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Transcripción
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qwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwerty uiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasd fghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzx cvbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq EL ORIGEN DEL AVE FÉNIX wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui Marta Iglesias Prado opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg hjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg hjklzxcvbnmqwertyuiopasdfghjklzxc vbnmqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmq wertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyui opasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopasdfg hjklzxcvbnmrtyuiopasdfghjklzxcvbn mqwertyuiopasdfghjklzxcvbnmqwert yuiopasdfghjklzxcvbnmqwertyuiopas BRONCE VII CERTAME LITERARIO LETRAS DE BABEL 2016 EL ORIGEN DEL AVE FÉNIX Marta Iglesias Prado Tal vez no me creas, puede que mantengas que esto sea mentira, pero no deberías. Todo lo que te contaré a continuación es real, pero solo tú tienes el poder de darle vida y sentido a esta historia. Comenzaré por presentarme. Me llamo Ikki y no soy un ser como tú, no soy un Homo sapiens. Mi especie es un tanto distinta, y lo más seguro es que más de una vez hayas oído hablar de ella. Yo soy un Ave Fénix. Si ya has escuchado alguna historia en la que se nombre a algún Fénix, sabrás cuál es nuestra principal propiedad. Pero resulta que yo no se quién eres y por lo tanto cabe la posibilidad de que no tengas ni la más remota idea de lo que te hablo. A nosotros se nos conoce por tener la capacidad de resurgir de nuestras cenizas, es decir, cuando llega la hora de nuestra muerte, nuestro cuerpo se envuelve en llamas y, acto seguido, de las propias cenizas, nace un nuevo Fénix. Por esto mismo los humanos nos tienen como símbolo de superación, de fortaleza, de mejora, etc. Realmente no lo entiendo. Lo que pasa es que somos unos seres increiblemente dejados y pesimistas. Cada vez que vemos grandes complicaciones simplemente nos autoincineramos y esperamos a que el nuevo Fénix se coma nuestro marrón. Si estoy contando todo esto es porque yo mismo estoy sorprendido de lo sobreadorados que estamos. Puede que también sea porque me acabo de dar cuenta de nuestro verdadero origen. Y a eso voy ahora, al verdadero origen del Ave Fénix. Todo esto pasó hace un número indefinido de años y en un lugar también impreciso. Un hombre mayor andaba por un monte. Todo estaba tranquilo y él anciano observaba el bosque caminando feliz. Aquel señor iba acompañado de un pájaro, pero no uno cualquiera, no. Fácilmente se le podría denominar “El pájaro”, pues era el ave más hermosa jamás contemplada en la faz de la Tierra. Tenía el aleteo más elegante imaginable y el plumaje de colores tan vivos que fascinaban a cualquiera que tuviera la suerte de verlo. Las horas fueron pasando y la noche se abrió paso en el monte. El hombre no sabía ya donde estaba y por momentos el ambiente se iba volviendo espantosamente hostil. Tras un largo rato, el señor y aquel pájaro llegaron a un claro. El hombre prendió una hoguera y, tras entrar en calor, se fue a buscar alguna fruta que comer. Al alejarse mucho de la fogata, la visibilidad se volvió casi nula y no podía ver donde pisaba, cayendo con tan mala duerte en arenas movedizas. El hombre al ver que si no hacía algo rápidamente moriría, gritó desesperadamente el nombre de su pájaro. El ave, que no se veía capaz de salvar a su amo, se tiró en la hoguera, muriendo, para días después, de las cenizas, salir un nuevo ser, ese que a partir del acto de cobardía del pájaro, adquirió el poder de resurgir de sus cenizas.