¿Precursor de una nueva forma internacional de toma de decisiones?

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¿Precursor de una nueva forma internacional de toma de decisiones?
¿Precursor de una nueva forma internacional de toma de decisiones? – Un informe
sobre los debates del CSA sobre la tierra, Roma, octubre, 8-16, 2010
Por Sofia Monsalve, FIAN Internacional
La primera sesión del reformado Comité de Seguridad Alimentaria Mundial (CSA), que
concluyó el día 16 de octubre, había sido ansiosamente esperada. Por lo menos cinco
asuntos muy relevantes aparecían en la agenda: la seguridad alimentaria en crisis
prolongadas, la volatilidad de los precios de la alimentación, el desarrollo de un Marco
Estratégico Global para la Seguridad Alimentaria, y el tema de la tenencia de la tierra y
la inversión internacional en la agricultura.
Ya la introducción del tema de tierra entre los asuntos claves de la agenda del CSA
merece reconocimiento. La falta de acceso a la tierra y los recursos naturales de los/-as
pobres urbanos y rurales sigue siendo una de las principales causas del hambre y la
pobreza en el mundo. Ahora más que nunca, a la luz del auge actual de conflictos por
tierras y recursos naturales, de desalojos forzosos y masivos, de desplazamientos
violentos y de la (re)concentración de tierra y recursos naturales en las manos de unos
pocos/-as, debido a las nuevas formas de acaparamiento de tierras. En cierto modo, el
dar una respuesta internacional a los problemas actuales sobre la tierra pone a prueba
la efectividad del CSA.
En concreto, el CSA debatió dos iniciativas en la mesa redonda sobre políticas: las
Directrices Voluntarias de la FAO sobre la gobernanza responsable de la tierra y los
recursos naturales (DV) y los Principios para unas Inversiones Responsables en la
Agricultura que respeten los derechos, los medios de subsistencia y los recursos (IRA).
Durante el foro de la sociedad civil, celebrado con anterioridad al CSA, las
organizaciones, entre las que se incluían los/-as miembros del grupo de trabajo del CIP
sobre reforma agraria y territorio, tales como La Vía Campesina, el Consejo
Internacional de Tratados Indios, la Coalición de Mujeres Asiáticas Rurales, PROPAC,
Focus on the Global South y FIAN , junto con otras organizaciones como OXFAM,
desarrollaron una posición común que fue presentada en la mesa redonda sobre
políticas del CSA. Esta posición incluía los siguientes puntos clave:
1. Recordar la importancia de la Conferencia Internacional sobre Reforma Agraria
y Desarrollo Rural (CIRADR), e instar a los Estados para que implementen los
compromisos que adoptaron en la declaración final de la CIRADR, en lo relativo
al acceso seguro y control sobre la tierra y los recursos naturales para
productores de alimentos a pequeña escala, una reforma agraria genuina y
políticas para el desarrollo rural sostenible.
2. Pedir al CSA que apoye las Directrices de la FAO para la tierra y los recursos
naturales, con atención especial a lo siguiente:
• Reiterar la importancia de basar las directrices en instrumentos vigentes
del derecho internacional de derechos humanos.
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• Establecer un grupo de trabajo intergubernamental para construir
adecuadamente un consenso sobre el texto de las directrices.
• Estas directrices son un paso crucial en el fortalecimiento del régimen
existente de protección de los derechos de los productores y
proveedores locales de alimentos; otras medidas e iniciativas deberán
seguir fortaleciendo dicho régimen, por ejemplo, regulando las
operaciones financieras internacionales, el comercio internacional, etc.
3. Pedir al CSA que no aprueben los IRA, ya que no son un instrumento adecuado
para regular las inversiones privadas; además, los principios IRA se han
formulado mediante un proceso exclusivo sin la participación de las
comunidades y sectores sociales más afectados por las inversiones agrícolas,
especialmente las inversiones privadas. Sin duda, se necesitan marcos legales
internacionales ejecutables y regulaciones públicas para todas las inversiones
relacionadas con la tierra, incluyendo provisiones sobre las obligaciones extraterritoriales de los Estados, para regular y hacer responsable a las compañías
privadas de sus operaciones en el extranjero.
4. Pedir una moratoria para las grandes adquisiciones de tierras (contrato o
compra) por compañías privadas, dada la urgencia de los problemas de
despojo, desalojos y desplazamientos generados por la inversión privada a gran
escala.
5. Solicitar al CSA el comienzo de un debate abierto e inclusivo sobre los tipos de
inversiones agrícolas que se necesitan para garantizar una producción agrícola
y alimentaria agro-ecológica, con una debida atención para los distintos tipos
de productores de alimentación (pueblos indígenas, pastores nómadas,
pescadores artesanales, y campesinos/-as), teniendo consideración especial
con las necesidades de las mujeres y los/-as jóvenes.
Los/-as participantes, tanto los/-as representantes de los gobiernos como de la
sociedad civil expresaron un apoyo universal para continuar con el proceso de
elaboración de las Directrices de la FAO. El debate se centró en cómo, y sobre todo,
cuándo aprobar las Directrices. Mientras la Unión Europea quería que las Directrices
fuesen adoptadas en la próxima Conferencia de la FAO en junio 2011, China,
Afganistán, y México no querían concretar una fecha exacta para su aprobación.
Entonces, FIAN intervino vigorosamente e instó a los gobiernos para que tomasen
acción sin retraso en uno de los temas más urgentes de nuestro tiempo; esta
intervención dio lugar al compromiso acordado: las Directrices se presentarán en la
próxima sesión del CSA en octubre del 2011 En cuanto a la modalidad de la
negociación, el CSA aceptó la propuesta de las CSO de establecer un grupo de trabajo
intergubernamental para revisar el primer borrador de las Directrices, que será
presentado por el equipo de Tenencia de Tierra de la FAO a principios de 2011.
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Sobre los IRA, varios gobiernos, particularmente Sur África, Egipto, en nombre del
grupo del oriente próximo, China y los/-as representantes de la sociedad civil
expresaron una fuerte oposición a la aprobación de los IRA. Como las OSC, los
gobiernos adujeron que no había habido un proceso consultativo adecuado en lo
relativo a esta iniciativa. Al final, el CSA no endorsó este proceso, pero sólo tomó nota
de él y decidió, en línea con su papel, comenzar un proceso inclusivo de consideración
de los IRA en el seno del CSA.
Ambas decisiones del CSA representan un logro importante del grupo de trabajo del
CIP para la reforma agraria y el territorio.Si los movimientos sociales y otras
organizaciones de la sociedad civil pueden discutir en igualdad de condiciones con sus
gobiernos, se marca una gran diferencia en los resultados. El Banco Mundial y otras
agencias de la ONU no pueden seguir promoviendo los IRA, legitimando de este modo
la adquisición de tierras a gran escala. Sin duda, los IRA se vieron debilitados. Un
debate inclusivo sobre cómo regular todas las inversiones relacionadas con la tierra,
incluyendo provisiones sobre las obligaciones extraterritoriales de los Estados en la
regulación y en hacer a las compañías responsables de sus operaciones en el
extranjero, sin duda está a la orden del día. En este punto, quizás no estemos de
acuerdo con los países que bloquearon el debate sobre los IRA en el CSA. En general,
esperamos que el CSA aborde, en sus debates del año que viene, la siguiente pregunta
clave: ¿Qué tipos de inversión agrícola son necesarios para apoyar la producción
agrícola y alimentaria agro-ecológica con una debida atención a los distintos tipos de
productores de alimentos (pueblos indígenas, pastores nómadas, pescadores
artesanales, y campesinos/-as), y teniendo consideración especial para las mujeres y
los/-as jóvenes?
Por otro lado, esperamos un proceso serio de negociaciones sobre las Directrices de la
FAO, para que se revistan de una legitimidad y apoyo fuerte, y movilicen la voluntad
política necesaria para garantizar una protección efectiva y la realización de los
derechos a la tierra y los recursos naturales de las mujeres, los/-as jóvenes y los
pueblos indígenas, pastores nómadas, campesinos/as, pescadores artesanales, y
comunidades tradicionales. Las Directrices de la FAO pueden convertirse en un
instrumento importante para combatir el acaparamiento de tierras, pero
indiscutiblemente, no son el único instrumento necesario para prevenir el
acaparamiento de tierras. Otras iniciativas, como regulaciones estatales obligatorias y
estrictas para los inversionistas en varios campos, como por ejemplo, mercados
financieros, inversiones, agricultura y políticas de comercio, también deben ser
desarrollados.
Mientras se lleve a término este proceso, reiteramos nuestra llamada a una moratoria
en las adquisiciones de tierras a gran escala (contrato o compra) por compañías
privadas dada la urgencia de los problemas de despojo, desalojos, y desplazamientos
surgidos a causa de la inversión privada a gran escala. También nos comprometemos a
apoyar la lucha de las comunidades locales contra el acaparamiento de tierras y a
construir alianzas fuertes que mantengan la tierra en manos de los/-as campesinos/3
as, pueblos indígenas, pescadores artesanales, pastores nómadas, y comunidades
tradicionales.
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