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REVISTA ANÁLISIS
Publicación científica de carácter internacional sobre
problemas asociados con el uso de drogas
Centro Coordinador de la Investigación de la
Federación Internacional de Universidades Católicas –FIUC–
21, Rue d’Assas 75270 París, cedex 06 France
Tel: (331) 44395227. Fax: (331) 44395228
http://www.fiuc.org - E-mail:[email protected]
Fundación Universitaria Luis Amigó -FUNLAMTransversal Fundación Universitaria Luis Amigó 51A No. 67B-90. Medellín - Colombia
Tel: (574) 4487666. Fax: (574) 3849797.
http://www.funlam.edu.co - E-mail: [email protected]
Los autores son responsables de la información expresada en los artículos publicados en esta edición y del respeto a los
derechos de autor. Por lo tanto, su contenido no compromete, ni moral ni legalmente, a la Fundación Universitaria Luis
Amigó ni al Centro Coordinador de la Investigación de la Federación Internacional de Universidades Católicas –FIUC–.
Las ilustraciones de los textos se presentan conforme al Artículo 32 de la Ley 23 de 1982 de la República de Colombia.
REVISTA ANÁLISIS
ISSN 0123-6814
N.° 8, 2011
Representantes institucionales
Fray José Wílmar Sánchez Duque
Rector general.
Fundación Universitaria Luis Amigó, FUNLAM. Medellín, Colombia
Francisco López Segrera
PhD. en Estudios Latinoamericanos e Hispánicos
(Paris VIII, Sorbonne) Instituto Universitario de Ciencias de la Educación (España)
Profesor Monseñor Guy-Réal Thivierge
Secretario General y Director del Centro Coordinador de la Investigación.
Federación Internacional de Universidades Católicas, FIUC. París, Francia
Maristela G. Monteiro
PhD. Medicina
Pan-American Health Organization (Suiza)
Director de la Revista
Guillermo A. Castaño Pérez
Fundación Universitaria Luis Amigó, FUNLAM.
Medellín, Colombia
Luis Flórez Alarcón
PhD. en Psicología Experimental
Universidad Nacional de Colombia. Centro de Estudios Sociales (Colombia)
Asistente de la dirección
Nicolás Uribe Aramburo
Fundación Universitaria Luis Amigó, FUNLAM.
Medellín, Colombia
Comité científico
Philippe Bourgois
PhD. Antropólogo.
Universidad de Pensilvania (Estados Unidos)
Armando F. De Jesús
PhD. In Education in Management
University of Santo Tomas (Filipinas)
Tania Machado
PhD. Psiquiatría
St. John´s National Academy of Health Sciences (India)
Noel Simard
PhD. en Teología
Université Saint-Paul (Canadá)
Jean Paul Roussaux
Dr. en Psiquiatría
Université Catholique de Louvain (Bélgica)
Pedro Nel Medina Varón
Sociólogo. Director Centro Coordinador de la Investigación -FIUC-. Federación Internacional de Universidades Católicas -FIUC- (Francia)
José Antonio García del Castillo
PhD. en Psicología
Instituto de Investigación de Drogodependencias (INID). Universidad Miguel
Hernández (España)
Ronaldo Laranjeira
MD. Psiquiatra, PhD. em Dependência Química
Universidad Federal de São Paulo.
National Institute of Alcohol and Drug Policies (Brasil)
Efrem Milanese
PhD. Psicología
Caritas (Alemania)
Carlos Darío Patiño Gaviria
Mg. en Educación y Desarrollo Comunitario
Universidad de San Buenaventura (Colombia)
Carmen Elena Meza Estrada
Mg. En Planificación Territorial y Desarrollo Regional
Universidad de San Buenaventura (Colombia)
Arturo B. Rojas Yanguas
PhD. en Psicología
Universidad Católica Boliviana “San Pablo” (Bolivia)
Bismarck Pinto Tapia
PhD. Psicología Universidad Católica Boliviana “San Pablo” (Bolivia)
Jorge B. Baeza Correa
PhD. En Ciencias de la Educación
Universidad Católica Silva Henríquez (Chile)
Mario Waldo Sandoval Manríquez
PhD. En Sociología
Universidad Católica Silva Henríquez (Chile)
Alvin P. Ang
PhD. Economía
University of Santo Tomas (Filipinas)
Juan Vicente Beneit Montesinos
PhD. en Medicina
Instituto Universitario de Drogodependencias. Universidad Complutense de
Madrid (España)
Houwayda Youssef Matta
PhD. Professor Associate.
Université Saint-Joseph (Líbano)
Carmen López-Sánchez
PhD. en Psicología
Universidad de Alicante (España)
Montserrat Alom
Historiadora. Especialista en Cooperación Federación Internacional de Universidades Católicas –FIUC- (Francia)
Francisco Xavier Méndez Carrillo
PhD. en Psicología
Universidad de Murcia (España)
Juan Daniel Gómez Rojas PhD. en Psicología
Universidad Javeriana (Colombia)
Maite Cortés Tomás
PhD. En Psicología
Universidad de Valencia (España)
Comité editorial
Jaime Alberto Carmona Parra
PhD. en Psicología Social
Fundación Universitaria Luis Amigó (Colombia)
Adriana Alzate Echeverri
PhD. en Historia
Universidad del Rosario (Colombia)
Gustavo Adolfo Calderón Vallejo
Mg. Estudios Urbano-Regionales
Fundación Universitaria Luis Amigo (Colombia)
Hernando Bernal Zuluaga
Mg. En Ciencias Sociales y Humanas
Fundación Universitaria Luis Amigó (Colombia)
Efrén Martínez Ortiz
PhD. en Psicología
Colectivo Aquí y Ahora (Colombia)
Juan Carlos Mancilla
Psicólogo Especialista en Drogodependencias
Universidad Córdoba (Argentina)
Graciela Touzé
Trabajadora Social y Especialista en Ciencias Sociales y Salud
Universidad de Buenos Aires (Argentina)
Rafael Navarro Cueva
PhD. en Medicina
Universidad Peruana Cayetano Heredia (Perú)
Eduardo Mejía Luna
Mg. Psicólogo Universidad de Antioquia (Colombia)
Daniel Lloret Irles
PhD. en Psicología
Instituto de Investigación de Drogodependencias (INID)
Universidad Miguel Hernández Alicante (España)
Mario Alberto Zapata
Mg. en Epidemiología
Comfenalco- Universidad Libre (Colombia)
Eusebio Mejías Valenzuela
Médico. Especialista en Psiquiatría
Fundación de Ayuda a la Drogadicción FAD (España)
Bernardo A. Vélez M. Mg. Salud Pública con énfasis en Salud Mental
Universidad de Antioquia (Colombia)
Edición
Carolina Orrego Moscoso
Departamento Fondo Editorial, FUNLAM, Medellín (Colombia)
Nicolás Ignacio Uribe Aramburo
Mg. En Investigación Psicoanalítica
Fundación Universitaria Luis Amigó (Colombia)
Corrección estilo
Luz Ofelia Jaramillo Arboleda
Francisco J. Arias Zapata Mg. en Psicología
Universidad San Buenaventura (Colombia)
Pedro Puentes Rozo
PhD. en Psicología
Universidad Simón Bolívar (Colombia)
Johan Acosta López
Mg. Psicólogo
Universidad Simón Bolívar (Colombia)
Debsy Berbesy Fernández PhD. en Salud Pública
Universidad CES (Colombia)
Orlando Escopetta Diazgranados
Mg. en Análisis de Datos
Asesor externo Naciones UNIDAS.
Ministerio de la Protección Social (Colombia)
Augusto Pérez Gómez
PhD. Psicólogo
Corporación Nuevos Rumbos.
Tribunal Nacional Bioético y Deontológico de la Psicología
(Colombia)
Traducciones
Diana Marcela Jaramillo Cataño
Gloria Lucía Arboleda González
Margarita María Osorio Arango
María Isabel Restrepo Marín
Joseph Fevrier
Julius Plaza Mondejar
Juan Fernando Yepes Mazo
Liliana María Maturana Patarroyo
José Vicente Abad Olaya
Blanca Montoya Ramírez
Departamento de Idiomas, FUNLAM, Medellín (Colombia)
Revisión final
Montserrat Alom
Nicolas Vergier
Centro Coordinador de la Investigación, Federación Internacional de
Universidades Católicas -FIUC- Paris (Francia)
Diagramación y diseño
Carlos Hernando Zapata Sepúlveda
Oficina de Comunicaciones, Relaciones Públicas y Mercadeo,
FUNLAM, Medellín (Colombia)
Número de ejemplares: 750
Correspondencia y canje:
Fundación Universitaria Luis Amigó. Transversal 51 A No. 67B - 90
Tel: (574) 4487666 Fax: (574) 3849797. E-mail: [email protected]
Medellín, Colombia
CONTENIDO
EDITORIAL ...............................................................................................................
9
ARTÍCULOS ORIGINALES
Factores de riesgo interpersonales para el abuso de internet en jóvenes universitarios .......
13
Interpersonal risk factors for internet abuse among college students
José Luis Carballo, Paula Antón Torres, Nicolás Ruiz Robledillo,
María Isabel Santos Sánchez, María Virtudes Pérez-Jover y Olaya García-Rodríguez
Consumo de sustancias psicoactivas y maltrato infantil ................................................
23
Psychoactive substance use and child abuse
Nicolás Chahín Pinzón y Blanca Libia Briñez
L’insertion socioprofessionnelle de la personne ex-toxicomane au Liban .........................
33
The socio-professional integration of the individual ex-addict in Lebanon
Houwayda Matta y May Hazaz
Análisis relacional sobre el grado de credibilidad entre diferentes medios de
comunicación en materia de drogas ..........................................................................
55
RELATIONAL ANALYSIS ON DEGREE OF CREDIBILITY AMONG DIFFERENT MEDIA ON DRUGS
José Antonio García del Castillo, Mónica Gázquez, Álvaro García del Castillo-López y Carmen LópezSánchez
Consumo de sustancias adictivas por género, en universitarios mexicanos de capital
y de provincia ........................................................................................................
Substance use by gender, in Mexican university students from the capital and the
province
Ana Laura Gamboa Muñoz y Covadonga Cuétara Priede
67
Contexto sociocultural del consumo de alcohol entre jóvenes estudiantes de una
institución universitaria de Medellín .........................................................................
77
The psychosocial context of alcohol consumption among young students of a
university in the city of Medellin.
Gustavo Adolfo Calderón Vallejo, Guillermo A. Castaño Pérez, Víctor Hugo Cano Bedoya y Ángela
María Urrea Cuellar
Percepción del personal de la salud sobre la calidad de la atención a adolescentes
que abusan de drogas ...............................................................................................
101
Perception of health staff on the quality of care for adolescents who abuse drugs
Cristina Gloribel Juárez, Mirna Maribel García y Ana Milena Marquina
Problemas psicosociales y consumo de heroína en una muestra de consumidores de
Medellín .................................................................................................................
113
Psychosocial problems and heroin use in a sample of consumers in Medellin
Guillermo A. Castaño Pérez y Gustavo Adolfo Calderón Vallejo
CONTEXTO / Context / Contexte
Making Sense of the Philippine Drug Policies .................................................................
125
Sens des politiques de drogues dans les Philippines
Armando F. de Jesús
Las drogas en Colombia. Anotaciones sobre historia y políticas públicas ........................... 137
Drugs in Colombia. Notes on history and public policies
Jaime Velosa Forero
El conocimiento científico sobre las drogas y su importancia en los programas de
prevención e intervención .........................................................................................
149
Scientific knowledge about drugs and their importance in prevention and
intervention programs
Nicolás Uribe y estudiantes del curso Trabajo de Grado I. Farmacodependencia y Psicología Social
Consumo de sustancias psicoactivas, causas y tratamientos. Una revisión a la
investigación .........................................................................................................
Consumption of psychoactive substances, causes and treatments. A review of
research
Marcela Arana Medina y Luis Felipe Sarmiento Rivera
159
FORO- DEBATE / Forum-Debate / Forum-Débat
Una aproximación desde el psicoanálisis a la toxicomanía y su relación con el
mundo contemporáneo ............................................................................................ 169
An approach from psychoanalysis to addiction and its relationship to the
contemporary world
Andrés Felipe Palacio Pérez
La hoja de coca en Bolivia. Una propuesta de ajuste a las políticas públicas bajo el
enfoque de la reducción de daños ............................................................................
175
The coca leaf in Bolivia. A proposal for setting public policy under the focus of
harm reduction
Godofredo German Reinicke Borda
publicaciones de interes / interesting publications / publications d´intérêt ......................
183
APORTES DE LA WEB / WEB SITES CONTRIBUTION / APPORT DU WEB ............................................
191
NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE ARTÍCULOS / STANDARDS FOR ARTICLE PRESENTATION / STANDARDS
POUR LA PRÉSENTATION DES ARTICLES ..............................................................................
195
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
P
EDITORIAL / EDITORIAL / ÉDITORIAL
Acordes con la finalidad de la Federación Internacional
de Universidades Catódicas (FIUC) de contribuir al progreso
del saber y la ciencia, y con la misión de la Fundación
Universitaria Luis Amigó (FUNLAM) de generar, conservar y
divulgar el conocimiento científico, con el fin de contribuir
al desarrollo integral de la sociedad y basados en el
principio cristiano de la solidaridad, propugnamos por un
acceso libre al conocimiento.
Estas son las nuevas tendencias hacia una globalización
del saber y de los estudios científicos. Ya desde principios
del siglo XXI, varias universidades han acogido las
declaraciones de: Budapest Open Access Initiative (2002);
Bethesda Statement on Open Access Publishing (2003);
y Berlin Declaration on Open Access to Knowledge in the
Science and Humanities (2003), que proclaman “el acceso
libre y sin restricciones a la ciencia y la representación del
conocimiento humano en todo el mundo”.
Open Access Initiative (AOI) es un proyecto
internacional que promueve el acceso libre a la ciencia a
fin de incrementar el impacto de los trabajos desarrollados
por los investigadores y contribuir a mejorar el sistema
de comunicación científica, así como el acceso al saber
basado en la evidencia. Entre sus principales ventajas se
encuentran: el aumento del impacto de las publicaciones, al
ser éstas más visibles y accesibles; el aumento en la difusión
de la ciencia; el conseguir un mayor posicionamiento de
Universidades e Instituciones; la oportunidad para los
países en desarrollo de acceder a información de calidad
que de otro modo sería muy costoso para ellos; y el permitir
preservar en repositorios electrónicos las publicaciones.
El reto de esta forma de publicar ciencia es encontrar
nuevas formas de gestión y financiación para poder
garantizar la permanencia de las publicaciones. Tal
propósito básicamente se logrará con las colaboraciones
permanentes de los autores que hacen posible la edición
de las Revistas, con las consultas de éstas por parte de
investigadores y del público en general, y con las citaciones
8
de lo publicado allí, lo cual sin lugar a dudas posiciona a la
Universidad y a los científicos que en ellas colaboran.
Con este número cerramos entonces el capítulo de
ediciones en papel y nos disponemos a iniciar la publicación
de la Revista en formato digital de acceso libre para todo
el mundo. Con ello esperamos aportar al desarrollo de
nuevos modelos de comunicación científica, sobre todo
acelerando la investigación gracias a la rapidez de la
publicación y distribución que esta estrategia permite;
incrementar la visibilidad y el impacto de la investigación
así como su número de citas, procurando así un mayor
beneficio para autores, investigadores, bibliotecas, centros
de documentación y sociedad en general, razón última de
la investigación y de las publicaciones, y que por tanto no
dejan en el aire la consabida frase de ¿investigar para qué
y para quién?.
MD. Guillermo A. Castaño
Director Revista ANÁLISIS
REVISTA
ANÁLISIS
P
EDITORIAL / EDITORIAL / ÉDITORIAL
According to the purpose of the International Federation
of Catholic Universities (IFCU) of contributing to the
progress of knowledge and science and to the mission
of the Fundación Universitaria Luis Amigó (FUNLAM) of
generating, conserving and sharing scientific knowledge in
order to contribute to the integral social development and
based on the Christian principle of solidarity, we strive to
free access to knowledge.
This issue is, therefore, our last paper edition and we
are set to start an online journal with free access. We
hope to support and contribute to the new scientific
communication models, especially, making research
a more dynamic process with this new strategy which
provides a faster publication and distribution process.
There is, also, the possibility to increase the visibility and
the impact of research projects through citations that
benefits authors, researchers, libraries, documentation
centers and society in general, which is the purpose of
research and publications and therefore answers the wellknown question: why research and for whom?
MD. Guillermo A. Castaño
Director Revista ANÁLISIS
Such are the new tendencies towards a globalized
knowledge and scientific studies. Since the early XXI
century several universities have acknowledge the
Budapest Open Access Initiative (2002); Bethesda
Statement on Open Access Publishing (2003); y Berlin
Declaration on Open Access to Knowledge in the Science
and Humanities (2003), which proclaim “free access and
without restrictions to science and the representation of
human knowledge throughout the world.”
Open Access Initiative (AOI) is an international project
that promotes free access to science, in order to increase
the impact of research developed by researchers and to
contribute to the scientific communication system as well
as the access to knowledge based on evidence. Some of the
advantages are: increase of the impact in publications since
they are more visible and accessible; there is an growth on
the diffusion of science; a better position for universities
and institutions; the opportunity for developing countries
to access high quality information which would otherwise
be far too expensive; and the possibility to preserve the
publications in electronic repositories.
The challenge that comes with this way of publishing
science is to find other possibilities to manage and finance
in order to guarantee the permanence of publications. Such
purpose will basically be achieved with the permanent
cooperation that authors provide to make Journal issues
possible. The inquiries and the citations that researchers
make of such journals definitely position the universities
and their professors.
9
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
P
EDITORIAL / EDITORIAL / ÉDITORIAL
Conformément aux objectifs de la Fédération
Internationale des Universités catholiques (FIUC) de
contribuer au progrès des connaissances et de la science,
et avec la mission de la Fundación Universitaria Luis Amigo
(FUNLAM) de générer, de préserver et de diffuser des
connaissances scientifiques, dans le but de contribuer au
développement intégral de la société basée sur le principe
de la solidarité chrétienne, nous plaidons pour un libre
accès à la connaissance.
Ce sont les nouvelles tendances vers la mondialisation
des connaissances et des études scientifiques. Depuis le
début du 21e siècle, plusieurs universités ont accueilli les
déclarations de Budapest Open Access Initiative in (2002) ;
de Bethesda Statement on Open Access Publishing in
(2003) ; et de Berlin on Open Access to Knowledge in the
Science and Humanities in (2003), proclamant «l’accès libre
et gratuit à la science et la représentation des connaissances
humaines dans le monde entier.»
Open Access Initiative (AOI) est un projet international
qui favorise l’accès libre à la science afin d’accroître l’impact
des travaux accomplis par les chercheurs et de contribuer à
l’amélioration du système de la communication scientifique,
tout comme l’accès aux connaissances basées sur des
preuves. Parmi ses principaux avantages on peut citer:
l’impact croissant de publications, comme celles-ci sont
plus visibles et accessibles ; l’augmentation de la diffusion
de la science, l’idée d’obtenir un meilleur positionnement
des universités et institutions ; la possibilité pour les pays
en voie de développement d›accéder à une information
de qualité qui serait autrement très coûteux pour eux,
et l’accès aux référentiels de préserver les publications
électroniques.
Le défi de cette forme de publications scientifiques
est de trouver de nouvelles formes de gestion et de
financement pour pouvoir assurer la poursuite des
publications. Ces objectifs seront atteints principalement
avec les collaborations permanentes des auteurs qui
rendent possible l›édition des revues, avec les enquêtes
10
des chercheurs et du public en général, et des citations
d›ouvrages publiés là-bas, qui sans doute positionne
l›université et les chercheurs qui en collaborent.
Avec cette question alors, nous fermons le chapitre sur
les éditions imprimées et nous disposons de commencer
à publier le magazine en format numérique avec accès
gratuit, ouvert à tout le monde. Avec cela, nous espérons
contribuer à la mise en place de nouveaux modèles de
communication scientifique, surtout en accélérant les
recherches grâce à la vitesse de la stratégie de publication
et de distribution qui permet : d›accroître la visibilité,
l›impact de la recherche, ainsi comme le nombre de
rendez-vous, procurant un plus grand bénéfice pour les
auteurs, les chercheurs, les bibliothèques, les centres de
documentation et de la société en général, raison ultime de
la recherche et des publications, et que par conséquent on
ne laisse pas dans l›air l›expression familière de ¿enquêter
pour quoi et pour qui?
MD. Guillermo A. Castaño
Director Revista ANÁLISIS
Artículos Originales
Factores de riesgo interpersonales para el abuso de
internet en jóvenes universitarios
Interpersonal risk factors for internet abuse among
college students
José Luis Carballo*
Paula Antón Torres*
Nicolás Ruiz Robledillo*
María Isabel Santos Sánchez*
María Virtudes Pérez-Jover*
Olaya García-Rodríguez**
* Departamento de Psicología de la Salud de la Universidad Miguel Hernández de Elche
** Departamento de Psicología de la Universidad de Oviedo
Enviar correspondencia a:
Dr. José Luis Carballo Crespo. Universidad Miguel Hernández. Departamento de Psicología de la Salud (Avda.
de la Universidad, s/n 03202 ELCHE (Alicante)- SPAIN). E-mail:[email protected] Tel. (+34) 96665 8309 – Fax
(+34) 966658904.
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 13 - 21.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resumen
El aumento exponencial del uso de internet entre los
jóvenes no ha ido acompañado de estrategias educativas
que aborden el correcto uso de la red. Este hecho ha
desencadenando la aparición de diversos problemas de
conducta relacionados con el uso abusivo de internet.
En este estudio se analizó si ciertos factores de riesgo
interpersonales, relacionados en la literatura con otras
conductas adictivas, pueden influir sobre el abuso de
Internet en jóvenes. La muestra de este estudio estuvo
compuesta por 207 jóvenes (63.8% mujeres) de entre 18
y 23 años. Los sujetos fueron evaluados con cuestionarios
válidos y fiables en sus hábitos de uso de internet, el
abuso de internet y factores de riesgo relacionados con
el uso de internet (los amigos, la familia, la accesibilidad,
el tiempo libre y el rendimiento académico). Se
encontraron diferencias estadísticamente significativas
entre el grupo de abusadores y no abusadores en los
factores de riesgo relacionados con el tiempo libre,
las relaciones familiares y el rendimiento académico.
Además, dichos factores mostraron un muy buen poder
predictivo sobre el abuso de internet (R2=0.97). Este
estudio aporta nuevas evidencias acerca de la relación
entre los factores de riesgo interpersonales y la conducta
de abuso de internet.
Palabras clave: internet, abuso, factores de riesgo,
jóvenes, interpersonal.
Abstract
The Internet use exponential growth among young
people has not been accompanied by network’s proper
use educational strategies. This fact has triggered the
emergence of several behavioral problems related
to Internet abuse. This study examined whether
interpersonal risk factors, which listed in the literature
with other addictive behaviors, may influence Internet
abuse in youth. A total of 207 young people (63.8%
women) between 18 and 23 participated on this study.
Participants internet usage habits were assessed,
Internet abuse and risk factors (i.e. friends, family,
accessibility, recreation and academic performance)
with valid and reliable questionnaires. Statistically
significant differences were found in the risk factors
related to leisure, family relationships and academic
performance between the Internet abusers and non
abusers. Moreover, these factors showed a very good
predictive power of internet abuse (R2 = 0.97). This
study provides new evidence about the relationship
between interpersonal risk factors and Internet abuse.
14
Key words: internet, abuse, risk factors, youngsters,
interpersonal.
Résumé
L’incrémentation exponentielle de l’utilisation de
l’internet par les jeunes n’a pas été accompagnée
des stratégies éducatives qui abordent l’utilisation
correcte du réseau. Ce fait a désenchainé l’apparition
des différents problèmes de comportement reliés à
l’utilisation abusive de l’internet. Dans cette étude on
a analysé si quelques facteurs de risque interpersonnel,
liés à des autres comportements additifs, peuvent
influer sur l’utilisation abusive de l’internet parmi les
jeunes. L’échantillon de l’étude est composé de 207
jeunes (63.8 femmes) de 18 à 23 ans. Les individués
ont été évalués avec des questionnaires valides et
fiables sur leurs habitudes d’utilisation de l’internet (les
amis, la famille, l’accès, le temps libre et le rendement
académique). On a trouvé des différences statistiques
significatives entre le groupe d’utilisateurs abusifs et
les utilisateurs non-abusifs par rapport aux facteurs de
risque liés avec les temps libres, les relations familiers et
le rendement académique. En plus, ces facteurs ci ont
montré un pourvoir prédictif sur l’abuse de l’internet
(R2=0.97). Cette étude apporte des nouvelles évidences
par rapport à la relation entre les facteurs de risque
interpersonnels et le comportement abusif de l’internet.
Mots clés: internet, abuse, facteurs de risque,
jeunes, interpersonnel.
Introducción
El uso de internet, como herramienta para
obtener e intercambiar información o como medio
de comunicación entre personas, ha aumentado de
forma exponencial en la última década. Más de la
mitad de los hogares españoles (53,3%) disponen de
conexión de banda ancha a internet, lo que supone
aproximadamente 21 millones de internautas, número
que año a año se incrementa (un 6% en el último año).
En población juvenil, el uso de internet se encuentra
aún más extendido. En este sentido, más del 90% de los
jóvenes usan internet con cierta frecuencia.
Sin embargo, este aumento no ha ido acompañado
de estrategias educativas y preventivas adecuadas
que aborden el correcto uso de la red, lo que está
desencadenando la aparición de diversos problemas
de conducta entre los jóvenes, relacionados con el
uso abusivo de internet y especialmente de las redes
sociales.
REVISTA
ANÁLISIS
Se han llevado a cabo diversos estudios sobre la
prevalencia del abuso de internet en los que se muestran
porcentajes que oscilan entre el 1 y el 15% (Byun et al.,
2009; Ghassemzadeh, Shahraray & Moradi, 2008; Shaw
& Black, 2008; Zboralski et al., 2009). Sin embargo, estos
datos se han de tomar con cautela puesto que aún no
se han establecido unos criterios claros para definir esta
problemática (Byun et al., 2009).
Queda pendiente por tanto un análisis más profundo
de los factores de riesgo interpersonales relacionados
con la adicción a internet, así como un estudio de la
incidencia de esta problemática en población española
dado lo reciente del problema y la escasez de estudios
sobre esta temática en nuestro país (Beranuy, Chamarro,
Graner & Carbonell, 2009; García et al., 2008; Echeburúa,
Labrador & Becoña, 2009).
Aún quedando pendiente una definición clara del
trastorno, y a la espera de si el DSM-V incluirá el abuso de
internet en su clasificación de trastornos, se han llevado
a cabo diversas investigaciones con el fin de identificar
qué factores inciden en la aparición y mantenimiento de
este tipo de conducta adictiva.
En este estudio se pretende analizar si ciertos
factores de riesgo interpersonales pueden influir sobre
el abuso de internet en jóvenes españoles. Entre estos
factores se incluyen el uso de internet por parte de los
amigos, las normas familiares, la actitud de la familia
acerca del uso de internet, la accesibilidad, la utilización
que se haga del tiempo libre, las relaciones familiares
y el rendimiento académico. Por un lado, se pretende
analizar si los factores de riesgo de abuso de drogas en
jóvenes son aplicables al uso problemático de internet.
Por otro lado, se pretende realizar un análisis, en
población hispanohablante, de posibles factores que
puedan influir sobre el abuso de internet con el objetivo
de comparar los resultados con los obtenidos en otros
países y culturas.
La mayoría de los trabajos realizados se han centrado
en el análisis de factores psicológicos, así por ejemplo
Echeburúa (2000) definió una vulnerabilidad psicológica
a la adicción a internet dividida en cuatro factores: déficits
de personalidad (por ejemplo, introversión acusada, baja
autoestima, nivel alto de búsqueda de sensaciones),
déficits en las relaciones interpersonales (por ejemplo,
timidez, fobia social), déficits cognitivos (por ejemplo,
fantasía descontrolada, atención dispersa y tendencia
a la distracción), y alteraciones psicopatológicas (por
ejemplo, adiciones químicas o psicológicas presentes
o pasadas, depresión). En esta misma línea, estudios
recientes han encontrado que el estado de ánimo
depresivo, la impulsividad, los problemas emocionales
familiares, los sentimientos de soledad y el consumo
de alcohol se correlacionan significativamente con el
abuso de internet (Mihajlovic, Hinic, Damjanovic, Gajic
& Dukic-Dejanovic, 2008; Milani, Osualdella & Di Blasio,
2009; Mottram & Fleming, 2009; Ni, Yan, Chen & Liu,
2009; Tsitsika et al., 2009; Xu et al., 2008). Igualmente,
se ha encontrado una importante relación con otras
adicciones comportamentales como la adicción al sexo
y a otras nuevas tecnologías (Dryer & Lijtmae, 2007;
Sanchez-Carbonell, Beranuy, Castellana, Chamarro &
Oberst, 2008).
Sin embargo, son pocos los estudios que han evaluado
factores de riesgo interpersonales, que en gran medida
determinan la aparición de otros trastornos adictivos
(Carballo et al., 2004), como son los relacionados con
la familia, el grupo de iguales, la facilidad de acceso, el
ámbito escolar, etc. Algunos autores señalan además
que los factores familiares son similares entre la adicción
a internet y el consumo de sustancias psicoactivas,
destacando la actitud favorable de los padres o
cuidadores (Yen, Ko, Yen, Chang & Cheng, 2009).
Métodos
Participantes
La muestra de este estudio estuvo compuesta por
207 jóvenes de entre 18 y 23 años que estaban cursando
sus estudios en la Universidad Miguel Hernández de
Elche y la Universidad de Alicante. La edad media de los
sujetos que participaron fue de 19.1 (SD=2.75), siendo
el 63.8% mujeres.
Variables e instrumentos
Las variables que se tuvieron en cuenta para realizar
el estudio fueron:
- Uso de internet. Para los ítems descriptivos tales
como número de días y horas en conexión con
internet, lugar desternet (CERI) elaborado por
Beranuy Fargues y colaboradores (2009). Es un
cuestionario breve y autoaplicado de 10 ítems que
ha mostrado buenas propiedades psicométricas en
términos de fiabilidad y validez. Los participantes
valoran cada uno de los ítems mediante una escala
tipo Likert que va desde nunca (1) a siempre (4). El
rango de puntuaciones del cuestionario va de 10 a
40, siendo las puntuaciones más altas indicadoras
de abuso de internet.
- Factores de riesgo interpersonales. Para la
evaluación de los factores de riesgo se utilizó el
Cuestionario de Evaluación de Factores de Riesgo
15
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Interpersonales para el Consumo de Drogas en
Adolescentes (FRIDA; Secades, Carballo, Fernández,
García & García, 2006). Dicho instrumento ha
mostrado muy buenas propiedades psicométricas,
tales como una elevada consistencia interna y una
buena validez predictiva del consumo de sustancias
psicoactivas (Carballo et al., 2004). Se trata de un
cuestionario autoaplicado que se compone de 90
ítems agrupados en 7 factores que se corresponden
con los que se evaluaron en esta investigación.
Dichos factores están relacionados con el grupo
de iguales, las relaciones familiares, el uso del
tiempo de ocio, etc. Los ítems se puntúan con una
escala tipo Likert en función del grado de acuerdo
y desacuerdo con las afirmaciones presentadas.
Puntuaciones altas indican mayor presencia del
factor de riesgo.
Procedimiento
Se trata de un diseño descriptivo donde los
participantes fueron seleccionados en la Universidad
de Alicante y la Universidad Miguel Hernández. Los
instrumentos de evaluación fueron aplicados por
personal entrenado para tal fin en grupo y en horario de
clase. Los estudiantes participaron de forma voluntaria
y anónima. El estudio fue aprobado por la Comisión de
Ética de la Universidad Miguel Hernández de Elche.
Análisis de datos
Los datos fueron codificados y analizados con el SPSS
15.0. Se realizaron análisis descriptivos y de frecuencias
de las distintas variables evaluadas con el objetivo de
describir la muestra y obtener datos sobre la prevalencia
de la adicción a internet.
En segundo lugar, los participantes fueron divididos
en dos grupos: abusadores (n=29) y no abusadores (n=
178). La división de los participantes en los dos grupos se
realizó con base en la puntuación que obtuvieron en el
Cuestionario de Experiencias Relacionadas con Internet
(CERI). Aquellos que obtuvieron una puntuación mayor
a 34 se consideraron abusadores. El punto de corte para
diferenciar abusadores de no abusadores se estableció
teniendo en cuenta la media y desviación típica del
total de la muestra en el CERI (M=29,7; DT=4,22). Se
llevaron a cabo análisis bivariados de comparación de
medias entre jóvenes con y sin problemas de adicción a
internet con el objetivo de analizar posibles diferencias
en el uso de internet y en los distintos factores de
riesgo interpersonales. Para este fin se utilizó la t de
Student para muestras independientes. Con el objetivo
de reducir al mínimo el error tipo I asociado a la
realización de múltiples comparaciones, se utilizó un
nivel de confianza del 99%. De todos modos, también se
describieron las diferencias marginalmente significativas
para p<0,05. Para estimar el tamaño del efecto de las
posibles diferencias se ha utilizado el coeficiente r,
considerándose efectos moderados a partir de 0,20 y
altos a partir de 0,50 (Cohen, 1977).
Por último, se ha llevado a cabo un análisis de
regresión lineal para estudiar el poder predictivo de
los distintos factores evaluados sobre la adicción a
internet y redes sociales. Se llevó a cabo mediante el
método de pasos sucesivos adelante, incluyendo como
variable dependiente la puntuación total del CERI y
como variables independientes los factores de riesgo
evaluados.
Resultados
En la Tabla 1 se muestran los resultados de los análisis
descriptivos de la muestra de jóvenes en las variables
relacionadas con el uso de internet.
Tabla 1. Análisis descriptivo de las variables relacionadas con el uso de internet
Horas conectadoa
2.94 ±3.17
Registros en websa
3.57 ±4.53
Registros redes socialesa
1.99 ± 2.14
Abuso de internet (CERI > 34)b
14 (29)
a
16
Media ± DT; b Porcentaje (n)
REVISTA
ANÁLISIS
En la Tabla 2 se muestran los análisis de las diferencias existentes en los individuos que llevan a cabo un uso abusivo
de internet y los que no lo hacen, con relación a las variables de uso de internet.
Tabla 2. Comparación entre abusadores y no abusadores en relación con el uso de Internet
Abuso
No Abuso
(n=29)
(n=178)
Horas conectado
6,8 ±6,4
2,3 ± 1,4
-8,1 (,00)**
0,50
Registros webs
6,9 ±8,6
3 ±3,7
-3,8 (,00)**
0,27
Registros redes sociales
2,8 ± 4,9
1,8 ± 1,1
2,3 (,021)*
0,16
t (p)
r
*Significativo para p<0,05
**Significativo para p<0,01
Se encontraron diferencias estadísticamente
significativas en la media de horas conectado entre
abusadores y no abusadores: permanecen más horas
conectados a la red aquellos individuos que hacen un
uso abusivo de la red. Por otro lado, también se han
hallado diferencias estadísticamente significativas (t
=-3,8; p<0,01) en la media (dt) de aquellas personas que
hacen un uso problemático de internet y aquellas que
no lo hacen con respecto al número de páginas webs
en las que los individuos se han registrado, siendo este
número mayor entre los abusadores. Los individuos
que abusan de internet permanecen registrados en un
mayor número de redes sociales que aquellos sujetos
que hacen un uso normalizado del mismo.
En la Tabla 3 se presentan las diferencias existentes
entre abusadores y no abusadores con relación a los
factores de riesgo interpersonales evaluados. En primer
lugar, se han encontrado diferencias estadísticamente
significativas en las puntuaciones medias del factor
de riesgo relacionado tanto con la actitud de los
amigos hacia el uso abusivo de la red como con el uso
problemático que las amistades del individuo hacen
de la misma, obteniendo una mayor puntuación en el
factor aquellos estudiantes que llevan a cabo un uso
problemático de internet. En segundo lugar, también se
han hallado diferencias significativas entre abusadores y
no abusadores con respecto a la actitud que mantiene
la familia del individuo con relación al uso abusivo de
internet, hallándose una puntuación mayor entre los
abusadores.
Por otro lado, hay que destacar las diferencias
significativas encontradas en el uso y la gestión del
tiempo libre y de ocio que llevan a cabo aquellos sujetos
que presentan un uso problemático de la red frente
aquellos que no lo presentan, encontrándose una
puntuación más elevada entre los primeros. En cuarto
lugar, se han encontrado diferencias estadísticamente
significativas entre abusadores y no abusadores con
relación a la calidad de las relaciones que mantienen
los individuos con sus familias, siendo superior la
puntuación en este factor en el grupo de los abusadores.
Finalmente, también se han encontrado diferencias
estadísticamente significativas en el factor de riesgo que
hace referencia al rendimiento académico, obteniendo
una mayor puntuación los abusadores.
17
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Tabla 3. Comparación entre abusadores y no abusadores en factores interpersonalesa
Abuso
No Abuso
t (p)
r
(n=29)
(n=178)
Amigos
7,2 ± 1,7
6,5 ± 1,7
-2,19 (,029)*
0,15
Normas familiares
6,0 ± 1,84
5,8 ± 1,53
0,45 (0,64)
0,03
Actitud familia
6,1 ± 2,0
4,7 ± 2,8
-2,50 (,013)*
0,17
Accesibilidad
8,6 ± 2,07
8,7 ± 1,87
-0,11 (0,91)
0,01
Tiempo libre
5,7 ± 1,0
4,8 ± 1,0
-4,12 (,00)**
0,56
Relaciones familiares
4,6 ± 1,7
3,8 ± 1,3
-2,9 (,004)**
0,20
Rendimiento académico
3,2 ± 2,8
0,6 ± 1,1
-8,79 (,00)**
0,52
El rango de puntuaciones en todos los factores va de 0 a 10
*Significativo para p<0,05
**Significativo para p<0,01
a
Por último, se llevó a cabo un análisis de regresión con el objetivo de estudiar en qué medida los factores de riesgo
evaluados pueden predecir el abuso de internet en los estudiantes. Con relación a los resultados obtenidos, el modelo
predictivo ha resultado significativo (F= 2099,63; p<0,01), siendo los factores que predicen este tipo de problemática
en los individuos los presentados en la Tabla 4. Cabe destacar que la capacidad predictiva del modelo resultó muy
elevada (R2 = 0,97).
Tabla 4. Análisis de regresión de los factores de riesgo sobre el abuso de internet
Betaa
t (p)
Tiempo libre
2,21
8,42 (,00)**
Amigos
1,28
7,53 (,00)**
Accesibilidad
0,71
5,43 (,00)**
Relaciones familiares
0,87
3,92 (,00)**
**Significativo para p<0,01
a
R2=0,97
Discusión
El objetivo de este estudio fue analizar la influencia
de determinados factores de riesgo interpersonales
sobre el abuso de internet entre jóvenes universitarios.
Los resultados muestran que la mayor parte de los
factores evaluados pueden determinar la probabilidad
de realizar un uso problemático de internet.
En términos de prevalencia, se ha encontrado que un
14% de la muestra evaluada presenta problemas de abuso
18
de internet. Estos datos son similares a los encontrados
en otras investigaciones sobre prevalencia de este tipo
de conductas (Byun et al., 2009; Ghassemzadeh et al.,
2008; Shaw & Black, 2008; Zboralski et al., 2009). Por
otro lado, y como era de esperarse, aquellos jóvenes que
abusan de la red son más proclives a mantenerse más
horas conectados y a registrarse en un mayor número
de sitios webs.
Con relación a los factores de riesgo, a la vista de
los resultados, existen algunos factores que parecen
REVISTA
ANÁLISIS
aumentar la probabilidad de un comportamiento abusivo
de la red por parte del individuo. En lo relacionado con
las amistades, a la vista de los resultados, aquellos
individuos que mantienen un uso problemático de
internet disponen de un círculo de amistades que tiene
una actitud positiva hacia el uso de la red, además de
ser ellos mismos usuarios frecuentes de ella. Los amigos
conforman un factor de riesgo realmente importante,
ya que estamos hablando de población comprendida
dentro de un rango de edad donde los iguales son parte
primordial de la socialización del individuo y, en este
caso, gran parte de la socialización puede venir dada
por el uso de las propias redes sociales, además de las
conductas de imitación de éstos con el fin de integrarse
en el grupo. La presión social que el grupo de amigos
puede ejercer sobre el individuo podría influir en el
desarrollo de conductas problemáticas en los jóvenes,
como se ha podido comprobar en otro tipo de estudios
donde se ha investigado la relación entre el consumo de
sustancias y la presión social (Hawkins, Catalano & Miller,
1992; Moral, Rodríguez & Sirvent, 2005; Petterson,
Hawkins & Catalano, 1992). Este hecho podría explicar
la importancia que tiene tanto la actitud de los amigos
hacia el uso de la red como la posibilidad de que éstos
hagan un uso problemático de la misma, a la hora de que
un individuo pueda desarrollar conductas de este tipo.
Otro de los aspectos importantes a destacar como
factor de riesgo en el abuso de internet es la familia.
En este sentido, en el estudio se ha diferenciado, por
un lado, la actitud de la familia ante el uso excesivo
de internet por parte del individuo, y, por otro lado, el
tipo de relación que éste mantiene con ella. Según los
datos obtenidos, una actitud permisiva por parte de la
familia ante el uso de la red contribuye directamente y
conforma un factor de riesgo relevante a la hora de que
el sujeto pueda desarrollar un abuso de internet. El gran
crecimiento que las tecnologías de la información han
tenido en los últimos años ha hecho que se instauren
rápidamente en centros educativos y domicilios,
estando al alcance de cualquier individuo en cualquier
momento. Este hecho, unido a la permisividad y falta
de supervisión por parte de los padres con relación al
acceso de sus hijos, hace que progresivamente vayamos
encontrándonos con este tipo de problemática. Al igual
que sucede en otros estudios similares (Yen et al., 2009),
los resultados avalan la idea de que el estilo parental de
cuidado influye en el desarrollo de conductas de abuso
por parte de los hijos, siendo aquellos estilos de cuidado
basados en la permisividad y la actitud favorable hacia
el abuso los que promueven conductas problemáticas
como el abuso de internet.
Continuando con el papel de la familia como factor de
riesgo, a la vista de los resultados, no podemos obviar la
influencia que tienen el tipo y la calidad de las relaciones
que mantiene el sujeto con su familia. Se ha podido
comprobar como los abusadores sostienen relaciones
familiares desadaptativas, teniendo escaso o nulo
contacto con alguno de los progenitores o simplemente
declarando que mantienen una mala relación con ellos.
Por otro lado, también se ha podido comprobar como
existe una ausencia de normas familiares claras, y, en
el caso de que las hubiera, el abusador no las suele
respetar y se autoimpone las suyas propias. Un clima
familiar perjudicial para el individuo podría predisponer
al desarrollo de conductas disruptivas, entre las que se
encuentran aquellas que tienen que ver con el abuso de
sustancias psicoactivas, y en este caso, con el abuso de la
red (Hawkins et al., 1992; Moral Jiménez, 2009; MuñozRivas, Graña & Cruzado, 2000; Petterson et al., 1992).
En cuanto al tiempo libre, se ha comprobado que
aquellos individuos que mantienen un comportamiento
problemático con relación al uso de internet, gestionan
de forma inadecuada su tiempo de ocio. La mayoría
afirma que durante el tiempo libre se aburren y
no disponen de actividades a desarrollar en estas
circunstancias. Tampoco practican ningún deporte y se
limitan, generalmente, a conectarse a la red en su tiempo
de ocio. Este hecho pone de manifiesto la carencia de
habilidades por parte de los individuos para gestionar su
tiempo e involucrarse en actividades de ocio saludables.
El desarrollo de las tecnologías de la información
ha permitido que muchas de las necesidades de los
individuos se vean satisfechas a través de un simple
clic. Como ocurre con el consumo de sustancias, la mala
gestión del ocio por parte de los individuos es un factor
de riesgo para las conductas adictivas (Becoña, 2003;
Gázquez, García & Espada, 2009).
Respecto al rendimiento académico, según los datos
obtenidos, existen diferencias notables entre abusadores
y no abusadores en este aspecto. El bajo rendimiento
académico es característico entre los individuos que
mantienen un uso problemático de la red. La falta de
dedicación al estudio por permanecer conectados puede
ser una de las causas principales del bajo rendimiento
de los estudiantes que abusan de la red. Si se tienen en
cuenta las horas que en promedio dedican los individuos
abusadores a permanecer conectados a la red (6,8 horas
diarias), realmente disponen de muy poco tiempo para
dedicarle a las tareas académicas, eximiendo las horas
que el estudiante debe acudir al centro educativo. En
19
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
este sentido, los resultados son parecidos a los obtenidos
en otros estudios similares en relación al abuso de
sustancias (Becoña, 2003).
En general, tras la revisión de los resultados obtenidos,
los factores de riesgo interpersonales que parecen
tener un buen poder predictivo sobre el desarrollo de
conductas problemáticas con relación al uso de internet,
coinciden con los estudiados en el consumo de otro tipo
de sustancias en jóvenes. Este resultado apoya la idea de
incorporar en los programas inespecíficos de promoción
de la salud componentes que aborden los riesgos del
uso abusivo de internet. No obstante, sería conveniente
un análisis más profundo de este tipo de factores de
riesgo en un futuro con el fin de desarrollar estrategias
preventivas específicas, fundamentadas en este tipo de
factores de riesgo y orientadas a evitar de forma eficaz
el desarrollo de conductas problemáticas relacionadas
con la red en jóvenes españoles, al igual que ocurre con
los programas de prevención de conductas adictivas
(Gázquez et al., 2009).
A pesar de los buenos resultados obtenidos,
en términos de diferencias entre abusadores y no
abusadores y el poder predictivo de estos factores
sobre el uso problemático de internet, éstos se han de
tomar con cautela. Debido al bajo tamaño muestral se
han de tomar como tendencias o como una primera
aproximación a la importancia que dichos factores
pueden tener a la hora de diseñar intervenciones
preventivas con adolescentes y jóvenes. Son necesarios,
por lo tanto, estudios con muestras más amplias y
representativas, así como diseños longitudinales que
ayuden a profundizar sobre el estudio de la relación entre
las variables interpersonales y la conducta de abuso de
internet puesto que uno de los objetivos fundamentales
de todo programa preventivo es la reducción de los
factores de riesgo y el aumento de los factores de
protección (Hawkins, Catalano & Arthur, 2002).
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21
Consumo de sustancias psicoactivas y maltrato
infantil
Psychoactive substance use and child abuse
Nicolás Chahín Pinzón*
Blanca Libia Briñez**
*
**
Profesor, Universitat Rovira i Virgili. España. Correo electrónico:
[email protected]
Profesor, Universidad Nacional Abierta y a Distancia. Colombia
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 23 - 31.
23
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resumen
Esta investigación con madres adolescentes
drogadictas busca establecer la relación existente entre
el consumo de sustancias psicoactivas y el maltrato que
propinan a sus hijos. Se ha trabajado con una muestra
de 50 adolescentes en edades comprendidas entre
los 13 y 19 años. Los resultados indican la existencia
de una relación estadísticamente significativa entre
el consumo de sustancias psicoactivas y el maltrato
infantil, asimismo se observan correlaciones con los
componentes de maltrato psicológico, por descuido y
físico. Se hallaron diferencias entre el grupo de madres
que tenían un hijo con las que tenían dos, tanto a nivel
de consumo, como de maltrato. Del mismo modo,
hay diferencias entre los grupos de edad en consumo
y maltrato.
Palabras clave:
adolescencia, niñez.
adicción,
maltrato
infantil,
Abstract
This research with drug-addicted teenage mothers
seeks to establish the existent relationship between the
use of psychoactive substances and the abuse towards
their children. Researchers have worked with a sample
of 50 teenagers aged between 13 and 19.The results
reveal the existence of a statistically significant relation
between psychoactive substance use and child abuse;
likewise, they show correlations with the components
of psychological abuse, by carelessness and by physical
abuse. Differences were found between the group
of mothers who had a child and those that had two,
both at the level of consumption and abuse. Similarly,
there are differences among age groups in terms of
consumption and abuse.
Key words: addiction, child abuse, adolescence,
childhood.
Résumé
Cette investigation sur les mères adolescentes
toxicomanes cherche à établir la relation qui existe
entre la consommation de substances psychoactives
et le mauvais traitement qui affecte les enfants.
L’équipe de chercheurs a travaillé sur un échantillon
de 50 adolescentes entre 13 et 19 ans. Les résultats
indiquent statistiquement l’existence d’une relation
significative entre la consommation de substances
psychoactives et le mauvais traitement infantile, ainsi
on observe des corrélations avec les composants du
mauvais traitement psychologique, par négligence
24
physique. Des diiférences ont été observées entre le
groupe de mères qui avaient un fils et celles qui en
avaient deux, tant au niveau de consommation, que du
mauvais traitement. Dans ce sens, il y a des différences
entre les groupes d’âge en terme de consommation et
de mauvais traitement.
Mots clés: dépendance, mauvais traitement
infantile, adolescence, enfance.
INTRODUCCIÓN
La adolescencia es una etapa de maduración física,
psicológica y social enmarcada entre la niñez y la
adultez, vivida por la persona entre los 10 y 19 años y
definida como un período de tiempo de transición que
los individuos requieren para llegar a ser autónomos
e independientes (Monterrosa, 1994; Cerrutis, 1990;
Prada, 1989; Rico, 1986). Este tiempo se caracteriza por
ser el que presenta los mayores índices de riesgo en
cuanto a la incidencia en el consumo de psicoactivos.
El inicio de este consumo está ligado a variables
psicológicas específicas tales como falta de control de
impulsos, depresión, ansiedad, estrés y otro tipo de
trastornos, que acompañados por factores genéticos,
biológicos, socioculturales, escolares y comunitarios,
influyen en gran medida en su inicio y mantenimiento
(Chahín, Briñez, en prensa; Hawkins, 1992).
En los últimos años, el uso de sustancias
psicoactivas en la mujer ha venido incrementándose
progresivamente en cuanto a incidencia y prevalencia,
unido además a un factor agravante: el consumo en
mujeres adolescentes tiende a equipararse con el de
los hombres en prácticamente todos los psicoactivos,
según lo señalan las estadísticas de la última década
(Rueda, Camacho, Rangel & Duarte, 2008). La
adicción femenina altera el normal funcionamiento
de los centros del placer y otras áreas del cerebro. El
uso, abuso y dependencia de sustancias afecta a la
adolescente produciendo daños orgánicos, trastornos
psiquiátricos, cambios de comportamiento y problemas
sociales, académicos, legales y familiares (Lorenzo,
Ladero, Leza & Lizasoain, 1998). Por otra parte, a raíz
de las profundas transformaciones socioculturales
de la sociedad latinoamericana, especialmente en lo
relacionado con el inicio cada vez más temprano de
la sexualidad, se ha generado otra serie de problemas
que están afectando a la población femenina, como
es el caso de la maternidad en jóvenes drogadictas
adolescentes (Castillo, Meneses, Silva, Navarrete &
Campo-Arias, 2003). Los hijos nacidos de estas mujeres
están más expuestos a riesgos tanto médicos como
REVISTA
ANÁLISIS
psicológicos desde el momento de su nacimiento y
durante todo su proceso evolutivo, convirtiéndose en
una población de alto riesgo de maltratos y abusos
(Instituto Nacional de Medicina Legal y Ciencias
Forenses, 2008; Monterrosa, 1993).
Asimismo, la maternidad es una situación que
afecta en gran medida la vida de la adolescente. A
partir del nacimiento del hijo todo en su vida cambia
bruscamente, el foco de atención de su ambiente
circundante se desplaza hacia el niño, privilegiándose el
papel de madre, situación que la obliga a asumir roles
y responsabilidades para las que no está preparada
(Blume, 1998; Deschamps, 1979).
Diversos estudios reportan que ser madre en
la adolescencia es un factor determinante en los
problemas de maltrato infantil, definido según los
criterios diagnósticos para el abuso y la negligencia
en la infancia en el DSM-IV y el CIE-10 (American
Psychiatric Association, 2001; Organización Mundial
de la Salud, 1992). Flanagan, Coll, Andreozzi y Riggs
(1995), en un estudio de cohortes, encontraron que la
edad de las madres adolescentes es un predictor del
maltrato hacia los hijos. Asimismo George y Lee (1997)
señalaron que existe un gran riesgo de maltrato y abuso
infantil en esta población, siendo el maltrato mayor en
madres adolescentes en comparación con otras edades
(Paul & Doménech, 2000), llegando en algunos casos
a duplicarse (Stier, Leventhal, Berg, Johnson & Mezger,
1993).
Las conductas agresivas en la adolescencia se
encuentran relacionadas con los componentes
instrumentales de la impulsividad (Chahín, LorenzoSeva & Vigil-Colet, en prensa; Morales-Vives, CodorniuRaga & Vigil-Colet, 2005). Las dificultades en la inhibición
de impulsos son un elemento relevante en la aparición
y permanencia de diversas conductas problemáticas de
la adolescencia (Chahín & Briñez, 2011; Chahín, Cosi,
Lorenzo-Seva & Vigil-Colet, 2010; Cosi, Vigil-Colet,
Canals & Lorenzo-Seva, 2008; Santisteban, Alvarado
& Recio, 2007; Vigil-Colet & Cordorniu, 2004; Wilcox,
Hersen & Van Hasselt, 2000). De hecho, en Colombia
son las madres adolescentes las que reportan una
mayor utilización de algunas formas de castigo físico
(Profamilia, 2005).
Pero estos datos pueden variar sustancialmente
si además se añade un factor adicional como es
el consumo de psicoactivos, convirtiéndose en un
predictor del maltrato (Chaffin, Kelleher & Hollenberg,
1996; Vega et al., 2008), que ha sido relacionado con
un deficiente desempeño en los roles maternales,
dificultades de crianza y maltrato (Amaro, Zuckerman
& Cabral, 1989; Kelley, 1992; Nair, Schuler, Black,
Kettinger & Harrington, 2003; Suchman & Luthar, 2000).
En este sentido, Famularo, Kinscherff y Fenton (1992)
investigaron la relación entre consumo de psicoactivos
y maltrato infantil, obteniendo en el análisis de
regresión una alta correlación entre estas dos variables,
lo que posteriormente también pudo ser comprobado
en otros estudios (Marcenko, Kemp & Larson, 2000).
En la misma línea, Wasserman y Leventhal (1993)
profundizaron la relación existente entre la adicción y
el maltrato, en una muestra de recién nacidos donde
se pudo establecer que el maltrato y el abuso, al cabo
de dos años, era casi seis veces superior en las madres
adictas. Resultados similares obtuvieron Jaudes,
Ekwo y Van Boris (1995). Toda la anterior evidencia
indica que, en general, los hijos de adictas muestran
signos de maltrato, negligencia y abandono (Besinger,
Garland, Litrownik & Landsverk, 1999; Casado & Baño,
1997; Leventhal et al., 1997; Moreno, 2005; Quinlivan,
Petersen & Gurrin, 1999; Smith & Testa, 2002).
Con base en la problemática del maltrato infantil,
enmarcado en la maternidad y la adicción en madres
adolescentes, la presente investigación busca
encontrar las posibles relaciones entre el consumo de
psicoactivos con los componentes del maltrato infantil,
físico, psicológico y por descuido (De Paúl, Alzate,
Ortiz, Echeberría & Arruabarrena, 1998), asimismo
determinar si existen diferencias en los grupos de edad
y número de hijos en el consumo de psicoactivos y en
el maltrato.
Método
Participantes
Muestra compuesta por 50 madres adolescentes de
la ciudad de Bucaramanga, pertenecientes al estrato
socioeconómico 2, de las cuales 38 (76%) tenían un hijo
y 12(24%) dos. Las edades están comprendidas entre los
13 y 19 años de edad (M=16.18; DT = 1.99).
Procedimiento
Se procedió a contactar a cada una de las adolescentes
en los centros educativos y de salud del norte de
Bucaramanga. Posteriormente se les solicitó responder
las preguntas del instrumento. Quienes aceptaron
respondieron preguntas y firmaron el consentimiento
informado. Las instrucciones y manejo de la información
25
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
garantizaban la confidencialidad y el anonimato de todas
las participantes.
ítems utilizados, que informaban sobre las situaciones
de maltrato físico, maltrato psicológico y maltrato por
descuido. Para medir la cantidad de psicoactivos se
preguntó acerca de la cantidad y la frecuencia semanal
del consumo. Para estas preguntas se halló la validez de
contenido por criterio de jueces, mediante el coeficiente
de Aiken. 5 jueces psicólogos, con experiencia mínima
profesional de dos años en el trabajo con adolescentes,
calificaron cada ítem, en función de la definición
operacional dada para la prueba. El grado de acuerdo
mínimo fue de .8 en todos los ítems.
Análisis estadístico
El tratamiento estadístico de los datos se ha llevado
a cabo con el SPSS 18. Por la falta de normalidad de los
datos, determinada a través de la prueba de KolmogorovSmirnov, se ha llevado a cabo el análisis no paramétrico.
Se ha trabajado con el coeficiente de correlación de r
de Spearman para las relaciones entre las distintas
variables, y para las comparaciones entre grupos, con
las pruebas U Mann-Whitney muestras independientes.
Resultados
Instrumento
En la Tabla 1 se observa que existe una alta correlación
entre el consumo de psicoactivos y el maltrato (rs=.805,
p< .001), asimismo las relaciones son buenas entre
consumo y maltrato psicológico (rs =.760, p< .001)
y maltrato por descuido (rs =.684, p< .001), pero el
maltrato físico presenta la correlación más baja (rs =.518,
p< .001). La edad también correlaciona positivamente
con consumo (rs =.612, p< .001) y con el maltrato (rs
=.525, p< .001).
Se elaboró un cuestionario diseñado por los autores
de esta investigación, en el cual se solicitaba información
acerca del maltrato infantil que el niño o la niña había
recibido por parte de su madre en la última semana.
Para este fin se utilizó una escala tipo Likert (nunca, a
veces, algunas veces, casi siempre y siempre) para los 12
Tabla 1. Correlaciones entre el consumo de sustancias psicoactivas, edad, maltrato y sus componentes
Consumo
Consumo
Maltrato
Maltrato psicológico
Maltrato por descuido
Maltrato físico
Edad
Maltrato
1.000
Maltrato
Maltrato
psicológico
por descuido
físico
.805**
1.000
.760
**
.975**
1.000
.684
**
.768
**
.682**
1.000
.547
.525**
.453
.476**
.274
.358*
.518
.612**
**
**. Correlation is significant at the 0.01 level (2-tailed).
*. Correlation is significant at the 0.05 level (2-tailed)
26
Maltrato
**
**
1.000
.458**
Edad
1.000
REVISTA
ANÁLISIS
En cuanto a la diferencias encontradas en las
madres con respecto al número de hijos, se observa
que las medias de las puntuaciones son en todos los
casos mayores en las madres que tienen dos hijos,
encontrándose diferencias significativas en consumo
(U = 75.000, p <.001), maltrato (U = 93.500, p < .001),
maltrato psicológico (U = 108.000, p < .001), por
descuido (U = 88.500, p < .001) y maltrato físico (U =
149.500, p < .001).
Con respecto a los grupos de edad, se ha dividido
la muestra en dos grupos con el objeto de obtener una
comparación más clara: uno con edad superior a los
15 años y el otro con edad igual o inferior a 15 años.
Se observa que el grupo de mayor edad tiene unas
puntuaciones más altas tanto en consumo como en
maltrato, presentándose diferencias significativas en
consumo (U = 89.500, p < .001) y maltrato (U = 137.000,
p < .001).
El comportamiento de las puntuaciones medias del
consumo y el maltrato en las diferentes edades tiende a
incrementarse a medida que se tiene una mayor edad,
como se puede apreciar en el comportamiento de la
gráfica de las dos variables que se exhibe a continuación.
Figura 1. Puntuaciones medias del consumo y el maltrato en las diferentes edades
27
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Discusión
Las relaciones entre la utilización de sustancias
psicoactivas y maltrato infantil, obtenidas a partir de
este estudio, muestran que existe una correlación alta
entre ellas. Lo que implica que aquellas adolescentes
que consumen cantidades bajas maltratan menos a
sus hijos, y a medida que se incrementa el consumo el
maltrato a su vez es mayor. Este hallazgo se encuentra
en concordancia con varios autores que han reportado
a la adicción a sustancias psicoactivas como uno de los
principales factores asociados al maltrato infantil en
mujeres drogadictas (Kumpfer & Bays, 1995; National
Clearing House on Child Abuse and Neglect, 2003). Del
mismo modo también lo encontrado aquí se refrenda en
estudios realizados en poblaciones similares de madres
adolescentes (Flanagan et al., 1995; Lounds, Borkowski
& Whitman, 2006; Stier et al., 1993; Vega et al., 2008).
Desglosando algo más lo hallado, en los componentes
específicos del maltrato se han encontrado algunos
resultados que vale la pena resaltar. En primer término
la correlación más alta entre todos los componentes
ha sido en el maltrato psicológico, lo que sugiere que
los cambios en la cantidad de consumo de sustancias
psicoactivas están en gran medida asociados con este tipo
de comportamientos, que puede ser debido al proceso
de escalamiento que tienen los comportamientos
agresivos en las adolescentes, donde primero se dan
con más frecuencia las agresiones verbales que son las
que involucran el maltrato psicológico (McMurran, Blair
& Egan, 2002; Strauss & Mouradian, 1998).
Por otra parte, la correlación con maltrato por
descuido ha sido buena, aquí el elemento tiene un
componente que se relaciona menos con una conducta
agresiva y se enmarca más en la falta de atención de las
labores propias del cuidado del niño, situación que se ha
reportado repetidamente en madres consumidoras de
drogas y que se ve agravada por la falta de experiencia
y madurez que dificulta el manejo y cuidado del niño
(Kumpfer & DeMarsh, 1985; Rico, 1986).
Finalmente, el componente de maltrato físico ha
presentado una correlación un poco más baja, pero
significativa. Este tipo de componente instrumental de
la agresión está relacionado con el proceso de adicción,
deterioro social y falta de control de impulsos (Jaudes et
al., 1995; Leventhal, et al., 1997; Vigil-Colet & Codorniu,
2004).
28
En lo referente a las diferencias en los grupos de
edad, se ha comprobado que existen diferencias entre
los grupos de madres de edad menor o igual a 15 años
y las de mayor edad. Hay más consumo de sustancias
psicoactivas en las adolescentes de edad superior,
lo que puede deberse a que una mayor edad implica
un incremento en el deterioro social y psicológico
(Amaro et al., 1989; Wasserman & Leventhal, 1993).
Adicionalmente, también existe un mayor maltrato
en el grupo de más edad, que podría ser causado por
la historia de deterioro mencionada anteriormente,
lo que lleva a una menor capacidad de control de los
impulsos agresivos, que terminan desencadenándose
en maltrato (Casado & Baño, 1997).
Referente al número de hijos, se observa que
quienes tienen dos hijos presentan niveles superiores
de maltrato y consumo de psicoactivos. Un mayor
número de hijos implica más responsabilidades, en
especial cuando los hijos son pequeños y, si además
se carece de habilidades para llevar a cabo las tareas
propias del cuidado de los niños, es posible que las
conductas de maltrato afloren con mayor frecuencia
(Vega et al., 2008). De la misma forma, es posible que
el número de hijos esté también relacionado con una
mayor historia de adicción y deterioro psicosocial
que lleva a embarazos indeseados (Deschamps, 1979;
Kelley, 1992; Marcenko et al., 2000).
Para finalizar, se propone para futuras investigaciones medir, con otro tipo de instrumentos
debidamente validados, los componentes agresivos
e impulsivos que presentan estas adolescentes, para
poderlos relacionar con los distintos tipos de maltrato
que reciben los niños. Asimismo, sería de gran utilidad
determinar con mayor precisión el tipo y la intensidad
del maltrato y sus posibles diferencias, en cuanto a tipo
de sustancia consumida, en especial, en los momentos
en que se encuentran bajo sus efectos.
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31
L’insertion socioprofessionnelle de la personne extoxicomane au Liban1
The socio-professional integration of the individual
ex-addict in Lebanon
Houwayda Matta*
May Hazaz**
*
**
1
Ph.D. Chef de département. Masters et doctorat en Travail social. Ecole
libanaise de formation sociale. Université Saint-Joseph, Beyrouth.
Correo electrónico: [email protected]
Ph.D. Professeur Ecole libanaise de formation sociale. Université SaintJoseph, Beyrouth
La primera versión en francés de este artículo fue publicada en la revista «Drogues, Santé et Société, volumen 10, numéo 1».
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 33 - 53.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Résume
La complexité de l’approche s’adressant à la
toxicomanie réside dans la nature multidimensionnelle
de cette problématique s’articulant autour de plusieurs
sphères: économique, politique, juridique, culturelle et
sociale.
La présente recherche se penche sur l’étude
de l’insertion socioprofessionnelle de la personne
toxicomane au Liban. Ce sujet a été largement inspiré
de la réflexion et du partage avec des intervenants
sociaux, des personnes toxicomanes et des membres
de leurs familles ayant lieu dans le cadre d’interventions
psychosociales et/ou sur des tables de concertation
entre différents organismes. Cet échange met de l’avant
la nécessité de consacrer une recherche scientifique
à l’étude de ce sujet. En effet, ces différents acteurs
mettent en lumière une lutte quotidienne pour faire
valoir le droit des personnes toxicomanes de s’inscrire
dans la dynamique d’une société tolérante et d’avoir
accès à un travail stable leur assurant satisfaction et
dignité.
Le parcours des résultats des recherches publiées
à ce sujet dans le contexte libanais nous a confirmé
la pertinence d’entreprendre une telle recherche. La
recension de ces écrits fait dégager que l’emphase
est mise sur la description du phénomène de la
toxicomanie, des pratiques des usagers, des stratégies
de réhabilitation, du taux de rechutes post traitement et
de la prévention (Kahi, 2001, Karam, 2003). La question
des dispositions et de l’aptitude de l’environnement
social à favoriser l’insertion de la personne toxicomane
semble jusque là absente de l’agenda des chercheurs.
C’est dans ce cadre que se situe notre question de
recherche qui se propose d’étudier l’abord des différents
acteurs concernés par l’insertion socioprofessionnelle
de la personne toxicomane au Liban.
Les objectifs spécifiques découlant de cette question
de recherche sont de trois ordres. En premier lieu, il s’agit
de définir le concept d’insertion socioprofessionnelle
tel que perçu par les différents acteurs concernés par
la problématique au Liban. Le deuxième objectif vise à
explorer les stratégies d’insertion socioprofessionnelle
mises en œuvre ainsi que les différents enjeux qui
leur sont inhérents. Explorer des pistes d’action
susceptibles de renforcer la réussite de l’insertion
socioprofessionnelle de la personne toxicomane,
représente le troisième objectif.
34
Dans cette perspective, une étude succincte
des concepts de base liés à la problématique de la
toxicomanie précèdera une brève exposition du cadre
théorique. Un plus grand développement du cadre
méthodologique s’effectuera en troisième lieu. La
synthèse et la présentation des résultats occuperont la
dernière et la plus grande partie de cet article.
Mots clés: l’intégration socio-professionnelle ex toxicomanes, au Liban.
Resumen
La complejidad del acercamiento a la toxicomanía
reside en la naturaleza multidimensional de esta
problemática, que se articula alrededor de numerosas
esferas: económica, política, jurídica, cultural y social.
Esta investigación se enfoca al estudio de la inserción
sociolaboral del toxicómano en el Líbano. Este tema fue
inspirado en gran medida por la reflexión y el trabajo
con los actores sociales, las personas toxicómanas y los
miembros de sus familias, en el marco de intervenciones
psicosociales y/o de mesas de concertación entre
diferentes organismos. Este intercambio pone de
manifiesto la necesidad de dedicar una investigación
científica al estudio del tema. En efecto, estos diferentes
actores dan fe de la lucha cotidiana para hacer valer el
derecho de las personas toxicómanas a inscribirse en la
dinámica de una sociedad tolerante y a tener acceso a un
trabajo estable que les asegure satisfacción y dignidad.
Una revisión de los resultados de investigaciones
publicadas en este tema en el contexto libanés confirmó
la pertinencia de emprender una investigación de tal
tipo. La comparación de dichos escritos manifiesta que
el énfasis se hace sobre la descripción del fenómeno
de la toxicomanía, de las prácticas de los adictos, de
las estrategias de rehabilitación, de la tasa de recaídas
luego de un tratamiento y de la prevención (Kahi, 2001,
Kram, 2003). El asunto de la disposición y de la aptitud
del medio social a favorecer la inserción de la persona
toxicómana parece hasta ahí ausente de la agenda de
los investigadores.
En este marco se inscribe nuestra pregunta de
investigación, que se propone estudiar la acogida de
los diferentes actores involucrados en la inserción
sociolaboral de la persona toxicómana en el Líbano.
Los objetivos específicos que derivan de esta
pregunta de investigación son de tres tipos. En primer
REVISTA
ANÁLISIS
lugar, se trata de definir el concepto de inserción
socioprofesional tal como lo perciben los diferentes
actores involucrados en la problemática en el Líbano;
el segundo objetivo apunta a explorar las estrategias
de inserción socioprofesional desarrolladas, así como
las diferentes apuestas que le son inherentes. La
exploración de las pautas de acción susceptibles de
reforzar el éxito de la inserción socioprofesional de la
persona toxicómana representa el tercer objetivo.
Desde esta perspectiva, un estudio sucinto de los
conceptos de base relacionados con esta problemática
precederá una breve exposición del marco teórico. En
tercer lugar, se presentará con más detalle el desarrollo
del marco metodológico. La síntesis y la presentación
de los resultados constituirán la última, y más extensa,
parte de este artículo.
Palabras clave: inserción socio laboral, ex–adicto,
Líbano.
Summary
The complexity to approach drugs use/abuse
underlies in the multidimensional nature of this issue,
which comes together in different areas: political,
economic, legal, cultural and social.
This research project focuses on the study of the
social and professional inclusion of drug addicts in
Lebanon. The topic came about from the reflection
and work carried out with social actors, drug addicts
and their family members within the framework of
psychosocial interventions and round tables with
different consulting organizations. This exchange shows
that scientific research on this topic should be carried
out. Indeed, these different actors witness the everyday
struggle to defend the right of drug addicts to be part
of a tolerant society and to have a stable job that can
guarantee satisfaction and dignity.
An analysis of the research results available on this
issue in the Lebanese context confirmed that carrying
out such a project was relevant. Comparing the
literature on the topic leads to the conclusion that there
is an emphasis on the description of the phenomenon,
the practices, the rehab strategies and the relapse rates
after treatment and prevention (Kahi, 2001, Kram,
2003). However, the issue of the disposition and of
the social environment that favors the insertion of the
addict seems to be absent from the researchers’ agenda.
And hence our research question, which fits within this
framework and aims at studying how the actors involved
in the social and professional inclusion of addicts in
Lebanon welcome the latter.
The specific objectives that result from this research
question can be classified into three different types. First
of all, there is the purpose of defining the concept of
“social and professional insertion” as it is perceived by
the different actors involved in Lebanon; the second one
aims at exploring the social and professional insertion
strategies that have been implemented as well as the
inherent aspects. The last one deals with the exploration
of action routes that can reinforce the success of social
and professional reinsertion.
This is the starting point for a brief study of the
fundamental concepts related to this issue and for a
brief presentation of the theoretical framework. Then,
there will be a more extensive development of the
methodological framework. Finally, the summary and
the findings will be presented.
Key words: inclusion, social work, ex - drug addicts,
Lebanon
1. CONCEPTS DE BASE RELIÉS À LA DIMENSION À
L’ÉTUDE
La recension des écrits autour du sujet à l’étude
permet d’observer que les deux termes d’insertion
et de réinsertion sont les plus utilisés et de façon
interchangeable par les auteurs consultés. La présente
recherche traitera de ce phénomène en parlant
d’insertion socioprofessionnelle tout en respectant
les termes utilisés par les auteurs auxquels elle fait
référence.
La notion d’insertion ne peut être étudiée séparément
de la notion d’exclusion. En fait, la toxicomanie semble
amener les personnes qui en sont victimes à l’exclusion
et ce, à plusieurs niveaux.
1.1. Toxicomanie et exclusion
Robert Castel (1994) définit l’exclusion comme la
résultante d’un double processus de décrochage et
ce, par rapport au travail et à l’insertion relationnelle
de la personne. Ce concept d’exclusion s’avère être
parfaitement transposable à la réalité des personnes
toxicomanes suivant deux visions.
35
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
D’une part, l’exclusion peut résulter de la toxicomanie
dans la mesure où «la désaffiliation dans l’une ou l’autre
sphère de la vie sociale et professionnelle» peut se
constituer lentement lors d’un tel parcours (Boivin et De
Montigny, 2002: 9). D’autre part, «c’est la toxicomanie
qui est venue se greffer à une trajectoire déjà en voie
de désaffiliation» (Ibid). Dans les deux cas, «la personne
est en perte de repères et s’éloigne de ce qui constitue
ses liens d’attachement avec son milieu social» (Boivin
et Ibid).
Les écrits scientifiques mettent en lumière cette
exclusion vécue par les personnes toxicomanes.
Uchtenhagen, Schaaf et Berger (2000: 9) traitant du
contexte européen soulèvent que «les toxicomanes
connaissent un risque nettement accru de marginalisation
sur le marché de l’emploi et de chômage». Ils rapportent
également que ces personnes font «l’objet d’une
stigmatisation sociale et sont considérés comme des
criminels, des individus peu fiables, inaptes au travail
et irresponsables» (Ibid). Une autre étude portant sur
la Martinique et la France métropole observe que les
chômeurs et inactifs représentent presque deux tiers des
personnes toxicomanes accueillies en établissements du
système de soin et de santé (Madin, 2001: 5).
Sur un autre plan, plusieurs sociologues intéressés
«à la drogue» dans les quartiers en difficulté se
centrent sur les dérégulations sociales pour expliquer
le développement de la toxicomanie (Morel, Hervé et
Fontaine, 1997: 155).
Au Liban, une recherche action situant parmi ses
intérêts l’étude des représentations de la toxicomanie,
confirme la situation d’exclusion de cette population
(Kahi, 2001). Cette étude a ciblé les professionnels
dans le domaine, les parents des usagers de drogue,
les personnes toxicomanes ainsi des leaders
communautaires. Les résultats recueillis font dégager
des représentations de la personne toxicomane
comme un «échec pour la famille et pour la société», la
toxicomanie étant perçue comme un «crime contre soimême, qui pousse à commettre des délits» (Ibid).
Le regard de la société libanaise sur la toxicomanie
est par ailleurs décrit par les interviewés comme étant
«marqué par une impitoyable dureté» (Kahi, 2001: 6). La
société tend à étiqueter la personne toxicomane, «elle
la refuse, la rejette et la piétine» (Ibid). Un jugement
moral est porté sur ces personnes chez qui toxicomanie,
délinquance et criminalité sont associées. Pour les
parents, cette exclusion s’élargit pour toucher toute la
cellule familiale. De là, ils cherchent souvent à cacher
36
le problème et ont peur du «qu’en dira t-on» de leur
entourage (Ibid). Certains parents voient dans cette
attitude sociétale une raison à la rechute de la personne
réhabilitée et un obstacle au monde du travail.
1.1.1. Une exclusion intensifiée par la criminalisation
visant la normalisation
Bien que la vision scientifique donne désormais de
la toxicomanie «une conception moins tournée vers la
déviance» (Morel, Hervé et Fontaine, 1997: 155), dans
les faits, cette problématique demeure associée à la
marginalité qu’il importe de contrôler.
En effet, la criminalisation de la marginalité se
présente comme «une modalité importante de sa
gestion sociale» vu que les marginaux vivent souvent
à la marge des normes sociales (Castel, 1994: 18). À
ce titre, la toxicomanie offre un exemple pertinent.
Dans sa définition classique la toxicomanie est conçue
comme «un comportement antisocial, […] une déviance
sociale presque toujours associée à la marginalité et à la
délinquance» (Morel, Hervé et Fontaine, 1997: 155). Il
s’ensuit que les toxicomanes soient «toujours menacés
de relever de l’appareil judiciaire» (Castel, 1994: 18)
tel qu’est le cas au Liban et dans d’autres pays. Dans
le contexte libanais, en plus de l’incarcération des
personnes consommatrices de drogues, leur infraction
est signalée sur leur casier judiciaire durant un minimum
de trois ans (Kahi, 2001).
1.1.2. L’exclusion: un phénomène multifactoriel
L’exclusion se présente comme un phénomène
complexe et multifactoriel. L’étude de cette notion avise
de la nécessité d’évacuer toute vision déterministe
qui tend à accuser un acteur sans l’autre. En effet, si
les valeurs dominantes et les conditions sociales se
réunissent pour rejeter certaines populations qui ne
répondent pas aux normes préétablies (Xiberras, 1998:
25), les personnes exclues, elles-mêmes, ne sont pas
sans contribuer à ce processus.
Sur un premier plan, il s’agit de certaines
«caractéristiques
habituelles
des
populations
défavorisées [tels
que]
la
sous-qualification
professionnelle, le faible niveau d’instruction» (Castel,
1994: 22). Sur un autre plan, tel que le démontrent
les chercheurs de l’interactionnisme symbolique «les
minorités se forgent elles aussi des mécanismes de
protection et d’exclusion d’ordre symbolique» (Xiberras,
1998: 25). Dans le cas des personnes toxicomanes,
ces «êtres blessés, infantilisés […] coupent les circuits
relationnels, pour […] compenser leur sentiment
REVISTA
ANÁLISIS
d’inexistence ou leur peur du chaos intérieur» (Morel,
Hervé et Fontaine, 1997: 178).
1.2. L’insertion socioprofessionnelle: une médaille à
deux versants
Selon Castel (1994), face à un processus d’exclusion
qui va en descendant de l’intégration vers la désaffiliation
passant par la vulnérabilité, l’insertion représente une
stratégie pour remonter la pente. Cette stratégie s’appuie
sur la reconstruction de soutiens à la fois relationnels et
occupationnels.
Transposée à la réalité des personnes toxicomanes,
l’analyse de Castel permet de représenter l’insertion
socioprofessionnelle comme la reconstruction du réseau
familial et social, la réhabilitation professionnelle ainsi
que la participation à un mode de vie productif. Ainsi,
remonter la pente de l’exclusion vers l’insertion ne peut
que tenir compte d’une façon simultanée des deux
sphères occupationnelle et relationnelle.
2. LE CADRE D’ANALYSE
Marqué par une trajectoire très personnelle
caractérisée par des mouvements d’avancée et de
recul, le processus d’insertion socioprofessionnelle de
la personne toxicomane se situe dans une perspective
de continuum de services. Mais, il n’en reste pas moins
que ce processus correspond à un double parcours, celui
de la personne toxicomane complété par une démarche
assumée par la société d’accueil.
2.1. Le processus d’insertion: une démarche personnelle
sur un continuum de services
L’insertion apparaît comme «un cheminement propre
à chacun [qui] ne s’exprime pas de la même manière
pour tous» (Boivin et De Montigny, 2002: 12). Cette
démarche constitue un défi de taille et revêt chez les
personnes concernées une signification particulière.
Alors, qu’elle représente pour certaines d’entre elles un
passage réussi, elle s’avère empreinte d’obstacles et de
discontinuité chez d’autres, provoquant par le fait même
un retour à la consommation (Boivin et De Montigny,
2002: 11). En fait, en cherchant à retisser les liens tout
d’abord avec soi, ensuite avec les proches, le monde du
travail et la communauté, les personnes toxicomanes
font particulièrement face à des difficultés relationnelles
et sociales importantes.
Quant au moment opportun pour envisager
une approche de réinsertion auprès de la personne
toxicomane, il peut autant se situer en amont comme
en aval ou encore pendant l’étape de la désintoxication
ou de la réadaptation (Boivin et De Montigny, 2002:
11). «Peu importe son positionnement dans la phase de
réhabilitation de la personne toxicomane, la réinsertion
devrait toujours se situer dans une perspective de
continuum de services» (Ibid).
Dans cette perspective de continuum, la
compréhension de la notion d’insertion implique
nécessairement la compréhension de sa relation avec le
traitement et la réhabilitation. Morel, Hervé et Fontaine
(1997: 207) affirment que «ce qu’il faut soigner, c’est un
rapport au monde». Selon eux, «ce n’est pas parce qu’on
arrête la drogue que l’on retrouve des liens satisfaisants,
mais c’est parce que qu’on retrouve des liens
satisfaisants qu’on peut arrêter la drogue» (Ibid). Le soin
de la personne toxicomane suppose ainsi la modification
des rapports à autrui, au temps, à l’espace et au corps.
Ces modification jouent un rôle déterminant dans la
résolution des conflits intérieurs et des sentiments de
solitude ayant fortement contribué à la toxicomanie
(Morel, Hervé et Fontaine, 1997). Le traitement basé
sur une telle philosophie comporte évidemment une
composante d’insertion.
2.1.1. L’insertion: un double parcours individuel et
sociétal
Xiberras (1998: 23) qui s’appuie sur la logique de
l’interactionnisme symbolique présente l’interaction
entre la société et les populations exclues comme un
duel qui se joue à coup de représentations stigmatisantes
aboutissant à des exclusions symboliques. Il est question
d’un enjeu entre deux regards où il s’agit d’observer les
«exclus» face à «une société de rejet», et d’appréhender
des «entrants» dans une «société d’accueil».
Dans ce double regard, l’insertion socioprofessionnelle
implique la société ou la cellule d’accueil au même
titre que la personne à insérer. Ce processus repose
largement sur la contribution apportée par la société à
travers ses réseaux primaires et secondaires, pour faire
de la place à la personne exclue. Son rôle consiste à
offrir à la personne toxicomane une aide et un support
accru (Xiberras, 1998) afin qu’elle puisse parachever sa
démarche d’insertion avant qu’elle ne soit exposée «aux
enjeux que suppose l’intégration en société» (Boivin et
De Montigny, 2002: 11).
En contrepartie, ce processus dépend de la façon
dont la personne exclue utilise les moyens qui se
mobilisent à nouveau pour elle (Xiberras, 1998).
L’insertion escomptée repose chez les personnes exclues
sur le renforcement de leurs ressources personnelles qui
37
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
facilitent leur rapport à autrui et au milieu (Boivin et De
Montigny (2003:15).
C’est en référence à un tel cadre théorique qui met
de l’avant le constat que l’insertion socioprofessionnelle
de la personne toxicomane est une cause qui, loin
d’être individuelle, engage toute une société, que la
présente recherche pose sa question fondamentale.
En effet, cette dernière qui s’intéresse au rôle des
différents acteurs gravitant autour de la personne
toxicomane et contribuant par conséquent directement
ou indirectement à son insertion, privilégie un devis de
recherche qui va dans ce sens.
3. LE CADRE METHODOLOGIQUE
En respect à la perspective théorique privilégiée,
le devis de recherche a voulu toucher une population
hétérogène constituée de différents membres de la
société, concernés directement ou indirectement par
la problématique. Dans cette optique, la collecte de
données envisagée par la présente recherche a pu
rejoindre soixante-quinze interlocuteurs et s’est appuyée
sur trois instruments: des focus groupe, une analyse
documentaire et des entrevues semi-dirigées.
3.1. Des focus-groupes
Les focus groupe ont été menés auprès d’un
éventail réunissant des institutions sociales, directeurs
et professionnels, des personnes toxicomanes, des
personnes ex-toxicomanes des deux sexes, des parents
de personnes ex-toxicomanes et des représentants des
conseils municipaux comme instance de la gouvernance
locale entre le citoyen et l’État. Cet instrument de collecte
de données permet de représenter «l’hétérogénéité du
tissu social» (Mayer et Ouellet, 1991: 80) impliqué dans
cette problématique.
La cueillette des données auprès des directeurs des
institutions sociales actives en la matière vise à explorer
la philosophie qui guide l’action de ces dernières, leurs
stratégies d’action, les buts qu’elles privilégient, les
plans d’action qu’elles mettent en oeuvre ainsi que les
entraves et les facilités qui peuvent à leur avis se poser
en cours de route.
Quant aux professionnels, ils rendent compte de leur
expérience relative aux stratégies d’insertion appliquées
concrètement et nous informent sur les facteurs
entravant ou facilitant une telle démarche.
Les personnes touchées personnellement par la
problématique, étant les premières concernées par
le sujet ont été ciblées pour réfléchir sur leur propre
cheminement ainsi que sur les difficultés ou les facilités
qui y sont reliées et les besoins qu’elles expérimentent.
Le focus groupe réalisé auprès des parents de
personnes ex-toxicomanes vise à jeter un éclairage
sur leur expérience dans l’accompagnement de leur
membre toxicomane, les contraintes et difficultés qu’ils
rencontrent et les besoins et attentes qu’ils posent pour
une meilleure approche dans ce sens.
Quant aux représentants des conseils municipaux,
ils se sont exprimés sur la capacité de la communauté à
favoriser la démarche d’insertion et sa contribution dans
l’accompagnement de la personne toxicomane engagée
dans un tel parcours.
Nous avions prévu de joindre aux acteurs nommés
précédemment les directeurs de quelques sociétés
économiques afin de mettre en lumière l’aptitude
de la société économique à accueillir les personnes
toxicomanes et à faciliter leur insertion professionnelle.
Plusieurs contacts ont été entamés avec différentes
personnes concernées (visite, appels téléphoniques,
courriels) sans réussir à obtenir leur collaboration à la
recherche. Par conséquent, cette population s’est avérée
inaccessible,
3.2. Une étude de la documentation officielle
Sur un autre niveau, nous avons porté un intérêt
particulier aux ressources du pays afin d’explorer
les politiques sociales et les stratégies étatiques qui
visent à favoriser l’insertion socioprofessionnelle des
personnes toxicomanes au Liban. Dans ce sens, une
étude documentaire visant à étudier les textes écrits en
la matière a été planifiée.
Une première étape de cette recherche documentaire
a consisté à explorer auprès de personnes représentant
les différents ministères concernés par la question
(travail, affaires sociales, justice), les documents écrits
portant sur des stratégies, politiques et législations
conçues en matière d’insertion socioprofessionnelle
des personnes toxicomanes spécifiquement et des
populations marginalisées globalement.
3.3. Des entrevues semi-dirigées
L’analyse des textes législatifs confirmant l’absence
de stratégies gouvernementales particulières en faveur
38
REVISTA
ANÁLISIS
de l’insertion des personnes toxicomanes, un guide
d’entrevue a été préparé visant différentes instances
étatiques: législatives, exécutives et juridiques. Le but de
ces entrevues vise globalement à explorer la perception
de ces instances de l’insertion socioprofessionnelle de
la personne toxicomane, du rôle qui doit revenir à l’État
dans cette problématique et d’identifier auprès d’eux
des pistes d’action à ce niveau. Sept entrevues ont été
effectuées: auprès de deux juges, deux représentants des
Forces de la sécurité intérieures (FSI), un représentant
du Ministère des affaires sociales, un représentant
du Ministère de la santé et un député. Ces personnes
ont été ciblées et recrutées selon l’échantillonnage
typique par choix raisonné. Il s’agit de personnes qui
ont une expérience dans le domaine et qui doivent être
impliquées de part leur statut dans la problématique de
la toxicomanie au sens large.
4. SYNTHÈSE ET INTERPRÉTATION DES DONNÉES
L’analyse descriptive et transversale permet une
synthèse et interprétation des données qui fait dégager
les thèmes principaux de la recherche et la signification
sous-jacente aux différents propos émis.
4.1. Une insertion à double volet versus une exclusion
similaire
L’insertion socioprofessionnelle de la personne
ex-toxicomane telle que perçue par les différents
participants à notre recherche consiste dans un retour
à une vie qualifiée de «normale». Cette dernière revêt
deux caractéristiques essentielles, la productivité et le
retissage des liens sociaux.
Ce processus d’insertion se présente par ailleurs
comme un chemin de retour d’une exclusion causée par
la toxicomanie qui s’avère avoir un impact négatif tant
sur la capacité productive de la personne que sur ses
interactions sociales.
Une telle perception combinant les deux volets
professionnel et social rejoint la conception de Castel
(1994: 16) tant pour l’exclusion qui consiste dans
une désaffiliation aux deux niveaux occupationnel et
relationnel, que pour l’insertion qui en constitue le
parcours inverse.
4.2. L’insertion, un processus fondé principalement sur
la sobriété
La majorité de nos interlocuteurs des différentes
catégories posent la sobriété comme une condition
essentielle à la réussite de l’insertion socioprofessionnelle
escomptée. Cependant, la sobriété n’est pas recherchée
comme une fin en soi, mais de par son influence sur
la productivité de la personne et ses interactions
sociales. Elle est en fait associée à une libération des
influences négatives de la drogue tant sur l’engagement
de la personne dans un travail productif que sur ses
interactions sociales limitées aux pairs toxicomanes
ou encore sur ses comportements négatifs associés à
l’addiction et à la dépendance tel que le vol, la fraude et
les mensonges.
C’est justement à partir de là et en respect à la
perception de la majorité de nos interlocuteurs que
nous sommes parvenus à discuter dans le cadre de cette
recherche de l’insertion socioprofessionnelle d’une
personne ex-toxicomane. Il s’agit d’une personne qui
s’est libérée de son aliénation à la drogue et qu’il importe
par ailleurs de libérer d’une identité permanente et figée
de toxicomane.
4.3. Un processus théorique d’un double parcours,
individuel et sociétal
Nos différents interlocuteurs tracent une
représentation théorique d’un processus d’insertion
qui s’accomplit par l’implication de différents acteurs se
présentant comme le résultat d’une double démarche
personnelle et sociétale (Xiberras, 1998). La combinaison
positive des efforts constitue une base fondamentale à
l’accomplissement de la démarche visée, alors que son
absence en contrepartie constitue une entrave sérieuse.
Dans cette logique, la personne concernée doit
être munie d’habiletés personnelles, sociales et
professionnelles. Ces habiletés semblent être acquise
lors de la réhabilitation et de toute autre forme d’aide
professionnelle. Parmi ces habiletés, nos interlocuteurs
insistent sur l’acquisition d’une certaine maturité
susceptible d’aider la personne concernée à savoir mieux
composer avec ses problèmes et difficultés en assumant
et gérant les frustrations. Une telle habileté outille la
personne contre les risques de la rechute menaçant
perpétuellement son cheminement.
Les personnes ex-toxicomanes participant à notre
recherche ajoutent une autre habileté, celle de savoir
répondre aux codes de la société. Alors que l’un de
ces codes consiste à avoir une bonne forme physique
traduisant leur libération complète de l’emprise de la
drogue, un autre code est celui d’éviter de commettre
des fautes et des erreurs que la société ne peut admettre.
39
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Quant à la famille, la compréhension, l’absence
de blâme, l’appui et la confiance qu’elle reflète à
son membre sont de rigueur. Elle doit accueillir son
membre ex-toxicomane en lui pardonnant son passé et
en l’aidant à construire un nouveau futur. Cependant,
la compréhension et l’affection familiale ne doivent
pas aller jusqu’à l’extrême du laisser aller. Il est requis
de la famille d’encadrer et d’observer étroitement son
membre afin de détecter tout signe de danger et de
prévenir la rechute.
De leur côté, les deux réseaux primaire et secondaire
sont responsables d’assurer un accueil favorable à la
personne ex-toxicomane et de lui attribuer une deuxième
chance tant sur le plan des relations sociales que celui de
l’emploi. Le non jugement, l’absence de stigmatisation,
l’abord compréhensif et le respect des réalisations
effectuées sur la voie de l’insertion s’imposent.
En ce qui concerne l’État, la décriminalisation
totale de la toxicomanie et l’abord de la personne
toxicomane comme un malade à traiter est l’approche
gouvernementale la plus favorable pour l’insertion
socioprofessionnelle. Une telle approche sauvegarde
l’image de la personne et des années précieuses de sa
vie. D’une part, l’attribut du criminel à sanctionner du
fait de la détention, de l’incarcération et du signalement
sur le casier judiciaire ne lui sera plus assigné. D’autre
part, l’incarcération est remplacée par la possibilité de
se faire traiter et de redémarrer un nouveau projet de
vie.
Cette approche requiert un fonctionnement
particulier de la part des instances officielles chargées
d’appliquer la loi tant sur le plan exécutif que juridique.
Dans ce sens, la confidentialité des investigations,
l’abord humain et respectueux et l’orientation rapide
aux centres de traitement sont des comportements de
base au moment de la détention. Sur un autre plan,
les procédures juridiques qui se rallient au rythme du
parcours traversé par la personne concernée sont de
rigueur.
Par ailleurs, un État pratiquement concerné
par l’insertion socioprofessionnelle des personnes
toxicomanes doit œuvrer sérieusement pour mettre en
place les interventions et les structures nécessaires pour
atteindre ce but et de se préoccuper sérieusement de la
création des opportunités de travail.
Dans cet ensemble, la complémentarité entre les deux
secteurs privé et public est une exigence cruciale pour
40
apporter les réponses adéquates à une problématique
d’une telle complexité.
4.4. Les stratégies d’insertion privilégiées
Les stratégies d’insertion privilégiées sont d’ordre
institutionnel, familial alors que l’on remarque une
carence au niveau étatique.
L’aide institutionnelle mise sur la réhabilitation et le
suivi continu. La réhabilitation se base principalement
sur le renforcement des compétences personnelles et
sociales et la conception d’un nouveau projet de vie. Le
suivi continu vise à assurer à la personne ex-toxicomane
après l’incarcération ou la réhabilitation dans un centre
fermé, un accompagnement professionnel susceptible
de l’aider à dépasser les difficultés qui l’attendent en
société. La concertation et l’implication de la famille tout
au long de ce processus thérapeutique sont de rigueur.
Sur le plan familial, la peur de la stigmatisation et
surtout celle de leur jeune amène les parents à vouloir
protéger ce dernier de la soi-disant société. L’une des
stratégies adoptées pour assurer cette protection est
celle de dissimuler la réalité aux autres. De plus, lors
du retour de la prison ou du centre de réhabilitation,
ils veillent à l’avertir des déceptions qui l’attendent
en société disant vouloir le préparer à confronter les
difficultés qui guettent son cheminement. Par ailleurs,
par peur que leur problème ne soit dévoilé et de devenir
par conséquent victimes du jugement des autres, ces
parents finissent par s’isoler et se résignent à réduire au
minimum leurs interactions sociales.
Cette stratégie adoptée par les personnes extoxicomane et par leurs parents est appuyée par les
institutions sociales. Les directeurs et les professionnels
participant à cette recherche argumentent que la
toxicomanie relève de la vie privée et que la personne a
le droit d’avoir ce choix et de se protéger des réactions
discriminantes de cette société.
Cette mise à l’écart de la société forme une sorte de
stratégie d’exclusion de la société de la problématique.
En effet, en parallèle à la dissimulation de la toxicomanie,
les stratégies institutionnelles et interventions
professionnelles se concentrent sur la personne
toxicomane et à sa famille alors que celles adressées à
la société sont extrêmement réduites et se limitent à la
prévention primaire.
L’ensemble de ces stratégies se situe dans un contexte
où les efforts étatiques semblent être plus avancés au
niveau législatif que dans les autres domaines.
REVISTA
ANÁLISIS
4.5. Principaux facteurs favorables dans le contexte
libanais
Les facteurs favorisant l’insertion socioprofessionnelle
de la personne toxicomane tels qu’ils se dégagent
de l’expérience concrète de nos interlocuteurs,
se regroupent en trois idées principales, à savoir
l’implication active d’un réseau institutionnel proactif,
l’implication intense de la famille et l’effort étatique
pour occulter la coercition.
4.5.1. Un réseau institutionnel proactif
Alors que l’État souffre de carences sur les deux plans
technique et financier pour une prise en charge complète
et adéquate de la problématique, les institutions privées
semblent prendre la relève en assurant à la personne
toxicomane une diversité de services qui visent à
préparer ou à favoriser son insertion. Ces institutions se
préoccupent d’accroître l’efficacité de leurs services en
veillant à instaurer et renforcer un climat de collaboration
interinstitutionnelle dont l’une des actions consiste dans
un militantisme pour l’amendement des lois en faveur
des personnes aux prises avec cette problématique.
4.5.2. Une famille impliquée profondément
De son côté, la famille s’efforce de répondre
adéquatement aux besoins de son membre. En effet,
dès le moment où elle connaît ou reconnaît le problème
de ce dernier, elle n’épargne aucun effort pour l’aider
et le supporter. Ce support prend différentes formes
telles que l’appui moral et l’accompagnement en
phase de détention, d’incarcération et d’insertion,
l’encouragement au traitement, le payement des
pénalités et des frais des avocats. Sur un autre plan,
la famille s’implique activement dans la réhabilitation
et le suivi post réhabilitation n’hésitant pas à réviser
son fonctionnement et à transposer les acquis et
apprentissages cumulés aux interactions quotidiennes.
Par ailleurs, même les attitudes parentales jugées
négatives telles que l’observation étroite exagérée
de la personne ex-toxicomane et la limitation de son
autonomie ne manquent pas pour autant de refléter
une préoccupation majeure de la part des parents au
sujet de leur membre malade.
4.5.3. Un État visant à occulter la coercition
Au niveau étatique, la dernière décennie,
précisément depuis la promulgation de la loi numéro
673 en l’année 1998, témoigne d’une évolution notable
des lois et de l’approche gouvernementale. Alors que
les anciens textes juridiques présentent la personne
toxicomane comme un criminel qu’il faut sanctionner,
la loi 673 la conçoit comme un malade à traiter. Cette
nouvelle conception se traduit dans le comportement
des instances officielles par une approche plus humaine
vis-à-vis des personnes concernées. L’encouragement au
traitement et la limitation de la période de détention en
faveur d’une orientation aux centres de traitement et de
réhabilitation rentrent désormais dans les habitudes.
Néanmoins, la situation demeure loin d’être idéale,
des carences énormes sur ce plan demeurent tel que
discuté dans les facteurs défavorables à l’insertion.
4.6. Facteurs défavorables alarmants dans le contexte
libanais
Des facteurs défavorables de différents ordres
interceptent le processus d’insertion de la personne extoxicomane dans le contexte libanais.
4.6.1. Des facteurs personnels et familiaux: de la
carence à la vulnérabilité
Sur le plan personnel, certaines personnes
ex-toxicomanes peuvent souffrir de carences au
niveau socioéducatif qui limitent considérablement
l’accomplissement de leur processus d’insertion,
notamment sur le plan professionnel. Mais, même
les personnes qui détiennent un niveau d’éducation
universitaire ou qui maîtrisaient antérieurement un
métier semblent avoir perdu leurs compétences du fait
de leur toxicomanie.
Par ailleurs, la libération psychologique et morale de
la drogue ne s’avère pas une affaire simple et évidente.
Une vulnérabilité vis-à-vis de la drogue est soulignée
par nos interlocuteurs et confirmée par la littérature
qui présente la rechute comme un état qui menace
perpétuellement la démarche d’insertion (Uchtenhagen,
Schaaf et Berger, 2000, Vienny et al., 2000). De plus,
la rechute est vécue comme un réel échec générant
une «déception de soi» qui risque de faire enfoncer
la personne de plus en plus dans son problème. La
sévérité de cet état de fait devient plus exacerbée avec
les réactions de la famille qui se trouve complètement
désorientée en cas de rechute.
4.6.2. Des facteurs sociaux: de l’évitement à la
discrimination
Sur le plan social, une discrimination à l’égard de la
personne ex-toxicomane ressort fortement. Elle se traduit
41
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
par une tendance chez les membres du réseau primaire
à éviter les personnes concernées ou de maintenir avec
elles des relations superficielles. Ils vont même jusqu’à
affecter la relation de ces dernières avec leur parents et
nuire à leur réputation n’hésitant pas à les priver d’une
opportunité d’emploi en révélant à l’éventuel employeur
leur situation. Ceci dans un contexte où le refus du poste
vacant aux personnes aux prises avec la toxicomanie est
une attitude typique.
Ces attitudes discriminantes conduisent les
personnes toxicomanes à une double précarité sociale
et professionnelle (Maranda et Morissette, 2002). Elles
sont similaires à celle relevées par une étude menée
plusieurs années plus tôt (Kahi, 2001) démontrant
ainsi que le regard de la société libanaise à l’égard de
la personne toxicomane n’a pas du tout évolué pour se
rallier à l’évolution des législations.
Cependant, des exceptions demeurent et méritent
d’être soulignées. De rares personnes sensibilisées
à la problématique recherchent délibérément des
individus touchés par la problématique pour leur
accorder des emplois. Par ailleurs, d’anciens amis ou
voisins connaissant de près la personne et valorisant la
démarche qu’elle avait effectuée sur la voie de la sobriété
et de l’insertion n’hésitent pas à lui tendre la main.
Il ressort de ces exceptions que les membres des
deux réseaux primaires et secondaires qui semblent les
plus enclins à faire preuve d’une approche positive sont
ceux sensibilisés à la problématique soit parce qu’ils ont
connu ou accompagné quelqu’un de toxicomane, qu’ils
détiennent des connaissances scientifiques et justes
à propos de la problématique ou ayant traversé euxmêmes une expérience pareille.
L’attitude discriminante de la société semble être
accompagnée et renforcée par une absence totale de
cette société du processus d’insertion. Touchée et visée
par des interventions préventives et de conscientisation
extrêmement minimes et limitées, la société demeure
pratiquement à l’extérieur de ce processus surtout que
son exclusion de la problématique ressort comme étant
l’une des stratégies privilégiées.
Cette exclusion de la société s’avère d’un grand
désavantage pour l’insertion de la personne extoxicomane, constituant une fuite des défis à défaut
d’une réelle et sérieuse confrontation susceptible de
remédier adéquatement à la situation. Cet écartement
de la société limite son aptitude à jouer un rôle favorable
en regard de l’insertion escomptée, l’attitude positive
42
des gens sensibilisés à la problématique n’en est qu’une
solide preuve.
4.6.3. Une personne enfermée dans son identité de
toxicomane
Les différentes personnes et instances gravitant
autour de la personne ex-toxicomane semblent
continuer à traiter avec cette dernière à la seule base de
sa toxicomanie en dénigrant les efforts qu’elle a déployés
pour changer sa situation. Ces données confirment le
déterminisme avec lequel la personne ex-toxicomane
est abordée dans le contexte libanais. Élément qui a été
soulevé par une recherche effectuée autour des années
2000 ayant ciblé des professionnels dans le domaine,
des personnes toxicomanes, des parents ainsi que des
leaders communautaires (Kahi, 2000).
4.6.4. Des interventions médiatiques véhiculant un
message négatif erroné
Le contenu des messages diffusés dans les médias
libanais est remis en question. D’une part, ces messages
se limitent à la prévention primaire visant à lutter contre
la toxicomanie, négligeant complètement l’aspect
relatif à l’insertion socioprofessionnelle. D’autre part,
ces messages ont pour commun la présentation de la
personne toxicomane d’une façon effrayante et erronée
qui nourrit les représentations négatives, la crainte et
les jugements négatifs à son égard, ce qui accentue la
distance qui la sépare du reste de la société. Cet état de
fait ne peut que se répercuter négativement sur l’aptitude
des autres membres de la société à accueillir parmi
eux une personne atteinte par cette problématique, la
reléguant à une zone d’exclusion et de marginalisation.
4.6.5. Un contexte en carence
Le pays éprouvé par des difficultés énormes sur
le plan sécuritaire, politique et économique s’avère
encore incapable de répondre aux besoins pressants
de cette population. À ce titre, il s’agit d’une carence
majeure qui se situe au niveau de l’offre d’opportunités
de travail en mesure d’aider ces personnes à retrouver
leur productivité et par conséquent leur autonomie
et d’initier ainsi leur inscription dans un réseau social
favorable. Sur un autre plan, il est question de l’absence de
structures de loisirs, sains et abordables financièrement,
qui puissent aider les personnes concernées à dépenser
leur énergie d’une façon positive et profiter de relations
sociales constructives.
Le secteur privé qui essaie de prendre la relève ne
parvient cependant pas à répondre à l’ampleur du
besoin ou encore à accorder l’attention nécessaire à
l’insertion. Les conseils municipaux comme instance
locale capable d’agir à proximité souffre de besoins plus
urgents au niveau de l’infrastructure, du manque de
financement et de la centralisation qui la paralyse. Cet
état de fait l’empêche de faire une intervention directe
dont elle se considère capable auprès des personnes
concernées ou de veiller à la création de structures de
loisirs et de socialisation saines fort importantes pour
cette population.
4.6.6. Des lacunes persistant dans l’approche et les
pratiques gouvernementales
En dépit des efforts étatiques sur le plan législatif
plusieurs lacunes persistent. Formulées par nos
interlocuteurs en terme d’absence d’une stratégie
nationale globale, cette carence consiste plus
précisément dans une absence de politique sociale
laissant des lacunes évidentes aux différents niveaux
législatif, stratégique et institutionnel.
Même sur le plan législatif, la loi numéro 673\1998 ne
semble pas encore être complètement mise en vigueur
ou connue, maîtrisée et comprise entièrement en la
présence de plusieurs textes qui nécessitent une plus
grande précision. Cependant, sa plus grande carence
demeure l’absence de mécanismes d’application et
de décrets ministériels opérationnels. Par ailleurs, elle
ne semble pas avoir contourné la complexité de la
problématique. En fait, une absence de distinction entre
un vrai trafiquant et un toxicomane qui vend de la drogue
pour s’en procurer y figure. De plus, les seules personnes
profitant de cette mesure sont celles détenues pour la
première fois (articles 127-130).
Par ailleurs, la décriminalisation de la toxicomanie
n’est pas entière, les traces les plus nocives étant
marquées sur le casier judiciaire, ce qui établit pour la
vie des obstacles sérieux à l’insertion des personnes
concernées. Ces lacunes législatives deviennent de plus
en plus exacerbées avec l’absence de spécialisation et
parfois le manque d’expérience des juges et magistrats
intervenant auprès des personnes touchées par la
problématique, ce qui donne lieu à des pratiques
inadéquates à l’égard de ces dernières.
Sur le plan stratégique concernant l’insertion
socioprofessionnelle des personnes toxicomanes,
les actions mises en œuvre actuellement par l’État
demeurent primaires. En fait, les seules stratégies
privilégiées se limitent à la réduction de l’offre et de
la demande donnant lieu à des actions de prévention
primaire et secondaire ne s’avérant jusque là avoir aucun
impact concret sur le plan de l’insertion.
Dans ce contexte, une certaine répression semble
encore prévaloir. Des verdicts injustes conduisant
à l’incarcération, un harcèlement permanent des
personnes ex-toxicomanes, une lenteur des procédures
judiciaires ainsi que les conditions désastreuses des
centres de détention sont à plusieurs reprises déplorées
par nos différents interlocuteurs. Les méfaits de cet état
de fait sont d’autant plus accrus qu’ils confinent aux
personnes concernées un attribut d’illégalité qui porte
atteinte à leur image sociale et affecte leur inscription
relationnelle, les excluant de l’espace social élargi et
créant une rupture avec leur réseau social primaire
(Suissa, 2001: 74).
Sur le plan institutionnel, une carence évidente aux
niveaux des institutions publiques se préoccupant de
l’insertion socioprofessionnelle n’est pas à démontrer.
Un rôle théorique requis des différents ministères,
définis dans ses moindres détails dans la loi ne trouve
jusqu’à date aucune voie de réalisation.
4.7. Le processus d’insertion concret: un double
parcours amputé
Le processus d’insertion perçu théoriquement
comme un double parcours personnel et sociétal s’avère
concrètement relever de la seule responsabilité de
la personne engagée dans une démarche pareille. Ce
constat est établi à la base de l’analyse approfondie
des stratégies d’insertion privilégiées dans le contexte
libanais ainsi que des facteurs favorisant et entravant
le processus d’insertion dans ce milieu. Cette analyse
nous permet d’observer que le plus grand effort se
concrétisant notamment dans la réhabilitation est
investi par ou sur la personne concernée elle-même,
appuyée dans la mesure du possible par sa famille.
Les interventions adressées à la société d’accueil
bien que jugées pertinentes et nécessaires sont
pratiquement moindres et demeurent en fait de l’ordre
global de la prévention primaire qui reste loin de pouvoir
comporter des retombées directes sur l’insertion. Par
contre, lorsqu’un rôle commence à être pratiquement
requis de la société dans l’accueil de la personne extoxicomane, cette société est évitée et écartée et ce, par
peur de sa réaction stigmatisante. Cependant, celle-ci
ne peut s’estomper que par une intervention qui l’aide à
dépasser ses peurs vis-à-vis de la problématique.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
4.7.1. Une
l’insertion
appréhension
mutuelle
bloquant
L’amputation de ce processus est en partie due à une
certaine appréhension mutuelle, celle de la personne
vis-à-vis de la société, mais encore celle de la société
envers la personne aux prises avec un problème de
drogues. Peur, méfiance, crainte du jugement et de
la stigmatisation imprègnent la vie des personnes
toxicomanes aussi bien que celle de leurs parents et
sont autant des motifs qui justifient la dissimulation
de la toxicomanie au reste des membres de la société.
La société confirme ces peurs en manifestant refus
et évitement de la personne aux prises avec une telle
problématique et ce sous différentes formes sur le plan
social et professionnel.
Une analyse approfondie de cette discrimination
sociale permet de la renvoyer à une peur sociétale
véhiculée à propos de la personne toxicomane et des
effets négatifs de ses comportements associés à la
drogue. Comme si la société tend à rejeter «hors de [ses]
espaces, de [ses] marchés matériels et/ou symboliques,
hors de [ses] valeurs», ces personnes qui ne semblent
pas représenter le «bien», le «beau», le «convenable» et
le «performant» qu’elle exige (Xiberras, 1998: 21). Cette
analyse est d’ailleurs appuyée par nos interlocuteurs
ex-toxicomanes qui expliquent le refus des différents
membres du réseau primaire et secondaire à leur
égard par leur crainte de la nocivité que la personne
toxicomane peut leur apporter. Ainsi, la société semble
craindre la perturbation de sa stabilité, mais lorsqu’elle
se sent sécurisée, son attitude ne peut que devenir plus
favorable.
En somme, ces parties s’appréhendent et semble
être engagées tel que Xiberras (1998: 23) le présente,
dans un duel qui se joue à coup de représentations
stigmatisantes. La méconnaissance et les préjugés
véhiculés de part et d’autre contribuent largement à ces
appréhensions. Une meilleure connaissance mutuelle
permet un réajustement des perceptions ainsi qu’une
meilleure interaction favorisant l’insertion escomptée
tel que le démontre l’attitude positive des personnes
sensibilisées à la problématique soulevée par la présente
recherche.
4.8. Insertion et prévention: un lien étroit
L’insertion et la prévention s’avèrent, d’après une
analyse approfondie des résultats de la présente
44
recherche, étroitement liées. D’une part, la prévention
primaire transmettant une information scientifique
concernant la drogue et ses méfaits peut consister à
lutter contre la demande du produit. Cette information
qui vise manifestement la prévention de la toxicomanie
comporte par ailleurs un effet favorisant l’insertion.
En effet, le mérite d’une telle information scientifique
est celui de briser les préjugés, de démystifier les
tabous et les peurs associées à cette problématique
et à la personne toxicomane en la présentant comme
une personne malade et non comme un criminel. Mais,
cette maladie n’est pas irréversible, une personne
aux prises avec la problématique ne devant être
guère éternellement enfermée dans son identité de
toxicomane.
Quant à la prévention secondaire, elle agit
sur les facteurs de risque et cherche à promouvoir les
conditions de vie des populations vulnérables (Pransky,
1988). Face à la toxicomanie qui s’avère être dans
certains cas une résultante de l’exclusion (Morel, Hervé
et Fontaine, 1997), la prévention secondaire sera en
mesure de réaliser ce qui peut être appelé une insertion
préventive.
Pour sa part, l’insertion socioprofessionnelle de la
personne ex-toxicomane s’avère une étape décisive dans
la vie de l’individu en question. Dans leur parcours sur
le chemin de l’insertion, les personnes ex-toxicomanes
qui se trouvent incapables de relever les différents défis
et de faire face aux déceptions de la réalité, se voient
perpétuellement exposées aux tentations du recours à
la drogue. Ce risque se trouve de plus en plus accentué
lorsque les deux dimensions cruciales de l’insertion
socioprofessionnelle escomptée se trouvent affectées
à savoir la productivité et le retissage des liens sociaux.
A partir de là, il ressort que la réussite de l’insertion
socioprofessionnelle de la personne ex-toxicomane est
décisive pour la libération de la personne de l’emprise
de la drogue. L’insertion ressort ainsi comme une forme
de prévention tertiaire consolidant les acquis de la
réhabilitation. Un moyen de prévenir la toxicomanie
sera alors de concentrer les efforts sur la réussite de
ce processus, ce qui est confirmé par la littérature
qui précise que l’exclusion du marché de travail et la
marginalisation du réseau social constituent des facteurs
de risque menant à l’usage de drogue (Uchtenhagen,
Schaaf et Berger, 2000).
Un individu
doté d’habiletés
personnelles,
sociales et
professionnelles
et en alerte
continue
Une famille,
compréhensive,
bienveillante
Des réseaux
primaires et
secondaires
offrant une
deuxième
chance
structurelles
créant des
opportunités
la coercition,
Un État
occultant
Une contribution complémentaire de différents acteurs
Un double parcours personel et sociétal
Le parcours théorique d´insertion
La collaboration
du secteur privé
REVISTA
ANÁLISIS
45
46
méconnaissent la
problématique et
nourrissent des
appréhensions
discriminants,
Méfiants,
Des réseaux
désintéressé vis-àvis de l’insertion
- En carence et
- Prévalence de
la répression
Un État
Un double parcours amputé
La première responsabilité incombe à la personne ex-toxicamane
protège son
membre de
la société
personnel,
familial et social
Désarmée,
seule,
Une famille
Vulnérable à
plusieurs niveaux:
Un individu
Le processus d´insertion concret
orientées vers
la société à
moindre degré
Stratégies misant
sur l’individu
Un réseau institutionnel
Schéma représentant le processus d’insertion amputé
de l’insertion socioprofessionnelle
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
REVISTA
ANÁLISIS
CONCLUSION ET RECOMMANDATIONS
La présente recherche met en lumière les efforts
individuels, institutionnels et étatiques investis en
faveur de l’insertion socioprofessionnelle de la personne
toxicomane. Elle permet également d’identifier et
de cerner les enjeux sous-jacents à la démarche.
La responsabilité de cette dernière s’avère relever
principalement de la personne concernée et ce, en la
persistance d’une discrimination sociale à son égard et
de plusieurs lacunes dans l’approche et les dispositions
gouvernementales. Ainsi, l’importance voire l’urgence
de consacrer des efforts communs à l’insertion
socioprofessionnelle est soulignée. Elle s’avère décisive
pour la prévention de la rechute à court terme et pour la
lutte contre la drogue à plus long terme.
L’ensemble des constats qui se dégagent de la
présente recherche soulève la nécessité d’entamer une
réforme au niveau gouvernemental reposant sur la mise
en place d’une politique sociale préventive comportant
foncièrement une préoccupation de l’insertion
socioprofessionnelle des personnes aux prises avec
cette problématique.
Les grandes lignes d’une politique sociale favorisant
l’insertion
La toxicomanie est une problématique de taille où
différents enjeux politiques, économique, idéologiques
et autres sont à prendre en considération. L’éradiquer
comme le reconnaît l’une des instances étatiques
participant à notre recherche serait utopique. Par contre,
réduire ses méfaits n’est guère impossible notamment
en renforçant l’immunité de notre société vis-à-vis de sa
force.
Cette immunisation se révèle d’après les résultats
de la présente recherche comme étant fondée
simultanément sur la prévention de la toxicomanie et
l’insertion réussie et durable des personnes touchées
par ce problème. Il s’agit là de la philosophie globale qui
inspire la conception d’une politique sociale préventive
en la matière dont nous essayons de tracer les grandes
lignes en nous référant à Pransky (1991: 258) sur plusieurs
registres: législatif, stratégique et institutionnel.
Au niveau législatif
La loi 673/98 fait preuve d’une évolution notable au
niveau légal. Mais les différentes lacunes qui persistent
doivent être le plus urgemment traitées. À ce titre, il
faut procéder à l’amendement de certains articles et à
la précision de certains textes. Dans cet ordre d’idées,
il est question de la distinction entre un vrai trafiquant
et un toxicomane qui vend de la drogue pour s’en
procurer ou celui qui partage sa provision avec un ami.
Comme il peut être question de la décriminalisation
du casier judiciaire. Par ailleurs, il importe de cerner la
complexité de la problématique car seules les personnes
qui peuvent profiter du soin sont celles détenues pour
la première fois alors que les récidivistes ou celles qui
refusent le traitement sont incarcérées dans les mêmes
lieux que les personnes ayant commis des crimes. Sur
un autre plan, la prévision de mécanismes d’application
et décrets ministériels opérationnels devient d’une
première urgence.
Au niveau stratégique
Le niveau stratégique doit renforcer la prévention
aux trois plans primaire, secondaire et tertiaire.
Au niveau de la prévention primaire, une
intensification des interventions s’adressant au grand
public, mais visant particulièrement la population
jeune notamment scolaire et universitaire s’impose.
Ces interventions doivent se baser sur une information
scientifique traitant des dangers de la drogue et
véhiculant une représentation juste de la personne
aux prises avec cette problématique. En plus de leur
effet inhibiteur, ces interventions auront le mérite de
briser et de créer une plus grande aptitude sociale à
accueillir adéquatement des personnes concernées par
ce phénomène.
En un sens plus subtil et d’une façon indirecte, de
telles interventions créeront une plus grande acceptation
d’elle-même et de la société de la personne touchée par
la problématique. En effet, se sentant déjà acceptée par
son environnement, elle acceptera mieux son problème,
apprendra à composer adéquatement avec sa situation
en s’orientant vers la demande du traitement.
La prévention secondaire doit se préoccuper de
renforcer l’insertion socioprofessionnelle de certaines
personnes à risque, la désaffiliation à ces deux niveaux
relevée autant par la littérature que par la présente
recherche s’avérant un facteur important de toxicomanie.
Il s’agit là, d’un ensemble de facteurs à contourner et qui
relèvent de différents ordres personnel, familial, social
et structurel qu’il importe à notre avis de mieux préciser
dans notre contexte par le biais d’une étude scientifique.
47
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Sur ce même plan, la transmission d’une information
claire aux personnes déjà touchées, de services
disponibles sur le terrain libanais s’avère d’une grande
pertinence. Son plus grand mérite est d’expliquer
l’avantage et l’apport important des différentes méthodes
et approche privilégiées afin de créer une plus grande
motivation et d’encourager les personnes toxicomanes
à demander de l’aide brisant un tas de préjugés qu’ils
véhiculent à ce propos. Par ailleurs, l’habilitation des
parents à savoir détecter un problème de drogues
chez leur fils ou fille, orienter ce dernier vers une aide
professionnelle propice et composer adéquatement
avec la situation est de rigueur. Dans ce cadre, nous
pouvons évoquer l’importance d’un accompagnement
professionnel à fournir aux parents lors de la phase de
détention et des procès juridiques pour les aider à agir
convenablement lors de cette étape. Une telle stratégie
comporte essentiellement une composante d’insertion
car en encourageant, facilitant et orientant la demande
de traitement, elle déclenche ainsi la première étape du
processus d’insertion
Elle s’appuie sur l’idée de permettre aux personnes
en démarche d’insertion de prendre place parmi
les autres qui leur reconnaissent l’ampleur de leur
investissement. Retournées à la société après une telle
épreuve, ces personnes reflèteront à cette dernière sa
propre compétence et au lieu de succomber davantage
à l’emprise de la matière, ils aideront, assisteront et
aviseront d’autres de ses dangers et méfaits.
Aussi, sur le plan de la prévention secondaire
une surveillance des lieux de loisirs, où la drogue est
rendue d’une accessibilité notable, de la part des
agents de la sécurité intérieure est une urgence à ne
plus reporter. Il est de même des stratégies nationales
pour l’aménagement de structures de loisirs sains à
la population jeune qui semble être le plus à risque.
Dans le même sens, il importe de veiller à la création
d’opportunités de travail et de lutte contre la pauvreté
qui se présente d’après les propos de nos répondant
comme un facteur important amenant les personnes à
se réfugier dans la drogue.
Sur un autre plan, il importe de veiller à la création
de structures de divertissement sain procurant à ces
personnes une occasion de socialisation favorable à la
réalisation d’un nouveau projet de vie hors du monde
de la drogue.
Quant à la prévention tertiaire, elle vise, sur un
premier plan, à maintenir et renforcer les stratégies
de réhabilitation appliquée actuellement par les
institutions actives en la matière et qui se sont avérées
efficaces. Dans ce cadre, nous mettons l’accent sur
le développement des compétences personnelles et
sociales et l’implication étroite des parents dans le
traitement et la réhabilitation sur laquelle la majorité de
nos répondants ont insisté. Cependant, une plus grande
emphase doit être mise sur les stratégies d’insertion
professionnelle visant la facilitation d’accès à l’emploi
soit par le renforcement des compétences personnelles
soit par la création d’opportunités.
Sur un deuxième plan, celui du suivi continu et de
la prévention de la rechute, la prévention tertiaire
doit viser à consolider les acquis de la réhabilitation.
48
Pour ce faire, l’implication de la société avec ses
différents acteurs et instances est de rigueur. Bien que
la toxicomanie soit vécue à l’individuel, il n’en demeure
pas moins qu’il s’agit d’une souffrance sociale que toute
la société doit chercher à remédier. L’un des moyens
les plus efficaces est l’insertion réussie des personnes
survivant à une telle épreuve, une société compétente
étant celle qui leur donne une place en son sein et les
implique dans sa guerre contre la drogue. L’ennemi
sera la matière et non la personne. C’est là, le message
intense qu’il faut transmettre au niveau social par le biais
de campagnes de conscientisation destinées à cette fin.
Par ailleurs, des interventions professionnelles
destinées aux personnes ex-toxicomanes et à leur famille
en cas de rechute sont de rigueur. Dans ce sens, il importe
de renforcer les habiletés de la famille à mieux composer
avec la situation afin de la contourner adéquatement et
de prévenir le retour définitif de la personne à la drogue.
Comme il importe d’offrir à la personne concernée ellemême une aide professionnelle spécialisée pour l’aider
à dépasser ce cap et ne pas le vivre comme un échec
définitif. Cette perspective préventive se décline sur le plan
concret par différentes dispositions à mettre en place
sur le plan institutionnel.
Au niveau du développement institutionnel
La nécessité d’entamer une réforme au niveau
étatique touchant l’action et la performance des
instances et agents intervenant directement auprès de la
population toxicomane s’avère d’une première urgence.
Au niveau juridique, la formation des différents
agents et instances qui interviennent directement auprès
de cette population est suggérée. À ce dernier titre, il
REVISTA
ANÁLISIS
peut être question de la spécialisation des magistrats
et des avocats en exercice dans ce domaine. Sur le
plan exécutif, la formation des agents des Forces de la
sécurité intérieure (FSI) responsables de la détention,
de l’investigation et du suivi des personnes ayant
achevé leur peine ou leur réhabilitation est une action
à entamer dans les plus brefs délais. Ces initiatives
réduisent la répression qui semble encore prévaloir
dans les pratiques par l’accélération des procédures
judiciaires, la garantie d’une plus grande justice à l’égard
des personnes toxicomanes et l’arrêt du harcèlement de
ces dernières.
Au niveau ministériel, une activation des rôles des
différents ministères concernés par l’insertion des
personnes ex-toxicomanes tel qu’il est stipulé par la
loi se situe sur l’échelle des priorités. Dans ce sens et
à titre d’exemple, le Ministère du travail doit s’activer
davantage pour faciliter l’insertion professionnelle des
personnes concernées. Le Ministère de l’éducation
doit entamer des actions urgentes pour faciliter leur
insertion scolaire et universitaire. Quant au Ministère
de la jeunesse et des sports il doit veiller à la création
de structure de loisirs saines permettant aux jeunes
à risque, aux prises avec le problème ou ceux ayant
achevé leur réhabilitation de vivre une expérience de
socialisation indemne des dangers de la drogue.
problématique sont à plusieurs reprises soulignés par
nos interlocuteurs dont les figures étatiques. Toutefois,
la nécessité et l’urgence de la collaboration sont perçues
par les différents partenaires.
Appréciant fortement la dynamique générée par
la présente recherche, différents participants à la
recherche insistent sur l’importance d’une dynamique
similaire pour l’élaboration d’un plan national. C’est
dans ce cadre que la politique sociale préventive
en la matière peut être située, conçue à la base d’un
partenariat qui s’avère urgent à instaurer entre les
différents partenaires du secteur public et privé. Une
plus grande implication dans ce chantier tant des
conseils municipaux comme instance active dans la
communauté locale, que des médias s’avérant jouer
un rôle clé n’est plus à reporter. Nous profitons de
cette recherche pour mettre en lumière cette urgence
et pour inviter les instances concernées à prendre les
initiatives nécessaires. Dans ce sens, favoriser l’insertion
socioprofessionnelle des personnes toxicomane en vue
de lutter plus efficacement contre la drogue sera à
signaler sur l’agenda commun.
Par ailleurs, une action plus complète peut porter
sur la mise en place de structures gouvernementales
spécialisées en matières de toxicomanie destinées à
la prise en charge de la population toxicomane dans
les différentes phases de son parcours à partir de la
désintoxication jusqu’à l’insertion. Si elle est à mettre en
veilleuse en raisons des contraintes actuelles subies par
un État en recherche de paix et de stabilité, une initiative
de cette envergure n’est plus à négliger.
Dans ce sens, l’initiative la plus urgente s’avère celle
de mettre en place des structures se préoccupant du
suivi post réhabilitation tant auprès de la personne
ex-toxicomane que de sa famille. Une formation
de ressources humaines qualifiées pour offrir une
intervention professionnelle de qualité (travail social,
psychologie, sciences médicales) aux différentes étapes
du processus parcouru par la personne toxicomane est
un pilier essentiel de cette restructuration.
En attendant le moment propice, renforcer le
partenariat entre le secteur privé et public ainsi
qu’au sein de ce dernier sera de rigueur. En effet, un
certain manque de concertation et de coordination
entre les différents ministères impliqués dans cette
49
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Schéma global d’une politique sociale préventive se déclinant
sur un continuum de services
Une politique sociale préventive
Fondée
Opérant sur
trois registres
sur une philosophie
Lien étroit
Législatif
Prévention
Stratégique
Institutionnel
Insertion
Impliquant des services sur un continuum
De prévention
Primaire
50
Secondaire
Tertiaire
REVISTA
ANÁLISIS
Schémas représentant les actions stratégiques
d’un politique sociale préventive
Une Politique sociale préventive en faveur de l´insertion
Un continuum de services
Actions stratégiques
Prévention
primaire
- Information
Prévention
secondaire
- Grand public
- Population
scolaire et
universitaire
Transmettant: une
connaissance
scientifique
et précise.
Traitement et
Réhabilitation
- Information ciblée:
population à risque
- Aide
professionnelle
aux parents
- Création
d’opportunités
- Aménagement
structurels
Suivi et Prévention
de la rechute
- Prévention de
la rechute
- Insertion
préventive
éducative
Adressée au:
Prévention tertiaire
- Réhabilitation
Sociale
- Réhabilitation
professionnelle
- Implication
continue de
la famille
- Suivi individuel
-Accompagnement
familial.
- Information
éducative:
conscientisation des
réseaux primaires
et secondaires
sur leur rôle.
- Opportunités:
emploi, études,
loisirs.
51
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Schémas représentant les retombées
d’une politique sociale préventive
Un continnum de services
Retombées
Individu
- Meilleure
acceptation de soi et
de la société
Plus
grande aptitude
à accepter et
demander le
traitement.
- Meilleure
connaissances des
ressources et un
plus grand profit
à ce niveau.
- Individu doté
de plus grandes
habiletés sociales et
professionnelles.
- Individu habilité
à composer avec
la rechute.
- Insertion
professionnelle
préventive.
- Emploi de temps
sain favorisant des
expériences sociales
constructives.
52
Famille
Société
- Famille impliquée
à fond prête à
réajuster son
fonctionnement en
faveur du membre
concerné.
- Société avertie,
conscientisée,
concernée.
- Meilleur abord pour
le membre atteint.
- Meilleure
acceptation
de la personne
toxicomane.
- Soutien générant un
comportement plus
adéquat au moment
de l’arrestation.
- Famille habilitée
à composer avec
la rechute.
- Préjugés brisés.
- Une plus grande
implication.
- Utilisation
adéquate de ses
structures : emploi,
études, loisirs.
État
- Approche étatique
adéquate sur le plan
exécutif : répression
occultée, justice.
- Ressources
humaines officielles
sauvegardant
l’insertion.
- Ministères actifs.
- Partenariat renforcé:
Privé / public.
- Conseils municipaux
plus actifs.
- Médias mieux
impliqués.
REVISTA
ANÁLISIS
Lista de referencias
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53
Análisis relacional sobre el grado de credibilidad
entre diferentes medios de comunicación en materia
de drogas
Analyse relationnel sur le degré de crédibilité entre les
differents médias en matière de drogues
J.A. García del Castillo*
M. Gázquez**
A. García del Castillo-López***
C. López-Sánchez****
*
Director del Instituto de Investigación de Drogodependencias (INID). Universidad Miguel Hernández de Elche (España). Director del Grupo
de Investigación PREVENGO. Correo electrónico: [email protected]
Profesora del Departamento de Psicología de la Salud. Investigadora del INID. Universidad Miguel Hernández de Elche (España). Miembro
del Grupo de Investigación PREVENGO.
***
Profesor del Departamento de Psicología de la Salud. Investigador del INID. Universidad Miguel Hernández de Elche (España). Miembro del
Grupo de Investigación PREVENGO.
**
****
Profesora Titular del Departamento de Comunicación y Psicología Social. Universidad de Alicante (España). Miembro del Grupo de
Investigación PREVENGO.
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 55 - 65.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resumen
Antecedentes: En la actualidad los medios de
comunicación se constituyen como la principal fuente de
información de la que se nutren los jóvenes. No obstante,
y pese a la gran cantidad y variedad de mensajes
disponibles, la información no siempre se construye
adecuadamente debido a las frecuentes discrepancias
con las que los medios de comunicación suelen
exponerla. En referencia al tratamiento informativo
que los diversos medios confieren a temas relacionados
con la salud en general, y de forma más concreta sobre
temas referentes a las drogas, es muy frecuente que la
percepción tienda hacia un sensacionalismo exacerbado
y una gran descontextualización de la información, lo
que incide negativamente en la credibilidad que se
otorga a los diversos medios.
Metodología: En este estudio piloto se analiza la
relación existente entre el grado de credibilidad que los
jóvenes encuestados conceden a los distintos medios
de comunicación, tanto si se refiere a información en
general como si se refiere a temas sobre drogas. De igual
modo, se indaga la relación existente entre el grado de
información objetivo que poseen los sujetos sobre las
distintas sustancias y la percepción del tratamiento que
los medios de comunicación dan a la información sobre
drogas. Para ello, participaron en el estudio 115 alumnos
(27% varones y 73% mujeres) de primero de grado en
Psicología, de la Universidad Miguel Hernández de Elche
(Alicante-España).
Conclusiones: Los resultados muestran correlaciones
positivas del grado de credibilidad otorgado a los diversos
medios, tanto si se trata sobre temas de información
general como sobre temas relacionados con las drogas.
Por otra parte, los jóvenes mantienen diferentes
percepciones sobre el tratamiento que realizan los
medios de comunicación de las noticias y contenidos
sobre drogas, en función del nivel de información
objetivo que poseen de las distintas sustancias de abuso.
Palabras clave: Medios de comunicación,
información sobre drogas, grado de credibilidad, jóvenes
universitarios.
Abstract
Background: Actually media are the first information
source for young people. Notwithstanding, in spite of
quantity and variety of available messages, information
is not always built properly because of frequent
56
discrepancies media usually expose it. With reference to
the informative treatment that media brings to health
issues in general, and more specific about drug issues,
it’s frequent that perception tend to a big sensationalism
and non contextualized information, what has a negative
bearing on credibility over media.
Methodology: In this pilot study it’s analyzed the
relation between credibility degree given by young
people polled to different media, whether is referred
to general information or is referred to drug issues. In
the same way, it’s investigated the relation between
information degree about different substances and
perception over treatment that media give to drug
information. For that, 115 students (27% men and 73%
women) of 1st Grade in Psychology in Miguel Hernandez
University (Spain) participated in this study.
Conclusions: Results shows positive correlations
about credibility degree given to different media,
whether is about general information or drug issues. In
the other hand, young people keep different perceptions
about media treatment of news and issues contents,
based on objective information level about different
drugs.
Key words: media, drug information, credibility
degree, university young people.
Résume
Contexte: Actuellement, les médias sont la principale
source d’informations qui nourrissent les jeunes.
Néanmoins, malgré le grand nombre et la variété de
messages disponibles, l’information n’est pas toujours
bien construit due aux fréquents divergences avec les
médias l’exposent souvent. Par rapport à la couverture de
l’information que les médias donnent sur des différentes
sujets liées à la santé en général et plus spécifiquement
sur les questions relatives à la drogue, c’est fréquent
que la perception tend vers le sensationnalisme
exacerbé et une décontextualisation de l’information,
qui a incidence négative sur la crédibilité accordée aux
différents médias.
Méthodologie: Cette étude pilote examine la relation
parmi le degré de crédibilité que les répondants jeunes
attachent à divers médias, qu’il s’agisse de l’information
en général et où qu’elle se rapporte à des questions
de drogues. De même, il examine la relation entre le
degré d’information -objective que les sujets ont sur les
différentes substances- et la perception du traitement
REVISTA
ANÁLISIS
que les médias donnent sur les drogues. Pour ce faire,
ils ont participé à l’étude 115 étudiants (hommes 27%
et 73% de femmes) du premier année de Psychologie
de la Universidad Miguel Hernández de Elche (AlicanteEspaña).
Conclusions: Les résultats ont montré des corrélations
positives sur le degré de crédibilité concédée aux
différents médias, soit sur des sujets d’information
générale que sur les questions liées à la drogue. En
outre, les jeunes ont des perceptions différentes sur le
traitement de nouvelles et de contenu de drogue qui
font les médias, selon le niveau d’information objective
qu’ils disposent sur des diverses substances d’abus.
Mots clés: Médias, information sur les drogues,
degré de crédibilité, étudiants universitaires.
Introducción
Los medios de comunicación son, sin duda alguna,
uno de los pilares fundamentales de la trasmisión de
información en la sociedad actual, y las vías de difusión
se han multiplicado en los últimos años gracias a la
irrupción de las nuevas tecnologías de la información.
En la actualidad es imposible pasar un solo día sin recibir
multitud de estímulos informativos en distintos formatos
-noticias, publicidad, etc.-, a través de los medios a
nuestro alcance (García del Castillo & López-Sánchez,
2009). Vivimos una época en la que estar informado
puede abarcar un amplísimo panorama de posibilidades,
desde los medios tradicionales en soporte papel hasta
los más sofisticados usos de las nuevas tecnologías, que
con un solo golpe de ratón te conectan al mundo, a sus
incidencias y a un flujo de información constante en
tiempo real. Las fuentes de las que nos podemos nutrir
para recabar nuevos contenidos son muchas y variadas,
pero aunque su número está en claro crecimiento, el
grado de confianza que se deposita en ellas parece estar
en decremento, dependiendo siempre de cuáles sean y
quiénes las respalden.
Tradicionalmente ha sido un tema controvertido
dirimir el papel que juegan los medios de comunicación
en relación con su fin último. No debemos olvidar que
la mayoría de los llamados mass media o medios de
comunicación de masas son empresas gestionadas de
manera privada, por lo que deben responder a unos
objetivos concretos y ceñirse en la mayoría de las
ocasiones a unas determinadas líneas ideológicas que
pueden influir sobre los contenidos que transmiten.
Como demostraron Moynihan & et. al., (2000), tras
realizar un extenso estudio del tratamiento informativo
de tres medicamentos en la prensa escrita y en la
televisión inglesa durante los años 1994 y 1998, la
transmisión de información puede ser inadecuada o
incompleta, hablando más de daños que de beneficios,
enfatizando más los costes que los riesgos o dejando de
lado a grupos de investigación que podrían aportar una
información de mejor calidad y mayor fiabilidad.
No siempre la calidad de la información está seguida
de la credibilidad de la misma. Los estudios precursores
sobre credibilidad surgen de la escuela de Yale en los
años cincuenta del siglo pasado, con el nacimiento de
las teorías de la persuasión (Hovland, Janis & Kelley,
1953) basadas en la búsqueda de un cambio de actitud
a través de mensajes persuasivos. En la actualidad,
podemos afirmar que se ha generalizado el supuesto
básico de que las fuentes de información serán tanto
más creíbles, cuanto más clara y fehacientemente se
perciba una gran especialización de los emisores, así
como la citación de fuentes fiables (Insko, 1973 citado
en Otero, 2004; Pérez Curiel, 2008). De hecho recientes
investigaciones demuestran la baja credibilidad que
tiene la información sobre salud a través de los medios
de comunicación, en familias con bajos ingresos
(Stroever, Mackert, McAlister & Hoelscher, 2011). Ortiz,
Ruíz y Mauricio (2002) aseguran que el alto consumo de
un medio determinado no necesariamente conlleva un
alto grado de credibilidad. Para aumentar la credibilidad
de los medios abogan por abrir al público suficientes
espacios donde puedan participar activamente en la
construcción del sentir ciudadano.
La credibilidad de los medios de comunicación en
España está liderada por la televisión, por delante de
cualquier otro medio, incluidos el periódico, que para los
periodistas es el medio más creíble. Además, los medios
públicos tienen una credibilidad mayor que los privados
para más de un 43% de la población encuestada (APM,
2011). Estos datos contrastan con los del año 2007,
donde sí eran los periódicos los medios más creíbles para
más de un 34% de la población, quedando la televisión
cercana al 31% (APM, 2007). La credibilidad también
parece estar en función de la exposición al medio. En un
trabajo con universitarios americanos se demuestra que
cuanta más exposición al medio, más alto es el grado
de credibilidad hacia el mismo, y mayor es la influencia
que ejercen para que sus padres también aumenten
la credibilidad hacia ese medio. Asimismo, a mayor
interés por los contenidos, mayor grado de credibilidad
(Armstrong & Collins, 2009). En población universitaria,
se comprueba que la credibilidad es más alta entre las
57
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
revistas de divulgación científica, que se corresponde
con la alta especialización de sus contenidos, tanto para
información general como para información específica
sobre drogas. Los medios más creíbles después de las
revistas de divulgación científica son los periódicos y la
radio, quedando la televisión en tercer lugar (García del
Castillo, Gázquez & García del Castillo-López, 2011).
Los estudios que han analizado las fuentes de
información en relación a las drogas en muestras de
adolescentes y jóvenes, han encontrado que la principal
fuente de información sobre drogas es la televisión,
en un 90,5% de los casos (Prieto-Cruz, 2009) siendo
por tanto un medio altamente consumido por los
jóvenes, con muchas horas de audiencia y que puede
influir en su comportamiento de consumo (Sevillano,
González & Rey, 2009) aunque por lo general la calidad
de la información o la credibilidad que se le otorga al
medio que transmite dicha información no se recoge
de manera concreta. Según el Comisionado Regional
para la Droga de la Junta de Castilla y León (2007), la
mayor fuente de información en materia de drogas para
más del 99% de la población española son los medios
de comunicación. Si damos credibilidad a este estudio,
podríamos llegar a la conclusión de que la mayoría de
los españoles tendrá un sesgo importante con respecto
a la información sobre drogas, dado que los contenidos
informativos de los medios no suelen contar siempre
con fuentes especializadas, por lo que la información
trasmitida podría cuestionarse seriamente.
No obstante, según Segura et al., (2010), en un estudio
con universitarios españoles, más del 64% de la muestra
había recurrido a Internet para realizar búsquedas
especializadas en temas de drogodependencias, a pesar
de que el 84% se percibían suficientemente informados.
Lo más representativo es que el nivel de satisfacción con
las páginas visitadas y con la información recogida en
ellas era para más del 67% de la muestra de un nivel
bueno, lo que implica credibilidad en los contenidos
dado que estos son contrastados con la información
previa que tienen del tema y que consideran de calidad.
La gran ventaja de los medios de comunicación de
masas estriba precisamente en esa característica de
globalidad que se deriva de su nomenclatura. Gracias a
la rapidez con la que llegan a cualquier parte del mundo
y la cantidad de público a la que pueden acceder, dotan
a este sistema de comunicación de un gran potencial.
Utilizar los medios para realizar campañas de prevención
del consumo de drogas o campañas de promoción
de la salud, suele mostrar, en términos generales,
58
buenos resultados, produciendo cambios positivos o
previniendo consecuencias negativas de manera directa
o indirecta en la población (Wakefield, Loken & Hornik,
2010). Habría que matizar, que para que este hecho
sea cierto, los medios han de seguir las pautas de los
especialistas en prevención y/o promoción de salud,
sin añadir argumentos ideológicos, críticos o subjetivos.
Incluso cuando se utilizan los medios para llevar a cabo
una campaña auspiciada por el gobierno y dirigida por
expertos en drogas, como fue el caso de la llevada a
cabo en el Reino Unido, los resultados finales no son los
esperados, apareciendo el efecto bumerán en muchas
ocasiones (Coomber, Morris & Dunn, 2000).
El tratamiento informativo que se desarrolla en el
ámbito de la salud en general, incluyendo las drogas en
particular, se podría analizar desde dos niveles de acción
diferentes (García del Castillo et al., 2011):
1) Tendencia de los medios de comunicación a
generar un alto grado de sensacionalismo.
2) Tendencia a descontextualizar la información.
Tenemos ejemplos de sensacionalismo exacerbado
en diferentes temáticas especializadas, como es el caso
que nos presentan Moreno & Fazio (2011) en torno al
primer hombre embarazado del mundo. Los referidos a
la política con un contenido extremadamente volcado
en las malas noticias, con una cobertura de obsesión
sensacionalista (Jorge & Miró, 2011) o la llamada
“porno-miseria” de los reality donde se exponen de
forma grotesca las miserias de unos para la identificación
de otros (Rincón, 2008 citado en Saad, 2012). En
referencia a temas de salud, también encontramos
exabruptos sensacionalistas, como fue el caso de la
epidemia de influenza en muchos países, donde a partir
del alarmismo técnico-científico de los profesionales
de la salud, los medios reconstruían una realidad
sensacionalista y tendenciosa (Menéndez, 2010). En
materia de drogas los medios son muy proclives a
utilizar un lenguaje sensacionalista en torno al tráfico
y el consumo (Rocha de Souza & Freitas, 2009), como
se demostró en un estudio del Reino Unido donde los
medios de comunicación consiguieron cundir el pánico
social mediante niveles de sensacionalismo altos con
respecto a la “miau-miau” (mefedrona) (Lancaster et al.,
2011).
Estos niveles de información sensacionalistas que
interpretan y trasforman la realidad, pueden inducir a
que la credibilidad de la información transmitida baje
REVISTA
ANÁLISIS
significativamente, así como también puede llevar
al desconcierto de los receptores y al aprendizaje de
contenidos de salud y drogas de muy dudosa calidad, si
no se han contrastado las fuentes debidamente.
En la actualidad, una de las fuentes de información
más consultada es Internet, sobre todo por la población
joven. Según García del Castillo et al., (2011), más del
53% de la población universitaria encuestada recurre
a la red para realizar consultas en referencia con el
ámbito de las drogodependencias, prevaleciendo las
búsquedas en páginas especializadas de drogas (66,1%),
meta-buscadores (52,2%), instituciones especializadas
(50,4%) y fundaciones (40%). Es interesante destacar
que las consultas no son indiscriminadas, sino que se
recurren a fuentes más fiables que puedan asegurar
algo más de calidad y credibilidad. No obstante son
muchos los autores que aseguran que la información
en Internet es poco fiable en general y/o se aleja de un
mínimo de calidad científica en relación con temas de
salud y drogas (Aguilar et al., 2009; Boyer, et al., 2001;
Carabantes, 2009; Tatsioni et al., 2003). Por este motivo,
desde la Comisión Europea (2002), se desarrollaron los
primeros mecanismos para intentar paliar los déficits
de calidad de los contenidos de Internet en materia de
salud, mediante la propuesta de una serie de criterios
de calidad que tendrían que cumplir todas las páginas
webs con algún tipo de contenido sanitario, para poder
optar a un sello de calidad europeo.
El presente estudio piloto trata de analizar la
relación existente entre el grado de credibilidad que los
jóvenes encuestados conceden a los distintos medios
de comunicación, tanto si se refiere a información en
general como si se refiere a temas sobre drogas, así
como la relación existente entre el grado de información
objetiva que poseen sobre las distintas sustancias y la
percepción que tienen los jóvenes sobre el tratamiento
que los medios de comunicación dan a la información
sobre drogas.
MÉTODO
Muestra
Como se detalla en la Tabla 1, participaron en el
estudio 115 alumnos de primer semestre de Psicología,
de la Universidad Miguel Hernández de Elche. Del total
de la muestra un 27% eran hombres y un 73% mujeres,
presentando una edad media de 20,92 (desv. típ. 6,33).
Tabla 1. Características de identificación de la
muestra.
Edad Media (DT)
N= 115
20,92 (6,63)
Sexo
% Hombres (n)
27 (31)
% Mujeres (n)
73 (84)
Instrumentos
Se construyó un cuestionario ad hoc que sondeaba
el nivel de información objetivo que tienen los jóvenes
universitarios sobre las distintas sustancias de abuso,
junto con el grado de credibilidad otorgado a las diversas
fuentes de información que con mayor frecuencia
consultan los estudiantes universitarios, para obtener
información general o información sobre drogas. A su
vez, el cuestionario exploraba la percepción que los
encuestados mantenían sobre el tratamiento que los
medios de comunicación dan a la información según
se tratase de información en general o de información
sobre drogas.
Diseño
Se utilizó un diseño de corte transversal y descriptivo.
Procedimiento
Se solicitó a los sujetos su participación voluntaria
y anónima en el estudio. Por parte de los profesores
que intervinieron en el estudio se les motivó para
que la ejecución fuera lo más fiable posible al ser un
instrumento auto-administrado. Se les proporcionó una
dirección Web donde estaba alojado el cuestionario
dándoles un plazo de diez días para su cumplimiento.
Cuando se completaba el cuestionario se emitía una clave
automática y aleatoria desde la aplicación para poder
verificar la participación y suministrar retroalimentación
a los participantes.
Análisis de los datos
Los datos obtenidos se codificaron y analizaron
mediante el programa IBM SPSS en su versión 19, para
Windows.
59
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Para analizar la relación existente entre el grado
de credibilidad que se concede a los distintos medios
de comunicación, en temáticas generales o referidas a
drogas, así como entre el grado de información objetiva
sobre las sustancias y el tratamiento percibido que los
medios dan a la información, se llevaron a cabo análisis
correlacionales para variables cuantitativas, mediante
el coeficiente de correlación de Pearson. Con objeto
de determinar la relevancia clínica de las asociaciones
obtenidas se calculó el coeficiente de determinación,
el coeficiente de correlación de Pearson elevado al
cuadrado, como índice que refleja el grado de variación
conjunta de las variables relacionadas.
Por último, para detectar las diferencias existentes
en el tratamiento percibido que los medios dan a la
información sobre drogas en función del grado de
conocimiento objetivo sobre las sustancias (AltoBajo), se ha empleado la prueba χ2 de Pearson para
proporciones independientes. El nivel de confianza
utilizado en la aplicación de los análisis estadísticos fue
del 95%.
RESULTADOS
Grado de asociación entre la credibilidad concedida
a los diversos medios sobre temas de información
general.
Al analizar el grado de asociación existente entre la
credibilidad que los universitarios otorgan a los diversos
medios, se observa que en referencia a temas sobre
información general las correlaciones son positivas y
elevadas, en la gran mayoría de casos, lo que indica que a
mayor grado de credibilidad otorgado a un medio, mayor
grado de credibilidad otorgado a otro. En este sentido,
la radio y la prensa diaria presentan la correlación
más elevada, con un porcentaje de variación conjunta
igual a 52,7%. A continuación los libros de divulgación
científica y las revistas de divulgación científica registran
un 45,83% de variación conjunta, la televisión y la radio
un 43,6% y la prensa diaria en papel y la televisión un
35,3%. Por otro lado, las revistas de información general
muestran relaciones positivas con internet, la televisión,
la radio y la prensa, el porcentaje de variación conjunta
oscila entre un 31,2% y un 27,4%. De igual modo, las
revistas de divulgación científica y la prensa en papel
muestran un 26,9% de variación conjunta.
Con respecto a Internet como fuente de información
sobre temas en general, se observa que un nivel de
credibilidad más elevado se asocia con mayores niveles
de credibilidad atribuidos a las revistas de información
general (31,25%), a la radio (24,7%), a la prensa escrita
(22,2%) y a la televisión (21,34%).
Cabe destacar, que las revistas del corazón muestran
una relación lineal nula tanto con las revistas de
divulgación científica (0,10%) como con los libros de
divulgación (0,073%). El resto de correlaciones se
detallan en la Tabla 2.
Tabla 2. Matriz correlacional de la credibilidad otorgada a los diversos medio en cuanto a información general.
Prensa
Internet
TV
Radio
(papel)
R. Inform.
R. del
General
corazón
R. Divlg.
Libros
cientí-
divul-
fica
gac.
Internet
TV
,462**
Radio
,497**
,660**
Prensa diaria (papel)
**
,471
,594**
,726**
,559**
,549**
,523**
,547**
,257**
,442**
,381**
,325**
,272**
,273**
,270**
,420**
,519**
,359**
-,032
,293**
,260**
,316**
,383**
,336**
,027
Revistas información
general
Revistas del corazón
Revistas divulgación científica
Libros divulgación
* p ≤ 0,05; ** p ≤ 0,01
60
,677**
1
REVISTA
ANÁLISIS
Grado de asociación entre la credibilidad concedida
a los diversos medios para consultar temas sobre
drogas.
Como se detalla en la Tabla 3, cuando se analizan
las relaciones existentes entre el grado de credibilidad
otorgado a los diversos medios cuando informan
de temas relacionados con las drogas, se observan
de nuevo altas correlaciones positivas, a excepción,
de nuevo, de la relación que mantienen las revistas
del corazón con los libros y revistas de divulgación
científica, que es prácticamente inexistente (0,09% y
0,13%, respectivamente). Destaca principalmente la
relación entre la credibilidad concedida a la radio y la
prensa escrita y la relación observada entre el grado
de confiabilidad otorgado a la radio y la televisión,
obteniéndose porcentajes de variación conjuntas iguales
a un 67,2 y un 60,5, respectivamente. En este sentido,
los sujetos que otorgan una elevada credibilidad a la
radio también conceden una elevada credibilidad a la
prensa escrita y la televisión cuando informan sobre
temas relacionados sobre drogas.
De igual modo, la relación existente entre la
credibilidad otorgada a los libros de divulgación y las
revistas de divulgación es elevada y positiva (un 62,6%
de variación conjunta), lo que indica que un mayor grado
de credibilidad otorgado a los libros de divulgación
se corresponde con un mayor grado de credibilidad
concedida a las revistas de divulgación científica. De
igual modo, los sujetos que atribuyen una elevada
credibilidad a la televisión también adjudican una
mayor credibilidad a la prensa diaria, cuando informa
sobre temas relacionados con las diversas sustancias
adictivas, obteniéndose un 56,4% de variación conjunta.
Asimismo, las revistas de divulgación científica también
muestran una asociación positiva con la radio y la prensa
escrita (27,6% y 32,9% respectivamente).
Por otro lado, se observa que la credibilidad
concedida a Internet cuando informa sobre temas de
drogas muestra relaciones positivas principalmente
con la radio (23,91%), la prensa en papel (21,62%) y la
televisión (21,62%). A su vez, las revistas de información
general se asocian positivamente con la radio (23,62%),
la televisión (23,52%) y la prensa escrita (19,71%).
Tabla 3. Matriz correlacional de la credibilidad otorgada a los diversos medios para consultar temas sobre drogas.
Prensa
Internet
TV
Radio
(papel)
R. In-
R. Divlg.
Libros
form.
R. del
cientí-
divul-
General
corazón
fica
gac
Internet
TV
,457**
Radio
,489**
,778**
Prensa diaria (papel)
,465**
,751**
,820**
Revistas información
,293**
,485**
,486**
,444**
,394**
,304**
,302**
,236*
,309**
,461**
,526**
,574**
,443**
,036
,292**
,377**
,406**
,462**
,430**
-,031
general
Revistas del corazón
Revistas divulgación
,193*
científica
Libros divulgación
,791**
1
* p ≤ 0,05; ** p ≤ 0,01
61
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Nivel de información objetivo sobre las distintas
sustancias y percepción del tratamiento que los medios
de comunicación dan a las noticias relacionadas con
temas de drogas.
Por último, en referencia a la consideración que
tienen los jóvenes universitarios acerca del tratamiento
que realizan los medios de comunicación de las noticias
sobre drogas, se observan diferencias significativas en
los porcentajes en función del nivel de información o
conocimiento objetivo que poseen los sujetos sobre las
diversas sustancias (bajo-alto).
Como se detalla en la Tabla 4, dentro del grupo de
sujetos que han mostrado un nivel bajo de información,
un 35,7% consideran sensacionalista el tratamiento
que se da a las noticas sobre drogas, un 26,8% lo
catalogan como tendencioso, un 16% lo clasifican como
equilibrado, un 14,3% como neutro y un 7,1% como
realista.
Por su parte, entre los sujetos cuyo grado de
información sobre drogas es elevado, un 47,5% considera
que los medios dan un tratamiento sensacionalista a
las noticias relacionadas con las drogas, un 27,1% lo
considera tendencioso, un 13,6% realista y un 11,9%
opina que los temas sobre drogas son tratados de forma
neutra en los medios de comunicación.
Tabla 4. Tratamiento percibido de la información en función del grado de
conocimiento objetivo sobre las diversas sustancias. Nivel de Información
Sensacionalista
Equilibrado
Neutro
Tendencioso
Realista
Bajo
35,7%
16,1%
14,3%
26,8%
7,1%
Alto
47,5%
0%
11,9%
27,1%
13,6%
χ2 (4) = 11,695 * p= 0,020
DISCUSIÓN Y CONCLUSIONES
Sin entrar en la disquisición clásica de qué papel
juegan los medios de comunicación para la sociedad, en
cuanto a si son medios formativos, de pura transmisión
de información, de formación de ideologías o de mero
entretenimiento, siempre en función del medio y el
contexto, lo que sí está meridianamente claro es el poder
de influencia que ejercen y han ejercido a lo largo de la
historia. Hoy, según algunas voces, no podemos hablar de
cuarto poder cuando nos referimos a los medios, sino de
primer poder (Pingaud & Poulet, 2006; Sorj, 2010). Pero
frente a este hecho, tenemos la otra cara de la moneda,
porque para ejercer poder mediático o simplemente
influir en determinados ámbitos se hace imprescindible
que el grado de credibilidad de las fuentes sea medio
o alto, ya que en caso contrario se perdería cualquier
influencia sobre los receptores potenciales. De hecho,
en la literatura podemos encontrar quienes afirman
que estamos en un periodo de crisis de confianza y
credibilidad de los medios de comunicación (Torregrosa
& Gutiérrez, 2009).
62
En nuestro estudio podemos comprobar que la
credibilidad de los medios está altamente asociada entre
sí, indicándonos que cuanto más credibilidad se reconoce
a un medio determinado, más credibilidad se le otorga a
otro. La correlación más elevada la encontramos entre
la radio y la prensa diaria, donde la credibilidad es más
alta tanto para temas de información general como para
temas relacionados con las drogas, en consonancia con
otros estudios que marcan a la prensa como el medio
más serio y creíble (Kiousis, 2001), señalando a la radio
como el medio más especializado con un índice alto de
credibilidad (Bernal, 2010; Haye, 2010; Parrat, 2010).
Aquellos que presentan un grado de credibilidad
alto hacia Internet, indistintamente de que sea en
temas de información general o relacionada con las
drogodependencias, muestran niveles de credibilidad
altos en revistas, radio, prensa y televisión. De estos
datos se desprende que aquellos sujetos que confían
en la información suministrada en Internet, tienden a
confiar en los demás medios, dado que en la literatura
REVISTA
ANÁLISIS
encontramos que Internet suele ser el medio menos
creíble (García del Castillo et al., 2011; Parrat, 2010).
En general comprobamos que la credibilidad de
las revistas del corazón es la que no se asocia con
medios considerados más especializados en temas
de información general, así como en temas de salud y
drogas, como las revistas de divulgación científica y los
libros de divulgación. En esta línea encontramos trabajos
que consideran la percepción de la fuente periodística
como determinante para la credibilidad final del medio
(Nah & Chung, 2012). La interpretación que podemos
desprender de estos argumentos es que a las revistas
del corazón se le concede poca o ninguna confianza
en relación a una información creíble por el papel que
juegan los periodistas y/o informadores en estos medios
de comunicación.
El nivel de información previo con el que cuentan
los sujetos en torno a un tema concreto, marca
significativamente la percepción del tratamiento que
dan los medios de comunicación a ese medio, y esto, a
su vez, influye en los niveles de credibilidad totales que
le otorgan al mismo. En el ámbito de la salud y las drogas,
podemos comprobar que la tendencia es idéntica.
Para romper esta sinergia, la única solución pasaría
por el trabajo conjunto de periodistas especializados
y profesionales de la salud (Sánchez-Martos, 2010).
Según Cárdenas (2010) los medios de comunicación
construyen una realidad sobre las drogas que
desemboca en una percepción subjetiva del fenómeno
y una alienación por parte de los receptores. En nuestro
estudio los que tienen niveles de información más altos
en temas de drogas, son los que perciben a los medios
de comunicación como sensacionalistas y tendenciosos.
Estos datos irían en consonancia con el argumento de
que los propios expertos juegan un papel ambivalente
en los medios de comunicación. Desde la óptica de un
experto, la información mediática se podría considerar
como de un bajo nivel científico, ya que las fuentes
informantes están supeditadas o mediatizadas por otros
factores (políticos, mercantiles, ideológicos) alejados de
la ciencia (Navas, 2010).
Podemos finalizar concluyendo que la cantidad
de información que tenemos a nuestra disposición, de
cualquier temática y condición, está aumentando a gran
velocidad en línea con los avances sociales y, sobre todo,
tecnológicos. No obstante observamos que conforme
aumenta la posibilidad de acceder a más fuentes de
información también lo hace el cuestionamiento de los
usuarios sobre su validez y su falibilidad, potenciándose
y reforzándose unos medios de comunicación con otros
a partir de aquellos que se consideran más confiables.
La excepción viene marcada por los medios que en
ningún caso cuentan con un mínimo de credibilidad,
que entrarían dentro de los denominados como prensa
amarilla, entre las que incluiríamos la prensa del corazón,
y las nuevas formas de participación ciudadana en los
medios (Alonso, 2007; Saad, 2011; Salvat & Serrano,
2011). En el caso de las drogas, una información de
calidad a través de un medio fiable puede marcar la
diferencia entre una prevención eficaz de resultados
positivos y/o una contra prevención, con consecuencias
muy negativas. Hemos comprobado en el presente
estudio como la relación entre los diferentes medios
de comunicación puede condicionar la percepción que
se tiene de la información que transmiten, afectando
directamente a su credibilidad. Es necesario por tanto
remarcar la necesidad de que los medios de comunicación
hagan un esfuerzo por mejorar al máximo, al menos en
temas sensibles como el de las drogodependencias, la
calidad de la información suministrada.
Entre las limitaciones de nuestro estudio hemos de
señalar en primer lugar el tamaño de la muestra utilizada,
al ser un estudio piloto carece de representatividad,
además de que un estudio transversal y descriptivo
no nos permite generar causalidad, teniendo que
remitirnos únicamente a la asociación entre variables. Se
ha intentado paliar este problema mediante el empleo
de un lenguaje sencillo en los ítems del instrumento y
no dando información de los objetivos perseguidos en
el estudio a los sujetos participantes, siendo conscientes
que con estas medidas podemos pensar que la validez
interna será mucho más razonable (Clemente, et al.,
2011).
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65
Consumo de sustancias adictivas por género, en
universitarios mexicanos de capital y de provincia
Substance use by gender, in Mexican university students
from the capital and the province
Psic. Ana Laura Gamboa Muñoz*
Dra. Covadonga Cuétara Priede*
*
Docentes, Universidad Iberoamericana Puebla.
Las autoras agradecen al Mtro. Ariel Alcántara Eguren por su apoyo para
desagregar los datos recogidos en la Universidad Poblana y al Mtro. Marco
Antonio Pulido Rull por su valioso apoyo para acceder a la base de datos
recogidos en Ciudad de México.
Correo electrónico: [email protected]
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 67 - 75.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resumen
La revisión de investigaciones sobre consumo de
sustancias en poblaciones escolares y a nivel nacional
nos plantea el problema de la carencia de un piso común
que haga posible el establecimiento de metodologías
comparativas que permitan ponderar el consumo de
una población determinada. Este trabajo que intenta
explorar los patrones de consumo de sustancias
adictivas en poblaciones universitarias se propone
procesar las bases de datos existentes para elucidar
la manera en que éste fenómeno se relaciona con los
factores de género y localidad, es decir, la ubicación
de la casa de estudios de los consumidores, ya sea en la
provincia o la capital mexicana.
Palabras clave: drogas ilícitas, salud de grupos
específicos, género y salud
Abstract
A review of research on substance abuse nationwide
and in school populations shows the problem of lacking
common criteria in databases, which hampers the use
of comparative methodologies allowing for measuring
the use and abuse of drugs in a given population. This
paper attempts to explore the patterns of substance
abuse in college populations by processing some of the
existing databases in order to elucidate gender clues
in this phenomenon, as well as those related with the
location of the campus, either in the Mexican capital or
in the province.
Key words: illicit drugs, health of specific groups,
gender and health
Résumé
Une revue de la recherche sur la toxicomanie à
l’échelle nationale et dans les populations scolaires
montre le problème de manque de critères communs
pour les bases de données, ce qui entrave l’utilisation
de méthodologies comparatives permettant de mesurer
l’utilisation et l’abus de drogues sur une population
donnée. Cet article tente d’explorer les tendances
de la toxicomanie chez les populations collégiennes
par le traitement de certaines des bases de données
existantes en vue de décrypter les indices de genre dans
ce phénomène, ainsi que ceux liés à l’emplacement du
campus, soit dans la capitale mexicaine ou en province.
68
Mots clés: drogues illicites, santé des groupes
spécifiques, genre et santé.
Introducción
Prevenir el consumo de alcohol y drogas en poblaciones
universitarias requiere de una profunda comprensión
del fenómeno que considere el género entre los diversos
factores que intervienen. Con esta mirada se analizan los
datos recogidos en 2008 por Alcántara, Cuétara, Pérez &
Pulido (2011) en una universidad de provincia y los de
Pulido, Barrera, Huerta & Moreno (2008) levantados en
el mismo año en universidades de la Ciudad de México.
Sirven como antecedentes algunos estudios previos que
permiten contextualizar el imperativo de desagregar por
género los resultados de encuestas sobre consumo de
alcohol y drogas; así como diseñar deliberadamente los
grupos de edad para elucidar patrones diferenciados
de consumo y proponer algunos criterios y parámetros
comunes de análisis que permitan comparaciones y
rutas pertinentes.
Consumo de sustancias en el contexto nacional
La última Encuesta Nacional de Adicciones (ENA),
realizada en 2008 en México por el Consejo Nacional de
Adicciones de México (CONADIC, 2010), refiere que el
consumo de alcohol, drogas ilegales y médicas aumentó
de 5 % a 5.7% en la población rural y urbana de 12 a
65 años con respecto a los 6 años previos. Según estas
encuestas, el consumo de drogas ilegales (marihuana,
cocaína y sus derivados, heroína, metanfetaminas,
alucinógenos, inhalantes y otras drogas) aumentó de
4.6% a 5.2% mientras que el consumo de drogas médicas,
con potencial adictivo usadas fuera de prescripción,
mantuvo el nivel observado en 2002. Si se considera el
consumo por grupos, se observa que, si bien el consumo
de drogas ilegales es mayor en los hombres (en una
proporción de 4.6 hombres por cada mujer), el índice
de crecimiento de consumidores es proporcionalmente
mayor en las mujeres ya que entre ellas casi se duplicó
el consumo de drogas ilegales (de 1% en 2002 a 1.9%
en 2008) mientras que entre los varones aumentó en
menos de un punto porcentual (de 8 a 8.8% en el mismo
período), según reporta la misma fuente.
Debido a que la Encuesta Nacional de Adicciones
(ENA) organiza la información en amplios rangos de edad,
no se hace visible la prevalencia de consumo de drogas
en poblaciones universitarias. El mayor acercamiento
que aporta esta encuesta a la comprensión de nuestro
REVISTA
ANÁLISIS
problema resulta al examinar el grupo de edad de 18 a
34 años, aunque hay que tener presente que este rango
excede con 10 años a la población que nos ocupa.
El análisis de consumo de drogas por grupos de edad
en este estudio arroja que se acentúan las diferencias de
género conforme aumenta la edad. La prevalencia actual
que arroja para la franja etaria mencionada refiere que
una mujer por cada 6 hombres ha consumido drogas en
el último mes. Adicionalmente, los resultados de este
estudio dan cuenta de que la franja etaria de 18 a 34
años es la de mayor prevalencia de consumo alguna vez
en la vida, tanto en hombres como en mujeres. Estos
resultados invitan a estudiar más a fondo este grupo
que coincide con los años universitarios y considerar el
género en el análisis del problema.
Como se viene afirmando, los resultados que
arrojan las encuestas realizadas a gran escala no
satisfacen nuestro interés en recabar información
para aproximarnos al fenómeno del consumo de estas
sustancias en universitarios, con mirada de género. Por
otra parte, las encuestas sobre consumo de sustancias
realizadas en poblaciones universitarias ofrecen algunas
pistas aunque no siempre se desagregan los datos por
género.
Consumo de sustancias en poblaciones universitarias
Las universidades que, en la última década, han
recogido y publicado información que podría resultar
valiosa para nuestra meta son Guanajuato, San Luis
Potosí, Ciudad de México y Puebla. Seguramente
muchas otras instituciones de educación superior han
explorado este fenómeno entre sus estudiantes, pero no
han realizado publicaciones.
El primer ejemplo que se citará lleva el nombre de
“Consumo de drogas en estudiantes del nivel medio
superior de la universidad de Guanajuato” (Chávez,
Macías, Páramo, Martínez & Ojeda, 2005), el cual, como
respuesta a la falta de información publicada sobre el
consumo de drogas en universitarios, se trazó el objetivo
de detectar la prevalencia y los factores psicosociales
asociados al consumo de drogas. Los resultados nos
aportan luces pues el estudio comparte nuestro interés
en desagregar los resultados por género pero con la
reserva de que los participantes no fueron únicamente
universitarios pues se incluyeron jóvenes de educación
media y media superior en la muestra.
Los resultados de este trabajo permiten afirmar que
existen diferencias de género con significancia estadística
en el consumo de tranquilizantes y anfetaminas y
marihuana, siendo feminizado el de las dos primeras,
mientras que el de marihuana es masculinizado,
tendencia que aparece también en el consumo de
cocaína y sustancias más duras. Llama la atención que
en el estudio de Chávez et al., (2005) no es la marihuana
la sustancia que preside la lista de consumo, sino los
tranquilizantes.
En San Luis Potosí, se realizó el estudio “Detección
de consumo de tabaco, alcohol y drogas en estudiantes
de nuevo ingreso a la universidad y su relación con la
depresión” (García E., García C., Delgado, & Alfaro,
2008). Este trabajo se trazó como objetivo determinar
la incidencia del uso de sustancias en jóvenes que
conformaban la generación de nuevo ingreso de la
Facultad de Psicología de una universidad del Estado. El
resultado más relevante con respecto al consumo por
género es que la incidencia del consumo de drogas de
prescripción médica es mucho mayor en las mujeres que
en los hombres.
Por su parte, en la Ciudad de México, se realizó una
investigación llamada “Consumo de alcohol, tabaco y
otras drogas en estudiantes universitarios” (Quiroga et
al., 2003). Los resultados no desagregan la información
por género sino por licenciatura, lo que permite afirmar
que 84.3% de los alumnos de psicología ingiere alcohol;
70.6% consume tabaco; 7.8% consume tranquilizantes;
6.9% consume marihuana y 2% anfetaminas.
Por último, universidades mexicanas de orientación
cristiana con régimen privado han realizado esfuerzos
por explorar y contrastar el consumo de drogas entre
sus estudiantes. Una de ellas, en la Ciudad de México,
ha hecho seguimiento longitudinal del consumo de
sustancias entre sus estudiantes de dos licenciaturas
del área de humanidades a lo largo de 6 años (Pulido
et al., 2003 y 2008). Los resultados de estos trabajos
no se desagregan por género, pero su aporte es que
el monitoreo continuo permite detectar valiosas pistas
para la prevención. Otra investigación, en la Ciudad de
Puebla, con un instrumento y metodología similar a la
de Pulido realizó un censo entre todos sus estudiantes
llamado “Cuéntanos Cuánto” en el año 2008 (Alcántara,
Cuétara, Pérez & Pulido, 2009). La similitud y afinidad
metodológica entre estas dos investigaciones, realizadas
en 2008, permitió correr algunos filtros en las bases
de datos para hacer comparaciones ordenadas por
69
REVISTA
ANÁLISIS
género y lugar de procedencia. Sobre este particular
profundizaremos más adelante.
La investigación sobre el consumo de sustancias en
poblaciones universitarias
La información obtenida en las diversas
investigaciones citadas más arriba se sintetiza en la Tabla
1. Este ejercicio tiene la finalidad de analizar cómo es
que en las publicaciones existentes sobre el consumo de
drogas, ciertas medidas pueden ser comparables pero,
como se viene mostrando, en su mayoría los datos no
ofrecen posibilidad de comparación pues el diseño, los
instrumentos, los sujetos y el procesamiento mismo no
poseen elementos que permitan comparaciones y, por
ende, se impide ponderar el consumo entre diferentes
poblaciones universitarias.
TABLA 1. Síntesis de estudios de consumo de sustancias en diferentes estados de México
ESTADO
GUANAJUATO
Año de publicación
2005
Chávez, A;
Macías, L;
Páramo, D;
Martínez;
Ojeda, D
Autores
Total de la muestra
Sujetos
Consumo de Tabaco
Consumo de alcohol
alguna vez
Consumo de alcohol
1-2 veces al mes
Intoxicación por alcohol
Consumo de alguna
droga
Consumo de alguna
droga últimos 30 días
Marihuana
Marihuana
últimos 30 días
Cocaína
Cocaína
últimos 30 días
Tranquilizantes
Tranquilizantes
últimos 30 días
Anfetaminas
Anfetaminas últimos 30
días
*NA (no aplica)
70
2532
Bachiller y
universidad
SAN LUIS
POTOSI
2008
CD MEXICO
(U UBLICA)
2003
Garcia, J
Garcia, N;
Delgado, L;
Alfaro, F
112
Psicología
2008
CD MEXICO
(U PRIVADA)
2008
Mora, J;
Natera, G
Alcántara, A;
Cuetara, C;
Pérez, J;
Pulido, M.
Pulido, M;
Barreda, E;
Huerta, G;
Moreno, F
1793
Todas
licenciaturas
2332
Todas
licenciaturas
290
Psicología y
comunicación
PUEBLA
NA
NA
71.3%
76.54%
NA
71.3%
NA
86.6%
97.38%
15.17%
16%
NA
51.1%
73.84%
NA
NA
NA
22.9%
46.56%
35.5%
14.2%
33%
24.8%
NA
NA
NA
12.5%
4.7%
NA
NA
4.6%
NA
14.9%
NA
24.5%
NA
NA
NA
5.45%
12.4%
4.2%
NA
11.1%
NA
4.48%
NA
NA
1.4%
0.69%
2.41%
5%
NA
6.0%
NA
6.2%
NA
NA
12.0%
0.81%
2.10%
3.7%
NA
4.8%
NA
5.86%
NA
NA
16.2%
0.47%
1.03%
REVISTA
ANÁLISIS
En este contexto y a fin de tener elementos que
permitan ponderar el consumo de drogas en poblaciones
universitarias por género se realizó una primera
exploración con las bases de datos disponibles, obtenidas
en 2008. La ubicación de estas universidades en la
capital y la provincia mexicana permite adicionalmente
establecer algunas comparaciones, hallar pistas y
asentar hipótesis sobre patrones de consumo según la
ubicación en la geografía mexicana.
Consumo de sustancias en universitarios por género y
localidad
Como se viene afirmando y con la finalidad de
ponderar el consumo de sustancias adictivas por género
se accedió a las bases de datos obtenidas en Puebla
por Alcántara & et al., (2009) y por Pulido & et al.,
(2008) en ciudad de México para tratar los registros a
fin de balancear las muestras, ya que la encuesta en la
universidad capitalina sólo se aplicó a estudiantes de
las licenciaturas de Psicología y Comunicación mientras
que en provincia se trató de un censo. Para homologar
el perfil de participantes se separó de la base de datos
poblana la información referente a los estudiantes
varones y mujeres universitarios de las carreras de
Psicología y Comunicación. El grupo participante quedó
compuesto mayoritariamente por mujeres ya que en
ambas universidades este grupo de género estuvo
representado por encima del 70%.
Es necesario tener presente que participación
mayoritaria de mujeres se corresponde con la
composición de la población universitaria en
instituciones privadas con matrícula inferior a 5000
estudiantes. Como es sabido, la tendencia feminizada
de la matrícula se ha generalizado en las instituciones de
educación superior a nivel mundial, particularmente en
las europeas y americanas (Harwart; Maline & De Bra,
2000).
El manejo de los datos para realizar las comparaciones
se realizó mediante tabulaciones de doble entrada:
género (masculino y femenino) y localidad (provincia
y capital). Conviene mencionar que no se corrieron
pruebas de correlación debido a que las muestras no
se encuentran contrabalanceadas en número al interior
de los grupos por género y lugar. Los rubros que se
consideraron para hacer las comparaciones sobre la
prevalencia actual fueron: a) la intoxicación por alcohol,
b) las drogas más consumidas y c) el consumo de drogas
de prescripción médica.
Prevalencia actual de intoxicación por alcohol
El porcentaje de estudiantes que se intoxicaron
con alcohol en el último mes (con respecto al total de
los participantes considerados en las muestras) arroja
mayores dimensiones en la universidad poblana: la
prevalencia actual de borracheras de los varones
poblanos duplica la de su contraparte en Ciudad de
México, mientras que las borracheras femeninas en
Puebla triplican la prevalencia de borracheras femeninas
en la capital (ver Tabla 2).
TABLA 2. Intoxicación alcohólica por género y lugar
en los últimos 30 días con relación al total de hombres
y mujeres encuestados.
Puebla
Hombres
Mujeres
f
%
49
83
48.03
34.72%
Ciudad de México
f
%
16
23
26.23
10.4
Incluye solo la opción últimos 30 días del reactivo
Las drogas más consumidas
La droga más consumida en la población estudiada
es la marihuana. En ambas localidades el consumo en
los 30 días previos fue cercano al 30%. En la capital la
cocaína y el hachís ocupan el segundo y tercer lugar,
ambas con proporciones porcentuales muy cercanas al
7%. En provincia las mismas sustancias se consumen
en orden inverso y el consumo de hachís (8.11%)
es proporcionalmente el doble que el de cocaína
(3.77%). De esta suerte, el consumo de hachís guarda
proporciones bastante similares en ambas localidades,
mientras que el de cocaína es casi el doble en la Ciudad
de México (ver Tabla 3).
71
REVISTA
ANÁLISIS
TABLA 3. Prevalencia actual de las drogas más consumidas por localidad
Marihuana
Total por localidad
Hashish
Total por localidad
Cocaína
Total por localidad
Antidepresivos
Total por localidad
Tranquilizantes
f
39
f
10
f
5
f
5
f
Total por localidad
PUEBLA
PUEBLA
PUEBLA
PUEBLA
PUEBLA
3
%
29.23
%
8.11
%
3.77
%
2.09
%
1.25
CIUDAD DE MEXICO
f
%
36
27.74
CIUDAD DE MEXICO
f
%
9
7.74
CIUDAD DE MEXICO
f
%
7
7.87
CIUDAD DE MEXICO
f
%
9
6.34
CIUDAD DE MEXICO
f
%
6
5.03
Por su parte la organización de los datos por género nos permite afirmar que, cuando se considera este factor
en la población estudiada, varía el orden de consumo pues, aunque la marihuana ocupa el primer lugar para ambos
géneros, el segundo lugar es ocupado por el consumo femenino de antidepresivos y el masculino de hachís (ver Tabla
4).
TABLA 4. Prevalencia actual de las drogas más consumidas por género
Sustancia
Consumo Total por género
%
f
Hombres
Mujeres
38.93
18.04
33
42
Hombres
11.78
10
Mujeres
5.12
9
Hombres
9.5
7
Mujeres
2.14
5
Hombres
Mujeres
3.28
5.15
2
12
Hombres
Mujeres
3.28
3
2
7
Marihuana
Hashish
Cocaína
Antidepresivos
Tranquilizantes
Por último, cuando se organiza la información tomando en cuenta ambos factores (género y localidad), se hacen
visibles algunas particularidades en el consumo de sustancias.
72
TABLA 5. Prevalencia actual de las drogas más consumidas por género y localidad.
Marihuana
f
PUEBLA
%
CIUDAD DE MEXICO
f
%
Hombres
23
22.54%
10
16.39
Mujeres
16
6.69%
26
11.35
f
%
f
Hombres
7
6.86%
3
4.92
Mujeres
3
1.25%
6
2.62
Hashish
Cocaína
PUEBLA
PUEBLA
CIUDAD DE MEXICO
%
CIUDAD DE MEXICO
f
%
f
%
Hombres
3
2.94%
4
6.56%
Mujeres
2
0.83%
3
1.31%
Antidepresivos
PUEBLA
CIUDAD DE MEXICO
f
%
f
%
Hombres
0
0.0%
2
3.28%
Mujeres
5
2.09%
7
3.06%
Hombres
f
0
%
0.0%
CIUDAD DE MEXICO
f
%
2
3.28%
Mujeres
3
1.25%
4
Tranquilizantes
PUEBLA
La Tabla 5 permite destacar que en la Ciudad de
México todas las drogas son consumidas en mayor
proporción por los varones que por las mujeres. Lo
mismo ocurre en la Ciudad de Puebla, salvo que en
esta localidad, el consumo masculino de drogas de
prescripción médica está ausente. Igualmente se
observa que el consumo masculino de cocaína en la
capital duplica a su contraparte de provincia; mientras
que el consumo de marihuana y hachís en universitarios
provincianos excede con mucho el de universitarios
de la capital. Así, el consumo de marihuana en los
universitarios de provincia se coloca seis puntos
porcentuales por encima de los de la capital, siendo a
la inversa el consumo femenino de esta sustancia pues
las universitarias capitalinas la consumen cuatro puntos
porcentuales por encima de las poblanas.
Cabe destacar que en todas las drogas estudiadas,
el consumo de universitarias capitalinas supera el de las
poblanas. En ambas localidades el consumo femenino de
1.75%
marihuana ocupa el primer lugar, seguido del consumo
de antidepresivos. El consumo femenino de cocaína en
ambas localidades es inferior al masculino en una tercera
parte.
Consumo de drogas de prescripción
Las cifras totales de consumo de tranquilizantes y
antidepresivos permiten observar que existe menor
consumo de estas sustancias en provincia que en la
capital.
Las drogas de prescripción médica son consumidas
por las universitarias de ambas localidades, siendo mayor
el consumo de antidepresivos que el de tranquilizantes.
Cabe destacar que mientras está ausente en provincia
el consumo masculino de drogas de prescripción, las
consume un 3.28% de los universitarios capitalinos,
siendo éste el grupo que preside la lista de consumo de
estas sustancias. De hecho, el consumo masculino de
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
drogas de prescripción en la capital excede al consumo
masculino de cocaína en provincia.
En síntesis, el análisis de los datos que surgieron a
partir de esta estrategia comparativa permite afirmar
que: La prevalencia femenina de intoxicación alcohólica
en provincia triplica la de su contraparte en la capital.
Las universitarias de provincia se emborrachan más que
las y los universitarios de la capital, mientras que las
mujeres de esta localidad consumen drogas más duras
y drogas de prescripción en mayor proporción que las
mujeres de la universidad de provincia.
El consumo de marihuana se comporta de manera
diferenciada por género y lugar: los universitarios
poblanos superan en consumo a los de la capital y,
por el contrario, las mujeres de la capital superan a su
contraparte de provincia.
El grupo que arroja mayor prevalencia de consumo
de alcohol, marihuana y hashish es el de universitarios
poblanos. El grupo de universitarios con mayor consumo
de cocaína es el de varones en la capital. La misma
tendencia existe en las mujeres por encima de las de
provincia.
El consumo de drogas de prescripción es mayor en
la capital siendo los varones de esta localidad el grupo
de mayor consumo en esta categoría, mientras que en
provincia el consumo masculino de estas sustancias está
ausente.
Discusión
¿Qué retos plantea esta información para la labor
preventiva? Si el consumo de drogas de prescripción
es mucho más alto en la capital y está ausente en los
varones de provincia, conviene considerar si la medida
del consumo de estas sustancias sugiere alguna relación
con el ritmo de vida y el estrés capitalino -lo que no
descarta su consumo combinado con otras sustancias-.
Igualmente puede denotar una mayor aceptación de
medidas farmacológicas para los varones capitalinos
mas no entre los poblanos quienes posiblemente
utilizan otras sustancias como vías para liberar el estrés.
La prevención de trastornos duales plantea la necesidad
de explorar más a fondo sobre el consumo de estas
sustancias en los grupos estudiados.
Así mismo, si el consumo de drogas más duras
como la cocaína es mayor en la capital mientras que
en provincia prevalecen las borracheras y el consumo
74
de marihuana y hachís, las medidas preventivas deben
tener presente el acceso a estas sustancias. Conviene,
de hecho, considerar la disponibilidad del alcohol en
el entorno ya que si las borracheras de las mujeres
poblanas triplican las de su contraparte en la capital, tal
vez convenga orientar la mirada a la regulación de antros
y lugares de consumo de alcohol que rodean el campus
y la aceptación de estas prácticas en el entorno. Entre
otros factores convendría considerar en la prevención,
la relación entre el género y la dureza de la sustancia.
Por otra parte, la investigación al servicio de la
prevención ha de redoblar esfuerzos por continuar
con la realizada en población universitaria pues es en
este rango de edad donde se dan las mayores cifras
de consumo alguna vez en la vida. Siendo que a nivel
nacional el consumo global se incrementa a pesar de
las grandes iniciativas por la prevención universal,
los esfuerzos preventivos han de especificarse para
poblaciones determinadas, lo que requiere una profunda
comprensión del consumo considerando los factores
de riesgo en poblaciones específicas y los patrones
culturales de consumo en grupos determinados. Las
intervenciones preventivas de Salazar & et al., (2010) se
basan en investigación sistemática que permite detectar
patrones de riesgo en poblaciones específicas. Señalan
estos autores: “…los programas preventivos indicados,
permiten la identificación temprana de individuos con
patrones de consumo de riesgo y la instrumentación de
intervenciones terapéuticas breves […] en diferentes
escenarios y grupos de la población, manteniendo un
bajo costo” (Salazar, Ávila, Pérez & Martínez, 2010, p.
41).
A fin de establecer parámetros que permitan ponderar
patrones específicos en poblaciones determinadas,
es necesario cerrar filas con pares investigadores y
funcionarios universitarios para establecer factores
(tales como los socioculturales) y rutas comunes que
permitan ponderar las cifras de consumo de diversas
universidades.
Por último, considerando la delicadeza del manejo
de los datos sobre consumo en instituciones educativas,
se sugeriría que se hiciera una red de investigadores y
expertos en el tema para que en ella se concentre la
información de diversas fuentes, se proteja la identidad
de las instituciones y se publique la información bajo la
autoría de la red.
un
Sin duda, la prevención de las adicciones requiere
esfuerzo intelectual y hermenéutico para
REVISTA
ANÁLISIS
comprender el fenómeno y una disposición educativa
con ánimo propositivo que, con intervenciones breves
pero específicas, resulten menos costosas, más
esperanzadoras, humanizantes y efectivas que la guerra
armada contra las drogas.
Pulido, M., Barrera, E., Huerta, G. & Moreno, F. (2008).
Consumo de drogas y alcohol en dos facultades de
la Universidad Intercontinental: Resultados de la
encuesta 2008. Revista Intercontinental de Psicología
y Educación, en proceso de publicación.
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Encuesta 2002. Psicología Iberoamericana, 11, 190197.
75
Contexto sociocultural del consumo de alcohol
entre jóvenes estudiantes de una institución
universitaria de Medellín
The psychosocial context of alcohol consumption
among young students of a university in the city of
Medellin.
Gustavo Adolfo Calderón Vallejo*
Guillermo Alonso Castaño Pérez**
Víctor Hugo Cano Bedoya***
Ángela María Urrea Cuellar****
Magíster y sociólogo de la Universidad de Antioquia. Investigador del grupo GIAF de la FUNLAM.
Correo electrónico: [email protected]
**
Magíster y médico de la Universidad de Caldas. Líder del grupo GIAF de la FUNLAM.
***
Magíster y psicólogo de la Universidad de San Buenaventura (Medellín). Auxiliar de investigación.
****
Magíster y psicóloga de la Universidad de San Buenaventura (Cali). Auxiliar de investigación.
*
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 77 - 99.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resumen
El objetivo general de este trabajo es identificar la
influencia del contexto sociocultural en el consumo
de alcohol entre jóvenes universitarios. En relación a
la metodología el enfoque es interpretativo, diseño
general de tipo cualitativo con base en la hermenéutica.
Se realizaron grupos focales, entrevistas a estudiantes
universitarios, entrevistas a trabajadores de bares, y
registros de observación de campo. Entre los hallazgos
más relevantes, se tiene que el inicio del consumo
de bebidas alcohólicas es anterior al inicio de la vida
universitaria, y la familia desempeña un papel como
facilitador. La vivencia universitaria se constituye como
un entorno que favorece el consumo y existen múltiples
manifestaciones o expresiones que hablan de una
especie de cultura alcohólica.
Palabras clave: consumo de alcohol, jóvenes,
universidad, contexto social y cultural, investigación
cualitativa.
Abstract
The overall general objective of this paper is to
identify the influence of the sociocultural context
of alcohol consumption among university students.
With reference to the methodology employed, an
interpretative approach has been adopted; the study
relies on a qualitative design based on hermeneutics.
Focus groups, interviews to college students and bar
workers, as well as field observation were the main
techniques used. Among the most relevant findings, the
study revealed that the beginning of consumption of
alcoholic beverages is prior to the start of university life,
and it seems that the family plays a role as a facilitator.
The university becomes an environment that favors
such consumption and there are many manifestations
or expressions that point towards a sort of alcoholic
culture.
Key words: alcohol, young, university, social and
cultural context, qualitative research.
Résumé
L’objectif général de ce travail est d’identifier
l’influence du contexte socioculturel dans la
consommation de l’alcool entre les jeunes universitaires.
En relation à la méthodologie l’approche est
interprétative, motif général du type qualitatif avec pour
78
base l’herméneutique. Nous avons réalisé des groupes
focaux, des entrevues avec les universitaires, personnel
travaillant dans les bars, ainsi que l’observation de
terrain ont été les principales techniques utilisées. Parmi
les conclusions les plus pertinentes, l’étude a révélé que
le début de la consommation de boissons alcoolisées
est antérieure au début de la vie universitaire, dès lors
la famille joue un rôle comme facilitateur. Le logement
universitaire constitue un environnement qui favorise
une telle consommation et il y a plusieurs manifestations
ou expressions qui traduisent une sorte de culture
alcoolique.
Mots clés: consommation de l’alcool, jeunes,
université, contexte social et culturel, recherche
qualitative.
Introducción
Históricamente el consumo de alcohol ha
desempeñado un papel importante como elemento
socializador, a pesar de las prohibiciones de las que
ha sido objeto en algunas épocas, y de las distintas
iniciativas que han pretendido frenar su abuso. Los usos
que el alcohol tenía en la antigüedad estuvieron muy
relacionados con lo mítico religioso, evolucionaron luego
hacia aplicaciones médicas, y pasaron después a formar
parte de actividades lúdico recreativas (Castaño, 2004).
En la mayoría de las sociedades, beber es esencialmente
un acto social y está muy arraigado en un contexto de
valores, actitudes y tradiciones. Las actitudes hacia
el alcohol tienen una gran importancia, pues influyen
poderosamente en el consumo de bebidas alcohólicas
(Razvodovsky, 2004). La idea de que el modelo de
consumo de alcohol se transmite por el aprendizaje
cultural de influencia social ha sido propuesta por Mc
Andrew y Edgerton (1969, citados por Razvodovsky,
2004) quienes afirman que, durante el proceso de
socialización, la gente aprende sobre el alcohol lo que su
sociedad sabe sobre el mismo, se acepta este saber, se
actúa según las interpretaciones que se han adquirido,
y los sujetos se convierten en formas vivientes de las
enseñanzas de su sociedad.
Con respecto al consumo de bebidas alcohólicas,
en el caso de Medellín (Colombia), una observación da
cuenta de que a lo largo y ancho de la ciudad hay lugares
de rumba y de consumo de estas bebidas. Este tipo de
establecimientos existen en la zona occidental (La carrera
70, La Calle 33, La Carrera 80, La Calle Colombia, Calle
San Juan, y el barrio Carlos E. Restrepo); en el centro de
REVISTA
ANÁLISIS
la ciudad (Avenida la Playa, y el Parque del Periodista); en
la zona norte oriental (Manrique La 45); y en la zona sur
(La calle 10, Parque del Poblado, y el Parque Lleras). Al
hacer una lectura de las Páginas Amarillas del Directorio,
en la sección de bares, aparecen alrededor de 250
establecimientos diferentes repartidos por las diversas
zonas de la ciudad. Lo anterior da cuenta de un contexto
en el que abundan las posibilidades de consumir este
tipo de sustancias y en el que existe una amplia difusión
de los lugares donde éstas pueden consumirse.
Con respecto al concepto “contexto” (Vivas et al.,
2005), se puede afirmar que las personas al ocupar un
espacio hacen de éste un lugar, como miembros o actores
que siguen unas pautas determinadas. El lugar adquiere
el carácter de escenario de prácticas. Cada escenario,
de acuerdo con las reglas de interacción, produce, para
sus participantes, un conjunto de creencias, significados,
percepciones, alteridades legitimadas, que hacen que
dicho escenario sirva de contexto con el cual se puede
entender lo que allí sucede. El tema del contexto
sociocultural es amplio. Existen teorías, conceptos y
disciplinas que hacen planteamientos relacionados
con la importancia y relevancia de la influencia social
en cualquier tipo de problemática y el tema ha sido
abordado, entre otras disciplinas, por la Psicología y la
Sociología.
El contexto guarda relación con la influencia social,
la cual es evidente en cada una de las relaciones que
establecen los seres humanos. En ellas inciden las
necesidades del individuo, así como los intereses
personales y sociales, y se da una interrelación de todos
estos elementos. Es así como se crea un colectivo en
el que las actitudes y formas de interpretar lo externo
se van modificando y se instaura una representación
cultural y social de un determinado comportamiento.
Esto genera aprobación o desaprobación de las prácticas
cotidianas en un grupo, para el caso de la investigación
que nos ocupa: los estudiantes universitarios y su
consumo de alcohol en el entorno universitario.
En países como Colombia (Londoño, Patiño, Cano,
& Arias, 2007; Gallego, Patiño, Arias & Cano, 2008),
se indica que los jóvenes que consumen alcohol u
otras drogas le dan un gran significado a los sitios de
consumo, ya que hay un sentido compartido por medio
de las prácticas generadas en éstos. Se resalta además
que los jóvenes resignifican ciertos sitios, dándoles
un significado diferente al que tenían cuando fueron
creados, y estos lugares se constituyen para ellos en la
oportunidad de vivir experiencias de mayor intensidad,
riesgo y emoción. Por su parte, Echeverría, Mettifogo
& Sapiains (2004) consideran que el uso de espacios
públicos facilita la construcción de identidad, a la vez
que otorga un sentido de pertenencia física, de ser de
un lugar.
Igualmente, otros estudios como los de Nuño &
Flores (2004), Pérez, Castrillón & Cano (2001), Sierra,
Pérez, M., Pérez, A. & Núñez (2005) mencionan que los
escenarios o contextos de consumo se relacionan con las
representaciones sociales que los jóvenes que asisten a
ciertos lugares tienen respecto al consumo de alcohol
u otras drogas. Así mismo se asume que los escenarios
públicos o de consumo deben jugar un papel importante
a la hora de hacer prevención. En este sentido, puede
considerarse como simbólico un espacio sobre el cual
un actor social o grupo ha depositado una determinada
carga de significaciones, emociones o afectos, como
consecuencia de su bagaje cultural-ideológico, de su
pasado ambiental y de las interacciones que en ese
espacio mantiene con los otros actores o grupos sociales.
Ya que se considera que todo espacio construido es
un producto social, un espacio será simbólicamente
más potente, no necesariamente cuando más sujetos
compartan unos mismos significados, emociones
o afectos referidos a ese espacio, sino cuando más
claramente estén definidos estos significados, emociones
o afectos por el grupo social en relación con ese espacio
Diseño metodológico
Objetivos
- Describir la influencia del contexto sociocultural en
el consumo de alcohol en la población universitaria.
- Explorar las representaciones sociales entre los
estudiantes universitarios en relación con el contexto
de consumo de bebidas alcohólicas.
Enfoque
La presente investigación se fundamenta en el
enfoque denominado interpretativo, ya que busca la
comprensión del contexto sociocultural que sostiene y
orienta la práctica social de consumo de alcohol entre
jóvenes universitarios de Medellín. La escogencia de
un diseño general de tipo cualitativo obedece a la
naturaleza del objeto de estudio, o de conocimiento, que
se pretende construir (González, 2000). La hermenéutica
79
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
se entiende como la actitud interpretativa que mantiene
el investigador durante todo el estudio, siendo la base
de la construcción de conocimiento.
Técnicas de producción de información
Se realizaron tres grupos focales, 8 entrevistas a
estudiantes universitarios, 5 entrevistas a personas
relacionadas con los negocios donde se venden bebidas
alcohólicas, y 5 registros de observación de campo. De
manera paralela, se realizó una aproximación empírico
analítica de la cual se presentan algunos datos al
momento de describir los hallazgos de naturaleza
cualitativa.
Muestreo
Es de tipo intencional. Los participantes del estudio
fueron estudiantes de ambos sexos y de diferentes
semestres, de una institución universitaria de la ciudad
de Medellín, a quienes se les preguntó acerca de la
influencia social y cultural del consumo de alcohol en el
entorno universitario. Y de igual manera, se entrevistaron
personas vinculadas a los negocios donde se venden
bebidas alcohólicas. Las observaciones de campo fueron
realizadas en varios sitios de rumba cercanos a una
institución universitaria de la ciudad de Medellín.
Consentimiento informado
A todas las personas que participaron en los
grupos focales y en las entrevistas se les pidió de
forma voluntaria su participación, y su identificación
personal es reservada. En el presente escrito no se
mencionan nombres propios de establecimientos,
marcas de bebidas alcohólicas, o denominaciones de
las instituciones universitarias.
Hallazgos
Se asume como núcleo temático el contexto
sociocultural del consumo de alcohol, que también se
podría entender como el fondo cultural acumulado
(Moscovici, 1979; Jodelet, 1986; Abric, 2001). De este
núcleo se desprende una serie de categorías que dan
cuenta de él, las cuales emergen a partir de la revisión,
discusión, análisis y clasificación de los testimonios
obtenidos, tanto en los grupos focales, como en las
entrevistas a los estudiantes universitarios y a las
personas vinculadas laboralmente a los sitios de rumba
observados. En las categorías se construyen unos
indicadores que en cierto sentido darían cuenta de las
tendencias de los conocimientos relacionados con la
categoría de la cual emergen. En el siguiente cuadro, se
exponen las categorías e indicadores construidos:
Cuadro 1: Núcleo temático, categoría e indicadores
NÚCLEO TEMÁTICO
Contexto sociocultural (el fondo
cultural acumulado)
CATEGORÍAS
INDICADORES
El inicio del consumo
La influencia de la familia, momento del inicio
del consumo, los fines de semana.
La influencia de los pares
La presión de otros estudiantes, necesidad de
socializar.
La capacidad de decisión
La responsabilidad del propio sujeto, poder
adquisitivo, formación cultural.
La universidad y el consumo de
sustancias
Libertad, facilidad, consumo al interior, control
de la ingesta, y crítica.
Los primíparos (estudiantes de los
primeros semestres)
Madurez psicológica, el tiempo libre, el ser
universitarios.
Días y horas de afluencia, descripción física
de los lugares, los asistentes, las sustancias, la
música, el control por parte de los negocios, y
la crítica.
Lugares de expendio y consumo
Los medios de comunicación
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La publicidad y las ofertas
REVISTA
ANÁLISIS
Para efectos de la presentación de los hallazgos, se
seguirá el orden en que son reseñados en el Cuadro 1.
El inicio del consumo
Sobre el inicio del consumo de alcohol, la familia
juega un papel importante. Se notan en ella actitudes que
podrían entenderse como de permisividad y tolerancia
en relación con la ingesta de bebidas alcohólicas y,
además, favorece el consumo de estas bebidas en el
caso de los hombres. En testimonios aportados a la
investigación se afirma lo siguiente:
Hay muchos padres que, inclusive, dicen: “¡mijo, va
llegando el viernes!, tome estos veinte mil pesos, para
que se vaya al parche”.
Eso también depende del núcleo familiar donde uno
se haya desarrollado. Hay familias en las cuales la
mamá le da a uno plata para ir a beber, o ella llega y
compra el litro de ron.
El papá le dice al hijo: “¡tome!”. Pero con las mujeres
pasa muy distinto, depende de la mujer que sea, eso
no ocurre en todo tipo de familia.
Sobre la influencia de la familia se podría plantear
incluso un proceso de aprendizaje por modelamiento,
basado en que personas significativas realizan la práctica
social de ingerir alcohol, y ésta se valora positivamente,
como se muestra en el siguiente fragmento:
Cuando uno es niño, uno no sabe el papá qué está
haciendo, uno qué va a saber que el licor produce
felicidad. Entonces el niño ve que el papá toma, y está
contento. El niño piensa: “¡ah!, entonces cuando uno
toma se siente bien”.
La influencia de la familia guarda relación con
la disminución de la edad de inicio del consumo de
bebidas alcohólicas (Cortés, Espejo & Giménez, 2007).
Ahora, si bien se reconoce esta influencia, también se
menciona que el sujeto tiene una posición frente a ella
y, además, no se evidencia el abuso en la práctica social
del consumo de alcohol:
Por ejemplo, yo he visto a mi papá y a mi mamá
tomando, pero yo no puedo decir que ellos me han
influenciado. Los he visto en las relaciones sociales,
dentro de la casa, pero no alcoholizados.
A los estudiantes se les preguntó por problemas de
alcoholismo en sus familias. además del papel de éstas
como facilitadoras del consumo. Quienes colaboraron
con esta investigación tienen conocimiento sobre
los factores genéticos que influyen en el consumo de
alcohol e incluso sobre el papel que juega en ello la falta
de afecto:
Puede que los papás sean alcohólicos, y eso lo impulse
también a tomar. Hay alumnos que son hijos de padres
alcohólicos, y puede que sea falta de afecto lo que los
incite a tomar.
Con relación a los padres alcohólicos, la literatura
científica demuestra sistemáticamente que, aunque
los hijos de consumidores de sustancias sufren riesgos
biológicos, psicológicos y ambientales, los efectos
negativos de estos riesgos se pueden reducir con el
empleo de intervenciones y tratamientos efectivos
(Kumpfer & Jonson, 2007). Entre estos riegos estaría
cierta actitud de tolerancia, pero también emerge que
en algunos casos hay descuido de los padres frente al
hijo, o que por la confianza que se le tiene a éste “se le
suelta” y no se le presta la atención suficiente, lo cual
también podría facilitar la ingesta de licor y, más aún,
que el joven termine abusando de su consumo:
El papá se desentiende completamente, o sea para él
es: “consigno la plata semanal, o una plata mensual,
le pago el semestre, le pago donde vive, y no sé más”
[…] Viene el papá, y se da cuenta que el estudiante
va repitiendo, o no está viendo las materias que
supuestamente tenía que matricular. En todo ese
proceso de desconocimiento del padre, el hijo se
aprovecha.
Con relación al desconocimiento del padre sobre la
vida del hijo, se presenta un engaño: el joven estudiante
disimula lo que está realmente haciendo, es como una
especie de ocultación del consumo:
Uno ve, por ejemplo, al frente: muchos chicos de la
jornada de la diurna, que están allá en la rumba y
pasan al frente, acá al baño, o a llamar a la mamá,
y dicen que: “no, acá en la universidad” y uno ya los
ve con los ojitos todos idos, volados, y aquí a todo el
frente de la biblioteca, dice el joven: “amá aquí en
todo el frente de la biblioteca”, claro porque ahí está
el teléfono público.
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ANÁLISIS, No. 8, 2011.
A modo de contraparte, también se plantea que, si
bien es cierto que en el consumo de bebidas alcohólicas
existe la influencia de aspectos de la vida familiar,
hay estudiantes que, a pesar de esto, tendrían cierta
capacidad de resiliencia que les permitiría enfrentar la
situación:
Se podría inferir que no es cierto que el consumo
de sustancias comience con la experiencia universitaria,
sino que éste se inicia antes. El asunto sería reflexionar
sobre la forma como el contexto universitario puede
facilitar o no los diversos consumos de sustancias
psicoactivas.
Así sienta falta de afecto, no me voy a refugiar en esto,
voy a echar para delante.
La alta vulnerabilidad de la adolescencia es
planteada, entre otros, por Espada, Méndez, Griffin
& Botvin (2003) y por López & Da Costa (2008). Ellos
han escrito, además, sobre la preocupación social que
suscita el consumo de alcohol y otras drogas en este
segmento de la población y afirman que el consumo
suele iniciarse en esta etapa de la vida. Los siguientes
testimonios se refieren a tal aspecto:
Además de la familia, se reconoce el papel que
tendría el fondo cultural acumulado en la ingesta
de alcohol, y como estos conocimientos sirven para
justificar la práctica de consumo:
Es un asunto también a nivel cultural, porque vivimos
en una sociedad en la cual todo lo celebramos con licor:
si estamos tristes, si estamos contentos, si estamos de
cumpleaños, el Bautizo, la Primera Comunión… todo
lo celebramos alrededor del alcohol.
En la cultura colombiana se celebra todo con alcohol,
entonces cada uno dice: “venga nos tomamos una y
después la otra”.
Con relación al fondo cultural del consumo, y según
los testimonios recopilados en los grupos focales sobre
el momento de inicio del consumo de alcohol, se plantea
que es anterior a la vivencia universitaria:
Hay unos que pueden venir desde antes, desde antes.
Pero yo no creo que sea una etapa, porque es que el
consumo de alcohol no es sólo en la universidad, eso
es a lo largo de la vida, es siempre uno.
En las instituciones educativas, es muy común ver
un consumo en los alumnos de décimo, once, hasta
en los de noveno, pues es muy normal ver eso en
las instituciones educativas, pero en el paso a la
universidad aumenta.
El inicio del consumo de alcohol se da antes de llegar
a la etapa universitaria, comienza en la adolescencia, en
la época de colegio, así lo sostienen diversos estudios.
Por ejemplo, Cortes, Espejo & Giménez (2007) aseguran
que sus resultados confirman la reducción progresiva en
la edad de inicio de la práctica de consumo de alcohol,
situándose ésta a los 13 años. De la misma manera,
Muñoz (2008) afirma que el 80% de los estudiantes de
una institución educativa consumen bebidas alcohólicas.
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Yo digo que hay más consumo en los primeros
semestres, porque igual la carga laboral, los trabajos
son más. Cuando uno está terminando, entonces,
no hay como tanto tiempo para ir a socializar, y la
madurez psicológica...
Pero yo creo que los del primer semestre llegan
muy entusiasmados a lo que es la universidad y uno ve,
por ejemplo, al frente, muchos chicos de la jornada de
la diurna, y están pues allá metidos.
En estos testimonios, entra en juego la imagen que
se tiene sobre el relajamiento de los estudiantes de los
primeros semestres, incluso en ocasiones se utilizan
expresiones como “son bachilleres en la universidad”,
“los muchachos por ahí en el cuarto semestre ya son
universitarios de verdad”, “los primeros tres semestres
son el colador, los que llegan al cuarto esos son los que
van a terminar la carrera”.
Los investigadores García-Moreno, Expósito,
Sanhueza & Angulo (2008) plantean que el consumo
elevado de alcohol por parte de los jóvenes
universitarios, durante los fines de semana, se traduce
en un problema social, familiar y de salud. Sobre esto en
los grupos focales se comentó:
Hay personas que dicen, por ejemplo, que están
juiciosos y el viernes se la beben toda. Y hay personas
que me han dicho a mí: “yo un viernes por la noche
me los bebo”.
En el sentido de que siempre llega un viernes o un
sábado, siempre están en el […] y llegan embriagados.
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ANÁLISIS
El día viernes es como que donde se concreta ya el
fin de semana, con toda la carga académica, entonces,
vamos a descansar un rato, y a recrearnos un rato, y
nos tomamos un par de cervezas, o alguna copa así
especial, y conversamos, entonces también para uno
relajarse, y uno estar ya tranquilo.
En los testimonios, puede verse que culturalmente
hay una especie de normalización del consumo de licor
durante los fines de semana. Se considera que el viernes
y el sábado hay un cese de las obligaciones y, por tanto,
hay licencia para la ingesta de bebidas alcohólicas.
Con base en lo descrito, se podría plantear que es
común considerar que el inicio del consumo de bebidas
alcohólicas es anterior al inicio de la vida universitaria,
y que la familia desempeña el papel de provocadora o
facilitadora de ello. En otras palabras, si bien la vivencia
universitaria se constituye en un entorno que favorece
el consumo de licor, la realidad es que éste ya viene
desde antes. Además, hay múltiples manifestaciones
o expresiones que hablan de una especie de “cultura”
alcoholizada.
La influencia de los pares
Esta categoría guarda relación con la existencia
de ciertas características del período evolutivo de la
adolescencia que hacen más vulnerables a estos sujetos
en particular (Espada, Méndez, Griffin & Botvin, 2003).
Por ello, no es de extrañar que en el estudio emergiera
la influencia de los otros. En los testimonios aportados
por los universitarios entrevistados en los grupos focales
también aparece el tema de la influencia de otros
estudiantes, y como ésta se relaciona con el escenario
de consumo de licor:
Puede que no sea tanta la presión del bar, de que te
estén exigiendo consumir. El mero hecho de que uno
esté viendo que los compañeros con los que uno está,
o los de alrededor, están consumiendo, eso genera
cierto tipo de presión.
Los mismos compañeros, la música fuerte del
frente, las ganas de cambiar de ambiente.
Ahora bien, esta influencia de los otros también
parte de una necesidad compartida de conocerse e
interactuar entre sí, y de ser aceptado por los otros:
Uno llega solo, sin conocer a nadie, entra a un sitio de
socialización: “vámonos para al frente un ratico, allá
hablamos, para socializar”.
Uno puede venir de ese contexto en el que no se
consumía, y que no se estaba enseñado a consumir,
pero llegar acá, y esa presión social y ese deseo de ser
aceptado, inciden en que eso ocurra, en que eso pase.
Esta necesidad de socializar y de poder interactuar
con los otros puede incluso llevar a que una persona
ajena al ambiente asociado al consumo de licor, por el
hecho de querer ser aceptada, sea en cierto sentido
“jalonada” por las circunstancias, como se registra en el
testimonio anterior y en el siguiente:
Hay gente que ya consumía, incluso desde antes de
ingresar a la universidad, y es de ese tipo de persona
que jalan y arrastran a los otros, a los que quieren ser
aceptados.
Ahora bien, esta relación entre consumo de bebidas
alcohólicas y socialización no solamente está vinculada
al contexto universitario, es vista como una especie de
“condición social”:
Vemos que en la sociedad, muchas veces, para uno
socializar o empatizar con las demás personas, está de
por medio el licor. Entonces, para una socialización con
X o Y personas, está de por medio el alcohol.
Entonces, por inclusión social, se puede dejar llevar
uno.
Los jóvenes entrevistados hacen también mención
a lo que se podría entender como presión directa,
aunque en principio ésta parece que se hace de manera
“amistosa”:
Siempre que salgo con los amigos, es tome y tome.
Si uno no quiere tomar, dice: “¡no!, es que estoy
tomando pastillas”, te responden: “¡cuáles pastillas!,
tome pues pa´ que se integre”.
Si no tomas te dicen: “usted si es amargado, usted si es
aguafiestas porque ya no toma, usted sí es”.
Es como difícil ser amigo de alguien que no está
desempeñando el mismo rol que uno, por lo tanto,
uno lo clasifica como asocial o nerd.
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La ingesta de alcohol es vista en principio como un
pretexto, pero llega un momento en que se transforma
en una especie de requisito para poder interactuar con
los otros:
Creo que uno de los factores de riesgo más grande
que hay en el consumo de alcohol es que es el
pretexto para ir a la reunión, a la rumba, ir al frente.
La persona siempre busca crear el vínculo con el otro,
y el otro, de cierta forma, le pone como condición…:
“vámonos a encontrar allí, vamos a tomar”, se va
como convirtiendo en un requisito.
A modo de colofón para este apartado, en la
investigación, se hace mención a cierta presión social
para el consumo de licor que es percibida como
obligatoria por algunos sujetos, sobre todo si en ellos hay
una necesidad marcada de ser aceptados, no conocen a
nadie y son más influenciables. Se tiene conocimiento,
también, de cierta normalización del uso del alcohol.
Capacidad de decisión
Las decisiones que toma el sujeto con relación al
consumo de bebidas alcohólicas están mediadas por los
otros, bien sea para actuar en concordancia con lo que
éstos piensan o para tomar distancia frente a ellos.
Ahora bien, a pesar de que en los grupos focales
aparece el asunto de la influencia de los otros, también
emerge el tema de que el consumo de bebidas
alcohólicas pasa por la responsabilidad asumida por
el propio sujeto. Por una parte, se menciona que hay
personalidades más influenciables:
Sí, eso depende del estilo de cada persona, de que tan
influenciable sea.
Por otra parte, se menciona el poder adquisitivo o
la capacidad económica en relación con lo que podría
consumirse y lo que no:
Eso también depende de la plata que tenga la persona,
pues si tienes mucha plata, podés conseguir una droga
cara, podés conseguir cocaína, heroína, cualquier
cosa.
Esta capacidad de tomar decisiones también se
relaciona con lo que podría entenderse como el proceso
de maduración que hace que el sujeto deba responder a
un mayor número de exigencias:
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Hay muchas personas que ven el […], y ven ese poco de
gente, y [dicen]: “no, yo voy para mi casa a descansar”.
Eso depende de la madurez que uno ha tenido, ya eso
lo veo tan normal […] que ya no le encuentro ningún
sabor.
Mientras que va pasando el tiempo, vas avanzando en
tu carrera, y se supone que se van adquiriendo más
responsabilidades, te vas entregando mucho más a la
profesión, y el tiempo es menos.
No sólo es la carga laboral y estudiantil, pienso
que también puede ser esa madurez que uno va
adquiriendo, y esa preocupación por algo laboral, por
el estudio. Y debido a esa madurez, relaciona mejor
las cosas, comprende mejor las cosas, sabe que ciertos
actos pueden traer consecuencias, y que no van a ser
muy favorables para la etapa en la que uno está.
Relacionado con la capacidad de tomar decisiones,
los entrevistados mencionan un asunto que se podría
entender como falta de educación o de estrategias
para socializar sin necesidad de consumir bebidas
alcohólicas e, incluso, como la posibilidad de utilizar
para la socialización otros escenarios diferentes a los
espacios de rumba:
Pero uno todavía no está como culturizado, no está
como todavía metido en ese cuento de ir al Parque
de los Pies Descalzos a tomarse un café, ir a conversar
con unos amigos, o hacer un grupo de estudio. Uno
no, todavía está pensando en la cervecita, y venga
vámonos para la rumba. Entonces, también hay que
generar esos espacios de formación a nivel cultural.
Uno con un grupo de amigos en vez de irse para allá,
para el bar del frente, por qué no pensar en un grupo de
estudio, en una discusión de un caso. Pues, si estamos
interesados en la academia, si estamos interesados en
los fenómenos sociales, por qué no tomarse uno un
café, bueno e incluso una cerveza, pero que sea un
consumo no dañino, que no nos perjudique, que no
altere nuestra responsabilidad, que no altere nuestras
relaciones en la casa...
Sobre la capacidad de “resistir la presión” y la
influencia de los otros, hay evidencias que apuntan a
que existe una asociación entre la conducta asertiva y los
niveles de consumo de alcohol y la resistencia (Londoño
& Valencia, 2008). Con relación a ello, los estudiantes
hablan de la capacidad de tomar decisiones y de resistir
REVISTA
ANÁLISIS
la presión por parte de los otros, pero dicen que, a la vez,
esto es difícil:
Puede que no sea tanta la presión del bar, de que te
estén exigiendo consumir. El mero hecho de que uno
esté viendo que los compañeros con los que uno está,
o los de alrededor, están consumiendo, eso genera
cierto tipo de presión.
Hay gente que sí puede tomar la decisión y se puede
pasar todo el día o toda la noche, o en el momento
en el que están con ciertas personas que están
consumiendo, y tener la capacidad de decir no.
Es verdad, porque puede ser que estén tomando
algo, y la persona no quiera eso, sino que quiera
otra cosa. Puede ser que en el lugar se va a sentir un
poco incómodo, pero uno ya tomó la decisión, y no le
interesa estar con otra cosa.
También sobre las vulnerabilidades personales,
además de la conducta pasiva en oposición a la
asertividad, se plantea que, en el caso de los adolescentes
que consumen más alcohol, hay mayor insatisfacción
respecto a su imagen corporal, se sienten menos
felices, padecen más trastornos del estado de ánimo
y los sentimientos de indefensión son más frecuentes,
comparados con los no consumidores (Mendoza,
Carrasco & Sánchez, 2003).
La asertividad tiene que ver con la toma de
decisiones, ya que se refiere a la acción que el sujeto
realiza en interacción con su entorno inmediato. Y si
bien es cierto que pueden existir “motivaciones” que
sirvan de sustento o de justificación para el consumo de
licor, en última instancia el sujeto es quien decide:
Pienso que el consumo es más un asunto de decisión,
que de motivación. Es la excusa de que porque peleé
en mi casa, me voy a ir a beber; porque mi novio no
está bien conmigo… por todas esas cosas. Entonces es
un asunto más de decisión, que de motivación.
A modo de cierre para estas reflexiones sobre la
capacidad de tomar decisiones, se concluye lo siguiente:
-
Se presenta una especie de tensión entre el sujeto y
el contexto, entre la búsqueda de placer y la culpa.
-
Según la visión de los estudiantes que se asumen
como “veteranos”, hay sujetos que no queman
la etapa de primíparos (estudiantes de primer
semestre) en lo que tiene que ver con el consumo
de psicoactivos, y estos alumnos son considerados
como los más vulnerables.
-
Hay ciertos rasgos de personalidad que hacen a los
sujetos más influenciables y poco resistentes a la
presión de grupo.
-
La influencia de los otros es vista por los diversos
colaboradores como un asunto poco importante.
La universidad y el consumo de sustancias
psicoactivas
Si bien es cierto que las instituciones educativas
superiores no están pensadas como escenarios de
consumo de psicoactivos, en los testimonios se puede
evidenciar que el conocimiento popular asocia la
experiencia y el tránsito por la universidad con diversos
consumos de estas sustancias. En términos generales, la
universidad se asocia con la libertad y, por su ubicación
cercana a los lugares de expendio de licor, facilita la
ingesta de bebidas alcohólicas.
El cambio del colegio a la universidad donde se da más
libertad.
Se supone que ya, en la universidad, voy a ser
autónomo, voy a ser libre, voy a ser responsable. Pero
vengo también con ciertos indicios de que hay que
consumir para entrar en el hábitat de todos, dentro de
una universidad.
En el ámbito universitario y, sobre todo en esta
universidad, lo que generalmente la gente consume
es licor.
Además de considerar el consumo de bebidas
alcohólicas como algo propio del entorno universitario, se
considera esta práctica como un espacio de socialización
para los estudiantes:
Más que verlo como sólo consumo, se podría ver
como una forma de integración y conocimiento fuera
de las aulas de los estudiantes.
Para ampliar lo anterior, es interesante anotar un
asunto que tiene cierta relación con lo observado sobre la
influencia de la familia y con los adultos significativos: se
piensa que los jóvenes de los primeros semestres serían
influenciables por parte de los profesores consumidores
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ANÁLISIS, No. 8, 2011.
de licor, aunque más que esto, se podría afirmar que el
consumo por parte de los docentes sirve de excusa para
el joven justificar su propia práctica social de consumo
de bebidas alcohólicas:
Los de los primeros semestres, que son más
adolescentes, ven que el profe también toma licor,
que lo está haciendo. El menor piensa: “entonces yo
también, si ellos lo están haciendo…”.
Debido a la cercanía de la universidad con los lugares
de rumba y de consumo de licor, en los testimonios
emerge el tema de la facilidad de acceso a las sustancias
psicoactivas, en especial, a las bebidas alcohólicas:
Yo pienso que puede afectar, y específicamente en
esta universidad por la predisposición que hay en los
lugares que tenemos al frente. Si en esta universidad
no existieran esos lugares que están al frente, seguro
que cada quien sí formaría pues grupitos para salir,
y tener ese lugar de compartir, pero sería mínima la
probabilidad de eso, por el solo hecho de que yo me
tenga que desplazar con un grupo de amigas.
El solo hecho de tener ese lugar, esos lugares, no es
solamente. Uno puede escoger, elegir, es un factor que
incide demasiado, específicamente a esta universidad,
y que habría que mirar en qué medida está afectando
eso a los estudiantes.
Si vos salís y no hay nada cerca, a uno le da pereza ir
a un lugar. Y si vamos con los amigos y te toca ir hasta
[…], tienes que pensar en cambiarte, en la plata que vas
a gastar para pasajes y es mucho.
Hay testimonios que apuntan al consumo de licor al
interior de la universidad:
Cuando es acá adentro, es mucho más… la fiesta, la
rumba, con el tablado y eso, es más factible ingresar
licor.
Más que todo como en las fiestas. Yo lo que he visto
mucho es que pasan frecuente al baño.
Yo he visto acá dentro alcohol, pero prohibido está
acá, por lo que ves los letreros y ahí dice prohibido
fumar, prohibido beber, hasta prohibieron jugar cartas.
Pero algunos traen botellas y venden guaro. Nosotras
sabemos que lo hacen.
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Es normal que uno se haga en la entrada, cerca de donde
está la fuente, y ver el grupo de amigos escuchando
música y tener la de ron o la de aguardiente. Mire que
todos hemos visto eso, acá en la fiesta de la universidad.
Si supuestamente es prohibido el consumo de alcohol,
es cuando más borracha sale la gente de acá. Pero
también es porque nosotros entrábamos el trago y
nadie decía nada, y las fiestas fueron las peores, hasta
con los cocteles salían mareados.
Desde el punto de vista de la ubicación geográfica,
la universidad se relaciona con los escenarios de rumba,
hasta se la identifica con esos lugares:
Yo tengo compañeras del trabajo que ni siquiera
estudian, pero dicen: “vámonos para el […]”. La
universidad es más conocida, por así decirlo, más que
por lo que hace como institución, por los lugares del
frente.
Sobre lo que se podría entender como control
de estas situaciones, quienes participaron en esta
investigación tienen conocimiento de las normas que
regulan la distancia que debe existir entre los lugares
de expendio de bebidas alcohólicas y las instituciones
educativas:
Por Ley, de aquí al salir a la calle, a veinte metros, si
mucho a menos de cincuenta metros de una institución
pública o privada, no va a haber ningún expendio, ni
ningún tipo de venta de consumo de alcohol. Al frente
está que eso no se cumple, las instituciones lo saben,
y no hay forma de hacerlo cumplir.
Hay es que intervenir, que las otras universidades
también intervengan, porque en casi todas hay un
bar al frente. Se debe de procurar intervenir por
el Ministerio de Educación y por Ley. Es también
concientizar, porque hay personas a las que el trago
les hace daño y siguen. La Ley existe pero todos la
incumplen.
Ante la discusión sobre la distancia entre la
institución educativa y los lugares de expendio y
consumo de bebidas alcohólicas, se ha planteado la
siguiente pregunta: ¿quién llegó primero, la institución
educativa o los bares? Esto también es mencionado por
uno de los colaboradores del presente estudio:
Esos lugares estuvieron primero, antes que la
universidad. Por eso no había apelación. No los tenían
REVISTA
ANÁLISIS
que quitar, porque estaban antes que la institución
educativa. Entonces ese es el problema, que ya fuimos
nosotros los que llegamos a hacernos aquí, al frente
del lugar.
Además del tema relacionado con el control que se
denominaría externo a la institución, se hace mención a
otro control que se da a nivel interno:
Yo he visto acá dentro alcohol, pero prohibido está acá,
por lo que ves los letreros y ahí dice prohibido fumar,
prohibido beber, hasta prohibieron jugar cartas, pero
algunos traen botellas y venden guaro.
También en lo comentado por los estudiantes
aparece una postura crítica frente a la institución
educativa y a su papel con relación al tema del consumo
de bebidas alcohólicas:
Yo creo que la universidad debería plantear más
alternativas para los estudiantes, en cuanto a los
espacios de recreación, en cuanto a espacios de
encontrar nuevas alternativas. Uno muchas veces ve
muchas cosas, es si no sentarse al frente de las escalas:
“vamos allí a tomarnos una cervecita, allí, al frente”. Yo
veo que no hay suficientes espacios en la universidad.
Hay un asunto cultural, porque a nivel de ciudad ya
se han ido creando como espacios culturales, teatro o
cine gratis, un parque.
Está la universidad, y tenemos un problema social,
entonces, ¿qué estamos haciendo?, ¿qué proyectos
de prevención y promoción tenemos para combatir
esto? no tenemos ninguno.
Tenemos practicantes, por qué no entonces:
“vamos a demandar equis cantidad de practicantes
de la universidad para que ellos puedan practicar
combatiendo esto, con programas de prevención y
promoción”. ¿Dónde está esa universidad con énfasis
social, que se preocupa por el ser humano y ese
querer que esté bien?
Para cerrar las reflexiones de este apartado, uno
de los aspectos que se mencionan en él es el consumo
de licor al interior de la universidad, pero asociado a la
realización de las fiestas de la institución. También se
hace mención a la universidad como una instancia que
ejerce cierto control desde la restricción al consumo
de cigarrillo, al juego y a otras conductas que se dan
en su interior. Pero, a su vez, es un espacio de libertad
porque en ella hay menos control por parte de la familia
y porque tradicionalmente es un sitio para el debate y el
libre pensamiento.
Aparece la necesidad de socializar, de conocer a
otros, y el consumo de sustancias se convierte en un
medio para ello. En otras palabras, no necesariamente el
consumo de alcohol se constituye en un fin en sí mismo.
Debido a su cercanía con lugares de expendio y de rumba,
la universidad actúa como un facilitador. Incluso debido
a esto, se le asocia con los lugares que están ubicados
al frente de ella. Se critica a la institución universitaria
porque no se sabe cuáles son las acciones que está
realizando en materia de promoción y prevención, y qué
difusión hace de las mismas.
Los primíparos (estudiantes de los primeros semestres)
Además de las influencias de los escenarios, están
mediando en el consumo de alcohol, las expectativas
que la persona tiene frente a esta ingesta. El conjunto
de creencias acerca de la salud y el consumo de licor
se encuentra estrechamente relacionado con la actitud
positiva o negativa hacia él, pues si las expectativas de
los adultos sobre los efectos del consumo son positivas
y agradables, se aumenta la posibilidad de que los
jóvenes adopten estas mismas creencias. Lo que lleva a
que éstos se expongan más fácilmente a situaciones de
abuso (Carmona & Chávez, 1991, citados por Londoño,
2005).
Aquí entraría a operar una de las funciones de
las representaciones sociales: justificar las prácticas
socialmente compartidas del consumo de alcohol,
cuando el sujeto conoce que otros envestidos de
autoridad consumen estas bebidas. Esos otros son
los profesores, los padres de familia y otros adultos
significativos. Lo mismo sucede cuando se recurre al
origen primitivo y ancestral del consumo.
Otro de los temas que surgió en los grupos focales
son las representaciones que existen frente a los
estudiantes de los primeros semestres que, en el
contexto colombiano, son denominados “primíparos”.
Una de las representaciones sociales sobre el consumo
de alcohol se refiere a que se percibe mayor ingesta
en los primeros semestres, pero, al avanzar en la
formación, aparece un asunto que se podría denominar
como madurez psicológica, la cual está asociada a las
responsabilidades y compromisos que el sujeto debe de
asumir y que lo alejan de las prácticas de consumo de
licor:
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ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Yo digo que hay más consumo en los primeros
semestres, porque igual la carga laboral, los trabajos
son más cuando uno está terminando, entonces, no
hay como tanto tiempo para ir a socializar y hay la
madurez psicológica.
clase nuevamente en la noche. Un joven de 20 años
puede estar en un décimo semestre, ¡pero hombre!,
[él dice:] “si yo sólo estudio, yo no tengo afán de irme
para la casa, yo no tengo que levantarme a las 6 de la
mañana”.
Consecuente con la idea anterior, otro de los
colaboradores, en uno de los grupos focales, menciona
que a medida que pasan los semestres el número de
estudiantes se reduce de manera progresiva, y aduce
que la razón de esto es la seriedad, el compromiso y
la dedicación que la academia va exigiendo y que esto
aumenta de un semestre a otro:
De nuevo, aparece la idea de la universidad como
espacio al que se le atribuye la propiedad de la libertad
y, por ende, que facilita determinadas conductas, y
que éstas se pueden ver como propias del estudiante
universitario, aunque no necesariamente esto sea
cierto:
Yo me uno también a la postura que uno alcanza a
percibir a grosso modo: que es más frecuente [el
consumo de bebidas alcohólicas] en los estudiantes de
primer semestre. A medida que va pasando el tiempo,
uno va adquiriendo un poquito más de seriedad, de
compromiso con la carrera, de dedicación, y alcanza
uno también a notar, a lo sumo, que los estudiantes
de primer semestre que uno veía ahí al frente, y
todo eso segundo semestre, ya son menos al tercer
semestre, cuarto semestre muy poquitos, de los que
se mantenían allá. Uno alcanza a percibir eso.
La llamada madurez psicológica también tiene que
ver con el uso del tiempo, que desde la visión adulta
se traduce en expresiones como “no tengo tiempo”, “el
día no me rinde”, “ojalá el día tuviera 36 horas”. Uno
de los participantes de un grupo focal menciona que
prefiere dedicar su tiempo a actividades distintas a la
ingesta de licor y que al parecer los prímiparos sí tienen
tiempo. Dice además que esto lo diferencia a él de los
estudiantes de los primeros semestres:
[En vez de tomar], de ir a estar allá, voy a mi casa y
me leo un libro, adelanto algo para mañana. Mientras
los del primer semestre [piensan]: “faltan muchos
semestres y todavía podemos recuperar”.
En otro de los testimonios, que complementa lo
anterior, se plantea que los estudiantes más adultos
disponen de poco tiempo, pero que para los más jóvenes
eso no es así: ellos tienen tiempo para el ocio. Esto
se ve como un facilitador del consumo de sustancias
psicoactivas:
En mi opinión influye mucho el tiempo libre que tiene
una persona. A mí me invitan a tomar una cerveza
el jueves, pero yo me levanto a las 6 de la mañana
para ir a clase y luego trabajo todo el día, y tengo
88
Yo me atrevería a plantear que en los primeros
semestres hay el deseo de que somos universitarios
y estamos comenzando, y la universidad es algo libre,
y comenzamos a hacer un montón de cosas, que
quizás no se hacían en el colegio. Son un montón de
cosas que nos caracterizan como universitarios, entre
comillas, se podría decir.
Para sintetizar las reflexiones acerca de las
representaciones sociales sobre los primíparos debemos
decir que se percibe que, en los primeros semestres, hay
más consumo de licor y que a medida que avanzan los
estudiantes en la carrera, la ingesta va disminuyendo.
El consumo de alcohol u otras sustancias se considera
como parte del proceso de ser universitario, aunque
hay una línea de pensamiento que diría lo contrario al
afirmar que el consumo viene desde antes de que los
sujetos ingresen a la educación superior.
Lugares de expendio y consumo
La vivencia de ser universitario se extiende más allá
de los claustros, de las edificaciones de las instituciones.
El día a día de las personas que pertenecen a las
instituciones no se limita al horario de clases y las
vivencias se extienden a otros espacios de la ciudad
(FUNLAM, 2009). Además de lo anterior, Navarrete
(2001) afirma que si bien es cierto que el inicio del
consumo de alcohol se sitúa de manera previa en
la adolescencia, el mantenimiento del consumo se
relaciona con la institución universitaria. Al respecto se
puede citar el siguiente testimonio conseguido en los
grupos focales:
Llegan los de primeros semestres… uno siempre
tiende a analizar el ambiente. Uno dice: estudio, pero
también hay un lugar de esparcimiento… entonces he
notado que muchos de los que en el primer semestre
solamente íbamos a divertirnos, por ahí a veces no
REVISTA
ANÁLISIS
nos daban alguna clase, íbamos para allá para como
hacer el rato.
El indicador del conocimiento relacionado con los
lugares de expendio y de consumo posee varios subindicadores que dan cuenta de cómo se agrupan los
diversos conocimientos sobre el tema. Se seguirá este
orden con fines expositivos: días y horas de afluencia;
descripción física de los lugares; los asistentes; las
sustancias; la música; el control y la crítica.
Días y horas de afluencia
Los testimonios recogidos sobre los días y horas de
afluencia a los lugares donde se consume licor apuntan
al fin de semana. Nótese que éste comienza desde el
jueves:
Jueves, viernes y sábados son los más
frecuentes.
Jueves y viernes son los días en que más se ven al
frente los estudiantes.
Al frente de la universidad es muy chévere, sitio ideal
para rematar después de una semana de clase.
Todos los días, en especial juernes [sic] y viernes.
Con respecto a las horas, la ingesta de licor comienza
en la tarde:
Desde las 5 p.m. que es cuando uno sale y hay mejor
ambiente.
Desde las dos de la tarde, se pueden ver estudiantes
tomando al frente.
Se vende más los jueves, viernes y sábados después
de las 4 p.m.
Con base en los elementos anteriores, es de notar,
entonces, que estos mismos sitios cambian su condición
de uso dependiendo de la hora, y se podría hablar de
distintos ambientes en el mismo lugar físico:
Hablando de ambiente, depende del lugar que se
escoja para estar, y el tiempo que uno permanezca,
porque si vos vas al “Parche Pilsen”1, por ejemplo, a
las tres de la tarde hasta las cinco es un ambiente más
1
Tiendas de expendio de cerveza en la ciudad de Medellin,
patrocinados por una empresa productora.
relajado, porque si se queda hasta las diez o doce de
la noche, se vuelve muy tensionante porque allá hay
muchas peleas.
Ahora bien, aparte de estos días y horarios, hay
varias situaciones que son propias de la vida académica y
que, según los testimonios de los entrevistados, guardan
relación con el consumo de licor porque las personas las
ven como momentos propicios para ello. Es el caso del
principio de semestre y de la necesidad de integración
entre los estudiantes:
Es que es una tentación salir de clases a tomarse un
chorro. Es que uno sale y está la música, la gente, el
ambiente y es principio de semestre y uno quiere
conocer a todo el mundo, entonces vamos a integrarnos
al frente. Allá se ve integración de carreras, de todo.
Después de haber empezado el semestre académico
aparecen otros momentos como son las fiestas y los
parciales:
Terminar una semana de clases, las fiestas de la
universidad, los exámenes finales y terminar un
semestre, ganar un parcial.
Generalmente, es cuando se sale de parciales duros o
cuando se termina el semestre.
Descripción física de los lugares
En este caso, se tendrán en cuenta tres sitios que son
los de mayor referenciación para los estudiantes: el A,
el B y el C (por asuntos éticos no se escriben nombres
propios).
Sobre el lugar A, en las observaciones de campo, se
anotan sus dimensiones, su capacidad de recibir clientes,
la silletería y la publicidad:
Es el local con mayor afluencia de individuos durante
toda la jornada. Su espacio mide alrededor de 5
metros de ancho por 10 metros de largo, con silletería
y mesas alusivas al patrocinador del local que es la
marca de cerveza […]. En la parte delantera se ubica la
barra de atención con algunas sillas a su alrededor, en
el centro una pista de baile y los servicios sanitarios y,
distribuidas por todo el local, sillas y mesas para el uso
de los clientes.
El sitio de mayor afluencia fue el lugar A. Es un salón
bastante amplio, dotado de mucha silletería alusiva a
89
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
cerveza. Este sitio tiene capacidad, aproximadamente,
para 60 ó 70 personas.
Con relación al lugar B, en los registros de la observación
de campo se anota lo siguiente:
El establecimiento comercial conocido como B
presenta una gran acogida entre los usuarios que
frecuentan el área observada, no obstante que su
capacidad instalada para brindar servicios es limitada,
su espacio es muy pequeño.
La disposición de mobiliario es la siguiente: a la
derecha la barra de atención al público, la cual está
rodeada de silletería y mesas, dispuestas a lo largo
de todo el local comercial. En el extremo izquierdo
se sitúa una barra que limita todo el establecimiento
hacia el espacio público, en este sector se tiene visión
frontal de la universidad y del área pública.
No se observa área de baile dentro del local, además,
por su infraestructura limitada se extiende el mobiliario
hacia el corredor del mall comercial en el cual se ubica.
Pasando al tercero de los lugares, el C, se anota lo
siguiente:
Presenta una alta concurrencia por parte de los jóvenes
que frecuentan el sector, sin embargo la capacidad de
atención es limitada ya que el área es de 4 m de ancho
y 7 m de profundidad. Llega a recibir hasta 60 personas.
El mobiliario tiene como elemento principal una mesa
de billar que no cumple su función recreativa. La mesa
está rodeada por silletería que se ubica tanto dentro
del local como en el corredor frontal del mall comercial.
En la parte interna, al fondo, se encuentra la barra de
servicio al público.
Los asistentes
De las personas que frecuentan los sitios de expendio
y de consumo de licor, se dice en los testimonios que
son básicamente estudiantes universitarios, pero que no
pertenecen a una institución universitaria en particular:
Hay que mirar qué tanto porcentaje hay de universidad,
qué tanto porcentaje es de la otra institución.
Sí asisten personajes de otras universidades, amigos
de uno que los invitamos. Algunos se comportan bien,
otros no.
90
Con respecto a la presencia de menores de edad en
lugares de expendio de bebidas alcohólicas, hay varios
testimonios que apuntan en esa dirección:
Creo que sí no se fijan en la cedula y creo que es muy
grave: uno nunca sabe qué les pueda pasar a estos
niños y a los vendedores lo que les importa es hacerse
su dinero y nada más.
Pues la verdad no estoy seguro. En algunas ocasiones
piden documento de identificación, pero en otras no.
Y se ven muchos jóvenes que en ocasiones, pienso,
son menores de edad.
No lo sé, pero supongo que sí porque a nadie le piden
identificación.
Lo anterior se relaciona con lo anotado en los diarios de
observación de campo:
Igualmente los menores consumen licor sin ningún
reparo.
Los asistentes son en su mayoría jóvenes entre 16 y
23 años, sin que se observe control alguno sobre el
ingreso de menores de edad al establecimiento, ni
sobre el expendio de bebidas alcohólicas a éstos.
También se menciona la presencia de personas
adultas identificadas como “no universitarias” y su
comportamiento es considerado raro y extraño por los
estudiantes que colaboraron en el presente estudio:
Se ven otros, no sé cómo decirlo, raros, en el sentido
que van es con otras intenciones: sea a vender drogas
o a conquistar niñas jóvenes, porque las que van más
allá son peladitas como de colegio.
Creo que depende más del tipo de gente que va, ya
que hay muchas personas como raras. Aunque el
lugar sí puede prestarse para eso ya que no tiene
precauciones, ni ningún tipo de normas para la
asistencia de personas así.
Siempre están en la barra o en mesa, pero son poquitos,
2 ó 3, no bailan, sino que se quedan sentados mirando
alrededor. No sé con qué intenciones, Se quedan la
mayoría del tiempo hasta que se cansan o encuentran
a alguien con quien conversar.
REVISTA
ANÁLISIS
Las sustancias
En los escenarios de expendio de bebidas alcohólicas,
según lo visto en las observaciones de campo, los licores
que más se consumen son:
Las bebidas de mayor consumo son la cerveza,
consumo de aguardiente en tetrapak de un litro,
el chorro que es una mezcla de varios tragos, y el
aguardiente.
Las bebidas con mayor demanda son la cerveza y el
aguardiente.
Los colaboradores también mencionan el consumo de
otras sustancias de carácter ilegal:
No pienso que sea la publicidad, es más la música,
la música es llamativa, porque la publicidad no es
agradable o llamativa para mi gusto.
En los grupos focales y las entrevistas, se les
preguntó a los jóvenes colaboradores sobre cuáles eran
los géneros musicales que, desde su punto de vista,
se podría pensar “que incitan” a la práctica social del
consumo de alcohol. Esto fue lo que respondieron:
Pues a mí el reggaeton, la electrónica y la de despecho.
Los vallenatos y el reggaeton.
La música de despecho y el merengue.
La electrónica.
De igual manera dentro del establecimiento se percibe
el consumo de drogas como son perico, aunque este
consumo se realiza sin que se percaten los encargados
del establecimiento.
Lo anterior coincide con las observaciones de
campo que dan cuenta de los géneros musicales que se
escuchan en los lugares de rumba:
Me tocó pasar por la mitad de los sitios de acá del
frente, el día anterior había una rumba, cuando yo
venía pasando por el callejón, vi una cantidad de
tarritos café […] yo cogí varios tarritos de esos porque
tenía una idea de que ahí se envasaba el popper.
La música que se escucha en el local es de diferentes
géneros: reggaeton, salsa, vallenatos, merengue y
bachata, siendo la de mayor acogida el reggaetón,
género con el cual se observa una mayor interacción
en el baile entre los asistentes.
También se ve el consumo de marihuana, de pepas, y
del perico.
El tipo de música que se escucha es variada: salsa,
merengue, vallenato, aunque está muy marcado el
reggaeton que lo bailan mucho. La pista de baile está
en la parte de atrás del establecimiento y tiene poca
luz.
Lo que yo he visto que revuelven es marihuana.
La música
Dado que el mayor consumo de sustancias en la
adolescencia se produce asociado a una situación de
ocio y diversión (los fines de semana, en discotecas y
pubs) donde la música está presente, y es […] uno de los
factores más importantes de la cultura juvenil (Fouce,
2003). Conscientes de lo anterior, uno de los elementos
clave observado en los lugares de expendio y consumo
de alcohol que fueron visitados para las observaciones
de campo, y por el que se indagó en las entrevistas y los
grupos focales, es la música y cómo ésta entra a formar
parte del ambiente y del espacio de rumba:
En un entorno de esos debe de haber música,
principalmente. La música que tenga de todo y desde
que allá uno esté pasando bueno y esté contento, está
bien.
Por otra parte, aunque se reconoce el papel de la
música, se plantea que ésta se pone a un volumen tal
que dificulta que las personas puedan conversar y, por
ello, deben hablar casi a gritos:
Exageradamente escandaloso, aunque me gusta. Uno
asiste a esos lugares con el ánimo de compartir con
los compañeros, pero es un ambiente en el que no
escuchamos bien lo que hablamos, hay que hablar
gritando.
Lo anterior guarda relación con planteamientos que
explican los altos volúmenes del sonido como estrategia
para lograr que las personas consuman más licor, ya que
se dificulta hablar y sólo quedan como opciones bailar e
ingerir bebidas alcohólicas.
91
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
El siguiente ingrediente que los colaboradores
consideran importante, después de la música, es
la buena atención y que los lugares de rumba sean
atendidos por personas amables:
Pues creo que depende de lo que uno espera. Para
mí es un lugar agradable si tiene buena música, es buena
la atención, las chicas son muy amables, le colaboran a
uno en lo que necesite… cumple con mis requisitos.
El control por parte de los negocios
Con relación a los controles realizados en los sitios
de expendio y consumo de bebidas alcoholicas, se
entrevistó a un empleado de uno de los lugares, éste
habló de los mecanismos de control que ellos utilizan:
En caso que un cliente esté muy ebrio, se le dice que ya
no beba más o no se le vende más.
Cuando se presenta el consumo de drogas ilegales,
llamamos a seguridad, para que ellos se encarguen.
Ellos controlan que no entren drogas.
Cuando los clientes entran, se revisa que no traigan
licor de afuera y que sean mayores de edad. Se les
mira la cédula.
La policía a diario hace visitas. Hay dos patrulleros
ahora mismo justo al frente y nos están observando.
La crítica
También en los relatos de los estudiantes hay
fragmentos que apuntan a que el ir a estos lugares,
aunque es una forma de socialización, no es la única.
Incluso algunos estudiantes no la ven como la más
adecuada e identifican, además, aspectos negativos
de los lugares de expendio y de rumba. Señalan
nuevamente las dificultades para poder hablar con los
otros:
Pienso que el licor no integra. Reuniones al lado de una
cervecita, por lo general, son sitios muy ruidosos y en
grupos de 3, 4, ó 5 y de ahí para arriba, si mucho se
pueden integrar los de la derecha, o los de la izquierda,
y eso que gritando.
Además hay espacios que son percibidos como
facilitadores de estados depresivos, estimuladores
92
del consumo de otras sustancias diferentes del licor,
e incluso propiciadores de conductas agresivas y de
situaciones de carácter delictivo:
Yo pienso que aparte de que […] le genera a uno
depresión, también lo incita al consumo de otras
sustancias, ¿cierto?, a la violencia, a ser agresivos.
Pienso que eso es totalmente desfavorable.
Son espacios de desintegración por los conflictos, y
qué me dice del tema de las bandas.
Incluso las mismas violaciones… han [sic] habido
cantidad de casos… los mismos porteros le cuentan a
uno: “vea eso anoche estuvo impresionante”.
A modo de conclusiones generales, en relación con
los lugares de venta y expendio de bebidas alcohólicas,
podemos mencionar que la cercanía de los bares a
la institución educativa hace que el consumo de licor
no sólo se dé durante los fines de semana, es posible
que se presente cualquier día. Cabe reflexionar que la
cercanía facilita el consumo pero, de igual manera, sigue
existiendo la posibilidad de que quien quiera consumir
licor se desplace a otros lugares, así esto implique gastos
extras.
La relación que el sujeto establece con el escenario de
consumo se expresa con el baile, la tertulia, la expresión
de emociones asociadas a estilos y gustos personales.
Puede que los escenarios físicamente sean los mismos,
pero dependiendo de la hora en que se transite, o se
“habite” en ellos, hay dinámicas que son muy diferentes.
El alto volumen es otra estrategia para aumentar los
niveles de consumo de bebidas alcohólicas, ya que éste
interfiere la comunicación entre los asistentes, y hace
que éstos consuman más bebidas alcohólicas u otras
sustancias que estén disponibles.
Los medios de comunicación
Hay una constante exposición a mensajes de medios
masivos y del entorno universitario en los que se reitera
la importancia de alcanzar los efectos benéficos del
consumo de licor (Londoño, 2005; Londoño, García,
Valencia & Vinaccia, 2005). Los gastos publicitarios
de las bebidas alcohólicas son altos y los jóvenes son
el objetivo preferente. Por otra parte, son modestas
las inversiones publicitarias en prevención (MontesSantiago & Lado, 2009). Así mismo, las campañas de
REVISTA
ANÁLISIS
mercadeo de las bebidas alcohólicas sólo enfatizan en
los aspectos positivos de la ingesta de alcohol, y ocultan
los negativos (Calderón, Castaño & Villa, 2007).
La influencia de los medios, que incluso se nombra
como seducción (y que podría pensarse que guarda
cierta similitud con la conducta sexual), también fue
mencionada por los colaboradores del presente estudio:
Sí, a mí me parece que los medios de comunicación
influyen mucho.
La seducción publicitaria también empuja mucho
hacia el consumo.
Esta publicidad va orientada al público juvenil.
Y, según los colaboradores de esta investigación, los
jóvenes se sugestionan con los mensajes de las vallas
publicitarias:
Son jóvenes y son seducidos totalmente o
sugestionados por vallas publicitarias de cervezas
como […] y también de cigarrillos, sí en todo el frente
hay una.
La publicidad también se particulariza en cuanto
al género. Para incitar a los hombres al consumo de
licor se recurre a la estrategia de asociar la cerveza con
mujeres de cuerpos esculturales y atractivos. En uno de
los registros de las observaciones de campo se escribe
al respecto:
Hay algo muy peculiar en estos establecimientos, y
es el perfil que deben manejar las empleadas: para
llamar la atención de los clientes tienden a ser chicas
jóvenes con una estructura de cuerpo muy esbelta.
Lo anterior responde al principio conductual
de asociar determinados estímulos. Volviendo a lo
expresado por los participantes de los grupos focales:
Para los hombres las chicas águila, e inclusive cuando
están en esas, en propagandas, incluso, cuando
vienen al frente de la universidad modelos a ofrecer
el trago gratis, y eso también incita a que ellos
quieran probar: “¡hay trago, vamos a probar qué tal
ese producto!”.
Aparte de las campañas de publicidad que se realizan
en los medios masivos de comunicación, también
en los sitios de rumba hay actividades publicitarias
relacionadas con las bebidas alcohólicas. Frente a esto
los entrevistados dijeron lo siguiente:
Uno allá ve visuales, incitadores, volantes y suvenires
[sic].
Hay carrozas con bailarinas y con música a todo
volumen.
Pues las pancartas, y cuando hay algo nuevo en tragos,
aparecen jóvenes promotores.
En consonancia con lo anterior, en las observaciones
de campo también aparecen anotaciones relacionadas
con la publicidad en los sitios de rumba:
La publicidad es de la cerveza […], tiene afiches por
todos lados, uno de ellos dice: […] Las mesas y sillas
también son de la cerveza […].
Además de la publicidad, se llevan a cabo ofertas
de licores y concursos que hacen parte de la difusión y
promoción de estos productos y que buscan estimular
su consumo. Sobre el tema también hablaron los
jóvenes colaboradores:
Ocurre eso, que vengan a regalar, pues que una
bebida nueva, que un trago nuevo.
Hay ofertas en donde el licor es dos por uno, además
se dan premios de media de guaro, por ejemplo, a la
mesa más animada en un sitio de rumba.
A veces hacen promociones y rebajan el precio de
la cerveza, o rifan casas por comprar cervezas. Se
realizan concursos: el que más rápido se tome la
cerveza, o el que más tome en determinado tiempo.
En relación con las ofertas y promociones, uno de
los colaboradores comentó que se ha sentido engañado:
En cuanto a las promociones, se manejan varias
que son engañosas. Le dicen a uno que se acabó y,
entonces, le toca comprar a uno al valor normal.
Los jóvenes universitarios que colaboran en
el estudio reconocen la presencia de los medios
publicitarios y también la influencia que éstos generan,
pero, a su vez, afirman que los noticieros de televisión
transmiten o dan a conocer la otra cara del consumo de
alcohol, aunque este aspecto no recibe tanta difusión
como la publicidad a favor. Esto dijeron al respecto los
universitarios entrevistados:
93
REVISTA
ANÁLISIS
Yo recordaría, por ejemplo, lo que pasó esta semana.
Un abogado prestigioso que ingiere alcohol, la vida se
le acaba y cambia, porque la carrera de él, quién sabe
si vuelve a ser la misma. Tiene una condena. Mientras
lo condenan está en la cárcel, todo mundo lo está
juzgando, porque lastimó a otra persona, entonces
creo que, a nivel psicológico, él también se está viendo
afectado, por lo que se le vio en los comentarios que
hizo en las noticias.
Por ejemplo, hace días que salió por las noticias que
ese niño con apenas dos años, y ya toma guaritos. Si
los papás lo dejan, es porque ellos no vieron problema
en que lo haga.
Sobre la realización de campañas preventivas al
interior de los lugares de expendio y de consumo
de licor, algunos de los colaboradores dicen que
no conocen ninguna y consideran que éstas serían
contraproducentes para los mismos negocios:
Sobre las campañas no conozco, porque así no
venderían, sinceramente no conozco ninguna de licor.
Como aspectos para resaltar sobre los medios de
comunicación, y de acuerdo con lo descrito, se puede
afirmar que la publicidad recurre a la estrategia de
relacionar la sustancia psicoactiva con otro objeto, en
el caso de las bebidas alcohólicas, se utilizan mujeres
jóvenes, muy atractivas, de cuerpo escultural, alegres,
extrovertidas y rumberas. La imitación y la publicidad
son formas de aprendizaje popular que ayudan a generar
conocimiento de sentido común sobre el consumo de
alcohol y sus efectos.
Los jóvenes que asisten a los lugares de expendio
de licores afirman, en términos generales, que no
tienen conocimiento de que existan en ellos estrategias
de prevención y, según las entrevistas realizadas a los
dueños de estos negocios, solamente uno de ellos sabe
de las campañas.
Discusión
Según varios autores, ciertas características de la
adolescencia pueden facilitar el consumo de alcohol y
otras drogas y, por lo tanto, éste suele iniciarse en esta
etapa de la vida (Espada, Méndez, Griffin & Botvin,
2003). Por su parte, otros estudios plantean que la
dependencia alcohólica de un miembro de la familia es
un factor estresante que debilita la resistencia familiar
en muchos aspectos y la hace insuficiente o incluso
94
perturbadora en alguna de sus funciones esenciales
(Santo Domingo, 1990). Igualmente, se ha sugerido que
en las familias con algún miembro alcohólico, el alcohol
puede llegar a convertirse en el elemento o eje alrededor
del cual se desarrolle toda la vida familiar (Starr, 1989;
Silvia & Liepman, 1991).
En la experimentación juvenil con alcohol subyacen
multitud de condicionantes de índole psicosocial,
tales como deseos de integración grupal e intentos
de evitación del rechazo, déficits de habilidades
interpersonales ante presiones grupales, elicitaciones
de liderazgo grupal, así como procesos de modelamiento
simbólico (Moral, Rodríguez & Sirvent, 2005, 2006).
Además de lo anterior, otro estudio sobre la relación
entre salud mental y abuso de SPA entre adolescentes
encontró que los jóvenes con problemas emocionales
serios consumieron dos veces más cigarrillo, alcohol y
marihuana y son más dependientes del alcohol y otras
drogas en comparación con los que tienen bajos niveles
de problemas emocionales (Cooper et al., 1994).
El alcohol permite además la evasión, sin romper
aparentemente el orden social. Por otro lado, y en lo
referente a las relaciones entre el nivel de información y
el consumo de los distintos tipos de bebidas alcohólicas,
Berjano (1988) encontró que existía alguna relación
entre el desconocimiento de las consecuencias negativas
de las drogas, y el consumo de bebidas alcohólicas, pero
no demostró que esta variable tuviera un poder de
discriminación significativo entre alumnos consumidores
y no consumidores. Este dato pone en cuestión que el
desconocimiento o la falta de información sea un factor.
La influencia del grupo de pares y la necesidad de
pertenecer a algún grupo son el marco de referencia
que ayuda a afianzar la identidad adolescente frente
al mundo adulto y satisface el sentimiento de afiliación
o pertenencia a un grupo de iguales. La probabilidad
de beber aumenta si el adolescente se integra en un
grupo que consume alcohol, por influencia indirecta del
modelado de los compañeros o directa de la presión
de grupo al instigar a la bebida mediante invitaciones
explícitas (Comas, 1992). Junto a la motivación hedónica,
la presión normativa del grupo de iguales o la vinculada
a la propia experimentación de sensaciones nuevas, el
consumo de sustancias psicoactivas podría emplearse
como vía de escape de la situación de moratoria
psicosocial y cautividad en la adolescencia por la que
atraviesan los jóvenes contemporáneos, evidenciada
en diversos trabajos (Castillo, 1999; Moral & Ovejero,
2004; Ovejero, 2000). Complementando lo anterior, la
REVISTA
ANÁLISIS
ansiedad social ha sido significativamente asociada con
las razones que influencian la bebida en estudiantes
universitarios (Owen, 1996).
la percepción de su bajo rendimiento tendía a asociarse
a niveles bajos de autoestima, autoconcepto negativo y
escasas expectativas académicas.
Ampliando la información sobre la influencia del
grupo de pares, ésta guarda relación además con las
expectativas frente al consumo de bebidas alcohólicas,
más concretamente con la visión del alcohol como
facilitador social y la expectativa de reducción de
la tensión psicológica. El alcohol es percibido como
reforzante debido a varios factores: en primer lugar, a
las experiencias vividas por los jóvenes y adolescentes
evaluadas positivamente ocurren cada vez con más
frecuencia en el ambiente universitario; en segundo
lugar, a la constante exposición a mensajes tanto en
medios masivos como en el entorno universitario que
reiteran la importancia de alcanzar los efectos benéficos
del consumo de licor; en tercer lugar, a la disponibilidad
y al fácil acceso de las bebidas alcohólicas; y finalmente,
a que los efectos negativos más importantes aparecen
tardíamente y no son asociados con la ingesta de la
sustancia (Londoño, 2005).
Con respecto a la universidad y la influencia del
consumo de sustancias, y teniendo en cuenta la
preponderancia desde las representaciones sociales
sobre los estudiantes que inician sus estudios
universitarios y su abuso en el consumo de bebidas
alcohólicas, los resultados de otros estudios ponen de
manifiesto que los escolares que consumen alcohol
muestran mayor ausentismo y un mayor índice de
abandono escolar (Crum, Ensminger, Ro & McCord,
1998; McBroom, 1994; Wichstrom, 1998), una elevada
insatisfacción escolar (García & Carrasco, 2003; Karatzias,
Power & Swanson, 2001; Newcomb & Félix, 1992),
mayor cantidad de repeticiones de cursos (Ruiz, Lozano
& Polaino, 1994; Shannon, James & Gansneder, 1993) y,
además, parecen estar menos comprometidos con las
normas de la escuela y con la participación en actividades
extraacadémicas. Así, Bloch, Crockett & Vicary (1991)
señalan que el consumo de alcohol está asociado a una
menor participación en actividades académicas fuera del
horario escolar, tales como la realización de los deberes
o la lectura de libros. En la misma vía van Carrasco,
Barriga & León (2004), al expresar que el consumo de
cerveza y bebidas destiladas, así como la frecuencia
de embriaguez, están asociados negativamente con
la satisfacción escolar, el autoconcepto académico, el
tiempo dedicado a la realización de los deberes y las
expectativas académicas.
La capacidad de decisión está mediada, entre
otros aspectos, por las consecuencias positivas que
hombres y mujeres atribuyen al consumo: lo asocian
al mayor disfrute de la interacción social cuando ésta
se acompaña de alcohol, aunque es una atribución
significativamente más pronunciada en los hombres que
en las mujeres (Flórez-Alarcón, 2003). Hacen referencia
a la interacción sexual cuando se asocia al alcohol, así
como a los efectos de relajación y disminución de la
tensión. Las relaciones sexuales entre adolescentes a
menudo tienen lugar durante el fin de semana, igual
que el consumo de alcohol. O’hara, Parris, Fichtner &
Oster (1998) hallaron que un tercio de las experiencias
sexuales entre adolescentes tenían lugar después
de haber tomado drogas. Aunque los adolescentes
disponen de información sobre los métodos para
prevenir las enfermedades de transmisión sexual y los
embarazos no deseados, la embriaguez puede actuar
como una barrera que dificulta la puesta en práctica de
las conductas de salud (Cooper et al., 1994).
También en relación con la capacidad de tomar
decisiones sobre el consumo de bebidas alcohólicas,
hay una relación negativa entre el consumo de alcohol
y el autoconcepto académico. Ésta ha sido reseñada
por Singh & Mustapha (1994) en un estudio realizado
con 1,603 adolescentes de 14 a 18 años de Trinidad y
Tobago. Los autores hallaron que los escolares con bajas
calificaciones académicas consumían más alcohol y que
Con respecto a los primíparos, desde la perspectiva
más individualista, el alcohol serviría como medio para
eliminar la insatisfacción existente en el propio individuo.
Este punto de vista sugiere que se comienza a abusar del
alcohol para aliviar tensiones emocionales, problemas
personales, depresiones, etc. De cualquier modo, no es
fácil aducir como origen del consumo abusivo los propios
trastornos psicológicos del sujeto, aunque sí puede
afirmarse que el alcohol dependiente presenta al menos
dos características claramente definidas: un alto nivel
de frustración y un bajo nivel de autoestima (Berjano
& Musitu, 1987). Teniendo en cuenta que la mayoría
de los llamados primíparos se encuentran todavía en
la adolescencia, según la investigación de Mendoza,
Carrasco & Sánchez (2003), los jóvenes que consumen
alcohol se sienten menos sanos, presentan una mayor
insatisfacción respecto a su imagen corporal, se sienten
menos felices, padecen más trastornos del estado de
ánimo y los sentimientos de indefensión suelen ser más
frecuentes entre ellos que en los no consumidores.
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REVISTA
ANÁLISIS
Sobre los lugares de expendio y consumo, y más
concretamente, los días y horas de afluencia, para los
jóvenes la noche se convierte en el tiempo elegido, la
calle en el espacio, el grupo de iguales en la compañía y
lo lúdico en la principal motivación bajo manifestaciones
de ritualizaciones grupales y fiestas compartidas
(Delegación del Gobierno para el Plan Nacional
sobre Drogas, 2006a, 2006b, 2006c). Evidentemente,
semejantes prácticas en absoluto agotan otras muchas
manifestaciones saludables de tipologías de jóvenes
no identificados con las mismas y que desarrollan otro
estilo de ocupación enriquecedora del tiempo libre de
las diversas subculturas juveniles. Sobre la relevancia
de los fines de semana en la ingesta del consumo de
bebidas alcohólicas, es decir, el aumento de la cantidad
de consumida, ésta es señalada por Calafat (2007) al
enunciar un consumo hasta la embriaguez en pocas
horas.
Finalmente, en relación con los medios de
comunicación, si bien es cierto se hacen esfuerzos
en acciones de prevención, el consumo de alcohol y
otras drogas en la adolescencia suscita preocupación
en la sociedad y a esto hay que sumarle el papel que
desempeñan las empresas de licores, en cuanto a la
difusión de las bebidas y su ingesta, y la dificultad del
mundo adulto para tener una posición clara al respecto
(Calafat, 2007). Además, la publicidad de alcohol se
correlaciona con su consumo, de forma positiva o
directamente proporcional, particularmente entre los
jóvenes (Montes - Santiago & Lado, 2009).
Hoy se conoce que una intervención eficaz debe
incluir al menos una fase de adquisición de conocimientos
por medio de la transmisión persuasiva de determinados
contenidos, una fase de adquisición de habilidades
mediante variados entrenamientos y tareas para casa,
y una fase de toma de postura personal culminada en
un compromiso público sobre el uso de sustancias. Urge,
pues, continuar investigando en un campo donde las
pautas de consumo evolucionan rápidamente.
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Percepción del personal de la salud sobre la calidad
de la atención a adolescentes que abusan de drogas
Perception of health staff on the quality of care for
adolescents who abuse drugs
Cristina Gloribel Juárez*
Mirna Maribel García*
Ana Milena Marquina*
*
Profesores, Universidad Evangélica del Salvador – UEES Correo electrónico: [email protected]
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 101 - 111.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resumen
En El Salvador los y las adolescentes constituyen la
población que más consume drogas (Rivas, 2006), lo
que representa un gran desafío para el Ministerio de
Salud Pública- MSPAS, entidad responsable de formular
políticas de prevención del consumo y de asegurar
una atención de calidad. En la última década el país
ha realizado grandes esfuerzos, pero aún no cuenta
con un mecanismo para verificar el cumplimiento de
protocolos de atención ni para evaluar la calidad de
los servicios brindados (CICAD-OEA-MEM, 2005-2006).
El objetivo del estudio fue conocer la percepción del
personal que labora en las unidades de salud de la región
metropolitana de El Salvador, respecto a la calidad de
la atención que les brindan a los y las adolescentes
que consultan por abuso de drogas. Esta investigación
cuantitativa, descriptiva y de corte transversal, se realizó
en 35 unidades de salud de la región metropolitana,
utilizándose un cuestionario de 24 preguntas distribuidas
en 3 secciones y realizando la prueba binomial para
contrastar la significación de los datos. De acuerdo
a los resultados, se encontró que no se cuenta con el
personal idóneo ni con un equipo multidisciplinario.
Sin embargo, el personal asignado afirma brindar el
servicio con calidez, respeto, y confidencialidad. Otro
dato importante de mencionar es que no se aplican
los protocolos de atención establecidos. En general, la
calidad de la atención que se brinda no es adecuada y se
hace necesario tomar medidas correctivas; para lo cual
a partir de los resultados se hacen recomendaciones a
las instancias pertinentes.
Palabras clave: abuso de drogas, adolescencia,
percepción, calidad de la atención.
Abstract
In El Salvador both male and female teenagers make
up the population with the highest drug consumption
(Rivas, 2006), which becomes an important challenge for
the Public Health Ministry-MSPAS, institution responsible
for designing policies to prevent consumption and for
providing high quality attention. In the last decades
some efforts have been made, but a mechanism that
monitors compliance with attention protocols or that
evaluates the quality of the service provided has not
been established (CICAD-OEA-MEM, 2005-2006). The
purpose of this study was to become familiar with
the perception of the people working in these areas
regarding the quality of the service they provide to
teenagers with drug abuse problems. This quantitative,
102
descriptive and transversal research was carried out in
35 health facilities of the metropolitan area through a
24-question questionnaire divided into 3 sections and
also through a binomial test to contrast the meaning
of data. The results showed that these facilities did not
have appropriate multidisciplinary staff. However, the
staff in place stated that they provide a warm, respectful
and confidential service. Another important fact is that
they do not apply the attention protocols. Overall, the
quality of the attention they provide is not appropriate
and it is necessary to implement corrective actions.
That is why recommendations have been suggested
based on the results.
Key words: drug abuse, adolescence, perception,
quality of care.
Résumé
Au Salvador, les adolescents de sexe masculin et
féminin constituent la population la plus consommatrice
de drogue (Rivas, 2006), ce qui devient un enjeu
important pour le Ministère de la Santé Publique
MSPAS, institution en charge de la conception des
politiques visant à prévenir la consommation et de
fournir une aide de haute qualité. Durant ces dernières
décennies, le pays a réalisé de grands efforts, mais il
ne dispose pas d’un mécanisme permettant de vérifier
la conformité des protocoles de traitement, ni pour
évaluer la qualité des services offerts (CICAD- OEAMEM, 2005-2006). Le but de cette étude était de se
familiariser avec la perception des gens qui travaillent
dans ces domaines concernant la qualité du service qu’ils
offrent aux adolescents rencontrant des problèmes de
toxicomanie. Cette recherche quantitative, descriptive
et transversale a été réalisée dans 35 centres de santé
de la région métropolitaine grâce à un questionnaire de
24 questions réparties en 3 sections et aussi à travers
un test binomial pour contraster avec la signification
des données. Selon les résultats, nous avons constaté
qu’il n’y avait pas de personnel qualifié et une équipe
multidisciplinaire. Cependant, le personnel assigné
affirme offrir un service avec soin, dévouement,
respect, et confidentialité. Un autre fait important à
mentionner est que les protocoles de traitement ne
sont appliqués comme prévu. En général, la qualité des
soins fournis n’est pas suffisante et il est donc nécessaire
de prendre des mesures correctives. C’est pourquoi des
recommandations ont été proposées sur la base des
résultats.
Mots clés: abus de drogues, adolescence, perception,
qualité de soin.
REVISTA
ANÁLISIS
Introducción
Metodología
En el 2004, la Fundación Antidrogas de El Salvador
(FUNDASALVA) afirma que los jóvenes entre 12 y 24
años de edad representan un 43% de los consumidores
actuales. De acuerdo con Bautista (2010), la edad en
que los estudiantes salvadoreños inician el consumo de
sustancias psicoactivas es entre los 14 y los 19 años.
Esta investigación cuantitativa, descriptiva, y de corte
transversal se realizó en las 35 unidades de salud de la
región metropolitana de El Salvador.
Actualmente se dispone de guías, normas y
protocolos de atención para este tipo de pacientes
(MSPAS, 2004, 2006), no obstante, El Salvador no
mantiene un registro de los servicios, centros ni
programas de tratamiento (CICAD-OEA-MEM 20052006). Rodríguez, et al., (2007) afirma que El Salvador
tiene serias limitaciones en su Sistema Nacional de
Salud Mental, en especial en la atención primaria, así
como déficit de recursos humanos capacitados en el
tema.
Reconocidos organismos mundiales coinciden en
que la adicción a sustancias psicoactivas demanda un
tratamiento de calidad. En salud, calidad se define
como el grado en el cual los servicios brindados
incrementan la probabilidad de obtener el máximo
beneficio alcanzable y reducen la probabilidad de
ocurrencia de efectos no deseados. Según Calvo, et al.,
(2007), la implantación de políticas de calidad se está
consolidando como herramienta para la mejora de los
servicios ofertados y busca garantizar la consecución de
objetivos tales como la satisfacción de las necesidades
e intereses de los usuarios externos e internos, y
la estandarización de procedimientos y procesos
eficientes y eficaces. De acuerdo con Fernández
(2000), actualmente los usuarios demandan más de los
servicios, por lo que hay que controlar la calidad en un
contexto diferente, donde el factor humano juega un
papel capital considerando la percepción del servicio.
Este estudio permite conocer, desde la perspectiva
del personal de la salud, las fortalezas y debilidades
del sistema, respecto a la calidad de la atención que
se brinda a los y las adolescentes que consultan por
abuso de drogas. La calidad de la atención se valoró
bajo los parámetros siguientes: calidad de la estructura,
relacionada con el recurso humano que brinda la
atención; calidad del proceso, en relación al servicio
brindado, y aplicación del protocolo oficial de atención.
Muestra
Participaron 41 profesionales de la salud, responsables
directos del programa de atención a adolescentes que
consultan por abuso de drogas, en las unidades de salud
participantes de la región metropolitana de El Salvador.
Instrumento
El instrumento fue diseñado con base en los
parámetros de atención definidos en la Normativa del
Ministerio de Salud (2004). Éste poseía veinticuatro
preguntas, las cuales estaban distribuidas en tres
secciones: personal encargado de la atención, factores
que influyen en la atención y protocolo de atención en
unidades de salud. Respecto a su estructura, constaba de
veintiuna preguntas cerradas y tres preguntas abiertas.
Para validar el instrumento, fue sometido a una prueba
piloto en la cual participaron diez profesionales de la
salud, posteriormente, el instrumento fue corregido
y mejorado. El tiempo para responder el cuestionario
fue de, aproximadamente, 30 minutos. Éste fue autoadministrado, la técnica utilizada fue la encuesta. Cada
participante completó el cuestionario de forma anónima.
El protocolo de la investigación fue sometido a
evaluación por el Comité de Ética Institucional (CEI)
de la Universidad Evangélica de El Salvador. Dicho
Comité consideró que no era necesaria la firma de un
Consentimiento Informado (CI), debido a que el estudio
no tenía ninguna injerencia moral ni ética sobre los
encuestados, porque sólo se evaluaría la percepción del
personal de la salud. La participación en el estudio fue
voluntaria y confidencial.
Análisis estadístico
Con los formularios completados se procedió a la
codificación de las variables, se construyó la estructura de
la base de datos y se ingresó en ella toda la información.
El software utilizado fue Microsoft Access (2009). La
base de datos construida fue trasladada al Programa
Estadístico para las Ciencias Sociales (SPSS) versión 15.0
para Windows. Posteriormente se procedió a analizar los
datos, obteniéndose las estadísticas descriptivas de las
variables, se realizó la prueba binomial para contrastar
103
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
la significación de los datos y luego se interpretaron los
resultados.
Validez de los resultados
Las investigadoras consideran que debido a que la
fuente de información son los mismos profesionales, ya
que éstos se evalúan así mismos respecto a los servicios
de salud que brindan, los resultados obtenidos pueden
estar sesgados, probablemente, por temor a represalias
de las jefaturas y directores de los diferentes centros de
salud. Sin embargo, se considera que este estudio es el
principio de la evaluación y monitoreo que deben hacerse
en los sistemas nacionales de salud, los cuales deberían
considerar no sólo al usuario sino también al servidor
de salud. Sería interesante en un futuro contrastar estos
resultados con la opinión de los usuarios del servicio.
Análisis y discusión de los resultados
Parte I. Personal encargado de la atención
Tabla 1. Cargo del personal encuestado
Cargo
Válidos
Asistente de enfermería
Frecuencia
1
Porcentaje
2.4
Enfermera auxiliar
3
7.3
Coordinador del área médica
2
4.8
Coordinador de psicología
1
2.4
Director (a)
2
4.8
Educador (a) para la salud
2
4.8
Enfermera
8
19.5
Enfermera comunitaria
8
19.5
Enfermera supervisora
1
2.4
Médico general
3
7.3
Médico consultante
4
9.8
Médico director
1
2.4
Médico en año social
1
2.4
Promotor de salud
3
7.3
Psicóloga
1
2.4
Total
41
100
El cargo que ocupa el personal de la salud encuestado fue diverso, con predominio leve en los cargos de enfermera
y enfermera comunitaria.
104
REVISTA
ANÁLISIS
Tabla 2. Personal responsable de la atención
Pregunta
Categoría
N
Proporción
observada
Proporción
de prueba
Significancia
asintótica
(bilateral)
¿Existe una persona encargada de la
atención del paciente que consulta
por uso o abuso de drogas lícitas o
ilícitas?
Grupo 1
NO
24
0.59
0.5
.349a
Grupo 2
SI
17
0.41
41
1
0.5
.755a
0.5
.060a
¿Existe un equipo multidisciplinario
responsable de la atención del
paciente adolescente?
¿Cuenta la unidad de salud con
psicólogo o psiquiatra?
Total
Grupo 1
NO
19
0.46
Grupo 2
SI
22
0.54
41
1
Total
Grupo 1
SI
14
0.34
Grupo 2
NO
27
0.66
41
1
Total
Según los resultados de la prueba binomial y con una probabilidad de error de 0.05, se puede afirmar que la mayor
parte del personal de la salud encuestado desconoce si existe o no una persona encargada de la atención exclusiva
para este tipo de pacientes. El 46% del personal desconoce además que exista un equipo multidisciplinario para la
atención de este tipo de pacientes. 14 de las 35 unidades de salud, es decir, un 40% de ellas, cuentan con un psicólogo
o psiquiatra para la atención de estos pacientes.
Tabla 3. Horas laborales del psiquiatra o psicólogo
Tiempo laboral (horas)
9.8
22
4.9
36.6
Porcentaje
válido
26.7
60
13.3
100
Porcentaje
acumulado
26.7
86.7
100
63.4
Frecuencia
Porcentaje
Válidos
2 horas
4 horas
8 horas
Total
4
9
2
15
Perdidos
Sistema
26
En las unidades de salud donde se cuenta con psicólogo o psiquiatra, el 87% de ellos labora 4 horas diarias o menos.
105
REVISTA
31,7
19,5
22
12,2
4,9
No hay
profesional
específico
Psicólogo
Médico
Psiquiatra
Médico
General
2,4
Otro
7,3
Médico en
año social
35
30
25
20
15
10
5
0
Enfermera
Porcentaje
ANÁLISIS
Profesión
Figura 1. Profesional quien debería ser responsable de la atención
El 31.7% del personal opina que el médico general debería ser el responsable de la atención inicial del paciente
adolescente que consulta por abuso de drogas; el 22% considera que debería ser el psicólogo y el 19.5% considera que
debería ser el psiquiatra.
Parte II. Factores que influyen en la atención
Tabla 4. Tiempo destinado a la atención del paciente
Válidos
Frecuencia
Porcentaje
Porcentaje
válido
Porcentaje acumulado
MENOS DE 10 MINUTOS
2
4.9
5.4
5.4
ENTRE 10 Y 20 MINUTOS
13
31.7
35.1
40.5
MÁS DE 20 MINUTOS
22
53.7
59.5
100.0
Total
37
90.2
100.0
Sistema
4
9.8
41
100.0
Perdidos
Total
El tiempo destinado a la atención de los y las adolescentes que consultan por abuso de drogas es de más de 20 minutos (60%
del personal), y esto se puede afirmar con una probabilidad de error del 0.05.
106
REVISTA
ANÁLISIS
Tabla 5. Factores que influyen en la calidad del servicio
Pregunta
¿Es confidencial la
atención al paciente?
¿La atención es con
calidez?
¿El espacio físico permite
la confiabilidad?
¿El responsable de la APS
saluda con cordialidad y
amabilidad al paciente?
Grupo 1
Categoría
N
Proporción
observada
Proporción
de prueba
Significancia
asintótica
(bilateral)
SI
38
1
0.5
.000a
38
1
0.5
.000a
0.5
.000a
0.5
.000a
0.5
.000a
0.5
.017a
0.5
.175a
Total
Grupo 1
SI
33
0.87
Grupo 2
NO
5
0.13
38
1
Total
Grupo 1
SI
36
0.97
Grupo 2
NO
1
0.03
37
1
Total
Grupo 1
SI
35
0.97
Grupo 2
NO
1
0.03
36
1
36
1
36
1
Total
¿Se llama por su nombre y
con respeto al paciente?
Grupo 1
SI
¿Es accesible el
tratamiento que se
proporciona?
Grupo 1
NO
10
0.29
Grupo 2
SI
25
0.71
35
1
¿Se mide el grado de
satisfacción del paciente
periódicamente?
Grupo 1
NO
22
0.63
Grupo 2
SI
13
0.37
35
1
Total
Total
Total
La percepción del personal es que la atención
brindada fue confidencial (100%), cálida (87%) y se
realiza en un espacio físico adecuado (88%).
Se puede observar que la percepción de los
profesionales encuestados es que el tratamiento que la
institución proporciona es accesible (alfa 0.017).
El 100% del personal opina que el trato que reciben
los y las adolescentes es individualizado y respetuoso. El
99% de los participantes también opina que el trato que
reciben estos pacientes en las unidades de salud donde
hay un responsable de la atención es cordial y amable.
El personal encuestado desconoce si se mide
periódicamente el grado de satisfacción del paciente que
consulta por abuso de drogas en las unidades de salud, y
quien es el responsable de realizar dicha medición.
107
REVISTA
ANÁLISIS
60%
52%
Porcentaje
50%
43%
40%
30%
20%
5%
10%
0%
Cada 6 meses
Cada año
Cada 2 a 4 años
Período
Figura 2. Período de Evaluación del Plan de Tratam iento
Respecto a la evaluación del tratamiento, un poco más del 40% de los encuestados respondió que el plan de
tratamiento se evalúa cada 6 meses.
Parte III. Protocolos de atención primaria en unidades de salud
Tabla 6. Protocolos de atención y evaluaciones
Categoría
N
Proporción
observada
Proporción
de prueba
Grupo 1
Grupo 2
Total
NO
SI
22
19
41
0.54
0.46
1
0.5
Significancia
asintótica
(bilateral)
.755a
Grupo 1
Grupo 2
Total
Grupo 1
Grupo 2
Total
SI
NO
21
19
40
21
18
39
0.53
0.48
1
0.54
0.46
1
0.5
.875a
0.5
.749a
0.5
.005a
0.5
.038a
0.5
.000a
Pregunta
¿Existe un protocolo
oficial para la atención del
paciente?
¿El MSPAS tiene guías
o normas que regulen
la asistencia primaria en
salud?
¿Existe un programa de
seguimiento?
¿Realiza a su paciente
evaluaciones como VIH
SIDA, Hepatitis B y C, antes
de iniciar el tratamiento?
¿Existen grupos de apoyo
en la unidad de salud para
este tipo de pacientes?
¿Existe un protocolo de
referencia a centros más
especializados?
108
NO
SI
Grupo 1
NO
8
0.24
Grupo 2
Total
SI
25
33
0.76
1
Grupo 1
Grupo 2
Total
Grupo 1
Grupo 2
Total
NO
SI
27
13
40
7
34
41
0.68
0.32
1
0.13
0.87
1
NO
SI
REVISTA
ANÁLISIS
Según los resultados obtenidos, podemos afirmar
con una probabilidad de error del 0.05 que el grupo
consultado desconoce que exista un protocolo oficial
para la atención de estos pacientes, así como la existencia
de guías o normas que regulen la asistencia primaria
en salud para los adolescentes que abusan de drogas.
Desconocen si existe un programa de seguimiento y
quien es el responsable.
SIDA y Hepatitis B y C, antes de iniciar el tratamiento.
Según los encuestados, no existen grupos de apoyo para
este tipo de pacientes en las unidades de salud.
El personal de la salud encuestado está seguro de
que existe un protocolo de referencia de centros más
especializados de atención para aquellos pacientes que
lo ameritan, y el principal centro de referencia es el
Hospital Nacional Psiquiátrico.
Frecuencia del porcentaje
Además el 76% de los encuestados refiere que
realizan, al paciente en riesgo, evaluaciones como VIH-
80
68
60
40
20
20
12
0
Tratamiento Farmacológico Tratamiento Farmacológico Tratamiento Farmacológico
+ terapia enfocada en
+ terapia enfocada en
salud mental
salud mental + apoyo
familiar
Tratamiento
Figura 3. Distribución del porcentaje del Tratam ientos brindado por los profesionales
entrevistados
El 68% de los profesionales encuestados conoce
que el plan de tratamiento de atención al paciente, se
basa en tratamiento farmacológico, terapia enfocada en
salud mental, y apoyo familiar.
Conclusiones
De acuerdo con la percepción del personal de la
salud encuestado:
1. Las unidades de salud no cuentan con el personal
idóneo ni con un equipo multidisciplinario
responsable de la atención directa de los pacientes,
por lo que la calidad del recurso humano responsable
de brindar la atención no es la adecuada.
2. Con relación a la calidad de la atención del servicio
brindado, a pesar de que no se dispone del recurso
humano idóneo, cuando se presentan pacientes
con esta problemática, el personal que se asigna
para brindar el servicio lo hace con calidad,
calidez, respeto, confidencialidad, en el espacio
físico adecuado y designa el tiempo suficiente que
requiere cada caso.
3. Respecto a la calidad de la atención por el
cumplimiento de normas, guías y protocolos
establecidos por el Ministerio de Salud de El Salvador,
se concluye que no aplican dichos lineamientos por
falta de conocimiento de los mismos.
109
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
4. En general, la calidad de la atención que se brinda
a los y las adolescentes que consultan por abuso
de drogas en las unidades de salud de la región
metropolitana de El Salvador, no es adecuada y se
hace necesario tomar acciones correctivas para
mejorar el servicio.
Agradecimientos
A los patrocinadores del estudio
Recomendaciones
Al Ministerio de Salud Pública de El Salvador - MSPAS
A los asesores del estudio
•
•
•
Asegurar la socialización de la normativa y protocolo
vigentes en la temática de atención a pacientes que
abusan de drogas, entre el personal de la salud que
se dedica a brindar la atención.
Gestionar intercambios de capacitación y formación
profesional en la temática de drogas, tanto a
nivel regional como internacional, para que en un
mediano plazo cada unidad de salud disponga del
personal idóneo para la atención de este tipo de
pacientes.
Diseñar e implementar un mecanismo nacional para
verificar el cumplimiento del protocolo de atención.
A las unidades de salud
•
Diseñar y promover mecanismos internos que
permitan evaluar periódicamente la calidad de la
atención brindada a este tipo de pacientes.
•
Implementar estrategias que garanticen la asistencia
del paciente a terapia grupal y su incorporación a
grupos de apoyo, velando por la continuidad del
tratamiento y la rehabilitación.
A las universidades del país
•
Velar para que la temática de drogas sea constituida
como una línea de investigación y un eje transversal
en el diseño curricular de las carreras de la salud,
contribuyendo con la formación de un profesional
capacitado en el área.
•
Diseñar propuestas de capacitación formal a nivel de
diplomados y/o maestrías en la temática de drogas,
considerando que el fenómeno de las drogas ha
sido catalogado por la OMS como un problema de
salud pública con serias repercusiones individuales,
familiares, sociales, judiciales y económicas.
110
Comisión Interamericana para el Control del Abuso
de Drogas (CICAD/OEA)
Universidad Evangélica de El Salvador (UEES)
•
Juan Daniel Gómez Rojas. Dr. Phil
•
Leopoldo Francisco Merino. M. Sc
•
Rafael Cornejo Guardado. MD, Esp. Psiquiatría
A la Directora de la Región Metropolitana de Salud de
El Salvador
•
Dra. Milagro del Carmen Segovia de Cornejo
A los Directores de las 35 unidades de salud de la
Región Metropolitana de El Salvador
Lista de referencias
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de drogas en estudiantes de pregrado en una
Universidad en San Salvador. El Salvador.
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Comisión Interamericana para el Control del Abuso de
Drogas CICAD-OEA –MEM. (2005-2006). Evaluación
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REVISTA
ANÁLISIS
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El Salvador, Guatemala y Nicaragua: Resultados de
una evaluación mediante el WHO-AIMS. Rev Panam
Salud Pública, 22(5), 348–57.
111
Problemas psicosociales y consumo de heroína en una
muestra de consumidores de Medellín
Psychosocial problems and heroin use in a sample of
consumers in Medellin
MD. Guillermo A. Castaño Pérez*
Soc. Gustavo Adolfo Calderón Vallejo**
*
**
Docente investigador de la Facultad de Psicología y Ciencias Sociales de la Fundación
Universitaria Luis Amigó y líder del Grupo de Investigación en Farmacodependencia
de esta institución. Correo electrónico: [email protected]
Docente investigador de la Fundación Universitaria Luis Amigó.
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 113 - 121.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resumen
El objetivo es identificar problemas psicosociales en
una muestra de consumidores de heroína en la ciudad
de Medellín, siendo relevante el estudio pues es el
primero que se realiza en sobre este tópico en Colombia.
Metodológicamente es un estudio mixto, se aplicó
un cuestionario a una muestra intencionada de 42
consumidores de heroína, adultos, de ambos sexo y
distinta condición socioeconómica.
Entre los resultados se destacan que el 100% de los
entrevistados evidenciaron deterioro de las relaciones
familiares y sociales. El 57,1%, han tenido ideas suicidas
y un 57,1%, hablan de depresión, irritabilidad y
agresividad. Los comportamientos delictivos entre los
consumidores de heroína son frecuentes, el 78.5% han
robado para consumir, 28,5% han robado y traficado con
drogas. La mayoría de los entrevistados, 90.4%, refiere
problemas económicos relacionados con el consumo
de esta sustancia. Fueron también frecuentes las
dificultades laborales presentadas por los consumidores,
19%, trabajaban y todos presentaron problema en esta
esfera
Como conclusión, se logró evidenciar como los
consumidores de heroína en Medellín, son afectados en
todas sus áreas psicológica, familiar y social.
Palabras clave: consumo heroína; afectación; áreas
sicológica, social, familiar y laboral.
Abstract
The objective is to identify psychosocial problems in
heroin users in the city of Medellin. This study is highly
relevant as it is the first one carried out on this issue in
Colombia.
Methodologically speaking, this is a joint study in
which a questionnaire was applied to a purposive sample
of 42 heroin users, adults of both sexes and different
socioeconomic status.
The results highlighted that 100% of the respondents
had suffered deterioration of family and social
relationships, 57.1% have had a suicidal attitude
and 57.1% talked about depression, irritability and
aggressiveness. Criminal behavior among injecting heroin
is prevalent, 78.5% have stolen to consume, 28.5% have
stolen and trafficked drugs. Most respondents, that is,
114
90.4%, admitted having economic problems associated
with the consumption of this substance. Work difficulties
were also frequent among the consumers, with 19%
of them working and all of them having experienced
problems in this field.
In conclusion, it was possible to show how all areas
(psychological, family-related and social) are affected
among heroin users in Medellin.
Key words: heroin consumption; impact;
psychological, social, family and work-related areas.
Résumé
L’objectif est d’identifier les problèmes psychosociaux
chez les usagers d’héroïne dans la ville de Medellin.
Cette étude est très pertinente car elle est la première
réalisée sur ce problème en Colombie.
Méthodologiquement, c’est une étude mixte, dans
laquelle un questionnaire s’est appliqué à un échantillon
de 42 consommateurs d’héroïne, adultes, des deux
sexes et de différents conditions socioéconomiques.
Parmi les résultats on souligne que le 100% des
personnes interrogées ont mis en évidence l’état
déplorable des relations familiales et sociales. Que
57,1% d’entre elles ont pensé au suicide et que 57,1%,
parlent de dépression, d’irritabilité et d’agressivité. Les
comportements criminels entre les consommateurs
d’héroïne sont fréquents, 78.5% ont volé pour
consommer, 28,5% ont volé et fait du trafic de drogues.
La plupart des répondants, soit 90,4%, a admis avoir
des problèmes économiques liés à la consommation
de cette substance. Des difficultés professionnelles
sont également fréquentes chez les consommateurs,
sachant que 19% d’entre eux travaillent et ont vécu des
problèmes à ce niveau.
En conclusion, nous avons été capables de montrer
comment les usagers d’héroïne à Medellin, sont affectés
à tous les niveaux (psychologique, familial et social).
Mots clés: consommation d’héroïne, affectation,
zones sociologiques, sociales, familial et laboural.
INTRODUCCIÓN
En Colombia el consumo/abuso de sustancias
psicoactivas plantea nuevos retos. A la presencia de
sustancias psicoactivas legales ya tradicionales, como
REVISTA
ANÁLISIS
el alcohol y el tabaco; de ilegales, como marihuana,
cocaína, bazuco, benzodiazepinas, éxtasis; y de drogas
emergentes, como la ketamina y el popper, se ha sumado
la heroína, causando cierta alarma social.
la droga, de modo que conforme el nuevo adicto va
avanzando en grados de dependencia tales efectos
placenteros se van difuminando y sus plazos se van
volviendo cada vez más cortos.
Aun cuando se conoce que el uso de la heroína
no es un fenómeno reciente en Colombia, pues sus
primeros reportes datan del año 1993, pero con tasas
de prevalencia de vida muy bajas, de 0.2%; estudios
posteriores, aunque realizados con metodologías
distintas que no permiten comparaciones, sí muestran
que el consumo ha venido en aumento.
La falta de la droga, junto con el intenso grado de
tolerancia que crea esta sustancia, acabará en una
dolorosa necesidad del producto, y el consumo de
heroína será ya el medio para evitar el sufrimiento propio
del síndrome de abstinencia. Cuando éste aparece, la
droga ha dejado de ser una simple fuente de placer para
convertirse en una problemática necesidad vital, que
produce cambios en la conducta, apatía, irritabilidad,
confusión, pérdida de atención, de la concentración, de
la memoria, deterioro del carácter y la personalidad y
afectación en todas las áreas del sujeto.
El estudio nacional más reciente realizado en 2008,
en población general entre los 12 y los 65 años, reporta
que al menos 37.863 personas han consumido heroína
alguna vez en la vida y, de estas, 4.417 lo han hecho en
el último año y 3.082 en el último mes (Ministerio de la
Protección social, Dirección Nacional de Estupefacientes,
2008). En cuanto a las consecuencias y riesgos, el
consumo de heroína expone a los usuarios a una
variedad de problemas psicosociales y de salud, entre
ellos: sobredosis; dependencia; lesiones por accidentes
bajo su influencia; hepatitis; abscesos e infecciones
y el VIH-SIDA, por el uso de jeringas no esterilizadas;
conductas delictivas; problemas familiares y laborales;
abandono escolar; afectando de esta manera todas las
esferas del sujeto consumidor.
La dependencia a la heroína está muy relacionada
con los efectos psicodislépticos producidos por esta
sustancia en los inicios del consumo y por el síndrome
de abstinencia tras el consumo y al cese de éste.
Según Freixa (1982), los efectos son de placer intenso,
semejantes a un orgasmo sexual; después, tras pocos
segundos, aparece la etapa de total sedación y cierta
euforia con facilidad de pensamiento, alivio de cualquier
malestar físico o molestia, desaparición de toda tensión,
ansiedad, dolor, impulso o necesidad fisiológica. Con
todo, la imaginación se libera facilitando las sensaciones
de desinhibición, placer e inquietud. Durante dos o
tres horas el heroinómano permanece indiferente,
porque todo lo que le rodea le parece perfecto, hasta
que los efectos van desapareciendo y de nuevo toma
contacto con la realidad que ahora le parece cruda.
Tras un tiempo prolongado, que oscila entre unas seis a
ocho horas después del consumo, aparece la necesidad
de una nueva dosis para recuperar el equilibrio de la
homeostasis física y aliviar la ansiedad. De no hacerlo,
empieza a manifestarse el síndrome de abstinencia.
Naturalmente, este tipo de procesos tan claro y
especial, ocurre sólo en los primeros contactos con
Por lo general los heroinómanos llegan a esta
sustancia tras haber consumido otras drogas (cocaína,
marihuana, LSD, benzodiacepinas, etc.), de hecho “el
heroinómano es un toxicómano apto para utilizar toda
clase de droga (policonsumidor)”. Según Draper (1986),
finalmente el heroinómano termina consumiendo, al
mismo tiempo, toda clase de tóxicos.
Con respecto a la personalidad del consumidor de
heroína, Fernández & Gutiérrez (2005) afirman que el
énfasis relativo a la importancia de la personalidad y
sus trastornos en la patogénesis y curso de la adicción
ha variado considerablemente. En la primera mitad del
Siglo XX, la dependencia era considerada un trastorno
subyacente a la personalidad, sobre lo cual se hicieron
muchos estudios, pero no se consiguió identificar un tipo
único de “personalidad preadictiva”. Verheul (2001),
haciendo una revisión, ha propuesto, sin embargo,
que es posible distinguir al menos tres vías causales o
evolutivas diferentes para el desarrollo de la adicción
en las que los factores de la personalidad son un factor
etiológico importante. Estas vías se definieron como la
vía de la desinhibición del comportamiento (Cloninger,
Sigvardsson, & Bohnian, 1988), la vía de la reducción
del estrés (Conrod, Pihl, & Vassileva, 1998; Merikangas,
Stevens, Fenton, Stolar, O`Mallei, Woods et al., 1998) y
la vía de la sensibilidad a la recompensa (Cloninger et
al., 1988; Conrod et al., 1998). Estas tres vías pueden
explicar la comorbilidad entre los trastornos de la
personalidad (TP) y los trastornos por uso de sustancias.
La vía de desinhibición puede explicar comorbilidad con
el trastorno antisocial de la personalidad y, en cierta
medida, el límite; la de reducción de estrés con los TP
por evitación, dependencia, esquizotípico y límite; la de
sensibilidad con los TP histriónico y narcisista. Es posible
115
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
que las tres vías se diferencien en cuanto a su pertinencia
a través de sustancias psicoactivas diferentes. Por
ejemplo, la vía de reducción del estrés posiblemente
es adecuada para explicar sólo los trastornos por uso
de depresores del sistema nervioso central (alcohol,
benzodiacepinas y heroína). Los adictos con trastornos
de la personalidad también se encuentran menos
satisfechos con su vida, se muestran más impulsivos,
aislados y con más tendencia a la depresión (Bobes,
Bousoño & González, 1990; Rousar, Brooner, & Reiger
Bigelow, 1994; González García, 1995).
hasta saturar las categorías propuestas en el estudio. Se
utilizó una entrevista semiestructurada, cara a cara, con
un tiempo de administración de 40 minutos, la cual fue
aplicada por cuatro profesionales del área psicosocial;
una trabajadora social, especialista en fármacodependencia, y los otros tres, psicólogos ya graduados
y en formación para esta misma especialización, todos
conocedores del tema y del universo de estudio en
Medellín y el Área Metropolitana. La entrevista fue
grabada, previo consentimiento de los informantes. No
se entregó ninguna retribución por contestarla.
Otros de los autores que hablan de las características
de los adictos es Dusek & Girdano (1990), quienes
retoman a Chein, et al., (1964), y afirman que se es
adicto debido a una personalidad subdesarrollada,
retardada por condiciones sociales patológicas y no
por una condición per se. Otra de las teorías propuesta
por Khantzian (1977), citado por Dusek & Girdano
(1990:98), para explicar la adicción, consiste en “la falta
de respeto a sí mismo asociada con una disminución de
la función del ego, reconocida como de autorregulación
y autocuidado”.
El cuestionario recogía información necesaria para
dar cuenta de las características de este grupo de
consumidores y de su consumo. El trabajo de campo
se llevó a cabo en Medellín y el Área Metropolitana,
entre julio y septiembre de 2008. En la elaboración del
cuestionario se tuvo en cuenta su validez de contenido y
su validez de construcción.
El presente artículo hace énfasis en los problemas
psicosociales ocasionados por el consumo de heroína,
encontrados en la investigación “Características del
consumo y de los consumidores de heroína en Medellín
y Área Metropolitana 2008”, estudio de casos múltiples,
pues el concepto clínico moderno de toxicomanía expresa
no solamente una adicción establecida en términos
estrictamente físicos, sino que también supone un grave
deterioro en el mundo de las relaciones familiares,
dificultades laborales, marginalidad, consecuencias
penales, etc.
Materiales y método
La investigación responde a un enfoque mixto, con
una intención más descriptiva, sin pretensiones de
representatividad estadística, pero haciendo conteos
para mostrar la magnitud del problema.
La población estuvo constituida por consumidores
de heroína en Medellín y en el Valle de Aburrá, mayores
de edad, de ambos sexos y de cualquier condición
socioeconómica. El reclutamiento de participantes
para el estudio se realizó por medio de los centros de
tratamiento al consumo de drogas que existen en la zona
y con un muestreo conseguido mediante la técnica de
bola de nieve. La muestra fue intencional y se compuso de
42 personas consumidores regulares de heroína, captada
116
Los análisis se llevaron a cabo con el paquete
estadístico Atlas ti, versión 5.5, para Windows.
A los entrevistados se les garantizó el anonimato
y con ellos se firmó un consentimiento informado,
mediante el cual decidían voluntariamente participar
en la investigación y autorizaban utilizar los datos
proporcionados con fines científicos.
El mayor inconveniente de este estudio fue la
dificultad para captar participantes. Aunque se hizo
un gran esfuerzo (exploración de múltiples escenarios,
contacto con gran número de captadores), hubo
dificultades para reunir la muestra que finalmente se
obtuvo.
Resultados
Perfil de los consumidores
En esta investigación se encontró que dichos
consumidores son predominantemente hombres,
solteros, con edades comprendidas entre los 18 y los 23
años aproximadamente, sin hijos y muchos con estudios
universitarios que aún no terminan. Mayoritariamente
se ubican en un estrato socioeconómico medio y tienen
antecedentes familiares de consumo de sustancias
psicoactivas. La edad de inicio del consumo de drogas,
por parte de los participantes de este estudio, está
entre los 13 y los 15 años. Los consumidores de heroína
de esta muestra presentan historia de policonsumo
de sustancias psicoactivas entre las que cabe incluir
el alcohol, el tabaco, la marihuana, la cocaína, los
REVISTA
ANÁLISIS
alucinógenos, las benzodiacepinas y algunas drogas
recreativas como el popper y el éxtasis. En cuanto a la
edad en la que comenzaron a usar heroína se encontró
que el 71% lo hizo entre los 17 y los 19 años.
familias inicialmente quieren ayudar al consumidor, pero
por los múltiples intentos fallidos de dejar de consumir,
se produce desconfianza y optan por el rechazo, lo que
acentúa el proceso de aislamiento y ruptura de las
relaciones familiares por parte del consumidor.
Problemas psicosociales asociados al consumo
Problemas psicológicos
Las pérdidas de relaciones afectivas, con las parejas y
los amigos, también se dan. El heroinómano finalmente
se aísla de todo, tiene un desinterés total por la vida
en general y su círculo más cercano termina siendo el
mismo grupo de consumidores.
La mayoría de los entrevistados (24), 57,1%, hablan
de problemas de comportamiento. Refieren problemas
de disciplina relacionados con “el paso por varios
colegios”, “problemas con la norma y la autoridad”.
Además trastornos en el estado de ánimo (depresión,
intolerancia, irritabilidad, agresividad). De éstos 9
(37,5%) fueron diagnosticados por un profesional con
déficit de atención y/o hiperactividad.
Ideas e intentos suicidas entre los consumidores de
heroína
Un poco más de la mitad (24), 57,1%, de los
consumidores entrevistados han tenido ideas suicidas y,
con excepción de un caso, no se logra esclarecer en las
respuestas si han tenido efectivamente intentos reales
de suicidio. Las ideas que manifiestan están vinculadas
con las prácticas del consumo y, sobre todo, relacionadas
con las depresiones postconsumo y la angustia que les
genera el no poder parar de consumir la sustancia. Otras
de las motivaciones que los consumidores entrevistados
manifiestan para tener ideas suicidas son: la muerte
de un ser querido (madre, padre o esposa), la baja
autoestima, sentir que la vida para ellos ha perdido
sentido, los sentimientos de culpa generados por el
hecho de consumir esta sustancia, el estar cansados
de consumir y no ser capaces de parar los consumos,
el atravesar por problemas con su familia o el sentirse
solos y desprotegidos.
Los que tuvieron ideas suicidas manifiestan que éstas
han estado relacionadas con sobredosis inducidas con
heroína, sobredosis inducidas con otras drogas, cortarse
las venas, desear que lo asesinaran, pensar en tirarse al
vacío, dispararse con un arma, darse golpes en la cabeza
hasta morir, o propiciar accidentes. No se encontraron
en ellos ideas muy elaboradas. El único caso, con un
efectivo intento suicida, lo hizo induciéndose una
sobredosis de la sustancia.
Problemas familiares y relacionales
El 100% de los entrevistados evidenciaron visible
deterioro de las relaciones familiares y sociales. Las
Delitos relacionados con el consumo
Los comportamientos delictivos entre los
consumidores de heroína son frecuentes. Treinta y tres
de los entrevistados (78.5%) han robado para consumir,
doce (28,5%) han robado y traficado con drogas, nueve
(21,4%) no han cometido ningún delito. Cabe resaltar
que los entrevistados que afirman haber robado nunca
fueron judicializados puesto que, en su gran mayoría,
roban a las familias o amigos.
Problemas económicos
La mayoría de los entrevistados (38), 90.4%, refiere
problemas económicos relacionados con el consumo
de heroína: crecimiento de las deudas, pérdida de las
fuentes de ingresos (trabajo, apoyo económico familiar),
lo que deviene en robos y empeño de objetos personales
o de su familia.
Problemas laborales
Fueron también frecuentes las dificultades laborales
presentadas por los consumidores de esta sustancia.
Ocho (19%) de ellos trabajaban y todos tenían problemas
en esta esfera: “se mantenía elevada o dormida”,
“no era capaz de trabajar”, “le daba pereza trabajar”,
“bajó su rendimiento de trabajo”, “se agotaba mucho
trabajando”. Seis de los que trabajaban (75%) perdieron
su empleo por el consumo.
Discusión
Es innegable la afectación que genera la heroína en las
esferas psicosociales de los consumidores. Con respecto
a los trastornos psicológicos producidos tras el consumo
de drogas, Ibáñez & Alfonso (1983), y Echeburúa (1984)
analizan que actúan como causa y respuesta al efecto
del consumo, no quedando muy claro si se comienza
117
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
a consumir por la presencia de la perturbación, o si la
presencia de ésta es consecuencia del consumo. Los
autores mencionados concluyen que ambas premisas
pueden ser ciertas. De otro lado Kymissis, Bevacqua &
Morales (1995) afirman que, en ocasiones, el consumo
altera el curso de trastornos psicopatológicos. Son
múltiples los estudios que dan cuenta de la ocurrencia
de trastornos psicológicos por el consumo de drogas.
Entre los trastornos psicopatológicos ocasionados
por el consumo de drogas, Achenbach & Edelbrock
(1983) establecen dos grandes síndromes:
• Trastornos de tipo internalizante: trastorno de
ansiedad o trastorno depresivo.
• Trastornos de tipo externalizante: trastorno
antisocial, trastorno límite o agresivo de personalidad.
Pero además, Christie, Burke, Regier, Rae, Boyd
& Locke (1988) encontraron que la relación entre el
trastorno depresivo/ansiedad y el consumo de alcohol
u otras drogas es estrecha y que el trastorno precede
al consumo en un 75% de los casos. Brook, Walfish,
Stenmark & Canger (1981), Khantzian (1985), Robson
(1989) y Shedler & Block (1990), encontraron relación
estadísticamente significativa entre el consumo de
alcohol y de otras drogas, y de éste con altos niveles de
ansiedad y depresión.
Los trastornos psicológicos externalizantes son
los que con más frecuencia se encuentran en los
consumidores de heroína. Entre los que componen este
grupo de trastornos, el que se da con mayor frecuencia
es el trastorno de conducta o antisocial (Kellam & Brown,
1982 y Hirschi & Gottfredson, 1983).
Por otra parte, Milin, Halikas, Meller & Morse (1991),
en un grupo de consumidores de drogas, encontraron
trastornos de conducta (91%), trastorno de conducta
agresivo (68%), trastorno oposicionista (58%) y déficit
atencional (23%).
Estudios recientes y específicos sobre problemas
psicosociales asociados al consumo de heroína no fueron
encontrados. Villatoro et al., (1996) halló, en un grupo
de consumidores de heroína, problemas psicológicos en
el 89.7% y sociofamiliares en el 100%.
Cuando se comparan los problemas psicosociales de
los consumidores de heroína con los de consumidores
de otras drogas, son notables las diferencias, incluso
118
en sustancias como la marihuana los estudios no hallan
correlaciones significativas, con los no consumidores
(Macleod et al., 2005).
De otro lado y con respecto a la conducta suicida
y el consumo de drogas, es frecuente la asociación
hallada en la literatura internacional (Hoxey & Shah,
2000; Jacobs, Brewer & Klein-Benheim, 1999; Botega &
Rapeli, 2002). En relación con ideas e intentos suicidas
entre los consumidores de heroína, hecho que también
preocupa en cuanto a la salud pública por la carga que
implica la pérdida en años de vida para un sector tan
joven de la población, se destaca en nuestro trabajo, el
alto índice de ideas suicidas que se presenta entre los
consumidores de esta sustancia; hallazgos que coinciden
con los encontrados por Sánchez & Berjano (1996) y
Secades et al., (2005) en una muestra de consumidores
españoles.
Finalmente, entre las diversas consecuencias sociales
de las toxicomanías merecen especial interés las
implicaciones criminológicas y penales (Hser, Anglin &
Powers, 1993). La importancia de este factor atiende no
sólo al elevado número de delitos cometidos por sujetos
adictos, sino al peso que tiene como desencadenanteperpetuante de la drogadicción (Ariño, Tejero, Pérez,
Mendia & Estebanez, 1993).
Los consumidores de nuestra muestra aún son
jóvenes y apenas están en las etapas iniciales de la
dependencia y eso puede explicar el que no tengan aún
problemas judiciales, ni penales. En unos años seguro
tendremos más evidencia de esto, pues son varios los
estudios que reportan asociación entre consumo de
drogas y conductas criminales. En el año 1995, de los
3.464 usuarios atendidos en los Centros de Atención
al Drogodependiente de España, el 47% tenía o había
tenido problemas con la justicia (García, 1999).
Madoz-Gúrpide, Sais-Amorin, Baca-García &
Ochoa (2001), en un estudio realizado en un grupo de
consumidores de heroína que estaban en un centro
de tratamiento, encontró que el 49,6% de la población
estudiada tenía incidencias legales. De ellos, casi una
cuarta parte estaba pendiente de juicio, si bien la mayoría
(63,4%) ya había cumplido sus condenas. El perfil del
paciente con incidencias legales de esta investigación
era varón (79,9%), de 33,6 años de edad (IC 95%: 33,034,2), soltero (47,5%), que convivía con su familia de
origen en el 51,5% y dependía económicamente de otros
(ama de casa o estudiante) en el 37,7% de los casos. No
completó la escuela básica secundaria (45,6%). En el
REVISTA
ANÁLISIS
momento del ingreso consumía heroína (65,7%), siendo
la vía que más frecuentemente empleaba la inhalada
(38,2%) frente a la vía parenteral (27,5%). Además
consumía benzodiacepinas (70,5%) y cocaína (62%).
Llevaba consumiendo opiáceos desde hace 13,2 años (IC
95%: 12,4-14,0) y padecía infección por VIH-1 (92,7%),
haciendo un mal seguimiento terapéutico de la misma
(54,2%). Seguro a este perfil nos enfrentaremos en unos
años y para ello debemos estar preparados.
Conclusiones
Los problemas psicosociales asociados al consumo de
drogas son finalmente los que permiten, además de la
presencia de la tolerancia y la dependencia, diagnosticar
una adicción a una sustancia psicoactiva, según criterios
de la Clasificación Internacional de Enfermedades –CIE
10– de la Organización Mundial de la Salud –OMS–, y
de la Asociación de Psiquiatría Americana y su DSM IV
TR. La heroína, como se prueba en este estudio, produce
importantes deterioros en las áreas psicosociales de los
sujetos consumidores. En todos los contextos, aunque
con sutiles diferencias, la sustancia es la misma, las
prácticas de consumo y los riesgos los mismos y, por
tanto, las problemáticas son iguales. Ahora lo que nos
queda a los latinoamericanos es aprender a prevenir
y tratar esta problemática, porque la heroína ya ha
entrado por Colombia y seguramente se expandirá por
todo el continente.
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Making Sense of the Philippine Drug Policies
Sens des politiques de drogues dans les Philippines
Armando F. de Jesus*
*
Professor University of Santo Tomas. Manila,
Philippines. Correo electrónico: adejesus661@gmail.
com
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 125 - 135.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Summary
The drug policies elaborated in the Philippines
over the years reflect the historical dynamics of its
colonial past, as well the political and economic forces
bearing upon Philippine society today and in the past.
The Philippines pursued varying policies on drugs
across the periods of its history. Drug use was a nonproblem before the coming of the Spaniards. During
the Spanish regime, the drug policy centered on opium
and the Colonial government’s attitude towards it
straddled between regulation and prohibition. Under
the Americans, the policy shifted from a dual policy
of regulation-cum-prohibition to a single policy which
was distinctly prohibitionist in character. From then,
up to the present, the Philippine policy towards the
drug problem had not changed in any significant way.
The prohibitionist perspective is still very much the
controlling view and criminalization and enforcement
remain the two main pillars of the Philippine’s response
to the drug problem. What are the dynamics and driving
force behind this policy? There are three hypothetical
explanations for this. The first is the fact that our laws, in
general, tend to follow the American pattern. A second
reason is the fact that when it comes to the formulation
of drug policy, the loudest voice heard is often that
of the law enforcement sector. A third reason is the
public’s perception of the drug problem, which is largely
supportive of a prohibitionist attitude.
Key words: social control, public policy, drug control
policy
Resume
Les politiques pharmaceutiques développées
aux Philippines ces dernières années reflètent la
dynamique historique de son passé colonial, ainsi
que les forces politiques et économiques affectant la
société d’aujourd’hui et d’hier. A travers les différentes
périodes historiques, les Philippines ont mis en œuvre
diverses politiques concernant les drogues. L’usage
de drogue a été un non-problème avant la venue des
Espagnols. Pendant le régime espagnol, la politique
du médicament axée sur l’opium et de l’attitude
du gouvernement colonial vers lui à cheval entre la
réglementation et l’interdiction. Sous le gouvernement
américain, la politique est passée d’une double politique
d’interdiction et de régulation à une politique unique
qui a été clairement prohibitionniste. A partir de là, et
jusqu’à aujourd’hui, la politique philippine concernant le
problème de la drogue n’avait pas changé de manière
126
significative. La perspective prohibitionniste est encore
très présente et la criminalisation ainsi l’application
demeurent les deux principaux piliers de la réponse des
Philippines au problème de la drogue. Quelles sont les
dynamiques et la force motrice derrière cette politique?
Il y a trois explications à cette hypothétique. La première
est le fait que les lois, en général, ont tendance à suivre
le modèle américain. La deuxième raison est le fait
que quand il s’agit de la formulation de la politique des
drogues, la plus haute voix entendue est souvent celle
du secteur exécutif. La troisième raison est la perception
du public sur le problème de toxicomanie, qui est
largement favorable à une attitude prohibitionniste.
Mots clés: contrôle social, politique publique, la
politique de lutte contre la drogue.
Resumen
Las políticas de drogas elaboradas en Filipinas en los
últimos años reflejan la dinámica histórica de su pasado
colonial, así como las fuerzas políticas y económicas
que inciden en dicha sociedad del hoy y del ayer. A
través de los diferentes periodos históricos, Filipinas
ha implementado diferentes políticas sobre las drogas.
Antes de la llegada de los españoles el uso de las drogas
no era un problema. Durante el régimen español, la
política de drogas se centró en el opio y la actitud del
gobierno iba de la regulación a la prohibición. Bajo el
gobierno americano, la política pasó de una política
doble de prohibición-regulación a una política única
de carácter claramente prohibicionista. A partir de
entonces, la política de Filipinas hacia las drogas no
ha cambiado de manera significativa. La perspectiva
prohibicionista sigue constituyendo en gran medida la
visión dominante, de manera que la criminalización y el
cumplimiento de la ley son los dos pilares de la respuesta
de Filipinas a las drogas. ¿Cuáles son las dinámicas y el
motor detrás de esa política? Hay tres explicaciones
hipotéticas para esto: la primera es el hecho de que
nuestras leyes, en general, tienden a seguir el modelo
americano; una segunda razón es el hecho de que
cuando se trata formular políticas de drogas, la voz más
fuertemente escuchada es a menudo la del sector de la
aplicación y del cumplimiento de la ley; una tercera razón
es la percepción pública que existe sobre el problema
de las drogas, que en gran medida respalda la actitud
prohibicionista.
Palabras clave: Control social, política pública,
política de control de drogas.
REVISTA
ANÁLISIS
Introducción
Public policy is “a system of laws, regulatory
measures, courses of action, and funding priorities
concerning a given topic promulgated by a governmental
entity or its representatives” (Caulkins, 2008, p.
117). Drug policies refer to the laws and measures
promulgated by a government in the substance abuse
domain. (Caulkins, 2008)
Policies are a reflection of how a people view and
define its social reality. In the same manner, drug policies
are mirror images of how a society defines the nature of
the drug problem. Hence, to gain an understanding of
the drug policies, one has to look into these underlying
definitions and understand the perspectives from which
the policies are made.
Theoretically, the drug problem may be defined
in three major ways. It can be viewed as a crime, as a
health issue, or as an unavoidable fact of social existence.
The criminal perspective is based on the assumption
that drug use proliferates because of the availability
of drug supply, on the one hand, and the demand for
them, on the other. Thus, to combat it, the answer is:
choke the supply and diminish demand. The therapeutic
perspective is based on the notion that drug addicts are
so for reasons other than mere drug availability. Drug
addiction is a sickness. The pragmatic perspective views
drug abuse as being part and parcel of the ebb and flow
of social life. It is a reality that comes with living in a
society of many contradictions.
In turn, these varying perspectives on the nature
of drug abuse engender different policy responses. A
society adopting a criminal definition of drug use is
likely to move towards punitive kind of policies with
enforcement as the principal tactic. A society that looks
upon use of drugs as a health issue is likely to adopt
medically-oriented policies. Being a public health issue
rather than a criminal justice concern drug use is seen to
be best addressed through treatment and rehabilitation,
rather than prohibition and control. Societies that
look upon drugs as an accepted social practice, not
unlike smoking and drinking, are likely to adopt more
tolerant attitudes and deal with the drug phenomenon
in much the same way as it deals with other sociallytolerated practices. Regulation rather than eradication is
considered to be the better policy alternative.
Given the wide variations in policy responses towards
the drug problem, typologies of drug policies had been
proposed. For example, one study had suggested five
policy options for the control of marijuana: (1) total
prohibition, (2) prohibition with civil penalties for minor
offenses, (3) partial prohibition, (4) regulation, and
(5) free availability (Australian Government (online),
1994). MacCoun et. al., (1996) proposed a three-way
classification of drug control regimes: (1) prohibitory, (2)
prescription, and (3) regulatory. Using a legal standpoint,
Ostrowski (1989) classified the various legal options for
drug control into the following categories: (1) status
quo: prohibition, (2) option A: Decriminization, (3)
option B: Decriminalization (new British System), (3)
option C: Decriminalization (Old British System), and(4)
legalization (British and American Systems prior to 1914).
Policies do not arise in a vacuum. Historical, social,
economic, political, and cultural factors shape policy
formulation. In analyzing policies, it is important to
consider these contextual factors. Drug policies are no
different. They cannot be fully understood if considered
disconnected from the contextual factors. For instance,
it has been suggested that the early US laws against
opium, cocaine, and marijuana had racial undertones.
Musto (1991) pointed out that the passage of legislations
against opium, cocaine, and marijuana was influenced
by the public’s association of the drug with racial
groups: opium with the Chinese migrants, cocaine with
the blacks, and marijuana with Mexicans. It has also
been suggested that ideological considerations were
at work in the crafting of early American drug policies.
Gieringer (2003), commenting on the passage, in 1905,
of “An Act to Revise and Amend The Tariff Laws of the
Philippine Islands, and for other Purposes,” notes that
the recommendation was “based less on the empirical
evidence… than on a clear ideological commitment to
prohibition” pushed by a strong religious lobby. Similarly
playing an influential role were political considerations.
Again, Musto (1991) makes this comment: “The
antinarcotics campaign in America had several
motivations. Appeasement of China was certainly
one factor for officials of the State Department. The
department’s opium commissioner, Hamilton Wright,
thought the whole matter could be “used as oil to smooth
the troubled water of our aggressive commercial policy
there.” Another reason was the belief, strongly held by
the federal government today, that controlling crops and
traffic in producing countries could most efficiently stop
U.S. non medical consumption of drugs.
In a similar vein, the differing orientation of many
of the countries in Europe regarding the drug issue
is associated with certain unique European social,
127
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
historical, and cultural conditions. In a study comparing
Western European and North American Drug policies,
Reuter et al., (Reuter, Falco, & MacCoun, 1993) pointed to
a number of factors that shape the European perspective
on the drug issue such as the rather smaller prevalence
of drug-associated crimes in Europe, social class of drug
users, public interpretation and understanding about
the nature of drug abuse, historical legacies.
A proposed Typology for Analysis of Drug Policies
In the light of the above considerations, the
framework below is proposed as a template for analyzing
drug policies.
128
Total absence of prohibition fo production,
distribution, possession, and use of drugs.
MEDICAL
ENFORCEMENT
Drug policies may be differentiated based on two
features: legal restrictiveness and nature of the drug
intervention program advocated. From the point of
view of legal restrictiveness, drug policies can be viewed
as gradations between high and low restrictiveness.
Outright criminal prohibition and outright free availability
are the extremes in the continuum. Most drug policies
are likely located in between the two opposite poles.
From the point of view of the nature of the intervention
proposed, drug policies may be distinguished by their
predisposition towards an enforcement or a treatment
policy. The relationship between the two sets of factors
is inverse: policies leaning towards the restrictive pole
are likely to have a bias towards enforcement types
of intervention while less restrictive policies tend to
advocate medical models of intervention.
OUTRIGHT FREE AVAILABILITY
Allows possession and consumption of specified
drugs for adult personal consumption with
distribution, sale, and use regulated on a par with
alcoholic beverage industry.
LEGALIZATION
Allows possession and use of small amounts of
specified drugs without criminal liability for
personal consumption by adults but criminal
liability retained for non-personal consumption.
DECRIMINALIZATION
REGULATED MAINTENANCE USE Allows the use of
otherwise prohibited drugs for the maintenance of
addiction-related conditions. Licensed
procurement and supervised administration is
required.
Allows the regulated use of prohibited drugs for
therapeutic purpose for medical conditions
excluding addiction-related conditions. Licensed
procurement and supervised administration is
required.
LOW
REGULATED THERAPEUTIC USE
Production, trafficking, distribution, possession,
and use of all drugs, without distinction of kind, for
whatever reason, medical or non-medical,
regardless of amount, is a criminal offense.
OUTRIGHT CRIMINAL PROHIBITION
HIGH
Where can the Philippine drug policies be located
in the framework? What factors account for why these
policies have taken the route that that they have taken?
These are the two main questions that the present essay
addresses. But before tackling these two issues, it would
be useful to have a brief overview of how the drug
policies have evolved in the Philippines over the years.
Evolution of Philippine Drug Policies
Substance abuse, as presently understood, was nonexistent among the indigenous people inhabiting the
islands that now constitute the Philippines. Zarco (1969)
maintained that substance addiction was not a feature
of the indigenous Filipino culture pattern. There were
some native practices which involved consumption
REVISTA
ANÁLISIS
of substances with some mood altering potencies.
Examples of such practices were the mastication of
preparations from local materials such as betel pepper
leaves, areca nut, and lime and, later on, tobacco, or
drinking of intoxicant beverages derived from rice, sugar
cane, nipa and coconut palms. The consumption of these
intoxicant beverages and engaging in these masticatory
practices may be considered as the closest to substance
abuse before the arrival of Magellan in the Philippines.
These practices were, however, common features of
many southwest Pacific and south Asian cultures. Use
of these substances was integrated into their culture,
either as part of ritual practices or of social celebrations.
Certainly, these practices did not come to be considered
as amounting to a social problem such as to be the target
of any social regulation.
Drug Policies during the Spanish Period
The earliest that may be considered as the start of
the use of drugs on a relatively large scale was the use
of opium among the early Chinese who settled in the
Philippines (Parungao, 1980). Zarco suggested that
opium came to the Philippines from two sources: “from
the British into China and from there into Manila through
Chinese merchants who frequented its ports; and from
the Dutch through southern Philippine waters” (1995,
p. 4). The various edicts issued during the Spanish reign
in the Philippines indicate a dual policy towards the use
of opium. For the native inhabitants the goal was to
isolate them from opium use. Thus an 1814 edict of the
Spanish Governor General, Jose de Gardoqui, “imposed
a sliding penalty of between fifteen months and four
years’ imprisonment on anyone found smoking opium,
while smuggling the drug into the colony was punishable
by a six-year prison sentence“ (Bankoff, 1996, p. 46).
In contrast, for the Chinese, the Spaniards followed a
regulatory policy. Rather than out rightly prohibiting
them from using opium, the government imposed
restrictions on their access to the drug. In 1844, an
opium monopoly was established and the Chinese were
barred from obtaining the drug from any source other
than from state-licensed opium outlets from whom
the government gained revenue in the form of taxes
(Gieringer, 2003). The Spaniards not only established
an opium monopoly but also sanctioned, by a Royal
Decree, the local cultivation of opium poppy for export
purposes.
Drug Policy during the American Regime
In 1898, the Philippines were ceded to the
Americans by the Spaniards. The Americans, confronted
by the opium addiction problem, was initially minded
to continue the Spanish policy of regulation through
monopolization. Governor William Howard Taft and the
Philippine Commission submitted a formal proposal to
revive the policy and the proposal was almost at the
verge of being adopted when a band of prohibitionist
missionaries in Manila headed by Bishop Charles Brent
opposed it. They launched a lobby against the proposal
which resulted in President Roosevelt ordering the
Philippine government to withdraw the proposed
legislation for further study. Governor Taft subsequently
formed an Opium Control Commission In 1903. The
Commission was given the mandate to study the state
of the opium problem and to make recommendations.
The Commission, composed of Bishop Charles Brent,
Dr. Jose Albert major Edward C. Carter, recommended
a policy of “progressive prohibition,” in which opium
would at first be strictly limited to confirmed addicts,
then totally banned (except for medical use) after a
three-year transition period. This policy of “progressive
prohibition” was modeled after the Japanese policy
implemented in its colony of Formosa which envisioned
a total ban of opium but with a transition period of thirty
years. On March 3, 1905, the U.S. Congress passed
“An Act to Revise and Amend The Tariff Laws of the
Philippine Islands, and for other Purposes,” empowering
the Philippine colonial government to
prohibit absolutely the importation or sale of opium,
or to limit or restrict its importation and sale, or
adopt such other measures as may be required for
the suppression of the evils resulting from the sale
and use of the drug: and provided, further, that after
March 1, 1908, it shall be unlawful to import into the
Philippine Islands opium, in whatever form, except by
the government, and for medicinal purposes only, and
at no time shall it be lawful to sell opium to any native
of the Philippine Islands except for medicinal purposes
(Washington Post, March 10, 1906 in Gieringer, 2003 ).
In 1906, two years before the total ban was to
come into effect, legislation was passed which allowed
the Chinese addicts to obtain a license to use opium
for a fee. Those who could not afford the fee were
provided with free hospitalization. As a result of the
new legislation, huge number of addicts sought help
129
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
from hospitals overstretching the limited capacities of
the facilities existing then. In 1908, the total opium ban
came into effect despite representation by the colonial
government for the deferment of the total ban deadline.
Thus, the Philippines became the first Asian country
to legally prohibit opium use. In 1930, the League of
Nations Commission of Inquiry into the Control of
Opium Smoking in the Far East reported that opium use
had not been prohibited in any Asian country except the
Philippines.
Another legislation that had an impact on the
Philippines during the American period was the Harrison
Act of 1914. The said Act restricted all forms of opium
as well as cocaine to prescription use and imposing
a tax on the medical use of these drugs. It required
all people who imported, manufactured, produced,
compounded, sold, dispensed, or otherwise distributed
cocaine and opiate drugs to register with the Treasury
Department, pay special taxes, and keep records of all
transactions. The Act was signed by President Wilson
on December 17, 1914, and became effective March 1,
1915. Subsequently, the Harrison Narcotic Act became
operative in the Philippines.
In 1932, the Revised Penal Code of the Philippines
was promulgated. The Revised Penal Code supplanted
the Spanish Penal Code, which was in force in the
Philippines from 1886 to 1930. The Code contained
five articles (Articles 190-194) under Title V - “Crimes
Relative to Opium and other Prohibited Drugs.” These
Articles imposed penalties ranging from imprisonment
to fine for their violation, as follows:
Article
Crime
190
Possession, preparation and use of prohibited drugs
and maintenance of opium dens
191
Serving as keeper, watchman or visiting opium dens
192
Importation and sale of prohibited drugs
193
Possession of opium pipe or other drug paraphernalia
194
Prescribing opium unnecessary for a patient
The legislations were mostly directed against opium
since use of other kinds of drugs was not widespread.
Thus, it can be said that, apart from the opium problem
mostly confined to the Chinese population, drug abuse
was not a serious problem in the Philippines at this time
(Goduco-Auglar, 1972). After 1935 the drug abuse scene
changed slightly with a noticeable rise in the use of
other drugs, particularly bromides and barbiturates, but
most of the cases were of therapeutic addiction types.
This development, however, was not thought alarming
enough to precipitate any new drug legislation.
The Japanese Occupation
The Japanese followed the same policy that Japan
adopted in their puppet governments in Asia, a policy
130
Penalty
The penalty of arresto mayor in its medium period
to prision correccional in its minimum period and a
fine ranging from 300 to 1,000 pesos
Arresto mayor and a fine ranging from 100 to 300
pesos
Prision correccional in its medium and maximum
periods and a fine ranging from 300 to 10,000 pesos
Arresto mayor and a fine not exceeding 500 pesos
Arresto mayor or a fine not exceeding two hundred
pesos or both
shaped largely by its military interests. They saw in
opium an additional source of revenue to fund their
military conquests. Thus, they did not rein in opium and
other narcotics dealings being pursued by their Japanese
merchants. In 1942, opium revenues accounted for 28
percent of the initial budget of Japan’s puppet regime
set up in Inner Mongolia in 1937 (Eguchi, 1982, cited
by Yoshida, 2007). Harumi Goto, also cited by Yoshida
(2007) an associate professor at Chiba University,
quoting an observation of a postwar Military Tribunal,
wrote: “In all areas occupied by the Japanese, the use
of opium and narcotics increased steadily from the
time of such occupation until surrender.” The postwar
International Military Tribunal for the Far East judged
that Japan violated the three anti-opium treaties by
promoting the drug in China to increase revenues for its
military and puppet governments.
REVISTA
ANÁLISIS
Post-World War II Period
The early post-World War II saw the Philippine drug
scene undergoing substantial transformation in terms
of the kind of drugs used and the number of users.
After World War II, large quantities of narcotic supplies
intended for the American troops as part of their survival
kit became easily available to the man on the street and
large scale abuse of these medicines were reported in at
least two poor districts in Manila (Saliba, 1993). In the
1960’s the Filipinos caught up with the counterculture
movement in the U.S. Marijuana use became prevalent
enough to precipitate a new legal enactment by
Congress. The government passed Republic Act 2060
which amended Article 190 of the Revised Penal Code
so as to include marijuana and similar drugs among the
prohibited drugs. The legislation came into effect on
June 13, 1958. For a decade up to 1972, the said Law
stood as the staple source of policy on drugs.
Martial Law Years: Republic Act 6425 – The Dangerous
Drugs Act of 1972
The Philippines was not spared from the drug waves
that marred the 70’s. In a bid to stem the growing
drug problem, President Ferdinand Marcos, issued a
presidential decree, one of his first acts after he declared
martial law in the Philippines. Now known as Republic
Act No. 6425 more commonly known as the Dangerous
Drugs Act of 1972, this legislation imposed heavier
penalties for drug offenses. Whereas the heaviest
punishment imposed by the Revised Penal Code for
drug offenses was imprisonment, RA 6425 imposed
the maximum penalty of death for the manufacture of
prohibited drugs. (The first to suffer the death penalty
under this Act was the drug-trafficker Lim Seng who was
put to death by firing squad in December 1972.)
Republic Act No. 6425 also expanded the list of drugs
covered, making a distinction, for the first time, between
“prohibited” and “regulated” drugs, presumably to cover
the ‘non-traditional’ drugs beginning to proliferate in
the scene. It also created a ‘superbody’, the Dangerous
Drugs Board, to whom it assigned the responsibility
for the over-all supervision of programs and initiatives
that address the drug problem. Furthermore, the law
required the integration into the school curriculum the
teaching of lessons related to drug abuse. The law also
laid out mechanisms by which drug dependents who
seek rehabilitation might be exempted, fully or partially,
from the sanctions imposed by the law.
Post Martial Law
The 1987 Constitution: Abolition of the Death Penalty
After Marcos was deposed in 1986 a new constitution
was drafted which prohibited death penalty:
Excessive fines shall not be imposed, nor cruel,
degrading or inhuman punishment inflicted. Neither
shall death penalty be imposed, unless, for compelling
reasons involving heinous crimes, the Congress
hereafter provides for it. Any death penalty already
imposed shall be reduced to reclusion perpetua.
(Article III, Section 19 – Bill of Rights).
By operation of the new constitution, the penalty
of death previously imposed for violation of certain
provisions of the Dangerous Drugs Act of 1972, were
reduced to reclusion perpetua.
Republic Act 7659: Restoration of the Death Penalty for
Heinous Crimes
On December 13, 1993, Republic Act (RA) 7659,
known as the death penalty law, was approved. It reimposed the death penalty on heinous crimes. The law
allowed the death sentence to be imposed for a total
of 46 different offenses, 23 of which punishable by
mandatory death sentence. Certain drug offenses were
included in the list of heinous crimes punishable by
death. Among these offenses were:
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
•
Importation of prohibited drugs (Sec. 3)
Sale, administration, delivery, distribution and
transportation of prohibited drugs (Sec. 4)
Maintenance of a den, dive or resort for prohibited
drugs (Sec. 5)
Manufacture of prohibited drugs (Sec. 7)
Possession or use of prohibited drugs (Sec. 8)
Cultivation of plants which are sources of prohibited
drugs (Sec. 9)
Importation of regulated drugs (Sec. 14)
Manufacture of regulated drugs (Sec. 14-A)
Sale, administration, dispensation, delivery,
transportation and distribution of regulated drugs
(Sec. 15)
Maintenance of a den, dive, or resort for regulated
drug users (Sec. 15-a)
Possession or use of regulated drugs (Sec. 16)
131
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
In comparison to the Dangerous Drugs Act of 1972,
Republic Act 7659 was stiffer as it covered more drug
offenses potentially punishable by death.
Republic Act 9346: Re-abolition of the Death Penalty
Capital punishment was re-abolished via Republic
Act No. 9346 signed into law on June 24, 2006. Once
again, the penalties of life imprisonment and reclusion
perpetua (indeterminate sentence, 30-year minimum)
replaced the death penalty.
Present Drug Policy: Republic Act 9165
The present Philippine policies on drugs are contained
in Republic Act 9165 also known as the Comprehensive
Dangerous Drugs Act of 2002 passed by the Philippine
Congress on June 7, 2002. The Act views the campaign
against drug abuse from a wider perspective. In the
preamble, drug abuse is seen as “a threat to the
territorial integrity of the State and to the well-being of
its human resources.” It upheld a two-pronged policy
approach with respect to the drug abuse problem – on
the one hand, a hard-line approach, “an intensive and
unrelenting campaign” towards drug traffickers and
users and, on the other, the social “re-integration” of
the drug dependents whom it views as “victims”. The
hard line approach is reflected in its acceptance of
the “heinous crimes” provision of Republic Act 7659,
adopting its death penalty provision for certain drug
offenses, such as the following:
•
•
•
•
•
•
•
•
132
Importation of dangerous drugs (Art. II, Sec. 4)
Sale, trading, administration, dispensation,
delivery, distribution of dangerous drugs (Art. II,
Sec. 5)
Maintenance of a den, dive, or resort (Art. II, Sec.
6)
Manufacture of dangerous drugs (Art. II, Sec. 8)
Possession of defined quantities of dangerous
drugs (Art. II, Sec. 11)
Cultivation of plants classified as dangerous drugs
or are sources thereof (Art. II, Sec. 16)
Unlawful prescription of dangerous drugs (Art. II,
Sec. 19)
Misappropriation, misapplication, failure to
account by any public officer or employee for
confiscated, seized or surrendered dangerous
drugs, plant sources of dangerous drugs, controlled
precursors and essential chemicals, instruments/
paraphernalia and/or laboratory equipment
•
•
including the proceeds or properties obtained
from the unlawful acts
Attempt or conspiracy to import, sell, trade,
administer, dispense, deliver, distribute, transport,
manufacture dangerous drug and/or controlled
precursor and essential chemical; to maintain of
a den, dive or resort where any dangerous drug
is used in any form; to cultivate or culture plants
which are sources of dangerous drugs.
“Planting” any dangerous drug and/or controlled
precursor and essential chemical as evidence.
The law also restructured the Philippine drug law
enforcement system. While the Dangerous Drug Board
(DDB) remained as the policy-making and strategyformulating body in the planning and formulation of
policies and programs on drug prevention and control,
it created the Philippine Drug Enforcement Agency
(PDEA), under the Office of the President, to serve as
the implementing arm of the Board, responsible for
the efficient and effective law enforcement of all the
provisions on dangerous drugs. It abolished the National
Drug Law Enforcement and Prevention Coordinating
Center, Philippine National Police Narcotics Group (PNP
Nargrp), National Bureau of Investigation Narcotics Unit
(NBI NU), and the Customs Narcotics Interdiction Office
(CNIO).
Applying the Typology
Where can the Philippine drug policies be located in
the typological framework?
During the Spanish period the government attitude
towards drug addiction (particularly opium addiction)
straddled between prohibition and regulation. For the
natives, the prohibitionist policy prevailed. For the
Chinese community, the policy applied was regulation
rather than prohibition. This dual policy was probably
shaped by existing realities during that time. On the
one hand, the regulatory attitude was dictated by two
realities: the reality that opium use was somewhat of an
aspect of Chinese life and culture and the reality that the
trade in opium offered a rich opportunity for economic
gain. On the other hand, the prohibitionist policy for the
natives was defined by the fact that opium was alien to
the Filipino indigenous culture and the Spanish course of
action was its protection.
During the American period, government policy
became largely prohibitionist in orientation. In 1903, an
Opium Control Commission was created by the Colonial
REVISTA
ANÁLISIS
Government. The Commission recommended a gradual
purge of opium addiction leading up to a policy of total
ban against opium. In 1908 the prohibitionist policy
came into complete operation and the shift from the
dual Spanish policy of regulation-cum-prohibition to
total prohibition was completed.
The subsequent laws did not depart from this
orientation in any significant way. The Revised Penal
Code of the Philippines which became operative in the
Philippines in 1930 contained five articles (Articles 190194) under Title V - “Crimes Relative to Opium and other
Prohibited Drugs.” These Articles imposed penalties
ranging from imprisonment to fine for the violation of
the drug-related provisions of the Articles.
The Dangerous Drugs Act of 1972 (RA 6425),
among the first laws to be enacted by the martial law
government of President Ferdinand Marcos, imposed
heavier penalties for drug offenses. Whereas the
heaviest punishment imposed by the Revised Penal Code
for drug offenses was imprisonment, RA 6425 imposed
the maximum penalty of death for the manufacture of
prohibited drugs. In December of the same year the
drug-trafficker, Lim Seng, was put to death by firing
squad, the first to be executed under the said law.
Even after the abolition of the death penalty law
in 1987, drug related crimes were punishable with life
imprisonment. After the restoration of the death penalty
in 1993, drug-related crimes were included in the list of
heinous crimes which were punishable by death.
The Comprehensive Dangerous Drugs Act of 2002,
continued to toe the prohibitionist line by incorporate
the “heinous crimes” provision of Republic Act 7659,
adopting its death penalty provision for certain drug
offenses and introducing amendments to the penalty
structure provided in the Dangerous Drugs act of 1972.
Describing the stricter penalty features of the new law,
Velasco & Saludo wrote:
RA 9165 spelled out a tougher and more stringent
law on drug trafficking. In the Dangerous Drugs Act of
1972, which the law repealed, someone had to have
at least 200 grams of illegal drugs before he could be
sent to jail. Now, possession of at least 10 grams of
prohibited drugs would lead to imprisonment. And
anyone caught with at least 50 grams of shabu, 500
grams of marijuana, 10 grams of opium, morphine,
heroin, cocaine, ecstasy and other dangerous drugs
would be punished with life imprisonment or death.
Before, the death penalty was imposed only on those
found with at least 200 grams of shabu. (Velasco &
Saludo, 2010, p. 117).
The hard-line approach is backed up by provisions
that institutionalized drug testing in the workplace and
in school and for certain transactions, such as obtaining
a license for driving or for gun possession.
However, the law did contain some provisions which
supported the goal of social “re-integration” rather
than punishment of the drug dependents. Foremost
among these is the provision that allowed for courtordered referral of drug offenders to treatment centers.
The program calls for the establishment of special
drug courts which are authorized to suspend or defer
sentencing of the drug offender and remand him/her,
instead, to a treatment center. Patterned after the socalled “Florida court movement”, this program aims to
divert drug offenders from the prison into the treatment
system.
On the whole, however, prohibition and regulation
remains as main features of the Philippine policy towards
the drug problem. Criminalization and enforcement
remain the two main pillars of the Philippine’s response
to the drug problem. The harm reduction model as an
alternative to prohibition and control remains largely
ignored in Philippine drug policies. In an interview, Tito
Sotto, the former head of the Philippine Dangerous
Drugs Board, was reported to have said during an
internal conference on drugs:
I will recommend to the President that the government
come out with a strong stand against the harm
reduction strategy… Due to its geographic expanse,
vast population and varying rules of law and economic
situations, Asia is experiencing the entire gamut of
drug problems… My fear is that adopting the harm
reduction scheme is the same as helping drug abusers
to commit crime. Last time I heard, drug abuse was still
a crime… The proper strategy is to prevent them from
using drugs and not to tolerate them.
Factors Sustaining Prohibitionist
Philippine Drug Policies
Orientation
of
Why have Philippine laws taken a largely prohibitionist
stance with respect to the drug issue? I have three
hypothetical explanations for this.
The first is the fact that our laws, in general, tend
to follow the American pattern. Our legal tradition
is largely traceable to American jurisprudence. This
133
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
is particularly true of the laws pertaining to the drug
problem. The policy of total opium ban that became
operational in the Philippines in 1908 was a reflection
of the American prohibitionist policy towards alcohol
and, later on, to opium and marijuana. The provisions
on drugs contained in the Revised Penal Code of 1930
echoes the spirit, if not the letter, of the 1914 Harrison
Act. And in the subsequent legal enactments such as
Republic Act 6425 are found reverberations of the US
Marijuana Act of 1937. As a former American colony,
the Philippines generally looks to the American legal
tradition as standard for our legal direction.
A second reason may be found in the way that laws
are often formulated. Congress, the source of our laws,
is, as elsewhere, very susceptible to pressure when
formulating laws. Laws are not always crafted according
to their intrinsic merit. Lobbying and influence peddling
are often accompaniments of law making. Oftentimes
it is not what is said that counts but who says it loudest.
When it comes to the formulation of drug, the loudest
voice heard is often that of the law enforcement sector.
The voice of other sectors – social workers, academicians
and scientists - is often sidelined.
A third reason is to be found in the public’s perception
of the drug user. The representation held by the public
of the drug dependent is generally supportive of a
prohibitionist attitude. The public’s imagination of the
drug dependent is generally molded by fear. This is partly
due to the way media have generally portrayed drugs
as being inherently intertwined with crime. A cursory
study of news clips on violent crimes would show a large
amount of attribution to drugs as a leading factor for
their commission. This is also a feature commonly found
in crime films. Thus, in the public imagination, crime and
drugs are entwined. Harrison et al., (1995, p. 190) makes
this interesting remark:
It is important to realize that facts and data per se have
little to do with drug policy … It appears that public
opinion, often as expressed by the mass media, drives
drug policy. As frustrating as this might be to social
scientists and academics, the introduction of data and
facts, no matter how valid and reliable, has little to do
with winning or losing the forum of public opinion.
Religion, too, plays a role in shaping public
understanding. In 1993, Jaime Sin, an influential leader
of the Catholic Church issued a pastoral statement,
saying
134
We have to go on fighting it through the classical threeintegrated-steps approach, namely, rehabilitation,
law enforcement, and prevention. …our brothers and
sisters living under the influence of hallucinogens,
amphetamine, barbiturates, sedatives and narcotics
are not to be considered criminals, but victims; not
delinquents, but sick persons. For us Christians, they
are our brothers and sisters in Christ and, therefore,
special subjects of our fraternal love… The legal
punitive provisions of the Dangerous Drug Act of 1972
must be carried out, and drug lords, manufacturers,
producers and traffickers should be justly punished
through appropriate nonviolent measures.
The religious sentiment expressed in the statement
differs little from the government’s dual policy of “social
integration of the drug user” and punitive approach
towards drug traffickers. What it does is to give it a
religious justification.
Conclusion
The types of perspectives we have proposed are
ideal categories. In reality these perspectives overlap
and exist in combination. Thus one society can adopt
a realistic-therapeutic perspective, a prohibitionisttherapeutic view, or a realistic-prohibitionist outlook. It
is unlikely that one would encounter a society where one
single type of perspective prevails. What is more likely
to occur is for one perspective to be more predominant
than others but not to the extent of totally excluding
other perspectives.
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ANÁLISIS
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135
Las drogas en Colombia. Anotaciones sobre historia y
políticas públicas1
Drugs in Colombia. Notes on history and public policies
Jaime Velosa Forero*
1
*
El presente artículo retoma parcialmente un apartado del trabajo de investigación que sobre el tema se
realiza como trabajo de grado de la Maestría Investigación en Problemas Sociales Contemporáneos,
Universidad Central de Colombia.
Psicólogo de la Universidad Nacional de Colombia. Candidato a Magíster en Investigación en Problemas
Sociales Contemporáneos de la Universidad Central. Docente universitario de la Facultad de Medicina
de la Fundación Universitaria San Martín y de la Facultad de Psicología de la Fundación Universitaria Los
Libertadores. Psicólogo del Hospital Santa Clara E.S.E. Bogotá. Director de la Fundación Aedificare. Correo
electrónico: [email protected]
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 1137-148.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resumen
En el presente artículo, se hace un recuento histórico
sobre las drogas en Colombia, los usos, los sentidos, las
prácticas y los efectos en la dinámica social. Así mismo,
se habla de las políticas públicas, de las acciones de las
instituciones y del Estado y se realiza un breve análisis
donde se revisa y se discute la manera como se ha
abordado el tema.
políticas públicas que, en relación con el tema, se han
desarrollado en Colombia. Se retomarán las políticas
internacionales y sus efectos en el país. Se revisarán las
acciones que desde diferentes instancias del Estado, así
como desde los organismos multilaterales se plantean
frente al fenómeno, y finalmente, se plantearán algunas
consideraciones críticas y se desarrollarán ideas a
manera de conclusión.
Palabras clave: drogas, Colombia, políticas públicas,
historia, subjetividad.
Anotaciones sobre la historia de las drogas en Colombia
Abstract
This article consists of a historical account on drugs in
Colombia, their uses, meanings, practices and effects on
social dynamics. It also presents a short story on public
policies, by reviewing the actions led by the institutions
and the State. Finally it includes a brief analysis and
discussion on how the issue has been addressed.
Key words: drugs, Colombia, public policies, history,
subjectivity.
Résumé
Dans cet article, il s’agit d’un récit historique sur la
drogue en Colombie, les utilisations, les significations,
les pratiques et les effets sur la dynamique sociale.
Il présente également un court récit sur les politiques
publiques, en passant en revue les actions menées par
les institutions et l’Etat. Enfin, il comprend une brève
analyse et une discussion sur la façon dont la question
a été abordée.
Mots clés: drogue, la Colombie, la politique publique,
de l’histoire, de la subjectivité.
Introducción
En este escrito se hace una revisión de algunos
elementos de la historia, del uso, del sentido y de las
políticas públicas de las drogas en Colombia, con la
intención de aportar elementos que nos permitan
repensar la noción de “drogas” y ampliar la discusión
sobre el tema.
En primer lugar se hará un breve recorrido
retomando algunos aspectos del uso de las sustancias
psicoactivas en la historia de Colombia, incluyendo una
referencia al período precolombino. Se comentará sobre
los usos, las prácticas, los sentidos, los alcances y los
efectos de su empleo. Luego se hará una revisión de las
138
Las drogas han acompañado al ser humano a lo
largo de su historia. Así se ha descrito en prácticamente
todas las regiones, épocas y culturas (Escohotado, 1998;
Courtwright, 2002). El empleo de sustancias psicoactivas
ha sido frecuente para no sentir dolor y aliviar el
sufrimiento del cuerpo y del alma; para alcanzar placer;
comunicarse con los dioses, con otros o consigo mismo;
o para alcanzar estados, experiencias, sensaciones
y percepciones novedosas (Davenport-hines, 2003;
Jünger, 1950; Mckenna, 1993)
Antes del Descubrimiento y de la Conquista, los
pobladores de la América emplearon de diversas
formas y para diferentes prácticas las sustancias que
hoy se han denominado psicoactivas (García 2002). Se
sabe por indicios, rastros y el trabajo principalmente
de arqueólogos, antropólogos y sociólogos –pues
es importante señalar la ausencia de crónicas
prehispánicas– que en la región se conocía un número
muy grande de plantas con diversas propiedades, que
su uso era muy difundido y ocupaba un lugar muy
importante en la dinámica de las culturas de la época
(Ortiz, Unikel, Sosa & Romano, 1992; Pinzón, Suárez &
Garay, 2003).
En la Colombia precolombina las circunstancias eran
similares a las de la región y el empleo de sustancias
era muy difundido. Las sustancias que tenían un origen
vegetal –muy esporádicamente se usaban secreciones
animales– provenían de hongos, cactus, flores y
semillas y sus efectos eran básicamente alucinógenos
aunque también se usaron estimulantes como la coca y
especialmente el tabaco y el cacao que tenían carácter
sagrado. Se sabe también del uso de bebidas alcohólicas,
principalmente debido a la utilización de bebidas
derivadas del maíz como la chicha (Pinzón et al., 2003).
El empleo de las sustancias era básicamente para
fines religiosos, curativos y, en menor proporción, para
fines lúdicos. Su utilización fue un hecho cultural, que
se dio a lo largo del tiempo, no constituyéndose en
REVISTA
ANÁLISIS
un hecho aislado o casual y sí en una actividad ligada
de manera importante a la cultura, a las prácticas y a
la cosmovisión. Debe resaltarse que los saberes, los
sentidos y los contextos en que se desarrollaron y
construyeron estas prácticas no corresponden a nuestra
particular mirada actual (Pinzón et al., 1991, 2003).
El empleo de las sustancias, ligado a prácticas
religiosas en estas culturas, tenía como fines el poder
alcanzar estados de trance, acceder a poderes mágicos,
entrar en comunicación con dioses o vislumbrar las
profundidades de sí mismo y de los demás. Para tal fin
se empleaban principalmente el yagé, el borrachero o
cacao sabanero, el yopo, la coca y el tabaco (Pinzón et
al., 1991, 2003; Quevedo, 2007).
Estas actividades religiosas también tenían que
ver con acciones curativas, pues tales prácticas y
sustancias posibilitaban la curación de los males –del
cuerpo y especialmente del alma– o la superación de
padecimientos y enfermedades.
Diferentes autores, como el antropólogo
norteamericano Peter Furst (2002), el antropólogo
social y cultural de origen catalán Josep Fericgla (1994),
los ya citados antropólogos García (2002), Pinzón &
Suárez (1991) y Garay (2003) plantean la gran influencia
del chamanismo en nuestra América precolombina y en
particular con relación al empleo de sustancias:
El interés de los indígenas americanos por las
plantas alucinógenas está ligado directamente a la
supervivencia en el Nuevo Mundo de un chamanismo
que los antiguos cazadores llevaron consigo del Asia
meridional y que resultó ser la base religiosa de los
indios americanos. (García, 2002, p. 5).
El chamanismo, como el mismo García lo define,
fue un fenómeno sociocultural originado en Siberia
y desarrollado en Asia central y septentrional que
se extendió a Corea, Japón y luego a China, India y,
finalmente, a América. El chamanismo se caracterizó
por constituir un marco cultural en donde ciertas
percepciones básicas de la realidad se construyen con
base en estados modificados de la conciencia, para lo
cual se usan sustancias derivadas de plantas. Una de las
sustancias más difundida es un preparado que proviene
de las ramas, bejucos de la Ayahuasca (banisteriopsis
caapi), una enredadera de la selva amazónica que se
combina con otras plantas y cuyo producto es el yagé
(Díaz, 2004). Tambien se usó el yopo, un polvo que
se inhala, derivado de unas semillas y que ha sido
ampliamente estudiado (Zuluaga, 2004).
Un tercer empleo de las sustancias tiene que ver
con lo que podríamos denominar un uso recreativo. Las
culturas que habitaban la región utilizaban las sustancias
por una parte con fines festivos, en celebraciones
y reuniones, para alcanzar estados de regocijo y
goce. Para estas prácticas utilizaban principalmente
la coca, el borrachero, el cacao, el tabaco y bebidas
derivadas del maíz –la chicha en particular–. Por otra
parte, se emplearon sustancias con el fin de alcanzar
estados de trance y para experimentar estimulaciones
sensoperceptivas, para lo cual, además de las sustancias
ya señaladas, se emplearon hongos y semillas (Pinzón et
al., 1991, 2003; Quevedo, 2007).
Antes de proseguir, no sobra señalar que, con el aporte
de diferentes disciplinas como la Historia, la Antropología
y el Psicoanálisis, se pueden observar algunas de
las diferencias que existen entre la toxicomanía y el
consumo de drogas de las sociedades modernas versus
el uso y en particular el consumo de las sustancias propio
de las sociedades primitivas, tema que no será objeto de
discusión ahora. Se pueden mencionar, solamente para
tenerlos presente, algunos elementos que permitirán
ampliar la discusión y que hacen diferencia: el lugar y
la función de las sustancias y el consumo, que en unos
casos se integran en el conjunto de las prácticas sociales
propiciando el restablecimiento de los lazos (ritos de
iniciación, de celebración, de nacimiento, de duelo),
mientras que la expresión actual coincide más bien con
una desligadura del lazo social propio de las sociedades
modernas. Podría hacerse también referencia al lugar de
la sustancia con relación al deseo, pues se debe señalar
cómo la droga, en la época moderna, obtura (corta, no da
paso) al deseo y el deseo le es atribuido al objeto, lo que
da la sensación de que la droga u otros objetos tienen
el poder de atraer, de atrapar, y el sujeto consumidor
moderno queda sin deseo, a merced del objeto y del
consumo, que lo dominan, que lo atrapan, lo desean (Le
Poulichet, 1990; Vera, 2001; Carmona, 1995).
Durante los siglos XVI, XVII y XVIII, en el territorio
colombiano se continuaron usando con los mismos
fines (lúdicos, recreativos, mágicos, místicos, curativos)
estas plantas o sus derivados (yagé, coca, tabaco, el
borrachero o cacao sabanero) pero hubo un importante
incremento en nuestro medio de la utilización de la coca
y la chicha (Quevedo, 2007).
La coca, como ya se señaló, estaba ligada, por un
lado, a creencias y prácticas mágicas relacionadas con la
comunicación con dioses, con la obtención de poderes
en ritos y ceremonias; se utilizaba para la comunicación
139
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
y el acceso a estados trascendentales; por otro lado,
estaba relacionada con fines medicinales, terapéuticos
y de curación y, también, era reconocida y empleada por
sus poderes y posibilidades de excitación, de exaltación
y estimulación (Molano, 2004; García, 2007). Su uso fue
alentado por los conquistadores españoles debido a sus
efectos temporales, pues produce, en la mayoría de los
casos, disminución del hambre, de la sed, del sueño y del
cansancio, lo que permitía extender las horas de trabajo
de la mano de obra, especialmente, de los indígenas.
Esto hizo que su empleo se propagara y su uso fuera
generalizado y aceptado: “tan arraigada estaba esta
costumbre que hasta hace poco la coca figuraba –en
algunas regiones del país– como una parte obligatoria
del salario…” (Rosselli, 1968, p. 27) o simplemente esa
era la forma de pago por el trabajo, hecho que permite
ver cómo la coca ha ocupado diferentes lugares en
nuestra cultura (Molano, 2004; García, 2007).
La chicha, bebida fermentada a base de maíz,
hizo también parte de la vida de los pueblos que nos
preceden y su consumo se constituyó en una práctica
frecuente, con un lugar significativo en las dinámicas
sociales de nuestra cultura (Montes & Rodríguez. 1975).
La chicha se convirtió rápidamente en “un problema”
pues su consumo ocasionaba, según aparece en los
relatos, múltiples dificultades: se describen riñas y
conflictos, pecados y ofensas que se cometían por su
causa, enfermedades y males que se originaban por su
consumo. Son numerosas las alusiones que, primero,
la Iglesia y las autoridades y, finalmente, la ciencia y la
academia hacen señalando sus daños, los problemas
que acarrea y las dificultades que ocasiona, hasta lograr
en el siglo XX su prohibición (Rosselli, 1968).
Rosselli realiza una revisión de los hechos en los
que la Iglesia, el Estado y la ciencia de la época se
ocupan de prohibir el consumo de las sustancias que
generaban preocupación. En 1660, el Presidente de la
Real Audiencia de Santa Fe de Bogotá, Dionisio Pérez
Manrique, dictó un auto prohibiendo la bebida:
bebiendo desmesuradamente una bebida tan fuerte y
contraria a la salud, embriagados con la mala calidad
de dicha bebida y con los fuertes ingredientes que de
propósito le echan, cometen muchos muy graves y
enormes pecados y ofensas contra la majestad de Dios,
así de deshonestidades como de muertes y alevosías y
otros excesos… (Rosselli, 1968 p. 28).
A principios de 1702, el arzobispo del Nuevo
Reino de Granada (hoy Colombia), Ignacio de Urbina,
140
promulgó un edicto excomulgando a los que fabricaban,
vendían y compraban la chicha. En los siguientes
años, las disposiciones de arzobispos, gobernadores y
otros funcionarios locales de Colombia que prohibían,
castigaban y censuraban el uso, comercio de la chicha, no
cesaron y permanentemente se reiteraba lo perjudicial
de la chicha para el cuerpo y para el alma, así como para
la convivencia ciudadana… Simón Bolívar, Presidente de
la República de la Gran Colombia, sancionó un drástico
decreto que prohibía para siempre la chicha en la
provincia de Sogamoso y disponía severas sanciones para
quien no cumpliera… (Rosselli, 1968, p. 80). Sabemos que
estas prohibiciones, como muchas otras que procuraban
extinguir este licor de los territorios, no prosperaron.
La preocupación por la chicha y por otras sustancias
ocupó no sólo a gobernantes, también a médicos,
profesores e investigadores sociales en particular a
finales del siglo XIX (Cordovez, 2006; Quevedo, 2007;
Rosselli, 1968). La lucha contra el alcoholismo cobró
mayor fuerza a partir de la década de 1880, con las
campañas contra el chichismo emprendidas por los
médicos Zerda y Gómez y con la publicación de artículos
de otros profesionales de la medicina. Debe resaltarse
una presentación del Presidente de la República de
Colombia, General Rafael Uribe Uribe, que en 1911
hace referencia al tema dentro de un conjunto de
conferencias denominadas “Los problemas nacionales”.
Uribe Uribe, al año siguiente, presentó un proyecto al
Senado para reglamentar las bebidas alcohólicas. En
1911, el médico Alfonso Robledo solicitó la creación de
la Liga Nacional contra el Alcoholismo; y Manuel Dávila,
Ministro de Instrucción Pública de la época, se interesó
por la enseñanza antialcohólica en las escuelas públicas
y contrató la redacción de la cartilla antialcohólica, que
fue ampliamente difundida por el Ministerio en los años
siguientes. Un hecho singular es el que varios médicos
bogotanos propusieron que, en las clasificaciones
médicas, se incluyera una nueva enfermedad que se
llamara chichismo y adelantaron trabajos cuyo interés
principal era conseguir la prohibición de la chicha
en Colombia. El profesor Liborio Serna, en un texto
denominado Estudio químico, patológico e higiénico de la
chicha, bebida popular en Colombia, “define esta nueva
patología, describe sus síntomas y sus características…”
(Rosselli, 1968, p. 222). En las décadas de 1910 y de 1920,
no fueron menores los escritos y las presentaciones que
en los eventos médicos y pedagógicos de estos años se
hicieron insistiendo en la malignidad de la chicha y en
solicitar su erradicación (Cordovez, 2006). El profesor
Luis López de Meza dedicó gran parte de sus trabajos a
estos temas y planteó de múltiples formas su intención
de que el consumo de chicha fuera prohibido (Cordovez,
REVISTA
ANÁLISIS
2006). Otras instituciones también hicieron lo propio:
la asamblea de Norte de Santander, en 1915 y 1916,
promulgó ordenanzas para limitar el consumo de dicha
bebida y el Concejo de Bogotá reglamentó las chicherías
en 1916 (Rosselli, 1968, pp. 325 y siguientes). La Cámara
de Representantes debatió en 1918 un proyecto de Ley
sobre la materia y la asamblea de Cundinamarca aprobó
una ordenanza en 1919 contra el chichismo. El médico
Eliseo Montaña presentó, en el Congreso Médico Nacional
de 1919, un trabajo titulado “Lucha antialcohólica: El
alcoholismo en Colombia y medios para combatirlo”,
donde resalta de manera enfática la gravedad generada
por el alcoholismo, solicita legislar sobre la industria,
limitar el comercio y reprimir el consumo; propone entre
otras cosas hacer propaganda, educación individual y
colectiva, fundar La Liga Nacional Antialcohólica, fundar
hospitales, sanatorios y asilos para tratar a los bebedores
alcoholizados curables; solicita la expedición de leyes
que reglamenten la industria y extinguir estas bebidas.
Estas recomendaciones se tradujeron en la expedición
de la Ley 88 de 1923 que restringía el consumo de alcohol
pero cuya vigencia se aplazó. Más trabajos académicos,
más presión social y más leyes se produjeron, que sin
embargo no tenían mayor efecto. Fue con la Ley 34 de
1948, medida impuesta de la mano de la fuerza pública y
luego de los destrozos de la ciudad capital posteriores al
asesinato del líder Jorge Eliécer Gaitán, que finalmente
se logró que desapareciera de manera oficial, por un
buen tiempo, la chicha de nuestro medio. El problema
sin embargo no terminó allí, pues la creación de las
licoreras departamentales y el impulso que tomaron
otras bebidas como la cerveza, el aguardiente, el ron y el
whisky principalmente, trajeron nuevos problemas.
A finales del siglo XIX otras sustancias como el opio,
la morfina y la cocaína (derivada de la coca) ya habían
empezado a aparecer. A propósito del empleo de otras
sustancias, el Dr. Manuel Plata Azuero, en un texto de
1888, plantea el uso terapéutico en el país de sustancias
como el opio, la morfina y la cocaína. Señala además el
caso de un joven de la sociedad bogotana que “se entregó
al uso de la morfina con tal exageración que al cabo de
cuatro años y medio de continuo envenenamiento murió
al fin repentinamente en diciembre de 1887…” (Rosselli,
1968, p.185).
La marihuana aparece en Colombia a comienzos del
siglo XX y su consumo es especialmente visible en el
puerto de Barranquilla, principal puerto colombiano, en
el que confluyen barcos de diferentes partes del mundo.
En la década de los veinte del siglo pasado, se mencionan
cultivos en la región de Santa Marta que anteceden la
producción y el comercio que florecería en las décadas
del sesenta y setenta (Sánchez, 2008).
En el país, en los comienzos del siglo XX, sin
embargo, la preocupación se mantiene centrada en el
tema del alcohol. Por esta época aparecen una serie de
investigadores y trabajos que dan lugar a las políticas y
acciones frente al fenómeno (Quevedo, 2007). Uno de
los más importantes investigadores es el profesor Luis
López de Meza, médico psiquiatra, con una maestría en
Psicología Experimental de Harvard y quien en su trabajo
“El problema del alcoholismo y su posible solución”
plantea como causas del alcoholismo las siguientes: “la
existencia de bebidas al alcance de todos; la deficiencia
de la educación; la trasmisión por herencia similar y
semejante y por contagio; y la carencia de distracciones
sustitutivas…” (Citado por Rosselli, 1968, p. 325). Con
respecto al tratamiento plantea claramente como fin
último el abolir el alcohol, aunque incluye tres etapas
previas: la educación de la voluntad, tarea difícil; el uso
de medicamentos –tónicos nerviosos físicos y químicos–,
y finalmente los correctivos sociales, sobre estos plantea
la prohibición absoluta de vender bebidas alcohólicas,
un impuesto altísimo, la legislación para internar en
asilos a quienes se embriaguen determinadas veces y la
educación profiláctica (Rosselli, 1968).
Colombia se había adherido a los tratados
internacionales sobre el tema –Convenio de La Haya
en 1912 y Convención de Ginebra en 1936– y la
Dirección Nacional de Higiene había dictado medidas
especialmente en relación con los tratamientos, que no
se cumplían –Ley 82 de 1923, Ley 68 de 1939, Ley 12 de
1943, Ley 116 de 1937–, pero con las que empezaban
a perfilarse las políticas de Estado (Rosselli, 1968;
Sánchez, 2008). A pesar de esta legislación, el empleo
de sustancias continuaba abriéndose espacio –con
la incorporación de nuevas sustancias y con el uso no
formulado de medicamentos– sin lograr aún ocupar la
atención y tener las dimensiones actuales.
Los años sesenta del siglo pasado producen a nivel
global grandes cambios y trasformaciones sociales
que tienen efecto sobre el tema que nos ocupa. Se
generan nuevas formas de relación, de usos, nuevas
prácticas y formas de comprensión. En nuestro contexto
aparecen elementos que ocasionan grandes efectos
y trasformaciones para nuestra dinámica social. El
consumo de drogas se incrementó. Algunos autores
141
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
han descrito esta época como la Postmodernidad,1
con el fin de mostrar algunos efectos que se han
generado de manera particular con el surgimiento de
la sociedad de consumo y los desarrollos de la sociedad
capitalista. El efecto del capitalismo ha sido descrito
bajo esa nominación por varios autores, en particular
por filósofos y psicoanalistas franceses (Berenguer,
2008; Lacan 1972), indicando principalmente cómo
la sociedad de consumo repercute en el consumo (de
objetos y naturalmente también de sustancias) pero,
especialmente, afecta el vínculo que establece el sujeto
con los objetos, transformando adicionalmente el vínculo
social y, de manera particular, las incidencias sobre el
deseo y el goce. Los autores describen las nuevas formas
de relación, de obtención de placer, de satisfacción y las
dificultades que esto plantea (Canclini, 1995; Melman,
2005; Miller, 2008; Pommier, 2002; Soler, 1998).
Como ya se mencionó, las drogas han estado
presentes en distintos momentos del desarrollo de
la humanidad, desde tiempos antiguos. Sin embargo,
no eran el “fenómeno social maligno” que se ha
constituido en la actualidad y que ha producido, por
una parte, “políticas de drogas” y, por otra, toda una
red de discursos, acciones y presupuestos dirigidos a la
atención de este tema; un problema de salud pública y
un problema de seguridad nacional, que conduce a la
actual “guerra contra las drogas”.
Algunas anotaciones sobre políticas públicas y drogas
en Colombia
Si bien ya se han señalado acciones del Estado, un
inicio formal de los planes y programas dirigidos desde
el Estado colombiano para realizar acciones e intervenir
frente al tema de las drogas se puede ubicar en el año
1969, cuando se creó el Consejo Nacional de Instrucción
Criminal al que se le atribuyen, entre otras funciones, el
control sobre los estupefacientes, aunque sus desarrollos
fueron mínimos (Velosa, 2009).
Fue sin embargo en 1973, bajo la administración del
Presidente conservador Misael Pastrana Borrero, que
se organizan las políticas públicas sobre el tema con la
creación del Consejo Nacional de Estupefacientes y la
Oficina de Estupefacientes del Ministerio de Justicia,
que por medio del Decreto 1188 de 1974 prohíbe y
1
Término desarrollado por el filósofo y sociólogo francés JeanFrançois Lyotard, en particular en los textos La condición
postmoderna (1987) y La posmodernidad (explicada a los
niños) (1987).
142
penaliza las sustancias psicotrópicas y establece, en julio
de 1974, un convenio entre el gobierno de Colombia y la
oficina de las Naciones unidas –el PNUD–, cuyo mandato
y objetivos están encaminados a coordinar todas las
actividades de fiscalización de las drogas, promover la
observancia de los tratados internacionales y ofrecer
un liderazgo eficaz sobre la materia “Control del uso
indebido de drogas”.
A partir de ese momento y hasta 1990, las acciones en
este sentido son coordinadas y lideradas en gran medida
por este organismo. El período de los años setenta y
ochenta está marcado por la “bonanza marimbera” que
puso a Colombia en el escenario internacional por la
exportación de marihuana principalmente hacia Estados
Unidos y por la reacción de los gobiernos de entonces,
que iniciaron acciones de control policial y de fumigación
en extensas áreas de la costa Caribe. Un hecho muy
importante ocurre en enero de 1986, tras el asesinato
del Ministro de Justicia Rodrigo Lara Bonilla, víctima de
un nuevo fenómeno: la aparición de las mafias ligadas
al tráfico y exportación de cocaína, que hizo que el
gobierno expidiera la Ley 30 de l986 que creó un nuevo
estatuto nacional de estupefacientes que endureció su
postura, introdujo la idea de “la lucha contra el crimen y
la droga” y desarrolló políticas enfocadas a controlar el
tráfico de sustancias y a judicializar a sus responsables.
Esta Ley penaliza de manera drástica los hechos ligados a
las drogas, incluyendo el consumo de sustancias.
En 1990, bajo el gobierno del liberal Virgilio Barco,
se creó la Dirección Nacional de Estupefacientes con la
misión de ejecutar las acciones del gobierno y en especial
las del Consejo Nacional de Estupefacientes, que sin bien
plantea acciones de prevención y rehabilitación, dirige
sus acciones al control y la represión.
Otro hecho a resaltar dentro de esta secuencia
histórica, fue la sentencia C221 de 1994, proferida por la
Corte Constitucional, por medio de la cual se despenalizó
el consumo de la dosis personal (Corte Constitucional,
1994). La inexequibilidad del artículo 51 de la Ley 30 de
1986 tuvo sustento en dos fundamentos primordiales:
el primero es el libre desarrollo de la personalidad. Este
principio, consagrado en la Constitución colombiana,
establece que el individuo tiene la capacidad para
encaminar su vida siempre y cuando no interfiera con
la autonomía de las otras personas; es así como se
considera que el consumo de la dosis mínima es una
decisión individual que cumple con esta característica. El
segundo es la limitación del Estado sobre la participación
en la salud personal: la Corte señala que cada persona es
REVISTA
ANÁLISIS
libre de decidir si es el caso o no de recuperar su salud,
por lo cual es improcedente imponer acciones cuando
una persona decide realizar alguna actividad que afecte
su bienestar.
En el gobierno de Andrés Pastrana (1998 – 2002) se
dan nuevas circunstancias. Se crea un Plan Nacional de
Lucha contra las Drogas y por medio del Decreto 1943 de
1999 se modifica la estructura de la Dirección Nacional
de Estupefacientes, creando el Programa Presidencial
para el Afrontamiento del Consumo de Sustancias
Psicoactivas, “Programa Presidencial Rumbos”. El Plan
de Lucha contra las Drogas se justifica porque Colombia
ha demostrado al mundo su compromiso a fondo en
la lucha contra el tráfico de drogas ilícitas y ha dado a
conocer resultados contundentes. Se hace referencia
a miles de hectáreas de coca y amapola fumigadas,
toneladas de marihuana y opio incautadas, miles de
toneladas de precursores químicos decomisados. En
el gobierno de Andrés Pastrana se da inicio al Plan
Colombia, un programa básicamente de ayuda militar y
económica para combatir la droga (Universidad de los
Andes, 2010).
El gobierno de Álvaro Uribe (2002 – 2010) desmontó
el “Programa Rumbos” y dejó de nuevo en manos de la
Dirección Nacional de Estupefacientes las acciones que
en ese sentido desarrolla el país. Durante el gobierno
de Uribe, con el fortalecimiento del Plan Colombia, el
país se centró en “una batalla”, en una “lucha” contra
“el delito”, caracterizada por la presencia militar, la
fumigación y erradicación de cultivos, las acciones
policivas y jurídicas, la propaganda y la búsqueda de
cooperación internacional (Colombia Departamento
Nacional de Planeación, 2005; Universidad de los Andes,
2010). Dentro de esa lógica, el Presidente Uribe logró,
al finalizar su segundo gobierno, aprobar una ley que
penaliza nuevamente la dosis mínima y que va en la
misma línea que ha mantenido el gobierno colombiano.
Otros actores han venido desarrollando un proceso
paralelo muy importante –liderado en gran medida por
funcionarios del Ministerio de Protección y la Oficina
de Naciones Unidas, entre otros– que ha conducido
a la estructuración de una “política nacional para la
reducción del consumo de sustancias psicoactivas y su
impacto” (Colombia. Ministerio de la Protección Social,
2007, 2008). Este proceso ya no habla de eliminación o
supresión del consumo, ni de lucha contra las drogas, ni
hace referencia al delito, y sí se ocupa con gran interés
de temas como prevención, rehabilitación, consumo
problemático, inserción social, reducción de riesgos, lo
que constituye un gran cambio, un gran avance en las
políticas públicas sobre el tema de las drogas (Carvajal,
2005). Esta postura, llamada de reducción del daño,
se ha ido posicionando (Machin, 2005; Milanese,
2006; Milanese & Machin, 2009; Velosa, 2009). Un
cuestionamiento de los enfoques, las políticas y de las
acciones frente al tema se ha ido desarrollando (Velosa,
2009) y un debate sobre si se debe prohibir o no el
consumo se ha abierto y está en curso (Acevedo, 2003:
Botero, 2002; Romaní, 2010).
Los gastos del Estado en el tema de las drogas
En los últimos años, la participación porcentual de
los gastos del Estado colombiano en la lucha contra las
drogas en el PIB, ha mostrado una tendencia creciente.
En las décadas de los setenta y ochenta, esa participación
es baja y se concentró en su totalidad en el desarrollo
de la estrategia de reducción de la oferta de drogas
ilícitas. En los noventa y los años posteriores al 2000, la
participación del fortalecimiento a la justicia, desarrollo
alternativo y reducción de la demanda de drogas es
cada vez más alta. Siendo en 2008 cuando los recursos
antidrogas alcanzan su mayor participación en el PIB con
0,47%.
Entre 1995 y 2004, el Estado colombiano destinó
aproximadamente $7.04 billones de pesos de 2004
a contener el cultivo, la producción, la fabricación, la
distribución, el tráfico, el consumo de estupefacientes
y sustancias psicotrópicas y delitos conexos (Colombia,
Departamento Nacional de Planeación, 2005; 2006).
En el solo período 2007–2008, el gasto antidroga
ascendió a $3.27 billones de pesos constantes de 2008
de los cuales $1.29 billones corresponden a la vigencia
2007 y $1.98 billones a 2008, con un incremento de
54.16% El gasto que el Estado ha destinado a combatir
las drogas ilícitas, se ha clasificado en las siguientes
estrategias: i) Desarrollo alternativo, ii) Reducción de
la oferta de drogas ilícitas, iii) Fortalecimiento jurídico
e institucional, iv) Reducción de la demanda de drogas;
v) Gestión ambiental y vi) Política internacional. La
Armada Nacional fue la de mayor participación en
el gasto con 17% ($337,592 millones); seguida por
la Gestión Presidencial Contra los Cultivos Ilícitos –
PCI– de la Agencia Presidencial para la Acción Social
y la Cooperación Internacional con 13.1% ($258,737
millones); la Fiscalía General de la Nación con 9.9%
($197,085 millones); la Fuerza Aérea Colombiana con
9.2% ($182,257 millones) y la Dirección Antinarcóticos
de la Policía Nacional con 8.3% ($163,863 millones). Las
demás entidades mantienen una participación cercana al
143
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
17% (Colombia, Departamento Nacional de Planeación,
2009). Debe señalarse que el gobierno colombiano
resalta la disminución del cultivo y del tráfico de drogas
(Colombia, Departamento Nacional de Planeación,
2009). Los estudios recientes muestran, sin embargo,
un consumo importante de sustancias en la población
colombiana (UNODC, 2006; Ministerio de la Protección
Social, 2008; Secretaría Distrital de Salud & Oficina de las
Naciones Unidas, 2009).
Colombia es reconocido como uno de los mayores
productores de cocaína y amapola del mundo, razón
que argumenta el Estado para fortalecer la política
antidroga con acciones dirigidas a la destrucción
forzosa y voluntaria de cultivos ilícitos, control de
sustancias químicas, desmantelamiento de laboratorios
y complejos de procesamiento de drogas, control al
tráfico y distribución de drogas ilícitas y en los procesos
y juicios de las redes e individuos que soportan el tráfico
ilícito de estupefacientes y delitos relacionados (Sistema
Subregional de Información e Investigación sobre Drogas,
2008; UNODC, 2010). Estas prioridades se ven reflejadas
claramente en la distribución del gasto, cuando más del
80% del total de recursos financieros han sido asignados
a la interdicción y al fortalecimiento jurídico (Colombia,
Departamento Nacional de Planeación, 2005; 2006;
2009).
Políticas internacionales y sus efectos en Colombia
Naciones Unidas ha liderado, a través del programa
para la Fiscalización Internacional de Drogas (UNDCP),
una política con un marco multilateral de tratados y con
un conjunto de instrumentos internacionales que se han
ido imponiendo sobre las políticas particulares en casi
todos los Estados (Jelsma, 2003; Velosa, 2009).
Algunos de los momentos que han ido delineando
las políticas son: La Convención Única de 1961,
enmendada por el protocolo de 1972, que plantea que
las medidas contra el uso indebido de estupefacientes
requieren de una acción universal y concertada de las
naciones (Artigas, 2003); el Convenio de 1972, que se
centró en la regulación de las sustancias estableciendo
sistemas de licencias, recetas, etc.; y la Convención
de 1988 contra el Tráfico Ilícito de Estupefacientes
y Sustancias Psicotrópicas que procura promover la
cooperación entre Estados para tipificar como delitos
varias acciones (transporte, comercio, entre otras) y
plantear la erradicación de los cultivos de plantas y
otras medidas (Artigas, 2003; Jelsma, 2003). Además,
en sesión especial de la Asamblea General de 1998, se
adoptaron una declaración política y unos principios
144
sobre la demanda de drogas; se adoptaron también
medidas para promover la cooperación internacional
(para luchar contra el problema mundial de la droga),
en particular dotando de medidas jurídicas y financieras
a los Estados, y se fijaron metas para la disminución del
cultivo y la producción de cannabis, amapola y coca, en
este apartado se cita de manera específica y especial a
Colombia (Artigas, 2003).
Estas acciones iniciales de Naciones Unidas frente
al tema apuntaron a una “lucha contra las drogas” cuyo
principal escenario fue, por un lado, la prevención y,
por otro, la erradicación de cultivos, la producción y
la comercialización de drogas ilícitas, además de una
asistencia técnica en las distintas esferas de la fiscalización
de las drogas (Artigas, 2003). Estas acciones se centraron
básicamente en erradicación de cultivos de marihuana
y cocaína y en la producción y comercio de éstas fuera
del país. La intervención de esta entidad cobró mayor
impulso tras la celebración de La Asamblea General de
Naciones Unidas en 1990, que decidió establecer el
UNDCP (Artigas, 2003). Además, en el vigésimo período
extraordinario de sesiones de la Asamblea General de
las Naciones Unidas, dedicado al problema mundial de
las drogas, que tuvo lugar en Nueva York, en junio de
1998, surgió la Declaración sobre los Principios Rectores
de la Reducción de la Demanda de Drogas y los Estados
miembros aprobaron una Declaración Política que
enuncia la estrategia mundial orientada a lograr una
reducción significativa tanto de la oferta como de la
demanda de drogas ilícitas para el 2008 (Artigas, 2003;
Jelsma, 2003).
En el año 2000, en la llamada Asamblea del Milenio
y en el documento del milenio, se resalta el papel
de las drogas en la generación o ampliación de los
conflictos armados y la consolidación de actividades
ilícitas derivadas u ocasionadas por éstas. Contiene
además el compromiso de los gobiernos de “incentivar
los esfuerzos para enfrentar el problema mundial de
la droga, intensificando la lucha contra la delincuencia
organizada transnacional en todas sus dimensiones…”
(Artigas, 2003, pp. 7-8).
Conclusiones
Las sustancias psicoactivas siempre han existido.
Su uso ha sido una práctica presente en las diferentes
regiones, culturas y momentos históricos. El empleo de
tales sustancias tuvo, hasta inicios de la Modernidad,
fundamentalmente una connotación medicinal, religiosa
o recreativa.
REVISTA
ANÁLISIS
La utilización de este tipo de sustancias tuvo, en los
comienzos y hasta mediados del siglo pasado, mucho
que ver con un conjunto de prácticas destinadas a
establecer lazos sociales y articular las relaciones con los
otros (ritos de iniciación, de celebración, de sanación,
de duelo). En la Modernidad su empleo apunta más
al aislamiento, al retiro, a formas de comunicación
individual y, ahora, virtual.
Criterios religiosos, morales, científicos y legales se
retoman para limitar el uso de las drogas. En la historia
de Colombia estos criterios se emplean inicialmente
para mitigar y luego abolir el uso de la “chicha” y, más
recientemente, para “enfrentar” las demás sustancias.
Con la aparición de otras sustancias como la
marihuana, la cocaína, la heroína, el éxtasis, etc. aparece
una nueva serie de prácticas, de usos y de formas de
concepción. Con la aparición del narcotráfico, el asunto
termina convertido en un tema fundamentalmente
económico, político y, finalmente, jurídico y policivo.
Los abordajes se rigen por una nueva categoría “la lucha
contra las drogas”, sobre lo cual resalta un suceso y
es que no aparecen intentos de comprensión sobre el
fenómeno, sino básicamente su interés por erradicarlo.
Las actividades que surgen a partir del Estado son de
prohibición y penalización, tiñendo de manera particular
la concepción del sujeto consumidor. Las principales
acciones y recursos que se han desarrollado en el país se
han dirigido a lo que se ha dado en llamar la reducción
de la oferta, esto es, a la erradicación de cultivos, a la
lucha contra el tráfico, al control, vigilancia, penalización,
judicialización de los actores involucrados.
El discurso, las palabras, los sentidos con que se
aborda el fenómeno en nuestro país se caracterizan
porque se trata de una “lucha,” de “la batalla”, o
“la guerra” contra las drogas. No aparecen mayores
intentos de comprensión, ni preguntas por el sujeto, por
su familia, por su entorno, por la relación entre sujeto
y el objeto de consumo, por las formas de regulación
del goce, por las formas de establecer relaciones y lazo
social, por las dificultades en la Modernidad con la ley
y con otras formas de regulación, etc. Los enfoques, las
políticas, los abordajes clínicos se han centrado en gran
medida en la droga, dejando de lado la noción de sujeto,
su historia, las relaciones con lo social y lo subjetivo.
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Scientific knowledge about drugs and their importance in prevention and intervention programs.
Nicolás Uribe* y estudiantes
del curso “Trabajo de Grado I”.
Farmacodependencia y Psicología Social.**
*
**
Psicólogo. Psicoanalista. Magíster en Investigación Psicoanalítica de la Universidad de Antioquia. Docente-investigador de la
Facultad de Psicología y Ciencias Sociales de la Fundación Universitaria Luis Amigó (Medellín-Colombia). Miembro del Grupo
de Investigación en Farmacodependencia de la FUNLAM (Categoría C -COLCIENCIAS), y del Grupo de Investigación “Estudios
sobre Juventud” de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de Antioquia (Categoría C- COLCIENCIAS).
Correo electrónico: [email protected]
El presente artículo es fruto de la reflexión conjunta entre el docente Nicolás Uribe y los estudiantes que hacen parte
del curso de Trabajo de Grado I. Farmacodependencia y Psicología Social, del Programa de Psicología de la Fundación
Universitaria Luis Amigó.
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 149 - 157.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resumen
A partir de un enfoque histórico y farmacológico
acerca de las diversas formas de relación que el ser
humano ha establecido con las drogas a lo largo de
la historia de la civilización, éste articulo resalta la
importancia del conocimiento profundo de estos
asuntos en el diseño y ejecución de las campañas de
prevención del uso/abuso de drogas y de las diversas
formas de intervención que se realizan actualmente en
diversos contextos (escolar, laboral, comunitario, entre
otros). Todo con el ánimo de llamar la atención sobre la
necesidad de que quienes realizan estas campañas sean
verdaderamente expertos en el tema, pues para que
estas tengan mayor posibilidad de producir los efectos
esperados es indispensable que los responsables de las
mismas tengan un claro conocimiento científico sobre
las relaciones del ser humano con las drogas.
Palabras clave: conocimiento científico, drogas
prevención, tratamiento.
Abstract
From a historical and pharmacological perspective
to the different types of relations established
between humans and drugs throughout the history
of civilization, this article highlights the importance
of a deep knowledge of these issues for the design
and implementation of prevention campaigns of use/
abuse of drugs and of the diverse ways of intervention
carried out currently in diverse contexts (school, work,
community, among others). All this, with the intention
of raising the need that those who make campaigns are
real experts on the matter at hand, so these campaigns
have more possibilities to have the expected effects, it
is indispensable that the ones in charge have a clear and
concise knowledge.
Key words: scientific knowledge, drug prevention,
treatment
Résumé
À partir d’un approche historique et pharmacologique
au sujet des différentes façons de relation que l’être
humaine a établi avec les drogues pendent l’histoire
de la civilisation; cet article montre l’importance de la
connaissance approfondie de ces mêmes sujets durant
la conception des campagnes de prévention de l’use et
l’abus des drogues et des différents modes d’intervention
150
qui sont faites actuellement dans des divers contextes
(l’école, le travail, la communauté, parmi des autres).
Cela a la claire intention de faire évident le besoin
d’avoir des experts parmi les personnes chargés de ces
campagnes; car, pour produire les effets souhaités, il est
impératif d’avoir la connaissance claire et scientifique
sur des relations de l’être humaine avec les drogues.
Mots clés: connaissances scientifiques, la prévention
des drogues, le traitement
Drogas e historia
En el estudio de las drogas es indispensable recordar
los primeros usos que los seres humanos hicieron de
ellas, pues muchos de éstos se han mantenido a lo largo
de la historia de la civilización y marcan el camino de los
usos que posteriormente se reencuentran en períodos
más avanzados del desarrollo de la civilización. Estos usos
se refieren a que supuestamente las drogas permiten
establecer una comunicación con seres sobrenaturales
que gobiernan nuestro destino (divinidades), a partir
de las alteraciones perceptivas y del pensamiento que
hacen posible crear realidades alternas a la realidad
física, las cuales tienen un carácter trascendental (López,
1992; Freud, 1930; De la Garza, 1999; Courtwright,
2009).
Así mismo, es importante rememorar cómo fue
evolucionando este modo de relación entre el hombre
y las drogas, por lo que es fundamental conocer el lugar
que éstas tenían en las culturas griegas y romanas, cuna
de la civilización occidental. En ellas su uso hacía parte
del hedonismo propio del hombre. Pero también en las
culturas orientales la concepción de las drogas y sus
consecuentes usos es diversa (López, 1992; Freud, 1930;
De la Garza, 1999; Courtwright, 2009).
De otro lado, se hace necesario entender los cambios
de concepción acerca de las drogas ocurridos en
Occidente, luego del advenimiento del cristianismo. Con
él el uso de las drogas es asociado al placer y al pecado,
y adquiere una connotación peyorativa que parte de un
juicio moral basado en los preceptos del cristianismo
acerca del hombre y su relación con el placer (López,
1992; Freud, 1930; De la Garza, 1999; Courtwright,
2009).
También es importante conocer el desarrollo de esta
relación en el Renacimiento y en los siglos XVIII y XIX,
pues aun cuando en estos momentos de la historia se
produce un cambio radical en la forma de ver al hombre y
REVISTA
ANÁLISIS
su interacción con los objetos del mundo, la relación con
las drogas seguirá siendo concebida desde una postura
moralista ajena al campo científico, que nace en estos
períodos de liberación e iluminación del pensamiento
humano (López, 1992; De la Garza, 1999; Courtwright,
2009).
De ese modo podrá comprenderse el notable cambio
de posición de la sociedad frente a las drogas en la mitad
del siglo XX, período en el cual empieza a ser estudiada
esta relación de forma científica y amplios sectores de
la sociedad comienzan a considerar su uso como algo
normal y benéfico (recuérdese el movimiento hippie), al
tiempo que constituye el período en el cual el uso de
las drogas empieza a ser penalizado por representar un
problema de salud que afecta amplios sectores de la
sociedad que rechazan su uso (López, 1992; Freud, 1930;
De la Garza, 1999; Calderón & et. al., 2001; Castaño,
2001; Courtwright, 2009).
Para entender este cambio de posturas en la sociedad,
que da cuenta de posiciones contrarias que coexisten, es
necesario conocer la evolución de las formas de relación
con las drogas, pues al considerar que en la actualidad
sus usos ya no se soportan sobre motivaciones
religiosas, espirituales, médicas, militares, económicas,
como en el pasado, sino sobre el hedonismo y el uso
recreativo, es posible entender el porqué se torna en un
problema de salud pública. En este nuevo contexto se
pierden referentes que actuaban anteriormente como
reguladores del uso de las sustancias, dando lugar a
los abusos que caracterizan a las drogodependencias,
farmacodependencias o toxicomanías, que en la
Postmodernidad empiezan a presentarse en altos
índices de la población y que tanto preocupan (López,
1992; Freud, 1930; De la Garza, 1999; Calderón & et. al.,
2001; Castaño, 2001; Courtwright, 2009). Más adelante
ampliaremos estas ideas sobre los usos de las drogas a lo
largo de la historia humana.
Como puede verse, esta perspectiva histórica permite
entender, además, como ha llegado a ser criminalizado
y penalizado el consumo de drogas en algunos países,
entre los cuales se cuenta Colombia, mientras que
en otros, actualmente, se implementan medidas de
abordaje menos represivas, tales como la política de
reducción de daños (Castaño, 2001).
Drogas, clasificaciones, efectos psicofisiológicos y
programas de intervención
Una vez se han descrito brevemente estos aspectos
históricos, es fundamental conocer los tipos de
sustancias que usan los seres humanos para obtener
placer, así como las diversas clasificaciones que se
han creado para estudiarlas científicamente, pero
también para convertirlas en objeto de consideraciones
penales. Dicho conocimiento es indispensable a la hora
diseñar y ejecutar cualquier campaña de prevención o
intervención acerca del uso/abuso de las drogas (Llanes,
1982; Herrell & et. al.,1985; Baldivieso & et. al., 1988;
Cepeda, 1989; Belcher, 1998).
Entre estas clasificaciones, las más conocidas
dividen las drogas en sustancias estimulantes (tabaco,
café, cocaína, éxtasis, anfetaminas, bazuco, etc.),
depresoras (benzodiacepinas, alcohol, marihuana, etc.),
y alucinógenas (LSD, hongos, peyote, cacao sabanero,
etc.), siendo posible que una sustancia tenga más de una
propiedad o efecto, razón por la cual puede estar presente
en diversas categorías, como es el caso del alcohol:
aunque éste en principio produce efectos estimulantes,
luego genera efectos depresores y aun alucinógenos
(López, 1992). Las sustancias estimulantes generan
una activación del sistema nervioso central, mientras
que las depresoras generan el efecto contrario, a saber,
desactivan el sistema nervioso central (López, 1992). Las
sustancias alucinógenas producen una alteración de las
funciones psicológicas superiores que permite modificar
los procesos de la sensación, la percepción, el registro,
la codificación y la recuperación de la información que
proviene del medio externo así como del interior del
organismo y del psiquismo, de suerte que allí se pueden
producir fenómenos alucinatorios que dan a lugar a esta
categoría (López, 1992).
A partir del estudio de los efectos temporales que
las drogas producen sobre el cuerpo y la mente, que
en general son sentidos como placenteros, puede
entenderse el porqué, mas allá del carácter legal o
ilegal que tenga el uso de una determinada sustancia
en un país, los seres humanos tienden a consumirla,
llegando aun a persistir en su uso y abuso más allá de
toda consideración racional sobre los efectos nocivos
que puede generar en la salud física y mental, así como
en los vínculos interpersonales y en las relaciones con la
ley (López, 1992; Freud, 1930; Calderón & et. al., 2001;
Castaño, 2001).
De otro modo, al pasar por alto los efectos placenteros
que produce el consumo de drogas, no se logrará
comprender el carácter compulsivo que determina
el abuso de las mismas y que deriva entonces en una
toxicomanía (López, 1992; Freud, 1930). Al no tener en
cuenta este factor capital, las formas de intervención
151
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
propuestas pueden resultar totalmente ineficaces, tal
como se observa en la mayoría de los programas que
actualmente se llevan a cabo, pues erróneamente se
desconoce el enorme influjo que generan el placer y
la compulsión de repetición en la configuración de la
toxicomanía como tal, de modo que la intervención
ingenuamente se dirige sólo al sujeto de la razón y la
conciencia, aun cuando el propio adicto manifieste
que el impulso de consumir parte de algo que está más
allá de su voluntad consciente, a saber, el placer psicofisiológico derivado de su uso. Éste, además, entra en
relación de cooperación con otros factores, que en no
pocos casos tienen un carácter inconsciente, es decir,
desconocido para el propio sujeto (Freud, 1930; Parra,
1993; Carmona, 1995; Laurent, 2000; Askofaré, et al.,
2005; Le Poulichet, 2005; Antonietti, 2008; Naparstek,
2008; Ubieto, 2008; Salamone, 2009).
He aquí otro campo de estudio que se muestra
fructífero para la generación de nuevos conocimientos
que cuestionen y reorienten los programas de
intervención psicológica, pues los enfoques de que
disponen actualmente los colegios y demás instituciones
sociales, para hacer las campañas de prevención e
intervención, han sido ampliamente cuestionados por su
visión reduccionista y moralista, que desconoce el placer
psicofisiológico que generan las drogas y que explica el
porqué se las ha usado en todos los tiempos y culturas
(López, 1992; Freud, 1930; Llanes, 1982; Herrell & et. al.,
1985; Baldivieso & et. al., 1988; Cepeda, 1989; Belcher,
1998; De la Garza, 1999; Courtwright, 2009).
Así pues, llamamos la atención sobre el hecho de
que, para aquellos que se ocupan de realizar campañas
de prevención del uso/abuso de drogas, es indispensable
conocer los efectos psicofisiológicos producidos por
estas sustancias y los diversos usos que se han hecho
de ellas a lo largo de la historia, pues de esa manea
se entenderá por qué el paso de los usos religiosos,
médicos, militares, entre otros, a los recreativos que
caracterizan el consumo en el siglo XX, ha dado pie a que
estos usos deriven en abusos, en excesos. Lo anterior
ha generado el conocido fenómeno moderno de las
drogodependencias como problema de salud pública,
por el uso generalizado que amplios sectores de la
sociedad hacen de las drogas (López, 1992; Freud, 1930;
Llanes, 1982; Herrell & col, 1985; Baldivieso & et. al.,
1988; Cepeda, 1989; Belcher, 1998; De la Garza, 1999;
Calderón & et. al., 2001; Castaño, 2001; Courtwright,
2009).
152
Usos religiosos, médicos, militares, económicos y
recreativos
Cuando se estudian los usos religiosos que han
tenido las drogas, puede observarse claramente que el
hecho de que existiera un referente de tipo espiritual
que marcaba el uso de la sustancia como una forma
de comunicación con las divinidades evita que su uso
se torne excesivo, pues no está centrado en el placer
que produce y que puede ser entonces objeto de una
repetición incesante, tal como se observa en el caso del
toxicómano (López, 1992; Freud, 1930). Como puede
colegirse, un estudio histórico sobre la relación entre las
drogas y las religiones permite entrever los resortes del
consumo en contextos diversos al recreativo, dándonos
pistas sobre la función reguladora que ejercen los
referentes de tipo religioso, ausentes en las formas de
consumo recreativo que suelen derivar en las adicciones.
Así mismo, el hecho de que las drogas presenten
propiedades curativas, descubiertas por nuestros
antepasados aun antes de que éstos tuvieran un
método científico para conocer el mundo, explica por
qué en medicina las drogas han tenido un uso que no
deriva necesariamente en el abuso y dependencia de
estas sustancias, pues el propósito médico no es otro
que el de la curación de una determinada enfermedad,
no el placer que se deriva del uso de la sustancia y que
en tal caso podría ser considerado como un efecto
secundario (López, 1992; Freud, 1930; De la Garza,
1999; Courtwright, 2009). Es decir, si las drogas se
consumen según las indicaciones y criterios médicos,
se esperaría que su uso no derivara en un abuso, cosa
que, sin embargo, puede ocurrir. En todo caso, lo que se
quiere señalar es el carácter regulador de la prescripción
médica, que intenta ser un referente externo que
modera el uso de las sustancias.
Resulta importante entonces abocarse a la tarea de
estudiar la relación que establece el ser humano con
las drogas cuando está en calidad de paciente y cuando
está en calidad de sujeto abusador, pues en el primer
tipo de relación la droga es concebida como el agente
que permite la curación y, por ende, evita el displacer, el
dolor asociado a la enfermedad, mientras en el segundo
tipo de relación la droga es vista como el agente que
permite la obtención de placer. Y aun, es posible
observar que el uso médico de algunas sustancias puede
ser pervertido y, en ese sentido, puede hacerse un uso
recreativo de drogas cuya finalidad era curativa, no
recreativa, encontrando entonces nuevos usos por parte
REVISTA
ANÁLISIS
de los seres humanos, más allá de su original intención
médico-científica (López, 1992; Freud, 1930; De la Garza,
1999; Courtwright, 2009).
Es bien sabido que algunas drogas sintéticas creadas
en los laboratorios científicos fueron utilizadas con fines
militares, tal como ocurrió con el éxtasis, desarrollado
por los Laboratorios Merck en Alemania con la intención
de que los soldados no experimentaran hambre y
cansancio durante la Primera Guerra Mundial (López,
1992; De la Garza, 1999; Courtwright, 2009). La creación
del éxtasis no sólo permitió aplicaciones militares sino
también médicas, pues a partir de algunos derivados de
esta sustancia se crearon las famosas anfetaminas, que
inicialmente tenían un uso médico. Como favorecían
la pérdida del apetito y por consiguiente de peso,
eran una opción para el tratamiento en los casos de
obesidad (López, 1992; De la Garza, 1999; Courtwright,
2009). De este fármaco sintético también se hizo un uso
psicológico, pues en muchos consultorios se utilizó el
éxtasis como una forma de establecer un vínculo más
cercano y cálido entre el paciente y su psicoterapeuta, a
partir de la ingesta de la sustancia por parte de ambos
(López, 1992; De la Garza, 1999; Courtwright, 2009). No
pasaría mucho tiempo para que los usos artísticos del
éxtasis y sus derivados aparecieran, dando lugar a la
famosa era psicodélica, en la cual las alucinaciones que
producen estas sustancias son la base de la inspiración
de numerosos artistas plásticos que plasman en sus
pinturas sus alucinaciones visuales, o de algunos músicos
que introducen en sus letras y composiciones elementos
tomados de sus alucinaciones auditivas. Y ni qué decir
de los poetas que, a partir de las alucinaciones y estados
delirantes, crean novelas, cuentos, mitos y leyendas, en
donde nos presentan una nueva realidad en la que se
alteran las leyes que gobiernan nuestro mundo, dando
pie a la ficción y a las fantasías que así se despliegan
ampliamente (López, 1992; Freud, 1930; De la Garza,
1999; Courtwright, 2009).
También se conocen registros de los usos económicos
de las drogas por parte de algunos Estados, tal como
ocurría con la chicha en los países suramericanos.
Muchos gobiernos permitieron y fomentaron el uso
de esta bebida como una forma de generar mayor
productividad en el pueblo (insensibilidad frente al
cansancio producto del trabajo físico) que representaba
la fuerza laboral (López, 1992; Freud, 1930; De la Garza,
1999; Courtwright, 2009). Es bien sabido que en la
guerra de Vietnam, el gobierno norteamericano usó las
drogas (López, 1992; De la Garza, 1999; Courtwright,
2009) como un elemento que facilitaría la adaptación de
sus soldados a las terribles condiciones en que debían
habitar los países que invadían. Las drogas tienen la
capacidad de insensibilizar a los soldados frente a las
atrocidades que pueden llegar a cometer en el contexto
de la guerra, fenómeno muy similar al que se observa
en los sicarios de la ciudad de Medellín y su relación con
las llamadas “pepas”, es decir, con las benzodiacepinas.
No resulta extraño entonces que a sustancias como el
éxtasis o las benzodiacepinas se les encuentren diversos
usos, y que en esa diversificación se hayan convertido en
sustancias de consumo con fines recreativos, tal como se
observa hoy en día a nivel mundial, pues en la actualidad
encuentran un mercado negro entre los jóvenes que las
usan para ambientar sus espacios de ocio.
Importancia de los conceptos en farmacodependencia
En ese orden de ideas, pensamos que en el diseño de
las campañas de prevención es importante establecer
diferencias entre los conceptos de consumo social y
drogodependencia (farmacodependencia, adicción y
toxicomanía), pues al no tener claras estas diferencias
conceptuales, las formas de abordaje propuestas pueden
resultar ineficaces, tal como se observa en muchos de los
programas que se adelantan a nivel mundial para hacer
frente a estas problemáticas psicosociales. En ellos no se
tiene mayor conocimiento sobre los daños que puede
generar el uso de estas sustancias, y no se establecen las
mencionadas diferencias entre los conceptos en cuestión
(López, 1992; D’Apolito, 1998; Llanes, 1982; Herrell &
et. al., 1985; Baldivieso & et. al., 1988; Cepeda, 1989;
Belcher, 1998; Calderón & et. al., 2001; Castaño, 2001,
FIUC, 2003).
Por lo tanto, es fundamental comprender los
conceptos mencionados para establecer semejanzas y
diferencias entre ellos, las cuales determinan las formas
de comprensión y abordaje de estos fenómenos, pues las
toxicomanías se diferencian claramente del fenómeno
del uso social o consumo social (el cual no representa
todavía una patología o un trastorno mental si se quiere)
y, por ende, no son objeto de una misma forma de
intervención (López, 1992; Llanes, 1982; Herrell & et. al.,
1985; Baldivieso & et. al., 1988; Cepeda, 1989; Belcher,
1998; Calderón & et. al., 2001; Castaño, 2001; FIUC,
2003).
Se espera entonces que las reflexiones aquí
presentadas generen un interés investigativo en quienes
se ocupan de estos asuntos, pues de ese modo podrán
153
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
cuestionarse su propio nivel de conocimiento sobre los
efectos nocivos que generan el uso y abuso de las drogas.
Lo anterior con miras a repensar la relevancia que tiene
el saber científico en el diseño e implementación de
dichos programas de intervención, de modo que ésta
pueda ir mas allá de la buena intención de prestar ayuda
a las personas afectadas por estas problemáticas. Es pues
necesario distinguir entre los usos sociales tradicionales
que se han hecho de las drogas (descritos brevemente
en párrafos anteriores), y los usos modernos, basados en
el placer y el hedonismo, pues son estos últimos los que
han derivado en las toxicomanías que afectan a amplios
sectores de la sociedad (López, 1992; Freud, 1930; De la
Garza, 1999; FIUC, 2003; Courtwright, 2009). De allí que
resaltemos la importancia del enfoque histórico sobre
las drogas que permite establecer la diferencia antes
indicada.
Se entiende entonces la necesidad de producir
estudios que marquen claramente la diferencia entre
las diversas formas de relación del hombre con las
drogas, a partir de la descripción y explicación de
los conceptos mencionados. Éstos tienen ya una
larga tradición en la ciencia, pero a menudo son
desconocidos, malinterpretados y vulgarizados. Es
necesario concientizar a los profesionales y a la sociedad
en general acerca de estos problemas conceptuales
que tienen repercusiones en las intervenciones que se
adelantan con estas poblaciones (López, 1992; Llanes,
1982; Herrell & et. al., 1985; Baldivieso & et. al., 1988;
Cepeda, 1989; Belcher, 1998; Calderón & et. al., 2001;
Castaño, 2001, FIUC, 2003).
Los efectos nocivos de las drogas y las campañas de
prevención
En esta vía es indispensable conocer las principales
alteraciones que pueden causar el uso y abuso de las
sustancias psicoactivas, tanto sobre la salud física como
mental, estableciendo diferencias entre los efectos
temporales y los efectos permanentes. Estos últimos son
los que determinarán las diversas patologías que pueden
afectar la calidad de vida de las personas, en razón de su
carácter crónico e irreversible (López, 1992; D’Apolito,
1998; Llanes, 1982; Herrell & et. al., 1985; Baldivieso &
et. al., 1988; Cepeda, 1989; Belcher, 1998; Calderón & et.
al., 2001; Castaño, 2001, FIUC, 2003). Este conocimiento
es fundamental a la hora de adelantar cualquier
campaña o programa de prevención del uso de las
drogas en las escuelas, con los estudiantes de primaria
y secundaria, y aun con los estudiantes universitarios,
154
pues el desconocimiento en parte determina el inicio del
consumo y del posterior abuso de las sustancias.
En las campañas de prevención se debe buscar
transmitir estos saberes a los niños y jóvenes, pues de esa
manera se espera que éstos se sensibilicen y adquieran
conciencia sobre los graves riesgos a los que se exponen
al consumir tales sustancias, y al mismo tiempo se les
permite vislumbrar los beneficios que representa el
abstenerse de iniciar el consumo (López, 1992; D’Apolito,
1998; Llanes, 1982; Herrell & et. al., 1985; Baldivieso &
et. al., 1988; Cepeda, 1989; Belcher, 1998; Calderón &
et. al., 2001; Castaño, 2001, FIUC, 2003).
Se busca pues crear una conciencia sobre los efectos
nocivos derivados del uso y abuso de las drogas, para
evitar padecer tales perjuicios en la salud física y
mental. El profesional encargado de esta labor debe
estar adecuadamente capacitado sobre estas temáticas
(López, 1992; D’Apolito, 1998; Llanes, 1982; Herrell &
et. al., 1985; Baldivieso & et. al., 1988; Cepeda, 1989;
Belcher, 1998; Calderón & et. al., 2001; Castaño, 2001,
FIUC, 2003), debe, entonces, conocer el panorama de
los factores de riesgo y protección, y los efectos nocivos
que han sido descritos en la literatura científica sobre
el tema, tanto desde el campo de las ciencias naturales
y de la salud (la Medicina), así como desde las ciencias
sociales (la Psicología, entre otras) (D’Apolito, 1998;
Llanes, 1982; Herrell & et. al., 1985; Baldivieso & et.
al., 1988; Cepeda, 1989; Belcher, 1998; López, 1992;
Calderón & et. al., 2001; Castaño, 2001, FIUC, 2003).
Este conocimiento le permitirá al psicólogo diseñar
programas de prevención del uso de sustancias en los
contextos educativos, comunitarios y organizacionales,
programas que estarán soportados sobre la base de un
amplio conocimiento científico de estos asuntos, y no
sobre la noble intención de prestar una ayuda a un ser
humano aquejado de una problemática muy particular,
o peor aún, desde los moralismos y prejuicios que suelen
estar presentes en la mayoría de los supuestos expertos
encargados de trabajar con estas problemáticas (Llanes,
1982; Herrell & et. al., 1985; Baldivieso & et. al., 1988;
Cepeda, 1989; Belcher, 1998; Calderón & et. al., 2001;
Castaño, 2001, FIUC, 2003; Uribe, 2009; Uribe, 2010).
El hecho de que el consumo de sustancias sea
penalizado en muchos países, como Colombia, hace
necesario ampliar la visión penal represiva, que
caracteriza el enfoque del administrador de empresas
y del jurista, para introducir una visión psicosocial, en
REVISTA
ANÁLISIS
la cual se reconoce que las causas y consecuencias del
fenómeno involucran factores psicológicos y sociales,
que pueden ser controlados e intervenidos mediante
campañas educativas que deben desarrollarse en la
familia, en la escuela y en la empresa. Ya se verá la
importancia de que el propio psicólogo se libere de
los prejuicios y estereotipos que asocian el uso de las
drogas con la criminalidad (López, 1992; Calderón &
et. al., 2001; Castaño, 2001, FIUC, 2003, Fernández,
2006, Uribe, 2009; Uribe, 2010), para poder adelantar
verdaderas acciones de prevención e intervención
psicoterapéutica, según el caso.
Es necesario, entonces, que el psicólogo o cualquier
profesional que asuma la tarea de diseñar este tipo
de campañas de prevención, sea verdaderamente un
experto en el tema, de otro modo las nobles intenciones
podrán dar lugar al diseño y ejecución de campañas
que parten de un desconocimiento de aquello que se
pretende intervenir y, por esa misma razón, entre otras,
no serán eficaces.
De la exclusión y la marginación a la inclusión. Prejuicios
frente a los procesos de rehabilitación, reeducación y
reinserción
Si el consumo de drogas genera problemas en
los contextos familiar, escolar, barrial y empresarial
(Baldivieso & et. al., 1988; López, 1992; Calderón & et.
al., 2001; Castaño, 2001. Véanse también De la Garza,
1999; FIUC, 2003; Courtwright, 2009), es necesario que
los profesionales de las ciencias sociales y humanas
realicen programas en los cuales se ocupen de los
efectos vinculares y relacionales que se generan en
dichos contextos a partir del uso o abuso de las drogas
por parte de algún miembro de la comunidad educativa,
organizacional, barrial o familiar (López, 1992. Véanse
también Baldivieso & col, 1988; Calderón & col, 2001;
Castaño, 2001; Uribe, 2009; Uribe, 2010).
En especial, se hace necesario repensar los prejuicios
que a menudo no llevan a los profesionales a observar,
describir, diagnosticar e intervenir terapéuticamente,
sino a vigilar, identificar el consumo y castigar, pues
típicamente esta actitud conduce a la pérdida del cupo
escolar, del trabajo, de la libertad, o de un lugar dentro
de la familia, como forma de sanción. Erróneamente
se piensa que la exclusión es una forma de castigo que
siempre actúa pedagógicamente, yendo en contravía de
las propias leyes que hablan del derecho a la educación,
a la familia y al trabajo.
Sobre este último aspecto, es importante que
el psicólogo pueda darse a la tarea de analizar el
problema que representan el uso y abuso de drogas
en las empresas, pues allí no sólo deberá transmitir
los saberes sobre los efectos nocivos que generan las
drogas en la salud física y mental, con el ánimo de evitar
los problemas de adaptación y de bajo desempeño de
los empleados en el contexto empresarial, sino que,
además, deberá generar reflexiones en los empleadores
sobre los fenómenos de segregación y discriminación,
que se presentan en relación con aquellos empleados
que consumen sustancias psicoactivas o que tienen
problemas de toxicomanías (López, 1992; Baldivieso &
et. al., 1988; Calderón & et. al., 2001; Castaño, 2001,
FIUC, 2003; Fernández, 2006; Uribe, 2009; Uribe, 2010).
Esto debido a que tales problemáticas y patologías
mentales, generalmente, son concebidas desde un
enfoque moralista y legal, que deriva típicamente en
la persecución y criminalización de la persona que
las padece (López, 1992. Véanse también Baldivieso
& et. al., 1988; De la Garza, 1999; Calderón & et. al.,
2001; Castaño, 2001; FIUC, 2003; Fernández, 2006;
Courtwright, 2009; Uribe, 2009; Uribe, 2010), la cual
termina perdiendo el trabajo en un claro acto de
violación de sus derechos por parte de la institución que
se ampara en los criterios legales y científicos que hacen
parte de la sociedad.
Así pues, a partir del conocimiento sobre las
problemáticas vinculares que generalmente se producen
en estos casos, se entiende el porqué es necesario
aportar elementos al debate sobre los mitos y realidades
acerca del consumo de drogas, pues la relación que a
menudo se establece entre ellas y la criminalidad (López,
1992; Calderón & et. al., 2001; Castaño, 2001. Véanse
también De la Garza, 1999; FIUC, 2003; Fernández,
2006; Courtwright, 2009; Uribe, 2009; Uribe, 2010) hace
que en muchos casos las personas terminen siendo
objeto de exclusión y no de inclusión, de modo que allí
se obturan los conocidos y cuestionados procesos de
rehabilitación, reeducación y reinserción de las personas
que, por diversas y variadas razones, han incurrido en el
consumo, en el uso o abuso de sustancias psicoactivas,
legales o ilegales en algún momento de sus vidas. Estos
seres humanos no deberían ser excluidos y marginados
de la sociedad y sus instituciones, sino por el contrario,
incluidos, tenidos en cuenta, pues las particulares formas
de relación del hombre con las drogas, en realidad, no
impiden que éstos hagan parte de la sociedad, sociedad
que instaura las formas de consumo de estas sustancias
155
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
y, por ende, determina la posibilidad de habitar el mundo
de las drogas, que no es más que otra de las múltiples
formas sintomáticas de vivir en la realidad social.
Askofaré, S., Lapayre, M. & Sauret, M. (2005). Síntoma,
sexualidad y lazo social: la implicación de la
toxicomanía. Analisis, 3, 78-95.
Conclusiones
Baldivieso, M. & col. (1988) Quiero llegar a ser alguien.
Manual de prevención contra el abuso de drogas (1114 años). La Paz, Bolivia: CESE.
Es evidente la necesidad de realizar estudios que
articulen diversos puntos de vista científicos sobre el
fenómeno del consumo de las drogas pues, como vimos,
el desconocimiento de la historia sobre las formas de
relación del hombre con ellas generalmente conduce a
una comprensión reduccionista y moralista del asunto,
que deriva en el diseño y ejecución de programas
de intervención que no resultan eficaces porque
desconocen los factores socioculturales y psicológicos
que determinan estos fenómenos. Los programas de
intervención que se diseñen exigen un conocimiento
sobre los efectos psicofisiológicos que producen
estas sustancias, efectos que dan lugar a las diversas
clasificaciones sobre las drogas, las cuales se han forjado
esencialmente desde el campo de la Farmacología.
Así pues, concluimos afirmando que el psicólogo o
cualquier profesional que se dé a la tarea de diseñar y
ejecutar programas de intervención, como las conocidas
campañas de prevención del consumo de drogas, debe
partir de un conocimiento profundo sobre la historia
de éstas, sobre los efectos psicofisiológicos que éstas
producen, las diversas clasificaciones farmacológicas y
legales, así como sobre los efectos nocivos que las drogas
pueden generar, pues sólo así podrá comprender los
resortes que explican el porqué de los usos y abusos de
las drogas por parte del hombre a lo largo de la historia
de la civilización.
Se espera que este breve recorrido por algunas de las
temáticas conexas al tema de las drogas genere interés y
cuestionamientos en la comunidad educativa en general,
pues a partir de este interés se podrán emprender
investigaciones que aporten elementos de debate
y discusión sobre estos fenómenos y sus formas de
abordaje. De esta manera se podrán vislumbrar diversas
áreas de estudio para quienes se interesan por estos
asuntos con el ánimo de que sus investigaciones puedan
ser asociadas a un panorama más vasto y complejo, que
vaya más allá del tradicional enfoque disciplinar que ha
caracterizado el abordaje científico de las drogas.
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157
Consumo de sustancias psicoactivas, causas
tratamientos. Una revisión a la investigación.
y
Consumption of psychoactive substances, causes and
treatments. A review of research.
Marcela Arana Medina*
Luis Felipe Sarmiento Rivera**
*
**
Psicóloga, especializada en Terapia Cognitiva, magíster en Neuropsicología.
Correo electrónico: [email protected]
Estudiante de sexto semestre de Psicología de la Fundación Universitaria
Luis Amigó.
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 159 - 165.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resumen
INTRODUCCIÓN
El consumo de sustancias psicoactivas es un tema de
interés para varias disciplinas de la salud, entre ellas la
Psicología. Ésta se ha ocupado de indagar la etiología, las
causas, las consecuencias de las adicciones y, a su vez, ha
intentado profundizar en el tratamiento de las mismas.
El presente artículo realiza una revisión investigativa
del mencionado fenómeno enfocándose entonces en
las causas y el tratamiento, desde la escuela cognitiva
de la Psicología. Se espera que esta revisión motive y
genere nuevos proyectos de investigación encaminados
a indagar el fenómeno de forma integral.
En la actualidad se ha identificado el fenómeno de
la adicción a las drogas como uno de los problemas
psicosociales más frecuentes. Y si bien, a partir de
ello, las investigaciones se han centrado en indagar las
causas y algunas de sus consecuencias, es importante
determinar si estos hallazgos han sido pertinentes y
efectivos en cuanto al tratamiento de las mismas.
Palabras clave: Sustancias psicoactivas, causas,
tratamiento, modelo cognitivo, ambiente.
Abstract
Psychoactive substance use is an issue of interest
to several health-related disciplines, among which
there is psychology. This discipline has dealt with the
understanding of etiology, the causes and consequences
of addiction, as well as the in-depth study of its
treatment. This article consists of a research review
on this phenomenon by focusing on its causes and
treatment, from the perspective of the cognitive
school of psychology. It is expected that this review will
encourage researchers to work on new projects that
take a look at this phenomenon as a whole.
Key words: Psychoactive substances,
treatment, cognitive model, environment.
causes,
Résumé
La consommation de substances psycho actives est
un thème d’intérêt pour plusieurs disciplines du secteur
de la santé, entre autres la psychologie. Cette discipline
a traité de la compréhension de l’étiologie, les causes et
les conséquences de la dépendance, ainsi que l’étude
en profondeur de son traitement. Cet article consiste
en une revue des recherches sur ce phénomène en se
concentrant sur ses causes et ses traitements, dans
la perspective de l’école de la psychologie cognitive.
En espérant que cet examen puisse d’encourager les
chercheurs à travailler sur de nouveaux projets qui
s’intéresseraient à ce phénomène dans son ensemble.
Mots clés: substances psycho actives, causes,
traitement, modèle cognitive, environnement.
160
Así mismo, hoy el consumo de sustancias constituye
una de las causas que más muertes provoca cada año;
esto acompañado de un interés mayor por la prevención
y la promoción de la salud (Corominas, Roncero,
Bruguera & Casas, 2007), ha provocado que disciplinas
como la Psicología se interesen por comprender en
profundidad esta problemática.
El presente artículo teórico pretende exponer, desde
una revisión de antecedentes investigativos, las posibles
causas del consumo de sustancias psicoactivas y cuáles
son y han sido los tratamientos más utilizados. Para
comprender mejor este fenómeno se hace necesario
conceptualizarlo de forma integral, esto es, considerar
tanto los factores determinantes biológicos, como los
factores determinantes de orden psicológico que lo
sustentan. En consecuencia, la revisión de antecedentes
se orienta a profundizar en estos dos factores. Lo anterior
se realizará con el fin de poder construir conclusiones
que generen, por una parte, nuevos retos investigativos
y, por otra, retos en el tratamiento de dicha patología.
Cerebro y sustancias psicoactivas
Como se conoce, el cerebro es el órgano que
dirige toda la actividad que realiza el hombre; esto se
afirma teniendo en cuenta que desde él se regulan
tanto funciones básicas, como respirar, hasta funciones
complejas, como pensar, planear, hablar, entre otras
(Pinel, 2004). Es relevante mencionar el cerebro, pues
es uno de los órganos que más se ve afectado con el
consumo de sustancias psicoactivas.
El cerebro está integrado por varias estructuras que
se especializan y hacen posible el comportamiento
humano y está conformado por millones de neuronas,
que son las células que hacen posible su funcionamiento
en cuanto a la transmisión de información del sistema
nervioso (Pinel, 2004). Estas células pueden morir o verse
afectadas por varias causas, una de ellas la constituye el
uso de sustancias psicoactivas.
REVISTA
ANÁLISIS
Las drogas son sustancias químicas que interfieren
en la comunicación entre las estructuras que componen
el cerebro (Feldman, 2005). Se plantea que las áreas
más afectadas con el uso de dichas sustancias son el
tallo cerebral, que se especializa en funciones básicas
tales como la respiración y el sueño; el sistema límbico,
en el que se evidencia el circuito de la recompensa y
gratificación; y por último, la corteza, que se encarga
de las funciones psicológicas superiores, tales como el
lenguaje, el pensamiento, el aprendizaje, entre otras
(Bausela, 2008).
Como se verá a continuación, el uso frecuente de
sustancias psicoactivas hace que el funcionamiento
cerebral varíe, de forma tal que los circuitos de ciertos
neurotransmisores, por un lado, son alterados como
consecuencia del consumo y, por otro, posteriormente
explicarán la necesidad del consumo (Ferrero, 2010).
Relación entre motivación y conductas adictivas
Para relacionar la adicción y la motivación es necesario
tener en cuenta los mecanismos neurobiológicos que
se encuentran en la base de ellas. Kalivas y Volkow
(2005) llevaron a cabo una investigación denominada
“Fundamentos neurales de la adicción” y en ella
exponen que el comportamiento adictivo se relaciona
directamente con un cambio en el funcionamiento de
ciertos circuitos y, a su vez, con cambios en la producción
de ciertos neurotransmisores y proteínas. A continuación
se mencionan estos hallazgos.
El comportamiento basado en la motivación implica
una activación del organismo que sucede ante la
estimulación ambiental, que genera una conducta que
estará dirigida al logro de un objetivo específico. La
neurobiología ha encontrado tres estructuras cerebrales
que se encuentran directamente relacionadas con la
activación de la conducta, éstas son: la amígdala, la
corteza prefrontal y el núcleo accumbens (Kalivas &
Volkow, 2005). La amígdala se encuentra implicada en
aquellas conductas que son motivadas por miedo; el
núcleo accumbens se relaciona con conductas basadas
en recompensas; y la corteza prefrontal regula el alcance
motivacional general, a la vez que determina la intensidad
de la respuesta comportamental. En este campo también
se han evidenciado interconexiones glutamatérgicas
entre la amígdala, el núcleo accumbens y la corteza
prefrontal, junto con aferentes dopaminérgicos hacia
estas tres regiones.
A continuación se detallan las implicaciones de
dichas estructuras en la conducta adictiva (Kalivas &
Volkow, 2005):
Desde el área tegmental anterior, se generan
proyecciones hacia el núcleo accumbens y hacia
el globo pálido, liberando dopamina a lo largo del
circuito, en respuesta a un hecho que genere un
interés motivacional. Esta liberación dopaminérgica
se convierte en una señal para que el circuito ponga
en marcha respuestas comportamentales adaptativas
ante el mencionado acontecimiento. De esta manera,
se facilitan cambios celulares que permiten el
establecimiento de asociaciones con el evento, que
terminarán siendo aprendidas. La dopamina entonces
cumple dos funciones en el circuito: por un lado permite
que el organismo se adapte a situaciones novedosas, ya
que lo pone sobre aviso de las mismas, y así posibilita la
memorización. Y por otro lado, permite que el organismo
se prepare ante la aparición de un hecho conocido,
basándose en asociaciones memorizadas, establecidas
con estímulos ambientales que avisan sobre tal evento.
La amígdala, por su parte, se constituye en la
estructura que permite la formación de las asociaciones
memorizadas entre acontecimientos relevantes (a
nivel motivacional) y estímulos (neutrales), las cuales
se convierten en factores pronósticos de dichos
acontecimientos. La corteza prefrontal se encarga, por
su lado, de los acontecimientos caracterizados por
su alto nivel motivacional, y a su vez de los estímulos
que pronostican dichos acontecimientos. Además está
implicada en la determinación de la emisión o no de
un tipo de respuesta comportamental, al igual que en
la intensidad de la misma. La activación de la corteza
prefrontal está ligada, entonces, a que aquellos estímulos
gratificantes que generen una recompensa evidente.
El núcleo accumbens cumple una función relevante
en lo que respecta a la regulación de las conductas
de ingestión. La distribución de dopamina, desde el
área tegmental anterior hacia su capa externa, cumple
un papel importante en la regulación de la intensidad
motivacional y ayuda a establecer asociaciones
memorizadas entre los acontecimientos motivacionales.
Por otra parte, su capa central se ocupa de mediar en la
expresión de las conductas memorizadas en respuesta
a los estímulos que anuncian un acontecimiento que
genera interés motivacional. La participación del núcleo
accumbens, en la expresión de la conducta adaptativa,
depende de la distribución glutamatérgica de la corteza
prefrontal, y su regulación se da gracias a la liberación
161
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
de dopamina en respuesta a los estímulos que anuncian
acontecimientos gratificantes.
Teniendo claro el funcionamiento del circuito
anterior, puede entonces continuarse con la exposición
de lo que sucede a nivel neurobiológico en las personas
adictas a una sustancia psicoactiva. Se ha comprobado
por estudios científicos que el circuito descrito
anteriormente puede ser modificado por el consumo
persistente de sustancias adictivas (Kalivas & Volkow,
2005). En la adicción, el circuito opera del siguiente modo:
cuando la persona comienza el consumo de droga, se da
una liberación de dopamina en el núcleo accumbens;
se presenta un estado de euforia desencadenado
por la droga. Posteriormente, cuando se genera una
conducta de consumo persistente, se da una utilización
progresiva de la corteza prefrontal y de sus eferentes
dopaminérgicos del núcleo accumbens. A partir de esto
se pueden identificar tres fases de la adicción: la primera
se relaciona con los efectos inmediatos de la droga; la
segunda es el paso del consumo reactivo a un consumo
adictivo; y, finalmente, la tercera es el deseo imperioso
de obtener la droga que a su vez implica una disminución
del placer que proporcionan las recompensas biológicas.
La primera fase se caracteriza por evidenciar
efectos inmediatos de la recompensa, esto se da a
nivel neurobiológico por la liberación suprafisiológica
de dopamina en todo el circuito motor, lo cual produce
cambios en la señalización celular. En esta primera fase
se evidencian cambios neuroplásticos que se dan como
respuesta a la inyección de droga en el sistema nervioso
de manera persistente.
En la fase dos, por su parte, se trasciende a la adicción
propiamente dicha. Ésta se acompaña de cambios en el
funcionamiento neuronal que aumentan con el consumo
repetido y disminuyen cuando deja de consumirse
por varios días. Hay alteraciones también en cuanto
al contenido y a las funciones de diversas proteínas
que se relacionan directamente con la producción de
dopamina. Posteriormente, en la fase final, se encuentra
que la predisposición a las recaídas se debe a estos
cambios celulares mencionados.
Con esta investigación Peter W. Kalivas y Nora D. Volkow
(2005) concluyen que los agentes farmacoterapéuticos
que regulan la transmisión glutamatérgica prefrontal
hacia el núcleo accumbens tendrían la capacidad
para mejorar, por un lado, la excesiva importancia
motivacional atribuida a los estímulos que vaticinan la
162
disponibilidad a la droga; y por otro, la poca capacidad
que tienen los adictos para frenar el consumo de droga.
Factores psicológicos y sustancias psicoactivas
El papel del craving en el consumo de sustancias
El craving se define como la querencia o la apetencia
por re-experimentar los efectos de una droga. Hace
referencia a un incentivo motivacional que genera
predisposición a la autoadministración de drogas,
teniendo en cuenta los efectos positivos que resultan
del consumo de la misma (Iraurgi & Corcuera, 2008).
Se diferencian dos tipos de craving, el físico y el
psicológico (Muñoz, 2007). El primero se relaciona
directamente con las alteraciones fisiológicas, las
cuales se asocian al síndrome de abstinencia. Dichas
alteraciones fisiológicas pueden entenderse desde
la neurología de las adicciones que se mencionaron
anteriormente. El segundo, el craving psicológico, se
relaciona con la representación cognitiva que se genera
después del consumo.
Teniendo en cuenta que se ha profundizado ya en
el aspecto neurobiológico, se procederá a comprender
los aspectos psicológicos, tales como la motivación, la
identificación con el grupo y las dificultades familiares,
los cuales pueden intervenir en el consumo de las
sustancias adictivas.
Existen varios modelos psicológicos que realizan un
acercamiento a tal asunto. Se encuentran los modelos
conductistas basados en el condicionamiento, explicado
en las reconocidas teorías del condicionamiento clásico
y operante. Estos modelos postulan que el consumo de
drogas se sustenta en el deseo apetitivo relacionado
con el incentivo, es decir, en la asociación entre las
motivaciones del acto y las consecuencias del mismo
(Koob, 2000).
Otros modelos de orden cognitivo conductual
proponen explicaciones relacionadas con las
expectativas, es decir, tienen en cuenta la motivación
pero además las expectativas que se generan en una
persona ante la experiencia del consumo (Tiffany, 1999).
Tales expectativas se enmarcan en las representaciones
mentales de uno mismo, del mundo y de los otros, que
se han construido a partir de la experiencia. Los modelos
cognitivos, además, plantean la relevancia de modelos
sociales reconocidos, que se identifican y se imitan. A
esto se le denomina aprendizaje vicario o social (Bandura,
REVISTA
ANÁLISIS
1986). Las aproximaciones cognitivas pretenden explicar
el fenómeno de forma coherente con lo que se evidencia
en la sociedad actual, caracterizada por el acceso fácil
y rápido a la información, la familia monoparental, el
incremento de la violencia intrafamiliar, en sí mismos
fragmentados y saturados (Caro, 2003). El consumo
está marcado tanto por procesos cognitivos, tales como
las expectativas, como por procesos conductuales,
por ejemplo, la obtención de recompensas; y a su vez
es importante tener en cuenta el aprendizaje social, o
vicario que implica el reconocimiento de un modelo,
pero esta elección del mismo se realiza desde un orden
individual, influido por el entorno, pero al fin y al cabo
elegido por la persona. Bandura (1986), en su teoría,
propone cuatro pasos que explican el proceso del
modelado, el cual consiste en identificar un modelo que
sea reforzado constantemente y luego imitarlo. Estos
pasos son: primero se encuentra el proceso atencional
que determina la efectividad del aprendizaje; segundo,
la capacidad de retención o de memorización, por medio
de la cual se organizan las representaciones mentales de
aquello que se aprenderá; tercero, la reproducción, en
la cual se demuestra aquello que se aprendió, es decir,
se llevan las representaciones mentales a la acción,
apareciendo la conducta aprendida. Y finalmente, cuarto
paso, se encuentra la motivación, todo aprendizaje
se dará en la medida en que el sujeto se encuentre
motivado para adquirirlo. Estas motivaciones, sin duda,
estarán determinadas por los refuerzos o los castigos que
se generen ante la emisión de la conducta. Sin embargo,
es importante aclarar que, sean refuerzos o castigos, es
de suma importancia el significado que adquieran éstos
para la persona que está aprendiendo. En el tema de las
adicciones, si bien se observa un aprendizaje marcado
por el contexto en el que se desarrolla la persona,
también se encuentra que quienes se convierten en
consumidores, lo harán desde sus propias elecciones,
ya que tendrán sus propias expectativas, y al ser propias
son individuales.
Ahora bien, se ha logrado identificar diversos factores
que explican la adicción a las sustancias psicoactivas y,
como se ha mencionado, es importante recordar que el
ser humano debe observarse y analizarse teniendo en
cuenta modelos integrales que abarquen tanto la parte
psicológica como la parte biológica, de tal manera que
los procesos de intervención no deben dejar de lado
ninguna de las dos. Sin embargo, en la revisión que se ha
realizado hasta ahora, no se encuentran investigaciones
que indaguen el papel de la autorregulación de la
persona consumidora, y éste es un punto importante
que tal vez orientaría el tratamiento de forma diferente.
Siguiendo en el orden de las teorías cognitivas,
Bandura (1977) plantea que una parte importante de
la personalidad es el proceso de la autorregulación,
definido como la capacidad de controlar el propio
comportamiento. La autorregulación está compuesta
por tres pasos, según este autor: el primero lo constituye
la auto-observación, la cual pretende que la persona se
vea a sí misma; el segundo paso lo constituye el juicio,
el cual busca comparar lo que se ve de sí mismo con
un estándar, identificando las reglas ya existentes, o
proponiendo otras nuevas; finalmente se encuentra el
tercer paso, la auto-respuesta. Éste sucede luego de
llegar al juicio: de acuerdo con la comparación que se
realiza con respecto al estándar se llega a conclusiones
y se genera una auto-respuesta. Esta teoría de la autoregulación pone en escena la capacidad de elección que
caracteriza a las personas, la cual en muchas ocasiones
se obvia y, en el caso de las adicciones, en varias de
las investigaciones rastreadas, aparece en un segundo
plano al explicar tal fenómeno como algo incontrolable
para el consumidor.
Se realizó entonces una revisión de los factores
que inciden en el consumo de sustancias psicoactivas,
teniendo en cuenta investigaciones que se centraron
no sólo en los aspectos biológicos, sino también en los
aspectos psicológicos.
Tratamiento
El tratamiento que en la actualidad se utiliza a nivel
farmacológico está enfocado a medicamentos que
neutralicen la sensación de placer que proporcionan las
drogas. En este caso la metadona alivia la ansiedad y
bloquea el efecto de las sustancias psicoactivas.
También, se plantea que los científicos estarán lejos
de descubrir la píldora mágica, y que los tratamientos
para la adicción tendrán que contemplar aspectos
ambientales tales como la relación con la familia y el
contexto social que rodea a las personas consumidoras.
De otra parte, se encuentran los tratamientos
enfocados al fenómeno del craving psicológico. Los
modelos basados en el paradigma cognitivo proponen
que las intervenciones terapéuticas se desarrollen
posibilitando al paciente que aprenda a evitar o a
bloquear las respuestas automáticas que se dan con
respecto al consumo de sustancias psicoactivas (Bañuls,
2005).
163
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Dentro de las intervenciones propuestas por los
modelos cognitivos se reconoce la realizada por Tiffany
y Conkiln (2000). Estos autores proponen que el primer
paso de la intervención terapéutica debe concentrarse
en identificar aquellos estímulos que desencadenan
las respuestas automáticas, de tal manera que la
persona consumidora pueda, luego de tenerlos
claramente identificados, evitarlos. El segundo paso
del proceso terapéutico irá enfocado a desarrollar en
el paciente estrategias de afrontamiento funcionales,
particularmente cuando se encuentre en situaciones de
estrés o de ansiedad, pues estos estados emocionales
pueden actuar como provocadores de la aparición
de la conducta de consumir de modo que la persona
consumidora se sobrecargue a nivel de procesamiento y
no pueda evitar los estímulos que la llevarían a consumir.
Otra de las intervenciones propuestas por los
modelos cognitivos es la llevada a cabo por Marlatt y
Gordon (1985). En ella el tratamiento está compuesto
por cuatro pasos básicamente: el primero se trata de
que el paciente identifique las situaciones en las que
se produce el craving y las registre. El segundo paso se
enfoca en analizar las expectativas del paciente frente
al consumo de sustancias en las diversas situaciones de
riesgo. En el tercer paso se reestructuran las creencias
del paciente frente al craving, de tal forma que éste
comprenda que si evita consumir (teniendo claro que
puede controlar sus pensamientos y su conducta), con
el paso del tiempo las recaídas serán menos frecuentes.
Y finalmente, el cuarto paso se centra en que el paciente
pueda activar en su sistema cognitivo cada una de las
consecuencias negativas que se suceden ante el consumo
a largo plazo, de tal manera que prefiera evitarlo.
Se observa entonces que los tratamientos propuestos
hasta ahora, desde la Psiquiatría y la Psicología Cognitiva,
se han enfocado, por un lado, a la terapia farmacológica
y, por otro, se han centrado en propiciar que la persona
consumidora de sustancias psicoactivas evite el contacto
con tales sustancias controlando sus pensamientos y,
por ende, su conducta. A continuación se encuentran las
conclusiones a las que se llega con la revisión realizada.
Discusión
A lo largo de la revisión de antecedentes investigativos
pudo encontrarse la existencia de factores comunes que
dan explicación a las conductas adictivas (básicamente
a sustancias psicoactivas) en el orden de lo biológico y
164
de lo ambiental. Las posturas biológicas se centran en el
funcionamiento del sistema nervioso central para explicar
la adicción como una respuesta neuroadaptativa. Por su
parte, la postura ambiental centra sus explicaciones en
los factores psicosociales que se evidencian en la mayoría
de las personas que se convierten en adictas a sustancias
psicoactivas. Los factores más comunes a este nivel
serán las relaciones sociales, la relación con la familia, y
las motivaciones y expectativas que se generan ante el
consumo. De otro lado se observa que los tratamientos
han sido enfocados principalmente a aliviar, por una
parte, el aspecto neurobiológico, de tal manera que el
uso de psicofármacos, en especial de la metadona, es un
tratamiento que continúa vigente. Y por otra parte, los
tratamientos psicológicos, en el orden de la Psicología
Cognitiva, se han centrado en generar estrategias
de afrontamiento que le permitan, a la persona que
padece la adicción, controlar sus pensamientos y su
conducta; de tal manera que la adicción desaparezca.
En general, se observa que los tratamientos se enfocan
de acuerdo con la postura que caracterice al profesional
que intervenga, es decir, de acuerdo con lo biológico y/o
ambiental. Sin embargo, es importante considerar que,
al hablar de personas adictas a sustancias psicoactivas,
se habla de seres humanos, y es comprobado que su
intervención no puede fragmentarse, pues el hombre
es un ser complejo, integral, que no puede subdividirse
para explicarse, ya que, haciéndolo, se corre el riesgo
de obviar, o simplemente no observar, aspectos
importantes que aporten a su conocimiento. Valdría
la pena, por ejemplo, en el asunto de las adicciones a
sustancias psicoactivas, tener en cuenta aspectos tan
importantes del ser humano como la auto-poiesis, la
cual hace referencia a la condición de existencia de los
seres vivos en la continua producción de sí mismos.
Según Humberto Maturana y Francisco Varela (1973),
son auto-poiéticos los organismos que presentan una
red de procesos u operaciones que los definen como tal y
los hacen diferentes de los demás sistemas; que pueden
crear o destruir elementos del mismo sistema, como
respuesta a las perturbaciones del medio. Aunque el
sistema cambie estructuralmente, dicha red permanece
invariable durante toda su existencia, manteniendo así
la identidad de éste. Es decir, analizar el fenómeno de
las adicciones teniendo en cuenta aspectos biológicos y
ambientales exige observarlo de forma integral; no es
lo uno ni lo otro lo causante, son los dos factores los
que explican el fenómeno; y estos dos factores están
integrados en el ser humano, quien es auto-poiético,
quien se construye y se destruye, es decir, puede
autorregularse.
REVISTA
ANÁLISIS
Si se tuviera en cuenta este aspecto determinante
del ser, los tratamientos orientados a trabajar las
adicciones se llevarían a cabo de una forma diferente,
pues no se observaría la adicción como un fenómeno
tan incontrolable para la persona, sino que desde
la concientización, es decir, desde la comprensión
profunda de lo que sucede no sólo con el proceso de
convertirse en consumidor, si no del proceso de la
elección de dicha opción, la persona adicta podría resignificar y re-pensar tal elección. De esta forma no deja
de desconocerse que las adicciones se conceptualizan
a través de aspectos biológico-ambientales, y se deja
por sentado la importancia de reconocer al ser humano
como aquel ser que tiene capacidad de elección. Así
la adherencia a sustancias psicoactivas no será tan
incontrolable como puede parecer ante los ojos de
miradas científicas fragmentadas.
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165
Una aproximación desde el psicoanálisis a la toxicomanía y su relación con el mundo contemporáneo
An approach from psychoanalysis to addiction and its
relationship to the contemporary world
Andrés Felipe Palacio Pérez*
*
Psicólogo. Psicoanalista. Magister en Investigación Psicoanalítica. DocenteInvestigador de la Facultad de Ciencias Sociales y Humanas de la Universidad de
Antioquia, Programa de Psicología. Miembro del Grupo de Investigación Sujeto…….
del Departamento de Psicoanálisis (U. de A.) Miembro Fundador de la Corporación
Social Fragua.
Correo electrónico: [email protected]
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 169 - 173.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resumen
El siguiente artículo aborda el tema de la
toxicomanía y su abordaje clínico, desde los aportes
de los psicoanalistas Sigmund Freud y Jacques Lacan;
a la vez que aclara con sus explicaciones algunos de
los problemas que influyen en el panorama actual con
respecto al uso y el abuso de las drogas y su relación
con el mundo contemporáneo. Ofrece pues algunas
reflexiones que apuntan a pensar alternativas diferentes
a la hora de abordar el fenómeno del uso y el consumo
de sustancias prohibidas.
Palabras clave: toxicomanía, sujeto del goce, goce
fálico, identificación al síntoma.
Abstract
This article focuses on the issue of drugs use/abuse
from the contributions of the psychoanalysts Sigmund
Freud and Jacques Lacan; likewise, it gives some
explanations about some of the problems that influence
the current landscape on drugs use/abuse and its
relation with the contemporary world. It points thus at
different alternatives to tackle the phenomenon of use
and consumption of forbidden substances.
Keywords: drugs use/abuse, subject of joy, phallus
joy, identification of symptom.
Résumé
L’article suivant aborde le thème de la toxicomanie
et son traitement clinique, depuis les apports des
psychanalystes Sigmund Freud et Jacques Lacan; de
même il donne quelques explications sur certains des
problèmes qui influencent dans le panorama actuel
avec respect ou en fonction de l’usage et l’abus des
drogues et sa relation avec le monde contemporain. Il
offre donc quelques réflexions qui portent à penser sur
différents types d’alternatives au moment d’aborder
le phénomène de l’usage et de la consommation de
substances interdites.
Mots clés: toxicomanie, sujet de la jouissance,
jouissance phallique, identification au symptôme.
Introducción
El siguiente texto presenta una aproximación
dese el psicoanálisis al fenómeno de la toxicomanía
y su abordaje clínico, en la cual se enfatiza que desde
170
esta postura teórica una comprensión y abordaje que
abarque al sujeto es inherente a sus postulados, lo
que consideramos de suma importancia para la puesta
en acto de una praxis muy particular de la clínica del
sujeto toxicómano que introduce la pregunta por su ser.
A partir de algunas reflexiones sobre el fenómeno en
cuestión, pretendemos aportar elementos de discusión
que apunten a reivindicar la importancia de la práctica
psicoanalítica en el abordaje de estas problemáticas en
la actualidad.
Empecemos por recordar que una “práctica” sería
lo que Mejía & Ansermet (2000) exponen en su artículo
Trauma y lenguaje, acerca del trabajo clínico. Veamos:
...la clínica se entiende como práctica de un saber y vía
de búsqueda del saber mismo a partir de una práctica,
es la puesta en acto de un método establecido para
tratar de resolver la contradicción entre lo general y lo
particular, es un modo de saber que permite pensarse
a sí mismo, y pensar así su articulación, colocándose
en entredicho constantemente en cada nuevo caso el
saber que ella misma produce; por ello, lo que cada
paciente presenta y refiere en su discurso, y en definitiva
lo que él es, debe poner en cuestión las nociones ya
adquiridas sobre la clínica, si tenemos presente que el
progreso clínico intenta un acceso a lo general, para
volver a encontrar enseguida lo particular. (Mejía &
Ansermet 2000: 145)
Partiendo de ésta introducción sobre la concepción
de la clínica como una práctica, expondremos a
continuación las hipótesis y algunos de los puntos
básicos, los que son solo un breve acercamiento a
una comprensión del complejo fenómeno de uso y
el abuso de las drogas y la toxicomanía. Vale aclarar
que lo que llamamos aquí toxicomanía es lo que nos
permite entender estructuralmente el amplio abanico
del consumo de drogas, la toxicomanía sería la punta
extrema, el colmo o el límite del comportamiento en
tanto está en peligro algo importante en la vida del
sujeto, o su vida misma, como es el caso en algunos
heroinómanos.
Vale señalar también que ninguno de los autores
que se citarán tiene, propiamente hablando, una teoría
como tal con respecto a la etiología de la toxicomanía
en tanto no es para ellos una entidad o una estructura
clínica, es decir que no hay personalidad dependiente, la
llamada dependencia no es más que uno de los tantos
elementos propios de un carácter, como lo puede ser
el orden y la pulcritud. Más bien, todos estos autores
REVISTA
ANÁLISIS
comparten la idea de que, el comportamiento de
consumo del toxicómano puede presentarse más como
un síntoma que comparte con otros la configuración de
la estructura, y no representar para el psicoanálisis, por
tanto, el problema exclusivo de tratamiento como tal; ya
que concebimos que el sujeto no puede ser reducido a
un simple síntoma.
Una comprensión psicoanalítica de la toxicomanía
Ahora bien, Freud en la carta 55 y en la 79 de 1897
afirma en cuanto al posible origen de las adicción que: “La
masturbación es el único gran habito que cabe designar
“adicción primaria” y las otras adicciones sólo cobrarán
vida como sustitutos y relevos de aquella (alcoholismo,
morfinismo, tabaquismo, etc.)” (Freud, 1897); así, para
el autor, la toxicomanía constituye una sustitución
de un impulso a cambio del impulso sexual asociado,
como sucede en la masturbación, por tanto, la relación
inquebrantable del sujeto con la droga está destinada a
sustituir el goce sexual faltante, constituyéndose en “el
arquetipo de un matrimonio dichoso”, como lo diría el
propio Freud, en tanto lazo de dependencia del sujeto
a la sustancia.
Quince años más tarde, en el célebre texto el
Malestar en la Cultura de 1929, el mismo autor dirá que
el malestar en la civilización podrá ser entendido como
una rebelión contra la perdida de goce que implica todo
mantenimiento de la existencia; es allí donde los tóxicos
se constituyen como un calmante o un paliativo frente
a esta pérdida que el deseo y la vida misma exigen para
mantenerse y perseverar (Freud, 1930). A ello debe
unirse que la civilización se construye y sostiene en la
represión de los impulsos libidinales y agresivos, que
es en ultimo termino, lo que conlleva una perdida de
monto pulsional, es decir, una renuncia de goce y una
organización del deseo, como frutos directos del paso
del sujeto por el Complejo de Edipo; pero también,
por las consecuencias superyoicas que el ejemplo y
la educación de los padres prodigaron al sujeto en su
infancia por vía del lenguaje. (Lacan, 1965).
Por su parte, posteriormente Lacan 1965 en su
Discurso de clausura a las jornadas de los carteles,
expondrá el fenómeno desde una relación, que,
aunque se inscribe en elementos similares enriquece
la explicación dada ya por el propio Freud. Lacan,
estableciendo una relación entre el goce y la castración,
nos presenta ésta última paradójicamente como una
forma de goce, puesto que el establecimiento de la
castración -como sucede para los neuróticos-, libera al
hombre de la angustia que aparece en el momento en
que el niño y la niña se aperciben de que están casados
con el goce falico, el que sólo puede entenderse en torno
a la organización del sujeto del deseo que se introduce
por la castración misma (Lacan, 1965). Es decir, en el
momento en que la diferenciación anatómica de los
sexos nos enfrenta con el hecho de que nos hacemos
conscientes de la existencia de los dos sexos, de la
diferencia que constituye la base de la sexuación. Así
se entiende la función de la castración, la de civilizar
el goce convirtiéndolo en goce sexual fálico, deseo por
el reencuentro, por la re-unificación, aplazamiento del
goce final que terminaría con la descarga, goce fálico
que hace lazo, inscrito por tanto en el orden del deseo.
(Lacan, 1965).
Es esto lo que se expresa en último término en el
fantasma, y prematuramente se estructura en lo que se
ve en los juego infantiles que representan la masculinidad
y la feminidad, aquellos mismos que repiten los juegos
dialógicos entre los padres; juegos que han superado el
periodo del goce repetitivo del Fort-Da, más parecido al
juego compulsivo. (Freud, 1920).
El sujeto toxicómano
Ahora bien, en esta lógica, el toxicómano, su relación
y su posición con respecto al objeto droga mostraría
cómo es que se rompe radicalmente éste matrimonio
con el goce fálico, cómo se desgarra progresivamente
esa relación con la realidad; así, el goce del toxicómano
viene a remplazar ese goce falico, convirtiéndolo en un
goce Uno, un goce para Todo, goce del cuerpo en contra
del goce sexual y del goce de sentido; S1 desencadenado
(Lacan, 1975). Es esto lo que se nota más flagrantemente
en los casos de muerte por cirrosis o en las sobre dosis
por barbitúricos o por heroína.
Así, si el deseo se ve implicado allí es en la forma
de la demanda, una demanda que se establece desde
un saber negativo, es decir, la droga aparece como
un objeto que no está en relación con el sujeto de la
palabra, síntoma que lleva al sujeto al silencio y a la
eterna recaída, es decir, la droga es un conocimiento de
causa – la teoría del propio sujeto sobre su adicción- que
no produce saber, la verdad de lo real de su adicción,
la identificación con el desecho, con el desechable.
(Derrida, 1998).
Lo anterior puede ser visto desde dos puntos de
vista, el primero: si el deseo es dialéctico obliga para su
realización a pasar por la demanda, paradójicamente
171
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
la relación del toxicómano con la droga no puede ser
entendida como una relación de deseo, por ser un goce
Uno; es esto lo que puede explicar la inexistencia de la
demanda; segundo: porque la demanda del toxicómano
se inscribe en una identificación al significante “soy
un adicto” en el cual se hace representar, palabra
petrificada, palabra vacía que confiere al individuo un
sentido de piedra, en tanto está inscrita como certeza
para el yo del sujeto. (Lacan, 1936).
A pesar de mantenerse la lucha entre los ideales
inconscientes y la forma de gozar particular del
toxicómano, él demuestra que hay una manera de gozar
que puede hacerse a expensas del fantasma, por lo que
su posición nos demuestra que no necesariamente se
necesita saber para gozar (Correa, 2001). Así mismo
como se presentan los coleccionistas compulsivos, los
jugadores, los apostadores, los retenedores compulsivos
que proliferan en países como Norte América, y los que
siguen ciegamente el modelo del sujeto de consumo
moderno, el mismo del consumismo que sostiene el
capitalismo. (Baudrillar, 1974).
Por último y para ir concluyendo todo lo anterior
puede verse reflejado en la clínica en una serie de
fenómenos que se hacen manifiestos:
-
En la identificación que hace el toxicómano con la
droga, lugar en el que se representa y responde a la
pregunta por su ser como desecho o basura.
-
En la identificación que hacen los padres del joven
sujeto que, experimentando es descubierto, y
es inmediatamente identificado al significante
de adicto por parte de sus mismos padres, peso
doloroso que lo sumerge en un circuito de culpa
que puede llegar a ser insoportable, y, en donde
la demanda de “reinserción” y “recuperación”
provienen en general de una familia que, más que
dolida en su amor, está dolida en sus ideales.
-
En el aislamiento propio al que llegan muchos de
estos sujetos, soledad que se acompaña por ese
desbordamiento de energía invertida en el consumo
que se hace por días, semanas, meses e incluso
años; o en el aislamiento al que es proscrito y que se
ve acompañado por el deterioro significativo de sus
relaciones, choque que no borra, y que en ocasiones
exacerba y aumenta esa lucha interminable entre
ideales y goce, entre superyo y goce, entre culpa y
goce.
172
-
Puede verse también en la demanda tan común y
directa que hacen dichos sujetos de estrategias que
les permitan parar tajantemente con su consumo;
grito desesperado que se inscribe en la descripción
de un: “no sé que me pasa”, “el último viaje fue
insoportable”, “me da mucha paranoia”, “he hecho
tantas cosas bajo sus efectos, que ya no se quien
soy”, “no sabia que podía hacer lo que hice”; entre
otras muchas palabras que demuestran esa relación
a lo real, frente a la que, por la lógica misma que
la explica, puede demostrar que las estrategias
terapéuticas no terminan sirviendo para mucho o
por largos periodos de tiempo.
-
Se demuestra también porque ese recurso a Dios y a
la fe (Otro Absoluto) no termina sirviendo en todos
los casos; y en la gran mayoría de los que funciona se
entiende que lo hace al precio de fortalecer formas
de relación a sí mismo determinadas por una culpa
insalvable, un superyo inquisitivo que se vale de un
sentimiento de enfermedad perpetuo.
Para concluir, todos estos ejemplos pueden
determinar, junto con las reflexiones del presente
ensayo, por qué el toxicómano puede identificarse con el
sujeto gozante de nuestra época; como el masturbador
de la época de Freud, el toxicómano de hoy goza de
forma autoerótica; es un sujeto que decide por un goce
Uno donde todo tercero esta excluido, donde se disfruta
sin necesidad del fantasma, donde no se necesita el
encuentro con el Otro, es decir, el sujeto que se entrega
a un goce no falico, un goce en contra-sentido del
deseo, que tapona la falta, la alteridad fundamental.
Con la droga, que se pone en el lugar mismo de la falta,
matrimonio perfecto, idilio paradisiaco, el toxicómano
pretende, -a la vez que falla en su empresa-, alterar la
condición misma de lo humano, la de ser un ser-enfalta; condición exaltada por nuestra época tan llena
de objetos y gadgets, época que ha sabido explotar
brillantemente al sujeto de consumo del capitalismo
contemporáneo fundamento del malestar de nuestra
cultura. (Baudrillar, 1974).
Así pues, como lo propone Lacan a partir de 1965 en
su célebre Seminario, un resultado esperado de todo
análisis es la capacidad para “reírse del capitalismo”
(Lacan, 1975), es decir, una salida ética por parte del
sujeto una vez el conocimiento sobre el contenido de lo
inconsciente lo ha hecho consciente del papel que cumple
el ser un consumidor, es decir, el papel de su síntoma; en
tanto emergencia de nueva posición, esta vez deseante y
responsable frente a su deseo insatisfecho, aquel mismo
REVISTA
ANÁLISIS
que se ha desviado por los caminos del puro goce de
las drogas. Ahora comprendemos por qué el toxicómano
no es más que el paradigma llevado extremo del sujeto
consumidor de nuestra actualidad. (Derrida, 1998).
Lista de referencias
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Síntoma, Sexualidad y lazo Social. Revista Análisis.
Toxicomanía. Saberes y prácticas. Enfoques
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sus estructuras. Barcelona: Ediciones Plaza y Janes.
Derrida, J. (1998). La retorica de las drogas. Pasto: Ed.
Elipsis.
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Fliess. Carta 56 y Carta 77. Obras completas. T. 1.
(pp. 211-320). Argentina: Amorrortu Editores.
Freud, S. (1920). Más allá del principio del placer. Obras
completas. T. 17. (pp. 1-60). Argentina: Amorrortu
Editores.
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Huertas, C. (1993) ¡Toxicómanos: Un esfuerzo más si
queréis ser Republicanos! Conciencia, 16(56):59 - 68
Lacan, J. (1936). Más allá del principio de realidad.
Escritos 1. México: Editorial Siglo XXI.
Lacan, J. (1965). El Seminario 12. Problemas cruciales
para el Psicoanálisis. El seminario de Jaques Lacan.
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Revista Disparatorio, 4: 38 - 46
Correa, J. (2001) Enseñanzas de la toxicomanía (Artículo
inédito). Medellin.
173
La hoja de coca en Bolivia. Una propuesta de ajuste a
las políticas públicas bajo el enfoque de la reducción
de daños
The coca leaf in Bolivia. A proposal for setting public
policy under the focus of harm reduction
Godofredo German Reinicke Borda*
*
Médico, cirujano. Coordinador Nacional del Observatorio Boliviano de
Drogas. Consultor de la Red Andina de Información. Jefe de la Unidad de
Prevención Holística del Viceministerio de Defensa Social. Director de Puente,
Investigación y Enlace. Representante del defensor del Pueblo en el Chapare.
Correo electrónico: [email protected]
REVISTA ANÁLISIS N.° 8. Año 2011, pp. 175 - 182.
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Resemen
Se presentan brevemente algunas reflexiones sobre
el fenómeno del cultivo de la coca en Bolivia, a partir del
enfoque de reducción de daños que ha venido trabajando
la institución Puente, Investigación y Enlace (PIE), la cual
ha sido creada con el objetivo de integrar y vincular a
las entidades del gobierno boliviano con la sociedad
civil y con instituciones nacionales e internacionales,
para trabajar conjuntamente en materia de derechos
humanos, drogo-dependencias y su legislación. La
institución se ocupa de examinar, analizar, discutir,
repensar y aportar al rediseño de la normatividad y las
políticas públicas sobre drogas en Bolivia, buscando
que éstas tengan un carácter más humano, a partir de
la introducción del concepto de “reducción de daños”, y
desde una perspectiva holística que contempla aspectos
históricos y culturales. La misión de la institución consiste
en brindar colaboración e información sobre los avances
y retrocesos de las políticas de drogas en el país y en
otras regiones, con la esperanza de que estas acciones
(talleres, conversatorios, entrevistas, artículos, entre
otras estrategias de difusión del saber sobre las drogas)
permitan reflexionar sobre las posibilidades de encarar
la problemática de las drogas en Bolivia desde una
posición más progresista, propia del ámbito científico.
Palabras clave: hoja de coca, políticas públicas,
reducción de daños
Abstract
Are briefly presented some reflections on the
phenomenon of coca cultivation in Bolivia, from harm
reduction approach that the institution has been
working Puente, Research and Liaison Service (PIE),
which has been created to integrate and link to the
Bolivian government entities and civil society and
international institutions to work together on human
rights, drug addictions and legislation. The institution
is responsible for reviewing, analyzing, discussing,
rethink and redesign contribute to regulation and
public policy on drugs in Bolivia, they are looking for a
more humane, since the introduction of the concept of
“harm reduction” and from a holistic perspective that
includes historical and cultural aspects. The mission of
the institution is to provide assistance and information
on progress and setbacks in drug policy in the country
and other regions, with the hope that these actions
(workshops, conferences, interviews, articles, and other
dissemination strategies knowledge about drugs) allow
176
reflection on the possibilities of addressing the drug
problem in Bolivia since a more progressive position,
typical of science.
Key words: coca leaf, public policy, harm reduction
Résumé
Sont brièvement présenté quelques réflexions sur
le phénomène de la culture de la coca en Bolivie, de
l’approche de réduction des méfaits que l’institution
travaille depuis Puente, de la Recherche et de la Liaison
(PIE), qui a été créé pour intégrer et lien vers les entités
du gouvernement bolivien et la société civile et les
institutions internationales à travailler ensemble sur
les droits humains, la toxicomanie et la législation.
L’institution est chargée d’examiner, d’analyser, de
discuter, de repenser et de redéfinir contribuer à la
régulation et les politiques publiques sur les drogues
en Bolivie, ils sont à la recherche d’une société plus
humaine, depuis l’introduction du concept de «réduction
des méfaits» et dans une perspective holistique qui
inclut les aspects historiques et culturels. La mission
de l’institution est de fournir assistance et informations
sur les progrès et les reculs en matière de politique de
drogue dans le pays et d’autres régions, avec l’espoir que
ces actions (ateliers, conférences, interviews, articles, et
d’autres stratégies de diffusion connaissances sur les
drogues) permettent une réflexion sur les possibilités
d’aborder le problème de la drogue en Bolivie depuis
une position plus progressiste, typique de la science.
Mots clés: feuilles de coca, les politiques publiques,
réduction des méfaits
La reducción de daños
En términos generales, la estrategia de reducción
de daños se refiere a políticas, programas, servicios y
acciones dirigidos a minimizar los eventuales efectos
negativos causados a la salud y la economía de los
individuos, de las comunidades y de la sociedad en
general, los cuales se asocian al cultivo, producción,
tráfico y consumo de sustancias psicotrópicas.
Se trata de un enfoque pragmático que acepta que el
uso de estas sustancias por parte de los seres humanos
es un hecho que se registra desde hace millones de años
y que, aunque puede generar diversos perjuicios, el
usuario lo relaciona con la búsqueda de un placer, al cual
no quiere renunciar. Se contrapone al prohibicionismo
REVISTA
ANÁLISIS
que desconoce este hecho social, al tiempo que resta
importancia a la eficacia de sus medidas.
El enfoque de reducción de daños, aunque no
propende por la abstinencia, permite brindar ayuda
especializada a quienes padecen afecciones diversas,
asociadas al uso o abuso de estas sustancias, a partir de
la idea de que el consumo puede tener el carácter de
una compulsión, y que por ello lo más atinado y eficaz es
reducir los daños asociados a la ingesta de la sustancia,
mediante usos más racionales y regulados por parte de
los sujetos y comunidades. Por ello, en este enfoque
se identifican los patrones de consumo del usuario, así
como las normas y actitudes sociales que lo condicionan.
Además, exige tomar en cuenta y evaluar la
información científica disponible acerca de las drogas,
para diseñar políticas de intervención y prevención,
desarrolladas a través de programas de formación y
capacitación, en especial con la población de jóvenes,
para evitar la propensión al consumo de las sustancias,
o para sensibilizarlos y concientizarlos de los daños que
puede causar el abuso de éstas, con el ánimo de que los
individuos hagan un uso más moderado de las mismas.
Así mismo, el enfoque de la reducción de daños busca
garantizar el derecho a la salud física y mental, así como
la protección de la integridad de las personas que sufren
de un consumo compulsivo o que gozan de un consumo
recreativo. Sostiene también que es necesario capacitar
en reducción de daños al personal de las instituciones
educativas y de bienestar social encargado de atender
el tema del consumo y en especial a los usuarios en
dificultades.
El fracaso del enfoque prohibicionista y los ajustes a las
políticas gubernamentales
Ahora, en Bolivia, existe una Ley conocida como la
1008, vigente desde el año 1988, mediante la cual se
exigió a los sucesivos gobiernos la implementación
de líneas de acción frente a las drogas, tales como
la prohibición del cultivo de hoja de coca en zonas
denominadas excedentarias, en transición o ilícitas. Con
base en dicha Ley se establecieron plazos de reducción
del cultivo que no se concretaron satisfactoriamente y,
por el contrario, se amplió la frontera agrícola con el
consiguiente crecimiento de la oferta y demanda de la
hoja de coca.
Sin embargo, aun cuando es evidente el fracaso relativo
de estas líneas de acción, en Bolivia todavía se continúan
privilegiando las estrategias de control y erradicación
de los cultivos, desde una perspectiva eminentemente
represiva, que deriva en la criminalización de todos
los actores que participan como los eslabones de la
cadena de valor, desde el productor agrícola, hasta el
consumidor final de la hoja de coca. Es evidente que
este enfoque no permite establecer diferencias entre
los sujetos antes mencionados, poniendo en el mismo
plano al consumidor, al productor y al traficante.
Al respecto, voces de importantes personalidades,
como los ex Presidentes Henrique Cardozo, César
Gaviria y Ernesto Zedillo, o el escritor Mario Vargas Llosa,
afirman que la erradicación o eliminación de la coca y
la cocaína es una utopía con resultados pírricos y que
implica gastos enormes de recursos, tanto de los países
productores como de los países consumidores.
Entre las causas identificadas en Bolivia para este
fracaso del enfoque prohibicionista pueden señalarse
varios factores. Veamos:
Entre ellos se destaca la dificultad para reconocer
la construcción histórica de una identidad social y
cultural, fuerte y dinámica, del sector productor cocalero
boliviano, que debería ser el punto de partida para la
llegada de planes, programas y proyectos de apoyo a
nuevas alternativas o enfoques de desarrollo productivo
e integral.
Así mismo, otro de los factores que inciden es el
hecho de que en respuesta a las políticas represivas de
erradicación forzosa, se consolidó la identidad del sector
productivo de hoja de coca y se definió una personalidad
colectiva única, propia y diferente a los demás sectores
productivos.
Asociado a los factores anteriores, señalamos que
no se tomó en cuenta la fortaleza colectiva del sector
cocalero en la proposición de políticas de control
social e implementación de mecanismos de regulación
cuantitativa del cultivo, por parte del gobierno boliviano.
Finalmente, enfatizamos que no se ha considerado
el rol de la producción de hoja de coca en la economía
predial familiar, pues se pasa por alto el hecho de que
la producción de hoja de coca en las unidades agrícolas
campesinas tiene por objeto el mantenimiento de la
unidad familiar, de modo que desde estos sectores se
busca maximizar la tasa de ganancia agrícola.
En ese sentido, pensamos que es importante
comprender los resortes económicos y sociales que
sostienen el fenómeno del cultivo de la hoja de coca
177
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
en Bolivia, antes de proponer tal o cual estrategia de
erradicación. Así por ejemplo, al considerar los altos
ingresos que genera el cultivo de coca en comparación
•
•
•
•
•
Hoja de coca Cítricos
Cacao
Banano
Café
Ingresos ingresos Ingresos
Ingresos
Ingresos con otros cultivos, se entiende la dificultad para
que las políticas de erradicación sean eficaces.
Comparativamente los ingresos obtenidos en los cultivos
comerciales son los siguientes:
2.400 1.188 750 711 600 U$/Ha/Año.
U$/Ha/Año.
U$/Ha/Año.
U$/Ha/Año.
U$/Ha/Año.
Cuadro comparativo sobre los ingresos obtenidos en los cultivos comerciales en Bolivia. Fuente PIE
Por ello nos interesa destacar la necesidad de
reconocer y respetar el rol que ha tenido históricamente
el cultivo de coca en la diversificación de actividades
económicas de los campesinos bolivianos, pues
representa -en muchos casos- una estrategia esencial
de sobrevivencia para las familias ante la incertidumbre
implícita de la agricultura temporal en Bolivia. En ese
orden de ideas, consideramos que la adopción de una
estrategia de reducción de daños en la política de la hoja
de coca en Bolivia debería contemplar los siguientes
objetivos estratégicos:
En primer lugar, establecer en las políticas de control
de la base productiva de Bolivia (especialmente en el
tema de la erradicación de cultivos de hoja de coca)
medidas de reducción del daño de tipo económicas y
sociales, que no tiendan a la criminalización de amplios
sectores productivos dedicados a este rubro agrícola
ancestral y tradicional en Bolivia, y más bien propender
a la reorientación, reformulación y transformación de las
estrategias de represión al cultivo y a los cultivadores de
coca.
178
En segundo lugar, el replanteamiento de estrategias
de intervención basadas en conceptos democráticos
de seguridad integral, humana y ciudadana de
los productores de hoja de coca, buscando que la
normatividad boliviana esté acorde con los tratados
y normas internacionales de soberanía, justicia
y cooperación, resaltando lo referido al Derecho
Internacional Humanitario.
Por último, reforzar los niveles de pacificación en las
zonas cocaleras, la estabilidad política, y el respeto de
los derechos humanos y la concertación social con los
productores de hoja de coca.
Ahora, a partir de las disposiciones legales que
intentaron regir la producción de la hoja de coca en
Bolivia (principalmente la Ley 1008), veamos las visiones
diferenciadas del gobierno, los productores de coca y la
sociedad civil respecto a las categorías conceptuales
de delimitación, temporalidad, población, uso del
suelo, destino de la producción, cobertura política
administrativa y escala de producción. Veamos:
REVISTA
ANÁLISIS
CATEGORÍAS
CONCEPTUALES
Tabla 2
DELIMITACIÓN
ZONA DE
PRODUCCIÓN
TRADICIONAL
ZONA DE
PRODUCCIÓN
EXCEDENTARIA EN
TRANSICIÓN
ZONA DE
PRODUCCIÓN
ILÍCITA
TEMPORALIDAD
POBLACIÓN USO
DE SUELO
DESTINO DE LA
PRODUCCIÓN
COBERTURA
POLÍTICA ADMINISTRATIVA
DEPARTAMEN-TOS:
LA PAZ – CBBA
HISTÓRICA,
SOCIAL Y
AGROECOLÓGICAMENTE
HAN CULTIVADO
COCA
SE PRODUCEN
EXCLUSIVAMENTE LOS
VOLÚMENES
NECESARIOS
PARA ATENDER
LA DEMANDA
PARA EL
CONSUMO Y
USOS LÍCITOS
ERRADICACIÓN
FORZOSA
ESCALA DE
PRODUCCIÓN
20.000 ha DE
COCA
SUBTRÓPICOS
DE LAS
PROVINCIAS NOR
Y SUD YUNGAS,
MURILLO,
MUÑECAS,
FRANZ TAMAYO E
INQUISIVI
YUNGAS DE
VANDIOLA,
(AMPLIADO
A CHAPARE,
CARANAVI Y LA
ASUNTA)
Visión del gobierno
CATEGORÍAS
CONCEPTUALES
Tabla 3
DELIMITACIÓN
ZONA DE
PRODUCCIÓN
TRADICIONAL
ZONA DE
PRODUCCIÓN
EXCEDENTARIA
EN TRANSICIÓN
ZONA DE
PRODUCCIÓN
ILÍCITA
TEMPORALIDAD
POBLACIÓN
USO DE SUELO
HISTÓRICA,
SOCIAL Y
AGROECOLÓGICAMENTE
HAN
CULTIVADO
COCA
DESTINO DE LA
PRODUCCIÓN
SE PRODUCEN
EXCLUSIVAMENTE LOS
VOLÚMENES
NECESARIOS
PARA ATENDER
LA DEMANDA
PARA EL
CONSUMO Y
USOS LÍCITOS
COBERTURA
POLÍTICA ADMINISTRATIVA
TODOS LOS SUBTRÓPICOS DEL
DEPARTAMENTODE
LA PAZ Y
COCHABAMBA
ESCALA DE
PRODUCCIÓN
DE ACUERDO A
LA DEMANDA
Visión de los cultivadores de coca
179
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
CATEGORÍAS
CONCEPTUALES
Tabla 4
DELIMITACIÓN
ZONA DE
PRODUCCIÓN
TRADICIONAL
ZONA DE
PRODUCCIÓN
EXCEDENTARIA
EN TRANSICIÓN
TEMPORALIDAD
POBLACIÓN
USO DE SUELO
HISTÓRICA,
SOCIAL Y
AGROECOLÓGICAMENTE
HAN
CULTIVADO
COCA
DESTINO DE LA
PRODUCCIÓN
SE PRODUCE
PARA ATENDER
LA DEMANDA
PARA EL
CONSUMO Y
USOS LÍCITOS E
ILÍCITOS
ZONA DE
PRODUCCIÓN
ILÍCITA
COBERTURA
POLÍTICA ADMINISTRATIVA
DEPARTAMEN-TOS:
LA PAZ – CBBA
ESCALA DE
PRODUCCIÓN
12 000 ha DE COCA
DE ACUERDO LEY
1008
SUBTRÓPICOS DE
LAS PROVINCIAS
NOR Y SUD
YUNGAS, MURILLO,
MUÑECAS,
FRANZ TAMAYO E
INQUISIVI
YUNGAS DE
VANDIOLA
Visión de la sociedad civil
Así mismo, es importante tener en cuenta que los
productores de hoja de coca en Bolivia son heterogéneos,
siendo fundamental construir una clasificación de tipos
de productores de hoja de coca, de acuerdo con la escala
y destino de la producción. Al respecto, mínimamente
pueden establecerse las siguientes categorías que
marcan diferencias entre los productores:
- Productor de coca de subsistencia (o para el
autoconsumo): produce coca para satisfacer las
necesidades de acullicu del productor y la familia.
- Productor de coca en transición de autoconsumo al
mercado: apunta a las necesidades del agricultor y
comercializa excedentes de relativa importancia.
- Productor de coca con fines de abastecimiento del
mercado: indaga la tendencia futura de precios por
unidad de peso de la hoja de coca, a fin de que la
asignación de los recursos de producción que dispone
se efectúe en función de maximizar sus ingresos.
Reflexiones para el ajuste de las políticas bolivianas
sobre el cultivo de la hoja de coca
Así, aunque desde algunos sectores conservadores
de la sociedad civil internacional se considera a la
180
hoja de coca básicamente como una sustancia cuyo
uso provoca alteraciones de carácter mental, físico y
moral, las organizaciones sociales de productores y los
consumidores tradicionales de hoja de coca en Bolivia
la defienden como una sustancia beneficiosa, que hace
parte del acervo cultural e histórico de los pueblos
originarios del país, indicando que posee valores
terapéuticos, nutritivos y con un valor económico
superior a otros cultivos del sistema de producción
agrícola de los sub-trópicos de Cochabamba y La Paz.
Consideramos que la percepción de algunos
segmentos de la sociedad civil y de los estados a
nivel mundial está asociada al desconocimiento de
la información histórico-cultural de la tradición del
masticado (también llamado pijcheo, chajcheo, acullicu o
mambeo) de la coca en los pueblos andino-amazónicos,
mostrándose susceptibles a recibir información
tendenciosa que desconoce esta tradición ancestral
de los pueblos bolivianos, que por mucho tiempo han
subsistido alrededor del cultivo y producción de la hoja
de coca.
En el pasado, la influencia de la política antidrogas de
los Estados Unidos ha impulsado al gobierno boliviano a
orientar sus mayores esfuerzos a eliminar el cultivo de la
REVISTA
ANÁLISIS
Fotos tomadas por Godofredo Reinicke Borda
hoja de coca, para lo cual se estimuló la promulgación de
la Ley 1008 (denominada Ley especial sobre el régimen
de la coca y de sustancias controladas). A partir de los
años ochenta, cada gobierno a su turno -bajo un criterio
de supeditación a la certificación y el apoyo condicionado
de los Estados Unidos- ha aplicado diversas estrategias y
planes basados en la erradicación de la coca como pilar
central, con la consecuente y sistemática transgresión de
los derechos humanos que implica su implementación.
Lo anterior se sustenta en determinados prejuicios,
tales como los supuestos efectos negativos en la salud,
producto de la masticación de la hoja.
Así mismo, es notable la discriminación y el desprecio
de otros países en relación con los usos y costumbres
ancestrales de los pueblos indígenas originarios de
Bolivia, que cultivaban y consumían la hoja de coca.
Consideramos que esto ha llevado a un sometimiento
sistemático de las creencias propias de la cultura boliviana
a paradigmas construidos en un mundo que pretende
tipificar y responsabilizar a los cultivadores como los
causantes de la demanda de drogas, conduciendo a la
penalización de la producción de la hoja de coca en su
estado natural.
Como conclusión, pensamos que la implementación
de estrategias cuantitativas de reducción y racionalización
del cultivo, dentro del marco referencial de monitoreo
anual de cultivos de hoja de coca, obliga a reflexionar
sobre el hecho de que se ha venido consolidando un
pensamiento concreto en el que los hechos cuantificables
(superficies de plantas de coca erradicadas y/o
racionalizadas), capaces de ser traducidos al lenguaje
aritmético, pasan a ser los únicos hechos relevantes en
el marco de esta visión retrógrada. Así mismo, pensamos
que la historia de grupos sociales especializados en la
producción tradicional y ancestral (cultural) del cultivo de
hoja de coca, no existe o no es relevante para el conjunto
181
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
de instituciones gubernamentales encargadas de las
tareas de erradicación en Bolivia. De ese modo, el futuro
de las políticas sobre la hoja de coca estará determinado
por la idea de la eliminación de la base productiva, lo
cual sólo implica soluciones mecánicas con resultados
meramente cuantitativos. Por último, consideramos que
el marco institucional de apoyo implementa procesos de
control de producción del cultivo de hoja de coca que
fueron establecidos e impuestos por la cooperación
internacional y por ende no contempla factores sociales,
culturales o económicos propios de Bolivia.
Esperamos que las reflexiones que aquí se aportan
desde el enfoque de la reducción de daños, aplicado al
cultivo de la hoja de coca en Bolivia, generen interés en
la comunidad nacional e internacional, pues a partir de
dicho interés se están sentando las bases para que se
produzca un proceso de sensibilización y concientización
acerca de la importancia de considerar los factores
sociales, culturales y económicos implicados en los
fenómenos de cultivo, fabricación, tráfico y consumo
de sustancias psicoactivas a nivel mundial. De ese
modo, esperamos que las políticas gubernamentales
implementadas en Bolivia puedan rediseñarse a partir
del reconocimiento de las diferencias sociales, culturales
y económicas del pueblo boliviano en relación con los
países industrializados que marcan la pauta a nivel de las
políticas de drogas a nivel internacional.
182
REVISTA
ANÁLISIS
Publicaciones de interés1
Legalising Drugs. Debates and Dilemmas - Debate sobre la
legalización de las drogas (Bean, P. Londres: Policy Press,
157 pp., 2010. Ref. 183199)
La legalización de las drogas reconoce el derecho de
las personas a consumir cualquier sustancia y puede ser
una estrategia para luchar contra el consumo abusivo, la
drogodependencia y la criminalidad. El autor de este libro,
un reconocido académico especialista en la materia, revisa
el debate sobre la legalización de las drogas en el ámbito
británico, analizando en profundidad diferentes propuestas
a favor y en contra. En este análisis, se insiste especialmente
en aspectos relacionados con la reducción de las tasas de
criminalidad y las implicaciones que la ilegalización tendría
para la sociedad en general, y para la juventud en particular.
A modo de resumen, se plantean las cinco cuestiones a las
que toda política de drogas de calidad debería responder:
los argumentos para controlar la venta y el consumo, la
relación con el crimen, los aspectos financieros, la atención
especializada para personas drogodependientes y el control
de quienes incumplan las normas.
1
Physical Illness and Drugs of Abuse. A Review of
the Evidence
-Relaciones entre abuso de drogas y
enfermedades físicas (Gordon, A. J. et al., Cambridge
University Press, 377 pp. 2010. Ref. 183374)
El abuso de alcohol y otras drogas tiene consecuencias en
el bienestar y en el buen estado físico de la persona. Por ello,
en los tratamientos de desintoxicación o mantenimiento,
es importante tratar a los pacientes también de las
comorbilidades en su salud física y mental. El presente
trabajo es el primero de una serie de monografías sobre la
relación entre trastornos mentales y enfermedades físicas,
y en esta ocasión se centra en las relaciones que se dan
entre el consumo de distintas drogas y los problemas en la
salud física de la persona consumidora. Para llevar a cabo
esta revisión, se hizo una búsqueda sistemática y detallada
en la base de datos PubMed entre febrero y diciembre de
2008, y el resultado es, según los autores, un documento
esencial para profesionales tanto del ámbito sanitario
como de las drogodependencias, para estudiantes y
también para agentes encargados del diseño de políticas
sociosanitarias.
Tomado del Boletín Aldizkaria http://www.siis.net/documentos/cdd
184
REVISTA
ANÁLISIS
Cocaína. Manejo de la adicción y los problemas derivados
(Laespada, M. T. y Meana, J. J. Bilbao, Instituto Deusto de
Drogodependencias, 157 pp., 2009. Ref. 183692)
Music Therapy and Addictions (Aldridge, D. y Fachner, J.
(eds.), Jessica Kingsley Publishers, Londres, 176 pp., 2010,
Ref. 184859).
Este libro reúne las comunicaciones presentadas en la
jornada “Tratamiento de la adicción a la cocaína en nuestra
práctica”, organizada en 2009 por la Sociedad Española de
Toxicomanías y el Instituto Deusto de Drogodependencias.
Los autores invitados, de reconocido prestigio en el ámbito
de las adicciones, analizan y discuten distintos modelos
de intervención en drogodependencias, específicamente
la adicción a esa sustancia. En la actualidad, aunque las
cifras indican que el uso de la cocaína permanece estable
y que está relativamente extendido en nuestra sociedad,
sigue siendo un problema de salud individual y colectiva
preocupante, sobre todo por el consumo entre la juventud.
En esta publicación, se pueden encontrar capítulos sobre
la europsicología de la adicción a la cocaína, la gestión
de las redes asistenciales, la evaluación biológica y
psicológica de las personas consumidoras, el abordaje de
las complicaciones médicas del consumo compulsivo, el
tratamiento farmacológico, las urgencias psiquiátricas y el
cumplimiento terapéutico, entre otros temas.
Este texto constituye una de las pocas aportaciones
monográficas en inglés publicadas sobre el tema de
la música como complemento de los programas de
tratamiento y rehabilitación en el consumo de drogas. En
él se explica por qué la musicoterapia tiene la capacidad de
mejorar los resultados de programas de tratamiento y, sobre
todo, cómo el uso de la música mejora la calidad de vida y
el bienestar de los pacientes. Los capítulos monográficos,
redactados por diversos expertos internacionales, resultan
a veces un poco breves, pero logran, pese a ello, despertar
el interés del lector por este tema.
185
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Signals from Drug Research. - Descubrimientos en investigación sobre drogodependencias (Muscat, R. et al. Estrasburgo, Council of Europe, 72 pp., 2009, Ref. 182213)
Tobacco Taxes: A Win-Win-Win for CashStrapped States
- Consecuencias positivas de la subida de impuestos por
la venta de tabaco (American Lung Association et al.,
Washington, AmericanLung Association, 92 pp., 2010.
Ref.181829).
Disponible en: http://www.rwjf.org/files/
research/20100209tobaccotax.pdf
Expertos de las ciencias sociales, la psicología y la
biomedicina revisan en este documento las últimas
evidencias científicas en materia de drogodependencias. La
publicación se divide en cuatro capítulos monográficos. El
primero aborda, desde un enfoque sociológico, el cultivo,
la venta y el consumo de cannabis en Europa. Lo último
en estudios psicológicos, concretamente la investigación
referente a los rasgos de personalidad y las expectativas
de consumo, se presenta en el segundo capítulo. Se dedica
el tercer capítulo al análisis de algunos resultados de la
investigación en el campo de biomedicina, entre ellos, las
teorías neurocientíficas sobre la etiología de las adicciones.
El documento se cierra con un resumen de los principales
resultados de la Conferencia Científica Europea sobre los
Nuevos Retos Científicos y Clínicos del Tratamiento de las
Adicciones, que se celebró en 2008. A pesar de su escasa
extensión, se trata de una obra que puede resultar de gran
interés tanto para investigadores como para políticos y
profesionales.
186
Aunque el objetivo fundamental del incremento de
los impuestos del tabaco puede ser el aumento de los
ingresos del Estado, también produce beneficios para la
salud asociados a la reducción de su consumo. El presente
estudio mantiene que dicha subida permite poner en
marcha programas de prevención y abandono del tabaco y
es una de las formas más efectivas para reducir el consumo
entre los jóvenes. El principal aporte del informe es la
estimación que realiza sobre los beneficios económicos
del gobierno estadounidense y los efectos positivos para
la salud en caso de que se incrementara en un dólar el
impuesto por la venta de cada paquete de tabaco. De esta
manera, el estudio proporciona datos sobre el número de
consumidores, los gastos sanitarios, así como el descenso
en el número de jóvenes que se iniciarían en el consumo
de esta droga si se llevara a cabo la medida propuesta.
REVISTA
ANÁLISIS
Fetal A lcohol Spectrum Disorder: Management and
Policy Perspectives of FASD. - Manual sobre el síndrome
alcohólico fetal (West Sussex, John Wiley & SonsLimited,
458 pp., 2010. Ref. 189602).
Alcohol Advertising and Young People’s Drinking.
Representation, Reception and Regulation - Marketing de
bebidas alcohólicas y consumo juvenil (Gunter, B. et al.,
Londres, Palgrave, 241 pp., 2010. Ref. 188451).
El síndrome alcohólico fetal, como trastorno permanente
provocado por la exposición del embrión y del feto al
alcohol ingerido por la madre durante el período de
gestación, conlleva numerosos problemas de tipo físico,
psicológico, de conducta y social que afectan a individuos,
familiares y a la sociedad en su conjunto. El presente libro
explora este síndrome y presta especial interés a aspectos
tan diversos como la prevalencia, las consecuencias en la
salud y la conducta de los menores afectados, las distintas
alternativas de tratamiento, el impacto socioeconómico y
las estrategias de prevención.
Según la última encuesta domiciliaria del Plan Nacional
sobre Drogas, el alcohol sigue siendo la sustancia
psicoactiva más utilizada en España. Pero si bien el
consumo general ha permanecido más o menos estable
en el último decenio, los atracones y las borracheras han
aumentado, particularmente entre la juventud. Este dato
reafirma la preocupación social en torno al marketing de
las bebidas alcohólicas, pues está comprobado que posee
una influencia determinante en el inicio, el mantenimiento
y las pautas de consumo.
Esta obra, de gran utilidad para profesionales,
proporciona una visión clara sobre el síndrome alcohólico
fetal y cómo se pueden poner en marcha programas de
tipo preventivo. El libro también cuenta con capítulos
específicos que exploran las causas del fenómeno, el marco
normativo vigente e incluso relatos de personas afectadas
por este síndrome.
El libro que aquí se reseña ahonda en este asunto,
describiendo tanto las estrategias empleadas en la venta
del alcohol como la normativa que regula dicha práctica. Los
autores, tres especialistas del Reino Unido, consideran que
el consumo juvenil de bebidas alcohólicas no se reducirá
únicamente limitando la disponibilidad del producto o
restringiendo su publicidad, sino mediante un cambio
global de actitudes, en el que deben participar todos los
agentes sociales, incluida la industria del alcohol.
187
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Social Work with Drug and Substance Misusers, 2a Ed.
Trabajo social con personas que abusan de las drogas
(Goodman, A. Editor: Learning Matters, 146 pp., 2009.
Ref.189160)
Guide d’organisation de soirées étudiantes en toute
legalité, en toute Securité - Recomendaciones para la
organización de una fiesta universitaria sin riesgos (Editor:
Mission Interministérielle de Lutte Contre la Drogue et la
Toxicomanie, 27 pp., 2010. Ref. 188923)
Aunque el perfil de consumidor socialmente integrado
es hoy más habitual que en décadas anteriores, las
personas con problemas de drogodependencia a menudo
se encuentran en riesgo de exclusión.
Las fiestas estudiantiles constituyen una de las
actividades de ocio favoritas entre los jóvenes. En ellas,
sin embargo, se suele producir un consumo excesivo de
alcohol y otras drogas y, en consecuencia, un elevado riesgo
de accidentes de coche, que constituyen la primera causa
de muerte entre los 15 y 24 años de edad. Esta breve guía
proporciona a las asociaciones de estudiantes consejos
para que organicen fiestas de modo seguro y legal. En la
primera parte del documento, se clarifican los trámites
administrativos que se deben tener en cuenta a la hora
de organizar este tipo de celebraciones. La segunda, más
extensa, contiene información sobre los riesgos asociados
al consumo de diversas sustancias –alcohol, cannabis,
poppers, fármacos psicoactivos, éxtasis, cocaína, GHB,
LSD–, la normativa específica de aplicación –controles de
alcoholemia, limitaciones a la venta de alcohol– y sobre
los riesgos relacionados con la exposición a un nivel de
ruido excesivo. Por último, se ofrecen ejemplos y consejos
de actuaciones preventivas y de reducción de riesgos
asociados al consumo de drogas, que se pueden poner
en marcha antes y durante la celebración de la fiesta:
instalación de puestos de información y de agua potable,
descuentos en bebidas no alcohólicas o entrega gratis
para los conductores identificados como tales, creación de
espacios sin ruido o acceso a etilómetros.
Por eso, al margen del sector en el que desarrollen su
actividad, la mayoría de los profesionales del trabajo social
se enfrentarán, en un momento u otro, a algún caso en el
que intervengan las toxicomanías. Este manual universitario
se propone transmitir a los futuros profesionales los
conocimientos y las herramientas básicos para salir airosos
de esas situaciones.
Se trata de un libro muy bien diseñado para el fin
didáctico que persigue, pues ofrece una estructura clara,
cuadros resumen, actividades y recursos complementarios.
La obra sigue, además, lo establecido por las autoridades
educativas británicas en cuanto a los contenidos teóricos
y las habilidades prácticas que debe tener todo trabajador
social. Los aspectos relativos al contexto epidemiológico, la
legislación y la organización de los servicios sociosanitarios
suscitarán, como es lógico, un interés menor fuera del Reino
Unido. En cambio, los casos prácticos resueltos y las pautas
de intervención –que buscan siempre el empoderamiento
de los usuarios– pueden resultar bastante útiles para el
alumnado de otras latitudes.
188
REVISTA
ANÁLISIS
Report on the Risk Assessment of Mephedrone in the
Framework of the Council Decision on New Psychoactive
Substances - Riesgos del consumo de mefedrona
(Observatorio Europeo de las Drogas y las Toxicomanías,
Lisboa, OEDT, 193 pp., 2011. Ref. 194833)
Les addictions à Internet. De l’ennui à la depéndanse
(Hautefeuille, M. y Véléa, D. París, Payot, 200 pp., 2010.
Ref. 189966)
La elaboración, la distribución y el consumo de sustancias
psicoactivas implica riesgos que deben tenerse en cuenta.
Para identificarlos y justificar científicamente los eventuales
controles, el Observatorio Europeo de las Drogas y las
Toxicomanías (OEDT) realiza de manera sistemática
evaluaciones de los riesgos asociados a nuevas sustancias.
Este informe, en concreto, versa sobre la mefedrona, una
anfetamina sintética derivada de la catinona, que es una
sustancia presente en las hojas de khat (Catha edulis). Su
consumo se ha detectado en varios países europeos, pero
la novedad y su baja prevalencia explican que la toxicidad
de esta droga apenas esté documentada, más allá de
algunos testimonios de personas que la han probado. Sus
efectos estimulantes parecen similares a los del MDMA
(éxtasis), pero su corta duración recuerda a la cocaína y
propicia el consumo de varias dosis en un período breve de
tiempo. Tras valorar la información disponible, todavía muy
deficiente, el observatorio sopesa las ventajas y desventajas
de fiscalizar esta sustancia.
Los autores de este interesante libro advierten que la
adicción a Internet responde al modelo de la denominada
Ley de Ledermann, por lo que conforme aumenta el
número de usuarios, el número de adicciones no aumenta
lineal, sino exponencialmente.
Michel Hautefeuille y Dan Véléa, pioneros (1996) en
alertar del potencial adictivo de Internet, consideran
fundamental distinguir entre dos tipos de adicción: la
ciberdependencia, provocada directamente por Internet
(juegos en línea, obsesión por el correo electrónico) y
la dependencia ciberasistida, que agudiza una adicción
previamente existente (ludopatía, compras compulsivas,
voyeurismo). Este libro pretende ofrecer una visión
objetiva sobre el uso y riesgos de Internet en una
sociedad en la que, para un número cada vez mayor de
personas, el mundo real se identifica con el aburrimiento
y la frustración, mientras que el mundo virtual se muestra
como más atractivo y soportable.
189
/
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
Sistema Mundial de Información del Alcohol y
la Salud (Global Information System on Alcohol
and Health, GISAH)
URL: http://apps.who.int/ghodata/?theme=GISAH
Un instrumento que la Organización Mundial de la Salud
está desarrollando a partir de la base de datos global de
alcohol existente desde 1997. Se trata de una herramienta
útil para quienes busquen datos sobre el consumo de esta
sustancia, sus efectos y las políticas antialcohol.
Foro Euro-Methwork
URL: http://www.q4q.nl/euromethwork/
Se dirige en primer lugar a médicos, investigadores
y políticos, pero también ofrece materiales destinados
a los drogodependientes, tales como la base de datos
Maintenance Assistance Point, proporciona información
sobre los programas de mantenimiento con metadona en
diferentes países.
Treatnet
URL: www.unodc.org/treatment/
Ésta es la sede virtual de Treatnet, una red
internacional compuesta por veinte centros de atención
a las drogodependencias. El fin principal de este proyecto,
impulsado por la Oficina sobre Drogas y Crimen de las
Naciones Unidas, es el intercambio de experiencias y buenas
prácticas en materia de tratamiento y rehabilitación.
Programa DATCAP (Drug Abuse Treatment Cost
Analysis Program)
URL: www.datcap.com
Este sitio Web, ofrece instrumentos para la evaluación
económica de servicios sociales y sanitarios dirigidos
a las personas drogodependientes, con todos los los
cuestionarios traducidos al castellano.
Biblioteca virtual de Scottish Addiction Studies
URL: www.drugslibrary.stir.ac.uk
Ungassondrug.org
URL: www.ungassondrugs.org
En 1998, las Naciones Unidas fijaron el objetivo de lograr
“un mundo libre de drogas” antes de 2009. Un decenio
después, la Comisión de Estupefacientes ha constatado
que la lucha contra las drogodependencias durante estos
últimos diez años ha sido un fracaso.
Esta página electrónica del Transnational Institute ofrece
una guía del proceso que la ONU ha puesto en marcha para
determinar la nueva política internacional de drogas.
En este URL se ubica la biblioteca virtual de Scottish
Addiction Studies. La colección bibliográfica en línea
contiene alrededor de 500 documentos en formato
completo y dispone de un servicio RSS (Really Simple
Syndication) para los usuarios que quieran recibir avisos
cuando se incorporan nuevos documentos al catálogo.
Substance Abuse and Mental Health Services
Administration
URL: www.nrepp.samhsa.gov
La Substance Abuse and Mental Health Services
Administration, una agencia del Departamento de Salud
y Servicios Sociales de los EE.UU., acaba de inaugurar
esta sede electrónica. En ella se encuentra una base de
datos con programas de prevención y tratamiento de las
drogodependencias validados científicamente.
192
REVISTA
ANÁLISIS
DRCNET. On-Line Library of Drug Policy
URL: www.druglibrary.org
Este recurso de Internet se anuncia como “la biblioteca en
línea especializada en drogodependencias más grande del
mundo”. Responsable de su contenido es StoptheDrugWar.
org, una entidad sin ánimo de lucro, pionera en el uso
de Internet y otras nuevas tecnologías para difundir
información sobre la despenalización de las drogas y las
políticas de reducción de daños.
Sobre MDMA- ÉxtasisURL: www.pillreports.com
En esta página electrónica se encuentra una base de
datos internacional sobre la composición de pastillas de
éxtasis, en la que éstas se pueden buscar por su apariencia
física. No obstante, cabe recordar que, al igual que
ocurre con todas las marcas, en el ámbito de las drogas
también hay falsificaciones, por lo que se recomienda el
uso de programas de testing a quienes quieran obtener
información fidedigna sobre el contenido de las pastillas.
Das Schweizer Informationsportal von Infodrog
zu Sucht, Drogen, Prävention und Hilfe –
Infodrog Suizo
URL: www.infoset.ch
Este espacio virtual se presenta como una plataforma
para divulgar información e intercambiar conocimientos
entre profesionales que trabajan en el ámbito de las
drogodependencias de Suiza. No obstante, este recurso
bilingüe (en alemán y francés) tiene una gran riqueza y
calidad de contenidos.
193
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
NORMAS PARA LA PRESENTACIÓN DE ARTÍCULOS
•
Fuente: Arial.
La Revista Análisis, publicación de la Fundación Universitaria
Luis Amigó, FUNLAM, y el Centro Coordinador de la
Investigación de la Federación Internacional de Universidades
Católicas, FIUC, busca promover reflexiones y debates en torno
a problemas asociados con el uso de drogas, que favorezcan
el análisis crítico de los enfoques y prácticas existentes, la
generación de aproximaciones novedosas y la elaboración de
nuevos modelos conceptuales.
•
Tamaño de letra: 12 puntos.
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Interlineado: Espacio y medio.
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No se deben utilizar tabuladores, ni capitulares, ni ningún otro comando especial, pues estos dificultan el proceso de diagramación.
Secciones
Editorial
Contexto: Los artículos publicados en Contexto presentan
información actualizada, pertinente y completa sobre el tema
de la publicación.
Avances: En esta sección, los lectores podrán encontrar
proyectos de investigación que están en desarrollo o han sido
concluidos.
Foro-Debate: Incluye conceptos, notas históricas, tensiones
teóricas, artículos de controversia y asuntos sobre consumo
de drogas.
Publicaciones de interés: Tendrán un espacio en estas
páginas las revisiones de publicaciones que pueden aportar
información relevante sobre problemas asociados con el
consumo de drogas a profesionales y personas interesadas en
el tema.
Aportes de la web: Estas líneas son utilizadas para publicar
y comentar sitios electrónicos con información importante
sobre drogas.
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196
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ANÁLISIS
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Research of the International Federation of Catholic Universities
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drug consumption related problems, to favor the critical analysis
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ones and the creation of new conceptual models.
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197
REVISTA
ANÁLISIS, No. 8, 2011.
STANDARDS POUR LA PRÉSENTATION DES ARTICLES
La Revue Análisis, publication de la Fondation Universitaire Luis
Amigó, FUNLAM, et du Centre de Coordination de la Recherche
de la Fédération Internationale des Universités Catholiques,
FIUC, a pour objectif la promotion des réflexions et des débats
autour de problèmes associés à l’usage de drogues, favorisant
l’analyse critique des approches et pratiques existantes, ainsi que
l’élaboration de nouveaux modèles conceptuéls et la génération de
nouvelles approches.
Rubriques
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mots máximum, mots cleef et ses données personnelles: nom
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plusieurs fois avant d’étre envoyés. Toutefois, ils seront
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