reseñas

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RESEÑAS
CUADERNOS TIERRA Y JUSTICIA
Varios autores
Coordinación editorial ILSA, (2003)
Los diez cuadernos que componen la serie Tierra y Justicia son
producto del trabajo continuo de un número igual de investigadoras e investigadores que abordan la problemática rural, especialmente la campesina, en un empeño por mostrar su validez y vigencia en la vida colombiana.
Mirados en conjunto, los cuadernos dan cuenta de las principales temáticas del agro colombiano, y tienen como características principales la controversia y renovación desde diferentes disciplinas de la literatura académica
sobre el sector agropecuario.
Los títulos y autores de los cuadernos son:
1.
2.
3.
Tierra, poder político y reforma agraria y rural. Darío Fajardo Montaña
La economía campesina colombiana 1990-2001. Jaime Forero
Álvarez
La crisis estructural y el sector rural. Jairo Sánchez Acosta
EL OTRO DERECHO, número 29. Marzo de 2003. ILSA, Bogotá D.C., Colombia
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4.
5.
6.
7.
8.
9.
10.
Visiones sobre el crimen y el castigo en América Latina
Ciencia, tecnología y ambiente la agricultura colombiana. Tomás León
Sicard y Liliana Rodríguez Sánchez
Sostenibilidad agropecuaria y sistemas de producción campesinos.
Elcy Corrales Roa
Los campesinos imaginados. Carlos Salgado Araméndez
La organización campesina en un ambiente de terror. Héctor
Mondragón Báez
Los actores políticos frente al agro colombiano. Rocío Rubio Serrano
Situación de la mujer rural colombiana. Perspectiva de género. Dora
Isabel Díaz Susa
Campesinos y derechos humanos. Alberto León Gómez.
PRESENTACIÓN1
“Cuatro aspectos a destacar. El primero tiene que ver con el sentido mismo de los Cuadernos, que constituyen una sinergia que hace mucho
tiempo no se daba entre el mundo de la academia y las organizaciones no
gubernamentales, pero también entre la academia, la acción popular y la
solidaridad internacional. El cambio que en forma equivocada se dio en la
década de los 80 por parte de la solidaridad y la financiación internacional
de financiar específicamente acciones puntuales más que procesos de investigación y reflexión generó la pérdida de perspectivas y dio lugar a una
serie de activismo, que con mucha frecuencia se volvió funcional con el
modelo neoliberal. Variedad de acciones sin mucha reflexión que con frecuencia perdían su esencia transformadora. Los Cuadernos recobran y
enriquecen esa tradición que vivimos en los años 70 y 80 de pensar que se
puede hacer una articulación entre organizaciones no gubernamentales,
academia, movimiento y organizaciones populares, que tenga un diálogo
con la reflexión y que ese diálogo sirva como interlocutor para orientar las
acciones. Me parece que esa imagen es un elemento esencial.
El segundo aspecto a destacar es que los Cuadernos son realmente exotéricos y abiertos, contra la filosofía un poco esotérica y hermética
que tiene la academia. En la mayoría de los casos reflejan investigaciones
mayores que se escriben para no iniciados al presentarse en un lenguaje
sencillo. En este sentido, los Cuadernos permiten un diálogo entre la academia, el mundo de las organizaciones no gubernamentales y los actores
populares, y dejan abierta la posibilidad a otro tipo de investigaciones que
tengan mayor profundidad.
Pero además de esto, los Cuadernos son esencialmente pedagógicos (no cartillas); son cuadernos de reflexión. En ese sentido, la edición es
absolutamente ejemplar e impecable. A excepción de dos números de citas
1
Apartes editados de la presentación que Leopoldo Múnera (abogado) hizo de los Cuadernos Tierra y
Justicia, el 21 de marzo de 2003 en la Biblioteca Nacional, Bogotá, Colombia.
EL OTRO DERECHO, número 29. Marzo de 2003. ILSA, Bogotá D.C., Colombia
Reseñas
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perdidos, los Cuadernos son rigurosos en la presentación. Me resisto a creer,
sobre todo conociendo a quienes escribieron, que los autores de los ensayos no fueron guiados por un lazarillo editorial, o por una lazarilla editorial,
que realmente es un maestro o una maestra en el oficio. Aquí está la mano
de alguien que hace que los Cuadernos sean evidentemente pedagógicos.
No solo por los recuadros, sino por la misma presentación.
El último punto es la riqueza extraordinaria que tienen estos Cuadernos. Afortunadamente no cayeron en el abismo de la vulgarización; de
esa vulgarización que ya está cargada ideológicamente, de la vulgarización
empobrecida de algunos textos o cuadernos de las décadas del 60 y el 70.
Son ricos en análisis y ricos teóricamente. No parten de la idea de que el
actor popular o el lector es imbécil o ignorante y que por consiguiente es
necesario simplificar lo que se dice hasta el máximo de la ignorancia. No
hay ese peligro. Los Cuadernos no simplifican, no reducen la riqueza de lo
que se está haciendo y de la reflexión.
Los Cuadernos constituyen una red analítica, con ejes claros que
permiten tener una visión compleja de la sociedad rural y del campesinado. Como buena red, sus nodos son heterogéneos, tanto en profundidad
analítica como en capacidad heurística. Hay momentos en los que la capacidad de invención es alta. Hay otros Cuadernos que son mucho más tradicionales, más clásicos en su presentación. Sin embargo, se observa la
articulación de unos con otros. Y hay algunos números que llevan al lector
de un cuaderno a otro cuaderno. Creo que esa red analítica es muy importante, y se mueve por unos ejes que voy a mencionar, no desde la lógica
esotérica de los trabajos, sino desde la exotérica para el lector.
El primer eje intencional del trabajo es hacer evidente el mundo
rural para el lector. En ese sentido hace explícitos ciertos puntos que ya se
están volviendo comunes en los medios de comunicación, y eso es valioso.
En las últimas tres semanas he oído noticieros y comentarios que han citado los Cuadernos, incluso sin citarlos. Y que han citado estadísticas de los
Cuadernos. ¿Por qué? Porque hacen visible el mundo rural desde otra perspectiva. Así, por ejemplo, Darío Fajardo pone en evidencia la concentración
de la tierra en las últimas dos décadas y nuestra involución agraria; con
cuadros muy comprensibles, señala que si en 1984 aquellos predios que
tenían menos de cinco hectáreas estaban en cabeza del 65,7% de los propietarios y ocupaban el 5% de la superficie, y los predios mayores de 500
hectáreas estaban en poder del 0,5% de los propietarios y ocupaban el
32,7% de la superficie, en la involución que ha tenido el mundo rural, en el
2001 los predios de menos de 3 hectáreas están en poder del 57,3% de los
propietarios y ocupan el 1,7% de la superficie, mientras que los de más de
500 hectáreas están en poder de 0,4% de los propietarios y ocupan el 61,2%
de la superficie. Es sencillo y claro, estamos frente a una involución agraria que pone de presente no solamente la involución del desarrollo del
mundo rural sino su crisis profunda.
EL OTRO DERECHO, número 29. Marzo de 2003. ILSA, Bogotá D.C., Colombia
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Visiones sobre el crimen y el castigo en América Latina
Se podría decir que esta involución ha sido favorable para la productividad en Colombia. Pero no, eso también se pone en evidencia: en el
año 2000 se importaron 6 millones de toneladas de alimentos, ocho veces
más que hace una década; las importaciones crecieron a un ritmo anual
del 26,8%, pasando del 5,5% del PIB en 1990, al 46,9% en 1997. También
se señala que el 60% de esas tierras están en conflicto debido a su uso: de
9 millones de hectáreas aptas para la agricultura, en 1987 se utilizaban
sólo 5 millones. Hoy la situación es más grave pues sólo 3,6% se utiliza
para la agricultura frente al 36,7% destinado a la ganadería. Pero la involución también se evidencia desde las cifras de la violencia: de 3.768 personas víctimas de homicidios políticos, 47,8% fueron campesinos y el número
de desplazados que en el 2000 fue de 317.000 personas, para el 2001 llegó
a 342.000. Entonces, para el lector queda claro cómo se van dando las
involuciones en este mundo”.
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EL OTRO DERECHO, número 29. Marzo de 2003. ILSA, Bogotá D.C., Colombia