Untitled - Dr. Julio Moizeszowicz
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Untitled - Dr. Julio Moizeszowicz
PSICOFARMACOLOGÍA Y TERRITORIO FREUDIANO Cubierta de Roberto García Balza y Marcela González Cuadros e infografías: María Elena Abugauch María de los Ángeles Abugauch 1° edición, 2000 La reproducción total o parcial de este libro, en cualquier forma que sea, idéntica o modificada, escrita a máquina, por el sistema “multi graph“, mimeógrafo, impreso por fotocopia, fotoduplicación, etc., no autorizada por los editores, viola derechos reservados. Cualquier uti lización debe ser previamente solicitada. © 2000 Editorial Paidós SAICF Defensa 599, Buenos Aires e-mail: [email protected] Ediciones Paidós Ibérica SA Mariano Cubí, 92, Barcelona Editorial Paidós Mexicana SA Rubén Darío 118, México DF Queda hecho el depósito que previene la Ley 11.723 Impreso en la Argentina. Printed in Argentina Impreso en .......... ISBN 950-12-xxxx-xx PRÓLOGO Los autores de este libro se proponen realizar una articulación entre psicoanálisis y psicofarmacología. Esta propuesta implica la consideración de las respectivas teorías y prácticas. Consecuente mente el libro consta de una primera parte dedicada a la argumenta ción teórica, donde se exponen los fundamentos de ambos cuerpos de hipótesis y se los intenta articular,y una segunda parte,en la cual se presentan casos clínicos y se muestra el trabajo interdisciplinario. Al final hallamos un glosario aclaratorio de los términos y las abrevia turas en psicofarmacología usados a lo largo del texto. Los casos estudiados son:un ataque de pánico,un trastorno deli rante paranoico,un trastorno depresivo,un trastorno bipolar,un tras torno esquizoafectivo y un trastorno fronterizo. Se trata de una amplia variedad que condujo a los autores a poner en juego sectores específicos de la argumentación desarrollada en la primera parte,teó rica. Puede advertirse entonces la riqueza de los matices en su des pliegue conceptual,que permite considerar detalles y el conjunto de cada caso, encarado desde ambas perspectivas. Textos como el aquí presentado se hallan insertos en lo que se ha dado en llamar el espíritu de nuestro tiempo,signado por las tentati vas de desarrollar,mediante articulaciones interdisciplinarias,una trama mas refinada de argumentos que dé cuenta de las complejida des de una realidad resistente a nuestros esfuerzos de intelección.La lectura de una exposición como ésta,ambiciosa y compleja,despierta numerosos intereses e interrogantes,entre los que deseo considerar 11 inicialmente uno, referido a las relaciones entre teorías correspon dientes a diferentes terrenos,como en esta oportunidad el psicoaná lisisylapsiquiatría.Talesrelacionessuelenplantearproblemasepiste mológicos, metodológicos y conceptuales sobre todo en torno a sus puntos de articulación e inclusive cuestiones referidas al poder, a la supremacía de una de las partes sobre el resto.A menudo se presen tan soluciones que conducen a interrogarse sobre la validez del tér mino “inter”, como cuando una práctica determinada queda total mente orientada desde una teoría que viene desde otro lugar, con el descarte consiguiente de la teoría“sobrante”.Otra alternativa,igual mente frecuente,es la superposición acrítica de ambos sistemas teó rico-prácticos sin que se realice un trabajo inter-teórico de articula ción.Si un trabajo interdisciplinario se propone como algo diverso de un copamiento de un campo práctico ajeno, o de una superposición acrítica de conceptos y teorías desarrolladas en uno y otro campo del saber,entonces es necesario precisar los nexos internos entre ambos andamiajes de hipótesis. Los autores de este libro han advertido tales problemas y,como se advertirá,tienen una propuesta para hacernos.En principio,los auto res ponen en evidencia una amplia y cuidadosa argumentación al presentar las hipótesis psicoanalíticas,por un lado,y las neurobiológi cas,por el otro.Postulan entonces un primer punto de anclaje articu latorio interdisciplinario en las hipótesis que Freud impuso en el Pro yecto, texto en el cual se da un pasaje notable desde la argumenta ción de un neurólogo hasta el desarrollo de hipótesis psicoanalíticas. Lasarticulacionesnoinvolucransóloelmarcoteórico.Alacercarnos al análisis de los casos clínicos podemos constatar otro punto de ensamble,correspondientealasformasdepensarlasmanifestaciones clínicas:con los instrumentos del DSM-IV,por un lado,y,por el otro,con laspropuestasfreudianasreferidasalasestructuraspsicopatológicas, que implican tomar en cuenta fijaciones y defensas.También en estos estudios clínicos se advierte el esfuerzo por establecer nexos en que ambas argumentaciones,la neurobiológica,que conduce al acto far macológico,ylapsicoanalítica,queconducealaprácticapsicoterapéu tica, se imbrican en la producción de las prácticas clínicas. Entonces se hace más evidente al punto central al que se orienta la propuesta de los autores respecto del ensamble entre ambas disci plinas. En efecto, resalta así el vigor de una propuesta que es un 12 hallazgo:la de articular las prácticas farmacológicas y las teorías neu robiológicas en las que se sustentan, por un lado, con un punto espe cífico de la teoría psicoanalítica y su práctica,por el otro.Tal punto de la teoría psicoanalítica es el referido a los núcleos tóxicos.Ésta es,me parece, una propuesta original y sugerente, que lleva a dar un paso adicional, derivado de su propia línea de pensamiento: como la far macología es diferencial,específica,porque son también específicos los trastornos neurobiológicos por encarar, entonces es posible dis tinguir entre núcleos y procesos tóxicos igualmente diferenciales.Así lo proponen los autores, recurriendo para ello a un lenguaje neuro biológico, lo cual a su vez constituye un interrogante al campo del psicoanálisis,puesto que tal vez estas formulaciones puedan ser pen sadas a partir de las hipótesis de Freud y sus discípulos de diferentes generaciones. El libro nos propone, en este sentido, un camino a recorrer,en el cual los tropiezos y las rectificaciones son casi inevita bles. Para precisar algo más el valor del hallazgo de los autores referido al punto de encuentro entre sus teorías y prácticas,cabe destacar que Freud partía del supuesto de que en las diferentes manifestaciones clínicas había un núcleo de neurosis actual,una estasis pulsional,que se conservaba como núcleo tóxico. Los autores, que apelan a esta misma argumentación,sacan de ella un partido sugerente,el cual nos impulsa a repensar psicoanalíticamente el espacio intracorporal (en cuyos fundamentos se halla lo central de lo psíquico:la vida pulsional y la energía neuronal),así como los nexos intersubjetivos derivados de esta perspectiva. Un texto escrito puede tener muy distintos objetivos (entre otros, ocupar un espacio, oponerse a un enemigo superior en fuerzas, ser reconocido por los pares, impactar y seducir, sacar réditos económi cos, sostener o repudiar una tradición), tantos como los complejos deseos humanos, y supongo que el libro que presento (y esta misma presentación) no escapa a las generales de la ley.Tampoco escapa a estas legalidades universales de la escritura un interrogante por el futuro, por el destino del texto. Sólo puedo aventurar, respecto de este punto, un deseo (que también abrigo respecto de mi propia pro ducción): que (quizás en parte como efecto de un deseo de trasmitir un pensamiento abierto al intercambio) pueda ser leído con utilidad a lo largo del tiempo, que el nombre de sus autores figure, como reco 13 nocimiento de su valor,en las bibliografías especializadas,mas allá de las circunstancias, los poderes en juego y las funciones específicas, inmediatas, de quienes ahora, de una u otra forma, participamos en su producción. Dav id Maldavsky Director del Instituto de Altos Estudios en Psicología y Ciencias Sociales de la USES 14 PREFACIO Uno de los problemas más importantes de la ciencia y de la filoso fía es el denominado“problema cuerpo-mente”.Su propósito es exa minar la relación entre el cuerpo humano y aquello que llamamos “mente”y también“psiquis”.Su objetivo es descubrir cuál es la natura leza esencial de cada uno de ambos. Con muchas variantes, tres son las más importantes posiciones que encontramos en este tipo de estudios.La primera,el“reduccionismo materialista”,implica la tesis de que hay sólo un tipo de sustancia última, la materia, en el sentido físico de este vocablo, lo que implica que todo aquello que considera mos como psíquico es una estructura o proceso constituido por com ponentes corporales,fisiológicos o conductuales.Otro punto de vista es el del dualismo, que concibe a lo existente como constituido por dos sustancias últimas irreductibles la una a la otra,lo que involucra que el cuerpo por un lado y la “psiquis” por el otro son esencialmente autónomos,aunque esto no contradice que haya relaciones especia les y aun causales entre ellos.La tercera posición,inversa a la primera, es la de que el mundo material es una construcción llevada a cabo dentro del universo de lo mental.Lo cual entrañaría que el cuerpo no es sino una estructura constituida por elementos mentales,una de las tantas “fantasías útiles” que tienen lugar dentro de la psiquis o del alma. La última de las tres tesis corresponde a la tradición idealista en la historia de la filosofía, aunque fue también la manera de pensar de 15 ciertos empiristas como Bertrand Russell en algunos de sus textos. Éste es un punto de vista que hoy no es sostenido sino por pocos filó sofos. Por lo cual en lo que sigue no lo tomaremos en cuenta. La primera de las formas de pensar corresponde al “monismo materialista”.Tiene entusiastas partidarios en el campo científico. Dentro de la psiquiatría,esta manera de pensar privilegia el papel del cerebro, y favorece en los últimos tiempos el uso sistemático de la farmacología para actuar contra ciertos padecimientos. La posición dualista tiene una vieja tradición en el terreno de la teología. No obstante, desde un punto de vista filosófico y también entre científicos cautos,posee sus argumentos y partidarios.El punto que origina más controversias es la idea de que la psiquis constituye un mundo especial, y que la psiquiatría debe basarse en estrategias mentales para las terapias.Especialmente esto se advierte en buena parte del campo del psicoanálisis,en el que muchos especialistas ven como verdadero peligro la intrusión de temas corporales, pese a que uno de los méritos de Freud, como tantas veces se ha señalado, fue apartarlapsicologíadelatemáticafilosóficaparaseñalarlaimportan cia del cuerpo y sus tendencias instintuales en el entendimiento de los procesos psíquicos. Las diferencias entre estas concepciones,y en particular la actitud dualista,tienen consecuencias que,desde mi punto de vista,son inde seables.El materialismo ortodoxo verá la psiquiatría como un campo especialmentepositivopara la aplicaciónsistemática de la farmacolo gía,entantoquelosdualistasestudiaranestrategiasmentalistaspara corregir las patologías. El mérito del presente texto de Mirta y Julio Moizeszowicz es el de no rechazar las dos tácticas y vincularlas estrechamente para una uti lización sistemática y provechosa de ambos procederes. Aquí es imprescindible hacer notar que no es necesario ser dualista para con cebir la mente como una estructura con suficiente autonomía y influencia,aunque constituida por un sistema neuronal y ligada a las funciones del cerebro.Esto permite ser materialista,sin dejar de reco nocer aspectos autónomos de esa estructura,y las influencias recípro cas entre el cuerpo y las propiedades de las neuronas y las actividades del sistema psíquico. EsinteresanterecordarqueFreud,peseadeclararsematerialista,vio que eso no era esencialmente pertinente para la comprensión de la 16 teoría psicoanalítica.Desde un punto de vista epistemológico es nece sariocomprenderquelos“términosteóricos”deesateoríanonecesitan de puntualización en lo relativo a la naturaleza metafísica.Lo único necesario es saber cuáles son las hipótesis de tal teoría, pues ello nos dicecomofuncionaesaestructuraqueconstituyelapsiquis.ParaFreud, esos términos teóricos podrán interpretarse como designando entida des materiales,en tanto que para los dualistas denotarían elementos de su naturaleza puramente psíquica.Por eso se ha dicho que su posi ción es metodológicamente neutral.En el terreno filosófico,él se decla ra “monista ontológico”, en tanto que como diseñador de su teoría es un “dualista metodológico”. No se si me atrevería a decir que el presente libro exhibe un dua lismo metodológico.La importancia que se da al sistema neuronal es muy grande.Y eso lleva a una rica información sobre procedimientos farmacológicos.Pero también se describen variables y procesos que intervienen desde un punto de vista psicoanalítico (como ya se dijo, eso no implica forzosamente dualismo).Es notable la profundidad y extensión de los datos etiológicos y terapéuticos que aquí se ofrecen, mostrando los aspectos fisiológicos por un lado y las variables psicoa nalíticas por otro.Considerando cómo se analizan los distintos tipos de patologías, estamos sin duda ante una verdadera enciclopedia detallada, completa y original sobre psiquiatría, coordinando de modomagistrallafarmacologíayelpsicoanálisisparalacomprensión de las diferentes clases de patología psíquica. No quiero terminar estas consideraciones sin antes hacer notar los indudables méritos de la Introducción,en la que se exponen diversas posiciones generales sobre los fundamentos de este estudio,analiza das con detalle y con una notable información sobre las neuronas,sus tipos y funciones, y otros temas conexos. En fin,pienso que estamos ante una contribución científica muy importante y singular en nuestro medio, que será muy útil para los especialistasyterapeutas,ademásdeserintrínsecamenteinteresante y original. Gregorio Klimovsky Profesor Emérito de la Universidad de Buenos Aires 17 18 INTRODUCCIÓN. PSICOANÁLISIS Y PSICOFARMACOLOGÍA El psicoanálisis es a la psiquiatría lo que la his tología a la anatomía: ésta estudia las formas exte riores de los órganos; aquélla, su constitución a partir de los tejidos y las células. Es inconcebible una contradicción entre estas dos modalidades de estudio, una de las cuales continúa a la otra. Son entonces los psiquiatras los que se resisten al psi coanálisis, no la psiquiatría. Freud, 1917 (4). El trabajo interdisciplinario nació como efecto de la práctica.Las páginas que constituyen el presente volumen intentan dar cuenta de esta clínica y de su conceptualización del “caso por caso” en nuestra tarea común. Considerar el despliegue de cada historia individual como única propició la elaboración de articulaciones teóricas en su doble vertien te:psicoanalítica y psicofarmacológica (11).La práctica vehiculiza un camino cuyo objetivo es generar un espacio para la implicación sub jetiva de quien consulta.Ello es posible sólo si se sostiene una ética y una permanente formación teórica.Para el psiquiatra,ubicar su prác tica con relación a la medicina basada en la evidencia, se torna imprescindible.La misma remite a“la integración de la experiencia clínica individual con la mejor evidencia científica externa disponible, a partir de una búsqueda sistemática” (12). Para el psicoanalista, la investigación bibliográfica permanente,la lectura vinculada a dife rentes corrientes ideológicas,el aporte de otras disciplinas a su cono cimiento,etcétera,se constituyen en tareas ineludibles para su prác tica. El mismo proceso,en distintos ejercicios,genera una retroalimen tación continua entre clínica y teoría,propiciando una plasticidad que favorece la construcción de la brújula interior que cada profesional 19 requiere para su desempeño. El conocimiento que ha sido meramente“aprendido”se torna ope ratorio y,por lo tanto,limita el objetivo de la práctica clínica.La incor poración de la formación al circuito psíquico-elaborativo se encuentra en relación directa con el psicoanálisis personal del profesional,condi ción imprescindible para su práctica. Muchas veces,la transmisión idealizada empuja a quien la recibe a ubicarse como esclavo de determinadas ideologías que representan “el último grito de la moda”. Esto determina que el paciente quede ubicado, esquemáticamente, en el lugar del ejemplo de la teoría que se sustenta.“La clínica es soberana”o como Charcot enuncia,frente a la sorprendida mirada de Freud y compañeros:“La teoría es buena, pero eso no impide que las cosas sean como son”. Es desde esta perspectiva que la presente propuesta se ubica por fuera del antiguo circuito de controversias entre psiquiatría y psicoa nálisis.Exclusiónquecomprendetantoalas críticas urticantes y repe tidas hasta el cansancio dirigidas a la psiquiatría (en su vertiente nosográfica y psicofarmacológica), como a aquellas otras que desde este último ángulo intentan destruir el psicoanálisis. La entrada al siglo XXI y a la globalización genera la universaliza ción de posiciones que se constituyen en obstáculo para la tarea clí nica del “caso por caso”. Es el bosque dogmático el que no deja ver el árbol y, en esa impostura, se pierde el orden de lo único.Tal vez sería imposible estar exento de este desliz en forma completa. Pero tener en cuenta que la actitud dogmática puede ser su efecto quizá genere cierta inmunidad y permita mantener prendida la señal que evite la caída en una fascinación vinculada a la omnipotencia de una determi nada teorización. Freud es quien nunca ha podido convencerse de la verdad de la sentencia, según la cual la guerra es el padre de todas las cosas (4). Estaguerra,vinculadaalconflictoinsolubleneurobiología-psicoanáli sis, parece mantener muy ocupados a psiquiatras, neurobiólogos, psicólogos y psicoanalistas (9, 10). Klimovsky señala: Muchas veces al discutir estos temas aparece cierto tipo de absurda riva lidad, desde el punto de vista epistemológico, entre la posición de tipo psicofarmacológica y las que son de características más mentalistas o 20 por lo menos más cercanas al psicoanálisis. Ello lleva a dualismos o a posiciones irracionalmente inconcebibles que, desde el punto de vista metafísico son realmente muy peligrosas (2). La parcialidad con la que se rescatan párrafos de la obra de Freud para dar cuenta de la certeza de una u otra postura, resulta,muchas veces, pavorosa. Lo escrito por Freud en El malestar en la cultura, podría servir de base a cada uno de estos ejércitos en lucha, en su afán de expulsar al otro y hacerle jugar,en algunas oportunidades,un rol persecutorio. Los métodos más interesantes de precaver el sufrimiento son los que procuran influir sobre el propio organismo. Es que al fin, todo sufri miento es solo sensación, no subsiste sino mientras lo sentimos, y solo lo sentimos a consecuencia de ciertos dispositivos de nuestro organismo. El método más tosco, pero también el más eficaz, para obtener ese influjo es el químico: la intoxicación. No creo que nadie haya penetrado su mecanismo, pero el hecho es que existen sustan cias extrañas al cuerpo, cuya presencia en la sangre y los tejidos nos procuran sensaciones directamente placenteras,pero a la vez alteran de tal modo las condiciones de nuestra vida sensitiva que nos vuelven incapaces de recibir mociones de displacer (5). Este párrafo,blasón esencial de la crítica esgrimida por los psicoa nalistas y dirigida a los psiquiatras, intenta denotar el obstáculo infranqueable que constituye la sustancia como obturadora de la aparición del sujeto. Siguiendo con el mismo texto, tan sólo un renglón más abajo, Freud parece anticiparse a los descubrimientos de la neuroquímica cerebral: Pero también dentro de nuestro quimismo propio, deben de existir sustancias que provoquen parecidos efectos, pues conocemos al menos un estado patológico, el de la manía, en que se produce esa conducta, como de alguien embriagado, sin que se haya introducido el tóxico embriagador.Es muy de lamentar que este aspecto tóxico de los procesos anímicos haya escapado hasta ahora a la investigación científica (5). Esta última cita podría sustentar el valor de los criterios puramen 21 te biologistas, como estandarte de ciertas posiciones psiquiátricas. Apelar a uno u otro párrafo en forma excluyente para sostener la ideología científica que se pretende desarrollar,es quitar mérito par cial a la revolución que implica el psicoanálisis.Ella se despliega tanto en relación con el descubrimiento del mundo psíquico como con el camino que Freud dejó abierto respecto de los futuros desarrollos científicos en el ámbito de la química neuronal (6).Con relación a este último aspecto,tener en cuenta sólo la primera cita implica negar los importantísimos adelantos en el campo de la neurobiología y de las neuroimágenes. Klimovsky también señala: [La] clásica separación entre psicofarmacología,psicoanálisis y psico terapia, casi no tiene razón de ser, porque cada una de ellas, lo que está indicando es cierto tipo de mecanismos, de vías o de influencias para conseguir ciertos resultados,sin pretender unicidad o exclusivi dad causal, por ello, prohibir o mirar con desprecio la otra vertiente, porque uno está aficionado a dar preponderancia a aquella a la que uno adhiere, es como decir hoy que son incompatibles los relojes digitales con los analógicos (2). Freud subvirtió el orden médico,haciendo caer al propietario del saber para que la pregunta se desplace en el discurso.El abandono de la hipnosis y la sugestión abrió un espacio para que allí se instalara la palabra de quien sufre. Palabra difícil de pronunciar, a veces muda convocatoria,para quien intenta el desciframiento y es ubicado en el lugar de “hipnotizador” poderoso para aliviar el sufrimiento. Es quien escucha, el que debería recrear aquel momento que Freud llevó a cabo.Girar la posición,no hacer uso del poder supuesto. Esto corresponde a una ética que se instala con el psicoanálisis,pero que trasciende su supuesta antinomia con la psiconeurofarmacolo gía. Le Poulichet plantea la convergencia entre el ideal médico y cierto ideal de las toxicomanías,dado que ambas procuran la sedación posi ble del dolor de existir. Lo desarrolla como anulación de un corte entre organismo y lenguaje que, desde la terminología freudiana, implica la continuidad de un cuerpo biológico, sin posibilidad o con serias dificultades de transformación en cuerpo erógeno.Aquí la sus 22 tancia,tomada en su sentido general y literal,subvierte el orden de lo humano en su especificidad,en tanto la psique es tratada como órga no.Ideología vigente en numerosos profesionales de la salud mental que consagran “la omnipotencia de la sustancia” (7). En relación con esto Sacks dice: La neuropsicología, como la clásica neurología, trata de ser entera mente objetiva; su gran poder y sus avances provienen de esta posi ción. Pero la criatura viviente y especialmente el ser humano es del principio al fin un sujeto, no un objeto. Es precisamente el sujeto, el “yo” viviente lo que es excluido de la neuropsicología (13). La generalización,que de por sí es aberrante,muestra su efecto no sólo en este caso. También cuando la omnipotencia se consagra al orden de una teoría (incluidos ciertos embanderamientos psícoanalí ticos), las consecuencias suelen ser nefastas. Dos vertientes de un mismo acto, que anulan aquello de que se ocupa: el sujeto humano. El problema no parece ser entonces ni el medicamento,ni la palabra, sino el lugar que cada uno de ellos ocupa, con relación a la posición de quien ponga en juego su uso. 23 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Agresti,A.:Introduction to Categorial DataAnalysis,NuevaYork,Wiley and Son, 1996. 2. Aguinis,M.;Avenburg,R.;Fiorini,H.;Klimovsky,G.;Moizeszowicz,J.,yVia le,G.:“Psicofarmacología,psicoanálisisypsicoterapias.Aciertos,dificulta des y problemas de la práctica clínica y teórica”, Actualidad Psicológica, 18, n° 198, 1993. 3. Cochrane,CollaborationGroup:OvidOnline,http://www.demo.ovid.com. 4. Freud,S.:Conferencia16.Psicoanálisisypsiquiatría,enObrasCompletas (OC), Buenos Aires, Amorrortu, tomo XVI, 1984. 5. Freud, S.: El malestar en la cultura, OC, tomo XXI, 1984. 6. Glassman,A. H.; Shapiro P.A.:“Depression and the course of coronary artery disease”, American Journal of Psychiatry, 155: 4-11, 1998. 7. LePoulichet,S.:Toxicomaníaypsicoanálisis.Lanarcosisdeldeseo,Buenos Aires, Amorrortu, 1992. 8. Medline on Silver Platter: U.S. National Library of Medicine, 1999. 9. Moizeszowicz,J.:“La psicofarmacología como parte del proceso psicote rapéutico”, El Campo de las Terapias, 3: 16-20, 1992. 10. Moizeszowicz,J.:Psicofarmacología psicodinámica IV.Estrategias tera péuticas y psiconeurobiológicas, Buenos Aires, Paidós, 1998. 11. Ostow,M.:The PsychodynamicApproach to DrugTherapy,NuevaYork, Van Nostrand Reinhold Company, 1979. 12. Sackett,D.L;Richardson,W.S.;RosenbergW.,yHaynesR.B:Evidence-ba sed Medicine.How to PraxisTeach EBM,Londres,Pearson Professional Limited, 1997. 13.Sacks, O.: A Leg to Stand on, Londres, Duckworth, 1984. 24 1. APARATO NEURONAL Y PSICONEUROBIOLOGÍA 1-1. INTRODUCCIÓN La teoría psicoanalítica, en su progresiva constitución interna, marca un proceso de cualificación creciente.Esta metapsicología se edifica a través de una triple vertiente:tópica,dinámica y económica. De estos aspectos constitutivos,sólo el último describe los caminos y vicisitudes de una cantidad cualificada,es decir,de una particular cir culación de la libido en el aparato psíquico. Lo puramente cuantitativo es un remanente final de lo económico. Es un resto que cae fuera, tanto del aparato psíquico como de la con ceptualización de la metapsicología.Sin embargo,en los orígenes (11), comoenescritosmuyposteriores(19),Freudintentaundesarrolloteó rico de lo cuantitativo (figura 1). Por sobre todo,se interesa en el proceso particular que transforma eso cuantitativo en un orden de cualidad.Él investiga esa misteriosa caja negra que es la mente humana,dentro de la cual se desarrolla la transformación.La cualidad es el final del proceso.Ella será concep tualizada en sus futuros desarrollos teóricos, ubicada en diferentes niveles tópicos y en determinadas circulaciones económicas. En una carta que dirige a Fliess (9) define la construcción del apa rato neuronal que está desarrollando en el “Proyecto de psicología”, como una “máquina que de un momento a otro podría echarse a andar sola”.Esta concepción era compatible con la formación científi ca de Freud,dado que provenía de la escuela fisicalista de Helmholtz, 25 Figura 1 que intentaba explicar la conducta humana en términos físico-quími cos. Entre esta “máquina” y La interpretación de los sueños (13) se interponen la muerte del padre de Freud y el comienzo de su autoa nálisis. Éste es un momento crucial que produce un corte. Su conse cuencia será que el orden de lo neurológico y su aparato queden relegados. Klimovsky señala: [...] el neurólogo Freud (que lo fue,decididamente hasta 1890) advier te paulatinamente las dificultades de la neurología tradicional para entender los problemas ligados a la psiquiatría y cómo, poco a poco, compagina una serie de nociones vinculadas con la psicología hasta que,finalmente y después de muchos años aparece,como se advierte en La interpretación de los sueños, un mundo teórico que poco tiene que ver con la ciencia neurológica tradicional de la que había partido. Se ha consumado entonces,finalizado el proceso,una ruptura episte mológica: ha surgido el psicoanálisis (28). Sus desarrollos neurológicos también encontraban un tope, en relación con el método experimental,ya que no contaba con recursos adecuados para la constatación.Finalmente,Freud se afana en que el Proyecto quede oculto. La “pérdida” de esta máquina material, pro mueve el desarrollo de las investigaciones freudianas en un ámbito que trasciende lo concreto. Aquí nace lo psíquico que reviste y envuelve los circuitos neuronales,pero que,al mismo tiempo,es sos 26 tenido por ellos. Algunos autores señalan que el problema central del Proyecto remite a la naturaleza de la relación entre el cerebro y la mente. Sos tienen que en el trabajo sobre“Las afasias”(1891) Freud recalca que lo psíquico es un proceso paralelo a lo fisiológico, y que no hay entre ellos una relación causa-efecto.Las experiencias psíquicas y los proce sos fisiológicos son dos fenómenos diferentes: palabras y cosas son percibidas por la mente en paralelo con ciertos procesos fisiológicos que ocurren en el cerebro (48). El mundo “virtual” nace y se sostiene en la medida en que las redes neuronales se mantengan trabajando en forma silenciosa y escondida. Si hay disfuncionamiento en ellas, se harán presentes o producirán una caída momentánea o definitiva del mundo psíquico. El silencio de la máquina garantiza la vida fantasmática,el sueño, el recuerdo,la metáfora y un cuerpo que ya no es organismo sino sím bolo. Se constituye lo erógeno, como un mapa, que hace perder el territorio material de lo biológico. Lo neurológico de aquella época remite a lo psico-neuro-fármacobiológico actual. Este ámbito revestido por lo psíquico permanece escondido pero existente. Esta existencia se hizo presente en la con cepción teórica de Freud. Klimovsky señala: [Freud] hace compatible su monismo ontológico con su dualismo metodológico,es decir,el tratar lo material y lo mental como ámbitos acerca de los cuales no se toma posición acerca de si son o no reduc tibles el uno al otro.En su creencia,esa reductibilidad sería en princi pio posible, pero no ha sido lograda y, si llegara a probarse la imposi bilidad de tal empresa, aún así el psicoanálisis sobreviviría [...] (28). Es justamente la disfunción de las redes neurobiológicas uno de los elementos que propicia las fallas y dificultades en la constitución de un orden que lo trascienda. Es por eso que su conocimiento se tor na imprescindible.Esconderlo,obviarlo,es desconocer una parte de aquello que hace obstáculo a la constitución subjetiva.Hoy existe un orden científico que permite comprobaciones fácticas. Si bien la pérdida de la “máquina” sigue siendo imprescindible para el sujeto,es ineludible su conocimiento para el abordaje teórico y clínico de los trastornos mentales. 27 Tanto en relación con la construcción de la teoría psicoanalítica, como con la progresiva edificación del aparato psíquico,una necesa riedad se impone: el pasaje del orden de lo biológico al de la subjeti vidad. Este camino no se presenta en ninguna de sus dos vertientes sin obstáculos. Godino Cabas señala: [...] existe una resistencia en lo biológico, para aceptar el orden de lo erógeno, resistencia que debe ser vencida. Es un símbolo, nos dice Freud,lo que vence a la resistencia del organismo y lo que instaura al inconsciente [...] (23). La cantidad se reduce en la medida en que avanza la teorización. Es un alejamiento progresivo de un cuerpo en su realidad material, que da lugar al orden virtual del deseo. En este último, la puesta en juegodelcircuitorepresentacionalconstituyelatramitaciónimagina ria de procesos cuantitativos.La neurosis escenifica el recubrimiento de lo biológico, el síntoma muestra la trasmutación cualitativa. En esa máquina que debió perderse para que nazca el psicoanáli sis, Freud plantea dos ideas rectoras: 1) concebir lo que diferencia la actividad del reposo como una Q (cantidad) sometida a la ley general del movimiento; 2) suponer como partículas materiales las neuronas (11). En1906CamilloGolgi(italiano)ySantiagoRamónyCajal(español) comprueban que, si bien las neuronas son un “retículo”, cada una de ellasmantieneuna“individualidad”.Puedenrecibiryprocesarlainfor mación,conectarse con otras y emitir una respuesta de manera única, contradictoria, transitoria o permanente (figura 2). Para lograr esta “individualidad” cada neurona tiene un polo de recepción informático (dendrita),una maquinaria de procesamiento (soma o cuerpo neuronal y núcleo),una autopista para la conducción de la respuesta elegida (axón) y un polo de expulsión para la informa ción así elaborada (botón terminal). Elsomaocitoplasmaestádelimitadoporlamembranaplasmática, que separa el contenido celular del medio externo. Dentro del soma existen dos zonas bien diferenciadas: a) el citosol o matriz; b) compo nentesespecíficosdondetienelugarlasíntesisdelasproteínas(riboso mas, retículo endoplasmático, etc.). 28 Figura 2 El núcleo de la célula está separado del citoplasma por una envol tura proteica porosa.Dentro de él están:a) los cromosomas,cada uno formado por un ADN combinado con proteínas (genes);b) diferentes tipos de ARN; c) el nucléolo, donde se hallan los genes de los ARN recién sintetizados;d) proteínas que regulan la actividad de los genes (figura 3). En los invertebrados,el soma de las neuronas no posee dendritas (son unipolares):el cuerpo celular emite o recibe información.En los vertebrados,las neuronas son bipolares:tienen dendritas,que llevan información de la periferia al soma celular,y un axón,a través del cual se emiten los mensajes desde el cuerpo al sistema nervioso central. Las neuronas multipolares (que son la mayoría en el sistema ner vioso central de los mamíferos) tienen un solo axón terminal, con múltiples dendritas que emergen de cualquier zona del cuerpo celu lar, lo que les permite obtener un innumerable flujo de información. Por ejemplo,una neurona motora de la médula espinal recibe 10.000 contactos,una cerebelosa de Purkinje 150.000.Pueden ser sensitivas o aferentes,si llevan la información al sistema nervioso central desde los polos perceptivos;motoras o eferentes,si gobiernan las glándulas y músculos; de interconexión, si interconectan a diferentes grupos celulares entre sí por medio de sus larguísimos axones, que no son sensitivos ni motores (figura 4). La interconexión entre unas y otras se realiza a través de un espa cio real (sinapsis),donde las dendritas (receptoras) se contactan con 29 Figura 3. Neurona Figura 4. Tipos de neuronas 30 el axón (emisor) para recomenzar el circuito.El término“sinapsis”(del griego, unión) fue acuñado por Sherrington para designar el lugar donde se interconectan las neuronas (figura 5). La manera de trabajo especializado entre grupos de neuronas (red neuronal) crea un tipo especial y único de funcionamiento.Este proce samiento, que toma lo almacenado pretéritamente y lo adquirido en formareciente,tieneundesarrollopermanente.Seproducenregistros de las modificaciones neuronales provocadas por los estímulos,lo cual genera un holograma o pantalla de proyección virtual,que se comple jiza paulatinamente. En el espacio intersináptico, la transmisión del impulso se hace por medio de transmisores,ya que ambas neuronas no se fusionan.El axón de la neurona (pre-sináptica) se contacta (a través de mediado res químicos,gaseosos o eléctricos) con una prolongación o dendrita de otra neurona (post-sináptica),que es la que recibe esa información (figura 6). Figura 5 Se necesitaron casi treinta años más de investigación para com probar que ningún sistema trabaja de manera autónoma. El arco reflejo espinal está también conectado con el sistema nervioso cen tral. Una vez que la percepción llega a él, se integra con otros siste mas. EdgarAdrian,premio Nobel 1932,logra aislar fibras sensitivas y comprueba que existe una relación directa entre la frecuencia del 31 estímulo y la sensación.Los receptores periféricos (tacto,vista,olfato, etc.) son activados en función de la frecuencia de los estímulos.Éstos, transformados en potenciales de acción eléctricos, se desplazan por vías de conducción (sensitivas) hasta las regiones correspondientes en el cerebro donde serán procesados.A mayor frecuencia de los estí mulos,habráunamayorliberaciónde neurotransmisores,ya sea inhi bitorios o excitatorios.Los receptores responden a los estímulos hasta que finalmente dejan de hacerlo, protegiéndose de las invasiones externas. Sientan así un precedente fisiológico: de esta manera, el medio no inunda,con sus millones de señales,la vida orgánica sensi ble. Figura 6. Sinapsis (modificado de Bear y col.) 32 Para Freud,el organismo tiene como principal objetivo protegerse delasinvasionescuantitativas.Paraellotomapequeñasmuestrasdel mundo externo que le permitan reconocer el carácter de los estímu los.El carácter cualitativo del estímulo está determinado por una fre cuencia particular del movimiento neuronal. Este período no es homólogo al del estímulo,pero“mantiene con éste cierta relación con arreglo a una fórmula reductora que ignoramos” (el destacado es nuestro) (11). Entre la vía aferente y la eferente se ubica la“caja negra”,y en ella, el enigma que Freud pretende resolver. Breuer afirma que“la concepción de la energía del sistema nervio so central como una cantidad que se distribuye por el encéfalo de manera oscilante y alternante es ya antigua” (4). La cantidad (Q) recorre la neurona y pasa de una a otra.Este desa rrollo quedará suspendido en las futuras articulaciones teóricas freu dianas.Peroen1905,Freudharáunafundamentalacotación.Refirién dose al desplazamiento de la energía psíquica a lo largo de las vías asociativas, dice: Para evitar un malentendido debo agregar que no intento proclamar como esos tales caminos [los de las vías asociativas] a células y haces, ni a los sistemas de neuronas que hoy hacen sus veces, si bien es for zoso que esos caminos sean figurables, de una manera que aún no sabemos indicar,por unos elementos orgánicos del sistema nervioso (14). Freud termina abandonando esta“caja negra”, para dedicarse a descubrir aquella que se vincula a los procesamientos psíquicos.Sin embargo, siempre mantuvo la esperanza de que algún día se descu briera la estructura anatómica y fisiológica que sirve de base a los circuitos representacionales.Hay dudas acerca de si ese“algún día”,al que Freud hace referencia,ha llegado.Solms (48) y Pribram (43) pro pician una integración y no un reemplazo de la ciencias de la subjeti vidad por las neurociencias objetivas.Sostienen que esta integración es factible en nuestros días a partir del conocimiento y de los méto dos que hoy se detentan. Ello se torna posible cien años después que Freud intentara esta tarea. Klimovsky,desde la epistemología,señala:“La psicofarmacología, el psicoanálisis y la psicoterapia,en vez de haberse escindido tan vio lentamente unas de otras,deberían adoptar hipótesis factoriales que 33 implicaran límites de separación menos duros acerca de lo que es o no pertinente para el conocimiento de la acción terapéutica” (1). La“caja negra”neurobiológica siguió sus derroteros a lo largo del siglo XX.Logró poner en juego desarrollos más y más sofisticados res pecto a los procesos de neurotransmisión.Estos últimos implican cir cuitos de interconexión entre las neuronas que configuran un entra mado o red. Son comunicaciones interneuronales que se llevan a cabo a través de las numerosas sinapsis que posee cada célula. Las conexiones intersinápticas pueden conservar su statu quo original o modificar su eficiencia en sentido normal o patológico. ¿Qué conocimientos existen hoy respecto de los dos principios rectores (neuronas y cantidad) del Proyecto? 34 1-2. NEUROTRANSMISIÓN Cadaneuronapropagasuinformaciónpormediodeunpotencialde acción(señaleléctrica).Éstesetransmitedentrodelacéluladesdesus dendritas(arborizacionesdelsoma),porcambiosiónicosdelamembra nacelular(electrovalenciaspositivasynegativasdesodioypotasio,que entran o salen por canales específicos), al soma, y desde allí hasta el axón (vesículas sinápticas). Para continuarestapropagacióndelimpulso,laneuronatransformaelimpul so eléctrico en uno químico, liberandoalespaciointersinápticolosneurotransmisoresalojadosenlas vesículas. Esta información química es “captada”porsitiosespecíficosdelamembranacelular(receptores)de laneuronapost-sináptica,queprovocanladespolarizacióneléctricade laneurona,paraasípodertransmitirelimpulsonuevamenteaotracélu la. La mayoría de las actividades metabólicas celulares se realizan en la matriz citoplasmática o citosol.La matriz está compuesta por diferentes proteínas.La función de estas sustancias es darle forma y moti lidad a la neurona. La neurona emite o“dispara”el impulso nervioso a través de una prolongación generalmente única llamada axón,que termina en una pequeña expansión en forma de bulbo,denominada botón terminal. Cada neurona tiene un “microambiente fabricado” (citoesqueleto), especialmente para recibir un determinado neurotransmisor. Los neurotransmisores (ligandos) actúan sólo en las sinapsis:las células inductoras que los secretan,se hallan en contacto directo con las células inducidas o blanco que los reciben.Se clasifican de acuer do con su origen y tipo de acción. En los últimos años se ha podido demostrar que los transmisores sinápticos pueden diferenciarse no solamente por sus acciones,sino también por las características de las respuestas que provocan (rápi dasolentas),porlasdistintasestructurasquímicas(simplesocomple jas), por el peso molecular (alto o bajo), por la preponderancia de las respuestas químicas o eléctricas, etc. Los estímulos químicos actúan sobre receptores proteicos especí ficos (tienen especificidad) e inducen un determinado tipo de acción (tienen eficacia). La célula que secreta el ligando (célula inductora) 35 está en contacto con la que lo recibe (célula inducida o blanco). De acuerdo con estas diferentes particularidades se los ha denominado: – Neurotransmisores,respuestasrápidas:lacélulainductoraestáen íntimo contacto con la célula blanco; – Neuromoduladores, respuestas lentas; – Neuromediadores, respuestas de tipo post-sináptico; – Neuropéptidos, transmisores de alto peso molecular; – Neurohormonas,moduladores de la secreción de otras hormonas: la célula inductora está distante de la célula blanco. Sin embargo, muchas veces las acciones se superponen, por lo que los límites de cada una de estas categorías resultan imprecisos. Los neurotransmisores se caracterizan por estar presentes en el sistema nervioso central y por tener mecanismos propios de síntesis, almacenamiento, degradación, recaptación e inactivación. Poseen receptores específicos, los cuales pueden ser bloqueados por diver sos fármacos.Este tipo de neurotransmisores provoca respuestas quí micas y eléctricas.Las respuestas eléctricas pueden ser excitatorias o inhibitorias.La respuesta dependerá de la sumatoria de ambos proce sos (excitatorios e inhibitorios),que la neurona recibe en forma simul tánea y constantemente. Muy pocos neurotransmisores satisfacen todos estos criterios. Se los clasifica en: – Neurotransmisores verdaderos. – Neurotransmisores putativos. Son los que no satisfacen todos los criteriosquepermitiríanconsiderarlosneurotransmisoresverda deros. – Autorreceptores o receptores pre-sinápticos. Se caracterizan por ser sensibles a las concentraciones del neurotransmisor en la bio fase de la sinapsis, regulando así, por un mecanismo de feedback o retroalimentación,la liberación o el bloqueo del neurotransmi sor en juego. Los neurotransmisores más conocidos son los siguientes: –Lascatecolaminas(adrenalina,noradrenalinaydopamina),quese originandelosaminoácidosfenilalaninaytirosina.Laadrenalinay 36 la noradrenalina son de fundamental importancia en las reaccio nes de alarma,adaptación e inhibición;la dopamina estaría rela cionada con la aptitud,la agitación y el aprendizaje.El bloqueo de la vía dopaminérgica produciría inmotivación,decremento de la tensión y adinamia. La alteración de su síntesis o de su degrada ción ha sido vinculada a los desórdenes afectivos y a la enferme dad esquizofrénica. Las neuronas noradrenérgicas se originan principalmente en el locus coeruleus y las dopaminérgicas en la sustancia nigra y el área tegmental ventral en el mesencéfalo (figura 7). –La serotonina (5-HT) sería un modulador del sueño,de la actividad sexual,de la conducta agresiva,del dolor,de la saciedad alimenta ria y de funciones neuroendocrinas.A su disminución se la relacio na con la depresión, los trastornos obsesivo-compulsivos y las conductas suicidas.Sus vías se originan en los núcleos del Rafe del tronco cerebral. La serotonina (5-HT) posee un rol contradictorio, ya que puede estimularoinhibiradiferentes receptores.Las respuestas clínicas son entonces diferentes, según qué grupo neuronal posea un determinado subtipo de receptor. Se conocen siete familias de receptores que pueden ser estimulados por la serotonina.Actúan en forma directa por mecanismos iónicos (5-HT3) o a través de la proteína G (5-HT1/7).En ambos casos se activan segundos mensa jeros,que finalmente producen los cambios en las fosoforilaciones proteicas (que están determinadas genéticamente).Ello se tradu ce en acciones específicas (figura 8). Así,por ejemplo,la estimulación del receptor 5-HT1 produce hipo termia y la del 5-HT2,hipertermia;la del 5-HT1A es ansiolítica y la del 5-HT 2A es ansiogénica.El bloqueo de la recaptación de 5-HT por un IRSS,como es la fluoxetina,produce un aumento de la esti mulación de este receptor con ansiedad a nivel clínico.Por el con trario, una estimulación del receptor 5-HT1A, por la buspirona povoca un efecto ansiolítico.La disminución del 5-HT es vinculada a la desinhibición de las conductas agresivas,al consumo de alco hol y sustancias adictivas, al sucidio, la bulimia, la personalidad antisocial y la agresividad, entre otras. –Elácidogama-aminobutírico(GABA) secaracterizaporestimular 37 Figura 7. Catecolaminas 38 los procesos de inhibición neuronal en todas las áreas del sistema nervioso central.La acción anticonvulsivante y miorrelajante se debe a un aumento de la inhibición que provoca este neurotrans misor sobre otras células neuronales.Impide el incremento de la excitación neuronal por intermedio de sus vías,que se originan en el cuerpo estriado,el globus pallidus,etcétera,con sus proyeccio nes al tronco y corteza cerebral. –Los aminoácidos excitatorios (EAA:glutamato y aspartato).Están involucrados en la memoria,la isquemia y las crisis de epilepsia.Se los considera como el soporte más importante de la fijación mné mica, ya que permite el refuerzo de la interacción entre la pre y post-sinapsis (Potenciación a Largo Plazo,LTP) y el incremento de los botones sinápticos.El ingreso del calcio a la neurona la post-si náptica y la liberación retrógrada del óxido nítrico realimenta la síntesis del glutamato y es la base de la coactivación de dos neu ronas,base para el almacenamiento de la memoria de largo plazo. Sin embargo,si su actividad es permanente permiten la entrada de calcio a la neurona con su consiguiente toxicidad celular.El glu tamato (neurotransmisor excitatorio), puede convertirse por la acción de una ezima en GABA (neurotransmisor inhibitorio). –La acetilcolina. Se lo considera un mediador en los procesos de tono muscular, coordinación, sueño, ensoñaciones, memoria y aprendizaje. En el anciano normal aparece sólo en el hipocampo un déficit de acetilcolina.En cambio,en las demencias,como la de Alzheimer, se nota una franca alteración de su metabolismo y la degeneración de vías y núcleos específicos de origen. Losneuromediadoressontransmisoresquímicosqueaumentanlas respuestaspost-sinápticassinoriginarrespuestaseléctricas.Selosha denominadosegundosmensajeros(adenosina,adenosinmonofosfato cíclico, guanosina-monofosfato cíclico). Los neuromoduladores son sustancias complejas cuya acción desencadena cambios lentos a mediano y largo plazo. Ejercen influenciasobrelosneurotransmisores.Seoriginanensitiosneurona les o extraneuronales (prostaglandinas,factor de crecimiento neuro nal). Los inmunoneuropéptidos son polipéptidos que se originan en las 39 Cuadro 8. Funciones de los receptores serotoninérgicos (5-HT) UBICACIÓN EN EL SNC FÁRMACOS QUE EJERCEN ACCIONES CLÍNICAS Ansiolítica, antidepresiva, aumento del apetito, hipotermizante, hipotensora, neuroprotectora,bradicardizante,eyaculación seminal, alerta, estimulante del eje límbico-hipotálamo-hipófisosuprarrenal/gonadotrófico (estimulados por los esteroides que se producen en el estrés), efecto antiagresivo en animales (locomoción, huida, escarbadura, temblor). Corteza frontal, hipocampo, amígdala, tálamo, hipotálamo, núcleos del rafe. Antagonistas: beta-bloqueantes (propranolol). Agonistas: ansiolíticos (buspirona). B/D (alfa y beta) Antidepresiva, reductora del apetito, moduladora de la diuresis, antiagresiva, antidolorosa, antiautística. Sustancia nigra, globo pálido, riñón. Agonistas: antijaquecosos (sumatriptan). E/F/P/S Vasoconstrictor, moduladora del dolor. Músculo liso, miometrio, gastrointestinal. Agonistas: antijaquecosos (sumatriptan). A Ansiógénica, inhibidora de las conductas sexuales, moduladora de la temperatura, neurotrófica, reguladora de la actividad motora, inductora del sueño, inhibidora del apetito, inductora de conductas psicóticas, estimuladora de las hormonas prolactina, ociotocina y antidiurética. Corteza frontal, prefrontal, sistema límbico, cíngulo, amígdala, hipotálamo. Antagonistas: antipsicóticos atípicos. Agonistas: alcohol, cocaína, LSD. B Vasoconstrictor, broncoconstrictor, plaquetas. Músculo liso, plaquetas. Ansiogénica, desreguladora de las percepciones, estimuladora de los ejes límbico-hipotálamo-hipófiso-suprarrenal, gonadotrófico, neurohipófisis. Neocorteza, hipotálamo, sistema límbico, hipocampo, sustancia nigra. Antagonistas: antipsicóticos atípicos. Agonistas: sustancias metiladas (dimetiltriptamina). Depresora, emética, desreguladora de las percepciones, moduladora de la actividad dopamínica límbica (áreas 9 cortical y 10 extrapiramidal), gammaminobutírica, acetilcolina y noradrenalina; moduladora del sueño, deteriorante sobre la cognición, adictiva. Único que actúa sobre el canal iónico. Bulbo, protuberancia, músculo liso, sistema límbico, corazón. Antagonistas: antipsicóticos atípicos. ACCIONES NEUROBIOLÓGICAS POR FAMILIA DE RECEPTORES ESTIMULACIÓN DEL RECEPTOR 5-HT 5-HT 2 5-HT 1 A C 5-HT 3 5-HT 4 5-HT 5/6/7 Protectora del aprendizaje (modula la acetilcolina), sobre el peristaltismo intestinal y el ritmo cardíaco,estimuladora del eje límbicohipotálamo-hipófiso-suprarrenal. Alteraciones de la percepción, depresógeno, avances de la fases circadianas, regulador del sueño, vigilia. 40 Hipocampo, hipófisis, sistema límbico, corteza prefrontal, sustancia nigra, corazón, intestino. Corteza, hipocampo, caudado, etc. Antagonistas: antipsicóticos atípicos. Agonistas: sustancias metiladas (dimetiltriptamina). neuronas del hipotálamo y áreas vecinas. El neurotransmisor (primer mensajero) se liga a un receptor pro teico y atraviesa la membrana citoplasmática a través de los canales iónicos o por intermedio de la unión pasajera a determinado tipo de proteínas (proteína G). La membrana citoplasmática, está compuesta por fosfolípidos, colesterol y glucolípidos, de tal manera que las capas hidrofílicas se dirigen hacia la parte acuosa (medio extracelular),y las hidrofóbicas se ponen perpendicularmente a la solución acuosa (figura 9) (41). Los lípidos se disponen en forma de una doble capa (membrana bilipídica), mientras que las proteínas lo hacen en una capa fluida hacia ambas superficies.Los receptores son proteínas hidrofóbicas en contacto con la capa bilipídica de la membrana celular, que recono cen, fijan al neurotransmisor y tienen la función de informar a otros sistemas. Se encuentran a ambos lados de la sinapsis (pre y post-si nápticos). Para que los psicofármacos ejerzan su acción deben atravesar esta capa bilipídica de forma activa (con consumo de energía), ya sea actuando sobre los neurotransmisores, o funcionando de manera directa sobre los receptores,para conseguir la migración informativa transmembránica y llegar al citosol (intraplasmático). Si bien el oxígeno y las sustancias químicas de moléculas muy pequeñas pueden difundirse libremente a través de la membrana celular de los vasos sanguíneos, de las células de la glia y de las neu ronas;sustancias algo más complejas,como la glucosa o los psicofár macos,necesitan de un transporte activo enzimático o ser altamente liposolublesparapoderatravesarlasmembranasyllegaralaneurona donde ejercen su acción. La neurona tiene un potencial de reposo de alrededor de -70 mV. Este pequeño potencial es permanente y nunca llega al cero (principio de constancia) (26). La transmisión química (o eléctrica, a veces) genera potencial sináptico excitatorio (se despolariza y se hace más excitable),o inhibi torio (se hiperpolariza y se torna menos excitable).A esta“bomba”la constituyen proteínas que cambian su estructura para permitir la entrada o salida de los iones. Este trabajo se realiza con un gasto de energía que queda almacenado en el ácido adenosintrifosfórico (ATP). Cuando la célula “dispara” el impulso –como respuesta a la 41 Figura 9. Membrana citoplasmática información recibida del exterior a través de sus dendritas–,permite que el sodio (Na+) entre en el axón y salga el potasio (K+),cambiando su potencial eléctrico de negativo a positivo (potencial de acción), propagándose así el impulso excitatorio.En el caso de ser inhibitorio, permite la entrada de iones cloro (Cl-) y la salida de iones sodio (Na+) (figura 10). Cuando el impulso llega a la parte dilatada final del axón (botón terminalaxónico),liberasustanciasquímicasqueestánalmacenadas dentro de vesículas protectoras, y logra cumplir así el objetivo de transmitir la información a la célula nerviosa vecina. Dado que la 42 amplitud del impulso es la misma, a mayor cantidad de impulsos habrá mayor liberación de moléculas de las sustancias,llamadas neu rotransmisores. Los psicofármacos con mayor afinidad se unirán al receptor con menores concentraciones y viceversa,constituyendo ello la base del reconocimiento molecular. Se calcula que existen 100 billones de células nerviosas.Cada célu la se contacta a través de más de 5000 sinapsis,recibiendo cada neu rona información de aproximadamente otras 1000 neuronas. De acuerdoconestecálculoexistirían100trillonesdesinapsiscerebrales. Los neurotransmisores están alojados dentro de vesículas para impedir que sus moléculas más elementales sean degradadas por las enzimasexistentesenelbotónterminaldelaxón.Lavesículasináptica consusneurotransmisoresquímicosdebeunirsealamembranapre-si nápticaparapoderliberardichassustanciasenelespaciointersináptico (exocitosis).Secalculaqueenunbotónterminalaxónicoexistenvarios milesdevesículas,encadaunadelascualessealmacenanalrededorde 100milmoléculasdeneurotransmisores.Delespaciointersináptico,el neurotransmisor, pasa a la membrana post-sináptica, uniéndose a determinados sitios proteicos específicos, llamados receptores. Si se colocan microelectrodos en la neurona pre y post-sináptica, se puede observar que las descargas de cantidad se realizan a través de los neurotransmisores en incrementos fijos de potencial (quan tum).El quantum está almacenado en las moléculas,que existen den tro de las vesículas pre-sinápticas.En las zonas más activas es donde se concentra la mayor cantidad de vesículas.Cada quantum produce un potencial fijo en amplitud. Se calcula que se necesitan de 2000 a 5000 moléculas para que el receptor sea estimulado. La exocitosis no es la única manera de disipar la energía.Los gases óxido nitroso o carbónico y sustancias como las prostaglandinas pue den atravesar libremente la capa bilipídica de la membrana. Las neuronas y sus sinapsis son sumamente sensibles a la falta de glucosa y de oxígeno, así como a cualquier sustancia tóxica. Por esta razón,el cerebro se halla separado de la circulación sanguínea gene ralporladenominada“barrerahematoencefálica”.Estabarreraconsis te en un tejido compuesto por células (de la glia),fibras y una sustan cia intercelular.Estas células neurales o astrocitos poseen expansio 43 Cuadro 10. Neurotransmisión química iónica nes terminales “(pies perivasculares o chupadores”) adheridos a la pared externa de los vasos sanguíneos cerebrales por un lado, y por el otro envuelven en forma de telaraña a las neuronas propiamente dichas (figura 11). En el Proyecto,Freud postula que el circuito de transmisión ener gética tiene un objetivo.Éste remite al permanente intento del siste 44 ma neuronal de desprenderse de la excitación que ha ingresado a través del estímulo.He aquí el postulado que sirve de base a sus desa rrollos:el principio de inercia.Este principio enuncia que las neuronas procuran aliviarse de la cantidad.Este movimiento de descarga cons tituye la función primaria de los sistemas de neuronas. Pero este principio es quebrantado por los estímulos endógenos que, al igual que los exógenos, deben ser descargados. Por las gran des necesidades internas, el sistema de neuronas se ve forzado a resignar la tendencia original al nivel cero. El hambre,la sexualidad,sólo cesan a partir de una“acción especí fica”.En este caso,la descarga abrupta sería inútil.Por lo tanto,el apa rato necesitará otros recursos para cancelar el apremio de la vida y para defenderse de cualquier acrecentamiento de la cantidad.Fun ción secundaria del sistema que requiere un acopio energético para permitir la “acción”. El principio de inercia se expresa como una corriente continua de excitación que circula a través de las neuronas y busca la descarga.La función secundaria demanda almacenamiento de cantidad.Esto se logra a partir de la existencia de resistencias que se oponen a la expul sión energética y que se ubican en los contactos neuronales.Freud les atribuye el valor de barreras.Ubicadas en el espacio interneuronal,se constituyen en obstáculo a la transmisión de energía.“Este obstáculo implica que un cierto monto energético no puede transferirse a la neurona siguiente y queda como reserva” (31). Germine (22) sostiene que mucho de lo afirmado por Freud, puede correlacionarse con el concepto de sinapsis. Por ejemplo, el incremento o decremento de la “permeabilidad” neuronal depende del aumento o disminución de la recaptación de los neurotransmiso res, realizada por la neurona pre-sináptica. La permeabilidad neuronal dependería, entonces, de la regula ción descendente (down regulation) o de la ascendente (up regula tion) de las vías de neurotransmisión. Son variados los sistemas de“pantallas protectoras”que utiliza el sistema neuronal para protegerse de las sobrecargas de los estímulos generados desde el exterior a la neurona (ya sea provenientes del medio exterior o del interior al organismo). A saber: 45 Figura 11. Barrera hematoencefálica – Membrana citoplasmática con su doble capa bilipídica. – Regulación cuantitativa descendente (down regulation):consiste en que luego de repetidas excitaciones (aumento de los primeros mensajeros),al atravesar la membrana plasmática los primeros mensajeros activan a segundos mensajeros que envían señales al ADN celular para que produzca menor cantidad de receptores post-sinápticos, anulando así la capacidad de respuesta. – Regulación cuantitativa ascendente (up-regulation):si se produce un efecto inverso al anterior y la neurona deja de ser estimulada (efecto denervatorio),los mensajeros químicos informan alADN celular de la membrana post-sináptica,para que aumente la afini dad y el número de receptores,facilitando así el pasaje de la infor mación. 46 – Regulación cualitativa: es una propiedad de los receptores que logran cambiar su sensibilidad como respuesta a una alta concen tración de neurotransmisores. – Por intermedio de la proteína G.Esta proteína permite un exhaus tivo reconocimiento del neurotransmisor,antes de activarse para permitir el pasaje a través de la membrana celular.Por intermedio de la unidad catalítica permite la entrada a la célula,previo reco nocimiento. – Por intermedio de receptores intracelulares, que son estructuras proteicas intracelulares que sólo dejan pasar la información a sus tancias producidas por el propio organismo (estrógenos, prosta glandinas, ACTH, etc.). – Por intermedio de neuromoduladores, que son transmisores, caracterizados por producirse en determinadas células,que pue den liberarse de éstas y ejercer efectos a distancia sobre otras células.Tienen efectos indirectos sobre las sinapsis y se los conoce como nucleótidos, eucosanoides, protóxido de nitrógeno, etc. – Por intermedio de los canales iónicos de sodio,potasio,calcio:una vez lograda la “apertura” por intermedio de estímulos iónicos, se permite el libre pasaje,a través de la capa lipídica de la membrana a ciertas sustancias (oxígeno,azúcar,etc.) y transmiten la informa ción sin ningún tipo de retardo. El cambio del metabolismo lipídico cerebral producido en la evo lución de la especie humana fue de fundamental importancia. Los principales segundos mensajeros de la cascada que transmiten la información de la neurona pre a la post-sináptica se hace a través de los fosfolípidos y ácidos grasos (que son muy estables en el cerebro). Ellos son activados por la proteína G de membrana (figura 12). El receptor,activado por el neurotransmisor (primer mensajero), modifica la conformación de la proteína G y produce la formación de numerosas moléculas derivadas del metabolismo fosfolipídico:ade nosínmonofosfatocíclico(AMP),diacilglicerol(DAG),inositoltrifosfa to (IP-3), llamados segundos mensajeros, cuya consecuencia es una intensa amplificación de una pequeña señal originada en el receptor. Así como la enzima adenilciclasa produce la formación delAMP cícli co, las fosfolipasas (P1,P2) provocan la liberación del DAG y del IP3, 47 todos ellos mensajeros intracelulares. Se conoce que la energía que existe dentro del sistema nervioso central debe estar siempre disponible para poder transmitir o cam biar la información (neuroplasticidad). A partir de los alimentos, y luego de numerosos procesos de oxi dación y degradación efectuados por los órganos encargados de la digestión, las calorías terminan almacenándose en uniones de alta energía ligadas al fósforo (adenosina-trifosfato [ATP], guanosinamonofosfato[GMP],etc.),en“depósitos”intracelulares(mitocondrias), donde están “disponibles” para ser tomadas por las proteínas. En el núcleo de todas las células del organismo humano se encuentran 46 cromosomas,que contienen el mismo ácido desoxirri bonucleico (ADN) con la información genética,transmisible a través de los padres. Cada gen es un segmento de esta larga doble hélice molecular deADN, formado por una larguísima cadena de nucleóti dos,unidos por fosfatos de alta energía.Lo que distingue a unas célu las de otras es que cada tipo celular utiliza diferentes partes del mis mo ADN. Ello se traduce en proteínas específicas que originan a determinadas funciones. Las células sexuales (óvulos y espermatozoides),sufren un proce so de división (meiosis), que permite reducir los cromosomas a la mitad (poseen 22 cromosomas, con un X o Y). Dado que el ADN no puede salir del núcleo y las proteínas se sin tetizan en el citoplasma celular, existe un proceso de transcripción para este pasaje,llevado a cabo por los ácidos ribonucleicos mensaje ros (ARNm) El proceso de transcripción consiste en la síntesis deARN,a partir de los moldes del ADN, y el proceso de traducción consiste en la sín tesis proteica a partir del ARN transcripto mensajero. La función de esta transmisión es la fabricación (síntesis) de pro teínas, a partir de moléculas elementales de aminoácidos. El orden de los nucleótidos del ADN en un gen determina la secuencia de los aminoácidos en la proteína, codificada por ese gen en particular. Cambios, pérdidas, errores o añadiduras en la transcripción de los nucleótidos, en un segmento del ADN, pueden cambiar la función del gen y transmitir esta falsa información a la descendencia. Este proceso se llama mutación. La energía que utilizan todas las células para realizar su trabajo 48 Figura 12. Respuesta neuronal - Transcripción genética 49 específico es tomada del nucleótido adenosina-trifosfato (ATP). La energía liberada (fosfato) se“descarga”y se convierte en adenosinadifosfato (ADP). El ATP se produce en las mitocondrias, donde este poder energético se almacena en un espacio sumamente reducido. A través de estos nucleótidos,elADN tiene la secuencia de la infor mación genética.Esta información es migrada o transcripta alARN, dentro de un proceso conocido como transcripción nuclear (ARN mensajero). Ello tiene como objetivo,a través de la codificación de los nucleótidos,la síntesis de determinados aminoácidos y finalmente la síntesis proteica (traducción).Este proceso se realiza en una parte del citoplasma (citosol). Existen tres clases de ARN: – mensajero (ARNm):lleva la secuencia proteica,tomada delADN nuclear; – ribosómico(ARNr):unelosaminoácidosensecuenciasdetermina das para formar las proteínas; – de transferencia (ARNt):transporta y adapta la secuencia delARN en el ribosoma. Estos cambios de información duraderos se pueden transmitir a través delADN/ARN al núcleo neuronal,a partir de terceros mensaje ros proteicos muy específicos, que se ligan con energía a determina das partes de los ácidos nucleicos, como por ejemplo, el tercer men sajeroCyclic Response Element Binding,CREB.Éstos a su vez se unen a una parte determinada delADN,constituyendo cuartos mensajeros (figura 12). Las proteínas fosforiladas alteran rápidamente su carga eléctrica, porque los grupos fosfatos están cargados muy negativamente, lo que modifica la conformación de la proteína y permite que interactúe con otras moléculas y canales iónicos. Las proteínas pueden, enton ces,usar esta energía (fosforilación) para cambiar su propia configu ración química,o la de otras,y poder así almacenar o cambiar la infor mación,para luego transmitirla en forma transitoria o permanente (regulación transináptica genética). Para que un psicofármaco actúe a largo plazo debe existir un aprendizaje biológico,el cual requiere un tiempo de latencia para que la información recibida por el receptor,migre a la unidad catalítica,a 50 la proteína G, a los segundos y terceros mensajeros, a los protoonco genes y de allí a los procesos intranucleares. Los segundos mensajeros (AMPc, GMPc, Ca, IP-3, DAG) tienen importantes interacciones entre sí,ya que ellos son capaces de modi ficar las proteínas actuando sobre diferentes enzimas intracelulares. Las funciones más importantes delADN son las de conservar,rete ner,proteger y preservar el anteproyecto celular o blue print. La infor mación contenida en el ADN puede ser expresada por el ARN o por proteínas especializadas.La estructura delADN es rígida,mientras que la del ARN no lo es; por tal motivo, este último es el encargado de la transferencia informativa. La duración de los efectos psicofarmacológicos a largo plazo depende del neuroaprendizaje,de la neuroplasticidad y de la trans cripción genética celular, que haya logrado realizar la neurona. De esta forma,la célula“aprendió”un nuevo mensaje,que fue introduci do por un ligando exógeno. También son posibles cambios neurofisiológicos a través de la modificación de la experiencia (estrés,psicoterapia).Se pudo demos trar que el estrés puede producir cambios permanentes que induzcan modificaciones en los sistemas noradrenérgicos, dopaminérgicos, acetilcolinérgicos,glutamatérgicos,así como también en la hormona de crecimiento, el calcio, los inmunoneuropéptidos y los glucocorti coides. Este mecanismo puede degenerar el proceso normal de una célula y afectar su tipificación y/o función. El planteo freudiano, respecto de la energía circulante, es que el pasaje vía principio de inercia es originario,mientras que la función secundaria se constituye como efecto del propio proceso conductor y ante la necesidad de una cierta acumulación cuantitativa para la acción específica.Esto determina una diferenciación dentro del pro toplasma, que da lugar a la clasificación neuronal. Freuddistingueaquellasneuronasquesemantieneninalterables frente a la excitación y,por lo tanto,están siempre frescas para recibir estímulos nuevos,de aquellas otras que son influidas duraderamente porlacantidad.Lasprimeras,llamadas pasaderas(fi,φ),dejanpasarla excitación.No poseen barreras de contacto,no operan resistencia,no retienen nada y sirven a la percepción. Las segundas,no-pasaderas (psi,ψ) poseen barreras de contacto, y esto establece que la cantidad sólo pueda pasar por ellas con difi 51 cultad o parcialmente. Aquejadas de resistencia y retenedoras de cantidad,portan la memoria y los procesos psíquicos en general.Tras cada excitación se modifican con respecto a su estado anterior al pasaje. Freud intentó explicar las diferencias de circulación energética en relación con la clasificación neuronal.Ésta quedaba determinada por una función particular y no por una estructura específica de la neuro na. Desde la neurobiología molecular, si bien existe una tipificación neuronal,no está relacionada con el carácter pasadero o impasadero de la neurona.La clasificación freudiana puede interpretarse hoy en relación con la cualidad y velocidad de la neurotransmisión. Son los neurotransmisores oprimeros mensajeros,los que facilitano impiden la posibilidad de cambios internos determinando las modificaciones neuronales, que se producen como efecto del pasaje de ciertas sus tancias químicas. Para mantener las modificaciones de forma permanente a través del tiempo,es necesario que la información de esos primeros mensa jeros se transmita a estructuras básicas (ARN mensajero). De esta manera,el mensaje original puede fijarse en el núcleo,donde codifica alADN genético,y quedar en la memoria celular para poder reprodu cir ese esquema primario. La moderna neurobiología interpreta este proceso denominándo lo neuroplasticidad. 52 1-3. NEUROPLASTICIDAD Laneuroplasticidadseríalacapacidaddelaneuronadeinducircambios internos,quelallevaríanaunprocesodeneuroadaptaciónyneuromo dulación,atravésdelcualpodríacambiaroreaprendereltipoderes puestas que brindaría al medio. La plasticidad es la capacidad de las células embrionarias primiti vas para adecuarse al ambiente inmediato. En relación con la vida adulta,sería la capacidad de reconstrucción de tejidos o de la restau ración de su parte perdida. Los neurotransmisores pueden inducir cambios en la habilidad de aprender y adaptarse del cerebro, fun damentalmente,a través de las fosforilaciones proteicas y transcrip ciones genéticas. La neurogeneración,el neurodesarrollo y el neuroaprendizaje se concebían, hasta hace muy poco tiempo, concluidos con la finaliza ción del período evolutivo.Se suponía que la neurona se comportaba con variaciones cuantitativas, sensible a los cambios de estímulo, pero siempre dentro de un marco de estabilidad, sin que se produje ran modificaciones de lo aprendido en lo que respecta a la memoria neuroquímica.Hoy se sabe que estos procesos continúan operando a lo largo de toda la vida. Las neuronas adquieren un nivel muy desa rrollado de bioaprendizaje,diferenciación y complejización de funcio nes. El bloqueo a largo plazo producido por psicofármacos, que anta gonizan a ciertos receptores (por ejemplo,el bloqueo de la dopamina por losantipsicóticos),induciríaalaneuroplasticidad.Esta persisten cia de la acción sobre el receptor llevaría, en el largo plazo, a una modificación en la expresión genética.La neuroplasticidad podría ser rápida o de largo plazo, determinada por dos mecanismos: – la fosforilación de proteínas, – la regulación transináptica genética. Para poder efectuar estos “cambios” es necesario que exista una energía capaz de llevarlos a cabo, disponible de forma constante en el sistema nervioso central. Para Freud, en la época que redactó el Proyecto, la energía era metabólica u hormonal.Ella podía actuar a través de sustancias quí 53 micas sin intervención de las estructuras centrales.Hoy se conoce que aún las hormonas sexuales son excretadas por sus órganos periféricos estimulados a través de“hormonas liberadoras”,que por vía sanguí nea les llegan desde estructuras cerebrales centrales.Estas estructu ras hipotálamo-hipofisarias están íntimamente ligadas al sistema límbico (centro emocional por excelencia) y éste, a su vez, está inter conectado con la corteza frontal cerebral. Los fisiólogos Bernard (1878) y Cannon (1929) establecieron el principio de la “constancia biológica” (homeostasis). El organismo humano debía contar con centros especializados para que las percep ciones,ya sean del exterior o del interior al organismo,no alterasen la estructura del soma. Primero, se le dio importancia al hipotálamo, minúsculo órgano estrechamente relacionado con la hipófisis que puede controlar las respuestas endocrinas y autonómicas de manera rápida. Papez,en 1937,describió el sistema límbico (del latín limbus,bor de),ubicado alrededor de la corteza cerebral más primitiva filogené ticamente,a la vez descrita por Broca en 1861.Según él,este sistema es una región formada por el área subcallosa, compuesta por el cín gulo y el gyrus parahipocampal,subalterno a la formación hipocam pal,al gyrus dentado y al complejo de la amígdala.En la región ante rior se encuentra la porción del córtex frontal, el núcleo septal; y por abajo y adelante, la corteza del bulbo olfatorio. La afección del siste ma límbico en seres humanos produce profundos cambios del carác ter (figura 13). A estas vías córtico-límbicas interconectadas, que trabajan de manera conjunta,se las ha responsabilizado de ser una red neuronal de las experiencias emocionales.Este minicerebro emocional dentro del cerebro regula: – – – – – – – la conducta sexual, los mecanismos de lucha y ataque, el aprendizaje emocional, el estado emocional, la formación de las lágrimas, las conductas impulsivas, la oralidad. Sobre la base de estudios realizados en accidentes y traumatismos 54 cerebrovasculares, se postula que los cerebros serían dos, pero ínti mamente conectados. El derecho sería dominante para el procesa miento de las emociones y percepciones (véase más adelante el con cepto de conciencia originaria) y el izquierdo para el uso de la razón y el lenguaje. Muchos de los conceptos desarrollados por Freud en el Proyecto pueden ser actualmente confirmados por las neurociencias. Freud integró los mecanismos de memoria y motivación (emocionabilidad). Hoy, es posible comprobar que el funcionamiento de las emociones, del fenómeno de kindling y de la neuroplasticidad, se vehiculizan a través de las redes córtico-límbicas.Se ha comprobado que las primi tivasestructuraslímbicassonimprescindiblesparalaconstituciónde la memoria (52).El aparato neuronal procura aliviarse de la cantidad. El sistema pasadero-fi (φ) promueve la tendencia a la descarga direc ta, no quedando en él ninguna alteración como consecuencia de la transmisión energética.Por el contrario,el pasaje de energía a través de las neuronas impasaderas-psi (ψ) produce en ellas una modifica ción.Estaalteraciónneuronalseconserva,constituyendolamemoria. El sistema impasadero tiene particulares recursos,para evitar el incremento de excitación.Por un lado,retiene energía que es necesa ria para realizar la“acción específica”.Por otro,logra la disminución cuantitativa a través de la complicación.Es decir,inviste en psi (ψ) a varias neuronas, en vez de transmitirla a una sola, con lo cual logra que la excitación se distribuya por mayor cantidad de canales, reba jando su volumen (figura 14). Porlotanto,la“alteraciónneuronal”(memoria)frenalacirculación cuantitativa,a través de la complejización.Empujados por el apremio de la vida,se hace necesaria la multiplicación de neuronas impasade ras,ya que la cancelación del estímulo endógeno no podría producirse a través del sistema pasadero-fi (φ). Desde la neurobiología,un estímulo externo o interno,ya sea pro vocado por factores ambientales (estrés) o por sustancias químicas, produce sobre la neurona un quantum de energía que se transforma en información.Ésta puede,según su persistencia y codificación quí mica, alterar en forma transitoria o permanente el funcionamiento celular. La neuroplasticidad (modificación neuronal) está determinada por la codificación de proteínas específicas,por ejemplo, el Factor de 55 Crecimiento Neuronal (NGF,Nerve Growth Factor).Estas proteínas propician la maduración celular y la estructuración de tramas neuro nales mediante las cuales se canaliza la información mediada por los neurotransmisores. La recepción de esta información tiene lugar en sitios específicos Figura 13. Sistema límbico presentes en la membrana citoplasmática.Dicha captación se realiza a través de los diferentes receptores,que pertenecen genéticamente a la misma familia:la dopaminérgica (D1,D2,etc.),la serotoninérgica (5-HT1,5-HT2,etc.),yotras.Deestaforma,laestimulaciónoinhibición de dichos receptores, permite que las señales originarias que deben pasar a través de la neurona sean analizadas en forma precisa para determinar si serán amplificadas o disminuidas en intensidad. Para Freud,la clasificación neuronal está determinada,también por otro factor. Se trata de las cantidades con las cuales cada uno de estos sistemas debe enfrentarse. Las neuronas pasaderas-fi (φ) sólo se entraman con la periferia externa,donde las cantidades son más elevadas.Tienen,por lo tanto, la tarea de descargar lo más rápidamente posible esa excitación.Pero en este sistema,la tendencia a mantener la cantidad en cero actúa ya 56 a nivel de la recepción del estímulo.Freud describe“aparatos nervio sos terminales”, que tienen como función poner un dique a los estí mulos externos.De esta manera,se reduce la cantidad que llega a las pasaderas-fi (φ).El sistema impasadero-psi (ψ) recibe cantidades de las neuronas pasaderas, por un lado, y de los elementos celulares situados en el interior del cuerpo,por el otro.Freud resalta que estas últimas son de un orden de magnitud inferior.Por lo tanto,parecería innecesario,a este nivel,una pantalla que opere como freno para las cantidades. La clínica demostrará que la ausencia de protección para los estí mulos endógenos, provocará consecuencias nefastas a nivel de la constitución del aparato psíquico. Freud ubica al dolor como efecto del fracaso de estos dispositivos protectores.El dolor implica la irrupción de grandes cantidades hacia lasimpasaderas-psi(ψ).Éstassetransformanenpasaderascomocon Figura 14. Mecanismo de complicación secuencia del importante incremento excitatorio. Estasdiferentesformasdetransmisióncuantitativapuedeninter pretarse,en la actualidad,como fenómenos funcionales neuroquími cos. Con el advenimiento de la tomografía computada, que logró observar la estructura de los órganos en tres dimensiones,y la medi cina nuclear,que permitió marcar moléculas y seguir su metaboliza ción a través de la radioactividad,también de manera tridimensional, se comenzaron a estudiar estas manifestaciones funcionales,en indi viduos sanos o enfermos, antes que se produzcan los daños orgáni 57 cos. Enlaactualidad,mediantelasnuevastécnicasdeneuroimágenes, es posible evaluar cambios funcionales metabólicos cerebrales, en forma pasiva o activa. Los métodos que se pueden utilizar para este propósito, que no son invasivos ni cruentos, son los siguientes: – Resonancia Magnética Nuclear Espectroscópica (RMNE). – Tomografía por Emisión de Fotón Único (SPECT, Single Photon Emission Computed Tomography). – Tomografía por Emisión Positrónica (PET, Possitron Emission Tomography). LaRMNEsirveparavisualizarestructurasanatómicasyfunciona les. Es un método que se basa en las propiedades magnéticas de áto mos (hidrógeno, sodio, fósforo, etcétera, que abundan en el organis mo) al que se le adiciona un análisis espectroscópico de algunas sus tancias neuroquímicas cerebrales (N-acetilasparatato,ácido gamaa minobutírico,etc.).Los núcleos atómicos del hidrógeno (componente del 80% del agua del organismo) son protones que se encuentran desordenados en los tejidos. Si a estos átomos-brújulas de todo el organismo se los somete a un campo electromagnético, se orientan en una misma dirección con predominio norte (menor energía), por adquirir magnetización.En este momento se aplican pulsos de radio frecuencia,que permiten“torcer de manera forzada”el vector magné ticohastaplanostransversalesolongitudinales.Alsuspenderlaradio frecuencia,el vector-brújula total vuelve,como un resorte,a su posi ción inicial, liberando calor y ondas de resonancia-ecos. Éstas son captadas por una bobina-computadora,que transforma los tonos en una gama coloreada de grises.Cada tejido normal o patológico retor na (“relaja”) a su estado natural, de una determinada manera, con diferentes emisiones de señales-ecos.Las intensidades blancas son señales hiperintensas y las negras hipointensas (la sangre circulante, el hueso y el aire serán negros;la sustancia blanca cerebral será blan ca o gris). Los neurotransmisores,presentes en determinadas estructuras cerebrales,son proporcionales al área específicamente investigada. La computadora puede comparar las curvas del análisis espectral de cada una de estas sutancias,determinando si existen incrementos o 58 decrementos, con un banco de datos normales. La SPECT sirve para determinar el flujo cerebral,ya que es cono cido que la perfusión de un órgano está directamente vinculada a su función.Combina el rastreo de radiaciones gamma (de una sustancia radiactivalipofílica,queatraviesalabarrerahematoencefálica,admi nistrada por vía intravenosa),detectadas en forma tridimensional, con la tomografía computada. Dado que el flujo sanguíneo de la sus tancia gris es muy superior al de la sustancia blanca,la radiactividad que se detecta es casi totalmente de origen cortical.Así,por ejemplo, en la demencia degenerativa deAlzheimer,el hipoflujo aparece en la corteza parietal,temporal y occipital,antes que aparezcan las lesio nes orgánicas, características de esas zonas. La PET detecta alteraciones del metabolismo intraneuronal.A diferenciadelaSPECT,quemideelflujosanguíneo cerebral,la marca ción radiactiva de este tipo de moléculas se incorpora al metabolismo de la neurona a través de la unión con receptores específicos (figura 15). La marcación radiactiva de moléculas capaces de incorporarse al metabolismo de la neurona a través de su unión a receptores (por ejemplo, los dopaminérgicos) ha constituido un gran adelanto en la investigación del metabolismo cerebral (figura 15). Las partículas positrónicas son obtenidas de manera artificial,de sustancias-liberadorasdepositrones,enunaceleradorlineal.Lasmis mas son marcadas con sustancias radioactivas conocidas (carbono, glucosa,etc.),que penetran en el metabolismo neuronal.Inyectadas de forma intravenosa,llegan rápidamente al lugar donde son capta das por las neuronas.Los positrones,al reaccionar con electrones se destruyen,generándose radiaciones gamma,las cuales son captadas por detectores de una computadora, que de manera tridimensional forman una imagen espacial,visualizada en forma coloreada,según las intensidades que se captan,y que señalan así un hiper o hipome tabolismo,según la región cerebral que haya incorporado la sustan cia-señal. Por ejemplo, en la esquizofrenia con síntomas negativos, aparece un hipometabolismo en la corteza frontal, y en el trastorno obsesivo-compulsivo,un hipermetabolismo en la región órbito-fron tal y núcleo caudado. 59 1-4. LA TRANSFORMACIÓN DE LA CANTIDAD EN CUALIDAD La ciencia tiene como objetivo la reconducción denuestrassensaciones(procesoscualitativos)aunacantidadexterna. Laarquitecturadenuestrosistemanerviosotienedispositivospara mudarlacantidadencualidad,conlocual“otravezaparecetriunfantela tendencia originaria al apartamiento de cantidad” (11). La pulsión es definida por Freud de la siguiente manera: La pulsión nos aparece como un concepto fronterizo entre lo anímico y lo somático, como un representante psíquico de los estímulos que provienen del interior del cuerpo y alcanzan el alma,como una medi da de la exigencia de trabajo que es impuesta a lo anímico a conse cuencia de su trabazón con lo corporal (15). Losestímulospulsionalesplanteanalsistemanerviosoexigencias mucho más elevadas que los estímulos externos.Lo obligan a activi dades complejas y por ello se constituyen en “los genuinos motores de los progresos que han elevado al sistema nervioso (cuya producti vidad es infinita), a su actual nivel de desarrollo” (15). La fuente es uno de los elementos que caracteriza a la pulsión. Freud define a la fuente como: [...] aquel proceso somático, interior a un órgano o a una parte del cuerpo, cuyo estímulo es representado en la vida anímica por la pul sión. No se sabe si este proceso es por regla general de naturaleza química [...] El estudio de las fuentes pulsionales ya no compete a la psicología; aunque para la pulsión, lo absolutamente decisivo es su origen en la fuente somática, dentro de la vida anímica no nos es conocida de otro modo que por sus metas (15). De los cuatro componentes de la pulsión que Freud establece, sólo la meta y el objeto son considerados psíquicos. Ellos deberán actuar retroactivamente sobre el empuje,a fin de que la materia pri ma energética se modele rítmicamente. El proceso somático interior a un órgano, al que Freud se refiere, se constituye en antecedente de las ulteriores zonas erógenas. Maldavsky señala: 60 Tal ensambladura neuronal parece tener también su importancia en el proceso de fundación (por proyección) de las zonas erógenas, ya que,segúnFreud,estainauguración(investidura)delasregionesperi féricas del cuerpo deriva de una actividad“centralmente condiciona Figura 15. Tomografía por Emisión de Positrones (PET), de un individuo normal A A B B Existe una actividad basal simétrica de hipo e hipermetabolismo, que se continúa y repite en todos los cor tes efectuados.La relación existente entre las áreas corticales (A) y las áreas subcorticales (B) se mantiene en una relación de 1:1. Gentileza del Instituto de Salud Mental y Escuela de Medicina Nuclear de Mendoza,Dra.Roxana B.Galeano y Dr. Manuel Guirao. da” (33). Lavertientesomática,cuantitativa,essólomateriaprima(porcier to,indispensable) que deberá atravesar las vicisitudes de una trans formación.Esta última cristalizada en una doble delegación.Por un lado, el circuito somático, que encuentra en lo pulsional un orden de modificación cualitativa.A su vez lo pulsional se inscribe en su doble vertiente:afectiva-sensorial(concienciaoriginaria)yrepresentacional (huellas que funcionan de acuerdo con el proceso primario: conden sación y desplazamiento).El tránsito de lo neuronal-químico a lo pul sional marca el sendero hacia la constitución de la subjetividad. 61 Freud introduce un postulado, lamentablemente no tenido en cuenta en desarrollos post-freudianos:la existencia de la conciencia originaria o primaria. Maldavsky,siguiendo a Freud,rescata y ubica este concepto,dis tinguiéndolo del de conciencia psíquica. Para Freud existen dos tipos de conciencia. La primera es práctica mente un derivado de la percepción, un efecto de la organización del sistema nervioso.La segunda surge como consecuencia de la activa ción de ciertas huellas mnémicas o del esfuerzo por expresar un pen samiento (31). Mientras la conciencia sensorial es originaria,la psíquica se desa rrolla con posterioridad.Esta conciencia originaria o primaria nos da lo que se llama cualidades,“sensaciones que son algo otro, dentro de una gran diversidad”.Adscripto a un tercer tipo de neuronas omega (de percepción, ω), sus estados de excitación, dan por resultado el primer orden de cualificación.Adscribe a la conciencia dos tipos de contenido: El primero corresponde a las sensaciones de placer y dis placer (afectos);y el segundo,a las series de cualidades sensibles (per cepción). Por lo tanto,para la conciencia primaria existen dos exterio res:los procesos somáticos y el mundo exterior al cuerpo.Maldavsky dice: Sienprincipiolaconcienciaestávueltahacialaperiferiainterior,hacia los procesos somáticos,y sólo luego aprende a dirigirse hacia el exte rior,deducimos que los primeros registros cualitativos investidos por atención, corresponden a la serie de desarrollos de afecto, y que sólo posteriormente las cualidades sensoriales se convierten en conteni dos privilegiados (31). Las sensaciones de placer y displacer, se vinculan a los montos energéticos.Displacer implica el aumento de cantidad en la neurona impasadera psi (ψ), que determina la sensación en las neuronas de percepción omega (ω).Placer sería la sensación de descarga.La vida psíquica trata constantemente de evitar el displacer.Se comprende entonces la necesidad de descargar los montos de cantidad. El nacimiento de los afectos, como primer contenido de la con 62 cienciaoriginaria,implicaunasalidadelfuncionamientodelprincipio de inercia. Según Maldavsky El afecto se convierte en representante psíquico de la pulsión, no el único, pero sí el primordial, el inicial (32). Sólo si del ensamble entre lo pulsional y lo neuronal surge la concien cia (como lugar en el que se captan cualidades) nos hallamos ante el conjunto que corresponde al desarrollo subjetivo, porque sin esta concienciaoriginaria,nosedesarrollanilavidaafectivanilarepresen tacional (34). Latransformacióndelordencuantitativoencualitativo,es decir,el pasaje de neuronas y cantidades al plano de los afectos es la conse cuencia de varios procesos. Enprimerainstancia, existeunapantallaprotectora.Éstaseubica frente a los estímulos externos, impidiendo que los mismos pertur ben al sistema neuronal. De esta manera, lo de afuera se constituye como“indiferente”,permitiendo que la atención se dirija hacia la peri feria interior.Así queda “sobreinvestido” el mundo pulsional. Mal davsky,agrega dos pantallas protectoras necesarias para la constitu ción de esta formación anímica que es el afecto Una de carácter químico,ante ciertas sustancias que laboran desde el interior del organismo,y a la que ligamos con las defensas inmunita rias; y otra, que consiste en una desafectivización funcional como freno de la intrusión afectiva desde el contexto (32). La carencia de estas pantallas determina la imposibilidad de reducciones cuantitativas, imprescindibles para el nacimiento del matiz afectivo. Si el principio de inercia se perpetúa, la energía pulsional queda degradada,y funciona de acuerdo con transmisiones químicas y eléc tricas.Es decir,el sistema da continuidad al esquema pre-psíquico,sin matiz afectivo y teniendo en cuenta sólo neuronas y cantidades. En segunda instancia, es el contexto y el vínculo primario madrehijo el que desarrollará la transformación de cantidad en cualidad.En ella se lleva a cabo la constitución del sentimiento de sí,consecuencia del nacimiento del afecto.“Porque un requisito para que se constituya 63 el matiz afectivo en lo anímico está dado por una captación de la empatía o la ternura de quienes se hayan hecho cargo del cuidado del niño”, afirma Maldavsky (32). La presencia de un interlocutor empático, que pueda recibir las proyecciones cuantitativas del bebé,darles un soporte cualitativo y que esté en condiciones de hacer una devolución invertida de las mis mas (rêverie), se torna imprescindible para la creación de la convic ción respecto de la propia existencia. Unadisminucióndelordencuantitativotambiénesnecesariapara la constitución de la serie de las cualidades sensibles (percepción, segundo contenido de conciencia). Esta disminución no se produce por descarga,sino por complejización.El aparato intenta un dominio sobre lo traumático,es decir,sobre los incrementos excitatorios,a tra vés de ligaduras. Éstas son las que inhiben la descarga a cero. Con relación a la neurotransmisión, siempre existe un pequeño potencial bioeléctrico permanente de pasaje. Es decir, en la medida en que el sistema se constituye se genera una regulación,que frena el vaciamiento energético del aparato.Se manifiesta,entonces,un pro ceso de neutralización permanente del principio de inercia,a través de los “adecuados aportes libidinales maternos”. Esta adecuación implica un ritmo: el de una presencia materna, que ofrezca aquello necesario en el momento del incremento de la tensión, y una ausen cia posterior,una vez lograda la cancelación del estímulo.Esta diná mica podrá cristalizarse si quien ejerce la función materna tiene sus propios criterios cualificados, en “la medida de lo posible”. No existe un orden de cualificación completa,ni tampoco sería deseable que lo hubiese. Lo cuantitativo es motor a lo largo de la vida:la transformación en lo cualitativo se constituye en un esfuerzo de trabajo para el aparato psíquico.Esta continua exigencia lleva a un proceso permanente de cualificación intrapsíquica. La necesidad de ligaduras psíquicas se asemeja a la tarea inelud ible del aparato neuronal de crear continuamente nuevas intersinap sis que permitan una mayor comunicación. Esta matriz de redes neuronales es“guiada”por la codificación de proteínasespecíficasquepermitenlamaduracióncelular.Estasredes son las encargadas,a través de los neurotransmisores excitatorios o inhibitorios,de canalizar el flujo de información.Este flujo cuantitati 64 vopermiteuna“cualificaciónvirtual”,sostenidaporestaredinterneu ronal.Cuantomásentramadasealared,mayoresseránlasposibilida des de ligar nuevos estímulos, tanto en el orden de lo endógeno como de lo exógeno. El molde inicial cualificatorio es determinante para el futuro proceso.Quizás,este circuito de ligadura permanente disminuya progresivamente a lo largo de la vida.Esto fue explicitado por Freud, cuando menciona el de-vivir de los enlaces. Desligadura gradual cuyo final será la muerte (19). Existe una muerte fisiológica neuronal, que está programada genéticamente y se la denomina apoptosis (del griego apo, separado, y ptosis, caída). No se conoce por qué en un determinado momento se activa este programa mortal,prediseñado y contenido en los genes (figura 16). Se conoce, sin embargo, que neuronas del tejido embrionario pueden ser eliminadas durante el proceso de gestación y que en la vejez normal se produce una supresión de factores proteicos tróficos. Levi-Montalcini,premioNobel,1986,demostrólaexistenciadelfactor de crecimiento neuronal (Nerve Growth Factor, NGF): los roedores que presentaban anticuerpos contra este factor no desarrollaban las neuronas sensitivas, ni las del tejido simpático. El axón tiene la habilidad de llegar al lugar que está predetermina do genéticamente, a realizar sus contactos intersinápticos. Ello se logra merced a diferentes sustancias, que existen localmente en un determinado grupo sináptico neuronal (sustancias paracrinas), y a factores de crecimiento,que permiten a la neurona y/o axón migrar al sitio“que le corresponde”.Si la célula no logra este objetivo,se atrofia y muere. La ausencia del factor trófico provoca la activación de una serie de proteínas específicas (proteína G,alfa,beta),que inician una cascada de acontecimientos: a través de enzimas proteolíticas (proteasas) comienza un proceso de autodigestión del ADN nuclear y la muerte celular. En algunas células inmunitarias se activan factores de necrosis tumoral (Tumor Necrosis Factor,TNF;Fas ReceptorAssociated Death Domain,FADDyFascicleligated,FASL),mientrasqueenotras(glóbu los blancos neutrófilos) el proceso es“automático”.De manera fisioló gica los glóbulos blancos (encargados de las defensas inmunológicas) y los glóbulos rojos (encargados de transportar el oxígeno para man 65 tener la vida), tienen una muerte programada cada 20-60 días. Se producen de manera constante en la médula ósea. Los macrófagos son los encargados de digerir las vesículas apop tósicas,que son los restos celulares.Pero,puede ocurrir,por factores exógenos o endógenos, que aún se desconocen, que los macrófagos no discriminen las células normales vivas (células con adecuación específica), de las redundantes o de las muertas. Cuando esto ocurre, se produce una fagocitosis aberrante, que puede ocasionar enfermedades inmunológicas o neoplásicas.Si,por ejemplo, no se reconoce el tejido tiroideo o articular como propio, los macrófagos aberrantes comenzarán a destruirlo,ocasionando enfer medades como la tiroiditis, artritis, etc. Por el contrario, células que deben ser destruidas, porque se reproducen de manera atípica y no son reconocidas como anormales,siguen multiplicándose e invadien do otros tejidos de manera no programada, originando así el cáncer. En el caso de la enfermedad deAlzheimer existe una anomalía en la degradación de una proteína. Esta proteína está codificada en el cromosoma 21 (que corresponde al síndrome de Down); es anormal, insoluble,deberíaserdestruidaintrayextracelularmente;sedeposita en los cuerpos y prolongaciones neuronales constituyendo las placas seniles y recibe el nombre de proteína amiloidea. La pregunta, que aún no es posible responder es si es la responsable de la neurodege neración o se acumula debido a ello (41). El depósito de la proteína amiloidea está en relación directa con la edad.Sin embargo,los síntomas clínicos con el consiguiente déficit cognitivo aparecen cincuenta años más tarde. Las placas seniles se forman más a nivel hipocámpico y menos en los núcleos subcortica les y las capas II y III de la corteza cerebral. También, está determinada genéticamente la producción de la enzima que digiere al amiloide,pero se ignoran los factores exógenos o endógenos de por qué algunos individuos, a una determinada edad,la dejan de producir.Ello da lugar a la aparición de la enferme dad, con los característicos déficit de la memoria por la destrucción específica de determinadas zonas neuronales (figura 17). La muerte neuronal“normal”responde a un programa prediseña do. Freud sostiene con respecto a las pulsiones de autoconservación que“son pulsiones parciales destinadas a asegurar el camino hacia la muertepeculiardelorganismoyaalejarotrasposibilidadesderegreso 66 a lo inorgánico,que no sean las inmanentes.El organismo sólo quiere morir a su manera” (19). Con el envejecimiento se incrementan las dificultades para el pro cesamiento de los propios residuos tóxicos.También, con relación al “moririndividual”,sehacenecesariaunaapropiaciónpsíquicaporpar te del sujeto.Por lo tanto,la vida y la muerte constituyen procesos que adquieren dimensión humana,en la medida en que son subjetivables. Maldavsky describe el inicio del camino de la subjetivación de la siguiente manera: En suma,la aparición de un sujeto es coincidente con el surgimiento de la conciencia como lugar de cualificación,primero en términos de afectos y luego de impresiones sensoriales.Con la aparición de la cua lificación de un sentimiento, a la que Freud denomina matiz o tono afectivo, comienza el proceso de subjetivación (34). Figura 16. Muerte neuronal (apoptosis) 67 Las neuronas ψ son retenedoras de cantidad y alterables por el decurso de la excitación.Esta alteración constituye la memoria,que implica inscripciones en el inconsciente,que hacen tope a la circula ción cuantitativa. En 1896,Freud continúa transitando el camino desde el concepto de neurona al de representación. Este modelo neurobiológico se transforma en psicológico: P: son neuronas donde se generan las percepciones a que se anuda conciencia, pero que en sí no conservan huella alguna de lo aconteci do. Es que conciencia y memoria se excluyen entre sí. Ps:(signos de percepción).Es la primera transcripción de las percep ciones, por completo insusceptible de conciencia y articulada según una asociación por simultaneidad. Ic:(inconciencia).Eslasegundatranscripciónsegúnotrosnexos,talvez causales.LashuellasIcquizáscorrespondanarecuerdosdeconceptos, de igual modo inasequibles a la conciencia. Prc:(preconciencia).Eslaterceraretranscripción,ligadaarepresenta ciones-palabra,correspondiente a nuestro yo oficial (figura 18) (10). El signo inconsciente (Ic) es una estructura con cierta estabilidad (30),que se constituye como consecuencia de la ligadura de signos de percepción(Ps).Éstosúltimossonimágenesprovenientesdedistintos canalesperceptivos:cenestésicos,visuales,olfativosyauditivos.Laliga dura está a cargo de la libido. Sobre la compleja red representacional que se forma, operan los mecanismos de condensación y desplazamiento (proceso primario). Si bien se pone en juego una energía libre, se trata de una energía no caótica, que ya no opera de acuerdo con el principio de inercia. La cantidad circulante ha encontrado una nueva cualificación,a partir de la representación que opera como límite. Los remanentes excitatorios,no cualificados,serán el motor para sucesivas y futuras complejizaciones. Para Freud,la localidad psíquica implica espacios virtuales,en los que no se sitúa ningún componente material del aparato (13).Hoy se conoce que las diferentes redes neuronales, vinculadas a distintas funciones,sostienen el despliegue de hologramas no aprehensibles y superpuestos.A la luz de su teoría representacional,el aparato tiene 68 una dirección: de la percepción hacia la motilidad (figura 19). [...] el aparato obedeció primero al afán de mantenerse,en lo posible, exento de estímulos, y por eso, en su primera construcción adoptó el esquema del aparato reflejo,que le permitía descargar enseguida,por vías motrices, una excitación sensible que le llegaba desde afuera (13). Este simple dispositivo debe transformarse,como consecuencia del apremio de la vida que ejercen determinadas funciones.Frente al hambre,elniño“lloraráopatalearáinerme”.Estadescargaexcitatoria no producirá modificación alguna.El mecanismo de alteración inter na no cancelará la exigencia producida por la necesidad. El cambio, sólo se producirá cuando,a partir de la“asistencia ajena”y,en conse cuencia, de la acción específica, se produzca la experiencia de la vivencia de satisfacción,que anulará efectivamente el estímulo (figura 20). Con respecto a esta vivencia, Freud dice: Un componente esencial de esta vivencia es la aparición de una cierta percepción (la nutrición,en nuestro ejemplo),cuya imagen mnémica queda,de ahí en adelante,asociada a la huella que dejó en la memoria la excitación producida por la necesidad (13). La memoria celular es una característica por la cual la célula no puede convertirse en otro tipo. Las neuronas, como no se dividen, permanecen así hasta su muerte biológica.Pero,a través de los cam bios en la síntesis de proteínas pueden acumular memoria y nuevos aprendizajes en el cerebro. Los estímulos agudos, pero de corto plazo, tienden a producir modificaciones de carácter cuantitativo.Es decir,podrán aumentar o disminuir la densidad de los receptores (son moléculas proteicas complejas), y por medio de fosforilaciones proteicas actuar sobre la memoria de corto plazo. En cambio, los estímulos de largo plazo tienden a producir cam bios estructurales ya que modifican el código de transcripción gené tica y permiten por este mecanismo mantener la memoria a largo plazo, a través de la modificación proteica permanente. La memoria,que está sostenida por las redes neuronales del neo 69 Figura 17. Involución neuronal córtex,necesita para consolidarse (ser duradera) la intervención de las estructuras límbicas (sensorio-emocionales).Este efecto de con solidación se lleva a cabo en el tiempo por medio de la información que el neocórtex, toma de las vías córtico-límbicas. Lesiones produ cidas en estas estructuras producen amnesia retrógrada.Es en estas redes neuronales donde se almacena la información estable. Para lograrlo se debe modificar sus estructuras proteicas básicas.Y para ello es necesario que los cambios neuroquímicos que se produzcan sean duraderos. 70 Los mecanismos conocidos de neuroaprendizaje son la potencia ción de largo plazo (LTP,LongTerm Potentiation) y el kindling (tradu cido como “encendido”). • La potenciación de largo plazo (LTP) consiste en un gran aumento de las respuestas post-sinápticas,luego de estimulaciones pre-si nápticas continuas,sostenidas,breves y de altísima frecuencia.Si se produce una estimulación sostenida y breve, menor a un segundo,pero de frecuencia elevada (superior 100 Hz) fracasa el almacenamientomnémico.Pararepresentar estenivel de intensi dad se la podría equiparar al funcionamiento de un motor a 6.000 revoluciones por minuto, pero en el término de un segundo. Esta forma de“conservación”de la información,a tan elevada presión, no puede mantenerse. Sería imposible que un motor funcionase continuamente con tan altas “revoluciones”. Desde la clasificación neuronal freudiana este proceso remite a la imposibilidad de constitución de neuronas impasaderas-psi (ψ). En la medida en que todo el sistema se torna pasadero-fi (φ), el circuito representacional (memoria) no se estructura y,por lo tan to, no hay tope para la circulación cuantitativa. Sigue entonces predominando el principio de inercia. La potenciación de largo plazo (LTP) es un mecanismo muy impor tante para la fijación de los engramas mnésicos de largo plazo. Figura 18. Transcripción psíquica Los engramas son los cambios neuronales que se producen durante el proceso de fijación de la memoria, considerada como tal el registro,la fijación y la consolidación de una conducta apren dida. La LTP es un mecanismo de potenciación de la memoria para su 71 almacenamiento y depósito.Este refuerzo de la acción entre neu ronas pre y post-sinápticas es el soporte necesario para la función mnésica.La coactivación de dos neuronas en la sinapsis (de mane ra que la actividad de una se transfiera a la otra) constituye la base de la eficacia sináptica para el acuerdo y la neuroplasticidad neu ronal.Por lo tanto,deberá existir un sistema de señales retrógrado neuronal de estimulación pre-sináptica que se difunda desde la post-sinapsis.Se atribuye esta acción al óxido nítrico (NO), que se genera a partir de la enzima óxido-nítrico-sintetasa y es recaptado por la terminal pre-sináptica.Se demostró que la LTP existe en el hipocampoysecaracterizaporlafacilitaciónsináptica.Ladestruc ción del hipocampo produce amnesia, ya que para el funciona miento de la memoria se hace imprescindible la integridad de los circuitos emotivos.Se recuerda lo que se fija con bases emociona les. • El kindling es otra forma de actividad córtico-límbica.Se la puede producir, en animales de experimentación, con reforzamientos eléctricos,continuos y subliminales,que no causan convulsiones, hasta que la permanente repetición de éstos (en un determinado lapso) provoca en el animal una descarga convulsiva.A partir de aquí,aquel estímulo subliminal que no desencadenaba la convul sión es suficiente para producirla.A diferencia de la LTP,se produ Figura 19. Percepción - Motilidad ce con períodos de reposo entre los estímulos y una vez que se ha establecido tiende a permanecer.Se focaliza en las áreas límbicas y en particular en la amígdala. 72 Elkindlingpuedeserinhibidoporlostranquilizantesyanticonvul sivantes (barbitúricos, benzodiazepinas) y desencadenado por estimulantes químicos (alcohol,cocaína,anfetamina) y psíquicos. Recientemente se ha establecido que los componentes condicio nados de la sensibilización o kindling se relacionan con un aumen to de la liberación de dopamina en el núcleo accumbens. Figura 20. Huellas mnémicas La exposición repetida y subsecuente a factores estresantes incre menta la función dopaminérgica.Los bloqueantes dopaminérgi cos (antipsicóticos) bloquean el desarrollo de la sensibilización, pero no su permanencia a lo largo del tiempo. Las benzodiazepi nas actuarían de manera inversa. De manera similar a lo que ocurre en las convulsiones epilépticas con la descarga motora, en las crisis de pánico o depresivas, se facilitaríaladescargadelsistemalímbicoatravésdelascrisisemo cionales. Como en la epilepsia, donde cada neurona que puede descargarseeléctricamente“recluta”aotrasparaque“aprendan”a descargarse de igual manera,en el kindling sucede un fenómeno similar:descargas emocionales mínimas de algunas neuronas,en un comienzo, son luego propagadas a otras áreas, para producir descargas de mayor masividad e intensidad. Podría, entonces, atribuirse al kindling que miedos menores, fobias sin importancia,depresiones con causas desencadenantes manifiestas,aparezcan luego de algún tiempo con manifestacio nes clínicas de mayor intensidad.Solamente la representación del acontecimiento traumático puede producir descargas emociona 73 les, que tienen como fin la evacuación de la energía acumulada. ¿Hasta dónde puede considerarse a la subjetividad materna o a su falla factor coadyuvante con relación a los estímulos de largo plazo, capaces de producir cambios en la neurotransmisión o incluso modi ficaciones a nivel estructural? ¿Podría evaluarse a los caracteres de la relación temprana madre-hijo como determinantes en la estructura ción de las funciones pasaderas (fi) e impasaderas (psi) de las neuro nas? Enlodescritomásarribasobreconcienciaoriginariaseremarcóque su contenido remite al matiz afectivo y a la percepción.Sin estos conte nidos emocionales y perceptivos,todo lo vinculado al orden represen tacional fracasa.La excitación circula,no se constituye el tono afectivo ylasescasasinscripcionespsíquicasnopuedenhacertopealatransmi sión cuantitativa. Por el contrario, el esquema del aparato psíquico descrito por Freud muestra la constitución de los niveles representacionales: “Cuando la necesidad resurja,se generará un movimiento que inten tarárecargarlaimagenmnémicadeaquellapercepción(Ic) y producir otra vez la percepción misma (P) [...] restablecer la situación de la satisfacción primera” (13). La investidura de la primera satisfacción es la identidad percepti va,que se plasma en proceso alucinatorio.Este movimiento constitu ye el deseo (figura 21). Esta inscripción está articulada al sistema impasadero-psi (ψ), estructurado por neuronas aquejadas de resistencia y retenedoras de cantidad.La codificación genética,sumada a las percepciones soma to-sensoriales del mundo interno y externo,constituyen un engrama único y exclusivo para cada individuo.El hipocampo y el lóbulo tem poral son estaciones intermedias de las vías de la memoria, que se dirigen a la corteza cerebral.Ellas disponen neuroquímicamente de los mecanismos de potenciación de largo plazo. La frustración es la que marca el clivaje entre el proceso alucinato rio y el anhelo. El circuito del deseo se constituye así, en motor de búsqueda permanente.Pero este camino se encuentra sembrado de obstáculos. Si fracasan estas primeras ligaduras representacionales, existirá una seria dificultad en la instauración del principio del placer. Se hará evidente, entonces, el predominio del principio inercia, que 74 tiene por meta la descarga inmediata. La ausencia de las barreras anti-estímulos,para las excitaciones endógenas,tiene un carácter ineludible:son traumáticas.La inunda ción de estímulos en el aparato le plantean una tarea fundamental y previaalplacer:ligarpsíquicamenteestascantidades.Tantoelprincipio de inercia como el de placer tienen como objetivo el alivio de tensión. Pero, mientras el primero promueve la llegada al cero absoluto, el segundo pone en juego caminos zigzagueantes,complejos,posterga dos,plantearodeosydiferenciasquesólopermitendescargasparciales y acotadas. Desde el nacimiento,tal como Freud lo plantea en“Inhibición,sín toma y angustia” (20), la vida es trauma. Desde su primer asomo al mundo, el niño deberá hacer un trabajo de dominio permanente sobre las cantidades hipertróficas que lo asedian.Esta titánica tarea deberá ser llevada a cabo por un ser que surge a su existencia con un orden de indefensión no comparable con ninguna especie. Godino Cabas señala: Recordemos que el niño se halla en posición de indefensión, tanto materialcomosimbólica.Materialporcuantocarece.Innecesariosería precisar más porque la lista de las carencias sería tanlarga[...]Elham bre,la sed,el frío son exigencias que superan ampliamente toda posi bilidad de reacción del organismo del recién nacido.De ahí que la noa distintiva más definitoria sea la carencia.Simbólica,por cuanto mal podríadisponerdeunaorganizaciónrepresentacional,capazdesituar su “ser en el mundo”, si no hay ser, si lo que hay es falta-de-ser (23). Es a nivel de esta indefensión donde la función materna adquiere su auténtica dimensión.Ella es matriz de transformaciones,tanto en el ámbito biológico como psíquico. Desde la conciencia originaria, como núcleo de los afectos y de la sensorialidad, hasta llegar a los niveles más complejos de inscripción representacional, el contexto constituye el ingrediente esencial para la cualificación. 1-5. CARACTERES DEL VÍNCULO PRIMARIO Lacaptaciónporpartedelbebéremitealaatmósferaafectivaqueofre ceelcontexto.Ésteseconstituyecomoefectodevariadoselementos. 75 Entreellos,latramitacióncualitativadelosprocesoscuantitativosmater nos ocupa un lugar central. En la conferencia sobre“La angustia”,Freud plantea que en el acto del nacimiento se produce un agrupamiento de sensaciones displa centeras,mociones de descarga y sensaciones corporales.Ellas se han convertido en el modelo para los efectos de un peligro mortal y desde entonces son repetidas por nosotros como estado de angustia. El enorme incremento de los estímulos,sobrevenido al interrumpirse la renovación de la sangre (la respiración interna),fue en ese momen to la causa de la vivencia de angustia; por tanto, la primera angustia fue una angustia tóxica.El nombre de angustia (angostamiento) des taca el rasgo de la falta de aliento, que en ese momento fue conse cuencia de la situación real y hoy se reproduce casi regularmente en el afecto (18). En1925,reiteraráen“Inhibición,síntomayangustia”,queelestado de angustia se presenta como una nítida reproducción de una viven cia:el trauma de nacimiento.Vivencia arquetípica y paradigmática, cuya connotación queda determinada solamente por su carácter de modelo: “El peligro del nacimiento carece aún de contenido psíquico” (20). Y es justamente esta carencia la que otorga el carácter tóxico a la angustia.Ausenciadeunordenrepresentacional,cuyaexistenciaper mitiría la aparición de un carácter diferente de la angustia.Lo que se pone en juego entonces, es una enorme perturbación, ya que gran des sumas de excitación irrumpen.Entre el nacimiento y la tensión de necesidad existe, desde el punto de vista excitatorio, una analogía fundamental.En ambos casos,las magnitudes de estímulo alcanzan un nivel importante,sin que se las pueda dominar por empleo psíqui co;en ambas hay perturbación en espera de tramitación.Esta homo logación cuantitativa,nacimiento-tensión de necesidad,se quiebra con relación al carácter particular de la respuesta. En el primer caso, el cuerpo contesta en su realidad biológica a través de mecanismos de alteración interna.En el segundo,la presen cia de un otro se torna imprescindible para lograr la tramitación.Esta última se constituye como imposible para quien sufre la perturba ción,si no cuenta con un asistente que emparche su carencia material 76 y psíquica.El circuito madre-hijo se plasma como única posibilidad de salida. Spitz sitúa la comunicación de la díada a nivel de la recepción cenestésica, es decir, en relación a la sensibilidad profunda. Kreisler, Fain y Soulé señalan: Spitz define las categorías que engloban a los signos y señales recibi dos por el niño durante los primeros meses de vida:equilibrio,tensio nes (musculares y de otra índole),posturas,temperatura,vibraciones, contactos, ritmos, gama tonal, etc. [...]. Spitz piensa también que la madre recupera,durante el embarazo y el período que le sigue (sin duda,a raíz de las modificaciones hormona les,que demandan una redistribución de las catexias libidinales) una acuidad perceptual cenestésica que, por lo general, no tiene. De este modo, la mujer que amamanta a su bebé y que recobra una vivencia Figura 21. Identidad perceptiva nueva a través de la lactancia percibirá señales que se nos escapan (29). Vivencia de lactancia que también puede ser pensada con rela ción a la estructuración del aparato psíquico. GodinoCabas(23)señalaellugardelsenomaterno,enlafantasmá tica de la mujer que alimenta a su hijo,como soporte de su deseo hacia el niño.Esta imagen,en el inconsciente materno y sus efectos ponen en juego una dialéctica, imposible de exponer en términos biológicos o psicológicos en forma excluyente. La madre, en su sutil percepción, reaccionaalasseñalesdesubebé.Élnointentacomunicarnada.Esella 77 quiendaasumanifestaciónlaconnotacióndemensaje.Susrespuestas, lasseñalesquetransmite“lasmásricas,lasmejorpercibidasporelniño pequeño,las que ejercen una especie de presión constante y provocan un moldeamiento imperceptible e intangible,se producen en un regis tro, en una longitud de onda, podríamos decir, que el adulto ignora, porque están en relación directa con su propio cuerpo y el inconscien te”(29).Lasconductasoperatoriasmaternas,aquellasqueremitenalos cuidados manifiestos y concretos,no son las que el niño percibe mejor. Por el contrario,él capta las que son ajenas al control consciente de la madre. Los autores mencionados señalan que las informaciones emitidas y recibidas en estos momentos tempranos de la vida,entre los miem bros de la díada,están situadas en el plano neurofisiológico.El niño es receptor de aquellos aspectos vinculados a la regulación de los proce sos de alteración interna de este otro primordial.Es sobre todo en este nivel donde se produce la“transmisión neurofisiológica”a la que alu den los autores antes citados. Base biológica, que en el mejor de los casos,quedará como resto perdido en la organización materna.Rema nente cuantitativo, que cae de lo económico y que en su dimensión e intensidad, determinará su poder en la transmisión diádica. Si en la madre hay predominio de los mecanismos de alteración interna,el bebé se constituye en receptáculo de descargas cuantitati vas absolutas o relativas,que pueden ubicarlo como continuador en sí mismo de los aspectos no tramitados, o como compensador en el otro de estos elementos faltantes.En ambos casos,las consecuencias en la estructuración del aparato psíquico del bebé serán nefastas.Por el contrario,el proceso de complejización psíquica materna y su sos tenimiento,funcionan como garantía de no toxicidad para el bebé. La cualificación actúa sobre la regulación neuronal materna,reduciendo los procesos cuantitativos a su mínima expresión. Es entonces este equilibrio el que el bebé capta y el que garantiza su propia cualifica ción (figura 22). Una de las nociones básicas de nuestro trabajo es ésta:el recién naci do no puede regular una gran parte de los múltiples estímulos que recibe,y su madre debe comportarse como regulador para que aquel alcance la homeostasis” (29). Estos autores desarrollan sus hipótesis con relación a los trastor 78 nos funcionales del lactante con tensión no resuelta (cólico del primer trimestre,insomnio,mericismo,anorexia y vómitos,espasmo de sollo zos,asma,etcétera).Ellos definen dicho trastorno como síntoma que revela una enfermedad o un síndrome,producido por un disfunciona miento en el seno de una entidad más compleja:la díada,estructura da progresivamente por la relación madre-hijo. A partir de los estudios realizados con relación al paciente psico somático adulto (32, 33, 35, 46, 47), se llegó a una caracterización particular de su procesamiento psíquico.Más allá de las divergencias, en algunos casos importantes,entre estos autores,existe un denomi nador común:la seria dificultad y aún la imposibilidad en los trastor nos tóxicos de tramitación simbólica. Para el esquema freudiano ello significa:fallas a nivel de la consti tución de la conciencia originaria (en relación con las neoformaciones que son los afectos (32),como primera cualidad) y,consecuentemen te, el fracaso en la instauración de los sistemas representacionales inconscientes. El paciente psicosomático adulto es, en cuanto al manejo del simbo lismo inconsciente,un inválido porque sus medios de integración son deficientes [...].El bebé,cuyo psiquismo es embrionario,sería automá ticamente un enfermo psicosomático,dada su incapacidad evidente de integrar en un nivel psicológico los estados de tensión a los que está sometido (29). La madre ocupa aquí el lugar de pantalla protectora y, al mismo tiempo,es quien“presta”su aparato psíquico para la tramitación de las excitaciones.Este“préstamo”pondrá en juego la particular estruc turación subjetiva que la madre porta, creando efectos, tanto en la posibilidad cualificatoria de su hijo, como en la única e irrepetible configuración que adquieran los procesos que se cualifiquen. De acuerdo con las descripciones del Proyecto,cantidades de ener gía recorren el cuerpo de lo que será más tarde un sujeto.En el camino de su devenir,las marcas,los ritmos y las secuencias que provienen de un otro primordial, se constituyen en una de las vertientes determi nantes de esa futura estructuración. Los trastornos tóxicos (adicciones,afecciones psicosomáticas,epi lepsias),constituyen el extremo de una serie.Aquí,lo cuantitativo no 79 encuentra tope o la muerte se presenta como única posibilidad de hacer límite.Aquí lo excitatorio invade al cuerpo biológico en forma absoluta.Existen determinadas patologías que se caracterizan por diferentes grados y tipos de toxicidad a nivel del aparato neuronal. Contienen fallas relativas en la constitución de los órdenes cualifi catorios, y ellas obligan al sistema a permanecer en circuitos donde predominan neuronas y cantidades. En estos casos,la transmisión neuronal no se halla regulada (o lo está muy precariamente) por el procesamiento psíquico y, por lo tan to, se ponen en juego conducciones nerviosas inhibitorias o excitato rias.Sobreellasellábilaparatointentarádesarrollarnivelesdetrami tación como le sea posible.No se trata aquí de una descarga corporal directa, como ocurriría con cualquier patología orgánica, sino de un orden de exceso o de carencia a nivel del aparato neuronal. En estos casos,lastransmisionesquímicasseencuentranalteradas,enlamedi da en que no reciben modulación psíquica, y el sujeto recurre a los escuetos elementos que posee, en el afán desesperado de incluir un orden cualificatorio. En el otro extremo, la neurosis hace gala de su predominio cuali tativo,calla al cuerpo en su realidad material y biológica,mantenien do en silencio el proceso de neurotransmisión. 1-6. DORMIR Y SOÑAR: PARADIGMAS DE REGULACIÓN PSÍQUICA Los caracteres particulares del vínculo primario y la modulacióndelosneurotransmisores,involucradosenlavigilia-reposo, determinan los ritmos y las etapas específicas del dormir de cada individuo. El moldeamiento del dormir es efecto no sólo de la maduración neurofuncional,sino de la presencia de ciertos factores como el ritmo circadiano,el modo de vida,las adquisiciones psicomotoras y afecti vas (29). La función fisiológica del dormir se subsume progresivamente a su función libidinal. Desde la primera de estas funciones, el sueño debería aparecer cada día a una hora similar. Las oscilaciones de la 80 temperatura corporal o la secreción de hormonas también tienen un determinado ciclo. Si un proceso se repite a sí mismo en una unidad de tiempo,se lo llama rítmico o circadiano.Esta alternancia en el dor mir está mediada por neurotransmisores y hormonas facilitadoras (serotonina,interleuquinas,etc.) o inhibitorias del dormir (acetilcoli na, dopamina, adrecorticotrofina). La función libidinal absorbe,por así decirlo,a la fisiológica.Ella es efecto de la posición materna, que en su funcionamiento constituye (o por lo menos debería hacerlo) la nueva vertiente del circuito hípni co. Funcionamiento que no es más que cristalización de su narcisis mo. Propiciar en el bebé “serenidad, retorno al tono muscular de reposo y sueño”(29) constituyen los primeros eslabones para su futu ra regulación psíquica. De esta forma se propicia, desde el punto de vista neuroquímico, laproducciónequilibradadeneurotransmisoresfacilitadoreseinhibi dores de la actividad hípnica. Si a un sujeto adulto se lo aísla y se le suspenden los indicadores externos (alternancia del día y la noche, abolición de los horarios conocidos, etc.), se desincronizan los ritmos biológicos. Es decir, si se produce una anulación de diferencias,la regulación sueño-vigilia se modifica. El circuito sueño-vigilia exige un repliegue al narcisismo. Pero retornar a él,implica,en primera instancia,su constitución.Se hace imprescindible,en la vertiente del dormir,el aporte vinculado a la satisfacción de las necesidades vitales,que promueven reducciones cuantitativas,acallan los estímulos endógenos y,por lo tanto,facilitan el retiro al reposo. Pero además,la subjetividad materna pondrá en juego estímulos acordes o no a la precariedad del aparato psíquico del bebé, que pro piciarán u obstaculizarán el dormir. Irrupciones cuantitativas endógenas o exógenas impedirán la necesidad del retorno al reposo.Las excitaciones buscarán una vía de descarga, a través del principio de inercia, que provocará un dormir por agotamiento,pero sin recubrimiento libidinal.En el otro extremo, laausenciacompletadeestímuloslibidinizantespromoverándesvita lización, hipersomnia y el aspecto tanático del dormir. Maldavsky dice: Freud (“Esquema de psicoanálisis”) destacó que tal estado de reposo 81 corresponde a una regresión a la vida intrauterina, y quizá pueda entenderse dentro de esta constelación el hecho de que finalmente sustituyera su propuesta.El estado de dormir no corresponde por fin Cuadro 22. Regulación materna a la tentativa de realizar un deseo, sino más bien de consumar una pulsión.Es decir,Freud reemplazó el“deseo de dormir”,que había usa do a lo largo de toda su obra, por el de “pulsión de dormir” [...]. Pero, como ya lo expusimos, el egoísmo, la pulsión de autoconserva ción, tiene un doble valor: forma parte de Eros, pero en el seno de estas pulsiones de vida, es representante de la necesidad de morir individual.Este carácter mixto de la autoconservación,como repre sentante de una y otra de las pulsiones,permite pensar las funciones de la pulsión de dormir,por un lado como tentativa desintoxicante,y por el otro como tendencia a la abolición de las tensiones vitales (33). Delicado equilibrio,que promoverá un orden vital,en la medida en quepuedaneutralizarseeltanático.Elvalordesintoxicantedeldormir se plasma químicamente a través de procesos que restauran niveles hormonales y proteicos durante el período de reposo. Por ejemplo, el cortisol aumenta cerca de la mañana,la hormona de crecimiento y la prolactinatienenpicosdesecreciónnocturna,latemperaturacorporal tiene su valor mínimo en la madrugada.Todo ello es comprobable clí nicamente. Un adulto, en quien los ritmos biológicos del dormir se encuentraninstaladosyafianzados,puedesinembargovivirdesregu laciones como efecto de determinados estímulos. Por ejemplo, los desplazamientos aéreos rápidos al este y oeste de más de 4 o 5 horas disocian los ritmos cronobiológicos endógenos (secreción de hormo nas) de los exógenos (por ejemplo: momento de aparición de la clari 82 dad matutina solar). Ello produce malestar psíquico e insomnio. La normalización o adecuación a un ritmo original o nuevo varía según los individuos entre 1 y 15 días. Por lo tanto, la presencia de no diferencias o la irrupción de nue vos y fuertes estímulos provocará trastornos en el proceso circadiano (desde un punto de vista químico y psíquico). Si bien el adormecimiento pone en juego un centro nervioso y una función central que adormecen,se hace necesario su libidiniza ción por parte de la madre, para que esta función pueda autorregu larse progresivamente. Dice Sami-Ali: “Toda perturbación precoz que participe de lo psí quico y de lo somático se impregna de este clima donde ya las funcio nes fisiológicas elementales, incluso a veces la respiración, están mediatizadas por una figura materna” (47). Es un hecho constatado que el sueño paradójico, desincronizado (D)oREM(RapidEyeMovements:movimientosocularesrápidos)está presente aún antes del nacimiento, sí bien no con anterioridad a las 28-30 semanas de vida intrauterina.Ello significa que este funciona miento, que es el soporte de la actividad onírica, está presente con anterioridad a la aparición de los sueños. La movilidad ocular es característica en el oculograma.Se observa aumento de la presión arterial y de la frecuencia respiratoria,relaja ción muscular,erección del pene.La circulación cerebral se encuentra aumentada en comparación con la de la vigilia,lo cual indica su inten so metabolismo cerebral. La sustancia reticular,que se extiende des de el bulbo hasta los núcleos talámicos, pasando por el hipotálamo, recibe impulsos de vías somato-sensoriales,los que son transmitidos al cerebro,que pasa así a este particular“estado de vigilia”.Si se des truye la formación reticular,los animales de experimentación duer men en forma permanente. El sueño ocupa casi el 70 % del día de un niño, y del 40 al 50 % de ese sueño está dedicado al sueño REM que puede disminuir al 15 % en los gerontes. Nótese la importante diferencia de porcentajes en ambos extremos de la vida. Ello puede relacionarse, desde el punto de vista neuroquímico,con la necesaria intensificación del metabolis mo cerebral durante las primeras etapas vitales. Para Freud existen dos funciones del sueño.La primera vinculada a las ligaduras psíquicas,que propician la transformación de energía 83 caótica e irrumpiente en proceso primario (condensación y desplaza miento). La segunda corresponde al cumplimiento de deseos. El incremento metabólico cerebral podría vincularse a la primera fun ción del sueño. Este hecho parece confirmarse en la medida en que mientraselniñocrece,disminuyelacantidaddelsueño REM,estabili zándose en un 20-25 % del total del sueño nocturno hacia el final de la adolescencia. El sueño ortodoxo, sincronizado (S) o no-REM (Non-Rapid Eye Movements:sin movimientos oculares),se caracteriza por ondas len tas y amplias.No hay movilidad ocular,la circulación cerebral es simi lar a la de la vigilia y el ritmo cardíaco es regular.Tiene cuatro etapas de profundización (figura 23): Etapa 1: es de transición entre la vigilia y el sueño. Etapa 2:está definida por la presencia de usos de sueño y Comple jo K. El Complejo K está constituido por una onda negativa de gran amplitud seguida de forma inmediata por una onda positiva. Etapas 3 y 4:dominadas por ondas lentas,aparecen rápidamente al comenzar el proceso de dormir,en las personas que se han cansado intensamente durante el día. Estos estadios están vinculados a la síntesis de proteínas y del ARN. Durante este período se pueden registrar valores elevados de hormona de crecimiento,prolactina y hormona luteinizante.La hor mona de crecimiento acelera los procesos de regeneración y creci miento en todos los tejidos. Estas etapas se prolongan si durante el día se realizaron ejercicios físicos intensos,se sintió hambre o se ingi rieron anfetaminas u otros anorexígenos.El incremento de la secre ción de la hormona tiroidea produce iguales efectos. El sueño no-REM se va estructurando desde el nacimiento y con el correr de los meses, siguiendo las pautas de la maduración cere bral.En la medida en que éstas se definen van cambiando las propor ciones entre el sueño no-REM, REM y vigilia. Cuando el individuo adulto se está por despertar (etapa 2 del sue ño no-REM),aparecenlos ritmosREM.Existe aquí una abolición com pleta del tono muscular. Puede desplegarse todo tipo de “actividad onírica” en la medida en que el polo motor se encuentra cancelado. De allí su nombre: sueño paradojal. El trabajo del sueño que se suele encontrar en las estructuras neu 84 róticas (desplazamiento, condensación, figurabilidad y su carácter simbólico), es el efecto de un aparato psíquico que ha logrado una complejización,sostenido en una función fisiológica.Complejización que, por supuesto, no encontramos en el bebé. La función de“guardián del dormir”,que Freud atribuye a la activi dad onírica debe ser puesta en juego, en un primer momento por la madre. El bebé es incapaz de soñar. Ello es comprensible, debido a la precariedad de los niveles de inscripción psíquica.Las huellas,son un efecto de restos de vivencias. Éstas, una vez inscriptas, podrán ser recargadas a través del movimiento deseante. El proceso alucinatorio está ligado en un primer momento a sen saciones“sensoriomotoras o eróticas elementales,inseparables del soma y,quizás,también a modificaciones somáticas”(29).Sobre ellas se irán acoplando inscripciones vinculadas a signos perceptivos y lue go a signos inconscientes. El proceso alucinatorio originario es la primera elaboración men tal, cuya heredera es la actividad onírica. El acunamiento, tomado como paradigma, remite a una estimulación capaz de calmar una tensióninterna,quefacilitalaregresiónalnarcisismoprimariopropia del dormir. El bebé debería ser capaz de alucinarlo al cabo de cierto tiempo. El organismo regula por sí mismo, lo que antes era regulado desde el exterior[...].Larealizaciónalucinatoriadedeseo,alconvertirseensue ño,se transforma en un sistema de regulación interna,dando lugar a una función esencialmente mental (29). La sustancia productora del sueño (SPS) es endohipnótica.Se cree que se sintetiza en la glia,considerada hasta hoy una partenaire silen ciosa de la neurona.La posibilidad de autoproducir la SPS está deter minada por la capacidad materna de investir libidinalmente los pro cesos neuronales.De esta manera,ella propicia el repliegue narcisista necesario para el dormir,proceso que luego podrá realizar el niño por sí mismo. Elinsomniopersistenteylapesadillaarepeticiónconstituyenpro cesos diferentes,pero con un denominador común:la dificultad en el logro de una autorregulación psíquica.El sustrato de esta regulación comprende la puesta en juego de determinados neurotransmisores. 85 Su activación o inhibición es a su vez efecto de los caracteres particu lares de la díada. Por ejemplo, se hace necesario que en la etapa del sueño paradojal haya una descarga tónica de las neuronas colinérgi cas (inhibidoras del dormir), y una suspensión de la descarga de las neuronas noradrenérgicas y serotoninérgicas (facilitadoras del dor mir). La serotonina (5-HT) es prohipnótica e interviene en la formación de un péptido endógeno inductor del sueño (por lo tanto, es hipnóti ca por sí misma y por su contribución a la síntesis de este ligando endógeno) e inhibe la acción post-sináptica de la dopamina. La noradrenalina,por su acción sobre los receptores alfa-1,alfa-2 y beta-2, es prohipnótica. La dopamina tiene una actividad provigilia.(Véase el capítulo 3, sobretrastornodelirante.Allísedetallanlascaracterísticasparticula res de los vínculos tempranos,como uno de los determinantes funda mentales con relación al incremento de la actividad dopaminérgica en las estructuras subcorticales). De hecho, algunos antipsicóticos (bloqueantes dopaminérgicos) tienen efecto hipnoinductor. La histamina es provigilia (los antihistamínicos, al bloquear los receptores H1, producen somnolencia). Elácidogamma-aminobutírico(GABA),esprohipnótico,inhibidor del sistema nervioso central,actúa sobre el receptor gabaérgicoA o B y facilita la acción presináptica de la serotonina. Los péptidos opioides son prohipnóticos, mientras se cree que la colescistoquinina, al ser ansiogénica-panicogénica, es provigilia. La melatonina tiene mayor liberación nocturna,es prohipnótica y capaz de revertir el efecto jet-lag (insomnio producido por una altera ción cronobiológica en aquellas personas que efectúan viajes inter continentales). El sistema inmunológico también participa de algunas relaciones con el sueño.Los liposacáridos y el muramilpéptido,presentes en las paredes bacterianas, inducen un aumento del sueño no-REM y un descenso del sueño REM. Las citoquinas, como el factor de necrosis tumoral (FNT),la interleuquina (IL-1) y los interferones aumentan el sueño no-REM y disminuyen o no afectan el sueño REM. Enalgunospacientesquepresentanpatologíasorgánicas,ladismi nución de los valores del sueño REM se encuentra en relación directa con la ausencia de compromiso subjetivo en la vida onírica (47). La 86 ausencia de afectividad materna impide la constitución de ritmos pro pios y degrada el dormir a una conducta de carácter meramente fisio lógico sin revestimiento libidinal. 1-7. LA NOSOGRAFÍA FREUDIANA El eje de la clasificación freudiana remite a un funcionamiento y a una etiología específicos: enlasneurosisactuales,aunadisfunciónsomática;enlaspsiconeurosis, a un conflicto psíquico. La descripción metapsicológica precedente es el efecto de la clíni ca freudiana.La clasificación nosográfica vigente en los desarrollos freudianos es: Neurosis actuales: –neurastenia –neurosis de angustia –hipocondría Psiconeurosis de transferencia: –histeria –fobia –neurosis obsesiva Psiconeurosis narcisistas Designaaquelloquelapsiquiatríadelaépocadenominabapsicosis. Freud estableció la sintomatología característica de cada uno de estos cuadros y el modo de funcionamiento psíquico particular de cada uno de los grandes grupos.En el origen está la excitación.A par tir de ella se irá estructurando un aparato que determinará una parti cular elaboración (procesamiento) de esta excitación (energía).El eje de la clasificación freudiana,pasa por un funcionamiento y una etio logía:en las neurosis actuales una disfunción somática;en las psico neurosis, un conflicto psíquico. El origen de las primeras no debe buscarse en situaciones infantiles sino en el presente.Los síntomas no constituyen una expresión simbólica y sobredeterminada, sino que resultan de la falta o inadecuación de la satisfacción sexual (genital). 87 En las neurosis actuales, el trauma no queda articulado en dos escenasseparadaseneltiempo.Lasvivenciasinfantiles,separadasde la adolescencia por el período de latencia, no se resignifican a poste Figura 23. Etapas del sueño riori. En las psiconeurosis,el trauma sexual infantil queda“escondido” durante el período de latencia.En la adolescencia,con el resurgimien to de la sexualidad, la experiencia temprana es resignificada. El término actual que nombra a la neurosis remite a un presente, que anula el a posteriori. El trauma no queda aquí articulado a la puesta en juego de dos escenas separadas en el tiempo que propicia ríanunahistorización.Enlaspsiconeurosis,encambio,seescenificala historia.Historia que implica a la memoria y,por lo tanto,a la posibi lidad del olvido.Hay un olvido por ausencia de memoria preconscien te y es ahí donde“la historia carga sus dados”(25).La actualidad de las neurosis actuales remite a la imposibilidad del olvido. Freud revoluciona el concepto de memoria desde los recuerdos encubridores.No se trata de recordar por importante,sino que la pre sencia de inscripciones inconscientes y de los mecanismos del proce so primario que sobre ellas operan dan cuenta de un movimiento psíquico continuo.Las neurosis actuales quedan fuera de este circui to. Por lo tanto, en estos cuadros se da un cortocircuito que determi na que la cantidad no adquiera la cualidad que la transforme en psí 88 quica. Para Freud, la tensión endógena, cuya fuente se sitúa en el cuerpo propio,necesita de la acción específica que impida que se siga produciendo excitación en los órganos terminales correspondientes. La tensión endógena crece, y sólo a partir de cierto umbral es valori zada psíquicamente.Entra entonces en relación con cierto grupo de representaciones (10). A partir de cierto valor,una excitación (tensión) despierta libido. En la neurosis de angustia,por ejemplo,la tensión física crece,“alcan za su valor de umbral, con el que podría despertar afecto psíquico, pero por razones cualesquiera, el anudamiento psíquico que se le ofrece permanece insuficiente,es imposible llegar a la formación de un afecto sexual,porque faltan las condiciones psíquicas” (8). Entre estas “razones” figuran: 1) un desarrollo deficiente de la sexualidad psíquica (los neuróticos actuales son individuos en quienes“previa mente la sexualidad no era fuerte”.Esta debilidad se vincula a la difi cultad en el pasaje del cuerpo biológico al erógeno); 2) una enajena ción habitual entre sexualidad física y psíquica (ella indica la imposi bilidad de“producir un cuerpo en el que se pierda el organismo”) (21). El circuito de las neurosis actuales se desarrolla en la esfera somática. Existe una suerte de conversión en la neurosis de angustia,similar a la de la histeria.En la histeria,es una excitación psíquica la que entra por un camino “falso”, pero histórico. En la neurosis de angustia es una tensión física la que no puede transitar por lo psíquico, por lo cual permanece en el camino físico. Freud plantea: [...] las neurosis actuales testimonian una inequívoca semejanza con los estados patológicos generados por la influencia crónica de mate rias tóxicas extrañas y por el brusco retiro de ellas, vale decir, con las intoxicaciones y los estados de abstinencia.Todavía más se aproxi man estos dos grupos de afecciones por la mediación de ciertos esta dos, como el de la enfermedad de Basedow, que hemos aprendido a atribuir a la acción de materias tóxicas,pero no a unas toxinas que se introducirían en el cuerpo como agentes extraños, sino que son engendradas por su propio metabolismo [...]. Los problemas de las neurosis actuales, cuyos síntomas probable mente nacen por un daño tóxico directo, no ofrecen al psicoanálisis puntos de abordaje; en muy poco puede contribuir a su esclareci 89 miento, y tiene que abandonar esta tarea a la investigación médicobiológica (17). A lo largo de su obra Freud remarcó el carácter mixto de su clínica diaria.Yasísubrayalaarticulaciónentreneurosisactualesypsiconeu rosis: El síntoma de la neurosis actual suele ser el núcleo y la etapa previa del síntoma psiconeurótico.Este“núcleo tóxico”cumple entonces“el papel de aquel grano de arena que el molusco ha envuelto con las capas de madreperla (17). Hoy se puede considerar que los procesos neurobiológicos ocupan el lugar de ese “núcleo tóxico”, sobre el que se desarrollan diferentes capas afectivas, sensoriales y representacionales. 1-8. SOBRE LA CAPTACIÓN ECONÓMICA Laspulsionesdevidaquedandeterminadasporelaportedenuevas magnitudes de estímulo y por la puesta en juegodediferenciasvitales.Lafunciónmaternatieneasucargolaneu tralización del regreso a lo inercial. El experimento de Woodruff, descrito por Freud, demuestra que las crías de un infusorio ciliado colocadas en agua renovada con determinados nutrientes impiden el envejecimiento.La copulación también produce un efecto similar (19). La conclusión de esta expe riencia indica que los infusorios se dañan por los propios productos metabólicos de desecho. Freud señala: “Abandonado a sí mismo, entonces, el infusorio muere de muerte natural por la imperfecta eliminación de sus pro pios productos metabólicos;pero quizás todos los animales superio res mueran, en el fondo, por esa misma incapacidad” (19). Desde la perspectiva de las pulsiones de vida, se plantea la nece sariedad del encuentro con lo diferente, pero afín, para evitar la muerte por el contacto con los propios deyectos. Si esto no ocurre se produciría un predominio de los mecanismos de alteración interna, 90 que llevan al cumplimiento del principio de inercia.Por el contrario, del enlace con lo nuevo surge una diferente unidad química, que luego dará lugar a una anímica (32). Si el carácter fundamental de la pulsión es el esfuerzo inherente de lo orgánico vivo de reproducir un estado anterior, lo “vivo” debe resignar esta tendencia,como efecto del influjo de fuerzas perturba dorasexternas.Estasúltimasseríanelcontrapesoquepermitiríacon trarrestar la tendencia de la pulsión de muerte originaria. Freud sostiene que el carácter conservador de las pulsiones hace que su tendencia sea el retorno a un estado antiguo,inicial.“La meta de toda vida es la muerte;y,retrospectivamente:lo inanimado estuvo ahí, antes que lo vivo” (19). Por lo tanto, el “regreso” es inherente a la pulsión. Se trata, entonces, de evaluar el posible reemplazo a este retorno inercial,por una construcción de rodeos más y más complica dos, antes de alcanzar la meta de la muerte.“Acaso son estos rodeos parallegaralamuerte,retenidosfielmenteporlaspulsionesconserva doras,los que hoy nos ofrecen el cuadro de los fenómenos vitales”(19). La construcción de rodeos genera la demora del retorno a lo inercial. Esta tardanza se constituye como efecto del aporte de diferencias mediatizadas por la subjetividad materna. Si el aporte de diferencias se erige como camino neutralizador de la pulsión de muerte,la otra vertiente cualificante de este proceso se pone en juego por la tramitación (también materna) apaciguante. Estaúltimacontrarrestaelcaráctertraumáticodelosestímulosendó genos. Este delicado equilibrio se rompe con facilidad cuando se eri ge un intenso incremento estimulatorio imposible de tramitar o pro cesar.Esta diferencia absoluta no tiene“afinidad”,no respeta los rit mos endógenos del bebé y funciona como excitación arrasadora que rompe o imposibilita la constitución de la barrera antiestímulo. El organismo toma pequeñas muestras del mundo circundante para orientarse y reconocer el carácter de los estímulos externos.Su principal objetivo es protegerse de las invasiones cuantitativas. La construcción de la protección antiestímulo, que opera como un envoltorio especial o membrana, permite tomar cantidades peque ñas del mundo externo. Los afectos pueden aparecer, entonces, como un primer conteni do de conciencia, siempre y cuando se haya logrado constituir esta pantalla.A partir de esta coraza, los estímulos pueden propagarse, 91 reducidos, limitados y discontinuos. La diferencia entre procesos y estímulos es que estos últimos, constituyen un recorte de los prime ros (figura 24). El carácter cualitativo del estímulo está determinado por un perío do particular del movimiento neuronal.Freud plantea aquí una fór mula enigmática. Si bien este período no es homólogo al del estímu lo,“mantiene con éste cierta relación con arreglo a una fórmulareduc tora que ignoramos” (11). Winnicott sostiene que lo nuevo debe ser incorporado en peque ñas dosis dentro de un marco conocido (5). La madre, como mediati zadora de excitaciones externas y ubicándose ella misma como estí mulo indiferente,facilita la aparición de los contenidos cualitativos de su hijo.Pero el circuito de estimulación externa se constituye tan sólo como ejemplo y efecto de otro más profundo, que tiene sus raíces en la subjetividad materna. La acción específica se instala sobre el mecanismo de alteración interna (acciones autónomas) y lo modifica.Se produce una transfor mación del principio de inercia al de constancia.Este último operará, incluso,sobre aquellos mecanismos que tienen autorregulación bio lógica a lo largo de toda la vida (actividad respiratoria,cardíaca,hor monal, etcétera). La actividad cardíaca, por ejemplo, se mantendrá equilibrada por el principio de constancia (regulador de la autocon servación),sólo en la medida en que se neutralice la tendencia origi naria del aparato a regresar al punto cero. Desdeelorigen,laestructuraciónpsíquicamaterna operará“inten tando”evitar el retorno al cero.Este“intento”tiene su raíz en la propia estructura somática y psíquica de la madre.La placenta se constituye en un primer doble,que es más económico que representacional (33), ya que nos encontramos en los primerísimos momentos de la vida, cuando la futura estructura psíquica se plantea sólo como esquema lógico potencial.Con este doble se materializa una fusión de tipo físico y químico. En el apartado vinculado a los caracteres del vínculo primario se subrayó el nivel neurofisiológico como fundamental en la comunica ción de la díada. Este doble se caracteriza por sus funciones “protec toras,tróficas y desintoxicantes”(33).Para que esta fusión química se constituya en anclaje adecuado de la futura organización afectiva y representacional,deberá hacer que lo tóxico se transforme en trófico 92 (33). La madre,ubicada en el lugar de quien aporta estímulos,de quien inviste libidinalmente los procesos neuronales,acorde al ritmo de su bebé,genera diferencias capaces de ser tramitadas.Esta regulación produce una neurotransmisión química modulada que propicia el engendramiento pulsional. Los psicofármacos permiten un incremento o decremento de las sensaciones,según las acciones terapéuticas en una unidad de tiem po,que podrían llegar a reemplazar las primitivas fallas en el camino de la subjetivación. Si el aparato psíquico del adulto ha logrado una adecuada transformación de lo cuantitativo en cualitativo,facilitará este proceso en su hijo. Por el contrario,si esta situación se invierte,es el hijo quien queda ubicado en un lugar donde la madre drena lo tóxico (cuantitativo) (33). En tal caso, se hace imposible la captación con conciencia de los propios estados y la percepción del bebé se ubica sólo a nivel de los ritmos intracorporales ajenos. La toxicidad puede llegar a producir fallas a nivel de la neurotrans misión,trastornos en el sistema nervioso autónomo,en el eje hipotá lamo-hipófiso-suprarrenal, etc. La permanencia de esta toxicidad (estrés) o la incapacidad de la utilización de los mecanismos adecua dos de respuesta (distrés) producen trastornos psíquicos y físicos que incrementan dichas alteraciones. La llamada “ventana neuroendócrina del cerebro” se basa en la confirmación de que la secreción de hormonas por las glándulas peri féricas es controlada por las hormonas tróficas de la hipófisis, y a su vez éstas son estimuladas o inhibidas por la secreción de hormonas liberadoras o inhibidoras producidas en el hipotálamo.Estos factores de liberación o inhibición son regulados por neurotransmisores. El exceso de estímulos sin afinidad o,por el contrario,la ausencia de diferencias generan un mecanismo de perpetuación tóxico-quími co,que imposibilita o eventualmente dificulta la paulatina compleji zación psíquica. Sin llegar al extremo de que este proceso se torne absolutamente hegemónico, el núcleo tóxico permanece como telón de fondo,aun en aquellas estructuras que han logrado ciertos niveles de cualificación.Este“grano de arena”,de características tóxicas será envuelto por las complejizaciones psíquicas que la historia subjetiva permita poner en juego. Si la madre no ha realizado su función 93 “humanizante” el niño queda ubicado como soporte de la ausencia materna o de su presencia desbordante,lo que determinará la perpe tuación en sí mismo del circuito tóxico. 1-9. ARTICULACIÓN DE LAS HIPÓTESIS PSICONEUROBIOLÓGICAS Y PSICOANALÍTICAS La falla genética, sumada a los trastornos del vínculo primario,constituyeunobstáculoparalacreacióndeunsistemaequili brado a nivel de la neurotransmisión que propicie la constitución subjetiva. Encuantoalashipótesisneurológicasypsicoanalíticas,Maldavsky señala lo siguiente: Las hipótesis neurológicas quedan ubicadas para Freud en un lugar específico en el marco de la teoría psicoanalítica,y lo mismo podemos decir respecto de la biología. A esta última Freud le adjudicó gran importancia cuando procuró describir en qué consiste un cuerpo como fuente pulsional [...]. A lo largo de su obra,Freud hizo referencias al sistema nervioso en su especificidad y parecería que la articulación entre ambos conjuntos de hipótesis (neurológicas y psicoanalíticas) es especialmente fecunda cuando se deben encarar problemas teóricos y clínicos como el surgi miento de la conciencia y la subjetividad,el de los componentes autis tas,el de los estallidos de dolor orgánico,o el de las neurosis traumáti cas, por ejemplo [...]. Quizás si prestamos mayor atención a los conflictos y nexos entre psi coanálisisyneurociencias,nosvolvamosalavezmássensiblesrespecto del valor de los aportes de la biología moderna (34). “Los conflictos y nexos”entre ambas disciplinas obligan a pensar en sus puntos de intersección. El concepto freudiano de series complementarias que se plantea en la conferencia 23 (16) remarca la importancia del período infantil como doble (figura 25). La disposición innata o vivenciar prehistórico constituye uno de los elementos de la serie de la predisposición.Fue únicamente en este factor donde la biología se ancló durante mucho tiempo para explicar 94 lasenfermedadespsiquiátricas.Ellassesustentaronenlosdesarrollos teóricos de las leyes de la herencia (Mendel, en 1866), de la transmi sión de los rasgos genéticos sexuales a través de los cromosomas (Morgan, en 1910), y del descubrimiento de Watson y Crick (1953), quienes demuestran que elADN tiene la propiedad de autoduplica ción. Hoy sabemos que del 100 % del genoma (mapa de genes) un 75 % de genes son únicos y otro 25 % se encuentran repetidos. De ese 75 %, sólo un 13 % se replican (se autocopian) a partir de sus bases de nucleótidos. Se puede decir,entonces,que existe una barrera biológica donde, por causas que aún desconocemos, sólo se replican pocos genes que tienen una doble función: a) Una función constante: incluida en las células sexuales,no regula da por los“estímulos externos”.La fidelidad con la cual se replican y se transmiten es casi perfecta y no son influidos por el estrés. Pueden ser alterados sólo por mutaciones (radiaciones,cambios ecológicos,sustancias químicas tóxicas,etcétera).La alta especifi cidad de esta función permite determinar la secuencia de los ami noácidos,que hará que cada célula tenga una propiedad específi ca,cuya organización permitirá también una respuesta específica (por ejemplo, cardíaca). b) Una función transcripcional: permite transcribir ciertos códigos genéticos específicos para determinar un fenotipo, es decir, la estructura,función y características biológicas de cada gen.Puede a través de esta propiedad tener el mensaje codificado para fabri car sólo un determinado tipo de proteínas.Estas proteínas son,a diferencia de las anteriores,influenciadas y reguladas por factores ambientales externos. Estos factores son“externos a la célula”,por lo tanto,pueden ser estímulos ajenos al organismo (caracteres del vínculo primario) o internos al organismo (neurotransmisores, hormonas, etcétera). Estos aspectos llamados epigenéticos son transmitidos “culturalmente”. La neurotransmisión sináptica influye sobre los genes que permi ten el mantenimiento de determinadas señales de comunicación.A su vez, los genes (a través del ADN) pueden cambiar las señales de comunicación, o el ritmo de las mismas (excitación o depresión neu 95 ronal),al poder influir sobre el funcionamiento de los neurotransmi sores. Los genes son influenciables por el medio. Una parte de su molécula está destinada a codificar determinadas proteínas. Ellas serán las encargadas de producir el adecuado funcionamiento de los circuitos cerebrales,que son el sustrato de los procesamientos psíqui cos. Lasconexionesyredesinterneuronalessonpropiciatoriasdeaspec toscualitativos(afectosyrepresentaciones)únicosparacadaserhuma no, ya que cada red crea, aprende y aprehende por sí misma y en una interrelación interactiva con su medio. La neurobiología molecular incluye ciertas situaciones vitales,a las que llama “factores estresores”, como determinantes de efectos biológicos, tan importantes como los que puede producir un gen anormal.Enpresenciadeesteúltimopuedenocurrir dos alternativas: 1) que determinadas personalidades funcionen como filtro de estos factores estresantes,pudiendo mitigar y desafiar al código genético; 2) que otras, operando como una lupa, aceleren o acrecienten los daños potenciales de los eventos vitales, los que actuarán sobre el gen, aumentando su capacidad para contraer la enfermedad (50). Por lo tanto,también para la neurobiología existe una determina Cuadro 24. Procesos y estímulos 96 da ecuación etiológica. La modulación del sistema neuroquímico es efecto de una complementariedad entre factores innatos (herencia) y vivenciasinfantiles(seriescomplementariasepigenéticas)(figura26). Se cumple aquí, tal como Freud lo desarrolló en su concepto de series complementarias,y los modelos de la moderna neurobiología lo confirman, un ordenamiento en una serie, dentro de la cual estos dos factores se presentan de tal modo que uno aumenta cuando el otro disminuye. Los factores estresores (que se vinculan a los caracteres del víncu lo primario) ocupan un lugar de privilegio respecto de la influencia que ejercen sobre el factor constitucional. La placenta,como primer doble,remite a la regulación y transmi sión química en la díada madre-hijo.Esta comunicación biológica se haceatravésde lasíntesis ymetabolizaciónde los neurotransmisores. Si aquísepresentanalteraciones,ellas sonefectodefallas enla organi zación rítmica de la transmisión química cerebral en esta díada.Estas fallasprimordialesconstituidascomonúcleotóxicoharánsuaparición en diferentes manifestaciones clínicas.Desde descargas netamente corporales(ataquesdeangustia,uotras),hastalafranjaconstituidapor los trastornos narcisistas psicóticos y no psicóticos.También aquí,la fallaenlaneurotransmisión(núcleotóxico)muestrasuplenapresencia como fondo de estas patologías.Esta falla de la neurotransmisión se constituyeindudablementeenunobstáculoalanecesariaeimprescin dible complejización psíquica. Se conoce que neuronas inmaduras,aún no desarrolladas plena mente, pueden llegar a suspender su crecimiento, como consecuen cia de noxas o por una inadecuada estimulación del medio ambiente (50).Las neuronas modifican dinámicamente sus conexiones y redes sinápticas a lo largo de la vida, como consecuencia de sus propios programas genéticos, del aprendizaje y de las experiencias vitales. La adecuada modulación en el sistema neuroquímico es base y soporte de los procesos que permitirán que las leyes que determinan la estructuración de los diferentes niveles de organización psíquica puedan cumplirse. Las dificultades maternas de tramitar y procesar sus propios estí mulos endógenos producen un estado de extrema excitabilidad quí mica y psíquica.Las fallas en la cualificación materna,como los tras tornos a nivel de la constitución de su subjetividad, producen un 97 incrementoestimulante.Estahiperexcitacióndesencadenaensuhijo una alteración neuroquímica particular (núcleo tóxico específico). La excitotoxicidad neuronal es el efecto de una elevadísima esti mulación,que puede llevar a la muerte neuronal.La exagerada pre sencia de ciertos iones y aminoácidos (ácido glutámico y calcio) determina que estas neuronas sean“excitadas para morir”.En el otro extremo, la ausencia de estímulos (madre psíquicamente muerta) promueve un núcleo tóxico vinculado a la inercia.Una neurona pue de morir por falta de estímulos,ya que no están presentes las sustan cias promotoras de su crecimiento (factor de crecimiento neuronal). Otra manera de alterar el código genético son los cambios que puede sufrir la región delADN llamada“el complejo mayor de histo compatibilidad”,que son proteínas que marcan a las células de mane ra tal que puedan reconocerlas entre las extrañas.Al no poder dife renciarlas (ya sea por alteraciones genéticas o por otro tipo de noxas), se genera la autodestrucción celular, como en las enfermedades autoinmunes (lupus, tiroiditis, etcétera). La falla genética,sumada a la patología a nivel del doble placenta rio, es un obstáculo para la creación de un sistema químico compati ble con el proceso de subjetivación. El objetivo del tratamiento psicofarmacológico es la regulación de los ritmos neuroquímicos,propiciando que el núcleo tóxico pueda ser reducido a su mínima expresión.De esta manera, se crea un espacio facilitador para la conquista de las dimensiones afectivas,sensoriales y representacionales, en el curso del proceso psicoterapéutico. Los psicofármacos actúan sobre elementos citoplasmáticos y nucleares de las neuronas elegidas (target o blanco). El objetivo es llegar al núcleo de la célula y transformar su código de información. Ello se lleva a cabo a través de sistemas enzimáticos (mensajeros intracelula res), que tratan de modificar la actividad génica. Los psicofármacos actúan a nivel de las vesículas pre-sinápticas,inhiben o estimulan los receptores pre o post-sinápticos y/o bloquean y/o facilitan la recapta ción de neurotransmisores.El sitio de acción de los psicofármacos es la sinapsis.Cada uno de los diferentes neurotransmisores puede ser alterado por los psicofármacos,por lo tanto,las neuronas pueden ser inhibidas o excitadas de acuerdo con el fármaco utilizado. Se puede esquematizar la acción de los psicofármacos como una interferencia que abarca desde la formación hasta la degradación de los neuro 98 transmisores.Como se observa en el cuadro (27),los mecanismos de acción de los psicofármacos son los siguientes: 1) Inhibicióndelasíntesis:.Ladopanosetransformaráendopamina, deestamaneraseimpidelasíntesisdenoradrenalina.Elantihiper tensivo alfa-metildopa provoca una inhibición de la síntesis cate colamínica y una reducción de los efectos presores periféricos.Se obtiene además un efecto sedante. 2) Producción de neurotransmisores falsos e inefectivos:.La alfa-me tildopaseconvierteenalfa-metildopaminayalfa-metilnoradrena lina que al reemplazar de forma equimolecular a la dopamina y a la noradrenalina ocupan los lugares de los receptores post-sináp ticos correspondientes a estos dos neurotransmisores,impidiendo su acción. 3) Depleción de los neurotransmisores intracelulares. Se pueden deplecionarlosdepósitosdenoradrenalinaexistentesenlasvesícu las del botón axónico terminal e impedir de esta manera la libera ción de catecolaminas.La reserpina tiene efectos antimaníacos y sedativos.Estaaccióndeplecionanteeradeutilidadenlosantiguos fármacos antihipertensivos. 4) Inhibición de la liberación del neurotransmisor.El agente antihi pertensivo guanetidina interfiere en la liberación de la noradrena lina en el espacio intersináptico. 5) Incremento de la liberación del neurotransmisor.La anfetamina y sus derivados incrementan la liberación de catecolaminas.De esta forma provocan acciones excitantes centrales. 6) Inhibición de la monoaminooxidasa intracelular.Los inhibidores de la MAO“A”y la MAO“B”provocan una mayor disponibilidad de sustanciascatecolamínicasparaserliberadasenelespaciointersi náptico. Figura 25. Ecuación etiológica de la neurosis 99 7) Inhibición de la recaptación.La recaptación de catecolaminas y de otras sustancias químicas en el botón sináptico representa una vía económica para la neurona,que almacena nuevamente el neuro transmisornoutilizado.Ungrannúmerodepsicofármacos,princi palmente los antidepresivos,bloquean este mecanismo.Se consi gue así una mayor disponibilidad de neurotransmisor a nivel de la sinapsis,lográndose la producción de un efecto excitatorio cateco lamínico. 8) Estimulación del receptor. No es una acción habitual.La apomor fina estimula los receptores dopaminérgicos, provocando una acción vomitiva específica,que encuentra aplicación terapéutica en las intoxicaciones agudas. 9) Bloqueo del receptor.Es el mecanismo habitual de los neurolépti cos.Bloquean los receptores dopamínicos post-sinápticos,provo cando una disminución de los impulsos excitatorios a nivel del sistema nervioso central. 1-10. CONCLUSIONES Lo que el psicofármaco pretende es restituir ritmos que propicien la cualificación. De esta manera contribuye a “corregir” una falla de carácter originario: aquélla relacionada con el sustrato químico del vínculo primario. Se ha intentado dar cuenta,a partir de los desarrollos freudianos y de los conceptos actuales de la neurobiología, de la necesariedad de un abordaje que se ubique por encima de falsas dicotomías. Los trastornos y las fallas de las regulaciones neuroquímicas han impedido que exista un suelo fértil,sobre el que se pueda sembrar las semillas de la subjetividad. Crear un espacio adecuado para que la palabra emerja sólo será posible restableciendo o generando una estabilidad cuantitativa psiconeuroquímica, propiciadora de un encuentro con la propia identidad. La aspiración psicoterapéutica marca su derrotero por el esquema del deseo (neurosis).Lamentable mente,la experiencia clínica cotidiana muestra que no todos los que sufren se ubican dentro de esta estructura. Las psicopatologías que caen fuera de este circuito promueven interrogantes sobre las vicisitudes particulares,que en cada caso pro dujeron trastornos que impidieron que el deseo se constituyera como causa. 100 Los seis casos clínicos (pánico, síndrome delirante, depresión, trastornos maníaco-depresivo,esquizoafectivo y fronterizo o border line) que componen las siguientes presentaciones son aproximacio nes paradigmáticas, que no agotan la pluralidad y la diversidad de las fallas en la estructuración de la subjetividad. Elabordajeinterdisciplinariohacenecesariaunaconfluenciadiag nóstica psiquiátrica y psicodinámica (figura 28). Desde el punto de vista psicofarmacológico para efectuar un tra tamiento y seguimiento adecuados es útil un modelo diagnóstico y clasificatorio.Este modelo fue realizado a través del Manual Diagnós tico y Estadístico de losTrastornos Mentales (DSM-IV),que utiliza cin co ejes característicos: 1) Eje I.Trastornos mentales principales: se incluyen aquí todas las enfermedades psiquiátricas.Engloba las de la infancia,la niñez y la adolescencia.Excluye los trastornos de la personalidad y los del retraso mental. 2) Eje II.Trastornos de la personalidad: comprenden todos los tras tornos de la personalidad y el retraso mental.Se incluyen aquí los mecanismos de defensa y las características desadaptativas.Si el motivo de consulta y el de la enfermedad mental principal corres ponden a este eje, se debe aclarar que es el diagnóstico principal de la enfermedad. 3) Eje III.Enfermedades médicas: abarcan aquellas enfermedades médicas que son relevantes para la comprensión del trastorno mental del enfermo.Si la alteración mental es una consecuencia de la enfermedad médica, se la clasifica en el eje I, como un tras torno mental debido a enfermedad médica. 4) EjeIV.Problemasfamiliaresypsicosociales:enesteejeseregistran Figura 26. Series complementarias epigenéticas los problemas sociales y ambientales que afectan el tratamiento y pronóstico del enfermo mental (familiares, sociales, educativos, laborales, etcétera). 101 5) EjeV.Evaluación de la actividad global: se realiza habitualmente con una escala para medir la actividad psicosocial, la social y la laboral, para evaluar y predecir la evolución del trastorno. Desde el punto de vista psicodinámico y psicopatológico no existen estrictamente diagnósticos fenomenológicos. Se tomarán en cuenta las siguientes dimensiones como ejes ordenadores: 1) Manifestaciones clínicas:síntomas observables.Sobre todo,aqué llos incluidos en el discurso del paciente. 2) Fijaciones libidinales:son aquéllas vinculadas a inhibiciones con relación a la circulación de la libido por las distintas zonas eróge nasdominantes.Implicaadherenciaaunaorganizacióncaracteri zada por un modo particular de satisfacción,por un tipo de objeto libidinal parcial, por una determinada meta, etc. Las fijaciones libidinales pueden ser: –Exctitación somática (descarga); –Oral primaria (succionar); –Oral secundaria (devorar); –Anal primaria (perder, aniquilar, expulsar); –Anal secundaria (retener); –Fálica (premisa universal del falo: tenerlo o no-tenerlo). 3) Fijaciones yoicas: corresponden a inhibiciones vinculadas a la génesis y estructuración de la relación del sujeto con el mundo exterior: –Yo real primitivo:distingue interior y exterior.El mundo exterior es indiferente y relaciona con el sujeto las sensaciones de placer y displacer. –Yo placer purificado: el sujeto coincide con lo placentero; y el mundo exterior, con lo displacentero. –Yo real definitivo: el sujeto intenta encontrar en el mundo exte rior un objeto que corresponda a la representación del objeto perdido. 4) Núcleo tóxico:está constituido por las desregulaciones cuantitati vas,que no pueden ser procesadas psíquicamente (se tomarán los trastornos, con relación a la psiconeurobiología). 5) Defensas:el yo apela a diferentes mecanismos en función del con 102 flicto fundamental (yo-pulsión;yo-realidad exterior;yo-superyó). Lasdefensasson:larepresión,ladesmentida,ladesestimación,las desestimaciones del afecto y del superyó, etc. La presencia de diferentes corrientes psíquicas determina que diversas defensas puedan combinarse en cada caso. 6) Comorbilidad:enfermedades que acompañan a cada una de estas estructuras. 103 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Aguinis,M.;Avenburg,R.;Fiorini,H.;Klimovsky,G.;Moizeszowicz,J.,yVia le,G.:“Psicofarmacología,psicoanálisisypsicoterapias.Aciertos,dificulta des y problemas de la práctica clínica y teórica”, Actualidad Psicológica, 18, n° 198, 1993. 2. AmericanPsychiatricAssociation:DSM-IV.ManualDiagnósticoyEstadísti co de los Trastornos Mentales, Barcelona, Masson, 1995. 3. Bear,M.;Connors,B.,y Paradiso,M.: Neuroscience.Exploring the Brain, Baltimore, Williams & Wilkins, 1996. 4. Breuer,J.:“Parte teórica”,en Estudios sobre la histeria (Breuer y Freud), Buenos Aires, Amorrortu, Tomo II, 1986. 5. Davis,M.yWallbridge,D.:Límite y espacio.Introducción a la obra de D.W. 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Equivalencias entre la nosografía freudiana (1894) y la DSM-IV (1994) Neurosis actuales Neurastenia a Neurosis de angustia aguda b Neurosis de angustia crónica c Hipocondría NOSOGRAFÍA SEGÚN EL DSM-IV Trastornos de ansiedad NOSOGRAFÍA SEGÚN FREUD Psiconeurosis de transferencia d Histeria de conversión e Histeria de angustia f Neurosis obsesiva Crisis de angustia (panic attack) Trastorno de angustia sin agorafobia e e e e Agorafobia Trastornos f Obsesivo-compulsivo Por estrés post-traumático Trastorno de angustia con agorafobia b Por ansiedad generalizada Agorafobia sin trastorno de angustia Debido a enfermedad médica Fobia específica (animal, ambiental) De ansiedad inducido Fobia social por sustancias De ansiedad no especificado d De somatización: histeria o síndrome de Briquet, polisintomático. Trastornos somatoformes Psiconeurosis a b b d De conversión: síntomas no explicados de las disfunciones voluntarias o sensoriales, que sugieren enfermedad médica o neurológica. c Somatomorfo indiferenciado: síntomas físicos sin explicación c durante 6 meses. Hipocondría: miedo de tener ideas o de padecer enfermedades. Dismórfico corporal: preocupación de defectos imaginarios en el cuerpo. Trastornos por dolor (psicológicos o asociados a enfermedad médica). Somatomorfo no especificado: síntomas somáticos que nocumplen otros criterios. g Psiconeurosis narcisísticas g Trastornos del estado del ánimo (distimia, depresión, maníaco-depresivo) g Trastornos esquizofrénicos y psicóticos 47. Sami-Ali:Pensar lo somático.Lo imaginario y la patología,BuenosAires, Paidós, 1994. 48. Solms,M.:“Before andAfter Freud’s Proyect”,en Bilder,R.M.y LeFever,F. F., Neuroscience of the Mind on the Centennial of Freud’s Proyect for a ScientificPsychology,NuevaYork,TheNewYorkAcademyofSciences,Vol. 843, 1998. 49. 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Sandra relata: “Es to co men zó a pa sar me en Ma drid. Ha ce tres años decidí irme de Buenos Aires. Al principio parecía que todo andaba bien. De a poco empecé a sentirme angustiada. Ahí empezó este problema. Cuando salgo a la calle, siento que en cualquier momento puede aparecer el ataque. Es un terror terrible. Me tiemblan las piernas, me agito, me galopa el corazón, me falta el aire, parece que todo va a estallar. No lo puedo controlar. Sudo y siento náuseas. Siento que voy a morir. Cuando todo pasa, me quedo sin fuerzas, desfallecien te [...]. En Madrid me vieron muchos médicos. Nadie podía decir lo que tenía y esto me desesperaba más. Fue en esa época que Federico llegó a Madrid.” Federico es su hermano, tan sólo un año mayor que ella. Sandra refiere que él trataba de ayudarla, pero que ella se daba cuenta de que esta situación lo molestaba. Frente a los insistentes llamados telefónicos de su madre, que la instaba a regresar dice: “Aguanté todo lo que pude y, sacando fuerzas de donde no tenía, regresé”. Desde ese 115 momento, recorrió con su madre innumerables consultorios de diferentes especialidades médicas. Todos repetían estu dios y al final la frase consabida: “Su hija es muy nerviosa”. “Por eso, por los nervios estamos acá”, dice la madre. Fue difícil reconstruir aspectos de su historia, ya que durante bastante tiempo, su discurso remitía a lo actual y a la repetición continua de la descripción de sus ataques. “Los terrores”, como ella los llama, aparecen sin causa, sin motivo. Sólo pueden ligarse a ellos aquellas oportunida des en las que Sandra intenta luchar contra su incapacidad de circular sola por la vida. El ataque remite al aniquila miento, a la muerte. Estos momentos sólo pueden ser domi nados si hay otro que garantice su existencia. Dice: “Necesito a alguien al lado mío para poder calmar me”. Acechando en cualquier parte, en cualquier momento, esta invasión puede hacerse presente y adueñarse de ella. Impotente, siente que esta fuerza la avasalla, la domina y se apropia de su cuerpo. No puede responder y termina some tiéndose pasivamente con la esperanza de que todo esto pase lo más rápidamente posible. Sandra pone un muro al intento de desplazamiento res pecto de este relato. Discurso escueto, a veces vacío, donde las manifestaciones del terror ocupan un lugar de privilegio. El sentimiento de pérdida de control, la inermidad, el vértigo acaparan sus palabras. Pasa el tiempo y lentamente puede empezar a poner en juego su historia. Sus padres estuvieron separados durante dos años, entre los 12 y los 14 años de Sandra. Actualmente vive con ellos. Tiene tres hermanos: Viviana, ocho años mayor que ella, separada, tiene tres hijos; Claudio, seis años mayor, casado, tiene una hija, y Federico, quien vive en Madrid. Ella dice: “Mi familia es común y corriente. Quizás mis padres se pelean mucho, gritan, discuten”. Ella siente como si su vida estuviera marcada por un corte, un antes y un después de su viaje. El antes remite a una adolescencia “normal”, como ella la llama, en la cual el colegio ocupaba el centro de su vida, con pocas salidas y pocos amigos. Un noviazgo a los 18 años, que duró dos años y en el cual, al decir de Sandra “uno vivía para el otro”. La presencia continua del novio en su casa, las salidas al club de los dos con sus padres. La pareja tenía poca o ninguna intimidad. De pronto ocurre la ruptura. Es ella quien decide la separación, cuando empieza a sentirse “asfixiada”. 116 Momento crucial que precipita el viaje, a un lugar descono cido para ella, con puntos de referencia muy frágiles, como lo fueron algunos parientes lejanos que viven en Madrid. Este proceso marca el segundo tramo de su historia. San dra se obliga a arrancarse de una situación que es no tole rada y, al mismo tiempo, buscada. “Mientras el terror no aparece, estoy más o menos bien. Estoy en casa, miro televisión, charlo con mamá, salgo con ella a comprar algo. ”Cuando decidí irme a España, todos me criticaron, sobre todo mis padres. Creo que pude hacerlo porque había cumplido 21 años, si no, me lo hubieran prohibido. Mamá decía que yo no estaba preparada, que era una nena, que nunca supe lo que quería y que esto era una locura. Yo no puedo estar sin ella. Tuvo razón. ”¿Qué puedo decir de mi madre? Creo que nada. Siempre se quejó por el trabajo que dábamos, sobre todo Federico y yo, que éramos «dos al mismo tiempo». Y, sin embargo, siempre ayudándome, indicándome lo que tenía que hacer o dejar de hacer, porque ella se daba cuenta de que yo sola no podía”. Habitualmente se pelea con su hermana Viviana. Siente que ella la desvaloriza, le critica que tenga una vida de encierro, que no busque nuevos horizontes. Viviana se casó embarazada y se separó después del nacimiento de su tercer hijo, cuando habían transcurrido cinco años de matrimonio. Según Sandra, su hermana tiene una vida fácil, poblada de hombres que, en general, son los distintos jefes de los distin tos trabajos por donde circula. La mayoría de ellos son casa dos. Con su hermano Claudio también tiene una mala rela ción. Él le grita todo el tiempo, suele golpear a su esposa y maltrata a su hija de 4 años. En cambio con Federico afirma mantener un vínculo “hermoso”. Si bien hace tiempo que no se ven, se hablan por teléfono, lo extraña mucho y está con vencida de que a él le pasa lo mismo. Sandra dice que su padre “no existe”. Absorbido por el trabajo, cuando llega a casa siempre está de mal humor o metido en su mundo. Es ésta la queja que llevó a su madre, en aquella oportunidad, a separarse de él. Durante el primer año de tratamiento, Sandra sólo habla del presente. Siempre se remite a lo anecdótico, a lo literal. Lentamente puede comenzar a asomarse a sus recuerdos y a su historia. Aparece pegada a una madre temerosa. Trae con 117 insistencia sus dificultades infantiles para dormir en casas de compañeras de la escuela o su temor a quedarse en los cum plea ños. Por las no ches, des de la épo ca en que sus padres se separaron, adoptó una conducta, que ella misma denomina extraña: pone el despertador para que suene, tres horas después de haberse acostado. Se despierta, confirma que está y entonces se da cuenta que vive y puede seguir dur miendo. Sandra construye un parapeto que frena la posible apa rición de pánico. No sale de su casa o lo hace únicamente si está acompañada. Más allá del nombre con el que se conoce a este trastorno psicopatológico, su manifestación clínica y su explicitación metapsicológica deben ser articuladas con el ataque de angus tia, descrito por Freud en 1894, y con los conceptos de neurosis actuales, psiconeurosis, angustia automática y señal, revisados constantemente a lo largo de su obra (cuadro 28, capítulo 1). En 1892, Freud co mien za a in ves ti gar la an gus tia. Los manuscritos constituyen los primeros acercamientos a este tema (3). En estos momentos había adoptado como postulado fundamental el “principio de constancia”, según el cual era inherente al sistema nervioso la tendencia a reducir, o al menos, a mantener constante, el monto de excitación presente en él. Al respecto, Strachey señala: Cuando hizo el hallazgo clínico de que en los casos de neurosis de angustia era siempre posible comprobar cierta interferencia de la descarga de la tensión sexual, estableció, como es natural, la conclusión de que la excitación acumulada buscaba la vía de salida transformándose en angustia (14). Ésta es la primera teoría de la angustia, en la cual la repre sión crea a la angustia. De manera concomitante desarrolla la distinción entre neurosis actuales y psiconeurosis. Diferencia ción, hasta cierto punto especulativa, ya que la clínica le ofre cía a diario pacientes con neurosis de carácter mixto. 2-2. DIAGNÓSTICO 118 El DSM-IV considera que la crisis de angustia o ataque de pánico (panic attack), debe tener cuatro o más síntomas (que enumera), acompañados de miedo y/o malestar corpo ral e iniciarse de manera brusca . Freud sostuvo que debe sentirse como: “aniquilación de la vida”, “amenaza de vol verse loco”, “caer fulminado por un síncope”, “o bien el sentimiento de angustia se contamina con una parestesia cualquiera”. Éstos son síntomas diferenciales descritos en 1894 y vigentes hasta la actualidad (figura 29). En este caso el diagnóstico desde el DSM-IV es: – Eje I. trastornso mentales principales: trastorno de angustia (pánico) con agorafobia. – Eje II. Trastorno de la personalidad: trastorno histriónico de la personalidad. – Eje III. Enfermedades médicas: ninguna – Eje IV. Problemas familiares y psicosociales: relativos al grupo primario de apoyo. – Eje V. Evaluación de la actividad global: me jo ría en el ámbito laboral y social. Las dimensiones diagnósticas desde el punto de vista psico dinámico son: – Manifestaciones clínicas: temblores, agitación, náuseas, taquicardia, etc. – Fijaciones libidinales: excitación somática. – Fijaciones yoicas: yo real primitivo. – Núcleo tóxico: fallas de los mecanismos de autorregulación (feedback) inhibitorios. – Defensas: desestimación del afecto. – Comorbilidad: neurosis histérica La clasificación freudiana pasa por un orden de funciona miento y una etiología: en las neurosis actuales existe una dis función somática de la sexualidad. En la psiconeurosis, un conflicto psíquico. El origen de las neurosis actuales debe bus carse en el presente y sus síntomas no constituyen una expre 119 Figura 29. Diagnóstico de las crisis de angustia (ataque de pánico) (Según Freud y el DSM-IV) CRITERIOS PARA EL DIAGNÓSTICO DE CRISIS DE ANGUSTIA (ATAQUE DE PÁNICO) SEGÚN EL DSM-IV (1994)(1) MANIFESTACIONES CLÍNICAS DE LA ANGUSTIA SEGÚN FREUD (1894)(2) Cuaquiera de los síntomas descritos puede constituir el ataque por sí solo a igual título que la angustia misma. 1. Ataque de angustia acompañado por perturba ciones de la actividad cardíaca, palpitaciones, arritmia leve, taquicardia persistente hasta lle gar a estados graves de debilidad del corazón que no siempre es fácil distinguir de una afec ción cardíaca orgánica; pseudoangina pectoris, de muy espinoso diagnóstico. 2. Ataques de angustia acompañados por pertur baciones de la respiración, varias formas de disnea nerviosa, ataques semejantes al asma, etc. Pongo de relieve que estos ataques tam poco se acompañan siempre de una angustia reconocible. 3. Ataques de oleadas de sudor, a menudo noc turnos. 4. Ataques de temblores y estremecimientos, que es muy fácil confundir con ataques histéri cos. 5. Ataques de hambre insaciable, a menudo conectados con vértigos. 6. Diarreas que sobrevienen como ataques. 7. Ataques de vértigo locomotor. 8. Ataques de las llamadas ”congestiones“, vale decir, casi todo lo que se ha llamado ”neuraste nia vasomotriz“. 9. Ataques de parestesias (pero es raro que estas se presenten sin angustia o un malestar seme jante). Aparición temporal y aislada de miedo o malestar intensos, acompañada de cuatro (o más) de los siguientes síntomas, que se inician bruscamente y alcanzan su máxima expresión en los primeros 10 minutos. 1. Palpitaciones, sacudidas del corazón o elevación de la frecuencia cardíaca. 2. Sudoración. 3. Temblor o sacudidas. 4. Sensación de ahogo o falta de aliento (disnea). 5. Sensación de atragantarse. 6. Opresión o malestar torácico. 7. Náuseas o molestias abdominales. 8. Inestabilidad, mareo o desmayo. 9. Desrealización (sensación de irrealidad) o despersonalización (estar separado de uno mismo. 10. Miedo a perder el control o volverse loco. 11. Miedo a morir. 12. Parestesias (sensación de entumecimiento u hormigueo) 13. Escalofríos o sofocaciones. Para ser trastorno debe existir: Crisis de angustia continuas y/o miedo a que las mismas se repitan, con preocupaciones y cambios significativos del comportamiento. El sentimiento se presenta sin ninguna representación asociada. Se mezcla con la interpretación más espontánea (aniquilación de la vida, amenaza de volverse loco). Se vuelve apenas reconocible, como ”sentirse mal“ o tener ”un malestar“. sión simbólica y sobredeterminada. ¿Cómo se genera la angustia? Para la clínica freudiana existen dos tipos de angustia: la que corresponde a la neurosis de angustia y la de la histeria. Sólo en esta última la angustia se vincula a la inscripción, al recuerdo y a la historia del suje to. En la neurosis de angustia la fuente de la angustia no ha 120 de buscarse dentro de lo psíquico. En consecuencia, se sitúa en lo físico. Freud dice: Angustia es la sensación producida por la acumulación de un estímulo endógeno diverso, el estímulo de respirar, por ejem plo, que por no conocer otro procesamiento psíquico, es enton ces susceptible de aplicación, para una tensión física acumula da en general (3) Freud describe el carácter crónico de las neurosis de angus tia en función de la irritabilidad general y de la expectativa angustiada. En esta última está presente un quantum de angustia libre mente flotante que, en vista de la expectativa, gobierna la selección de las representaciones y está siempre pronta a conectarse con cualquier contenido de representación que le convenga. Pero no es esta la única manera en que puede exte riorizarse el estado de angustia que se mantiene latente para la conciencia, pero en continuo acecho. También puede irrum pir de pronto en la conciencia (sin ser evocado por el decurso de las representaciones), provocando un ataque de angustia (2). La angustia surge entonces como una transformación de la tensión sexual acumulada que se manifiesta en forma somáti ca. Para Freud existen en la neurosis de angustia dos tipos clínicos diferentes: uno crónico y otro agudo. Este último es el que debe considerarse en el ataque de pánico, ya que es el que presenta analogía con las actuales descripciones (DSM-IV): Muy frecuente es el terror nocturno, acompañado de angustia, disnea, sudor. No es nada más que una variedad del ataque de angustia. Su sesgo histérico, el enlace de la angustia con la reproducción de una vivencia o de un sueño adecuados a ella, lo hacen aparecer como algo particular, pero también se pre senta puro, sin sueño o sin alucinación recurrente (2). 121 El vértigo es otro de los síntomas destacados por Freud. Lo define como un malestar, acompañado por sensaciones de que el piso oscila, las piernas desfallecen o pesan como plomo, es impo sible mantenerse más tiempo en pie, tiemblan o se doblan las rodillas. Se combina con perturbaciones cardíacas y respiratorias. En la historia clínica se puede observar cómo Sandra cons truye un parapeto, que frena una posible aparición de la crisis. Este parapeto es un paradigma de fobia típica, la agorafobia, que al decir de Freud, diverge radicalmente del mecanismo de las representaciones obsesivas genuinas y del de las fobias reducibles a ésta; es decir, psiconeuróticas. Tanto en “Las neuropsicosis de defensa” (4), como en “Obse siones y fobias” (5) Freud, trazó un distingo entre las fobias con base orgánica y las que no la tienen. Este distingo se conecta con el vinculado a la diferencia entre psiconeurosis y las neu rosis actuales. En estas fobias típicas no se encuentra ninguna representa ción reprimida, de la que se hubiera divorciado el afecto de angustia (4). En las fobias de la neurosis de angustia el afecto es monótono (de un sólo tono), es siempre el de la angustia y no proviene de nin guna representación reprimida, sino que al análisis psicológico se revela no susceptible de ulterior reducción, así como no es atacable mediante psicoterapia. Por lo tanto, el mecanismo de la sustitución no vale para las fobias de la neurosis de angustia (2). En el caso de la agorafobia, solemos hallar el recuerdo de un ataque de angustia y, en verdad, lo que el enfermo teme es el advenimiento de un ataque así, en aquellas condiciones espe ciales en que cree no poder escapar a él (5). ¿Pero en qué consiste este ataque? ¿Cómo pensar esta inva sión sin límite? ¿De qué naturaleza es la fuerza que, al decir de Sandra, se apropia de su ser? Es este ataque ubicado en el cir cuito de las neurosis actuales, que pone en juego el carácter tóxico de la primera angustia. Freud describe, en esta época, a los síntomas del ataque de 122 angustia como subrogados de la acción específica omitida que sigue a la excitación sexual: También en el coito normal la excitación se gasta colateral mente, como agitación respiratoria, palpitaciones del corazón, oleadas de sudor. Y en el correspondiente ataque de angustia, tenemos la disnea, las palpitaciones, aisladas del coito y acre centadas (2). Re cién en 1900, en La interpretación de los sueños (6), Freud escribe el antecedente directo de la futura modificación de esta idea: la relación angustia-coito se verá quebrada por la aparición del acto de nacimiento, como modelo arquetípico de la angustia. Afecto de angustia y neurosis de angustia (o su equivalente agudo: la crisis o el ataque) se discriminan por el lugar desde el cual sobreviene el peligro. La psique cae en el afecto de angustia cuando se siente incapaz para tramitar mediante la reacción correspondiente una tarea (un peligro) que se avecina desde afuera; cae en la neurosis de angustia cuando se nota incapaz para reequilibrar la excitación endógenamente generada [...]. El afecto es pasajero, la neurosis es crónica; ello es porque la excitación exógena actúa como un golpe único y la endógena como una fuerza constante (2). Fuerza constante ante la cual las huellas mnémicas se mues tran insuficientes, para recibir la cantidad sexual desprendida que estaba destinada a devenir libido (5). Los desarrollos posteriores freudianos permiten remarcar la importancia de la particular tramitación endógena de la excitación (más que la del factor externo), que diferencia al afecto de angustia de la neurosis de angustia. Dicha tramitación es definida por la psiconeurobiología como procesamiento. Este término integra mecanismos de la percep ción, en diferentes centros neuroanatómicos, que forman circui tos interrelacionados a través de una red neuronal. De esa for ma se pueden organizar respuestas en relación con el medio. 123 2-3. REPERCUSIONES PSICONEUROBIOLÓGICAS DE LA ANGUSTIA La activación crónica de los centros cerebrales formados por la amígdala, el locus coeruleus y el eje hipotálamohipófiso-suprarrenal (HPA),la llamada “Región de Trauma Cerebral” (RTC), procesa las señales de manera tan veloz que sus acciones se independizan del control que la corteza frontal debería ejercer en forma normal. Existe una región cerebral que activada de forma crónica por el estrés, procesa las señales de manera tan veloz, que sus acciones se independizan del control que pudiera ejercer la cor teza frontal. A los circuitos y vías que intervienen en este pro cesamiento de señales se la denomina Región de Trauma Cere bral (Brain Traumatic Center, RTC) (figura 30). El homo sapiens ha conseguido producir la especialización en diferentes centros (por ejemplo, la corteza rinal y el bulbo olfatorio evolucionaron, en un sentido anatómico, dando lugar a la aparición de la corteza frontal “inteligente”). Se logró, así, que el funcionamiento del cerebro esté determinado por dife rentes subsistemas integrados, con un alto grado de diferen ciación y autonomía. En los trastornos de ansiedad interactúan diferentes estructuras como son el sistema límbico, el hipotálamo ante rior y posterior, el locus coeruleus, la formación reticular, la corteza piriforme y las glándulas suprarrenales. La hormona liberadora de corticotrofina (CRH) produce sus acciones far macológicas en todas estas zonas, conocidas como RTC (13). El centro del trauma cerebral está integrado por tres zonas: –el eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal; –la amígdala; –el locus coeruleus. Esta zona actúa desde el punto de vista práctico, como un sistema cerrado que recibe, reconoce, resuelve, procesa y alma cena, en forma casi autónoma, los estímulos de carácter emo cional. Luego de reconocer el estímulo estresógeno, por medio 124 Figura 30. Región de Trauma Cerebral (RTC) de una verdadera red intersistémica, se activarán sistemas defensivos de adaptación. La CRH y los glucocorticoides origi nados tratan de “adaptarse” a la nueva situación, produciendo fenómenos inhibitorios (reducción de los linfocitos, de la reac 125 ción antígeno-anticuerpo). Cuando el sistema de afrontamien to no es el adecuado, se generará una retroalimentación o feedback positivo o desinhibitorio, que dará origen a un siste ma de señales ajeno a la conciencia, corteza-subcorteza cere bral, con aumento de la descarga noradrenérgica, que produci rán diversos trastornos (pánico, ansiedad generalizada, etc.) como respuesta al estrés (13). Esta angustia automática ubica al cuerpo en su realidad biológica y lo constituye en “marioneta de lo no inscripto”. Existen excitaciones no inhibidas por circuitos subjetivos (afec tos, representaciones) que producen descargas tóxicas. La importancia de la región RTC reside en la capacidad para captar los estímulos emocionales a una elevadísima velo cidad intraxónica, casi con absoluta prescindencia de las áreas corticales. La velocidad de interconexión de la red neuronal dentro de este triángulo RTC es muy superior a la que poseen estas vías con las áreas frontales. Éste sería el modelo de las respuestas impulsivas y explosi vas que pueden pasar a la acción, sin que medie un proceso de restricción a cargo de las áreas frontales. Esta altísima velocidad de interconexión evoca la concep ción freudiana de neuronas pasaderas-fi (φ). Este tipo de trans misión remite a la imposibilidad de que neuronas pasaderas se transformen en retenedoras de cantidad o impasaderas-psi (ψ). Si la excitación intrasomática no se redujo, sino que por el contrario mantuvo un elevado nivel, no puede constituirse el matiz afectivo (se perpetúa el tono monótono de la angustia), ni tampoco la sensorialidad. Ambos son los primeros conteni dos de la conciencia. Por lo tanto, se produce una descarga no restrictiva, que tiene como efecto una invasión cuantitativa a nivel corporal. La no-participación de las “áreas frontales” implica, desde el punto de vista psicoanalítico, la ausencia de los componen tes originarios de la subjetividad. Esta regulación debería ser puesta en juego por la madre, como mediadora, quien neutra lizando el principio de inercia, inhibe el proceso, cualificando la excitación. Más tarde el niño, a través de la construcción de 126 este objeto psíquico, será el encargado de la autorregulación, a partir de sus propios matices afectivos, percepciones y circui tos representacionales. En el individuo normal, frente a un estímulo, la CRH reco rre un camino que empieza en el núcleo supraventricularis y continúa en el hipotálamo anterior, posterior, amígdala y locus coeruleus, siendo este proceso reversible ya que presenta un feedback inhibitorio propio (autorregulación). En cam bio, en los pa cien tes con tras tor nos de an sie dad (generalizada y crónica) la CRH se trastoca y provoca una esti mulación permanente o semipermanente sobre la amígdala y locus coeruleus, generando una neurovulnerabilidad celular, con su consecuencia a nivel psiconeurobiológico. La CRH está directamente asociado a la conservación de la vida. Sus acciones estimulantes son necesarias para la subsis tencia. Por lo tanto, no se podría afirmar que su acción es nega tiva, sino que la estimulación de la CRH sobre la RTC es pato lógica. En los estudios realizados con tomografía por emisión de positrones, que permite visualizar las neuroimágenes del metabolismo cerebral, se observa una asimetría hemisférica en los pacientes con pánico. Esta asimetría consiste en el aumento del flujo sanguíneo en la región límbica derecha, sin que exista una disminución en la parte izquierda. Esta anoma lía podría tener relación con el aumento de la actividad neuro nal o una alteración anatómica. Esta vulnerabilidad o predis posición se traduce en un aumento del alerta o vigilancia, que produce aumento de actividad parahipocámpica con descargas en áreas prefrontales, hipotalámicas, talámicas e hipofisarias, que a su vez produce descargas noradrenérgicas y de cortisol. Sin embargo, estas manifestaciones no son específicas de la ansiedad, ya que también se observan en el estrés y en diferen tes estados emocionales como la rabia, la alegría y la excita ción sexual. 127 2-4. REPERCUSIONES PSICOLÓGICAS DE LA ANGUSTIA El ataque de angustia repite la angustia automática y originaria. Es como si entre el momento de nacimiento y la vida adulta no hubiese existido una historia. Es en este punto, donde se materializa el vacío que muestra la carencia en el orden representacional. Freud retomará el problema de la angustia en numerosos trabajos, e irá pasando de lo que se conoce como primera teoría de la angustia a la segunda. Más que un cambio de teoría, se puede pensar que existe una depuración de la misma, en la medida en que la realidad clínica y sus especulaciones teóricas le van marcando el camino. En la conferencia sobre “La angustia”, Freud dice: “El apronte angustiado brinda una señal para impedir el estallido de una grave angustia. Este apronte es ventajoso y su falta puede traer serias consecuencias” (7). El afecto es la repetición de una determinada vivencia sig nificativa: En cuanto al afecto de angustia, creemos conocer cuál es esa impresión temprana, que él reproduce en calidad de repetición. Decimos que es el acto del nacimiento, en el que se produce ese agrupamiento de sensaciones displacenteras, mociones de des carga y sensaciones corporales, que se ha convertido en el modelo para los efectos de un peligro mortal y desde entonces es repetido por nosotros como estado de angustia (7). Freud designa esta angustia como tóxica y establece su ori gen en la separación de la madre. En “Inhibición, síntoma y angustia” dice: “El peligro del nacimiento carece aún de todo contenido psíquico”. La ausencia de contenido psíquico evoca la no-tramitación de las neurosis actuales. Éste es el punto de anclaje, de cone xión, entre angustia automática y pánico. Si la angustia origi nal fue una respuesta atinada a la situación del nacimiento, responder a una nueva situación de peligro de la misma mane ra que se lo hizo en aquel momento resulta inadecuado al fin. 128 Hay vigencia de un mecanismo que, debiendo ser pretérito, sigue siendo actual, obstaculizando la reacción adecuada a la situación presente. El carácter acorde a fines aparece cuando la situación de peli gro se discrimine como inminente y sea señalada mediante la angustia. Esta última puede ser relevada por medidas apro piadas. Así se separan dos posibilidades de emergencia de la angustia: una desacorde con el fin, en una situación nueva de peligro; la otra, acorde con el fin, para señalarlo y prevenirlo (8). En Sandra se activa una descarga de angustia automática, que invade el cuerpo biológico y trastorna sus funciones prima rias, actividad cardíaca y respiración. El cuerpo, tomado en su sentido literal es aquí la genuina sede de la angustia automá tica. Pero, ¿cuál es el peligro que propicia la aparición del pánico? El nacimiento y la tensión de necesidad constituyen dos pro cesos en los cuales las magnitudes de estímulo alcanzan un nivel importante, sin que se las pueda dominar por empleo psí quico. En ambas hay perturbación económica en espera de tra mitación: “este factor constituye el núcleo genuino del peligro” (8). El otro (madre), en la medida en que se constituye como objeto, en dialéctica con la estructuración del cuerpo erógeno del niño, ocupa el lugar de quien propicia el camino del empleo psíquico. Con la experiencia de que un objeto exterior puede poner tér mino a la situación peligrosa que recuerda al nacimiento, el contenido del peligro se desplaza de la situación económica a su condición, la pérdida del objeto. La ausencia de la madre deviene ahora en peligro; el lactante da la señal de angustia, tan pron to como se pro du ce, aún an tes que so bre ven ga la situación económica temida. Esta mudanza significa un pri mer gran progreso en el logro de la autoconservación; simultá neamente encierra el pasaje de la neoproducción involuntaria y automática de la angustia, a su reproducción deliberada 129 como señal de peligro (8). Esta transformación a la que alude Freud como “mudanza” puede ser explicada desde la psiconeurobiología, a través de los mecanismos de autorregulación (feedback inhibitorios), que impiden que las descargas neuroquímicas noradrenérgicas produzcan alteraciones a nivel corporal: taquicardia, sensación Figura 31. Repercusiones neurobiológicas de la ansiedad 130 de opresión precordial, sudoración, etcétera (figura 31). La zona del sistema límbico conectada con la memoria emo cional (amígdala) y con la memoria contextual y declarativa (hipocampo) se desconectan normal y temporalmente de estí mulos estresantes externos. Si este mecanismo de autoprotec ción no se desarrolla a través del tiempo, las descargas nora drenérgicas aumentadas producen un incremento patológico del cortisol. Éste es provocado por la estimulación de la CRH y ACTH hipotálamo-hipofisario. Ello conduce a una descarga tóxica (aumento de los neurotransmisores excitatorios, como el glutamato) en las neuronas del hipocampo. Esta estimulación permanente ocasiona atrofia neuronal del hipocampo y conse cuentemente disminución de sus comunicaciones dendríticas con la corteza cerebral. Los pacientes con estrés postraumático presentan atrofia de la zona hipocampal. Ello es consecuencia de estar sometidos a estímulos “inescapables” (de los cuales es imposible la fuga), donde la desesperanza y la alta reactividad emocional produ cen las descargas neuroquímicas descritas. Otras patologías que presentan esta anormalidad son: la depresión mayor, algu nos síndromes esquizofrénicos, ciertas demencias degenerati vas y la enfermedad de Cushing. El proceso de construcción del objeto psíquico constituye la clave del desplazamiento de la angustia automática a la angus tia señal. Es en la dificultad de esta dinámica, donde se instala uno de los elementos fundamentales de este tipo de patología. Freud menciona en la conferencia 32 que las mujeres no pueden tener ninguna angustia de castración (9). En su reem plazo aparece la angustia a la pérdida de amor, que puede dilucidarse como una continuación de la angustia del lactante cuando echa de menos a la madre. Pero, echarla de menos implica cierto grado de registro de la posibilidad de su ausen cia, que denota el camino obligado de su representación. Sandra no extraña a su madre. Tiene ataques de angustia. En ella no hay pérdida, sino desgarro, que ante la desaparición real del objeto produce pánico. Freud jerarquiza el papel del cuerpo como mediador entre la realidad exterior y la constitución de la representación. Mal 131 davsky retoma las descripciones de Freud, desarrollando minuciosamente la configuración representacional. Para ésta se requiere una alternancia perceptiva: presencia-ausenciapresencia, que se articula con otra afectiva; placer-displacerplacer. Representaciones que luego se combinan en escenas, éstas en fantasías y éstas a su vez en complejos (11). La angustia automática da cuenta de que el cuerpo no pudo funcionar como mediador. Cuerpo biológico que, al no perderse, no se inscribe como erógeno, y simultáneamente imposibilidad de registro del riesgo de ausencia de la madre. La represión primaria, como mecanismo estructurante, pro picia el pasaje de la angustia automática a la angustia señal, en la medida en que facilita ligaduras para las intensidades hipertróficas de la excitación. La angustia invasora, que resul ta de una excitación no representada, podrá desplazarse a la angustia señal, en la medida que se incorpore al circuito psí quico. Este desafío estructurará todo el trabajo terapéutico. García dice: “Lo que se actualiza en las neurosis actuales es algo equivalente a lo que le ocurrió al ello en el trauma de naci miento” (10). La descarga no se produce a través de inscripciones psíqui cas que permitirían, como en el caso de las psiconeurosis, la puesta en juego de la señal de angustia. Ésta opera como avi so que evita el factor sorpresa y, por lo tanto, el desborde masi vo. En su relación con la madre, el niño queda preservado si ella funciona como barrera antiestímulo, es decir, como prime ra contrainvestidura. Proceso que irá delineando zonas eróge nas, en la medida en que ese cuerpo es significado por otro. Esta condición es indispensable para la estructuración del narcisismo. A partir de esta configuración, el yo podrá comen zar, él mismo, a operar su propia señal. De esta manera, el yo adquiere poder sobre la angustia automática y él mismo la produce como alerta frente al peligro. En la conferencia 32, Freud dice: [...] el yo se somete a la angustia como si fuera a una vacuna, a fin de sustraerse, mediante un estallido morigerado de la 132 enfermedad, de un ataque no morigerado. El yo se representa vívidamente la situación de peligro, con la tendencia de limitar ese vivenciar penoso a una indicación, a una señal (9). Es el pasaje de la pasividad a la actividad, que recuerda al juego, donde el niño “procura dominar psíquicamente sus impresiones vitales”. La madre de Sandra se constituye en presencia absoluta, que aporta más excitaciones que incrementan las que ella posee por su condición humana. Esta madre, que “todo lo sabe”, que todo lo juzga, se erige en “peso” que Sandra siente sobre su cuerpo. Para esta mujer, su hija es ese objeto que no debe tener existencia propia, ya que esto implicaría la pérdida de su pro pio ser. Sandra parece debatirse en un circuito sin salida. Quiere ser, pero, al mismo tiempo, cada vez que se juega esta posibilidad, su inermidad se presentifica en el terror. La angustia es un estado afectivo, que sólo puede ser registra do en el yo. El ello no puede tener angustia; no es una organi zación, no puede apreciar situaciones de peligro. Pero en el ello se preparan procesos que dan al yo la ocasión para desarrollar angustia. Aquí distinguimos de nuevo dos casos: que en el ello suceda algo que active una de las situaciones de peligro para el yo, y lo mueva a dar la señal de angustia a fin de inhibirlo, o que en el ello se produzca la situación análoga al trauma de nacimiento en que la reacción de angustia sobrevenga de manera automática. El segundo caso se realiza en la etiología de las neurosis actuales; el primero en las psiconeurosis (9). La situación de peligro implica un importante progreso res pecto de la situación traumática. El eje de esta última, corres ponde a un desvalimento general en cambio, la primera se articula con la espera, la expectativa y el recuerdo. La angus tia señal es repetición amenguada y anticipación del trauma. A medida que transcurre el tratamiento, Sandra puede comenzar a relatar situaciones actuales con su madre y se per mite conectarlas con el pasado. Pasado que nunca fue pensado ni dicho. Hoy algo puede empezar a reescribirse en el libro de su historia La separación de sus padres, al principio vinculada 133 a una queja materna de maltratos y gritos, a la cual Sandra adhería incondicionalmente, comienza a conectarse con sospe chas acerca de una presunta infidelidad de la madre. Empieza a verla como una mujer dominante y excitada, que quiere “sacarse de encima” pero no puede. Esta madre, que denigra a su marido y es denigrada por él, enaltece a su primogénito varón, al punto de otorgarle un total dominio y poder en la estructura familiar. “Claudio es el elegido de mamá”, dice Sandra, y en esta frase no sólo muestra los elo gios que se le atribuyen a su hermano, sino también ese lugar de objeto sobre el que recae la sexualidad de su madre. La sexualidad es excitación (no-transformación en ternura). Ello im pi de que Clau dio la tra mi te. Por el con tra rio, él la actúa. Golpea a su mujer, maltrata y excita a su hija. El “ha elegido” el camino de la descarga cuantitativa. El padre de Sandra, siempre en su mundo, se malhumora, se enoja cuando lo obligan a comunicarse con otros, “él nunca sabe lo que pasa en casa”. Sandra trata de acercarse a él, pero lo que retorna es un grito que la obliga a volver al circuito con su madre. Excitación que la empuja a otra excitación, sin barrera ni límite posible. Sandra se convierte en presa, en su propio cuerpo, de estas intensidades hipertróficas. Pareciera que nadie puede tramitar nada. En la hermana, la promiscuidad circula sin que encuentre tope. Descarga tras descarga, donde la excitación, por ser tal ,no se juega del lado del deseo. Con la frase “Federico pudo volar”, pronunciada después de un largo tiempo de tratamiento, Sandra muestra lo que signi fica la salvación de su hermano. En la medida en que puede comenzar a tramitar el lugar en el que se la ha ubicado, depo sitaria de una excitación sin límite, el pánico comienza a ceder, y en su lugar se dibuja la angustia. Este desplazamiento es efecto de dos abordajes simultá neos: el tratamiento psicofarmacológico ha operado aquí para reducir los niveles excitatorios, propiciando el mecanismo de autorregulación (feedback inhibitorio propio). En este espacio la palabra ha podido surgir dando lugar a tramitaciones psí quicas (afecto y circuitos representacionales). 134 135 2-5. TRATAMIENTO DE LA CRISIS DE ANGUSTIA O ATAQUE DE PÁNICO Debe considerarse con el paciente la necesidad de un tra tamiento dual: psicofarmacológico y psicoterapéutico. El psicofarmacológico tendrá que ser prolongado, debido a que el pánico se inicia tempranamente, con tendencia a la cronicidad y a presentar complicaciones, aun después del tratamiento agudo exitoso. En lo psicoterapéutico, si bien no hay anclaje representacional respecto del trastorno, el discurso hace desplazamiento en otros circuitos. Esto debe permitir incluir mediatizaciones que ayuden a la incorporación de aquello que no formó parte de un nivel psíquico. El éxito será lograr una regulación cuantitativa y cualitativa. El tratamiento psicofarmacológico es altamente efectivo. En más del 60 %, el diagnóstico de este trastorno se presta a confusión, y en el 36 % de los pacientes se presenta asociado a la depresión y al abuso de sustancias. Debe considerarse con el paciente la necesidad del trata miento prolongado. Ello es necesario porque el pánico se inicia tempranamente en la adolescencia o en la juventud, con ten dencia a la cronicidad y a presentar complicaciones, aún des pués del tratamiento agudo exitoso, con supresión de los sínto mas. Si se suspende precozmente el tratamiento psicofarmacoló gico, la recurrencia sintomatológica llega hasta el 70 % de los pacientes. Cumplido el lapso adecuado de terapéutica farmaco lógica (actualmente en discusión: de 6 meses a 2 años), la recu peración absoluta llega sólo al 30 %, quedando con secuelas crónicas (ataques frustros o de baja intensidad) alrededor de un 19 % (13). Presenta una alta tasa de comorbilidad con depresión, determinando cuadros mixtos con ansiedad subsindromales. A diferencia de lo que ocurre con los estados depresivos, es aún imprecisa la definición de recaída y recurrencia. Ocasiona un importante deterioro en la calidad de vida, tanto en el orden laboral como en el social y familiar. 136 La implementación de tratamientos farmacológicos prolon gados determina que la adherencia al tratamiento (complian ce) debe tenerse especialmente en cuenta. La principal causa, actual, del fracaso de los tratamientos es la intolerancia a los efectos adversos de los psicofármacos (13). Los abandonos de la medicación fueron más frecuentes en los pacientes que presentaron mayores índices de ansiedad y con antecedentes de depresión mayor. Los tratamientos farmacológicos tienden a prolongarse por dieciocho meses, y aún más, especialmente, en aquellos pacien tes que presentan predictores de mala evolución a largo plazo: –agorafobia –conductas de evitación fóbica –historia infantil de inhibición conductual –antecedentes de internación psiquiátrica Aunque los trastornos de pánico remiten de manera más fácil que las fobias o la ansiedad generalizada, los pacientes que presenten mayor vulnerabilidad, deberán encarar tratamientos más largos desde su primer episodio. Habrá que privilegiar la calidad de vida, más que el apremio por retirar la medicación. La cafeína (café, gaseosas de tipo cola), el alcohol y la cocaína aumentan los niveles de ansiedad y su deprivación genera un efecto rebote ansiogénico. Se debe indicar a los pacientes que disminuyan el consumo de bebidas con altos contenidos de cafeí na: café, y mate o té (sí se toman en cantidades importantes). Es fácil confundir su diagnóstico, y generalmente son los pro pios pacientes quienes exigen a los clínicos descartar todo tipo de patología cardiovascular (ergometrías y Holters a repetición), endocrinológicas (con pruebas funcionales de tiroides) y neuro lógicas (electroencefalogramas, para descartar epilepsias). Todos los fármacos antipanicosos (benzodiazepinas de alta potencia y antidepresivos) son útiles, cada uno de ellos debe indicarse de acuerdo al cociente de riesgo/beneficio de cada paciente. Las benzodiazepinas de alta potencia (alprazolam y clona zepam) ocupan un lugar privilegiado. Los estudios clínicos 137 demostraron efectividad en la reducción de los ataques de pánico. Son sumamente útiles para cumplir los objetivos ini ciales del tratamiento psicofarmacológico: el bloqueo de las crisis y la reducción de la ansiedad. Al comienzo del tratamien to se aconseja prescribir dosis bajas para evitar la excesiva sedación y la ataxia. Las dosis se aumentarán hasta alcanzar el rango terapéutico, en los días y semanas subsiguientes. La utilización únicamente de benzodiazepinas resulta menos efectiva que combinadas con antidepresivos, que son en definitiva los que deberán mantenerse en dosis adecuadas, a lo largo del tiempo estipulado de tratamiento, aún si el paciente estuviese asintomático. Los antidepresivos tricíclicos fueron los más ampliamente estudiados y utilizados en el tratamiento del desorden de páni co. Desde 1964, la imipramina demostró su amplia efectividad. El tratamiento debe iniciarse con dosis bajas para evitar el agravamiento de la ansiedad, e ir aumentando. Las dosis máximas utilizadas varían de un individuo a otro. Los efectos adversos de los tricíclicos (anticolinérgicos, hipotensión ortos tática, alteraciones de la conducción cardíaca, aumento de peso) tienden a limitar su uso en el tratamiento del pánico. El aumento de peso es una de las causas más frecuentes de aban dono de la medicación. En la actualidad, los Inhibidores de Recaptación de Seroto nina (IRSS) han pasado a ocupar el primer lugar en el trata miento agudo y a largo plazo de este trastorno. Pese a ser fár macos nuevos, su seguridad, eficacia y menor incidencia de efectos adversos justifican su creciente utilización. La apari ción de efectos secundarios gastrointestinales y de disfuncio nes sexuales, en un porcentaje de pacientes en los cuales no es posible predecirlos, no contraindica su uso. Estos efectos pue den desaparecer al cabo de cierto tiempo y/o ser controlados por medicaciones coadyuvantes. La paroxetina, la fluoxetina, la fertralina, el citalopram y la fluvoxamina son, en ese orden, las más estudiadas. Las dosis iniciales deben ser bajas, pues permiten disminuir la ansiedad al comienzo del tratamiento. Se incrementarán de manera gradual hasta llegar a las que se usan en los síndromes depresivos. 138 Es habitual la asociación de los antidepresivos del tipo IRSS con benzodiazepinas de alta potencia. Ello permite un rápido y eficaz bloqueo de las crisis y la disminución de la angustia desde el inicio del tratamiento (13). ¿Cómo intervenir en este caso para facilitar el corrimiento del circuito material y fáctico del ataque? ¿Cómo lograr que el proceso terapéutico se constituya en un espacio que haga que el cuerpo no se manifieste somáticamente y dé lugar al afecto y a la representación? El desplazamiento es aquí efecto de dos abordajes simultá neos: la psicofarmacoterapia opera para reducir los niveles excitatorios (tarea que correspondía al vínculo primario), y para favorecer el mecanismo de autorregulación (figura 30). En este espacio, la palabra puede empezar a surgir dando lugar a tramitaciones psíquicas. La técnica psicoanalítica debe jugar aquí su recurso más creativo: la atención flotante debe estar alerta para pesquisar los escuetos circuitos simbólico-mnénicos que el paciente pue da verbalizar. La pregunta, la permanente detención del discurso es poco soportada por Sandra. Se la obliga a detenerse en sus pala bras. Ella repite incansablemente las mismas. Sus muletillas habituales son: “no sé”, o responde enojada que lo que se le pregunta ya lo ha contado. Sandra no quiere saber nada sobre sí misma. La psicotera pia tiende a crear un campo en transferencia, en el que la pro pia interrogación encuentre espacio. La posibilidad de ligar los relatos fragmentarios y de armar pequeñas construcciones propicia la circulación de la palabra. Después del relato de un ataque de pánico: Terapeuta: —Hablaste de terror. ¿Cómo es ese terror? Sandra: —Ya te lo dije. Es pánico. No puedo decir nada más. T.:—¿Por qué no podés? S.: —No sé. No se me ocurre. T.: —¿Qué cosas sí se te ocurren? S.: —Que estoy harta. Y quiero que esto se me cure de una vez. T.: —¿Vos podrás hacer algo para que se te cure? 139 S.: —No. No está en mis manos. T.: —¿Y en las manos de quién está? S.: —Del psiquiatra. Él me indicó una medicación y eso me va a curar. –T: Parece que siempre para que las cosas te salgan bien, tienen que estar en manos de otros. Lo que vos decidís, ¿sale mal? S.: —o ya te dije que sola no puedo. T.: —Sola es terror. S.: —Sí. T.: —¿Siempre fue así? S.: —No, creo que no. Antes del viaje me parece que era una adolescente normal. El colegio era el centro de mi vida. Salía poco, casi no tenía amigos. Bajo este esquema se desarrolla la primera parte del trata miento, que permite ir abriendo lentamente la trama repre sentacional. El “sola no puedo”, se precipita en el análisis cuando se intenta incitarla a pensar sobre ella misma. Ella espera algún mecanismo mágico que la coloque fuera de su sufrimiento esporádico. Los intervalos entre dos ataques se presentan como momentos de acecho, pero al mismo tiempo, al decir de Sandra, como períodos normales. Pone obstáculos, muchas veces banales, a la convocatoria vinculada al recuerdo. Amnesia infantil que convive con vacíos, que dan cuenta de una ausencia en el orden de la significación. Freud dice, “es la angustia la que crea la represión y no (co mo opinaba antes) la represión a la angustia” (8). Se puede afirmar que la señal de angustia activa la represión secunda ria, pero que es la represión primaria la que permite la insta lación de la señal de angustia. Si en un primer momento el terror de Sandra mostraba el he cho de per der se en la ma dre, en es te se gun do tra mo la angustia presentifica sólo la posibilidad de que esto ocurra. Sutil deslizamiento que empieza a dar forma a la angustia como señal. Es así como Sandra comienza a estructurar una fobia para acotar esta nueva angustia. Dice Freud: “El yo nota (operación activa, no-sufrimiento 140 pasivo) que la satisfacción de una exigencia pulsional emer gente, convocaría una de las bien recordadas (es decir, inscrip tas psíquicamente) situaciones de peligro. Por lo tanto, esa investidura pulsional debe ser sofocada” (9). Entonces el yo recurre a una técnica que es idéntica al pen sar nor mal. El pen sar es un obrar ten ta ti vo, con pe que ños volúmenes de investidura. El yo anticipa así la satisfacción de la moción pulsional dudosa y le permite reproducir las sensa ciones de displacer que corresponden al inicio de la situación de peligro temida. Así pone en juego al automatismo del prin cipio del placer-displacer, que ahora lleva a cabo la represión (secundaria) de la moción pulsional peligrosa. Las fobias psiconeuróticas desarrollan este proceso. En “Análisis de la fobia de un niño de cinco años”, la angustia de castración de Juanito recibe otro objeto y expresión desfigura da (ser mordido por el caballo, en vez de ser castrado por el padre). Es decir, hay aquí una imagen mnémica preexistente. Esto permite al yo suspender el desarrollo de angustia. Evitar la visión del caballo implica quedar exento de peligro y angus tia. Existe, entonces, un contenido (carácter cualitativo) de la angustia que permanece inconsciente y sólo deviene consciente en una desfiguración. La representación releva a la angustia automática, la formación de síntomas a la angustia señal. El factor traumático corresponde a un estado en el que fra casan los empeños del principio de placer y triunfa el principio de inercia que corresponde al funcionamiento de la pulsión de muerte. Freud sostiene que son las represiones más tardías (leídas como secundarias) las que muestran este mecanismo vinculado a la señal. Las represiones primarias originarias nacen directamente del encuentro con exigencias hipertrófi cas que provienen de factores traumáticos. Estas cantidades crean una angustia equivalente a la del nacimiento y homolo ga este tipo de angustia (automática) a la de las neurosis actuales. “Ya no afirmamos que sea la libido misma la que se muda en angustia [...]. Pero no veo objeción alguna a un origen doble de la angustia: en un caso como consecuencia directa del factor 141 traumático y en el otro como señal que amenaza la repetición de un factor así”, afirma Freud (9). Sandra puede comenzar a recortar la angustia, vinculándo la a un determinado circuito de la realidad, sobre el que insta la su temor. Es de suma importancia el factor de acompañamiento, que desempeña la medicación psicofarmacológica, que logra “dismi nuir las señales” (evidenciadas de manera clínica por la suspen sión de la crisis de pánico) cada vez que siente al “aura” o apare cen los síntomas que ella conoce como “premonitorios”. En estos momentos tiene indicado tomar una dosis de refuerzo, aparte de sus dosis habitual de mantenimiento diario. Con ello logra con trolar su temor y se da mayor espacio de tiempo para “pensar”. Sandra dice así: “Al caminar por la calle, no puedo pasar cerca de los obreros que están trabajando en un edificio, o de los que arreglan las calles. Tengo que cruzar. Si hago un esfuerzo y paso por al lado, me da miedo. Tengo que salir corriendo”. ¿Quién es el obrero? Sandra responde: “Obrero es el que tra baja, pero al mismo tiempo el grosero, el degenerado, el que vive excitado y tiene la idea del sexo en la cabeza”. De es ta ma ne ra pue de po ner en jue go un dis cur so que comienza a sostener símbolos, una sexualidad significada, un síntoma. El miedo, que es deseo y que encuentra su circulación a través de cadenas representacionales, puede darle a sus rela tos un cierto despliegue fantasmático. Sus ataques de angustia ya casi no aparecen o si se presentan, son leves. Se trata ahora, de abrir camino en este síntoma, que se ins tala como límite a la angustia y, al mismo tiempo, apela y manifiesta su subjetividad. Desde el lugar de la terapia por la palabra se pueden escu char síntomas, retorno de lo reprimido, que insiste en la cade na discursiva. Cómo escuchar el no-desplazamiento, la ausen cia de condensación, en los trastornos que mortifican al cuerpo. La psicofarmacología interviene aquí para regular niveles cuantitativos. El psicoanálisis, para propiciar un desplaza miento hacia lo cualitativo. El paciente repite en cada una de 142 sus crisis una descarga que es masiva. Éste es su único meca nismo de regulación. Si la CRH no se puede autoinhibir y “estimula equivocada mente” a la amígdala y al locus coeruleus, genera diferentes estados patológicos: – Estado de alarma automática. El sistema noradrenérgico cerebral controla también, al menos de manera parcial, la actividad del sistema nervioso simpático periférico. El sis tema noradrenérgico se encuentra especialmente alterado en el pánico y en el trastorno por estrés post-traumático (PTSD). Los pacientes frecuentemente presentan síntomas vasculares, gastrointestinales y respiratorios. El locus coe ruleus es el responsable de las alteraciones periféricas. Estímulos mínimos en estos pacientes activan el núcleo y la consecuencia son los ataques de pánico o los flashbacks del PTSD. La taquicardia, el vasoespasmo arteriolar coronario y esofágico –que produce una angina microvascular– la taquipnea, hipoglucemia, distensión visceral y una marca da sensibilidad a los estímulos interoceptivos, son las mani festaciones más características del trastorno. – Activación espontánea de tipo kindling. El kindling es la provocación de una convulsión con estimulaciones repeti das subconvulsivantes. De manera similar a la facilitación que ocurre en las convulsiones en la epilepsia con la convul sión motora, en el pánico se “facilitaría” la descarga emocio nal, al aumentarse este tipo de sensibilización neuroquími ca, por aumento de la descarga de dopamina, en el núcleo accumbens. Si se lesionan estos núcleos no se produce la sensibilización panicosa. En resumen, la exposición repeti da y subsecuente a factores estresantes incrementa la fun ción estimulante dopaminérgica, con características de propagación y vulnerabilidad (acciones sobre hormonas de crecimiento, tirotrófica, corticotrofina, etcétera). – Fenómeno de aturdimiento: estado fácilmente reconocible por los sujetos ansiosos, en el que se percibe una sensación de predesborde, definido como un “ruido interno”, que no permite la ejecución de respuestas adecuadas con el medio ambiente. 143 En el estrés agudo, pero transitorio, los estudios realizados indican que se produce una neuromodulación de los neuro transmisores sobre la afinidad y sobre la densidad de sitios de los receptores, lo cual significa conductas temporarias. En el estrés crónico, los cambios son estructurales y están directa mente asociados a la alteración de la expresión genética del núcleo, con lo cual las conductas son duraderas. Para producir cambios es imprescindible operar sobre esta vía originaria. Tanto los estímulos estresantes, como la ausencia de dife rencias, tienen como efecto modificaciones en la dinámica de la neurotransmisión. Pero, en el caso de que el estrés sea crónico, se constituye un sistema excesivamente excitante y perpetuo, que produce alteraciones ubicadas más allá de la química neu ronal. Se generan alteraciones de carácter estructural. En ambos casos el contexto constituye uno de los elementos deter minantes, pero en el último su influencia opera a un nivel pro fundo, morfológico. 144 3. TRASTORNO DELIRANTE (PARANOIA) 3-1. HISTORIA CLÍNICA En este apartado se hará referencia a un trastorno particu lar en la constitución del narcisismo, cuya vertiente clínica se manifiesta como “brote”, después del cual se estructura una patología delirante. Conviven en silencio con su delirio dos trastornos orgánicos. Éstos se incluyen dentro de la clasifica ción tradicional de enfermedades psicosomáticas: asma y úlce ra gastroduodenal. La expresión “en silencio” remite al hecho, de que en la medida en que el delirio funciona, sus trastornos orgánicos enmudecen (18). Ángel tiene 35 años. Es el menor de tres hermanos. Su apellido francés y su estilo intentan denotar un aire de alta alcurnia, que su familia trató de sostener fatigosamente. Su padre era obeso y padecía de alteraciones cardíacas. Heredó una fortuna que dilapidó magistralmente “haciendo de cuenta que trabajaba”. El abuelo de Ángel parece haber sido un hombre que marcó dinastía, erigido como centro y encar nando la ley en el circuito familiar. Cuando el abuelo fallece, Ángel tiene 17 años. El padre entra, en lo que la familia denominó “pozo depresivo”. Esta depresión se caracteriza por largas temporadas en la cama, escasas conexiones con el mundo y muestras de una intensa agresividad. Este temperamento explosivo del padre, que 145 puede ser reconstruido por Ángel, tardíamente en la psicote rapia, se manifestó desde su más temprana infancia. De niño, su padre irrumpía en la habitación que compartía con su hermano. Ángel cuenta: –Gritaba cualquier cosa, me insultaba, se burlaba de mí. Se reía de mi aspecto cuando me cambiaba de ropa. Las descripciones de actitudes violentas y agresivas se repiten. En una oportunidad cuenta que cuando tenía 5 años, en un paseo por el río, en un barco del padre, éste le dijo: “Tarado, tenés que aprender a nadar, andá y salvate solo”. Acto seguido lo arrojó desde una altura considerable. Ángel sintió que se ahogaba y un hombre de la tripulación lo salvó. El padre se enfureció, la madre ni lo miró, él temblaba. Esta anécdota marcaba la cristalización de repetidas situaciones en las que el padre lo atacaba de manera concreta y manipu ladora. Ángel nunca se rebelaba. Tenía que hacer “poco ruido”, como si no existiera, sometiéndose pasivamente a los insul tos paternos. Así transcurre su infancia, esporádicamente amparado por su tía y por su mu ca ma. Es ta úl ti ma per ma ne ció muchos años en la casa, incluso cuando la familia ya no podía pagar su sueldo. Años más tarde tendrá un hijo al que llamará Ángel. Después de la muerte de su abuelo y en momentos en que su padre comienza a ser medicado por la denominada depresión, aparece lo que Ángel llama “su problema”. Ángel no recuerda claramente cómo empezó todo. Sintió un intenso golpe en la cabeza y ruidos adentro. Eran épocas en las que se masturbaba continuamente. Los objetos de su casa le resultaban “ajenos”, desconocidos y él se sentía extra ño frente a los demás. Escuchaba “la voz” que le decía tara do, idiota y otros improperios. Este episodio determinó su primera internación. Entre los 20 y 23 años, consume marihuana y realiza estudios de bellas artes. La pintura, la música y la lectura son sus compañeros. Se sabe distinto de los otros, pero no sabe por qué. No recuerda desde cuándo tiene dificultades para hacer trámites en un banco, las compras o tener una entrevista para buscar trabajo. Siempre hay un hombre (el colectivero, el pasajero, el policía) que lo mira, que le pone “la cara” y que tiene una 146 doble intención (¿atacarlo?, ¿violarlo?). La muerte del padre ocurre en el interior del país mientras Ángel vive en otra ciudad, con una tía materna. A los pocos días, comienza a sentir mareos y ruidos inter nos. No puede levantarse de la cama, tiene sensaciones de vacío y aislamiento. A veces surgen ataques de cólera, sensa ciones de estupor y confusión. Está inquieto, ansioso, agita do. La caída del proceso restitutivo es lo que desencadena la consulta. Desde hace seis años la psicoterapia y la psicofarmacote rapia de este caso se basaron en consideraciones teóricas vin cu la das a la exis ten cia de fa llas en el ám bi to de la estructuración psíquica y psiconeurobiológica. La reconstrucción de lo que ocurrió después de la muerte de su abuelo y de su padre, llevó muchos años de trabajo psicote rapéutico. Al respecto Paz señala: “... es de fundamental impor tancia que el paciente vaya recolectando las experiencias de la fase psicótica aguda, lo que puede requerir años de tratamiento. Esto es comprensible, en virtud de que se trata de material biza rro, huellas excluidas de la elaboración espontánea de la vida o de las defensas neuróticas, y secundariamente traumático por las condiciones de emergencia y la experiencia de inermidad extrema que suscita. Lo fragmentario va siendo poco a poco con tenido en el vínculo terapéutico, situándose de modo potencial en la red interlocutiva” (16). 3-2. DIAGNÓSTICO “Nuestros supuestos sobre fijaciones predisponentes en la paranoia y la parafrenia permiten entender sin más, que un caso pueda empezar con síntomas paranoicos y desarrollarse, empero, hasta una demencia; que fenómenos paranoides y esquizofrénicos se combinen en todas las proporciones y pueda producirse un caso como el de Schreber, que merece el nombre de ‘demencia paranoide’: da razón de lo parafrénico por la relevancia de la fantasía de deseo y de las alucinaciones, y del carácter paranoide por el mecanismo de proyección y el desenlace” (5). 147 El DSM-IV toma para establecer el criterio diagnóstico de esquizofrenia, los síntomas descritos por Bleuler (alteraciones de las asociaciones, autismo, ambivalencia afectiva, etcétera). Son estas manifestaciones clínicas a las que Freud se refiere cuando menciona los términos de parafrenia o de demencia precoz. La psiconeurobiología determina que ambas patologías (esquizofrenia y trastorno delirante, paranoia) comparten similares alteraciones en la neurotransmisión. En este caso, el diagnóstico desde el DSM-IV es: – Eje I. Trastornos psiquiátrico: trastorno delirante, tipo per secutorio. – Eje II. Trastorno de la personalidad: trastorno esquizotípico de la personalidad. – Eje III. Enfermedades médicas: respiratoria y digestiva (as ma y úlcera). – Eje IV. Problemas familiares y psicosociales: relativos al grupo primario (tía), al ambiente social laboral. – Eje V. Eva lua ción de la actividad glo bal: mejoramiento social y laboral Las dimensiones diagnósticas desde el punto de vista psico dinámico son: – Manifestaciones clínicas: confusión, hipocondría, desreali zación y despersonalización. – Fijaciones libidinales: anal primaria. – Fijaciones yoicas: yo placer purificado. – Núcleo tóxico: hipofunción de la neurotransmisión prefron tal con hiperfunción de la subcortical. – Defensas: desestimación con desmentida. – Comorbilidad: combinación con enfermedades psicosomáti cas (asma y úlcera). 148 3-3. BROTE PSICÓTICO La muerte del padre hace manifiesta su vulnerabilidad psiconeurobiológica, produciendo la caída del proceso restitutivo que se había mantenido hasta ese momento. La pérdida de realidad y la caída del lábil sentimiento de sí muestran la inermidad yoica. Este sepultamiento del mundo no es más que la proyección de esta catástrofe interior (5). La vulnerabilidad neurobiológica genética asociada a estre sores socio-familiares, como son los abusos psíquicos o físicos infantiles, producen alteraciones de la citoarquitectura y neu rofuncionalidad del sistema límbico. Ella se manifiesta de manera directa en síntomas disociativos, de desrealización y experiencias alucinatorias. Esta vulnerabilidad es de mayor intensidad cuando más precoz es el abuso (19). Si a ratas recién nacidas se las separa a las dos semanas de sus madres, se produce un gran incremento de la hormona liberadora de adrenocorticotrofina (CRH), que activa el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal. Este aumento produce la libera ción de cortisol, ocasionando alteraciones del hipocampo y de las conexiones en el sistema límbico. Se ha podido comprobar en pacientes con estrés sostenido (depresión, estrés post-traumático, abusos sexuales infantiles) disminución del volumen del hipocampo (pérdidas neurona les), que se manifiesta a través de los signos atróficos visuali zados en las neuroimágenes específicas. Este aumento de cortisol produce una estimulación de los receptores a glucocorticoides, que actúan sobre los elementos de transcripción celular y pueden llegar a modificar los códi gos genéticos de manera permanente (figura 12, capítulo 1). Esta información diferente se almacena y se pone de manifies to cuando aparecen estresores de importancia. Ellos activan la producción de la CRH, modificando el ARN mensajero que permanecía en estado de equilibrio inestable hasta ese momento. Se puede inferir de ello que en pacientes con esta vulnera bilidad biológica se alterarán los códigos de información de 149 memoria almacenados en el hipocampo, con los consiguientes cambios duraderos de la conducta. La fragmentación corporal de Ángel se hace evidente en el momento del brote psicótico, cuando se produce el retiro de las investiduras de los representantes de la realidad y la sobrein vestidura del yo. Este reflujo masivo sobre el yo da lugar a una percepción marcadamente penosa del propio cuerpo. El lamen to hipocondríaco pone en juego interpretaciones aberrantes del funcionamiento orgánico. Intento de una fallida simbolización, pero que marca una distancia respecto de la pura cantidad. Ángel despliega una serie de interpretaciones bizarras res pecto de su funcionamiento corporal, que se entremezclan con las sensaciones de confusión. Dice: “El estómago está dividido en partes. El corazón indica, pero hay desobediencia. Los intestinos se rebelan. El corazón no sabe bien lo que tiene que pasar en el intestino, porque están hechos de materias distintas. Por eso estoy constipado. Cuando el corazón ataca con sus órdenes, el estómago res ponde con diarrea”. (Las voces le reiteran incansablemente su “estupidez”.) A través de este relato, el paciente describe el padecimiento por su fragmentación corporal. La frágil configuración yoica que se había mantenido hasta ese momento se quiebra y mues tra las zonas erógenas aisladas. La utilización de psicofármacos antipsicóticos convenciona les o típicos (sedantes: clorpromazina, levomepromazina; inci sivos: trifluoperazina, haloperidol) permitió disminuir la exci tación y agresividad. Ellos funcionan a modo de dique, creando un campo con niveles cuantitativos reducidos, por el bloqueo en la transmisión sináptica de dopamina en el sistema meso- cortico-límbico. Este sistema conecta las vías de las áreas lím bicas y las prefrontales (figura 32). Sin embargo, los antipsicóticos atípicos (clozapina, olanza pina, risperidona, quetiapina, zyprasidona), que tie nen un acción antagónica sobre los receptores de serotonina (5-HT 2) y de dopamina (D1 y D2) de manera simultánea en el sistema meso-límbico, son muy eficace. 150 Figura 32. Modulación de la neurotransmisión dopaminérgica El sistema límbico estaría relacionado con las emociones, de predomino en el hemisferio derecho cerebral. Las regiones pre frontales, que dan cuenta de la abstracción, sociabilidad y len guaje, son de dominancia hemisférica izquierda. Ángel se presenta con un estado de excitación psicomotriz intenso. La situación planteada por una urgencia de estas características exige, para su manejo efectivo, un acabado conocimiento de las diferentes categorías diagnósticas, flexibi lidad para escuchar y adaptarse a la situación en la que hay que realizar la entrevista, y conocimientos específicos psicofár maco-neurobiológicos para determinar los estudios diagnósti cos y las indicaciones que correspondan en cada caso, así como las medidas complementarias necesarias (internación, trata 151 miento psicofarmacológico, acompañamientos terapéuticos y/o familiares, etcétera). La actitud de escucha por parte del terapeuta puede contri buir por sí misma a disminuir la ansiedad del paciente. Ade más, permite al entrevistador realizar las preguntas necesarias para establecer un diagnóstico psiquiátrico adecuado, a fín de indicar los pasos terapéuticos apropiados. Cuando el cuadro clí nico sugiera la existencia de un trastorno orgánico asociado, se efectuarán las interconsultas que fuesen necesarias. Existen sustancias metiladas que aparecen en el organismo de algunos pacientes psicóticos, a las que se les atribuyen la producción de fenómenos delirantes y/o alucinatorios. Algunos de estos compuestos se encuentran en la naturaleza, en deter minados hongos que crecen en zonas de montaña y son utiliza dos como recursos para desconectarse de la realidad, conocidos como psicodélicos. En el ser humano estas sustancias se formarían como con secuencia de un errado camino metabólico. Entre otras se conocen las siguientes: –DMPEA (3,4-dimetoxifeniletilamina). –DMT (N, N-dimetiltriptamina). –Bufotenina (5-hidroxi-N, N-dimetiltriptamina). –3,5 MEO-DMT (5-metoxi-N, N-dimetiltriptamina). Existen antecedentes infantiles y de la adolescencia res pecto del deterioro de la función social e intelectual de la esquizofrenia de tipo II del adulto caracterizada por síntomas negativos (embotamiento afectivo, alogia y pérdida volitiva). Este deterioro premórbido sería un indicador de vulnerabili dad. Este tipo II de enfermedad esquizofrénica se caracteriza por un pobre funcionamiento premórbido, comienzo precoz, síntomas negativos y respuesta antipsicótica insatisfactoria. En cambio, la de tipo I tiene un comienzo más agudo, sínto mas positivos (ideas delirantes, alucinaciones, lenguaje desor ganizado, etc.) y buena respuesta al tratamiento con antipsi cóticos convencionales. En algunos pacientes psicóticos (esquizofrenia de tipo I), la 152 presencia de compuestos metilados anormales está determina da por la disminución de la acción de la enzima dopamina-be ta-hidroxilasa, que es la encargada de transformar la dopami na en noradrenalina. Se produce así un aumento del nivel de dopamina circulante subcortical y, en consecuencia, el de DMPEA. En otros pacientes (esquizofrenia de tipo II), la falta de la enzima tirosina-hidroxilasa, que convierte tirosina en dopami na, impide un adecuado nivel de dopamina prefrontal (1). La actividad metilante en sangre total (actividad N-metil transferasa, ANMT) es un procedimiento de utilidad para cer tificar el incremento de transmetilación que presenta este tipo de pacientes. Un aumento de este índice puede indicar una alta vulnerabilidad clínica. Ello significa que frente a situacio nes estresantes se pueden desencadenar episodios de agudiza ción o brote. Se ha observado en pacientes esquizofrénicos y borderline que dicho aumento se asocia al recrudecimiento de la patología psicótica (incluso la aparición de actividad aluci natoria y delirante de comienzo abrupto). Siempre que se presuma la posibilidad de un proceso psicó tico enmascarado por un cuadro depresivo, la vía de abordaje psicofarmacológica será en primer lugar la administración de neurolépticos, a modo de pantalla protectora. La indicación de antidepresivos sólo se considerará luego de un tiempo adecua do de antipsicóticos, y si el diagnóstico de depresión mayor es evidente (14). La aparición del trastorno en la etapa adolescente podría estar determinada por un proceso de mielinización tardía en la adolescencia y un error de la reestructuración o poda (pruning) sináptica, producida en los últimos años de la niñez y en los primeros de la adolescencia. En estos pacientes adolescentes estaría indicado la determinación de la actividad N-metilante, aun con mayor razón si existe consumo de marihuana, ya que ésta aumenta 6 veces el riesgo de contraer esquizofrenia y, ade más, algunos metabolitos son alucinógenos. La presencia de altos niveles de dimetiltriptamina, bufotenina o un incremento más alto que el 10 % de la ANMT sería un marcador de riesgo (vulnerabilidad biológica) de contraer la enfermedad (14). 153 Los estudios por neuroimágenes revelan, en algunos pacien tes, alteraciones que merecen ser evaluadas para establecer un cierto pronóstico evolutivo de mayor o menor gravedad. Los exámenes que evalúan el metabolismo cerebral (tomografía fotónica, positrónica) revelan un menor metabolismo en áreas prefrontales, en especial en pacientes con síntomas negativos (anhedonia, apatía, anergia, etcétera). También se han com probado signos de atrofia cerebral incipiente por la resonancia magnética nuclear. Son conocidos los estudios que han demostrado alteraciones en el SNC (sistema nervioso central) a través de la neumoen cefalografía, la tomografía computada (TC) y la resonancia magnética nuclear (RMN) cerebral simple, ecoplanar y espec troscópica. Estos hallazgos pudieron confirmarse con RMN en 15 pares de gemelos monocigóticos, de los cuales uno de cada par había desarrollado esquizofrenia. La RMN del hermano sano se tomó como parámetro, y al compararla con la del her mano enfermo se pudieron apreciar alteraciones en el volumen cerebral y ventricular (figura 33) (15). La migración neuronal, que se encuentra genéticamente determinada, puede ser alterada por noxas (virus, deficiencias Figura 33. Tomografía por emisión de positrones (PET) de un paciente de 19 años, con un trastrono esquizofrénico paranoide (brote agudo), sin trata miento antipsicótico 1 1 2 2 4 4 3 Arriba: 1) Activación metabólica frontal lateraliza da con hipometabolismo izquierdo. / 2) Aumento del metabolismo frontal dorsola teral derecho con relación al izquierdo. / 3) Mayor activación metabólica de la ínsula izquierda con relación a la derecha. Abajo: 4) No hay aumento metabólico de los gan glios basales. (Luego de 45 días de trata miento con antipsicóticos atípicos existe una disminución de las asimetrías metabó licas. Los neurolépticos atípicos por su mecanismo de acción sobre la 5-HT/DA, tienden a no aumentar el metabolismo de los ganglios basales). Gentileza del Instituto de Salud Mental y Escuela de Medicina Nuclear de Mendo za, Dra. Roxana B. Galeano y Dr. Manuel Guirao. 154 de factores tróficos neuronales maternos, etcétera). A estas dis funciones neuronales que permanecen latentes, se le sumarían las experiencias tempranas (vínculo primario deficitario) padecidas por el paciente, lo que produciría en etapas más tar días la eclosión del trastorno psicótico. El defecto del desarrollo cerebral se refleja en los mecanis mos cognitivos y en el procesamiento de la información recibida. Son varias las regiones anatómicas que son sustrato de pro cesamientos psíquicos, pero la corteza prefrontal, es quizás la más importante de la región, pues abarca la tercera parte de toda el área cortical. La gran sofisticación de este área, espe cialmente en el hemisferio izquierdo, reside en su relación con el lenguaje y constituye el rasgo de mayor diferenciación del cerebro humano, respecto de otros animales de la escala infe rior. La corteza prefrontal es un área de masivas conexiones, y se han descritos distintos hallazgos en pacientes esquizofrénicos: a) metabolismo frontal o prefrontal reducido; b) reducción general del metabolismo cerebral; c) relativo hipermetabolismo izquierdo; d) relativo hipermetabolismo de lóbulos temporales; e) anomalías funcionales a nivel de globus pallidus izquierdo. La corteza prefrontal tiene conexiones recíprocas con todas las áreas del neocórtex (temporales, parietales y occipitales), también con regiones límbicas como el gyrus cingular y el hipocampo. Estas conexiones reciben todas las modalidades de impulsos: los sensoriales (auditivos, espaciales y visuales) y los de los centros de la emoción y la atención. En la esquizofrenia, esta variedad de estímulos no puede ligarse adecuadamente y, por lo tanto, fracasa la constitución de la huella mnémica. La corteza prefrontal integra la información recibida y pro vee respuestas, a su vez moduladas por funciones corticales superiores. Recibe información ascendente del tálamo, que a su vez le llega desde ciertas regiones de los lóbulos temporales. Se han identificado tres regiones prefrontales especializadas: 155 – dorsolateral: al servicio de funciones cognitivas (abstrac ción); – orbital: al servicio de funciones de enjuiciamiento y sociabi lidad; – medial: relacionada con la actividad y con la voluntad. La función de esta zona, mediatizada por neurotransmiso res, está relacionada con la posibilidad de monitorear, de com prender, de priorizar y de llevar a cabo otras funciones ejecuti vas. Esta región es la encargada de brindar el conocimiento a los denominados actos conscientes. Lesiones en esta área producen déficit específicos de inte gración cotidiana (conversar con otros, asociar hechos pasados, manejar, adicionar números simples, etcétera). La denominada working memory es la que integra la expe riencia del momento con la información almacenada (store memory) de las experiencias pasadas, y es fundamental para el desenvolvimiento diario de la persona. El mapeo cerebral computarizado (MCC) también da infor mación acerca de la bioelectricidad ya que puede mostrar el aumento de las ondas delta, que se pueden interpretar como un índice de hiperexcitabilidad cerebral. En el cerebro de los esquizofrénicos, esta alteración del “filtro” del tronco cerebral se puede atribuir a una modificación de la relación dopamina/ acetilcolina. En la esquizofrenia, la pantalla protectora contra los estí mulos fracasa en su constitución. Los niveles hipertróficos de excitación arriban a la corteza y, en esta dimensión, imposibi litan la inscripción de elementos pertenecientes al sistema de las neuronas no pasaderas (retenedoras de cantidad). Por lo tanto, el predominio de la voluptuosidad (exceso de estimula ciones) pone en juego un hiperfuncionamiento de las vías meso-límbicas, que impiden una adecuada actividad de las vías meso-corticales. La neurotransmisión sináptica no encuen tra obstáculo. Las neuronas se han vuelto más pasaderas. Las acciones de los antipsicóticos dependen de su interac ción con los neurotransmisores, en la anatomo-funcionalidad neuronal, para que ellos, por los mecanismos de transducción 156 (unión a los receptores y cambio de funcionalidad neuronal) puedan regular los factores de transcripción y modular final mente la expresión genética, ya que sólo cambiando la infor mación del ADN nuclear será posible una modificación en la modulación de los neurotransmisores y neurohormonas, lo que permitirá una transformación en la comunicación celular. El sistema dopamínico está compuesto por tres subsiste mas: la vía nigro-estriada, la meso-límbica y la meso-córticolímbica, cuyas terminaciones dopaminérgicas se originan en el área neuronal tegmental ventral, conocidas como A9 y A10. Además, estas neuronas dopaminérgicas, que actúan sobre el eje hipotálamo-hipofisario, controlan la liberación de la hormo na prolactina. La vía meso-córtico-límbica es la más importan te, desde el punto de vista sintomatológico, ya que comunica el sistema extrapiramidal y el límbico con la corteza frontal (figura 32) (15). La administración crónica de neurolépticos produce un blo queo por despolarización post-sináptica en dichos subsistemas. Sin embargo, los neurolépticos atípicos (clozapina, olanzapina, risperidona, quetiapina, zyprasidona, etc.) bloquean con mayor intensidad el área tegmental ventral, donde se origina la vía meso-cortico-límbica. De allí que este tipo de antipsicóticos posea menores efectos extrapiramidales. Es interesante puntualizar que muchos de los pacientes que toman neurolépticos dan mayor valor al mejoramiento de sus sensaciones afectivas, que a la supresión de sus delirios y/o alucinaciones. Lo que interesa es el bloqueo dopamínico de la zona A10 como mecanismo de acción cortical de los antipsicóticos. Entre los sistemas dopaminérgicos de la corteza frontal y de las estructuras subcorticales existe una recíproca interacción, y tal vez en el futuro se puedan encontrar fármacos que permitan lograr un balance adecuado entre ambos sistemas y no solamen te obtener una estimulación o una inhibición de cada uno de ellos. La hipofunción prefrontal en la esquizofrenia está asociada a una baja actividad dopamínica. En los pacientes esquizofré nicos hay una hipofunción de los sistemas dopaminérgicos en 157 la corteza frontal y una hiperfunción en las estructuras sub corticales. Ello significa un importante compromiso de aque llos sistemas vinculados a lo cuantitativo, con escasa cualifica ción de la emo ción, y una es cue ta par ti ci pa ción de los que corresponden a niveles representacionales. Hay predominio de signos perceptivos, no amalgamados libidinalmente, y sólo articulados por leyes de simultaneidad (3). El camino hacia la constitución de una unidad mínima de sentido se encuentra bloqueado. ¿Las lesiones corticales podrían tener como correlato el aumento de dopamina subcortical? Este tipo de alteración se puede observar en estudios experimentales y en pacientes con lesiones prefrontales. Los síntomas negativos se relacionan con una menor activi dad dopamínica frontal. Los síntomas positivos están relacio nados con altos niveles de dopamina en el área A10. Las neuronas de la corteza cerebral humana disponen de un 60 a 80 % de transmisión glutamatérgica. El glutamato ejerce su acción sobre el receptor N-metil-D-Aspartato (NM DA). Es el neurotransmisor de la retina, de la cóclea auditiva y de las fibras que conectan la corteza con el tálamo (figura 34). El mecanismo glutamatérgico-aspartégico ejerce una pode rosa influencia excitatoria sobre la vía córtico-estriada que a su vez inhibe la formación reticular y las vías talámicas. Prác ticamente toda la información organizada que sale desde el cerebro se transmite por esta vía. Consecuencia de esta inhibi ción, la información sensorial a través del tálamo sufre un mecanismo de “filtro”, antes de arribar a la corteza. Así, el alerta inducido por estímulos, tanto del medio externo, como del propio cuerpo, es minimizado. Si el flujo de información que alcanza la corteza cerebral resulta excesivo, la capacidad inte ractiva cortical puede fracasar y, aparecer síntomas psicóticos como delirios, compulsiones, impulsiones u otros. Existe un balance entre las terminales excitatorias gluta matérgicas y las terminales inhibitorias dopaminérgicas sobre la regulación de la actividad de neuronas gabaérgicas en el 158 Figura 34. Modulación del filtro talámico cuerpo estriado. Esto tiene una crucial importancia en la fun ción filtro del tálamo que parece ser hipoactivo en la esquizo frenia. La hiperactividad de la dopamina o la hipoactividad del glutamato pueden reducir la acción del GABA y producir un efecto negativo sobre la función de filtro de la información sen sorial, que realiza el tálamo. La hipoactividad de las neuronas GABA puede mejorarse reduciendo la actividad dopaminérgi ca o estimulando la actividad glutamatérgica. Estas observaciones hacen suponer que la vía corticoestria da glutamatérgica-aspartérgica, puede estar comprometida en la patogénesis de la esquizofrenia y otras condiciones psicóti 159 cas como la manía y los estados confusionales, sugiriendo que la actividad psicomotora de esta vía es selectiva, ya que la dopamina no juega un rol decisivo en la regulación de dicha actividad. Es importante determinar qué combinación produce una mejoría de los síntomas positivos y negativos en la esquizofre nia. Ésta se puede lograr con drogas relativamente nuevas como son los antipsicóticos atípicos y con fármacos pro-gabaér gicos como son las benzodiazepinas y los anticíclicos. Se ha postulado que el bloqueo de receptores serotoninérgi cos (5-HT2), presente en la acción de los neurolépticos atípicos, es el efecto adicional más importante requerido para una com pleta mejoría. Esto demuestra la interrelación entre los siste mas dopaminérgico y serotoninérgico. ¿Desarrollarán inevitablemente psicosis los enfermos con hipodopaminergia cortical? ¿Las diferencias de niveles dopa mínicos entre ambas estructuras serán capaces de originar la psicosis en enfermos esquizoides? ¿Se podrían mejorar estos pacientes si se estimulan los receptores dopamínicos corticales, al provocar de esta forma un feed-back negativo sobre la hiper dopaminergia subcortical? Gran variedad de proyectos de estudios están concentrados en investigar qué porciones del genoma estarían involucrados en la esquizofrenia, cuál es la naturaleza de la asociación y cuál el mecanismo de acción. Marcadores posibles para esqui zofrenia han sido identificados en el brazo largo del cromoso ma 22 y en el brazo corto de los cromosomas 3, 6, 8 y 20. 3-4. DIAGNÓSTICO EN LA URGENCIA PSIQUIÁTRICA Los trastornos psicóticos agudos y la agitación psicomotriz son, entre las enfermedades psiquiátricas, las patologías que más frecuentemente ocasionan este tipo de episodios. El término “excitación o agitación psicomotriz” corresponde más a la descripción del estado clínico psiquiátrico de un paciente que a un diagnóstico en sí mismo. No es necesario que 160 el paciente sea “peligroso para sí mismo o para terceros” (como lo establece el código penal, con la consecuente responsabili dad profesional), para indicar una intervención psicofarmaco lógica (12). Este diagnóstico incluye la esquizofrenia, los desór denes de personalidad, agravados por otro tipo de trastornos, por ejemplo, el abuso de sustancias. La angustia despertada en el paciente por su incapacidad para controlar su ánimo, sus actos motores, su lenguaje y su comportamiento, desorganiza a la familia y/o a los allegados. En esos momentos es muy difícil conseguir el control de las conductas a través de las palabras más afectivas y contenedo ras. Se hace necesario, entonces, una tranquilización farmaco lógica. Ello no implica la antigua neuroleptización química (sedación con acciones extrapiramidales y neurovegetativas). Los nuevos antipsicóticos, llamados “atípicos”, precisamente por no poseer ese tipo de acciones “típicas”, pueden aliviar rápidamente los síntomas del paciente. Se trata de un síndrome que puede ser ocasionado por múl tiples trastornos, entre otros, por enfermedades neurológicas, clínicas, delirium, intoxicaciones farmacológicas, esquizofre nia, trastornos afectivos, crisis de pánico, síndromes de absti nencia a distintas sustancias y drogas ilegales. Los episodios psicóticos agudos y de agitación psicomotriz pueden presentarse con diferente sintomatología: desorienta ción espacio-temporal, ideación psicótica, delirios, alucinacio nes, pensamientos incoherentes, inquietud, ansiedad, agita ción motora, alteraciones afectivas, hiperactividad, falta de conciencia de situación y enfermedad, y/o alteraciones del jui cio y la memoria. Este conjunto de signos y síntomas se desa rrolla, en general, rápidamente, en horas o días, a veces en semanas (figura 35). Para establecer el diagnóstico etiológico, además del estado actual del paciente deben considerarse los siguientes paráme tros: edad, forma de comienzo, existencia de otros signos y sín tomas concomitantes (fundamentalmente clínico-neurológi cos), antecedentes de episodios similares o posiblemente rela cionados con el presente y los tratamientos efectuados, enfer medades intercurrentes y antecedentes familiares. Es muy 161 Figura 35. Diagnósticos diferenciales de la agitación o excitación psicomotriz (según clasificación del DSM-IV) Trastornos mentales orgánicos -D elirio - Demencia - Alucinosis orgánica - Trastorno delirante orgánico - Trastornos orgánicos afectivos -P or sustancias psicoactivas: - abstinencia - intoxicación Desórdenes psicóticos - Esquizofrenia - Trastorno delirante - Trastorno psicótico no especificado Trastornos de la personalidad - Borderline - Paranoide - Antisocial Trastornos afectivos - Trastorno bipolar - Trastorno maníaco - Trastorno maníaco con síntomas psicóticos Depresión mayor con síntomas psicóticos Reacción aguda por estrés - Estrés post-traumático Trastornos por ansiedad - Ataque de pánico - Fobias - Ansiedad generalizada - Inducidos por sustancias Trastornos del desarrollo Infanto-juveniles - Autismo - Trastornos de Rett, de Asperger - Déficit de atención con hiperactividad Trastorno disocial Trastornos debidos a enfermedades médicas - Hipertiroidismo - E nfermedades autoinmunes - etc. importante indagar sobre los hábitos y costumbres vitales (alimentarios, ocupacionales, conductas sexuales, consumo de drogas y fármacos, etc.). En los casos en los que por el estado actual del paciente no pueda contarse con su colaboración, es necesario acudir a familiares o acompañantes que puedan con tribuir a recoger los datos mencionados. Es fundamental la evaluación de las características de los síntomas presentes, para determinar el riesgo que implican para el paciente o para terceros. Por ejemplo, en caso de que existan alucinaciones auditivas, establecer si influyen sobre la conducta del enfermo, si le ordenan realizar actos peligrosos o relacionados con la muerte, si resultan amenazantes al punto 162 de que el paciente no logra controlar sus actos, etc. Los antecedentes familiares de trastornos psiquiátricos (enfermedad maníaco-depresiva, esquizofrenia, alcoholismo u otras adicciones, suicidio) pueden aportar datos que faciliten la orientación diagnóstica. Es conocida la mayor incidencia de ciertos trastornos en familiares de primer grado. A la vez pue de conocer las características del entorno familiar, a fin de determinar las posibilidades de contención del paciente y las características de su entorno familiar. El abordaje psicofarmacológico de estos episodios apunta a aliviar el sufrimiento del paciente, controlar una situación potencialmente peligrosa y posibilitar un tratamiento definiti vo y efectivo del trastorno básico subyacente. No existe un úni co agente para el control de la excitación. En cada caso y situa ción se elegirá el fármaco o los fármacos adecuados. Al respecto, una vez que se haya determinado que el estado de excitación psicomotriz corresponde a un trastorno psiquiátrico, se deter minará cuál o cuáles son los síntomas preponderantes y más perturbadores y, por lo tanto, los más urgentes por controlar. Ángel sigue tratado con haloperidol. La duración prolonga da del tratamiento fue necesaria, ya que existen altas probabi lidades de recidiva, cuando el haloperidol se suspende precoz mente (15). Las irrupciones excitatorias sobre el aparato psí quico, manifestada en el brote, se redujeron paulatinamente. Los mareos, la confusión y la agitación disminuyeron, facili tando así el comienzo del trabajo psicoterapéutico. La utiliza ción de psicofármacos propició la llegada del momento restitu tivo, es decir, la configuración de un sistema interpretativo, que desarrolló un nivel de elaboración mental más complejo. Los niveles cuantitativos bajos promovieron un aumento de su actividad mesocortical y, en consecuencia, del trabajo psíquico. Ser mirado implica siempre un doble circuito: ser reconoci do y, al mismo tiempo, burlado. El gesto o la intervención del otro se registra como poniendo en juego segundas intenciones. Los hombres constituyen un conjunto, que está pendiente de él. Un hombre lo mira y Ángel se siente acusado de robar un ban co o de bus car un be ne fi cio per so nal. A ve ces la voz le re cuer da que es un “ta ra do”, que es un ser di fe ren te a los 163 demás o que tiene poderes especiales. Oscilación impotencia/ omnipotencia, que siempre indica su distinción del otro. Y esto es lo que determina que él no pueda obtener lo que los comu nes tienen: trabajo y pareja. “Cuando me siento así, veo a los hombres dibujados”, dice. La familia, sin conciencia de la enfermedad, sostiene que el hijo es “vago” porque no quiere trabajar y a su vez que no consi gue trabajo porque no quiere: “Se las da de gerente bancario”, afirma la familia. “Soy diferente, merezco un trabajo mejor, que todas esas basuras que aparecen en los diarios”, dice Ángel. 3-5. RESTITUCIÓN DELIRANTE El delirio paranoico intenta restituir algo del orden cualitativo. Es un camino para compensar las fallas en la triangulación. El delirio retoma, bajo una forma apenas disfrazada, elementos completamente reales de la infancia del enfermo. “Existe en él un núcleo de verdad histórica” (Freud). Ángel se presenta en algunos trabajos con miedo, atemori zado por un entrevistador que pone caras “de querer agarrár selas con él”. Es que él puede llegar a ser “alguien”. Tiene miedo a la presencia de este tercero, que amenaza permanen temente con usurpar su lugar. Entonces reacciona activamente (se puede enojar, tener una pelea con el colectivero, prepotear a un entrevistador cuando busca trabajo). Cualquier episodio, todo lo que acontece, es susceptible de ser leído, de ser visto desde esta perspectiva, desde este “molde sistematizado”. Él investiga las intenciones, las motivaciones del persegui dor, y esto le hace poner en juego un proceso intelectual, un desarrollo teórico, que en numerosas oportunidades seduce al terapeuta. Como otros enfermos paranoicos, parece escribir el gran libro de la metapsicología. Descripción minuciosa a la que sólo le falta el lenguaje, el código freudiano. En “Introducción del narcisismo”, Freud marca la actitud de los padres cariñosos como consecuencia de la reproducción 164 del propio narcisismo (4). “His majesty, the baby”, es el lugar de ese yo ideal, en el cual tienden a cumplirse los anhelos más primitivos y esa felicidad, supuestamente vivida, en algún momento de la prehistoria. Majestad, regida por la necesidad y la indefensión, con relación a una carencia material y psíqui ca. Esta última determinada por la ausencia de un aparato que permita tramitar tensiones. El bebé, en el intento de resolver incrementos de excitación, recurrirá al modelo de alteración interna. Pero el llanto, el pataleo o el grito, no alcanzarán para descargar la cantidad. Se hará necesaria una intervención, que suspenda transitoria mente el desprendimiento cuantitativo. Esta intervención, requiere de una alteración en el “mundo exterior”, es decir, una acción específica, realizada a través de la “asistencia ajena”. La introducción del deseo, primer circuito que corresponde a la identidad perceptiva, señala la idea de inscripción en el apara to psíquico. La transformación cantidad/cualidad remite a una difusión y canalización a través de las zonas erógenas. La pura cantidad sigue funcionando en Ángel, en determi nadas áreas: la respiración y la alimentación. Imposibilidad de ligaduras por ausencia libidinal, ya que la cantidad se trans forma en pulsión de autoconservación, en la medida en que es libidinizada. Hay aquí una dificultad materna para operar un “préstamo” de su aparato psíquico. Sin embargo, Ángel pudo cualificar ciertos niveles de excitación. Algunos de ellos acce dieron al status de zona erógena y en ciertos momento se logró cierta unificación de éstas. En realidad, la “asistencia ajena”, implica otorgar significa dos: el llanto del bebé no es un mensaje, es la madre quien lo interpreta como tal. Esta traducción se liga a un pedido, a un significado. Ella, en última instancia, responde a aquello que ella misma formula. Godino Cabas señala: “Se ve que no otra cosa que una alie nación es lo que funda al sujeto como tal. Por lo tanto, se dedu ce: el sujeto es sujeto si y solamente si, pre-existe en el código del otro como tal” (7). Ángel es significado con un nombre, que porta la anulación de la diferencia: los ángeles no tienen sexo. La madre, ante la 165 imposibilidad del desdoblamiento de su narcisismo, no permite reconocer en su hijo a otro distinto de ella. Los ángeles, al igual que los hombres, son criaturas racionales, pero a diferencia de estos últimos son espíritus puros, sin mezcla de materia. Ángel reiterará que “siente que es de humo”. No hay quiebre ni ruptura en este vínculo con la madre. Esta célula narcisista se perpetúa a lo largo de la vida de Ángel. La célula permanece y se cierra, porque desde la madre no hay otros que puedan mediatizar la imposibilidad de esta escena. Godino Cabas agrega: En la locura la célula se cierra y esto obliga al sujeto al delirio como única alternativa para restablecer el equilibrio. Simple mente porque la célula tiene un agujero que, localizado en la madre y el deseo materno, abre el campo a la cuestión del padre. Ese agujero es tapado por el delirio (7). Ángel reproduce en cada situación de su vida, la amenaza permanente a la que está sometida su célula. Por ejemplo, dice: “Ayer estando en una entrevista para conseguir trabajo sentí miedo. El hombre me ponía caras. Tuve que irme rápi damente. Él sospechaba que yo podía ser “alguien” y si lo descubría me atacaría. Él creía que yo era un chorro y le vi las intenciones de llamar a la policía. Disimulé astutamente mi retirada, me fui, llegué a casa y en el huevo me tranqui licé”. El “huevo” es el departamento donde convive con su tía, a quien ama y odia, alternativamente. Pero también describe la sensación de ahogo y de asfixia que le produce permanecer muchas horas en esta casa. Salir de ella lo enfrenta con una realidad amenazadora. Quedarse se manifiesta en una sensación de encierro, que sólo en algunas oportunidades mediatiza el cuerpo real, a través de ataques de asma. Este último es un circuito neurofisiológico cuantitativo que, como señala Sami-Ali, “sólo aparece cuando 166 el delirio (circuito imaginario) roza su límite” (18). Es en esta convivencia donde se materializa el “pasado en su eterno retorno”, donde se repite la célula. Es la repetición de una infancia, caracterizada por una sumisión pasiva a un padre dominador, restrictivo y sádico. Este padre desregulado y estas madres invasoras propician trastornos en la neurotrans misión, que determinan el fracaso en la estructuración del sen timiento de identidad. Estos caracteres de las funciones mater na y paterna se unen a las fallas genéticas neurobiológicas. Ambas actúan como elementos constitutivos de las series com plementarias, determinando trastornos psico-neuroquímicos. Los neuroquímicos están vinculados a la hipoactividad talámi ca (falla en la capacidad filtrante de los estímulos endógenos y exógenos) y a la disminución en la actividad mesocortical. Los psíquicos remiten a la imposiblidad de constitución subjetiva. Ángel repite el circuito de encierro. La cárcel que constitu ye, desde lo físico, su vivienda, y desde lo psíquico, la sensación de un muro que lo separa del mundo. En su historia infantil fueron dos mujeres (una de ellas aún vigente), las que crearon un refugio para protegerlo de las irrupciones paternas. Violen cia que se atribuye paulatinamente a todo el mundo, sobre todo a aquellos de su mismo sexo. Frente a las mujeres asfixiantes, lo único que puede salvar lo, es la ruptura del “huevo”, a partir de la triangulación. El encierro constituye, entonces, una cierta posibilidad de unifica ción corporal. Ángel queda atrapado en la falla de esta imagen, que reproducirá de manera incansable en su delirio. Freud dice: Y el paranoico reconstruye (se refiere al mundo), claro que no más espléndido, pero al menos de tal suerte que pueda volver a vivir dentro de él. Lo edifica de nuevo mediante el trabajo de su delirio. Lo que nosotros consideramos la producción patoló gica, la formación delirante, es, en realidad, el intento de res tablecimiento, la reconstrucción (5). Ángel intenta ser, a través de una cualificación externa y particular. Trata de construir y dar forma a la excitación. La 167 “asistencia ajena” otorga significados, éstos determinarán un yo, que desde el origen es otro. El mito de Narciso describe la fascinación que ejerce su propio rostro en las ondas que se reflejan en el agua, como si esta imagen fuera real o pertene ciera a otro. Sami-Ali agrega: [...] sin darse cuenta se desea a sí mismo [...] ¿Qué ve? Lo igno ra. Hasta que no puede eludir la evidencia: “Pero ese efebo soy yo”. Narciso se reconoce como otro, y esta alteridad, en virtud de la cual se mide el hecho de que él es extraño a sí mismo, en lugar de liberarlo del hechizo del objeto, lo liga a él hasta la muerte (17). Al reconocer en este otro su propia imagen, el niño cierra el circuito de la identificación primaria. Freud considera esta identificación como la más temprana exteriorización de una ligazón afectiva con otra persona. La incluye en la prehistoria del complejo de Edipo, es decir en una época previa a la apari ción de la castración, en la que el niño considera que todos tienen pene. “la identificación aspira a configurar el yo propio a semejanza del otro, tomado como modelo” (6). Esta temprana ligazón a otro, que Freud adscribe al padre, debe ser pensada en términos de ausencia de diferenciación sexual (padre-madre fálica). La identificación es dual, ya que comprende dos términos: el cuerpo del niño y su imagen. El niño se identifica con un doble de sí mismo, con una imagen que no es él mismo, pero que le permite reconocerse. Es esta dualidad la que se inscribe en el delirio paranoico. Ángel es dos: él mismo y su perseguidor, ocupa entonces ambos polos de la dialéctica. Este ser amenazador es homólogo al sujeto mismo, es el incómodo rival que intenta alterar el equi librio de Ángel en su célula (7). Hay aquí una ausencia de ingreso en la fórmula edípica, ya que la presencia material y concreta del padre, imposibilita que el tercero se constituya como símbolo. Se presenta la falla en la función paterna. Ésta debió haberse constituido como representante con relación a la filiación y al origen, es decir, en 168 un orden de significación. Por el contrario, la ausencia de la inscripción psíquica pro duce la repetición de un precario esquema argumental (el delirio), en el cual predomina la insistencia de irrupciones cuantitativas atemorizantes que el paciente debe interpretar. Comprenderlas, incluirlas en un sistema es el intento de dar les un orden de cualidad. Mientras Ángel delira, reconstruye un padre. Maldavsky señala: Por lo tanto, la desestimación de la palabra paterna puede tener el valor de soporte no sólo de la desmentida del juicio de la castración materna sino del juicio que decreta la caída de la omnipotencia del padre, del juicio que falla la muerte paterna. Y este juicio se ve promovido por el desarrollo de un precons ciente que se enlaza con el pensar, a partir del soporte en el apellido paterno. Un padre que sólo habla es aniquilante de otro que retiene para sí la omnipotencia. El yo de Schreber se ofrece precisamente para sostener la omnipotencia de dicho padre, su identificación con la ley (Lacan), en desmedro del privilegio de la palabra como expresión del pensar inconscien te (11). El padre de Ángel propicia la voluptuosidad (el exceso), no el pensar. Ángel sería entonces el “hijo de una seducción a la que le falta la castración” (7). Freud, en el historial de Schreber afirma que “no era correc to decir que la sensación interiormente sofocada es proyectada hacia afuera; más bien inteligimos que lo cancelado adentro retorna desde afuera” (5). (El destacado es nuestro.) Ángel dibuja exteriormente un padre marcado por la des confianza, que retorna desde afuera, porque no se ha constitui do como marca en su interioridad. El delirio se constituye como tentativa y fracaso de encontrar un padre que marque esta diferencia. El paranoico, para defenderse de un deseo homosexual, construye un delirio persecutorio. Freud fundamenta esta idea a partir de la inclusión de una fase mediadora entre el autoe 169 rotismo y la elección de objeto: el narcisismo. El individuo sin tetiza en una unidad sus pulsiones sexuales autoeróticas y se toma a sí mismo, a su cuerpo, como objeto de amor. En este momento los genitales ocupan un lugar de privilegio. Este hecho promueve la elección de un objeto con genitales pareci dos (homosexualidad). Se puede pensar, entonces, que el paranoico tiene algo de homosexual, pero no con relación a la elección de objeto, sino en cuan to a aque llo que po ne en jue go una es truc tu ra ción anterior a la diferenciación sexual. El perseguidor es homólogo al sujeto mismo (7): “[...] nos vemos llevados a suponer que el punto débil de su desarrollo (el de los paranoicos) ha de bus carse en el tramo entre autoerotismo, narcisismo y homose xualidad, y allí se situará su predisposición patológica” (5). 3-6. SEGUIMIENTO El tratamiento transcurre por etapas en las que Ángel puede interrogarse sobre su delirio. Su capacidad de desplazamiento marca el camino de la terapia. Continúa medicado, ya que, estadísticamente, el 50 % de los pacientes que suspenden la medicación presentan un rebrote dentro del año y el 25 % a los dos años. A medida que avanza el tratamiento, Ángel despliega y recorta los caracteres de su “enemigo” y éste empieza a desdi bujarse. Paulatinamente, este lugar es ocupado por una figura idealizada: el Sai Baba (líder de una secta religiosa hindú). Lee incansablemente sus libros, comenta sus “milagros”, pero no se detiene en ellos. Sí, en cambio, rescata sus enseñanzas vincu ladas a la esperanza, a la bondad, al desapego a la materiali dad, a la solidaridad. Sai Baba es el gran maestro que protege, que enseña, que transmite. Ángel dice de él: “Él es padre y madre a la vez. Su nombre es significativo. Sai es el aspecto femenino del Universo y Baba, el masculi no. Sus movimientos son delicados y a la vez fuertes y auto 170 ritarios”. Imagen completa, que deja a la castración fuera de circula ción y de esta manera evita el enfrentamiento con el problema del tercero. La ideología de Sai Baba se puede condensar en sus siguientes afirmaciones: “No hay nada que Yo no vea, ningún lugar hacia donde no conozca el camino. Mi suficiencia es incondicional, inde pendiente de todo. Yo soy la totalidad, toda ella. Yo no soy gurú ni Dios; Yo soy ustedes, ustedes soy yo, esa es la Verdad. No hay distinción. Lo que parece así es el engaño. Ustedes son olas; Yo soy el océano. Sepan esto y sean libres, sean Divinos”. Durante varios meses, Ángel siguió comentando sus lectu ras. Podía estar de acuerdo con algunas y criticar a otras. De manera gradual, el Sai Baba comenzó a ocupar un lugar más secundario en su vida. Actualmente puede deambular en la calle sin temor, afirma que ve a “los hombres más humanos”. Puede recordar épocas cuando los veía dibujados y él mismo se sentía de humo. Trata de conseguir trabajo, presentándose a menudo a numerosas entrevistas. Casi todos los fines de sema na visita a un amigo de su juventud. Lamenta el tiempo que perdió “sin vivir” cuando estaba enfermo. Concurre a exposicio nes de pintura y cuando puede compra algún casete de su música preferida. Dice disfrutar de su libertad cuando su tía malhumorada viaja al interior a visitar a su hermana. Anhela tener un trabajo, a pesar de que siente que hay una fuerza que no puede doblegar y que lo arrastra a no encontrar lo. Se lamenta porque se da cuenta de que no desea trabajar para sí mismo, sino que eso es lo que hay que hacer para ser hombre. La terapia transcurre por etapas donde se lo puede interro gar sobre su delirio, y en ciertas oportunidades se lo acompaña, sin que se lo pueda entender. Su capacidad de desplazamiento ha marcado el camino de su tratamiento. Paz, refiriéndose a la tarea del analista con relación al paciente psicótico, comenta: “Situar al paciente frente a los cir 171 cuitos de repetición, en que la presencia en bruto de ingredien tes arcaicos lo sumergen. Introducir tiempo, proceso y posibili dades de subjetivación diferenciada en el seno de tales expe riencias” (16). Sólo el devenir de Ángel marcará un camino que permita evaluar si estas condiciones se han puesto en juego. 172 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. 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Estrategias terapéuticas y psiconeurobiológicas, Buenos Aires, Paidós, 1998. 14. Moizeszowicz, J. y Guala, S.: “Tratamiento psicofarmacológico del trastorno límite, fronterizo o borderline de la personalidad”, en Moizeszowicz, J., Psicofarmacología psicodinámica IV. Estrategias 173 terapéuticas y psiconeurobiológicas, Buenos Aires, Paidós, 1998. 15. Moizeszowicz, J.; Marmer, M., y Suárez, E.: “Psicofármacos antip sicóticos”, en Moizeszowicz, J., Psicofarmacología psicodinámica IV. Estrategias terapéuticas y psiconeurobiológicas, Buenos Aires, Paidós, 1998. 16. Paz, R.: “Vicisitudes de la transferencia delirante”, Delirios, Ima go, 9, 1980. 17. Sami- Ali: Cuerpo real, cuerpo imaginario, Buenos Aires, Paidós, 1979. 18. Sami, Ali: Pensar lo somático, Buenos Aires, Paidós, 1991. 19.Teicher, M. H.; Ito, Y.; Glod, C. A.; Schiffer, F., y Gelbard, H.: “Early abuse, limbic system dysfunction, and borderline personality disorder”, en Silk, K. R., Biological and Neurobehavioral Studies of Borderline Personality Disorder, Washington, American Psy chiatric Press, 1994. 174 4. TRASTORNO DEPRESIVO 4-1. HISTORIA CLÍNICA Marcela tiene 25 años. Llega al consultorio acompañada por sus padres. Su aspecto físico denota descuido, desinterés. No habla. Su padre refiere que está cada vez peor. No quiere levantarse de la cama. No le interesa terminar su carrera universitaria. No se baña. Quiere comer y dormir durante todo el día. Con un susurro responde que nada le interesa, que la vida no tiene sentido para ella. Se considera un ser indigno, una inútil, una carga para su familia y para los pocos ami gos que aún puede conservar. Su delirio de “insignificancia”, sólo se interrumpe por cortos períodos de ingesta voraz. Se siente gorda y despreciable. Viene siempre acompañada, con el mismo jogging negro arratonado. Nació en una ciudad de provincia. Al terminar los estu dios secundarios, se instaló en Buenos Aires, en un departa mento que tiene el padre, para realizar el ingreso a una carrera universitaria. Tiene dos hermanos mayores, que con anterioridad siguieron un camino similar, y estudiaron carreras terciarias. Luego de la graduación del menor, Marcela se queda sola en el departamento. Poco tiempo después comienza a tener dificultades para levantarse de la cama. Se encapsula cada vez más, tiene grandes ingestas alimentarias, no puede rendir sus exámenes y siente una intensa falta de vitalidad. Su relato es escueto, su cara denota un profundo sufri 175 miento. Sus palabras reiteran invalidez, autorreproche, vacío. Siente que no hay salida y que el único horizonte posi ble es la muerte. Considera a ésta como una desaparición biológica, y dice percibirla como una continuidad de su muerte actual, en vida. La idea de suicidio se presenta en Marcela como telón de fondo, a veces imperceptible, pero que empuja a tenerla en cuenta. Con respecto al melancólico, Tendlarz sostiene: La aparente paradoja del sentimiento de ya estar muerto y, a la vez, de no poder morir puede ser explicada a través del con cepto lacaniano de “la segunda muerte” dada “por la discordan cia de las dos muer tes, in tro du ci da por la exis ten cia de la condenación [...]. Lacan distingue la primera muerte, biológica, de la segunda, simbólica... La condena invierte el orden y pro duce que la segunda muerte anteceda a la primera [...]. Entre ambas muertes se sitúa el “dolor de existir” como traumatismo del goce sobre el viviente. La queja melancólica también tiene allí su lugar, lo que explica por qué el sujeto puede considerar se ya muerto, y sin embargo padecer la agonía de no poder morir. En las autoacusaciones, el melancólico encuentra exis tencia frente a su muerte simbólica (22). Se realiza la interconsulta psicofarmacológica con el objeti vo de determinar si la existencia del riesgo suicida podría implicar, además del tratamiento medicamentoso, una inter nación protectora. 4-2. RIESGO SUICIDA No ha sido posible identificar un único factor ni un marcador o indicador de riesgo fiable. Varios aspectos se han descripto como elementos orientadores o útiles para que, en algún momento, puedan ser valorados frente a las fantasías, las ideas o los planes de elaboración suicidas. El primer objetivo de la consulta psicofármaco-neurobioló 176 gica fue la detección de su potencial riesgo suicida. Concomi tantemente fue necesario establecer un criterio diagnóstico para evaluar la medicación a prescribir. Este último punto es sustancial, ya que diferentes patologías mentales pueden pre sentar riesgo suicida (depresión y trastornos afectivos mayo res, alcoholismo, abuso de sustancias y algunas psicosis, en especial aquellas que padecen alucinaciones con mandatos de muerte) (16). Con relación a los factores neurobiológicos implicados en las conductas suicidas, en los últimos años y con el avance de las técnicas bioquímicas y de las neuroimágenes, se han desa rrollado múltiples investigaciones a fin de descubrir posibles factores determinantes o relacionados con este tipo de conduc ta. Existen estudios en animales, en individuos suicidas postmortem, en pacientes con riesgo y en enfermos que lo han consumado. Las alteraciones neurobiológicas, que presentan los pacien tes depresivos suicidas o con riesgo, demostradas en la actua lidad, son las siguientes: 1) Disminución de las serotonina (5-HT) y su metabolito 5-hidroxiindolacético (5-HIA) en el líquido cefalorraquídeo (LCR) de pacientes y suicidas. 2) Aumento de la actividad del eje hipotálamo-hipófiso-supra rrenal: –aumento de la hormona liberadora de corticotrofina (CRH), en LCR, –reducción de los receptores a CRH, en la corteza frontal, –aumento del tamaño de las glándulas suprarrenales, –aumento de la excreción urinaria de 17-hidroxicorticoides, –disminución del la noradrenalina en el locus coeruleus. 3) Disminución de los niveles de colesterol total. 4) Aumento de los receptores 5-HT 2A en plaquetas. 5) Disminución del flujo y metabolismo en la corteza prefron tal izquierda (dorsolateral), comprobada por neuroimáge nes. 6) Existe una concordancia del aumento del consumo de alco hol, del suicido y de la agresividad en familiares que pre 177 sentan una alteración genética de la enzima triptófano-hi droxilasa (convertidora del triptófano en serotonina). 7) En roedores a los que se le ha hecho una deprivación trans génica del receptor 5-HT 1B, aumenta la agresividad, la impulsividad, la agresión sexual y la autoadministración de alcohol o cocaína. No existen estudios clínicos que demuestren, de manera fehaciente, el riesgo de cometer actos suicidas. Los suicidas pre sentan en un 95 % enfermedad psiquiátrica previa y más del 50 % de ellos tienen enfermedades depresivas. Sin embargo, se pueden efectuar algunas consideraciones: en primer lugar, una gran ansiedad (ansiedad generalizada, crisis de pánico) acompañada de insomnio, consumo de sustan cias adictivas (alcohol, cocaína y otras) y severa pérdida de las sensaciones placenteras (anhedonia real) se correlacionaron, de manera significativa, con aquellos pacientes que atentaron contra su vida dentro del primer año de tener esta sintomato logía. Por el contrario, una historia con intentos suicidas previos, acompañada de una ideación suicida permanente y la mani fiesta desesperanza, precedió a la consumación del acto entre el segundo y el décimo año de presentar esta sintomatología. En segundo lugar existen determinaciones neurobiológicas, de fácil y algunas de difícil implementación, que pueden acom pañar a la sintomatología clínica en un grupo de pacientes de riesgo: – Serotonina en plaquetas: se encuentra disminuida. – 17-hidroxicorticoides urinarios: la excreción está aumen tada. – Cortisol con inhibición a la dexametasona: Los sujetos nor males tienen cortisol plasmático elevado por la mañana y bajo por la tarde, en cambio los depresivos mayores lo tie nen elevado –de manera permanente– durante todo el día. En sujetos normales, la administración oral a las 23 hs. de 1 mg del corticoide sintético dexametasona inhibe la libera ción de la hormona corticotrófica hipofisaria (ACTH), pro 178 duciendo un menor nivel del cortisol, dosado en la sangre periférica a las 16 hs. del día siguiente. Ello se debe a una regulación descendente o a un feedback regulatorio negati vo. En un alto porcentaje de pacientes depresivos y/o bipo lares con riesgo suicida, esta inhibición no se lleva a cabo. El cortisol sanguíneo, dosado por la tarde, queda anormal mente elevado, debido a que el eje hipotálamo-hipófisoadrenal esta hiperactivado y no tiene una contrarregula ción negativa. – TSH (hormona tirotrófica hipofisaria) con estimulación por vía intravenosa de TRH (hormona hipotalámica sintética que libera TSH): La secreción de TRH está regulada por la noradrenalina, la dopamina e inhibida por la somatostati na. El test consiste en administrar TRH de manera intrave nosa por la mañana, luego de obtenerse el valor basal de tirotrofina (TSH) del paciente. Posteriormente, se extraen muestras sanguíneas y se calcu lan las diferencias respecto al valor basal de TSH. La prueba se considera normal cuando las diferencias son menores a 5-7 uU/ ml; disminuida (hiporrespuesta o curva aplanada), cuando son mayores a 5-7 uU/ml; y aumentada cuando superan las 15 uU/ ml. De esta manera se pude diferenciar dos tipos de respuestas: 1) la del hipertiroidismo precoz y la de la depresión mayor (en un 25-30% de los casos), en las que aparece una curva aplana da; 2) la del hipotiroidismo primario y la de algunos casos de depresión mayor (menos del 15%), donde los valores de TSH aparecen aumentados. En este último caso, es conveniente investigar la posibilidad de un hipotiroidismo subclínico, debi do a tiroiditis asintomáticas (generalmente autoinmunes). El hipertiroidismo raramente se confunde con una enfer medad psiquiátrica, ya que los diagnósticos diferenciales son la ansiedad y el pánico. Excepcionalmente, el hipertiroidismo puede confundirse con la fase hipomaníaca de un trastorno bipolar de tipo I o II. La hipersecreción de la TRH, en la depre sión mayor, produce una regulación descendente (“down regu lation”) de los receptores a TRH en la hipófisis anterior, lo que ocasiona la hiporrespuesta de la hormona tirotrófica (TSH). 179 Este aumento de la TRH se pudo comprobar en el LCR de pacientes depresivos. Los pacientes hipotiroideos pueden confundirse con depre sivos y ser tratados erróneamente con antidepresivos. Entre el 8 y 14 % de pacientes deprimidos tienen hipotiroidismo (de grado III: T3, T4, TSH normales con hiperrespuesta de TRH), llegando hasta el 20 % en depresiones resistentes. Es por ello, que actualmente el eje tiroideo debe ser evaluado de manera rutinaria en los pacientes depresivos y obviamente en forma seriada en los que están medicados con litio. – Colesterol total disminuido: se encontró un colesterol nota blemente disminuido en pacientes suicidas, accidentados y violentos. La mortalidad “no debida a enfermedad” (No ill ness Mortality, NIM), en este tipo de pacientes menores de 40 años, es la causa de muerte más importante en los Esta dos Unidos. – Estudio de neuroimágenes (tomografía por emisión de fotón único, positrónica): hipometabolismo en la región prefrontal dorsolateral del hemisferio izquierdo (figura 36). – Alteración de la proteína codificada de la enzima triptófa no-hidroxilasa (convertidora de triptófano en serotonina) en “familias con genes candidatos” de depresivos y/o alcohó licos. – Reducción de la ligadura del 5-HT 1A al ARN mensajero: en pacientes suicidas aparece reducida esta ligadura en el hipotálamo, efecto que con antidepresivos puede revertirse experimentalmente. Si bien no existe un correlato del suicidio de seres humanos en los animales (aunque la literatura describe caballos o perros que se arrojan al vacío), se experimentaron algunos modelos, donde, si se reducen abruptamente los niveles de serotonina cerebral y colesterol en monos, aparecen en ellos conductas impulsivas y autoagresivas, para sí o contra terce ros, aunque las lesiones autoprovocadas nunca llegan a ser mortales. Sin embargo, si se los depriva de la madre en la pri mera infancia, los niveles de automutilación y el consumo de 180 Figura 33. Tomografía por emisión de positrones (PET) de una paciente de 32 años, con un trastrono depresivo mayor de ocho meses de evolución, sin tratamiento psicofarmacológico ni psicoterapéutico, que presentó síntomas psicóticos. 1 2 Anterior 3 Posterior 2 1 2 4 1) 2) 3) 4) Hipometabolización frontal medial bilateral. Hipoactivación frontal dorsolateral inferior y temporal superior, a predominio izquierdo. Hipometabolización de los ganglios de la base, especilamente los derechos. Hipometabolización global de las áreas anteriores respecto de las posteriores. Gentileza del Instituto de Salud Mental y Escuela de Medicina Nuclear de Mendoza, Dra. Roxana B. Galea no y Dr. Manuel Guirao. alcohol (condicionado para ser autoadministrado por el ani mal) son notoriamente mayores. La mayoría de los antidepresivos disminuyen los pensa mientos e ideas suicidas. Sin embargo, algunos de ellos, en especial aquellos que no ocasionan el aumento de la recapta ción de serotonina, pueden llegar a aumentar la tasa suicidó gena. En muchos casos, la acción desinhibitoria de los antide presivos precede a los efectos sobre el humor, de tal manera que el paciente mantiene un ánimo depresivo, pero se encuen tra más “activo” y, en caso de que tuviera ideas de autoelimi nación, este momento es particularmente riesgoso. También las benzodiazepinas, por reacciones paradojales a sus efectos ansiolíticos, pueden ocasionar, en especial en los pacientes borderline, una desinhibición de las conductas agre sivas. Además, es importante tener en cuenta la toxicidad inherente a cada antidepresivo y la cantidad de comprimidos que se prescriben al administrarlo a un paciente con ideación suicida, especialmente en los casos en que se realiza un trata miento ambulatorio. En un metaanálisis estadístico con más de 17.000 pacientes 181 se comprobó que la administración de carbonato de litio, durante largos períodos, permitió disminuir las tasas de suici do en enfermos depresivos y/o bipolares en forma altamente significativa. Los factores genéticos-familiares deben ser tenidos en cuen ta ya que es muy frecuente la presencia de antecedentes de intentos o actos suicidas en generaciones inmediatas o lejanas. Éste fue el caso de Marcela: una tía materna se había sui cidado cinco años atrás con una mezcla de psicofármacos. El hecho de que un paciente tenga entre sus antecedentes a un familiar suicida, debe ser considerado como un factor que incrementa el riesgo. Ante pacientes deprimidos y desesperanzados, como Marce la, es necesario preguntarles si tienen deseos, fantasías o ideas suicidas y, si éstas están presentes, en qué consisten y cuáles son sus características. Diferenciar si son fantasías, deseos de muerte o intenciones suicidas, si ha comenzado a elaborar un plan para llevarlas a cabo o si ya ha elegido un método. En la entrevista con Marcela, se pudo detectar un profundo deseo de morir. Sin embargo, se sentía incapaz de fabricar un plan para matarse. Deseaba que sucediera algo ajeno a ella que provocara su muerte. En pacientes que han estado deprimidos y súbitamente mejoran, es necesario preguntarles por sus ideas de muerte y/o suicidio. En muchas ocasiones esta “mejoría aparente” se corresponde con la decisión de autoeliminarse. El grado de per turbación (nivel y tipo de angustia, capacidad de tolerancia a la frustración, agitación, etc.) y la capacidad autolítica del paciente están estrechamente relacionados (16). Si bien lo que mata al paciente es su alto grado de letalidad, el nivel de per turbación es fundamental. Sin embargo, un paciente deprimi do decidido a matarse no manifiesta un grado importante de perturbación, pero tiene un elevado riesgo suicida. La combi nación de ambos factores es la más peligrosa. El mal diagnóstico del riesgo suicida durante la entrevista médica, con la consiguiente alta o su remisión a la casa para controlarlo al “día siguiente”, puede tener graves consecuen cias. Cuando el riesgo suicida se considere elevado y no haya 182 familiares continentes, ni garantías para poder efectuar un tratamiento ambulatorio adecuado, se indicará la internación psiquiátrica. 4-3. DIAGNÓSTICO Y TRATAMIENTO “La melancolía se singulariza en lo anímico por una desa zón profundamente dolida (I)*, una cancelación del inte rés por el mundo exterior (V), la pérdida de la capacidad de amar (II), la inhibición de toda productividad y una rebaja en el sentimiento de sí que se exterioriza en auto rreproches y autodenigraciones (VII-VIII) y se extrema hasta una delirante expectativa de castigo (IX)” (6). “Quizás el futuro nos enseñe a influir en forma directa, por medio de sustancias químicas específicas, sobre los volúmenes de energía y sus distribuciones dentro del apa rato anímico” (10). En este caso el diagnóstico desde el DSM-IV es: – – – – – Eje I. Trastornos mentales principales: trastorno depresivo mayor, moderado, con síntomas melancólicos. Eje II. Trastornos de la personalidad: trastorno de la perso nalidad por evitación. Eje III. Enfermedades médicas: obesidad. Eje IV. Problemas familiares y psicosociales: problemas relativos al grupo primario de apoyo (padres, actividades laborales y académicas). Eje V. Evaluación de la actividad global: mejoramiento en las áreas psicosociales y laborales, luego del tratamiento. Las dimensiones diagnósticas desde el punto de vista psico dinámico son: * Los ítem en números romanos entre paréntesis, remiten al DSM-IV. 183 – Manifestaciones clínicas: delirio de insignificancia, autorre proches, desvitalización. – Fijaciones libidinales: oral secundaria. – Fijaciones yoicas: yo placer purificado. – Núcleo tóxico: desregulación en la neurotransmisión nora drenérgica, serotoninérgica y del eje límbico-hipotalámicohipófiso-suprarrenal. – Defensas: desestimación del superyó. – Comorbilidad: bulimia sin mecanismos compensatorios. En la actualidad se ha comprobado que, cuando el abordaje terapéutico elegido es interdisciplinario, la proporción de pacientes sin recurrencia es notablemente mayor (figura 37) (13). Marcela fue tratada con antidepresivos Inhibidores de la Recaptación de Serotonina (IRSS) en dosis y tiempo suficiente, con continencia familiar domiciliaria. Marcela se resiste a recordar. También en el proceso tera Figura 37. Disminución de la recurrencia depresiva con tratamiento interdisciplinario péutico, el sin sentido se constituye en núcleo central. ¿Para qué hablar? Esto no conduce a nada. Es imposible salir de esta fuerza que succiona hacia la inercia. Trabajar, estudiar, vestir 184 se, bañarse, analizarse, no tienen razón de ser. Marcela dice: “Mi familia está preocupada. Encima que soy una basu ra, traigo problemas. En realidad, nunca merecí lo que hicieron por mí. Darme gustos, comprarme cosas, mandar me a la capital a estudiar. Mi padre hace sacrificios para poder mantenerme económicamente. Y ahora los gastos del tratamiento. Sería mejor no haber nacido”. Marcela creció pegada a su madre. Desde que ella recuerda, su padre vivió en otra ciudad, “por razones laborales”. Sus her manos hacían su vida y ella acompañaba a su madre. Por las mañanas: “de casa al colegio y del colegio a casa”. Por las tardes: “mate, comida, televisión y encierro”. Así se lle naban las horas de esta pareja madre-hija. Nada de amigas, ni de cumpleaños, ya que el mundo externo era leído por esta madre como agresivo y peligroso. Es este el argumento que sostiene la “buena intencionalidad materna”. Preservar y pro teger se constituyen en su ideología, en valores, que justifican el profundo desamparo de la madre, que hace que Marcela no tenga otra alternativa que ubicarse como proveedora del bie nestar materno. La vida de esta hija se constituyó en reaseguro de la identi dad de su madre. Los paseos quedaban circunscritos a largas caminatas por las calles pueblerinas. La comida era elemento central de esta comunión. Los vacíos eran llenados por tardes enteras de preparación culinaria. Tortas, masitas, dulces coci nados y devorados por ellas. Paraíso autoabastecedor, donde era absolutamente impensable la posibilidad de una falta. Así crece Marcela, sin que en su imaginación surja alguna posibilidad de fractura a este sistema. En una etapa más avanzada del tratamiento recordará que sólo existía un circuito que escapaba a esta matriz. Con una prima de su misma edad podía compartir un mundo de sue ños. Esporádicamente se reunían en una habitación que esta ba ubicada en la parte trasera de la casa de la tía y a la que se tenía acceso a través de un amplio jardín. Allí eran “gran 185 des señoras”, que se pintaban, se ponían zapatos de taco alto, o eran las integrantes de un conjunto de música. Este mundo quedaba encerrado, circunscrito. De él, nada podía penetrar en su casa. No se podían mostrar las uñas pintadas, ni cantar, ni jugar. En muchas ocasiones, relatará acerca de la homóloga y pro funda “depresión” actual de su prima. A los 18 años, Marcela siente que es arrojada a Buenos Aires. La convivencia con sus hermanos es aceptada con resignación. Pero el desprendimien to duele. Es el padre quien lo propicia, en el afán de que Mar cela fabrique su futuro profesional. De hecho, lo intelectual se muestra como un área preservada. Estudia y no le va mal. “De la facultad a casa y de casa a la facultad”. El encuentro con su soledad en el departamento vacío, precipita y perpetúa los atracones alimenticios. En Buenos Aires la obesidad aumenta. La heladera siempre debe estar llena. Si Marcela no puede realizar sus propias compras para “aprovisionarse”, la madre se las ingenia para que los domingos, cuando retorna al depar tamento capitalino, encuentre el bolso atestado de galletitas y golosinas: “La comida me da energía para sobrevivir”. Durante los días hábiles, habla por teléfono con su madre, de 3 a 4 veces por día. Se controlan mutuamente las actividades y los hora rios. Su madre “sabe“ a qué hora “debe” salir y regresar. Si por algún motivo el llamado no se produce, la angustia de Marcela se va incrementando hasta que se convierte en intolerable. Es entonces cuando abre la puerta de la heladera junto con su boca. Luego de estos ataques de voracidad se siente peor, y lo único que le atenúa el malestar es caer en un profundo sueño. Muchas veces al irse a dormir siente en su espalda una mirada penetrante y profunda. No puede escapar a ella. La invade, pero, al mismo tiempo, la siente como un muro que la contiene. Sus hermanos se gradúan. Uno de ellos retorna a su pueblo natal, el otro elige como lugar de residencia otra ciudad de la provincia. Marcela se queda sola y al poco tiempo entra en esta profunda depresión. Muchas veces pensó que el único camino era retornar. Pero hay algo en ella, no sabe qué es, que la empuja a quedarse en Buenos Aires. Su homóloga, su prima, 186 volvió. Está todo el día tirada en su cama de infancia, cuidada y atendida por la madre. Marcela avanza lentamente en el camino que la conduce a poder fabricar una salida de la contradicción en la que se sos tiene su trastorno. Empieza a fastidiarse por no poder apro piarse de su vida. Se molesta porque la facultad, la coquetería, la pareja, son cosas que otras tienen. Eso no es para ella. El sentido de su propia existencia siempre está en otro. Esto la lleva a reiterar incansablemente su enojo por entregarse incondicionalmente a otros, esperando un orden de reciproci dad que nunca adviene. “Mi madre es diferente, nunca pide nada a cambio”. Tarda rá bastante tiempo en poder concluir que su madre pide nada más ni nada menos que la vida de ella. Los otros no la adivi nan. Si su madre escucha su voz, sabe inmediatamente si ella está mal y le da la solución: vivir con ella, comer con ella, reto mar la comunión supuestamente perdida. En el curso de estos seis años de tratamiento, Marcela pudo retomar la facultad. Se recibió y tiene un buen trabajo. Sus hábitos alimentarios se han modificado radicalmente. Los atra cones han desaparecido y mantiene un peso que la satisface medianamente. Sus desvalorizaciones y autorreproches son fluctuantes. El núcleo de su trastorno se encuentra ahora foca lizado en una posible relación de pareja. “Soy una sentimental y eso no sirve. Me ilusiono con una pareja, vivo como una película cuyo argumento es una historia de amor. Eso no es la realidad”. Marcela denigra su mundo interno. Lo considera absurdo e infantil. Dice que debería ser más realista, como son las demás personas. “Yo no tengo mi propio manual de vida. Me gustaría que me dijeran ‘éste es tu marido, éstos son tus hijos, ésta es tu vida’ ”. Se resiste a pagar el precio por una falta que la conduciría a ser la dueña de su propia existencia. En Duelo y melancolía, Freud dice: La melancolía, cuya definición conceptual es fluctuante aún en la psiquiatría descriptiva, se presenta en múltiples formas clí nicas, cuya síntesis en una unidad no parece certificada; y de 187 ellas, algunas sugieren afecciones más somáticas que psicóge nas. Prescindiendo de las impresiones que se ofrecen a cual quier observador, nuestro material está restringido a un pequeño número de casos cuya naturaleza psicógena era indu bitable. Por eso renunciamos de antemano a pretender validez universal para nuestras conclusiones y nos consolamos con esta reflexión: dados nuestros medios presentes de investiga ción, difícilmente podríamos hallar algo que no fuera típico, sino para una clase íntegra de afecciones, al menos para un grupo más pequeño de ellas (6). Quizás Freud no pudo prever que este límite por él plantea do sería borrado por la historia, en la medida en que su des cripción clínica accedería a una validez universal y, en reali dad, abarcaría a todas las afecciones: tanto los somáticas como las psicógenas. En consecuencia, la diferenciación freudiana se desdibuja, ya que ambas vertientes se encuentran presentes en la melancolía. 4-4. EL NÚCLEO TÓXICO EN LA MELANCOLÍA Se encuentra vinculado a un drenaje energético, cuya percepción endopsíquica corresponde al dolor. El trastorno neuroquímico involucra a los sistemas de transmisión noradrenérgico, serotoninérgico y al eje límbico-hipotalámico-hipófiso-suprarrenal. Para la psiconeurobiología existen diferentes teorías que dan cuenta del trastorno neuroquímico en la depresión. A fines de la década del setenta se había perfilado, pese a múltiples críticas de tipo metodológico, la división entre depresiones noradrenérgicas y/o serotoninérgicas, según el presupuesto respectivo del neurotransmisor que estuviese en hipofunción. En un primer momento se supuso que en la depresión existía un déficit funcional de noradrenalina y en la manía, un exceso. Luego se desarrolló la teoría de la desregulación noradrenérgica, que intentó salir del enfoque cuantitativo (demasiada o escasa noradrenalina), para entrar en una perspectiva sistémica. La 188 dinámica noradrenérgica podría perturbarse, no en más ni en menos, sino en su regulación. La desregulación implicaría alta variabilidad, inestabilidad, respuestas inapropiadas a los estí mulos y desincronización con relación a los biorritmos. Su mode lo sería similar al de la diabetes de tipo II, en la que la insuline mia no está necesariamente disminuida, sino que puede encon trarse también normal o aumentada, por lo que la cantidad de insulina de forma aislada no puede dar cuenta de la fisiopatoge nia. Cierto tipo de receptores pre-sinápticos inhibe normalmen te la liberación de noradrenalina (NA), lo cual es una respues ta regulatoria ante la concentración creciente de NA en la sinapsis, producto del proceso de liberación. En la depresión existe una disminución de la sensibilidad de este receptor pre-sináptico. Frente a determinados estímu los, se produce una menor amortiguación de la liberación de NA y una escasa capacidad para retornar a sus niveles basa les, una vez desaparecidos los estímulos depresógenos. El metoxifenilglicol (MOPEG, que representa el 70 % del metabolismo central de la noradrenalina), en lugar de estar aumentado o disminuido, tendría una excreción errática, con mayores fluctuaciones y variaciones diarias. De allí que una sola determinación, en un paciente depresivo, no es definitoria para el diagnóstico. La respuesta del sistema noradrenérgico a los estímulos ambientales se puede hacer menos selectiva: la NA plasmática aumenta menos, ante estímulos dolorosos, en los deprimidos que en los controles. Por el contrario, el ejercicio físico, irrelevante en sujetos normales, aumenta el monto de excreción urinaria del MOPEG en pacientes con depresión mayor. Capacidad en la que se sabe interviene el locus coeru leus, principal concentración de neuronas noradrenérgicas. En la vulnerabilidad a la depresión estaría involucrada una inestabilidad del sistema (hiposensibilidad de los recepto res pre-sinápticos alfa-2), con escasa capacidad de discrimina ción. Las implicancias de este modelo son especulativas: el sis tema noradrenérgico intervendría en las respuestas afectivas a los estímulos ambientales significativos, en la respuesta al estrés, en las vivencias de placer, etc. 189 Los estímulos depresógenos generarían un aumento de la frecuencia de disparo de las células noradrenérgicas del locus coeruleus, con una disminución secundaria de la cantidad de NA por impulso, lo que a su vez tiende a incrementar los dis paros a la manera de un feedback positivo. Hay su po si cio nes des de ha ce tiem po de que par te de la patogenia de la depresión puede tener que ver con alteraciones en la neurotransmisión de la serotonina o 5-hidroxitriptamina (5-HT). De hecho, esta sustancia interviene en la regulación de una serie de funciones que se encuentran alteradas en la depre sión: apetito, sueño, actividad sexual, ánimo, etc. El eje límbico-hipotalámico-hipófiso-suprarrenal es foco de mucha especulación, sobre todo porque la hipercortisolemia es uno de los hallazgos biológicos más constantes en el episodio depresivo mayor. A partir de 1980 comenzaron a aparecer modelos teóricos integrados, que vinculaban los mecanismos de regulación bio lógica del estrés a la perturbación depresiva. Muchos de los síntomas biológicos de la depresión se ase mejan a una respuesta crónica de estrés que no encuentra contrarregulación. Las pérdidas o situaciones reiteradas de estrés agudo, en la época del desarrollo, incidirían en la disfun cionalidad del eje. Las evidencias disponibles apuntan a que la mayoría de los tratamientos estudiados comparte la propiedad de facilitar la transmisión serotoninérgica. A los factores here ditarios debemos agregar la importancia de las vivencias infantiles como determinantes de la disfunción noradrenérgica y serotoninérgica. 4-5. LAS RUPTURAS LIBIDINALES Las neuronas asociadas tienen que librar su excitación, lo cual produce dolor. La soltura de asociaciones es siempre “doliente”. Esta pérdida libidinal deja de neutralizar la pulsión de muerte originaria. Esta última queda libre para actuar, rompiendo las ligaduras asociativas que se hubieran producido hasta ese momento. 190 Freud considera al duelo como el afecto que corresponde a la melancolía. Se trata de la “añoranza de algo perdido”, de una pérdida producida dentro de la vida pulsional. “La melan colía consistiría en el duelo por la pérdida de la libido” (4). En el esquema sexual de este manuscrito, Freud intenta explicar las condiciones bajo las cuales, el grupo sexual psíquico es des pojado de su magnitud de excitación. Es decir, qué es lo que determina la pérdida libidinal (figura 38). Aquí existen dos posibilidades: 1) cuan do la pro duc ción de excitación sexual somática (s.S.) disminuye o cesa, y 2) cuando la tensión sexual es desviada del grupo sexual psíquico (ps.S.). El primer caso, en que se suspende la producción de la excita ción sexual somática (s.S), es probablemente característico de la melancolía grave común genuina de retorno periódico, o de la melancolía cíclica, donde períodos de acrecentamiento y de Figura 38. Diagrama de la sexualidad 191 suspensión de la producción alternan unos con otros; además se puede suponer que una masturbación excesiva (que según la teoría correspondiente conduce a un excesivo aligeramiento del órgano terminal (E) y, así, a un ínfimo nivel de estímulo en él) llegue a afectar la producción de la excitación sexual somá tica (s.S), determine el empobrecimiento permanente de esta última y, con ello, un debilitamiento del grupo sexual psíquico (ps. S): ésta es la melancolía neurasténica. El segundo caso, en el que la tensión sexual es desviada del ps.S., en tanto que la producción de s.S. no disminuye, presu pone que la s.S. se emplee diversamente (en la frontera entre lo somático y lo psíquico). Pero ésta es la condición de la angus tia, y así esto recubre el caso de la melancolía de angustia, una forma mixta de neurosis de angustia y melancolía. La melancolía atañe a la falta de excitación sexual somática; la anestesia atañe a la falta de voluptuosidad, pero la aneste sia es un signo o una preparación respecto de la melancolía, pues el grupo psíquico se debilita tanto por la falta de volup tuosidad, como por la falta de excitación (4). Green retoma el esquema, con el fin de remarcar la existen cia de tres vías sexuales. La primera (tensión sexual) es pura mente orgánica y sexual. La segunda (conducción de las sensa ciones voluptuosas) es portadora de cierta gama afectiva, se relaciona con el placer y termina en el grupo psíquico sexual: Esta vía es psíquica y sexual, pues ella forma parte del circui to que engloba el objeto y contornea el órgano terminal sin ser salida (11) Finalmente, la tercera vía es la más interesante. La acción de los educadores tiene por resultado cambiar los estímulos somático-sexuales en estímulos psíquicos, que van a influen ciar al grupo psíquico sexual, pero llevan su acción más allá, sobre el objeto. Green no está de acuerdo con Strachey, en el hecho de que para Freud existe sólo el grupo psíquico sexual. Green agrega un grupo psíquico a secas. Este último resulta de la educación y de la transformación de los estímulos somáticos sexuales en 192 estímulos psíquicos que cambian la excitación en deseo. Esta vía, privada por la educación de su aportación energética de sexualidad directa y cruda, solicita en contrapartida, de la parte del objeto, por una actitud de seducción y de atracción, el complemento necesario para que la descarga del acto específico pueda intervenir [...]. Es así como el objeto sexual del otro funciona como fuente de reemplazo de la extinción energética debida a la educación [...] La tensión está entonces mantenida a un nivel bajo y la libido se ve privada de la fuerza necesaria para el cumplimiento, por el sujeto mismo, del acto específico [...]. En el caso normal, éste se cumple de todas formas, por vía del otro. Pero basta con que el objeto esté perdido para que todo el sistema se encuentre desequilibrado, pues esta pérdida objetal entraña por vía de consecuencia, una pérdida energética libidinal (11). Éste es el momento constitutivo en que libido yoica y libido de objeto no son diferenciables. Se muestran aquí, en forma contundente, las dos caras de la moneda melancólica: lamento amargo del objeto perdido, confundido con la pérdida en el dominio de las necesidades pulsionales. Cuando se produce una disminución energética, la madre funciona como complemento que impide la extinción excitato ria. En el caso que ella no funcione como fuente de reemplazo, el riesgo es que el descenso energético se transforme en vacío libidinal. La mencionada fuente de reemplazo funciona como neutralizador, aportando niveles energéticos que frenan el dre naje originario. Es aquí donde el rostro materno, en función de su expresión afectiva, puede hacer tope a la hemorragia (es decir, puede funcionar como contrainvestidura), en la medida en que se ofrece para que el niño reencuentre en él un estadoyo. Júbilo que denota “el reencuentro de la libido con el yo por la mediación del objeto” (14). Green se refiere a la melancolía en los siguientes términos: No es sorpresivo que la pérdida de objeto entrañe este empo brecimiento del yo, no solamente por el hecho de la identifica ción con el objeto perdido, sino también porque el objeto está 193 cargado dentro del campo narcisístico. Él se alimenta del nar cisismo del sujeto así como él nutre a este último (11). Sin embargo, en la melancolía no se trata de una circula ción simétrica. En realidad, la falla tiene su origen en la falta de la ubicación asimétrica materna, en la medida en que ella no puede sostenerse como fuente de reemplazo respecto de su bebé, esperando “tan sólo” el júbilo de éste. Por el contrario, es el niño el que queda en “posición melancólica”, cuando él es fuente de reemplazo de las fallas narcisistas maternas. Para Freud, la melancolía es la “inhibición psíquica con empobrecimiento pulsional, y dolor por ello”. Si el grupo psí quico pierde muy intensamente magnitud de excitación, se forma, por así decir, un recogimiento dentro de lo psíquico, que tiene un efecto de succión, sobre las magnitudes contiguas de excitación. Las neuronas asociadas tienen que librar su excitación, lo cual produce dolor. La soltura de asociaciones es siempre “doliente”. Esta pérdida libidinal deja de neutralizar la pulsión de muerte originaria. Esta última queda libre para actuar, rompiendo las ligaduras asociativas que se hubieran produci do hasta ese momento. Freud continúa: Mediante una hemorragia interna, digámoslo así, nace un empobrecimiento de excitación, de acopio disponible, que se manifiesta en las otras pulsiones y operaciones. Como inhibi ción, este recogimiento tiene el mismo efecto de una herida, análogamente al dolor [...]. En la neurastenia se genera un empobrecimiento totalmente similar, por el hecho de que la excitación sexual somática, se escapa como por un agujero, mientras que en la melancolía el agujero está en lo psíquico (4). Freud se refiere al dolor como fracaso de los dispositivos protectores frente a las cantidades exógenas. El dolor consiste en la irrupción de grandes Q (cantidades) hacia psi (ψ). Las neuronas psi (ψ) se transforman, en este caso, en pasaderas. [...] el dolor deja como secuela en psi (ψ) unas facilitaciones duraderas, como traspasadas por el rayo; 194 unas facilitaciones que posiblemente cancelan por completo la resistencia de las barreras de contacto y establecen ahí un camino de conducción como el existente en fi (φ) (pasadero) (5). El complejo melancólico se comporta como una herida abierta, que atrae hacia sí, de todas partes, energía de investidura y vacía al yo hasta el empobrecimiento total (6). El trauma produce una perturbación importante de la eco nomía del organismo y, en consecuencia, se ponen en acción los medios de defensa. El dolor es efecto de la perforación de la protección antiestímulo en un área circunscrita. Y entonces, desde este lugar de la periferia afluyen al aparato anímico central excitaciones continuas, como las que por lo regular sólo podrían venirle del interior del aparato. De todas partes es movilizada la energía de investidura a fin de crear, en el entorno del punto de intrusión, una investidura energéti ca de nivel correspondiente. Se produce una enorme contrain vestidura, en favor de la cual se empobrecen todos los otros sistemas psíquicos, de suerte que el resultado es una extensa parálisis o rebajamiento de cualquier otra operación psíquica (8). Esta pérdida libidinal, esta hemorragia interna, se consti tuye en dolor perpetuo, en drenaje sin límite, imposible de procesar. Para Nasio, el dolor psíquico es: [...] la expresión de lo que el yo hace para defenderse contra el trauma [...]. El yo se vacía; se vacía de toda sustancia, como si toda la energía psíquica, la corporal y aquella ligada a los otros objetos de amor fuese arrebatada por una aspiración repenti na, hasta concentrarse exclusivamente en un solo punto en el yo [...]. ¿Qué punto del yo? La representación mental del objeto o de la persona hoy perdida [...]. Toda la energía está allí recon centrada y focalizada en un punto preciso del yo, en una ima gen psíquica, en la imagen psíquica del objeto desaparecido (19). 195 La representación psíquica conservada en sus aspectos estructurales es sobreinvestida en el proceso de duelo normal, poniendo en juego una tramitación lenta y paulatina de la pér dida. Freud lo subraya, cuando sostiene que el duelo es efecto del examen de realidad, que obliga a separarse del objeto por que él ya no existe más. Pero, ¿qué ocurre con Marcela respecto de su dolor de exis tir? ¿Cuál es su pérdida? Su yo se ha vaciado y su sufrimiento denota la percepción endopsíquica del vaciamiento. La energía succionada no se vehiculiza hacia los circuitos representacio nales que debieran tramitar la pérdida. Ella está anclada en el momento constitutivo del narcisismo, en que representacióncosa y representación-yo son indiscernibles. El rostro sonriente materno está ausente, y por lo tanto no se constituye como contrainvestidura para detener la hemo rragia interna. En Marcela, su yo no se ha erigido como primer objeto de amor; correlativamente tampoco el objeto como dife rente de ella misma. Por lo tanto, la separación del objeto es sentida como desgarro, como desaparición, como drenaje del ser. No se trata aquí de perder un otro que se tiene, sino de perderse en otro. “La melancolía es un duelo por la pérdida no del objeto, sino del sujeto” (1). Maldavsky señala que es el yo-placer el que toma el coman do en el proceso de duelo y el que tiene poder sobre las inves tiduras y desinvestiduras de las representaciones-cosa. En el caso de la melancolía este proceso se halla exacerbado, pero resulta ineficaz para el desligue libidinal, ya que con el objeto el vínculo amoroso es de ser, no de tener [...]. El retiro libidinal correspondería a la pérdida del sector de la represen tación-cosa, consistente en la imagen en que el yo reencuentra la unidad de sus estados afectivos; es decir, se pierde ese sector representante de la realidad con el cual el yo se identifica [...]. Por lo tanto el rostro materno es espejo fundamentalmente por un rasgo, la expresión afectiva, en que el yo se reencuentra visualmente. Este camino proyectivo puede recorrerse en for ma inversa, regresiva, en aquellos casos en que falta la corres pondencia entre la expresión facial materna y el estado pulsio 196 nal y afectivo del niño. En efecto, el requisito de la identifica ción impone en el niño la exigencia de reducir la diferencia y adecuar los estados económicos y cualitativos (afectivos) pro pios a la expresión materna [...]. En este caso, ha ocurrido un fracaso de la proyección y un forzamiento de un proceso intro yectivo sustitutivo, como consecuencia del cual el niño asume el mismo estado afectivo que atribuye a su madre (14). La aparición del nuevo acto psíquico (7) cierra el circuito de la identificación primaria, a través de la confluencia de las zonas erógenas. Es allí donde el privilegio de lo visual otorga consistencia al proceso. El rostro materno sonriente se consti tuye en confirmación de los propios estados pulsionales. El efecto es júbilo, cristalización del sentimiento de sí, llenado libidinal del yo, límite al drenaje. El superyó, como heredero de las cargas libidinales de obje to, es regulador de los estados afectivos, de la misma manera que antes lo fue el rostro materno. El yo sólo puede vivir si es amado por el superyó. Freud ilustra la ausencia de este amor a través del abandono de los poderes protectores del destino que conduce al suicidio. La culpa se constituye en desconoci miento, en no-amor por parte del superyó. Muchos años antes de hablar del superyó (1894), Freud recalca que los melancóli cos tienen una gran añoranza por el amor en su forma psíqui ca: “una tensión psíquica de amor” (3). Al no haber auténticas cargas de objeto, ya que en la melan colía el objeto se constituye dentro del campo narcisista, el superyo no adviene efecto del retiro de cargas de objeto, sino que retorna sin mediación posible. Quizá sea esta ausencia de rodeo a través del objeto otro de los elementos a tener en cuen ta para explicar su crueldad. En la melancolía, el superyó se ha desarticulado como consecuencia del retiro libidinal y se erige avasallante como “puro cultivo de pulsión de muerte”. Marcela fue ubicada históricamente como objeto para que otro fuera sujeto. La presencia materna no configuró la cons trucción del sentimiento de sí de su hija, sino que intentó y, aún lo hace, sostener el propio. Marcela siente que la presencia de su madre da algún sentido a su existencia, no importa cuál. 197 Esta precaria energía libidinal mantiene al sistema en delicado equilibrio. La separación genera el desgarro. Ésta no debe con siderarse en términos fácticos. Se trata de un corte, en el orden de lo psíquico, que puede o no estar determinado por causas externas. La paciente se deprime, aún estando físicamente con su madre. Si bien es cierto que el desenlace de su trastorno, se produce a posteriori de una situación “real” de separación, no es ésta la condición imprescindible para un brote melancólico. Algo cambia a partir del primer brote depresivo a nivel sub celular. Éste es siempre consecuencia de algún factor ambien tal externo, que descarga como “gatillo” sobre esa estructura. A partir de este momento el sistema neuronal responde con un tipo especial de descarga. De aquí en más no le será necesario el “evento traumático”. Cualquier circunstancia que se le pue da asemejar, la codificará como “aquélla”. La ruptura deja libre a la pulsión de muerte que entonces quiebra las lábiles ligaduras representacionales, erigiendo dentro de Marcela un vaciamiento que alcanza a la autocon servación. En una vertiente, no parar de comer como incorpo ración-devoración es el recurso al que apela, para frenar el drenaje libidinal. “La comida me da energía para sobrevivir”. En la otra vertiente, la hemorragia interna parece insalvable y la muerte se presenta como destino. Este drenaje libidinal es sentido por Marcela como pérdida propia y al mismo tiempo como acrecentamiento energético en el otro, quien se nutre con la libido de la paciente (14). No nos hemos detenido a analizar los complejos mecanis mos intrapsíquicos de la melancolía, vinculados a la relación yo-superyó, a los caracteres particulares de la elección narci sista de objeto, a las fallas con relación a la identificación pri maria. Nuestro objetivo queda circunscrito al circuito económi co y a las configuraciones afectivas, vinculadas al predominio de la pulsión de muerte. El carácter originario de esta última marca la necesidad de su neutralización, como condición imprescindible para la cons titución subjetiva. Es en la melancolía donde la indefensión humana muestra su carencia primordial con relación a un orden de vitalidad que debe construirse. 198 El núcleo tóxico en la melancolía se encuentra vinculado a un drenaje energético, cuya percepción endopsíquica corres ponde al dolor. Si la posición materna (cristalizada en el rostro sonriente) no puede constituirse como contrainvestidura que frene esta hemorragia interna, su efecto será un vaciamiento yoico sentido como insoportable. La sonrisa materna es la manifestación externa de un proceso intrapsíquico, el cual corresponde a la confirmación, por parte de la madre, de los estados pulsionales vitales de su bebé. La ausencia de aportes libidinales maternos deja libre a la pulsión de muerte, operan do de acuerdo con el principio de inercia. La energía se pierde como por un agujero en lo psíquico. Si el orden de lo vivo adviene en función del aporte de dife rencias, la melancolía nos plantea una no-constitución o una desorganización progresiva de la pulsión de vida, que determi na el predominio conservador (regreso a lo inerte) de la pulsión de muerte (8). La placenta materna es un primer doble, fundamentalmen te económico. Con ella se materializa una fusión de tipo físicoquímico. En la melancolía, la ausencia de diferencias favorece el desarrollo de un sistema tóxico-químico que dificulta la com plejización psíquica. Dicho sistema corresponde a una desregu lación de toda la cadena de mensajeros de la transmisión neu ronal. Ésta tiene por objeto procesar, codificar y albergar la información química (sustrato de los procesos psíquicos), para conservarla en los ADN-ARN presentes en los núcleos de las células nerviosas. Pasaron más de veinte años para poder afirmar que los antidepresivos no sólo actúan en el corto plazo (mayor o menor cantidad de neurotransmisores), sino que pueden lograr una regulación en el largo plazo. Ello fue posible al comprobarse mecanismos de modulación: por los transmisores involucrados en la depresión, por cambios en el eje hipotálamo-hipófiso-su prarrenal y por la transcripción genética, que el tratamiento antidepresivo puede lograr a nivel de las sinapsis neuronales. El restablecimiento de los circuitos recién mencionados a través de la utilización de psicofármacos, favorece la regula ción en la neurotransmisión, creando un campo propicio para 199 la tramitación verbal. De esta manera, el antidepresivo hace tope (como debió haberlo hecho la contrainvestidura materna) a un drenaje que está más allá de las palabras. Su efecto es un almacenamiento energético que frena la endopercepción del vaciamiento y favorece la búsqueda de la propia subjetividad. Es en el vínculo primario donde la mirada confirmatoria de la madre a la identidad de su bebé, hace freno a la hemorragia. Hemorragia que denota la no-constitución del sentimiento de la propia existencia. Es en estos momentos primordiales donde el júbilo o su antitético, el vaciamiento, determinarán el futuro identificatorio. Sobrecarga narcisista en la constitución de este nuevo acto psíquico (el yo), o drenaje absoluto que ubicará al “sujeto” por fuera de quien debiera serlo. Marcela sigue hoy tomando su medicación. Su estado aní mico es estable, tiene amigos, trabaja y se autoabastece. Pero lo más importante quizá quede condensado en una frase que ella misma ha construido: “Hoy puedo darme cuenta de que mi dolor desesperado y mi sufrimiento no tenían que ver con cosas de mi vida. Ellos eran el efecto de no tener vida”. 4-6. DURACIÓN DEL TRATAMIENTO En pacientes depresivos medicados durante tres años asintomáticos, en los que se discontinuaron los antidepresivos por un período que se extendió dos años, la recurrencia (aparición de un nuevo episodio) fue del 67 % en el grupo que tomaba placebo, comparado con el 9 % de los que continuaron su toma de medicación. Se ha encontrado un importante grado de consenso acerca de la necesidad de la fármaco-profilaxis en la depresión recurrente. Los terapeutas y pacientes deben hacerse a la idea de que en determinados patrones evolutivos la duración del tratamiento será posiblemente de por vida. La “recaída” (reaparición del mismo episodio, durante el tratamiento antidepresivo) y la “recurrencia” (aparición de un nuevo episodio) deberán ser evitadas. El deterioro mental que éstas pueden producir todavía no es demostrable por los estu 200 dios de neuroimágenes, pero sí en cambio por las característi cas del discurso y el escaso trabajo elaborativo que desarrolla el paciente. El tratamiento del episodio depresivo mayor tiene tres períodos bien definidos: – el tratamiento agudo, – el tratamiento de continuación, y – el tratamiento de la prevención de la recurrencia. El primero busca obtener la remisión; el segundo tiene por objetivo evitar la recaída y, por lo tanto, lograr la recuperación; el fin del último es impedir la recurrencia. En un estudio realizado recientemente, en el cual se contro laron 430 pacientes depresivos, durante un lapso de quince años, se demostró que luego de la remisión inicial, el 85 % pre sentó recurrencia. La depresión del 90 % de los recurrentes fue de tipo unipolar y sólo el 10 % fue bipolar. El 77 % de los que presentaron recurrencias no estaban medicados con antidepre sivos en el mes anterior al episodio y el 23 % de los restantes lo estaba en bajas dosis. El estudio demuestra que los predic tores significativos de recurrencia son (18): – mujeres solteras; – episodios depresivos previos de duración prolongada; – suspensión del tratamiento antidepresivo. ¿Durante cuánto tiempo debe mantenerse el tratamiento? Se ha propuesto que los candidatos a tratamiento de por vida sean aquellos que presenten: – – – – – – tres o más episodios, mayores de 40 años desde el segundo episodio, mayores de 50 años desde el primer episodio, altos índices de recurrencia, episodios incapacitantes, acentuados riesgos suicidas. 201 Las dosis a largo plazo, que protegen tanto de las recaídas como de las recurrencias, son las mismas que resultan efecti vas en el tratamiento agudo (figura 39). Al tener que mantener durante mucho tiempo las dosis como si fueran de “ataque”, las características de tolerancia de cada fármaco adquieren mucho mayor relevancia. En este sen tido, se espera con interés el estudio de las propiedades anti rrecurrenciales de los nuevos fármacos como así también la potencialización con otros medicamentos, en casos de resisten cia. Figura 39. Duración del tratamiento psicofarmacológico antidepresivo EPISODIO DEPRESIVO Primero Agudo Continuar Discontinuar DOSIS DURACIÓN 6-8 semanas (hasta asintomático) 4-5 meses (hasta normalidad) 4-5 meses (sin recaídas) Mantener dosis completa Mantener dosis completa Disminuir 25% semanalmente Segundo 4-5 años Mantener dosis completa Tercero Mantener dosis completa Indefinida (¿¿De por vida??) 202 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Eisenberg, E.: “Melancolía: una locura ética”, Actualidad Psicoló gica, nº 187, 1992. 2. Fawcett, J.; Busch, K. A.; Jacobs, D.; Kravitz, H. 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Guala, S.: “Estudio sobre psiocobiología del comportamiento impulsivo-violento y niveles de colesterol sérico”, Tesis, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad de San Luis, 1998. 13. Kupfer, D. J.: “Management of recurrent depression”, Journal of Clinical Psychiatry, 54 (supl. 2): 29-33, 1993. 14. Maldavsky, D.: Estructuras narcisistas. Constitución y transforma ciones, Buenos Aires, Amorrortu, 1988. 15. Moizeszowicz, J., Frieder, P., y Zaratiegui, R.: “Antidepresivos”, en Moizeszowicz, J., Psicofarmacología psicodinámica IV. Estrategias terapéuticas y psiconeurobiológicas, Buenos Aires, Paidós, 1998. 16. Moizeszowicz, J. y Bronstein, R.: “Tratamiento psicofarmacológico de la urgencia psiquiátrica”, en Moizeszowicz, J., Psicofarmacolo gía psicodinámica IV. Estrategias terapéuticas y psiconeurobioló gicas, Buenos Aires, Paidós, 1998. 17. Moller, H. 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Laura traduce automática y velozmente, alternando pala bras y sin construir frases. Repite el término judío y su equi valente en inglés. Desarrolla algo acerca de una teoría del judaísmo a gran velocidad, con interceptaciones del pensa miento que no se alcanzan a comprender. No escucha las preguntas y sigue hablando sin parar. Son palabras sueltas: insight, judío, vidas pasadas, todas ellas se entremezclan en un gran despliegue catártico. Tratar de cortar esta avalan cha de palabras se torna imposible, ya que el interlocutor es inexistente para Laura. Su tono es prepotente. Al mismo tiempo se muestra alegre y despreocupada. Las primeras entrevistas se desarrollaron con estas características. 205 La estrategia de tratamiento incluyó la utilización de psicofármacos, psicoterapia individual, entrevistas con la familia y acompañamiento terapéutico. Laura vive con su madre y sus dos hermanas. Ella es “la del medio”. Sus padres se separaron cuando tenía 14 años, pero aún “son amigos y mantienen contacto económico”. Su padre volvió a formar pareja con una mujer a la que Laura no le tiene aprecio alguno. Las entrevistas familiares desplegaban un clima acelera do. Las intervenciones procuraban hacer corte a una situa ción en la que las voces de los diferentes miembros de la familia se superponían mutuamente. Era necesario una actitud firme y segura para que la consigna de hablar uno por vez fuera respetada. Los señalamientos se dirigían a marcar las serias dificultades que tenían para escucharse a sí mismos y a los otros. El circuito familiar repetía lo que había aparecido en Laura durante la primer entrevista: interlocutor inexistente. La familia ponía en juego discusio nes sin foco y sin causa. Las acusaciones y los reproches iban y venían, se entrecruzaban entre la pareja parental, entre Laura y su hermana mayor. La menor, Vanesa, perma necía en silencio, observando. Era la queja materna la que invadía el espacio analítico: –¿Qué hago con esta chica y su aceleración? Yo trabajo todo el día. No puedo estar corriéndola para que tome la medicación y se quede tranquila. Critica insistentemente a la acompañante terapéutica, diciendo que la trata a Laura como tonta. Este término se repetirá en numerosas entrevistas familiares y también en el tratamiento individual. Lentamente su connotación se irá aclarando y quedará significada por un tratar al otro con tranquilidad, escuchándolo, pausadamente. La mamá de Laura no puede contener lo que está ocu rriendo. Sin embargo, se muestra deseosa de ubicarse allí donde pueda ayudar a su hija. Su discurso hace pregunta con relación a qué debe hacer para favorecer la curación de Laura. Su llanto denota dolor e impotencia frente a la pro blemática. La mamá de Laura describe aspectos de la histo ria de su hija: –De chiquita siempre fue inquieta. Lo único que se me ocu rría para calmarla era abrazarla fuerte. Laura entonces se tranquilizaba hasta el próximo ataque. Ataques que a veces eran de bronca y otras veces de angustia. En algunas oportu 206 nidades lloraba tanto que se ahogaba. En otros momentos se enojaba sin motivo. Yo trataba a toda costa de entender lo que pasaba, pero a veces me agotaba y la dejaba llorar. Si bien en el discurso manifiesto de estas sesiones fami liares hay verbalizaciones violentas, ellas denotan más la impotencia para contener la situación que una auténtica carencia afectiva. Se decide que Laura vaya a vivir a la casa de su padre. Tampoco aquí hay un marco familiar que la sostenga. Pero la mucama y la acompañante componen un equipo que comienza a mostrarse propiciatorio. Su familia denota preo cupación y angustia por el problema, pero no pueden imple mentar recursos que funcionen como marco de contención. Se muestran lábiles e inconsistentes. En el tratamiento individual, el discurso comienza a enlentecerse. Laura puede entonces comenzar a relatar el inicio de una vorágine que aún no percibe como tal. Había hecho un curso de “terapia alternativa”: una especie de “tra tamiento grupal”, dirigido por un “maestro”, profundo “conocedor del alma humana”. Ella se había dado cuenta que también poseía esta capacidad, para sí misma y sobre todo para los otros. Pero debía entregarse al “maestro”, para que esa capacidad fuera despertada. Así es como se enamora perdidamente de él y Roberto (“el superhombre”, como a veces lo llama) corresponde a este amor. En esporádicos y maravillosos encuentros íntimos, había conocido el vértigo. Laura relata el embelesamiento de ambos, tomados de la mano, de frente a un espejo, mirándose. Pudo recordar cómo la noche anterior a la consulta psi quiátrica había regresado de una de las tantas reuniones grupales y no podía conciliar el sueño. Excitada, alegre y al mismo tiempo violenta, su madre la contemplaba atónita. Llamaron a su padre. Confundidas sus imágenes y sus palabras, Laura relata y al mismo tiempo se pregunta si su padre quería calmarla o mantener relaciones sexuales con ella. Laura puede comenzar a recortar la figura del “maestro”. –¿Quién es Roberto? –Un ser maravilloso. Él me conoce más que nadie. Es como si hubiera penetrado en lo más íntimo de mi ser. A lo mejor tanto que dejé de ser yo. —Parece que penetrar en vos y despojarte es lo mismo. 207 —Es que me entregué totalmente. Le di todo. —Costo caro para ser reconocida. —Esa es la palabra, reconocida, escuchada. —“Maestro” es entonces el que reconoce, el que escucha, y al mismo tiempo el que puede apoderarse de uno. —Es como un trueque. Él me hace sentir que existo y yo le doy mi ser. Contradicción de base que Laura aún no puede enfren tar. Todavía no es posible entrar en este terreno. Se percibe que aún no hay, en transferencia, un interlocutor existente. Para Laura, el proceso terapéutico (tomar la medicación y realizar la psicoterapia) parece quedar ubicados del lado de la demanda familiar de volverla a la “normalidad”, cuando ella se siente “perfectamente normal”. Hay un pseudorreconocimiento de su desborde, pero hay sobre todo desconfianza. Esta última dirigida al equipo terapéutico, sobre el cual Laura desplaza las demandas que ha sufrido por parte de su propia familia. —Tu familia dice que Roberto es responsable de lo que te pasó. —Sí. —¿Y vos qué pensas? —Que deben tener razón. —No parecés muy convencida. —Eso es para ellos. Si yo no funciono como la familia quiere, eso quiero decir que estoy enferma. Además no es nuevo. —¿Por qué? —Si hago dieta, la culpa es de mis amigas “anoréxicas”. Si estoy alegre como estos días, la culpa es de Roberto por que estamos enamorados. —Fue alegría. —Bueno, me pasé de revoluciones. Hasta el momento de la eclosión de su trastorno, Laura trabajaba en la empresa de su padre y estudiaba el traduc torado público de inglés. El negocio la “succionaba” más y más. Las frecuentes depresiones de su padre la obligaban a responsabilizarse y a responder a situaciones cada vez más complejas. Se hacía cargo con una energía desmesurada. No le quedaba tiempo ni fuerzas para hacer sus cosas, ni para 208 estudiar. Hacía varios meses que no rendía ninguna materia en la facultad. A medida que avanza el tratamiento, Laura puede comenzar a traer recuerdos de su historia que enlaza con situaciones actuales. La mayoría de ellos remiten a un padre poderoso, generoso y dador, pero también hiperactivo por períodos, depresivo en otros momentos, impulsivo, agre sivo y alcohólico. Sin embargo, las depresiones y el alcoho lismo paterno no son aún suficientes para quebrar la ima gen de superhombre que Laura tiene de su progenitor. Tar dará bastante tiempo en poder reconocer en ese ideal por ella construido, su propio esfuerzo denodado por encubrir las fallas paternas. Su padre ha sido tratado, en diversas oportunidades, por su melancolía y por alcoholismo. Si bien él no padece expre samente de un trastorno bipolar, el tóxico (en este caso el alcohol) produce una salida maníaca del trastorno depresi vo. Por lo tanto, si bien el padre de Laura no presenta los vaivenes típicos de la patología, los “fabrica” a través del recurso tóxico. Laura describe, a través de innumerables anécdotas, la llegada a casa de su padre ebrio y su esfuerzo por ayudarlo a entrar, quitarle los zapatos y acostarlo en la cama. Puede comenzar a dimensionar a esa niña que ella fue, obligada a hacerse cargo de las “travesuras paternas”. Algo similar ocurre con relación a la empresa familiar, ya que ella cons tatará más adelante que, a partir de su trastorno y de su abandono del trabajo, su padre entrará en un caos económi co. El discurso se va haciendo rítmico, Laura puede poner en juego sus fantasmas, sus sueños, sus lapsus. Impacta notar que apenas han transcurrido pocas semanas de tratamiento y su lenguaje neurótico se despliega en la psicoterapia. A través de la figura de Roberto, Laura describe sus anhelos de pareja. El deseo de un hombre que sea hombre, que pro teja, que reconozca, que escuche. Laura es hija de un matrimonio mixto. Su padre es judío no-practicante y daría la impresión de que intenta renegar de su condición. Su madre es católica y bastante respetuosa de los preceptos religiosos. Se nota en el discurso de Laura una búsqueda que remite a una pregunta, relacionada con la identidad en una doble vertiente. Por un lado, el judaísmo se presenta como interrogante. Ya lo había hecho, aunque 209 fragmentaria y maníacamente en su entrevista inicial. Aho ra, más tranquila puede desplegar un discurso relacionado a sus orígenes y su condición religiosa. Ella cabalga entre la cruz que porta en su pecho y el deseo de rescatar las tradi ciones judaicas. Cabalga entre madre y padre. La otra vertiente se relaciona con la identidad en el terre no de la sexualidad. La interrogación sobre la femineidad se materializa en el discurso a través de la pareja, la silueta, la maternidad. Su madre es obesa y Laura se muestra eno jada frente a esta imagen materna totalmente ajena a la seducción y a la sensualidad. La imagen corporal ha sido un problema a lo largo de su vida. Si bien en esta etapa no lo es, ya que se siente delgada y cómoda, ha pasado por períodos de ingesta excesiva y obe sidad. Éste es el motivo que muchas veces la ha empujado a tomar pastillas para adelgazar. El tratamiento transcurre y Laura comienza a enlente cerse más y más. Se siente desganada, sin fuerzas, triste. Se desvaloriza, se autorreprocha por traer tantos problemas a su familia, por no ser útil a nadie. No quiere levantarse de la cama. No se baña. Comienza a tener atracones alimenta rios y a engordar. Se presenta el típico delirio de insignifi cancia tan caro a la depresión. Todo el discurso florido que comenzaba a instalarse se evapora. Laura no quiere hablar. No le encuentra sentido a su discurso. 5-2. DIAGNÓSTICO El trastorno bipolar configura un cuadro clínico de complejo diagnóstico. Cuando se presenta con síntomas de euforia psicótica, puede confundirse con un delirio agudo; si lo hace con manifestaciones hipomaníacas, la tendencia es a clasificarlo como cambios en la personalidad. Actualmente se distinguen seis tipos diferentes. En este caso, el diagnóstico desde el DSM-IV es: – Eje I. Trastornos mentales principales: episodio depresivo mayor, con manía. Trastorno bipolar I grave con síntomas 210 psicóticos. – Eje II. Trastornos de la personalidad: trastorno histriónico de la personalidad. – Eje III. Enfermedades médicas: trastornos alimentarios. – Eje IV. Problemas familiares y psicosociales: problemas relativos al grupo primario de apoyo (padres, actividades laborales y académicas). – Eje V. Evaluación de la actividad global: mejoramiento en las áreas psicosociales y laborales, luego del tratamiento. Las dimensiones diagnósticas desde el punto de vista psico dinámico son: – Manifestaciones clínicas: desvalorización, autorreproches, aceleración del pensamiento, interceptaciones, verborragia. – Fijaciones libidinales: fálica. – Fijaciones yoicas: yo real definitivo. – Núcleo tóxico: desregulación en la neurotransmisión nora drenérgica, serotoninérgica, del eje límbico-hipotálamo-hi pófiso-suprarrenal y errores en la transcripción genética cromosomal. – Defensas: Represión. – Comorbilidad: trastornos alimentarios. El trastorno bipolar representa el 50 % de los trastornos afectivos y pueden padecerlo el 15-20 % de los hijos, si uno de los padres lo manifiesta. El riesgo genético asciende del 20 al 65-80 %, cuando en lugar de un progenitor, ambos presentan la enfermedad. La posibilidad de recurrencia de la enfermedad, sin tratamiento, es del 50 % en el primer año, 70 % al cuarto año y 90 % a los cinco años. Son agravantes para la manifesta ción de la enfermedad e incluso para la precocidad de su apa rición (respecto de la de sus antecesores), los factores estresan tes, los traumáticos y el consumo de sustancias (en particular alcohol y cocaína). Todos ellos contribuyen a la expresión anti cipada de la carga genética, pero el primer episodio en particu lar es el que necesita de un estresor importante, no así los siguientes. Estos últimos podrían asemejarse al fenómeno de 211 kindling, que consiste en la repetición de estímulos sublimina les que producen una descarga. El reforzamiento ubicado en último término, que desencadena la reacción, tiene la misma intensidad que todos los anteriores. Se ha podido comprobar un polimorfismo genético (variante genética heredable que no puede ser explicada por simples mutaciones recurrentes) en los pacientes bipolares, en los cro mosomas 8 y 18, donde se codifica una alteración de la enzima encargada de la destrucción del inositol-trifosfato, lo que oca siona un aumento de la excitación neuronal. El litio logra inhi bir la acción de esta enzima permitiendo, si se toma de manera permanente, cambiar la información de la célula a nivel de la transcripción genética. También existe un polimorfismo genético en la proteína que codifica a la tirosina-hidroxilasa, que es la encargada de con vertir la tirosina de la dieta en adrenalina y serotonina. Nor malmente el aumento de estos neurotransmisores produce una disminución de la acción de la enzima, que actuando sin un feedback inhibitorio, sigue estimulando la neurona post-sináp tica. El episodio maníaco se caracteriza por un estado de ánimo elevado, expansible o irritable, con síntomas como grandiosi dad, disminución de la necesidad de dormir, verborragia, fuga de ideas, distracción e hiperactividad. El deterioro es grave y puede haber síntomas psicóticos. El episodio hipomaníaco se diferencia del maníaco en que los síntomas no son tan graves, no provoca un deterioro significativo y no hay productividad psicótica, por lo que no se llega a hospitalizar al paciente. En cualquiera de los dos se impone un tratamiento psicofarmaco lógico. En el episodio mixto se cumplen, casi a diario, los criterios de depresión y manía, pudiendo ser simultáneos. Actualmente se distinguen los siguientes seis tipos de tras torno bipolar: – Tipo I. Episodio depresivo mayor, con manía (DSM-IV: Tras torno bipolar I). – Tipo II. Episodio depresivo mayor, con hipomanía (DSM-IV: Trastorno bipolar II). 212 – Tipo III. Personalidad ciclotímica, con síntomas depresivos e hipomaníacos frecuentes (DSM-IV: Trastorno ciclotímico). – Tipo IV. Episodio maníaco e hipomaníaco inducido por dro gas o antidepresivos (DSM-IV: Trastorno del estado de áni mo inducido por drogas). – Tipo V. Episodio depresivo mayor, con historia familiar de trastorno bipolar (DSM-IV: Trastorno depresivo mayor). – Tipo VI. Episodio maníaco sin depresión (DSM-IV: Trastor no bipolar I, episodio maníaco único). 5-3. TRATAMIENTO El episodio maníaco y el hipomaníaco, aunque sean leves, deben ser tratados siempre con fármacos antimaníacos. Regulados de esta forma los circuitos neuroquímicos, la escucha psicoterapéutica debe estar atenta al carácter particular de cada discurso, en la medida en que este último es guía en la dirección de la cura. De acuerdo al algoritmo psicofarmacoterapéutico, propues to internacionalmente, para el tratamiento del trastorno bipo lar de tipo I con sintomatología psicótica, con agitación e insomnio, se le indicó a Laura anticiclantes (carbonato de litio) y un antipsicótico convencional (trifluoperazina) (8, 9). Las drogas estabilizadoras del ánimo o anticiclantes son aquellas que disminuyen la frecuencia y/o intensidad de los episodios maníacos, hipomaníacos, depresivos o mixtos en pacientes bipolares, y que no incrementan la frecuencia o seve ridad de alguno de los subtipos que pueden aparecer en el cur so del trastorno. John Cade (1912-1980), un psiquiatra australiano prisione ro de guerra durante la Segunda Guerra Mundial, observó la aparición de cambios conductuales y psicóticos en sus compa ñeros de reclusión. En 1949, se interesó en la posible etiología metabólica de las enfermedades mentales. Inyectó orina de pacientes psiquiátricos en cerdos de Guinea, con la esperanza de identificar el origen de estos trastornos. Creyendo que el 213 ácido úrico era el responsable de síntomas maníacos, estudió las sales de litio, por ser éstas las más solubles de las sales del ácido úrico. Comprobó sus efectos letárgicos y tranquilizantes en los animales de experimentación utilizados. El litio actuaría a través de dos mecanismos: 1) por acciones iónicas directas; 2) por efectos sobre diferentes vías de trans ducción y transcripción intracelular (proteína G, proteinoqui nasa C y factores de transcripción). Inicialmente se produce un incremento de la captación del triptófano en la sinapsis. Luego, aumenta la síntesis de seroto nina, fenómeno que se revierte con la administración crónica del litio. El metabolismo se encuentra incrementado, con dis minución de los depósitos. Algunos autores sugieren que existe una relación entre el efecto antiagresivo del litio y los niveles incrementados de serotonina (8). Las medidas psicoterapeúticas consistieron en escuchar los circuitos psíquicos detrás de los vaivenes afectivos, resguardo domiciliario y entrevistas familiares. Dada la alta probabilidad de que Laura presente un tras torno bipolar de ciclado rápido, por su precoz cambio a una fase depresiva, se decidió suspender el antipsicótico agregar un anticiclante combinado con un antidepresivo. Cuatro o más episodios de manía, depresión o mixtos en el año previo, son suficientes para el diagnóstico de ciclado rápido. La remisión de los síntomas o el pasaje a un episodio con polaridad opuesta delimita un episodio de otro (9). Se aconseja en pacientes depresivos que padecen de tras tornos bipolares el uso de uno o dos anticiclantes (litio y/o anti convulsivantes), asociados a un antidepresivo. Los antidepre sivos de elección son los inhibidores de la recaptación de sero tonina (IRSS: citalopram, fluoxetina, paroxetina, sertralina, etc.) o inhibidores la recaptación de dopamina (IRDS: bupro pión, que actúa a nivel del “centro de la recompensa”, evitando la compulsión a fumar y es el que, estadísticamente, presenta menos switch hacia la manía) (2). En cambio, los clásicos tricíclicos (imipramina, amitriptili na, cloimipramina, etc.), que se comportan como inhibidores mixtos (múltiples o “sucios”), de la recaptación de serotonina y 214 noradrenalina, pueden precipitar de manera más rápida el ciclaje (switch) del trastorno. Las dosis de los antidepresivos deben ser iguales a las uti lizadas en la depresión mayor unipolar. Ellas deberán ser dis continuadas apenas lograda la mejoría, con el fin de evitar la recaída en un nuevo ciclo. El aumento de la dosis del anticiclante y la incorporación del antidepresivo redujo en Laura los vaivenes y ciclos de sus estados de ánimo, hasta hacerlos desaparecer, propiciando la continuidad de su psicoterapia. Durante ese período muestra una notable ambivalencia respecto de la medicación. En las etapas depresivas la toma sin problemas, en el afán desesperado de encontrar “el vérti go”, como ella lo llama. En las fases maníacas, la niega, no la toma o miente. Es que en esos momentos, el ritmo acelerado la ubica en una posición de completud y triunfo que le hacen sen tir que se lleva el mundo por delante. Ella todo lo puede. Desea volver a ayudar a su padre en la empresa para “salvarla”, apor tar dinero a la casa materna, pagar los estudios de su hermana menor, etc. Ella necesita inexorablemente cubrir las deficien cias de los otros. Mientras desaparece de la vida, también lo hace del análi sis. Quiebra el encuadre en forma permanente. Llega tarde, falta a sesión, pide cambios de horario insistentemente o llama los fines de semana, en el intento de hacer una catarsis telefó nica. Se ubica como portadora de una verdad absoluta acerca de la vida. Tiene éxito con los hombres, se siente atractiva, delgada, contestataria. Durante los ciclos depresivos, el senti miento de inutilidad la inunda. Se siente fea y gorda. En ambas fases, no hay lugar para la pregunta. En el perío do maníaco su subjetividad desaparece de la escena en el afán de cubrir al otro. En el depresivo, su ausencia se materializa en un no poder ser para el otro. Regulados sus ciclos, la trans ferencia, la asociación libre, su mundo fantasmático y sus pre guntas vuelven a ponerse en juego. Laura despliega un discurso poblado de recuerdos y de sue ños. Su problemática corporal, su silueta y el vínculo con los hombres constituyen sus ejes temáticos por excelencia. Si hay 215 algo que aquí hace pregunta es el enigma de la femineidad y el lugar que éste ocupa en su historia. Sufre de “mal de amores”. Está desesperada por encontrar un hombre que la ame y la contenga incondicionalmente. “Un superhombre” que le permita descansar del esfuerzo que siem pre ha hecho para construirlo. Insiste en sus relatos la descrip ción de vínculos afectivos pretéritos, donde el denominador común es el sostén ejercido por ella. El título de mujer lo por tan ciertos perfiles femeninos que ella describe. Si bien dice “no soportar” a la esposa de su padre, al mismo tiempo le dibu ja ciertos rasgos que la subyugan: “su ropa, su delgadez, su fineza”, y agrega a estos atributos la permanente deferencia hacia su padre. También su hermana mayor se sitúa como poseedora de una respuesta al enigma de la femineidad. Ha incursionado en el mundo de las modelos y de lo fashion. También quiere apos tar a encontrar allí la clave a su interrogación. Laura ubica a su madre en posición antagónica a la imagen de mujer: “Siempre está preocupada por el orden en la casa y si hay suficiente comida en la heladera. No se interesa por su aspecto, ni por su silueta”. A través de su hermana y de la esposa de su padre trata de buscar a la mujer que devele el enigma que la constituye. Pare ce deambular desesperada buscando una imagen que pueda hacer eco a su pregunta. Una imagen que, aunque no dé res puesta absoluta, pueda preguntarse lo mismo que ella se pre gunta. Históricamente su madre se dirigió a su padre para pedir dinero o hacer reclamos; se dirigió a sus hijas en una actitud infantil donde necesitaba la protección y la contención, recha zando los aspectos subjetivos de cada una de ellas. Su eroge neidad ausente se vehiculiza en descargas excitatorias, que se materializan en enojos y reproches. La depresión paterna se ubica en otra serie, pero en la misma línea. Cuando el padre se deprime, busca en sus hijas amparo y protección. De lo contra rio se alcoholiza, en el afán de que el recurso tóxico, obture el dolor de existir. Laura circula entre estos dos extremos que no son más que 216 uno. Cu brir la ca ren cia ma ter na y pa ter na, pa ra que ellos estén bien, para que no se depriman, para que no se lamenten y sobre todo para que no reprochen. Si la manía implica “todo lo puedo”, este poder se materia liza en una completud total de ella y de las figuras parentales a las que ella provee para lograrlo; la depresión se ubica en las antípodas, en un “nada puedo”, cristalizado en la inutilidad absoluta por no poder cubrir la falta y la culpa concomitante por ello. 5-4. ANÁLISIS NEUROBIOLÓGICO-PSICOPATOLÓGICO El trastorno bipolar se presenta como núcleo tóxico. Éste ocupa ese lugar de “núcleo y de etapa previa del sín toma psiconeurótico”. Cumple entonces “el papel de aquel grano de arena que el molusco ha envuelto con las capas de madreperla” (4). Se puede considerar como “núcleo tóxico” a la amplificación de señales (generalmente distorsionadas), mediadas por neurotransmisores específicos, que pueden transcribirse al núcleo neuronal y permanecer entonces como un sistema fijo. Los estudios neurobiológicos tratan de entender el porqué de la vulnerabilidad y la recurrencia de los episodios. Se han demostrado diferentes alteraciones en los cromosomas 5, 11, 18, 21 y X de estos pacientes (figura 40). Las hipótesis involucran: – al metabolismo de la serotonina; – a la monoaminoxidasa (que degrada las aminas biógenas); – a la alteración de la enzima triptófano-hidroxilasa (que convierte el tritpófano en serotonina), – al incremento de los disparos de los segundos mensajeros (derivados del guanosina-trifosfato, GTP), – a las alteraciones en la bomba de sodio (ATPasa). El segundo mensajero IP-3 (inositol-trifosfato) produce la 217 Figura 40. Tomografía por emisión de positrones (PET) de un paciente de 16 años, con un trastrono maníaco, sin tratamiento psicofarmacológico ni psicoterapéutico. 2 1 3 1) 2) 3) 4) 5) 6) 4 5 6 Hipermetabolismo en corteza prefrontal derecha. Hipermetabolismo en cíngula anterior. Hipermetabolismo frontal dorsolateral. Hipometabolismo relativo izquierdo. Hipermetabolismo de los ganglios basales izquierdos (especiamente núcleo caudado izquierdo). Hipometabolismo relativo de los ganglios basales derechos. Gentileza del Instituto de Salud Mental y Escuela de Medicina Nuclear de Mendoza, Dra. Roxana B. Galea no y Dr. Manuel Guirao. estimulación directa o indirecta de las proteinoquinasas (PK), induciendo cambios en el proceso excitatorio neuronal (8). La proteína G amplifica señales debido a que una sola molécula de proteína G es capaz de activar a numerosas molé culas de adenilatociclasa y producir gran cantidad de AMP cíclico (segundo mensajero). De esta forma, la proteína G produce a través del AMP y del GMP cíclico diferentes efectos celulares en numerosos órganos: el estímulo de la hormona luteotrófica sobre el ovario aumenta la producción de estrógeno y progesterona; el estímulo de la adrenalina sobre el receptor alfa-adrenérgico, hiperpolariza la membrana (cierra los canales de potasio), produce menos AMP cíclico y termina con el efecto relajante del músculo liso intes tinal y bronquial. El calcio es el principal catión involucrado en los fenómenos de transmisión de información intracelular. Es necesario para la activación de distintas enzimas. 218 El carbonato de litio inhibe las enzimas que actúan sobre el IP-3, disminuyendo la formación de inositol, e interrumpiendo de esta manera el proceso de transmisión de la información. Este mecanismo farmacológico ha sido postulado como una de las probables acciones estabilizadoras del ánimo. La disminución del inositol bloquea la hiperfunción de la transmisión de señales amplificadas y distorsionadas de la proteína G, de las proteinoquinasas (segundos mensajeros) y de los factores de transcripción celular (terceros mensajeros) (capítulo 1, figura 12). Sobre el núcleo tóxico específico se despliega en el análisis, la neurosis histérica, que corresponde a las capas tejidas his tóricamente en torno a ese grano de arena. En el capítulo 4, destinado a melancolía, la historia clínica de Marcela permitió acceder a la comprensión del núcleo tóxico de esta patología, a través del camino del dolor. Allí se insistió en el duelo por la pérdida de libido, tan caro a este trastorno. Se pudo descubrir el vaciamiento yoico, la percepción endopsí quica de éste por parte de la paciente y la fijación típica que corresponde a la melancolía (anclaje en el momento constituti vo del narcisismo, en el cual representación-cosa y representa ción-yo son indiscernibles). Se hizo referencia al dolor, cristali zado en hemorragia interna sin contrainvestidura materna que la frene (sin un rostro sonriente que garantice los propios estados pulsionales). En Laura, si bien se está en presencia de un núcleo tóxico semejante (en relación al extremo depresivo de su trastorno bipolar), las vicisitudes históricas han podido, hasta cierto punto, hacer tope al drenaje. El carácter originario de la pul sión de muerte pudo ser neutralizado propiciando la constitu ción subjetiva. Ésta queda interceptada sólo cuando se ponen en juego las irrupciones abruptas del núcleo tóxico. Este hecho es comprobable a través de la forma que adquie re su posicionamiento respecto del análisis, cuando sus vaive nes cuantitativos pueden ser regulados. La herencia marca el predominio de fallas a nivel de la transmisión neuroquímica que el vínculo primario no ha podi do neutralizar por completo. Pero el aporte libidinal materno 219 ha propiciado un entramado afectivo y representacional, que intenta reducir el trastorno cuantitativo a su mínima expre sión. La cualificación actúa sobre la regulación neuronal pro piciando el engendramiento pulsional. En ausencia de manifestaciones cíclicas, Laura pone en jue go una trama que sostiene el circuito de su deseo. Incluso, si nos detenemos a escuchar atentamente su discurso, notaremos que en la fase maníaca, tanto como en el depresiva, se desplie gan los fantasmas de una falta que ella debe cubrir en el otro. La pareja parental autoriza a que Laura se identifique con lo que a ellos les falta. Escenificación y recubrimiento que meta foriza la histeria. Freud dice: “la manía no tiene un contenido diverso de la melancolía, y ambas afecciones pugnan con el mismo ‘comple jo’, al que el yo probablemente sucumbe en la melancolía, mientras que en la manía lo ha dominado o lo ha hecho a un lado” (5). En Laura, este “complejo” remite a su ubicación particular en la estructura familiar y se repite en el vínculo con Roberto, “Es como un trueque. Yo le doy mi ser y él me hace sentir que existo”. Contradicción que hoy sí puede desplegarse en el tra tamiento. Freud recalca el desagrado moral que siente el melancólico respecto de su propio yo: “por encima de otras tachas: quebran to físico, fealdad, debilidad, inferioridad social, rara vez son objeto de esa apreciación que el enfermo hace de sí mismo; sólo el empobrecimiento ocupa un lugar privilegiado entre sus temores o aseveraciones” (5). En Laura sus circuitos depresivos no se instalan sobre una insignificancia yoica con valor moral, sino fundamentalmente sobre la ausencia de atributos de un yo constituido. Falta de cualidades que la hagan sentirse reconocida por el otro. Otro que queda representado por su familia a la que “no puede ayu dar”; otro que es el hombre al que no puede seducir por su gordura o su fealdad. Se puede comprender este trastorno cíclico desde dos cami nos. El primero de ellos corresponde a la descripción freudiana en la que la disposición a contraer la patología remite al tipo 220 narcisista de elección de objeto: “regresión desde la investidura de objeto hasta la fase oral de la libido que pertenece todavía al narcisismo” (5). Aquí el ejemplo paradigmático es el de Mar cela, descrito anteriormente, en quien la pérdida “objetal”, entraña una pérdida energética libidinal y en consecuencia un vaciamiento yoico. No hay fuente de reemplazo que opere como neutralizador, propiciando la cristalización del sentimiento de sí y la constitución del yo como primer objeto de amor. El segundo camino se abre a partir de la comparación y la diferencia que Freud establece entre la identificación histérica y la narcisista: Pero tenemos derecho a diferenciar la identificación narcisista de la histérica porque en la primera se resigna la investidura de objeto, mientras que en la segunda ésta persiste y exterio riza un efecto que habitualmente está circunscripto a ciertas acciones e inervaciones singulares. De cualquier modo, tam bién en la neurosis de transferencia la identificación expresa una comunidad que puede significar amor. La identificación narcisista es la más originaria y nos abre la comprensión de la histérica, menos estudiada (5). La investidura de objeto persiste en la histeria a nivel fan tasmático, lo cual permite la conservación del sentimiento de sí. Hay aquí discriminación entre representación-cosa y repre sentación-yo. En la melancolía, la investidura libidinal abandona el obje to para retirarse al yo: “Aquella acumulación de investidura antes ligada que se libera al término del trabajo melancólico y posibilita la manía tiene que estar en trabazón estrecha con la regresión de la libido al narcisismo” (5). La historia de Laura le ha permitido poner en juego circuitos afectivos y representacionales. La fantasmática inconsciente subyace al conflicto reprimido. Aquí el síntoma adquiere lo que lo define: su carácter de símbolo. Hablar de fantasía y represión ya nos señala el camino. Se han estructurado zonas erógenas, la pulsión muestra su doble vertiente (afectiva y representacio nal), se ha conformado un yo y la neurosis muestra claramente 221 el afloramiento de un conflicto edípico. Su inclusión como neu rosis de transferencia queda establecida por el carácter de la libido, siempre desplazable sobre objetos reales o imaginarios. Laura, marcada por la herencia biológica, sufre los vaivenes de su trastorno. Si bien la familia manifiesta en su funciona miento algunos caracteres de la patología (aceleración, desvita lización, desregulación), sufre por ello, e intenta, como puede, la búsqueda de aportes libidinales que frenen el proceso. En numerosas oportunidades hemos sido testigos de otros pacientes que sufren un trastorno bipolar. Sólo en algunos de ellos la historia y las vicisitudes pulsionales han podido neu tralizar las fallas en la neurotransmisión, propiciando el trán sito por un camino neurótico. En aquellos pacientes en que esto último no ocurre se cum plen los requisitos de un trastorno narcisista. En éste, la pér dida del objeto implica el drenaje yoico o, por el contrario, el triunfo maníaco muestra la inexistencia absoluta de la pérdi da. Es nuestra escucha la que debe estar atenta al carácter particular de cada discurso, en la medida en que ella es guía del camino a elegir en la dirección de la cura. En el capítulo 1 se destacó el valor de la ecuación etiológica que Freud plantea para la neurosis, como así también la que corresponde a la modulación de la neurotransmisión, desarro llada por la moderna neurobiología. En ambas se remarca la presencia de un ordenamiento en la serie, dentro de la cual los dos elementos que la componen (factores hereditarios + viven cias infantiles), se presentan de tal modo que uno aumenta cuando el otro disminuye. En Laura, las fallas hereditarias en la neurotransmisión (que provienen de la línea paterna) se han visto neutralizadas por el carácter particular del vínculo primario. Marcela, por el contrario, ha padecido en su historia una exacerbación o quizás la creación de trastornos en la neurotransmisión como efecto de los caracteres de las tempranas relaciones madre-hija. Así, la ecuación etiológica marca las vicisitudes y la interrelación entre aspectos complementarios que se determinan mutua mente. El carácter hereditario del trastorno de Laura encuentra 222 límite en su historia a través de los aportes libidinales mater nos, que propiciando un campo fantasmático, logran un cierto tope a la desregulación cuantitativa. De todas formas, persiste el remanente que el circuito afectivo y representacional no pueden tramitar. Es allí donde el psicofármaco viene a regular un ritmo, pudiendo producir modificaciones. A través de lo distintos estudios genéticos realizados en familias de enfermos bipolares (polimorfismo, recombinación genética, asociación y mapeo genético), quedan pocas dudas de que el trastorno es hereditario, transmitido de una manera dominante y ligado estadísticamente más a las madres que a los padres bipolares. Sin embargo, la transmisión hereditaria puede modificarse ya que el desarrollo de la enfermedad puede aumentar o dismi nuir su gravedad, de acuerdo con características hasta hoy des conocidas, que dependen de diversos factores “ambientales”. La ley de anticipación, según la cual las enfermedades psi quiátricas pueden empeorar cuando son transmitidas de gene ración en generación, apareciendo de forma más precoz y seve ra, está basada en los niños que padecen una distrofia miotó nica congénita: los abuelos de estos niños tenían una mayor frecuencia de cataratas oculares sin padecer la enfermedad. Más adelante se pudo comprobar que ello “anticipaba” la enfer medad en generaciones. Se debía a que se producía un alarga miento (empeoramiento) porque las cadenas de trinucleótidos que codificaban a esta enfermedad se iban alargando paulati namente de generación en generación, con la consiguiente pre cocidad de aparición de la distrofia. De manera similar, cuando se compararon familias de bipo lares, se observó una anticipación en la edad, significativa en ciertas familias que padecían del trastorno. Aquí también se demostró el alargamiento de la cadena de trinucleótidos en la codificación genética. Si bien existe una forma fija de transmisión genética, hay otra (epigenética) que está supeditada a factores de transcrip ción. Esta última es altamente influenciable por el “medio”. Es probable que estos códigos puedan ser modificados por factores que aún se desconocen. La “palabra”, los “traumatismos psíqui 223 cos”, las “noxas ambientales”, que se concatenan a través de un desarrollo individual, pueden ejercer modificaciones aún insos pechadas en este tipo de trastorno. El estudio del ligamento genético o linkage permite la detección de los genes involucrados en el desarrollo de la enfer medad. Loci es el sitio ocupado en el cromosoma, por un siste ma de alelos, que se recombinan en el proceso de división celu lar, según la distancia a la que se encuentran entre ellos. Los cromosomas involucrados en los cuales se han detecta do anomalías son el 5, 6, 11, 12, 16, 18, 21 y X (7, 10). Las ano malías biomoleculares fueron detectadas cuando se comprobó que la proporción de recombinaciones observadas entre dos loci, localizados en el mismo cromosoma, era significativamen te menor que el 50 %. No se han descrito en esta presentación los mecanismos típicos de la histeria. El objetivo estuvo destinado a subrayar la forma en que un trastorno en la neurotransmisión obstacu liza la aparición de una estructura. En el caso de Laura, las características de su historia per mitieron la constitución de una neurosis, recubriendo así al trastorno bipolar neurobiológico. Laura, regulada, retoma la actividad que le apasiona: el idioma. Decide comenzar a dar clases de inglés. Si bien no quiere retomar sus estudios, su actividad laboral empieza a desarrollarse con buenos resulta dos. Quiere irse a vivir sola. Aún no puede hacerlo por motivos económicos, pero puede comenzar a planificarlo. Conoce a un hombre y se enamora. Al tiempo, ambos deciden probar fortu na en el exterior. (¿Habrá elegido la cura “por el amor”?) Hoy Laura me envía un e-mail, donde me cuenta de su bienestar y de sus progresos. Sigue tomando el litio y ha decidido reiniciar su psicoterapia psicoanalítica con un profesional del país en que reside. 224 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Bellivier, F.; Levoyer, M. y col.: “Association Between the Triptop han Hidroxylase gen and manic-depressive Illness”, Archives General Psychiatry, 55: 33-37, 1998. 2. Frances, A.; Docherty, J. P., y Kahn, D. A.: “Treating of Bipolar Disorder. The Expert Consensus Guidline Series”, Journal of Cli nical Psychiatry, 57 (supl. 12A): 5-88, 1996. 3. Frances, A.; Kahn, D. A.; Carpenter, F.; Docherty, J. 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Ante la indicación de sentarse y relatar lo que sucede, deambula por el consulto rio: —¿Qué es es te lu gar, dón de me han traí do? —vo ci fe ra Mariana. —Es el consultorio de la psicóloga que te va a ayudar —res ponde suavemente, casi atemorizado, el padre —¡Los psicólogos no saben nada, nada de psicólogos, nada de nada! ¡No hay que comer nada! —grita Mariana. 227 Mariana mira de manera arrogante desde su sorprendente delgadez. Observa el balcón con insistencia. “¡Hasta morir no paro! ¡Boy, miss, necesito veneno!” Con estos nombres designa en inglés a sus padres. De esta forma muestra la ausencia del sentimiento de filiación. No se siente hija, sino tan sólo en convivencia con un muchacho (boy) y una señora (miss). Muerde a sus padres con voracidad. El “basta” del padre es apenas un susurro. La madre sonríe en forma irónica: Mariana: —¡Psicóloga tarada! Terapeuta: —Quizá gritas tanto porque sentís que no te escuchan, que no te entienden. Se queda quieta y mira sorprendida. Ese instante de quie tud es avasallado por la madre, que dice: “No. Ella siempre fue así. Usted no la conoce. Es muy caprichosa, terca”. Esta frase resuena como un eco de lo que Mariana acaba de decir (es casi como si repitiera “psicóloga tarada”). Mariana arremete nuevamente golpeando las paredes. Es imposible poner orden, hacer circular un límite y recortar lugares. El sabotaje familiar provoca la impotencia terapéutica. Es nece sario agotar las instancias para poder encuadrar un diálogo. Se indica a los padres que se retiren de la entrevista y que dejen a Mariana con la terapeuta a solas. Se aferra desesperada al brazo de su madre. Lo muerde y comienza a tironearse de la ropa. Terapeuta: —Cuántas cosas te fastidian y te las querés sacar de encima: la ropa, la comida! Mariana se detiene un momento. Madre: —Es que usted no la conoce. Mariana: —¡Voy a morir! —grita, deambula y se golpea la cabeza. Resulta imposible el establecimiento de un encuadre. La violencia sigue en aumento y Mariana es internada. En las entrevistas con los padres, el padre asiente, la madre habla: 228 “Siempre fue muy caprichosa. Hay que hacer lo que ella quiere, si no arma unos escándalos… Es una chica muy activa. Estudiaba en el secundario, hacía cursos de modelo, gimnasia, inglés. Pero es muy rebelde. Ella no puede estar sin hacer nada. En eso se parece a mí (sonríe). Yo en casa limpio todo el día; ando de aquí para allá, pero eso sí, no me pidan que salga. No me gusta. Ella siempre está con el tema de la dieta. Quiere adelgazar y adelgazar. De chica era muy inquieta. Me acuerdo que la maestra me llamó para decirme que caminaba por el aula todo el tiempo, que no paraba de hablar. Yo le dije que era así. Es el temperamento. En casa siempre fue agresiva cuando no hacíamos lo que ella quería”. El relato de anécdotas vinculadas a los desbordes de Mariana se repite. Sin embargo, no parece haber registro (so bre todo en la madre) de la magnitud de éstos. Hay un estilo de minimización de la problemática. Cuando esto es señala do, la respuesta materna es que lo que le ocurre actualmente a Mariana es un capricho más. El padre no parece estar de acuerdo, pero asoma tímidamente su discrepancia. La madre insiste con que “ella siempre quiere ganar”. La ausencia de angustia materna se percibe incluso en lo que se refiere al estado físico de su hija, ya que Mariana pesa 10 kg menos que su peso teórico. Durante la internación, las entrevistas personales se complementaron con las de familia. Se realizó, acompaña mineto terapéutico y Mariana desarrolló algunas activida des de clínica de día. Al salir de la internación, su violencia ha disminuido, pero aún está presente. Ha recuperado algo de peso y esto la encoleriza. Intenta asir su panza que se escamotea entre sus dedos, con el afán de exhibir una gordura que sólo para el otro es inexistente. El trabajo con Mariana es arduo y lento. No habla, no tie ne intereses. La vida no tiene sentido. Es aburrida. Las sesio nes aplastan. La “vitalidad” sólo aparece en el orden de la violencia. Ésta se manifiesta ahora y exclusivamente dentro de su casa. En ella pone en juego actitudes provocativas, en el intento de generar la reacción de sus padres. Besa a su padre con insistencia, le pellizca el pene, se acuesta con él en la cama, abre las ventanas del departamento y grita obscenida 229 des. Es así como transita buena parte del tratamiento. Docili dad y silencio en el consultorio. Agresividad y explosiones en su casa. Todo se puede, no hay contención ni límites para estos impulsos. El todo “se puede” se manifiesta en los ámbi tos familiares. Mariana impone la manera de salir de vaca cio nes. Afir ma que irá con la con di ción de dor mir en la cama con su madre. El padre asiente, pero la contraindica ción terapéutica provoca por primera vez el llanto y la acep tación de Mariana. Pese a sus faltas de asistencia al colegio secundario le otorgan el certificado de bachiller. Así se con firma que “todo se puede”, hasta obtener un título aun habiendo quedado libre. Quiere estudiar para trabajar como maestra jardinera. Puede cursar en un instituto especializado, pero al rendir sus primeros exámenes entrega las hojas en blanco. Con un “voy a aprobar igual”, quiere demostrar nuevamente su omnipotencia. Al poco tiempo debe abandonar el curso e insiste en que para jugar con niños no es necesario estudiar. 6-2. DIAGNÓSTICO Para el DSM-IV el trastorno esquizoafectivo es un síndrome con rasgos depresivos y/o maníacos que se desarrollan en forma simultánea con preocupaciones, delirios, alucinaciones o síntomas negativos (anhedonia, alogia, apatía), incongruentes con el estado de ánimo. En este caso el diagnóstico desde el DSM-IV es: – Eje I. Trastornos mentales principales: trastorno esquizoa fectivo, tipo bipolar. Trastorno de la conducta alimentaria. – Eje II. Trastornos de la personalidad: trastorno esquizoide de la personalidad. – Eje III. Enfermedades médicas: hipotiroidismo, hiperten sión esencial emocional. – Eje IV. Problemas familiares y psicosociales: problemas relativos al grupo primario de apoyo (padres, actividades laborales y académicas). 230 – Eje V. Evaluación de la actividad global: mejoramiento en las áreas psicosociales y laborales, luego del tratamiento. Las dimensiones diagnósticas desde el punto de vista psico dinámico son: – Manifestaciones clínicas: depresión, impulsividad, anore xia, bulimia sin mecanismos compensatorios. – Fijaciones libidinales: oral primaria. – Fijaciones yoicas: fallas a nivel de la constitución del yo pla cer purificado. – Núcleo tóxico: desregulación en la neurotransmisión dopa minérgica (hiperactividad mesolímbica, hipoactividad mesocortical); noradrenérgica; serotoninérgica; del eje lím bico-hipotalámico-hipófiso-suprarrenal. – Defensas: desestimación. Desmentida. – Comorbilidad: hipotiroidismo, hipertensión. A diferencia de la esquizofrenia, en donde las alteraciones psicóticas son de lenta y gradual instalación, en el trastorno esquizoafectivo las alteraciones son de aparición brusca y casi siempre en forma simultánea con síntomas de la esfera afecti va, sin llegar a ser de características hipomaníacas o maníacas francas, que la ubiquen dentro de un trastorno bipolar. En los antecedentes familiares inmediatos sólo es posible detectar enfermedades afectivas o esquizoafectivas. Estos componentes psicóticos y afectivos se van intercalan do en el trans cur so de la en fer me dad. Con un tra ta mien to apropiado, los períodos asintomáticos pueden ser prolongados, siempre y cuando se ejerza una conducta profiláctica sobre los aspectos psíquicos y neurobiológicos que se consideren de vul nerabilidad para el enfermo. De manera similar a los trastornos afectivos, el primer epi sodio reconoce generalmente causas precipitantes: la vulnerabi lidad psico-biológica del paciente no puede procesar con sus defensas yoicas el nivel de sobrecarga estresógena al que fue sometido su aparato psíquico, ya sea desde el interior o el exte rior. 231 A diferencia del primer episodio, los siguientes, que se pue den presentar en el transcurso de la enfermedad, requieren de una exhaustiva investigación para reconocer sus orígenes. Si bien no se puede considerar a la enfermedad esquizoafectiva como una enfermedad de características cíclicas –como la enfer medad maníaco-depresiva típica–, la utilidad de los psicofárma cos antipsicóticos atípicos, de los anticiclantes y de los antide presivos, la emparenta inevitablemente con dicho trastorno. También comparte la combinación de las hipótesis neuro biológicas de la esquizofrenia y la de los trastornos afectivos: existe una hiperactividad dopaminérgica mesolímbica, una hipoactividad dopaminérgica mesocortical, donde los niveles de glutamato y serotonina se encuentran desregulados. Esta hipofunción en la corteza frontal (que es el sustrato anatómico por excelencia de los procesamientos psíquicos) bloquea la posibilidad de generar una red o sistema, donde el pensar inconsciente y el lenguaje se presenten como actividad privile giada para tramitar los procesos cuantitativos. El excesivo funcionamiento dopaminérgico mesolímbico se materializa en la hiperactividad, en actitudes maníacas y agre sivas. Ellas son intentos de expulsar en forma activa lo pasiva mente sufrido. La violencia inicial y la impulsividad bulímica son descargas masivas, modos de aliviar al aparato psíquico. Las alteraciones en la neurotransmisión producen sus efec tos sobre el eje cortico-hipotálamo- hipofisario, de manera similar a lo que sucede desde el punto de vista neuroquímico en los trastornos depresivos mayores (capítulo 4). En Mariana las descargas endógenas son vehiculizadas a través del síndrome de hipertensión y de los trastornos de la actividad hormonal (¿causa, consecuencia, o simultaneidad?). La efectividad terapéutica de los antimaníacos-anticiclan tes en la enfermedad bipolar y en el trastorno esquizoafectivo, determinó la separación diagnóstica en tre es te úl ti mo y el esquizofrénico típico. En la esquizofrenia, el carbonato de litio (antimaníaco) no es de utilidad. Estos diagnósticos diferenciales son de fundamental impor tancia para establecer el tratamiento y el pronóstico. El tras torno esquiozafectivo tiene un pronóstico más favorable que el 232 de la enfermedad esquizofrénica, y menos favorable que el de los trastornos afectivos (depresión, enfermedad maníaco-de presiva). 6-3. TRATAMIENTO La sedación y el control de los impulsos fueron los objetivos de la psicofarmacoterapia durante el período de internación. Se utilizaron para ello antipsicóticos y antiimpulsivos. En el proceso psicoterapéutico, la dirección de la cura se orientó a propiciar la construcción de circuitos psíquicos que hicieran tope a las descargas cuantitativas. Los antipsicóticos poseen acciones sedantes de bi do a su antagonismo sobre los receptores dopaminérgicos y alfa-adre nérgicos. Esta propiedad aparece clínicamente como una lenti ficación del pensamiento y una disminución del comportamien to operativo. La somnolencia es mayor al comienzo del trata miento. La apatía, la inercia y la indiferencia, que produce en algunos pacientes, pueden ser confundidas con depresión, y debe realizarse un diagnóstico diferencial a partir de un exa men exhaustivo, especialmente cuando al cuadro se agrega catatonía. Por su antagonismo sobre los receptores histaminérgicos tienden a normalizar las perturbaciones del sueño y a producir un aumento del apetito. Los neurolépticos o antipsicóticos más incisivos, como el haloperidol, no causan somnolencia ni la hip nosis generada por otras drogas. Producen una inhibición sobre los síntomas agresivos y de excitación psicomotriz, por su anta gonismo específico sobre la neurotransmisión dopaminérgica. Las acciones alucinolítica y antidelirante aparecen de manera gradual pocos días después de la administración de los neurolépticos. Se las atribuye al bloqueo dopaminérgico sobre los ganglios basales (caudado, putamen, globus pallidus, siste ma nigroestriado). Estos núcleos de neuronas dopaminérgicas controlan la postura y los movimientos involuntarios. Por lo 233 tanto, el bloqueo de dichos receptores, produce efectos neuroló gicos (similares a los parkinsonismos). A esta acción se la llamaba “impregnación neuroléptica”. En la actualidad, existen fármacos que no poseen estos efectos, por lo que se los ha denominado “antipsicóticos atípicos” (clo zapina, risperidona, olanzapina, quetiapina, etcétera). Los denominados efectos antipsicóticos corresponden a la desapa rición de los síntomas productivos (alucinaciones, delirios, pen samientos desorganizados). Es preferible el término antipsicó tico (que alude a su acción terapéutica), que el de neuroléptico que remite más a las acciones neurológicas (sedación sin anes tesia, extrapiramidalismos, etcétera) También presentan una acción antiemética debido al anta gonismo que ejercen sobre los receptores dopaminérgicos de la zona gatillo del vómito. Controlan así los efectos inductores de las náuseas y los vómitos. Los neurolépticos actúan sobre las emociones, al poder esti mular neuroquímicamente las estructuras límbicas. Ello pro duce una acción inhibitoria sobre el núcleo amigdalino y los tubérculos olfatorios. Los neurolépticos inhiben clásicamente las acciones de la apomorfina (estimulante directo de los recep tores dopamínicos), de la anfetamina y cocaína (estimulantes indirectos) y de la cafeína (que es un inhibidor de la fosfodies terasa, que impide la degradación del AMP cíclico estimulado por la dopamina) (cuadro 27, capítulo 1). La inhibición sobre la apomorfina y la anfetamina es lo que caracteriza químicamente a los neurolépticos típicos. Cuando existen otras propiedades neurofarmacológicas, se los denomi na atípicos. Los síntomas negativos (alogia, anhedonia, embotamiento afectivo, apatía, etc.) se relacionan con una menor actividad dopamínica frontal. Sobre estos síntomas, los atípicos ofrecen mayores ventajas. Los síntomas positivos (alucinaciones, delirios), en cambio, se vinculan con altos niveles de dopamina en el área subcorti cal. Sobre estos trastornos los convencionales o típicos son más efectivos. La clozapina (antipsicótico atípico) produce un aumento del 234 apetito, con una tendencia a incrementar el peso corporal. Este efecto secundario es a veces de difícil control, sobre todo en pacientes perturbados que presentan una elevada impulsivi dad-voracidad. Una vez lograda la mejoría sintomática, es con veniente realizar un régimen dietético y ejercicios físicos ade cuados. Otro efecto secundario específico de este psicofármaco, y que molesta a los pacientes, es que debe controlarse la fór mula hematológica leucocitaria, ya que a veces puede aparecer una disminución de los glóbulos blancos. En Mariana se combinó el antipsicótico con un antiimpulsi vo (utilizado como anticiclante en la enfermedad maníaco-de presiva). Este último logró disminuir el componente afectivo del trastorno. El valproato de sodio (anticíclico-antiimpulsivo) demostró ser efectivo en la manía aguda, en los estudios comparativos con placebo y carbonato de litio, y en pacientes resistentes o intolerantes al litio. Su eficacia en los episodios maníacos es similar a la del litio, pero es superior a éste en episodios mixtos o ciclos rápidos. Con relación a su acción profiláctica, disminuye la frecuencia e intensidad de los ciclos. Sin embargo, como monoterapia, los porcentajes de éxito son menores en la fase aguda, en la fase profiláctica o en los ciclizadores rápidos. Es de utilidad en el trastorno esquizoafectivo y en síntomas comórbi dos con la enfermedad bipolar, como migraña, crisis de pánico, bulimia y trastorno por déficit de atención con hiperactividad. Las acciones del ácido valproico que explicarían su acción antiimpulsiva son las siguientes: – potencia la transmisión gabaérgica aumentando la síntesis del GABA y su liberación; – disminuye la degradación del GABA y sensibiliza sus recep tores post-sinápticos; – inhibe el efecto kindling en amígdala; – disminuye la liberación de glutamato y aspartato. La acción antimaníaca estaría más relacionada con la dis minución de las fracciones citosólicas y de membrana de la proteinoquinasa C (tercer mensajero), que se produce a los 5 y 235 3 días respectivamente de su administración por vía oral, por lo cual el valproato tendría un comienzo rápido de su acción antimaníaca. Los efectos adversos pueden incluir síntomas neurológicos (temblor, sedación), alteraciones gastrointestinales (anorexia, náuseas, vómitos, dispepsia y diarrea) y en algunos casos ele vación de las transaminasas, por lo cual se deberá realizar un control con hepatogramas seriados. Los efectos gastrointesti nales pueden disminuirse administrando la droga después de las comidas o con abundante líquido. Algunas mujeres se que jan de la caída del cabello. Se pueden indicar suplementos de selenium o zinc. La sedación puede disminuirse si se incre mentan las dosis paulatinamente, y la más alta se administra por la noche. En general, se debe priorizar su administración en: – trastornos afectivos con síntomas psicóticos, donde exista intolerancia o resistencia a medicaciones de tipo estándar. – historia de accesos maníacos; – ciclizadores rápidos; – enfermos con trastornos afectivos que presenten síndromes cerebrales orgánicos; – pacientes con cuadros mixtos resistentes. Mariana no puede parar su hiperorexia, pese a los conti nuos regímenes alimenticios que se le proponen. En el término de dos años aumenta 35 kg de peso. Está obesa y concurre a las sesiones con paquetes de chicles y caramelos. Es capaz de mascar varios chicles de manera simultánea, haciendo globos gigantes, que luego estampará contra su cara. Más tarde los escupe para continuar poniéndo se en la boca ocho o nueve pastillas. Come con la boca abierta mostrando su incansable voracidad. Quiere ir al sector de comidas de un supermercado, que está ubicado a una cuadra de donde realiza su psicoterapia. Come ensalada de frutas, “porque no engorda”, pero utiliza un reci piente gigante, a tal punto que mientras camina desparrama y se le caen trozos de fruta. Lo hace de manera ostentosa, exhi 236 biendo su incorporación. La terapeuta toma la misma comida que ella en un reci piente pequeño, sin que desborde, mostrando sin ostentación y sin señalar con palabras la acción. M.: —Comés poquito. T.: —¿Siempre necesitás llenarte? Durante este lapso, se agrega un antidepresivo del tipo IRSS (sertralina), a la medicación antipsicótica atípica (clozapi na) y a la antiimpulsiva (valproato de sodio). Además del efecto antidepresivo, se intenta un aumento de la serotonina para producir una disminución de la impulsividad y del apetito. Así como la noradrenalina liberada en el hipotálamo esti mula en los animales a consumir alimentos, incluso cuando se encuentran satisfechos por una comida previa, con un aumen to preferente de la ingesta de hidratos de carbono, la serotoni na (5-HT) parece ocasionar un efecto contrario, con la consi guiente reducción preferencial de la ingesta de hidratos de carbono. El consumo de hidratos de carbono produce una caída de los niveles plasmáticos de aminoácidos neutros (tirosina, fenilalanina, valina, leucina, isoleucina), que compiten con el triptófano, para ser captado por el cerebro, mediatizado por la insulina. Esto eleva la relación plasma/triptófano (por consi guiente, el triptófano cerebral), que rápidamente acelera la síntesis de serotonina y la libera. La saciedad y la terminación de los episodios bulímicos pueden estar asociados al aumento de los niveles cerebrales de serotonina: hasta que no se alcanza este incremento de serotonina en el cerebro, no se llega a percibir la sensación de saciedad. Se puede suponer que existe una desregulación de serotonina en pacientes con bulimia, en el sentido de una acti vidad reducida, que produce pérdida de la inhibición normal serotoninérgica de la captación de hidratos de carbono y se manifiesta por el atracón de comida con contenidos muy altos de carbohidratos. Asimismo, niveles bajos de serotonina se correlacionan negativamente con la frecuencia y la intensidad de los ataques 237 compulsivos a comer: a menor serotonina, mayor frecuencia de ataques. Durante la dieta habría una marcada disminución del ingreso de triptófano, lo cual provocaría una mayor vulnerabi lidad al control de los impulsos (por disminución de la seroto nina). Esto llevaría al ataque compulsivo alimentario y a la purga posterior. Con la entrada de triptófano por los alimentos, la serotonina liberada disminuiría su pool, obligando así al organismo a iniciar nuevamente otro acto impulsivo. De este modo, se renovaría en cada período un nuevo ciclo dieta-com pulsión-purga, dependiente del triptófano. La serotonina y los diferentes subtipos de receptores están estrechamente relacionados con la regulación de determinados ciclos de conducta, como el dormir, el estado de ánimo, el ham bre y la saciedad. Niveles elevados de 5-HT inducen sensacio nes crecientes de saciedad, plenitud y producen el cese de la alimentación. El efecto anti-bulímico de los IRSS (citalopram, fluoxetina, fluvoxamina, paroxetina, sertralina) puede estar mediatizado por este mecanismo. Estudios recientes en el LCR demostraron niveles bajos de serotonina y dopamina en pacientes bulímicos, sin alcanzar niveles de saciedad. El descenso de dopamina podría relacio narse con la búsqueda del llamado hedonismo alimentario de los pacientes bulímicos (conexión de diferentes sabores y com binaciones alimentarias placenteras). La colecistoquinina, que controla a la dopamina, se encuen tra disminuida en pacientes bulímicos. Disminuye el control sobre la saciedad, ya que actuaría como la serotonina, favore ciendo el fin del ingreso alimentario (stop-binge). Se han encontrado diferencias en el metabolismo de la glu cosa cerebral en pacientes bulímicos: hipometabolismo en la región prefrontal anterior derecha e hipermetabolismo bilate ral en la región temporal. La corteza órbito-frontal se relaciona con la calidad del impulso: el hipermetabolismo con un aumento de las obsesio nes; mientras que el hipometabolismo estaría relacionado con un aumento de los impulsos alimentarios (binge) en pacientes bulímicos (descarga comportamental). 238 Los sistemas de control alimentario están divididos en una región hipotalámica lateral responsable de la incorporación de alimentos (ingesta), y en una región hipotalámica ventro medial relacionada con la saciedad (fin de la ingesta). Hay pocas palabras. Mientras come, Mariana relata sólo algunas anécdotas domésticas y, en general, como respuesta a preguntas concretas que se le efectúan. Aferrada a un discurso actual y fáctico, no hay imaginario que se pueda asir. En sus sesiones se despliegan también elementos del trata miento para niños: posee una caja, con variados materiales que puede utilizar si así lo desea. La respuesta creativa es nula. Sólo los juegos de azar, con cartas (escoba de quince, donde suman quince puntos en cada jugada, para acumularlos y poder ganar) o con dados (genera la, en el que hay que establecer un orden cada tres jugadas, en las que se puede perder o ganar puntos) permiten contener y delimitar su grave disgregación de pensamientos. Cualquier actividad nueva, que pueda proponerse con estos materiales, es rechazada. El juego es mecánico, monótono, y el único momento diferente lo constituye el triunfo, determinado por el azar, ya que no hay picardía alguna de un sujeto implicado en una trama lúdica. El mirar televisión va acompañado de un intenso deambu lar por la casa. “Miro y camino, miro y camino.” La imagen en la pantalla sólo la retiene por segundos. No comprende las tra mas, ni el doble sentido. No hay metáfora, no hay chiste. Las revistas y libros, con tramas para adolescentes, también son rechazados: “Yo no quiero leer, no me gusta, lee vos”. Al tiempo, pareciera comenzar a interesarse. Cuando lee El principito, dice: “Este tipo está loco. Lo esencial es visible a los ojos. Yo creo en lo que veo. Ahora quiero un novio. Le dije a Miss (señora), que me lo tiene que conseguir. Mi hermana consi guió uno”. La palabra “novio” remite a una presencia material que permite concretar ciertos acontecimientos (fiesta, vestido blan co, casa nueva). Por supuesto, no llena el vacío de su existencia 239 y no importa quién sea él, simplemente es alguien que ocupará el lugar del boy (muchacho), trabajará y traerá el dinero para mantenerla. Mariana pide de manera permanente, no hay límite para cualquier tipo de exigencia. No ha hecho otra cosa en su vida y le resulta impensable la negación a sus reclamos. Siempre que ha pedido, le han dado la literalidad de sus exigencias. Ella, en realidad, pedía existir para otro, ser significada por otro. El pedido es la posibilidad de que alguien anule su sensación de muerte. “Pido, luego existo”, es la fórmula. Pide nacer, pide ser (5). La respuesta que obtiene de estos dos amigos (padres) es el acontecimiento, la materialidad del regalo, el vacío del deseo parental. La madre, al afirmar “que siempre se le dio lo que pidió, nunca le faltó nada”, anula un circuito imaginario, reduciéndo lo a un orden de necesidad, único, que existe para ella. Orden sin fracturas o hiancias, completo y absoluto, a través del cual no puede penetrar pregunta alguna. Durante la psicoterapia se trata de reconstruir una historia a través de algunas entrevistas con los padres. La madre describe sin dificultad alguna un pasado donde la comida por exceso o por defecto ocupa un lugar central. Mucha limpieza, orden y consultas médicas, cada vez que el “motor” de alguna de sus hijas no funcionaba bien. El camino de una cir culación afectiva es bloqueado, por una respuesta como “Mariana es muy arisca, cuando era chica y lloraba, yo la deja ba. Es su temperamento”. Nunca una significación diferente de la del plano de una estricta realidad. Su falta de angustia actual frente a lo que le ocurre a su hija (ya que para esta madre no se trata de pade cimiento) no es más que la repetición de lo que ha ocurrido siempre: la ausencia de Mariana como sujeto. Imposible cam biar de registro. Durante el tratamiento, su padre entra en un importante proceso depresivo. No se levanta de la cama, no va a trabajar, no come, no se baña. La madre dice: “Me tienen harta. Yo debo ser muy sana, porque con todo esto estoy perfecta”. Faltaría reemplazar el verbo estar por el ser, para dar cuenta de este 240 circuito completo, en el cual la omnipotencia de Mariana es el reflejo de la omnipotencia materna. La demanda familiar marca la imprescindibilidad de una medicación que logre mejorar la depresión del padre. El grupo se muestra impotente para ubicar una pantalla que frene la irrupción cuantitativa, ya sea la que se dirige hacia el interior del aparato psíquico (depresión) o al exterior (impulsividad). Del desconocimiento total de que existían medicamentos para el control de la depresión, pasan al ideal del “poder mágico” de los psicofármacos que podrán solucionar todos sus conflictos. El padre es tratado con antidepresivos y psicoterapia. Lue go de unos meses mejora notablemente, y se atreve a plantear en una reunión con su esposa lo siguiente: “Así como no puedo luchar contra Mariana, tampoco lo puedo hacer con mi señora. Las dos tienen un carácter tre mendo. Estoy cansado de separarlas cuando pelean. Mire el ras gu ño que tie ne en la ca ra. ¿Por qué nos lla ma boy y miss?” Mariana puede empezar a hablar. Miss es una señora que desempeña tareas domésticas, que habla con las vecinas, que critica, y que es una buena informante de la realidad biográfi ca. Historia que remite sólo a su carácter de acontecimiento. Éstos no se engarzan en una red estructural que les otorgue significación, no se novelan. Boy es un joven o un amigo, que no ocupa lugar de referencia ni de asimetría alguna para ella. No hay recubrimiento simbólico. La sexualidad se manifies ta en su cruda realidad biológica. Así se pueden tocar los geni tales del otro sexo, sin discriminar que son los del padre. El boy es susceptible de ser al mismo tiempo el novio bueno y traba jador. No hay distancias, ni desplazamientos, ni diferencias. Por lo tanto, tampoco hay registro de su filiación. Mariana no ocupa ningún lugar en el sueño materno, por que no hay sueño. Quizá su llamado, su grito, su violencia, denuncian su desgarramiento y la exclusión de toda posibili dad de nacer a su propio deseo, en la medida en que no es deseo para otro. 241 Se intenta hacer historia de los acontecimientos que desen cadenaron su crisis. Todo parece haber comenzado antes de su viaje de egresados a Bariloche. Mariana puede recordar: “Mis ojos miraban mal. El grupo de varones se emborra chaba, las chicas salían con ellos. Me quedaba sola. Tenía miedo. Veía las cosas distintas, raras”. Al regresar de su viaje está delgada, silenciosa y muy intro vertida. Pasado el momento de retracción, su trastorno aparece más nítidamente a través de la construcción alucinatoria de su propia imagen impresionantemente voluminosa. Mariana sien te que esa imagen ocupa todo el espacio, excede los marcos del espejo, se hace insoportable y debe desaparecer. Imposibilidad radical de proyectar una representación del cuerpo en una ima gen visual. Esta creencia absoluta en una redondez implacable denota la ausencia de un origen basado en la sensorialidad. También aquí el vínculo primario adquiere notoriedad. Que una madre pueda ver a su hijo en un circuito libidinal, determina que él mismo pueda verse en una dimensión acorde al principio de realidad. Mariana se ve a sí misma como es vis ta: motor que no funciona, cuerpo material deforme. Existe aquí un cuerpo y no su representación, sobre la cual debería recaer la investidura narcisista. Pero, ¿cómo lograr que la presencia fáctica de lo visible, que como tal debe destruirse, se transforme en ausencia que per mita la interrogación? Mariana comienza a hablar poco a poco. Después de un año de tratamiento se inician relatos vinculados a las tramas nove lescas televisivas. Le interesa la maldad de algunos personajes. T.: —¿Qué té pasa a vos con la maldad? M.: —Yo antes era muy mala y caprichosa. T.: —¿Por qué? M.: —Bueno… —parece quedar sorprendida al no encon trar fundamentos para estos calificativos— Hacía lío y sólo comía postres con dulce de leche y galletitas. Me peleaba con mi hermana. Ensuciaba lo que mamá limpiaba. Gritaba por 242 cualquier cosa. Me portaba muy mal. T.: —¿Qué es portarse bien? M.: —Quedarse quieta —se ríe—. Yo antes estaba loca. Siempre me dijeron que era mala y loca —lo dice murmu rándolo–. T.: —¿Quiénes lo dijeron? M.: —Todos. Regulados los niveles cuantitativos a través de los psicofár macos, Mariana adelgaza y supera los efectos secundarios (aumento del apetito) de la medicación. A medida que el trata miento avanza, comienza a traer fotos y una agenda que ador na con calcomanías. Aparecen deseos de cocinar y afirma que lo sabe hacer. Habla de ello y se sorprende a sí misma, cuando se da cuenta de que desconoce el tema, lo reconoce y surge la posibilidad de hacer un curso de decoración de tortas. Comien za a escuchar música en su casa y a viajar sola (con el walk man, con grabaciones para adolescentes). Quiere libros de la terapeuta o que sea ella la encargada de adquirirlos. Consigue para cada sesión dinero, que entrega al pro fe sio nal, pa ra que le com pre ejem pla res de Poldy Bird (autora de relatos para adolescentes), con el objetivo de armar una colección. Aquí no se trata de un maternaje, sino de abrir un espacio para que Mariana interrogue. T.: —¿Por qué no los podés comprar vos? M.: —Me gusta que vos los compres y los leamos en el consultorio. Poldy Bird es soñadora. T.: —¿ Y vos, tenés sueños? M.: —Yo tengo un sueño. Viajar. Igual que la palabra novio, la palabra viaje se congela en el discurso. No hay nada en el orden de la significación que la sostenga. Sólo susurra algo del ver y del acumular. Ver ciuda des, numerar países que conoce. Acumular perfumes compra dos en los aeropuertos, coleccionar botellitas, cubiertos y platos de los servicios de comida de los aviones, exigidos como trofeos 243 a la azafata. Repentinamente empieza a interesarse por la vida privada de la terapeuta e interroga sobre lo familiar (quiere saber sí tiene marido, hijos, etcétera). Es la primera vez que Mariana pregunta. La posibilidad de transferencia ha abierto un res quicio, a través del cual supone en el otro alguna conjetura. A la sesión siguiente trae una foto de ella. Pide que se la ubique en algún lugar del consultorio, así se la puede recordar cuando no está. Siente la necesidad de existir para otro, de estar en la cabeza de otro, de ser conjetura para otro. Mariana tiene hoy interés por la vida. Sus circuitos deliran tes no se han presentado más y su estado afectivo se mantiene equilibrado. El peso es normal y estable. Tiene novio y busca trabajo. El trastorno hipertensivo está controlado sin medica ción. Luego de tres años, se inicia una gradual suspensión del tra tamiento psicofarmacológico. Se trata de pesquisar si, durante los meses de reducción de las dosis, aparece nuevamente alguna sintomatología que oriente hacia algún tipo de recurrencia de la enfermedad. Quiere continuar con sus sesiones, porque dice que a través de ellas puede conocerse cada día más. Hoy Ma ria na tie ne lo que ella lla ma de seos, aun que la estructura de éstos quizás no correspondan a lo que metapsi cológicamente se define como tal. Son rellenos circunscritos que intentan dar cabida a una ausencia. Ausencia de un sujeto que debió constituirse como efecto de un otro que lo identifica ra como humano. El tratamiento interdisciplinario ha permiti do que Mariana transite por los desfiladeros de su anti-princi pito. La evolución podrá establecer si ciertas cuestiones de su vida, más no lo esencial, pueden llegar algún día a “ser invisi bles a sus ojos” (11). 6-4. PSICONEUROBIOLOGÍA Y PSICOPATOLOGÍA DEL TRASTORNO ESQUIZOAFECTIVO Las series complementarias combinan factores constitucionales y caracteres particulares del vínculo 244 primario, que dan una cualidad específica al núcleo tóxico. Éste se caracteriza por una desregulación de las vías dopaminérgicas y serotoninérgicas, que producen descargas endógenas y exógenas (impulsividad, bulimia, agresividad). Estos mecanismos intentan proteger al aparato de un acúmulo de excitaciones. La complejidad de la problemática de Mariana remite a la superposición de tres trastornos: – en relación con su cuerpo, – a nivel de su constitución subjetiva, – vinculado a su estado afectivo de tipo cíclico, que circula entre la manía y la depresión. Con relación a su cuerpo es pura materialidad. Las fallas a nivel de lo orgánico se manifiestan por dos alteraciones: hiper tensión arterial e hipofuncionamiento tiroideo (trastornos a nivel de la constitución del yo real primitivo). Ellos son expre siones fácticas y literales que dan cuenta de una carencia en el orden de la libidinización. En cuanto a las fallas a nivel de su constitución subjetiva, se evidencian en las dificultades para la creación de niveles imaginarios y simbólicos, tanto en relación con su imagen cor poral como con su discurso. Mariana es un cuerpo que “parece patinar en vacío alrededor del narcisismo” (5). No posee mol des donde reencontrar una imagen vía proyección. Esto produ ce la falla sustancial de su trastorno psíquico, a nivel de la constitución del yo placer purificado. Para Maldavsky: Estos moldes erógenos devuelven al niño una imagen proyec tada de sí, de carácter olfatorio, cenestésico, auditivo, visual, en el que el Yo se reencuentra. Estos moldes son imágenes para la identificación del Yo, y éste les atribuye un origen en un objeto anhelado, investido como ideal. En estos momentos se da, pues, una condensación entre el modelo y el yo, identificado con la imagen proveniente de aquél. [...] Es que el objeto es investido 245 también como modelo, como el lugar en el que el Yo encuentra no sólo una satisfacción de sus necesidades, sino además un sentimiento de sí, es decir, un desarrollo de afecto del orden de la convicción en cuanto a su ser, por el camino de la identifica ción primaria. Mediante la proyección de la erogeneidad en la sensorialidad, donde se configura un modelo, y la identificación con la imagen proveniente de éste, el Yo establece un vínculo con sus propios procesos pulsionales. (7). En este momento, la zona dominante, en cuanto al valor psíquico de la erogeneidad, es la oral. La permanencia de un clima afectivo de reconocimiento por parte de la madre es requisito para elaborar el drama planteado por la devoración, que puede llevar a destruir el objeto. Es esta continuidad de rêverie la que propicia la transformación de la oralidad incor porativa en un proceso de tipo identificatorio. Si la constitución del yo placer purificado implica la identi ficación con una imagen tomada como modelo, en Mariana este proceso falla. El intento identificatorio trata de producirse con una imagen alucinatoria, en la cual pueda encontrar reflejado el cuerpo propio. Este intento es devastador, ya que el espejo devuelve una voluptuosa y voluminosa redondez que Mariana intenta destruir a través de la anorexia. Mariana lastima a su madre y le gusta que reaccione ante el dolor. Ella ríe cuando reconoce en el rostro del otro un signo que demuestre que está vivo. Las fallas en estos procesos identificatorios determinan la imposibilidad de constituir las posiciones madre y padre como ideales, a partir de la configuración de una realidad sensorial. Boy (joven), miss (señora) y Mariana (hija), son tres piezas con fundidas de un engranaje sin posiciones, sin diferencias (7). Desde la experiencia de satisfacción, el orden de lo placen tero se instala a partir del encuentro, entre la excitación endó gena y la acción específica que proviene del auxilio ajeno. Freud, en el Proyecto, afir ma: “Por la des car ga so bre el camino de la alteración interior un individuo experimentado advierte el estado del niño” (2). Experimentado implica la crea ción de un espacio de conjetura por parte del individuo auxilia 246 dor acerca del sentir anhelante y menesteroso del bebé. Conje tura que desborda el plano alimentario real, para ubicarse en el orden de la significación. El objeto que se brinde a la percepción debe ser parecido al sujeto, a saber, un prójimo. Un objeto como este –dice Freud– es simultáneamente, el primer objeto de satisfacción, el primer objeto hostil, así como el único poder auxiliador: Sobre el prójimo entonces, aprende el ser humano a discernir. Es que los complejos de percepción que parten de este prójimo serán en parte nuevos e incomparables (sus rasgos en el ámbi to visual); en cambio otras percepciones visuales coincidirán en el sujeto con el recuerdo de impresiones visuales propias, en un todo semejantes, de su cuerpo propio (2). Habrá entonces un reconocimiento de lo propio, por el rodeo a través del objeto, en el lugar del ideal. El niño está en otro que garantiza su ser, ante el cual se modela y anticipa la forma propia. Apertura y nacimiento del sujeto psíquico. Éste es el momento de la identificación primaria, que Freud describe como “la forma más primitiva de lazo afectivo con un objeto” (4). Esta etapa corresponde a la fase oral, en la cual la carga de objeto y la identificación no se distinguen entre sí. Si Mariana no encuentra su propio estado a través del obje to y, por lo tanto, siente su no ser, es porque la conjetura que la hubiera incluido en la dimensión imaginaria está ausente: “Faltó la madre seductora de la fantasía originaria” (5). Mariana se siente como un cuerpo que fue arrojado en este mundo, no le encuentra sentido a la vida. El otro auxiliador en este caso no propone fisura ni interrogación alguna, ya que para él sólo es posible entender a su hija desde el único regis tro que existe: el de la materialidad. Antípodas del descubri miento psicoanalítico, donde el síntoma muestra el recubri miento de lo fáctico. “Ya no creo más en mi neurótica” (3), al decir de Freud, pone en juego la maravillosa transformación imaginaria. En Mariana no hay interés por el secreto, por la conjetura, porque ésta se halla ausente. 247 Dice Silvia Bleichmar: No se constituye un espacio diferencial, ya que desde la indis criminación materna misma, no se ha organizado nunca la posibilidad de un secreto (de un enigma), que permita organi zar el orden de lo reprimido [...]. Para que el niño estructure una pregunta, tiene que haber un resquicio, por donde la inti midad materna se transforme en alteridad. Si esto no ocurre, ya no estamos entonces en el orden de lo reprimido, porque no hay nada para reprimir (1). En Mariana no hay curiosidad, ni pregunta. Su funciona miento psíquico difiere de aquel que opera en el deseo. En éste la pulsión inscrita en el inconsciente transita un circuito inte rrogativo, inaugurado a partir del enigma que plantea, para cada cual, su propia esfinge. La metáfora es fundante del inconsciente. Este espacio representacional sostiene una inte rrogación para el niño que dará lugar a la fantasía, a las teo rías sexuales infantiles, a los sueños, a los recuerdos encubri dores, en el intento de develarla. El abordaje múltiple es necesario cuando como en este caso se realiza el diagnóstico de una patología mixta, con la super posición de estos tres trastornos: el orgánico (cuerpo), las fallas en la estructuración de la representación-cuerpo (constitución subjetiva) y el estado maníaco-depresivo cíclico, que Mariana parece haber padecido desde su temprana infancia. La ausencia de cualificación materna (falta de la conjetura) imposibilita que se constituya el tope a las descargas endóge nas. Por lo tanto, el aparato queda degradado en su funciona mien to y re mi ti do a un or den de neu ro nas y ener gía, con importantes trastornos a nivel de la neurotransmisión. La madre de Mariana se constituye en estímulo estresor por excelencia. No puede ubicarse como pantalla protectora antiestímulo de las excitaciones endógenas de su hija. Por el contrario, ella aporta las propias, generando en Mariana un circuito de estasis de tensiones. Hay en este caso una hiperpresencia materna impregnada de una sutil violencia. Este factor produce una desregulación, 248 que exige la puesta en juego de descargas endógenas y exóge nas, para evitar que el aparato se vea inundado por intensas excitaciones. Se producen repeticiones reiteradas de vacia miento, en el afán de cumplir el principio de inercia, ya que la posibilidad de pasaje al de constancia y luego al de placer se encuentra bloqueada por los caracteres particulares del víncu lo primario. La estrategia psicofarmacológica, vinculada a su estado afectivo de tipo cíclico (que circula entre la manía y la depre sión), se dirigió a controlar la desregulación emocional con anticiclantes (desregulación gabaérgica). La desregulación dopaminérgica incluyó el uso de neurolép ticos atípicos, para controlar los síntomas delirantes y de excita ción psicótica. La utilización de éstos permitió disminuir los riesgos de los efectos adversos neurológicos de los convenciona les o típicos. Una vez superada la agresividad y las conductas bizarras durante un tiempo fue necesaria la administración de antidepresivos de tipo IRSS, para mejorar los síntomas depresi vos y de impulsividad bulímica (desregulación serotoninérgica). La terapéutica psicofarmacológica tiene por objetivo man tener las respuestas neuroquímicas adecuadas a largo plazo. La regulación en la neurotransmisión, permite corregir facto res proteicos, que actúan sobre el ADN/ARN en la transmisión del flujo informativo neuronal a lo largo del tiempo. De esta forma, se puso en juego una pantalla protectora frente a los estímulos endógenos propiciando el espacio para el procesa miento psíquico. El estrés puede producir alteración del c-fos, que tendría directa repercusión en el flujo informativo, ya sea en el proceso nuclear de la transcripción (ADN a ARNm) o citosólico de la traducción (síntesis proteica, que da origen a las proteínas encargadas de almacenar o transmitir la información en el organismo). Los procesos depresivos graves o las estimulaciones ambien tales fuertemente estresoras pueden modificar las cadena del ADN/ARN. De esta manera la célula altera el blue print (ante proyecto original), o conservando su genotipo, produce cambios funcionales. 249 Si se trata de una célula neuronal, los efectos clínicos apa recen en forma de trastornos depresivos recurrentes, ataques de pánico, estados de impulsividad permanente, inducción a modificaciones inmunológicas, etc. Si existe una “resistencia biológica” (imposibilidad genéti ca), no se producirá el efecto del neuroaprendizaje y neuroplas ticidad, y consecuentemente la acción no se mantendrá en el tiempo. Si al enfermo se le suspende la medicación y recae, la célula responde al estímulo enviado, por el ligando exógeno (psicofármaco), pero no aprende la nueva información porque la transcripción es bloqueada en alguna fase del proceso. De esta forma, la neurona necesita recibir permanentemen te el estímulo, ya que tiene una incapacidad para “aprender” (cambiar su código genético). Una vez que cesa el estímulo, se extingue el efecto terapéutico. Éste es el grupo de pacientes a quienes es necesario explicarles por qué lo más sensato es administrar la medicación psicofarmacológica por largos perío dos: responde pero no aprende. Otros pacientes responden y aprenden. Éstos tienen una respuesta psicofarmacológica más exitosa. No solo responden, sino que una vez que pasa un tiempo suficiente asintomático y se suspende la medicación, no recaen. 250 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Bleichmar, S.: En los orígenes del sujeto psíquico. Del mito a la historia. Buenos Aires, Amorrortu, 1993. 2. Freud, S.: “Proyecto de psicología”, en Obras Completas (OC), Bue nos Aires, Amorrortu, tomo I, 1986. 3. Freud, S.: Fragmentos de la correspondencia con Fliess, OC, tomo I, 1986. 4. Freud, S.: Psicología de las masas y análisis del yo, OC, tomo XVIII, 1986. 5. Godino Cabas, A.: La función del falo en la locura Buenos Aires, Trieb, 1980. 6. Guala, S.: “Estudio sobre psiocobiología del comportamiento impulsivo-violento y niveles de colesterol sérico”, Tesis, Facultad de Ciencias Humanas, Universidad de San Luis, 1998. 7. Maldavsky, D.: Estructuras narcisistas. Constitución y transforma ciones, Buenos Aires, Amorrortu, 1988. 8. Moizeszowicz, J., Frieder, P. y Zaratiegui, R.: “Antidepresivos”, en Moizeszowicz, J., Psicofarmacología psicodinámica IV. Estrategias terapéuticas y psiconeurobiológicas, Buenos Aires, Paidós, 1998. 9. Moizeszowicz, J. y Bronstein, R.: “Tratamiento psicofarmacológico de la urgencia psiquiátrica”, en Moizeszowicz, J., Psicofarmacolo gía psicodinámica IV. Estrategias terapéuticas y psiconeurobioló gicas, Buenos Aires, Paidós, 1998. 10. Moller, H. J.: “Attempeted Suicide: Efficacy of Different Aftercare Strategies”, International Clinical Psychopharmacology, 5 (supl. 6): 58-59, 1992. 11. Saint Exupery, A.: El principito, Buenos Aires, Emecé, 1991. 251 7. TRASTORNO FRONTERIZO O BORDERLINE 7-1. HISTORIA CLÍNICA Agustina consulta por lo que ella llama “su depresión”. Ha perdido varios trabajos porque no tiene fuerzas para levantarse de la cama, falta o llega tarde. Su título univer sitario se vincula al área informática. Fue buena alumna y obtuvo un excelente promedio al final de su carrera, lo que le permitió ser nombrada como ayudante en una de las cáte dras universitarias. Su abultado currículo y el “marketing” que hace de sí misma le permiten acceder al área laboral sin problemas. También en su “presentación” en el consultorio se “comercia liza” a ella misma como buen producto ante quien la escu cha. Si bien habla de su desazón, el discurso del lamento se contamina con su excelente capacitación profesional y con su alto rendimiento laboral. La omnipotencia circula en el ámbito intelectual. Su dificultad no se vincula a la búsqueda de trabajo, sino al sostenimiento del lugar obtenido. Ella relaciona estos estados con su abulia, a la que no entiende, ni tampoco muestra deseos de entender. Su decisión de hacer una consulta psiquiátrica tuvo como único objetivo la obtención de una medicación que le permita ir a trabajar para ganar dinero. La derivación para iniciar un tratamiento psicoterapéutico la sorprende, pero acepta, porque como ella misma dice: “Soy muy obe 253 diente”. Agus ti na tie ne 28 años. Es hi ja úni ca y vi ve con sus padres. Relata que su madre es una persona muy nerviosa que, desde que ella recuerda, visita neurólogos. Su padre siempre se hizo cargo de la enfermedad de su esposa y tam bién de la de su suegra. Su madre reclama constantemente cuidados, compañía, contención, alimentos. Agustina dice: “Ella le llena la cabeza a mi papá, y él se deja llevar. Ellos quieren que yo trabaje y me mantenga para que me vaya. Pero no lo van a conseguir. Esta partida la voy a ganar yo. De aquí nadie me mueve”. El circuito familiar está inundado de discusiones violen tas, sobre todo entre ella y su madre. Ésta le critica su pere za, su carácter agresivo y la acusa de ladrona de comida, de ventajera, de despojarlo de dinero a su padre. La comida constituye otro ámbito problemático. Dice hacer dietas, pero engorda igual. Durante el curso del trata miento confesará sus arrebatos de voracidad, con el objetivo de no padecer aburrimiento. El ámbito terapéutico se despliega en un eje netamente interrogativo. La pregunta es táctica para generar un espa cio que sea también pregunta desde Agustina. Recuerda que hace seis años se había enamorado de un muchacho. Se produce un gran escándalo familiar cuando se enteran que ha mantenido relaciones sexuales con él. Después de una conversación “privada” entre su padre y su novio, este último desaparece de su vida sin aviso. Dirá frente a este epi sodio que es una de las tantas cosas que le han quitado. Durante esta primera etapa los escasos recuerdos convi ven con el re la to de si tua cio nes ac tua les, las cuales dan cuenta de un común denominador que Agustina aún no per cibe. La temática central se vincula a las “personalidades” de quienes la rodean. Un “jefe aprovechador”, “un compañe ro de trabajo que quiere serrucharle el piso”, “una gerenta copiona” (que imita su ropa y su estilo personal). La pareja que tiene actualmente (un hombre veinticinco años mayor que ella) tampoco está exenta de estos calificativos. Agustina dice: “Él quiere sacar tajada de la relación”. A este potencial despojo del cual podría ser víctima, responde con agresivi dad. Dice que su ira no es más que la respuesta a la hostili 254 dad del otro. Si bien este discurso hace sospechar una lectura paranoi ca, hay aquí un trastorno del sentido de la realidad, no del juicio de realidad. Paradojalmente este último se encuentra conservado (4). Su relato y sus gestos son rígidos. La sonrisa o incluso las risas sólo se presentan cuando subyacen a ellas ciertas ideas irónicas o el encuentro fantasmático con estrategias destinadas a ser más hostil que el otro. Varios son los episodios en los que se presentan situacio nes de descontrol, que Agustina no percibe como tales. Cho ques de auto a repetición, peleas callejeras donde es capaz de frenar el auto, bajarse y patotear a algún otro conductor. La fundamentación que ella utiliza para sostener estos actos responde a un común denominador: el deseo de hacer justi cia a través de una actitud reivindicatoria, violenta. Ven ganza y bronca que aún no encuentran despliegue represen tacional. Ella no puede dar motivos ni razones que, desde su subjetividad, puedan dar cuenta de un sentir que arrasa, que irrumpe y que se retroalimenta permanentemente a tra vés de las respuestas de los otros. Agustina no se implica. Su bronca es vivida exclusiva mente como la necesidad de poner en juego su sagacidad, que es absolutamente imprescindible aplicar en “la selva en la que vivimos”. Tampoco hay registro de sus mecanismos impulsivos: compras desmesuradas, provocación de peleas, hiperactividad laboral, atracones alimentarios. Todas estas conductas son sustentadas por lo que ella llama argumen taciones “lógicas y coherentes”. No controla sus impulsos, ni le interesa hacerlo. En sus vínculos se nota ausencia de pro fundidad (tal como ocurre en el tratamiento) y escasa empatía. Agustina ha tenido experiencias heterosexuales, homose xuales e incluso de a tres. Ella sostiene que lo importante de la sexualidad se vincula a un sentir, a un contacto con el otro, sin que importe el sexo que porte. Apego desmesurado y ataque violento se constituyen en el circuito que estructura sus relaciones. Esta forma de conectarse también se juega en la transferencia. La psicoterapia atraviesa por momentos en que sus insistentes llamados telefónicos o sus intentos de prolongar la duración de las sesiones denotan una necesi 255 dad de incondicionalidad por parte del otro. Las circunstan cias antitéticas se presentan en sus llegadas tarde, en sus ausencias. (“Te dejé plantada.”) Estas últimas actitudes son el efecto de la lectura que ella hace de su tratamiento. El “soy muy obediente” de un principio se muestra en contradicción con las conductas contestatarias que despliega, que no son más que la repeti ción de una nueva venganza. Agustina dice: “Las pastillas no me hacen nada. Acá hablamos y hablamos, y no sirve para nada. Esto es un sacadero de plata. Pero no me importa. Lo paga mi padre. Él tiene que pagar las equivocaciones que cometió. El doctor y vos, siempre están tranquilos y armoniosos. Es una buena “postura” para tener pacientes”. T.: —Siempre tenés ganas de que los demás se enojen con vos. Quizás esto te permita estar siempre enojada con los otros. A.: —Es que los demás son los que empiezan. T.: —¿Quiénes empiezan? A partir de aquí y después de un año de tratamiento, Agustina puede comenzar a desplegar un discurso donde su ira y sus impulsos encuentran soporte representacional. Siente bronca porque “no le han dado”. T.: —¿Qué no te han dado? A.: —Es que, en realidad, no lo sé. Pero creo que lo que me falta es una familia. Si papá la hubiera mandado al diablo a mamá, él no hubiera perdido todo lo que perdió. T.: —¿Qué perdió? A.: —A su hermano. Mamá lo obligó a pelearse con él. Pasó lo mismo con sus amigos. Él perdió todo. Lo único que pudo conservar fue su trabajo. T.: —Perdió afectos. Conservó el trabajo. A.: —Eso es lo que yo no quiero. Que me pierda a mí –se angustia por primera vez–. Yo no voy a renunciar a mi lugar, aunque sea de 3 x 3. Ella no va a obtener lo que quiere. Agustina siente que es su madre quien entra en compe tencia con ella por reclamos de atención y cuidado. Su padre 256 tuvo dos hijas: su madre y ella misma. La rivalidad con esta “hermana mayor” ha sido siempre descarnada. Sus padres se constituyen en enemigos, contra los cuales hay que luchar para reivindicar un lugar, un derecho: el de hijo. Ella siente que su padre siempre le dio todo a esta her mana “díscola”. Hasta le otorgó una hijita, un juguete para que se entretuviera. Le regaló una muñequita para que lava ra y planchara. Pero cuando la nena creció, se le acabó la diversión. Por odio o por búsqueda de amor, siempre hay un otro que se constituye en referencia imprescindible de su propia existencia. Al no pa gar sus tar je tas de cré di to o al ne ce si tar un garante para comprar un auto, Agustina convoca a su padre al lugar de aval de su propia vida. Pero ella siente que él se escapa sigilosamente de esta función y allí la rabia se le tor na insoportable. A medida que el tratamiento avanza, el circuito transfe rencial parece cambiar de signo. La hostilidad decrece. Comienza a hablar de su sufrimiento. Este tipo de lazo se desliza hacia otros vínculos: su madrina y una amiga se constituyen en personas “confiables”, en la medida en que siente que la escuchan, que la comprenden. Puede sostener un trabajo durante tres meses. Finalmente la despiden. Agustina es nuevamente arrojada. Simultáneamente inte rrumpe la medicación y su psicoterapia. La habitación, la cama, el pijama y el televisor vuelven a ser sus compañeros. No sale y se atraca con comida. Después de dos meses llama para retomar el tratamiento. Pareciera que este paréntesis puso en funcionamiento un deseo de implicarse, ya que en la primera entrevista de esta segunda etapa dice: “Ya no puedo vivir más así. Necesito entender esta bronca descomunal y esta dependencia. Nece sito saber quién soy”. Con esta frase se precipita una nueva etapa de su análisis. La pregunta se ha instalado para ella y serán sus niveles de complejización psíquica los que mar carán el camino de sus posibilidades de subjetivación. 257 7-2. DIAGNÓSTICO Desde la psiquiatría, el trastorno fronterizo aún no es considerado como una enfermedad. En el DSM-IV se lo agrupa en el eje II, dentro de los trastornos de la personalidad. Desde el psicoanálisis, su ubicación nosográfica ha dado lugar a numerosas controversias. En este caso, el diagnóstico desde el DSM-IV es: – Eje I. Trastornos mentales principales: trastorno límite o borderline de la personalidad (diagnóstico principal). – Eje II. Trastornos de la personalidad: trastorno paranoide de la personalidad. – Eje III. Enfermedades médicas: hipotiroidismo. – Eje IV. Problemas familiares y psicosociales: problemas relativos al grupo primario de apoyo (padres, actividades laborales). – Eje V. Evaluación de la actividad global: estabilización con leves mejorías intermitentes en áreas psicosociales y labo rales, luego del tratamiento. Las dimensiones diagnósticas desde el punto de vista psico dinámico son: – Manifestaciones clínicas: ira inapropiada, ideación paranoi de, sentimientos crónicos de vacío, inestabilidad afectiva. – Fijaciones libidinales: oral secundaria; anal primaria. – Fijaciones yoicas: yo placer purificado. – Núcleo tóxico: hipersensibilidad de receptores catecolami nérgicos; desregulación serotoninérgica; falla en los siste mas inhibitorios, en la región del trauma cerebral (RTC). – Defensas: desmentida. – Comorbilidad: Hipotiroidismo; trastornos alimentarios. Para comprender el trastorno de Agustina, es necesario describir, en primera instancia, las manifestaciones clínicas de este desorden psíquico. Kernberg señala: 258 [el término] organización fronteriza de la personalidad es el que mejor describe a los pacientes que presentan una organización patológica de la personalidad, específica y estable, y no un esta do transitorio que fluctúa entre la neurosis y la psicosis [...] Estos pacientes presentan al inicio del tratamiento lo que super ficialmente parece ser una típica sintomatología neurótica (4). Las características esenciales del trastorno se vinculan a: ansiedad flotante y difusa; fobias múltiples (que ponen de manifiesto tendencias paranoides); síntomas obsesivo-compul sivos (egosintónicos); la prueba de realidad está presente, pero el paciente utiliza una serie de consideraciones “razonables” para fundamentar sus actos; tendencias paranoides o hipocon dríacas; tendencias sexuales perverso-polimorfas. La rabia se presenta como afecto esencial. La vida emocional carece de profundidad. Sienten que dependen afectivamente de los otros, pero la intensa desconfianza que experimentan respecto de los demás les impide crear lazos. Manifiestan descargas indiscri minadas de agresión hacia el mundo externo y hacia el propio cuerpo. La depresión no presenta el carácter culposo y ruidoso de la melancolía. La disminución del tono vital es verbalizada a tra vés de sentimientos de vacío y profunda soledad. En general, estos pacientes suelen tener altos niveles intelectuales, acom pañados muchas veces de logros laborales sorprendentes. Las investigaciones psicológicas (abusos traumáticos infan tiles), las neuroquímicas (desregulación noradrenérgica-sero toninérgica) y las realizadas por imágenes (hipoflujos córticotemporales izquierdos) van configurando este trastorno como una estructura. Alrededor de los años sesenta, la terapia psicoanalítica fra casaba con un tipo especial de pacientes, que aparentaban ser normales, con características narcisísticas y cuyos mecanismos no eran neuróticos pero tampoco psicóticos. Se trata de sujetos que presentan complicaciones, tanto en el armado de las cons trucciones diagnósticas como para conseguir un marco psicote rapéutico y psicofarmacológico adecuado. Suelen abandonar el tratamiento apenas comienzan a sentirse dependientes de 259 éste, como también cualquier relación en la que se presente contacto emocional y en la que puedan sentirse involucrados. Estos pacientes, en apariencia neuróticos, se descompensan ante exigencias normales de la vida cotidiana, en situaciones de gran tensión emocional o bajo el consumo de alcohol y/o de sustancias adictivas. 7-3. EL NÚCLEO TÓXICO EN EL PACIENTE BORDERLINE A semejanza de lo que ocurre en los trastornos por ansiedad generalizada o por estrés postraumático, existe una incapacidad para inhibir las conductas patológicas, por parte de la corteza frontal (racional). Los circuitos límbicos (emocionabilidad) funcionan en forma más rápida, con un aprendizaje y neuroplasticidad neuroquímica independiente y aberrante. La invasión del cerebro derecho o cerebro dominante sobre el cerebro racional disminuye la velocidad de comunicación con otras áreas corticales: la velocidad intraxónica por las que se desplaza el impulso nervioso, en las áreas límbicas y centrotemporales (es decir, del cíngulo para abajo y para atrás), es más rápida que la de las vías córtico-subcorticales responsables de la evaluación restrictiva de la respuesta. Lo mismo sucede en la ansiedad generalizada y crónica. De esta manera, el paciente borderline está bioeléctrica y neuroquímicamente predispuesto a reaccionar, sin poder inhibir los estallidos emocionales. Las vías que comunican estas áreas emocionales (área teg mental ventral, núcleo paragiganto celularis, amígdala, etc.) tienen una velocidad intraxónica (metros por segundo) muy superior a las vías que comunican con las áreas racionales (frontal y córtico-subcortical). A estas vías, que trabajan de manera conjunta y a las que se las ha responsabilizado de las experiencias emocionales, se las denomina sistema límbico (cuadro 13, capítulo 1). Existe entonces una desregulación temporal entre el núcleo septal-hipocampal, que es el encargado del freno inhibitorio 260 del impulso, y el núcleo paraventricularis, que es el que da el input al eje hipotálamo-hipófiso-suprarrenal (HPA), a la amíg dala y al locus coeruleus. Habría que diferenciar al paciente fronterizo en tres subtipos: –depresivo –impulsivo –esquizoide. Se señala a la impulsividad y a la inestabilidad como sínto ma blanco o target del paciente fronterizo. Ello se debe a que estos pacientes tienen “un ruido interno muy alto”, que no es más que una hipersensibilidad a las señales recibidas (de su mundo interno o externo). Funcionan con una incontinencia emocional crónica, que produce depresión secundaria y, de esta forma, se establece un circuito de incontinencia-inestabilidadfrustración-depresión. También presentan síntomas esquizoi des. Cada subtipo no excluye de manera terminante síntomas o signos de los otros; la clasificación intenta destacar que cada uno posee su identidad psiconeurobiológica de rasgo específico, que permitirá el abordaje psicofarmacológico más adecuado. En el paciente borderline, los estados depresivos pueden ser cíclicos y fugaces, durar horas o días, pero muy rara vez sema nas o meses. Ello obedece a que no existe hipoactividad nora drenérgica, ni desregulación de la “corriente informativa”, sino una hipersensibilidad de los receptores noradrenérgicos (demostrada a través del estudio de los receptores alfa-2-adre nérgicos) que convierte al paciente en altamente reactivo y frecuentemente inestable. Estos pacientes también presentan una desregulación sero toninérgica. – La señal es “sucia”: está descompensada en relación con otros neurotransmisores y produce un disbalance en el cross talk (es decir, una comunicación cruzada entre dos receptores diferentes). – La señal puede ser débil: poca serotonina. – Existe un despoblamiento de los sitios de recepción de sero 261 tonina. Esta desregulación serotoninérgica ocasiona una disminución en el control de los impulsos, que se traduce con un aumento de la violencia a nivel clínico. El paciente fronterizo impulsivo, desde el punto de vista psiconeurobiológico, funciona de manera similar a un sujeto con un trastorno por estrés post-traumático crónico (PTSD), donde su trauma biológico comenzó en la etapa infantil con los abusos físicos, verbales o sexuales. Se puede comprender así, la hiperreacción, frente a estímulos intrascendentes, que estaría determinada por un disbalance de la supersensibilidad nora drenérgica y serotoninérgica. En la actualidad, se afirma que los abusos traumáticos infantiles estarían ligados a esta patología. Diferentes estu dios reportan entre los antecedentes hasta un 81 % de historia de abusos, llegando algunos autores a mencionar el 67 % de abusos sexuales y el 62 % de abusos domésticos (3, 10). Se señala que el abuso persistente puede producir modifi caciones de la citoarquitectura neuronal. Se ha descrito el sín drome de epilepsia del lóbulo temporal en pacientes con histo ria de abuso (Brief Temporal Lobe Episodie, BTLE), hasta en un 77 %. Se caracteriza por ataques de furia, ira incontenible y descontrol impulsivo-violento, que puede durar desde minu tos hasta algunas horas, acompañado de desorganización del pensamiento. El uso adecuado de neurolépticos y anticonvulsi vantes reduce la vulnerabilidad del síndrome (6). Los abusos verbales, físicos (golpizas, amenazas) y sexuales (cuanto más tempranos son, más deteriorantes resultan) pro ducen alteraciones sobre el sistema límbico, que están directa mente asociadas a síntomas disociativos, de desrealización, de breves experiencias alucinatorias, con disturbios visuales, automatismos, etc. En relación con el riesgo suicida, la personalidad fronteriza (eje II del DSM-IV) potencia el riesgo para la mayoría de otros diagnósticos del eje I: por ejemplo, en la crisis de pánico, el riesgo estimado es de 5 %, pero asociado a patología borderline aumenta al 20 %. Se señala la alta incidencia del abuso de sustancias adicti 262 vas como recurso defensivo frente a la experiencia permanente de vacío interior. Durante mucho tiempo se consideró esta patología como un trastorno del carácter, por tal motivo se des cuidó el aspecto psicobiológico. El 20-30 % de los pacientes presentan una prueba de inhi bición a la dexametasona positiva o no supresora (aunque ésta podría estar asociada a desórdenes afectivos) (capítulo 4-2). En este grupo aparece también con resultado positivo el test de la Estimulación a la hormona liberadora de tirotrofina (TRH) (capítulo 4-2) (6). Existe una relación inversa entre agresividad y capacidad de captación de serotonina por su receptor específico. Se encon tró un aumento de los receptores de tipo 5-HT 2 (capítulo 1, figura 8). También se encontraron valores bajos de 5-hidroxiindolacéti co (5-HIAA, metabolito de la 5-HT), en líquido cefalorraquídeo, asociados a violencia, crímenes o a altos niveles de suicidabili dad; este hallazgo se repite en los estudios de 5-HT en plaquetas. Existe una reducción pre-sináptica de 5-HT, con un aumen to de la sensibilidad de los receptores. Se ha podido demostrar que los antidepresivos de tipo IRSS, al aumentar los niveles de serotonina en la sinapsis, disminuyen dicha sensibilidad, y como consecuencia decrece la impulsividad y agresividad en este tipo de pacientes. Se ha encontrado aumento de los niveles de derivados indó licos (dimetriltriptamina, bufotenina y actividad metilante en sangre), en un grupo de pacientes que presentaban un alto grado de impulsividad con síntomas esquizoides. El monitoreo de estos índices puede ser de utilidad para la valoración de la vulnerabilidad psiconeurobiológica. Ante situaciones estresan tes, que son normales en la vida de otros sujetos, en dichos individuos se desencadena la crisis. Es este el momento en el que se puede abortar la misma. La indicación psicofarmacoló gica apropiada podrá actuar de manera profiláctica. Las mujeres son más propensas a la violencia verbal e indi recta, mientras que los hombres utilizan formas directas de agresión. Los estudios efectuados con los receptores alfa-2 noradrenérgicos, entre pacientes borderlines y grupos violen 263 tos, sin patología fronteriza (ex combatientes de Vietnam) fue ron similares. En relación al electroencefalograma, 46 % fueron anorma les (27 % de patología focal y 19 % con alteraciones inespecífi cas), y en el diagnóstico por neuroimágenes un 39 % mostró algún tipo de alteración en la resonancia o la tomografía com putada (agrandamientos ventriculares). En tomografía posi trónica o fotónica, aparecen en un grupo hipoflujos en las regiones izquierdas: frontal, frontal-dorsal y temporal. Es importante tener en cuenta toda esta información, aun que no sea categórica de franca patología (“blanda”), ya que permite lograr un mejor diagnóstico, con una perspectiva tera péutica psicofarmacológica más específica. Se hace imprescindible tener en cuenta estudios recientes que demuestran una importante relación entre los niveles de colesterol y la impulsividad. Estudios de una población de 700.000 sujetos con un seguimiento durante 12 años, que pre sentaban niveles bajos de colesterol, revelaron una disminu ción de la mortalidad cardiovascular y un aumento de la impulsividad suicida (1, 2). Así, al descenso del colesterol se lo relaciona con: – – – – – el empeoramiento del ánimo el aumento de la violencia el suicidio consumado las muertes violentas (accidentes o crímenes) el aumento de los accidentes cerebrovasculares de tipo hemorrágico. Recientemente se describió la presencia de un tono celular dependiente de los niveles de colesterol. Este tono estaría rela cionado con la capacidad de respuesta celular. Sería lícito com pararlo con el tono muscular (que se define como un estado de semi-contracción permanente del músculo). El tono celular marcaría la respuesta instantánea de la acción neuronal. Este “tono” estaría controlado por la corteza frontal media estriatal (Medial Estriatal Frontal Cortex, MEF), por las neuronas pira midales, la serotonina y el colesterol. 264 El grupo de sujetos introvertidos no violentos presenta tono celular bajo, colesterol y pool serotoninérgico normal o aumen tado con inhibición del sistema MEF. En cambio, el grupo extravertido con hipertono neural, de características violentas, presenta disminución del colesterol y del pool de serotonina. Estos últimos responden a un psicotipo de sujetos irritables: se enojan, pasan al acto rápidamente y son consumidores de sustancias adictivas, fundamentalmente de bebidas alcohólicas. El consumo de alcohol agrava la situación al provocar hipo glucemia y descenso del colesterol. Al estimular la insulina disminuye la producción de las lipoproteínas de baja densidad (colesterol LDL) en el hígado, por acción de la inhibición de una lipasa proteica. Se estimulan de esta forma, y por vía indi recta, las conductas agresivas. También se hallaron bajos nive les de colesterol en sujetos encarcelados, en sus familiares y en personalidades de tipo asocial (9). Para que la neurotransmisión psicofarmacológica tenga efi cacia, el psicofármaco se debe acoplar sobre la superficie de la membrana celular, para pasar al interior de la célula. Ello depende de un equilibrio adecuado de ácidos grasos, lípidos y proteínas de membrana que mantienen su permeabilidad. La disminución del colesterol estaría implicada en el aumen to de la recaptación de los neurotransmisores pre-sinápticos. De esta forma habría una relación entre colesterol, receptor pre-si náptico y aumento de la inhibición de liberación de serotonina. Por consiguiente, un descenso del colesterol tendría una dismi nución de la respuesta global a los psicofármacos. Se pudo constatar que los efectos antiimpulsivos del anti convulsivo-anticiclante carbamazepina dependen también del aumento de colesterol total que produce la carbamazepina. Esta elevación de los niveles de colesterol total se acompañan en su acción antiimpulsiva y anticonvulsiva de la activación de los receptores para el neurotransmisor inhibitorio gammaaminobutírico (GABA) periférico. Por consiguiente, los fármacos hipocolesterinizantes, como los usados en la actualidad, potentes y rápidos en lograr el des censo del colesterol, deberán ser utilizados con precaución en 265 los pacientes que presenten historia de riesgo suicida, impulsi vidad y/o violencia. 7-4. ANÁLISIS PSICOPATOLÓGICO El trastorno fronterizo de la personalidad se ubica en el momento estructurante del yo placer purificado. Es en esta etapa cuando se produce la unificación de las zonas erógenas y el nacimiento del yo como primer objeto de amor. Agustina circula entre el subtipo depresivo e impulsivo, mencionados en el apartado anterior. Estos extremos emocio nales son la consecuencia de un momento particular en la constitución subjetiva: la identificación primaria. Agustina se encuentra anegada en el momento estructurante del yo placer purificado. Es en esta etapa cuando se produce la unificación de las zonas erógenas y el nacimiento del yo como primer obje to de amor. Rotemberg señala que: El sujeto border parece haber quedado traumáticamente dete nido en el tiempo en el cual la constitución identificatoria, relacionada con mecanismos propios de la etapa oral, aseguran una matriz básica que le permite ulteriormente reconocerse como tal (8). En estos momentos, la palabra se encuentra inscrita en el aparato psíquico, pero aún no puede ser proferida (5). Esto último es de vital importancia, ya que el yo actúa de diferentes maneras sobre los dos representantes pulsionales (representa ción y afectos). Las representaciones inconscientes acceden a la conciencia a través de las huellas preconscientes, sobre las cuales el yo tiene dominio. En el caso de los afectos, éstos se descargan independientemente del preconsciente. El yo sólo puede inhi birlos operando sobre las representaciones que los acompañan (5). Por lo tanto, a nivel del yo placer purificado y en la medida 266 en que las palabras no pueden ser proferidas, los desarrollos de afecto que caracterizan este momento no pueden ser inhibi dos por el sujeto. Esta tarea queda a cargo de quien ejerza la asistencia ajena. Este momento constitutivo implica la puesta en juego del juicio de atribución. Éste establece que todo lo placentero coin cide con el yo y lo displacentero es expulsado. En este circuito, es la persona que ejerce la función materna quien debe ubicar se para recibir lo proyectado, conteniéndolo en sí misma o devolviéndolo al niño, cambiado de signo (de displacentero en placentero). Las emociones que caracterizan al yo placer purificado son la consecuencia de afectos surgidos en un yo exterior (ideal) que, a través del camino de la identificación, se transmiten al primero. Ellas son: placenteras (goce) y displacenteras (cólera y desesperación). Se vinculan, respectivamente, a la posibili dad de encuentro o desencuentro con el anhelo de subjetiva ción (identificación primaria) (5). Agustina no ha recibido del modelo la confirmación de su existencia y, por lo tanto, vehiculiza a través de emociones no inhibibles la frustración que ello implica. Es en estas irrupciones afectivas donde se despliega el núcleo tóxico que caracteriza a esta patología. Las áreas emocio nales tienen una elevada velocidad intraxónica. La ausencia de neutralización materna impide la creación de ritmos propiciato rios de matices afectivos. Su madre deposita en ella la avidez vinculada a su propia carencia narcisista. La acusa de usurpa dora y de ladrona. La paciente recicla en sus relaciones el doble circuito de víctima del aprovechamiento de los otros y de avidez por obtener del otro el ser. El goce está ausente, ya que el júbilo por la propia subjetivación se vio frustrado por la carencia de una figura materna que garantizara su existencia. Ella se deba te entre su cólera y su desesperación. La primera vinculada al fracaso en la expulsión de lo displacentero. La segunda funciona como una herida abierta, a través de la cual se drena la energía. La madre no puede funcionar al modo de contrainvestidura que frene esta pérdida. Por el contrario, ella se nutre de su hija. Esta última siente que está viva sólo en los momentos de 267 ira que le permiten salir de su letargo. Es su furia reivindica toria la que le da energía. En los momentos de desesperación siente que se desintegra, que se vuelve loca. Se obstina, a tra vés de su violencia, en conquistar un lugar que le pertenece, pero del cual dice que la han echado. Es su madre quien la ha desatribuido, expulsándola del circuito de la subjetividad e incorporándola para beneficio de su propia necesidad. La escenificación de búsqueda-rechazo-reivindicación ha estado siempre presente a lo largo de su vida. Agustina se ha encargado de repetir en sí misma, como perpetuación del trau ma, esta matriz original. Los otros siempre son convocados a un lugar imposible, lugar que implica el otorgamiento del ser. En cada encuentro reitera el dolor y la ira por esta frustración. Estas repeticiones son las escenificaciones del masoquismo oral secundario. En relación con este tipo de masoquismo, Maldavsky señala: [...] un sujeto exterior goza tomando al cuerpo del paciente como objeto de introyección, gracias al cual se encuentra con sigo mismo” (5). La desesperación como afecto y la fantasía de ser objeto de una devoración, en la que se sustrae una sombra, constituyen la cristalización de este tipo de masoquismo. Pero a éste se debe agregar, en el caso de Agustina, el masoquismo erógeno anal primario. [...] un sujeto exterior extrae del cuerpo del paciente, mediante un doblegamiento violento, un tesoro, una imagen [...] [Aquí el paciente se siente] objeto de injusticias, de atropello, sobre todo de ser arrojado, de morder el polvo de la derrota, de caer fuera de la mirada del otro (5). Su avidez alimentaria denota la desesperación por llenar un vacío. Agustina intenta compensar, a través de sus atraco nes, aquello que siente que le han robado. La asistencia ajena ausente en su dimensión humanizante imposibilitó la inhibición de estos desarrollos de afecto (deses 268 peración y cólera) y, por lo tanto, impidió la circulación de emo ciones matizadas. Estos caracteres del vínculo primario impo sibilitaron la elaboración de experiencias emocionales y conse cuentemente el desarrollo de un pensamiento abstracto. Este último sólo está presente con relación a una lógica abrochada a la realidad, pero se desvanece cuando se intenta vincularlo al procesamiento de avatares subjetivos. Este aspecto fue visi ble en el curso del tratamiento cuando Agustina trata de tra mitar sus impulsos a través de una fundamentación “razona ble”, pero en la cual no queda implicada. Es la realidad exte rior la culpable de su incapacidad de ser. En la medida en que el aparato psíquico no puede “conte ner” la emoción dominante, la paciente intenta destruir cual quier tipo de comunicación terapéutica, en el afán de evitar la conciencia de su propia ira. Hartocolis, citado por Paz Carrillo, dice: [...] la rabia es el más prevalente y patognomónico afecto en los borderline. La rabia del borderline es desplegada dramática mente en tormentas temperamentales y explosiones irraciona les e impredictibles, cargadas de odio, hacia objetos de amor, o gente que trata de ayudarlos sin la menor hostilidad. Esta rabia tiene una omnipotente y destructiva cualidad, que se hace más visible cuando el paciente se vuelve contra gente que ni lo conoce, de hecho el mundo entero (7). Se trata de una descarga egosintónica, en la que su sentido tiene una lábil fundamentación reivindicatoria. Este tipo de pacientes posee experiencias de frustración extrema e intensa agresión en los primeros años de vida (4). La madre de Agusti na ha depositado en su hija sus propias descargas cuantitati vas. La ira de la paciente es un intento permanente de expul sarlas. En él está presente el afán de proyectar la pulsión de muerte al exterior, en la medida en que originariamente no fue neutralizada. Esta agresión depositada “en el afuera” provoca una distor sión paranoide de las tempranas imágenes parentales. Según Kernberg: 269 En virtud de la proyección de impulsos predominantemente sádico-orales, pero también sádico-anales, la madre es vista como potencialmente peligrosa y el odio hacia ella se hace extensivo a ambos padres, a quienes el niño experimenta como grupo unido (4). Agustina vive en la perpetuidad de un trauma: el desalojo. Éste se manifiesta en la angustia de ser expulsada de su casa. Arrojada fuera del espacio materno, el despido laboral queda ubicado como posible ilusión de ser alojada en el circuito deseante parental. No trabajar, no propiciar su propia inde pendencia económica, se estructura como una obstinación para lograr el derecho que le corresponde. Su psiquismo puede poner en juego fragmentos con cierta capacidad de abstracción, sólo relacionados con el trabajo. Éste, vinculado al área informática, le permite “comunicarse” con la computadora sin problemas. Es que entre la máquina y ella existe una circulación de información desafectivizada. El mundo concreto, el de los objetos reales, no presenta dificulta des. Estas irrumpen cuando el contacto humano aparece y la obliga a repetir su rabia por el daño tempranamente sufrido. Ella siente que sólo a través de los otros puede sobrevivir como sujeto, aunque esos otros sean, al mismo tiempo, una amenaza peligrosa. Agustina fue ubicada al servicio de la purificación del núcleo tóxico materno. Ella es factor trófico. Los elevados nive les de descargas cuantitativas de las que ha sido objeto impo sibilitan el procesamiento psíquico. 270 7-5.TRATAMIENTO PSICOFARMACOLÓGICO Y PSICOTERAPÉUTICO El tratamiento psicofarmacológico es siempre necesario. Se evitará sólo si no existe ninguna posibilidad de monitoreo. La prioridad debe ser el control de la impulsividad. Es conveniente indicar el uso continuo de antipsicóticos y/o anticonvulsivantes en dosis muy bajas, como pantalla protectora, hasta que se establezca la adherencia al tratamiento, para después tratar de la manera más adecuada los componentes depresivos. El tratamiento psicoterapéutico deberá apuntar a lograr en un comienzo una transferencia adecuada, sin establecer un vínculo de dependencia con el paciente, ya que ésta provocará el abandono inmediato de la psicoterapia. Los psicofármacos más usados son: – neurolépticos – antidepresivos – antimaníacos o anticiclantes (anticonvulsivantes y carbo nato de litio) – benzodiazepinas de alta potencia. La indicación del tratamiento psicofarmacológico es necesa ria para: – disminuir los síntomas ansiosos y de desorganización yoica (de no existir la medicación como modo de inhibir las explo siones emocionales, la elaboración psíquica se torna imposi ble y se produce un abandono del tratamiento psicoterapéu tico); – prevenir micro o macro episodios psicóticos – disminuir la agresividad para sí o para terceros, donde los niveles de actuación personal o de inducción psicopática son muy elevados; – atenuar la ciclización del ánimo. 271 De la misma forma estará contraindicado: – cuando existan amenazas suicidas o parasuicidas, donde no exista continencia que administre la medicación; – cuando se lo utilice como reemplazante, ante la imposibili dad de efectuar una internación preventiva; – ante condiciones terapéuticas negativas o de rechazo; – cuando el psicoterapeuta, el enfermo y/o la familia conside ren a la medicación como la única herramienta del trabajo con el paciente o, por el contrario, cuando tengan dudas de su efectividad. Agustina fue medicada con antidepresivos de tipo IRSS (fluoxetina 40 mg/día), anticlicantes (valproato de sodio 500 mg/día), y clonazepan (aproximadamente, 2mg/día de acuerdo a su demanda sintomática). Estos psicofármacos neutralizaron las irrupciones cuantita tivas que la paciente reproducía sin cesar. En la segunda parte del tratamiento, Agustina comienza a tomar su medicación sistemáticamente. Ello favorece la regulación de sus estados emocionales y propicia el trabajo de pensamiento en la psico terapia. Se produce un equilibrio en la neurotransmisión, lo que permite la reducción del núcleo tóxico a su mínima expresión. En la medida en que los sentimientos irruptivos no encuen tran tope en el circuito discursivo, el psicofármaco se torna imprescindible, para el desarrollo de la psicoterapia. En Agustina, las situaciones “normales” de la vida cotidia na que disparaban su ira o su depresión siempre se vincularon al “contacto humano”. Es por ello que el trabajo psicoterapéu tico se puso a prueba, sobre todo respecto de la transferencia, ya que es el otro humano el que despierta en ella su desregu lación cuantitativa. 272 REFERENCIAS BIBLIOGRÁFICAS 1. Gallerani, J.: “Serum cholesterol concentrations in parasuicide”, British Medical Journal, 310: 1632-1636, 1995. 2. Golier, F. : “Low serum cholesterol level and attempted suicide”, American Journal of Psychiatry, 152: 3-20, 1995. 3. Jonhson, J. G.; Cohen, P.; Brown J. y col.: “Childhood maltreatment increases risk for personality disorders during early adulthood”, Archives General Psychiatry 56: 660-606, 1999. 4. Kernberg, O.: Desórdenes fronterizos y narcisismo patológico, Bue nos Aires, Paidós, 1979. 5. Maldavsky, D.: Estructuras narcisistas. Constitución y transforma ciones, Buenos Aires, Amorrortu, 1988. 6. Moizeszowicz, J. y Guala, S.: “Tratamiento psicofarmacológico del trastorno límite, fronterizo o borderline de la personalidad”, en Moizeszowicz, J., Psicofarmacología psicodinámica IV. Estrategias terapéuticas y psiconeurobiológicas, Buenos Aires, Paidós, 1998. 7. Paz Carrillo, C.: “Control de emociones e impulsos en pacientes borderline”, en Pacientes borderline. Confluencias y confrontacio nes, revista de APdeBA, volumen XII, 1990. 8. Rotemberg, H.: “Desmentida y estructura borderline”, en Pacien tes borderline. Confluencias y confrontaciones, revista de APdeBA, volumen XII, 1990. 9. Teicher, M. H.: “Childhood abuse and limbic system ratings in adult psychiatric outpatients”, Journal Psychiatry Neurosciences, 18: 121-129, 1993. 10. Virkkunen, K.: “A prospective follow up study of alcoholic violent offenders and fire setters”, Archives General Psychiatry, 53: 324327, 1996. 273 GLOSARIO DE TÉRMINOS Y ABREVIATURAS EN PSICOFARMACOLOGÍA Acetilcolina. Neurotransmisor involucrado en la memoria, en el sistema nervioso central y autónomo, y en el periférico, en la placa neuromuscular. El bloqueo de uno de sus recep tores (muscarínico), por algunos psicofármacos (por ejem plo: antidepresivos tricíclicos) en la vejiga o en las glándu las secretorias intestinales, puede ocasionar retención uri naria y constipación. ACTH. La hormona adrenocorticotrófica hipofisaria es un péptido liberado en la hipófisis anterior por la estimulación de la Hormona Liberadora de adrenocorticotrofina (CRH), del hipotálamo límbico. La ACTH interviene en los procesos de memoria, de aprendizaje, de manera conjunta con las hormonas de la neurohipófisis (ocitocina y antidiurética). Además, es de fundamental importancia en el proceso de la autorregualción del estrés. Actividad N-metilante en sangre. Es un procedimiento para determinar el incremento de la actividad de la N-me tiltransferasa. Un aumento puede indicar una alta vulnera bilidad clínica en comparación con pacientes que no la poseen. En pacientes esquizofrénicos y borderline someti dos a situaciones estresantes, su aumento se asocia a un recrudecimiento de la patología psicótica. Adenilciclasa. Enzima que cataliza la conversión de ATP en AMP cíclico, al unirse el receptor con un ligando. 275 ADN, ácido desoxirribonucleico. Está formado por dos cadenas de nucleótidos dispuestos alrededor de un mismo eje (doble hélice). Se encuentran alojados en los cromoso mas dentro del núcleo neuronal. Contienen toda la informa ción genética para la síntesis de las proteínas celulares. Aferentes, vías. Sistema de vías axónicas hacia dentro del SN que inervan a una determinada estructura. Agonista. Es la estimulación de un receptor por un ligando. Luego de esta acción continúa una serie de reacciones, que comienza con la activación de la proteína G, la unidad cata lítica y los segundos mensajeros. Amígdala. Acumulación de neuronas en forma de almendra, situada en el lóbulo temporal, relacionado con la memoria, el aprendizaje y las emociones. Ampliamente conectado con el sistema límbico. Aminoácido. Constituyente básico de las proteínas. Está for mado por un átomo central de carbono. Cada una de las valencias del carbono está unida a un grupo amino (contie ne nitrógeno), a un grupo carboxilo y a una cadena de radi cales variables (ácido glutámico, fenilalanina, tirosina, etc.). AMPc, adenosina-monofosfato cíclico. Neurotransmisor energético formado a partir del ATP, por la enzima adenil ciclasa e inactivado por la enzima fosfodiesterasa. Es un segundo mensajero activado por los receptores de membra na. Tiene la capacidad de hacer reaccionar al complejo de la proteína G y estimular las proteinoquinasas citoplasmáti cas, encargadas de la fosforilación oxidativa de las proteí nas. Este proceso de activación existe en múltiples lugares de información biomolecular (factores de transcripción, enzimas, receptores proteicos, información nuclear, etcé tera). Las metilxantinas (cafeína, teofilina) inhiben la fosfo diesterasa, prolongando los efectos del AMPc. Ansiolíticos. Véase benzodiazepinas. Antagonista. Es el bloqueo de la acción de todo tipo de ago nistas. Por sí mismo un antagonista no tiene actividad. Es necesaria la presencia de un agonista para que el antago nista bloquee su acción. 276 Anticiclantes. Véase antimaníacos. Antidepresivos. Psicofármacos con efectos clínicos sobre el ánimo, la sedación y el dormir. Pueden ser clasificados por sus acciones en: desinhibitorios, sedantes o mixtos; por sus mecanismos farmacológicos predominantes sobre la regula ción de la neurotransmisión de serotonina, de noradrenali na y de do pa mi na y por la im por tan cia de sus efec tos adversos (anticolinérgicos, sexuales, circulatorios). Tricícli cos, IMAO, IRSS, IRNA, IRMA, etc. Antimaníacos, anticiclantes. Psicofármacos llamados “esta bilizadores del ánimo” porque disminuyen la frecuencia y/o intensidad de los episodios maníacos, depresivos o mixtos en los enfermos con trastornos bipolares del ánimo: carbo nato de litio, anticonvulsivantes (carbamazepina, valproa to, clonazepam, lamotrigina). Antipsicóticos, neurolépticos. Psicofármacos que se carac terizan por actuar sobre estructuras cerebrales (corteza frontal, sistema límbico y ganglios basales). Tienen acción bloqueante de la dopamina (típicos o neurolépticos conven cionales: haloperidol, trifluoperazina, zuclopentixol) y sobre la dopamina y serotonina (atípicos o neurolépticos no con vencionales: xlozapina, olanzapina, risperidona, quetiapi na, ziprasidona). Poseen acciones sedantes, antidelirantes, alucinolíticas, neurológicas y endocrinológicas. Aparato de Golgi. Estructura reticular alojada en el citoplas ma neuronal entre el retículo y la membrana citoplasmáti ca. Tiene como función, entre otras, la síntesis de triglicé ridos y galactocerebrósidos. Apoptosis. Es un programa de muerte celular, regulado gené ticamente, caracterizado por la condensación de la cromatina y la fragmentación en varios puntos del ADN por una endo nucleasa. Se forman vesículas apoptósicas celulares que finalmente son fagocitadas. En la actualidad se acuerda que, cuando se habla de apoptosis, se hace referencia a la muerte celular como producto del proceso degenerativo de las proteí nas TAU, por factores de la modificación de la proteína G120macrófago, que produce fagocitación celular aberrante. ARN, ácido ribonucleico. Está formado por una cadena de 277 nucleótidos. El 80 % del ARN se encuentra alojado en los ribosomas dentro del citoplasma neuronal. El 5 % es el ARN mensajero situado dentro del núcleo y citoplasma, y el res tante está constituido por el ARN de transferencia, encarga do de transportar aminoácidos para el ensamblado de proteí nas. ARNm, ácido ribonucleico mensajero. Ácido nucleico encargado del transporte de la información genética proce dente del núcleo celular, para la formación de las proteínas en el citoplasma. Astrocito. Célula glial que actúa como soporte de neuronas y regula el fluido químico entre ellas y los vasos sanguíneos. ATP, adenosina-trifosfato. Molécula con un alto contenido en fósforo que almacena energía. Su hidrólisis produce la adenosina-difosfato (ADP) y la monofosfato (AMP), necesa rios para casi todas las reacciones bioquímicas neuronales. Se convierte nuevamente en ATP de depósito en la mitocon dria. Autónomo, sistema nervioso (SNA). Parte del sistema ner vioso periférico (SNP), que inerva a órganos internos, vasos sanguíneos y glándulas de secreción (habitualmente conoci do como el “sistema visceral”). Se divide en simpático, para simpático y entérico. Autorreceptor. Receptor de membrana en el axón pre-sináp tico, que puede ser estimulado o inhibido, según la cantidad del neurotransmisor liberado por dicha terminal. Axón. Porción del cuerpo neuronal especializado en transmitir el potencial de acción hacia fuera del soma. Barrera hematoencefálica. Sistema formado por el endote lio de los vasos sanguíneos cerebrales y los astrocitos que restrigen y filtran el ingreso de las sustancias al sistema nervioso. Benzodiazepinas. Psicofármacos con acciones ansiolíticas, antiepilépticas y relajantes musculares (diazepam, broma zepam, clonazepam, lorazepam). Se ligan a receptores de membrana, cuyo neurotransmisor es el GABA, que provo can un aumento del flujo iónico de cloro ocasionando una inhibición de la transmisión sináptica. 278 Blue print. Es el anteproyecto celular contenido en el ADN. Conlleva toda la carga genética e incluye desde las formas mínimas de vida hasta el ser humano. Es el polo nuclear de la información celular y su modificación podría tener efec tos milagrosos o dramáticos, dependiendo de si sobre él actúa un estimulo beneficioso o uno nocivo. BRR. Es la sigla conocida del Brain Reguard Region. Se podría decir que es el centro cerebral de la recompensa. Es el área donde además de otros estímulos, provocan sus efec tos drogas como la cocaína, las anfetaminas, el crack, etc. BTC. Es la sigla conocida del Brain Trauma Center (centro de trauma cerebral). Es un triángulo estratégico de función neuroanatómica que regula los procesos de ansiedad cróni ca y del es trés post-trau má ti co. Es tá for ma do por tres subestructuras: el eje hipotálamo-hipófiso-adrenal, la amíg dala y el locus coeruleus. BTLE. El Brief Temporal Lobe Epilepsy es un término que descre un síndrome característico de pacientes que presen tan pequeños signos epileptiformes, que se propagan con una máxima intensidad, pero en una mínima expresión de tiempo. Esto explicaría las reacciones de furia espontánea –con una fuer te des car ga de vio len cia–, con un rá pi do regreso a la calma, que este tipo de pacientes presenta fren te a un suceso leve o moderadamente frustrante. Ocurre con mayor frecuencia en pacientes con trastorno límite o borderline de la personalidad. CA1/3. Núcleos neuronales localizados a nivel del asta de Ammon en el hipocampo relacionados con la memoria Catecolaminas. Nombre que agrupa a los neurotransmisores (primeros mensajeros), noradrenalina, adrenalina y dopa mina. Catión. Ion cargado positivamente (sodio, potasio). Célula bipolar. Neurona que posee dos prolongaciones (en la retina conectan el fotoreceptor con la célula ganglionar). c-fos/c-jun. Si bien son protooncogenes que participan en el proceso de transcripción, también se comportan como pro teínas represoras. Tienen la propiedad de lectura del men saje. Pueden aceptar o reprimir la información. El c-fos y el 279 c-jun pueden modificarse en condiciones experimentales en animales de laboratorio sometidos a estrés crónico. Tam bién se pueden modificar en pacientes con trastornos por estrés post-traumático Se lo llamó Jun como abreviatura de ju-nana (17 en japo nés) por ser el 17° en un grupo de 30 virus de sarcomas de aves. El c-fos se expresa rápidamente como respuesta a los factores de crecimiento. Codifica una fosfoproteína que fun cionaría como mensajero en el proceso de transducción. Cíngulo. Parte integrante del sistema límbico que recibe, jun to con la corteza órbito-frontal, las proyecciones axónicas desde la amígdala. Este circuito es necesario para la per cepción consciente de las emociones. Su ablación en monos y seres humanos inhibe la agresión, las emociones, las ini ciativas y los impulsos y desinhibe las conductas adaptati vas sociales y a las que controlan al sistema autónomo (hipersalivación, aumento de la presión arterial, dilatación de las pupilas). Cis. Son sitios de ligadura que pueden ser encontrados en los genes. Los cis si bien participan del proceso de transcrip ción, pueden también comportarse como elementos represo res y verificadores de la señal recibida. Citosol, matriz citoplasmática. Medio interno de la estruc tura citoplasmática que contiene los filamentos y los riboso mas. Comunicación bidireccional. Con este término se denomi nan dos procesos de interacción: 1) El estudio de la interrelación mente-cerebro-estímulo. Su objeto de estudio es la repercusión de la biología en el pro ceso de pensamiento y emoción por un lado, y la acción del proceso mental y del medio ambiental sobre el estado bio lógico y estructural del cerebro, por el otro. Las áreas de investigación son: apoptosis, citoarquitectura, estratifica ción y reconocimiento de diferentes circuitos relacionados con trastornos psiquiátricos. 2) El estudio de comunicación bidireccional como el proceso de interacción entre el sistema inmunológico y el sistema nervioso central. Este proceso es el objeto de estudio de la 280 psico-bio-inmuno-oncología. Corteza cerebral. Comprende las neuronas (sustancia gris) de los hemisferios cerebrales. Se la divide en cuatro lóbu los: frontal, parietal, temporal y occipital. Contiene las áreas motoras y sensitivas. CREB, Cyclic Response Element Binding. Es una proteína que se liga a una determinada porción del ADN para lograr el proceso de transcripción del ARN. Funciona como un ter cer mensajero. CRH. Hormona Liberadora de Adrenocorticotrofina. Véase ACTH. Cromosoma. Estructura alojada en el núcleo que contiene toda la información genética en las moléculas de ADN. Cross talk. Se llama así a dos tipo de procesos: 1) Al proceso de retroalimentación o feedback en tre los segundos mensajeros, el receptor y la señal primaria, tam bién conocido como proceso de feedback vertical. 2) Al proceso de interacción horizontal entre dos señales pri ma rias que ac túan en for ma de feedback horizontal entre diferentes señales que llegan a diferentes receptores. Se po dría de cir que el cross talk es un descubrimiento reciente, que informa acerca de la comunicación cruzada que existe entre dos señales primarias que llegan a dos receptores diferentes. Antes se pensaba que los caminos de comunicación eran sólo verticales en dirección de adentroafue ra o de arri ba-aba jo. Hoy se co no ce que exis te una comunicación afuera-adentro, abajo-arriba y entrecruza miento de información entre las diferentes líneas del infor mation flow. Esto hace pensar que los receptores no funcio nan aisladamente sino que, por el contrario, lo que le ocurra a un receptor afectará a su receptor vecino. Cuerpo celular, soma. Parte de la región central de la neu rona que contiene el núcleo. Dendrita. Parte receptiva del cuerpo neuronal que recibe la transmisión sináptica. Despolarización. Decremento del potencial negativo de la membrana, que permite generar un nuevo potencial de acción (hiperpolarización excitatoria). 281 DAG, diacilglicerol. Véase IP-3. DMPEA, dimetoxifeniletilamina. Transmisor derivado de la dopamina. Al disminuir la acción de la MAO se produce la formación de este compuesto anómalo que se puede observar en la orina de pacientes esquizofrénicos. DOPA. Precursor de la dopamina. Dopamina. Neurotransmisor catecolaminérgico (primer men sajero). Se sintetiza del aminoácido tirosina. Sus núcleos neuronales más importantes se hallan en el área tegmental ventral y en la sustancia nigra, de donde sus haces se pro yectan a diferentes partes de los sistemas hipotalámico, límbico y cortical. Tiene efectos sobre el comportamiento y en la esquizofrenia. El bloqueo de su receptor por algunos psicofármacos (por ejemplo: neurolépticos convencionales) en los ganglios basales del cerebro y en el hipotálamo puede ocasionar síntomas de tipo parkinsoniano y galactorrea. Eferentes, vías. Sistema de vías axónicas hacia fuera del sistema nervioso, que inervan una determinada estructura. Expresión genética. Forma de transmisión para transcribir la información genética a través del ARN mensajero. Factor de crecimiento neuronal. Proteína que promueve el crecimiento neuronal. Factores de crecimiento. Es un grupo de citoquinas que tie nen la capacidad de estimular el crecimiento y proliferación celular (factor de crecimiento epidérmico, factor neurotrófi co cerebral (BDNF, Brain Derived Neurotophic Factor), etc. Factores de transcripción. Son proteínas complejas encar gadas de activar la secuencia del promotor del gen, para que actúe la ARN-polimerasa II, que inicia la transcripción del ARNm. Los factores de transcripción basales más cono cidos son el TFIID, TFIIA, TFIIB, etc. El TFIID es una pro teína presente en casi todas las células. Está unido a la TATA box (TBP: TATA binding Protein; TAF: TBP associa ted factor), que al alterar la forma rectilínea de la cromati na del promotor y curvarla a 100° permite la duplicación, a través de la polimerasa II del ADN y el comienzo de la transcripción del ARNm. Fosforilación oxidativa. Proceso de producción de ATP a 282 partir de la energía liberada durante el proceso oxidativo de los alimentos, llevado a cabo en la mitocondria. En presen cia de oxígeno la oxidación de la glucosa produce moléculas de energía de ATP. Full blown. Golpe reiterado o repetido. El concepto neurobio lógico que lo define es un microestímulo con capacidad de producir modificación de la memoria celular, que puede ser tanto en fase aguda como crónica. GABA, Ácido Gamma-Aminobutírico. Neurotransmisor que se origina a partir del glutamato (primer mensajero). Tiene características inhibitorias. Está presente en neuro nas y células de la glia. Interviene en la motricidad extra piramidal y funciones cognitivas. Las benzodiazepinas se fijan a receptores de tipo gabaérgico, produciendo efectos ansiolíticos, hipnóticos, sedativos y anticonvulsivantes. Ganglios autónomos. Ganglios periféricos localizados en las cadenas paravertebrales, por fuera de la médula espinal. Pertenecen al sistema nervioso autónomo (simpático y parasimpático). Ganglios basales. Grupo de células asociadas en la parte central de los hemisferios cerebrales, que regulan las con ductas motrices. Incluyen al putamen, el globo pálido y la sustancia nigra. Gen. Segmento de ADN que almacena la información genética. Globo pálido, globus pallidus. Parte de los ganglios basales que regula los movimientos. Glutamato. Neurotransmisor con características excitatorias (primer mensajero). Actúa sobre los receptores de NMDA (N-metil-D-aspartato). Facilita la entrada del calcio a la célula y el fenómeno de potenciación a largo plazo, que con tribuye a las fijaciones mnémicas. GMPc, guanosina-monofosfato cíclico. Neurotransmisor energético (segundo mensajero formado por la acción de la enzima guanilato-ciclasa sobre el guanosina-trifosfato, GTP). GTP. Véase GMPc. Gyrus parahipocampal. Parte integrante del hipocampo (sistema límbico) ubicado en el lóbulo temporal. Tiene 283 estrecha relación con el cíngulo y la corteza cerebral para el procesamiento de las emociones y la memoria. La encefali tis producida por el virus de la rabia, que se aloja en el hipocampo, produce ataques de ira y terror. Hipnóticos. Psicofármacos que inducen sueño y que pueden actuar sobre el período no-REM y/o REM de las etapas del dormir. Pertenecen a diferentes grupos farmacológicos: ben zodiazepinas (midazolam, flunitrazepam); imidazopiridinas (zolpidem); ciclopirrolonas (zopiclona); neurolépticos sedati vos (levomepromazina); antidepresivos sedativos (mianse rina). Hipocampo. Estructura situada en los lóbulos temporales de los hemisferios cerebrales, relacionada con el aprendizaje y la memoria. Hipotálamo. Parte ventral del diencéfalo que regula el siste ma nervioso autónomo y la hipófisis. HPA. Con esta sigla se conoce al eje hipotálamo-pituitarioadrenal (eje córtico-límbico-hipotálamo-hipofiso-suprarre nal). Es el eje más estudiado en los desórdenes afectivos y por estrés. La activación de este eje en los pacientes con vulnerabilidad psicótica puede producir un aumento del volumen de actividad N-metilante sobre la suprarrenal, desencadenando procesos psicóticos. IMAO, inhibidores de la monoaminooxidasa AB. Psico fármacos antidepresivos que impiden la destrucción de las catecolaminas (recaptadas por la neurona pre-sináptica), por bloquear la acción de la enzima monoaminooxidasa de tipo A y B intracelular. Pueden producir crisis hipertensi vas (“fenómeno del queso”), por la ingesta de tiramina no degradada, contenida en los alimentos (tranilcipromina). IP-3, inositol-trifosfato. Se sintetiza a partir de la activación de la enzima fosfolipasa de la membrana sobre el complejo de proteína G-guanosina-trifosfato (GTP). Junto con el dia cilglicerol (DAG) se convierten en segundos mensajeros al liberar calcio de los depósitos intracelulares. Interleuquinas. Se llama así a un conjunto de factores pro teicos producidos por macrófagos y linfocitos T. Existen diferentes tipos de interleuquinas: interleuquina 1 (IL-1), 284 dividida en dos subtipos, las tipo alfa y las tipo beta. Es pro ducida por macrófagos que inducen la proliferación de otro tipo de interleuquina, llamada interleuquina 2 (IL-2). La vía de producción que utiliza son los linfocitos. Se pueden también denominar por la sigla que indica su acción. Así la IL-1, como otras interleuquinas, es conocida como LAF (fac tor activador de linfocitos), y está relacionada con los proce sos inflamatorios. La interleuquina 2 (IL-2) proviene de la IL-1, para su fun cionamineto es necesaria una activación de antígeno o nitrógeno. Está relacionada con el factor de crecimiento de los linfocitos T y con la producción de interferón. Tiene una acción antitumoral para tumores sólidos. La interleuquina 3 (IL-3) es el factor estimulador principal de las células madre de la medula ósea. Activa el proceso de diferenciación celular para células eritropoiéticas, mastoci tos, granulocitos y macrófagos. A nivel neurobiológico, forman parte de lo que se conoce como el estudio de la comunicación bidireccional. Las acciones de las interleuquinas están asociadas a diver sos factores como son: interacciones psicofarmacológicas con antidepresivos, interacciones neuroinmunobiológicas (vía inmunoneuropéptidos), reacciones de inhibición en la depresión (duelo, estrés), liberación de CRH (por activación de la IL-6), inhibición y/o estimulación en las diferentes fases del proceso de la esquizofrenia, relación de las inte racciones psicofarmacológicas, acción sobre factores de cre cimiento tumoral o factores de necrosis tumoral, etc. IRMA, inhibidores reversibles de la monoaminooxida sa A. Psicofármacos antidepresivos que impiden la des trucción de las catecolaminas (recaptadas por la neurona pre-sináptica), por bloquear la acción de la enzima monoa minooxidasa de tipo A intracelular. Al no actuar sobre la MAO, de ti po B, es im pro ba ble la pro duc ción de cri sis hipertensivas (“fenómeno del queso”), debido a la ingesta de la tiramina no degradada, contenida en los alimentos (moclobemida). IRDS, inhibidores selectivos de la recaptación de dopa 285 mina. Psicofármacos antidepresivos que actúan sobre la regulación de la dopamina (bupropion, amineptino). IRNA, inhibidores selectivos de la recaptación de nora drenalina. Psicofármacos antidepresivos que actúan sobre la regulación de la noradrenalina (desimipramina, reboxe tina). IRSS, inhibidores selectivos de la recaptación de sero tonina. Psicofármacos antidepresivos que actúan sobre la regulación de la serotonina (citalopram, fluoxetina, fluvoxa mina, paroxetina, sertralina). IRSS/IRNA. Psicofármacos antidepresivos de acciones combi nadas (venlafaxina, nefazodone, mianserina). Kindling. Activación de tipo espontánea (convulsiones), pro ducida por una descarga total, provocada, luego de reforza mientos continuos subliminales (que no causaban convul siones). El kindling puede ser inhibido por los barbitúricos, las benzodiazepinas, y desencadenado por estímulos como el alcohol, la cocaína, la anfetamina, etc. Límbico, sistema (lóbulo de Broca, 1878; circuito de Papez, 1937). Corteza cerebral filogenéticamente primiti va, que relaciona a las emociones con la corteza cerebral y el hipotálamo, presente en todos los mamíferos (del latín limbus, borde). Es una estructura con diferentes regiones, que rodea a los hemisferios cerebrales: el cíngulo, el gyrus parahipocampal, el hipocampo y la amígdala. Con sus pro yecciones, se conecta entre sí y con la corteza frontal. Se lo relaciona con la memoria, el aprendizaje y las emociones. Locus coeruleus. Núcleo neuronal de células noradrenérgi cas ubicado en la protuberancia, cuyos axones se extienden a numerosas estructuras cerebrales y al sistema nervioso autónomo. Cuando su descarga está aumentada, provoca la clásica sintomatología presente en la crisis de pánico. LTP. Véase potenciación de largo plazo. MAO, monoaminooxidasa. Enzima encargada de la degra dación de los neurotransmisores dopamina y noradrenalina alojados por fuera de las vesículas sinápticas. MEF. Es la sigla conocida para el área medial-estriatal-fron tal. Este área está involucrada en los procesos de formación 286 del tono celular. Está regulada por las células CA1, pirami dales-dopa-hipocampal. También está relacionada con el déficit cognitivo en las esquizofrenias tipo II. Membrana citoplasmática. Es la membrana que aísla la célula del medio circundante. Está compuesta por una doble capa de lípidos y proteínas. Puede incorporar (endoci tosis) o secretar (exocitosis) macromoléculas. Los polos lipí dicos toman “contacto” con la solución acuosa extracelular, en tanto que las colas hidrocarbonadas se dirigen hacia el interior de la doble capa bilipídica, permitiendo así que las estructuras celulares se diferencien del medio ambiente. Mitocondria. Organoide localizado en el citoplasma celular encargado de la respiración celular y de la formación de los compuestos de energía de ATP, obtenido por la oxidación de los alimentos. NA. Véase noradrenalina. Neurolépticos. Véase antipsicóticos. NMDA, N-metil-D-aspartato. Receptor del neurotransmisor excitatatorio glutamato, que facilita la difusión de los iones sodio, potasio y calcio. Noradrenalina, NA. Neurotransmisor catecolaminérgico que se sintetiza del aminoácido tirosina. La enzima dopaminabeta hidroxilasa convierte la dopamina en noradrenalina. Se produce en la médula suprarrenal y en el locus coeruleus en el SNC. Es destruida en el espacio intersináptico por la cometil-transferasa luego de ser recaptada por la monoami nooxidasa intracelular. Se almacena en las vesículas pre-si nápticas en forma de complejo con el ATP. Su liberación es controlada por un autorreceptor pre-sináptico (alfa-2). Se relaciona con los mecanismos de alerta, estrés y cognición (la diferencia entre la enfermedad de Parkinson con o sin demencia está determinada por la atrofia del locus coeru leus). El bloqueo de su receptor por algunos psicofármacos (por ejemplo: antidepresivos) mejora el ánimo y el nivel de alerta. Nódulo de Ranvier. Espacio entre dos vainas de mielina, donde el axón entra en contacto con el líquido extracelular, permitiendo la propagación del potencial de acción por 287 medio de la diferencia de voltaje producido por el intercam bio de iones. No-REM. Etapa de sueño profundo (I-IV). Se caracteriza por ondas lentas y pausadas electroencefalográficas. Núcleo caudado. Parte de los ganglios basales que regula los movimientos. Núcleo del Rafe. Estructura de células serotoninérgicas ubi cadas en el cerebro medio, cuyos axones se proyectan al cerebro y a la médula espinal. La producción de serotonina esta vinculada a su actividad pro-hipnótica. Nucleótido. Es la unidad estructural de los ácidos nucleicos. Está formado por la unión de una base nitrogenada (para el ADN de: citosina, pirimidina, uracilo; para el ARN de: ade nina, guanina, timina, citosina); un azúcar (ribosa) y unio nes fosfóricas de alta energía (con una unión AMP, con dos ADP y con tres ATP). Óxido nítrico. Neurotransmisor gaseoso sintetizado a partir del aminoácido arginina, encargado de la neurotransmisión rápida intracelular que ocasiona el fenómeno de potencia ción a largo plazo de la memoria. A nivel del músculo liso del endotelio vascular produce vasodilatación por activa ción de la enzima guanilato-ciclasa que convierte el GTP en GMP cíclico. Pérdida celular. Se refiere a la pérdida de la función celular producida por el full blown. El caso típico es la pérdida de las funciones específicas de las neuronas de diferentes áreas del cerebro en pacientes con el trastorno por estrés postraumático. PET. Véase tomografía por emisión de positrones. PK. Véase proteinoquinasas. PIP-2, fosfatidilinositol-bifosfato. Existe en la membrana celular. Es hidrolizado por una fosfolipasa C, que es el factor que inicia la propagación y producción de segundos mensaje ros: inositol-trifosfato (IP-3) y el diacilglicerol (DAG). Potenciación de largo plazo, LTP. Aumento de las respues tas post-sinápticas luego de estimulaciones pre-sinápticas continuas y de alta frecuencia. Funciona como soporte de la retención de memoria. Depende de los neurotransmisores 288 glutamato (iones de calcio) y óxido nítrico. El estrés incon trolable produce potenciación a largo plazo sobre regiones de alarma cerebral como son el locus coeruleus y la amíg dala. En este caso se produce una consolidación de memoria neurobiológica. También puede ser útil para cambios que se producen por un adecuado tipo de respuesta psicofarmaco lógica (“responde y aprende”). Potencial de acción. Fluctuación del microvoltaje producido por la apertura y el cierre rápido de los canales iónicos. Se transmite a lo largo de los axones por todo el sistema ner vioso. Proteína G. Es una proteína de membrana subdividida en unidades alfa, beta y gama, a su vez cada una de ellas se vuelve a subdividir en otras subunidades. La activación de la proteína G, a través de ligaduras de fosfatos, produce la ruptura de esta unión de las subunidades. Su separación funcional permite que los ligandos atraviesen la membrana celular. Pertenece a la familia de los nucleótidos de guani na. Existen diferentes tipos de proteínas G: activadoras e inhibidoras. Todas ellas regulan procesos de señales intra celulares inhibiendo, estimulando u organizando la señal. Actúan en la unidad catalítica sobre los fenómenos de fos forilación hacia los segundos y terceros mensajeros. Proteínas represoras. Es un conjunto de proteínas y sistemas que verifican cuál es el tipo de señal recibida. Actúan como una aduana nuclear protectora del blue print. Estas proteí nas pueden ser engañadas por algunos estímulos nocivos. Proteinoquinasas, PK. Son enzimas intracelulares, codifica das en los cromosomas 16, 17 y 19. Intervienen en numero sos procesos celulares: transducción y secreción hormonal. Pueden ser activadas por señales extracelulares y activar segundos mensajeros como son el DAG y el IP-3, movilizan do los depósitos cálcicos. Protooncogenes. Son genes que codifican proteínas que con trolan la proliferación celular. Codifican numerosas proteí nas importantes como son, por ejemplo, los factores de cre cimiento, proteínas nucleares que actúan como factores de transcripción (Fos, Jun), el receptor para la hormona tiroi 289 dea, situado en el citosol, etc. Cuando los prootoncogenes se transcriben de manera abe rrante se convierten en oncogenes (muchos virus son porta dores de oncogenes). Pruning. Poda de brotes dendríticos aberrantes, que aparece desde los primeros momentos de la vida y que evita el pro ceso de sinapsis redundantes. REM. Etapa del sueño cercana a la vigilia, caracterizada por ondas de bajo voltaje y de alta frecuencia electroencefalo gráfica. Aparecen movimientos oculares rápidos, taquicar dia, sueños y atonía muscular. RMN. Véase resonancia magnética nuclear cerebral. Resonancia magnética nuclear cerebral, RMN. Técnica para visualizar imágenes cerebrales, donde los átomos de hidrógeno del cerebro se orientan en un determinado senti do, al ser sometidos a las influencias de un campo magnéti co. Estimulados por una radiofrecuencia, cada tejido emite ondas de “resonancia-ecos”, según la densidad de hidróge nos libres que los rodee. Los tejidos patológicos, como los tumores y los infartos, poseen un alto contenido acuoso (hidrógeno libre), lo que produce que la señal sea intensa. Ribosoma. Partículas localizadas en el citosol compuestas de ARN y proteínas encargadas de la síntesis de proteínas, de acuerdo a la codificación transmitida por el ARN mensa jero. Sedantes. Véase benzodiazepinas y neurolépticos Serotonina, 5-HT. Neurotransmisor que se sintetiza del ami noácido triptófano. A diferencia de la NA, no tiene autorre gulación. Más del 90 % se encuentra en el intestino, el 8 % en las plaquetas y sólo el 2 % en el SNC. Se produce en los núcleos de Rafe y sus proyecciones llegan a la corteza cere bral y al hipotálamo, donde regula la secreción de diferen tes hormonas (libera ocitocina, prolactina, ACTH, LH). Tiene múltiples acciones, según el tipo de receptores (5-HT 1 al 7) que posea cada célula. Sus acciones están relaciona das con el afecto, el estrés, la saciedad y la sexualidad entre las más importantes. Sinapsis. Sitio especializado que permite la comunicación 290 entre dos neuronas. Pueden ser químicas o eléctricas. Sistema nervioso central. Comprende el cerebro, con la reti na y la médula espinal. SPECT. Véase tomografía por emisión de fotón único. Suprarrenal, corteza. Parte externa de la glándula supra rrenal que libera cortisol cuando es estimulada por el ACTH de la hipófisis. Suprarrenal, médula. Parte interna de la glándula supra rrenal que libera noradrenalina cuando es estimulada por las fibras preganglionares acetilcolinérgicas. TATA box. Es una caja de nucleótidos de tipo timina-adenina, de allí su nombre: T-A-T-A, que se encuentran 25-35 bases abajo del sitio de transcripción, y a través de los factores de transcripción y de las polimerasas I y II son responsables de la transcripción genética. TAC. Véase tomografía axial cerebral computada. Tricíclicos. Psicofármacos antidepresivos. Su denominación se debe a que poseen tres anillos bencénicos, con diferentes terminaciones en sus radicales libres. Actúan sobre la neu rotransmisión serotoninérgica, noradrenérgica y acetilcoli nérgica (imipramina, amitriptilina, desimipramina). Tomografía axial cerebral computada, TAC. Técnica para visualizar por medio de un sistema informático las imáge nes cerebrales reconstituidas. Dichas imágenes se observan por la atenuación de los fotones que producen las diferentes estructuras cerebrales (líquido cefalorraquídeo, sustancia blanca, sangre, sustancia gris, etc.). La rotación del tubo emisor de las radiaciones se hace de manera conjunta con los detectores que captan la emisión de las señales radiac tivas. Tomografía por emisión de fotón único, SPECT. Técnica para visualizar el metabolismo neuronal cerebral, midiendo semicuantitativamente el flujo sanguíneo cerebral. Combi na la tomografía computada con la captación centellográfi ca en tres dimensiones, por un detector rotatorio que permi te captar las emisiones gamma de radioisótopos lipofílicos, que atraviesan la barrera hematoencefálica. Tomografía por emisión de positrones, PET. Técnica para 291 visualizar el metabolismo intraneuronal cerebral, que com bina la tomografía computada con la captación centellográ fica de la radiactividad emitida por sustancias productoras de positrones. Tono celular. El tono celular es el estado de una neurona en su capacidad de respuesta al medio. En la actualidad se supone que existe un tono celular normal o débil para el sujeto no violento, y un tono celular hipersensible para el sujeto con extroversión y violencia. En la regulación del tono celular participan la serotonina y el colesterol. Traducción. Proceso que ensambla los aminoácidos para for mar una determinada proteína. La síntesis se lleva a cabo en los ribosomas del citoplasma. El orden de la secuencia es proporcionado por el ARN mensajero, que ha efectuado el proceso de transcripción dentro del núcleo celular. Los ami noácidos son transportados por el ARN de transferencia. Transcripción. Proceso de síntesis del ARN, a partir de una de las dos hélices del ADN que permite “copiar” la informa ción genética contenida en los nucleótidos originales del ADN nuclear. Los factores de transcripción activan a las enzimas ARN-polimerasas, que son las encargadas de “cur var” la hélice e iniciar el “copiado” en determinadas porcio nes específicas de ADN (promoter o promotores). Se copian las secuencias de las bases de cada nucleótido. El trozo de ADN “copiado” se convierte en el ARN mensajero, que emi gra desde el núcleo al citoplasma celular para iniciar el proceso de síntesis proteica (traducción). 292 293