el sexto sol
Transcripción
el sexto sol
EL SEXTO SOL Diálogos para Construir un Discurso Antiétnico José Osbaldo García Muñoz El presente texto es una recopilación de las principales ideas que se han vertido sobre una propuesta de exposición pictórica colectiva —planeada para el año 2012— entre artistas del colectivo Gráfica Maya. La grabación y transcripción original es obra de Pierluigi Verardi. No obstante, para mayor comprensión y profundización en las argumentaciones, cada opinión ha sido revisada por los participantes. San Cristóbal de las Casas, Chiapas, México; Noviembre de 2011. EL SEXTO SOL Diálogos para Construir un Discurso Antiétnico Gráfica Maya Concentrado en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, Gráfica Maya es un grupo diverso de artistas visuales que surge en el año 2007 con la intención de motivar el desarrollo de la capacidad creativa de sus participantes. A través del ejercicio artístico, pretenden fomentar la comunicación y el intercambio de ideas, así como generar el pensamiento crítico. La propuesta, pensada por y para la colectividad, se sostiene con sus propios recursos; por lo que es autónoma e independiente. Del mismo modo, no existen jerarquías institucionales ni la imagen del “maestro” —“o redentor intelectual”— para llevar a cabo las prácticas; más bien, se piensa en el intercambio de experiencias por voluntad propia. A continuación, se transcribe el primer diálogo sobre posicionamientos artísticos, étnicos e ideológicos del grupo. La estructura corresponde al orden de las participaciones y opiniones originales; sólo se hizo una corrección de estilo. Asimismo, con la intención de que cada dialogante pudiera mejorar, corregir, ampliar o profundizar sus ideas, la primera transcripción fue remitida a cada uno de ellos para concluir en lo que aquí se presenta. Para tal efecto, cada intervención será provista del nombre de su autor; a saber: José Osbaldo García Muñoz (OSBALDO); Antún Kojtom Lam (ANTÚN); Enrique Peko T’iw (ENRIQUE); Floridelma Sántiz López (FLOR); y Pierluigi Verardi (PIERLUIGI). 2 Imagen 1 ¿Qué es «El Sexto Sol»? (OSBALDO) «El Sexto Sol» es un proyecto de creación y pensamos. Ahora, falta ver las posiciones exposición particulares en la pintura. ¿Qué tanto colectiva, pensada para el año 2012, que podemos tiene la finalidad de incluir a todo un Realmente, ¿somos pintores, grabadores? grupo de pintores y grabadores en el Se trata de tomar la responsabilidad y debate de las ideas, principalmente, aportar dentro de ella? actuar para seguir adelante. aquellas relacionadas con la forma en que asimilamos y representamos (OSBALDO) Cada artista nuestra realidad frente a nuestro tiene derecho a crear lo que universo indígena en Chiapas. quiera, efectivamente. Pero lo que buscamos es un diálogo (ANTÚN) La idea entre las distintas partes es dar un paso de otro Imagen 2 que somos, con la modo. ¿Qué es lo que finalidad de podernos buscamos al pensar en escuchar y mirar hacia el tema de la nuestras colectividad? Si solamente deseamos divagar intelectuales; y esto, más para allá del contenido puramente distraernos, está bien. Pero si queremos, elucubraciones artístico. Pues, entendemos que verdaderamente, todo pensamiento es una acción comunicar algo, entonces, hay que que hacer: ¡dar un paso más! ¿Por qué trasciende hacia un acto colectivo fundado en el principio de la queremos continuar con esto? ¿Aún intencionalidad. Por lo que, si bien el arte tenemos energía e interés para seguir es nuestro eje, el punto de arranque, no adelante? ¿Qué más podemos dar? En los debe convertirse en el derrotero final. grabados hemos podido ver nuestras Porque, en todo caso, cada quien puede diferencias: el cómo hacemos lo que trabajar por su cuenta y asumirse como un 3 “artista verdadero”; sin duda, es posible. Pero no hay que conocimiento no es olvidar que el unilateral ni exclusivo. El individualismo no ayuda a fomentar la discusión y el crecimiento paralelo. A más de enriquecer las visiones, se convierte en la base de la imposición y el ejercicio del poder vertical; ya que, si bien el poder existe como capacidad de persuasión, no debe erigirse como concentrado de voluntades en el que gobierne la autoridad única. Por el contrario, el ejercicio colectivo ayuda a reconocer al otro como parte fundamental en la construcción de los universos personales. Por esa razón, el «dar un paso de otro modo», como lo llama Antún, es la preocupación que nos mueve a crear «El Sexto Sol», como proyecto alternativo de pensamiento, discusión y creación. El punto de partida es: ¿cómo asumimos de forma artística —e ideológica, diría yo— el tema de lo “indígena” quienes estamos vinculados étnica, cultural y socialmente con él? No obstante, al involucrarnos en este planteamiento, tomando en cuenta todo lo que va a girar en su entorno, tenemos que pensar en qué consiste lo que vamos a hacer. Como principio, Imagen 3 partimos del supuesto dialógico: creemos que es posible unificarnos a través del intercambio de ideas, sin que resulte un obstáculo lo que cada quien esté produciendo de manera individual en el lugar y momento que sea; al final de cuentas, el arte, como la cultura, no es más que un diálogo permanente y constante en la construcción de espacios temporales y significativos. ¿Cómo podemos lograrlo? Ante todo, conviene tomar un tema en específico alrededor del cual se geste el debate; en este caso, partimos de «lo maya». Pero más que pintar «lo maya» como un concepto cerrado, la cosa sería reflexionar sobre lo que representa esto: «lo maya» como a) «concepto activo» que construye identidades y b) «concepción» que distingue y racionaliza la etnicidad. En el primer caso, se plantea el hecho de discernir sobre lo que la «palabra» —concepto e imagen— encierra en sí misma, lo que se ha construido a su alrededor: el discurso teórico, político, cultural, social, étnico, popular, artístico, etcétera; en el segundo, buscamos entender en nuestro universo cotidiano qué significado tiene para nosotros: ¿cuáles son las posiciones y preocupaciones que se perciben? ¿Existe una concepción maya contemporánea? Desde luego, no es necesario definirse como maya o indígena, porque se puede discutir desde el ángulo que se quiera; es decir, «lo maya» desde mi experiencia: del cómo lo entiendo y vivo y cómo lo puedo representar, criticar o contravenir. Sabemos que el concepto «maya» es un término que se impuso como nos han impuesto muchas otras cosas. Entonces, si alguien dice “Soy maya”, la pregunta sería: ¿Por qué lo es? Esta es la discusión del concepto en sí, que, en ocasiones, se estigmatiza hasta convertirse en símbolo. Referente a la concepción, nos podemos cuestionar sobre el cómo nos estamos viendo en ese concepto frente a nuestra propia realidad. Pues, si hay algo que nos hace diferentes a los que no son mayas, ¿en qué consiste?; o, en realidad, todo tiene que ver con una incapacidad nuestra —fundada en la “costumbre”— para 5 Imagen 4 refutar o desechar cargas conceptuales y lineales como esa. Obviamente, esto no lo vamos a reflexionar desde el punto de vista sólo filosófico o antropológico, sino, en efecto, artísticamente. Quizá se retome desde las miradas sobre el ch’ulel, nahual o jaguar, como es el caso de Antún; o, bien, dirigiendo nuestra atención hacia el indigenismo en Chiapas o la política nacional. Pero todo inmerso en la discusión que se genera en la acción: en el proceso de crear. Desde luego, no hablaremos sobre los cánones de «lo bello» y «lo sublime» ni siquiera para decir si está bien o mal la obra terminada. Ése no va a ser el punto, porque sería tanto como estar poniéndonos el pie nosotros mismos: escupir para arriba y comprobar que la saliva nos cae en la cara, no es una buena forma discusión de de avanzar en la las alternativas de pensamiento. No. Ya que lo que cada quien pinta, a su manera, de alguna forma tiene derecho a existir; aun si no cumple con los requisitos estéticos que conocemos. Pues, hay que entender que todo estos asuntos —incluyendo Imagen 5 «arte», «pintura» y «estética»— no son más que otro montón de palabras que no se discuten aun sabiendo la carga impositiva que tienen. Entonces, más que traer a colación lo puramente “estético” y del arte por el arte, está la propuesta que el artista tiene, las reflexiones de su obra. Eso nos va a servir para debatir, y no necesariamente en vista de la obra concluida. Porque si alguien, en base a lo que estamos hablando, tiene una idea o un boceto terminado, lo puede traer para ayudar a la disertación; desde esa primera etapa se puede empezar a hacer este tipo de reuniones y pláticas con el fin de ver lo que está planteando cada quien. Lo que interesa, precisamente, es generar una discusión de conocimiento y reconocimiento de nuestro mundo; y no es requisito coincidir de manera absoluta en todo lo que se diga: para nada 6 nos tornaremos “democráticos”, sino críticos; no contará la mayoría de votos, basta con que fluya una mayoría de pensamientos. Nuestro objetivo es no tener objetivo concreto, porque quien tiene tal cosa no es capaz de llenarse de asombro ante los misterios que la vida misma nos presenta; sólo aspiramos a emprender la búsqueda para que la llegada nos prepare una mejor partida. “No olvidemos que las pequeñas emociones son los grandes capitanes de nuestras vidas y que las obedecemos sin saberlo”, dirá Van Gogh. (ENRIQUE) A mí, sí, me parece bien. Sólo que el detalle está en que se defina un poco más sobre el tema de «lo maya», porque creo que nos metemos demasiado en eso: lo que ya fue en aquel legado esplendoroso. Ahora, estamos viviendo otros tiempos, son otros los factores que están aquí, en este espacio. Yo no lo veo tan factible. Tal vez están presentes todavía algunas ideas, como este del 21 de diciembre del 2012, y, pues, de alguna u otra forma, estamos en contacto con esa información porque nos involucra como seres humanos pensantes que conviven en un mismo planeta, y más porque es una fecha próxima en la que muchos empiezan a centrar su atención; aprovecharse de esto no me parece correcto. A mi modo de ver y hacer las cosas, este tipo de acciones no son tan viables cuando se trata de hacer un trabajo colectivo que involucre el ejercicio de pensar a través de las imágenes, cuando se trata de generar verdaderos espacios para la creación y el encuentro de personas que conciban cosas con sentido; no se trata de ser oportunistas. Creo que sería mejor crear conciencia sobre las actividades que realmente cobran sentido cuando se practican y no en cosas pasajeras; pero para concretarlo hay que actuar. Nuestro objetivo, pienso, es anclar en algo que pueda empujarnos hacia el reconocimiento de nuestro grupo en el exterior, con la gente que no está involucrada en el quehacer artístico. 7 Imagen 6 (OSBALDO) ¿Buscamos “anclar en algo que pueda empujarnos hacia el reconocimiento de nuestro grupo en el exterior”? ¿Necesitamos ser legitimados? Al lanzar la propuesta de exposición colectiva de pintura, no se piensa únicamente en el “cuadro” como un objeto, sino como un punto de partida para una verdadera reflexión que nos incluya a todos: tener un eje que nos permita verter criterios, ¡vaya!, un pretexto para discutir lo que proponemos no como “pintadores” de “nuestro mundo”, sino como pensadores de nuestra realidad; y más que la cuestión estética y lo relativo a “bonito” o “feo”, como he dicho, es la propuesta que cada quien discute en lo que pinta —o escribe, ¿por qué no?— a partir del concepto de «lo maya». Después vamos a ver hasta dónde nos permite llegar todo esto. Si eres “maya”, ¿cómo entiendes eso? ¿Eres parte de esta idea?; y si no lo eres, ¿cómo entiendes «lo no maya» o «lo maya que no eres tú»? Obviamente, los elementos para discutir este tema son variados. Pero hay algo importante en todo esto: no estamos pidiendo que se haga una “tesis” o un estudio de lo maya como concepto muerto, así, con categorías ideológicas, científicas o filosóficas estériles, sino, más bien, una reflexión desde nuestra propia experiencia personal y colectiva; y al hablar de ella, hablamos de todo lo que vivimos todos los días, de lo que sabemos a partir del vivir la vida. (FLOR) Hablar de La Cultura Maya es un tema sumamente profundo e interesante, pero pocas veces reflexionamos sobre ello; quizá porque tenemos poca información al respecto. Sabemos que descendemos de ahí, basándonos en nuestras experiencias vinculadas con la información que nos dan en la escuela, familia o costumbres comunitarias, etcétera. A través de eso yo he ido construyendo los conocimientos que 8 Imagen 7 ahora poseo de los Mayas; tal vez no tan profundos, y es posible que desconozca muchos elementos más. Así, pues, la falta de información documental, aunada a lo expuesto, me impide profundizar en este asunto, y sería un error de mi parte atreverme a decir: “La Cultura Maya es Esto”. Aunque, de alguna forma, no podemos decir que no provenimos de ella, pues, inconscientemente, la manifestamos en nuestras costumbres y tradiciones o en nuestra manera de pensar, de ver la vida, de comportarnos, etcétera. Reflexionando el tema, creo que a muchos, como yo, nos hace falta saber los orígenes de nuestra cultura. Pero pienso que podemos conocerlos a través de nuestras propias experiencias vividas; ya que, como bien lo había mencionado, constantemente vivimos nuestra cultura en la forma en que nos expresamos. Hay rasgos que, de algún modo, cada uno de nosotros rescata como suyo; probablemente, es eso: reflexionar y analizar un poco más sobre este asunto. (OSBALDO) Pero al plantear estas dudas, al mismo tiempo, estamos generando ya un diálogo sumamente importante en la asimilación de nuestro tiempo histórico. La cuestión no es pintar únicamente, sino «reflexionar y analizar». (ANTÚN) Esto ya es muy interesante, porque hay diferentes puntos de vista que nos permiten hablar sobre qué tanto podemos entender y abordar sobre el tema. (OSBALDO) De lo que resulta la importancia que los posicionamientos tienen en el juego de la racionalidad identitaria. ¿Es necesario definir más lo maya y no meternos en el pasado? Esta preocupación que manifiestan afirman, “no es una algunos porque, según todos estamos preparados para eso” o “no es bueno aprovecharse de eso”. Pero, ¿en qué sentido se tiene 9 Imagen 8 que preparar el hombre para hablar de su propia vida? ¿De qué nos estamos aprovechando cuando deseamos reflexionar sobre nuestro derecho a replantearnos las preguntas sobre nuestra realidad? La cuestión acá no es meternos a un asunto de conceptos en sí, porque no es nuestro campo, ni mucho menos a plantearnos la posibilidad de abrir un mercado para negociar las ideas. Quizá se usen términos provenientes de los estudios científicos para pensar el asunto que nos ocupa, si se quiere, pero a la hora de pintar y terminar un cuadro esto no se va a percibir de manera concreta. Lo que se va a ver es una pintura, y la pintura habla por sí misma. Sobre esto, bien podemos fijar nuestra atención en lo que dijo Flor: «reflexionar y analizar»; las ideas están ahí, en nuestras propias experiencias. (FLOR) De algún modo, cada uno vive nuestra cultura de diferente forma: algunos, la seguimos; y otros, no. Yo me Imagen 9 considero un poco maya porque hay rasgos o cosas que ya he olvidado —quizá porque a mi familia se le olvidó enseñarme—, pero no sé reflexionar sobre mis costumbres y visiones que, probablemente, he aprendido por allá, a través de amigos u otras personas. (OSBALDO) Más que descubrir lo maya en el pasado, es hallarnos en esto que somos y que vivimos como una realidad que nos exige hacernos presentes y conscientes de los espacios que elegimos a diario, descubrir por nosotros mismos esto que llamamos 10 «el vivir la vida», que no es lo mismo que, simplemente, “vivir”. Al discutir de forma artística lo que significaba el jaguar rojo para los “mayas del pasado”, Antún Kojtom está dando una dirección interesante a este asunto, porque lo que se presenta a nuestra lógica de pensamiento como una simple hipótesis, se vuelve un tema actual y trascendente; y no solamente eso, sino que se hace algo diferente, porque la pintura tiene esa capacidad ambigua y polisémica de volverse siempre muchas cosas más. Obviamente, todo esto que estamos diciendo aquí se tiene que ver reflejado en la obra final; aun si ante el espectador la imagen despierta otros intereses. (ENRIQUE) Haciendo referencia a M, específicamente, he visto que en sus trabajos mete imágenes de códices; y, por una parte, está bien como ejercicio, pero no veo que sea buena idea para una propuesta artística. No hay un trabajo detrás, sólo una mera reproducción. Y aunque no lo parezca, eso que hiciste para lograr una obra antes de pintar te compromete mucho más. No sólo es la imagen misma o un dibujo bien realizado —del códice, etcétera—, sino que abarca muchas otras ideas que nos obligan a tener cuidado en tocar ciertos temas. Mi preocupación es que, si alguien los retoma, deberá estar bien informado sobre el origen de los mismos y lo que significan. El que pertenezcamos a un grupo con la denominación MAYA no significa que debamos aprovecharnos, indiscriminadamente, del lenguaje pictórico propio de aquellos grupos; sobre todo, porque es algo que ya se ha resuelto. Imagen 10 (ANTÚN) Cuando hice la pintura que llamé “Eclipse Lunar”, metí un fragmento que versa sobre la luz de Ixchel, perteneciente al clásico maya; y lo incluí porque hay una relación del conejo blanco con mi comunidad: existe un vínculo que me une a ese símbolo. Pienso que, a veces, se puede descartar algo así; pero si persigues alguna cosa con ello, es totalmente válido: si forma parte de una investigación debe aparecer en la obra. La intención no es hacer una réplica. 11 (ENRIQUE) De hecho, sus ideas [Antún] son buenas, porque no las maneja con esas imágenes —de códices— concretas, sino como una interpretación, a su estilo. A eso me refiero: no meternos demasiado con esas imágenes porque implican más de lo que representan, sino tener una ilación que nos ayude a transformarlas siguiendo esa secuencia o, tal vez, cambiando la idea que tenemos sobre ellas. (ANTÚN) Hay una pintura de Picasso sobre la obra de Velázquez: “Las Meninas”. Picasso interpreta ese trabajo de acuerdo a como cree que estaba planteado. Esto se puede hacer, incluso, una réplica, siempre y cuando la intención sea reinterpretar. (OSBALDO) Lo más interesante del trabajo artístico es que no excluye —como la ciencia, que, de pronto, tiende a separar—. El arte es incluyente y dialógica, porque te ves necesitado a dialogar contigo mismo y con los demás; y colectiva, al final, porque es, en sí misma, una construcción de todo lo que tú eres, y lo que tú eres no eres solamente tú como persona única e individual. Es posible que si me pongo a leer todo lo que se haya escrito sobre lo maya mi campo conceptual sea extenso, pero resulta que a la hora de pintar esto no me sirve de nada porque darle forma a las imágenes es algo muy distinto: el conocimiento adquirido debe convertirse en parte de la intuición y no en el parámetro para medir la realidad. Si yo reproduzco una imagen hecha por alguien más, tal y como está plasmada, existe ya una abstracción, una apropiación de la imagen como respuesta a un interés. ¿Por qué elegir una imagen y no otra? La respuesta está en el principio de la intervención voluntaria en base a una intención, la práctica como fundamento de la identidad: «Hacer» para «Ser» y «Ser Otro». Lo importante aquí es ese punto trascendente de la experiencia intersubjetiva — teórica o empírica— como 12 Imagen 11 emoción y moción y necesidad de ser. Si yo propongo en mi obra el rompimiento del pasado con el presente maya, pero lo único que vemos en la obra terminada es a un niño desnudo que flota con los ojos cerrados en un espacio oscuro, un mundo en blanco y negro, ¿dónde está ese rompimiento? Y si, por el contrario, lo que observamos es un ataque visual de la iconografía de Yaxchilán, Bonampak, etcétera, en verdad, ¿estamos creando? ¿Somos “rescatadores” “de signos mayas” que, simplemente, “escriben” “una crónica”? ¿Buscamos identificar “en el hombre prehispánico... la marginalidad del indígena sin idealizar la cultura maya, sino más bien mostrándola en su justa realidad en el ámbito de una visión humanista”, tal y como apunta Magno Fernández dos Reis al hablar de Antún Kojtom? (2011: 1). O, a la manera de Reyes Matamoros, hablando de la literatura indígena, ¿somos “escribientes de historias” que bien podemos formar parte del fenómeno que René Correa llama “descolonización intelectual”, pues, “expresamos” “distintas visiones del mundo cargadas de simbolismos” que refieren nuestra “cosmovisión cultural y ancestral”? (2010: 130 y 131) “Kojtom —dice Fernández dos Reis— consigue mantener vivo el espirito (sic) de El Popol Vuh, aunado a la tradición española lo cual Imagen 12 produce un arte indígena y, finalmente, crea 13 nuevos paradigmas para heredarlos a la tradición occidental” (2011: 3). Si “el artista nos trasmite mensajes universales” y “trasciende” “su historia”, aún sobre sus orígenes “raciales” o “étnicos”, entonces, es una contradicción decir que es un reproductor de la historia misma. Tal como lo veo, las formas no sirven para “demonstrar (sic) que desde ellas y a través de ellas la realidad se manifiesta de otra manera” (Ídem), sino que, en ese mundo, la realidad es siempre otra. La cuestión es más que querer condicionar nuestro pensamiento desde esta posición de los términos muertos; la cosa es darles vida y sentido desde nuestro posicionamiento colectivo e individual. El hecho es: ¿Cómo resuelvo todo esto que me preocupa de manera tal que no quede en lo puramente subjetivo? Bajo esta prerrogativa, el concepto es un punto de partida que permite descubrir que el tema de nuestra realidad se vuelve una preocupación y una necesidad que invita a la reflexión, más no la concreción de la realidad misma en una verdad absoluta: ¿el pasado maya existe? ¿Por qué hablamos de lo maya? Es como Mesoamérica: ¿existe, realmente? Sabemos que no. Pues, resulta que Mesoamérica es un término que inventó un alemán para referirse a una región específica de nuestro continente. Esto es lo que hay que revolver ahora, no para enredarnos en ese mundo de palabrejas desatinadas sino para saber cómo nos metimos, o nos metieron, en su enredijo. Si le decimos a un impúber de secundaria que discuta esto bajo esquemas escolares programados, sencillamente, no va a poder. Pues existe una “jerarquía intelectual” que tienen que ver con la acumulación de conocimientos previos. Las referencias del “secundariano” están limitadas a ciertos conceptos básicos. Pero es posible que ese mismo adolescente logre una buena pintura de ese tema si se le deja hacer una buena lectura de su entorno. El problema es que llega un momento que nuestro proyecto de vida está tan plagado de prejuicios y «marcos y corrientes teóricas» que no tenemos más que ir hacia donde la corriente va. Pero si aprendemos a ver el río desde afuera, antes de tirarnos al agua, nos daremos cuenta 14 Imagen 13 que para cruzar existen varias opciones; sólo falta un poco de ingenio. No hay que dejar que los grandes se hagan tan grandes al punto que, por su propio y gran peso, nos caigan encima. Aquí lo que cuenta es solamente lo que la persona está proponiendo como experiencia que se defiende. Ante todo, es vivir la experiencia: vivir la vida, al final de cuentas. Entonces, la intención del proyecto es seguir manteniéndonos en una discusión, por lo medios que sea, sin meternos en la cuestión estética, porque creo que lo más interesante es meter el tema ahí y ver cómo lo resuelve cada quien: resolver el problema de la praxis artística implica resolver nuestras propias vidas. Para ello, ¿es necesario volver al pasado? (ERIQUE) El pasado ya no es tan válido en el lenguaje pictórico. Cuando exponemos, mostramos la imagen de cada uno y, obviamente, la del grupo. La experiencia de la feria de arte (Feria Chiapas 2011) me dejó la sensación de que aún estamos casi imposibilitados para hablar sobre el tema, especialmente, cuando nos topamos con gente que, de alguna u otra manera, está involucrada directamente en el estudio de Imagen 14 estas civilizaciones. Lo recomendable es aclararse a uno mismo estas cuestiones, saber a ciencia cierta a qué pertenece, hacerse del conocimiento del lugar del que proviene, de la familia que tiene para que de este modo podamos defendernos a la hora de debatir y exponer nuestras ideas; sobre todo, porque la mayoría de nosotros pertenece a cierto grupo étnico. (OSBALDO) Pero, a veces, sucede que nada de lo que creemos ser lo hemos pensado nosotros. Llega alguien con placa de licenciado y dice: “Hazte a un lado porque eso tú no lo puedes explicar”. Por eso es que los antropólogos nos “aclaran” nuestras 15 vidas. Vienen y nos dicen cómo somos y qué pensamos, pero siempre usando e imponiendo categorías mentales que reducen al individuo a un archivo muerto; de ahí que se nos niegue la posibilidad de pensar o “repensar” lo que somos: el tsotsil ya era tsotsil e indígena desde mucho antes de que él se diera cuenta que lo era; es más, lo era sin serlo. (ANTÚN) Feliz es el que se acepta como indígena; y esto porque cree que está reconociendo una identidad. Pero ésta, también, es una imposición. ¿Cómo romper, entonces, con ello? Si parece que hoy el “indio” es feliz llamándose “indígena”; sobre todo, porque es lucrativo. ¿Gráfica Maya es lucrativa como para llamarnos Imagen 15 indígenas o defendernos como mayas? Nosotros nos hallamos en un círculo que está gestando pensadores, líderes, creadores libres que buscan dar su segundo paso. Por lo tanto, debemos preguntarnos: ¿Qué sigue? ¿Sobre qué vamos a debatir? Hace unos años yo defendía mucho la idea del indigenismo: ¡Yo soy indígena!, pregonaba. Pero uno crece, descubre y cambia mientras se gira en otro sentido. Así vamos rompiendo los esquemas que existen. Eso nos permite decir: “Ahora, yo soy esto; mañana, quién sabe”. De lo que se trata es de proponer, decidir y tomar la responsabilidad de hacer. Necesitamos dar otro paso para no estancarnos; de lo contrario, no vamos a crecer. (OSBALDO) ¿Es posible que nos quedemos a donde hemos llegado hasta ahora? La verdad es que hay flojera sobre este asunto. ¿Qué más sigue, pues? Y es curioso, pero parece que ya no tiene sentido hablar de esto porque, al final, ¿a quién le interesa hablar de lo que somos? En una época los pueblos indígenas se quejaban por la discriminación. 16 Imagen 16 Ahora resulta que es ganancioso decir: “Soy indígena”. Y hay gente de la “indiada” que se pone a favor de la “vida tradicional” e institucionalizada de los indígenas (muchas veces paupérrima y denigrante) aun viviendo como burgueses disfrazados. Se trata de personas que manejan autos propios y caros, con puestos públicos prominentes y casas exuberantes y cuentas en el banco, mientras se atreven a asegurar que “son los mestizos quienes nos están fregando”, cuando ellos se han vuelto los nuevos explotadores de los pueblos. Ese es el tema que tenemos que meter a discusión. ¿A quién le conviene esa declaración de lo maya o indígena, a fin de cuentas? Pareciera que eso no es más que una cuestión de poder. Así que todo se mueve de acuerdo a intereses y cada quien se acomoda como le conviene: van y llevan el discurso de la identidad “india” con gran aplomo, pero jamás dicen —o quizá ni saben— que la cosa, proveniente de más arriba, es que nos quieren mantener así para que no pensemos: “Síguele pintando y escribiendo como hasta ahora; lo tuyo son las maripositas, el bosque y la montaña: esa es tu identidad”. Nos siguen viendo como nos vieron los primeros españoles hace muchos siglos. Y lo peor es que no sólo lo hacen los llamados “mestizos”; hoy, el enemigo de los pueblos está también en su propio interior. (ANTÚN) Ahora es nuestra gente contra nuestra gente; eso es lo maya actual. Los que fueron escalando aprendieron cómo joder a otro. (OSBALDO) El enemigo ya no tiene rostro: es multidimensional y diverso; y es así como hay que mirarlo. La imagen del mestizo y el indio no sirve ya para explicar la hecatombe de las identidades de movimiento. ¿Necesitamos replantearnos nuestros mundos o basta con asumir un discurso étnico para asegurarnos un pasado y porvenir utópicos? 17 (FLOR) Imaginando en los temas que podría trabajar para pintar alguna cosa sobre la cultura Maya, pensé en lo que había escrito en mi tesis de la Universidad, en la que hablo sobre las mujeres curanderas y parteras de Zinacantán. En los relatos que ellas me contaron durante las entrevistas, se puede conocer cómo perciben la vida, el mundo y cómo reciben el don de curar. Entonces, conociendo todos estos saberes, me dije a mí misma: “Bueno, que no quede plasmado sólo en un texto, sino también en imágenes”. Este proyecto espero concluirlo pronto; aunque unos de mis obstáculos es la falta de tiempo y el conocimiento de algunas técnicas de dibujo. (OSBALDO) Cada quien pinta y pinta bonito; y hay quién pinta muy bien; y hay gente que viene a Gráfica Maya y hace buenos grabados. Pero tienen en la mente que la idea es venir a “aprender”; y no es cierto. Al menos, el tiempo que yo llevo compartiendo con el grupo me he convencido de que el taller no es para “aprender”, como cuando uno va a la primaria y tiene que “aprender” el abecedario. Yo creo que el punto interesante de un espacio como este, que no depende de nadie, más que de cada uno de los que participan, es que se puede hablar con mayor libertad. «Pintar» y «Pensar» son dos cosas muy diferentes, pero concatenadas al mismo tiempo. El que pinta es un pintor, mas el que «piensa» y «pinta» es un creador; y un creador es más que un artista. 18 Imagen 17 (PIERLUIGI) Lo que interesa es ver las historias desde abajo; o sea, ver un poco esas historias que no son la historia oficial, sino, más bien, las historias de las personas que no tienen una voz oficial en la historia. Entonces, un poco esa es mi preocupación y es lo que me lleva a seguir mis estudios, porque como se ha dicho: no me interesa ir detrás de las corrientes, sino hacer salir lo que está escondido, oculto por algo o por alguien. (OSBALDO) Todo está interconectado. Tanto la cuestión de la identidad como lo maya y la política. Aunque no se quiera, las políticas públicas y las iniciativas de gobierno nos afectan a todos. No solamente entra en juego la cuestión étnica, porque aunque hoy esa cuestión —así como la identidad— parece que ya no tiene sentido, se sigue explotando con fines económicos y políticos. Antes, quizá se podía hablar de una identidad en el sentido estricto de la palabra, pero, ahora, las “culturas” han entrado en una gran dinámica que cada vez es imposible saber quién es quién. A veces resulta más «indígena» el «mestizo» porque pareciera que él tiene mayor entusiasmo por el mundo maya —por las razones que sea—, igual que un extranjero que sueña con volverse chamán. ¿De qué sirve el patrimonio cultural y la etnicidad en estos tiempos? Como bien pregunta Pierluigi: “¿Cuál es la disputa alrededor de lo maya? ¿Qué importancia tiene el Programa Mundo Maya 2012 lanzado por Calderón y los gobiernos de los estados del área maya o el ch’uk que viste el gobernador Sabines?” Nada. Simplemente, que ese tipo de proyectos o programas turísticos y símbolos que se usan “están hechos para vender”, como bien ha dicho Antún. Ese es el discurso que permite negociar con los pueblos. Lo peor es que se acepta como una gran opción y la única alternativa. Lo maya se institucionaliza como un producto que se traspasa de mano en mano. Para el gobierno los mayas son los lacandones y la selva, “agua azul” y las tradiciones que se han vuelto patrimonio cultural de la humanidad, 19 Imagen 18 como si, ésta, no pudiera aspirar a otra cosa más, como si la vida se tuviera que detener en ese punto de la historia exactamente. Pero eso es, en efecto, lo que se busca: estandarizar la cultura para negarle al hombre la posibilidad de renovarse. ¿Por qué habría de cambiar el sistema sus formas de apropiación de los recursos naturales y culturales? Sólo por una razón: que las formas de explotación no estén rindiendo las ganancias suficientes para seguir manteniendo el poder y el control. Si los ecosistemas se están convirtiendo en museos ecológicos, sin duda, llegará el momento en que el hombre sea excluido de la cultura y convertido en un Imagen 19 producto simple de ella; como ha sucedido ya con las supuestas tradiciones llamadas “Patrimonio de la Humanidad”, donde los hombres ven a los hombres como parte del pasado, de una historia congelada. O como celebra de forma estúpida e irresponsable el actual Ayuntamiento de San Cristóbal en su oferta turística al afirmar que, en dicha ciudad, “lo mismo se observa a un niño indio que ofrece limpiar los zapatos que a una mujer que oferta un textil de vivos colores” (en Jovel, Enero 2012: 20). ¡Esto es el colmo! Ahora resulta que la pobreza, la desigualdad y la marginación son parte de una identidad. Imagen 20 ¿De qué diablos estamos hablando: de resistencia cultural o asistencia sistémica? En fin, ahí la dejamos… 20 De los dialogantes Antún Kojtom Lam Artista maya tseltal que nace en la comunidad tenejapaneca de Ch’ixaltontik, Chiapas. Autodidacta, es un experto impresor, dibujante, pintor y muralista. Ha expuesto personalmente en distintos países de Europa (Italia, Francia, España, Bélgica y Austria) y América (México, Estados Unidos de América, Guatemala y Brasil). Fundador del colectivo Gráfica Maya. Enrique Peko T’iw Maya Tsotsil originario de La Libertad, municipio de Huixtán en el estado de Chiapas. Actualmente, vive en la ciudad de San Cristóbal de Las Casas. Es profesor de nivel primaria y miembro activo de Gráfica Maya a partir del año 2009. E-Mail: [email protected] Floridelma Sántiz López Nace en Oxchuc, Chiapas, pero radica en San Cristóbal de las Casas. Es Licenciada en Pedagogía e imparte clases en el nivel medio superior. Pertenece desde hace dos años a Gráfica Maya, donde ha incursionado en la pintura y grabado. Ha participado en exposiciones colectivas. E-Mail: [email protected] José Osbaldo García Muñoz Pintor nacido en el municipio de Unión Juárez, en la región maya mam del estado de Chiapas, México. Ha cursado Diplomados en Creación Literaria y Composición Pictórica; estudia la licenciatura en antropología social (UNACH) y escribe para su blog personal sobre temas artísticos y sociales. E-mail: [email protected] Blog: www.el-mayoral-ujkpaj.blogspot.com Pierluigi Verardi Licenciado en ciencias de la comunicación en Roma (Italia) es estudiante de la maestría en Antropología social de Ciesas Sureste. Se ha interesado en los procesos educativos y el cambio cultural en las comunidades autónomas de Chiapas. Actualmente, investiga los cruces entre arte, cultura y poder en colaboración con el colectivo Gráfica Maya. 21 Imágenes 1. “Los dioses cuidan el sueño del jaguar” (detalle). Alberto Tonjol. Grabado. 2. “Dios Solar” (detalle). El Mayoral. Óleo sobre tela. 3. “Carnaval de Zinacantán”. El Mayoral. Óleo y miel de maíz sobre papel. 4. “Pesadilla No. 2”. Lisandro Solís. Grabado. 5. “La mujer colgada”. Jama Asunción. Grabado. 6. “Ch’in Balam”. Enrique Peko. Grabado. 7. “Juego de Pelota”. Pedro Tsujkin. Grabado. 8. “Jaguar de Bala”. Alux Antún. Grabado. 9. “Mi comunidad”. Miriam Gómez. Grabado 10. “Ixchel” (detalle). Maritza Pérez. Grabado. 11. “Suspenso” (detalle). Antún Kojtom. Grabado. 12. “Niyuu Niyee”. Enrique Peko. Grabado. 13. “Equilibrista sobre el humo”. Yeeni García. Crayola sobre papel. 14. “Dualidad”. Antún Kojtom. Óleo sobre tela. 15. “Mujer-Jaguar”. Antún Kojtom. Grabado. 16. “Mujer maya”. Floridelma Sántiz. Grabado. 17. “Ritual tsotsil”. Andrés E. García. Grabado. 18. “Inocencia”. Erik Hernández. Grabado. 19. “Asclepiodoto”. Carlos Jiménez. Óleo sobre tela. 20. “Sueños y realidades”. Xitlaly Gómez. Grabado. 22 Bibliografía citada Ayuntamiento Constitucional San Cristóbal de las Casas 2011-2012. Enero 2012. “San Cristóbal de las Casas: Capital Cultural”. Jovel, No. 65. Pag. 20. Correa Enríquez, René. 2010. Paseos por la Narrativa Chiapaneca de Ficción. Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas. Fernández dos Reis, Magno. Noviembre 2011. Azabache Brasil (PDF). San Cristóbal de las Casas, Chiapas. Van Gogh, Vincent. 2000. Cartas desde la locura. Ediciones Coyoacán. México, D. F. 23