Por qué predicar la santidad.

Transcripción

Por qué predicar la santidad.
G r a c i a Paz
Iglesia del Nazareno Hispana en USA-Canada
www.nazarenosuscan.org
RECURSOS ESPIRITUALES DE SANTIDAD PARA PASTORES Y LAICOS
La Santidad y la
Imaginación Nazarena
Bryon K. McLaughlin
El Arte del Ministerio
en la Era Tecnológica
Timothy Gaines
Prediquemos el
Optimismo Radical
de la Gracia
Timothy Stidham
Una Teología Wesleyana
de la Superintendencia
Por qué
predicar la santidad.
Cinco principios del
llamado de Dios.
¿Puede la santidad
cambiar mi
temperamento?
Jeren Rowell
Padre Nuestro
Jerry Porter
La Santidad es Felicidad
David Felter
El Dios Trino
R.T. Leupp
Únete a Él
Woody J. Stevens
El Futuro de la Iglesia del Nazareno
Jesse Middendorf
1 — 2012
El ADN de
la Santidad
Wesleyana
RECURSOS ESPIRITUALES DE SANTIDAD PARA PASTORES Y LAICOS
Gracia y Paz, Número 1, 2012
Publicación Cibernética de la Iglesia del Nazareno Hispana
Región USA/Canada
www.nazarenosuscan.org
Bob Broadbooks
Director de la Región USA/Canada
Roberto Hodgson
Director de Ministerios Multiculturales y de
Misiones Hispanas
Región USA/Canada
[email protected]
Byron McLaughlin
Director de la Revista Impresa y Cibernética
en Inglés Grace & Peace.
[email protected]
José Pacheco
Editor de Literatura Hispana,
Misiones Hispanas USA/Canada
[email protected]
Juan Vázquez Plá
Traductor de artículos de esta edición
La presente publicación en el espacio cibernético ofrece recursos espirituales de santidad para pastores y laicos, tanto de la Iglesia
del Nazareno en USA/Canada como en todo
el mundo de habla hispana, así como a los
fieles de otras iglesias y denominaciones.
Además, se propone servir de enlace principalmente a los nazarenos hispanos de la Región USA/Canada, publicando noticias de
iglesias, distritos y ministerios, así como promociones de eventos denominacionales y regionales.
Si desea contribuir con artículos y/o noticias
le invitamos a visitar la página www.nazarenosuscan.org, en donde encontrará instrucciones para bajar el Manual de estilo de
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USA/Canada Regional Office
Church of the Nazarene
17001 Prairie Star Parkway
Lenexa, KS 66220
913-577-0500
SECCIÓN PASTORAL
Contenido
3
Cinco principios del llamado de Dios, Roberto Hodgson
6
La santidad y la imaginación nazarena, Bryon Mclaughlin
5
7
11
17
19
21
25
31
38
41
Por qué predicar la santidad, Bob Boradbooks
El arte del Ministerio en la era tecnológica, Tim Gaines
Optimicemos la predicación, Timothy Stidham
La influencia del ministerio social de Wesley, Eric Swanson
Ser wesleyano hoy, Howard A. Snyder
Mildred Bangs Wynkoop y el mensaje de santidad,
Linda Alexander
¿Santidad posmoderna?, Diane Leclerc
Más que una simple recordación..., Jim Fitzgerald
La Jornada de un pastor..., Andrew J. Lauer
Una teología wesleyana de la superintendencia,
Jeren Rowell
SECCIÓN GENERAL
45
Padre Nuestro, Jerry Porter
49
Únete a Él, Woody J. Stevens
47
51
El futuro de la Iglesia del Nazareno, Jesee Middendorf
¿Puede la santidad cambiar mi temperamento?
54
La santidad es felicidad, David Felter
57
Sí, Señor, testimonio
55
El Dios Trino, Roderick T. Leupp
SECCIÓN PASTORAL
Cin co Princ i p i o s d e l
LLAMADO
3
4
POR QUÉ PREDICAR LA SANTIDAD
LA
PREGUNTA ES LEGÍTIMA.
QUÉ ES TAN IMPORTANTE ser
¿POR
predicador de santidad? ¿Por qué es
usted? ¿Ha decidido que se
gana más dinero como predicador de la santidad, o ha descubierto que a un predicador de
Bob Broadbooks
santidad se le tiene en mayor
Director de la Región
estima en la comunidad? ¡Claro
USA/Canada
que no! ¿Es predicador de santidad simplemente por haber nacido en una iglesia
de santidad? No, sus razones son diferentes.
De alguna manera, por medio de su experiencia y su estudio, ha descubierto que la doctrina y
la práctica de santidad es un mensaje lleno de esperanza y optimismo. Usted se ha convencido de que
este mensaje satisface el hambre de nuestra generación. Usted ha escuchado el clamor de jóvenes y
viejos cansados de la vida ofrecida por la secularidad. Ellos han experimentado la seducción de la vida
contemporánea y la han hallado falsa y que no satisface. Uno por uno han dado con usted con dos clamores en sus corazones: “Pastor, quiero conocer a
Cristo”, y “Pastor, quiero vivir como Él vivió”. Con felicidad y confianza usted tiene la capacidad de proveerles un mensaje de esperanza.
Cuando le dijeron: “Quiero conocer a Cristo”,
usted les habló de intimidad. Les dejó saber que son
capaces de amar a Dios “con todo tu corazón, y con
toda tu alma, y con toda tu mente” (Mateo 22:37).
Dios es más que un simple sacerdote que periódicamente les perdona las acciones rebeldes. Ellos pueden conocer a Dios íntimamente, y Él puede remover
la inclinación a pecar que infecta sus vidas. Tiene el
poder para purificar “por la fe sus corazones” (Hechos 15:8-9), lo cual abre las puertas para una relación profunda y permanente con Cristo. ¡Y usted vive
el gozo del momento cuando suspira y se regocija
en el privilegio de explicarles que hay un mejor camino! ¡Que hay algo más!
5
Y cuando le dijeron, “Quiero vivir como
Cristo”, usted les habló de la encarnación. Esa es la
manera en que Él vivió. Vino a la tierra como extraño,
como extranjero, pero amaba tanto a los demás que
estuvo dispuesto a identificarse totalmente con el
hambriento, el quebrantado, y el adicto perdido de
este mundo. Este Jesús se había encarnado. Personificaba y revestía en su persona al Padre celestial.
Podemos explicarles a los que lo buscan que la intimidad con Él ahora les capacita con el poder de encarnar a Cristo en su mundo. El amor y la moralidad
humanos pronto se desvanecen cuando el sucio y la
depravación de este mundo abofetean a uno en el
rostro. Pero el cristiano perfeccionado en amor santo,
gracias a que ahora sostiene una intimidad diaria con
Cristo, puede ser potenciado para amar y vivir como
Él lo hizo.
Así que usted un predicador de santidad.
Usted ha descubierto que la doctrina bíblica de la
santidad suple las necesidades interiores y exteriores
más profundas de los hombres y las mujeres. Usted
ha descubierto que esa doctrina es tanto libertad
como amor. Es libertad del pecado y de la constante
lucha, y es amor divino que brota desde adentro para
la humanidad.
Juan Wesley enseñaba que el arrepentimiento era el “balcón” de la religión. Que la fe era la
“puerta”, y que la santidad era la religión en sí
misma.* Por eso usted es un predicador de santidad.
Usted no desea dejar a nadie languideciendo en el
balcón de un arrepentimiento constante. Usted invita
a todo el mundo a entrar por la puerta por medio de
la fe, y a correr a la casa de la santidad misma. Entonces, este domingo, sea hospitalario. Invite a los
que buscan a que entren a la casa de la santidad.
Ahí ellos descubrirán la verdadera intimidad y encarnación.
LA SANTIDAD Y LA IMAGINACIÓN NAZARENA
FUERO RAZOES TEOLÓGICAS las que trajeron a
existencia a la Iglesia del Nazareno, y las misma fueron
basadas principalmente en la intención de los fundadores de establecer una denominación en la tradición wesleyana de santidad. Los primeros nazarenos divergieron
en ciertas áreas, pero su unidad fue el resultado de un
compromiso compartido con la santidad, el cual contenía la llave para la “cristianización” del cristianismo. Su
tipo de santidad fue más que una gran fórmula doctrinal:
fue una realidad viviente que respiraron y encarnaron, y
que les permitió subsanar y reconciliar divisiones regionales para unificar tres cuerpos de santidad, provenientes del oeste, del este y del sur, en una sola familia
denominacional, algo poco probable tras una guerra
civil en el país.
Stan Ingersol, el director de los archivos históricos de la denominación, explica que, “cuando la santidad rebasa las palabras y es puesta en acción, se crean
nuevas realidades sociales” que tienen el poder de “reestructurar relaciones y actitudes”. La fundación de la
denominación en 1908, en Pilot Point, Texas, permitió
esa clase de realidad en un momento en el que muchas
familias denominacionales todavía lidiaban con la falta
de unidad de la postguerra. La imaginación nazarena rehusó pensar en pequeño, ¡y acontecieron grandes cosas!
Claro que, como con toda doctrina, la santidad
iba a tener que ser reconsiderada, replanteada, y eficazmente transmitida a cada nueva generación si era que
su poder creativo y transformador de la vida iba a continuar manifestándose en el pueblo de Dios. También la
Biblia va a emplear vocablos y conceptos diferentes
para expresar el significado de la santidad. C. Jeanny
Orjala Serräo, profesora de literatura bíblica en Mt. Vernon Nazarene University, señala que el apóstol Pablo
escribió de diferentes maneras acerca de la santidad, y
que ello dependió del contexto o de su público, si era
judío, gentil o mixto. Al querer traspasarles la santidad
a sucesivas generaciones, a veces nos ha dado trabajo
encontrar palabras y conceptos adecuados para comunicarla a diversas culturas, idiomas y contextos. Esa inhabilidad a veces ha reprimido nuestra imaginación,
convirtiendo la santidad más en obstáculo que en esperanza.
En dos encuestas efectuadas por la Revista Gracia y Paz, una mayor y otra menor, la santidad afloró
como el tópico de principal interés para los ministros
nazarenos. Con todo, las respuestas variaron y a veces
marcadamente, dependiendo de la manera en que los encuestados entendieron y expresaron la santidad. Unos
destacaron la santidad como pureza,
enfocándose en sus dimensiones interiores (lectura de la Biblia, oración,
adoración congregacional y así por el Bryon K. McLaughlin
estilo), pero otros vieron la santidad Editor de la revista
Grace & Peace
como amor, enfocándose en sus dimensiones externas (la defensa de los pobres, los marginados y los desaventajados). Ambas expresiones son
necesarias, y las dos son bíblicamente correctas.
Ron Benefiel, quien sirve como decano de la Escuela de Teología y Ministerio Cristiano de Pt. Loma
Nazarene University, dice que la santidad tiene diferentes “lenguajes”, y que cada lenguaje es influenciado por
la cultura, el contexto, las costumbres y la práctica de la
comunidad de santidad que lo posee. Benefiel emplea
vocablos como pureza, poder, carácter y amor para describir dichos lenguajes. Explica que esas “sub-narrativas
de santidad” pueden ayudarnos a entender y apreciar
mejor la historia de Dios y lo que significa ser un pueblo de santidad. Nuestra diversidad puede resultar en
oportunidades para diseminar el amor y la gracia de
Dios a todos los sectores y las situaciones.
De cara al futuro, ¿estamos ofreciendo un tipo
de santidad que sea amplio lo suficiente como para cautivar a una nueva generación? De cara a los retos de
nuestro día, ¿dónde puede la santidad crear nuevas realidades sociales que traigan esperanza, sanidad y reconciliación? Si queremos que nuestros jóvenes crean
en la santidad y la practiquen, debemos demostrar cómo
la santidad puede traer unidad dentro de nuestra comunión, y cómo puede extender amor y reconciliación
fuera de nuestra comunión. Ampliemos nuestra imaginación seguros de que la santidad puede traer una palabra de vida, no solo a nuestro reclamo personal, sino a
los retos sociales de la pobreza, el racismo, la inmigración, el urbanismo y la internacionalización. En la presente edición de Gracia y Paz, la cual se enfoca en
nuestro ADN wesleyano de santidad, vemos la santidad
desde una variedad de puntos de vista que nos ayudan a
entender mejor lo que todos compartimos en común, y lo
que necesitamos compartir con un mundo en necesidad.
6
El arte del
ministerio
EN LA ERA
TECNOLÓGICA
HACE VARIAS DÉCADAS, EL FILÓSOFO CRISTIANO neas de ensamblaje, las computadores y la Internet—
canadiense George Parkin Grant notó la siguiente tendencia en nuestro mundo: Nos estábamos volviendo tecnológicos. No es que nos estamos volviendo tecnológicos
porque usamos cosas como los automóviles y las computadoras, sino que es algo de mayor envergadura. Ahora
nuestras inventivas son tecnológicas. Cuando comemos,
tomamos, caminamos y dormimos somos tecnológicos.1
Ser gente tecnológica puede que tenga mucho
que ver con las veces que tomamos un teléfono móvil
para enviarle a nuestros hijos un mensaje de texto en
vez de subir las escaleras para decirles que la cena está
lista, pero probablemente tiene mucho más que ver con
la manera en la cual nuestra tecnología nos ha moldeado para que veamos el mundo. La tecnología que
hemos empezado a utilizar —cosas como los motores de
gas, las carreteras interestatales, el viaje aéreo, las lí-
7
han comenzado a decirnos que el mundo está bajo nuestro control. La naturaleza, la distancia o la ignorancia
ya no tienen poder sobre nosotros, antes, somos capaces
de forjar el mundo, de emplear nuestras tecnologías
para hacerlo menos salvaje, de alisar las arrugas que
hacen la vida difícil, y de disfrutar las increíbles promesas de avances en el transporte, la medicina y la información compartida.
Aun nuestra adoración y nuestro ministerio se benefician de la tecnología: Usted ya no tiene que conocer
el griego o el hebreo cuando está preparando un sermón porque un software bíblico lo conoce por usted. La
ausencia del cheque del diezmo de un congregante olvidadizo jamás volverá a ser un problema porque ahora
los fondos pueden ser retirados automáticamente de la
cuenta bancaria cada semana. Los miembros ocupados
de nuestras congregaciones que viajan los domingos por
causa del trabajo, no tienen que perderse su sermón
porque pueden descargarlo como un podcast y escucharlo en el automóvil camino a su cita el lunes por la
mañana. No hay duda de que la tecnología trae consigo
increíbles beneficios, pero todo beneficio conlleva un
costo. Quizá por eso era que a Grant le gustaba tanto
el viejo proverbio español que dice: “Toma lo que quieras —dijo Dios—, tómalo y paga su costo”.2
Usted ya no tiene que conocer
el griego o el hebreo cuando
está preparando un sermón
porque un software bíblico lo
conoce por usted.
entre tanto que la política era una vez entendida como
el arte del justo gobierno, ahora es más acerca del empleo de las técnicas propias para uno ser electo —consignas, anuncios comerciales, difamación, y sondeos de
opinión— siendo el buen político aquel que pueda emplear la mejor técnica. El líder empresarial, temo yo, no
ha sido formado para que piense de su trabajo en términos de introducir nuevos servicios a nuevos mercados
de manera creativa e inventiva, sino para que entienda
su trabajo en términos del empleo de la técnica correcta
para alcanzar resultados. Como gente tecnológica,
ahora somos formados por la tecnología que utilizamos.
Sentimos que somos mejores cuando mejor aplicamos la
técnica. Aquellas cosas que una vez eran nuestras herramientas, ahora sugieren tener la habilidad de hacernos mejores políticos, líderes empresariales, y pastores.
El problema es que las herramientas solo pueden llevar
a uno tan lejos como la técnica —no pueden convertir al
usuario en un artista más imaginativo.
¿Podrá ser que los pastores en un mundo tecnológico estén sujetos a la misma clase de presión? ¿Podrá
ser que el ministerio en un mundo tecnológico sea ahora
definido en términos del simple uso del método, la destreza o la técnica correctos? A veces me pregunto si nuestra visión tecnológica del mundo ha transformado la
vocación del ministro, de un llamado artístico y creativo
a predicar las buenas nuevas de Cristo, a un simple trabajo en el que los ministros del evangelio son vistos como
buenos pastores si sencillamente emplean las técnicas correctas. El diluvio de libros de mayor venta, de blogs, y
de artículos sobre “cómo hacerlo” puede que provean
una respuesta a mi pregunta.
¿Cuáles son los costos de ser gente tecnológica?
Quizá uno de los costos mayores es que somos personas
a tal punto formadas por la tecnología que utilizamos,
que ella nos ha privado de nuestra habilidad para ver
la belleza de nuestras vocaciones —incluso las vocaciones ministeriales. Si miramos en retrospectiva a las raíces
del vocablo “tecnología” veremos que proviene de la
palabra griega techne, que significa arte u oficio. En la
mente antigua, techne era aquello que uno hacía por
razón de la belleza que había en hacerlo. Piense en un
escultor sentado frente a una pieza de mármol, con cincel en mano. El escultor observa la tosca superficie de la
roca viva, pasa sobre ella la mano, y comienza cuidadosamente a aplicar la sabiduría de su arte. Él sabe
cómo el mármol va a reaccionar a sus herramientas,
sabe qué herramienta utilizar para lograr el efecto deseado, y lo sabe todo porque está profundamente familiarizado con su oficio. Solo tras una profunda
familiaridad con el arte de la escultura, puede él realizar la obra de develar la belleza que se esconde dentro de la roca. Y al develar la belleza de la escultura,
también revela la belleza de su arte, de su techne.
Pero en la era de la tecnología, techne asumió un
significado diferente. En los labios de gente profunda- La identidad pastoral en una era
mente tecnológica, la palabra vino a ser “técnica” en
lugar de “arte”, cosa que comenzó a moldear nuestra tecnológica
Las implicaciones de ministrar en una era tecnoinventiva. Lo que una vez veíamos como vocaciones de
arte ahora lo vemos como trabajos técnicos. Por ejemplo, lógica también se aplican a preguntas sobre la identi-
¿Podrá ser que el ministerio en
un mundo tecnológico sea
ahora definido en términos del
simple uso del método, la destreza o la técnica correctos?
8
dad. En nuestra imaginación, ¿nos vemos como artesanos pastorales u ostentadores de técnicas? Si su congregación se parece en algo a la mía, probablemente usted
pueda detallar las maneras en que nuestra gente ha
sido formada para pensar de los pastores como personas a las que se les requiere ejecutar las técnicas correctas: Predicar de la manera correcta, aconsejar de
la manera correcta, administrar de la manera correcta
para obtener los resultados correctos. Cumplir con las
responsabilidades de uno ciertamente es algo bueno,
pero me pregunto cuánto de las técnicas que utilizamos
en el ministerio empieza a señalarnos lo que somos como
pastores.
En un mundo tecnológico, los técnicos son los dueños y señores de sus máquinas. Reparan, operan y manipulan hasta que su máquina hace exactamente lo que
esté supuesto a hacer. Pero la ironía de la situación es
que en realidad la máquina se convierte en la dueña y
señora del técnico, puesto que las destrezas y el conocimiento del técnico solo tienen valor con relación a esa
máquina en particular. Los técnicos de refrigeradores
solo son valiosos si pueden hacer que un refrigerador
refrigere. Si después de la visita de un técnico su refrigerador hace otra cosa que no sea refrigerar (sea que
ahora haga tostadas o seque la ropa), podría cuestio-
Por supuesto que entender el min i s te r i o e n té r m i n o s de té c n i c a s
puede ser tentación especialmente
at r ac t i v a p ar a l o s e v an g é l i c o s d e
santidad. Tenemos una larga historia del ministerio como técnica...
existencia nuevas expresiones de belleza. La valoración
de una vocación artística a menudo incluye la experimentación y la novedad, especialmente cuando esas expresiones surgen de la particularidad de la ubicación y
el contexto del artista.
Un mundo tecnológico hace ciertas cosas indubitablemente bien. Una de las cosas que mejor hace es
producir muchas cosas exactamente iguales. El Chevy
Malibú que uno compra en Calgary luce y funciona
exactamente igual que el que uno compra en Houston.
Las papitas fritas que compro en el McDonald´s de Orlando saben igual que las que me como en Sacramento.
Y hay una técnica a la cu Las líneas de ensamblaje, y los
técnicos que la mantienen, son extremadamente eficientes en reproducir cosas marcadamente similares. ¿Pero es
Cumplir con las responsabilidades esa la visión de la iglesia? ¿Está llamada la iglesia a
producir mucho del mismo tipo de comunidad, de modo
de uno ciertamente es algo bueno, que
la reunión de creyentes en el casco urbano de Sepero me pregunto cuánto de las attle luzca exactamente igual que la congregación en el
rural Oklahoma? Si el ministerio es técnica, entontécnicas que utilizamos en el mi- área
ces así debe ser, pero si es algo más cercano al arte, ennisterio empieza a señalarnos lo tonces tenderá a verse diferente y tenderá a existir
conforme a su situación, localización y contexto particuque somos como pastores.
lares.
Por supuesto que entender el ministerio en términos de técnicas puede ser tentación especialmente atracnarse seriamente la vocación del técnico. El valor de una tiva para los evangélicos de santidad. Tenemos una
vocación técnica es escasamente la novedad.
larga historia del ministerio como técnica, la cual viene
Los artistas, por otro lado, no se enseñorean de desde los días de las reuniones campestres de avivasus materiales sino que más bien trabajan con ellos para miento. Quizá la manera más conocida de asociar el miextraer el potencial de belleza que el medio propone. nisterio con la técnica lo es el denominado “camino
El medio con el que los artistas trabajan no les hace nin- corto” a la santidad de Phoebe Palmer, cosa que a megún tipo de reclamo de valores en caso de que se en- nudo se ha interpretado como un ministerio impulsado
cuentre que la vocación del artista no le da forma al por la técnica a fin de traer la santificación como resulmedio de solo una manera en particular. Distinto al téc- tado. Hasta la teología misma de Juan Wesley tendió
nico de refrigeración, a los artistas no se les encarga hacia cierta clase de técnica en algunos momentos de su
obligar que el medio haga solo una cosa o actúe de solo vida, tanto así que algunos lo veían como alguien obseuna manera, sino que tienen la libertad de traer a la
9
sionado con los patrones, las disciplinas y los métodos
—de ahí los primeros metodistas.
¿Son los patrones y las disciplinas un impedimento para el ministerio? No lo creo. De hecho, los patrones y las disciplinas existen para formar dentro de
nosotros la profunda familiaridad con las cosas de Dios,
lo cual es esencial para el ministerio fiel y efectivo. El
método nos pone en aprietos cuando comienza a volverse una técnica, cuando nos convierte en productores
de línea de ensamblaje de los métodos ministeriales. Si
el ministerio es sencillamente emplear un juego de técnicas, nuestra identidad como pastores habrá que encontrarla en el dominio de la técnica antes que en el ser
profundamente formados en los caminos de Dios.
¿A qué se podrá parecer la identidad vocacional en un tiempo de tecnología? No a que debamos emplear la tecnología más reciente y mejor para ser
buenos pastores, ni tampoco a que utilizar esa tecnolo-
El arte del ministerio en un mundo
tecnológico requiere que veamos el
ministerio así, como un arte. Que
nos entreguemos intencionalmente
a los procesos de una profunda formación....
gía signifique que estamos vendiendo nuestras almas.
Necesitamos algo más para poder ver la tecnología
como lo que es —una útil herramienta. Cuando la tecnología se torne en herramienta, los pastores podrán ser
artistas.
Una visión artística del ministerio
No importa cuán bien intencionado sea el “cómo
hacerlo” de un seminario para pastores, el mismo no sustituye los profundos y sostenidos procesos de formación
que les permiten a los pastores ser artistas del ministerio. Los métodos ministeriales por sí mismos corren el
riesgo de ser reducidos a la mera técnica si se ejecutan
desde una posición de superficialidad.
Una de las características de la fatiga pastoral
consiste en la desaparición del gozo ministerial. Ese también tiende a ser el tiempo en el que los pastores cesan
de pensar en su ministerio como arte y comienzan a pen-
sarlo en términos de la ejecución de un juego de técnicas. En la modalidad tecnológica, la predicación se convierta en la entrega de un buen discurso, el cuidado
pastoral se convierte en una especie de auto ayuda, y
nuestra visión pastoral no se extiende más allá que la
de un juego de simples técnicas.
El arte del ministerio en un mundo tecnológico requiere que veamos el ministerio así, como un arte. Requiere que nos entreguemos intencionalmente a nosotros
mismos a los procesos de una profunda formación. Para
ver el ministerio como arte antes que como técnica, tenemos que permitir que nuestro oficio sea formado por
una profunda familiaridad con nuestro arte, que sea absorbido por la historia bíblica de la redención de Dios,
que entre profundamente en diálogo con la sabiduría
de nuestra tradición teológica, que busque y por algún
tiempo se siente a los pies de aquellos que nos han antecedido y que han sido creativos y artísticos en su ministerio, y que tenga un profundo e íntimo conocimiento
del Dios que interviene en la creación. Es así que nos
aproximaremos al ministerio con la visión de un artista,
y que veremos la belleza que puede surgir del material
crudo. Es así que podremos movernos más allá de la práctica de rebotar de una técnica a la otra para ministrar a
partir de la profunda posición de una rica formación.
Permítaseme animarnos a vernos como artistas
antes que como técnicos. Permítaseme animarnos a ir en
pos de aquellas prácticas, disciplinas y comunidades de
formación y educación que desarrollen profundamente
nuestra consciencia de los caminos de Dios, a fin de que
nuestro ministerio sea algo más que la aplicación de una
técnica; a fin de que sea una gozosa interacción con el
medio que representa nuestra ubicación y contexto ministeriales. Permítaseme también alentarnos a hacerlo
con un sentido de gratitud por la fidelidad de Dios, porque el Dios que permanece perennemente activo y presente es también el Dios que trae nuevas expresiones de
fidelidad a un mundo nuestro necesitado de las buenas
nuevas. Un mundo tecnológico nos ha moldeado para
que veamos el ministerio como técnica y a los pastores
como técnicos, pero en un mundo tecnológico es necesario que conozcamos el deleite de vivir en la fiel novedad
de Dios como pastores que ministramos como artistas.
TIMOTHY GAINES es ministro licenciado nazareno del Distrito Central de Chicago, y asociado en investigaciones doctorales del Centro Stand para la Ética y los Valores en el Theological Seminary de
Evanston, Illinois.
George P. Grant, Technology and Justice (Notre Dame,
IN: University of Notre Dame Press, 1986).
1
1
2
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Optimicemos la Predicación:
Hay que Desatar el Optimismo Radical de la
Gracia en la Vida Común
11
CUANDO YO ERA NIÑO ME ENCANTABA ensamblar modelos plásticos en maqueta de los iconos de la
historia automotriz y militar. Y parece ser que yo no era
la excepción, ya que K-Mart y Wal-Mart les dedicaban
pasillos enteros a esos modelos. Me emocionaba sacarlos
de la caja que los contenía. Pronto empezaba a separar
los componentes. El reto inicial era el ensamblaje básico
de las piezas. El pegamento que viene con los modelos
produce tan fuerte olor que pensaba que podía utilizarse
en una guerra química. Asumiendo que sobreviviera al
fuerte olor, el ensamblaje inicial resultaría en un pequeño
automóvil monocromo que podría pintar a mi gusto. La
caja también incluía calcomanías, y adherirlas desafiaba
mi imaginación. El producto final era algo lo más parecido
posible al automóvil de mis sueños cuando llegara a ser
adulto. Tenía tantos pequeños automóviles de plástico que
parecía una flota. (Y ni hablar de la colección de naves
espaciales que también tenía…) Cuando contemplo mis
armarios hoy en día, los pequeños automóviles de plástico
han desaparecido para dar lugar a una enorme cantidad
de libros. La sección de libros sobre la predicación es la
que más crece. Y al igual que los juguetes, los modelos de
sermones en esos libros también abundan. Se impone,
pues, determinar el modelo esencial de lo que debe ser
un sermón.
Los modelos plásticos me ayudaron a entender
que había una manera rápida de iniciarse en una obra
maestra. Fabricantes como Hasbro, Revell, AMT y ERTL
producían las estructuras más básicas. Solo ofrecían lo que
estimaban esencial en la reproducción de un modelo plástico de un Ford Mustang del año 1969. Lo que pretendían
era proveer un modelo clásico a escala para mi área de
juego. Algunos de mis amigos se conformaban con jugar
con las piezas ensambladas, pero ese no era el objetivo
final. En esa etapa temprana el trabajo apenas empezaba;
el ensamblado estaba lejos de ser un modelo clásico.
Puede que la gente vacile en responder a nuestro “serLos modelos de sermones vienen en varias formas. A un extremo, en un sábado por la noche dado,
món de santidad” por el mismo no encajar con lo que
está el sermón que podríamos descargar de la red ci- hemos hablado el resto del año. Puede que carezcabernética y que alguien ha predicado hace tres años.
mos de un modelo lo suficientemente robusto como
En ese mismo sentido, he visto a colegas llevar consigo para portar esos mensajes y conectarlos con claridad.
al púlpito el librito de sermones conteniendo uno que
Aquí Juan Wesley nos puede ayudar. A él le
ha escogido. Los modelos son útiles, pero tienen como
gustaba que la Biblia fuera su propio intérprete. Su teobjetivo constituirse en un primer paso para la elaboología era escasamente sistemática, ya que parecía
ración de una obra maestra propia. La gente de la
siempre surgir de la teología colectiva de los libros
iglesia puede descargar sermones cibernéticos y leerque forman la Palabra de Dios. Siempre estaba buslos en sus casas. Pero carecen de la conexión que les
cando iluminación dentro de la teología bíblica como
ofrece un pastor. Los mejores modelos solo nos ofrecen un todo, lo cual le proveía una unidad general a su
un ángulo desde el cual aproximarnos a la tarea de la predicación. ¿Qué nos está comunicando Dios de tapa
predicación. Nos proveen un vehículo capaz de prea tapa en la gran barrida de la Biblia? Hay hilos teosentar el mensaje.
lógicos que corren a través de casi toda la narrativa,
Los predicadores son tentados a abusar de los la poesía, la historia y el discurso del canon. Por Wesmodelos porque iniciar la preparación de un sermón
ley leer regularmente toda la Biblia (guiado por el
les es difícil. El año pasado, en un artículo
Book of Common Prayer Daily Office [Libro
anterior de Gracia y Paz, presenté un
del oficio diario de la oración común]),
modelo de cómo planificar de antela totalidad de su mensaje se le esA los alummano la predicación. Hacerlo nos
cribió en el corazón. A ese mennos y pastores con
da más tiempo para escuchar lo
saje le hemos llamado el
los que me encuentro en optimismo radical de la gracia.
que el Espíritu dice. Pero todavía hay pasajes y tópicos que
mis cursos de predicación Desde Génesis hasta Apocanos retan a profundidad. La
lipsis, vemos que el pecado
a
menudo
les
intimida
el
predicación de la santidad
humano ha dado a luz un
puede resultar en el mayor de
mundo
quebrantado, lleno de
concepto de la predicalos desafíos.
personas quebrantadas. Pero
ción de santidad. No
Los alumnos y pastores
nada puede detener que la
con los que me encuentro en mis
gracia de Dios perdone, sane,
saben por dónde
cursos de predicación a menudo les
restaure y potencie a las personas
empezar.
intimida el concepto de la predicación
caídas que se sometan al plan de
de santidad. No saben por dónde empeDios. Hasta la creación misma será restauzar. Muchos de nosotros tenemos pasajes favoritos
rada a la plenitud del Reino por medio de la
de santidad los cuales consideramos relativamente cla- cruz y la resurrección. Por lo tanto, siempre tenemos esros. Sabemos que es así porque predicamos sobre los
peranza. Podemos vivir en el gozo y la fortaleza de
mismos cada cierto número de meses. En esos sermones Jesucristo, aun en nuestra más oscura hora. Esa visión
nos enfocamos en la entera santificación, o en la llebíblico-teológica de la vida puede servirnos de trasnura con el Espíritu, o en el proceso de crecer en la
fondo para toda nuestra predicación. Es parte de la caja
gracia. A menudo nos inclinamos hacia una de esas
que contiene un modelo de predicación más eficaz.
ideas y la predicamos con pasión. Pero casi en todo los
¿Por qué algo así es tan importante? Conozco
demás sermones la santidad está curiosamente aua algunos pastores que casi nunca predican del Antisente. A la gente que en un domingo dado nos escucha guo Testamento. Dado que es una teología que a
veces varía de la del Nuevo Testamento, ¿para qué
predicar un sermón tan específico, le parece que la
mortificarse con eso? Lo más probable es que a la consantidad es la cosa más importante. Pero en la mayogregación todavía se le haga difícil entender mucho
ría de los domingos predicamos solo lo que está en el
del contenido del Nuevo Testamento. Pero, lo cierto es
pasaje bíblico. Si no aparecen vocablos como “santidad” o “santificación” en el pasaje, los mismos quedan que sin el fundamento de la Biblia hebrea no haremos
las conexiones. A veces escucho sermones basados en
totalmente ausentes de nuestros sermones. Con el
el Primer Testamento que nunca hacen referencia a las
tiempo, esa práctica envía un mensaje encontrado.
12
buenas nuevas del evangelio. Los principios de Isaías o
de Proverbios son transferidos directamente del antiguo Israel a la plaza de mercado post-moderna. No
hay referencias a la cruz, ni a la resurrección ni a la
gracia. Ustedes “deben, están obligados, necesitan”
obedecer a Dios. No sean testarudos como los israelitas, etc. O tratamos de predicar a Pablo sin considerar
lo que los evangelios nos dicen. Le faltamos al canon
cuando ignoramos enormes trozos del mismo o tratamos cada pieza como aislada.
El ejemplo de Juan Wesley nos ayuda a pintar
un cuadro más amplio. Se nos requerirá un poco más
de trabajo, pero dispondremos de una hermenéutica
de las buenas nuevas que será más amplia que un versículo en particular. Hemos de decidir cómo el optimismo radical de la gracia se constituye en puente
entre un pasaje bíblico dado y la vida contemporánea. Esta es una de las piezas de mayor
tamaño y más importante en lograr
que un buen modelo sermonario
mantenga la unidad.
Si Wesley es nuestro
guía, no predicaremos “sermones de santidad” de un estrecho enfoque. Ligaremos cada
mensaje a nuestra tradición
de santidad. En el sentido
más amplio, CADA sermón
puede ser un sermón de santidad. Cada oportunidad de predicación puede presentar un
cuadro imbuido de la gracia de la
vida en el Reino. Los mensajes pueden
convertirse en películas que muestren el optimismo radical de la gracia encarnado en santos redimidos aunque comunes. Nuestro mensaje de santidad
ha de convertirse en algo que permita que la Biblia
cristiana haga que la vida tenga enfoque. He aquí
otra manera de ver esto: Somos llamados a predicar
el evangelio y no sermones miopes basados en pasajes individuales. La mejor predicación siempre coloca un texto en particular dentro de su contexto
canónico, a la luz de las buenas nuevas acerca de
Jesús, el Cristo.
Algunos modelos ayudan más que otros. Una
vez, en un museo de modelos de automóviles antiguos
en Sarasota, Florida, me hice de lo que pensé era la
veta madre. ¡Automóviles modelos de metal fundido
con llantas de hule removibles y volantes que giraban!
Pero al abrir la caja me encontré que todo era dema-
siado de complejo. Además, muchas de las piezas todavía tenían orillas sin pulir, y pulirlas iba a requerir
mucho trabajo. Tratar de que un modelo sea demasiado de bueno conduce al fracaso. Me gusta mantener las cosas simples siempre que pueda. Cuando la
armadura de Saúl resulte demasiado de pesada, que
baste con una honda.
Por eso me apela tanto el libro Four Pages of
the Sermon [Las cuatro páginas del sermón], por Paul
Scott Wilson. En su modelo hay cuatro piezas que tendrán que encajar en la proclamación del evangelio
cada semana:
Página 1: Problemas en el texto
Página 2: Problemas en el mundo
Página 3: Gracia en el texto
Página 4: Gracia en el mundo
Como en todo modelo, mientras más detallado
se pretende ser, menos útil se vuelve. Yo
me enfoco en ese modelo amplio y
suplo las páginas de la gracia con
nuestra visión teológica wesleyana. La fortaleza de ese modelo parte de que permite que
la Biblia defina tanto el problema del pecado como su resolución en Dios. Nos reta a
predicar el mensaje más amplio del evangelio cada semana. Si solo predicamos
nuestros apuntes de estudio, no
tenemos un sermón. Si decidimos lo
que un pasaje pueda significar basados solo en un capítulo, podemos estar
creándole un corto circuito a las buenas nuevas.
Ese modelo tampoco nos permite detenernos en ponerle cargas a la gente. Se enfoca en la manera en
que Dios estará operando por medio nuestro en el
mundo una vez recibamos la oferta de las buenas nuevas esta semana (vida potenciada por la gracia). En
otras palabras, se enfoca en que podemos tener éxito
en proclamar el optimismo radical de la gracia en su
contexto más amplio dentro de nuestro campo misionero en particular. Es un modelo que nos provee un
arranque, proveyéndonos un marco de referencia útil
que evite la predicación problemática. Con todo, el
modelo posee gran flexibilidad y es adaptable. Se
presta para apoyar sermones narrativos, los cuales fluyen experimentalmente a través de sus movimientos. O
se presta para apoyar sermones expositivos de la
mejor clase, los cuales provean conexiones bíblico-teo-
Me domina el
prejuicio de que
la santidad puede
experimentarse
mejor en respuesta
a la gracia...
13
lógicas más amplias para perícopas particulares. Hay
movimientos menos optimistas que a menudo piratean
el mensaje de la gracia. Es tiempo de que la predicación orientada por la gracia encarne un arrojado mensaje del poder de Dios para transformar las vidas.
Me domina el prejuicio de que la santidad
puede experimentarse mejor en respuesta a la gracia.
La invitación de Dios es positiva: Dejar atrás las maneras de la carne e ir adelante hacia la meta de nuestro
supremo llamamiento en Cristo Jesús. Cuando predicamos el mensaje más amplio de la gracia, la gente es
traída de las tinieblas a la luz.
Yo denomino este modelo híbrido una “predicación optimizada”. Las “cuatro páginas” nos proveen una estructura básica pero desafiante. Nos
colocan el texto en su contexto más amplio y desatan
el mensaje radical de la gracia. También nos ayudan a
evitar la tentación de querer amontonar demasiadas
ideas interesantes aunque inconexas dentro del texto,
ya que pueden ser ideas que nos atasquen, desperdiciando el verdadero “agarre” del mensaje. Este es un
modelo que, por así decirlo, anima la higiene exegética sana. Guía nuestro trabajo interpretativo para
que produzca más ideas útiles para el sermón. La unidad del sermón también es clave si es que la gente va
a poder recibir gracia de la Palabra. Wilson señala
que necesitamos un texto, un tema, una doctrina, una
necesidad, una imagen y una misión. Para no perder
estos seis elementos de vista él utiliza la siguiente frase
con su acrónimo: “Mi perrito mascota ahora me pertenece” (MPMAMP). Utilícela usted también como una
buena guía pero no se obligue cada semana a ella. El
punto aquí es la unidad del sermón. Nuestro modelo
sigue cobrando forma.
Por otro lado, un automóvil Chevy Nova de modelo plástico y monocromo no es algo muy divertido.
Así que, con la planificación por adelantado, con
pasar tiempo con los santos de carne y hueso, y con la
reflexión en oración, Dios nos puede ayudar a pintar
nuestro modelo en sus colores locales. Los elevados
conceptos de la gracia se afincan en rostros conocidos,
historias pertinentes, preguntas honestas, y testimonios
oportunos. Cuando las personas reales se vean a sí
mismas en la historia de la gracia, el ministerio real
habrá comenzado. No hay libro sobre la predicación
que haga tal cosa, pero el Espíritu Santo sí puede
hacer cosas maravillosas.
TIMOTHY STIDHAM reside en el noroccidente de Indiana con su esposa y sus dos hijas adolescentes. Está
al frente de la Iglesia del Nazareno New Hope Community, y enseña homilética avanzada en Olivet Nazarene University.
Prediquemos el Optimismo Radical de la Gracia
Entrevista a Timothy Stidham
G&P: ¿Cómo ve Ud. la tarea de predicar la
santidad?
Timothy Stidham: Yo solía ver el predicar la santidad
como la predicación de sermones sobre pasajes de santidad. Buscaba un pasaje que se enfocara en la entera
santificación, o quizá en el proceso de la santidad, para
luego intentar predicar el mejor sermón posible a fin de
ponerlo a usted contra una esquina, sin otra opción que
la de rendirse completamente a Dios o marcharse por
otro terrible derrotero. Pero a la gente se le dificultaba
poner esto en contexto. Mis demás sermones no apuntaban en lo más mínimo en la misma dirección. Por
años había escuchado a otros predicadores y notaba la
misma tendencia. Empecé a pensar en otro marco de
referencia para la predicación. Hice por mi cuenta estu-
dios avanzados en la predicación y además
completé un programa de doctorado en
ministerio. En uno de los libros leí
que estamos llamados a predicar el
evangelio, y no simples sermones o
textos bíblicos, lo cual me llamó la atención. Pensé acerca de la naturaleza del evangelio y lo que denominamos el optimismo radical de la
gracia. Dios me estaba diciendo que cada sermón
puede serlo del evangelio. Después de todo, el apóstol
Pablo no dijo que no se avergonzaba de los sermones,
sino que no se avergonzaba del evangelio. Predicar el
evangelio es predicar el optimismo radical de la gracia.
El pecado es un problema serio y terrible, el cual no
podemos resolver por nuestra cuenta. Aunque no hay
solución simple para el pecado, Dios lo resuelve en
14
Cristo una vez que nos conectamos con Él. No importa
cuán oscuras sean las cosas, Dios siempre tiene un plan
para redimirnos y traernos de las tinieblas a la luz, y de
la desesperanza a la esperanza. El modelo de predicación que he desarrollado por medio de mis enseñanzas
y mis estudios presenta el optimismo radical de la gracia como un sermón de santidad —cosa que ayuda a las
personas a conectarse con la historia más amplia del
evangelio, y a creer en lo que la gracia puede lograr en
nuestras vidas, ya sea en términos de un caminar diario
como en un conectarse con lo que Dios hace para conectar
nuestras historias con su más amplia historia de la gracia.
G&P: ¿Puede explicar lo que Ud. quiere decir
con “optimismo radical de la gracia” y en qué
sentido es una atinada frase para la gente a la
que le predicamos?
TS: Las buenas nuevas son que Dios puede salvarnos
de nuestros pecados, pero también transformarnos.
Dios nos ama y nos acepta como somos, pero Dios
también posee un amplio cuadro del cual nos quiere
hacer parte. Quiere sanar y redimir todas las experiencias que hemos tenido. Quiere imprimir sus huellas en
la totalidad de nuestras vidas. Quiere que seamos un
testimonio vivo de lo que su gracia puede hacer. Su
plan es específico y contiene cada una de las experiencias de nuestra vida diaria. ¿Qué hacer con mis sentimientos irresueltos y con las relaciones irresueltas? El
optimismo radical de la gracia dice que Dios quiere redimir esas relaciones en el contexto de nuestra relación
con Él y de nuestra relación con el cuerpo de Cristo.
Podemos apoyarnos y animarnos unos a otros a medida experimentamos a Dios a un nivel más profundo
en nuestras vidas. Yo pensaba en la santidad como un
no cometer errores ni nunca hacerle daño a nadie.
Pero un enfoque así nos pone a la defensiva en cuanto
a nuestra conducta, ya que no deseamos ser culpables
de nada. Con los años de trabajar con personas he llegado a creer que una señal más fuerte de la santidad es
poder decir, “Dañé la cosa. ¿Podemos empezar de
nuevo? ¿Puedes perdonarme? Esta relación me importa. ¿Podemos continuarla?” Es admitir nuestros
errores. No es un optimismo a tal punto radical que no
le dé espacio a nuestra humanidad o que nos convierta
en robots. Es optimismo de gracia porque aún en nuestro quebrantamiento, podemos traer todo a Dios; y
Dios puede redimir nuestras relaciones y abrirnos camino adelante en la vida del reino.
15
G&P: ¿De qué manera el proclamar “el optimismo radical de la gracia” afecta la manera en
que Ud. se entiende a sí mismo? ¿Cómo se relaciona Ud. con las personas como predicador
de santidad?
TS: Es pasar de un experto en residencia sobre asuntos
divinos a un modelo encarnacional. Yo vivo entre personas y respondo a ellas, y trato de alentarlas y ayudarlas y apoderarlas para que experimenten lo que Dios
pretende hacer en sus vidas. Me veo como alguien que
anima, que escucha, como alguien que le pone atención a la vida. Ese modelo me obliga a poner atención
a los detalles de la vida diaria entre la gente de la familia de la iglesia, y a mis propias experiencias. He encontrado, no solo en el contexto de mi ministerio, sino
cuando trabajo con ministros jóvenes en las clases de
predicación, que eso es lo más trabajoso de todo, a
saber, discernir dónde es que Dios está obrando, y el
mensaje que hemos recibido y que buscamos proclamar. Hay riesgo en señalar dónde Dios puede estar
obrando. Pero pienso que es por eso que Dios necesita
pastores. Podemos descargar cibernéticamente brillantes teologías y relatos asombrosos, pero los pastores
son más bien teólogos locales que ayudan a su gente a
discernir la obra de Dios en donde viven y en su vecindario. No es necesario proponer brillantes ideas obtenidas de un libro. Se trata más de un escuchar la voz del
espíritu y un escuchar las historias de las personas. No
son pocas las veces que esas personas ya poseen una
adecuada idea de dónde Dios puede estar obrando.
Sencillamente necesitan a alguien que ponga atención a
sus historias y los anime a decir, “Sí, eso suena a la gracia transformadora de Dios en mi vida”. Pienso que
eso les resulta emocionante a las personas. Se les empieza a encender el bombillo de que sus historias son
parte de la historia de Dios.
G&P: En su obra clásica, Pensées, Blaise Pascal
habla de la interrelación entre “los movimientos de la gracia, la dureza de corazón; las circunstancias externas”. En otras palabras, que
las circunstancias de la vida y la condición de
nuestro corazón pueden afectar positiva o negativamente nuestra habilidad de ver la gracia
obrando a nuestro alrededor. ¿Es ese tipo de
dinámica lo que Ud. está queriendo modelar
exitosamente en su vida y en su predicación, a
fin de que las personas estén más a tono con
los movimientos de la gracia en sus vidas?
TS: Así es. Lo que pretendo es vivir en una realidad en
la que las palabras desde el púlpito no sean tan diferentes de lo que estoy tratando de vivir en mi relación con
las personas. Por eso me gusta la imagen de lenguaje
de Thomas Long en su libro, The Witness of Preaching [Testigo de la predicación]. Me gusta su idea básica de que a veces el pastor se levanta por sobre la
comunidad de fe para responderles con la misma fe de
ellos.
Ese es un aspecto del asunto, discernir lo que
Dios ya está haciendo en las vidas de las personas y
afirmándolo como obra de gracia. Así se da lugar a que
las personas empiecen a creer que sus historias están
conectadas a la historia más amplia de la redención de
Dios. Así se incentiva a las personas a invertir en esa
relación con Dios y querer estudiar, crecer y compartir.
Una vez escuché a alguien discutir los componentes de
un buen relato. Decía que es interesante cuando se intenta escribir un relato o un libreto para una película
de Hollywood. Hay ciertas clases de relatos que apelan
y se vinculan con otras personas. El protagonista del relato deberá ser alguien en quien uno se interese, y la
trama deberá tener una meta que uno considere digna,
y también deberá haber una barrera significativa entre
el protagonista y su habilidad para alcanzar la meta. La
energía de la trama se da en su esfuerzo por superar la
barrera.
En otras palabras, que si esa persona tuviera
una meta egoísta, la trama no resultaría. Pero si la
trama trata acerca de dar con quién es la persona y su
esfuerzo por identificarse con las luchas de otros, la
gente quiere ver esa película. Este es un concepto completamente congruente con la clase de trama que Dios
nos está alentando a vivir. Dios quiere que vivamos una
trama que nos inspire; esa es la clase de trama que
Dios puede bendecir. Uno no tiene que ser una superestrella; uno solo tiene que ser una persona que ponga
atención, y que permita que la gracia fluya a través de
uno hacia las necesidades de los que lo rodean.
16
La Influencia del Ministerio
Social de Wesley
por ERIC SWANSON y SAM WILLIAMS
Es imposible discutir la historia de una iglesia que se enfrasque en las
necesidades de la sociedad sin referirse a Juan Wesley. Wesley
era un hombre con la misión y la visión de “redimir la nación” y
“diseminar la santidad bíblica en toda la tierra”.1
En un país en el que “cada
seis casas en Londres poseía licencia para la venta de licor”,2 la Inglaterra de 1736 era un reino de
embriaguez, desesperanza y decadencia moral. Niños de hasta tres
años y medio de edad trabajaban en
las minas, los molinos, las fábricas
de ladrillos, y “menos de una de
cada veinte y cinco personas tenían
educación escolar”.3 A medida que
las primitivas ruedas de la revolución industrial empezaban a girar,
un número considerable de gente
del área rural pobre migraba a la
17
ciudad en busca de trabajo, creando
barrios marginados nunca antes vistos. “Las riendas del poder económico estaban completamente en
manos de los pocos adinerados.
Bajo el sofisticado enchape de las
clases gobernantes, el populacho inglés se encontraba atrapado en la
pobreza, la enfermedad y la decadencia moral”.4
¿Y dónde estaba la iglesia?
La Iglesia de Inglaterra de ese
tiempo servía a la alta sociedad. Las
iglesias eran subvencionadas por el
gobierno, y de los once mil pastores
en nómina, seis mil nunca ponían el
pie en una parroquia, sino que
arrendaban su ministerio a subordinados.5
La meta de Wesley era
enorme, pero su misión estaba
clara. Wesley sabía que no era suficiente solo predicarles a las masas.
Su contemporáneo, Jorge Whitefield, aunque llegó a predicar a multitudes de más de veinte mil
personas, nunca tuvo un mecanismo para la preservación del fruto
de su predicación. Hacia el final de
su vida les llamaría a sus converti-
dos “una soga de arena”.6 Wesley
quiso, pues, aprender de la experiencia de Whitefield, por lo cual
añadió a la “predicación de
campo”, las reuniones de clases —
un sistema de pequeños grupos— y
esas reuniones de clases empezaron
a forjar caracteres y a cambiar la
conducta de los que las formaban.
La aproximación de Wesley
al ministerio fue influenciada por
varias fuentes, incluyendo las de sus
propias experiencias como encargado del Club Santo de Oxford, los
conventículos pietistas de Felipe Jacobo Spener originados en Alemania, y las sociedades moravas que
Wesley encontró en Inglaterra y
Norteamérica.
Otra influencia fue la de
Gaston Jean Baptiste de Renty
(1611-1649), un católico de alcurnia
cuya biografía Wesley leyó hacia finales de la década de 1720. “Durante toda su vida, Wesley continuó
refiriéndose a de Renty como la epítome de una santidad cristiana que
se combina con la preocupación
por los pobres y con una metodología eficaz”.7 El ejemplo de de Renty
de aunar el crecimiento en la piedad con el ministerio activo entre
los pobres resonó con las propensiones de Wesley, como ciertamente lo demostraron las prácticas
del Club Santo de Oxford. Fue esa
integración la formó el eje de las
nuevas reuniones de clases metodistas —pequeños grupos que se reunían regularmente para alentarse
espiritualmente, y para la rendición
de cuentas, aunque se diferenciaron
de otras sociedades religiosas gracias a su modelo para el crecimiento espiritual. “El enfoque de
los grupos anglicanos era el crecimiento personal por medio de la
cuidadosa atención a uno mismo; el
de Renty se concentraba en el crecimiento personal por medio de la
ministración a las necesidades de
los demás. Los anglicanos confiaban
en que el servicio cristiano fuera el
eventual resultado de la búsqueda
de la santidad personal; de Renty
veía el servicio cristiano como el
contexto en el cual la santidad personal se desarrollaba… para Wesley, el modelo de Renty de
crecimiento-por-medio-del-servicio
permitió que sus grupos evitaran los
peligros de la introspección mórbida y el misticismo”.8
Wesley practicaba lo que
predicaba. Hizo campaña contra el
tráfico de esclavos, fue un activista
en pro de la reforma carcelaria y laboral (lo que incluyó la mano de
obra infantil), estableció fondos
para préstamos a los pobres, abrió
un dispensario para la distribución
de medicinas entre los pobres, laboró para resolver el desempleo, y
donó sumas considerables de su
propio dinero para las personas necesitadas.9 La vida de Wesley contagiaba. “La iglesia estaba
produciendo una clase diferente de
laico: Personas que pasaban tres
horas diarias trabajando para el
reino y dando abundantemente de
sus ingresos para edificarlo”.10
En muchos respectos la historia de Juan Wesley bien puede
ser el secreto mejor guardado de los
últimos dos siglos y medios de la
historia de la iglesia. El 24 de febrero de 1791, a los ochenta y ocho
años de edad, y seis días antes de
morir, Wesley escribió su última
carta, dirigida a William Wilberforce, un hermano en la fe. En la
carta Wesley felicitaba a Wilberforce por haberse erguido públicamente como campeón de la causa
de la emancipación de los esclavos
en el Imperio Británico. Los años
que siguieron encontraron a Wilberforce presionando incesantemente para que se pusiera fin a la
esclavitud en las Indias británicas
orientales. En 1807, el parlamento
prohibió la trata de esclavos en
todas las colonias, y en 1833, pocas
horas antes de la muerte de Wilberforce, se abolió la esclavitud. Hacía
mucho tiempo que Wesley había
muerto, pero sus sociedades metodistas continuaron siendo parte íntegra de la coalición británica que
luchó largamente contra la esclavitud.
Los conceptos revolucionarios de Wesley, y su visión de lo
que la iglesia podía ser, les dieron
forma no solo a las denominaciones
que se desarrollaron de sus iglesias,
sino a la manera de abordar un ministerio enfocado hacia afuera que
continúa influenciando a las iglesias
en todo el mundo de hoy.
ERIC SWANSON es especialista en liderazgo
misional para Leadership Network, y coautor
de, The Externally Focused Church [La iglesia
enfocada hacia afuera] (Group, 2004), The Externally Focused Life [La vida enfocada hacia
afuera] (Group, 2009), y The Externally Focused Quest [La búsqueda enfocada hacia
afuera] (Jossey-Bass, 2010).
SAM WILLIAMS es codirector de Visión San
Diego, pastor por muchos años, profesor de
seminario y fundador de iglesias. También es
consultor sobre iglesia y liderazgo.
Usado con permiso. Extracto tomado de To
Transform a City [Transformar una ciudad] por
Eric Swanson y Sam Williams © 2010 Zondervan.
1 Michael D. Henderson. John Wesley’s Class
Meetings (Nappanee, Ind.: Evangel, 1997), 35.
2 Ibid., 48.
3 Ibid., 50.
4 Ibid., 19.
5 Ibid., 20.
6 Ibid., 71.
7 Ibid., 48.
8 Ibid., 50.
9 John Telford, “The Life of John Wesley,”
http://wesley.nnu.edu/john-wesley/the-life-ofjohn-wesley-by-john-telford/ (accesado el 24
de mayo de 2007).
10 Richard F. Lovelace, Dynamics of Spiritual
Life: An Evangelical Theology of Renewal
(Madison, Wis.: InterVarsity Press, 1979), 381.
18
Ser Wesleyano Hoy
por HOWARD A. SNYDER
Las pantallas de nuestros televisores y computadoras, los anuncios de
carretera y la prensa diaria, nuestros cines y revistas, todos nos ofrecen incesantemente una manera de ver el mundo. Una visión de la realidad. Pero es una visión distorsionada; una visión de mundo torcida y
una narrativa suicida, “un camino que lleva a la destrucción”.
Ver el mundo a través del lente wesleyano ofrece
una visión expansiva y audaz. Más que una visión de
mundo, es una manera de vivir el plan de Dios en el
mundo, y de enfrascarse en la misión de Aquel que dijo,
“Como el Padre me envió, así también yo os envío” (Juan
20:21).
Una visión wesleyana significa vivir en “ansiosa expectación” de la salvación plena de Dios, del tiempo de
la “restauración general” cuando todas las cosas sean
traídas a su cumplimiento y el Dios trino, Padre, Hijo y Espíritu Santo, sea glorificado en todas las cosas dignas del
Señor, y se le agrade en toda manera: “Llevando fruto en
toda buena obra, y creciendo en el conocimiento de
Dios” (Colosenses 1:10). Llenos del Espíritu, nos volvemos
19
agentes de la realidad que vemos a través del don de la
fe.
¿Qué, pues, podría significar ser wesleyano en el
día de hoy? Los seguidores de Juan Wesley que encarnen
su espíritu y proyecto...
1. Siempre buscarán vivir y actuar en la presencia
de Dios, encarnando una vida devota y santa bien ordenada. Sabemos que esto es posible por medio de la llenura del Espíritu y el andar en el Espíritu, confiando que Él
nos ayude a vivir y actuar como Jesucristo, llenos de la
pasión de Jesús de glorificar a Dios y hacer el buen trabajo del reino.
2. Fundamentarán sus vidas en la Biblia —leyéndola y estudiándola diariamente, buscando obedecer la
Palabra y no solo escucharla. Entenderemos la Biblia por
será libertada de la esclavitud de corrupción, a la libertad
medio de la revelación de Dios en Jesucristo (y viceversa), gloriosa de los hijos de Dios” (Romanos 8:21).
conscientes de que la Biblia no es un libro devocional priPor supuesto que esa manera de encarnar el
vado sino el libro de la iglesia, el Libro del Pacto, interpreevangelio no es exclusivamente wesleyana. Es bíblica.
tado y practicado en la comunidad.i
Nuestro objetivo es seguir a Wesley como él siguió a Jesu3. Practicarán un optimismo de gracia, nacido
cristo. Buscamos seguir fielmente a Jesucristo en nuestro
de las promesas de Dios en la Biblia, en Jesucristo resucimundo, para centrar nuestras vidas en Dios y su reino
tado, y en el hecho del reinado de Dios.
(Mateo 6:33). Para nosotros en la tradición wesleyana, el
4. Anhelarán la renovación de la iglesia, local, reobjetivo es seguir a Juan Wesley como él siguió a Jesugional y globalmente, practicando ese anhelo por medio
cristo. Para todos nosotros, el objetivo es seguir de cerca a
de vidas comprometidas en la comunidad cristiana local, Jesucristo, buscando sobre todo glorificar a Dios, y mantey por medio del empleo de nuestros dones espirituales y
ner absolutamente centrales en nuestras vidas las prioridaotros recursos que adelanten la vida y la misión de la igle- des del reino.
sia en todo el mundo.
Quizá la alusión del apóstol Pedro a los dones es5. Tendrán una visión para la obra de Dios en el
pirituales en 1 Pedro 4:10-11 se aplica también a los
mundo en todas sus dimensiones —especialmente para
dones o carismas que compartimos en nuestras diferentes
la proclamación y la demostración de las buenas nuevas
tradiciones teológicas. “Cada uno según el don que ha
de Jesucristo y su reino en todas las ciudades y entre
recibido, minístrelo a los otros, como buenos administratodos los pueblos de la tierra. Veremos la imagen de Dios
dores de la multiforme gracia de Dios. Si alguno habla,
reflejada en cada persona y cultura, aunque dañadas
hable conforme a las palabras de Dios; si alguno ministra,
por el pecado. Trabajaremos para traer a la gente a la fe
ministre conforme al poder que Dios da, para que en
transformadora personal en Cristo Jesús. Nuestra pasión
todo sea Dios glorificado por Jesucristo, a quien perteserá “que la voluntad de Dios se haga en la tienecen la gloria y el imperio por los siglos de los
rra como en el cielo” en todas las partes de
siglos. Amén” (1 Pedro 4:10-11; “multiforme”
la sociedad y entre todos los pueblos de
se puede traducir literalmente como “de
Para todos
la tierra.
múltiples colores”).
nosotros, el objetivo
Así, pues, cada uno de nosotros
Un día, en uno de sus viajes, Weses seguir de cerca a
estará personalmente enfrascado en la
ley llegó a la ciudad de Salisbury. Allí
misión de Dios conforme a nuestros
se encontró con una niña de nueve
Jesucristo, buscando
dones, llamado, y oportunidades —
años de edad llamada Elizabeth Bussobre todo glorificar a
testificando con palabra y obra, edifihell. La niña deseó participar del saDios, y mantener absolucando la iglesia y nuestras familias,
cramento de la Santa Cena junto a
buscando ser la sal y luz de Jesús
otros metodistas en la iglesia parrotamente centrales en
dentro de esa parte de la sociedad y
quial
(anglicana) del lugar, pero se le
nuestras vidas las
de la cultura en la que Dios nos ha
denegó debido a su edad.
prioridades del
puesto.
Wesley trepó a Elizabeth sobre sus
reino.
6. Poseerán una pasión por la diserodillas, le habló acerca del significado de
minación de las buenas nuevas de Jesús entre
la Santa Cena, y “ahí mismo le administró el salos pobres, edificando la iglesia, aprendiendo “del
cramento de la Santa Comunión”.
pobre, la viuda, el huérfano, y el extranjero”. Buscaremos
Elizabeth Bushell creció sirviéndole al Señor el resto
terminar con la opresión y proveeremos para las neceside sus días.ii
Deseo ver el mundo, y ver a las personas, de la
dades humanas básicas en todo lugar, trabajando para
manera que lo hizo Juan Wesley—a través de los lentes
un ordenamiento justo de la sociedad local y globaldel amor de Dios.
mente. Estaremos pendientes “del peligro del aumento
de riquezas”, no haciendo “tesoros en la tierra” más allá
de la prudente mayordomía personal a fin de no serles de HOWARD A. SNYDER funge como profesor distinguido y director
de los Estudios de Wesley en el Tyndale Seminary de Toronto, Oncarga a otros. Insistiremos que el gobierno verdaderatario, Canadá. Su más reciente libro es Yes in Christ: Wesleyan
mente tome a su cargo “la causa del afligido, y el dereReflections on Gospel, Mission and Culture [Sí en Cristo: Reflexiocho de los necesitados” (Salmos 140:12).
nes wesleyanas sobre el evangelio, la misión y la cultura].
7. Alabaremos “la sabiduría de Dios en la creación”. Adoraremos a Dios en asombro y maravilla al consi- Copyright © 2011 Clements Publishing. Yes in Christ: Wesleyan Reflections
derar toda las obras de sus manos, lo intrincado de los
on Gospel, Mission, and Culture, por Howard A. Snyder. Usado con perecosistemas de la tierra y el “santuario” universal entero de miso. No puede reproducirse sin el permiso de la publicadora. Todos los
derechos reservados.
Dios (Salmos 150:1). Estudiaremos la intención de Dios
para la creación y cómo se entrelaza con su plan de reNotas bibliográficas:
i
dención y de la nueva creación. Practicaremos la piaHoward A. Snyder, Liberating the Church: The Ecology of Church and
Kingdom (Downers Grove, Ill.: InterVarsity, 1983) capítulo 10, “The
dosa mayordomía del cuidado de la creación, no solo
Book of the Covenant” [El libro del pacto] (195-204).
por obediencia sino porque vemos el vínculo entre el
ii
Citado en Churnock, ed., Journal of the Rev. John Wesley, 5:291
bienestar del ser humano y el de la tierra, y porque vivimos en la cierta esperanza de que “la creación misma
20
Mildred Bangs
Wynkoop y el
Lenguaje de la
Santidad
por LINDA ALEXANDER
Las ideas, y la manera en que son comunicadas por medio del lenguaje, de las palabras, son cosas que siempre me han fascinado. El
lenguaje posee matices, palabras peculiares, modismos, jerga y
otros elementos que encuentran su significado solo dentro de los
linderos de la cultura. Las palabras están inextricablemente ligadas
a las experiencias culturales, las experiencias que se encuentran en
las normas y prácticas sociales.
En los grupos sociales, las palabras poseen significados abiertos, los cuales son comprendidos, en su mayor parte, por todos en la
cultura. Esos significados abiertos pueden encontrarse en casi cualquier cultura. Un policía
o un gendarme es de todos modos la persona que mantiene la ley. Un apartamento o
un piso sigue siendo un lugar de vivienda, y un
ascensor o un elevador puede siempre llevar
a uno al piso que desea visitar. No es necesario entender la cultura para entender y emplear esas palabras. Pero a veces las palabras
poseen significados más profundos, significados profundamente incrustados en la cultura;
son la esencia misma de la sociedad, ya que,
para que haya comunicación, esos significados conceptuales abstractos más profundos
deberán ser entendidos. Uno tiene que enten-
21
der la cultura. Por ejemplo, en los Estados Unidos de América el tema de la libertad individual está tan impregnado en nuestra
experiencia cultural que a un individuo que ha
sido criado en una cultura más bien orientada
hacia el grupo se le podría dificultar entender
plenamente los conceptos de la libre expresión, el derecho al voto, o aun las ideas básicas de la constitución de los Estados Unidos.
De igual forma, un individuo que ha crecido
bajo una dictadura, puede que no posea las
palabras para describir, o la experiencia para
entender, la manera en la que opera una sociedad democrática.
Un comunicador eficaz entiende esos
dos niveles de significados y su relación con la
cultura como un todo. Sea que un pastor o un
maestro trabajen en una situación multicultural
y étnicamente diversa, o en un contexto multigeneracional, hay que saber que no hay dos
perspectivas culturales iguales. La mayoría del
tiempo, hay temas comunes o presuposiciones subyacentes en cada perspectiva cultural.
Ahora bien, ¿qué si en una de las culturas no
existe una experiencia conocida para lo que
uno esté tratando de explicar? ¿Qué clase de
palabras uno emplearía para describir una experiencia desconocida? ¿Cómo, pues, uno se
comunicaría eficazmente?
nucleares, fueron ajustes que tuvo que hacer.
Pero esos eran retos pequeños comparados
con el más grande de todos: Buscar entender
el idioma y la cultura japoneses.
Wynkoop pasó los primeros
meses aclimatándose a la cultura y a la vida
de Japón. A la edad de 55 años, cuando muchos de sus colegas estaban contemplando
la jubilación, Wynkoop estaba aprendiendo un
nuevo idioma y aceptando diariamente nuevas responsabilidades. Que fuera aceptada
en la cultura japonesa le fue de gran deleite
gracias a la alta veneración que se les rinde a
las personas mayores, pues, como ella decía,
“Yo era una anciana de pelo canoso”. Tener
que ir a pie a todo lugar, viajar en trenes tan
hacinados de personas que cuando se abrían
las compuertas pasajeros literalmente se
caían fuera, sobrevivir a temblores de tierra, y
aceptar los efectos residuales de las bombas
Wynkoop se persuadió de que los
estudiantes japoneses analizaban las ideas y
los problemas dentro de un contexto de relaciones personales. La familia, y luego el país,
eran las cosas más importantes. Mantener y
destacar las relaciones entre miembros de la
familia y con el país eran las dos cosas más
importantes que sus alumnos querían lograr.
Por ejemplo, un número de sus alumnos sentía
que jurar lealtad al Dios de la Biblia negaba su
responsabilidad hacia la familia y el país. Si se
volvían a lo primero tendrían que abandonar
lo segundo. Para muchos, era imposible hacerlo. La responsabilidad con la familia y con
el país era demasiado marcada. Los estudiantes no podían ser individuos primero y pa-
Como educadora, Wynkoop entendía
que la enseñanza implica comunicación, y
que la comunicación cambia de cultura a
cultura. Para enseñar en una cultura diferente,
el educador debe conocer y entender el
idioma común. “Cada cultura tiene su hablar
propio. Es su manera de juzgar la vida. Es su
Esas eran las preguntas que la teóloga
concepto básico de lo correcto/incorrecto, lo
nazarena Mildred Bangs Wynkoop se hacía
bueno/malo, lo verdadero/falso, por cuyo
cuando enseñaba en Japón al principio de la medio se forman los valores de las personas.
década de 1960. Fue un 23 de octubre de
El idioma expresa en esas cosas intangibles
1960 el día que el trasatlántico “Preaquellas otras cosas que un pueblo
sidente Wilson” dejó el puerto de
considera dignas de vivir o morir
San Francisco con destino a
por ellas”.1 Wynkoop también
Sea que un pasempezó a estudiar los paJapón. Wynkoop era una
tor
o
un
maestro
trabatrones comunes de pende los pasajeros, y ansamiento entre los
siaba la nueva aventura
jen en una situación
japoneses. Observó dos
y vida en Japón. Ella y su
multicultural
y
étnicamente
didiferencias que afectaesposo, Ralph, iban a
ban su comunicación
trabajar y enseñar en el
versa, o en un contexto multiefectiva con los alumColegio Universitario
generacional, hay que saber nos japoneses: La maCristiano y en el Seminanera de los estudiantes
rio Teológico Nazareno
que no hay dos perspectijaponeses categorizar las
de Japón. Dos semanas y
vas
culturales
ideas, y la interacción de
dos tifones después, el
iguales.
las religiones japonesas en
navío entró al puerto japonés
las experiencias culturales.
de Yokohama.
22
cultura japonesa. Sus alumnos no tenían el conocimiento ni la experiencia de la santidad.
¿Qué podía Wynkoop hacer?
triotas después: Tal cosa no era parte de su
sistema de creencias. En un caso así, el
idioma de la cultura creaba un obstáculo
para la conversión. Wynkoop tuvo que aprender ese profundo significado cultural a fin de
comunicarse eficazmente con sus alumnos.
La otra diferencia que observó Wynkoop
consistía en la carencia total de vocablos y
significados para lo que podría denominarse
los conceptos básicos del cristianismo occidental. Los estudiantes japoneses procedían
de un trasfondo carente de conceptos judeocristianos dentro de su lenguaje o experiencia
de vida. Las religiones del sintoísmo, el budismo, y el confucianismo le habían infundido
vocablos y significados religiosos a la cultura.
Así que, cuando Wynkoop empleaba ciertos
términos religiosos, su definición era una, pero
sus alumnos pensaban en otra. Ella había venido a Japón para enseñar y predicar el mensaje de santidad, para entrenar a futuros
pastores y laicos en las buenas nuevas de Jesucristo, pero no existían vocablos para hacerlo. Sus alumnos no entendían la santidad.
Sin embargo, lo más fundamental de su dilema era el hecho de que la experiencia de
la santidad le era extraña a la totalidad de la
23
Ella decidió que cuando las palabras
faltaran o las normas culturales no existieran,
las acciones hablarían más fuerte que las
palabras. Wynkoop afirmó una vez que los
obstáculos para la enseñanza de la teología en Japón parecían infranqueables pero
que podían superarse. ¿Cómo? “Con un
mensaje robusto del evangelio y un corazón
lleno de amor”.2 Buscó, pues, predicarlo y enseñarlo con todo y barreras de idioma y cultura, pero no con palabras sino con acciones
que modelaban el amor. Así lo demostró claramente el semestre que oró para que Dios la
ayudara a demostrar y enseñar el mensaje de
santidad. Sus primeras palabras a la clase ese
semestre fueron: “Enseñar y predicar la santidad no puede separarse de la participación
de uno en su propia verdad. Somos guiados a
situaciones personales que nos obligan a vivir
nuestra propia verdad”.3 Wynkoop no pudo
imaginarse cuán profética estaba siendo esa
declaración.
A principios de la década de 1960 una
ola de nacionalismo arropó a Japón, especialmente a las instituciones educativas. Se les
requirió a los misioneros y profesores extranjeros que abandonaran el seminario japonés.
Los estudiantes se rebelaron y causaron disturbios en el recinto universitario. Wynkoop nos
habla así de ese tiempo difícil.
Yo servía como decana del colegio universitario, jefa de la facultad de religión,
presidenta del seminario postgraduado,
profesora… vivía en una cómoda residencia, con automóvil y hasta un servicio sanitario moderno. Se me
respetaba, y la vida me sonreía —pero
yo era vulnerable. Un tiempo desconcertante vendría. Perdí la posición de influencia, se me malentendió, y
surgieron problemas y desencantos.
Desde el punto de vista japonés, yo
había perdido prestigio.
Wynkoop sigue enseñándonos
Pero en todo tiempo el
hoy lo que significa ser santo.
poder de Cristo fue
Muchos de nosotros nos enSi nunca se han
un sustento —yo
contramos predicándoles
relacionado con la sanhabía perdido
a públicos con un cada
tidad,
¿cómo
enseñársela?
prestigio, pero en
vez mayor número de
Ciertamente no será a través
medio del queparticipantes carentes
branto, el signifidel trasfondo judeode una pléyade de palabras
cado de la
cristiano. Las personas
que no contengan significado
santidad emno familiarizadas con
alguno para ellos. Hemos de
pezó a libela iglesia crecen en
hacer lo que Wynkoop desrarse”.4
número. Si nunca se
han relacionado con la
cubrió: amarlos con el
santidad, ¿cómo enseñáramor de Cristo.
Algo sucedió en medio del
sela? Ciertamente no será
caos y la inestabilidad social.
a través de una pléyade de
El Espíritu de Dios vino y llenó a
palabras que no contengan signiWynkoop a tal punto que ella pudo
ficado alguno para ellos. Hemos de
demostrar ante sus alumnos japoneses lo que hacer lo que Wynkoop descubrió: Amarlos con
significaba la santidad. Podía ser que no enel amor de Cristo. Vivir un evangelio robusto
tendieran el lenguaje de santidad, pero encon un corazón lleno de amor. Es una expetendieron cómo actuaba la santidad.
riencia así la que le suple significado y sustancia al lenguaje de la santidad.
Wynkoop lo explicó así: “Los japoneses
son un pueblo sufriente. Sufrir es una virtud —
los héroes sufren, y nunca triunfan en la vida,
LINDA ALEXANDER funge como vicerrectora
pero se identifican con los que sufren. Así que asociada para la educación de posgrado y
mis alumnos dijeron, ‘Sra. Wynkoop, usted ha
continuada en MidAmerica Nazarene Universufrido. Nosotros le hemos causado sufrimiento sity
—pero usted nos amó, y todavía nos ama. Por
1
Mildred Bangs Wynkoop, Ponencia (Noviembre de 1961).
favor, regrese”.5 Wynkoop fue restituida, y la fe
Japan Christian Junior
de sus alumnos se fortaleció gracias a que
College. Archivo #2227-8, Archivos Nazarenos, Iglesia
vieron la santidad en acción. La teología se
del Nazareno.
hace práctica en la interacción de la vida y
2
Mildred Bangs Wynkoop, Notes about Japan [Apuntes
de las relaciones personales.
En Japón, Wynkoop aprendió que las
palabras no bastan. Las acciones dicen más.
“En nuestros salones de clases [o desde nuestros púlpitos]… predicar o enseñar la santidad
es envolverse personalmente con la santidad,
vivir completamente sus verdades”.6 Las palabras pueden fallar, los significados pueden
perderse en la traducción, pero las acciones
que demuestran el amor hablan con más
fuerza que las palabras más elocuentes. La
santidad sin palabras es sencillamente amor
en acción.
sobre Japón] (Sin fecha). Archivo #2227-23, Archivos Nazarenos, Iglesia del Nazareno.
Mildred Bangs Wynkoop, Sermons and Personal Notes on
Japan [Sermones y apuntes personales sobre Japón] (Sin
fecha). Archivo #1426-1, Archivos Nazarenos, Iglesia del
Nazareno.
4
Ibid.
5
Ibid.
6
Ibid.
3
24
¿Santidad Posmoderna?
Del oxímoron a la ortopatía, o lo que los
posmodernos saben y no saben acerca
de la vida santa
Por DIAE LECLERC
Muchos pastores y predicadores se encuentran perplejos con “lo posmoderno”. ¿Está usted también confuso acerca de todo el significado teórico
detrás de esa expresión? Quizá. Pero no estoy hablando acerca de la teoría
sino de las personas conocidas como “posmodernas”. Fijamos metafóricamente
nuestra mirada en ellos como si fueran una nueva especie en un zoológico, o visitantes de otro
planeta. En un sentido, la brecha generacional nunca ha sido más amplia, y la iglesia no es inmune a las inmensas diferencias de perspectiva que esa brecha representa. Para algunos de
nosotros, el cambio al postmodernismo es la cosa más emocionante que haya impactado a
la iglesia en décadas. Para otros de nosotros, el postmodernismo nos resulta tan único que nos
pone los pelos de punta, bien de punta. Aún para otros, el postmodernismo se ha hecho lo suficientemente presente como para hacerlo a usted un posmoderno y un pastor, uno que hable
su idioma. El resto de nosotros lo vemos a usted reunirse con su grupo de posmodernos en las
actividades de distrito. Estamos, pues, tratando no solo de entender cómo ministrarles a los
posmodernos, sino cómo ministrar con los posmodernos (y cómo participar de la taza de café
de Starbucks que usted siempre tiene en sus manos). Algunos de ustedes son parte de nuestro
personal asalariado. ¡Algunos otros son nuestros pastores titulares! Y los superintendentes se rascan la cabeza preguntándose cómo integrarnos a todos.
25
ALGUNAS DENOMINACIONES FUERA DEL MOVI-
Henry Knight nos ha presentado compaMIENTO DE SANTIDAD enfrentan muchos de los mis- raciones clave entre la consciencia de ese crismos desafíos, pero nuestra teología y misión, de tiano posmoderno y la teología wesleyana.
hecho, nuestra identidad misma, gira alrededor Knight escribe: “Los wesleyanos deben apoyar
de la proclamación de la vida santificada, lle- este nuevo movimiento ya que los propósitos y
vándonos así a la interesante intersección del los valores que las iglesias [posmodernas] propostmodernismo y la santidad. Cuando se yux- curan encarnar —su visión de discipulado, de
taponen esas dos palabras, ¿terminamos iglesia y de misión— [son] altamente conacaso con un extraño oxímoron? Puesto de otra gruentes con los de la tradición wesleyana”.1
manera, ¿cómo marcha la “santidad” bajo el Ese análisis de Knight debe tomarse en serio..
marco de referencia posmoderno? ¿Es acaso Sin duda, “Las iglesias [posmodernas] no están
un concepto que ha agotado su utilidad, y respondiendo a una novedad pasajera sino a
hasta su pertinencia? A mí me gustaría pensar, un cambio cultural profundo, permanente y pey espero que todos nosotros pensemos, que la netrante”.2 Es un hecho, como Knight e inconsantidad es un estilo de vida que trasciende el tables otros lo han sugerido, que el mundo ha
tiempo y el espacio, que es aplicable a todas cambiado permanentemente. Puede que
las “culturas” y que, por lo tanto, nunca dejará haya algunos que se apeguen a la idea de
de ser relevante. A la misma vez, si no predica- que un regreso a la aproximación modernista
mos ni enseñamos la santidad de forma que es necesario para “salvar” la doctrina de la sancautive a los posmodernos —al punto de que tidad, pero un esfuerzo tal resultará inevitablela experimenten, se vuelvan apasionados por mente fútil. Sería equivalente a un meter
ella, y a su vez la prediquen y la enseñen— nuestras cabezas teológicas en la tierra.
nuestra tradición ya no existirá para la próxima
Y ahí es precisamente en donde algunas
generación. Tenemos que cumplir con nuestra de las iglesias están atascadas: Los modernos y
parte de la carrera en el pase del testigo. La los posmodernos parecen pensar marcadabuena noticia es que no estamos solos, puesto mente diferente, pero nuestras iglesias están lleque el Espíritu Santo está activo y obrando, y es nas de ambos. Es comprensible que algunos
más que capaz de mantenernos con vida.
pastores sientan que están caminando por un
Una manera en la que creo que el Espí- campo minado. En un sentido muy real, los
ritu está ya operando para convencer a la pró- pastores deberán hablar ambos idiomas, inxima generación de ese llamado a la santidad cluso quizá hablar dos idiomas acerca de la
es que, en muchas formas, los posmodersantidad. La buena noticia es que los
nos (en este caso me refiero a los
posmodernos ya están intuyendo
cristianos posmodernos) desus propias y nuevas metáforas
muestran ciertas disposicioque de por sí se entrecruzan
Estamos, pues,
nes, o intuiciones, que los
con la esencia de la santitratando no solo de enpredisponen en favor del
dad. Yo he llegado a
mensaje y la experientender cómo ministrarles a
creer firmemente que
cia. Tal cosa nosotros la
los posmodernos, sino cómo es posible comunicar el
reconocemos como
de santidad a
ministrar con los posmodernos mensaje
una preparación del
los posmodernos de
corazón que denomi(y cómo participar de la taza maneras que transfornamos gracia prevemen vidas.3
de
café
de
Starbucks
que
niente. Solo necesitamos
Permítanme prestarle
usted siempre tiene en
ajustar nuestra visión y ver
atención a ciertos puntos
al Espíritu obrando en un
sus manos).
de vista que he obtenido
mayor número de lugares
por medio de mi interacción
insospechados.
con los posmodernos. Primero
26
que nada, deseo aludir a algumuy significativo para ellos.
nas de las disposiciones a las
Apela a sus preferencias por
que ya he hecho referenel misterio, al sentido de la
cia —señales de que el
percepción (gusto) en la
Espíritu Santo todavía
adoración, y a la inmesigue preparando a las
diatez. Ciertamente los
personas para que esposmodernos conocen
cuchen y encarnen el
intuitivamente que la
mensaje. Segundo, ponadoración ha de ser un
dré atención a aspecmedio de la gracia santos de la santidad que
tificadora de Dios para
espero que los posmoellos. Vienen esperando
dernos lleguen a entenser transformados.
der, aspectos que espero
Una de las quejas
que ustedes quieran comunique los posmodernos tienen
carles, llevándolos así de la santiacerca de la iglesia es que ella
dad como oxímoron, a una ortopatía
no demuestra una auténtica comuniacerca de la santidad —una pasión santa que dad. Si somos honestos, tendríamos que admilos lleve a diseminar el mensaje a las genera- tir que puede que estén en lo correcto. Por
ciones venideras.4
demasiadas décadas la santidad significó la demostración de la perfección del individuo, especialmente los domingos. Esto a menudo nos
Lo que los posmodernos ya saben
Jay Akkerman ha sugerido que los pos- privó de la interacción de los unos con los otros
modernos resisten cualquier cosa que no sea a nivel genuino. Los posmodernos son comuauténtica, y sospechan de cualquier cosa que nales casi por naturaleza. Buscan lugares en los
les parezca “enlatada”. Buscan experiencias re- que puedan ser reales y vulnerables. Entienden
ligiosas que no sean compartimentadas sino intuitivamente que la santidad es social y relaque afecten la totalidad de sus vidas.5 Eso es cional por necesidad. Si deciden quedarse con
especialmente cierto en el contexto de la ado- nosotros, quizá sean capaces de ayudarnos a
ración. Parece que saben intuitivamente que la romper con el muro de la pretensión y a enadoración ha de ser acerca de contar la histo- contrar la honestidad radical acerca de nuestra
ria de Dios en Cristo. Ello explica el que a algu- peregrinación cristiana que Wesley una vez renas de las iglesias “puramente” posmodernas quería de todo el que se llamara metodista.
Yo crecí comprendiendo el sarcasmo del
les atraigan ciertas formas del cristianismo antiestribillo,
“Por favor, no me envíen al África”, lo
guo, las cuales tienden a ser narrativas antes
que altamente conceptuales. No quieren tres cual reflejaba el temor de que Dios me llamara
puntos conceptuales en el sermón, sino algo a ser una misionera. Pero los posmodernos quieque conecte directamente con sus vidas. En- ren realmente ir al África, ¡y quieren realmente
cuentro que la predicación narrativa es a me- ser misioneros! Desean que Jesucristo los use
para alcanzar el mundo —algo que les resulta
nudo la que mejor logra ese fin.
Los posmodernos también saben que la más fácil debido a su experiencia diaria con la
adoración ha de ser una experiencia integra- diversidad. De hecho, ese deseo es tan fuerte
dora, que sea santa y holística. Traen sus cuer- que a veces a mis colegas y a mí nos es difícil
pos, mentes, emociones y sentidos al acto de retenerlos en la universidad: “¿Por qué tengo
adoración. Algunos son atraídos por el arte vi- que esperar hasta terminar mi carrera si puedo
sual o por las imágenes que los llevan a signifi- irme a Uganda ahora mismo?”
Los posmodernos poseen un sentido incados más profundos. Cosa que también
explica el que la Comunión pueda ser algo tuitivo profundo de que la fe funciona; todavía
Por demasiadas décadas la
santidad significó la
demostración de la perfección del individuo,
especialmente los
domingos...
27
más, que la fe puede ser personificada y encarnada. Esperan totalmente que cuando den
sus vidas a Dios, Dios los use. En nuestra universidad, ese es el caso indistintamente de la carrera que persigan. No son solo aquellos que
están llamados específicamente al ministerio
ordenado los que tienen esa pasión. Si el posmoderno es algo, es apasionado; anhela algo
que lo apasione. No son los calientabancas de
la generación de la postguerra. Quieren realmente cambiar el mundo. Nuestra tarea consiste en dirigir esa pasión hacia una comunicación
de la santidad que sea santa una vez salgan a
cambiarlo.
era suficiente, por lo que muchos abandonaron la tradición. Creo que es precisamente la
generación de pastores que pasaron por ese
cambio, y la que nació durante el cambio, las
que quizá fracasaron en dar con maneras más
sanas de expresar nuestra doctrina. Ciertamente no queríamos continuar predicando el
legalismo. Por eso, quizá, desistimos por completo de predicar la perfección cristiana, u optamos por términos y metáforas demasiado
diferentes del lenguaje tradicional de santidad,
trayendo como resultado que mis estudiantes
ahora no puedan reconocer como mensaje
único o distintivo lo que escucharon. Encuentro
que esto es particularmente agudo en cuanto
Lo que los posmodernos necesitan saber a la comprensión del pecado, la integridad y
El problema estriba en que los posmo- la santificación.
Es perturbador que, aparentemente, el
dernos no conocen el mensaje de la santidad.
péndulo
haya ido del legalismo al cual yo me
Comparto la preocupación de muchos por la
falta de comprensión demostrada por los pos- opuse —esos profundos sentimientos de culpa
modernos en ese sentido, incluyendo a mis es- por uno no ser perfecto— al punto de vista petudiantes. Cuando les pregunto a estudiantes simista respecto a la victoria sobre el pecado, y
de denominaciones de santidad acerca de la a una gran disonancia entre la fe posmoderna
doctrina de la santidad y la entera santificación, y el estilo de vida. Me sorprende la creencia de
resulta claro que no han “escuchado” el men- mis estudiantes de que el pecado es inevitable,
saje. No estamos implicando necesariamente persistente, y permanente en la vida del crisque no lo hayan escuchado desde el púlpito o tiano. Es triste que parezca que no están consen las clases de escuela dominical, pero es cientes de que hay una manera diferente de
obvio que no han retenido de manera signifi- vivir. Aun cuando yo les defina el pecado de
manera wesleyana, y les explique que la victocativa esa clase de enseñanza.
ria sobre el pecado es solo por medio
Yo tengo una teoría del porqué:
de la gracia de Dios, los veo muy
Creo que tenemos una generavacilantes, y a veces hasta me
ción completa de pastores
Me
sorprende
la
polemizan mientras trato de
que fueron profundamente
llevarlos más lejos. En sus
creencia de mis estuafectados por el periodo
momentos más privados
marcadamente legalista
diantes de que el pecado
es obvio que luchan
en la historia de la tradies
inevitable,
persistente,
y
con su falta de integrición wesleyana de sandad. Ciertamente detidad. No pretendo
permanente en la vida del
sean algo más. Yo
entrar en una lección
cristiano. Es triste que paquiero que sepan que
de historia del siglo 20,
rezca
que
no
están
consla esclavitud al pecado
pero sabemos que el
no
es algo inevitable.
mundo obviamente camcientes de que hay una
Un aspecto del posbió de manera dramática
manera
diferente
de
tmodernismo que ha sido
en la década de 1960.
vivir.
criticado por los cristianos es
Para la generación emerla
tendencia
hacia el relativismo
gente de la juventud de santidad
ético. Es cierto que algo de la moral
de esa época, el perfeccionismo no
28
de los posmodernos luce situacional. Pero la
respuesta no es proponerles más reglas; antes,
es ofrecerles las razones para uno ser bueno. Ya
no basta que una figura de autoridad simplemente diga, “Obedézcanme”. Esas figuras de
autoridad deberán primero probar que son dignas de confianza.
Aun cuando puedan estar luchando con
sus propios escogimientos éticos, los posmodernos no toleran la ambigüedad moral en
aquellos que escogen seguir. Saben que la integridad importa. Más aún, tienen la necesidad
de entender por qué hacen lo que hacen. Por
lo tanto, mis estudiantes necesitan que se les
demuestre por qué una ética cristiana es importante en sus vidas. Quiero que mis estudiantes sepan de la ética de un amor como el de
Cristo. Quiero que sepan que pueden
ser personas de integridad al crecer en Cristo. Quiero que
sepan que sus escogimientos tienen un significado y
un propósito más profundo que lo que ven
en el momento. En última instancia, quiero
que sepan que es la
gracia lo que los ayudará a ser todo lo que
Cristo quiere que sean.
Quiero que sean santificados.
Permítanme confesarles algo: Mi generación es la generación que ha retrocedido en
cuanto a la entera santificación se refiere, o
para ser más precisos, en cuanto a cómo la entera santificación se nos enseñó incorrectamente cuando éramos jóvenes. Nos retrajimos
de las campañas evangelísticas continuas y de
los servicios especiales y de la docena de viajes al altar que nos aseguraba que “la teníamos”. Nos retrajimos en contra de la propuesta
de que la entera santificación quitaba todos los
problemas, ¡especialmente si la obteníamos
antes de la pubertad! Así que entiendo hondamente cómo podemos resistirnos a algunas de
esas formas y fórmulas antiguas. Pero el pro-
blema es que nos estamos retrayendo de
cosas que hace tiempo dejaron de existir como
las conocíamos. Nos estamos retrayendo basados en nuestros propios recuerdos y en nuestras propias perturbaciones. Pero las cosas
ahora no son así. Nosotros mismos nos hemos
asegurado de que no lo sean.
Mis estudiantes no tienen las desventajas
nuestras. Algunos no saben qué es una campaña evangelística. Algunos no saben lo que
un llamado al altar está supuesto a lograr, ¡si es
que alguna vez han visto uno! No entienden
que, tras escuchar un cántico en particular,
puede venir la convicción del Espíritu. Les pregunto, “¿En qué contexto se sienten ustedes
bajo convicción?” Me miran con la vista ida.
Temo que les hemos fallado por no querer imponerles lo que nosotros hemos experimentado.
El problema consiste en que
aunque a nosotros se nos
pedía constantemente
hacer esa gran decisión,
a ellos no. Temo que en
el proceso de nuestro
retraimiento hemos
fracasado en llamar
a esta nueva generación posmoderna a la
decisión de ser enteramente santificados.
Hay una última cosa
que yo quiero que mis estudiantes sepan acerca de la santidad, y es que, en efecto, nosotros
crecemos diariamente en la gracia. Que, en
efecto, el proceso gradual y continuo es vitalmente importante. Que, en efecto, la santidad
significa mucho más que un momento en el
tiempo. Que, en efecto, ¡necesitamos predicar
la santidad de manera sana! Pero, ¿creemos
nosotros todavía que las decisiones que cambian la vida son cruciales, y que la decisión de
rendirlo todo a Cristo sin importar el sacrificio es
una decisión que le permite a Dios cambiarnos
y transformarnos aún más plenamente? Puede
que alguien me considere de la vieja guardia,
pero creo que nuestro “distintivo” necesita en-
En última instancia, quiero que
sepan que es la gracia
lo que los ayudará a ser
todo lo que Cristo quiere
que sean. Quiero que
sean santificados.
29
contrar el camino a los corazones de aquellos
que sostienen nuestro futuro en sus manos.
DIANE LECLERC es profesora de teología histórica en
Northwest Nazarene University, y la autora de Discovering Christian Holiness: The Heart of WesleyanHoliness Theology [Descubramos la santidad
cristiana: El corazón de la teología wesleyana de
santidad], publicado por Beacon Hill Press de Kansas
City.
NOTAS:
Knight ofrece siete congruencias. Para conocerlas véase,
Henry H. Knight III, “John Wesley and the Emerging Church”
[Juan Wesley y la iglesia emergente] en Preachers Magazine (Adviento/Navidad 2007): 34.
1
2
Ibid.
El contexto en el que yo trabajo es el de profesora y mentora de estudiantes universitarios. Enseño dos cursos por año
sobre la santidad: Uno para estudiantes de gran variedad
de carreras, y otro para aquellos que van a entrar al ministerio. En el ámbito de la iglesia, por más de 10 años he enseñado la clase de escuela dominical para universitarios y
profesionales, y a pequeños grupos.
3
Aquí cabe una advertencia: Cuando empleo la palabra
“saber”, mi intención es emplearla con un sentido muy hebreo, el cual va más lejos que un cuerpo de datos intelectuales, por lo tanto es mucho más holística. La teología
wesleyana tiende a inclinarse marcadamente hacia ese
significado hebreo. Esto puede verse a través de lo que algunos eruditos llaman indistintamente orthopathos, orthokardia y orthopraxis de los énfasis teológicos de Wesley. El
énfasis no está puesto en la ortodoxia —“la correcta doctrina”— como fin en sí misma, aunque ciertamente Wesley
sabía dónde estaba parado en cuanto a todo asunto doctrinal. Sin embargo, su énfasis estaba puesto en la correcta
adoración a Dios, en las obras correctas de misericordia
hacia otros, y en los afectos correctos de amor hacia
ambos, a medida Dios cambiaba las profundidades de
nuestros corazones y hasta de nuestro carácter por medio
de la gracia santificadora.
4
Jay Akkerman, conversación con Diane Leclerc. Akkerman
es también co-editor de Postmodern and Wesleyan? Exploring the Boundaries and Possibilities, publicado por Beacon Hill Press de Kansas City en 2009.
5
30
Más que una Simple Recordación: La
Santa Cena como Medio para
Hacernos Santos
por JIM FITZGERALD
No puedo recordar la primera vez que recibí la Santa Cena. De
hecho, son pocos los servicios de comunión que recuerdo de niño.
Con todo, tengo recuerdos claros de la Santa Cena: Una memoria
agregada de todos los servicios de comunión en los que participé
hasta bien entrado en mis 20 años. En mi experiencia, eso era así no
importara en qué región de los Estados Unidos me encontrase, o quién fuera
el pastor, o dónde se hubiera preparado para el ministerio. Aparte de esos factores,
todos los servicios de comunión tenían tres características distintivas: Eran infrecuentes,
sombríos, y la lista de invitados era corta. El término “comunión trimestral” parecía establecer la máxima frecuencia antes que la mínima. Si surgía la pregunta de porqué no
observábamos la Santa Cena más a menudo, la respuesta normativa era que estábamos preservando su significado. Recuerdo la mezcla de desdén y lástima que se tenía
por las iglesias que celebraban semanalmente la comunión, lo que presuponía que esa
práctica las condenaba a privar de “significado” la experiencia de la comunión. Nuestra tenaz determinación de participar de ella infrecuentemente servía un propósito ulterior: Mantener significativa la comunión.
31
Mucho antes de que el órgano obtuviera evento sombrío, para Wesley frecuentemente
era una celebración. Juan y Carlos Wesley comtanta notoriedad en la guerra de los estilos de
pilaron una colección de “himnos para la Santa
adoración, era el instrumento predeterminado
i
para la música de la comunión. Siempre lo toCena”, organizada bajo seis encabezados diferentes. La letra de algunos se prestaba para un
caban lo suficientemente suave como para
que casi no se notara —como si fuera la versión tono sombrío y reflexivo, pero la gran mayoría
de los himnos era de celebración. En contraste
cristiana de la omnipresente “Muzak” de la décon los 27 himnos bajo el encabezado, “Es una
cada de 1970. Sin embargo, una descripción
conmemoración de los sufrimientos y la muerte
más fiel sería que sonaba como música de fude Cristo”, 65 de los 166 himnos estaban ubicaneraria, tocada de manera que invocara un sidos en la sección titulada, “Es una señal y
lencio impuesto, estuviera o no acompañada
medio de gracia”, 23 en la sección titulada, “El
por un sentido de reverencia. Aparte de cualsacramento como promesa del cielo”, y nueve
quier palabra que se hablara, era una música
eran cánticos de triunfo bajo el encabezado,
que creaba un tono sombrío.
Cuando se hacía la invitación a participar “Después del sacramento”.iv
de los elementos, había un marcado hinWesley promovía una amplia participacapié en que no se recibieran los
ción en la Santa Cena. A los cristiaelementos “indignamente”. El
nos que temían comer o beber
Wesénfasis era tan agudo que si
indignamente se les advertía
ley defendía la
usted hubiera discutido con
del peligro mucho mayor
“comunión
constante”,
la esposa o con los hijos
de no comer ni beber del
que en su caso significaba
camino a la iglesia esa
todo.v Todavía más, no
mañana (o hubiera cosemanalmente... ¿Cómo pu- solo los convertidos, sino
metido alguna de las
dieron las congregaciones que también los pecadores
más de cien graves
eran invitados a particise
identificaban
conscienteofensas adicionales) se
par.vi
mente con la tradición weslele cuestionaba si los
¿Cómo pudieron las
podía tomar dignayana terminar percibiendo la congregaciones que se
mente. Abstenerse de
identificaban consciencomunión de una manera
participar, según lo que
temente con la tradición
tan desviada de la de
recuerdo de esos servicios,
wesleyana terminar perciWesley?
era lo común.
biendo la comunión de una
No había una enseñanza
manera tan desviada de la de
en específico para que se hiciera
Wesley? La respuesta plena a esa
de esa manera. Pero la similitud en todas
pregunta es vasta, y requiere rastrear una
mis experiencias era tan marcada que asumí
serie de cambios en prácticas y perspectivas
que era la manera “nazarena” o de la “tradición durante más de dos siglos. Francis Asbury fue
de santidad” de representar un servicio de couno de los primeros “culpables”, siendo que
munión: Poco frecuente, sombrío, y con una
nunca acogió las perspectivas de Wesley sobre
corta lista de invitados.
la Santa Cena. Con el tiempo se perdió la riCuando tenía unos 25 años de edad de- queza de los himnos eucarísticos de Wesley, y
también una multitud adicional de factores.vii
cidí empaparme de los sermones y escritos de
Pero hay un sumario más conciso de lo que
Juan Wesley y de las obras secundarias acerca
ii
ocurrió: Puesto de manera sencilla, la adoración
de Wesley. Fue entonces que descubrí una incongruencia extraordinaria entre la manera “na- nazarena de los servicios de comunión de mi infancia se basaba en un criterio recordacionista
zarena” de la comunión y la de Wesley. La
perspectiva de Wesley era distinta en todo sentido. que no veía la comunión principalmente como
un medio de gracia.viii
Wesley defendía la “comunión consPuede que algunos argumenten que una
tante”, que en su caso significaba semanaltransición así no significó gran pérdida. Que
mente.iii Lejos de hacer de la comunión un
32
quizá los puntos de vista de Wesley sobre la coren con las prácticas de Wesley? ¿O tendremos
munión puedan colocarse en la misma catego- primero que trabajar en reintroducir el punto de
ría que la trayectoria de sus relaciones
vista de la comunión como un medio de graamorosas: De interés histórico, mas no digna de cia? No tendría que ser asunto de “una cosa o
emularse. Pero yo argumentaría que es de
la otra”, pero pienso que el primer punto en la
mayor importancia para nosotros recobrar la
agenda debe ser recobrar la visión de Wesley
perspectiva de Wesley sobre la comunión como de la comunión como medio de gracia. Conmedio de gracia debido a que esos puntos de
cuerdo con la evaluación que hizo James White
vista son parte integrante de sus puntos de vista
hace más de 25 años de que “instituir la celeacerca de la búsqueda de la vida santa. Tirar
bración semanal de la eucaristía bajo el espíritu
por la borda los puntos de vista de Juan Wesley
y la forma en la que se practica hoy en día …
sobre los medios de gracia (siendo la Santa
resultaría en un irremediable desastre en la maCena el “gran canal” entre esos medios), es
yoría de las iglesias protestantes”.x No se necequedarnos con una versión gravemente trunca
sita “más de lo mismo”, sino una visión fresca de
de la teología de Wesley. Para Wesley, nuestra
la comunión como un medio de gracia prevebúsqueda de la vida santa era iniciada y
niente, justificadora, y santificadora que
sostenida por la gracia de Dios. Aunnutra a todo el que la tome.
que Dios podía escoger la maRecobrar un criterio robusto
nera que deseara para
de la comunión como medio
“Por ´medios
extender gracia a la humade gracia abriría las puertas
de
gracia`
yo
ennidad, había maneras espara que las congregatiendo señales externas,
pecíficas en las que
ciones acojan la comupodíamos estar seguros
nión con más
palabras o acciones ordede que la gracia de
frecuencia. De hecho,
nadas por Dios, y asignadas si nuestra perspectiva
Dios estaba activa. Eran
medios de gracia que
para tal fin, para servir como primaria sobre la comuno estaban “repartidos”
nión es que sea un
canales
ordinarios
por
los
entre un medio de gramedio de gracia antes
cuales
transmitir
a
los
homcia preveniente, otro
que algo estrictamente
medio de gracia justificade
recordación, la discubres gracia preventiva
dora, y aún otro medio de
sión toda acerca de la co[preveniente], justigracia santificadora. Antes,
munión quedaría
ficadora
cada uno de esos medios
enmarcada en nuevas formas.
podía transmitir cada uno de esos
Las tres características de mis expe“tipos” de gracia. En palabras de Wesley,
riencias tempranas de los servicios de co“Por ´medios de gracia` yo entiendo señales ex- munión (infrecuentes, sombrías y con una corta
ternas, palabras o acciones ordenadas por Dios, lista de invitados) quedarían reformadas.
Si vemos la comunión principalmente
y asignadas para tal fin, para servir como canacomo un medio de gracia, la discusión acerca
les ordinarios por los cuales transmitir a los homde lo apropiado de su frecuencia se basaría en
bres gracia preventiva [preveniente],
ix
un conjunto muy diferente de suposiciones. Si
justificadora y santificadora”.
nos aseguramos a nosotros mismos de algún
A medida que los pastores y los eruditos
medio diario de gracia (lectura de la Biblia, la
se vuelvan más conscientes de la incongruenoración, etc.), y de algún medio de gracia secia entre los criterios de Wesley y la práctica tímanal (el ministerio de la Palabra, la oración púpica de las iglesias que se identifican como
blica, el compañerismo cristiano, etc.), ¿por qué
pertenecientes a la “tradición wesleyana”, se
no ofrecernos a nosotros mismos la comunión
nos presentará un inconveniente. ¿Será nuestra
como medio de gracia cada semana? Es posiprimera medida aumentar la frecuencia de los
blemente cierto que no necesitemos 52 semaservicios de comunión en las congregaciones
nas de una observancia sombría y
locales a fin de que nuestras prácticas compa-
33
exageradamente penitente de la Santa Cena,
pero el problema ahí es con el tono de la observancia más bien que con el sacramento
mismo. El argumento de que una mayor frecuencia llevará a un menor significado, típicamente no lo manejamos con los otros
componentes semanales de la adoración (oración, sermón, ofrenda, etc.). Tampoco se emplea ese argumento fuera del santuario para
otras de las actividades en que participamos. Si
a alguien le gusta jugar al golf, por ejemplo,
¿trataríamos de convencerlo de que solo jugara
cuatro rondas por año a fin de que el golf no se
volviera una aburrida e insignificante rutina? Algunas actividades podrían volverse tediosas si
se practican semanalmente (por ejemplo, recordar nuestra graduación de escuela secundaria, o conmemorar la muerte de un ser
querido), pero no hay que concluir que toda actividad que se repita cada semana pierde por
necesidad significado. ¿Nos podemos imaginar
presentar ese argumento respecto a cada actividad que traiga alegría —deportes, lectura, relaciones conyugales—, es decir, que repetirla
frecuentemente la hace menos significativa? Si
no representa otra cosa que conmemorar la
muerte de Cristo, quizá la Santa Cena todas las
semanas sea algo demasiado frecuente. Pero
como medio de gracia, ¿acaso es posible que
se pueda recibir con demasiada frecuencia?
Wesley enmarcó así el asunto:
Dios, cuya misericordia es sobre todas su
obras, y particularmente sobre los hijos de
los hombres, por cuanto sabía que había
solo una manera en que el ser humano
podía ser feliz como Él, a saber, siendo
como Él en santidad; y por cuanto sabía
que no podíamos hacer nada a tales
fines por nosotros mismos; por lo tanto
nos ha provisto ciertos medios para obtener su ayuda. Uno es la Santa Cena, la
cual, por su infinita misericordia, nos la ha
provisto para ese preciso fin, para que
por ese medio podamos ser asistidos en
la obtención de aquellas bendiciones
que ha preparado para nosotros, para
que podamos obtener santidad en la tierra, y la gloria perdurable en los cielos. Entonces, pregunto, ¿por qué no aceptar su
misericordia tantas veces como uno
pueda? Dios ahora ofrece su bendición:
¿Por qué rehusarla? Usted tiene ahora la
oportunidad de recibir su misericordia:
¿Por qué no la recibe? Usted es débil: ¿Por
qué no aprovecha cada oportunidad
para aumentar sus fuerzas? En una palabra, si lo consideramos como un man-
34
dato de Dios, aquel que no comulgue
[reciba la comunión] tantas veces como
pueda, carece de piedad; si lo consideramos como misericordia, aquel que no
comulgue tantas veces como pueda,
carece de sabiduría.xi
En los primeros 20 años de existencia de
nuestra denominación, el artículo de fe sobre la
Santa Cena incluía la frase, “De que haya obligación de participar de los privilegios de este
sacramento tantas veces como providencialmente se nos permita, no puede haber duda”.xii
Recobrar el punto de vista de Wesley de la comunión como medio de gracia nos permitirá
acoger esas nuestras propias raíces nazarenas y
su realce de una Santa Cena frecuente.xiii
La peculiaridad de la Santa Cena recibe
una perspectiva fresca si se considera la comunión principalmente como un medio de gracia.
Hay tiempos apropiados para que la comunión
atraiga nuestra atención a la muerte de Cristo
en la cruz, pero ese enfoque no agota todos los
significados de la comunión.xiv Si el enfoque es
otro significado específico (anticipación de la
fiesta celestial, la comida de la unidad cristiana,
la acción de gracias, etc.), el tono deberá ser
moldeado por ese enfoque específico. Sin embargo, aparte del énfasis específico, si se
aborda la comunión como un medio de gracia, la celebración de esa gracia en sí misma
será siempre apropiada. Tanto las palabras de
la institución, como la música que acompañe
la repartición de los elementos, podrán rescatarse de lo sombrío, permitiendo que la comunión pueda ser realmente celebrada y no solo
“observada”.
La comunión como medio de gracia
ofrece el potencial de una comprensión dramáticamente diferente de a quién se invita a la
mesa. Si la comunión es solo una ordenanza
“confirmatoria”, entonces se le ofrecerá solo a
aquellos que hayan experimentado previamente la gracia justificadora. Sin embargo, si la
comunión es vista de manera más amplia,
como medio de gracia, se le ofrecerá a todos
los que con sinceridad busquen la gracia de
Dios —estén donde estén en su peregrinaje espiritual. Wesley insistía en que la comunión era
un medio de gracia preveniente, justificadora y
35
santificadora. Por lo tanto, los no creyentes eran
invitados a recibir la comunión. Wesley articuló
claramente esa posición en 1740 en medio del
conflicto con los moravos de Fetter Lane. La enseñanza “quietista” de los moravos decía que
los medios de gracia debían ser buscados únicamente por los que no solo ya eran justificados, sino por los que también ya habían
experimentado la “seguridad” de su salvación.
Esa enseñanza le dolió tanto a Wesley que tuvo
que dar una serie de discursos diarios sobre los
medios de gracia durante toda una semana en
Fetter Lane. A continuación el resumen de su
diario en cuanto a lo que enseñó el último día
de la serie:
Demostré ampliamente, (1) que la Santa
Cena fue ordenada por Dios para ser un
medio que transmitiera a los hombres tanto
la gracia preventiva, como la justificadora o
la santificadora, según las distintas necesidades; (2) que las personas para las que fue ordenada son todas aquellas que saben y
sienten que quieren la gracia de Dios, ya sea
para refrenarlos del pecado, para demostrarles sus pecados perdonados, o para renovar
sus almas a la imagen de Dios; (3) que en la
medida en que vengamos a su mesa, no
para darle nada sino para recibir lo que Él
considere mejor para nosotros, no hay una
preparación previa indispensablemente necesaria, sino el deseo de recibir lo que Él
desee dar; y (4) que no se requiere condición
apropiada alguna en el momento de comul-
gar sino un sentido de nuestro
visto a fin de alcanzar el objetivo
...un
estado, de nuestra extrema
que Dios persigue de renovarofrecimiento
de
pecaminosidad e imponos a la imagen de Cristo.
tencia; y que todo
La Santa Cena es más
gracia que nos aceraquel que sepa que es
que una simple recordaque
a
Dios,
nos
justifique
y
apto para el infierno,
ción. Dios realmente
lo es también para
nos santifique. En pocas pa- hace algo en nosotros
venir a Cristo, ya sea
cuando venimos a su
labras,
vi
que
la
comunión
es
de esta o de cualmesa. En su mesa, nosquier otra manera
otros
no solo recordauno de los medios de Dios
xv
que Él disponga.
mos, sino que en
destinados a renovarnos a realidad tenemos “vida y
Más de 30 años
salvación, y la promesa de
la imagen de Cristo, a
después, en una carta a
todas las bendiciones espirihacernos santos.
John Simpson, Wesley se refirió
tuales en Cristo”.xviii
aún más directamente al asunto
de invitar al inconverso a la mesa:
¿Debe todo inconverso orar o comulgar? Sí.
“Pedid, y [la fe] se os dará”. Y si usted cree
que Cristo murió por pecadores culpables e
impotentes, entonces coma de ese Pan y
beba de esa Copa.xvi
Está claro que los puntos de vista de Wesley
sobre la comunión como medio de gracia preveniente no se redujeron con los años.
Cuando leí la perspectiva de Wesley
sobre la comunión, recibí una visión de un acto
de adoración del que ansiaríamos participar,
como opuesto a uno en el que “tuviéramos”
que participar. También vi un acto de adoración
al que nos acercaríamos con gran anticipación
y gozo. Y dejé de ver la comunión como algo
que nosotros hacíamos, bien fuera en obediencia al mandato de Cristo, o como medio para
algún ambiguo fin espiritual. Se volvió en algo
que Dios hace, en un medio para un fin en particular —un ofrecimiento de gracia que nos
acerque a Dios, nos justifique y nos santifique. En
pocas palabras, vi que la comunión es uno de
los medios de Dios destinados a renovarnos a la
imagen de Cristo, a hacernos santos.
Ofrezco este mensaje como un aliento
más que nos mueva en la dirección de un servicio de comunión más frecuente —no solo por
la frecuencia misma, sino como un esfuerzo por
“reconectar el medio con el fin”.xvii Espero que
podamos ser cautivados por la visión de ese
maravilloso medio (de gracia) que Dios ha pro-
JIM FITZGERALD es el pastor titular de Trinity
Church of the Nazarene en Duncanville, Texas
Notas:
“El servicio deberá ser acompañado por música
suave o el silencio”, era la instrucción que se daba
en un artículo del Herald of Holiness. Fletcher Galloway, “The Ordinances of the Church” [Las ordenanzas de la iglesia], Herald of Holiness, 35 (12 de
agosto de 1946): 10.
1
Mi viaje hacia los escritos de Wesley no comenzó
por mi cuenta. No tropecé con ellos sino que fui
guiado a ellos, principalmente por Rob Staples en su
curso del seminario, “La teología de Wesley”. Su
obra, Outward Sign and Inward Grace: The Place of
Sacraments in Wesleyan Spirituality (Kansas City: Beacon Hill Press de Kansas City, 1991), todavía no había
sido publicada, pero el mensaje ya había sido bien
elaborado.
i
En su sermón, “El deber de la comunión constante”,
Juan Wesley escribe, “Es el deber de todo cristiano
recibir la Santa Cena tantas veces como pueda”
[The Works of John Wesley, Thomas Jackson, ed.,
1872. Edición de reimpresión (Kansas City: Beacon
Hill Press of Kansas City, 1979), 7:147]. En el sermón,
“Sobre el Sermón del Monte de nuestro Señor, Discurso VI”, Wesley afirma que “al principio el sacramento era recibido diariamente por toda la iglesia
de Cristo, y altamente estimado, hasta que el amor
de muchos se enfrió” [Works (Jackson), 5:338]. El diario de Wesley registra que comenzó su práctica de la
comunión semanal en 1725 [Works (Jackson), 1:99].
John Bowmer calcula que desde ese año hasta su
muerte, Wesley recibió la comunión un promedio de
una vez cada cuatro o cinco días [The Lord’s Supper
ii
36
in Methodism, 1791 —1960 (London: Epworth Press,
1961), 55].
J. Ernest Rattenbury, The Eucharistic Hymns of John
and Charles Wesley. Timothy J. Crouch, ed., edición
de reimpresión en EUA (Cleveland, OH: Order of St.
Luke Publications, 1990).
iii
iv
Works (Jackson), 7:147.
La invitación a los pecadores para que vengan a la
mesa surge claramente en los himnos eucarísticos.
Las siguientes letras lo ilustran: “Venid pecadores, a la
cena venid, que todavía hay lugar” (himno 8, v. 1);
“Pecador, con temor acercaos, y encontrad aquí a
vuestro Salvador” (himno 39, v. 1); “Para todos los
que a su llamado respondéis, En fe mirad a través
del velo exterior; Pecadores, creed, y halladle aquí;
Creed, y sentid que por vosotros Él murió” (himno 73,
v. 4); Eucharistic Hymns, H-3, H-13, H-23.
v
Para una discusión más amplia de los cambios
ocurridos, véase James N. Fitzgerald, Ph.D. disertación, Weaving a Rope of Sand: The Separation of
the Proclamation of the Word and the Celebration of
the Eucharist in the Church of the Nazarene
(Nashville: Vanderbilt University Press, 1999).
vi
El punto de vista “recordacionista” de la comunión
tiene sus raíces en las enseñanzas del reformador Ulrico Zuinglio. Para Zuinglio, el pan y el vino eran recordatorios visibles de la muerte de Cristo en la cruz, en
lo cual el creyente medita. Como reacción en contra del abuso medieval, “que parecía convertir el sacramento en magia, cuantificando de tal manera la
gracia que a la misa se le adscribía acción salvadora sencillamente por celebrarse”, Zuinglio sugirió
que “la acción eucarística estaba dirigida de la iglesia a Dios, no a la inversa. Por lo tanto, en la Santa
Cena los creyentes afirman su fe al contemplar el
acto central de salvación” [Laurence Hull Stookey,
Eucharist: Christ’s Feast With the Church (Nashville:
Abingdon Press, 1993), 57].
vii
viii
Works (Jackson), 5:187.
James F. White, Sacraments as God’s Self-Giving
(Nashville: Abingdon Press, 1983), 128. La declaración complete de White es la siguiente: “El recobrar
la eucaristía seminal es la más alta prioridad para la
reforma de la adoración en la mayoría de las iglesias protestantes. Sin embargo, debe señalarse que
claramente que instituir una celebración seminal de
la eucaristía bajo el Espíritu y la forma en la que actualmente se celebra mensual u ocasionalmente in
la mayoría de las iglesias protestantes sería un inevitable desastre. Como se celebra usualmente (si ese,
ix
37
en efecto, es la expresión propia), es indebidamente
larga, indebidamente lúgubre, e indebidamente penitente. Por lo tanto, es esencial repensar cuidadosamente el significado de la eucaristía y reestructurar
completamente la forma en que se celebra. En la
mayoría de los casos, especialmente el significado
de la oración eucarística necesita estudio, y el método de distribuir la comunión demanda particularmente reparación. Mucho más trabajo deberá ser
alcanzado antes de que pueda ser beneficioso la
recuperación de una eucaristía semanal”.
x
Works (Jackson), 7:150-151.
Manual de la Iglesia Pentecostal del Nazareno (Los
Angeles: Nazarene Publishing Company, 1908), 31.
La frase permaneció sin cambios hasta la versión del
Manual de 1923. Fue dejada fuera del Manual en
1928, aparentemente por revisión editorial (de parte
de un editor de trasfondo de los Amigos).
xi
Previo a que la denominación se fundara en 1908,
la congregación de Bresee en Los Ángeles observaba la Santa Cena una vez cada dos meses. En el
noreste, la Asociación de Iglesias Pentecostales tenía
servicios mensuales de comunión. Para una breve
panorámica del asunto véase mi libro, Weaving a
Rope of Sand, 151-153.
xii
Una discusión más amplia de la variedad de significados de la comunión aparecerá en el segundo
artículo de esta serie.
xiii
The Works of John Wesley. Edición del bicentenario.
(Nashville: Abingdon Press, 1984), 19:159 (las cursivas
están en el original).
xiv
La fecha de la carta es 28 de noviembre de 1774.
The Letters of the Rev. John Wesley, A.M., Standard
Edition, ed. John Telford, 8 tomos. (London: Epworth
Press, 1931), 6:124.
xv
La frase viene del artículo en inglés de Randy Maddox con el mismo título, “Reconnecting the Means to
the End: A Wesleyan Prescription for the Holiness
Movement,” Wesleyan Theological Journal 33:2 (Fall
1998):29-66.
xvi
La frase es de los Artículos de Fe, “XIII. La Santa
Cena.” Manual de la Iglesia del Nazareno: 20092013 (Kansas City: Nazarene Publishing House, 2009),
33.
xvii
La Jornada de un Pastor
con la Santidad y
Juan Wesley
por ANDREW J. LAUER
A veces me gusta comparar la predicación del
mensaje de la santidad con una experiencia
que una vez compartió el comediante judío
Ben Stiller. Siendo todavía muy joven, formó
una banda, por lo que decidió que tocaran en la
ceremonia de su bar mitzvah. Ben dijo que tocaron la
canción, ¡Hey, Judas!. “Mi padre entró en pánico por no entender la letra, pensando que el cantante se había atrevido a
usar la expresión, ´¡Hey!, judío’ ante una sala llena de sobrevivientes del holocausto”. Es obvio que eso no era lo que la
banda tenía en mente.
Como pastores de santidad wesleyana, se nos encarga
cada semana la tarea de atrevernos a predicar el mensaje bíblico de la perfección cristiana en un lugar lleno de personas
quebrantadas y desilusionadas que apenas sobreviven. Es un
mensaje malentendido por muchos y que a menudo suena
completamente inalcanzable y hasta no deseable.
38
seminario me trajo más cerca a entenderla —pero no
Temprano en mis 13 años de ministerio pastoral me percaté de que no vivimos en tiempos fáciles
más cerca a experimentarla. No fue hasta que empecé
para el pastor de la tradición wesleyana de santidad.
estudios doctorales sobre la teología de Juan Wesley
Las razones son varias, y las compartimos con
que se cayeron las escamas de mis ojos y de mi corazón.
todas las iglesias de occidente: entre otras, la creciente
Encontrarme tan cerca a Juan Wesley, especialsecularización de nuestra cultura, los escándalos de alto mente al Wesley joven, fue como enfrentarme cara a
perfil en la iglesia, el postmodernismo y su desconcara conmigo mismo. Con eso no quiero decir que yo
fianza en las instituciones y sus reclamos de veracidad,
era tan disciplinado o regimentado (o atormentado)
y la globalización que nos expone a otras religiones.
como él, sino que en su lucha por descubrir la plenitud
Nuestro énfasis en la experiencia bíblica de la
de la salvación, vi mi propia estancada búsqueda.
perfección cristiana le resulta particularmente probleCuando comencé a leer a fondo los escritos de un
mático a la gente de santidad. Por haber pastoreado
joven plagado por la desilusión y la duda, sentí que la
principalmente a jóvenes adultos, muchos de los cuales solución de sus conflictos era también la de los míos.
han sido criados en hogares de santidad, conozco de
Wesley al rescate
primera mano que la sola mención de la palabra “perfección” a menudo produce temor y disgusto en sus
Los años tempranos de Juan Wesley resonaban
mentes y en sus corazones. A menudo
con las notas de un joven que buscaba ferconfunden la verdadera perfección
vientemente el favor de Dios y la paz
¿Cuáncristiana con el legalismo que se
interior que ese favor trae. Desde
tas veces nosotros,
les impuso cuando eran adolesel tiempo en que fue ordenado
en
la
familia
wesleyana
de
centes. La verdad es que no
como diácono en la Iglesia
siempre hemos explicado la
Anglicana en 1725, hasta su
santidad, no hemos podido
doctrina de maneras entenexperiencia de Aldersgate
examinar ni acoger el hermoso
dibles o que afirmen la
en 1738, Wesley lidió con
lenguaje
de
la
perfección
crisvida. Incluso nuestra histolo que significa una “comtiana
de
nuestros
antepasados
teoria como denominación
pleta devoción” a Dios. Al
está marcada por debates y
principio,
tenía que ver con
lógicos, ni compartirlo con
polémicas sobre la terminoun sincero esfuerzo moral,
personas espiritualmente ham- y con recurrir a todos los
logía y la aplicación. Por
brientas como bebida fría
consecuencia, nosotros los
medios posibles de gracia, lo
pastores a menudo somos tenque reflejaba estrechamente las
en un caluroso día de
tados a evadir el asunto o desenprácticas y enseñanzas de su proverano?
tendernos completamente del
pia Iglesia de Inglaterra.i Después de
mismo. Pero no tiene que ser así, se los
1738, los puntos de vista de Wesley camaseguro.
biaron notablemente en pro de ver la gracia de
Dios en Cristo por medio del Espíritu Santo como el
Una odisea espiritual
único y suficiente medio para entrar a la salvación.
Esa salvación, la cual Wesley experimentó con
Crecí en un hogar cristiano y en una Iglesia del
Nazareno en los que escuchaba predicar el mensaje de seguridad en 1738, fue más que solo salvación del pesantidad. También lo escuchaba cada año en los camcado. Wesley lo expresó así: “Esa ‘salvación del pecado’ … es otra descripción de la perfección, aunque
pamentos, y por lo menos una vez durante la semana
ciertamente expresa solo su menor y más básica rama,
me encontraba misteriosamente atraído a un altar en
o solo la parte negativa de la gran salvación”.ii Podemos
busca de “la entera santifi-algo”. Pero la experiencia
nunca permanecía, distinto a las recetas contra el baile, ser salvados del pecado, pero además somos salvados
para Dios a medida que crecemos más y más en su sela bebida y el cine. Más tarde en la universidad contimejanza por medio del proceso de la santificación. El
nué buscando la segunda obra de gracia. En contraste
pináculo, la rama más alta de esa gran salvación es el
con la vida libertina de muchos otros estudiantes, la
mía era una sazonada de ascetismo y devoción, y de no- amor, que es “la suma de la perfección cristiana”.iii La
entera santificación, o la perfección cristiana, como
ches de oración por esa misteriosa experiencia, pero
perplejo por lo tenazmente elusiva que me resultaba. El Wesley a menudo la llamaba, es “salvación plena”; es
39
“el amor que excluye el pecado; el amor que llena el
corazón, colmando la capacidad total del alma”.iv En
otros lugares Wesley la describe como el tener “una intención pura del corazón”,v tener un “mirar sencillo”,
fijado en Dios.vi La perfección cristiana, según Wesley,
era una existencia marcada por una devoción sencilla y
completa a Dios, y caracterizada por una plenitud de
amor por Él así como por el prójimo.
Por fin me hizo sentido
Al estudiar la descripción que hacía Juan Wesley de la enseñanza bíblica de la perfección cristiana,
empecé a ver claramente lo que por tanto tiempo había
malentendido. Antes me era difícil captar conceptos
como la erradicación del pecado, el momento de crisis
de la entera santificación, y la segunda llenura con el
Espíritu Santo, pero ahora me gozaba en lo sencillo y
hermoso de todo. Antes buscaba terminología, doctrina
y hasta la experiencia de alguna otra persona, pero
ahora buscaba a Dios, su amor, y todo ello más y más.
Antes sentía miedo y vergüenza por mi propia confusión y la falta de un “momento en el calendario”, pero
ahora entendí que la obra ya había sido hecha y que
continuaba hasta el día de hoy. Lo que Wesley me enseñó fue que la perfección cristiana no era compleja, ni
fuera de alcance, ni no deseable; era sencilla y franca.
Era una resuelta devoción a Dios, y el amor de Dios
que inundaba el corazón. Nada más ni nada menos.
Un mensaje para nuestro tiempo
Hace un par de meses tomaba café con un colega fundador de iglesias en Toledo. Jeff pertenece a la
tradición reformada, y es inspirador su peregrinaje de
fe, de una vida de muchacho-de-fiesta-y-parranda de
sus días universitarios al hombre encendido-por-Jesucristo que él ha llegado a ser. Mientras hablábamos de
nuestro trabajo y compartíamos nuestras tradiciones teológicas, Jeff me confesó que siempre había tenido una
ligera aversión a la gente de “santidad”. Me disgustó y
me entristeció oírlo describir el encuentro que había tenido hacía años con un santurrón legalista y fundamentalista y cómo la persona había confundido su
comprensión de lo que representaba la gente de santidad. Desafortunadamente, tenía que lamentarme de
que a veces su caracterización encajaba con la realidad.
¿Cuántas personas que usted y yo hemos pastoreado no han sido entorpecidas, confundidas o desilusionadas por un cuadro torcido de la perfección?
¿Cuántas veces el bagaje de un lenguaje confuso y legalista ha sido la gota que colmó la copa de alguien?
¿Cuántas veces nosotros, en la familia wesleyana de
santidad, no hemos podido examinar ni acoger el hermoso lenguaje de la perfección cristiana de nuestros antepasados teológicos, ni compartirlo con personas
espiritualmente hambrientas como bebida fría en un
caluroso día de verano?
Hoy, el pastor que hay en mí ya no se replega
ante la idea de compartir la realidad de la perfección
cristiana con los que pastoreo. El mensaje de la perfección cristiana de una devoción resuelta a Dios y un
amor que todo lo consume, fluye fácilmente de mis labios, dejando poco espacio para un malentendido. Las
palabras de Mildred Bangs Wynkoop, otra heroína de
nuestra tradición, expresan bien mi sentir:
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•
El amor libera la santidad de la severidad.
El amor libera la perfección de la incredulidad.
El amor libera la fe del antinomianismo.
El amor libera la obediencia del moralismo.
El amor libera la purificación del gnosticismo.
El amor libera la verdad de la abstracción.
El amor vuelve personal la verdad.
El amor vuelve ética la santidad.
El amor le pone proceso a la vida.
El amor le pone urgencia a la crisis.
El amor le pone seriedad al pecado.
El amor le pone compañerismo a la perfección.vii
ANDREW J. LAUER es el pastor titular de Emmaus
Road Church of the Nazarene de Toledo, Ohio
•
NOTAS:
i
Randy Maddox, Responsible Grace (Nashville:
Kingswood Books, 1994), p. 92.
ii
“On Perfection” [Sobre la perfección] Works [BE]
3:76.
iii
“On Patience” [Sobre la paciencia] Works [BE]
3:175.
iv
“The Scripture Way of Salvation” [El camino cristiano de la salvación] en Works [BE] 2:160.
v
“The Circumcision of the Heart” [La circuncisión del
corazón] en Works [BE] 1:414.
vi
“The Character of a Methodist” [El carácter de un
metodista] en Works [BE] 9:38.
vii
Mildred Bangs Wynkoop, A Theology of Love (Beacon Hill Press, Kansas City, 1972) p. 13.
40
Una Teología Wesleyana de la
Superintendencia
por JEREN ROWELL
EL DÍA QUE FUI ELECTO AL OFICIO DE SUPERINTENDENTE de distrito
(SD), la primera pregunta que me hice en mi corazón fue, “Señor,
¿qué me has hecho?” Con gratitud, esa pregunta enseguida le
cedió el lugar a otra más útil: “Señor, ¿qué quieres que haga?” No
era que no tuviera idea de qué hacer. Durante 14 años tuve el privilegio de servir bajo el liderazgo de Keith Wright, y aprendí mucho del buen ejemplo
de lo que un superintendente debe ser y hacer. Pero también sabía que tendría
que encontrar mi propia manera de hacerlo.
41
Una de mis primeras tareas me ayudó:
Me vi frente a la temible tarea de tratar de ayudar a una de las congregaciones más grandes
de nuestra denominación a seleccionar un
nuevo pastor. Ahí estaba yo, un SD novato,
frente a una junta de iglesia de 25 líderes capaces, apasionados y de opinión propia. ¿Cuál era
mi responsabilidad? ¿Ejercer mando y control?
Aun un novato podría prever el resultado de esa
aproximación. ¿Sería mi papel primario en esa
situación (y en cada subsecuente situación) proveer un marco de referencia bíblico y teológico
para lo que la junta intentaba hacer?
Por naturaleza, los líderes de esa iglesia
tendrían la tendencia predeterminada a dejarse
orientar por sus ocupaciones y abordar la búsqueda pastoral como si fuera una transacción
empresarial. No necesitaban mi ayuda en la
conducción de sondeos, en el desarrollo de
perfiles, en la investigación de candidatos, ni en
la conducción de entrevistas. En lo que sí me
necesitaban era en proponerles una eclesiología bíblica profunda que los ayudara a hacer
las preguntas correctas, y hacerlas de manera
correcta. Alguien necesitaba asumir el rol de liderazgo para ubicar y señalar la presencia de
Dios en el proceso, el cual sería largo, y sujeto a
peligros que irían desde la inocente falta de comunicación hasta el cabildeo carnal.
Esa experiencia, y muchas otras menos
notorias en la iglesia en general, han moldeado
mi pensamiento acerca del trabajo de la superintendencia. Un compromiso con el fundamento de la teología wesleyana ha de moldear
a un nivel más profundo la obra del ministerio
en particular. Russel Richey, profesor de historia
de la iglesia en Candler School of Theology, ha
hecho estudios importantes en esa área, y ha
alentado a los metodistas a que “reconsideren”
la superintendencia.i Richey maneja la noción
de episkopos, y define ese oficio como uno que
sirva “para expresar y promover la unidad visible
del cuerpo”. Eso me suena a algo a lo que
puedo dar mi vida. No estoy dispuesto a dar mi
vida a este trabajo si solo se trata de manejar
conflictos y reunir estadísticas. Estoy dispuesto a
darle mi vida a este trabajo si se trata de llamar
proféticamente al pueblo a vivir juntos las maneras de promover “la unidad del Espíritu en el
vínculo de la paz” (Efesios 4:3). También propon-
dría que ese es un tipo de superintendencia que
las congregaciones esperan, aun cuando no lo
digan.
He experimentado la parte que me corresponde de la resistencia al “distrito” (que con
el tiempo he entendido que se refieren a mí),
cuando el rol del SD se ha entendido llanamente como el que viene a presionar a una
congregación para que crezca más, pague
más o se cierre. También he sido testigo de
cómo la sospecha se ha desvanecido y la estima se ha afianzado cuando el rol del SD es
percibido como el que acompaña en ayudar a
restaurar un sentido de imaginación esperanzadora por medio de una nueva articulación de la
rica visión bíblica de la participación en la misión de Dios en el mundo. Es esa visión más amplia, esa perspectiva verdaderamente misional,
la que capacita a alguien que podría verse
como otra cosa que no sea la de “gerente intermedio”, a verse como alguien que llama pastoralmente a la iglesia a vivir en la vitalidad, y a
partir de ella, del reino vigente de Dios.
En la práctica, pues, el superintendente
puede ver cada interacción con los pastores y
el laicado como una oportunidad para forjar
esa clase de visión del Reino. Necesitamos que
los superintendentes se asemejen menos a gerentes y más a maestros. Sea que se hable de
una renovación del llamado pastoral con la
iglesia local, de predicarle a una congregación,
o del esfuerzo por guiar a los líderes de la iglesia
a través de un tiempo de conflicto, el rol de superintendente de distrito es llamar a la comunidad de fe a que ordene su vida alrededor de
los valores y las prioridades, no de este mundo,
sino del reino de Dios, expresados en un pueblo
de Dios que vive unido en un pacto de amor
que se sacrifica a sí mismo. Aun conduciendo
tareas prácticas y hasta mundanales, es posible
para el episkopos forjar una cultura de reflexión
teológica de fundamento bíblico; una cultura
que haga que los pastores y los líderes laicos
empiecen a cambiar del pragmatismo (¿qué
atraería una buena cantidad de gente esta semana?) al evangelio encarnacional (¿qué significaría servir a nuestro prójimo como Jesús le serviría?).
Ese es el sentido en el que quiero ser pastor de distrito. Esa manera de llamarlo que algunos emplean hoy, yo sugeriría que la
42
empleáramos de manera precisa. Ciertamente
no se trata de que seamos el colega de distrito
o el abuelo de distrito. Se trata de cumplir con
los roles pastorales clásicamente definidos
como los oficios de Cristo, a saber, profeta, sacerdote y rey.
Profeta habla del rol del promulgador de
la verdad en medio de un pueblo. La superintendencia provee una profunda oportunidad
para esa clase de labor, particularmente
cuando se trabaja con congregaciones que se
han enredado en conflictos. Una cultura sumida
en el consumismo y en la autodeterminación ha
pintado a los pastores como blancos de insatisfacción del cliente antes que como sacerdotes,
profetas y pastores que cuiden del pueblo de
Dios. Ante expectaciones altas pero irreales, y
demandas impulsadas por el consumismo, los
pastores se agotan, pierden de vista su misión, y
finalmente se rinden. Hay que invitar a los nazarenos a que se alejen de esa idolatría y vuelvan
a la renovación del pacto con el pueblo de
Dios. Los superintendentes de distrito pueden
tener en esto una fuerte voz profética.
Sacerdote es la forma más añorada de
nuestro ministerio, en el sentido de que tenemos
el privilegio de guiar al pueblo hasta la presencia de Dios. Reunimos al pueblo en el nombre
de nuestro Señor Jesucristo resucitado. Proclamamos la Palabra del Señor y gozosamente
anunciamos el evangelio. Ayudamos a nuestra
gente a aprovechar la gracia divina por medio
del don de los sacramentos, y pronunciamos la
bendición de Dios sobre ellos en el nombre de
Jesús. ¿Puede todavía un superintendente de
distrito cumplir con ese llamado sacerdotal? Yo
creo que podemos en la medida en que imaginemos diferentemente el rol del superintendente, viéndolo no como el de experto
consultor (el modelo empresarial), sino como
43
sobreveedor espiritual (el modelo eclesial), uno
que enseña, corrige y ama.
Por último, la idea de pastor-rey habla de
los aspectos más comunes de nuestro trabajo.
Nos sentimos cómodos con la metáfora de pastor, pero la idea de rey no debe perderse de
vista. Propiamente concebido, no se trata de un
rol de “enseñoramiento”. Es más bien un rol de
administración cordial; el rol por medio del cual
nuestro liderazgo aliente las estructuras de ministerio que promuevan el bien común. Un medio
a través del cual nuestro pueblo se sienta seguro, atendido y amado. A medida que los superintendentes nos enfrascamos con la miríada
de detalles administrativos que le dan forma a
muchos de nuestros roles, es posible dejarlos de
ver como una ahogante minucia administrativaii
a fin de verlos como un medio de sabia administración de disciplina que ofrezca cariño a
nuestro pueblo.
Si aceptamos que esos oficios pastorales
clásicos son también una descripción precisa
de lo que la iglesia tenía en mente cuando
concibió la idea de sobreveedor, entonces la
pregunta más sugestiva debe ser, “¿Qué se requiere para hacer la obra de superintendente a
partir de esa clase de marco de referencia teológico?” Hay muchas maneras de aproximarnos
a esa pregunta, pero hay dos implicaciones
con las que mi mente ha trabajado durante mi
incumbencia como superintendente. Me refiero
a la presencia y al tiempo.
Con presencia me refiero a la consideración de lo itinerante como algo que le es esencial al trabajo de la superintendencia. Puesto de
manera sencilla, los superintendentes tienen
que “estar allá” con la gente. Como dice Richey, “es asunto de odómetro”. Ha sido estupendo darme cuenta de la importancia que se
le da al que yo llegue de visita a una de nues-
tras iglesias. Es cierto que hay algunas que
nunca les impresiona, pero en general he encontrado un genuino sentido de aprecio
cuando alguien que representa la naturaleza
conectiva de nuestra iglesia llega a un lugar
con el ánimo de aprender acerca de lo que
está sucediendo localmente. Esa es la reacción tanto de pastores como de laicos. Y es
que el vocablo griego episkopos contiene en
su esencia el significado de “ir a ver” o
“mantenerle el ojo puesto a”. Una presencia
pastoral encarnacional tiene que ver completamente con el ocuparse en el rol de presencia, y hacerlo con intención teológica.
El tiempo también es un factor crítico.
Tiene que ver con lo que Eugene Peterson me
dijo cuando tuve el privilegio de sentarme con
él un día en su casa y hablar sobre la vida pastoral. Me dijo: “He descubierto que ser pastor
me toma mucho tiempo”. Y no estaba hablando de citas, reuniones, y preparación de
sermones. Estaba hablando de la oración, de la
inmersión en la Biblia, y de la habilidad capacitada por la gracia de “no tener prisa con la otra
persona”.iii Cerca de un año después de ser superintendente me enfrenté con la desagradable realidad de que estaba descuidando mi
tarea medular y sustituyéndola por la ocupada
labor de “atender el distrito” (una idea que
ahora me causa risa). Eso hizo que mi alma se
secara, lo que también hizo que sintiera que la
capacidad de mi hablar imaginativo y profético
se estaba secando. Recordé, entonces, lo que
dijo Dennis Kinlaw cuando se percató de que el
trabajo administrativo le estaba impidiendo nutrir
su mente y su corazón en un sentido más profundo. El día en que eso le impactó dijo, “¡Si no
leo me muero!” Todo se reduce a la disciplina;
es imposible evadirlo. Tengo que adueñarme de
mi calendario, antes de que otra persona se
adueñe, a fin de separar intencionalmente
tiempos para estar solo, leer y reflexionar. Y no
me refiero únicamente a las devociones diarias,
sino al tiempo para pensar, para orar, y para sumergirme en la Biblia, y para enfrascarme en
conversaciones espirituales con hermanos y hermanas que me ayudan a profundizar en mi peregrinaje.
Estas son algunas de las maneras de
episkopos que me ayudan a encontrar mi ver
dadero arraigue como superintendente de distrito, ya no en las estrategias de los modelos corporativos contemporáneos, sino en los oficios de
Cristo. No hay duda de que quiero cumplir con
los deberes que el Manual de la Iglesia del Nazareno le asigna mi cargo. Pero, aún más,
quiero participar en ayudar a crear una cultura
en la que los pastores sean inquietados a fundamentarse en la Biblia, a reflexionar teológicamente, y a enriquecerse relacionalmente en el
amor. Quiero ayudar a forjar una familia de congregaciones de distrito que busque funcionar
como una auténtica expresión del reino de Dios
en el mundo.
JEREN ROWELL sirve como superintendente de
distrito del Distrito de Kansas City.
NOTAS:
Russell E. Richey, Doctrine in Experience: A Methodist Theology of Church and Ministry (Kingswood
Books, 2009). Ver también el libro de Richey con Thomas
E. Frank, Episcopacy in the Methodist Tradition: Perspectives and Proposals (Abingdon Press, 2004).
2
Esa expresión la tomo prestada de Marva Dawn.
3
Eugene Peterson, Working the Angles: The Shape
of Pastoral Integrity, (Eerdmans Publishing Company, mayo de 1987), 4.
1
44
Sección General
R
Padre Nuestro
De izq. a der., Roberto Hodgson, Octavio Torres, Jerry Porter, Hugo Aldana y esposa.
Por Jerry D. Porter, Superintendente General
ealmente extraño a mi padre, quien falleció
hace unos años. Fue un misionero que
amaba a toda la gente. Las primeras dos palabras de la oración de Jesús: “Padre Nuestro”
(Mateo 6:9), me recuerdan a nuestro Padre celestial
y también a mi maravilloso padre terrenal. De
hecho, al leer la oración de Jesús, comencé a contemplar esas dos palabras y su significado en diversos aspectos de nuestras vidas.
Mundial
Todos los que conocemos al Padre Celestial
somos hermanos y hermanas en la familia de Dios.
Esta verdad me tocó de manera inusual en una
asamblea de distrito en Guyana. Mientras estaba de
pie junto al superintendente de distrito, Alfonso
Porter, quien no tiene ninguna relación biológica
conmigo, con mucho orgullo le dije: “¡Tu Padre es
mi Padre!”
45
Él y yo, y todos los que llamamos a Dios,
“Padre”, tenemos acceso a la gracia divina. Al ser
huérfanos por causa del pecado, fuimos adoptados
por gracia en esta maravillosa familia cristiana. A
pesar de nuestro parentesco, historia o nacionalidad, somos una familia. Al pie de la cruz no hay
preferencia de nacionalidad. Las personas marcan
fronteras que dividen, pero en Cristo somos uno.
Multicultural
El evangelio llega a cada uno de nosotros envuelto en las mantas de nuestra propia cultura. No
nos hicimos judíos para abrazar al Mesías de Nazaret. El evangelio tomó los mismos accesorios culturales del idioma, alimentos, costumbres, tradiciones
y valores. Históricamente, algunos misioneros por
equivocación insistieron en que al convertirse se
cambiara de cultura para abrazar la fe en Jesús.
¡Pero la buena noticia es que Dios habla nuestro
idioma y resuena con nuestra cultura! Es el Padre en muchas culturas.
Familia
El hecho de compartir un
Padre, nos hace hermanos y hermanas. Reflejamos la dignidad
innata que Dios nos da de la vida
humana cuando amamos fraternalmente. A medida que amamos
a nuestros hermanos y hermanas,
con compasión respondemos a
sus dolores y necesidades y ellos
responden a las nuestras. La compasión no es un aditivo opcional
de nuestro Padre y gozar de la
vida y de los hermanos que Él
nos da.
Honramos a nuestros
hermanos en todo el mundo
La Iglesia del Nazareno nació
en el fuego del avivamiento extendido desde Estados Unidos a
comienzos del siglo XX. Las raíces de este movimiento se remontan a Juan Wesley en Inglaterra y
a los primeros padres y madres de
la Iglesia. Hoy, más de la mitad
de nuestra familia mundial, vive
fuera de Estados Unidos. La
derse. Esto debe incluir a los que
no han nacido, a los niños, a los
menos privilegiados, a los inmigrantes, a los minusválidos y a
los ancianos, por nombrar unos
pocos.
Al decir juntos en oración
“Padre Nuestro” hacemos un llamado a la justicia sabia en el
reino de Dios. “Padre Nuestro”
significa que somos una familia
mundial y multicultural de hijos
que se honran y defienden unos a
otros.
“Así que, cualquiera que se
humille como este niño, ése es el
Al decir juntos en oración “Padre Nuestro”
hacemos un llamado a la justicia sabia en
el reino de Dios. “Padre Nuestro” significa
que somos una familia mundial y
multicultural de hijos que se honran y defienden unos a otros.
para la familia cristiana, sino el
corazón mismo de lo que significa ser cristiano. La compasión
es el centro de toda relación.
Hijos
Decir “Padre Nuestro” significa que somos hijos. El Señor
dijo que debemos ser como niños
para entrar en su reino. Los hijos
no juzgan a otros por su nacionalidad, color, educación o riqueza.
¡Los niños simplemente quieren
jugar, danzar con alegría, reír y
sentir la seguridad de los brazos
de quien los recoge al saltar!
Como hijos, debemos dejar nuestro estrés y luchas en las manos
Asamblea General y la Junta General reflejan muy bien esta diversidad internacional. Ahora los
líderes a nivel general administrativo están haciendo uso de esa diversidad cultural en cada nivel de
la iglesia para honrar, servir y reflejar ese rico mosaico de nazarenos mundiales.
Defendemos a nuestros
hermanos
Si vemos que abusan de un
hermano, instintivamente lo defendemos. Dado el poder dinámico de nuestro mundo y como
hijos de un Padre, protegemos a
aquellos que no pueden defen-
mayor en el reino de los cielos. Y
cualquiera que reciba en mi nombre a un niño como este, a mí me
recibe” (Mateo 18:4-5).
46
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50
¿Puede la
santidad
cambiar
mi
temperamento?
¿Acaso la entera santificación nos da un nuevo temperamento? ¿Convertirá a un bullicioso extrovertido en un
individuo calmado y silencioso? ¿O acaso tendremos
siempre el mismo temperamento, sin mucha esperanza
de cambiar en esta vida? Estas son algunas de las
preguntas que examinaremos aquí.
¿Qué es el temperamento?
El temperamento no es el carácter. El carácter se refiere a cualidades que se desarrollan a través de la disciplina personal, la
enseñanza y la gracia de Dios. La honestidad, la lealtad, la amabilidad y la paciencia son cualidades del carácter.
Nadie puede decir que ha nacido con la
tendencia natural a poseer esas cualidades.
El temperamento, por otra parte,
es una inclinación natural. Nacemos
51
con él. Nuestros genes determinan
nuestro temperamento, y el ambiente y nuestra niñez lo afirman. El temperamento es
lo que hace que algunos
seamos sociables y extrovertidos, y que otros
sean reservados, tímidos e introvertidos. Es lo
que hace que un niño sea
audaz y agresivo, mientras
que su hermanita o hermanito
es tímido y dependiente.
Un análisis de los tipos de
temperamento trata de cuatro categorías básicas. Hablaremos de cuatro
personas para ilustrar estos tipos básicos de temperamento. Les presento a Ana,
Juan, Sara y Jaime.
Ana. Cuando Ana entra en una habitación
donde hay gente, parece “llenar” el lugar
con su personalidad. Es locuaz, agradable y amigable. Le
gusta estar con la gente y a casi nadie considera como un
extraño. Va de grupo en grupo y conversa con todos como
si fueran sus mejores amigos. Fácilmente reúne a personas y las organiza para realizar alguna tarea. A menudo le
piden que sea la líder de algo nuevo. Dondequiera que
haya acción, allí encontraremos a Ana.
Juan. Pocas personas poseen tanta energía como Juan.
Parece que siempre resulta ser el líder de todo grupo en el
que participa. Es trabajador, le gusta llevar a cabo lo que
hay que hacer. No tiene problemas en tomar decisiones,
aún las que otros deberían tomar. La mayoría de las personas reconocen que las habilidades naturales de Juan lo
capacitan para ser el jefe de casi cualquier proyecto. Le
gusta probar cosas nuevas y siempre está emprendiendo
algo diferente en la casa, en el trabajo o en su iglesia
local. La mayoría de las personas respetan —y aun temen
— a Juan.
Sara. Ella trabaja con niños del quinto grado de primaria toda la semana, y luego pasa la mayor parte del fin
de semana trabajando con niños en su iglesia local. Es
calmada, apacible y casi todos la aprecian. Sara es sistemática y tan organizada que otros se admiran de la cantidad de trabajo que puede hacer sin mayor problema.
Aunque no toma parte en todas las actividades de la iglesia, cumple toda responsabilidad que acepta. Es una persona profundamente leal.
Jaime. Él es lo opuesto de Ana. No le gusta estar en
grupos grandes de gente; si se ve forzado a hacerlo, prefiere sentarse a un lado y mantenerse callado. Es creativo,
artístico y un profundo pensador, más que cualquiera de
sus compañeros. Siempre está pensando en una mejor
manera de hacer las cosas. Se enfrasca en una animada
conversación cuando alguien le habla de filosofía y de teorías. Jaime es sumamente sensible. A veces la gente lo
hiere sin darse cuenta. Si se necesitan ideas para realizar
algo, en sus mejores momentos él puede producir, en
pocos minutos, más ideas que las que otros producirían en
varias horas. Definitivamente es el más creativo del grupo.
Estos cuatro —Ana, Juan, Sara y Jaime— representan los cuatro tipos básicos de temperamento. Jaime es
escritor y parte de su tiempo trabaja como artista; Sara es
maestra; Juan es jefe; y Ana es gerente de ventas de una
compañía inmobiliaria. Usando las antiguas categorías de
los tipos de temperamento, Ana sería sanguínea; Juan, colérico; Sara, flemática; y Jaime, melancólico.
Cada uno de nosotros por lo general se inclina a uno
de estos tipos básicos de temperamento. Por supuesto,
nadie corresponde en un ciento por ciento, a uno de ellos.
Generalmente tenemos un tipo de temperamento dominante, otro secundario y los otros dos permanecen recesivos.
El aspecto negativo de los temperamentos
Hasta aquí hemos hablado de los aspectos positivos
de los cuatro tipos de temperamento. Por otra parte, en
cada uno hay aspectos negativos o “pecados que nos asedian”. Ana, Juan, Sara y Jaime son miembros de un grupo
o “célula” en la iglesia. En cierta ocasión estudiaban la
idea de los pecados que nos asedian, y cada uno pidió
apoyo en oración por áreas en las que enfrentaban mayor
tentación. ¿Cuáles fueron esas peticiones?
Ana, la amigable gerente de ventas, confesó que era
indisciplinada en su vida devocional, que no se sometía a
la autoridad y temía que a menudo era demasiado egocéntrica.
Juan, el jefe, confesó que tenía un serio problema en
su hogar debido a la ira, que tendía a ser orgulloso y a
Dios necesita una gran
variedad de personalidades para llevar a
cabo su obra. Él no
está interesado en hacernos “cristianos en
serie”.
menudo era dominante, exigente e insensible con sus empleados.
Sara, la maestra, pidió oración por su inclinación a
ser tacaña, por temor a realizar nuevas cosas en la obra
del Señor, y por su actitud defensiva cada vez que alguien
le ofrecía sugerencias o consejos, especialmente su esposo.
Jaime, el escritor y artista, expresó preocupación por
su tendencia a criticar –siempre pensando en cómo los
otros “deberían” hacer las cosas, por su conducta inestable en la casa y sus actitudes negativas de duda.
La santidad y el temperamento
¿Qué tiene que ver todo esto con la santidad y la entera santificación? ¿Puede la santificación cambiar nuestro temperamento? ¿Acaso Ana será callada y sumisa
cuando sea santificada? ¿Transformará Dios a Juan en
una persona apacible como Sara? ¿Hará la santificación
que Sara sea agresiva y generosa? ¿Tendrá Jaime un carácter más estable por obra del Espíritu Santo? ¿Cuál es
la relación entre la entera santificación y los temperamentos?
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1. La entera santificación no destruye nuestro temperamento natural. Los extrovertidos no se vuelven introvertidos. Los pesimistas no llegan a ser optimistas. Los
agresivos y dinámicos no se vuelven pasivos y tímidos. La
santificación produce el refinamiento y la purificación de
nuestro temperamento natural. En la santificación, Dios
controla y reorienta nuestros aspectos positivos. Además,
nos da nuevo poder sobre los pecados que nos asedian.
Dios necesita una gran variedad de personalidades para
llevar a cabo su obra. Él no está interesado en hacernos
“cristianos en serie”.
2. La purificación que Dios realiza nos da nuevo
poder sobre el pecado que nos asedia. Esta es una de las
razones por las que hay opiniones diferentes sobre lo que
Dios hace mediante la entera santificación. Ana, por ejemplo, puede testificar que Dios le dio autodisciplina y espíritu de sumisión. Juan se da cuenta de que ahora ama a sus
empleados y es más sensible hacia ellos. Sara está motivada para participar en la obra del Señor. Y Jaime tiene
poder para vencer el espíritu de crítica. Todos han experimentado la misma obra de Dios. Sin embargo, la purificación en cada uno ocurrió en un área diferente,
relacionada con las características de su temperamento.
Cualquiera que sea el pecado que nos asedia, Dios quiere
purificar nuestro corazón de la propensión a ese mal. Y lo
hace por medio de la entera santificación.
3. A medida que crecemos en la vida santificada,
Dios continúa moldeando los aspectos positivos de
nuestra personalidad. Dios ayudará a Ana a controlar su
extroversión para hacerla una mejor testigo del evangelio.
Gradualmente el Señor canalizará la energía de Juan para
que dirija a otros creyentes a realizar la obra de Dios. En
forma progresiva fortalecerá la lealtad de Sara para que
llegue a ser el “brazo derecho” en el ministerio de la iglesia. El Señor seguirá desarrollando la creatividad de Jaime
para que se traduzca en trabajo práctico y útil, y no sea
sólo teoría. Todo esto se logra cuando la persona santificada se somete cada día al señorío de Cristo. La purificación del corazón es una obra instantánea. Pero el
crecimiento continuo, para desarrollar la personalidad cristiana, es obra de toda la vida.
4. El Señor no sólo desarrolla los aspectos positivos de nuestro temperamento, sino que añade aspectos
positivos que no son inherentes a nuestra personalidad
básica. Esta obra del Espíritu Santo también está en constante desarrollo. Al someternos diariamente a su obra y dirección, Él nos da cualidades ajenas a nuestro
temperamento natural. Por ejemplo, a medida que Ana
vive en total obediencia a Dios, puede llegar a ser ejemplo
de autodisciplina y sumisión, aunque esa no sea una característica de su temperamento básico. Juan, que estaba
53
acostumbrado a dar órdenes, puede ser excepcionalmente
sensible y amable hacia otras personas. Sara, que siempre
estaba a la defensiva, puede ser sumamente franca y exponerse a recibir críticas. Y Jaime, que no era sociable
puede llegar a ser amistoso con el vecino al que desea
ganar para Cristo.
Así que, aunque la obra inicial de la santificación
tiene un impacto inmediato en nosotros en cuanto a los pecados que nos asedian, Dios desarrolla nuestras características positivas durante toda la vida. Esta obra progresiva
del Espíritu Santo nos dará aun cualidades que no son inherentes a nuestro temperamento natural.
5. En el Cuerpo de Cristo se encuentra la perfecta
semejanza a Él. Al evangelista James Johnson le agrada
explicar esta verdad de la siguiente manera: (a) Cristo fue
la personalidad perfecta: demostró los aspectos positivos
de los cuatro tipos de temperamento. (b) Ninguno de nosotros tendrá esa personalidad absolutamente perfecta aquí
en la tierra. (c) Los incrédulos de alguna forma, y en algún
lugar, deben ver esa perfecta semejanza a Cristo. (d) La
perfecta semejanza a Cristo se encuentra en la iglesia, el
Cuerpo de Cristo.
Al reunimos como Cuerpo –al que cada uno llega con
sus cualidades positivas singulares– puede verse a Cristo.
Así como examinar un dedo o una oreja no nos da el cuadro total del cuerpo humano, observar a un solo creyente
tampoco nos dará el cuadro total de cómo es Jesús. Sin
embargo, el cuerpo de creyentes muestra la semejanza a
Cristo pura: un creyente manifiesta una cualidad y otro
creyente da ejemplo de otra. Esta “santidad corporativa”
no nos exime de la santidad personal. Por él contrario, nos
motiva aún más a ser como Cristo, al reconocer que somos
parte de un gran cuerpo de creyentes, que en conjunto
muestran todas las cualidades de Jesucristo. En este sentido, somos realmente parte del Cuerpo de Cristo.
Por tanto, la búsqueda de un ejemplo perfecto de santidad nos llevará a la Palabra de Dios y al Cuerpo de
Cristo. En la Palabra de Dios vemos a Jesús, el ejemplo
perfecto. Y cuando vemos el Cuerpo de Cristo en su totalidad, vislumbramos las mismas características de Jesucristo.
—Tomado del libro, de Casa
Nazarena de Publicaciones...
LA
SANTIDAD
ES
FELICIDAD
Por David Felter
Hagamos de la
santidad un camino
lleno de gozo:
no nos enfoquemos
en el precio.
El mensaje de
santidad puede incluir
barandas de contención,
pero nunca se tuvo la intención
de que se enfocara uno
solamente en
las barandas...
ME CRIÉ VIAJANDO POR LAS RUTAS DE MI PAÍS.
Todavía recuerdo los números de algunas de ellas. Esas
rutas nos llevaron de ciudad en ciudad y de pueblo en pueblo mientras mi familia compartía el mensaje de santidad
y esperanza. En el asiento trasero de viejos automóviles
como el Ford, vimos carteles interesantes. Por ejemplo en
los techos rojos de algunas granjas, a lo largo de la carretera, recuerdo haber leído: "Vea la Ciudad de Piedra" y
"Visite la Caverna Meramec". Las rutas eran lugares amigables donde cansados viajeros en vehículos sin aire
acondicionado, paraban a cenar en las cafeterías donde la
presencia permanente de algún tocadiscos dejaba escuchar su música.
El Camino de Santidad descrito en Isaías 35:8 se asemeja a esas rutas que me llevaron con mi familia a lugares
especiales, allí la mente y el corazón se llenaban con imágenes de una belleza indescriptible. Los viajeros que se dirigían hacia el sur de California se encontraban con un
paisaje de enorme belleza, como así también les recordaba del gran peligro. Las rutas que cruzaban por el sur se
extendían entre profundos precipicios y valles. Solamente una baranda de contención había entre los motoristas y
el profundo precipicio. En medio de toda esa belleza, el peligro estaba presente. Los carteles invitaban a la prudencia
y a que los automovilistas manejaran con precaución. La
presencia de las barandas a la orilla de la ruta daba una silenciosa seguridad y protección del peligro.
El mensaje de santidad puede incluir barandas de contención, pero nunca se tuvo la intención de que se enfocara uno solamente en las barandas, sino que debemos
enfocarnos en la belleza, en el gozo y en la felicidad de
vidas santas conforme a un Dios amoroso, quien desea
compartir su vida con cada uno de nosotros. La santidad
feliz busca la confirmación de la salvación, el gozo del
Espíritu Santo, y la comunión con los creyentes. Es doloroso cuando algunos creyentes se enfocan en las barreras de contención, ensalzando las dimensiones de los
peligros, mientras se pierden el espectacular escenario a
lo largo del camino de santidad.
Si usted no ha reído por algún tiempo, le prometo que
la santidad es completamente compatible con la felicidad y la risa
David Felter es el Editor General de
la Iglesia del Nazareno Internacional
y de la revista Holiness Today
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C
El
Dios
Trino
El nombre tres veces bendito
ada
acto e
impulso del
cristiano —orar, testificar,
creer, cantar, adorar— surge y es
nutrido por la confesión cristiana de
quién es Dios y de cómo Él mueve al
mundo a través del amor. El Dios del
cristiano es Dios el Padre, Dios el
Hijo, y Dios el Espíritu, el triple bendecido nombre de la Santa Trinidad.
Los compositores de los grandes
himnos de la iglesia, instintivamente conocían que este es el
Dios que tiene que ser alabado.
Santo! ¡Santo! ¡Santo!
¡Señor Omnipotente!
¡Dios en tres personas,
bendita Trinidad!1
Ven, Rey Todopoderoso...
Ven, Palabra Encarnada...
Ven, Santo Consolador...
A Él, el Todopoderoso en tres... 2
Por Roderick T. Leupp
La iglesia ora al Padre, a través del ministerio de mediación del Hijo, en la delegación
del poder del Espíritu de Dios. Esta verdad
se representaba a menudo en las primeras
expresiones artísticas de la Trinidad.
Vemos al Cristo crucificado reclinándose
sobre el regazo del Padre, porque sólo a
través de la sangre del Hijo somos reconciliados con Dios. En medio del Padre y del
Hijo, el Espíritu Santo se posa como una paloma, porque Él provee rica y libremente "el
lazo de amor" entre el Padre y el Hijo.
La doctrina de la Trinidad puede ser esa enseñanza cristiana que pasa de ser una claridad relativa a
confusión total en un instante. Aunque la palabra Trinidad no aparece en el Nuevo Testamento y no se conoció hasta que Tertuliano (c. 160-220), padre de la
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iglesia, la llamó en latín Trinitas.
Todos los ccristianos conocen la Palabra, y la mayoría puede dar una
explicación rudimentaria de los
Tres en Uno y de Uno en Tres.
Después de eso, sin embargo, la
mayoría de las personas —incluso muchos pastores—
están perdidos.
Prácticamente hablando,
los cristianos, abrumadoramente son simples
monoteístas enr lugar de
trinitarios con completa conciencia. No
todos pueden tener
la Capilla Sixtina en
el jardín de su casa
para una meditac
i
ó
n
privada.Pero
imagínese un
lugar a su alcance en donde la
belleza va más
allá de la
descripción
y la
verdad más
allá de las
preguntas. ¿No
pasaría usted la mayor
parte de su vida en ese lugar?
La simple belleza de Dios como trino consiste
en que así es como Dios se revela a Sí mismo. Dios
trajo la Capilla Sixtina a nuestro jardín. ¿Por qué
no expe-rimentamos a Dios así como Dios quiere
ser conocido, amado y adorado por aquellos que
creó para este claro propósito? La doctrina de la
Trinidad es la declaración teológica, espiritual y
aún ética más enfática, que Dios nos pudiera dar.
No es la ingenuidad humana ni la curiosidad las
que han creado una doctrina desconocida y que no
se da a saber, aunque esto ha sucedido con mucha
frecuencia. La Trinidad es el evangelio de Dios, la
única oferta divina para tomar la vida humana dentro de la vida divina y transformarla. Como lo describió el gran teólogo trinitario Karl Barth: “La
Trinidad significa que Dios se corresponde perfectamente a Sí mismo. De nadie más se puede decir esto”.
Históricamente, la cabecera de la doctrina de la
Trinidad se encuentra en la afirmación valiente de
Jesús, de la unidad con su Padre (Juan 10:30), declaración que lo condujo directamente a su muerte.
Cuando en la Navidad cantamos: “¡Palabra del
Padre, aparece ahora en la carne!” (John F. Wade;
¡Oh Padre, Eterno Dios!”), reconocemos que la
Palabra eterna del Padre, que vino en la carne en
Jesucristo, es en realidad “muy Dios del muy
Dios... siendo de una sustancia con el Padre”
(Credo de Nicea). El Espíritu Santo no es de ninguna manera una idea adicional. Este Espíritu es
—con el Hijo y con el Padre igual y eterno. Él
puede ser la Tercera Persona de la Trinidad, pero Él
es la primera respuesta de Dios y la primera sinfonía de paz y de sanidad para este mundo cruel. El
Espíritu Santo aparece en el primer párrafo de la
Biblia como la Presencia de Dios moviéndose
sobre las aguas (Génesis 1:2).
¿Existe una declaración nazarena característica
de la Trinidad? No si esto saca a los nazarenos del
gran consenso ecuménico que desde el comienzo
de la historia cristiana ha confesado a Dios como el
Padre, Hijo, y Espíritu. Sin embargo, el énfasis nazareno del amor y la gracia de Dios y de buscar una
conformidad completa del corazón de Jesucristo,
es un ajuste perfecto con la naturaleza trina de
Dios.
El corazón de Jesucristo es hacer la voluntad de
su Padre en el abrazo constante de la unción del
Espíritu. El Dios trino, como alguien lo expresó
muy bien, “no es un Dios solitario”. Más bien es
una “comunidad en amor”, en donde cada una de
las tres Personas derrama su vida hacia las otras
dos y recibe de ellos su vida de regreso. Nuestra
mejor analogía humana, cualquier familia que
practica constantemente el amor considerando al
otro, es sólo un débil destello comparado con el
brillo de la Trinidad.
C. S. Lewis lo dijo de una manera más apropiada: “Nosotros —como cristianos— confiamos,
no porque «un Dios existe, sino porque este Dios
existe»” (en “Obstinación en creer” de La última
noche del mundo y otros ensayos).
Juan Wesley concluyó su sermón “La nueva
creación” con un testimonio hermoso centrando el
poder de Dios para hacer todas las cosas nuevas
exactamente en su mismo ser como trino: “¡Y para
coronar todo, habrá una unión profunda, íntima, ininterrumpida con Dios; una comunión constante
con el Padre y su Hijo Jesucristo, a través del Espíritu; un gozo continuo del Dios Tres en Uno, y
de todas las criaturas en Él!”
_____________
1.Reginal
Heber, “¡Santo! ¡Santo! ¡Santo! ¡Señor Omnipotente!”
.Anónimo, “Ven, Rey Todopoderoso”
* Roderick T. Leupp vive en Bartlesville, Oklahoma, con su es2
posa Stephanie y sus hijos Emily y Rebeca.
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