Análisis Didáctico - International Psychoanalysis
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Análisis Didáctico - International Psychoanalysis
45° CONGRESO DE LA ASOCIACIÖN PSICOANALÏTICA INTERNACIONAL Berlín , 25 a 28 /7/2007 Análisis Didáctico Mario Gomberoff Asociación Psicoanalítica Chilena 2 ANALISIS DIDACTICO Dr. Mario Gomberoff J.1 En este trabajo utilizo conceptos mencionados en otras presentaciones (Gomberoff, 1999, 2002,2006). El análisis didáctico (actualmente primer pilar de la formación psicoanalítica) fue propuesto en 1918 en el Congreso de Budapest, probablemente por Nunberg (Schroter, 2002). Inmediatamente se convirtió en una condición necesaria para ser analista. Lo que voy a proponer es un cambio en su concepción y lo que podría interpretarse como su supresión. No quiero que se entienda que recomiendo que los analistas no se analicen, sino que no se sometan a un análisis didáctico. El análisis didáctico fue concebido hace cerca de cien años; ha cambiado solo en hacerse más complejo, mas largo, mas importante, e imprescindible: ha aumentado su poder, su peso específico, convirtiéndose en lo fundamental de la formación. A través de su casi inalterable permanencia nos explicamos en parte el conservadurismo de la institución analítica. El progreso y la variación arriesgarían el perfil actual del psicoanálisis y sus instituciones. Por eso la necesidad de quienes detentan el poder, de mantenerlo como un rito intocable. La crisis actual del psicoanálisis se debe a que éste ha cambiado poco. Se ha ido desperfilando como ciencia, aislando, adoptando caracteres más técnico-profesionales. Fue enfatizando que sus aspectos clínicos terapéuticos, en circunstancias progresivamente se quedaba sin pacientes, en retirada ante la aparición de otros tratamientos como las otras psicoterapias psicoanalíticas, y apegado a su técnica única. No ha variado con la velocidad de los tiempos como lo debe hacer una ciencia. El descubrimiento formidable de Freud le ha dado aliento para poder permanecer más de un siglo sin muchos cambios. Sus instituciones lo detiene. El autoritarismo de los primeros tiempos, su organización en medio de un clima de persecución permitió su preservación. El que hayamos preservado esa organización hasta ahora, es un zapato chino que lo deja en calidad de artesanía 1 Profesor Titular de Psiquiatría Facultad de Medicina Universidad de Chile; Director Postgrado Psicología Clínica mención Psicoanálisis, Universidad Andrés Bello, Psicoanalista APCH. 2 3 con caracteres místicos como dice Kernberg (1984) y de la Garza (2000) y donde los artesanos, que somos la mayoría, estábamos cómodos. Gran instrumento para mantener este estado de cosas es el análisis didáctico. Los Didactas Los analistas didácticos son la clase privilegiada de nuestras instituciones. Constituyen una élite de profesionales a la cual se llega como culminación de la carrera psicoanalítica. Prácticamente no hay didactas jóvenes, lo que ha hecho que algunos califiquen esta situación como una gerontocracia. No necesitan tener puestos administrativos, pero dirigen la política de la institución a través de sus analizados y supervisados. Lo habitual es que las divisiones de los grupos nacionales se deban a conflictos en los institutos. Actualmente en algunas sociedades los únicos que pueden tener un número importante de pacientes para psicoanalizar son los didáctas que tienen el grupo cautivo de candidatos. Entre los didactas, los más populares son los más viejos, los que menos publican o no tienen relevancia pública, ya que se presentan como los más neutrales, anónimos, preservadores del oro puro psicoanalítico sin mezclarse con el cobre de la psicoterapia ni de otras instituciones como la universidad, el hospital, etc. Estos generalmente defienden el poder psicoanalizar un número ilimitado de candidatos para aprovechar las ventajas de mayor prestigio, fortalecer su grupo y poder trasmitir sus teorías. Los intentos de grupos progresistas por cambiar las cosas llevan a la separación. Si la estructura se mantiene, como ocurre, el nuevo grupo empieza a tomar características similares al anterior. Lo habitual es que la didactura dure hasta la muerte sin tener evaluaciones posteriores a su adquisición. Interrupciones, fracasos, suspensiones de la formación, renuncias a la Asociación no se atribuyen al didacta, sino a malas selecciones, gravedad excesiva, interrupción del análisis cuando se lo necesita más, etc. Para estas situaciones se recomienda más análisis. Los excesivos intereses creados que tienen los analistas didáctas, hace saludable el suprimirlos como institución. Se hace difícil el suponerlos neutrales con respecto al destino institucional de sus candidatos o inmunes a usar el poder que tienen para adoctrinar, como a no oponerse a nuevas 3 4 teorías que no sean las propias. Son avalados por sus analizados, que les tienen gratitud y culpa en caso de atacarlos. Es difícil criticar el análisis didáctico. Todo el mundo dice que hace bien. Si hace bien, a veces debería hacer mal. Analistas con aspiraciones políticas en su Asociación disminuirían sus posibilidades, si lo hicieran. Opera una suerte de síndrome de Estocolmo en que el régimen autoritario, los análisis tradicionales, la defensa de la técnica como el “oro puro”, la mutilación de la creatividad, atrae a los candidatos y se consolida posteriormente en el afán de ellos, de ser lo que eran o son sus analistas didactas, que tienen cautiva a la mayoría de la Asociación. Esta atracción cuestiona la selección de los candidatos. A pesar de que este análisis está en vitrina y es posible ver a muchos analistas, luego de su término, consultando a psiquiatras o psicólogos de otras orientaciones, tomando antidepresivos para sus trastornos diversos o en análisis interminables, se sigue insistiendo en sus bondades sin que haya investigaciones, que lo demuestren. Lo que planteo es que este análisis no es análisis. ¿Cómo va a ser análisis si es obligatorio, si es requisito para acceder a una institución y tiene un término definido?. ¿Cómo va ser análisis si el analista recibe el encargo de su organización para realizarlo y a la cual necesariamente, aunque no se imprima en los reglamentos, debe responder y en que para realizarlo, debe demostrar a sus pares que está en una posición superior a los demás?. El candidato elige y al hacerlo prestigia a su analista y le permite albergar la esperanza de la continuidad del linaje en él y en los analizados de su candidato. Cuan difícil es combatir la idealización del analista por parte del candidato cuando éste le entregará la satisfacción del deseo de alcanzar su vocación, aumentada en su real valor, evaluada como algo verdadero, bueno que se mantendrá siempre. A lo anterior hay que agregar que se obtiene una herramienta terapéutica que al practicarla, se debe creer en ella, no dudar, para que pueda tener su máxima eficiencia, de acuerdo a la ética y tradición médica. Es decir, cuan difícil es evitar la idealización, que se logra a través de este tipo de análisis. Al revés, es un objetivo que lo contrapone a sus pretensiones científicas. 4 5 Si el candidato otorga confianza, dependencia, tiempo y dinero que fácilmente se transforman en sometimiento e idealización, puede tener la ilusión de los beneficios desmedidos que las teorías sobre la mejoría en general, proclaman. A su vez el analista obtiene trascendencia y eternidad a través de su candidato. Se entiende que estos atributos puedan intercambiarse en los roles de ambos. Por eso es tan difícil terminar los análisis con los candidatos. Para que esto ocurra es necesario renunciar a la eternidad vital prometida o al atributo mágico de poder otorgarla. Se trata de lo que podemos llamar el Síndrome Faustico (Gomberoff 1999). Es difícil que por propia voluntad se separe una pareja que mientras está unida, tiene una esperanza sobredimensionada, infiltrada por la mutua idealización en el sentido que juntos podrán sobrepasar a Tanatos, porque poseen o generan entre ambos una dosis suficiente de Eros. El análisis didáctico expresa una discriminación para los pacientes no candidatos. A su vez hay una discriminación con los candidatos que no podrán analizarse con analistas corrientes. Si el padre, creador de la ley permanece dentro del analista a través de ese análisis didáctico que es ordenado externamente por el padre del padre, etc., representados por la institución que los consolida, su poder se hace tan inmenso y terrorífico que los arrestos parricidas se atenúan y sobreviene el sometimiento que disminuye los riesgos castratorios. Las consecuencias son el no poder identificarse subvertidor, con lo revolucionario, fracturador, creativo del psicoanálisis. Para esto habría que sobrepasar el temor a la castración. Exito Terapéutico Antes de proseguir es necesario plantear algunos hechos que aunque han sido replicados o que fluyen de metanalisis, no han sido excesivamente tomados en consideración por aquellos que dedican a aplicar la psicoterapia, una de las cuales es el psicoanálisis. 1. El 80% de las psicoterapias, tienen al menos un éxito relativo (Smith y cols.1980) 2. El aporte que hace la técnica a este éxito es de 10 – 12% (Smith y cols. 1980; Landman y cols. 1982; Lambert y cols. 1986). 5 6 3. Los dos tercios del éxito se deben a la contribución del paciente. (Beitman, 1989 y Prochaska, 1982). 4. Según los autores anteriores, un tercio del resultado es responsabilidad del terapeuta. 5. Hace más de 30 años en la Clínica Menninger, se demostró que los efectos del psicoanálisis y de la psicoterapia eran parecidos (Kernberg, 1972; Wallestein, 1986). 6. Los resultados anteriores han sido replicados. Actualmente los estudios empíricos psicoanalíticos sobre resultados tienden a equiparar psicoanálisis y psicoterapia. Estos datos obligan a sacar algunas conclusiones que pueden hacer cambiar el modo con el que enfocamos tradicionalmente la psicoterapia. Un buen terapeuta para ser eficiente, debe creer que su técnica es buena. Mejora aún si piensa que ella es muy buena. Si eso ocurre estará capacitado para transmitir y hacer creer lo mismo a su paciente. Se podría plantear que estará echando mano a un elemento sugestivo, pero no estamos en condiciones de desechar el tal elemento, cuando sospechamos que él pivotea más de lo que creemos en todas las técnicas psicoterapéuticas y cuando parece tan decisivo en el resultado, la contribución entusiasta del paciente. De aquí que la alianza terapéutica se erige en aspecto fundamental de la psicoterapia y del psicoanálisis. Si el paciente es reticente y a propósito de su escepticismo tiene dudas acerca del tratamiento, lo primero que debe tratar el terapeuta es hacer virar al paciente a un enfoque mas positivo. Pero naturalmente, para ello el terapeuta no puede mentir, ya que, otro aspecto importante en el resultado, es su honestidad. Por lo tanto debe estar convencido que su técnica es la mas adecuada para el paciente y ella debe surgir de su personalidad. Identificaciones ¿Cómo es posible que la técnica pase a formar parte de la personalidad del analista y surja desde ahí? ¿Cuál es el modo más fácil para que ello ocurra? 6 7 ¿Cómo podremos enseñar esto?. La mejor manera es a través de requerir que el futuro terapeuta sea sometido a un psicoanálisis y eso a través de un analista de la escuela elegida. A través del análisis el alumno creará un lazo afectivo con su propio analista lo que a su vez permitirá la identificación. El terapeuta, a pesar de afirmar que será neutral, no podrá dejar de creer en su técnica, sobre todo si acepta explicita o implícitamente el encargo de enseñarla. El alumno tendrá la oportunidad de identificarse no sólo con la función y teoría de su terapeuta, sino que también con la persona desde donde fluye función, teoría y técnica. Se entenderá que la transferencia negativa, los “impasses” no podrán ser vividos plenamente y que habrá una opción preferente para trabajar en la transferencia positiva o al menos en el sometimiento del paciente. Luego, lo habitual es que el analista ya formado quede muy agradecido y pase a ingresar las filas de la escuela de su analista si la evolución ha sido “normal”. Señala Freud (1915, 1917, 1920) que la diferencia entre las relaciones narcisistas y las relaciones anaclíticas, es que en las primeras el Yo elige al objeto para ser como él o para que éste sea como él, mientras en la anaclíticas, el Yo quiere tener el objeto para satisfacer necesidades. El mismo objeto puede ser motivo de los distintos procedimientos narcisisticos y anaclíticos. En la elección narcisista que lleva a la identificación narcisista, el objeto puede tener igual destino que en la identificación primaria y de hecho la refuerza. En Duelo y Melancolía se señala como a raíz de la pérdida del objeto, el Yo recibe las identificaciones que son normales en el duelo y que son narcisistas en la melancolía, lo que quiere decir en este último caso, que la libido narcisista se retrae sobre el Yo arrojando la sombra del objeto sobre éste. El objeto en el caso de las identificaciones narcisistas ocupa un espacio importante del Yo, que se empobrece,¿seempobrecen nuestros candidatos? Freud usa esta situación para explicar que cuando el niño hombre se identifica con la madre de esta manera, puede surgir la homosexualidad. Esta identificación refuerza la identificación primaria con la madre. Las demás identificaciones enriquecen al Yo. 7 8 Cuando se termina el Complejo de Edipo positivo y negativo, un destino de los objetos es pasar a formar parte del Yo a través de la identificación. Habrán identificaciones que son parte del duelo normal y que enriquecen al Yo y melancólicas que son aquellas fruto de la relación narcisista y que fortalecerán la identificación primaria y que constituirán más definitivamente el Super Yo. Por eso el Superyo es parte del Yo y es el heredero del Complejo de Edipo. En la búsqueda de un analista didáctico que trate al candidato, éste último probablemente hará una elección narcisista, ya que querrá ser como el analista. El objetivo primario es tener sus destrezas, sus conocimientos. Si la elección es narcisista, la identificación que la sigue, retrae la investidura sobre el yo y la sombra del objeto cae sobre éste, empobreciéndolo, se logra parcialmente el ser como el otro. Así se producen generaciones de analistas que trasmiten la herencia y que conservan las características de la escuela correspondiente y que cuesta mucho que cambien ellos mismos y su técnica. Las identificaciones narcisistas se alojan en el Superyo reactivando las identificaciones primarias, lo que explica el sometimiento a la institución didáctica; pasan a tener carácter de imperativo categórico, de ideal del Yo. Un predominio de relaciones narcisistas que disminuyen la creatividad, el progreso, inhiben el cambio y la subversión. De modo que creo que el propio tratamiento didáctico del estudiante es algo que debe reevaluarse, puede tener desventajas. El analista didacta acepta la demanda del candidato de aprender y el encargo de su asociación para que enseñe a través de la identificación señalada. De allí que podemos pensar que tampoco está deseando tener un paciente para mejorarlo o, por lo menos, no sólo para eso, sino de tener un alumno que tenga la oportunidad de convertirse en alguien como él. Estoy recalcando que esta elección del candidato por parte de su analista también tiene aspectos narcisisticos. Muchos analistas didácticos señalan que el análisis didáctico es muy difícil. Algunas asociaciones limitan el número de candidatos que puede tener un analista didáctico. ¿Las sombras de sus 8 9 candidatos caen sobre el yo del analista didáctico?. ¿Hay también un empobrecimiento?. Algunos didactas que analizan candidatos dicen no poder hacer trabajos, por los problemas de confidencialidad. Las ventajas de ser analista didáctico es que pueden ellos constituir un linaje, pueden prolongarse más allá de ellos mismos, en sus candidatos, pero también puede contribuir a la falta de creatividad. Resumen Este trabajo cuestiona el análisis didáctico. Descubre en él algunos objetivos que no son explícitos y que identifican algunas características no deseadas de la institución psicoanalítica y del psicoanálisis. Lo responsabiliza de la existencia de los didactas que son la clase jerárquica superior que detenta el poder en las asociaciones y que difícilmente podrán hacer análisis libres y neutrales y que a través de sus analizados mantendrán sus teorías, linajes y autoridad. Son también responsables de un clima paranoideo de inhibición y sometimiento. Son buscados, elegidos por los candidatos para relaciones narcisistas con activación de las identificaciones primarias. Las identificaciones narcisistas parcialmente se alojarán en el Superyo que funcionará como imperativo categórico. El candidato quiere ser como su analista y la búsqueda de la mejoría es secundaria. A raíz de éste análisis se tiende a una uniformidad que estimula la idealización y el ocultamiento de la transferencia negativa, lo que permite que se “crea” en la teoría y sea innecesaria la investigación. Esto podrá ser transmitido por candidatos y analistas a sus pacientes con la convicción necesaria para que también ellos “crean” en su tratamiento lo que favorecerá la alianza terapéutica y la mejoría. En este trabajo quisimos reflexionar acerca de que el análisis didáctico alcanza una serie de objetivos que son implícitos y que requieren de una investigación para descubrirlos. Esta investigación se hace difícil ya que cuestiona una tradición de muchos años que adquiere caracteres de rito. El análisis didáctico estimula el conservadurismo, la uniformidad, la identificación imitativa, la conversión de lo científico en artesanal. 9 10 Bibliografía Beitman B. Bernard y cols. (1989). 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