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Volúmenes temáticos de la Sociedad Argentina de Lingüística Serie 2012 Editores de la serie Víctor M. Castel CONICET y Universidad Nacional de Cuyo Mabel Giammatteo Universidad de Buenos Aires y Universidad del Salvador Alejandro Parini Universidad de Buenos Aires y Universidad de Belgrano La Serie 2012 de los Volúmenes temáticos de la SAL publica una selección de trabajos de los diversos campos que conforman las ciencias del lenguaje. La selección se hizo mediante una convocatoria abierta a todos los autores que presentaron ponencias en el XIII Congreso de la SAL (2012). Los volúmenes, editados y evaluados por expertos en los campos correspondientes, reflejan el estado actual de las prácticas científicas de las respectivas (sub)comunidades discursivas. Volúmenes publicados 1. Enseñanza de lenguas e interculturalidad 2. Lenguaje, cognición y cerebro 3. Discurso especializado: estudios teóricos y aplicados 4. En torno a la morfosintaxis del español 5. Discurso, identidad y representación social 6. Léxico y sintaxis 7. Lenguas indígenas de América del Sur I. Fonología y léxico 8. Discurso argumentativo, jurídico e institucional 9. Lingüísticas del uso. Estrategias metodológicas y hallazgos empíricos 10. Enseñanza de la gramática 11. Lengua, historia y sociedad 12. Cuestiones de fonética, fonología y oralidad 13. El español rioplatense desde una perspectiva generativa 14. Rumbos sociolingüísticos 15. Lenguas extranjeras. Aportes teórico-descriptivos y propuestas pedagógicas 16. Lenguas indígenas de América del Sur II. Morfosintaxis y contacto de lenguas 17. Discurso literario, periodístico y mediático Volúmenes por aparecer 18. Cuestiones lexicológicas y lexicográficas 19. Lenguaje, discurso e interacción en los espacios virtuales 20. Lexicografía, lexicografía especializada y terminología Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Discurso literario, periodístico y mediático Diego Bentivegna y Lucía Bregant Editores Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Discurso literario, periodístico y mediático, / Leandro Arce... [et al.]; edición literaria a cargo de Diego Bentivegna y Lucía Bregant. - 1a ed. - Mendoza: Facultad de Filosofía y Letras, Universidad Nacional de Cuyo; Sociedad Argentina de Lingüística, 2013. E-Book. - (Volúmenes temáticos de la Sociedad Argentina de Lingüistica / Castel, V., Giammatteo, M. y Parini, A.) ISBN 978-950-774-239-2 1. Lengua. 2. Discurso. 3. Medios. I. Bentivegna, Diego, ed. lit. II. Bregant, Lucía, ed. lit. CDD 808.5 Fecha de catalogación: 27/11/2013 © 2013, Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo © 2013, Sociedad Argentina de Lingüística Editorial de la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad Nacional de Cuyo Centro Universitario Parque Gral. San Martín Casilla de Correo 345 5500 Mendoza República Argentina E-mail: [email protected] Web address: http://ffyl.uncu.edu.ar Contacto Serie 2012 de Volúmenes temáticos: [email protected] Idea, diagramación, composición y diseño: Gráfica Brovedá Primera edición: diciembre de 2013 Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Contenido Evaluadores de Volúmenes temáticos: serie 2012 ........................... 11 Autores del volumen ....................................................................... 15 Introducción ................................................................................... 17 Diego Bentivegna y Lucía Bregant Parte I: Discurso literario Capítulo 1 ....................................................................................... 23 Presupuestos para el abordaje pedagógico de la escritura de textos literarios Leandro C. Arce Capítulo 2 ....................................................................................... 31 Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos Diego Bentivegna Parte II: Discurso periodístico Capítulo 3 ....................................................................................... 45 La descortesía verbal en la prensa de Salta. Acerca del discurso político Olga Alicia Armata Capítulo 4 ....................................................................................... 55 La clasificación de procesos como herramienta de análisis: de categorías graduales a conjuntos de rasgos María Lucía Molina y Cecilia Serpa Capítulo 5 ....................................................................................... 73 Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita. El caso Antonini Wilson María Belén Romano Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Capítulo 6 ....................................................................................... 93 Características léxico-sintácticas de la ironía y el sarcasmo en un corpus escrito del español de Sonora Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz Ciscomani Parte III: Otros discursos mediáticos Capítulo 7 ..................................................................................... 103 Neología semántica en canciones de cumbia Lucía Bregant Capítulo 8 ..................................................................................... 119 Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español: un estudio sobre rumores financieros en Internet Manuel Libenson Referencias ................................................................................... 133 Foto y filiación de los editores del volumen .................................. 142 Contratapa .................................................................................... 143 Evaluadores de Volúmenes temáticos: serie 2012 Hugo Daniel Aguilar Juan Eduardo Bonnin Universidad Nacional de Río Cuarto y Universidad Nacional de Villa Mercedes CEIL / CONICET Luis Aguirre Universidad de Buenos Aires Universidad Nacional de Cuyo Silvana Elizabeth Alaníz Universidad Nacional de San Juan Hilda Albano María Paula Bonorino Iris Viviana Bosio Universidad Nacional de Cuyo Viviana Cárdenas Universidad Nacional de Salta Universidad de Buenos Aires y Universidad del Salvador Javier Carol Guadalupe Álvarez Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de General Sarmiento CONICET y Universidad Nacional de General Sarmiento Liliana Anglada Isolda E. Carranza Universidad Nacional de Córdoba CONICET y Universidad Nacional de Córdoba Leandro Arce Cintia Carrió Universidad Nacional de Catamarca Universidad Nacional del Litoral y CONICET Fernando Balbachan Universidad de Buenos Aires Vanina Andrea Barbeito Universidad de Buenos Aires Alicia E. Carrizo Universidad de Buenos Aires Víctor M. Castel CONICET y Universidad Nacional de Cuyo Yris Barraza Programa de Formación de Maestros Bilingües de la Amazonía Peruana, Iquitos, Perú Marisa Censabella Juan Pablo Barreyro María Chavarría Universidad de Buenos Aires Macalester College, Saint Paul MN, USA y CONICET Graciela Barrios Universidad de la República CONICET y Universidad Nacional del Nordeste Néstor Chiapetta Universidad Nacional de Cuyo Roberto Bein Universidad de Buenos Aires Laura Colantoni University of Toronto Marina Berri Universidad de Buenos Aires y CONICET Mariana Cuñarro Cristina Boccia Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de Lomas de Zamora Universidad Nacional de Cuyo Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Evaluadores Wilmar D'Angelis Marymarcia Guedes Universidade Estadual de Campinas (UNICAMP), Campinas SP, Brasil Universidade Estadual Paulista "Júlio de Mesquita Filho" (UNESP), Campus Araraquara , São Paulo, Brasil Alejandro de la Mora Universidad Nacional Autónoma de México Lorena de-Matteis Universidad Nacional del Sur y CONICET Ángela Lucía Di Tullio Universidad Nacional del Comahue Juan Antonio Ennis Lilián Guerrero Valenzuela Universidad Nacional Autónoma de México Samiah Hassan Universidad Nacional de Cuyo Ana Carolina Hecht CONICET y Universidad de Buenos Aires Universidad Nacional de La Plata y CONICET Yolanda Hipperdinger Andrea Estrada Estela Klett Universidad de Buenos Aires Universidad de Buenos Aires Alain Fabre Inés Kuguel Universidad de Tampere, Finlandia Universidad Nacional de General Sarmiento y Universidad de Buenos Aires Ana Fernández Garay CONICET y Universidad Nacional del Sur Universidad Nacional de La Pampa y CONICET Georgina Lacanna Fernando García Rivera Daniela Lauria Programa de Formación de Maestros Bilingües de la Amazonía Peruana, Iquitos, Perú Universidad de Buenos Aires y CONICET Paula S. García Universidad de Buenos Aires Adalberto Ghio Universidad de Buenos Aires Marta Lescano Universidad Pedagógica Victoria Magariños Universidad Nacional de Cuyo Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de Lomas de Zamora Ángel Maldonado Mabel Giammatteo Universidad Nacional de Río Negro Universidad de Buenos Aires Mara Glozman Universidad de Buenos Aires y CONICET Lucía Golluscio Universidad de Buenos Aires Marisa Malvestitti Alicia Edith Marconi Universidad Nacional de Cuyo Ana María Marcovecchio CONICET y Universidad de Buenos Aires Universidad de Buenos Aires y Universidad Católica Argentina Luisa Granato María Mare Universidad Nacional de La Plata Beatriz Gualdieri Universidad Nacional de Luján Universidad Nacional del Comahue Angelita Martínez Universidad Nacional de La Plata y Universidad de Buenos Aires Evaluadores Ileana Martínez Liliana Pérez Universidad Nacional de Río Cuarto Universidad Nacional de Cuyo Salvio Martín Menéndez Mercedes Pujalte Universidad de Buenos Aires y CONICET Universidad Nacional del Comahue Jackeline Miazzo Alejandro Raiter Universidad Nacional de San Luis Universidad de Buenos Aires Laura Miñones María del Rosario Ramallo Instituto de Enseñanza Superior en Lenguas Vivas ‘Juan Ramón Fernández’ y Universidad de Buenos Aires Universidad Nacional de Cuyo Mariana Morón Usandivaras Universidad de Buenos Aires y CONICET Liliana Naveira Silvia Ramírez Gelbes Universidad de Buenos Aires y Universidad de San Andrés Gabriela Resnik Universidad Nacional de Mar del Plata Universidad Nacional de General Sarmiento María Valetina Noblia Marcela Reynoso Universidad de Buenos Aires Universidad Nacional de Entre Ríos Susana Ortega de Hocevar Susana Rezzano Universidad Nacional de Cuyo Universidad Nacional de San Luis Ana Pacagnini Mariela Rígano Universidad Nacional de Río Negro Universidad Nacional del Sur Constanza Padilla Elizabeth Rigatuso CONICET y Universidad Nacional de Tucumán Universidad Nacional del Sur y CONICET Azucena Palacios Silvina Rodríguez Universidad Autónoma de Madrid Universidad Nacional del Comahue Alejandro Parini Grisel Salmasso Universidad de Buenos Aires y Universidad de Belgrano CONICET y Universidad Nacional de Cuyo Luis París Universidad Nacional de San Juan CONICET y Universidad Nacional de Cuyo Carlos Pasero Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de Luján Rosana Pasquale Universidad Nacional de Luján y Universidad de Buenos Aires Liliana Pazo Instituto Superior del Profesorado "Joaquín V. González" Rosa María Sanou Raquel Santana Santos Universidade de São Paulo Ana Karina Savio Universidad de Buenos Aires Inge Sichra Universidad Mayor de San Simón, Bolivia Lidia Soler Universidad Nacional de Córdoba Evaluadores Adriana Speranza Guillermo Toscano y García Universidad Nacional de Moreno y Universidad Nacional de La Plata Universidad de Buenos Aires Sonia Suárez Cepeda Universidad de Buenos Aires Augusto Trombeta Universidad Nacional de La Pampa y Universidad Nacional de Córdoba Alejandra Vidal Mariana Szretter CONICET y Universidad Nacional de Formosa Universidad de Buenos Aires María Beatriz Taboada Maximiliano Wilson Université Laval, Québec, Canada Universidad Autónoma de Entre Ríos y CONICET Pablo Zdrojewski Diana Támola Universidad de Buenos Aires y Universidad Nacional de General Sarmiento Universidad Nacional de Cuyo Jimena Terraza Universidad de Toronto, Canadá Autores del volumen Leandro Arce Universidad Nacional de Catamarca [email protected] Olga Alicia Armata Universidad Nacional de Salta [email protected] Diego Bentivegna Universidad Nacional de Tres de Febrero, Universidad de Buenos Aires y CONICET [email protected] Lucía Bregant Universidad de Buenos Aires y CONICET [email protected] Manuel Libenson Universidad de Buenos Aires y CONICET [email protected] María Lucía Molina Universidad de Buenos Aires y CONICET [email protected] Rosa María Ortiz Ciscomani Universidad de Sonora [email protected] Cristina Rodríguez Meléndrez Universidad de Sonora [email protected] María Belén Romano Universidad Nacional de Tucumán, INVELEC y CONICET [email protected] Cecilia Serpa Universidad de Buenos Aires y CONICET [email protected] Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Introducción Diego Bentivegna y Lucía Bregant El presente volumen reúne una serie de trabajos que abrevan en diferentes áreas de estudio de lo que, en un sentido muy general, podemos pensar como “estudios sobre el lenguaje”. No se trata, en este sentido, de un volumen estrictamente inscripto en la Lingüística: remite, más concretamente, a un campo de intereses teóricos heterogéneo en el que conviven diferentes modos de reflexionar sobre el problema de los discursos, los textos y los lenguajes. En este sentido, los trabajos movilizan herramientas teóricas que provienen de marcos teóricos diferenciados, en especial de las diferentes ramas del análisis del discurso, de la lingüística sistémico-funcional, de la pragmática, la teoría de la argumentación de la lengua, los estudios sobre los medios y los estudios literarios. Dada esta diversidad de perspectivas teóricas y metodológicas, los editores del volumen decidimos articular los estudios reunidos en tres grandes secciones (discurso literario, discurso periodístico y otros discursos mediáticos) de acuerdo fundamentalmente con las confluencias de los trabajos seleccionados en lo que se refiere al objeto de estudio abordado. En la primera parte de este volumen, dedicada al discurso literario, Leandro Arce llama la atención sobre la escasez de investigaciones científicas abocadas al estudio de la escritura de textos literarios y el hecho de que, en el ámbito escolar, el foco de las actividades de escritura esté puesto en la redacción de textos expositivos, mientras que los textos literarios son trabajados fundamentalmente en actividades de lectura. Teniendo en cuenta esta situación, Arce considera que es esencial recuperar las prácticas de escritura de ficción, y ello tanto en la escuela media como en los estudios superiores; esto se debe a que este tipo de tareas obliga a tomar distancia sobre la cotidianeidad del lenguaje; adoptar nuevos puntos de vista; reflexionar sobre cuestiones de género textual, léxico y gramática; idear mundos posibles y adecuarlos a los condicionamientos impuestos por los hablantes y poner en juego la imaginación. Con el objetivo a largo plazo de proporcionar bases para la elaboración de dispositivos pedagógicos que ayuden al desarrollo de competencias de escritura, el autor realiza un recorrido sobre los diferentes modelos que, a partir de mediados de la década del 70, intentan explicar los procesos cognitivos implicados en la actividad escrituraria: modelos por etapas, modelos procesuales y modelos contextuales. Los modelos incorporan progresivamente nuevos componentes, con el fin de dar cuenta de las operaciones que se ponen en juego en el complejo proceso de la escritura. Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Diego Bentivegna y Lucía Bregant El capítulo siguiente, a cargo de Diego Bentivegna, está dedicado al análisis discursivo de dos obras de la crítica literaria de la década del 40: Crítica literaria, de Leonardo Castellani y El espíritu y la letra, de Ernesto Palacio, con herramientas provenientes de los estudios literarios (Compagnon 2007) y del análisis del discurso (Angenot 1982, Maingueneau 2009). Según Bentivegna, se trata de textos que manifiestan de manera insistente la presencia del yo de la enunciación en el marco general de un ethos agónico y confrontativo. Estos textos, que participan de un campo discursivo nacionalista, delimitan también un espacio discursivo propio, que Bentivegna caracteriza como antimoderno. Este discurso vehiculiza contenidos no hegemónicos a través de formatos discursivos legitimados por la crítica. La segunda parte del volumen se centra en el análisis del discurso periodístico, con diferentes marcos teóricos: la pragmática, la lingüística sistémico-funcional y el análisis crítico del discurso. En el primero de los capítulos de esta segunda parte, su autora, Olga Armata, realiza un análisis de las formas de (des)cortesía verbal empleadas por periodistas y candidatos durante la campaña electoral de 2011 en un corpus textual de diarios y seminarios salteños. La selección del corpus periodístico da cuenta del importante rol que este ámbito discursivo tiene en el intercambio, el debate y la confrontación de los representantes políticos. El análisis a partir de herramientas de la pragmática sociocultural, que toma en cuenta los aspectos contextuales, especialmente los parámetros culturales, permite llegar a la conclusión de que existe un elevado nivel de agresividad entre los interlocutores, que se puede verificar en el uso de diferentes estrategias de descortesía, que permiten al hablante ridiculizar a su interlocutor-opositor, asociarlo con hechos negativos o adoptar una actitud refractaria hacia él. En el capítulo 4, María Lucía Molina y Cecilia Serpa analizan dos corpora provenientes de distintos ámbitos, el periodístico y el legal, con el fin de adaptar la clasificación de procesos y roles temáticos que propone la lingüística sistémico-funcional (Halliday y Mathiessen 2004). A partir del trabajo inductivo sobre sus corpora textuales, las autoras encuentran que los seis tipos previstos por la teoría (material, mental, relacional, verbal, existencial y de conducta) pueden resultar imprecisos y dar lugar a que el analista se vea en la obligación de tomar decisiones arbitrarias o simplificar la complejidad semántica de los textos. Para evitar dicha imprecisión, Molina y Serpa proponen un reordenamiento de la clasificación, según el cual los procesos son entendidos como configurados a partir del cruce de varios rasgos, dando lugar a quince opciones posibles. Esta clasificación resulta valiosa, en tanto, en primer lugar, permite hacer análisis más exhaustivos de los textos, y, en segundo lugar, resulta más explicativa, ya que permite caracterizar con 18 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Introducción mayor detalle los tipos de procesos, especialmente cuando no son prototípicos. En el capítulo 5, María Belén Romano analiza las representaciones del escándalo político (representado, en su corpus, con el llamado “caso Antonini Wilson”) en noticias publicadas en los diarios La Nación y Página 12. El marco teórico metodológico empleado incorpora aportes de la Lingüística Sistémico-Funcional (Halliday 1982), el Análisis Crítico del Discurso (Van Dijk 1999, 2003, Wodak 2003) y la pragmática (García Negroni y Tordesillas 2001, Fonte 2008). El análisis cualitativo y cuantitativo realizado permite reconocer diferentes estrategias mediante las cuales el enunciador periodista relata los hechos dentro de los límites de la ideología profesional y política defendida: la estrategia de autorización, la estrategia de negociación y la estrategia de evaluación. Por medio de la primera, los diarios se presentan como investigadores ayudantes de la justicia; por medio de la segunda, los personajes públicos que funcionan como actores en el “escándalo” que se relata son citados mediante diferentes formas del discurso referido para disputarse la veracidad de su representación de los hechos; por medio de la última, se valora a los actores o a sus acciones, mediante procedimientos léxicos y gramaticales. La estrategia ideológica general subyacente es la de presentar de forma positiva al grupo de pertenencia y de forma negativa a los adversarios. De esta manera, la categoría del escándalo permite ver cómo se vinculan el poder político y el mediático. En el capítulo 6, Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz Ciscomani analizan, con herramientas provenientes de la pragmática, las expresiones irónicas y sarcásticas presentes en la columna editorial de un diario de Sonora, en el norte de México. Las autoras llegan a la conclusión de que, si bien, en su uso corriente, los términos “ironía” y “sarcasmo” se usan de manera indistinta, existen entre ellos diferencias en cuanto a la relación con el destinatario: mientras que la ironía requiere de un proceso inferencial, en tanto se vale de recursos léxicos con un significado distinto del literal, el sarcasmo no requiere de tal proceso, en tanto se apoya en recursos tales como marcas modales, léxico negativo y preguntas críticas que muestran la postura crítica, de desacuerdo o censura del enunciador. La tercera y última parte del presente volumen agrupa dos trabajos que se abocan al análisis de otras prácticas discursivas, también mediáticas: las letras de canciones y los rumores financieros publicados en sitios web especializados. En el capítulo 7, Lucía Bregant analiza el funcionamiento textual y comunicativo de los neologismos semánticos presentes en canciones de cumbia argentina con herramientas teóricometodológicas de la lingüística textual. El análisis cuantitativo y cualitativo realizado muestra una correlación entre la presencia de Discurso literario, periodístico y mediático 19 Diego Bentivegna y Lucía Bregant neologismos (en el nivel de la forma), el tema textual (en el nivel temático) y la función textual (en el nivel funcional), de manera que aquellas canciones en las que la delimitación de un grupo tiene un rol temático importante y cuya función principal es la de “expresarse” presentan una incidencia significativamente mayor de léxico neológico. Esta correlación permite llegar a la conclusión de que la función de los neologismos semánticos es doble: por un lado, crean lazos de pertenencia grupal, al permitir representar en un texto de difusión masiva la variedad lingüística de un grupo social marginado; por el otro, su carácter potencialmente hermético permite excluir a quienes no son considerados parte del grupo identitario, al mismo tiempo que, en el plano temático, se los enfrenta. En el último capítulo del volumen, Manuel Libenson analiza los procedimientos de realización y desrealización argumentativa (Ducrot 1998) de un conjunto de enunciados-rumor publicados en sitios web especializados en temas bursátiles y financieros, a partir de los principios de la teoría de la argumentación en la lengua (Anscombre y Ducrot 1994) y el análisis semántico-argumentativo (Ducrot 1984, 1990). El autor propone una interpretación argumentativa de ciertas marcas de modalidad epistémica que configuran semánticamente diferentes grados de incerteza en estos discursos. Su conclusión es que, en el caso del género estudiado, la incerteza enunciativa puede conceptualizarse gradualmente sobre la base de procedimientos argumentativos, y no como el resultado de un compromiso variable del hablante frente a una verdad proposicional. Así, la representación del decir incierto de terceros puede ser visualizada sin necesidad teórica de asignar a priori una escala estática de confiabilidad a los evidenciales. En síntesis, los trabajos aquí reunidos permiten recorrer un territorio complejo y heteróclito en el que se plantea de diferentes maneras el abordaje de grandes discursos sociales, de la literatura a la música popular, del discurso periodístico al discurso político, de la crítica literaria a la enseñanza de la escritura. Es en esta diversidad de los objetos de estudio y en la confluencia de múltiples perspectivas de análisis donde radica, entendemos, la riqueza del volumen. Buenos Aires, diciembre de 2013 20 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Parte I Discurso literario Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Capítulo 1 Presupuestos para el abordaje pedagógico de la escritura de textos literarios Leandro C. Arce En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013) Discurso literario, periodístico y mediático. Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 23-30. ISBN 978-950-774-239-2 Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978 Resumen Este trabajo sigue una línea iniciada en el marco de la investigación de los procesos de lectura de textos literarios y se extiende ahora a los procesos de escritura, siempre desde una perspectiva teórica con proyección pedagógica. Del mismo modo que los mecanismos implicados en los procesos de lectura y comprensión de textos literarios no han sido tema de demasiadas investigaciones (en virtud de que la mayoría de estas toma como base la comprensión de textos académicos), al enfrentar el abordaje de la escritura de estos textos en el marco del desarrollo de los procesos de escritura, tampoco se encuentran demasiados antecedentes basados en la investigación científica. En este sentido, presentamos un estado del arte en relación con la escritura literaria, que parte de la concepción de la escritura como proceso cognitivo (Flower y Hayes 1981, 1996, Van Dijk y Kintsch 1983, Scardamalia y Bereiter 1992, Camps 1992, Lacon y Ortega de Hocevar 2003, entre otros) y procura avanzar, al menos, sobre las dimensiones sociocultural (que integra los aspectos afectivos y aquellos derivados del entorno social y cultural) y estética (representaciones, valoraciones y relaciones intertextuales). El objetivo es delimitar un marco de interpretación para la investigación de estos procesos con miras a proporcionar, en el largo plazo, bases para la elaboración de dispositivos pedagógicos tendientes a desarrollar las competencias escriturarias en los distintos niveles de la educación formal. Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Leandro C. Arce 1 Introducción Encuadrado en las actividades de la Cátedra UNESCO, subsede Catamarca, el presente trabajo es la continuación de la línea de investigación de los procesos de lectura de textos literarios, que se extiende ahora a los procesos de escritura, siempre desde una perspectiva teórica con proyección pedagógica. Del mismo modo que los mecanismos implicados en los procesos de lectura y comprensión de textos literarios no han sido objeto de demasiadas investigaciones (en virtud de que la mayoría de éstas toma como base la comprensión de textos académicos), el abordaje de la escritura de textos literarios en el marco del desarrollo de los procesos de escritura tampoco encuentra demasiados antecedentes basados en la investigación científica. En este sentido, presentamos un estado del arte en relación con la escritura literaria, que parte de la concepción de la escritura como proceso cognitivo (Flower y Hayes 1981, 1996, Van Dijk y Kintsch 1983, Scardamalia y Bereiter 1992, Camps 1992, Lacon y Ortega de Hocevar 2003, entre otros) y procura avanzar, al menos, sobre las dimensiones sociocultural (que integra los aspectos afectivos y aquellos derivados del entorno social y cultural) y estética (representaciones, valoraciones y relaciones intertextuales). 2 El abordaje pedagógico de la escritura de textos literarios 2.1 Reflexión sobre la problemática En los últimos años, la preocupación por el rendimiento de los alumnos ingresantes a los estudios universitarios ha llevado a la proliferación de trabajos de investigación y de intervención destinados a fortalecer los procesos de lectura y escritura académicas. En la actualidad, incluso en las carreras de posgrado se han incorporado trayectos formativos orientados al mismo fin. Un diagnóstico más o menos superficial, aunque no por eso alejado de la realidad, de la problemática en cuestión indica que el problema radica en el abandono de las prácticas de escritura desde el nivel medio en pos de incentivar y trabajar cuestiones referidas a la oralidad. Los resultados de varios proyectos de investigación anteriores y de instancias de capacitación docente llevan a corroborar esta idea, al menos en el sistema educativo de la ciudad de San Fernando del Valle de Catamarca. En relación con esto, se ha podido comprobar que muchos docentes de Lengua y Literatura no trabajan las actividades de escritura ni de lectura como procesos cognitivos, no por falta de conocimiento sobre el tema, sino por la dificultad de realizar el seguimiento de este tipo de tareas cuando se tiene entre 250 y 300 alumnos. En este marco, los tipos textuales que se proponen con más frecuencia para la lectura son los textos literarios; sin embargo, a la hora de escribir, suele privilegiarse la redacción de textos 24 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Presupuestos para el abordaje pedagógico de la escritura de textos literarios expositivos. Esto puede encontrar un correlato en el hecho de que, en la formación de grado de docentes de Letras, tampoco existen espacios que trabajen la escritura de textos literarios, como en otras épocas se hacía en asignaturas como Composición Literaria, en las que se ensayaban prácticas de lectura y de escritura de diversos géneros discursivos. A partir de este panorama, en esta comunicación, inserta en el proyecto de investigación Incidencia de las prácticas de escritura de ficción en la formación del profesorado y en las competencias para la escritura académica (SeCyT-U.N.Ca., 2012-2015), el objetivo es iniciar la exploración de un posible marco para la descripción y la reflexión, a fin de comprobar si la ejercitación en escritura literaria contribuye a mejorar las competencias escriturarias de los estudiantes, incluso las de escritura académica, tanto en el nivel de grado como en el de posgrado y, simultáneamente, determinar las causas de la no inclusión de prácticas de escritura de ficción en los diseños curriculares del profesorado. 2.2 Antecedentes en el estudio de la escritura como proceso Históricamente, (y, desgraciadamente, también en la actualidad) la escritura es entendida como un producto. En esta concepción, escribir es un fenómeno mecánico centrado estrictamente en la representación gráfica de los datos lingüísticos, proporcionados por fuentes externas. Sus orígenes pueden rastrearse en los tratados de gramática tradicional, retórica o estilística y en los manuales de composición. En ellos, interesan las reglas que rigen el funcionamiento de la lengua, a saber, patrones y normas gramaticales básicas, ortografía, puntuación; en otras palabras, el interés está centrado en aspectos formales y superficiales del texto. Ahora bien, el abordaje de la escritura como objeto de estudio de interés surge a mediados de los años 70 con la profundización de los aportes de la Lingüística del Texto y con el avance de la Psicología Cognitiva, que entendía las actividades de lectura y escritura como procesos cognitivos. A partir de este momento, surgen distintos modelos, cuyo objeto es representar, de alguna forma, los procesos cognitivos implicados en la actividad escrituraria. Se parte, así, de hipótesis con las que se procura describir los procesos mentales que intervienen en la composición del texto escrito, procesos que tienen su fase inicial en la mente y vinculan módulos como la memoria a largo plazo, el conocimiento del lenguaje, la imaginación, entre otros. Entre los principales modelos desarrollados en esta época, se destacan, entre otros, los modelos de etapas (Lacón de De Lucia y Ortega de Hocevar 2003). Son modelos elementales basados estrictamente en la observación de la tarea del escritor, sin prestar atención a los aspectos Discurso literario, periodístico y mediático 25 Leandro C. Arce cognitivos y volitivos de la tarea escritora. Sin embargo, configuran los primeros intentos de estudiar la expresión escrita, no como simple producto, sino como una actividad compleja, formada por distintas fases. Podría pensarse como una transición entre los modelos de producto y los de proceso, dado que, en este marco, escribir no es más que traducir los fonemas a símbolos gráficos; las etapas son inflexibles, de corte lineal y unidireccional. Para Camps (1992), son modelos seriales en los que persiste la noción de producto, pues el acento recae en la propagación de ideas, más que en los procesos internos que experimenta el escritor. Cassany (1990) propone un modelo de esta índole, que prevé tres momentos en el proceso de escritura (similar a su propuesta para el trabajo con la lectura): la preescritura, que consiste en la planificación mental de la tarea, la escritura, la puesta en texto de esas ideas, y la reescritura, que consiste en la revisión, corrección y edición del texto. Por su parte, los modelos propiamente cognitivos o procesuales conciben la escritura como la interacción compleja de procesos y actividades mentales de carácter flexible, recursivo e interactivo, en cuyo monitoreo intervienen factores internos, como el conocimiento lingüístico y de las estructuras textuales, y externos, como las restricciones de la situación comunicativa. Estos modelos tienen en cuenta la complejidad del proceso de escritura, especialmente en cuanto a los subprocesos que se organizan jerárquicamente y que revelan la actividad cognitiva sentida por los sujetos productores durante la escritura. Cada etapa del proceso es recursiva e interactiva y se caracteriza por avances y retrocesos permanentes. Dentro de este paradigma, la escritura es una actividad compleja, en la cual se activan operaciones mentales, destinadas a obtener un discurso coherente en función de situaciones comunicativas específicas. Los principales representantes de este modelo son el de Flower y Hayes (1981), el de Van Dijk y Kintsch (1983) y el de Bereiter y Scardamalia (1987, 1992). Dentro de esta línea, uno de los modelos que más repercusión ha tenido es el de Flower y Hayes (1981), que concibe que el proceso de escritura está siempre guiado por objetivos específicos, organizados jerárquicamente. Los procesos mentales que intervienen son interactivos y recursivos, no secuenciales. En el modelo se contemplan diversos componentes: el primero, el ambiente de trabajo o entorno de la tarea, supone dos unidades: el problema retórico (el objetivo, el tema, los receptores y la intención comunicativa) y el texto en construcción, que condiciona progresivamente las elecciones y las relaciones entre lo ya dicho y lo nuevo, de modo de establecer una trabazón gramatical y semántica que otorgue coherencia al texto creado; el segundo componente es la memoria a largo plazo, que contiene los conocimientos que el escritor emplea en el proceso de escritura; el tercero, los procesos 26 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Presupuestos para el abordaje pedagógico de la escritura de textos literarios de escritura, que incluye las etapas de planificación (generación y organización de ideas y establecimiento de objetivos), de redacción (puesta en texto de lo planificado a partir de la mayor o menor experticia que posea el escritor respecto de las convenciones de la escritura) y de revisión (evaluación o análisis de lo escrito). Todo el proceso es verificado por una estrategia de control, que regula la integración y la interacción de todos los subprocesos. El modelo estratégico de Van Dijk y Kintsch (1983) comprende dos momentos: el de comprensión y el de producción, que se asemejan en los niveles y las estrategias que ponen en juego y se distinguen por sus objetivos. En esta propuesta, las estrategias son entendidas como representaciones cognitivas globales de los medios necesarios para lograr un objetivo. El primer paso en el proceso de producción es la construcción de una representación inicial global que contempla el tema general (macroestructura semántica) y el macroacto de habla (intención comunicativa). Implica, por lo mismo, la activación de información en la memoria a largo plazo a partir de estímulos situacionales y discursivos. Estas representaciones (macroestucturas) se almacenan progresivamente en la memoria a corto plazo y sirven de control para los procesos de producción subsiguientes. Entre las estrategias que prevé el modelo se cuentan: a) estrategias de producción interactivas y pragmáticas; b) estrategias de producción semántica (macroestructurales y superestructurales); c) estrategias microestructurales o de coherencia local; y d) estrategias proposicionales (nivel oracional y léxico). Finalmente, dentro de los modelos procesuales se cuentan los propuestos por Bereiter y Scardamalia (1987), quienes modelizan los procesos que llevan a cabo los lectores no expertos (el modelo de decir el conocimiento) o escritura asociativa, y el modelo que refleja la actuación de los escritores expertos o maduros, denominado transformar el conocimiento. El primero es un modelo elemental, en el que el escritor novato parte de una representación de la tarea, localiza los elementos vinculados con el tópico y el género, los que sirven de estímulos para activar conocimientos almacenados en la memoria a largo plazo, los que se combinan con conceptos asociados hasta que estos se agotan. El segundo modelo, que contiene al primero como una de sus etapas, tiene como base los contenidos que se relacionan interactivamente con los conocimientos lingüísticos y discursivos, con el objeto de organizar los distintos elementos y partes del texto, lo que le permite crear contenidos nuevos mediante la transformación de sus propios conocimientos. Por último, encontramos los denominados modelos ecológicos o modelos contextuales, que procuran incorporar variables contextuales y emocionales dentro del proceso de escritura. Se mantiene el consenso en cuanto a que se trata de un proceso individual de toma de decisiones, Discurso literario, periodístico y mediático 27 Leandro C. Arce solución de problemas y aplicación de estrategias de planificación, supervisión, evaluación y reflexión; pero, además, se advierte como un proceso de intercambio social (Díaz Blanca 2002). Así, se postula que es el ámbito de circulación el que define el significado de los textos. Castelló (1999) afirma, en este sentido, que "toda producción escrita es tributaria y recobra únicamente sentido en el contexto en el cual se ubica el escritor". Marinkovich (2002) denomina a estos “modelos cognitivos renovados” o, mejor, sociocognitivos. En esta línea, Hayes (1996) actualiza el modelo de Flower y Hayes (1981), incorporando el componente afectivo. De este modo, se ofrece un marco más amplio que integra aspectos socioculturales, cognitivos y emocionales. Los aspectos más novedosos son la incorporación de la memoria de trabajo, la inclusión de elementos motivacionales y emocionales, además del conocimiento lingüístico, en la memoria de largo plazo y de la reformulación de los procesos cognitivos básicos. Como puede advertirse de este breve repaso por las teorizaciones sobre la escritura, los modelos o corrientes sucesivos han incorporado progresivamente nuevos componentes que intentan representar una visión holística de las operaciones que el escritor pone en juego al momento de trasladar al papel lo que va generando en la mente. Se trata, como se ha dicho, de modelizaciones condicionadas por el alto grado de inobservabilidad de los procesos, que sólo pueden abordarse durante la actividad concreta de escritura y proponerse como hipótesis que recrean cada paso que el hablante-escritor lleva a cabo en su mente. 2.3 La escritura literaria como estrategia pedagógica En los últimos años, parece haberse extendido en el ámbito educativo la idea de que la escritura de textos literarios consiste en una práctica propia de ciertos momentos de esparcimiento entre las actividades de lengua y literatura o que se restringe al ámbito de los talleres literarios. Probablemente, la excesiva importancia otorgada en los manuales de lengua castellana hasta mediados del siglo XX a las clases de composición literaria vinculadas con la enseñanza de la gramática (para una prueba inmediata, piénsese en las actividades propuestas en gramáticas clásicas como la de Alonso y Henríquez Ureña, 1938), haya determinado, con los cambios en las teorías psicológicas y pedagógicas, su exclusión de las propuestas curriculares más actuales, junto con la desaparición de la gramática misma. Concomitantemente, durante las últimas décadas se ha producido una revalorización de la escritura como práctica imprescindible en el mundo altamente alfabetizado en el que vivimos, a pesar de la excesiva importancia otorgada a la oralidad. Así y todo, las prácticas de escritura de textos literarios no ha podido recuperar su terreno, tal vez por la 28 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Presupuestos para el abordaje pedagógico de la escritura de textos literarios extraña convivencia de dos tipos de representaciones que se asocian a ella: de una parte, la visión romántica de que la escritura literaria consiste en un don natural que aflora en raptos de enajenación inspirado por seres mitológicos; de la otra, la idea de que la escritura es una práctica exclusivamente instrumental, que sirve fundamentalmente para la expresión de contenidos preexistentes (Alvarado y Setton 1998). La pedagogía tradicional, si bien se fundaba en la primera de estas concepciones, establecía una clara diferenciación entre la tarea del escritor consagrado y estos ensayos de escritura rotulados con el nombre de “composición”, que partía del estudio de fenómenos gramaticales, seguía con la lectura de textos ejemplares y llegaba a la escritura como vehículo para la preparación de los estudiantes en la apreciación estética de la literatura. En este sentido, el cambio terminológico operado en las prácticas de escritura, i.e., la sustitución de la composición por la redacción, supone en realidad el reemplazo de la dimensión estética y creativa del proceso de construcción de un texto literario por una práctica más mecánica, enfocada en la puesta en texto de asociaciones experienciales vinculadas con un tema propuesto. Alvarado (2004: 24-25) remarca esta idea, a partir de la siguiente afirmación de Castagnino (1969): La tarea de composición, asimilada a un arte de pensar, entraña el proceso retórico de invención, disposición y elocución; mientras que redacción es, simplemente, el ejercicio de poner por escrito el material recogido en el acto de invención, elaborado y ordenado en el de disposición. En la actualidad, la influencia determinante de disciplinas como la Lingüística del Texto, la Pragmática y la Psicolingüística, principalmente, ha llevado a que las prácticas de escritura, cuando existen, estriban en la redacción de textos fragmentarios, en los que se atiende, por lo general, a la forma (cohesión) y al contenido (coherencia), y más raramente a la pertinencia pragmática (adecuación), pero no a la calidad estética del texto. Por lo expuesto, y apoyados en investigaciones actuales como las de Frugoni (2006), creemos necesario recuperar las prácticas de la escritura de ficción, básicamente por el valor de la imaginación para el desarrollo de la escritura y el acceso a nuevos conocimientos acerca de la lengua y la literatura. En este sentido, creemos esencial la recuperación del espacio de escritura literaria no sólo en la escuela media, sino también en los niveles superiores, la que debe estar asentada en la lectura asidua de textos literarios. El principal fundamento de esta propuesta radica en que el solo hecho de someter a los estudiantes a la tarea de creación de un texto estético lo obliga a tomar distancia de la cotidianeidad del lenguaje, Discurso literario, periodístico y mediático 29 Leandro C. Arce reflexionar sobre sus características, repasar las combinaciones estereotipadas de las palabras para romper esos moldes, adoptar puntos de vista distintos del propio, crear situaciones y adecuar el lenguaje a los condicionamientos que esas mismas coordenadas imponen a los hablantes, reflexionar sobre los rasgos del género discursivo que se les propone trabajar, ensayar la creatividad mediante la ideación de mundos posibles, poner en juego la imaginación y plasmarla en palabras. En suma, las ventajas de la recuperación de estas prácticas en el ámbito de la enseñanza de la lengua y en la formación docente son incontables y propenden, indudablemente, al desarrollo de habilidades lingüísticas distintas de las que reclama un texto instrumental o expositivo. Como señala Alvarado (2004:28): Específicamente en relación con el proceso de generar ideas, la práctica de la escritura creativa o de invención favorece el desarrollo de habilidades útiles para la producción de cualquier tipo de texto. 3 A modo de conclusión Hemos planteado en esta comunicación el problema de la escritura desde distintas perspectivas teóricas, con el objeto de delimitar un marco de interpretación para la investigación de estos procesos con miras a proporcionar, en el largo plazo, bases para la elaboración de dispositivos pedagógicos tendientes a desarrollar las competencias escriturarias en los distintos niveles de la educación formal. En este sentido, creemos que la recuperación de la escritura creativa de textos literarios asociada muy de cerca con la lectura de este tipo de textos configura un espacio fecundo para el desarrollo de habilidades lingüísticas y cognitivas que redundarán en el desarrollo más completo de las distintas competencias implicadas en los procesos de lectura, comprensión y producción de todo tipo de textos. 30 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Capítulo 2 Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos Diego Bentivegna En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013) Discurso literario, periodístico y mediático. Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 31-42. ISBN 978-950-774-239-2 Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978 Resumen En 1945 se publican dos volúmenes de especial importancia para la crítica literaria argentina enmarcada en el campo nacionalista: Crítica literaria, de Leonardo Castellani, y la edición definitiva de El espíritu y la letra, de Ernesto Palacio. Nos proponemos leer estos dos “gestos críticos” como intervenciones características del discurso crítico nacionalista argentino, a partir de los rasgos del discurso polémico propuestos por Marc Angenot (1982) y por los caracteres de la antimodernidad cultural estudiados, para el caso francés, por Antoine Compagnon (2007). Nuestra hipótesis es que estos textos críticos, escasamente considerados por la crítica académica, permiten pensar una visión alternativa a las tendencias modernizadoras de la crítica contemporánea, tanto la representada, en su vertiente liberal, por los autores nucleados en la revista Sur, como a las líneas identificadas con la izquierda intelectual. En este sentido, analizaremos cómo en el discurso crítico de estos autores se construye un blanco polémico (Angenot 1982) constituido por el discurso modernizante de matriz liberal, se pone en funcionamiento un ethos enunciativo (Maingueneau 2009) de carácter predominante conflictivo y se despliegan los recursos propios de la mezcla de estilos y de lenguajes (Auerbach 1950) a través de diferentes recursos polifónicos. Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Diego Bentivegna 1 Introducción En este trabajo plantearé un abordaje con herramientas que provienen de los estudios literarios y del análisis del discurso de dos de las intervenciones críticas más lúcidas, y por cierto menos estudiadas, del siglo XX argentino: la de Leonardo Castellani y Ernesto Palacio. Me centraré, para ellos, en un corpus que recorta sendos textos de estos autores, publicados ambos en el año 1945. En efecto, me referiré por un lado al volumen Crítica literaria, de Castellani, publicado por la editorial Penca, y, por el otro, a la segunda edición de El espíritu y la letra, de Ernesto Palacio, publicado por la Editorial Herrera. Se trata de dos objetos que, en su propia materialidad paratextual, dicen mucho acerca de la producción escrita de ambos autores. En principio, como se puede apreciar ya por el nombre de las editoriales, nos encontramos ante dos intervenciones marginales en el ámbito de los modos de circulación de la palabra escrita en la Argentina, en un contexto que ha sido caracterizado por Jorge B. Rivera (1998) como un período de expansión de la industria editorial argentina, encarnada en grandes firmas como Emecé, Losada o Sudamericana, en las que la presencia hegemónica de sujetos del mundo intelectual liberal, ligados con el diario La Nación y con la revista Sur, es dominante. Por el otro, nos hallamos ante dos textos que funcionan, en un mismo momento histórico caracterizado a partir de junio de 1943 por el avance de los sectores nacionalistas en el aparato estatal (Devoto 2006, Mallimaci 2011), como una síntesis de la producción crítica –y, en un sentido más amplio, de la producción ensayística- de ambos autores en un momento de madurez. Castellani, en efecto, había nacido en 1899 en la localidad santafecina de Reconquista; Palacio, al año siguiente, en la de San Martín, en la provincia de Buenos Aires. Poco tiempo después de 1945, la vida de ambos dará un vuelco, potenciado por la consolidación del peronismo, que eclosiona, precisamente, ese año. Palacio se incorporará a las filas del nuevo movimiento como diputado y se dedicará de manera concentrada a la enseñanza universitaria y a la investigación política e histórica que lo conducirán, en 1953, a la publicación de un monumento del revisionismo: los dos volúmenes de la Historia de la Argentina; Castellani, candidato a diputado por las listas de la Alianza Libertadora Nacionalista que apoya a Perón, será recluido como consecuencia de su actividad política en Manresa durante tres años (1946-1949) y se concentrará, a partir de entonces, en la escritura ficcional, poética y exegética. En el caso de Crítica literaria, el volumen -de dimensiones más que considerables y prologado por Hernán Benítez- recoge varios textos de extensión mediana, publicados ya en algunas de las principales revistas en las que el sacerdote colaboraba desde los años 20, cuando era un 32 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos joven seminarista destinado a completar, por sus dotes intelectuales sobresalientes, su formación teológica y filosófica, primero en la Universidad Gregoriana de Roma y, más tarde, en la Sorbona de París.1 En el caso del volumen de Palacio, nos hallamos, más que ante una reedición strictu sensu, ante una selección de diferentes artículos que ya habían sido publicado en los tres volúmenes de ensayos críticos que Palacio había dado a la luz a partir de la década del 20: La inspiración y la gracia, de 1929, publicado por Gleyzer; El espíritu y la letra, el que da nombre a toda la serie, de 1936, y La historia falsificada, publicado originariamente en el año 1939 en la editorial Difusión, con un prólogo precisamente de Castellani y considerado como una de las intervenciones teóricas fundantes del llamado revisionismo histórico argentino.2 A menudo, la producción ensayística de Castellani y de Palacio ha sido incluida en el ámbito de la denominada “cultura nacionalista argentina”. Aunque en algunos aspectos esta caracterización puede resultar comprensible, entendemos que ello no da cuenta de la especificidad de sus intervenciones, que participan en el campo nacionalista desde una cierta especificidad discursiva en la que la crítica a los modos de configuración hegemónica de aquello que se entiende como “cultura argentina” –laica, liberal, cosmopolita- en cuyo centro estaría la literatura de Borges y de los escritores ligados con él a través de la revista Sur, juega un rol central. En principio, no estamos con ellos ante un nacionalismo estrecho, como el que critica Borges, en 1951, en “El escritor argentino y la tradición”. Por el contrario, la apertura de ambos a la cultura “universal” es, a todas luces, apabullante. Con Castellani, por ejemplo, se introducen en la Argentina algunas de las intervenciones más lúcidas de la cultura católica europea, sobre todo -aunque no exclusivamente- de lengua francesa.3 Asimismo, la atención a algunos autores del siglo XX europeo es permanente. Por ejemplo, Castellani lee de manera temprana en nuestro país a una autora que hoy consideramos clave, como Simone Weil, y relee a autores como Soren Kierkegaard en controversia con las Donde obtendría un título de posgrado con mención en Psicología a través de una tesina – La catarsis católica en los Ejercicios Espirituales de Ignacio de Loyola-, dirigida por el célebre psiquiatra Georges Dumas. Para los datos biográficos de Castellani, ver Randle (2003). 2 A su vez, esos libros recogen una parte de la producción de Palacio en publicaciones identificadas con el complejo y variado campo nacionalista y con el campo católico, como Criterio, Nueva Política y Nuevo Orden, que Palacio dirige a principios de los años 40 y a través de la que propaga un movimiento político nacionalista popular antioligárquico. Cfr., además de los estudios clásicos sobre nacionalismo argentino (Navarro Gerassi 1968, Zuleta Álvarez 1975, Devoto 2006), el estudio de E. Piñeiro (1997), que analiza en detalle la trayectoria de Palacio. Para las articulaciones entre nacionalismo y catolicismo, cfr. Zanatta (1996) y Mallimaci (2011). 3 Un ejemplo es la lectura de la teoría de la antropología del gesto elaborada por el jesuita Marcel Jousse, que atraviesa la reflexión que diferentes teóricos del siglo XX harán en torno a la cultura oral y la cultura escrita. Cfr., al respecto, Bentivegna (2011). 1 Discurso literario, periodístico y mediático. 33 Diego Bentivegna lecturas articuladas desde el existencialismo sartreano. Palacio, por su parte, que había sido, en los años 30, uno de los animadores de la vanguardia ultraísta organizada en torno a la revista Martín Fierro, donde se encarga de escribir, bajo el pseudónimo de “Héctor Castillo”, los epitafios imaginarios de las grandes figuras del campo intelectual de la época –Leopoldo Lugones, Ricardo Rojas, Manuel Gálvez-, en los años 30 traducirá para la editorial de la revista Sur, de Victoria Ocampo, a dos gigantes de la literatura “modernista” del siglo –Virginia Woolf y LouisFerdinand Céline-, en las dos lenguas hegemónicas de la elite letrada argentina, de cuyo entramado familiar y político Palacio forma parte.4 2 Negación y alteridad La hipótesis que orientará nuestra lectura es la siguiente: en el marco de una evidente participación en el mundo político e ideológico nacionalista, muchos de cuyos ideologemas (Angenot 1982: 171) y, en general, presupuestos ideológicos comparten, lo que caracteriza los posicionamientos discursivos de Castellani y de Palacio es su condición “antimodernista”.5 La propuesta de un “antimodernismo” que se manifiesta fundamentalmente en el plano de la praxis literaria de una serie de autores de los siglos XIX y XX ha sido elaborada por Antoine Compagnon (2007) en un estudio que se centra en el análisis de la producción de algunos autores claves del antiiluminismo que reacciona contra la Revolución Francesa y contra el discurso del iluminismo, en especial de Chateaubriand y de Joseph de Maistre, así como en el estudio de la recepción de esa obra en autores del siglo XX.6 Un rasgo saliente de lo Palacio deja ello en claro en el prólogo a una de sus obras más conocidas, fechado en el año 1945, en el que reconstruye su participación, como ideólogo, en el golpe de Estado de 1930 contra Yrigoyen y el fracaso del proyecto político nacionalista que integraba. Según leemos en la “Advertencia” que antecede la edición de 1945: “Esta edición de El espíritu y la letra contiene casi todos los ensayos que figuraban en la primera, de 1935. He excluido los de carácter político, que le restaba unidad al volumen, y que he agregado en cambio, algunos ensayos posteriores, incluidos en La historia falsificada, y uno anterior, extraído de La ispiración [sic] y la gracia que, por razones de composición, figura aquí al final: el largo estudio sobre el arte deshumanizado. Resulta así el libro, más que una nueva edición, una selección de mis ensayos de juventud sobe materias de moral y literatura. Su reunión en este volumen obedece a mi convicción, compartida por algunos amigos y, desde luego, por el editor, de que conservan algunas sugestiones de valor actual” (Palacio, 1945: 5). 5 Ello implica, en palabras de este último, tomar como objeto no la organización textual ni la situación de comunicación, sino “aquello que los anuda a través de un modo de enunciación”. Implica, además, interrogar los elementos del corpus no como entidades cerradas en sí mismas, sino como entidades insertas en el flujo de la vida social pensado como un universo discursivo, en la interacción de en un campo discursivo (Maingueneau, 1984: 28), asociado con posiciones ideológicas, una de las cuales es la posición antimoderna. 6 J. De Maistre es, sintomáticamente, uno de los autores que aparecen citados por Castellani en el prólogo que prepara para La historia falsificada de Palacio. La lectura de De Maistre parece ser asidua no sólo en los autores que estamos enfocando, sino en general en el 4 34 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos que proponemos pensar como espacio discursivo antimoderno es la presencia dominante de un tomo bélico, polémico, en el que el yo se afirma en la medida en que pueda señalar un espacio otro con el que entra en conflicto, otro que, en el caso de los autores que trabajamos, está conformado por una construcción cultural hegemónica, de matriz laica y liberal y fuertemente articulada en el aparato del Estado –a través del sistema educativo- y de la sociedad civil –a través fundamentalmente de la prensa escrita. Castellani (1977: 204) mismo se muestra consciente de la carencia doctrinal del nacionalismo argentino (“El nacionalismo argentino no tiene todavía doctrina, porque no tiene todavía lo que El capital de Marx es para el socialismo y La riqueza de las naciones de Adam Smith es para el liberal. Doctrina significa una cosa que se puede enseñar (doctor, docére). Si se fundara una cátedra de nacionalismo argentino y me nombraran profesor a mí, ¿qué libro de texto pondría? ¿La colección del diario El pampero?”). Hay, asimismo, una conciencia del entramado discursivo con el que se interviene en el campo intelectual, el ensayo, pensado, en la introducción a La historia falsificada de Palacio, como algo “profundo y a la vez concreto, enraizado en los problemas urgentes de nuestra incipiente vida propia” y contrapuesto a la reflexión sistemática “de un sistema filosófico que está actualmente vivo” (Castellani, en Palacio 1939: 7). En el campo nacionalista, aquello que se nombra como “nación” y como “cultura nacional” aparece, pues, como un indeterminado: como un significante flotante en torno al que se dan disputas por el sentido (Laclau y Mouffe 2004: 150 y ss.). Conceptualizar en términos de espacio discursivo implica pensar el carácter fundamentalmente dialógico de todo enunciado de discurso (Maingueneau 1984: 31), constitutivamente heterogéneo. Podemos pensar que, así como desde Bajtín y Voloshinov toda palabra no puede sino pensarse en relación con la palabra de otro, en el caso del discurso crítico antimoderno esa relación aparece potenciada por la exhibición del discurso del otro, en general pensado como blanco de polémica, de vejación y de vituperio que se manifiesta con mayor potencia en el género reseña. Leemos, por ejemplo, en la reseña a El pensamiento vivo de Nietzsche, de Heinrich Mann: campo cultural del catolicismo más politizado y culturalmente más activo, como lo confirma la presencia del autor de Las veladas de San Petersburgo, por ejemplo, en un ensayo como la Visión espiritual de la guerra, publicado en 1940 también en la editorial Difusión por el Monseñor Gustavo Franceschi, figura clave de la cultura católica de los años 30 y 40, director de la revista Criterio. Por otro lado, como lo recuerda Compagnon (2007: 179 y ss.), la lectura de De Maistre era por esos años fundamental en Roger Caillois, instalado en la Argentina durante los años de la segunda guerra mundial. Discurso literario, periodístico y mediático. 35 Diego Bentivegna Nietzsche dedicó una de sus obras a Voltaire, otro de los visibles precursores del Anticristo. Sin embargo, nos parece que el pobre demente de Lübeck está en la línea del misterio de la inquidad (que es el odio formal a Dios) mucho menos adelantado que el repugnante señor de Ferney en la escala de lo Bajísimo. En Nietzsche hay una especie de honradez metafísica e integridad moral que lo nobilitan frente al canallita, vividor, embustero y prostituido que fue Voltaire, pese a lo que alegue la buena voluntad ingenua de Albert Noyes. Por lo menos, Nietzsche pagó caro su ateísmo (corazón, cerebro y alma), no lo explotó, ni lo afichó, lo cobró, ni lo ocultó cuando era riesgoso. Voltaire pecó contra la Caridad y Nietzsche solamente contra la esperanza. Medicinalmente hablando, Voltaire fue un podrido y Nietszche un energúmeno; y en el lenguaje de la antigua demonología, Nietzsche es un obseso, mientras el otro tiene todos los caracteres de un poseído hasta los huesos (Castellani, 1945: 443). El fragmento es significativo en la medida en que en él se contrapone a uno de los blancos más recurrentes de la críticas antimoderna (Voltaire, fustigado por De Maistre y por Baudelaire) con Nietzsche, leído en los años 40 en la Argentina por Carlos Astrada –por entonces, participante del campo nacionalista-7 y que representa una figura revalorizada por el pensamiento ligado con la “revolución conservadora”, pero incómodo para un católico como Castellani, por sus diatribas contra el cristianismo como religión y moral de los esclavos; esa tensión se manifiesta discursivamente a través de la acumulación de subjetivemas y la presencia de conectores de carácter adversativo. La cadena de negaciones “no… ni…” permite al enunciador aludir a aquello que se considera como el objeto polémico: el intelectual supuestamente “emancipado”, el librepensador que cercena el carácter cuestionador e incómodo de su discurso, ilustrado, en este caso, en Voltaire.8 Entre las armas de la polémica (Angenot 1982), priman en los ensayos de Castellani las negaciones de carácter polifónico, a partir de las cuales se va delimitando el objeto critico a través del deslinde y de la Su libro Nietzsche, profeta de una edad trágica, se publica en Buenos Aires en 1946. Algunos fragmentos del libro habían sido anticipados en el diario Cabildo, donde colaboraban tanto Castellani como Palacio. 8 Para el concepto retórico de “ilustración”, cfr. el clásico de Ch. Perelman y C. Obrechts Tyteca (1989). En la reseña a otro de los libros que integran esa misma colección, El pensamiento vivo de Schopenahuer, de Thomas Mann –junto con su hermano Heinrich uno de los más importante portavoces de un discurso antifascista de matriz liberal articulado por los propios exiliados alemanes en EE.UU.- la referencia al antimoderno De Maistre es explícita (“´No existen métodos fáciles para aprender cosas difíciles’, decía J. de Maistre, pero existen, sí, falsificaciones de todas las cosas difíciles”) y es a partir de ella que se articula la crítica al modo de operar de los medios como construcciones, uno de los tópicos más recurrentes de las intervenciones castellanianas. 7 36 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos demarcacación con respecto no tanto a otras voces asignables a sujetos individuales específicos, sino con respecto a grandes discursos sociales.9 El rechazo de la voz del otro se conjuga con la asimilación de otras voces, con las que establece relaciones de solidaridad. Tal el caso, por ejemplo, de lo que sucede con Lugones, a quien Castellani le dedica uno de los ensayos más importantes de Crítica literaria, “Sentir la Argentina”, incluido en dicho volumen y punto de partida del libro sobre Lugones que publicará en 1964. Ese ¡basta! temeroso, que el poeta nos deja como única explicación de su arrebatado, cruel, injusto homicidio, cubre toda su vida quizá como un gran bramido de supremo desaliento, de inanición insoportable. Basta de ser explotado por amos que no aprecio, de servir con mi espíritu causas perdidas, de chocar cruelmente con la bobería entronizada, de ser exprimido en pro del necio con poder: esta divina flor de fuego de mi alma no fue hecha para calentar la maquinaria de una sociedad de que el Lucro es el supremo resorte, el Capitalista el supremo señor, la Utilidad el último eje y el Burgués el supremo símbolo, sin Dios, sin héroes, sin belleza y sin patriotismo. La durísima injusticia que el actual mundo burgués inflige a la sociedad que no se le prosterna, no menor que la que hace al trabajo y par a la que hace a la persona, está resentida por este gran inteligente con la urencia de una úlcera. El ansia de un orden espiritual alentó toda su acción inconforme, desde su juvenil posición socialista hasta su actual aspiración cristiana (Castellani 1945: 229-20). Estamos, pues, en el ámbito del discurso indirecto libre, escandido por la presencia anafórica de la expresión “basta”, con el cual se produce una identificación entre las voces de Castellani y del objeto de la crítica, en este caso Lugones. Mientras que en Castellani se privilegia una crítica empírica, atenta a los objetos estéticos singulares que inserta en lineamientos estéticoideológicos más generales, los ensayos de Palacio se mueven en un plano más general y abstracto, desde el que se llega, o se “baja”, a lo empírico. El objeto de la polémica es, en el caso de los ensayos de Ernesto Palacio, Con todo, la palabra crítica que los libros que estamos considerando llevan al plano público se muestra como una palabra afectivamente atenuada, en relación con intervenciones periodísticas y mediáticas, consideradas probablemente más efímeras y, en este sentido, menos apegadas a las formas discursivas que se tienen por “civiles”. Así, en el caso de la Crítica literaria de Castellani, se opta por incluir en su volumen una serie de textos cuyo carácter polémico resulta mucho menos virulento que los de otros textos suyos estrictamente contemporáneos, más cercanos al ámbito de lo político, como los artículos de opinión que, de manera asidua, publica en el diario nacionalista Cabildo y en su continuación, Tribuna, en los años 1944 y 1945, textos explícitamente partidarios, en los que podemos encontrar enunciados extremos, que lindan con la injuria y que, en este sentido, se ubican por fuera de aquello que se puede considerar como discurso crítico. 9 Discurso literario, periodístico y mediático. 37 Diego Bentivegna el arte y la literatura modernos, sometidos a la lógica del cambio y de la renovación permanente y para los que la revolución formal no es un rasgo aleatorio o negativo, sino que es básicamente un elemento normativo, el carácter que determina su valor en el mercado cultural. Frente a la lógica modernista, que se remonta, según Palacio, al romanticismo, que es la lógica de la autonomía y de la renovación, un arte literario “auténtico” debe concebirse como una escritura, como “adoración” (Palacio 1945: 31), que puede pensarse en serie, por hipótesis, con las literaturas menores, contrapuesta a la lógica innovadora de la vanguardia, que Deleuze y Guattari (1978) piensan a partir de Kafka y que expanden a otros momentos de la literatura de los siglo XIX y XX, de Von Kleist a Pasolini. 3 Un ethos agónico La noción de ethos, tal como es postulado por el Análisis del Discurso, permite articular cuerpo y discurso.10 El problema del tono es, en este sentido, central. En el análisis de Compagnon, se plantea como un rasgo del “estilo” antimoderno a la vituperación como “unión de predicción y de predicación, en cualquier caso, lo contrario del famoso estilo natural tan caro a los burgueses que Baudelaire criticaba en George Sand” (Compagnon 2007: 217). El ethos polémico aparece marcado en nuestros corpora por una posición extrema, que bordea la idea misma de crítica como un discurso civilizatorio ligado con el intercambio razonado de ideas en el ámbito de la esfera pública -la posición de Castellani- y con una posición que se muestra como más reflexiva y contemporanizadora, la posición de Palacio, en cuyos textos, sin embargo, uno de los caracteres definitorios del antimodernismo, la posición catastrófica, la “imaginación del desastre” es más marcada que en Castellani. Destrucción y formación de imperios, revoluciones, fascismos, resurgimiento de Alemania, frentes populares y nacionales, España, Japón, Estados Unidos, incertidumbre del porvenir… La lógica catastrófica de los hechos parecería sobrepasar las posibilidades interpretativas de la inteligencia (Palacio 1945: 58). La situación desde la que enuncia Palacio es una situación abiertamente agónica –y la palabra polémica es, según Angenot, Así, en el ya citado ensayo sobre Claudel, leemos: “El corazón es lo que interesa al poeta y no le importan nada las vestiduras, ni el color local, ni los nombres, ni el carácter individual, ni las costumbres de los personajes, que son, sobre todo en sus primeros dramas, deliberadamente desconocidos y abstractos, con nombres, palabras y maneras de ensueño.” (Castellani 1945: 79). 10 38 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos sustancialmente del orden del agón-, que asume las formas de un drama histórico del que se juega el último acto: “Nuestra época –afirma- asiste al desenlace del drama” (59).11 El ethos, en toda su complejidad (ethos dicho, ethos mostrado, ethos efectivo, son algunas de las clasificaciones propuestas por Maingueneau 2009: 270), implica, pues, una operación sobre las opciones lingüísticas – léxicas, morfológicas, sintácticas y grafemáticas- a las que el discurso crítico de nuestros autores apelan. Hay, en este sentido, una conciencia de la noción de lengua con la que la literatura debe trabajar, como se evidencia en la reseña a un volumen de relatos de Edmundo Vanini, cura párroco en la localidad bonaerense de Florida, a las afueras de la Capital: El estudio del coloquial porteño es necesario aunque no sea consolador. La lengua popular de las grandes urbes argentinas es pobrísima, es una corrupción y desecamiento del español escrito, el cual a su vez no es ningún azogue; es rígido y obeso. Por diferentes fenómenos sociológicos –como la inmigración, la decadencia cultural, la escuela deficiente, la falta de latín, etc.- el castellano en la Argentina ha sufrido un bajón sensible. Compárense estas transcripciones del P. Vanini (o las de Fray Mocho o Carlos de la Púa) con el coloquial madrileño tal como lo transcribe Benavente en Una pobre mujer, o con el coloquial sevillano de los Quintero y de Pérez Lugín. Si recordamos el axioma lingüístico irrecusable de que el légamo donde las raíces de una lengua asientan, se nutren y vigorizan el habla popular (“il n`y a ni force ni de saveur que dans le langue populaire”), tendremos que reconocer que la nuestra está sufriendo una anemia terrible, ya que los aportes del maloliente lunfardo son nulos y los aportes del coloquial son insignificantes y todavía inasimilables. Y que esta anemia lingüística tenga su origen en una anemia intelectual y moral, es decir, en una falla de la vida espiritual de nuestro pueblo, es cosa que no puede hacer dudas a nadie que piense (Castellani 1945: 454-5). Según Compagnon (2007), la retórica del vituperio se sostiene en el plano del discurso a través de figuras como antítesis, alteraciones de términos, retruécanos y, sobre todo, oxímoron, figura que se considera el sostén del estilo que De Maistre forja en Las consideraciones sobre Francia. Con él se relaciona una figura como la antimbetábole, cuya presencia en el Castellani más extremo es muy fuerte, aun cuando su presencia en los ensayos reunidos en Crítica literaria sea menor, desde un punto de vista cuantitativo, a la que puede observarse en los textos más políticos. Con todo, las potencia resemantizante de la figura aparece en algunos puntos esenciales de Crítica literaria, encarnada en otras formas discursivas, como la definición retórica, más cercana al discurso razonado de la ensayística que al virulento discurso del panfleto. Así, en el ensayo dedicado a Paul Claudel, con el que se abre el volumen, donde se define una estética católica, que se distingue de las opciones “modernas” hegemónicas, asociadas tanto con la vanguardia como con la literatura socialista: “Paul Claudel es poeta católico, no solamente poeta y católico (nota: Hay poetas que son católicos, pero no en cuanto poetas, reduplicativa como dicen: Garcilaso, Campoamor). Es un alma mística y el objeto de su obra, como el de su vida, es el Ser Supremo. Su poesía, como el Universo, del cual quiere ser interpretación, están llenos de la presencia de Dios” (Castellani 1945: 87). 11 Discurso literario, periodístico y mediático. 39 Diego Bentivegna Se plantea, así, una posición en torno a lo que se considera una norma lingüística legítima, uno de los componentes del entramado hegemónico que releva Angenot (2010: 35). Nos hallamos ante una posición sobre el lenguaje rioplatense que apela a lo “alarmado”, “alegato y vos de alarma a la gran ciudad aturdida y turbulenta” (idem).12 El caso de Palacio es, en lo que respecta a una posición sobre la lengua, marcadamente diferente, aun cuando la presencia de una posición alterada con respecto al uso lingüístico se articula, también en él, con una crítica al funcionamiento de los medios y, en consecuencia, de la esfera pública: (…) Hoy cualquiera escribe (expresar ideas por la prensa es un derecho, aunque se carezca de ideas y de estilo); se publica todo, y todo encuentra lectores y hasta admiradores; con lo cual el nivel medio de los que se imprime y se lee resulta ínfimo. A consecuencia de ello, el sentido del valor expresivo del lenguaje se ha perdido casi por completo. Hoy predomina en éste –para decirlo con términos del ya citado Valéry- su valor de cambio sobre su valor cultural, no accesible a la multitud de lectores. Lo que se llamaba el “buen gusto” es apenas un recuerdo nostálgico. Y la marejada arrastra igualmente a las minorías cultas, cuyo nivel intelectual es infinitamente más bajo que en los siglos anteriores, Entre ellas –y aun en el mismo gremio de los escritores profesionales- los juicios de valor están trastornados por la depravación expresada. Sólo se aprecia y se admira lo vulgar… o lo sorprendente. En cuanto a las cualidades más sutiles de tono o de timbre o de ritmo –las auténticas elegancias del pensamiento y la forma-, pocos la perciben ya. (Palacio 1945: 14-15) Si, en el caso de Castellani, nos hallamos ante un discurso atravesado por la presencia de formatos genéricos y de materiales lingüísticos heterogéneos, ante una verdadera mezcla de estilos que Erich Auerbach (1950) relee a la tradición iniciada por los Evangelios y materializada en la Comedia de Dante, el modelo textual que asume Palacio es el de la retórica clásica, como lo deja en claro el autor en las palabras preliminares a Catilina, fechadas también en 1945: Es posible hallar aquí el eco de un interdiscurso sobre la lengua y la norma, especialmente candente en la Argentina de los años 30 y 40. Recordemos, en este sentido, la aparición en Buenos Aires de La peculiaridad lingüística rioplatense, de Américo Castro, en 1940, que produce la contundente respuesta de Borges en el ensayo titulado, precisamente, “Las alarmas del doctor Américo Castro”. 12 40 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Leonardo Castellani y Ernesto Palacio: dos discursos críticos antimodernos Declaro carecer de ambición literaria y que consideraría el mayor de mis fracasos pasar a la posterioridad solamente como escritor. Mi intención, al escribir Catilina, no fue hacer una obra artística, sino un manual político, que facilitara a sus lectores la comprensión de las situaciones complejas y los conflictos que se presentan en la lucha eterna por el poder. No me propondría deleitar, sino instruir, con una experiencia personal aplicara a un episodio clásico. Quiere decir que los valores artísticos, si los posee, es por añadidura, como una consecuencia de mi afán por la claridad y el orden en la exposición, aprendidos de los modelos latinos. (Palacio 1946: 9) Palacio puede exhibir, de esta manera, un ethos erudito, medido y sereno: puede mostrar en su Catilina un conocimiento profundo de la antigüedad latina; puede traducir a Virgilio, escribir sobre Plutarco o leer directamente las Catilinarias de Cicerón en un volumen heredado de su abuelo por línea materna, Matías Calandrelli, el filólogo italiano que da un impulso modernizante a los estudios clásicos en la Argentina a finales del siglo XIX y que deja inacabado un diccionario etimológico del castellano. Su modelo legitimado de prosa es el de los grandes autores latinos, un modelo prestigioso pero que, al mismo tiempo, se presenta como un paradigma cuestionado por los nuevos movimientos estéticos, desde el modernismo a la vanguardia, como lo deja en claro en uno de los ensayos incluidos en la edición de 1945, “La vuelta de Plutarco”. 4 Conclusiones El análisis conducido pone en evidencia un haz de rasgos recurrentes que permiten postular una posición discursiva demarcada de otras posiciones calificadas como nacionalistas. Desde un punto de vista enunciativo, se trata de textos que manifiestan de manera insistente la presencia del yo de la enunciación, en la tradición del ensayo, aun cuando se plasman en marcos genéricos variados, sobre todo en el caso del corpus de Castellani (la reseña, el comentario de texto, el ensayo, la introducción a un autor determinado, etc.). Con esta variabilidad genérica se ligan los ethé mostrados por los textos, uno más marcadamente polémico, en el caso de Castellani, el otro con marcas más cercanas al de la reflexión razonada, pero ambos insertos en el marco general de un ethos agónico y confrontativo. Se trata, en conexión con ello, de intervenciones en las que la presencia de la voz del otro, habitualmente objeto de polémica, de refutación y de rechazo, ocupa un rol determinante. Estamos, más que ante voces individuales, ante una voz social, colectiva, que muestra los rasgos de un discurso hegemónico: el discurso liberal, cosmopolita y laico de la cultura argentina. En este sentido, se trata de discursos que participan de un Discurso literario, periodístico y mediático. 41 Diego Bentivegna campo discursivo nacionalista, complejo y heterogéneo desde un punto de vista ideológico y político, pero que delimitan a su vez un espacio discursivo propio, que caracterizamos como antimoderno. La hegemonía, recuerda Angenot, “no sólo se presenta como un conjunto de contradicciones parciales, de tensiones entre fuerzas centrífugas y centrípetas, sino que, más aún, logra imponerse justamente como resultado de esas tensiones y vectores de interacción” (Angenot 2010: 34). Desde esta perspectiva, el discurso antimoderno de nuestros autores debe ser considerado como un discurso que vehiculiza contenidos no hegemónicos a través de formatos discursivos legitimados por la crítica. De ahí las alianzas que pueden plantear estos discursos con otros que participan de universos ideológicos contrapuestos a los suyos (el anarquismo, el socialismo, el comunismo, la izquierda nacional). Ambos operan, también, en un espacio interdiscursivo en el que las relaciones de solidaridad y de confrontación con la palabra del otro juegan un rol determinante. Son, en su variedad y en su diferencia, pequeñas máquinas en una guerra discursiva por la determinación de aquello que se considera como una cultura legítima para la nación argentina. 42 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Parte II Discurso periodístico Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Capítulo 3 La descortesía verbal en la prensa de Salta. Acerca del discurso político Olga Alicia Armata En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013) Discurso literario, periodístico y mediático. Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 45-53. ISBN 978-950-774-239-2 Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978 Resumen La prensa escrita interviene de manera directa en la configuración de la realidad, pues proporciona particulares visiones de mundo, producto de diferentes lecturas realizadas por determinada empresa comercial. En efecto, las páginas de los diarios registran lo que acontece en el aquí y el ahora, es decir, dan cuenta de las transformaciones socioeconómicas, políticas y culturales que afectan a la sociedad en su conjunto. En Salta, el periodismo desempeña un rol medular en las prácticas políticas, porque se constituye en ámbito propicio para el intercambio, el debate y la confrontación entre los principales referentes de las distintas agrupaciones existentes. Esto origina situaciones comunicativas que implican la consideración de aspectos estrictamente lingüísticos relacionados con el funcionamiento del sistema, además de los que atañen a cuestiones de índole social. De modo que en esas instancias se ponen en juego normas vinculadas con el uso de la lengua y con el funcionamiento de la sociedad. Entre ellas, se destaca la cortesía que, como pauta de comportamiento, favorece las relaciones interpersonales. Por eso, se propicia la difusión de ciertos patrones corteses en desmedro de otros considerados descorteses. El propósito de este trabajo es examinar las formas de (des)cortesía empleadas por los actores políticos durante la campaña electoral para la elección de gobernador, intendentes y diputados provinciales en 2011. Para ello, se indaga un corpus textual de artículos periodísticos que recogen las emisiones de los candidatos y que proceden de diarios y semanarios salteños tales como El Tribuno, El Intransigente, El Cronista, entre otros. Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Olga Alicia Armata 1 Introducción Entre los medios masivos de comunicación, las producciones periodísticas intervienen de manera directa en la configuración de la realidad, pues en ellas se evidencian particulares visiones de mundo, producto de diferentes lecturas realizadas por determinada empresa comercial. De hecho, las páginas de los diarios muestran lo que acontece aquí y ahora, es decir, presentan las transformaciones socio-económicas, políticas y culturales que, por su incidencia, pueden afectar, de manera directa o indirecta, a la sociedad en su conjunto. Además de difundir información y de orientar a la opinión pública, el periodismo adquiere en Salta un rol preponderante en las prácticas políticas, en la medida en que proporciona a los actores sociales el espacio propicio para el intercambio, el debate y la confrontación entre los principales referentes de los distintos partidos. Esto origina situaciones comunicativas que evidencian usos particulares del sistema lingüístico y de las normas sociales, en función de la comunidad de habla a la cual pertenecen los interlocutores. La cortesía es, en efecto, una de esas normas sociales que, como pauta de comportamiento, favorece las relaciones interpersonales, lo que implica que las elecciones lingüísticas efectuadas por el emisor se establezcan según se dirijan o se refieran al destinatario en la interacción verbal. Por eso, las sociedades propician la difusión de ciertos patrones corteses en desmedro de otros considerados descorteses, es decir, “faltos de cortesía” (DRAE 2001: 704), en definitiva, carentes de afabilidad, de atención e incluso de respeto. Justamente, el objetivo de este trabajo, que se inscribe en el Proyecto de Investigación 2065 del CIUNSa., y que indaga la prensa escrita salteña, es examinar algunas formas de descortesía empleadas por los actores políticos durante la campaña electoral que, en el ámbito provincial, se desarrolló en 2011. 2 Encuadre teórico-metodológico El modelo descriptivo-explicativo propuesto por Penélope Brown y Stephen Levinson (1987)13 para el estudio de la cortesía es, sin duda, el más elaborado y difundido a pesar de las críticas de las que fuera objeto, en particular las relacionadas con el carácter universalista que se asigna a la imagen social (Bravo y Briz 2004). Si bien esta propuesta comprende nociones fundamentales para el abordaje de los usos corteses tales como: persona modelo, racionalidad e imagen (positiva y negativa), a las que deben sumarse factores correspondientes a variables de índole sociológica (distancia social, poder relativo y grado de imposición); no contempla el tratamiento de la descortesía. Es cierto que en las relaciones sociales se Con respecto a la propuesta teórica de Brown y Levinson, véase: Brown y Levinson (1987) y Carrizo, Kevorkian y Lorusso (1998). 13 46 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La descortesía verbal en la prensa de Salta. Acerca del discurso político muestra la imagen que cada interlocutor asume en el hecho de habla, sin embargo, no siempre se la preserva; por el contrario, en determinadas situaciones comunicativas suele atacársela, deteriorarla e incluso destruirla mediante expresiones lingüísticas, en su mayoría, provocativas. En estos casos, hablante y oyente manifiestan sus desacuerdos e, incluso, pueden generar conflictos que evidencian, por lo general, una acentuada agresividad verbal. Más aún, si la interacción se circunscribe a prácticas políticas cuyo campo discursivo se define por su carácter polémico y, sobre todo, por el enfrentamiento entre actores sociales que, en su mayoría, responden a líneas político-ideológicas opositoras (Verón 1987: 16). Cualquier estudio sobre la descortesía exige la consideración de las propuestas efectuadas por Culpeper (citado por Bernal 2005) y Kaul de Marlangeon (1997, 2005), quienes abordan en forma independiente esta temática; lo hacen con el propósito de ofrecer planteos teóricos que complementen los formulados por Brown y Levinson, razón por la cual proponen diferentes estrategias de descortesía. Además, Kaul de Marlangeon (2005) sostiene que cortesía-descortesía configuran un continuum en el cual los usos lingüísticos se acercan o se alejan de esos dos polos, según los participantes asuman en la interacción una actitud conciliadora o intolerante. Tanto en el tratamiento de la cortesía como en el de la descortesía, los aportes de la pragmática sociocultural son fundamentales en la medida en que evidencian los estrechos vínculos existentes entre aspectos lingüísticos y sociales. De hecho, en la propuesta teórica formulada por Diana Bravo (2005) a partir de su revisión crítica del modelo angloamericano, el componente extralingüístico es categoría de análisis en las indagaciones de la cortesía verbal, además de las nociones de autonomía y afiliación aplicables a la imagen de los interlocutores. En esta línea en la cual se inscriben las investigaciones realizadas por Kaul de Marlangeon, se concreta el abordaje de los usos descorteses empleados en las prácticas políticas y registrados en la prensa salteña. El corpus textual objeto de análisis procede de artículos periodísticos que recogen las emisiones de los candidatos a gobernador, intendentes, senadores, diputados y concejales en 2011. Ese material procede de los diarios El Tribuno y El Intransigente, y de los semanarios El Cronista, Cuarto Poder, Nueva Propuesta y Redacción, publicados en los meses de marzo y abril del año indicado.14 De este modo, se obtiene una muestra compuesta por cincuenta ejemplares pertenecientes a diferentes géneros periodísticos: noticias, entrevistas y artículos de opinión. En relación con la caracterización de los semanarios y con su relevancia en la prensa salteña, puede consultar: A.A.V.V. (2010). 14 Discurso literario, periodístico y mediático 47 Olga Alicia Armata 3 De sanguijuelas, tránsfugas, oportunistas y … Dado que el análisis de las formas descorteses se efectúa desde la perspectiva teórica de la pragmática sociocultural, resulta imprescindible la consideración de aspectos contextuales a los efectos de examinar tales formas en función de los parámetros culturales vigentes en la comunidad de habla en la cual se efectúa este estudio. Esto implica especificar las características de los interlocutores y de la situación comunicativa, además de indagar las emisiones lingüísticas que se producen en esa instancia, pues los participantes cuentan con hábitos y pautas culturales que se evidencian en la interlocución. Por eso, conviene precisar que el material que se analiza debe abordarse en relación con las circunstancias sociopolíticas correspondientes a la campaña proselitista que culmina con las elecciones provinciales de abril de 2011, más aún si se tiene en cuenta que en esas circunstancias el principal conflicto reside en el hecho de que las fuerzas políticas más destacadas en la disputa por el ejecutivo salteño proceden del Justicialismo. A esto se agrega la acumulación de poder que logra en ese momento el gobernador Juan Manuel Urtubey, luego de obtener la presidencia del Partido Justicialista, lo que provoca la pérdida del liderazgo que, durante doce años, había ejercido el exgobernador Juan Carlos Romero. De los diez partidos que participan en la contienda política, solo tres disputan la primacía, a saber:15 Frejurevi, Salta Somos Todos y Frente Federal, cuyos candidatos son Juan Manuel Urtubey-Andrés Zottos, quienes aspiran a la reelección, Alfredo Olmedo-Bernardo Biella y Walter Wayar-Jorge Guaymás, respectivamente. Del corpus de trabajo, se selecciona un fragmento conformado por una serie discursiva de cinco unidades textuales que pertenecen a distintos géneros periodísticos, en función de los cuales pueden conformarse dos grupos. Forman parte del primero una noticia y un artículo de opinión publicados en El Intransigente y en Cuarto Poder y del segundo, entrevistas reproducidas en Nueva Propuesta y declaraciones incluidas en noticias divulgadas en El Intransigente. Antes de proceder a la indagación del material escogido, conviene efectuar breves reflexiones acerca de la caracterización que en la prensa salteña se asigna a la campaña previa a las elecciones. Considerada por Los partidos políticos que intervinieron en las elecciones a gobernador, intendentes, senadores, diputados y concejales en abril de 2011 son los siguientes: Frente para la Victoria, Partido Justicialista, Unión Cívica Radical, Coalición Cívica, Movimiento Proyecto Sur, Partido Renovador de Salta, Salta Somos Todos, Frente Federal, Movimiento Independiente de Jubilados y Desocupados y Partido Obrero. A estos deben agregarse otras agrupaciones locales que sólo propusieron candidatos en las categorías correspondientes a diputados, senadores y concejales y que se constituyeron en listas colectoras de la fórmula propuesta por el Frejurevi. Ellas son: Partido Conservador Popular, Partido Propuesta Salteña, Unión Victoria Popular, Partido Frente Grande, Convocatoria Ciudadana, Memoria y Movilización Socialista. 15 48 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La descortesía verbal en la prensa de Salta. Acerca del discurso político el diputado nacional del Frente para la Victoria muy mediocre y muy chata, la campaña mencionada muestra, según expresa el legislador, que “la oposición no supo generar alternativas ni propuestas” (El Intransigente, 02/04/11: 7). Por eso, la califica por medio de adjetivos evaluativos axiológicos portadores de valor negativo, con lo cual muestra su posicionamiento frente al objeto denotado. Es más, atribuye cualidades en sumo grado, lo que se evidencia a través del superlativo absoluto empleado en las construcciones citadas. Debido a que las intervenciones de los actores políticos durante este período muestra una gran dosis de agresividad, se plantea en el Concejo Deliberante de la ciudad de Salta la necesidad de proceder a la aprobación del Proyecto de Resolución presentado por el concejal radical Carlos Saravia, con el propósito de evitar las conductas injuriosas entre adversarios políticos. A esto se refiere, precisamente, la noticia titulada “Prohibido insultarse en campaña”, que se publica el 19 de marzo de 2011 en El Intransigente. En ella, se incorpora la siguiente volanta: “Sin lugar a dudas que esta campaña nos tiene sorprendidos por la bajeza de su realización. ‘Sanguijuela’, ‘oportunista’, ‘tránsfuga’, ‘ridículo’, los candidatos se dijeron de todo en este último mes, pero de propuestas se habla poco.” Estos enunciados, que condicen con las apreciaciones citadas en el párrafo precedente, no solo subrayan el carácter negativo de dicha campaña, sino que, además, incorporan unidades léxicas que comportan idéntica carga semántica. De hecho, los lexemas citados comparten el rasgo sémico /carente de principios morales/. Se trata, en efecto, de formas axiológicas con las cuales el hablante desvaloriza a su opositor político, poniéndolo al descubierto ante sus pares y ante la sociedad en su conjunto. Al respecto, cabe destacar que, si se efectúa la caracterización semántica de esas unidades léxicas, se comprueba la conformación de una serie gradual, en cuyos extremos se ubican ‘ridículo’ y ‘sanguijuela’, términos que conllevan, además del sema común ya indicado, otros: /de poco aprecio/, para el primero y /persona que hace suyo bienes ajenos/, para el segundo, sin olvidar unidades como ‘oportunista’ y ‘tránsfuga’, en las cuales se destacan, asimismo, los rasgos sémicos /que aprovecha las circunstancias para su beneficio particular/ e /individuo que modifica su ideología en función de intereses personales/. De este modo, la prensa local registra apelativos descorteses con los cuales los actores políticos agreden a sus contrincantes circunstanciales, atacando de manera directa su imagen positiva; lo que implica, no solo minusvalorarlo, sino también deslegitimarlo como adversario en un contexto sociopolítico en el cual los postulantes no dan muestras de idoneidad para el cargo al que se postulan. Discurso literario, periodístico y mediático 49 Olga Alicia Armata El estudio de las formas descorteses identificadas en la serie discursiva que se indaga en esta comunicación se circunscribe únicamente a las categorías correspondientes a los cargos de gobernador, intendente y diputado provincial. Con respecto a la primera, el abordaje se concreta en la nota periodística titulada “Sobre Gatopardos, tigres y rayas”, publicada el 19 de marzo en el semanario Cuarto Poder. Aunque las unidades léxicas que conforman el enunciado-titular pertenecen a un ámbito de conocimiento específico correspondiente a la zoología, se trata, en realidad, de unidades portadoras de un valor semántico particular, que excede el nivel denotativo y que concierne al área de las prácticas políticas. En efecto, ‘gatopardos’, ‘tigres’ y ‘rayas’ son formas axiológicas con las cuales el enunciador-periodista caracteriza a un grupo de políticos salteños, destacando, justamente, su accionar negativo en tanto asumen posturas opuestas e, incluso, contradictorias con respecto a su orientación política de origen, con tal de conservar sus privilegios en una muestra de auténtico gatopardismo. En este artículo, el enunciador asigna a los candidatos Juan Manuel Urtubey, Walter Wayar y Alfredo Olmedo los apelativos ‘progresista’, ‘nuevo kirchnerista’ y ‘cabeza cerrada/bolsillo abierto’, respectivamente, para caracterizar sus trayectorias políticas. De hecho, los tratamientos asignados a los dos primeros no sólo niegan su origen conservador, sino que dan cuenta además de los cambios producidos en sus prácticas. Al respecto, no puede desconocerse que tanto Urtubey como Wayar proceden de grupos familiares que, en diferentes épocas, formaron parte del poder político provincial en tanto miembros de la clase dominante. Una situación diferente se plantea con el candidato de Salta Somos Todos, pues, en este caso, el enunciador no le adjudica apelativos referidos a su procedencia, sino más bien vinculados con sus características personales. Así lo prueban las estructuras nominales ‘cabeza cerrada/bolsillo abierto’, en las cuales se destaca la oposición cerrada/abierto, referida tanto a la capacidad intelectual como a la disponibilidad económica de las cuales da cuenta el candidato durante su campaña. De modo que los apelativos axiológicos citados no sólo evidencian la actitud descortés del enunciador, sino que además revisten carácter irónico, pues atribuir las formas ‘progresista’ y ‘nuevo kirchnerista’ a Urutubey y a Wayar, respectivamente, implica “bajo las apariencias de valorización un juicio de desvalorización” (Kerbrat-Orecchioni 1986: 101), en la medida en que no puede caracterizarse de esa manera a quienes, negando su pasado político en las filas del romerismo-menemista, “hoy … la juegan de convencidos conductores de espacios transformadores”. De hecho, lo que el enunciador comunica es lo contrario de lo dicho. Esa actitud descortés e irónica se torna sarcástica en ‘cabeza cerrada/bolsillo 50 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La descortesía verbal en la prensa de Salta. Acerca del discurso político abierto’, pues, de forma cruel y mordaz, el enunciador da cuenta, por un lado, de las limitaciones intelectuales y, por otro, de los recursos económicos del candidato por Salta Somos Todos, lo que se constituye en una auténtica ofensa. En suma, el enunciador- periodista desacredita la imagen positiva de los candidatos, apelando al valor estratégico que adquiere la ironía en las expresiones descorteses. Lo hace desde el rol que ocupa por su condición de comunicador social. En cuanto a las emisiones descorteses empleadas por los candidatos a intendente de la ciudad de Salta, solo se examinan las que profiere el jefe comunal Miguel Ángel Isa. Esas emisiones forman parte de la entrevista que realiza la periodista Cecilia Allemand en el programa “Bien Informados” de Canal 9, y que se publica en el Semanario Nueva Propuesta el viernes 1 de abril de 2011. El titular que encabeza el diálogo con el intendente es: “Mi principal opositor, Martín Grande, lo dijo: ‘¡Soy el mejor intendente de los últimos años!’”, al que antecede la siguiente volanta: “Miguel Isa más que seguro de su triunfo junto a Urtubey: ¡Ahora viene lo mejor!”. Del material citado se extraen los enunciados que se citan a continuación: A. (1) Y bueno, algo tienen que decir, pobrecitos. (2) Ellos también están participando. (3) Eso es bueno. (4) ¡Pero qué van a salir a decir! B. (5) ¡Soy el mejor intendente de los últimos años! (6) ¡Y cómo vas a salir a decir que es el mejor Intendente de los últimos años…! (7) Y que esto… y que esto otro. (8) ¡Eso ha dicho mi principal opositor! (9) Hay otros que están haciendo ‘city tours’ por la ciudad, no conocen los barrios. Las emisiones agrup adas en A tienen como destinatarios a los candidatos del Frente Federal, más precisamente a los postulantes a gobernador e intendente, Walter Wayar y Nora Giménez. El enunciado (1) evidencia la actitud descortés del hablante, quien asigna a los destinatarios el calificativo axiológico ‘pobrecitos’, forma vocativa de valor despectivo, que se atenúa con la incorporación del sufijo diminutivo –ito. Sin embargo, el menosprecio a los oponentes se evidencia con claridad y es la respuesta dada por Miguel Ángel Isa a los juicios descalificadores que manifestaron en relación con la gestión municipal. A pesar de ello, el emisor busca atenuar sus dichos en las proferencias (2) y (3) en las cuales subraya la participación de sus adversarios en las elecciones; aunque en la emisión Discurso literario, periodístico y mediático 51 Olga Alicia Armata (4) nuevamente manifiesta su disconformismo, subestimando las expresiones de sus contrincantes, lo que se acentúa con la exclamación. Esto significa que la imagen del destinatario se ve amenazada, degradada a tal punto que el hablante manifiesta, por medio de la construcción exclamativa, su asombro por la postulación de Nora Giménez, lo que se refrenda en las expresiones siguientes: “… a Norita yo la conozco desde hace años. Ella fue concejal de San Millán. Fue concejal mía. Ella hace siempre, todos los años, su intento para ser intendente”. En consecuencia, hay una clara ridiculización del contrincante, de quien el emisor destaca su incapacidad para diseñar una campaña electoral que le permita acceder a la intendencia capitalina, pues hasta 2011 los resultados electorales en esta categoría siempre le fueron adversos. Esto obedece, sin duda, a la necesidad del hablante de dar primacía a su imagen positiva, razón por la cual agrede al destinatario, quien pertenece al grupo opositor. En B, la emisión (5), dicha por el actual intendente de la ciudad de Salta, reproduce el enunciado que su adversario político de Salta Somos Todos, Martín Grande, profiere en la emisora radial de su propiedad, antes de convertirse en candidato a intendente. Por su parte, las emisiones (6), (7) y (8) revelan, desde la óptica del emisor, la incapacidad y la inexperiencia que caracterizan al opositor para enfrentarse a sus opositores en la campaña electoral, lo que implica defender su propuesta y, desde luego, el espacio partidario. También en (9) el hablante se muestra descortés con el receptor, en la medida en que pone al descubierto el desconocimiento de la ciudad por parte de su adversario político. Tanto en los enunciados de A como en los de B el hablante apela a la descortesía de fustigación (Kaul de Marlangeon 2005: 302), es decir, a emisiones que dan cuenta de un comportamiento consciente orientado a dañar la imagen de los interlocutores que, en este caso, se identifican con Nora Giménez y Martín Grande, candidatos a intendente por Frente Federal y Salta Somos Todos, de quienes señala, por un lado, su incapacidad y, por otro, su escaso conocimiento del ejido urbano. De este modo, el actual intendente de Salta responde al desafío que plantean las declaraciones de sus contrincantes. Entre los usos descorteses empleados por los candidatos a la diputación provincial, se analiza la construcción apelativa que el representante del Partido Conservador Popular, Guillermo Durand Cornejo, atribuye al representante del Partido Propuesta Salteña, Álvaro Ulloa de la Serna. Se trata de la construcción ‘tránsfuga de la política’, con la cual caracteriza a quien, habiendo efectuado acuerdos políticos con el líder de Salta Somos Todos, Alfredo Olmedo, para adherir a su candidatura a gobernador, niega en la práctica tales acuerdos, porque no 52 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La descortesía verbal en la prensa de Salta. Acerca del discurso político comparte la misma ideología. Esto explica la carga semántica negativa que conlleva el sintagma en la medida en que el hablante se propone destacar que el candidato a diputado solo busca obtener rédito personal, lo que significa que pueda tener continuidad laboral en la función pública. En efecto, los enunciados: (10) ¿Cómo puede ser que Ulloa no esté de acuerdo con Olmedo? (11) Entonces sólo está buscando trabajo en la política. (12) Es tristísimo que alguien haga acuerdos políticos para existir (Los tres en El Intransigente, 19/03/11). expresan las acusaciones y reproches que el hablante efectúa al destinatario, a quien personaliza en (10). Sin embargo, tal personalización desaparece en la proferencia (12), en la cual se destaca la incorporación del pronombre indefinido, además del evaluativo ‘tristísimo’, cuyo valor consiste en subrayar el proceder negativo del destinatario. Se produce, por lo tanto, la descortesía por refractariedad (Kaul de Marlangeon, 2005: 303), dado que el emisor muestra una actitud refractaria con respecto a su rival, de tal manera que necesita verse y ser visto como un verdadero opositor que puede criticar a su adversario porque posee la autonomía suficiente para hacerlo. 4 Conclusiones En este breve análisis de las formas descorteses empleadas en la prensa escrita salteña, se observa elevado nivel de agresividad verbal entre los interlocutores, lo que condice con el carácter polémico del discurso político. Esto origina el empleo de diferentes estrategias de descortesía, mediante las cuales el hablante ridiculiza al destinatario, lo asocia con hechos o situaciones negativas o adopta una actitud refractaria hacia quienes considera sus opositores. De este modo, se patentiza la intolerancia, el rechazo, el desacuerdo, en definitiva, el ataque permanente a quien se considera opositor o contrincante en la pugna por obtener el poder. Aunque estas conclusiones son parciales, debido a que sólo se examina un fragmento reducido de formas descorteses, es posible comprobar la eficacia de la pragmática sociocultural en el abordaje de los tratamientos descorteses. 5 Fuentes Diarios: El Tribuno, El Intransigente. Semanarios: El Cronista, Cuarto Poder, Discurso literario, periodístico y mediático Nueva Propuesta y Redacción. 53 Capítulo 4 La clasificación de procesos como herramienta de análisis: de categorías graduales a conjuntos de rasgos María Lucía Molina y Cecilia Serpa En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013) Discurso literario, periodístico y mediático. Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 55-71. ISBN 978-950-774-239-2 Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978 Resumen El presente trabajo parte de la reflexión sobre la clasificación de procesos y roles temáticos de la Lingüística Sistémico-Funcional (LSF) (Halliday y Mathiessen 2004) en tanto herramienta para analizar discursos, y tiene como meta su adecuación a fin de alcanzar un acercamiento más completo al análisis de textos reales. El marco teórico es el Análisis del Discurso encuadrado en los principios de la LSF (Halliday 1985) y la metodología es cualitativa, ya que parte del análisis inductivo del corpus. Según la LSF, la clasificación de cláusulas y procesos permite observar cómo los hablantes representan el mundo de la experiencia. Dicha clasificación incluye un espectro de seis categorías cuyos límites no son discretos sino graduales: tres tipos de procesos principales y tres intermedios. Presupone el principio de indeterminación sistémica, esto es, que la indeterminación en el modo en que los hablantes construyen la experiencia mediante el lenguaje no es una excepción del sistema sino una de sus características constitutivas (Halliday y Mathiessen 2004: 172). El análisis de dos corpora distintos (noticias y documentos legales) muestra que la clasificación en seis categorías resulta insuficiente, ya que algunos procesos pueden clasificarse en los límites entre dos o más categorías, no necesariamente adyacentes en el espectro. Por eso, este trabajo propone adaptar la clasificación y conceptualizarla como un conjunto de rasgos, para poder realizar una caracterización más compleja de la representación del mundo construida en los textos. Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 María Lucía Molina y Cecilia Serpa 1 Introducción Este trabajo se enmarca en nuestros proyectos de investigación de Doctorado, que llevamos a cabo en la Universidad de Buenos Aires con becas del Conicet. Si bien el marco teórico-metodológico de nuestras investigaciones no coincide exactamente –Serpa trabaja desde el Análisis Estratégico del Discurso (Menéndez 1997) en el marco de la Lingüística Sistémico-Funcional (LSF) y Molina desde el Análisis Crítico del Discurso (Fairclough 1992, Pardo 2011)–, en ambos casos abordamos el análisis textual, compartimos la metodología cualitativa y utilizamos como herramienta de análisis la clasificación de cláusulas, procesos y roles temáticos elaborada por Halliday y colaboradores (Halliday 1985, Halliday y Matthiessen 2004). En ambas investigaciones el análisis de dos corpora muy diferentes con respecto a sus características formales, estilísticas y genéricas (un corpus de documentos legales, en la investigación de Serpa, y un corpus de notas periodísticas, en la investigación de Molina) presentó dificultades similares para utilizar dicha clasificación como herramienta de análisis; además, la lectura de la bibliografía sobre el tema mostró algunas inconsistencias en la clasificación y ejemplificación de las cláusulas. No obstante, sostenemos la validez y la relevancia de esa herramienta, por lo que nos proponemos revisarla críticamente y adaptarla para optimizar su uso. Así, el presente trabajo parte de la reflexión sobre la clasificación de procesos y roles temáticos de la LSF (Halliday y Mathiessen 2004) y se propone adaptarla en términos de su uso para el análisis del discurso orientado textualmente. A partir de una metodología cualitativa (Guba y Lincoln 1998), las reflexiones que conforman esta adaptación surgen del análisis inductivo de nuestros corpora. Es con este alcance que adecuaremos la clasificación de procesos como herramienta analítica para la descripción completa y compleja de los textos. En síntesis, intentamos optimizar dicha herramienta para describir las distintas representaciones del mundo que los recursos lingüísticos construyen en los textos que analizamos. Comenzaremos por resumir brevemente la clasificación de procesos en el marco de la LSF y estableceremos la posibilidad de la adaptación de dicha clasificación como herramienta de análisis, fundamentada teóricamente en el principio de indeterminación sistémica. A continuación, indicaremos algunos problemas vinculados a la clasificación y ejemplificación de los procesos en la bibliografía revisada (referidos, especialmente, a los procesos de conducta, relacionales, existenciales y verbales). Luego, a partir de ejemplos concretos (tomados de un corpus de textos legales y un corpus de notas periodísticas), presentaremos nuestra propuesta de análisis. Esta intenta adaptar la herramienta analítica para conceptualizarla como un conjunto de rasgos 56 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La clasificación de procesos como herramienta de análisis… que nos permitan describir más exhaustivamente los procesos en textos determinados. Por último, en las conclusiones, examinaremos la propuesta que presentamos, señalando sus problemas y sus posibilidades. 2 Los tipos de cláusulas en la Lingüística Sistémico-Funcional La clasificación de procesos y cláusulas que propone la LSF se inscribe en el marco de su descripción de una de las tres metafunciones del lenguaje, la experiencial. La metafunción experiencial se compone de la función lógica (que se ocupa de las relaciones lógicas dentro de la cláusula y entre cláusulas) y la función ideativa. Esta última, en particular, se refiere a la manera en que el lenguaje construye y vehiculiza una visión de mundo, a partir de la configuración de procesos, participantes y circunstancias. Por eso la función ideativa se ocupa de los elementos lingüísticos que configuran la cláusula como representación. Según la LSF, el centro experiencial de la cláusula está dado por el proceso, en torno al cual orbitan, en primera instancia, los participantes, y, un poco más alejadas, las circunstancias. La relación de los procesos con los participantes es más estrecha como consecuencia de su obligatoriedad semántica –se trata de roles inherentes–, mientras que las circunstancias realizan papeles generalmente más prescindibles. En este sentido, la configuración de la cláusula como representación y su clasificación semántica parten siempre del proceso, dado que el resto de los roles se organiza en torno a este. Según Halliday y Matthiessen (2004: 170-175), los distintos tipos de procesos ocupan un espacio semiótico continuo dentro del cual es posible establecer “regiones”. Los autores afirman que “The regions have core areas and these represent prototypical members of the process types; but the regions are continuous, shading into one another, and these border areas represent the fact that the process types are fuzzy categories” (2004: 172).16 Material, mental y relacional son los tres tipos principales de procesos en el sistema de la transitividad, es decir, las tres “regiones” más claramente definidas. ¿Cómo se reconocen estas tres categorías? Los procesos materiales construyen cláusulas de hacer y de suceder, en particular “a ‘material’ clause construes a quantum of change in the flow of events as taking place through some input of energy” (Halliday y Matthiessen 2004: 179).17 El Actor y la Meta son los participantes más “Las regiones poseen áreas nucleares y estas representan a los miembros prototípicos de los tipos de procesos; pero las regiones son continuas, graduales en el paso de una a otra, y estas áreas limítrofes representan el hecho de que los tipos de procesos constituyen categorías difusas.” (La traducción de esta cita y las siguientes es de las autoras). 17 “Una cláusula ‘material’ construye un quantum de cambio en el flujo de los acontecimientos como si este tuviera lugar mediante un input de energía”. 16 Discurso literario, periodístico y mediático 57 María Lucía Molina y Cecilia Serpa comunes asociados al proceso, como “El Estado nacional” y “el aporte financiero principal” en el ejemplo (1):18 (1) El Estado nacional realizará el aporte financiero principal al sistema universitario estatal [LFE-E99] Los procesos mentales, por su parte, construyen cláusulas de pensar y de sentir. A diferencia de los materiales, el cambio que producen no se da en el fluir de los eventos externos, sino que sucede en el ámbito de la consciencia (2004: 197). Los procesos mentales, por lo tanto, exigen un Procesador como participante inherente, esto es, el ser dotado de consciencia que experimenta el proceso, y un Fenómeno, es decir, el constructo mental u objeto del mundo experimentado por el Procesador. (2) ejemplifica esta categoría: (2) Los alumnos respetan la libertad de consciencia, la dignidad, integridad e intimidad de todos/as los/as miembros de la comunidad educativa [LENE639] En cuanto a los procesos relacionales, finalmente, se realizan prototípicamente a través de los verbos ser, estar y tener. Se utilizan para construir relaciones abstractas; esto significa que pueden representar la experiencia interna (como los mentales) y externa (como los materiales), pero en términos de “ser”, dado que sirven para caracterizar e identificar (2004: 210). Dependiendo de la clase de cláusula relacional de que se trate –intensiva, posesiva o circunstancial, de tipo identificativo o atributivo– sus participantes inherentes recibirán diversas etiquetas: Portador y Atributo, Identificador e Identificado, etc. El ejemplo (3) muestra una cláusula relacional de tipo intensivo atributivo: (3) Las acciones educativas son responsabilidad de la familia de la familia, como agente natural primario de la educación, del Estado nacional… [LFE-E11]. Además de estas tres clases principales de procesos, la LSF también reconoce otras categorías localizadas en los límites, en una posición intermedia entre los diferentes pares. A estos tres tipos intermedios los denomina de conducta, verbal y existencial. En el límite entre los procesos materiales y mentales están los de conducta: se trata de procesos que expresan conductas psicológicas y Todos los ejemplos de nuestros corpora de análisis que presentamos en este trabajo están citados textualmente; los fragmentos entre corchetes indican información cotextual aclaratoria y los puntos suspensivos entre paréntesis indican que se ha recortado un fragmento. Al final de cada ejemplo, también entre corchetes, se cita el sector de nuestros corpora del que han sido extraídos. En los ejemplos del corpus de textos legales, se indica en primer lugar de qué texto se trata: LFE significa Ley Federal Educativa (Ley 24195, de 1993) y LEN significa Ley de Educación Nacional (Ley 26.206, de 2006); luego, separado por un guión, se indica el número de enunciado. En cuanto a los ejemplos extraídos del corpus de notas periodísticas (marcadas con la letra “N”), la segunda letra señala el nombre del diario (“L” para La Nación y “C” para Clarín); se incluyen luego el número de noticia, según una codificación interna al corpus, y el número de emisión citada. 18 58 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La clasificación de procesos como herramienta de análisis… fisiológicas, típicamente humanas (2004: 248), tal como se ejemplifica en (4): (4) (…)[las personas] duermen bajo cartones en forma de carpa (…) [NL3-E21] En este caso, “dormir” es un proceso de conducta fisiológica realizada por un Conductor. Por otro lado, en el límite entre los procesos mentales y los relacionales está la categoría de procesos verbales. Estos realizan cláusulas de decir, en un sentido amplio: decir cubre todo tipo de intercambio simbólico de significado (2004: 252-253). Se trata de relaciones simbólicas construidas en la conciencia humana y puestas en acto en forma de lenguaje, como en (5): (5) Gabriela Ríos, habitante de la villa y amiga de las jóvenes, dijo a LA NACIÓN: “Cuando las vimos tiradas en la calle, le pedimos a un vecino que nos llevara hasta un hospital” [NL2-E13] Los procesos verbales están acompañados de un Dicente y un Reporte; a veces, como en (5), se incluye un Receptor. Finalmente, en el límite entre los procesos relacionales y los materiales están los existenciales. Las cláusulas existenciales representan que algo está existiendo o sucediendo (2004: 256), por lo que estos procesos –haber, ocurrir, etc.– tienen solo un participante inherente: el Existente. Podemos observarlo en el siguiente ejemplo: (6) Entre Sarmiento y Perón, también hay otro campamento de personas que duermen bajo cartones en forma de carpa, en una zona que no está bien iluminada [NL3, E21] En rigor, dado que la clasificación de los procesos es semántica y gradual, no hay una frontera definida y precisa entre una clase de proceso y otro. Esto explica que para representar la clasificación de los procesos la LSF proponga una topología circular, más que una tipología ramificada. En palabras de Butler (2003: 370): “Thus what is postulated is an arrangement of process types in a metaphorical circle, rather than some kind of linear progression”.19 La LSF enfatiza la fortaleza de conceptualizar las categorías teóricas y analíticas en términos no discretos, dado que resulta coherente con el principio de indeterminación sistémica: “Así, lo que se postula es la disposición de los tipos de procesos en un círculo metafórico, más que algún tipo de progresión lineal”. 19 Discurso literario, periodístico y mediático 59 María Lucía Molina y Cecilia Serpa This is not an artifact of the way we describe the system; it is a fundamental principle on which the system is based —the principle of systemic indeterminacy. The world of our experience is highly indeterminate; and this is precisely how the grammar construes it in the system of process type (see Halliday and Matthiessen 1999: 54762).20 (Halliday y Matthiessen 2004: 172) Por lo tanto, la clasificación de los procesos de la LSF no solo propone categorías graduales más que discretas, en concordancia con el principio de indeterminación sistémica, sino que, además, ofrece un marco teórico concreto para el análisis de textos reales: Butler (2003: 47) señala que el sistémico-funcional es uno de los enfoque funcionales del lenguaje que permite un análisis más orientado al texto. Además, la clasificación da cuenta de diversos modos de categorización del mundo –en virtud de las maneras en que se configura representacionalmente la cláusula–. Con respecto a la realización de la función experiencial, Halliday y Mattiessen afirman que: The grammatical system by which this is achieved is that of TRANSITIVITY (cf. Halliday 1967/8). The transitivity system construes the world of experience into a manageable set of TYPES of PROCESS. Each process type provides its own model or schema for construing a particular domain of experience as a figure of a particular kind.21 (Halliday y Matthiessen 2004: 170) Por último, si bien la clasificación desarrollada fue originalmente pensada para la gramática del inglés, se ha demostrado que permite catalogar configuraciones equivalentes en diversas lenguas (Butler 2003: 391-2). 3 Consideraciones sobre la clasificación de las cláusulas En el análisis de nuestros corpora, hemos encontrado que algunas de las categorías mediante las que se definen y se ejemplifican las clases de procesos en la bibliografía no están exentas de problemas; abordaremos estas cuestiones en el presente apartado, para pasar, en el siguiente, a la “[Este modo de representación] no es un artefacto del modo en que nosotros describimos el sistema; es un principio fundamental en el que se basa el sistema –el principio de indeterminación sistémica–. El mundo de nuestra experiencia es altamente indeterminado; y así es precisamente como la gramática lo construye en el sistema de tipos de procesos (véase Halliday y Matthiessen 1999: 547-62)”. 21 “El sistema gramatical por el cual esto se logra es la TRANSITIVIDAD (cf. Halliday 1967/8). El sistema de la transitividad construye el mundo de la experiencia a través de un conjunto limitado de TIPOS de PROCESOS. Cada tipo de proceso provee su propio modelo o esquema para construir un dominio particular de la experiencia como una figura de un tipo particular.” 20 60 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La clasificación de procesos como herramienta de análisis… consideración de los desafíos que surgen del uso de la clasificación en el análisis de textos reales. Si bien la clasificación de cláusulas y procesos se basa en el principio de indeterminación sistémica y presupone la posibilidad de que los procesos no se ajusten exactamente a los parámetros descriptivos de las seis categorías, encontramos algunas dificultades de indefinición referidas a cómo están caracterizadas las categorías teóricamente. Así, hallamos en parte de la bibliografía revisada algunas contradicciones o imprecisiones en la definición y en la ejemplificación de distintos tipos de procesos (especialmente los de conducta, los relacionales, los existenciales y los verbales). En primer lugar, consideramos, siguiendo a Halliday y Matthiessen (2004: 248-250), que los procesos de conducta, a diferencia de las otras categorías, son los menos delimitados de los seis tipos de procesos, dado que no tienen características propias claramente definidas. Sin embargo, definen algunos tipos de experiencia que pueden incluirse en la clasificación: se trata de procesos de comportamiento fisiológico y psicológico típicamente humano o de la exteriorización de algún proceso de la consciencia. Esta definición plantea varios problemas: en primer lugar, dado que los dominios de lo mental y lo material están separados, resultan poco claras las razones para reunir en una misma categoría los procesos psicológicos (por ejemplo, soñar) y los fisiológicos (por ejemplo, toser). Además, no queda claro el significado de la expresión “comportamiento típicamente humano”, ya que los procesos fisiológicos (por ejemplo, respirar) no suelen ser privativos de los humanos ni requerir un participante consciente. Por otro lado, algunos procesos que Halliday y Matthiessen clasifican como de conducta y que implican un cambio en el flujo de los acontecimientos de nuestra consciencia no representan necesariamente una exteriorización, como es el caso de soñar o de preocuparse. Los problemas que plantea esta categoría podrían resolverse clasificando los procesos como materiales cuando se refieren a cambios que tienen lugar en el mundo externo a partir de un input de energía, relacionados generalmente con cláusulas de hacer (toser, respirar), y como mentales cuando los procesos señalan cambios internos (soñar, preocuparse). De hecho, algunos autores (Lavid, Arús y Zamorano 2010) eliminan esta categoría intermedia, distribuyendo los procesos que abarcaría en las dos categorías centrales contiguas. En el caso de los procesos relacionales, para ejemplificar esta categoría varios autores utilizan algunas cláusulas y procesos que parecen contener valores semánticos que van más allá de la construcción de relaciones abstractas como la identificación o la caracterización. Consideremos algunos de esos ejemplos en contraposición con los procesos prototípicamente relacionales, que se basan en la construcción Discurso literario, periodístico y mediático 61 María Lucía Molina y Cecilia Serpa de una relación entre dos elementos en la que el peso semántico está puesto en los elementos vinculados más que en el nexo: (7) Parecía asustado (Ghio y Fernández 2008: 106)/ Estaba asustado (8) Cada oración expresa un significado diferente (Ghio y Fernández 2008: 107)/Cada oración tiene un significado diferente (9) La renovación nos costó más de 2000 millones (Lavid, Arús y Zamorano 2010: 164)/La renovación fue de más de 2000 millones (10) Tu relato suena vacío (Ghio y Fernández 2008: 106)/ Tu relato es vacío La primera cláusula de cada par se clasifica como relacional en la bibliografía de la que están extraídas, al igual que sus equivalentes con procesos relacionales prototípicos. Sin embargo, si bien en todos los casos el proceso señala una relación entre dos elementos, creemos que, en los ejemplos citados en la bibliografía, el carácter relacional deja de ser dominante, o que por lo menos adquiere otros rasgos que lo vinculan con otros tipos de proceso. En (7) y (10), además de la interpretación relacional, es posible realizar otra mental, dado que podemos agregar un Procesador, mediante la introducción de un pronombre personal (“me parece”, “nos suena”, respectivamente); allí parecen funcionar dos significados: la adscripción de un Atributo (“asustado”, “vacío”) a un Portador (el participante que representa el sujeto tácito, “tu relato”) que realiza un significado relacional, pero también se expresa un significado mental, en el que un Fenómeno (el participante que representa el sujeto tácito, “tu relato”) es evaluado por un Procesador (implícito pero posible de ser incluido). En (8), la primera cláusula del par expresa una relación, pero se trata de una relación que implica un intercambio simbólico, por lo que podría ser fácilmente clasificada como verbal. En (9), si bien se establece una relación entre un objeto y su precio, la introducción de un participante afectado por esa relación (“nos”) habilita una lectura material en la que el costo implica un input de energía, reforzada por el uso del tiempo pasado. Por otro lado, también dentro de la categoría de los procesos relacionales, Halliday y Matthiessen reconocen un subtipo que implica significados causativos: “they may be configured with a third participant representing the entity assigning the relationship of identity or attribution” (Halliday y Matthiessen 2004: 237).22 En este caso, las relaciones se construyen como causadas por un agente, clasificado como Atribuidor o Asignador. Este subtipo de procesos admite la prueba de la sustitución por hacer, característica de los procesos materiales. Algunos de los ejemplos son: “estos pueden configurarse con un tercer participante que representa a la entidad que asigna la relación de identidad o atribución”. 22 62 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La clasificación de procesos como herramienta de análisis… (11) Los rebeldes lo nombraron gobernador de dicho departamento (Lavid, Arús y Zamorano 2010: 160) (12) Giving blood makes you weak (Eggins 2004: 2469) (Donar sangre te hace /vuelve débil) En (11), podemos identificar dos acciones, una resultado de otra: los rebeldes nombran a x gobernador y, como resultado, x es gobernador; también podemos realizar la prueba de sustitución por “hacer” (“¿Qué hicieron los rebeldes? Lo hicieron gobernador”). Algo similar sucede con (12): hay dos acciones separadas (“giving blood makes x”, “you are weak”). Estas cuestiones nos llevan a considerar que los procesos relacionales causativos se asemejan a los materiales, ya que implican un hacer e incluyen un agente.23 Es decir: no queda claro el criterio para incluirlos dentro de los relacionales, cuando están indicando una acción, además de una relación abstracta; más aún si tenemos en cuenta que Halliday y Matthiessen (2004: 194-195) explican que algunos procesos materiales pueden estar acompañados de atributos descriptivos o resultativos asociados a la Meta o el Actor. Por otra parte, los procesos existenciales, más allá de los ejemplos prototípicos como haber impersonal, presentan también algunos problemas en cuanto a cómo está definida la categoría, ya que los límites con las adyacentes (materiales y relacionales) no son del todo claros. Con respecto a la diferencia con los procesos materiales, Halliday y Matthiessen señalan que “the ‘existential’ merges into the ‘material’ type of clause: there is a little difference in meaning between ‘existential’ there was a robbery and ‘material:creative’ a robbery took place” (Halliday y Matthiessen 2004: 258).24 De hecho, ambos construyen cláusulas de suceder, por lo que es complejo diferenciarlos (no solo en el análisis sino también teóricamente). Por otro lado, algunos autores (Lavid, Arús y Zamorano, 2010) eliminan la categoría y la subsumen a la relacional. De hecho, Lavid, Arús y Zamorano (2010) piensan los existenciales como un subtipo de los procesos relacionales, que incluyen tanto los existenciales puros como otro grupo al que denominan “existence plus”. Estos últimos tienen la particularidad de que no se realizan con el verbo haber (aunque puede realizarse el reemplazo) y poseen un “sabor” (flavour) existencial: “the Process is realized by a verb other than haber but replaceable by this. Existence plus often expresses not just the existence as such but En un estudio exploratorio en el que ofrecimos un conjunto de ejemplos a varios usuarios del lenguaje (familiarizados con la teoría y no familiarizados con ella), para que clasificaran los procesos de cláusulas completas, encontramos que la mayoría catalogó estos casos como materiales. 24 “El tipo de cláusula ‘existencial’ se funde con el ‘material’: hay muy poca diferencia de significado entre la ‘existencial’ hubo un robo y la ‘material: creativa’ tuvo lugar un robo”. 23 Discurso literario, periodístico y mediático 63 María Lucía Molina y Cecilia Serpa also some circumstantiality about the coming into being of the Existent, hence its ‘plus’” (2010: 151).25 Los autores ofrecen el siguiente ejemplo: (13) Después de la tempestad, vino la calma (Lavid, Arús y Zamorano 2010: 151) En síntesis, las imprecisiones en la delimitación de los procesos existenciales apuntan a cuestionar su validez como categoría de análisis diferenciada, ya que los significados que parece representar no son privativos de dicha categoría. Vimos hasta aquí cómo dos de los procesos intermedios (los de conducta y los existenciales) tienen características difusas y pueden ser subsumidos a sus categorías adyacentes. Los procesos verbales representan el caso contrario: si bien Halliday y Matthiessen (2004) los consideran como una categoría intermedia, es innegable que poseen características singulares que avalarían su categorización como un tipo de proceso central. En palabras de Lavid, Arús y Zamorano (2010: 135): “verbal processes do have their own characteristic traits that set them apart from the other process types”.26 A diferencia de los procesos existenciales y de los de conducta, los verbales no pueden ser considerados como un subtipo ni de los mentales ni de los relacionales, ya que tienen rasgos propios diferenciables de todos los otros tipos. Es por eso que los procesos verbales han sido tratados en la bibliografía como procesos mayores, menores y como categorías intermedias alternativamente, como indican Lavid, Arús y Zamorano (2010: 135-136). Cabe señalar que los comentarios críticos presentados hasta aquí surgen a partir del uso de la clasificación durante la práctica analítica concreta. El análisis de nuestros corpora plantea interrogantes acerca de cómo se definen las categorías y cómo podemos utilizarlas en la práctica, es decir, cuestiones acerca de la manera de optimizar la clasificación como herramienta de análisis. En resumen, tanto el principio de indeterminación sistémica como la afirmación del carácter difuso y gradual de los límites entre categorías, por una parte, como las imprecisiones que marcamos en la definición y ejemplificación de distintos tipos de procesos, por otra, resultan el punto de partida para reflexionar acerca de cómo podemos clasificar procesos que no parecen adscribirse a ninguno de los seis tipos descriptos más arriba, incluso si los entendemos como categorías graduales. Es por eso que proponemos retomar los lineamientos de Halliday acerca del mapeo del espacio semiótico considerando las seis categorías que marca no como etiquetas de la teoría que deben ser aplicadas en la práctica, sino como “El proceso se realiza mediante otro verbo que haber, pero es reemplazable por este. El ‘existence plus’, a menudo, expresa no solo la existencia como tal, sino también alguna circunstancialidad sobre el surgimiento del Existente, de allí su ‘plus’”. 26 “los procesos verbales realmente tienen sus propios rasgos característicos que los separan de otros tipos de procesos”. 25 64 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La clasificación de procesos como herramienta de análisis… herramientas para trabajar en el análisis inductivamente, en el marco de una metodología cualitativa. 4 Dificultades para la clasificación de cláusulas y procesos en el análisis de textos El análisis de notas periodísticas y documentos legislativos a partir de la clasificación sistémico-funcional de procesos y cláusulas puso en evidencia algunas dificultades surgidas de su aplicación a textos y cláusulas concretos. Más allá de que el mismo corpus textual nos sirvió en muchos casos para orientar nuestras decisiones analíticas a la hora de adscribir los procesos a determinadas categorías, en muchos otros encontramos que los datos no debían ser reducidos a una única categorización o que, incluso, en algunas instancias resultaba más enriquecedor para el análisis problematizar la clasificación. Por ejemplo, en (14), encontramos que es posible identificar el proceso como relacional, ya que contiene un Atributo (“difícil” o “dificultoso”): (14) Las diferencias políticas y el aumento de los costos dificultan las mejoras en el asentamiento [NL7, E2] Sin embargo, este proceso también posee algunas características materiales –o un “sabor” material, en términos de Lavid, Arús y Zamorano (2010)–, dado que la cualidad es presentada como la consecuencia de una acción externa, un cambio en el flujo de los acontecimientos en el mundo externo llevado a cabo por un agente explícito (“Las diferencias políticas y el aumento de los costos”). Podemos decir que “dificultar” implica que un Actor x lleva a cabo una acción y que afecta a una Meta z, y que como consecuencia, z tiene el Atributo “dificultoso”. De un modo similar funcionarían procesos como “empeorar” y “profundizar”, también hallados en nuestros corpora. Asimismo, otros procesos presentan una ambigüedad entre lo material y lo relacional. Es el caso de “adquirir” en el siguiente ejemplo: (15) [Los alumnos] Adquirir hábitos de higiene y preservación de la salud en todas sus dimensiones [LFE-E88.1.6] Aquí, el proceso indica una acción externa, con consecuencias en el mundo que afectan a los participantes y tiene como resultado el cambio de un estado. “Adquirir” tiene un valor posesivo, al igual que el verbo prototípico de la cláusula relacional posesiva tener, pero le agrega un matiz material, en tanto implica tener no como una relación abstracta entre poseedor y poseído sino como consecuencia de una acción por parte del poseedor. Otros ejemplos problemáticos fueron: (16) Las Autoridades Oficiales propiciarán acciones de capacitación docente para esta área [LFE-E97.1.2] Discurso literario, periodístico y mediático 65 María Lucía Molina y Cecilia Serpa (17) (…) [en esa zona], por la noche, domina [sic] la desolación y la inseguridad [NL3, E6] Los procesos creativos como “propiciar” implican, por definición, un rasgo existencial, en tanto las acciones materiales crean la Meta. En este sentido, decimos que los procesos materiales creativos están trayendo un objeto a la existencia, tal como se postula para los procesos existenciales. En (16), como en toda cláusula material creativa, entonces, encontramos un rasgo existencial que acompaña los valores materiales del proceso. Algo similar sucede en (17), donde “dominar” parece contener rasgos pertenecientes a diversas categorías. Por una parte, es posible una interpretación existencial, dado que puede ser reemplazado por haber: “en esa zona, por la noche, hay desolación e inseguridad”. En este caso, “la desolación” y “la inseguridad” tienen el rol de Existente. Pero es evidente que la selección del proceso “dominar” aporta un valor material, y hace de “la desolación” y “la inseguridad” dos agentes animados. La clasificación de la cláusula se torna más compleja aún si tenemos en cuenta las dificultades en la distinción entre cláusulas existenciales con circunstancia y las relacionales circunstanciales. En efecto, (17) podría entenderse como una cláusula relacional, desde este punto de vista. Todas estas lecturas están contempladas en la teoría, dado que Halliday y Matthiessen (2004) consideran que existe un fino límite entre las cláusulas materiales y las existenciales (ambas implican un suceder) y entre las cláusulas existenciales y relacionales (ambas se ocupan del dominio del ser). El siguiente ejemplo contiene dos procesos que presentan el problema de su interpretación en términos de relacional o existencial: (18) La ocupación comienza 200 metros antes de la estación y continúa hasta la altura de la avenida Brasil [NL3, E16] Ambos procesos articulan un primer participante “la ocupación” con una locación: “200 metros antes de la estación”, en el primer caso, y “hasta la altura de la avenida Brasil”, en el segundo. Pero tanto “comenzar” como “continuar” pueden ser entendidos como construyendo una mera relación o como indicando la existencia de una entidad de la que se especifica una circunstancia (en efecto, se puede realizar la sustitución por haber). Por otra parte, también tuvimos algunas dificultades con el análisis de procesos que podrían ser clasificados como de conducta: (19) (…) [la jueza] en las próximas horas, deberá indagarlo [al acusado] [NL2, E14] (20) “No los vamos a perdonar”; “Los vamos a bajar a todos”; “¡Se terminó la democracia! ¡Los vamos a fusilar!’”, gritaba un grupo de 25 habitantes de la villa 31(…) [NL2, E6] (21) Desde las 8, las personas que pernoctan bajo la autopista empiezan a planear cómo se ganarán su plato de comida [NL3, E33] 66 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La clasificación de procesos como herramienta de análisis… (22) Las autoridades educativas jurisdiccionales organizarán (…) el diseño de programas para la identificación, evaluación temprana, seguimiento y orientación de los/as alumnos/as con capacidades o talentos especiales (…) [LNE-E459] En una primera instancia, estas y otras cláusulas similares fueron catalogadas como de conducta. Pero encontramos que la amplitud de la categoría subsumida en esta etiqueta no facilitaba el análisis, dado que luego era necesario reponer si se trataba de un proceso de conducta material, de conducta verbal, de conducta mental, etc. Dicho en otros términos, etiquetar un proceso como de conducta dice menos de él de lo que debería. Por lo tanto, optamos por indicar en cada caso los rasgos presentes. Así, encontramos más enriquecedor para el análisis decir que “indagar” en (19) y “gritar” en (20) realizan simultáneamente significados de tipo material y verbal. De manera similar, “planear”, en (21), y “organizar”, en (22), pueden catalogarse como material y mental. También hallamos casos en los que la categoría material parecía no agotar los sentidos de la cláusula. Por ejemplo: (23) [La presente ley], sobre la base de principio, establece los objetivos de la educación [LFE-E9.1.1] En (23) “establecer” no solo indica una acción material, en tanto implica un cambio en el mundo de la experiencia externa a partir de un input de energía, sino que, además, esa acción material se lleva a cabo a mediante un intercambio simbólico, propio de los procesos verbales. La ley, en efecto, crea unos objetivos para la educación; pero esa acción se lleva a cabo a través del uso del lenguaje. También encontramos un rasgo de carácter verbal en (24) y (25): (24) [Las escuelas] son definidas como rurales según criterios consensuados entre el Ministerio de Educación, Ciencia y Tecnología y las Provincias, en el marco del Consejo Federal de Educación. [LNE-E248] (25) (…) [“ranchadas”] se autodenominan los distintos grupos que han ganado posición en diferentes puntos de la avenida 9 de Julio (…) [NL3, E13] En ambos casos, podemos interpretar el proceso que articula la cláusula como relacional o como verbal. En la lectura relacional, se establece una relación atributiva entre un Portador (“las escuelas”) y un Atributo (“rurales”), en (24), o entre un Identificador (el nombre “ranchadas”) y un Identificado (“los grupos…”), en (25). Sin embargo, tanto “definir” como “autodefinirse” pueden interpretarse también como procesos verbales, en tanto hay un Dicente (elidido pero reconstruible mediante un complemento agente en el primer ejemplo y explícito en el segundo) que lleva a cabo un intercambio simbólico. Por otra parte, “lamentar”, en (26), habilita tanto una interpretación mental como una verbal: Discurso literario, periodístico y mediático 67 María Lucía Molina y Cecilia Serpa (26) “La Boca es un lugar olvidado y muchos de los vecinos de siempre se están yendo –lamenta Alberti–(…) [NC4, E32] En este ejemplo, el proceso implica un intercambio de significado a partir del cual un Dicente (“Alberti”) proyecta un Reporte, por lo cual podría tratarse de una cláusula verbal. No obstante, también podemos interpretar que un Procesador (“Alberti”) manifiesta una reacción emocional ante un Fenómeno. Si bien podría argüirse que se trata de un proceso verbal con un matiz modal que debe recuperarse en el análisis de la función interpersonal, creemos que la dimensión mental no puede soslayarse –ya que es desde el punto de vista de la función experiencial que se está representando un cambio en el flujo de los acontecimientos que tiene lugar en la conciencia de un Procesador a partir de un Fenómeno– y que no podemos descansar en que exista una proyección de un Reporte para calificar el proceso solamente como verbal. En síntesis, estos y otros ejemplos igualmente complejos pusieron de manifiesto la inconveniencia de reducir el análisis de cada proceso a una única categorización. Más aún, los interpretamos como una invitación a profundizar la reflexión acerca de las implicancias del principio de indeterminación sistémica. Por ello, intentamos un reordenamiento de la clasificación en términos de conjuntos de rasgos, conformados por las características de tipos diversos de procesos (no necesariamente adyacentes en la clasificación sistémico-funcional). La siguiente tabla organiza los procesos de los ejemplos según el criterio propuesto: Material Existencial Relacional Verbal Mental Material Existencial propiciar dominar Relacional dificultar empeorar adquirir profundizar Verbal indagar gritar establecer Mental organizar planear continuar comenzar definir autodenominarse lamentar Tabla 1: Ejemplos de superposición de rasgos para la definición de procesos. 68 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La clasificación de procesos como herramienta de análisis… Como puede verse en la Tabla 1, al contemplar la coexistencia de rasgos, la categoría de conducta se diluye como conjunto autónomo para pasar a interpretarse como entrecruzamientos de rasgos materiales, verbales, mentales. De allí que no hayan sido incluidas la columna o la fila correspondientes a los procesos de conducta. Los ejemplos en negrita muestran los procesos que serían etiquetados como de conducta, según una lectura más ortodoxa de Halliday y Matthiessen (2004), pero que han sido reubicados siguiendo la propuesta de considerar los rasgos que incluyen. Todos los ejemplos presentados representan los cruces entre dos categorías de procesos que encontramos en el corpus, ya que nuestro trabajo surgió del análisis inductivo. Esto explica la presencia de algunos casilleros vacíos. Sin embargo, creemos que puede haber cruces de las cuales no encontramos aún ejemplos reales, e incluso sostenemos que pueden cruzarse más de dos tipos de procesos al interpretar ejemplos en contexto. ¿Por qué proponer un entrecruzamiento de rasgos y no abogar por que cada analista decida los casos problemáticos, eligiendo una categoría entre las posibles? Creemos que no tener en cuenta en el análisis los diferentes rasgos que coexisten de diversos modos en un mismo proceso o en una misma cláusula significaría reducir la complejidad semántica de los textos reales; es decir que seleccionar una u otra opción en los casos “problemáticos” impediría aproximarnos a la manera en que se constituye una visión de mundo compleja en los textos que analizamos. 5 Propuesta de notación para el análisis de rasgos Tal como intentamos demostrar en las páginas precedentes, creemos que, en algunos casos, resulta difícil –por cuestiones internas al texto que se analiza y/o propias del lenguaje y su indeterminación sistémica– determinar con precisión a qué clase de proceso corresponde cada ejemplo textual. En la práctica analítica, esto implica dificultades reales para asignar un proceso a alguna de las clases que reconoce la teoría. A partir de este hecho, y en función de los datos de nuestros propios corpora de análisis, proponemos tres opciones alternativas con sus correspondientes sistemas de notación para la clasificación y el análisis de procesos en aquellas situaciones en las que se evidencian rasgos correspondientes a dos categorías diversas. Estas opciones no son las únicas posibles, sino que pretenden dar cuenta de distintos entrecruzamientos de rasgos que observamos a partir del análisis inductivo del discurso. El espíritu de la propuesta es evitar la toma de decisiones arbitrarias por parte del analista o la simplificación de la complejidad semántica del texto. En primer lugar, encontramos cláusulas y procesos en los que se evidencian rasgos correspondientes a dos categorías diversas pero en los Discurso literario, periodístico y mediático 69 María Lucía Molina y Cecilia Serpa que una de ellas aparece como dominante. En estos casos optamos por anotar la categoría dominante en primer lugar, luego el signo “+” y finalmente la categoría no dominante. Esto significaría que el proceso puede adscribirse a una categoría, pero que contiene un rasgo de otra. Por ejemplo, en (16), reproducido aquí como (27), los rasgos materiales resultan dominantes sobre los existenciales: (27) Las Autoridades Oficiales (Actor + Creador) propiciarán (proceso material creativo + proceso existencial) acciones de capacitación docente para esta área (Meta + Existente) [LFE-E97.1.2] En segundo lugar, encontramos casos en los que no nos resultó viable establecer una dominancia entre las dos interpretaciones posibles. En este caso, las etiquetas se colocaron indistintamente en primer o segundo lugar, separadas por una barra para indicar la coexistencia de las dos lecturas, sin que los rasgos de una fueran preponderantes por sobre los de la otra, como la interpretación verbal / material de (19), ahora reproducido como (28): (28) [la jueza] (Dicente / Actor) en las próximas horas (Circ:Loc:Tiempo) deberá indagar- (proceso verbal / proceso material) -lo [al acusado] (Blanco / Cliente) [NL2, E14] Finalmente, nuestro corpus textual también presentó casos en los que existían dos lecturas posibles, aunque excluyentes. En estos casos se podría optar por una interpretación, sin dejar de reconocer la posibilidad de la otra. Es decir, no proponemos decidir por una categorización, invisibilizando la otra, sino dar cuenta de la posibilidad de cualquiera de las dos. También en estos casos resulta indistinto el orden en que se colocan las etiquetas, aunque se sugiere el uso del signo “=” para graficar la ambigüedad constitutiva de la interpretación. Este es el caso del ejemplo presentado más arriba como (18) y transcripto aquí como (29), en el que es posible una interpretación existencial o relacional circunstancial: (29) La ocupación (Portador = Existente) (…) continúa (proceso relacional circunstancial = proceso existencial) hasta la altura de la avenida Brasil (Atributo = Circ: Loc: Espacial) Estas notaciones que proponemos no son para nada concluyentes, sino que simplemente dan cuenta de la manera que encontramos de afrontar los interrogantes surgidos al utilizar la clasificación como herramienta de análisis orientado textualmente. 6 Conclusiones Si analizamos los procesos como configurados a partir de un cruce de varios rasgos, tal como se propone en este trabajo, la tipología de Halliday y Matthiessen (2004) se extiende de seis a quince opciones posibles: los seis tipos básicos de procesos se reducen a cinco (dado que desaparece la 70 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) La clasificación de procesos como herramienta de análisis… categoría de conducta) y diez nuevas opciones surgen del entrecruzamiento de estas categorías, tal como se mostró en la Tabla 1. Creemos que esta clasificación permite hacer análisis más exhaustivos para tomar decisiones que no reduzcan ni simplifiquen la complejidad semántica de los textos. Por supuesto, la propuesta teórico-analítica pierde en economía y no permite, al menos por ahora, dar cuenta de los casos en que parecen coexistir rasgos pertenecientes a más de dos categorías, aunque podrían aplicarse en esos casos los mismos criterios expuestos. Sin embargo, entendemos que esta propuesta también implica ciertas ventajas a la hora de analizar nuestros textos. Por ejemplo, la consideración de los rasgos de los procesos resulta más explicativa que su adscripción a categorías, en tanto nos permite caracterizar con mayor detalle los tipos de procesos que encontramos en el corpus, especialmente cuando no representan los casos prototípicos, que suelen ejemplificar la clasificación en la bibliografía. Cabe destacar, además, que nuestra propuesta respeta el principio de indeterminación sistémica y la gradualidad constitutiva de las categorías analíticas, tomándolos como puntos de partida para la reflexión. Esto significa que no trata de encasillar los procesos en un conjunto discreto de opciones, ni se limita a establecer nuevos puntos intermedios entre las categorías, sino que tiene en cuenta cada caso particular para observar qué conjuntos de rasgos se despliegan. Recuperando las reflexiones esbozadas por Halliday, creemos que resulta más productivo para nuestro trabajo como lingüistas y como analistas del discurso no limitarnos a clasificar los procesos, sino intentar abarcar su sentido en el marco de la indeterminación sistémica constitutiva de cómo los hablantes representamos nuestra experiencia a través del lenguaje. Discurso literario, periodístico y mediático 71 Capítulo 5 Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita. El caso Antonini Wilson María Belén Romano En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013) Discurso literario, periodístico y mediático. Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 73-91. ISBN 978-950-774-239-2 Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978 Resumen El siguiente trabajo analiza las representaciones del escándalo político que construye la prensa escrita argentina. Nuestro corpus está formado por noticias publicadas en diarios de alcance nacional (La Nación, Página 12) referidos al caso Antonini Wilson, que estalló en agosto de 2007 durante la presidencia de Néstor Kirchner. Nos proponemos identificar procedimientos lingüísticos y estrategias discursivas utilizados en la construcción del escándalo y establecer el modo como se relacionan opciones discursivas y posicionamientos ideológicos que originan una determinada representación del escándalo como acontecimiento mediático. Consideramos, para el estudio de este fenómeno social y político, los postulados de Jiménez Sánchez (1994), Thompson (2001) y Lull e Hinerman (1999). El marco teórico-metodológico general es el análisis crítico del discurso (Van Dijk 1999, 2003, Wodak 2003) y, dentro de esta perspectiva multidisciplinaria, tenemos en cuenta, especialmente, aportes provenientes de la lingüística sistémico-funcional y de la pragmática. El análisis lingüístico y discursivo responde a una metodología cuantitativa y cualitativa. Entre las conclusiones destacamos que el escándalo político funciona como arma de lucha política capaz de revelar el poder que la prensa ejerce en y sobre el discurso en la producción y reproducción de determinado relato de la realidad -en nuestro caso, de la realidad política-, hecho que la erige como verdadero actor político de las sociedades democráticas actuales. Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 María Belén Romano 1 Introducción El discurso de los medios masivos de comunicación ha cobrado gran importancia en las sociedades actuales. Se sabe que los medios no son simples transmisores de información, sino instituciones complejas que producen determinados relatos de la realidad desde cierta perspectiva o posicionamiento ideológico. En este sentido, han dejado de ser meros actores mediadores entre los ciudadanos y la clase política para ocupar el rol de actores estratégicos que intervienen con diferente grado de fuerza e influencia en el juego político. Durante el gobierno del ex presidente Néstor Kirchner (y creemos que sucede lo mismo en la actual gestión de Cristina Fernández), la relación entre medios y política se ha caracterizado, en general, por la tensión y el conflicto permanentes. En este contexto, el objetivo de este trabajo es analizar algunos aspectos de la construcción discursiva y mediática del escándalo político, teniendo en cuenta el enfoque teórico y metodológico del análisis crítico del discurso (Van Dijk 1999, 2003). Hemos seleccionado las noticias publicadas en las versiones on line de los diarios La Nación y Página 12 en torno al caso Antonini Wilson, que tuvo lugar en agosto de 2007. Consideramos que la categoría escándalo es reveladora de los modos como se vinculan el poder político y mediático y de las luchas por el predominio del ejercicio del poder de los grupos dominantes. Nuestro estudio, basado en el análisis cuantitativo y cualitativo de recursos lingüísticos y estrategias discursivas utilizadas, nos permitirá dimensionar el importante rol que cumplen los medios en las representaciones de este fenómeno social y político. Partimos de las siguientes hipótesis: en el caso estudiado, el escándalo político funciona como manifestación del poder que la prensa, como parte del grupo dominante, ejerce en y sobre el discurso; es un arma de lucha política para desprestigiar al adversario y/o defender al aliado; presenta potenciadas sus características cuando el suceso se utiliza para atacar al gobierno de Kirchner y atenuadas cuando se busca defender a este Gobierno. 2. Algunas consideraciones acerca del escándalo político John Thompson (2001: 32) define escándalo como “acciones o acontecimientos que implican ciertos tipos de transgresión que son puestos en conocimiento de terceros y que resultan lo suficientemente serios para provocar una respuesta pública”. Dicha respuesta pone en peligro la reputación de los involucrados, la confianza y la credibilidad, capital simbólico necesario para obtener la adhesión de los ciudadanos. La idea de trasgresión y la de respuesta pública son los ejes que sustentan la definición. Para este autor, existen ciertos tipos de normas 74 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita… que, al ser quebrantadas, resultan más susceptibles de desencadenar un escándalo: las que regulan las relaciones sexuales, las que rigen las transacciones financieras y las que organizan la búsqueda y el ejercicio del poder político (2001:167). A partir de esta distinción, el sociólogo menciona tres tipos fundamentales de escándalos políticos: sexuales, financieros y de poder. Los primeros implican la trasgresión de códigos sexuales; los segundos, la mala utilización de recursos económicos, y los terceros se refieren a determinados abusos en el ejercicio del poder político. Asimismo, este autor pone de relieve los aspectos de lucha o conflicto social que implican estos sucesos, constituidos por los actos y los actos de habla de los individuos y las organizaciones que exponen, denuncian y condenan determinados hechos, reales o supuestos, así como por los actos y los actos de habla de aquellos que están en el centro de las denuncias (2001: 339). Por su parte, Jiménez Sánchez lo considera como una forma de control social, es decir, como “uno de los medios a través de los cuales una sociedad se regula a sí misma y coordina el comportamiento de sus miembros” (1994: 10). Según este autor, consiste en un proceso de intento de estigmatización abierto e indeterminado cuyas consecuencias son imprevisibles a priori. Cuando hablamos de escándalo político es inevitable pensar en el papel que los medios masivos de comunicación juegan, tanto en lo referido a su “estallido” como a su evolución y consecuencias. En este sentido, coincidimos con la idea de Thompson, cuando expresa que “los medios han transformado la naturaleza de la visibilidad y alterado las relaciones entre la vida privada y la pública” (2001: 24). Los escándalos son historias que se cuentan, relatadas por los medios. Como afirman Lull e Hinerman (1999: 76) “el escándalo no se materializa hasta que los sucesos adquieren formas narrativas que son accesibles a un público consumidor que interpreta y usa las fuentes simbólicas que el escándalo provee para sus propios propósitos”. Pueden relacionarse con las características del relato popular o melodrama: héroes y villanos se enfrentan en la búsqueda de la verdad. Desde esta perspectiva, se los comprende como historias simplificadas a partir de oposiciones maniqueas: justos/injustos, buenos/malos, víctimas/victimarios, morales/inmorales, honestos/deshonestos, etc. Son fenómenos polisémicos, es decir, fenómenos que no tienen interpretación uniforme y, además, tienen una naturaleza intertextual, ya que remiten a otros ya conocidos (Lull e Hinerman 1999). En este sentido, funcionan como elementos importantes para activar la memoria histórica de una sociedad. Discurso literario, periodístico y mediático 75 María Belén Romano 3. Corpus y metodología Hemos seleccionado las noticias publicadas en las versiones electrónicas de los diarios La Nación y Página 12 durante la semana posterior al estallido del episodio, esto es, entre el 8 y el 15 de agosto de 2007. Nuestra selección obedece a dos razones: 1) ambos periódicos tienen alcance nacional y son fuentes de información de otros medios de comunicación; 2) se sabe que presentan posicionamientos ideológicos contrarios, lo que permitirá analizar el modo como construyen discursivamente la categoría escándalo político de acuerdo a dichos posicionamientos. Para nuestro abordaje del escándalo, vamos a seguir la propuesta de Jiménez Sánchez (1994), quien considera que este fenómeno tiene una estructura secuencial y distingue distintas fases por las que atraviesa.27 En este caso tendremos en cuenta la etapa de revelación, publicación, defensa y dramatización. Asimismo, realizamos un análisis lingüístico y discursivo que responde a una metodología cuantitativa y cualitativa. Observamos como categorías de análisis en el nivel semántico-textual, macroestructuras semánticas (Van Dijk 1980); en el nivel sintáctico-semántico, formas léxicas y sintácticas (Halliday 1982) y, en el nivel pragmático, recursos polifónicos (García Negroni y Tordesillas 2001, Fonte 2008). Para la realización de la interpretación crítica, tenemos en cuenta postulados provenientes del Análisis Crítico del Discurso, especialmente las nociones de poder sobre y dentro del discurso (Fairclough y Wodak 2000), de ideología (Van Dijk 1999) y de legitimación (Martin Rojo y Van Dijk 1998, Neyla Pardo 2007). 4. El caso Antonino Wilson El 4 de agosto de 2007, durante el gobierno de Néstor Kirchner, llegó a Buenos Aires desde Venezuela un vuelo privado de la empresa Royal Air, que transportaba funcionarios públicos venezolanos y argentinos. Los venezolanos estaban relacionados con la empresa petrolera estatal. Entre los argentinos se encontraban el presidente de Energía Argentina SA (Enarsa) y Claudio Uberti, director del órgano de control de Concesiones viales (OCCOVI). En un control de rutina, los agentes de la aduana y de la Policía de Seguridad Aeroportuaria descubrieron en la valija de uno de los pasajeros 790.550 dólares que no habían sido declarados y que, por lo tanto, fueron decomisados. La valija pertenecía a Guido Antonini Wilson (en adelante AW), ciudadano venezolano que viajaba en calidad de amigo del hijo del vicepresidente de la petrolera venezolana. Jiménez Sánchez (1994), basándose en la propuesta de Sherman (1978), distingue seis fases: revelación, publicación, defensa, dramatización, procesamiento y estigmatización. 27 76 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita… Al día siguiente del suceso, AW viajó a Uruguay sin reclamar el dinero. El 14 de agosto, la Fiscal del caso pidió la captura internacional de Antonini por el delito de contrabando. Al finalizar el mes, el FBI lo encontró en su casa de Miami, pero no lo detuvo, sino que le dispuso la inhibición de abandonar el país sin autorización judicial. 4.1 Revelación, publicación y defensa Las primeras noticias se publicaron en los diarios argentinos el 8 de agosto de 2007. En el primer momento después del estallido del escándalo no hubo declaraciones por parte de los involucrados directos; optaron por el silencio. Sin embargo, tanto los Presidentes de Argentina y Venezuela, como los funcionarios públicos de ambos países intentaron explicar los hechos para deslindar responsabilidades. 4.2 Dramatización 4.2.1 Nivel semántico textual En el nivel semántico-textual, identificamos ejes temáticos y, luego, a partir de un proceso de abstracción de las secuencias de significados locales, obtenemos las macroestructuras correspondientes para tener una primera aproximación del contenido de las noticias analizadas. Consideramos especialmente los titulares, ya que, aunque no siempre resumen el tema de las noticias, pueden aludir en forma implícita a la información más importante. Ejes temáticos La Nación Página 12 Hallazgo de 800.000 dólares en la valija de Antonini En un control de rutina, personal aduanero encontró 800 mil dólares en la valija de A.W. quien viajaba en un avión rentado por el gobierno argentino junto a funcionarios locales. En un control de rutina, personal aduanero encontró 800 mil dólares en la valija de A.W. empresario que acompañaba al hijo del vicepresidente de la empresa petrolera estatal venezolana. Participación de funcionarios K en el episodio Tres funcionarios que responden al ministro Julio De Vido viajaban en el mismo avión del venezolano que Los acompañantes de Antonini no conocían el contenido de la valija porque el equipaje es personal. Discurso literario, periodístico y mediático 77 María Belén Romano ingresó al país con 800 mil dólares no declarados Reacción del gobierno argentino El Gobierno mantuvo la información en secreto y habló luego de 4 días por medio de un comunicado donde explicó que ninguno de los funcionarios argentinos conocía a A. W. El Gobierno subrayó que el hecho fue descubierto por un pingüino. Reacción del gobierno venezolano El gobierno venezolano se despegó del escándalo y se negó a dar explicaciones. El gobierno venezolano exigió la renuncia del vicepresidente de la petrolera en un fuerte gesto de Chávez hacia Kirchner. Investigación de la justicia La investigación está encabezada por la fiscal María Luz Rivas Diez. La investigación está encabezada por la fiscal María Luz Rivas Diez. Descripción de A. W. 78 A.W. es un empresario millonario con propiedades y empresas en EEUU y en Venezuela. Descripción de Uberti Funcionario de máxima confianza de De Vido y con muy buena relación con el presidente Chávez. Desplazamiento de Uberti El Gobierno echó a Uberti para minimizar el costo El Gobierno desplazó a Uberti por haber aceptado trasladar a D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita… político del escándalo. un desconocido en un vuelo oficial. Relaciones ArgentinaVenezuela El escándalo generó un clima de alta tensión y enfrentamiento entre los mandatarios argentino y venezolano. Kirchner y Chávez tienen una relación armónica. K pidió a Chávez que actúe y este ordenó que se inicie una investigación interna en la petrolera. Enfrentamiento entre la jueza y la aduana Las versiones de la Aduana y de la jueza no coinciden. Las versiones de la Aduana y de la jueza no coinciden. Apartamiento de la causa de la jueza Novatti La jueza se apartó de la causa por las fuertes críticas que le había hecho el Gobierno por no haber detenido a A. W. La jueza se apartó de la causa. Avances en la investigación La fiscal pidió la captura internacional de Antonini por el delito de contrabando. La fiscal denunció a Antonini por tentativa de contrabando. Relación del caso con la campaña de Cristina y las elecciones Según el Gobierno los opositores tienen la intención de aprovechar políticamente el caso para empañar la campaña de Cristina. Destino del dinero El dinero podría ser usado para financiar la campaña de Cristina Kirchner. Pedido de renuncia de De Vido por parte De Vido debe renunciar porque es Discurso literario, periodístico y mediático El dinero podría usarse para comprar una propiedad o financiar a las organizaciones sociales que apoyan a Chávez. 79 María Belén Romano de la oposición el responsable de muchos escándalos de corrupción. Vinculaciones con otros casos El escándalo se relaciona con otros casos similares como Skanska, Miceli, Garré. Enfrentamiento entre la policía aeroportuaria y la aduana Existen discrepancias entre la Aduana y la Policía aeroportuaria por la versión de los hechos. Rol de la oposición La oposición responsabiliza al gobierno de Kirchner por el delito de contrabando. La oposición pide explicaciones al Gobierno. Apertura de la investigación judicial en Venezuela El fiscal general de Venezuela anunció la apertura de una investigación judicial en ese país. El fiscal general de Venezuela anunció la apertura de una investigación judicial en ese país. Visión de diarios internacionales En Argentina explotó un nuevo escándalo de corrupción que afecta la credibilidad del Gobierno. Ponderación de la actuación de los controles aduaneros Alberto Fernández subraya la excelencia con que se desempeñó la Aduana frente al hecho. Tabla 1: Ejes temáticos y macroestructuras. La diferencia entre la cantidad de noticias publicadas en ambos diarios es marcada: un total de 32 en La Nación y de 14 en Página 12. La selección de temas también difiere. Aunque coinciden en algunos ejes temáticos que no pueden soslayarse por considerarse vertebradores del caso (por ejemplo, el relato del hallazgo, los avances en la investigación 80 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita… judicial, la reacción del gobierno argentino y venezolano, entre otros), La Nación despliega muchos otros que no están contemplados en los titulares de Página 12, entre ellos, la relación del caso con la campaña de Cristina Fernández, las vinculaciones con otros casos similares, la visión crítica de diarios internacionales. A su vez, este matutino también tiene en cuenta asuntos que no aparecen en La Nación, como la descripción del origen familiar y empresarial de A.W. Asimismo, muchos de los ejes temáticos que aparecen en ambos matutinos son relatados de distinta manera: cuando La Nación refiere el hallazgo de dinero, hace hincapié en la presencia de los funcionarios argentinos en el vuelo; Página 12, en cambio, menciona a A.W como el dueño de la valija y, por lo tanto, principal sospechoso. En cuanto a la reacción del gobierno argentino, según La Nación fue tardía; Página 12, por su parte, se hace eco de la voz que legitima al gobierno de Kirchner por la eficacia con la que se llevaron a cabo los controles de rutina que permitieron el descubrimiento. Lo mismo sucede cuando los diarios refieren las causas del despido de Uberti. En un caso, el despido se explica por la intención del oficialismo de minimizar el costo político del suceso, en el otro, por el error que cometió el funcionario al aceptar trasladar a un desconocido en un vuelo oficial. A partir de la lectura de los ejes temáticos seleccionados por cada diario y de su tratamiento, podemos aproximarnos a los intereses defendidos por ambos matutinos: La Nación intenta sembrar dudas sobre el caso y comprometer al Gobierno; Página 12 busca centrar las responsabilidades en la misteriosa persona de A.W. y distanciar al Gobierno de los hechos. 4.2.2 Nivel sintáctico-semántico 4.2.2.1 Estudio del léxico Ambos diarios utilizan el lexema escándalo para referirse al acontecimiento. Podemos sostener que este término actúa como ícono, según lo postulado por Canel y Sanders (2005: 170); esto significa que es una palabra vívida que tiene el atractivo de denotar algo inusual y conflictivo con implicación de personalidades públicas. Es notable el interés que demuestra La Nación por el tema, hecho que se evidencia en la gran cantidad de noticias publicadas, comparadas con las publicadas en Página 12. Además, este diario utiliza con demasiada frecuencia el lexema escándalo para calificar el suceso. En este punto, se hace necesario observar que, mientras en las noticias publicadas por La Nación el lexema se menciona 71 veces y aparece por primera vez en la tercera nota publicada el 9 de agosto, en Página 12 sólo 3 noticias lo contienen, con un total de 5 menciones. Lo identificamos por primera vez en el texto publicado el 11 de agosto. Discurso literario, periodístico y mediático 81 María Belén Romano La Nación también se refiere al hecho con los sintagmas “caso de la valija”, “escándalo de la valija”, “escándalo por los $800.000”, “el vuelo del escándalo”, “el escándalo de la valija millonaria”. Los adjetivos que selecciona para calificar el acontecimiento refuerzan la idea de ‘hecho fuera de lo común, extraño, llamativo’: “raro episodio”, “insólito caso”, “escandaloso viaje”, “sospechosa valija”, “confuso episodio”, “polémico vuelo”. Asimismo, se lo relaciona con el lexema corrupción y se habla directamente de “escándalo de corrupción”, o bien, del “caso de corrupción que más preocupa al Gobierno”. Como dijimos, en Página 12 el lexema escándalo se menciona en pocas ocasiones. Los sintagmas seleccionados connotan, más bien, la idea de ‘problema’, de ‘situación dudosa o discutible’: “la cuestión de la valija”, “el entuerto”, “conflicto de la valija, “la causa por el ingreso de $800.000”, “la causa de la valija”, “caso de la valija con los dólares”, “el affaire de la valija”, “episodio de la valija”. Por lo general, no se utilizan adjetivos que puedan imprimir al suceso características de anormalidad o extrañeza. 4.2.2.2 Perspectiva gramatical Para realizar el análisis del corpus en el nivel sintáctico-semántico, tenemos en cuenta el sistema de transitividad, a partir del cual se expresa la metafunción ideativa del lenguaje (Halliday 1982). Este sistema realiza o construye significado ideacional, que expresa la experiencia humana como un proceso donde interviene un actor y las circunstancias de ese proceso. Consideramos la cláusula como unidad global de análisis y nos detenemos en los procesos semánticos que caracterizan la construcción de las noticias y que reflejan la naturaleza del fenómeno en cuestión. El siguiente cuadro muestra el tipo de proceso y el porcentaje correspondiente a cada diario: Procesos La Nación (%) Página 12 (%) Materiales 43,33 49 Verbales 40 29, 82 Mentales 9 10, 5 Relacionales 3,33 10,5 Existenciales 4,44 - Tabla 2: Tipos de procesos verbales. 82 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita… Luego de la lectura de los datos obtenidos, observamos que en ambos diarios predominan los procesos materiales. Una de las características de la noticia periodística, si tenemos en cuenta que en ella domina la secuencia narrativa, es el frecuente uso o selección de procesos materiales. De esta manera, es común que prevalezcan los verbos de acción y movimiento, porque contribuyen al desarrollo de los sucesos. Asimismo, el nivel de abstracción de los verbos utilizados es menor respecto del de otros tipos textuales, debido a que la intención de la noticia es relatar hechos comprobables en la realidad material. En cuanto a los procesos verbales, que refieren procesos del decir, el porcentaje obtenido también es alto en los dos matutinos, hecho que puede explicarse por las características del discurso periodístico como lugar de confluencia de múltiples voces y, además, por las propiedades de la categoría escándalo político, en la que adquieren una importancia fundamental las reacciones o respuestas de los involucrados (miembros del poder político, judicial, periodístico), esto es, los actos de habla de los participantes. Podemos observar que, a diferencia de lo que ocurre en Página 12, el diario La Nación presenta casi el mismo porcentaje de procesos materiales y verbales. Este hecho puede explicarse desde el punto de vista del interés demostrado por el diario no sólo en el relato de los hechos, sino también en su interpretación, en las consecuencias y reacciones generadas, en el señalamiento de puntos oscuros o contradicciones que puedan sugerirse a partir de las palabras de los implicados. La mayoría de los procesos mentales utilizados, que refieren un participante consciente que percibe, siente o piensa, se selecciona para referirse a la evolución de la investigación judicial. Aparecen, específicamente, cuando se informa acerca del análisis y de la observación del caso por parte de la fiscal, de los jueces o de algún funcionario. Con respecto a los procesos relacionales, que expresan la relación que existe entre un signo y su valor o atributo y que permiten expresar características de los eventos, el porcentaje es mayor en Página 12, ya que este diario presenta numerosas secuencias descriptivas, que se refieren a rasgos de AW y a las características de su pasado como empresario. Por último, los procesos existenciales, que implican que algo existe u ocurre, sólo se hallan en La Nación y se utilizan para mostrar que en el país existe una situación crítica originada en las prácticas corruptas del Gobierno, de acuerdo a la postura de este matutino. 4.2.3. Nivel pragmático: las voces del espacio discursivo Discurso literario, periodístico y mediático 83 María Belén Romano La siguiente tabla presenta un panorama general de los enunciadores y del discurso referido en ambos periódicos:28 Part. Dir. Enunciadores La Nación Página 12 DD DI Mix Total DD DI Enarsa 4 3 2 9 2 1 PDVSA 1 1 2 4 2 A.W. Aduana 2 3 Policía Aerop. 4 2 3 1 10 1 1 2 5 4 Mix Total 3 1 3 1 2 3 1 Mussa 1 3 1 5 Royal 3 1 1 5 12 15 9 36/ Subt. Air Just. argentina Fiscal 13 7 5 25 Jueza 4 2 6 Fuentes 3 3 6 11/ 14% 3 5 4 12 2 2 4 1 3 1 11 2 judiciales Jueces con experiencia 4 Tribunales 6 3 13 Subt. Just. venezol. 2 15% 14 10 37/ 9 16 17% Fiscal Gral. 1 1 2 3 8 33/ 42% 1 1 Para realizar un análisis polifónico de la escena enunciativa tomamos como referencia la propuesta de Irene Fonte (2008). 28 84 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita… Gob. Arg. Subt. 1 1 2/ 6 2 1 9 3 1 Alberto Fernández 12 5 6 23 5 1 Allegados a Kirchner 1 1 3 5 De Vido 4 1 1 6 Aníbal Fernández 1 Gobierno 2 D´Elia 2 Fuentes oficiales 1 3 27 14 Subt. Gob. Venez. . 4 3 1 1 3 5 1 1 3 5 1 5 1 8 59/ 11 1 2 3 8 6 2 Vicepres. 5 2 7 14 Funcionar. 8 1 6 15 1 19 5 37/ 2 3 1 2 2 17% 3 4 25 1 1 18 3 4 25/ 1 1 Discurso literario, periodístico y mediático 3 1 1 3 4 4 8/ 10% 18 11% 16/ 21% Chávez Partidos de la oposición 9 1 27% Subt. Oposit al Gob Arg 1/ 1% Kirchner Cristina K subt 1 1% 2/ 2% 85 Partidos políticos Medios Otros 1 1 1 1 2 3 4 1 3 4 7/ 3% Financial Times 1 1 7 9 1 1 7 9/ N.York Times Subt. Diarios internac. subt Oposit. al Gob Venez. María Belén Romano 4% Expertos en Seguridad aeroport. 1 Rumor Total Subt. 1 1 2 4 4 5 6/ 8% 212 77 Tabla 3: Enunciadores y tipo de discurso referido. Las noticias seleccionadas muestran, en un alto grado de visibilidad, el juego de voces que domina el espacio discursivo. Dijimos que uno de los componentes relevantes de un escándalo radica en las reacciones o respuestas diversas que genera el episodio y que reflejan una interacción entre discurso mediático, legal y político. Es por eso que consideramos importante analizar las voces presentes en la escena enunciativa y el modo como son introducidas. El dinamismo de la escena discursiva pone de manifiesto una guerra de declaraciones entre miembros de los 86 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita… distintos grupos involucrados que luchan por imponer su verdad negando acusaciones para poder reafirmarse positivamente. En ambos diarios son diversos y numerosos los actores citados.29 Por esta razón, los hemos clasificado en 9 grupos: participantes directos, representantes de la justicia argentina, representantes de la justicia venezolana, gobierno argentino, gobierno venezolano, opositores al gobierno argentino, opositores al gobierno venezolano, diarios internacionales y otros. El primer grupo, formado por los participantes directos del hecho, incluye, en ambos casos, las voces de ENARSA, de PDVSA, de la Aduana y de Guido Antonini Wilson. La Nación presenta las voces de otros protagonistas: la policía aeroportuaria, el denunciante Mussa y la agencia de taxis aéreos Royal Air, donde se alquiló el vuelo. Los porcentajes de citas correspondientes a este grupo son similares en los dos casos: 15% en La Nación y 14% en Página 12. En cuanto a los representantes de la justicia, en ambos diarios, hablan la Fiscal, la jueza y fuentes judiciales. La voz de la Fiscal, tanto en estilo directo como indirecto y mixto, es una de las que más predomina; son sus enunciados los que permiten mostrar los avances en la investigación, esto es, muestran el desarrollo del caso desde el punto de vista judicial. Página 12 incorpora, además, las voces de jueces experimentados y la de los Tribunales como enunciador genérico. La palabra proveniente de estas voces colectivas de “veteranos jueces” tiene un lugar preponderante dentro de este grupo. En la mayoría de los casos, los jueces, avalados por la autoridad que les otorga su experiencia, ofrecen interpretaciones de los hechos que desvinculan a los funcionarios públicos argentinos: (1) En términos jurídicos, veteranos jueces le explicaron a este diario que es casi seguro que el único imputado va a ser Antonini Wilson. “No hay nada más personal que un equipaje- explicaron- Es distinto si las personas hubieran estado conviviendo en la misma habitación de un hotel durante varios días. Ahí se podría suponer que es muy difícil armar una valija sin que los demás sepan qué contiene, más todavía si son fajos de dólares. Pero en este caso, en que cada persona viene de su casa, resultará imposible adjudicarle la responsabilidad de lo que hay en una valija a los demás pasajeros. Esa será la mirada judicial”. (Página 12, 09/12/07). En cuanto a los representantes del Gobierno, identificamos la voz de Kirchner -en la mayoría de los casos en discurso directo-, de Alberto y Aníbal Fernández y la del propio Gobierno como institución. La palabra de Alberto Fernández es recurrente en ambos diarios, especialmente con citas directas. Su participación en el escándalo se destaca porque fue el funcionario que actuó como vocero del oficialismo para llevar adelante la Para el propósito de nuestro estudio, tendremos en cuenta las formas canónicas de citación: discurso directo, indirecto y mixto. Cabe aclarar que, especialmente en el discurso periodístico, hay otras variantes posibles. 29 Discurso literario, periodístico y mediático 87 María Belén Romano defensa del Gobierno. Con sus intervenciones, intenta deslindar responsabilidades y trasladarlas hacia la petrolera venezolana. Las diferencias se observan en la incorporación por parte de La Nación de otras voces como las de De Vido, de allegados a Kirchner, de D´ Elia y de fuentes oficiales que también contribuyen a subrayar la inocencia de toda una estructura institucional. El 27% del total de citas de La Nación corresponde a este grupo, hecho que podría hacernos pensar que el diario se preocupa demasiado por reflejar la lectura oficial de los sucesos. En realidad, teniendo en cuenta los intereses de esta empresa mediática, la explicación podría ser otra: el intento de poner de relieve contradicciones, especulaciones y sinsentidos que surgen de una trama excesivamente complicada. El presidente Chávez, el Vicepresidente Jorge Rodríguez y funcionarios del gobierno venezolano también hablan en ambos matutinos. La incorporación de estas voces refleja el modo en que cada grupo político busca alejarse de cualquier versión que pudiera vincularlo con este hecho irregular. Pero, si reparamos en las citas seleccionadas por ambos diarios, se observa una notable diferencia: mientras La Nación trata de subrayar un supuesto enfrentamiento entre los gobiernos de Kirchner y de Chávez, Página 12 atenúa dicho enfrentamiento y destaca las buenas relaciones que, de acuerdo con su visión, estos presidentes siguen sosteniendo. La Nación lo expresa utilizando el discurso indirecto y mixto: (2) El pedido de captura se produce en medio de los fuertes cruces entre funcionarios argentinos y venezolanos. Mientras el presidente Néstor Kirchner espera y reclama que el gobierno de Hugo Chávez asuma su parte de responsabilidad en el episodio, desde el país caribeño reiteraron ayer que las autoridades no tienen por qué dar explicaciones, amparados en el argumento de que, de comprobarse delitos, la responsabilidad penal “es individual”. (14 /08/07) Por su parte, Página 12 refiere en discurso indirecto: (3) En un encuentro reservado (…) Kirchner le pidió a Hugo Chávez que la petrolera Pdvsa salga a aclarar el escándalo de la valija con 800 mil dólares que el misterioso hombre de negocios Guido Alejandro Antonini Wilson intentó ingresar al país. También le solicitó que el gobierno venezolano actúe como el argentino, en referencia al despido del titular del Ocovvi, Claudio Uberti, uno de los funcionarios locales que participó del vuelo. Según el relato que anoche hacían en la Casa Rosada, Chávez le contestó que la cuestión le resultaba ajena pero que daría las instrucciones para que se procediera de esa manera. Resultado: horas después el presidente de Pdvsa, Rafael Ramírez, calificó el affaire como “lamentable” y anunció que iniciaría una investigación interna. (11/08/07). Cabe destacar, en La Nación, el alto porcentaje de citas -especialmente directas- correspondientes al discurso de la oposición argentina. Este porcentaje elevado (11%) se potencia aún más si lo comparamos con el 88 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita… porcentaje excesivamente bajo con que aparecen estas mismas voces en Página 12 (2%). La Nación incorpora, fundamentalmente en discurso mixto, los dichos de opositores de Chávez, quienes analizan la situación desde una posición crítica con respecto a la participación del Presidente venezolano en el suceso. Asimismo, se observa la postura de diarios internacionales que relacionan el episodio con otros hechos de corrupción que estallaron en el gobierno kirchnerista: (4) El escándalo de la valija y los casos de supuestos hechos de corrupción del Gobierno llegaron ayer al diario norteamericano The New York Times. “La credibilidad del Gobierno se vio afectada por una serie de escándalos”, dice la nota, que menciona que el episodio de la valija “abrió una grieta repentina entre Venezuela y la Argentina”. Además, dice, le causará “un daño potencial” a la candidatura de Cristina Kirchner (15/08/07). En Página 12 hablan expertos en seguridad aeroportuaria, que examinan positivamente el desempeño de la Aduana durante el episodio. Además, este diario incorpora las voces anónimas y colectivas del rumor social para relatar, principalmente en estilo indirecto, las distintas versiones que intentan explicar el acontecimiento. 4.3. Análisis estratégico y crítico Los recursos lingüístico-discursivos identificados y analizados hasta aquí nos permitirán una aproximación a las noticias desde el punto de vista de su valor ideológico. Este concepto implica que nos alejamos de aquellas perspectivas que comprenden los textos noticiosos como sinónimo de objetividad e imparcialidad. El enunciador periodista, al relatar los hechos, los enmarca dentro de límites que tienen que ver con la ideología profesional y política defendida. En esta instancia del análisis procuramos relacionar lo señalado en los apartados anteriores desde los aspectos léxicos, gramaticales, semánticos y discursivos con los contenidos implícitos que pueden inferirse teniendo en cuenta las nociones de poder e ideología propias del Análisis Crítico del Discurso (ACD) y con las estrategias que ponen en funcionamiento los periódicos seleccionados para construir su relato del escándalo. Con el propósito de lograr que este relato sea creíble y aceptable los diarios ponen en funcionamiento diversas estrategias que buscan legitimarlo. En forma constante, el poder y la legitimidad se hallan amenazados, especialmente “en el contexto de acciones controvertidas, acusaciones, dudas, crítica o conflictos sobre las relaciones entre grupos, la dominación y el liderazgo” (Martin Rojo y Van Dijk 1998: 177). En este sentido, el escándalo político se convierte en un fenómeno que permite estudiar los modos como se manifiesta la estrategia socio-política y discursiva de la legitimación. Definimos legitimación, siguiendo a Martín Discurso literario, periodístico y mediático 89 María Belén Romano Rojo y Van Dijk (1998: 225), como “el acto social de presentar como aceptables a los actores sociales, acciones y al juego de relaciones sociales dentro del orden normativo”. En el caso del escándalo político, el uso de esta estrategia cobra fuerza por tres razones fundamentales: 1) la existencia de una acción controvertida en sí; 2) la presencia de un conflicto de versiones que intentan explicar dicha acción y 3) el peligro de la pérdida del capital simbólico de los grupos implicados: periodistas, políticos, miembros del poder judicial. La legitimación como estrategia global conlleva el uso de otras que buscan mantener o restablecer la posición y autoridad de un grupo o institución.30 Así, en nuestro corpus podemos observar la presencia de la estrategia de autorización. Ambos diarios se construyen como ayudantes de la justicia y presentan su propia investigación en el ámbito discursivo, consultando distintas fuentes y personajes involucrados. Apelar a la opinión de expertos no sólo es un modo de autorizar y otorgar credibilidad al discurso y, por lo tanto, a una lectura propia de los sucesos, sino también, de demostrar poder basado en el acceso privilegiado a las fuentes. La estrategia de autorización, a su vez, se vincula con la estrategia ideológica general de presentación positiva del grupo de pertenencia y negativa del ajeno (Van Dijk 1999). La Nación y Página 12 muestran la preocupación por informar y dar a conocer versiones de los hechos (aunque con distintas aristas en cada caso). Mientras el primer matutino hace hincapié en la irregularidad del suceso, el segundo pondera la actuación de la Aduana y del gobierno de Kirchner. La definición de los grupos enfrentados difiere: La Nación se construye como ayudante de la justicia en la búsqueda de la verdad y se opone a los funcionarios kirchneristas que, de acuerdo a su postura, demuestran con su accionar la corrupción del poder político. Página 12 no se construye como opuesto al Gobierno. Según este diario, el principal sospechoso y responsable de lo sucedido es A.W., quien no tiene relación directa con el oficialismo. La presencia de diferentes personajes públicos, cuya voz es introducida a través de las distintas formas del discurso referido, refleja la estrategia de negociación: los diversos actores disputan la veracidad de su propia representación de los hechos y de sus intereses. Asimismo, la estrategia de evaluación también se hace presente a partir del uso del léxico y de determinados procesos verbales que imprimen a los actores o a sus acciones valoraciones que se desprenden de un sistema axiológico formado, en los casos estudiados, por las oposiciones: corrupción/honestidad, ineficacia/eficacia, normalidad/anormalidad, entre otras. Estas estrategias, a su vez, ponen de relieve fenómenos de Tenemos en cuenta para el análisis las estrategias postuladas por Martin Rojo y Van Dijk (1998) y la clasificación propuesta por Neyla Pardo (2007). 30 90 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Análisis discursivo y crítico del escándalo político en prensa escrita… ocultamiento: cada medio da a conocer los hechos en forma parcial y fragmentada, con distintos niveles jerárquicos, que responden a intereses ideológicos de la empresa editorial. 5. Conclusión El análisis discursivo y crítico realizado permitió confirmar las hipótesis que guiaron nuestro trabajo. La categoría escándalo político resultó reveladora del poder que la prensa ejerce en y sobre el discurso. Ejercer poder sobre el discurso es, desde cierta perspectiva, una cuestión de acceso al discurso público, es decir, de posibilidad de utilizar los canales públicos de comunicación. El poder dentro del discurso se pone en evidencia a partir de la selección que hace cada diario de los temas y de su tratamiento, del léxico, de la sintaxis y del modo como organizan la escena enunciativa, al otorgar diversa prominencia discursiva a los enunciadores. Las distintas formas de citación no sólo sirven para informar, sino para permitir al enunciador periodístico construir su propia imagen, de acuerdo a fines político-ideológicos determinados. Los recursos utilizados ponen de manifiesto la estrategia socio-discursiva de la legitimación: en la escena discursiva estudiada, los participantes intentan autorizar su palabra, negociar su imagen y hacer valer una versión propia de los hechos. Por supuesto que son los locutores periodísticos quienes ponen límites a estos intentos. De este modo, si bien los diarios reflejan la lucha de discursos que acompaña al estallido del escándalo, lo hacen en virtud de la postura ideológica defendida en cada caso. Comprobamos que el escándalo funciona como un arma de lucha política que sirve para atacar al adversario y defender al aliado. Así, en La Nación se evidencia un claro interés por construir la historia como un verdadero escándalo, poniendo de relieve aquellos aspectos que lo definen como tal: historia de una transgresión, fenómeno generador de respuestas públicas de desaprobación, drama donde se enfrentan héroes y villanos en la lucha por la verdad. El objetivo es mostrar características negativas de todo un sistema de gobierno. Por su parte, Página 12, respondiendo a intereses ideológicos cercanos a la postura oficial, busca atenuar estas características y destacar las versiones que desvinculan el suceso del accionar del gobierno kirchnerista. Finalmente, consideramos que el trabajo realizado puede significar un aporte, desde lo discursivo, al estudio de las complejas relaciones de poder existentes entre los sistemas político y mediático. Discurso literario, periodístico y mediático 91 Capítulo 6 Características léxico-sintácticas de la ironía y el sarcasmo en un corpus escrito del español de Sonora Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz Ciscomani En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013) Discurso literario, periodístico y mediático. Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 93-99. ISBN 978-950-774-239-2 Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978 Resumen En este trabajo analizamos un conjunto de expresiones de la variedad del español del norte de México, extraídas de la columna Editorial de un periódico de amplia circulación en el estado de Sonora, editado en Hermosillo, la capital. En esta sección se presenta información sobre problemática social y política que da lugar a un abordaje analítico con posturas subjetivas, esto es, críticas, y en ella suelen externarse opiniones sobre actores, acciones o sucesos relacionados con la temática, dando pie a la presencia, a veces abundante, de expresiones irónicas y sarcásticas. El objetivo del trabajo es delimitar casos de ironía y de sarcasmo a partir de las características de las expresiones. Interesa particularmente mostrar los aspectos del código que colaboran para la interpretación irónica, o bien sarcástica. El análisis permite proponer que, aunque los recursos coinciden, hay un uso diferenciado de los mismos que exige un trabajo distinto del destinatario, lo que pone de manifiesto el carácter pragmático del fenómeno. A diferencia de lo que sucede con la ironía, que implica un trabajo inferencial del oyente o lector (Alvarado 2006), las expresiones sarcásticas se distinguen por el uso de un lenguaje de interpretación directa, literal. Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz Ciscomani 1 Introducción31 Los estudios que se han elaborado sobre ironía en el español desde una perspectiva lingüística son aún escasos. Los ejemplos que mostraremos en el análisis apoyan nuestra propuesta de que, aunque los términos ironía y sarcasmo se utilizan en forma indiferenciada, existen entre ellos diferencias relacionadas, básicamente, con el trabajo que cada fenómeno exige de los destinatarios. El análisis pone de manifiesto, asimismo, el hecho de que para la identificación y consecuente interpretación de la ironía y del sarcasmo es de suma importancia el conocimiento compartido de hablante-oyente sobre la temática que se aborda, lo que ilumina la naturaleza pragmática del fenómeno. El análisis que presentamos, de fuerte base empírica y de alcance descriptivo, sugiere la pertinencia de propuestas de la teoría de la relevancia de Sperber y Wilson (1986) y la teoría de los actos de habla (Austin 1990). 2 Ironía y sarcasmo: el problema de la definición La definición de ironía ha cambiado con el tiempo. La más tradicional implica que con ella se “…pretende expresar algo distinto de lo que realmente dice” (Quintiliano 1997, apud Mariscal 1993: 188). Otra definición común es que: “La ironía es decir lo contrario de lo que se quiere decir”, que suele funcionar en aquellos casos en los que, como cita Myers (1977, apud Mariscal 1993: 189-190), la ironía está construida sobre un solo término léxico, como en Bien hecho, expresión emitida por un hablante en el momento en el que se le acaba de derramar un vaso de agua a otro de los participantes en un evento. Desde una perspectiva pragmática, Alvarado (2006: 2) asume que: “…en muchas ocasiones, lo que indica la ironía no es un significado opuesto, sino diferente que se relaciona con una intención clara del hablante quien busca que su oyente infiera lo que no se ha dicho para obtener el significado completo de su enunciación”. El sarcasmo, en lo general, se confunde con la ironía. Alonso y Castillo (1991: 96) afirman que “Los límites entre la ironía y el sarcasmo son difusos”. Según las autoras, la única diferencia entre ambos conceptos parece radicar en el grado de crueldad que llevan asociadas, pues para ellas “…el sarcasmo es una forma extrema de ironía…”, misma posición de Azaustre y Casas (1997: 90), quienes aseveran que, si la ironía está teñida de crueldad y hostilidad, se hablará de sarcasmo. La falta de singularidad en los conceptos es clara en las entradas léxicas del DRAE, Este trabajo es producto del proyecto de investigación CONACYT 132206, Aspectos gramaticales y pragmáticos de la predicación en español: sistema, variación y cambio (10003Fondo-Sep-Conacyt). 31 94 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Características léxico-sintácticas de la ironía… en donde ironía se define como una “burla fina y disimulada”, mientras que la noción de sarcasmo se asienta como “burla sangrienta”. Para Lausberg (1984: 85) “…el sarcasmo no sería más que un tipo de ironía definido por una energía de emisión”. En general, los conceptos no están delimitados suficientemente. Como bien señala Crespo (2008: 78), “No siempre existe una frontera delimitada entre lo burlesco, lo irónico y lo sarcástico”. Este autor resuelve lo difuso de los límites entre los conceptos proponiendo que podríamos hablar, de un lado, de una “ironía burlesca” como aquella forma jocosa, jovial y que tiene que ver con la faceta de entretener y, de otro lado, tendríamos una “ironía sarcástica”, que vendría a ser una ironía con un afán mordaz y agresivo, y que tendría que ver con la faceta crítica, posición similar a la que hemos manifestado en otros trabajos (Rodríguez y Ortiz 2012). 3.1 Ironía Un ejemplo de ironía lo tenemos en (1); en este caso, el adjetivo antepuesto nuevo (en negritas en el ejemplo) en la frase “nuevo” Jefe Diego es el recurso léxico utilizado para ironizar:32 (1) Hoy estamos ante el inicio de lo que puede ser un fenómeno mediático-político sin parangón. La liberación de Diego Fernández de Cevallos ofrece un claro ejemplo de cómo un personaje con expediente oscuro puede ser reciclado y convertido en inmaculado ciudadano. El victimismo, aunado a un problema de liderazgos en el PAN que les permita competir con alguna posibilidad de triunfo en 2012, pueden ser los ingredientes para ver cómo se construye la candidatura presidencial del “nuevo” Jefe Diego. [24 de diciembre 2010] En este contexto, el adjetivo nuevo no remite a ‘reciente’, ‘diferente’ o ‘renovado’, que es el significado que esperaríamos, sino al significado contrario, como señaló Myers (1977 apud Mariscal 1993: 189-190), quien asoció esta función precisamente con recursos léxicos. El significado de nuevo en este uso es ‘viejo’; se quiere enfatizar que el Jefe Diego sigue siendo aquella misma persona ruin que es conocida en el terreno de la política por haber cometido una serie de irregularidades, y no una víctima -como quieren hacer creer- de un polémico secuestro. El contexto sintáctico posee rasgos que colaboran a esta interpretación: la anteposición del adjetivo marca una postura subjetiva por parte del hablante, además de su atribución a una entidad humana, Jefe Diego, en un uso no prototípico, ya que este adjetivo suele ser atribuido a objetos, como el libro, en el libro nuevo. El contexto discursivo aporta elementos que buscan involucrar al lector y apoyan la ironía: Hoy estamos, lo mismo que el comentario crítico cómo un personaje con Las convenciones en los ejemplos son las siguientes: negrita, para resaltar recursos irónicos; subrayado, para recursos sarcásticos; cursiva, para las palabras o construcciones que sirven de apoyo a la interpretación irónica o sarcástica, según sea el caso. 32 Discurso literario, periodístico y mediático 95 Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz Ciscomani expediente oscuro puede ser reciclado y convertido en inmaculado ciudadano, que resalta lo absurdo de plantear el transformar en un inmaculado ciudadano, es decir, sin mancha política alguna, a un personaje tan controvertido. Otro recurso, de carácter léxico –negativo– es victimismo, término utilizado en política para constituir en víctima, esto es, en afectado por una situación o culpa ajena o por causa fortuita, a alguien que en realidad ha gozado de privilegios, es decir, ha estado en posición opuesta a la de una víctima. Este término corresponde a lo que Schoentjes (2003: 143) llama palabras de alerta,33 en tanto que el uso de las comillas en el adjetivo “nuevo” es el recurso gráfico que suele acompañar los términos o expresiones irónicos. Otro ejemplo de ironía es el que presentamos en (2), donde el recurso léxico que se utiliza para ironizar es una frase adjetiva con un intensificador, qué, y un adjetivo de edad, moderno. Qué moderno no remite a alguien actualizado o innovador, sino todo lo contrario; el sentido encubierto refiere a una persona vieja o anticuada: (2) Una muy especial invitación a todas las familias de Hermosillo. Ampliamente recomendable visitar el nacimiento del Seminario Mayor, ahora con figuras de tamaño natural. Estará hasta el 23 de diciembre y el horario es de 6 de la tarde a 10 de la noche. Por cierto del 16 al 19 habrá funciones de coros, solistas y pastorelas a las 7 y 8:30 de la noche, así que como dice Cachirulo (qué moderno) Ahiiií nos vemos…Bueno, yo mejor aquí la dejo y sólo les reitero, sí tienen Megacable por ahí nos vemos… [5 de diciembre de 2010] El ejemplo (2) se inicia presentando información sobre las actividades decembrinas y los correspondientes horarios en el Seminario Mayor de la ciudad de Hermosillo e invitando al público a que asistan a los eventos. El autor cierra la nota despidiéndose con la frase Ahiiií nos vemos, que toma de un viejo actor, Enrique Fernández Tellaeche, que interpretaba a Cachirulo, personaje central de su programa infantil de televisión Teatro Fantástico, que se transmitía en la televisión mexicana de los años 1955 a 1969 –como podemos darnos cuenta, un programa objetivamente muy viejo–. La frase irónica entre paréntesis y en negrita en el ejemplo, (qué moderno), no es interpretable en su sentido de ‘reciente o ‘nuevo’ sino como su opuesto, ‘viejo’, esto es, su uso resalta lo anticuado y obsoleto que se siente el autor de la nota, al emitir la expresión. La construcción Ahiiií nos vemos funciona como un apoyo de la lectura irónica, al mismo tiempo que refuerza la burla que el autor hace de sí mismo; la presencia del adjetivo exclamativo qué, que encabeza la frase adjetiva qué moderno, añade fuerza al valor irónico del adjetivo al que modifica. Las comillas enfatizan el recurso del cual se hace uso para ironizar, en este caso el adjetivo, y remiten a rasgos prosódicos de la lengua. 33 96 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Características léxico-sintácticas de la ironía… 3.2 Sarcasmo Los casos de sarcasmo del corpus, como se apreciará en el análisis que presentamos en este apartado, poseen características distintas a las propias de los casos de ironía analizados en el apartado anterior. Veamos el ejemplo (3), en el que las expresiones con subrayado remiten a posturas subjetivas críticas que rayan en lo sarcástico: (3) “Yo te robo todo el año, ¡pero te regalo unos juguetes chinos en Navidad!”; “para que recuerdes que yo te di y votes por mí”; “yo doy regalos a una familia pobre con mis millonarios aguinaldos, dinero público que no se le dio al hospital que pudo haber salvado algunas vidas, tal vez de alguien cercano”. Como que nos falta hacer ese tipo de relaciones, muy González Iñárritu, para darle su justo lugar a las cosas ¿no cree usted? Y ya me estoy imaginando a varios preguntando de forma cínica e ignorante ¿Acaso hay de otra? ¿Hay otras formas de hacer las cosas? y con ello se comprueba mi aseveración de todo el año: Estamos gobernados por ignorantes, muchos expertos en ganar elecciones pero incompetentes para las políticas públicas. [23 de diciembre de 2010] El fragmento inicial de la nota “Yo te robo todo el año, ¡pero te regalo unos juguetes chinos en Navidad!”; “para que recuerdes que yo te di y votes por mí”; “yo doy regalos a una familia pobre con mis millonarios aguinaldos…”, pone en primera persona palabras que un político jamás diría, con las que busca resaltar u objetivar el fondo de las posiciones de las que los miembros de este sector adoptan para comprar votos o voluntades y de las que suelen presumir –regalar juguetes que en la realidad son muy baratos y de mala calidad–. La frase dinero público que no se le dio al hospital que pudo haber salvado algunas vidas, tal vez de alguien cercano subraya la dimensión del robo: el dinero pudo tener una aplicación social trascendente; con ella se busca mover al lector a asumir una posición crítica. El uso de frases completas entrecomilladas y de enunciados exclamativos destaca lo sarcástico del comportamiento cínico, sin escrúpulos, de nuestros gobernantes. El ejemplo también incluye recursos léxicos como adjetivos de valor negativo –cínica e ignorante–, lo mismo que construcciones interrogativas – ¿Acaso hay de otra?, ¿Hay otras formas de hacer las cosas?–, orientadas a exhibir el cinismo y hacer mofa de la ignorancia y falta de sentido social de nuestros gobernantes. Índice claro de valoración negativa por parte del autor de la nota son los adjetivos ignorantes e incompetentes, que funcionan como apoyo a la interpretación sarcástica. Véase que la interpretación de la información en este ejemplo es objetiva, referencial, literal. Concurren en este ejemplo, asimismo, frases y construcciones que evidencian posturas subjetivas como mi aseveración, Estamos gobernados. Como podemos ver, el autor alterna el uso de la primera persona del singular con la primera del plural, recurso, este último, con Discurso literario, periodístico y mediático 97 Cristina Rodríguez Meléndrez y Rosa María Ortiz Ciscomani el que promueve el involucramiento de los lectores en la problemática o temática abordada. Otro caso de sarcasmo es el que presentamos en (4). En este ejemplo, al igual que en el anterior, la frase lágrimas de cocodrilo, metafórica, es decir, lágrimas falsas, expresión claramente sarcástica, es un recurso del que el autor se vale para exhibir la falsedad de los políticos, que quieren hacer creer que se preocupan al no lograr cambios profundos y se lamentan de ello, mientras se enriquecen haciendo de su labor una gran mina de oro: (4) Me pregunto: ¿Qué pueden entonces esperar nuestros padres y madres de la guardería ABC? ¿Que algún día alguien intente lo mismo y cumplan las amenazas que les han hecho? Y la lista sería interminable de víctimas de la indolencia política, la torpeza gubernamental y el cinismo de quienes siguen creyendo que gobernar es un juego. Y no me refiero a un Gobierno o partido político en específico, sino a una generalidad de cobardes que no se atreven a participar del juego político bajo una lógica distinta y reformadora, que se duelen por no poder hacer cambios profundos y ruedan en sus rostros lágrimas de cocodrilo, mientras hacen de su oficina una gran mina de oro. [23 de diciembre de 2010] La construcción con la que inicia este ejemplo, Me pregunto, de carácter modal, da pie a que posteriormente el autor exprese su opinión personal con cuestionamientos fuertes y directos, como ¿Qué pueden entonces esperar nuestros padres y madres de la guardería ABC?, ¿Que algún día alguien intente lo mismo y cumplan las amenazas que les han hecho?, con los que pone de manifiesto una postura crítica ante un gobierno incapaz de resolver problemas sencillos, mucho menos de la envergadura del trágico suceso de la guardería ABC, donde murieron más de 40 niños, caso que aún no se resuelve. El autor hace uso de recursos léxicos que apoyan el sentido sarcástico del ejemplo, todos ellos con connotación negativa, como los sustantivos indolencia, torpeza, cinismo y el adjetivo cobardes, elementos todos que son interpretables directamente, sin mediar trabajo deductivo o inferencial de parte del lector. 4 Conclusiones En este trabajo, asumiendo que el código simboliza contenidos (Langacker 1987), hemos descrito casos de ironía y sarcasmo en los que hemos destacado los recursos léxicos y sintácticos que colaboran a su interpretación, lo que esperamos contribuya a su cabal delimitación nocional. El análisis que presentamos nos permite afirmar que, aunque tanto en los casos de ironía como de sarcasmo la identificación del sentido tiene como prerrequisito el conocimiento compartido de la información por 98 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Características léxico-sintácticas de la ironía… hablante y oyente, existen aspectos en el código que diferencian una expresión irónica de una sarcástica: en tanto que la ironía se vale de recursos léxicos que asumen significado distinto al literal, el sarcasmo se asocia con construcciones con léxico referencial, muchas veces negativo, que involucra una postura evaluativa crítica, de desacuerdo o de censura. Consecuentemente, la ironía requiere de un proceso de inferencia por parte del oyente; en cambio, la interpretación de una expresión sarcástica no requiere de tal proceso. El contexto discursivo aporta elementos diferenciadores: el entorno de las expresiones irónicas es más plano, informativo, en tanto que el de las sarcásticas se apoya en una mayor diversidad de recursos como: marcas modales, léxico negativo y preguntas críticas. Finalmente, el análisis de los datos sugiere que tanto ironía como sarcasmo se valen de recursos gráficos como las comillas, los cuales colaboran para la interpretación de las expresiones, junto con los recursos antes mencionados. Los datos resultantes del análisis abonan a la individualidad de los conceptos e invitan a continuar investigando en este ámbito con perspectiva lingüística, sintáctica y pragmática, para lograr definir con exactitud estas categorías. 5 Corpus Materiales del proyecto “Aspectos gramaticales y pragmáticos de la predicación en español: sistema, variación y cambio” (CONACYT 132206). Discurso literario, periodístico y mediático 99 Parte III Otros discursos mediáticos Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Capítulo 7 Neología semántica en canciones de cumbia Lucía Bregant En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013) Discurso literario, periodístico y mediático. Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 103-117. ISBN 978-950-774-239-2 Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978 Resumen El presente trabajo se propone analizar la neología semántica que puede observarse en los textos de canciones de cumbia argentina actual con el objetivo general de contribuir a la descripción del léxico de una variedad popular del español argentino contemporáneo y el objetivo específico de analizar el valor comunicativo de conformación de grupos e identidades que tiene el uso de estos neologismos. Trabajos anteriores demostraron que el uso de neologismos como recurso estilístico es percibido por los hablantes como un rasgo distintivo de la cumbia argentina actual (Bregant 2011). Se relevarán y analizarán los neologismos presentes en el corpus de canciones atendiendo a su finalidad comunicativa de crear, por un lado, lazos de pertenencia grupal y, por el otro, códigos de diferenciación y exclusión de aquellos a quienes no se considere parte del grupo identitario. El trabajo propone un análisis de las funciones textuales que los neologismos cumplen en los textos de procedencia, así como su repercusión en el plano temático. Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Lucía Bregant 1 Introducción El presente trabajo se propone analizar la neología semántica que puede observarse en los textos de canciones de cumbia argentina actual con el objetivo general de contribuir a la descripción del léxico de una variedad popular del español argentino contemporáneo y el objetivo específico de analizar las relaciones de condicionamiento que se dan entre el léxico, por un lado, y el tema y la función textual, por el otro. Específicamente, intentaré dar cuenta del valor comunicativo de conformación de grupos e identidades que tiene el uso de estos neologismos, en textos cuya función principal –se argumentará- es la de expresar una identidad de grupo. Los neologismos se crean por medio de diversos procesos, que pueden ser formales, semánticos o por préstamo. Este trabajo se centra en el estudio de los neologismos semánticos, es decir, aquellos formados por la modificación del significado de un lexema ya existente. Así, por ejemplo, el neologismo semántico vagancia, parafraseable como ‘grupo de amigos que se junta a pasar el tiempo (a no hacer nada)’, es creado a partir de su significado base ‘pereza y falta de ganas de hacer algo’. Cabré y Estopà (2009) clasifican los neologismos semánticos según los procesos involucrados en la resemantización de los lexemas. Estos procesos son: i) el paso de nombre propio a nombre común, por el que, en la mayoría de los casos, una marca comercial (como gilera) pasa a denominar toda su categoría (‘moto’); ii) la designación de la parte por el todo (metonimia), por la que una característica o parte de la unidad léxica (como bigote) pasa a significar su totalidad (‘gato’); y iii) la creatividad metafórica, en la que el significado neológico surge a partir de un rasgo común con el significado no neológico (como en caber, cuyo significado neológico es ‘gustar’ y, en algunos contextos, ‘merecer’, que es creado a partir de su valor de ‘tener lugar’). Trabajos anteriores demostraron que el uso de neologismos como recurso estilístico es percibido por los hablantes como un rasgo distintivo de la cumbia argentina actual (Bregant 2011). La cumbia es un género musical de origen colombiano, que arriba a la Argentina a mediados de la década del 50 y se establece primero en las provincias, hasta que, a fines de la década del 70, aparecen en Buenos Aires las primeras “bailantas”. Esteban De Gori (2005) divide la historia reciente de la cumbia argentina en tres períodos, íntimamente ligados al contexto socioeconómico del país: un período festivo y de expansión, a principios de los años ’90, concomitante con el auge del menemismo; un segundo período en que comienzan a vislumbrarse las consecuencias del neoliberalismo, a mediados de los ’90, y en el que la cumbia se masifica mediante los programas de televisión, y los estilos y rituales cumbieros comienzan a construirse; y, finalmente, una tercera etapa, alrededor de la crisis de 104 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Neología semántica en canciones de cumbia 2001, de devastación social, en la que surge la variedad “villera”, que se caracterizará musicalmente por su simplificación y estandarización y temáticamente por hacer foco en la delincuencia, las drogas y la pobreza.34 Esta variedad reemplaza casi por completo a la que, por oposición, se llamaría “cumbia romántica” hasta alrededor de 2004, año en el que esta última resurge, tal vez en relación con una época de poscrisis (Pérez 2004), para convivir con la cumbia aun ahora adjetivada como “villera”,35 adjetivo que, de por sí, “supone una identidad territorial, una identidad social y espacial” (De Gori 2005: 362). Así, si bien todos los géneros de la música popular tienen un importante papel en la construcción de identidades, individuales y colectivas (Frith 1987), el caso de la cumbia es, tal vez, aun más notorio, dadas las condiciones históricas y sociales en las que se popularizó en Argentina y su fuerte ligazón a los grupos relegados. La identidad social a la que su nombre hace referencia tiene su correlato lingüístico, ya que la construcción de una identidad se instrumenta mediante una práctica lingüística alternativa, que funciona como símbolo de comunión y rebelión de estos grupos marginales (Massone y Buscaglia 2006). Esta ponencia hará foco, entonces, en los aspectos lingüísticos de la cumbia argentina, considerando que, en trabajos anteriores (Bregant 2011), se concluyó que, debido al carácter estereotipado de las canciones de este género y la estrecha correlación que se establece entre texto y melodía (Förmas 1997), el material puramente verbal es, en la mayoría de los casos, suficiente para establecer la pertenencia de una canción a un género musical. Así, los textos de las canciones se analizarán desde el marco teórico de la lingüística textual de procedencia germana, teniendo en cuenta, especialmente, el modelo de clasificación y descripción textual propuesto por Heinemann y Viehweger. Estos autores proponen un modelo para la caracterización de textos que consta de cuatro niveles, cada una de los cuales agrupa determinada información que puede asumir uno u otro rasgo dependiendo del género textual que se esté describiendo. Las relaciones entre estos niveles son de condicionamiento recíproco (Ciapuscio 2003): los niveles “superiores” (o de mayor abstracción) determinan los aspectos superficiales (o microestructurales), mientras que estos últimos son indispensables para la descripción de los textos de forma global. En el cuadro que se encuentra a continuación (Tabla 1), puede verse una propuesta de tipologización para las canciones (Bregant 2011), que toma como punto de partida los modelos de Véase Massone y De Filippis (2006) para un análisis detallado de las características musicales de este estilo. 35 En este trabajo utilizaré la denominación “cumbia” o “cumbia argentina”, debido a que, actualmente, no puede realizarse una delimitación de autores o intérpretes que se especialicen únicamente en lo que el público denomina “cumbia villera” o “romántica”. Ambas variedades conviven. 34 Discurso literario, periodístico y mediático 105 Lucía Bregant Heinemann y Viehweger (1991, en Ciapuscio 1994 y 2002, en Ciapuscio 2005), Heinemann (2000) y Ciapuscio y Kuguel (2002) y que incorpora algunas categorías de análisis necesarias para la descripción del género textual en cuestión.36 Nivel Funcionalidad Situación Criterio Valores prototípicos en cumbia Expresarse Alto Producir efectos estéticos Contactar Informar Dirigir Medio-alto Bajo Marco interaccional Actividad comunicativa independiente Ámbitos comunicativos Industria de la cultura y el entretenimiento Medio/canal Predominantemente oral Papeles sociales de los interactuantes Impronta temática Simétrico en cuanto a relaciones directas de poder, pero asimétrico en cuanto al grado de influencias relativas entre los interlocutores: los músicos suelen funcionar como modelos a seguir, ante los que su público siente admiración. *el amor romántico *diferenciación de un “otro” frente a un “nosotros” En este trabajo, que se inscribe en el marco de la Lingüística del Texto y cuyo material de estudio es predominantemente textual, he terminado por incluir, para el análisis de canciones, el concepto de género musical en el de género textual, describiendo al primero en términos de variante del segundo. Encuentro que esta equiparación puede ser productiva para este tipo de trabajo, de carácter textualista, y que es posible a partir del alto grado de flexibilidad y de potencia explicativa que han adquirido los modelos desarrollados en este marco, que incluyen diferentes dimensiones en las que se pueden contener los otros fenómenos (música, relación músicos-público, iconografía, etc.) que constituyen los géneros musicales. Sin embargo, un análisis detallado sobre estos últimos requerirá de otro tipo de modelo, pensado desde otra perspectiva, como el desarrollado por Fabbri (1980). Así, los diferentes modelos son complementarios, en tanto pueden adecuarse mejor o peor a las diferentes perspectivas de análisis. 36 106 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Neología semántica en canciones de cumbia *el amor físico y el sexo Tematicidad y estructura *la familia *las drogas y el alcohol Tipos de despliegue temático Partes textuales Predominan las secuencias descriptivas y, en menor medida, directivas y narrativas, dependiendo del tema textual. *Estandarizadas: (siempre), estribillos frecuentemente) estrofas (muy *Introducción hablada (a veces) Información no verbal Máximas retórico estilísticas Adecuación de la formulación Esquemas de formulación específicos del género Música y estética visual asociada al género (en tapas de discos, publicidades, vestimentas, etc.) Brevedad *estructuración estribillo en estrofa – *métrica estandarizada *uso de rimas *alta presencia autorreferenciales de marcas *frecuente presencia de comentarios y referencias a los receptores Recursos léxicos Palabras neológicas y no neológicas altamente asociadas al género musical. Recursos sintácticos Convivencia de los paradigmas pronominales del voseo y del tuteo, dependiendo del tema textual Recursos fonológicos Acortamiento de palabras y caída de “s” final. Tabla1: Propuesta de tipologización. Discurso literario, periodístico y mediático 107 Lucía Bregant El análisis que desarrollaré a continuación hará foco en tres de los niveles textuales, remarcados en el cuadro, y sus mutuos condicionamientos: los recursos léxicos, específicamente los neologismos, que tienen lugar en el nivel más superficial de la forma o formulación; la impronta temática o tema textual, que tiene lugar en el nivel de la tematicidad y estructura; y, por último, la función textual, el nivel de mayor abstracción. Este nivel es el que explica la interacción comunicativa que se lleva a cabo mediante el texto y distingue cinco (macro) funciones, las cuales presentan zonas de transición y solapamiento, que dan como resultado textos potencialmente plurifuncionales (Ciapuscio y Kuguel 2002). En el caso de la cumbia argentina, argumentaré que existen dos funciones principales que alternan una con la otra: expresarse y producir efectos estéticos, y que su alternancia tiene su correlato en los planos temático y de formulación, específicamente en el léxico. 2 Materiales y métodos Para realizar este trabajo se recopiló un corpus de 120 canciones de cumbia argentina, todas ellas compuestas y/o puestas en circulación desde 2007 hasta la actualidad. En los casos en los que los autores tenían un sitio Web oficial, las letras fueron extraídas de éste; en los casos restantes, se usaron sitios no oficiales de intercambio de música y letras de canciones y se corrigieron las transcripciones sobre la base de la escucha.37 Posteriormente se procedió al relevamiento de los neologismos semánticos presentes. Para tal fin se adoptó el criterio lexicográfico, por lo que se considerarán neológicas las palabras no documentadas en diccionarios.38 A partir de este relevamiento, se agruparon los textos en dos grupos: canciones con presencia de neologismos semánticos y canciones sin presencia de neologismos semánticos, y se procedió a analizar cualitativamente las características léxicas, temáticas y funcionales con el fin de encontrar correlatos entre los distintos niveles textuales. 3 Análisis 3.1 Distribución cuantitativa La distribución temática general de las canciones analizadas se puede ver en el siguiente gráfico (Figura 1): Las referencias de estos sitios pueden encontrarse al final del trabajo. El corpus de exclusión está constituido por los diccionarios que figuran en las referencias (HAENSCH, VOXUSO y DRAE). 37 38 108 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Neología semántica en canciones de cumbia Distribución temática La familia Nosotros y los otros El alcohol y las drogas 2% 4% 19% 33% Amor romántico El sexo y la conquista Otros 8% 34% Figura 1: Distribución temática. Los principales temas textuales son el amor romántico y la diferenciación de un “otros” frente a un “nosotros”, con el 34% y el 33%, respectivamente. Otras temáticas encontradas fueron, en orden de frecuencia decreciente, el sexo y la conquista (con un 23%), la familia (con un 10%) y el alcohol y las drogas (con un 5%). Por supuesto, los temas principales se solapan con temas secundarios, razón por la cual se recurrió a la dominancia temática para efectuar esta clasificación. En cuanto a los neologismos semánticos, de las 120 canciones que conforman el corpus un 65% los presentó (Figura 2). Presencia de neologismos semánticos Con neologismos semánticos Sin neologismos semántcos 35% 65% Figura 2: Presencia de neologismos semánticos El 35% restante, mostró concentrarse en ciertas temáticas textuales. Así, de las 42 canciones en las que no se detectaron neologismos, un 74% tenía como tema principal el amor romántico y un 24% tenía como tema Discurso literario, periodístico y mediático 109 Lucía Bregant principal la familia, dejando sólo el 2% textuales encontrados (Figura 3). restante para los otros temas Distribución temática de canciones sin neologismos Amor romántico La familia Otros temas 2% 24% 74% Figura 3: Distribución temática de canciones sin neologismos En resumen, los datos cuantitativos muestran que el tema textual incide en la presencia de neologismos semánticos a nivel léxico formal. 3.2 Análisis cualitativo Entre las temáticas textuales detectadas en el corpus, la familia fue uno de los dos grandes temas con poca (o, en este caso, ninguna) presencia de neologismos semánticos. Excepto uno de los casos, las canciones muestran familias “incompletas”, en términos tradicionales, por la falta de un padre, por la separación de los padres y la imposibilidad de ver a los hijos, por la huida de los hijos a causa de las drogas y hasta por el aborto. La causa de esta incompletitud, que es presentada como problemática, aparece impersonalizada: la cárcel, las drogas, los vicios, el divorcio o la muerte son los culpables de la separación familiar; no los “chetos” o la policía, quienes, como veremos, son construidos como los enemigos en canciones con otras temáticas. El otro de los temas con poca presencia de neologismos es el amor romántico, desde diferentes perspectivas: el amor correspondido, el amor no correspondido, la separación y la infidelidad. Sólo 11 de las 41 canciones del corpus que tenían el amor romántico como tema principal presentan neologismos y, en la mitad de estos casos, es la temática de la infidelidad la que aparece acompañada de léxico neológico: cagar con el significado de ‘ser infiel’ y loquear (neologismo formal, en este caso) con el significado de ‘ser infiel (específicamente la mujer)’ o ‘ejercer la prostitución’. Asimismo, estas canciones usan vocabulario neológico para referirse a los órganos genitales masculinos (pingo) y femenino (agujero). 110 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Neología semántica en canciones de cumbia En cambio, cuando el amor es correspondido o cuando se efectúa una separación por otros motivos no se encuentra léxico neológico. Así, en las canciones con temática romántica, las mujeres son nombradas como: mujer, amor, chica, novia, nena o corazón. (1) Mujer, como tú no mereces mi amor, / mejor te vas y no regreses jamás. [1]39 (2) Te vas, amor, si así lo quieres. [35] (3) Eres la chica que siempre soñé. / Eres la que ha enfermado mi alma. [22] (4) Era mi novia y estaba con él, / ah, qué mujer tan cruel. [29] (5) Hay algo en ti, nena, / que me lleva a la locura. [51] (6) Cómo haré para olvidarla, / si no quería perderla. / Vuelve pronto, corazón. [79] Mientras que, en las canciones cuya temática es la conquista, el sexo y el cuerpo femenino, las mujeres son denominadas: rochas, guachas, turras, pibas, cachorras o cueritos. En este grupo de canciones, son frecuentes las referencias sexuales directas. (7) La rocha se hace la gata, / la vamo’ a llevar pal’ rancho, / le vamo’ a hacer la fiesta, / entre todo’ los paisanos. [120] (8) Mirá la guacha, su manzana, / va bailando el menea’íto. / La vagancia esta re loca: /se la quieren apoyar [96] (9) Decime por qué no le contás / de que sos turra y que te gusta vacilar / y todo el barrio se enteró / que ese culo como yo. [71] (10) Salís a bailar y con las pibas villeras / se fuman un faso y se mandan cualquiera. / Tomás y bailás, fumás y tomás / y llega la noche, vos todo entregás [107] (11) Mueve, mi cachorrita, esa cola redonda. / Mueve, mi cachorrita, bomba, bomba, bomba.[40] (12) Arranqué sin conocer, / un cuerito manotié. [69]40 Entonces, encontramos los neologismos semánticos guacha y turra, con el significado de ‘chica del barrio’ o ‘chica que escucha cumbia’ (al igual que el neologismo formal rocha) y cachorrita y cuerito para hacer referencia a mujeres físicamente atractivas. Además, los ejemplos seleccionados muestran otros neologismos semánticos cuyo significado es de orden sexual: entregar (‘tener relaciones sexuales la mujer’), arrancar (‘conquistar con el fin de tener relaciones sexuales’), comer (‘tener relaciones sexuales el hombre’) y hacer la fiesta (‘tener relaciones sexuales varios hombres con una mujer’). Otra temática textual que viene acompañada de un léxico neológico propio es la de las drogas y el alcohol. En los ejemplos que se ven a continuación, loco, de cabeza y tirado hacen referencia al efecto que Se indica entre corchetes el número de texto del corpus, tal como se lista al final del trabajo. 40 De aquí en adelante, se indican los neologismos en negrita. 39 Discurso literario, periodístico y mediático 111 Lucía Bregant tienen las drogas y el alcohol; quemar aparece con el sentido de ‘fumar’, y cañón, junto con porrom y pucho loco son nombres para ‘marihuana’. (13) Ay, estoy re loco, que loco. / Ay qué va a decir la gilada. / Si llevo vida de cabeza, /siempre paro con esta hinchada. [16] (14) Re tirado y descontrolado / un pucho loco me estoy fumando / Estoy sangrando y no tengo miedo / ya de morir. [41] (15) Dale, gil, vos no me chamullés. / Estás re atrevido, dejala correr. / Si la otra noche te engancharon / quemando en la chimenea con Papá Noel [70] (16) Antes de entrar al baile / me fumo un cañón / Después me voy a la barra / y me clavo un porrom [102] Sin embargo, son muy pocas las canciones cuyo único tema son las drogas y el alcohol. En general, cuando se menciona el consumo de alcohol y drogas se lo hace como un elemento más de los hábitos del grupo (real o –más probablemente- construido) formado por los cumbieros, los guachos, los rochos, la hinchada o la vagancia, autodenominaciones neológicas, todas estas. Así, en el texto que sigue, se ven tres elementos con los que el hablante se identifica: un enemigo (el transa), la cumbia y el consumo de drogas: (17) Quiero morir bailando cumbia / y pegándole al transa, / quemando un par de papelitos / y que en el tuquero no quede nada, / no quede nada ni una tuca, ja, ja. [105] El tema de la diferenciación de un “otro” frente a un “nosotros” resultó cuantitativa y cualitativamente importante en el corpus analizado. Como se dijo anteriormente, un 33% de las canciones del corpus abordan este tema y todas ellas lo hacen, en mayor o menor medida, haciendo uso de un léxico semánticamente neológico. Junto con las autodenominaciones antes mencionadas, que se ejemplifican a continuación, se encuentran las diferentes maneras de nombrar al otro: (18) Ay, qué va a decir la gilada, / porque la gilada no tiene / los huevos que tiene esta hinchada [16] (19) Que vaya’ tocando de este / baile todos los ortivas. / Hay de todos los sonidos / Quiero ver a la vagancia / las manos arriba, / las manos arriba. [75] (20) Palmas, hagamos palmas, / palmas de corazón. / Yo soy cumbiero, negro cumbiero, / pero concheto no. [73] (21) Metele mano, rocho, / que esa turra está chapita / y dale una apoyadita, que ese gato, no nos mira / y ese gil la quiere agitar. [115] (22) Están piolas tus piernas, / está piola tu rabo, / pero la vagancia no te va a activar / Porque ya sabemos que sos / la famosa olor a gato (bis) [47] Así: la hinchada (el grupo de amigos) se opone a la gilada (los que no pertenecen al grupo); la vagancia, a los ortivas (los ‘antipáticos’); los cumbieros (neologismo formal con el que se llama a los que hacen, escuchan o bailan cumbia), a los conchetos -o chetos-; y el rocho enfrenta 112 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Neología semántica en canciones de cumbia al “gato” para obtener la atención de una “turra” que está “chapita” (‘loca’). Los significados de gato en el contexto de las canciones de cumbia son variados, aunque siempre despectivos. El argentinismo gato como ‘prostituta’ (que se ve en el ejemplo 22) convive con el correspondiente a la frase “hacerse el gato”, parafraseable como ‘hacerse el interesante, hacerse el lindo’. Pero, principalmente, la figura del gato en las canciones de cumbia es la del pusilánime, asociada a tribus urbanas consideradas enemigas, como los floggers o los chetos. Así, llamar a alguien “gato” es insultarlo y de allí surgen juegos de palabras como bigote (por sinécdoque) o perro, por oposición, a punto tal que existe un cantante de cumbia con ese apodo, que canta canciones con letras como la siguiente: (23) Tomate el palo si sos un cheto, / ahora mi cumbia empieza a sonar. / Pa' los cumbieros, alto respeto, / prendete, vamo' a bailar, /prendete, vamo' a bailar, // A bailar con el perro / Ahora... / Y corre, que corre, que corren, que corren los chetos, / que toquen del baile, / porque si se plantan... / Que zarpen los gatos, que van a cobrar. [27] El ejemplo anterior condensa el mecanismo de delimitación de los otros que se observa en buena parte del corpus analizado. El marco es el baile, la bailanta, donde los “chetos” (los floggers, los gatos, los bigotes, los ortivas, los caretas...) irrumpen sin permiso, dando lugar al pedido de alto (neologismo por ‘muy’ o ‘mucho’) respeto por parte de los “cumbieros” y a sus amenazas.41 Los neologismos tocar, volar y tomarse el palo, por ‘irse’, son habituales en este tipo de textos. Así, al igual que los nombres (neológicos), las acciones y las cualidades (neológicas) se reparten entre los grupos que se oponen (Tabla 2): Denominaciones Cualidades Acciones Nosotros La vagancia / vagos Turro –a Guacho –a / guachín Cumbiero / cumbiandero Hinchada Rocho Loco Piola (‘bueno’, ‘bien’) Fumanchero Vacilar Activar ‘Bailar’ y ‘divertir- Los otros Gato Bigote / bigotudo Anti / anticumbia Flogger Careta / caretón (‘falso’, ‘persona que se niega a consumir’) Ortiva ‘DesubicarBoquear Pararse de se’ y ‘decir Si bien la oposición entre “cumbieros” y “conchetos” es la más frecuente en el corpus analizado, no es la única presente. El otro puede ser una figura de autoridad, como el policía o el “patovica” [94], el transa (neologismo para ‘vendedor de drogas’) [104] y, en algunos casos, el enfrentamiento se da entre hombres y mujeres [59]. 41 Discurso literario, periodístico y mediático 113 Lucía Bregant Agitar se’ manos mentiras’ Comer Dar Enfiestar Apoyar Arrancar Atender Quemar Fumanchar / fumanchear ‘Tener sexo’ Tomarse el palo Tocar Volar ‘Irse’ ‘Consumir drogas’ Tabla 2: Oposición de grupos. 4 Conclusiones El análisis cuantitativo y cualitativo realizado permite efectuar las siguientes afirmaciones, íntimamente relacionadas. En primer lugar, el léxico neológico es índice de la elección temática del texto de la canción a analizar: los temas textuales que portan un componente afectivo, como el amor romántico y la familia, y en los que no se produce una delimitación de grupos, presentan una incidencia de neologismos significativamente menor a aquellos temas en los que la delimitación de un grupo tiene un rol temático importante. En segundo lugar, el tratamiento léxico y temático es subsidiario de la función textual predominante. En efecto, los textos que tematizan el amor romántico y la familia, temas de corte más universal, en los que (como se vio en el análisis) no se hace el recorte de un “otros” amenazante, comparten con las canciones de otros géneros musicales -como el rock (Alabarces 1993, Correa 2002, Bregant 2011)- el objetivo principal de producir efectos estéticos. En cambio, los textos cuyo tema principal es la diferenciación de un “otro” frente a un “nosotros”, de alta presencia neológica, tiene las características propias de los “textos señaladores de grupo”, una variante de los textos con función “expresarse”, en los que se realiza un “expresarse colectivo” de un grupo con el cual “el hablante se solidariza en la simultánea delimitación de otros grupos” (Ciapuscio 1994: 105). Este expresarse colectivo, esta autorrepresentación, no puede llevarse a cabo sin hacer referencia al otro. En palabras de Laclau (1996), “afirmar la propia identidad diferencial significa (...) incluir en esa identidad al otro como aquel del cual uno se delimita”. De allí la necesidad de conjurar continuamente al “cheto” o al “policía”. Según Pardo (2006), esta autoafirmación es consecuencia de la etapa de diferenciación en que se encuentra el género. 114 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Neología semántica en canciones de cumbia En este contexto, el uso de neologismos semánticos no es casual, sino que responde al objetivo de lograr esta diferenciación: el significado neológico del léxico utilizado no es común a toda la comunidad lingüística; no puede buscarse en el diccionario. Los neologismos semánticos no son comprendidos por todo el público, sino sólo por aquellos que comparten el código del grupo que se quiere delimitar. Así, la función de los neologismos es doble: por un lado, crean lazos de pertenencia grupal, al permitir representar en un texto de difusión masiva la variedad lingüística de un grupo social marginado; por el otro, su carácter potencialmente hermético permite excluir a quienes no son considerados parte del grupo identitario, al mismo tiempo que, en el plano temático, se los enfrenta. Para terminar, sintetizaré brevemente el recorrido realizado. El análisis cuantitativo y cualitativo de un corpus de canciones de cumbia argentina, con foco en la presencia de léxico neológico, permitió reconocer interrelaciones entre tres niveles textuales: formulación (léxica), tema y función (Tabla 3). Según el análisis, la función de producir efectos estéticos, menos frecuente en el género estudiado, repercute en el plano temático en el abordaje de temas de corte universal, como el amor romántico y la familia, y en el plano de la formulación en el uso de un léxico estándar. En cambio, la función “expresarse”, tiene como correlato en el plano temático el tratamiento de temas específicos del género, como la sexualidad, las drogas y el alcohol y, especialmente, la diferenciación de un “otro” frente a un “nosotros”, que tiene como consecuencia léxica una alta presencia de neologismos semánticos. Función Expresarse Producir efectos estéticos Tema Nosotros y los otros El amor romántico El sexo y la conquista La familia El alcohol y las drogas Léxico Neológico Estándar Tabla 3: Interrelaciones entre niveles textuales 5 Apéndice 5.1 Websites consultados para búsqueda de textos de canciones42 http://www.muevamueva.com/; http://www.cumbiadenegros.net/; http://www.intercambiocumbiero.com.ar/; http://www.zonacumbieros.net/; 42 Consultados durante 2011. Discurso literario, periodístico y mediático 115 Lucía Bregant http://www.musica.com/; http://www.sitiodeletras.com/; http://www.grupoplayargentina.com.ar/; http://www.gratisdamas.com.ar/; http://www.facebook.com/pages/Grupo-Bandy2/45025228052; http://la-banda-de-lechuga.es.tl/; http://www.metaguacha.net/; http://www.cumbiadragonera.com.ar/; http://www.elpolaco.com.ar/; http://eloriginal.ar.tripod.com/; http://jackitaa.es.tl/; http://www.titoylaliga.es.tl/; http://www.elratacumbiero.es.tl/ 5.2 Títulos y autores (o intérpretes) del corpus analizado [1 ] Mejor te vas (El Stylo), [2] Me engañaste mal (El Stylo), [3] Marylin la loca (El Stylo), [4] Puti Puerca (Piola Vago), [5] Hoy Quiero Amarte (Grupo Play), [6] Rayito de sol (Grupo Play), [7] No, No, No (Grupo Play), [8] La fórmula (Bandy2), [9] Te amo, Te extraño (Bandy2), [10] Cuento de hadas (Bandy2), [11] Ojo por Ojo (Bandy2), [12] Tus zapatillas (La Banda de Lechuga), [13] Tomo para olvidar (La Banda de Lechuga), [14] La calesita (La Banda de Lechuga), [15] El arbolito (La Banda de Lechuga), [16] Para La Gilada (Meta Guacha), [17] Mama Soltera (Meta Guacha), [18] Esa piba (Los Dragones), [19] Andás loqueando (Los Dragones), [20] Una historia de Navidad (Los Dragones), [21] A dónde están los mamados (Los Dragones), [22] Eres (Amar Azul), [23] El chiquito de papá (Amar Azul), [24] Yo tomo (Amar Azul), [25] La gilera (El Perro), [26] La cachiporra (El Perro), [27] Corren que corren (El Perro), [28] El Flogger (El Perro), [29] Con la misma canción (El Polaco), [30] Mi primer amor (El Polaco), [31] Ha llegado el momento (El Polaco), [32] La cumbia de los vagos (El Polaco), [33] Busco amor (Agrupación Marilyn), [34] Es más fuerte (Agrupación Marilyn), [35] Tu Cárcel (Agrupación Marilyn), [36] Una carta al cielo (Agrupación Marilyn), [37] Es Difícil (El Original), [38] Muévelo Mami (El Original), [39] Me enamoré de una fan (El Original), [40] Nueva bomba (El Original), [41] Pucho loco (Damas Gratis), [42] Re loco, re mamado (Damas Gratis), [43] El Amor que te doy (Damas Gratis), [44] Se terminó (Néstor en Bloque), [45] Una madre llorando (Néstor en Bloque), [46] Voy por ti (Néstor en Bloque), [47] Olor a gato (Yerba brava), [48] Fórmula de amor (Yerba brava), [49] La ladrona (Yerba brava), [50] Pedacito de mi vida (Yerba brava), [51] Hay algo en ti (Yerba brava), [52] A dónde están las pibas (La Zorra), [53] Hay una pared (La Zorra), [54] La cheta disfrazada (La Zorra), [55] Chetito billetera (La Zorra), [56] El anti (La Zorra), [57] Equivocada (La Zorra), [58] Nos cansamos del chamuyo 116 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Neología semántica en canciones de cumbia (La Zorra), [59] Te crees piola (La Zorra), [60] Tengo un novio patovica (La Zorra), [61] Colegiala (La repandilla), [62] Carcelero (La repandilla), [63] Ella quiere ver guita (La repandilla), [64] Mendigo y rey (La repandilla), [65] Antichetos (La liga), [66] Se dice de mí (La liga), [67] El hijo del transa (La liga), [68] El comisario (La liga), [69] El pajarito (La liga), [70] Quemando con Noel (La liga), [71] Florencia (La liga), [72] Se re pudrió (La liga), [73] Concheto no (La liga), [74] El perro tito (La liga), [75] Esta noche está bien piola (La liga), [76] Mi único amor (La liga), [77] La nena de papi (La liga), [78] Canción para un amigo (La liga), [79] Cómo haré para olvidarla (Activando cumbia), [80] Negro cumbiero - Activando cumbia (Activando cumbia), [81] Se siente (Activando cumbia), [82] Vos concheto (Activando cumbia), [83] La resaca (El rata cumbiero), [84] Para vos, papá (El rata cumbiero), [85] Seguimos agitando (El rata cumbiero), [86] Ya no llores más (El rata cumbiero), [87] Chatrán (A geder), [88] Prefiero ser un gede (A geder), [89] Atrevido (A geder), [90] Dónde están las rochas (Al toque), [91] Vivir sin ti (A geder), [92] En el baile (A geder), [93] Chapulín (Basilando), [94] La mujer del comisario (Basilando), [95] Alcen las manos (Basilando), [96] Cumbia de la mejor (Basilando), [97] A dónde están los cumbieros (La base), [98] Pasarán (La base), [99] Estrechez de corazón (La base), [100] Turros a bailar (La base), [101] Me re cabió (El Dipy), [102] El porrom (El Dipy), [103] Te cagué (El Dipy), [104] Mamá transa (El judas), [105] Morir bailando cumbia (El judas), [106] Tu amor (El judas), [10] La pata sucia (De la calle), [108] Vacilándome (De la calle), [109] Pintó la joda (De la calle), [110] Re loco (De la calle), [111] La mujer golpeada (De la calle), [112] Soy negro cumbiero (De la calle), [113] La señal (De la calle), [114] La fea (Mc Donalls), [115] Metele mano, rocho (Mc Donalls), [116] Por detrás (Mc Donalls), [117] Qué peteás (Mc Donalls), [118] Te robaste mi corazón (Mc Donalls), [119] Jurabas tú (Mc Donalls), [120] Mueva la cola, morocha (Mc Donalls). Discurso literario, periodístico y mediático 117 Capítulo 8 Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español: un estudio sobre rumores financieros en Internet Manuel Libenson En Bentivegna, Diego y Lucía Bregant, eds. (2013) Discurso literario, periodístico y mediático. Mendoza: Editorial FFyL-UNCuyo y SAL. Págs. 119-132. ISBN 978-950-774-239-2 Disponible en http://ffyl.uncu.edu.ar/spip.php?article3978 Resumen Este trabajo se propone analizar, desde una perspectiva polifónico-argumentativa, un conjunto de marcas de modalidad epistémica, con la finalidad de identificar grados de incerteza discursiva en la producción de rumores. Mediante el análisis de un corpus de rumores financieros extraído de sitios de Internet especializados, se han examinado diferentes formas en las que ¨el decir incierto¨ constituye argumentaciones, ya sea por la ausencia de un garante de la enunciación o bien por la puesta en escena de puntos de vista que el locutor-reproductor del rumor muestra como inciertos a través de su propia enunciación. Para evitar explicaciones sobre la modalidad epistémica con un sustrato veritativista, este trabajo incorpora los principios fundamentales de la Teoría de la Argumentación en la Lengua (Anscombre y Ducrot 1994) y, especialmente, los conceptos de realización y desrealización argumentativa que presenta Ducrot con relación a los ¨modificadores realizantes¨ y ¨desrealizantes¨ (Ducrot 1998). Esta elección teórica ha permitido conceptualizar la gradualidad de la incerteza enunciativa sobre la base de procedimientos argumentativos, y no como el resultado de un compromiso variable del hablante frente a una verdad proposicional (Kovacci 1999). Así, al ser el rumor una enunciación más o menos incierta, la escala constitutiva de la modalidad epistémica no puede ser siempre pensada como un recorrido continuo que parte de la certeza hacia la incerteza. Nuestra evidencia muestra cómo de la enunciación de argumentos más o menos inciertos se derivan conclusiones coorientadas o anti-orientadas con dichos argumentos, según la fuerza argumentativa con la que se aplican. Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 Manuel Libenson 1 Introducción La investigación que se presenta a continuación tiene por objeto de análisis una actividad discursiva prácticamente inexplorada en la tradición de estudios pragmático-discursivos, a saber, el rumor y su relación con las prácticas de intercambio en la esfera bursátil. La articulación entre estos dos campos sociales problemáticos –el rumor y las prácticas de intercambio económico en los mercados de capitales- es, sin dudas, compleja y supone una multiplicidad de dimensiones de análisis posibles con alcances distintos. En la línea de la sociosemiótica (Verón 1998), diremos que hay ciertos funcionamientos de los intercambios económicos que solo pueden ser explicados mediante la examinación de operatorias discursivas. Una de las pruebas más contundentes sobre esta relación entre sistema discursivo y sistema económico, y que funciona como punto de partida de nuestro análisis, se encuentra cristalizada en el afamado cliché de la doxa financiera internacional “comprar con el rumor y vender con la noticia”. Esta asociación -y disociación- entre dos hechos claramente semióticos (rumor y noticia) y dos actividades evidentemente económicas (comprar y vender) pone de manifiesto el resultado de una relación interdependiente entre dos espacios de mediación heterogéneos: el espacio de la discursividad y el espacio de los intercambios en el mercado. Como puede verse, el cliché mencionado no propone pensar los intercambios económicos a partir del funcionamiento de variables económicas sino discursivas. En otras palabras, el enunciado no dice “comprar al precio más bajo y vender al más alto”, sino que, de un modo radicalmente distinto, esta sentencia articula dos acciones económicas opuestas (y contiguas entre sí) con dos tipos de discurso diferentes. En este cliché se pone públicamente en evidencia la conveniencia de asociar una práctica discursiva determinada (rumor / noticia) a una conducta económica particular (comprar / vender). Este aspecto convierte al rumor y a la noticia en opciones discursivas privilegiadas dentro de lo que Angenot denomina el “mercado de discursos” (Angenot 2010: 78).43 El tipo de evidencia que brinda uno u otro discurso (rumor vs. noticia) lo constituye como un argumento más o menos adecuado para activar la incitación a un tipo particular de acción en el juego de los mercados, tal como puede observarse. Dicho así, el rumor se presenta como un argumento para comprar, para arriesgar en el juego de las apuestas. Ahora bien, no debe perderse de vista que la asociación conveniente que afirma el cliché entre /rumor y compra/ vs. /noticia y venta/ pone Dice Angenot (2010: 79): “el mercado de los discursos no es pues sinónimo de mercado de la cosa impresa, aunque esta pueda dar indicaciones sobre aquel. En esta perspectiva los discursos tienen un precio, se demandan, se ofrecen y se intercambian”. 43 120 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español… en evidencia los topoï44 de la ideología del “especulador”, que busca ganar en el corto plazo. Este aspecto merece ser destacado, porque permite mostrar que existen diferentes puntos de vista sobre las opciones discursivas que se ofrecen en el “mercado de discursos” del ámbito bursátil. Si bien, desde un punto de vista fáctico, cada vez que alguien compra con el rumor hay alguien que vende y cada vez que alguien vende con la noticia hay alguien que compra ante la misma noticia, desde un punto de vista discursivo, la cristalización que expresa el cliché de las ventajas diferenciales que encarna el rumor como alternativa frente a la noticia se vincula sólo con el acto de comprar y no con el de vender. El sentido que vehiculiza el cliché es que, en el caso del rumor, cuanto más rumor es un rumor (una información), más debe comprarse y, en el caso de la noticia, cuanto más noticia es una noticia, más debe venderse. Atendiendo a la estructura tópico-argumentativa que presenta “comprar con el rumor y vender con la noticia” (i.e. cuanto más rumor es una información más debe considerarse la posibilidad de comprar activos), el análisis que sigue presenta diferentes modos en los que se comporta argumentativamente la evidencia presentada como el origen incierto del enunciado-rumor dentro de los límites de un corpus de alertas electrónicas comunicadas en directorios de sitios especializados.45 El objetivo de este artículo, pues, es proponer una interpretación argumentativa de ciertas marcas de modalidad epistémica en español que, según podrá observarse, configuran semánticamente diferentes grados de incerteza discursiva en la producción de rumores financieros. Nuestro concepto de “incerteza enunciativa” (o discursiva) busca explicitar los mecanismos mediante los cuales ciertas enunciaciones se presentan como inciertas, ya sea por su relación con las voces indeterminadas que las configuran, o bien por lo puntos de vista más o menos inciertos “puestos en escena” por el locutor-reproductor del rumor (Ducrot 1984). El concepto de “incerteza” se define aquí como un régimen epistémico de producción de conocimiento o de producción semiótica para la acción. Este modo de definir la incerteza busca poner reparos a las conceptualizaciones (tanto lógicas como pragmáticas) que solo ligan la certeza o la incerteza a un tipo de actitud modal asumida por un locutor Término que empleamos de acuerdo con la redefinición del tradicional término aristotélico que proponen Anscombre y Ducrot en el marco de la Teoría de la Argumentación en la Lengua (TAL). Anscombre y Ducrot definen los topoï en diferentes libros y artículos como “principios argumentativos” o “trayectos” entre un argumento y una conclusión (Ducrot 1988, 1990, 1993, Anscombre 1995a, 1995b). Los topoï no son clases de argumentos (definición aristotélica), sino principios argumentativos que ponen en relación escalas argumentativas. Las propiedades de los topoï son su “universalidad”, “generalidad” y “gradualidad” (Ducrot 1988, 1990). 45 Megabolsa.com, bolsamania.com, wallstreet-inversiones.com 44 Discurso literario, periodístico y mediático 121 Manuel Libenson ante “lo dicho” o ante sus interlocutores. En oposición a una concepción pragmática simplemente actitudinal de la certeza o la incerteza, nos interesa recuperar el carácter regular y variable del régimen epistémico que opera en la producción enunciativa del rumor financiero, en la medida en que es uno de los discursos privilegiados para la ejecución de apuestas económicas. Aquí no se homologa incerteza a duda, sino a una suspensión de la certeza por exhibición (en el enunciado) de la indeterminación de la fuente de la enunciación. Por oposición, la certeza sea alta o baja- la circunscribimos a aquellos enunciados que no dramatizan explícitamente la despersonalización de la fuente de la enunciación. Así, un enunciado del tipo “Dudo que María venga” expresa un bajo grado de certeza, mientras que “Se dice que llegaría María” expresa un cierto grado de incerteza. A modo de hipótesis, no creemos que la incerteza de la fuente de la enunciación, en tanto representación del enunciado, pueda ser aislada de las orientaciones argumentativas que se configuran a partir de ella con mayor o menor fuerza conclusiva. Incluso suponemos que el rumor financiero-bursátil, en cuanto a su eficacia retórica, consistiría en constituirse a sí mismo como un argumento más o menos incierto (nunca cierto porque dejaría de ser rumor) capaz de orientar, o incluso determinar, la toma de decisiones económicas. Para poder observar estas diferencias de fuerza argumentativa en enunciados que emplean el lexema “rumor” como modo de despersonalización de la enunciación, hemos apelado al instrumental teórico que brinda la teoría de los modificadores realizantes y desrealizantes, desarrollada por Oswald Ducrot (1998) en el marco general de su Teoría de la Argumentación en la Lengua (TAL). 2 El problema de la modalidad epistémica a la luz de una teoría argumentativa La modalidad epistémica resulta un concepto altamente productivo en los estudios lingüístico-discursivos, porque permite calificar las diferentes “actitudes” de certeza expresadas por el locutor ante el saber comunicado en su enunciación (Palmer 1986, Chafe 1986, Kovacci 1999). El análisis del discurso académico-científico, como es sabido, dedica grandes esfuerzos a examinar las huellas a través de las cuales legos y expertos construyen diferentes actitudes ante la evidencia del saber que formulan (Hyland 1998, 2000, López Ferrero 2001, Estrada 2008). Así, los estudios semántico-pragmáticos sobre modalidad y evidencialidad se han complementado. En efecto, al ser la evidencialidad el conjunto de marcas lingüísticas que caracterizan la forma en la que el conocimiento del locutor ha sido adquirido (Chafe 1986, Biber y Finegan 1989, Reyes 1994, Bybee y Fleschman 1995) existe un cierto acuerdo respecto de que 122 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español… la evidencialidad implica siempre un determinado valor modal epistémico (Palmer 1986, Chafe 1986, Hyland 1998, Estrada 2008, López Ferrero 2001, Fuentes Rodríguez 2004). En el caso de la evidencialidad indirecta (citativa o inferencial), esto es explícito a través de marcas de precaución epistemológica que permiten atenuar el grado de compromiso del locutor con respecto a lo comunicado en sus emisiones. Una de las propiedades que habitualmente se le adjudica a la modalidad epistémica es la gradualidad variable, que se ubica entre la certeza máxima hasta la duda y la incertidumbre. Así, las definiciones clásicas sostienen que la modalidad epistémica oscila entre el compromiso y la falta de compromiso que el locutor expresa con respecto a la verdad de la proposición comunicada (Hyland 1998, 2000, Kovacci 1999). Según estos enfoques, lo que varía es el compromiso respecto de una verdad comunicada, y es allí donde se expresa la gradualidad, a través de diferentes marcas lingüísticas de intensificación o atenuación. Sin embargo, no podemos dejar de notar que dicha gradualidad se encuentra determinada por la relación que mantiene el lenguaje con hechos exteriores a él (i.e., específicamente, la referencia a un mundo exterior). Esto es explícito cuando se habla de “compromiso ante la verdad de la proposición” transmitida. Aun introduciendo la subjetividad del locutor como entidad discursiva a la cual se le deben imputar la responsabilidad de los enunciados, esta explicación lingüística presenta la gradualidad como el resultado de una manifestación subjetiva -el compromiso del hablante- con respecto a una propiedad constante que sería “la verdad”. Esa es, entonces, la variable a partir de la cual se construirían luego diferentes modos de precaución epistemológica a través diferentes recursos lingüísticos. Otros estudios más recientes sobre la modalidad epistémica adjudican la gradualidad ya no al compromiso del hablante ante una verdad proposicional, sino a una cierta jerarquización de los recursos evidenciales puestos en escena por el locutor (Chafe 1986, López Ferrero 2001, Estrada 2008). Así, Chafe sostiene que La percepción directa es altamente fiable puesto que la información basada en lo que el hablante ha visto “con sus propios ojos” puede considerarse verdadera, mientras que la información que proviene de una fuente indirecta –el discurso de otra persona, por ejemplo- al ser menos verificable, se situará en el rango inferior de la escala de confiabilidad. (Chafe 1986) Más allá de que en esta definición la gradualidad inherente a la modalidad epistémica remite a una jerarquización de recursos evidenciales que aluden a entidades extralingüísticas (los sentidos, por ejemplo), tampoco creemos que los evidenciales tengan en sí mismos un Discurso literario, periodístico y mediático 123 Manuel Libenson valor esencial, tal como propone Chafe. En efecto, lo que buscamos mostrar en este trabajo es cómo un mismo lexema evidencial citativo incierto desde su calificación enunciativa- puede ser trabajado por determinados modificadores capaces de orientar en el mismo sentido o antiorientar (orientar en sentido contrario) las conclusiones que pueden determinarse de su aplicación. Nuestro objetivo es situar la gradualidad de la incerteza –aspecto que le atañe a la modalidad epistémica del rumor- en el interior de procedimientos argumentativos inherentes al funcionamiento lingüístico-discursivo. De otro modo, las explicaciones lingüísticas sobre la modalidad epistémica quedan sometidas a un ordenamiento estático, que depende de una jerarquización de referentes más o menos confiables. Para dar cuenta de estos aspectos sobre la base del análisis de corpus, presentamos, a continuación, los conceptos que han resultado operativos para el análisis pragmático según la teoría de los modificadores realizantes y desrealizantes. En este trabajo, Ducrot se propone mostrar cómo la gradualidad argumentativa es intrínseca a los predicados del lenguaje. 2.1 Realización y desrealización argumentativa en la Teoría de la Argumentación lingüística Según Ducrot, hay diferentes grados entre los cuales podemos elegir cuando decidimos aplicar un predicado a un objeto o situación. Una forma de comprender esa gradualidad es identificarla con las diferentes fuerzas según las cuales se pueden poner en práctica los principios argumentativos (topoï – reglas) que constituyen la significación misma del predicado. Esta gradualidad es observable en las palabras que componen los enunciados dado que tienen grados de aplicabilidad diferentes. (Ducrot 1998: 71) Los modificadores que identifica Ducrot de manera no restrictiva son ciertos adjetivos y adverbios, cuya función es la de disminuir o aumentar la fuerza de aplicación de un predicado. De esta manera, los modificadores realizantes (MR) aumentan la fuerza de aplicación de un predicado a propósito de un objeto o situación, mientras que los modificadores desrealizantes (MD) atenúan o invierten la fuerza argumentativa de los predicados que modifican (Ducrot 1998). La definición que da Ducrot a estos modificadores es la siguiente: 124 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español… Una palabra léxica Y es denominada “MD” con relación a un predicado X sólo si el sintagma XY: No es sentido como contradictorio Tiene una orientación argumentativa inversa o una fuerza argumentativa inferior a la de X. Si XY tiene una fuerza argumentativa superior a la de X y con la misma orientación, Y es un modificador realizante”. (Ducrot 1998: 50) Según explica este autor, para descubrir a los desrealizantes debe ser posible enunciar X pero XY sin tener una razón argumentativa precisa para oponer X a XY. Para identificar a los MR, en cambio, debe ser posible enunciar X e incluso XY sin necesidad de una razón argumentativa particular. De este modo, enunciados del tipo: (1) Existe una solución, pero es difícil (2) Existe una solución, e incluso es fácil (3) Existe un problema, pero es fácil (4) Existe un problema, e incluso es difícil muestran que al menos ciertos sustantivos, como “solución” o “problema”, se encuentran semánticamente orientados hacia lo fácil o lo difícil desde el punto de vista de las conclusiones que pueden obtenerse de los enunciados en los que se aplican. En otras palabras, una solución fácil es MÁS solución que una solución difícil, al igual que un problema difícil es MÁS problema que un problema fácil. Este MÁS, según el señalamiento de Ducrot, no está concebido como un comparativo que viene a agregarle gradualidad desde afuera a las palabras, sino que hace referencia a los principios argumentativos graduales que toda palabra convoca como característica intrínseca (Ducrot 1998). En el apartado correspondiente al análisis, se presentan las diferentes orientaciones argumentativas que admite el lexema “rumor” cuando es empleado como estrategia evidencial para despersonalizar la enunciación del enunciadorumor. 3 Materiales e instrumentos de análisis El estudio de los procedimientos de realización y desrealización argumentativa de la incerteza que proponemos surge de un análisis pragmático de indicaciones polifónico-argumentativas aportadas por un total de aproximadamente 200 enunciados-rumor. Estos enunciados han sido emitidos a modo de alerta entre los años 2008 y 2010 y se localizan en secciones exclusivamente dedicadas a la circulación de rumores financieros, dentro de sitios de Internet especializados en temas bursátiles y financieros. Los enunciados-rumor citados en este trabajo son meros ejemplos de un conjunto mucho más vasto, que tan solo sirven Discurso literario, periodístico y mediático 125 Manuel Libenson para aportar evidencia a favor de la hipótesis planteada en la introducción. Las alertas de rumor observadas emplean como soporte la escritura electrónica y conectan la interfaz producción-recepción por medio de una pantalla. Estos dispositivos de alerta se caracterizan por presentar rumores mediante enunciados breves en forma individualizada y autónoma (de a uno por vez en una sucesión permanente). En cuanto a su modo de circulación, los rumores-alerta se ofrecen como un tipo de servicio cuya particularidad es la de poner en contacto al usuario con el rumor en el mismo momento en que aparece el rumor. Así, los rumores aparecen actualizados en sincronía, minuto a minuto, hora tras hora, día tras día. En algunos casos, estos servicios de alerta se ofrecen por suscripción web y habilitan al usuario para recibir el rumor en una variedad de soportes, según la categoría del servicio contratado (e-mail, SMS, Twitter). En otros casos, las alertas se van actualizando en secciones de Internet tituladas “Últimos rumores” o, sencillamente, “Rumores”.46 Los sitios web específicamente examinados para este trabajo han sido megabolsa.com, bolsamania.com y wallstreetinversiones.com. El método empleado para el análisis del corpus es de tipo cualitativo y emplea herramientas del análisis semántico-argumentativo (Ducrot 1984, 1990). La elección de un abordaje cualitativo no ha sido arbitraria, sino que responde a los objetivos diseñados para conducir la investigación. No debe perderse de vista que el objetivo de este artículo no es demostrar sesgos cuantitativos de ningún tipo, sino proponer una fundamentación gradual de la incerteza, capaz de sistematizar una clasificación homogénea de enunciados-rumor. Esto significa que las regularidades encontradas en la estructura de los enunciados han servido para identificar diferencias sobre la base de un criterio de clasificación heurístico, sin importar el número de ocurrencias que registre cada emisión en el corpus. Más aún, el criterio argumentativo que hemos empleado puede aplicarse a cualquier enunciado-rumor, incluso fuera de los límites de los discursos analizados aquí. En resumidas cuentas, esta investigación no propone una taxonomía, sino un criterio para poder establecerla sobre la base de indicaciones polifónico-argumentativas. 4 Análisis de orientaciones argumentativas (OA): aplicaciones del lexema evidencial “rumor” Revisemos el funcionamiento de las orientaciones argumentativas en los siguientes enunciados-rumor: 46 Para una completa caracterización del dispositivo rumor-alerta, ver Libenson (2012). 126 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español… (5) Corren fuertes rumores en los mercados sobre el posible interés de la empresa francesa EDF de lanzar una OPA sobre Iberdrola. (Megabolsa.com) (6) Se rumorea intensamente que a través de un error en el abastecimiento, algunos envíos de chips se suspenderían durante tres meses. (Megabolsa.com) (7) Rumores de un posible interés del Banco Santander por el banco británico Alliance & Leicester.(Megabolsa.com) (8) Nuevos rumores en el culebrón Enel-Acciona. Enel podría estar preparando un crédito de 7.000 millones de euros para comprar el 25% de Endesa. (Megabolsa.com) En los cuatro enunciados, las estrategias evidenciales son citativas,47 puesto que se evoca un decir de terceros a través de diferentes usos del lexema “rumor” (i.e., estructura inacusativa en (5), “se” + verbum dicendi en (6), el empleo de la nominalización “rumores” en (7) y (8)). En otras palabras, el locutor-reproductor de estos enunciados-rumor pone en escena una cita más o menos encubierta mediante diferentes empleos del lexema “rumor”. Como puede verse, las enunciaciones presentadas en los ejemplos se construyen desde el punto de vista de la voz colectiva del “se”, que, para estos casos particulares, se presenta bajo la forma de rumor (a diferencia de los proverbios u otras formas de enunciación impersonal). Esto significa que, en estos enunciados, es el rumor el que habla y, por lo tanto, el centro epistémico de estos enunciados no está colocado sobre el sujeto de la enunciación, sino sobre un decir incierto de terceros, citado con diferentes fuerzas argumentativas (Filinich 1999). Este aspecto ubica a los cuatro enunciados en un registro de incerteza enunciativa, aun cuando la enunciación presenta una fuerza ilocucionaria asertiva. En otras palabras, estos enunciados provocan sentido a partir de una paradoja: la afirmación de predicados inciertos. Ahora bien, en estos cuatro enunciados ya no es posible atribuir la gradualidad de la no certeza a una jerarquización de los recursos evidenciales, puesto que en los cuatro casos se evoca un decir de terceros y, además, incierto. Sin embargo, creemos necesario postular que la evidencialidad de estos enunciados se encuentra trabajada por diferentes fuerzas argumentativas que definen diferentes modos en los que dicha evidencia incierta es orientada argumentativamente en el discurso. Este carácter argumentativo intrínseco a la forma en que es explicitada la Como varios autores han descripto, todas las lenguas expresan gramatical o léxicamente diferentes formas en las que “el hablante” ha obtenido tal o cual información. En relación con aquellas lenguas que marcan evidencialidad en su estructura morfológica, señala Bermúdez (2002: 1), “el wintú, el tuyuca, el quechua, el turco, el armenio, el búlgaro, el tibetano, el persa, entre muchos otros, poseen formas gramaticales específicas para este propósito, esto es, morfemas verbales (obligatorios u opcionales) que refieren a la fuente de información, del mismo modo que otras lenguas poseen morfemas verbales que indican el tiempo o modo”. Luego hay otras lenguas, como el español, que marcan léxicamente la fuente de información, por medio de expresiones del tipo “por lo visto”, “(según) dicen”, “aparentemente”. A este tipo de expresiones se las suele denominar “estrategias evidenciales” (Estrada 2010). 47 Discurso literario, periodístico y mediático 127 Manuel Libenson evidencialidad citativa pone de manifiesta una gradualidad que no depende de un juicio sobre el carácter de los evidenciales, sino del modo en que están orientadas las conclusiones que se desprenden de ellos en el discurso. De este modo, el complemento preposicional “en el culebrón” orienta a la nominalización “rumores” a conclusiones contrarias de las que pueden obtenerse del adjetivo “fuertes” con relación a “rumores”. Mientras que el ejemplo (8) deja ver una dimensión evaluativa sobre el rumor que lo califica de repetido, incierto e inconcluso a través de la metáfora intertextual del “culebrón”, los casos (5) y (6) muestran una disminución de la incerteza del rumor, adjudicándole fortaleza y rapidez a su circulación. En el caso de (8), el discurso se orienta hacia la máxima incerteza, mientras que, en (5), la incerteza es mitigada, producto de la fortaleza con la que se hacen oír los rumores. Recordemos que los rumores bursátiles se inscriben en una dinámica económica en la que ellos mismos sirven para orientar acciones del tipo “compre acciones”, “venda acciones” o “espere hasta que haya más certezas”. De esta manera, es esperable que un rumor calificado de “culebrón” se derive en conclusiones del tipo “no compre” o “espere hasta que se defina con mayor certeza la situación”, mientras que rumores calificados de “fuertes” o “intensos” se orientan a conclusiones del tipo “yo le prestaría atención” o “no me quedaría de brazos cruzados”. Los rumores que se presentan como repetidos pueden orientarse a conclusiones disuasivas, como en (8), pero no exclusivamente. Hay otros casos en los que el lexema “rumor” aparece acompañado por diferentes fórmulas iterativas, que, en lugar de orientar al rumor hacia una menor credibilidad, refuerzan sus orientaciones argumentativas positivas hacia el dato menos incierto. Tal es el caso de (9), (10) y (11). (9) Se comenta en los mercados que ha vuelto el rumor de una posible fusión en el sistema bancario. (Megabolsa.com) (10) Los rumores en torno a los cambios no dejan de sucederse. (Bolsamania.com) (11) De nuevo, rumores en el mercado sobre un profit warning de Inditex. (Megabolsa.com) Apliquemos ahora los tests que propone Ducrot para calificar los fenómenos de realización y desrealización argumentativa a los casos mencionados. Al introducir el operador “solo” para restringir los trayectos de las conclusiones que admite el sustantivo “rumores”, veremos que la orientación argumentativa del enunciado se inclina hacia discursos vinculados con el descrédito de la palabra y no con su credibilidad. (12) Son solo rumores. Yo los descartaría (o “yo no les creería”, o “habría que esperar hasta que haya más informaciones confiables”). (13) Son rumores. Quizás haya que comprar (vender). En (13), “rumor”, aparece como una atenuación de “dato seguro”, es decir, estaría en las zonas más bajas de la escala de “dato”. Al llevar 128 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español… “quizás” la conclusión, se muestra que “rumor” funciona como matizador o punto más bajo de esta escala. Esta atenuación es evidente si se la confronta con un enunciado del tipo: “Es un dato seguro. Hay que comprar/vender ya mismo”. En (12), cuando “rumores” no está afectado por el operador, el enunciado se orienta hacia la compra-venta atenuada. Esta orientación es totalmente coherente con la función que cumplen los rumores en la dinámica bursátil, es decir, constituirse como una oportunidad para comprar o vender, aun cuando el garante de la enunciación (Maingueneau 1999) se presente como incierto. Es por esta razón que el MD “solo”, presente en (12), actúa como inversor de la orientación positiva, aunque mitigada, de (13). Ahora bien, en el ejemplo (5), que se transcribe aquí como (14), como en otro tipo de estructuras inacusativas en la voz activa, podemos ver la diferencia de orientación argumentativa con respecto a los casos de desrealización anteriormente mencionados. (14) Corren fuertes rumores en los mercados sobre el posible interés de la empresa francesa EDF de lanzar una OPA sobre Iberdrola. (15) Desde hace una semana circulan rumores de que uno de los más grandes bancos suizos tendría apetito por tragarse a una de las casas de inversiones más prestigiosas del mundo. (wallstreet-inversiones.com) (16) Están llegando rumores diciendo que Vestas sería un objetivo de MyA, es un rumor viejo pero vuelve a resucitar hoy. (Bolsamania.com) (17) Está corriendo por todos los hedge y las mesas, rumor muy intenso de que el BCE está a punto de bajar en cualquier momento 50 puntos básicos. (Megabolsa.com) En (14), (15), (16) y (17), se refuerza la orientación argumentativa positiva de (9), anulando esa mitigación o grado más bajo respecto del “dato seguro”, que intrínsecamente tiene “rumores”. Si, en forma complementaria, sometemos a estos enunciados al test de “incluso”, podemos agregar continuidades discursivas del tipo “incluso parece que el ofrecimiento es inminente” o “incluso parece que la compra es inminente”. Un caso similar de realización se observa con el MR “oleada” cuando califica a “rumores”: (18) El concurso voluntario de acreedores de Martinsa Fadesa, el mayor en la historia empresarial de España, ha desatado una oleada de rumores sobre próximas empresas que pueden presentar más suspensiones de pagos en próximas fechas. (Bolsamania.com) Como primera conclusión de este análisis, podemos afirmar que la incerteza referida al origen de la enunciación es representada a partir de diferentes grados de aplicabilidad del lexema “rumor”. El rumor es representado como MÁS rumor cuando la fortaleza y la instantaneidad de su circulación son crecientes (“corren fuertes rumores”, “cataratas de Discurso literario, periodístico y mediático 129 Manuel Libenson rumores”, “oleadas de rumores”, “se rumorea intensamente”). Cuando el rumor es MÁS rumor, es decir que la escala argumentativa se configura en aumento, menos inciertas son las conclusiones que se desprenden de los encadenamientos. Cuanto más desrealizado se presenta el topos especulador asociado a la nominalización “rumores”, por ejemplo, a través del complemento preposicional “en el culebrón” o del operador “solo”, más incierto es el predicado. En principio, pareciera que cuanto más intensa es la durabilidad de la circulación del rumor, menos incerteza adquiere. Por lo tanto, y asumiendo la perspectiva de la TAL, la representación del decir incierto de terceros puede ser visualizada tanto desde el descrédito como desde la credibilidad sin necesidad teórica de asignar a priori una escala estática de confiabilidad a los evidenciales, tal como postula Chafe (1986) para el caso del discurso académico-científico. Veamos ahora dos casos en los que la incerteza se produce, ya no en el decir citado, sino en la puesta en escena de un punto de vista que el locutor-reproductor del rumor muestra como incierto a partir de una toma de distancia con respecto al punto de vista afirmativo de la aserción. Tal es el caso de los adjetivos modales “supuesto” y “posible”. Habitualmente, estos adjetivos son calificados como reforzadores de precaución epistemológica; sin embargo, lo que se intenta mostrar aquí es que “supuesto” invierte la orientación argumentativa del predicado que modifica, mientras que “posible” tan sólo la atenúa. Comparemos los siguientes rumores: (19) Circulan rumores por la bolsa de Londres sobre un supuesto interés del banco español BBVA que preside Francisco González por el británico HBOS. (Megabolsa.com) (20) La posible fusión de las televisiones privadas en España está dando ya sus primeros pasos. (Megabolsa.com) En ambos enunciados, los adjetivos “supuesto” y “posible” mitigan la responsabilidad de la aserción que vehiculiza al rumor. En (20), si bien el MD “posible” pone en escena un enunciador (i.e., punto de vista) distanciado respecto del punto de vista afirmativo de la aserción, las conclusiones que se derivan del uso del modificador están explícitamente orientadas hacia el punto de vista positivo atenuado (“está dando sus primeros pasos”). Si, en ese mismo enunciado, se intercambiara la utilización del adjetivo “supuesto” por “posible”, resultaría pragmáticamente extraño, a no ser que se incorporaran explicaciones contextuales que esclarecieran por qué algo que está en el terreno de la suposición puede estar dando sus frutos en el plano de lo real. De un modo diferente, en el caso de (19), “supuesto” atribuye incerteza a “interés”, invirtiendo la fuerza argumentativa de esta palabra. En efecto, y siguiendo el razonamiento de Ducrot para la demostración de 130 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Orientaciones Argumentativas (OA) de predicados inciertos en español… los MD, es posible decir, “no tienen interés, sino un supuesto interés”, o bien, “no tienen más que un supuesto interés”. “Supuesto interés” se opone, entonces, a “interés” desde el punto de vista de las conclusiones a las que se orienta. En cuanto a la configuración de la incerteza, tanto “posible” como “supuesto” ponen en escena un punto de vista distanciado que no alcanza en ningún caso a confirmar el punto de vista afirmado por la aserción. De todas maneras, y como hemos argumentado, “posible” se orienta a la mínima incerteza sobre el punto de vista afirmado, mientras que el MD inversor “supuesto” expresa un distanciamiento mayor y, por lo tanto, un mayor grado de incerteza discursiva. Estas diferencias argumentativas de los recursos de atenuación empleados en estos enunciados, en principio, no marcan necesariamente precaución epistemológica, tal como suponen las perspectivas clásicas sobre evidencialidad indirecta. En muchos casos, la evidencia incierta se encuentra reforzada explícitamente por el locutor-reproductor, orientando el rumor hacia conclusiones que tienden a hacer admitir la credibilidad del rumor por medio de diferentes estrategias (i.e., el empleo de adverbios realizantes, como los que funcionan en fórmulas dicendi, del tipo “se rumorea intensamente”; de estructuras inacusativas en la voz activa, del tipo “corren fuertes rumores”; de sustantivos metafóricos, como “cataratas de rumores”, “oleadas de rumores”, etc.). De modo contrario, hemos podido ver cómo un enunciado de rumor puede ser presentado como objeto de descrédito y, por lo tanto, orientado a conclusiones disuasivas. En resumidas cuentas, la fuerza con que son convocados los topoï asociados al sentido de las fórmulas evidenciales (i.e., “comprar con el rumor y vender con la noticia”) es determinante para observar el modo en que se representa discursivamente la incerteza como uno de los efectos de la enunciación de rumores en la esfera de los mercados. Lo que aún queda por verse en investigaciones futuras es cómo opera la gradualidad de la incerteza en enunciados que exhiben otro tipo de fórmulas para despersonalizar la enunciación sin hacer explícita la alusión al lexema “rumor”. 5 Conclusiones A lo largo de este capítulo hemos presentado una perspectiva argumentativa para reconsiderar la gradualidad con la que habitualmente se caracteriza la modalidad epistémica en su relación con la evidencialidad. La semántica argumentativa (o pragmática integrada) iniciada por Ducrot se postula como una semántica gradual, no veritativista, y este principio fundamental ha regido la aproximación al problema de la gradualidad de la incerteza en el rumor. Discurso literario, periodístico y mediático 131 Manuel Libenson En lugar de suponer que los procesos de atenuación y refuerzo se encuentran supeditados a cierto valor esencial asignado al tipo de estrategia evidencial, hemos intentando mostrar que, en el caso del rumor, ante un mismo lexema evidencial citativo las conclusiones que se desprenden de él pueden resultar totalmente opuestas. Para demostrar este aspecto, hemos examinado en el plano de la enunciación la nominalización “rumores”, acompañada de ciertos adjetivos y complementos. En el plano del enunciado, hemos explicitado cómo de la puesta en escena de puntos de vista inciertos, por ejemplo a través de los adjetivos “posible” y “supuesto”, se obtienen dos tipos de mitigación diferentes. Mientras que el primero funciona solo como un atenuador, el segundo invierte las potencialidades argumentativas de los predicados que modifica. Para dar cuenta de estos aspectos, los conceptos de “realización” y “desrealización” argumentativa han sido fundamentales, puesto que nos han permitido caracterizar la gradualidad como la fuerza de aplicación de argumentos inciertos a favor o en contra de determinadas conclusiones. Este mecanismo es, sin dudas, productivo en la construcción de un imaginario de apuesta en el marco de los mercados de capitales. Por otro lado, no hemos considerado la incerteza como el polo inferior de una escala que siempre se orienta desde la máxima certeza a la máxima incerteza, tal como se la suele estudiar con relación al discurso científico. Por el contrario, hemos analizado el caso de un género como el rumor financiero-bursátil en el que se identifican diferentes grados de incerteza sin que en ningún caso la certeza sea una posibilidad. En efecto, hacemos hincapié en la cuestión del género, porque intuimos que la incerteza es una de las regularidades constitutivas del rumor. La incerteza, esta vez caracterizada como una configuración enunciativa y no como una falta de compromiso ante una verdad proposicional, ha demostrado no ser ajena a las orientaciones argumentativas que se configuran a partir de ella, con mayor o menor fuerza, ya en el plano del enunciado, ya en el de la enunciación. 132 D. Bentivegna y L. Bregant, eds. (2013) Referencias A.A.V.V. (2010) Los semanarios de la prensa salteña. Su función en la política provincial. Salta: Editorial Hanne. Adamzik, Kirsten, ed. (2000) Text sorten. Reflexinen und Analysen. Tübingen: Stauffenburg Verlag Brigitte Narr GmbH. Alabarces, Pablo (1993) Entre gatos y violadores. El rock nacional en la cultura argentina. Buenos Aires: Colihue. Alonso, Amado, y Henríquez Ureña, Pedro (1938) Gramática castellana. Buenos Aires: Losada. 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(2013) Editores del volumen Diego Bentivegna Docente de Literatura del Siglo XX de la Universidad de Buenos Aires Profesor en la Maestría de Estudios Literarios Latinoamericanos de la Universidad de Tres de Febrero Investigador de CONICET [email protected] Lucía Bregant Docente de Lingüística en la FFyL de la Universidad de Buenos Aires Docente de Lingüística y Gramática I y II del Profesorado en Lengua y Literatura del ISFD N°29 de la DGCyE de la Provincia de Buenos Aires Becaria de Postgrado de CONICET [email protected] Volúmenes temáticos de la SAL: serie 2012 ISBN 978-950-774-239-2 Las contribuciones de este volumen temático de la SAL abarcan cuestiones como la producción literaria en el ámbito educativo (Arce), la construcción de lo que se denomina "rumor" (Libenson), el léxico en el género denominado "cumbia villera" (Bregant), la descortesía en el discurso político actual (Armata), el discurso jurídico (Molina y Serpa), la construcción discursiva y mediática del "escándalo" (Romano), el funcionamiento de la ironía y del sarcasmo en los medios gráficos (Meléndrez y Ciscomani), y los rasgos del discurso crítico nacionalista en autores como Leonardo Castellani y Ernesto Palacio (Bentivegna). Mendoza, Argentina