y su construcción, iniciada a mediados del siglo
XVI, muestra características propias de
44
Guadix
la tradición mudéjar, con cubiertas de
madera y torre al modo normal de las
guadijeñas, con un campanario sencillo. La portada es obra ya de 1621,
perteneciente al primer barroco, con
escudo del obispo Tosantos y la imagen de la santa pecadora.
En su entorno inmediato se encuentran algunas casas de interés histórico, como la número 20 de la calle,
llamada casa del obispo, justo en la
esquina en la salida hacia la puerta
de Paulenca, con su sencilla portada
toscana de ladrillo.
4
Barrio de las Cuevas
Abandonamos los barrios de San Miguel y de la Magdalena para adentrarnos en uno de los espacios físicos
y humanos más peculiares de Guadix.
Con todo el rico patrimonio arquitectónico y urbanístico que encierra esta
ciudad, nada hay tan sorprendente y
excepcional como su famoso barrio
de las Cuevas, cuya extensión rebasa a
la del propio casco histórico, en un
paraje de absoluta rareza.
En muchas ciudades, la cueva fue un
lugar de vivienda bastante habitual
y una muestra más de la capacidad
Mirador de la Magdalena
Por detrás de la iglesia, aunque son posibles otros accesos, se llega a este emplazamiento a modo de curiosa azotea,
perfectamente integrada en el entorno,
que nos permite admirar un paisaje tan
espectacular como es el de Guadix.
Sobre su abigarrado caserío vemos
emerger los edificios de carácter singular, apareciendo, de izquierda a derecha, San Miguel, detrás la dos torres
del palacio de Villalegre y más atrás la
mole impresionante de la catedral; seguimos con San Torcuato y su torre
arrimada al buque del crucero y, un
poco más a la derecha y más cercana,
el costado del convento de la Concepción. Sigue el perfil rojo y blanco del
antiguo convento de San Agustín, más
tarde Seminario, con su fina espadaña;
justo por detrás se atisba levemente la
punta del chapitel de Santiago para rematar hacia arriba en la mole dominante de la alcazaba. De aquí hacia la
derecha la escala arquitectónica se rebaja para descubrir el peculiar Barrio
de las Cuevas, que llega prácticamente
hasta nuestros pies.
ADR
Barrio de las Cuevas.
de adaptación del hombre al medio
natural. Pero en este caso, lo especialmente admirable es su extensión:
en un pasado no muy lejano albergaron a casi la mitad de la población.
Todavía hoy, a pesar de la despoblación experimentada en las últimas
décadas, sigue siendo un espacio urbano y humano plenamente activo y
que en cierta medida está encontrando una nueva dignificación y
consideración, tanto para los foráneos como para sus habitantes
tra dicionales. Ya sea contemplán-
dolo desde algún lugar elevado o paseando por sus intrincadas veredas y
cañadas a modo de callejuelas campestres, sorprende el mantenimiento
de una forma de vida ancestral que
en la mayoría de los sitios ha desaparecido, pero que en esta comarca se
mantiene y aún fomenta como alternativa al turismo y vivienda rural. Este
fenómeno se entiende porque a sus
cualidades específicas, que permiten
mantener una temperatura estable en
inverno y verano, se ha de añadir la
reciente incorporación de elementos
Monumental
45
de confort y salubridad antes impensables (agua, luz, teléfono, asfaltado
de las veredas).
Como afirmara Sermet en una afortunada frase, este paisaje cuevero,
como el de todo Guadix, no es para
ser descrito sino para ser visto. Su curioso perfil presenta un contraste absoluto y asombroso entre el color
amarillento de la arcilla en que están
horadadas; el blanco de las sencillas
fachadas y cercas, las chimeneas que
despuntan como salidas del fondo de
la tierra; y, esporádicamente, pequeños corralitos para animales, una
parra o unas macetas formando un
pequeño vergel.
Ahora bien, bajo esta pintoresca imagen se encierra una forma de vida
basada en organizaciones artesanales, grupos familiares y étnicos muy
complejos y que desde el punto de
vista social en su gran mayoría está
integrada por las clases menos favorecidas. Documentos fotográficos
antiguos o las propias imágenes que
se exhiben en la ermita Nueva nos
pueden dar una vaga idea de la miseria y desamparo que aquí se vivió
secularmente, aunque ahora el panorama sea algo diferente.
No se conocen referencias de su
existencia en el Guadix medieval, por
lo que su origen se relaciona con la
primera revuelta de los mudéjares,
poco después de la conquista en
1489, su posterior expulsión, y sobre
todo tras la rebelión de 1568, después de la cual volvieron muchos de
ellos a este lugar y se confundieron
con los gitanos y otras minorías. Recientemente se está replanteando
46
Guadix
esta teoría y el que los moriscos fueran mayoría en el hábitat cuevero. Sí
es un hecho constatado el que la
población de este barrio y de la comarca se duplicó prácticamente en
los últimos años del siglo XIX, en los
primeros decenios del XX y hasta
1960 en que comenzó su declive,
ahora más o menos estabilizado. De
la importancia de las cuevas como
enclave humano y social baste decir
que el barrio de Santiago, hacia
1985, tenía 3.223 cuevas frente a
2.684 casas-vivienda.
La cueva, con ligeras variantes, suele
presentar una estructura bastante
repetitiva, siempre adaptada a las
peculiaridades del terreno en que se
asienta y excava. Hacia el exterior
ofrece una fachada pequeña, con su
alerillo de teja, la cual alberga la
puerta de acceso y a lo sumo una o
dos ventanas que iluminan la cocina
o la habitación colindante. Tras la
puerta está la sala o cuarto de estar
que comunica por detrás con varios
dormitorios, integrando al mismo
tiempo un corral, cuadra y almacén o
granero, pues en su mayor parte sus
habitantes tiene una clara vinculación rural. Aparte de que se pueda
acceder a alguna particular, la visita
a la Cueva Museo de Costumbres Populares puede ser altamente clarificadora para entender las ventajas e
inconvenientes que esta forma de vivienda y de vida ofrece.
La ruta oficial indicada en las señales urbanas es una propuesta para
ordenar su recorrido, pero hay otras
alternativas para conocer en toda
su dimensión este espacio tan singular.
5
Plaza Ermita Nueva
Este lugar y sus aledaños están impregnados de una dimensión histórica especial por la presencia en los
albores del siglo XX del Padre Poveda,
(ahora san Pedro Poveda), que tan
buena labor evangélica y educativa
desarrolló en este barrio. Su paso fue
efímero pero su semilla se perpetuó
en el tiempo, quedando testimonio
de ello en un monumento erigido recientemente, una placa que recuerda
su canonización, la escuela por él creada y otros signos que agradecen su
entregada labor.
Ermita Nueva de Nuestra Señora de
Gracia
El origen de la ermita se remonta al
siglo XVI y era una cueva como las viviendas de su entorno. Fue remozada
en los inicios del siglo XX y de nuevo
en 1944. En 1964 se inauguró un
nuevo templo, anejo a la antigua ermita, que se convirtió entonces en
parroquia. La iglesia es un modesto
aunque amplio edificio. Desde el costado izquierdo se accede por un estrecho y corto pasillo a la antigua
ermita-cueva. La escala arquitectónica, la térmica e incluso la espiritual
cambian radicalmente al acceder a
este lugar. A pesar de estar toda excavada en la tierra y con un tamaño
reducidísimo, no le falta su nave, varias capillas laterales comunicadas
por pasadizos, el púlpito saliendo de
una de ellas y su pequeño presbiterio, presidido por la Virgen de Gracia,
pintura atribuida a Domingo Chavarito, de la primera mitad del siglo XVIII.
Esta imagen fue coronada canónicamente como Patrona de las Cuevas
en 1960. A los pies del altar se encuentra una reliquia de san Pedro Po-
ADR
Barrio de las Cuevas. Ermita antigua de Nuestra Señora de Gracia.
Monumental
47
Cueva Museo de Costumbres
Populares
En esta misma plaza ha habilitado el
Ayuntamiento una Cueva Museo de
carácter etnográfico, en la que se integran a un tiempo lo que es la vivienda-cueva propiamente dicha y
las dependencias destinadas a guar-
pastoreo y al fondo una pequeña marranera, todas ellas literalmente repletas de instrumentos, objetos, aperos,
mil y un chisme a cual más curioso y
para los más jóvenes apenas reconocibles; no así para los mayores, y sobre
todo los que han vivido en o dedicados a las tareas del campo.
dar los aperos de labranza y animales,
todas ellas completadas con el mobiliario, ajuar e instrumentos que le son
propios y que han constituido su
forma de vida y herramientas de trabajo. Así vemos en la entrada la mesa
de camilla, con sus ropas antiguas, la
máquina de coser, cobres y el botijo
o pipo para refrescar el agua. En la
segunda habitación se representan
algunos de los tipos populares de la
ciudad y la comarca, como un maniquí con el traje del Cascamorras
(coincidente con otro personaje atávico como era el Floreo, que participaba en el peculiar baile de ánimas) y
otros dos con los trajes populares de
la comarca. Más adentro se encuentra el dormitorio, verdadero santuario
del hogar, con su cama de metal, sá-
G-MC
veda y alrededor toda una serie de
motivos ornamentales de carácter
popular. En una de las capillas se
encuentra el altar de un Niño Jesús
Salvador del Mundo que quedó perpetuado en la memoria colectiva
guadijeña a través de una novela de
Pedro Antonio de Alarcón, el Niño de
la Bola, en la cual se recogen algunas
de las fiestas y costumbres ancestrales de este barrio.
Cueva Museo. Vista del interior.
banas de hilo y colcha de damasco
rojo, la mesita con su jarra y vaso
para el ultimo trago del día, la escupidera, el baúl, la manta, el espejo, el
candil de aceite y el pequeño lavabo
con su jofaina y jarro.
Entrando, a la izquierda, se suceden la
cocina, la cuadra, la habitación para
los aperos de labranza y otra para el
6
Cueva Museo de Costumbres Populares.
48
Guadix
ADR
Por último, a la derecha de la entrada
se ha habilitado, ya de nueva planta,
una sala complementaria para exposición de publicaciones y proyecciones
audiovisuales. Todo ello se ofrece al visitante con la mayor sencillez pero con
el primor y el sentido directo que caracteriza la cultura popular y el carácter generoso y amable de estas gentes.
Al lado otra cueva está dedicada al
Padre Poveda, su fundación y la obra
docente por él emprendida y en el
entorno se están habilitando otras
cuevas como forma de turismo alternativo.
Mirador del Cerro de la Bala
Las indicaciones urbanas le conducirán por medio de este laberíntico
barrio hasta llegar a un anchurón arbolado desde el cual se asciende, a
pie, al mirador de la Bala. Desde esta
azotea espléndida, habilitada hace
poco con un criterio acertadísimo, se
puede contemplar, una vez más pero
desde un ángulo absolutamente novedoso, este singular enclave humano y paisajístico que es el viejo
Guadix, con las cuevas rodeándonos
por completo y sucediéndose hacia el
norte la pesada mole de la alcazaba,
los campanarios y torres de iglesias y
palacios, detrás la catedral y al fondo
las arboledas de la vega recortadas
sobre los acantilados de arcilla.
Hacia el este, la Vega, que nos lleva
por el frondoso Valle del Zalabí y más
allá al Marquesado del Cenete, paisaje de nuevo sorprendente. Mirando
al sur, vemos las crestas y cañadas recortadas a capricho sobre el cielo azul
y al fondo las cimas blancas o pardas
(según la estación del año) de Sierra
Nevada. Sólo por contemplar este espectáculo, en el que la acción de la
naturaleza y la mano del hombre se
dan la mano para crear un entorno
único, merece la pena visitar Guadix.
Monumental
49
BIBLIOGRAFÍA
Son numerosos los libros y artículos de investigación que aportan datos sobre
el pasado histórico, artístico, arqueológico, geográfico, antropológico y cultural de Guadix. Es imposible recogerlos todos, pero recomendamos en todo
caso, para aquellos que deseen profundizar en el conocimiento de esta ciudad, las guías siguientes, de carácter divulgativo pero con una base científica:
- ASENJO SEDANO, Carlos. Guadix: guía histórica y artística. 2ª ed. Granada,
Diputación Provincial, 1989 (3ª 1996).
- FERNÁNDEZ SEGURA, Francisco José. Nueva Guía de Guadix. Encrucijada
de culturas. Guadix, Instituto de Estudios “Pedro Suárez”, 2000.
- RUIZ PÉREZ, Ricardo; RODRÍGUEZ TITOS, Juan. Guadix y su tierra. Granada:
Ideal-Diputación Provincial, 2005. Colección “Granada en tus manos”, nº 6.
Para información turística visite:
www.guadixymarquesado.com
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R U TA D E L A S C U E VA S

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