visita al zoo de castellar

Transcripción

visita al zoo de castellar
2 DE NOVIEMBRE DE 2016
VISITA AL ZOO DE CASTELLAR
INFOZOOS
MARÍA MORENO
FAADA
Nada más acceder al recinto, nos dirigimos a recepción para comprar las entradas. Justo allí, en
ese pequeño cuartito, detrás del mostrador, podemos ver ya que hay un cachorro de tigre,
que pasa rápidamente, con un collar al cuello, y una cadena, de la que un cuidador tira para
guiarle y para dirigir al animal hacia afuera de la oficina. Son aproximadamente las 13 horas del
mediodía.
Una vez adquiridas las entradas, preguntamos a la chica que nos atiende dónde está el tigre, y
si podremos volver a verlo. Enseguida nos responde que no nos preocupemos, que el tigre sale
varias veces al día, y también otros animales, y nos dirige hacia una pequeña pizarra en la que,
escrito con rotulador, se puede ver el listado de esos animales y las horas de salida y
exhibición establecidas para cada uno de ellos.
Nos informan también de que el show de loros comienza a las 14 horas, así que decidimos dar
una breve vuelta primero y volver para ver el show.
De un primer vistazo se puede concluir que las instalaciones son relativamente viejas y se
encuentran en un estado bastante regular; el bar está sucio y casi vacío, con un aspecto general
bastante descuidado, y con poco más que unos snacks y bebidas que ofrecer al público. “Hoy
no hay nada de comer”-nos dicen.
Los baños están también sucios y rotos, y resultan bastante poco higiénicos.
Los bancos de madera dispuestos a la entrada, en los que la gente se sienta para esperar a los
animales que salen de sus instalaciones, también parecen bastante viejos y deteriorados.
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A eso de las 13:50 horas nos dirigimos hacia el espacio exterior en el que nos habían indicado
tendría lugar el show de los loros. Bajando unas escaleritas llegamos a una explanada de tierra
en la que hay dispuestas unas hileras de sillas a modo de gradas y un par de mesas de madera
con sombrillas. Los asientos destinados al público acaban por llenarse, aunque llama nuestra
atención que todos, absolutamente todos los asistentes, son extranjeros; y todas familias
bastante numerosas con niños y niñas de muy diversas edades.
El show está presentado por uno de los cuidadores, que además según él mismo nos explica,
realiza otras muchas funciones dentro del zoo. El cuidador no habla nada de inglés, así que
prácticamente el espectáculo se desarrolla sin palabras, y con la ayuda puntual de una persona
del público, que parece ser la única que habla castellano, para mostrar uno de los trucos.
Comienza con un truco de un loro que hace puzzles, encajando unas figuras de madera, de
distintos colores, en sus respectivos huecos. Después continúa con un guacamayo que monta
en patines, otro que monta en bici y otro en un pequeño patinete metálico. El truco final
consiste en presentar un loro, que según explica, sabe sumar y restar y reproduce los
resultados de las cuentas, hechas con números que le va cantando el público, haciendo sonar
una campana.
El show dura unos 30 minutos aproximadamente, y al finalizar los visitantes tienen la
oportunidad de hacerse fotos con ellos. El cuidador saca de la jaula uno de los guacamayos
(Ara spp), un macho de colores azulados, y nos indica que es muy bueno y que podemos
cogerlo como si fuera un bebé y hacernos una foto; esto hace que todos los presentes quieran
obtener su fotografía, de modo que los niños comienzan a hacer cola mientras los padres sacan
sus cámaras y teléfonos y les fotografían y graban entusiasmados.
Decidimos continuar la visita. Atravesamos un pequeño pasadizo, y llegamos a una instalación,
grande que se proyecta bajo nuestros pies, a modo de pozo, con amplias cristaleras, pero que
parece estar vacía y suponemos que en proceso de rehabilitación, por las piedras y hierros que
se identifican al fondo. El espacio se abre formando una especie de instalación circular; al
centro los flamencos, a la izquierda los puercoespines. En concreto hay 3 puercoespínes
crestados (Hystrix cristata), y en una instalación que necesita claramente de mejoras; un espacio
más o menos amplio, pero con un suelo de arena, inerte, sin nada de vegetación a excepción
de un par de árboles y unas piedras, y con cristaleras que exponen a los animales de manera
interrumpida, Además está sucia y desprende un fortísimo olor a orina.
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La siguiente es la instalación del Cocodrilo del Nilo (Cocodrilus Niloticus), puede que una de las
más destacables de todo el zoo, en cuanto a estructura y enriquecimiento para cubrir las
necesidades del animal, aunque algo pequeña para un ejemplar de esas dimensiones.
Continuando el camino encontramos la instalación de las Maras o liebres de la Patagonia
(Dolichotis patagonum), de un tamaño mediano, que alberga 8 individuos. En este caso hay algo
de vegetación sobre las rocas, pero el suelo es como en el resto, de tierra e inerte. No
disponen de una instalación cubierta en la que poder refugiarse o esconderse durante el día.
En este caso cabe destacar que las vallas de separación son bajas, y de finos barrotes muy
separados, con lo que resulta muy fácil meter la mano y acceder a tocar al animal o a
alimentarlo, poniéndose en riesgo así la salud del animal y la seguridad de los visitantes.
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Ñandú (Rhea Pennata)
Hay 3 ejemplares adultos y 4 crías, que comparten la instalación con otras aves que parece que
van entrando y saliendo, como el pavo real. No disponen de material de cama y tampoco
tienen un lugar en el que poder cobijarse o esconderse de los visitantes. También en este caso
las rejas permiten que se pueda tocar y alimentar a los animales fácilmente, a pesar de que se
trata de una especie peligrosa. En la cartelería no se indica su grado de conservación ni
tampoco se hace referencia a su condición de animal peligroso.
Búho Real (Bubo bubo)
Hay 2 ejemplares, expuestos a plena luz del día, cuando se trata de aves rapaces nocturnas. La
instalación, totalmente a modo de jaula, tiene una dimensión de unos 9 ó 10 m2
aproximadamente y una altura de unos 3 m. Sólo encontramos un árbol en el centro, del que
salen algunas ramas donde están posados los animales, y en una de ellas una cesta de mimbre a
modo de cama. Nada más de vegetación ni ningún otro tipo de estructura donde cobijarse y
descansar durante el día. La separación del público es a través de una malla metálica muy fina y
con un tamaño que permite introducir los dedos perfectamente, de manera que resulta fácil
para los visitantes tocar al animal si lo desean.
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Y la instalación de los Babuinos (Papio hamadryas anubis), que se dispone de manera que queda
interrumpida en el centro por un pasillo, que constituye el lugar de paso del visitante, que ve a
los animales por ambos lados, a través de las cristaleras y también por encima de su cabeza. La
instalación tiene una vegetación muy pobre, con tan sólo algunos árboles y arbustos, y como
en las anteriores el suelo es de tierra y con algunas rocas.
El estado del túnel superior es lamentable, el cristal está totalmente quebrado y parece a
punto de romperse, lo que provoca que alguna gente se muestre reticente a tener que pasar
por debajo, con el enorme macho babuino allí sentado, y el resto correteando y cruzando de
un lado a otro, y caminan comentando que da miedo pensar que se pueda romper.
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La instalación de los babuinos da paso a otra zona, en estructura circular. En el centro hay un
pequeño estanque con el agua muy turbia, y con más de una veintena de tortugas de Florida.
No existe valla de seguridad ni ningún tipo de barrera que proteja el estanque, por lo que se
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puede igualmente acceder a los animales, cogerlos, o incluso que alguien pudiera llevarse una o
dejar otra que venga de fuera.
En el lado izquierdo del estante hay una pequeña instalación con un poco de vegetación,
algunos matorrales y rocas, aislada por cristales, y en la que podemos ver al cachorro de tigre
que sale de 4-5 veces al día para las sesiones fotográficas del Foto Maratón. El cachorro se
muestra nervioso y quejumbroso y se desplaza de un lado a otro de la cristalera siguiendo
nuestra presencia.
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Al otro lado del estanque vemos una instalación en forma hexagonal y eminentemente vertical,
de unas dimensiones de aproximadamente 6-7 m2, y en la misma línea que las anteriores, con
el suelo de tierra y no más que un par de palmeras en el centro. Esta instalación está destinada
a albergar 3 ejemplares de Lémur marrón, alojados como puede verse con otra especie de ave.
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Rodeando todo este espacio, hay colocado un tubo de malla metálica, a 1,80 metros de altura
aproximadamente, por el que se pasean distintos ejemplares de Tití común (Callithrix Jacchus)
por una sección, y los 3 lémures por el otro. Este tubo de malla es fácilmente accesible por un
visitante adulto, de estatura media que alargando la mano tiene posibilidad de tocar y alimentar
a los animales, además con las mismas bolsas preparadas que se venden en la puerta.
Contigua a esta instalación hay una jaula cuadrada, con algo más de presencia vegetal que las
anteriores, pero de dimensiones muy reducidas, aproximadamente unos 4,5 m2, y en la que se
encuentra un Lémur Rufo blanco y negro (Varecia variegata), que está sólo y que presenta
claros movimientos estereotipados.
Seguimos caminando y damos con una rampa que nos lleva hacia a una especie de pasadizo en
el que se indica la presencia de murciélagos. En un principio penamos que la instalación estaría
aislada y oscurecida, pero al final del pasadizo hay otra instalación de mayor tamaño, quizás
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algo más de 20 m2, aislada con grandes cristaleras y sin un techo por arriba, sólo una malla
metálica que obviamente deja pasar la luz, la lluvia y que no permite el aislamiento térmico.
Esta instalación alberga diversas especies: un Turaco cariblanco (Tauraco Leoucolis); lémures de
cola anillada (Lémur catta), contamos 3; 2 lémur blanco y negro (Varecia variegata) y al menos 4
murciélagos africanos, conocidos como murciélagos de la fruta, (Eidolon Helvum) que estaban
claramente activos durante la visita y que incluso fueron alimentados un poco antes del cierre,
a plena luz del día, cuando casi todas las especies descansan durante el día y comen de noche.
El pasadizo continúa y da paso al terrario, donde encontramos a todos los reptiles,
principalmente diversas especies de serpientes, que en su mayoría se encuentran alojadas en
instalaciones que son claramente insuficientes en cuanto a espacio para los animales.
Al terminar el pasillo y acabar con las vitrinas que conforman el terrario, unas pequeñas
escaleras se disponen en lado izquierdo. Subimos y llegamos a la instalación de los leones
(Panthera leo). No nos habíamos percatado de que ya antes de subir las escaleras, desde el
pasillo, a un nivel más bajo, ya se podía ver.
La instalación tiene aproximadamente unos 35 m2 de superficie y unos 2,5 m de altura, en la
que viven un macho y una hembra adultos. Llama la atención comprobar que los animales no
tienen sombra, ni dormitorios, sólo se ve al fondo una pequeña puerta metálica que
permanece cerrada. La instalación en general está totalmente desnaturalizada, con dos troncos
de árbol tumbados en el centro como únicos elementos de la misma. El suelo se mantiene
como en todas, inerte y en este caso peor, de cemento. Los animales se muestran pasivos e
indiferentes todo el rato. El macho parece deteriorado, no tiene muy buen aspecto, y además
parece bastante molesto por una nube de moscas que parecen haberse asentado en su hocico.
Los animales de granja, junto con la llama, se encuentran en unas instalaciones contiguas a los
felinos, lo que puede llegar a ser bastante estresante para ambas partes. Estos animales no
disponen de nada de sombra ni de vegetación.
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En la instalación siguiente se alojan 3 ejemplares de tigre (Panthera tigris) adulto. Se trata de una
instalación bastante desnaturalizada, con un pequeño estanque, una cascada artificial, con el
agua muy sucia, y unas cuantas rocas sobre un suelo de tierra. El espacio está distribuido de tal
manera que lo que queda libre no permite a los animales realizar mucho desplazamiento, en
contra de sus necesidades fisiológicas. Dado que su morfología está diseñada para recorrer
grandes distancias, en libertad viven en amplios territorios de hasta 220 km2, y también para
nadar, estos animales viven sin duda en un espacio que es insuficiente para ellos.
Igual que en la instalación para los leones, los tigres no tienen ningún lugar en el que poder
resguardarse ni esconderse del público, ya que los cristales les mantienen continuamente en
exposición. No Conseguimos localizar los dormitorios, pero en cualquier caso, si los hay,
permanecen cerrados. También carecen de techo cerrado que permita el aislamiento térmico
o la protección del calor y/o la lluvia.
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Tras pasar la instalación de los tigres, llegamos a la granja multiespecie, en la que gansos,
gallinas, cabras enanas y un ejemplar adulto de llama comparten una misma instalación de
aproximadamente unos 10 x 5 m, con un suelo inerte y predominantemente de barro, sin
vegetación, tan sólo con unos cuantos árboles pelados y con el tronco protegido por malla
metálica. Tampoco disponen de material de cama o dormitorios para poder echarse a
descansar o refugiarse, y hay presencia de bebederos ni comederos.
Después nos encontramos con dos instalaciones, distintas, y en cada una de ellas un ocelote
(Leopardus pardalis);
-la 1ª es de aproximadamente 4 x 4 metros. Está algo más naturalizada que las demás; con unas
rocas, y algunos árboles y ramas, aunque no hay material de enriquecimiento y tampoco
dormitorio, sólo una especie de cueva de construcción artificial en la que el animal puede
obtener algo de refugio.
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La instalación, igual que las anteriores, consta de una pared de cristal, y el resto de laterales de
piedra, con un techo de malla de metálica. En el lateral izquierdo llama la atención que la
puerta de entrada está muy accesible, sin vallas ni perímetro de seguridad, y que permitiría
interaccionar con el animal si éste se aproximara a la puerta.
-la 2ª es algo más grande, de aproximadamente 10 x 3 m, y también sin dormitorio, sólo una
algunas plantas y una montaña de rocas dispuestas en el centro que permitirían al animal
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refugiarse detrás, aunque por otro lado ocupa casi toda la instalación y reduce enormemente
el espacio disponible para que el ocelote pueda desplazarse.
Teniendo en cuenta que el ocelote es una especie arborícola, y de comportamiento nocturno
y crepuscular, que en la naturaleza pasan la mayor parte del día durmiendo en las ramas de los
árboles o escondidos entre la vegetación, esta instalación resulta insuficiente, en cuanto a
especie y en cuanto a enriquecimiento para cubrir sus necesidades.
FOTO MARATÓN:
En esta ocasión el foto maratón ofrecía las siguientes posibilidades;
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Cría de tigre, proveniente de Malta, de unos 4 meses de edad. Se muestra huidizo y
nervioso todo el rato
Un caracal (Caracal caracal) adulto, macho, también atado con una cadena, que según
nos cuentan llegó hace unos meses. Vive acompañado de una hembra, pero la hembra
no suele salir de sus instalaciones para recibir a los visitantes.
No se conoce mucho sobre la biología de esta especie, pero los estudios existentes
parecen indicar que prefiere moverse de noche y descansar durante el día,
escondiéndose en zonas rocosas.
Oso de la miel (Potos Flavus): un adulto macho, que según nos explican proviene de un
particular que lo tenía ilegalmente y lo cedió al zoo.
El cuidador lo saca en brazos y deja que la gente lo acaricie y lo coja también; eso sí, no deja
que lo cojan los niños, a los que explica que son animales muy delicados y que sólo los
mayores pueden cogerlos, para evitar que se les pueda hacer daño involuntariamente. Explica
que también tienen una hembra, que vivía antes en una casa, pero que no la pueden sacar
porque está ciega y es muy sensible a los movimientos y los ruidos, y podría ser para ella un
riesgo y mucho estrés.
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Cabe mencionar que a este animal lo sacaron de la pajarera, donde previamente lo había
llevado otro cuidador, pero llama la atención el hecho de que en todo el zoo no hay
instalaciones en las que el público pueda ver al oso melero, lo cual lleva a pensar que estos
animales no están expuestos como parte de la colección del zoo, y que probablemente viven
en otras instalaciones, no sabemos si dentro o no del propio parque zoológico.
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Boa constrictor (Boa constrictor): se trata de un ejemplar adulto que una cuidadora que
lleva al cuello y que va paseando por las instalaciones, ofreciendo a los visitantes la
posibilidad de cogerla y hacerse una foto con ella.
No obstante, se han realizado visitas al parque anteriores a ésta y existen evidencias de que en
realidad esta actividad se lleva a cabo con una gran multitud de especies; en anteriores
ocasiones el foto maratón ponía a disposición de los visitantes:
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Un lémur blanco y negro (Variecia Variegatta), que aparece atado con un arnés; con él
se invita al público a tocarlo y a darle de comer
Un coatí (Nasua spp.) amarrado por un arnés
Una serpiente pitón (piton molurus) que se ofrece para fotos junto a un cuidador
Un papión aislado sujeto por una cadena a su cuidador
Un ocelote (Leopardus pardalis) encadenado a un cuidador
Un cachorro de león
Respecto al uso de estos animales como atractivo principal, ofreciendo la posibilidad de
interacciones únicas y fotos de todo tipo, cabe destacar algunos puntos que resultan muy
negativos para estos animales;
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La mayoría de ellos son de carácter social, pero se ven obligados a vivir de forma
individual ya que después de esta actividad, su reincorporación al grupo del que
proceden resulta imposible porque son rechazados
Algunos de estos animales son nocturnos, es decir, su organismo sólo se activa por la
noche y por ello necesita descansar durante el día. Al ser expuestos a esta actividad
desde las 10 de la mañana hasta las 6 de la tarde, no se está respetando su ciclo vital,
que se ve distorsionado, y esto puede ocasionales graves consecuencias en su sistema
digestivo, en su ciclo reproductivo, etc.
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