y otras divas de triste mirada

Transcripción

y otras divas de triste mirada
PROTAGONISTAS
Barbara Hutton
Y OTRAS DIVAS DE TRISTE MIRADA
Tenían todo a su favor, pero sus vidas estuvieron marcadas
por la tragedia. Son las protagonistas del último libro de
Cristina Morató, que adelantamos en exclusiva.
18 Mujer hoy Del 6 al 12 de noviembre de 2010
GLAMOUR DE CARNE Y HUESO
AUDREY HEPBURN
El cervatillo asustado
EVA PERÓN
De la nada, una diosa
MARIA CALLAS
Pasión destructora
La glamourosa actriz guardaba en su
interior dolorosas heridas: el abandono de
su padre, la frialdad de una madre exigente,
las secuelas de la guerra (su admirada
delgadez era fruto de la desnutrición), dos
matrimonios fracasados y varios abortos que
la hundieron en profundas depresiones.
La argentina más influyente del siglo XX
fue una Cenicienta: pobre, casi analfabeta e
hija ilegítima, nació en un mísero rancho. Fue
una actriz mediocre, que conoció el hambre
y la explotación, y una locutora de seriales de
radio. Pero acabó ejerciendo de todopoderosa
y fanática primera dama junto a Perón.
La historia de la diva de la ópera fue tan
trágica como la de las heroínas a las que
encarnó. Fue una joven solitaria y obesa –a los
14 años pesaba 90 kilos– que lamentaba ser
amada sólo por su voz. Con Onassis vivió un
tórrido romance con traumáticas secuelas: un
hijo que murió a las pocas horas de nacer.
e quedaré soltera. Nadie me amará nunca.
Por mi dinero sí, pero no por mi misma. Estoy
condenada a la soledad”. Cuando la norteamericana Barbara Hutton escribió estos pensamientos en su diario tenía 14 años y su fortuna
ascendía a 26 millones de dólares. Era la niña más rica del
mundo pero también la más solitaria porque su fama de multimillonaria provocaba
el rechazo de sus amigas. A medida que
cumplía años descubriría que el dinero que
heredó de su abuelo, el dueño de los almacenes Woolworth, era una maldición. Nunca
conseguiría ser feliz ni ser amada; los que
se acercaban a ella lo hacían atraídos por su
riqueza y su generosidad. Bárbara lo sabía,
y llenó su soledad con una larga lista de
maridos, joyas, mansiones y viajes alrededor del mundo. También con grandes dosis
de alcohol y barbitúricos que la ayudaron a
sobrellevar la carga de su apellido.
La historia de esta mujer considerada una de las más ricas
y extravagantes herederas del siglo XX es la de una niña
nacida en una jaula de oro y marcada por un trágico destino. Su madre Edna era una de las tres hijas del magnate
Frank Winfield, fundador de la célebre cadena de almacenes
Woolworth. Edna se casaría con un guapo y avispado agente
M
de bolsa de 24 años llamado Franklyn Laws Hutton. La única
hija del matrimonio nacería en Nueva York el 14 de noviembre de 1912. La pequeña Barbara heredaría la tez pálida, los
ojos azules y el cabello rubio de su madre, la más atractiva y
elegante de las hermanas Woolworth.
Cuando Barbara tenía cuatro años, descubrió el cuerpo sin
vida de su madre en la suite del hotel Plaza
de Nueva York. Edna se vistió con su mejor
traje de noche y se suicidó ingiriendo un
frasco de pastillas de estricnina. Tenía 33
años y no podía soportar más las infidelidades de su marido. Tras este trágico suceso,
Barbara se convirtió en una codiciado trofeo para la prensa sensacionalista. Había
nacido “la pobre niña rica” y los periodistas
la seguirían por todo el mundo dando fe de
sus excesos y divorcios.
Al perder a su madre, Barbara se quedó al
cuidado de su abuelo Frank, que vivía en
la mansión de Winfield Hall, junto a las
costas de Long Island. En esta espléndida residencia de 53
habitaciones y rodeada de un ejército de sirvientes, pasaría
el resto de su solitaria infancia. Con la muerte de su abuelo
comenzó para Barbara una época difícil de soledad y gran
inestabilidad emocional. Viviría en distintas casas, y a cargo
de personas que la rodeaban de lujos y caprichos. Como
Foto: CORBIS Y GETTYIMAGES.
≥ CONFESÓ
QUE SUS
MEJORES
AMIGOS
FUERON LOS
MIEMBROS
DEL SERVICIO
DOMÉSTICO.
»
Del 6 al 12 de noviembre de 2010 Mujer hoy 19
PROTAGONISTAS
JACKIE KENNEDY
Impecable fachada
WALLIS SIMPSON
Ídolo con pies de barro
COCO CHANEL
Pasado secreto
Su vida con John Kennedy, pese a las
apariencias, fue un infierno. Sufrió el
desprecio de sus cuñadas y sucesivos abortos,
y vivía con un hombre enfermo y adicto al
sexo. Era una mujer acomplejada por su físico,
solitaria y falta de afecto, que detestaba que
los medios la trataran como a una estrella.
La prensa americana definió su romance
con Eduardo VIII como “el idilio del siglo”,
pero el tiempo puso las cosas en su lugar.
Pérfida, advenediza, espía, promiscua,
extravagante –hacía que le plancharan el
dinero– son algunos de los epítetos con los
que ha sido calificada después.
La creadora del glamour fue educada
en un orfanato, pero el miedo a que los
periodistas hurgasen en su pasado hizo que
se inventara una infancia idílica. Ser hija de
madre soltera y la eterna amante de hombres
a los que amó de verdad fueron duras
experiencias que endurecieron su corazón.
» confesaría a un periodista, sus mejores amigos fueron a lo
largo de su vida los miembros del servicio doméstico. Apenas
veía a su padre, un hombre de mal carácter que mostraba
poco interés por ella. Hasta que cumplió los 18 años y le organizó una fastuosa fiesta para presentarla en sociedad. Fue
una de las puestas de largo más célebres y ostentosas de su
tiempo. Los festejos culminaron con un gran baile en los salones del hotel Ritz-Carlton de Nueva York.
Asistieron más de 1.000 personas, entre las
que estaban algunos de los apellidos más
ilustres de EE.UU. Si el padre de Barbara
había pretendido dar a conocer a su hija
entre los miembros más distinguidos de la
alta sociedad, el efecto que consiguió fue el
contrario: los cazafortunas ya conocían a la
heredera que parecía una presa fácil.
En busca del amor
≥ LA
CONOCIDA
COMO “LA
CHICA DEL
MILLÓN DE
DÓLARES”
MURIÓ SOLA Y
ARRUINADA.
Barbara, que sentía debilidad por los hombres con título nobiliario y buen físico, se
casó siete veces: con dos príncipes rusos,
un conde danés –con quien tuvo a su único hijo, Lance–, el
playboy dominicano Porfirio Rubirosa, un barón campeón de
tenis y una estrella de cine. Cary Grant fue su tercer marido
y el que mejor la trató. Tras su ruptura, el actor se lamentaba
de que los periodistas se ensañaran con una mujer que no
había podido elegir su destino. La prensa sólo mostraba su
ostentosa y disoluta vida. Hablaban de la mujer que regalaba
20 Mujer hoy Del 6 al 12 de noviembre de 2010
diamantes a sus sirvientas y que hizo ensanchar las calles de
la medina de Tánger para que pudieran pasar su Rolls-Royce.
Pero la millonaria anoréxica era en realidad una dama de
gran sensibilidad artística y corazón generoso. Toda su vida
colaboró, de manera anónima, con fundaciones benéficas.
Sus buenas obras no interesaban a la prensa que la persiguió
sin piedad hasta el lecho de su muerte, cuando apenas era
una sombra de sí misma y su fortuna se
había reducido a 3.000 dólares.
La conocida como “la chica del millón
de dólares” –cantidad que cobraban sus
maridos tras divorciarse de ella–, murió
ada.
enferma, sola y arruinada.
Tras perder a su hijo en
zó
un accidente, comenzó
o,
su declive. Bebía mucho,
mse atiborraba de soma
níferos, despilfarraba
y acabó pagando por
tener compañía masculina. “Soy como uno
de esos puentes de Venecia que parecen
no alcanzar nunca la otra orilla”, se la- ¿Q
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mentó en su vejez. Al final sólo quedó
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la sombra de una mujer esquelética,
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que ocultaba sus ojos tras grandes LLE CARTA Y POD ÍANOS
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gafas de sol y que nunca consiguió LIBROS QE UNO DE LO
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su sueño: ser amada. ■
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