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UNIVERSIDAD DE GUADALAJARA
Centro Universitario de Ciencias Biológicas y Agropecuarias
División de Ciencias Biológicas
Departamento de Ciencias Ambientales
INSTITUTO DE NEUROCIENCIAS
"Preferencia por la estimulación visual maternal o
erótica en madres biológicas: correlatos
electroencefalográficos"
Tesis
que para obtener el grado de
MAESTRO EN CIENCIA DEL COMPORTAMIENTO
(ORIENTACIÓN NEUROCIENCIA)
Presenta
Rosa María Hidalgo Aguirre
Comité tutorial
Dra. Marisela Hernández González (Directora)
Dr. Miguel Ángel Guevara Pérez (Codirector)
Dra. Olga Inozemtseva
Dra. Claudia Amezcua Gutiérrez
Dr. Ángel Ismael Melo Salazar
Guadalajara, Jalisco
Marzo de 2015
1
AGRADECIMIENTOS
5
DEDICATORIA
7
RESUMEN
8
ABSTRACT
10
I. INTRODUCCIÓN
12
II. ANTECEDENTES
14
CAPÍTULO 1. POSTPARTO
14
CAMBIOS CONDUCTUALES
CONDUCTA MATERNAL
CAMBIOS NEURALES
CAMBIOS HORMONALES
LACTANCIA
LACTANCIA Y CONDUCTA SEXUAL
CAMBIOS EN LA SENSIBILIDAD SENSORIAL
15
15
17
21
22
26
29
CAPÍTULO 2. ESTIMULACIÓN VISUAL
30
ESTÍMULOS VISUALES CON CONTENIDO MATERNAL
ESTÍMULOS VISUALES CON CONTENIDO ERÓTICO O SEXUAL
31
32
CAPÍTULO 3. SISTEMAS NEURALES IMPLICADOS EN EL PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN
SENSORIAL
34
PARTICIPACIÓN DE LA CORTEZA PREFRONTAL (CPF) EN EL PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN SENSORIAL
PARTICIPACIÓN DE LA CORTEZA PARIETAL EN EL PROCESAMIENTO DE LA INFORMACIÓN SENSORIAL
36
39
CAPÍTULO 4. PREFERENCIA
42
CAPÍTULO 5. ACTIVIDAD ELECTROENCEFALOGRÁFICA (EEG)
44
2
III. PLANTEAMIENTO DEL PROBLEMA
48
IV. OBJETIVO GENERAL
49
OBJETIVOS ESPECÍFICOS
49
V. HIPÓTESIS GENERAL
50
HIPÓTESIS ESPECÍFICAS
50
VI. PARTICIPANTES Y MÉTODO
51
PARTICIPANTES
ESTÍMULOS VISUALES
REGISTRO ELECTROENCEFALOGRÁFICO
CONDICIÓN I: LÍNEA BASAL (LB)
CONDICIÓN II: ESTIMULACIÓN VISUAL
51
53
54
55
55
VII. VARIABLES
58
VARIABLES INDEPENDIENTES
VARIABLES DEPENDIENTES
VARIABLES ELECTROENCEFALOGRÁFICAS
VARIABLES CONDUCTUALES
58
58
58
59
VIII. ANÁLISIS ESTADÍSTICO
59
IX. RESULTADOS
60
INSTRUMENTOS DE BECK Y NEUROPSI
RESULTADOS CONDUCTUALES
PREFERENCIA: PORCENTAJE DE FRECUENCIA DE OBSERVACIÓN DE LOS VIDEOS
ESCALA ARIZONA DE EXPERIENCIA SEXUAL
VALENCIA Y ACTIVACIÓN DEL VIDEO MATERNAL
VALENCIA Y ACTIVACIÓN DEL VIDEO ERÓTICO
ACTIVACIÓN SEXUAL GENERADA POR EL VIDEO ERÓTICO
RESULTADOS ELECTROENCEFALOGRÁFICOS
CORRELACIÓN INTRAHEMISFÉRICA (RINTRA)
CORRELACIÓN INTERHEMISFÉRICA (RINTER)
61
62
62
63
64
65
66
67
67
72
3
X. DISCUSIÓN
77
XI. LIMITACIONES Y PERSPECTIVAS
87
XII. CONCLUSIONES
88
XIII. REFERENCIAS
90
XIV. ANEXOS CUESTIONARIO DE DATOS GENERALES
103
INVENTARIO DE DEPRESIÓN DE BECK
INVENTARIO DE ANSIEDAD DE BECK
NEUROPSI (SUBPRUEBA DE ATENCIÓN)
ESCALA SAM Y ACTIVACIÓN SEXUAL
ESCALA ARIZONA DE EXPERIENCIA SEXUAL FEMENINA (ASEX)
ESCALA KINSEY
107
111
113
115
116
117
ACTA COMITÉ DE ÉTICA
118
4
Agradecimientos
A Dios por permitirme llegar a este momento de mi vida. Por darme la oportunidad
de iniciar este viaje, recorrido que por muy lejos de terminar, apenas comienza. Le
pido fortaleza, determinación y mucha paciencia, para lograr cada una de las metas
propuestas.
A Alan Abraham Lomelí Cibrián, por creer en mí en cada momento, incluso en
aquellos en los que ni yo misma creía en mí. Por formar parte de cada idea y
apoyarme, por loca que fuera. Por ser esa fuente inagotable de ánimos, sonrisas, y
aguantarme en cada momento de histeria, que debo reconocer que fueron infinitos
en los últimos dos años. Existen tantas cosas que debería decir que no es suficiente
este espacio para hacerlo, pero sin más, gracias.
A mis papás, que aun sin entender qué es lo que hago no se cansan de animarme,
de regañarme porque no aprendo a controlar mis nervios en las presentaciones. Por
el apoyo, estar siempre ahí, en cada enojo y alegría.
A Marai Pérez Hernández, por sus atinados consejos, tanto personales como
profesionales, por sus infinitas revisiones a mi proyecto, por ser además de mi
amiga, mi guía y mentora, gracias.
A Carolina Sotelo Tapia, por recordarme la inocencia e ingenuidad de una sonrisa,
por fortalecer la idea de quién quiero ser y a qué quiero llegar. Por enseñarme a
apreciar los chistes, por absurdos que sean, y sin darse cuenta por darme esa
confianza para volver a creer, confiar en las amigas y a tener una hermana.
A mis compañeros de laboratorio, Mayra Liliana Ramírez Rentería, Ivett Sandoval
Carrillo, Mayra Linné Almanza Sepúlveda, Pedro Cortés Esparza, Edwin Cruz
Paniagua, Diego Chapa García Abascal, Julio César Llamas Alonso, Jorge Hevia
Orozco, Alejandra Siu Solorio, Carolina Gómez, David González Tapia, Miroslava
Díaz Amezcua, por ser mi familia más que compañeros de trabajo. A Enrique
Hernández Arteaga, por aguantarme sin deberla ni temerla en mis ataques de
estrés, desde mi baile típico para liberar el estrés, hasta asomar el colmillo, y aun
así, tolerarme y reírse conmigo, o de mí.
A la Dra. Claudia Amezcua y al Dr. Miguel Ángel Guevara, mejor conocido como el
doc, quienes logran llevarme al límite de mis capacidades, y más que ser mis jefes y
mentores, han sido mis dos grandes amigos constantes a lo largo de los años que
5
llevo en el Instituto de Neurociencias, gracias por el apoyo, por la amistad y por creer
en mí.
A la Dra. Olga Inozemtseva y al Dr. Ángel Melo, quienes con sus sugerencias y
consejos me han ayudado a tener una nueva perspectiva para la investigación.
A la Dra. Marisela Hernández González, por su infinita paciencia, sus múltiples
enseñanzas, regaños a tiempo, por ayudar a enamorarme del mundo de la
investigación, por enseñarme que en éste lo que se necesita es determinación para
poder levantarnos cuando los demás nos desanimen, para seguir caminando y
luchando, por darme una segunda oportunidad de trabajar con ella, y a pesar de que
aún no soy experta escribiendo, siempre me ayuda a mejorar. Porque con su
ejemplo me motiva a continuar, y a creer en que todos tenemos la oportunidad de
crecer y madurar en el área.
A mis compañeros de generación, que lograron llegar a ser parte importante de mi
formación como Maestra, en especial a Gabriela González, América García y Daniel
Benítez, quienes más que eso, se convirtieron en amigos, de esos que no se
olvidan, gracias por las horas de estudios, las locuras, sonrisas, pero más que nada
por las enseñanzas de vida.
A María Fernanda Padilla Aguirre y Susana Jiménez Aguirre, por ser de esas primas,
que más que familia, son mis mejores amigas, que en las buenas y malas estaban
ahí, por los cafés, por las bromas, por las experiencias, por crecer a mi lado, y por
entender que en esos momentos difíciles es cuando nada más importa.
A todas las participantes que lograron que este proyecto se llevara a cabo, gracias
por las entrevistas que más que eso fueron charlas entre confidentes, que me
enseñan a entender su nueva perspectiva de vida.
Gracias a quien lea esto, pero en especial a quien lea la tesis, porque me costó más
de lo que aparenta y de lo que se refleja en estas páginas, de nuevo gracias.
6
Dedicatoria
A cada una de las mamás que participaron en este estudio, porque por obvio que
parezca, son la base del mismo, porque trato de entender cómo funciona el cerebro,
cómo se establece la conducta maternal, y cómo cambian los procesos
motivacionales de una mujer. Porque trato de darle sentido a las neuronas, sinapsis,
neurotransmisores y cómo esto le da una función diferente a las estructuras
cerebrales específicas, cómo se refleja esto en el electroencefalograma y
simplemente lo vemos como conducta, de esa que es tan cotidiana e ignoramos con
el día a día.
Al amor de mi vida, por despejar cada duda y miedo que se siembra en mi cabeza,
por no dejar de creer en mí y ayudarme a creer en mí misma día a día.
A mi familia, porque cada uno de ellos a su manera me enseña algo nuevo cada día,
a Isabella Hidalgo González y María Magdalena Gutiérrez, por ser unas guerreras
incansables a la medida de la vida, mis mejores deseos a ustedes.
7
Resumen
El periodo postparto es un estado reproductivo crítico en el que la mujer presenta
importantes
cambios
hormonales,
neurales,
conductuales,
emocionales
y
somatosensoriales. Los cambios hormonales sustentan la aparición de la lactancia,
la cual mantendrá la inhibición del ciclo ovárico, que ha sido asociado con una
disminución de la libido y menor interés por todos aquellos estímulos que no estén
relacionados con el bebé, esto se observa principalmente en madres primerizas.
Aunado a lo anterior, se sabe que el “cerebro maternal”, como resultado de los
cambios hormonales durante el proceso de gestación y la interacción con el bebé,
funciona de manera diferente, por lo que en el presente estudio se evaluó, mediante
la técnica electroencefalográfica (EEG), el grado de acoplamiento EEG entre áreas
prefrontales y parietales que presentan madres lactantes primerizas durante la
observación de videos con contenido maternal y erótico, así como la preferencia,
valencia y activación (general y sexual) en relación a tales estímulos. Participaron 24
madres lactantes primerizas clasificadas en tres grupos: Lactantes 1 (L1 de 1.5 - 3
meses postparto (PPT), Lactantes 2 (L2, de 4 – 5.5 meses PPT) y Lactantes 3 (L3,
de 6.5 – 8 meses PPT), además de un cuarto grupo control, No madres (NM), que
estuvo conformado por 8 mujeres nulíparas. Se efectuó el registro EEG en las
derivaciones prefrontales (F1, F2, F3, F4) y parietales (P3, P4) durante la
observación de los videos maternales y eróticos mediante un sistema computacional
que les permitía seleccionar, a voluntad, cuál video observar, para finalmente
calificar tales videos mediante la escala de Autoevaluación Manikin. De manera
general, se encontró que las madres prefirieron ver estímulos con contenido
maternal en comparación con las no madres, aunque en los periodos más lejanos al
parto tanto el estímulo maternal como el erótico resultaron atractivos y relevantes de
acuerdo a la escala Manikin y de activación sexual: al observar videos eróticos las
madres lactantes del grupo L3 llegaron a presentar una activación sexual similar a
aquella de mujeres no madres. Sólo las madres más cercanas al parto (L1)
presentaron una menor correlación EEG en ambos hemisferios ante el estímulo
8
erótico, lo cual podría asociarse con el “conflicto emocional” o quizá con una
“ambivalencia emocional” que les genera tal estímulo. A partir de los 4 meses PPT
las madres lactantes de los grupos L2 y L3 presentaron un patrón de acoplamiento
prefronto-parietal característico por lo que es probable que en estos periodos más
alejados al parto el estímulo sexual ya no les resulta tan indiferente y por ende, tanto
el estímulo maternal como el sexual son atractivos y relevantes. Estos resultados
aportan información respecto a los cambios funcionales del cerebro que
experimentan las madres lactantes a través del periodo postparto, asociados al
procesamiento de estímulos maternal y sexualmente relevantes.
9
Abstract
The postpartum period is a critical reproductive state in which the women have
several hormonal, neural, behavioral, emotional and somato-sensitive changes. The
hormonal changes underlying the onset of the lactation, have been associated with
the persistent ninhibition of ovaric cycle, that primarly in primiparous mothers, are
associated with a diminished libido and less interest for those entire stimuli not
related to the newborn. Added to this, it is known that the “maternal brain”, as a result
of the hormonal changes and the persistent interaction with the newborn, works in a
different
manner,
so
in
the
present
study
was
evaluated
by
the
electroencephalographic technique (EEG), the degree of EEG coupling between
prefrontal and parietal areas in primiparous nursing mothers during the observation of
videos with maternal and erotic content, their preference, valence and activation
(general and sexual) related to those stimulus. In this study participated primiparous
nursing mothers who formed three groups (PPT): Nursing 1 (N1, of 1.5 to 3 PPT
months), Nursing 2 (N2, of 4 to 5.5 PPT months) and Nursing 3 (N3, of 6.5 to 8 PPT
months), and a fourth as a control group, conformed by nulliparous women´s (NM).
EEG were recorded on prefrontal (F1, F2, F3, F4) and parietal (P3, P4) derivations
during the observation of the maternal and erotic videos, through a computational
system which allowed select, at will, which video watch, and at the end of it, they
rated each video by a Self-Assesment Manikin Scale. In general, was confirmed that
nursing mothers prefer the videos with maternal content compared with the nonmothers, even though in the periods farthest to delivery, both maternal and erotic
stimulus were attractive and relevant according to the Manikin and the sexual
activation scale: while observing erotic videos, the N3 group reached a sexual
activation similar to the observed in the NM group. Only the mothers nearest delivery
(N1) exhibit a lower EEG correlation in both hemispheres towards the erotic stimuli,
which could be associated with the “emotional conflict” or maybe with an “emotional
ambivalence” generated by that stimulus. From the fourth PPT month, the N2 and N3
groups exhibited a prefronto-parietal characteristic coupling pattern, so it is likely that
10
in the farthest months of the delivery, the sexual stimuli it isn´t so indifferent, and then
both stimulus are attractive and relevant. These results provide information about the
brain functional changes experienced by the nursing mothers through the postpartum
period, associated to the processing of maternal and sexually relevant stimulus.
11
I. Introducción
Durante el embarazo ocurren dramáticos cambios hormonales en la mujer que
permiten el mantenimiento del mismo, la inhibición del ciclo ovárico, la inhibición de
la producción de prolactina antes del parto, además de los cambios físicos y
emocionales asociados a este periodo. De manera similar, el periodo postparto es un
estado reproductivo crítico, en el que la mujer presenta cambios relacionados con
ciertas modificaciones anatómicas y funcionales del cerebro debido, tanto a las
variaciones hormonales, como a la interacción con los estímulos provenientes del
infante, facilitándole a la madre el despliegue de las conductas maternales y la
manifestación de importantes cambios motivo-emocionales.
Entre las conductas más representativas que se presentan en este periodo se
encuentra la lactancia, durante la cual el ciclo ovárico permanece inhibido y,
principalmente en madres primerizas, se asocia con una disminución de la libido y
menor interés por todos aquellos estímulos que no estén relacionados con el bebé.
Existen reportes subjetivos sobre la variación en la motivación sexual durante el
periodo postparto; en dichos estudios existe gran variabilidad en cuanto a sus
resultados, dificultando determinar si se experimenta una disminución o aumento de
la motivación sexual y por ende, no se sabe si la preferencia por observar un
estímulo visual sexual y uno maternal cambia dependiendo del periodo postparto en
que se encuentre la madre. Así mismo, no ha sido estudiado si el procesamiento
cerebral de los estímulos sexual y maternalmente relevantes se modifica durante el
periodo postparto, como se ha reportado en otros estados reproductivos.
El presente trabajo describe una propuesta metodológica para evaluar de
forma objetiva la preferencia de madres primerizas por observar estímulos visuales
con contenido maternal o erótico, en diferentes periodos postparto, así como el
acoplamiento funcional de la corteza frontal y parietal posterior durante la
observación de tales estímulos visuales.
En el primer capítulo, se recopilan los antecedentes que brindan aportaciones
del periodo postparto en madres primerizas; se detallan los cambios conductuales,
12
neurales y hormonales que propician el inicio y el mantenimiento de la conducta
maternal, así como el inicio de la lactancia. Asimismo, se describen los cambios en
la sensibilidad sensorial, remarcando la mayor atención a los estímulos del bebé y la
preocupación maternal primaria, así como la inhibición del ciclo ovárico con altos
niveles de prolactina y bajos niveles de estrógenos asociados a la disminución de la
libido que repercute en la activación y/o frecuencia de la conducta sexual.
En el segundo capítulo se describe la importancia de la estimulación visual
para la interacción maternal y sexual y se describen diversos estudios en los que se
ha utilizado la presentación de videos y/o fotografías, como técnicas de estimulación
visual, así como evaluaciones subjetivas para medir activación o “arousal sexual”.
Las bases neurales implicadas en el procesamiento de la información
sensorial tanto de la conducta maternal como de la conducta sexual se exponen en
el tercer capítulo, mientras que en el cuarto, se plantea la preferencia como concepto
clave para evaluar el mayor o menor interés que presentan las madres hacia los
estímulos relacionados con el bebé o con la conducta sexual. Finalmente, en el
quinto capítulo se describe la técnica electroencefalográfica (EEG) utilizada en este
estudio, la cual, gracias a su alta resolución temporal y flexibilidad, permite registros
desde milisegundos hasta horas o días y permite obtener información del grado de
acoplamiento electroencefalográfico entre diferentes sitios corticales.
La revisión de los antecedentes pone de manifiesto la necesidad de avanzar
en el estudio de las bases neurofisiológicas que sustentan los cambios en la
motivación maternal y sexual de madres primerizas, por lo que en la segunda
sección de este protocolo se describen detalladamente los aspectos metodológicos
que se diseñaron a fin de realizar la investigación, que tiene como principal objetivo
caracterizar el grado de acoplamiento EEG prefrontal y prefronto-parietal de madres
lactantes primerizas durante la observación de estímulos visuales con contenido
maternal o erótico en tres diferentes periodos del postparto (1.5-3.0, 4.0-5.5 y 6.5 a
8.0 meses).
13
II. Antecedentes
CAPÍTULO 1. POSTPARTO
El postparto es un estado de transición de la etapa de estrecha relación que hay
entre la madre y su hijo durante el embarazo, hacia un periodo de mayor
“autonomía” para ambos. Es la etapa en la que se presentan las conductas de
cuidado dirigidas hacia la progenie, donde la interacción psicológica gradual y
permanente de la madre con el recién nacido es la base de la futura relación afectiva
entre ambos, formándose el vínculo madre-hijo. Esta atención maternal es necesaria
para proporcionarle al infante las bases neurobiológicas, socioemocionales y el
desarrollo cognitivo adecuado (Bornstein, 2002; Champagne, Chretien, Stevenson,
Zhang, Gratton & Meaney, 2004).
Este periodo está caracterizado por importantes cambios fisiológicos y se
considera que ha llegado a término hasta que la madre retorna a una condición
semejante a la que tenía antes del embarazo. No hay un consenso entre los
profesionistas en cuanto a la duración del postparto y lo que implica este periodo
para la madre y el niño/a. Varios autores denominan como periodo postparto a los
primeros seis meses después del nacimiento (von Sydow, 1999), en tanto que
UNICEF propone que: “el postparto es todo el periodo que la madre necesita para
recuperar la condición endocrina y nutricional que tenía antes de embarazarse y
toda la etapa de transición en que el niño o niña es dependiente de la madre. Este
periodo es variable y puede durar algunos meses y aún más de un año si la
lactancia es prolongada” (UNICEF).
El periodo postparto ha sido dividido en tres fases (Díaz, Seron-Ferre,
Croxatto & Veldhuis, 1995). Postparto temprano, que va desde el nacimiento hasta
las 6 a 8 semanas después del parto, periodo durante el cual los mecanismos
inhibitorios del ciclo ovárico del embarazo aún continúan; el segundo es la
amenorrea de la lactancia, la cual aún no es del todo clara ya que no hay patrones
14
característicos que definan su presencia o ausencia (McNeilly, Howie & Glasier,
1988); el tercer periodo comienza con la reactivación del ciclo ovárico, periodo en
que regresa la menstruación: aun cuando los primeros ciclos son anormales,
aproximadamente a partir del tercer ciclo la fertilidad regresa a su normalidad (Gray,
Campbell, Eslami, Zacur, Labbok & Apelo, 1993).
Cambios Conductuales
Conducta maternal
Entre los cambios conductuales que se manifiestan después del parto se encuentra
la conducta maternal (CM), que se define como el conjunto de cuidados
proporcionados por la hembra de una especie hacia un organismo inmaduro, para
aumentar las probabilidades de que el individuo inmaduro sobreviva hasta alcanzar
la madurez (Numan, 1994).
La CM se considera una conducta motivada secundaria, donde la motivación
es entendida como la regulación de los cambios internos dirigidos en respuesta
hacia un estímulo constante (Pfaff, 1982). La motivación maternal propiamente
dicha, ha sido definida como “la tendencia de una hembra para hacer del infante el
objetivo de su conducta, donde esta conducta puede ser descrita como promotora
del bienestar del infante” (Pryce, 1992). En el caso de los mamíferos no humanos, se
caracteriza por patrones estereotipados específicos de la especie, mientras que en
humanos se presenta una gran variabilidad, dependiendo de la cultura, nivel
económico, ideología, incluso religión. Sin embargo, el objetivo es el mismo, proveer
calor, protección y nutrición a la progenie (González-Mariscal & Melo, 2013;
Martínez-Gómez, Cruz-Gómez, Lucio-Lucio & Hudson-Thompson, 2002).
Como se ha mencionado anteriormente, el objetivo de la madre es la
sobrevivencia del infante, en relación a esto, se ha descrito que durante el postparto,
en la mayoría de los casos, las actividades de la madre giran alrededor del bienestar
15
del bebé. Es mayor el tiempo que dedican a su cuidado, alimentación y aseo, a
comparación al tiempo que dedican a otras actividades. Especialmente la madre
primeriza, experimenta cambios emocionales drásticos, con sentimientos de
ansiedad y preocupación excesiva, enfocado a sentimientos de amor y apego que
les hace difícil separarse por varias horas de su bebé, a tal grado que se le ha
denominado como “enamoramiento” (Swain, Lorberbaum, Kose & Strathearn, 2007;
Winnicott, 1960; 1987). Este término se refiere a la “preocupación maternal primaria”,
considerada como un estado de cuasi–enfermedad, en el que la madre se encuentra
concentrada casi exclusivamente en el bienestar del bebé, tanto en sus
pensamientos como en sus emociones. En relación a esto, en un estudio longitudinal
se encontró un pico de dicho estado a los 8 meses de gestación, y a las dos
semanas postparto las madres pasan un promedio de 13 horas por día de estar
concentradas en el bebé (Feldman, Kuint & Eidelman, 1999). La mujer dedica la
mayor parte de sus recursos cognoscitivos (tales como memoria, atención y
aprendizaje) al cuidado del bebé (Feldman, Weller, Zagoory-Sharon & Levine, 2007;
Feldman, Eidelman & Rotenberg, 2004), afectando aspectos laborales, domésticas,
sociales y de pareja (Johnson, 2011).
En cuanto a la regulación de la CM participan tres sistemas que interactúan
tanto para el establecimiento como para su mantenimiento: el neural, el endocrino y
el sensorial. Cada uno de ellos, influye de manera importante: el sistema neural o
nervioso, que involucra diversas áreas corticales y subcorticales implicadas en la
regulación de las conductas de cuidado desplegadas por la madre hacia el crío
[núcleo accumbens (NAcc), corteza prefrontal (CPF) y área preóptica medial
(APOm)], así como en la detección, procesamiento y asignación de valor incentivo a
los estímulos emitidos por el crio [amígdala (Ame), CPF, corteza parietal]
(Strathearn, Fonagy, Amico & Montague, 2009).
El sistema endocrino estimula la liberación de hormonas (estradiol,
progesterona, oxitocina, estrógenos, prolactina, entre otras) necesarias para el inicio
y mantenimiento del embarazo, después del parto facilitan el inicio de la CM, y su
liberación continuará como consecuencia de la estimulación proveniente del infante,
16
contribuyendo con el mantenimiento de las conductas de cuidado (Melo-Salazar,
2002). El tercer sistema implicado es el sensorial, encargado de detectar los
estímulos relacionados con el bebé y su entorno, que serán importantes sobre todo
en el periodo postparto inmediato para la manifestación de la conducta maternal, en
el proceso de interacción madre-hijo y para el mantenimiento de las conductas de
cuidado (Numan, 1994; Numan & Insel, 2003; Numan, Fleming & Levy, 2006). A
continuación se describirán con más detalle los sistemas mencionados.
Cambios Neurales
Se ha observado a través de numerosos estudios realizados en modelos animales,
que ocurren cambios neurales significativos a partir del establecimiento de la
conducta maternal; se han descrito dos principales vías neurales implicadas en el
despliegue de la misma (Numan, 1994), una excitatoria y otra inhibitoria. Entre las
áreas involucradas en la vía excitatoria o facilitadora de la conducta maternal, se
encuentran: el APOm, el núcleo de la base de la estría terminalis (NBST) y sus
proyecciones eferentes hacia la corteza motora, además de otras áreas como el
área tegmental ventral (ATV) y el NAcc, así como la CPF (Figura 1); y en la vía
inhibitoria se encuentran implicadas estructuras principalmente del sistema límbico,
entre las que destacan los bulbos olfatorios y la amígdala medial (Ame) (Figura 1)
(Numan, 1994).
El APOm además participa en otras conductas, como en la conducta sexual,
también actúa como eje integrador primario de la respuesta maternal, además tiene
fuertes conexiones con el ATV, el NAcc y la CPF medial (Pereira & Morrell, 2010).
17
Figura 1. Sistemas excitatorio e inhibitorio y las principales estructuras supraespinales que
participan en la conducta maternal en la rata. Por ejemplo, el estímulo olfatorio (proveniente
del crio) es procesado por el bulbo olfatorio accesorio (BO) y después la información se
proyecta hacia diferentes regiones de la amígdala medial: a la amígdala medial 1 (Ame1), si se
sigue la vía excitatoria, o a la amígdala medial 2 (Ame2) si se sigue la vía inhibitoria. La
información excitatoria se proyecta tanto al área preóptica medial (APOm) como al núcleo
basal de la stria terminalis (NBST), en donde intervienen las hormonas como facilitadoras de la
conducta materna en conjunto con los estímulos sensoriales, la información es recibida por el
área tegmental ventral (ATV) y el campo retro rubral (CRR), donde es procesada y enviada
hacia el núcleo accumbens (NAcc) que participa como la interfase entre el componente
emotivo y lo lleva hacia el componente motor; después la información es dirigida hacia el
pálido ventral (PV), para generar la respuesta maternal. Si la vía es inhibitoria, la información
que llega a Ame2 llega al hipotálamo, específicamente al núcleo anterior (NHA), al núcleo
ventromedial (NVM) y a la sustancia gris periacueductal (SGP), estas estructuras suprimen la
conducta maternal y provocan la evasión de los críos (modificado de Numan, 1994).
También se han observado cambios anatómicos en cerebros de mujeres durante el
embarazo, donde se ha visto una disminución en el tamaño del cerebro, pero un
incremento en el tamaño de los ventrículos, quizá relacionado con el incremento de
fluidos extracelulares que viajan por el sistema circulatorio del cuerpo (corazón,
riñón, tiroides); después del parto estos cambios se invierten, el cerebro aumenta de
tamaño pero los ventrículos disminuyen (Oatridge, Holdcroft, Saeed, Hajnal, Puri,
Fusi, et al., 2002), según los autores, estos cambios quizá estén relacionados con
las adaptaciones cerebrales necesarias para desplegar las conductas de cuidado.
En otro trabajo, Kim y colaboradores (2010), evaluaron los cambios plásticos del
cerebro materno relacionados con el postparto temprano, por medio de la técnica de
18
Resonancia Magnética Funcional (I-RMF), examinaron los cambios estructurales en
madres de 2-4 semanas y 3-4 meses postparto. Se observó en el periodo más
alejado al parto, un incremento en el volumen de la materia gris en varias regiones
cerebrales, entre ellas la CPF superior, medial e inferior (medial, lateral, orbital), giro
precentral y postcentral, lóbulo parietal inferior y superior, ínsula y tálamo, vinculando
estos cambios a la interacción que se da entre madre e hijo.
Swain (2008), basado en las diversas investigaciones que se han hecho tanto
en modelos animales como en humanos, sugiere un modelo del cerebro parental en
donde se describe la participación de diferentes áreas cerebrales en diversos
aspectos relacionados a las conductas de cuidado desplegadas hacia los infantes
(Figura 2).
En este modelo, el autor propone que la estimulación procedente del
infante (auditiva, sensorial, visual y olfativa) es primordial para iniciar una cadena de
activación de diferentes áreas cerebrales involucradas en la conducta maternal.
Dicha estimulación se traduce en una motivación para promover cuidados y
atenciones al infante, esta motivación activa áreas Cortico-límbicas que participan en
la expresión de la conducta maternal divididos en tres módulos:
1. Impulsos o conductas reflejas, aquellos que la madre despliega de manera
natural (caricias, aseo, protección, etc.), como una necesidad de brindar cuidados a
un ser inmaduro. Las áreas cerebrales como hipotálamo, APOm, otros circuitos
límbicos y tálamo-cíngulados son de importancia primaria para la aparición de dichos
cuidados.
2. Cognición y memoria, circuitos en los que participan regiones corticales
como
frontal
inferior,
ínsula
y
temporo-parietal
superior,
permitiendo
el
establecimiento de la empatía para atender y predecir las necesidades del infante.
3. Alertamiento y emoción, podrían incluir el ATV, estriado, Ame, ínsula,
corteza del cíngulo y CPF orbital; regulando las preocupaciones y las respuestas
habituales ante la experiencia de la conducta parental. El efecto que el alertamiento
tenga sobre la conducta parental, dependerá posiblemente del tiempo que haya
19
pasado desde el nacimiento y la experiencia de los padres, debido a que estas
características permiten una respuesta óptima ante las necesidades del infante.
En conjunto, estos módulos, reflejo, cognitivo y emocional, interactuarían
entre sí en la experiencia del amor parental, la formación del apego; además de
generar la coordinación hormonal, autonómica y conductual requerida para el
despliegue de la conductas de cuidado hacia los infantes (Swain, 2008).
Figura 2. Modelo de Cerebro Parental. Modificado de Swain, 2008.
Además, es probable que los sistemas neuronales subyacentes del apego padre-hijo
se superpongan con otros tipos de vínculo social que comparten una intensidad,
preocupación similar a la adicción y atención enfocada en una persona en
específico, como con el amor romántico (Bartels & Zeki, 2004; Leckman, Mayes,
Feldman, Evans, King & Cohen, 1999).
20
Cambios Hormonales
Con respecto a los cambios hormonales que se presentan en esta etapa, se ha
sugerido que la función de las hormonas es actuar a nivel cerebral para suprimir las
vías nerviosas que controlan la evasión y las respuestas defensivas, mientras que
activan las vías nerviosas que atraen a las hembras hacia los estímulos infantiles,
promoviendo el comportamiento maternal (Numan, et al., 2006) o la respuesta
materna (Melo-Salazar, 2002).
Durante el periodo de gestación, las hormonas preparan a la madre para
desplegar las conductas de cuidado dirigidas al bebé, facilitando el inicio de la
conducta maternal (MacBeth & Luine, 2010). Actualmente, se sabe que existen
varias hormonas que desempeñan papeles importantes durante el embarazo (Figura
3), entre ellas se encuentra la progesterona (P), la cual se mantiene a elevadas
concentraciones a lo largo del embarazo, cayendo en picada al momento del parto.
Debido a su acción inhibitoria de las contracciones uterinas, se considera necesaria
para el mantenimiento del embarazo (Grazzini, Guillon, Mouillac & Zingg, 1998).
Otras hormonas han sido estudiadas en este periodo, entre ellas el estradiol
(E), prolactina (PRL) y oxitocina (OT), cuyos niveles se encuentran relativamente
bajos durante el embarazo y se elevan súbitamente al acercarse el parto (Fleming,
Ruble, Krieger & Wong, 1997). Esta última (OT) ha sido asociada a diferentes
aspectos de la reproducción, entre ellas a la conducta sexual, inducción del parto,
secreción de leche y también con el despliegue de la conducta materna (Netter,
1993); estos cambios continúan a lo largo del periodo postparto, interactuando en la
lactancia, así como en el apego materno.
21
Figura 3. Hormonas durante el embarazo. Modificado de González-Mariscal & Melo, 2013.
Entre los cambios hormonales que rigen durante el periodo postparto, en el primer
mes, se han observado disminuciones en la respuesta de la glándula pituitaria a la
emisión hipotalámica de la hormona liberadora de gonadotropinas (GnRH, por sus
siglas en inglés), lo cual puede estar causando la baja de la actividad pulsátil que la
libera (Zinaman, Carteldge, Tomali, Tippet & Merriam, 1995). Hormona que juega un
papel importante, entre otras, en la formación del endometrio y facilita la
implantación del espermatozoide durante el ciclo ovárico. En el segundo mes
postparto, la hormona luteinizante (LH), responde a la GnRH, indicando el cambio en
los mecanismos subyacentes (Zinaman, et al., 1995).
Lactancia
La lactancia se refiere al periodo en el que el bebé es alimentado por la leche
materna, esta etapa persiste mientras el infante continúe succionando al menos dos
veces al día (Neville, 1999).
22
El periodo de lactancia representa un conjunto de conductas maternas que
mejoran el vínculo emocional entre la madre y el infante a través de contacto físico
cercano y cariñoso (Feldman & Eidelman, 2003; Strathearn, et al., 2009). Además de
aportar nutrientes al infante, al amamantar se liberan en la madre y el niño hormonas
que también estimulan el apego, como la oxitocina, por lo que contribuyen a la
formación de este vínculo estrecho entre ambos.
La lactancia materna es el fenómeno biocultural por excelencia. En los
humanos, además de un proceso biológico, es una conducta determinada por la
cultura (Stuart-Macadam & Dettwyler, 1995). Las mujeres describen la lactancia
como una experiencia física única e íntima, experiencia que conlleva a una fuerte
cercanía entre la madre y su infante.
El inicio de la lactancia involucra cambios rápidos y dramáticos en los niveles
hormonales de la madre, incluyendo la eliminación de estimulación de lactógenos
placentarios, desinhibiendo la secreción de prolactina (Voogt, Lee, Yang & Arbogast,
2001). La producción de leche depende no sólo de factores neuroendocrinos de la
lactancia por sí misma, sino también del estado fisiológico de la madre, la frecuencia,
y la efectividad de succión del infante (Melo-Salazar, 2002).
Durante el periodo de postparto temprano, la succión por parte del infante se
da de 10 a 12 veces por día, esto es lo mínimo necesario para establecer una
lactancia completa y la supresión de la fertilidad (Díaz, Seron-Ferre, et al., 1995;
Voogt et al., 2001), aunque esto no es garantía (Newcomb, Egan, Titus-Ernstoff,
Trentham-Dietz, Greenberg, Baron et al., 1999; Banulis & Schlaff, 1999). Cuando la
frecuencia de amamantamiento disminuye (3 veces por día), el ciclo ovárico reanuda
su ritmo normal (McNeilly, 1979). Sin embargo, la duración relativa de la
continuación de la lactancia amenorreica no ha sido del todo determinada (McNeilly,
et al., 1988).
Se ha considerado que la sexta semana postparto marca el final del periodo
de la involución de la madre (cuarentena) y el establecimiento de la lactancia
(Clarke, Affonso & Harris, 1979). Durante la segunda etapa, la frecuencia de
amamantamiento
puede
reducirse,
pero
incrementan
los
intervalos
entre
alimentación, e inicia o incrementa la complementación del alimento, los cuales
23
están asociados con un acelerado regreso de la ovulación y la menstruación (Gray,
et al., 1993; Pérez, Vela, Masnick & Potter, 1973). Así, con base a la Organización
Mundial de la Salud, se ha dividido la lactancia en tres diferentes categorías:
lactancia Exclusiva, lactancia Predominante y lactancia Parcial (OMS, 1991) las
cuales pueden ocurrir en cualquiera de los diferentes periodos del postparto
(Postparto temprano, amenorrea de la lactancia y reactivación del ciclo ovárico).
Se han realizado estudios donde se describe la forma en que se comportan
las hormonas en el postparto temprano, entre ellas a la prolactina, progesterona,
estradiol, oxitocina y cortisol (Voogt, et al., 2001).
La prolactina (PRL) es una hormona que es secretada en la hipófisis anterior
o adenohipófisis (Netter, 1993). Su liberación en respuesta a la succión, es esencial
para el mantenimiento de la lactancia y su sobreproducción se ha relacionado con
infertilidad de la lactancia (Tay, Glasier & McNeilly, 1996).
La frecuencia de succión se ha asociado con los niveles elevados de
concentraciones de PRL. En un estudio se midieron los niveles de prolactina durante
24 horas en diferentes etapas del postparto. A medida que la frecuencia de
amamantamiento comenzaba a disminuir, las concentraciones de prolactina caían a
niveles basales entre amamantamientos, pero se elevaba durante los episodios de
lactancia. También se han observado incrementos nocturnos en los niveles de esta
hormona, incrementos que son menos perceptibles durante el postparto temprano (4
semanas), ya que las altas concentraciones se mantienen por ser intervalos cortos
entre amamantamientos, incluso los niveles basales de esta hormona son altos (Tay,
et al., 1996).
Como se mencionó anteriormente, otra de las hormonas implicadas en la
conducta maternal es la OT, la cual ha sido involucrada con el apego materno (Insel,
1992), de manera indirecta participa disminuyendo la ansiedad y aumenta la
tranquilidad (Feldman, et al., 2007). La OT, es un neuropéptido de 9 aminoácidos,
principalmente sintetizado y secretado en el hipotálamo, específicamente en la
hipófisis posterior, o mejor conocida como neurohipófisis (Netter, 1993). Se ha visto
en modelos animales que la succión estimula la liberación de OT simultáneamente
24
en el torrente sanguíneo y en el sistema nervioso central, esto en ratas en etapa
postparto (Neumann, Russell & Landgraff, 1993). De manera similar, se ha
observado que la hormona de la neurohipófisis aumenta la contracción del músculo
liso, por lo que se ha relacionado con la eyección de leche durante el
amamantamiento (Netter, 1993), también participa en las contracciones uterinas
durante el parto, así como en las que acompañan al orgasmo (Kendrick, 2000).
Se ha demostrado que los niveles de OT incrementan durante el
amamantamiento: en un estudio realizado por Dawood y colaboradores (1981), se
midieron los niveles hormonales durante dicho acto, a los 2, 5, 10, 15, 20, 25 y 30
minutos, donde se observó un pico en la concentración de esta hormona a los 10
minutos (seno derecho), después se disminuyó a niveles similares a los basales,
llegando a un segundo pico a los 25 minutos, que correspondía a los 10 minutos
aproximadamente del cambio de seno (izquierdo). A pesar de que los niveles
aumentan con cada amamantamiento, no se ha relacionado directamente en la
producción de leche materna, ya que sin la prolactina no habría producción de leche
(Whitworth en Riordan & Auerbach, 1999).
Otra hormona que participa en el inicio de la CM es el cortisol, el cual se ha
relacionado fuertemente con el inicio de la maternidad, incrementando durante el
embarazo, alcanzando su pico más alto durante el parto, y descendiendo a la primer
semana de lactancia, relacionándose en los primeros días postparto con la
motivación para acercarse al bebé, así como con una actitud maternal positiva
(Fleming, Steiner & Anderson, 1987). El cortisol se considera un neuromodulador, y
“memorizador” de las diferentes conductas de la madre, la cría y el medio exterior
(Insel, Young & Wang, 1997). También se ha visto una liberación de cortisol durante
la lactancia, la cual disminuye significativamente a los 15 minutos de iniciada la
succión a comparación de los niveles tomados antes del amamantamiento (Amico,
Jonhston & Vagnucci, 1994).
Se ha observado que las madres lactantes tienen menores niveles de
ansiedad y muestran menores niveles de hormona adrenocorticotrópica y cortisol en
respuesta a estresores a comparación con mujeres no lactantes (Carter, Altemus &
Chrousos, 2001). Se considera que esta reducción de la ansiedad es crítica para la
25
expresión adecuada de la conducta maternal bajo situaciones estresantes y
condiciones demandantes (Fleming, Steiner & Corter, 1997).
Por otra parte, previamente se mencionó, que durante la lactancia, las
mujeres presentan amenorrea (ausencia de menstruación), su persistencia es
variable y depende de varios factores, entre ellos la frecuencia de amamantamiento,
duración, los intervalos entre comidas, si es exclusiva o complementada con otros
alimentos.
Las mujeres lactantes al presentar niveles elevados de PRL, también
presentan como consecuencia bajos niveles de gonadotropinas, y por consiguiente
bajos niveles de estrógenos y progesterona, lo que mantiene la supresión ovárica, y
sequedad vaginal, lo cual se revisará más adelante.
Lactancia y Conducta sexual
Antes de hablar de la interacción de ambas conductas, es necesario definir a la
conducta sexual, la cual es una conducta motivada que requiere para su
manifestación, la presencia de dos aspectos importantes: 1) estímulos externos con
significado sexual relevante y 2) de la influencia de hormonas gonadales sobre las
estructuras que conforman el circuito neural involucrado en la detección y percepción
de estos estímulos sexuales relevantes (Hamilton, Henderson & Morán, 1981).
Para su estudio, la conducta sexual se ha dividido en dos fases: una fase
apetitiva o de motivación sexual que equivale al cortejo e involucra a todas las
conductas de un sujeto para lograr el acceso a la potencial pareja sexual y una fase
consumatoria o de ejecución que implica los actos motores característicos de la
interacción sexual (Moralí, Pía-Soto, Contreras, Arteaga, González-Vidal & Beyer,
2003; Arteaga & Hernández-González, 2004). La fase apetitiva o de motivación
sexual incluye el “arousal sexual” o también denominado activación o excitación
sexual, el cual se considera una experiencia multisensorial que comprende cuatro
componentes: cognoscitivo, emocional, motivacional y fisiológico, provocado por
26
estímulos incentivos sexuales (Stoléru, Gregoire, Gerard, Decety, Lafarge, Cinotti et
al., 1999; Redouté, Stolerú, Gregoire, Costes, Cinotti, Lavenne et al., 2000).
La respuesta sexual en el adulto está caracterizada por un sentido subjetivo
de excitación sexual y cambios fisiológicos en el cuerpo, involucrando áreas
genitales pero también el sistema cardiovascular. El término “arousal sexual” es
usado con diferentes significados; comúnmente es igualado con la respuesta genital,
aunque involucra más que la respuesta genital (Bancroft, 2002). “Arousal sexual”
aplica al estado y “arousabilidad sexual” a la capacidad para experimentar arousal
sexual, el cual varía de individuo a individuo a lo largo del tiempo.
Este proceso constituye una compleja interacción entre la cognición
(procesamiento de la información del estímulo relevante), mecanismos centrales
cerebrales, incluyendo el “arousal sexual” y activación de otros estados emocionales,
motivación incentiva, así como procesos fisiológicos periféricos como la erección del
pene en el macho y la vaso-congestión del clítoris, vulva y pelvis en la hembra,
considerado como el “círculo psicosomático” (Bancroft, 2002).
La influencia de los cambios en el área genital retroalimenta las señales
enviadas a los procesos centrales ya sea para aumentar (excitar), o inhibir. La
activación de este sistema psicosomático puede iniciar en varios segmentos del
círculo, como lo puede ser la ocurrencia de un pensamiento sexual excitador, una
imagen sexual estimulante, o estimulación táctil en áreas del cuerpo que son
eróticamente sensibles. La información es procesada por cada uno de los
componentes, identificando qué es “sexual”, proceso que puede estar influenciado
por el aprendizaje y factores culturales (Bancroft, 2002).
Los mecanismos centrales del cerebro activan señales neurales que
descienden principalmente por la médula espinal, a lo largo de las vías que incluyen
los centros reflejos a ciertos niveles de la médula (Steers, 2000) para evocar las
respuestas periféricas sexuales.
En el caso del componente cognitivo, se ha hecho una distinción entre los
procesos cognitivos automáticos (de los cuales los sujetos son más o menos
inconscientes) y los procesos cognitivos controlados o conscientes, involucrando
27
atención o consciencia en el sujeto. Además, el impacto de los estados emocionales
sobre estos procesos cognitivos, son reconocidos como importantes (Janssen &
Everaerd, 1993).
En general, el funcionamiento sexual disminuye durante el embarazo, y se
mantiene bajo durante el periodo postparto para muchas mujeres. Es común que
hasta el año después del nacimiento regresen los niveles de interés y actividad
sexual comparables a antes del embarazo (Alder & Bancroft, 1988). Las dificultades
sexuales experimentadas en el periodo postparto por la nueva madre y para su
pareja pueden causar mucho estrés, debido a la influencia de la funcionalidad sexual
en la calidad de vida y bienestar físico del sujeto, así como en la funcionalidad de la
relación. Los factores físicos relacionados con el parto, como el trauma perineal, es
un predictor temprano del funcionamiento sexual en el postparto, aunque los
factores psicológicos podrían explicar los patrones de funcionamiento sexual
posteriores, una vez que las heridas hallan sanado (LaMarre, Paterson & Gorzalka,
2003).
Después de aumentar hasta 100 veces durante el embarazo, los niveles de
estrógenos y progesterona declinan bruscamente en el parto. Estos niveles se
mantienen durante la lactancia, y si continúan amamantando se suprimen los picos
hormonales y el patrón normal del ciclo ovárico. Como resultado de múltiples
factores
actuando
sobre
el
eje
hipotalámico-pituitario-ovárico,
incluida
la
hipersecreción de prolactina, la reanudación de la ovulación es inhibida por la
succión mientras la lactancia exclusiva continúe (McNeilly, 2001)
En madres primíparas se ha reportado que después del parto (4-5 semanas
postparto), se presenta un decremento en la respuesta sexual, así como una menor
lubricación vaginal y menos orgasmos, que son además de menor duración (Masters
& Jonhson, 1966). De ahí que se ha sugerido que la lactancia materna incide sobre
las relaciones sexuales en el periodo postparto, por la reducción de interés en el
sexo, la sensibilidad de los senos, dolor del parto vaginal, disminución de
secreciones vaginales (Ellis & Hewat, 1985; Hames, 1980), entre otros factores, tales
como el menor interés por todo lo que no esté relacionado con el bebé (Alder &
28
Bancroft, 1988). Estos efectos negativos sobre la conducta sexual, observados en
las mujeres primíparas, no se presentan en las mujeres multíparas que han
amamantado a sus hijos, las cuales reportan mayor seguridad para reanudar las
relaciones sexuales, en un periodo más corto de tiempo, y manifestación de interés
sexual más temprano que en el primer embarazo (Kenny, 1973).
Incluso se ha observado que en fase peri-ovulatoria, las mujeres presentan
una mayor incidencia de orgasmos (Bancroft, Sanders, Davidson & Warner, 1983),
mientras que en el periodo postparto, sus parejas les inducen menos sentimientos
positivos (Fleming et al., 1987). Se ha observado que el destete podría mejorar los
efectos adversos sobre las relaciones sexuales; a la segunda semana después del
destete, las mujeres han reportado un decremento en la fatiga, una mejora en el
estado de ánimo, así como un incremento en la actividad sexual, deseos sexuales y
frecuencia del coito (Forster, 1994).
Cambios en la sensibilidad sensorial
En cuanto a los cambios que se presentan en relación a la sensibilidad sensorial se
ha definido que los principales sistemas sensoriales modulatorios de la respuesta
maternal humana son el visual, somatosensorial y auditivo (Grasso, Moser, Dozier &
Simons, 2009).
Las señales sensoriales infantiles percibidas por la madre son elementos
primordiales tanto para el despliegue de la CM, como para su mantenimiento. Estas
señales pueden ser divididas de acuerdo a su función en: motivacionales, las cuales
llaman la atención de la madre hacia el infante (por ejemplo el llanto), y de
mantenimiento, las cual mantienen a la madre cerca del niño (por ejemplo, los
estímulos táctiles) (González-Mariscal & Melo, 2013).
A su vez, las señales infantiles también pueden ser clasificadas en pasivas
(olfativas, visuales y características físicas) y activas (llanto, sonrisa y movimiento)
29
(González-Mariscal & Melo, 2013); ambas estimulan y dirigen la atención de la
madre (Lamb, 1978).
Díaz-Rossello y Ferreira-Castro (2008) mencionan que “los recién nacidos son
potentes estímulos incentivos que regulan la capacidad de la madre y la motivación
para participar en las costosas actividades de cuidado durante el periodo más
vulnerable de la vida temprana”. Esta influencia que ejerce la convivencia con el
infante sobre la regulación de las conductas de cuidado maternal, ha sido
documentada; tras hacer una comparación entre un grupo de madres que son
separadas de su bebé al nacer, para proporcionarles atención “estándar” (bañarlo,
llevarlo al cunero, etc.) y otro grupo de madres que se les permitió tener contacto
con el recién nacido inmediatamente después del parto; se observó que estas
últimas son quienes desarrollan una mayor sensibilidad a las necesidades del
infante, mostrándose más pacientes y cariñosas (para una revisión ver Maldonado,
Lecannelier & Lartigue, 2008).
CAPÍTULO 2. ESTIMULACIÓN VISUAL
Varios estudios han utilizado la estimulación visual para medir grados de activación
tanto subjetiva como fisiológica, así como para entender los procesos cerebrales
durante tal estimulación (Bartels & Zeki, 2004; Nitschke, Nelson, Rusch, Fox, Oakes
& Davidson, 2004; Ranote, Elliot, Abel, Mitchell, Deaking & Appleby, 2004;
Strathearn, Li, Fonagy & Montague, 2008; Park, Kang, Seo, Kim, Ryu & Jeong,
2001; Karama, Lecours, Leroux, Bourgouin, Beaudoin, Joubert, et al., 2002). El
contenido afectivo de un video puede definirse como la intensidad y el tipo de afecto
(sentimiento o emoción) que se espera se originen en el observador (Hanjalic & Xu,
2005). De tal manera que en la literatura científica la gran mayoría de trabajos donde
evalúan el funcionamiento cerebral en relación a la activación sexual y maternal han
utilizado fotografías o videos, al igual que algunos de los trabajos que se han
30
realizado en nuestro laboratorio (Hidalgo-Aguirre, 2012; Ruiz-Díaz, HernándezGonzález, Guevara, Amezcua & Ågmo, 2012).
Estímulos visuales con contenido maternal
La información visual obtenida de los rasgos característicos de los rostros parece ser
especialmente importantes en humanos (Zebrowitz, 2006), para facilitar la rápida
percepción de la información facial que incluye el significado emocional o
motivacional (Adolphs, 2002; Vuilleumier & Pourtois, 2007).
Se ha descrito que la carga emocional contenida en la estimulación visual,
influye en la respuesta cerebral, conductual y en el procesamiento cognitivo ante los
mismos (Strathearn et al., 2008). Las respuestas conductuales o conductas
maternales hacia el bebé cambian en relación al estado emocional del bebé; son
distintas las conductas desplegadas cuando el bebé llora, o cuando está alegre.
Varios estudios realizados han reportado que el grado de activación cerebral
en madres biológicas es diferente cuando observa a su bebé llorando o sonriendo;
en un estudio realizado por Strathearn et al. (2008), en el que participaron madres
primerizas, a quienes se les mostraron videos de su propio hijo y de niños
desconocidos bajo 3 estados diferentes, feliz (sonriendo), neutro (sin expresión
emocional) y triste (llorando), por medio de la técnica de RMF, se observaron
activaciones en áreas asociadas con el sistema de recompensa (como el ATV, la
sustancia nigra [SN], el estriado y CPF), particularmente en respuesta al video del
hijo propio sonriendo, más no en el video de su hijo llorando.
La mirada del bebé es uno de las conductas más poderosas que atrae la
mirada de la madre, lo que conlleva a una interacción madre-hijo y un juego cara a
cara (Robson, 1967). La madre responde a la mirada del infante de 3-4 meses y
consiste en una de las respuestas más largas y ponderadas, respuesta que varía de
cultura a cultura. Cuando son expuestas a videos de llanto, o sonrisa de bebé
alrededor de 3-5 meses de edad, las madres responden aun a infantes
desconocidos, con aceleración de frecuencia cardíaca, en cambio, si son expuestas
31
a la sonrisa de su propio bebé, primero muestran una desaceleración, para después
presentarse una aceleración de la frecuencia cardíaca (Nitschke et al., 2004).
En nuestro laboratorio se realizó un estudio (Hidalgo-Aguirre, 2012) donde se
evaluó la actividad eléctrica cortical (EEG) de madres biológicas y madres adoptivas
ante videos de un bebé con diferente contenido emocional, llanto y sonrisa de bebé,
en áreas frontales, temporales y parietales. Ambos grupos de madres presentaron
una mayor correlación inter frontal cuando observaron el video de sonrisa, pero una
menor correlación intrahemisférica fronto-parietal al observar el mismo video.
Cuando observaron el video de llanto, las madres presentaron una menor
correlación interhemisférica en áreas frontales y temporales. Aunque al comparar
ambos grupos, las madres biológicas presentaron una menor correlación tanto inter
como intrahemisférica en comparación con las madres adoptivas. El video de sonrisa
provocó una mayor correlación interhemisférica en comparación con el video de
llanto, esto podría estar relacionado con el procesamiento emocional en áreas
frontales, mientras que el de llanto provocó una menor correlación, quizá relacionado
con la eficiencia del procesamiento de información relacionada con el infante.
Estímulos visuales con contenido erótico o sexual
En cuanto a la estimulación visual erótica, se ha descrito que las fotografías y
películas con contenido sexual o erótico, generan un estado de arousal sexual en
humanos, el cual contribuye al inicio y mantenimiento de la motivación y reflejos de
erección, eyaculación o lubricación vaginal (Redouté, et al., 2000; Coleen & Hull,
2004), incrementos en la tasa cardiaca, dilatación pupilar, incremento de la tasa
respiratoria y de la respuesta galvánica de la piel, además de incrementos de la
activación cerebral sobre todo en la corteza prefrontal (High, Rubin & Hneson, 1979;
Koukounas & McCabe 1997; Exton, et al., 2000; Koukounas & McCabe, 2001;
Bocher, Chisin, Parag, Freedman, Weil, Lester, et al., 2001).
Se han realizado varios estudios en mujeres, a quienes se les evalúa su
respuesta fisiológica cerebral ante estímulos visuales eróticos, Dimpfel, Wedekind y
Keplinger (2003), presentaron a hombres y mujeres videos con diferente contenido
32
emocional (Disney, animales, comedia, eróticos y escenas de sexo). Las mujeres
presentaron una actividad eléctrica cerebral (EEG) específica ante los videos
eróticos y sexuales, caracterizándose por un aumento de actividad delta y theta en
áreas fronto-centrales, y una disminución de las frecuencias alfa y beta en lóbulos
temporales y parietales ante ambos tipos de estímulos, relacionando esta actividad
con un incremento en la atención.
En un estudio realizado en nuestro laboratorio en hombres jóvenes, se
encontró que el grado de acoplamiento EEG entre áreas prefrontales y parietales
disminuyó durante la activación sexual que fue inducida por la observación de
fotografías eróticas, patrón EEG que no se presentó durante la observación de un
video neutro (Hernández-González, Amezcua-Gutiérrez, Sanz-Martin, RiveraSánchez & Guevara, 2013).
Por su parte, Koukounas y McCabe (1997) evaluaron a hombres y mujeres
con una escala subjetiva para describir lo que experimentaban (activación sexual,
nivel
de
concentración,
sensaciones
placenteras,
ansiedad,
disgusto,
entretenimiento, aburrimiento, enojo y curiosidad) ante la observación de videos
erótico y neutral; donde tanto hombres como mujeres reportaron mayor activación
sexual mientras estaban concentrados observando el video, también reportaron que
su experiencia fue más placentera mientras estaban atentos observando el video
que cuando estaban distraídos o aburridos.
Si bien en diferentes estudios se han caracterizado las respuestas
fisiológicas, emocionales y de funcionalidad cerebral ante el arousal sexual
provocado por estímulos eróticos en mujeres y hombres (Redouté, et al., 2000;
Coleen & Hull, 2004; Costa, Braun & Birbaun, 2003; Janssen, Carpenter & Graham,
2003), a la fecha no se ha realizado ningún estudio en donde se evalúe de forma
objetiva las respuestas a estímulos eróticos en mujeres en la etapa postparto.
33
CAPÍTULO 3. SISTEMAS NEURALES IMPLICADOS EN EL PROCESAMIENTO DE LA
INFORMACIÓN SENSORIAL
Las áreas sensitivas están formadas por neuronas que enlazan los receptores de la
periferia con la médula espinal, el tronco encefálico, el tálamo y la corteza cerebral.
Una vez que percibimos un estímulo pasa por tálamo, que es el decodificador de
información sensorial, y a su vez envía información a diferentes áreas del cerebro
encargadas de procesar cada característica del estímulo (Gardner & Martin, 2001).
La corteza parietal es una corteza de asociación, por lo que recibe aferencias de
varias áreas subcorticales para su procesamiento. Una vez que son analizadas ahí,
pasa la información hacia CPF, área que ha sido considerada una corteza motora de
orden superior, en la que se sustentan las funciones cognoscitivas que coordinan la
ejecución de las más elaboradas y novedosas acciones del organismo. En particular,
la CPF dorsolateral (CPFdl) parece ser esencial para la integración de la información
sensorial, con la conducta subsecuente y consecuente dirigida hacia una meta
(Fuster, 1997).
La mayoría de los estudios realizados sobre la organización de la corteza
visual, desde conductuales, anatómicos y fisiológicos han sido en monos (Felleman
& Van Essen, 1991). La capacidad que tiene el sistema visual para procesar
información de múltiples objetos en un momento dado es limitada (Tsotsos, 1990).
Las áreas cerebrales encargadas de la detección, procesamiento y análisis, están
organizadas en dos vías funcionalmente especializadas (Ungerleider, 1995). Estas
dos vías se originan en la corteza visual primaria (V1) y ambas están compuestas de
varias áreas subyacentes a V1. La vía occipito-temporal, o ventral, es crucial para la
identificación de objetos, mientras que la vía occipito-parietal, o dorsal, es crucial
para la apreciación de las relaciones espaciales acerca de los objetos, así como la
guía visual de los movimientos acerca de los objetos en el espacio (Goodale &
Milner, 1992).
Algunos estudios han reportado, por medio de I-RMF, resultados apoyando la
idea de que señales top-down relacionadas con la atención dirigida son
34
generalmente distribuidas por una red que va desde áreas frontales y parietales.
Esta red consiste en áreas en el lóbulo parietal superior (LPS), el campo frontal del
ojo, y el campo suplementario del ojo, extendiéndose hasta la corteza del cíngulo
anterior, que se ha visto activada en varias tareas visoespaciales (Corbetta, Miezin,
Shulman & Petersen, 1993; Nobre, Sebestyen, Gitelman, Mesulam, Frackowiak, et
al., 1997). También se ha reportado la activación, pero menos consistente, del lóbulo
parietal inferior (LPI) y la CPF lateral, en la región del giro frontal medio.
En conductas motivadas se ha visto implicado al circuito dopaminergico
mesocorticolímbico (DA), el cual funciona como una interfase entre el sistema
límbico y el motor (Mogenson, 1987). Este circuito DA está involucrado en el control
de aspectos motivacionales de conductas sociales (Newman, 1999), y es un
componente importante de la circuitería de la conducta maternal (Numan & Insel,
2003). En este circuito, el APOm, región crítica involucrada en el control de la
conducta maternal (Numan & Insel, 2003), proyecta hacia ATV.
Los cuerpos celulares de las neuronas DA, en el ATV proyectan hacia el
NAcc; cuando el APOm es estimulada lo suficiente, por las hormonas del parto y por
los estímulos provenientes del crío, promueve la activación del ATV, quien a su vez,
libera DA en el NAcc. La DA, actúa de manera primaria en los receptores D1 de la
corteza del NAcc, inhibiendo las proyecciones GABAérgicas inhibitorias del NAcc al
pálido ventral (PV) (Mogenson, 1987; Numan, 2007). Esta desinhibición del PV
permite la respuesta a las influencias del estímulo proveniente de áreas límbicas y
de la CPF (Numan, Numan, Schwarz, Neuner, Flood & Smith, 2005).
El incremento de estudios de neuroimagen (I-RMF) en vivo en humanos,
evidencia que el mismo circuito podría estar involucrado en la conducta maternal
humana (Numan & Insel, 2003). Las madres expuestas a llanto de bebé muestran
altos grados de activación cerebral en la corteza del cíngulo anterior, la CPF, así
como núcleos hipotálamicos y las vías dopaminérgicas (ATV y NAcc) (Lorberbaum,
Newman, Dubno, Horwitz, Nahas, Teneback et al., 1999).
35
Participación de la corteza prefrontal (CPF) en el procesamiento de la
información sensorial
La CPF ha sido definida como la región cortical con gran número de conexiones con
áreas asociativas temporales, parietales y occipitales (Portellano, 2005), además con
la corteza de asociación posterior (parietal), la corteza premotora, los ganglios
basales, el cerebelo, el hipocampo, la corteza del cíngulo, la Ame, el hipotálamo y
los núcleos del tallo cerebral; estos últimos encargados de llevar la información de
las estructuras subcorticales a la CPF (Goldberg, 2002). La CPF corresponde a las
áreas 8, 9, 10, 11, 12, 13, 14, 24, 32, 46 y 47 de Brodmann (Figura 4) [Fuster, 2002].
La CPF, en el humano, se divide en tres áreas principales (Figura 4): CPFdl,
implicada en tareas cognitivas; CPF orbital (CPFo), la cual se cree que es la
encargada del procesamiento emocional y conducta social (Risberg & Grafman,
2006); y la CPF medial (CPFm), es de carácter visceral-motor; estas dos últimas se
han visto implicadas en el procesamiento de los aspectos sociales y de los estímulos
infantiles, así como emocionales, por lo que se les ha asociado tanto a la conducta
materna, como a la conducta sexual (Amodio & Frith, 2006) [Figura 4]. La CPFm
incluye además la corteza del cíngulo anterior, quien es la que dirige la reacción
interna ante los demás y mantiene la motivación y el interés de convivir con otros,
promoviendo el despliegue de las respuestas maternales motivadas (Tekin &
Cummings, 2002; Ratey, 2002). Además la CPF recibe proyecciones del ATV y del
NAcc (por medio del tálamo mediodorsal) que a su vez, proyectan fuertemente hacia
el NAcc y PV, controlando respuestas voluntarias y estratégicas relacionadas con la
conducta maternal en situaciones complejas (Numan & Insel, 2003).
La corteza frontopolar es también conocida como prefrontal anterior o del polo
frontal, es el área más anterior de la CPF (Figura 4), y en cuanto a las áreas de
Brodmann se ha asociado comúnmente con el área 10 (Öngür, Ferry & Price, 2003).
Es muy importante destacar que el polo frontal y el área 10 de Brodmann no son
36
sinónimos, el área 10 de Brodmann se extiende más allá del polo frontal,
extendiéndose también hacia la corteza medial de la CPF en especies de primates.
Por otro lado, Öngür y cols. (2003) han reportado que el área 10 de Brodmann
es tan grande en humanos que debe ser dividida en tres subáreas (Figura 5) y sólo
una de esas ocupa el polo frontal (área 10p), mientras que las otras dos ocupan en
mayor medida la corteza prefrontal ventromedial (10m y 10r).
Figura 4. Divisiones de la Corteza Prefrontal (Fuster, 2002).
37
Figura 5. Localización anatómica del área 10 de Brodmann; se indica la zona
correspondiente a la corteza frontopolar en humanos. A) Vista medial B) Vista frontal C)
Vista lateral.
En mujeres, se han realizado reportes con diferentes técnicas, donde, ante estímulos
de relevancia maternal, se han encontrado incrementos de la activación prefrontal.
Lorberbaum y colaboradores (1999) estudiaron el cerebro maternal humano; en un
primer estudio con cuatro madres en postparto tardío (hasta 3.5 años), mediante la
técnica de I-RMF,se observó un incremento de la activación de CPFm derecha al ser
expuestas a llanto de bebé; en un segundo estudio utilizando el mismo tipo de
estimulación, pero con mujeres en postparto (PPT) temprano (4 a 8 semanas PPT)
se observó además, activación de la CPFo (Lorberbaum, Newman, Dubno, Lydiard,
Hamner et al., 2002).
La CPF pudiera estar involucrada en la integración de la información
somatosensorial que es recibida en el cerebro y se ve reflejada en el seguimiento de
38
respuestas parentales (Afonso, Sison, Lovic & Fleming, 2007), o de construcción
mental, así como en tareas de atención, selección, percepción de información
relevante, planeación, flexibilidad mental y habilidades motoras. Estas habilidades
dependen de sistemas neurales en la CPF, y son necesarios para conductas
motivadas como la habilidad de iniciar o detener una acción, para mantener y
cambiar una conducta si es necesario, y para planear un comportamiento futuro en
situaciones nuevas (Miller & Cohen, 2001).
Se ha observado la activación de la CPF durante la observación de videos
con contenido maternal, donde se ha correlacionado con reportes agradables de las
madres al observar fotografías de sus propios hijos, así como ante imágenes de
niños desconocidos, activando específicamente áreas de la CPFo de manera
bilateral (Nitschke, et al., 2004).
En un estudio más reciente, Shota y colaboradores (2011), evaluaron a
madres y no madres ante fotografías de niños y adultos desconocidos ante 5
situaciones diferentes (feliz, triste, miedo, sorpresa y neutro) por medio de la técnica
de espectroscopía por infrarrojo cercano en áreas frontopolares (F1 y F2), en el cual
encontraron que sólo las madres presentaban una mayor activación frontopolar
derecha ante las imágenes de bebés, más no en las fotografías de adultos, con lo
que sugirieron que la corteza frontopolar derecha esté involucrada en la
discriminación de expresiones faciales infantiles, necesaria en la conducta maternal,
quizá relacionada con la empatía maternal hacia los bebés.
Participación de la corteza parietal en el procesamiento de la información
sensorial
El lóbulo parietal se localiza por detrás de la cisura central y sobre la cisura lateral.
Contiene a las áreas sensitivas primarias y secundarias. La corteza parietal posterior
se divide en dos lobulillos: superior e inferior. El superior localizado dentro de las
áreas 5 y 7 de Brodmann, mientras la parte inferior corresponde a las áreas 39 y 40
de Brodmann; se ha involucrado a estas dos regiones en el procesamiento de
39
información visual principalmente. La corteza parietal anterior está relacionada con la
modalidad somatosensitiva, y el lóbulo parietal posterior inferior, con la integración
de información somatosensorial y visual (Leiguarda, 2003); además de generarse la
integración de información auditiva y verbal.
Se ha observado que la corteza parietal posterior (7 de Brodmann) tiene
conexiones con zonas visuales asociativas, lo que indica que tiene algunas
funciones visuales, sus abundantes conexiones con CPF y el cíngulo, sugieren su
participación en procesos emocionales y atencionales (Binkofski, Buccino, Posse,
Seitz, Rizzolatti & Freund, 1999).
Con base en esto, podemos sugerir que la corteza parietal posterior tiene
funciones sensoriales (visual, somatosensitivas, vestibulares y auditivas), motoras
(movimientos de los ojos y somáticos) y conductuales (interacción sensoriomotora,
esquema espacial) (Hyvärinen, 1982). La abundancia de conexiones a las áreas
prefrontales y al cíngulo, sugieren un rol en aspectos emocionales y atencionales de
la conducta. Las conexiones con la corteza motora y premotora y los ganglios
basales sugieren un rol en programación motora. Las conexiones a la zona trimodal
de proyección en el surco temporal superior sugieren que participa en altos niveles
de integración de funciones sensoriales. Las áreas parietales posteriores tienen sus
principales conexiones, la mayor parte de ellas reciprocas, con regiones corticales
sensoriales (somatosensorial y visual), una gran parte del lóbulo frontal, el surco
temporal superior, el cíngulo, las áreas homólogas del hemisferio opuesto, los
ganglios basales, la parte pulvinar del tálamo, los colículos superiores y con el
núcleo pontino (Hyvärinen, 1982). De ahí que se ha sugerido la existencia de un
circuito llamado prefronto-parietal que forma conexiones destinadas a transformarla
información sensorial en actos motores específicos (Leiguarda, 2003).
El tálamo, la corteza parietal y el tallo cerebral cumplen importantes funciones
para el procesamiento somatosensorial infantil relacionados con la información
recibida, como el olfato, el tacto, y las vocalizaciones en la rata (Xerri, Stern &
Merzenich, 1994). En este sentido, se han realizado estudios donde se observan
cambios plásticos dramáticos en la corteza parietal humana en los primeros meses
de presentarse la conducta maternal, relacionados con áreas de la corteza
40
somatosensorial, responsable de detectar sensaciones de rápida expansión en el
área ventral en contacto con los infantes tanto en modelos animales, como en
humanos (Kim, Leckman, Mayes, Feldman, Wang & Swain, 2010; Xerri et al., 1994),
además se ha observado que estos cambios plásticos en la corteza parietal sólo se
producen cuando las madres interactúan con sus hijos, pero no cuando se les
expone a estimulación olfatoria o auditiva (ratas) (Fleming & Korsmit, 1996).
41
CAPÍTULO 4. PREFERENCIA
En el periodo posparto, las madres están pasando por un proceso de adaptación, en
el cual toda la estimulación proveniente no sólo del nuevo integrante, sino del
ambiente que las rodea, desde su pareja, su familia, amistades y de trabajo, entre
otras, puede favorecer una preferencia hacia lo que es su mayor motivación en esta
etapa. Según la Real Academia Española, la preferencia se refiere a la elección de
alguien o algo entre varias personas o cosas, de manera más amplia, se refiere a la
tendencia o inclinación favorable hacia una persona o cosa que predispone a su
elección, gustar más una persona o cosa que otras (Larousse, 1996).
Se han realizado varios estudios en modelos animales en los que se evalúa a
ratas madres en paradigmas de preferencia, algunos de ellos son con cocaína, en
donde las hembras en los primeros 10 días postparto prefieren a los críos que a
micro-inyecciones de cocaína (Mattson, Williams, Rosenblatt & Morell, 2003),
mientras que hembras en lactancia tardía prefieren el compartimento de microinyecciones de cocaína (Pereira & Morrell, 2010). Además de la motivación inicial
para interactuar con los críos, la respuesta maternal necesita del funcionamiento
adecuado del circuito de recompensa cerebral para el mantenimiento de estas
conductas en los mamíferos maternales por periodos prolongados. En consecuencia,
cuando se desactiva temporalmente el ATV se bloquea la preferencia hacia los críos,
pero cuando se inactiva el NAcc aparentemente no tiene impacto sobre la
preferencia en ambas cámaras (ni maternal ni cocaína). Sin embargo, el NAcc se ha
mostrado que participa en otras evaluaciones importantes de la motivación maternal;
específicamente, un antagonista de DA, o en otras palabras, el agotamiento de DA
en esta área interfiere con la motivación maternal postparto, aunque la lactancia se
mantiene intacta (Keer & Stern, 1999; Numan, Numan, Pliakou & Stolzenberg, 2005).
En otro paradigma, la Dra. Agrati y colaboradores (2008), evaluaron en ratas,
la preferencia por críos o machos tanto en hembras sensibilizadas durante el periodo
de proestro tardío y en madres en periodo de estro postparto, con y sin experiencia
42
previa a la gestación, ni de parto ni lactancia, en el cual encontraron que las
hembras sensibilizadas (en proestro tardío) con y sin experiencia previa de
embarazo, parto y lactancia, tienen una fuerte preferencia por el macho al
compararse con las hembras parturientas. Mientras que las madres lactantes con
experiencia maternal previa pasaron mayor tiempo en el compartimento de los críos
(71.4%), sin embargo las madres sin experiencia previa no preferían ningún
compartimento (5:9), ni por los machos ni por los críos, sólo el 33.3% (3:9) prefirieron
al macho, y sólo el 11.1% (1:9) preferían a los críos.
En madres humanas también se han realizado estudios de preferencia olfativa
en los que a madres en postparto temprano (2 a 4 días y de un mes postparto) se les
sometió a identificar 8 u 11 diferentes olores, entre ellos olores referentes a infantes
(una playera de bebé, heces fecales y orina) y olores controles (crema, mejorana y
queso). Se encontró que los humanos, al igual que otros animales, encuentran
atractivos ciertos olores cuando éstos son funcionalmente relevantes. Las madres
evaluaron más atractivos los olores referentes a infantes que las no madres y
hombres no padres; esta preferencia variaba de acuerdo a las experiencias de
contacto o de interacción con el bebé (Fleming, Corter, Franks, Surbey, Schneider &
Steiner, 1993).
43
CAPÍTULO 5. ACTIVIDAD ELECTROENCEFALOGRÁFICA (EEG)
El registro y análisis de la actividad electroencefalográfica (EEG) ha sido utilizado
durante muchos años como una de las más sensibles herramientas que permiten
examinar la funcionalidad cerebral en relación a diferentes estados fisiológicos,
manipulaciones hormonales y farmacológicas. La importancia de su uso radica
básicamente en dos aspectos: su alta resolución temporal, que permite obtener
registros desde milisegundos hasta horas o días, y su flexibilidad, que puede permitir
el registro de sujetos en libre movimiento (Guevara, Hernández-González, SanzMartín & Amezcua-Gutiérrez, 2013).
El registro de la actividad EEG nos permite estudiar la relación entre la
conducta y el sistema nervioso sin intervención invasiva (Niedermeyer, 1999). Se
entiende por actividad EEG como el registro continuo de las fluctuaciones
espontáneas de voltaje generadas por el cerebro (John, Karmel, Cornig, Eaton,
Brown, Ahn, et al., 1977) y se representa por una gráfica del voltaje en función del
tiempo.
La actividad EEG fue descrita inicialmente en conejos y monos por Richard
Caton en 1875. Él fue el primero en demostrar que aunque no existiera estímulo
alguno que se le presentara al animal, ocurrían oscilaciones de voltaje en sus
registros, concluyendo la existencia de ondas y actividad eléctrica en el cerebro en
reposo (Andreassi, 2000).
A principios de los años 1900 (en 1902), Hans Berger comenzó su trabajo
sobre las ondas cerebrales en perros, y en 1920 comenzó con registros de actividad
EEG en humanos. Su principal meta era detectar desde la superficie del cráneo en
humanos, las mismas ondas que podía obtener de la superficie del cerebro de los
animales, finalmente incluyo sus propios registros y los de su hijo para publicar sus
primeros resultados.
Desde sus iniciales trabajos, Berger dividió la actividad EEG en cuatro bandas
principales, de acuerdo a su morfología, frecuencia, reactividad y topografía, para así
facilitar su estudio: delta (Δ), theta (θ), alfa (α) y beta (β) (Andreassi, 2000). Una vez
44
caracterizadas las bandas de la actividad EEG, se describieron los ritmos
electroencefalográficos, donde se reconoce a una actividad sincrónica con un rango
de frecuencias específico, encontrados en zonas encefálicas localizadas y
predominantes en ciertas condiciones fisiológicas y cognitivas (Harmony, Marosi,
Díaz de León, Becker & Fernández, 1991). La caracterización que se ha hecho de
los ritmos electroencefalográficos, indica que tienen características funcionales
diferentes y subyacen a procesos conductuales diferentes. A continuación se
describen los principales:
Ritmo Δ: su frecuencia es de 1 a 3 Hz. No es normal observarse en adultos en
vigilia, pero es el ritmo que predomina en la última fase del sueño llamado de ondas
lentas. También es común observarla en los dos primeros años de vida o en daños
cerebrales serios (tumores, cisticercos, isquemia, etc.) focalizado en el área de la
lesión. Este ritmo fue descrito por Grey Walter en 1936 (Guyton, 1987). También se
ha descrito en condición de meditación yoga y durante actividad mental que requiere
de concentración, inhibiendo los estímulos externos que no son relevantes para la
realización de la tarea (Lazar, Kerr, Wasserman, Gray, Greve, Treadway, et al.,
2005).
Ritmo θ: su frecuencia está entre los 4 y los 7 ciclos por segundo (Hz). Este
ritmo se presenta en la mayoría de las regiones parietales y temporales en niños.
Durante situaciones fisiológicas normales no es frecuente observarlo en adultos en
vigilia, aunque a veces se presenta bajo situaciones de estrés emocional y se ha
descrito en condición de meditación yoga. En patologías se observa en pacientes
que presentan edema cerebral (Fernández, 1996). Dicho ritmo fue referido por
Walter y Dovey en 1944 (Guyton, 1987). Es normal observarlo durante las primeras
fases del sueño de ondas lentas.
Ritmo α: fue el primer ritmo electroencefalográfico descrito, fue llamado “ritmo
de Berger” por Adrian y Matthews, en 1934 (Harmony, et al., 1991). Este tipo de
ondas rítmicas ocurren en una frecuencia de 8 a 13 ciclos por segundo (Hz), su
45
voltaje es usualmente de 50µV. Se observan en el EEG de adultos normales
despiertos en condición de reposo; se favorece la aparición de alfa cuando el sujeto
tiene los ojos cerrados. Estas ondas tienen mayor amplitud o voltaje en regiones
occipitales pero también pueden ser encontradas en las regiones parietales y
frontales. Este ritmo también se reduce o bloquea cuando el sujeto enfoca su
atención a una actividad mental específica (Fernández, 1996).
Ritmo β: fue definido por Hans Berger en 1929 (Guyton, 1987). Su frecuencia
se encuentra entre los 14 a 30 Hz y tiene menor amplitud que alfa, aproximadamente
20 µV. Este ritmo es el que más frecuentemente se registra en las regiones
frontales. La mayoría de las ondas beta aparecen durante la activación del sistema
nervioso central, si el individuo se encuentra bajo tensión o con los ojos abiertos en
vigilia.
El análisis cuantitativo del registro EEG se ha basado en dos tipos de
técnicas; las basadas en el dominio del tiempo (la correlación) y las basadas en el
dominio de la frecuencia (potencia absoluta, potencia relativa y coherencia)
(Guevara, et al., 2013). La correlación (rEEG), definida como un método estadístico
para encontrar posibles relaciones entre variables; con la finalidad de encontrar
relaciones funcionales cerebrales ante aspectos cognoscitivos específicos y
conductas motivadas (Guevara, et al., 2013). Una correlación de 1 indica la máxima
correlación positiva, de 0 la mínima y -1 la máxima negativa (Guevara, Lorenzo,
Arce, Ramos & Corsi-Cabrera, 1995; Guevara, et al., 2013). Estos análisis, por tanto,
podrían permitir conocer el grado de diferenciación funcional entre las regiones
analizadas (Guevara, et al., 1995; Guevara, et al., 2013). Dicha correlación puede
ser intrahemisférica (rTRA), dentro del mismo hemisferio, e interhemisférica (rTER),
entre hemisferios.
La gran mayoría de estudios de la actividad EEG en humanos siguen las
normas de colocación de electrodos que son especificadas en el Sistema
Internacional 10-20 (Figura 6). Tal sistema fue diseñado en 1958 por Jasper, que
46
incorporó la designación de 21 sitios de registros de la actividad EEG que guardaban
entre sí una relación proporcional al tamaño y forma de la cabeza del individuo
(Fernández & González, 2001).
Figura 6. Colocación de electrodos mediante el sistema internacional 10-20 (Jasper, 1958) y su
nomenclatura (A. vista lateral, B. vista superior).
47
III. Planteamiento del problema
El periodo postparto es un estado reproductivo crítico en el que la mujer presenta
importantes cambios a nivel hormonal, neural, conductual, emocional y de
sensibilidad sensorial. Si bien la lactancia es uno de los procesos más importantes
de este periodo del cual depende en gran medida la sobrevivencia del infante, este
proceso y sus cambios hormonales característicos también afectan a otros aspectos
personales de la madre, tales como su interés por la conducta sexual. Se ha
reportado que, sobre todo en madres primíparas, la lactancia se asocia con una
disminución de la libido y menor interés por todos aquellos estímulos que no estén
relacionados con el bebé. En la detección y procesamiento de estos estímulos
maternal y sexualmente relevantes están involucradas diferentes áreas corticales,
tales como las cortezas prefrontal y parietal que forman el circuito prefronto-parietal.
Si bien se ha descrito que durante el postparto la madre experimenta una mayor
sensibilidad a los estímulos relacionados con el bebé, es importante investigar, de
manera objetiva, si la motivación sexual efectivamente disminuye durante el
postparto y si la preferencia por observar un estímulo visual sexual y uno maternal
cambia dependiendo del periodo de lactancia en el que se encuentre la madre. Las
áreas prefrontales y parietales participan en el procesamiento sensorial, y en la
asignación del valor incentivo de un estímulo relevante, aspectos que pudieran variar
según el periodo de lactancia en el que se encuentre la madre. Lo anterior nos lleva
a suponer que el funcionamiento de tales áreas corticales ante la observación de
estímulos visuales altamente relevantes, pudiera ser diferente según el periodo
posparto en que se encuentre. Por lo anterior, estudiar de forma objetiva la
preferencia de madres primerizas por observar estímulos visuales con contenido
erótico o maternal, así como caracterizar la actividad eléctrica de la corteza
prefrontal y parietal durante la observación de tales videos en relación a los
diferentes periodos del postparto, permitirá obtener información de los cambios
funcionales del cerebro que experimentan las madres biológicas a través del
postparto, asociados al procesamiento de estímulos relevantes.
48
IV. Objetivo General
Caracterizar la correlación EEG prefrontal y prefronto-parietal de madres lactantes
primerizas durante la observación de estímulos visuales con contenido maternal o
erótico en 3 diferentes periodos postparto (1.5-3.0, 4.0-5.5 y 6.5-8.0 meses).
Objetivos Específicos
 Caracterizar la correlación EEG interhemisférica en zonas prefrontales (F1-F2,
F3-F4) de madres lactantes primerizas, durante la observación de videos
maternales y eróticos, en 3 diferentes periodos postparto.
 Caracterizar la correlación EEG intrahemisférica en zonas frontales y
frontoparietales (F1-F3, F2-F4, F3-P3 y F4-P4) de madres lactantes, durante
la observación de videos maternales y eróticos, en 3 diferentes periodos
postparto.
 Caracterizar las diferencias en la preferencia por observar videos maternales
o eróticos en las diferentes etapas del postparto en madres lactantes
primerizas.
 Caracterizar la respuesta afectiva (valencia, activación general) y activación
sexual ante la observación de videos maternales y eróticos, en tres diferentes
periodos postparto.
49
V. Hipótesis General
La correlación EEG prefrontal y prefrontoparietal de madres lactantes primerizas
durante la observación de estímulos visuales con contenido maternal o erótico será
diferente en 3 periodos postparto.
Hipótesis Específicas
 La correlación interhemisférica en áreas prefrontales, durante la observación
de videos maternales y eróticos, dependerá del periodo postparto en el que
se encuentren las participantes. Entre más cercano al parto, menor
correlación ante los videos maternales, así como mayor correlación ante los
videos eróticos.
 La correlación intrahemisférica prefrontal y prefrontoparietal, durante la
observación de videos maternales o eróticos, dependerá del periodo postparto
en el que se encuentren las participantes. Entre más cercano al parto, mayor
correlación ante los videos maternales, y menor correlación ante los videos
eróticos.
 La preferencia por observar videos maternales, dependerá del periodo
postparto en el que se encuentren las participantes, medido por la frecuencia
de observación. Entre más cercano al parto, mayor preferencia por el video
maternal y menor por el erótico.
 Las madres más cercanas al parto, reportarán una valencia positiva y mayor
activación general ante el estímulo maternal, mientras que las madres más
alejadas al parto, reportarán una valencia positiva y mayor activación general
y activación sexual ante el estímulo erótico.
50
VI. Participantes y Método
Participantes
Participaron 32 mujeres voluntarias de entre 18 y 36 años de edad, diestras, sanas,
sin antecedentes de alteraciones neurológicas, psicológicas o psiquiátricas, casadas
o con pareja estable y con características económicas, educativas y sociales
similares, no farmacodependientes y que al momento del experimento no estuvieran
consumiendo medicamentos.
Dichas participantes se dividieron en 4 grupos de acuerdo a su estado
reproductivo:
Grupo 1 (L1): 8 madres primerizas, sin antecedentes de infertilidad, cuyo
registro EEG se efectuó entre 1.5 y 3 meses postparto, lactando.
Grupo 2 (L2): 8 madres primerizas, sin antecedentes de infertilidad, que se
registraron entre los 4 y 5.5 meses postparto, lactando.
Grupo 3 (L3): 8 madres primerizas, sin antecedentes de infertilidad, que
fueron registradas entre los 6.5 a 8.0 meses postparto, lactando.
Grupo 4 (NM): 8 mujeres no madres (NM) registradas entre el 4-8 día
después del primer día de sangrado (Kashuba & Nafziger, 1988).
En este estudio se decidió considerar el periodo de lactancia sólo hasta los 8
meses postparto ya que se ha reportado que a partir de los 6 meses la frecuencia de
amamantamiento comienza a disminuir (OMS, 1991; Kent, Mitoulas, Cox, Owens &
Hartmann, 1999; Avery, Duckett & Frantzich, 2000). Con base a lo anterior y
considerando la literatura en la cual proponen tres diferentes periodos (Postparto
temprano, amenorrea de la lactancia, y reactivación del ciclo ovárico) es que se
decidió dividir el postparto en tres periodos de mes y medio cada uno. Las madres a
las que su ciclo se les había regularizado, fueron registradas de igual manera entre
el día 4-8 después del primer día de sangrado. Sólo se consideraron en este
experimento aquellas participantes que dieron su consentimiento por escrito (formato
51
en anexo I). Todos los procedimientos propuestos en la presente investigación son
acorde a las normas del Comité de Ética del Instituto de Neurociencias y con los
criterios de la Declaración de Helsinki de 1975 y sus enmiendas, así como los
Códigos y Normas Internacionales vigentes para las buenas prácticas en la
investigación con humanos.
Para descartar ansiedad, depresión y dificultades de atención, además de
garantizar la heterosexualidad de las participantes y evaluar su motivación sexual, a
cada participante se le aplicaron 5 escalas que a continuación se describen a
detalle.
Escala de Depresión de Beck estandarizada en México (Jurado, Villegas,
Méndez, Rodríguez, Loperena & Varela, 1998): dicha prueba consiste en 21
aseveraciones y la participante tiene que indicar los síntomas que sintió la última
semana, dentro de las cuatro opciones que se le brindan. Los puntos resultantes
fueron sumados para obtener el valor, siendo el valor de respuestas de 0 a 63,
donde un rango menor a 19 puntos se considera de leve a moderado, por lo que
sólo las participantes que obtuvieron un puntaje menor de 21 puntos (Seller,
Blascovich & Lenkei, 1981) formaron parte de la muestra (anexo II).
Escala de Ansiedad de Beck estandarizada en México (Robles, Varela,
Jurado & Páez, 2001): evalúa el grado de ansiedad y está conformada de 21
reactivos para cada uno de los cuales, la participante indicó qué tan frecuente ha
presentado el síntoma en los últimos 7 días. Se calificaron en una escala de 4
puntos, donde 0 significa “en absoluto” y 3 “severamente” de la indicación en
cuestión, donde un rango menor a 30 puntos se considera de leve a moderada. Por
lo que, sólo las participantes con un puntaje menor a 30 puntos formaron parte de la
muestra (anexo III).
Evaluación de Atención de la prueba neuropsicológica Neuropsi (OstroskySolís, Gómez, Matute, Roselli, Ardila & Pineda, 2003) (en sus subpruebas de
52
detección visual, dígitos y series sucesivas): aplicada con el fin de filtrar aquellas
participantes con problemas para atender a los estímulos. En dichas subpruebas, los
puntajes varían dependiendo de la edad, sin embargo el puntaje estandarizado
mínimo del rango normal es 7 en todas las subpruebas utilizadas, puntajes menores
a esto indican un bajo rendimiento atencional (anexo IV), por lo que las participantes
que no lograron este puntaje quedaron fuera de la muestra.
Escala de experiencia sexual femenina (McGahuey, Gelenberg, Laukes,
Moreno, Delgado, McKnight, et al., 2000), evalúa tanto la experiencia sexual
enfocada a la motivación sexual: impulso sexual, facilidad de excitación sexual,
facilidad de lograr la lubricación vaginal, facilidad de llegar al orgasmo y satisfacción
de los mismos; esto en una escala del 1 al 6, donde 1 es el valor máximo, y 6 el
mínimo o nulo (Anexos VI).
Escala de preferencia sexual de Kinsey (1953), evalúa la preferencia sexual
femenina en una escala de 7 opciones, donde el 0 es completamente heterosexual,
aumentando en agrado, hasta llegar al número 6 que se refiere a completamente
homosexual (Anexo VII).
Estímulos Visuales
Los estímulos visuales consistieron en 2 videos, recortados y editados a 640 x 480
píxeles con diferente contenido (maternal y erótico).
Video maternal: conformado por segmentos de 15 segundos de video de dos
bebés, uno de sexo femenino, y otro masculino, a color, sin sonido. La duración total
del video es de 7 minutos (28 segmentos, de los cuales 18 corresponden a una bebé
[sexo femenino] de manera progresiva, es decir, de recién nacida hasta el año de
edad; el resto de los videos corresponden al bebé masculino, presentados después
de los de la primera bebé, también de manera progresiva).
Video erótico: constó de segmentos de 15 segundos de video a color, sin
sonido, de escenas eróticas e interacción sexual (heterosexual) explícita tomadas de
53
las películas “The Catwoman” de John Leslie (1988) y “Pirates” de Joone (2005). La
duración total del video es también de 7 minutos (28 segmentos de 15 segundos,
presentado de manera progresiva, de menor a mayor grado de explícitas, de los
cuales 15 segmentos corresponden a Catwoman, y 13 segmentos a Pirates).
Al finalizar la primera etapa de elección de observación de los videos, se les
mostraron 6 minutos de estimulación visual tanto maternal como erótica, 3 minutos
de cada tipo, iniciando con el último tipo de video que seleccionaron, es decir si el
último video seleccionado fue maternal, comenzaron observando los 3 minutos de
video maternal, correspondientes a una infante de 4 meses de edad, la cual sonríe a
la cámara; inmediatamente después observaron 3 minutos del video erótico, el cual
correspondió a la película Pirates 2 de Joone (2008), o de manera contraria si el
último video elegido fue el video erótico.
Registro Electroencefalográfico
Se les pidió a las participantes que asistieran al laboratorio descansadas (haber
dormido las horas acostumbradas), cabello limpio y sin tratamiento alguno; a las
madres se les pidió que asistieran en un horario después de la alimentación de su
bebé, y antes de la siguiente toma; en caso de que su ciclo menstrual se hubiera
regularizado, así como a las no madres, se les pidió que acudieran entre el día 4 a 8
postmenstrual, con el fin de que las participantes tuvieran niveles hormonales
similares.
Se recibió a la participante el día del registro y se le pidió que firmara una
carta de consentimiento en donde se le informaba del procedimiento y objetivos del
estudio, llenaron un cuestionario de datos generales (Anexo I) y se les solicitó que
completaran las escalas de selección previamente descritas (escalas de depresión y
ansiedad de Beck, la escala de Atención de Neuropsi, Escala Arizona y preferencia
sexual de Kinsey). Posteriormente se les colocaron electrodos de tipo platillo con
recubrimiento de chapa de oro de forma bilateral de acuerdo al sistema internacional
10-20, en zonas frontopolares (F1-F2), prefrontales (F3-F4) y parietales (P3-P4)
54
(Figura 6). Se colocaron, además, electrodos para registrar el electro-oculograma
(EOG) y el electrocardiograma (EKG), dos electrodos de referencia colocados en los
lóbulos de las orejas cortocircuitados y uno de tierra colocado en la frente. La
impedancia fue menor a 10 kohms, con filtros de 1 a 60 Hz, para conseguir bandas
desde delta hasta gamma. La frecuencia de muestreo fue de 512 Hz tomándose
segmentos de 1024 puntos.
Enseguida pasaron al cuarto de registro en donde permaneció a solas con la
puerta cerrada y se procedió a la captura de la señal de EEG en una computadora
tipo PC, a través de un convertidor analógico digital de 12 bits de resolución, por
medio del programa de captura de señales electroencefalográficas Captuest
(modificado de Captusen; Guevara, Ramos, Hernández-González, Madera-Carrillo &
Corsi-Cabrera, 2000).
El registro se dividió en 2 condiciones (fases):
Condición I: Línea Basal (LB)
En esta fase se le pidió a la participante sentarse cómodamente, con los ojos
abiertos, con la mirada en un punto fijo en la pantalla de una computadora tipo laptop y con la instrucción de parpadear lo menos posible. Se registró la actividad
eléctrica cerebral durante 3 minutos y enseguida se le dieron 3 minutos de
descanso.
Condición II: Estimulación visual
Durante esta fase a la participante se le proporcionó un teclado modificado, el cual
tenía dos botones señalados con una letra “M”, refiriéndose a la opción maternal o
“E” refiriéndose a la opción de erótico. Se les indicó que con estos botones, podían
elegir el video que deseaban observar (por 15 segundos), y que una vez finalizado,
podían alternar de un video a otro.
55
Los videos fueron presentados en la pantalla de la computadora tipo lap-top
en la que primeramente apareció una pantalla de inicio con las siguientes
instrucciones:
Cada imagen corresponde a un video: uno es erótico y otro es maternal. Se te ha
proporcionado un teclado modificado con sólo dos opciones. Tiene indicado qué video se
presentará al presionar cada opción. El video seleccionado dará inicio y a los 15 segundos
se detendrá. Al detenerse presiona, en el teclado, el botón correspondiente al video que
deseas seguir viendo por otros 15 segundos (Figura 7).
Figura 7. Pantalla inicial del programa Esti2vid
56
Una vez presionado el botón, comenzó el video seleccionado, a los 15 segundos el
video se detenía y aparecía una pantalla con la indicación: “Presiona el video que
deseas observar”, para que presionaran el botón correspondiente al video que
querían observar, y así sucesivamente hasta que se terminaba alguna de las
secuencias de videos; había 28 segmentos de video, de 15 segundos cada uno,
tanto para erótico como para maternal.
La actividad electroencefalográfica (EEG) se registró de forma continua desde
el momento en que la participante selecciona el tipo de video que quiere observar
hasta el final de la observación de los diferentes segmentos de videos maternales o
eróticos. Los programas de registro, tanto el de captura (Captuest3), como el
programa de observación de videos (Esti2Vid), almacenaron en archivos
independientes el registro EEG y las elecciones de cada video. Captuest3 grabó
continuamente las señales EEG, cada ocasión que la participante eligió un video, el
programa guardó en un archivo diferente la señal EEG registrada durante la
observación del video seleccionado; de manera similar, el programa Esti2Vid, guardó
la información en relación a la frecuencia de observación de cada video.
Una vez que se terminó alguna de las secuencias de video (es decir, que se
terminaran los 28 videos de la secuencia erótica o de la maternal), apareció en la
pantalla un mensaje indicándole a la participante que ahora observaría dos videos
de manera continua, uno erótico y uno maternal de 3 minutos cada uno. Como se
explicó anteriormente, la presentación del primero de estos videos dependió de la
última elección tomada, es decir, si se eligió maternal, comenzaron los tres minutos
de estimulación de video maternal e inmediatamente después comenzó el video
erótico.
Al final del registro EEG, cada participante contestó una Autoevaluación de
Manikin (Self-Assesment Manikin) (Bradley & Lang, 1994) y la Escala de Activación
Sexual (Ruiz-Díaz et al., 2012). Dichas escalas se utilizaron para evaluar los videos
con respecto a la valencia (agradable/desagradable) y activación general (muy
activador/nada activador), así como el “arousal sexual” (muy activador/nada
57
activador) que induce la observación de los diferentes videos en las participantes.
Dichas escalas consistieron en una serie de 5 dibujos en escala gradual, que va
desde +2 a -2 en el caso de la valencia, de 5 a 1 en el caso de activación general, y
de 1 a 9 en el caso de la escala de activación sexual (ver anexo V).
VII. Variables
Variables Independientes
Grupos de mujeres: madres biológicas lactantes, primíparas registradas entre mes y
medio a 3 meses (L1), de cuatro a 5.5 meses (L2) y de 6.5 a 8.0 meses postparto
(L3), además de mujeres no madres (NM).
Condiciones de registro: línea basal y durante la observación de videos a color, sin
sonido, con diferente contenido emocional (maternal y erótico).
Variables Dependientes
Variables Electroencefalográficas
Correlación EEG de las bandas tradicionales (delta: 1-3.5 Hz, theta: 4.0-7.5 Hz,
alfa1: 8.0-10.0 Hz, alfa2: 10.5-12.0 Hz, beta1: 12.5-19.5 Hz, beta2: 20-30 Hz y
gamma: 31-50 Hz):
 prefrontales
(F1-F2,
F3-F4,
F1-F3,
F2-F4)
en
las
diferentes
condiciones.
 prefrontoparietales (F3-P3, F4-P4) en las diferentes condiciones.
58
Variables conductuales
Valencia, activación general, activación sexual, frecuencia de observación de videos.
VIII. Análisis estadístico
Para conocer las diferencias significativas entre los diferentes grupos y condiciones,
se analizaron los datos electroencefalográficos con tres análisis de varianza
(ANDEVA) de parcelas divididas (mixto) de dos factores (2x2 cada uno) (Tabla 1).
Donde el Factor A corresponde a la condición de las mujeres (madres lactantes 1.53.0 meses, madres lactantes 4.0-5.5 meses, madres lactantes de 6.5-8.0 meses y no
madres) y el Factor B a las condiciones de registro (línea basal, video maternal y
video erótico).
Tabla 1. Primer diseño de análisis de varianza
C O N D I C I O N E S (B)
M
Línea Basal
U
J
E (A)
Estimulación
Estimulación
maternal
erótica
No madres
n=8
R
Lactantes (1, 2, 3)
E
n=8
S
U de Mann-Whitney para grupos independientes (2x1) para cada una de las escalas
de valencia, activación general, activación sexual, frecuencia y preferencia.
59
IX. Resultados
La muestra se conformó por un total de 32 mujeres distribuidas en cuatro grupos, la
edad de las mujeres varió de 23 a 36 años, todas las participantes tenían al menos
un año con su pareja, las madres cohabitaban con su pareja, todas eran primerizas,
la edad de sus hijos oscilaron de un mes una semana, a ocho meses y medio (L1: 6
niñas, 2 niños; L2: 3 niñas, 5 niños; y L3: 3 niñas, 5 niños); las mujeres no madres,
no tenían experiencia previa con infantes (Tabla 2).
Tabla 2. Características demográficas de las participantes
Características
Nulíparas
Lactantes 1.5-
Lactantes 4.0-
Lactantes 6.5-
Demográficas
(NM)
3.0 meses
5.5 meses
8.0 meses
(L1)
(L2)
(L3)
8
8
8
8
24.25 + 0.412
27.25 + 1.623
25.37 + 1.401
30.87 + 1.381
100%
100%
100%
75%
0%
0%
0%
25%
Casadas/Unión libre
87.5%
100%
100%
100%
Solteras
12.5%
0%
0%
0%
n
Edad
Educación
Carrera Técnica/
Licenciatura
Postgrado
Estado civil
60
Instrumentos de Beck y NEUROPSI
Como puede observarse en la Tabla 3, tanto en el Inventario de Depresión como en
el de Ansiedad de Beck, todas las participantes presentaron puntajes en el rango de
depresión de leve a moderado (menores a 19 puntos Escala de Depresión, y Escala
de Ansiedad menores a 30 puntos) (Seller et al., 1981).
Tabla 3. Media ± 2 EE de los puntajes de Depresión y Ansiedad obtenidos mediante el
Inventario de Beck de en los 3 grupos de mujeres
GRUPOS
NM
L1
L2
L3
Inventario
Depresión
Beck
Ẋ
± 2 EE
5.12
1.43
9.75
2.05
12.12
1.55
7.37
1.22
Inventario
Ansiedad Beck
Ẋ
7.000
8.375
11.750
5.750
± 2 EE
1.512
5.630
3.694
4.464
Igualmente, en la Tabla 4 se encuentran los datos relacionados con el Instrumento
de Atención Neuropsi (en las subpruebas de detección dígitos, visual y series
sucesivas). Los valores obtenidos en los cuatro grupos tuvieron una puntuación
estandarizada dentro del rango normal, donde el puntaje mínimo del rango normal
es 7.
Tabla 4. Media ± 2 EE de la Prueba de NEUROPSI en las subpruebas de Detección de dígitos,
Detección visual y Series Sucesivas de atención en los 4 grupos.
NM
L1
L2
L3
NEUROPSI
Detección de
Detección
dígitos
visual
Ẋ
±2 EE
Ẋ
±2 EE
10.875 0.549 11.000 0.802
11.625 0.375 12.250 0.559
10.875 0.549 12.125 0.666
10.750 0.818 11.500 0.598
Series
Sucesivas
Ẋ
±2 EE
11.750 0.818
9.500 0.945
11.000 0.886
10.500 0.845
61
Resultados Conductuales
Preferencia: porcentaje de frecuencia de observación de los videos
De acuerdo al análisis estadístico de U de Mann-Whitney realizado, se encontraron
diferencias significativas entre grupos asociados a la frecuencia de observación de
los videos. Los 3 grupos de madres presentaron una menor preferencia por observar
el video con contenido erótico en comparación con el grupo de no madres [NM vs
L1: U=9.00 p(U)=0.0148; NM vs L2: 11.00 p(U)=0.0281; NM vs L3: U=10.50
p(U)=0.0281]. Además, el grupo de L2 presentó mayor preferencia por observar el
video con contenido maternal en comparación con las NM, mientras que en los otros
dos grupos de madres se observa una tendencia [NM vs L1: U=13.50 p(U)=0.0650;
NM vs L2: U=12.00 p(U)=0.0379; NM vs L3: U=13.50 p(U)=0.0650] (Figura 8).
Figura 8. Porcentaje de frecuencia de observación de los videos con contenido maternal y
erótico que presentaron las mujeres de los diferentes grupos. No madres (NM), Lactantes 1
(L1), Lactantes 2 (L2) y Lactantes 3 (L3). * p<0.05 significativamente mayor respecto a video
maternal en NM. ° p<0.05 significativamente menor respecto a video erótico en NM.
62
A continuación se describen los resultados de la Escala Arizona de experiencia
sexual y cada una de las evaluaciones subjetivas (valencia, activación general y
activación sexual) para cada video presentado.
Escala Arizona de Experiencia Sexual
Para los resultados de la Escala Arizona de Experiencia Sexual se realizó un análisis
de U de Mann-Whitney para conocer las diferencias entre cada grupo de madres
lactantes con respecto al grupo de NM. La escala constó de 5 preguntas
relacionadas con su experiencia sexual; cada cuestión está conformada por 6
posibles respuestas, donde 1 es el máximo valor y 6 la ausencia de la situación.
Además se considera la media de respuestas de la muestra, relacionada con su
deseo sexual, reportada en la entrevista, así como el tipo de lactancia que
presentaron las madres de cada grupo (Tabla 5).
Para la facilidad del impulso sexual, se encontraron diferencias entre grupos
[NM vs L1: U=3.00 p(U)=0.0011; NM vs L2: U=8.00 p(U)=0.0104; NM vs L3: U=2.00
p(U)=0.0006], donde los tres grupos de madres lo autoevalúan como algo fuerte, y
muy fuerte para las NM. Para la facilidad de excitación, se encontraron diferencias
en el grupo L3, con respecto a NM [NM vs L3: U=7.50 p(U)=0.0104], donde las NM
la evaluaron como muy fácil, mientras que las madres L3 como algo fácil. En la
autoevaluación de facilidad de lubricación, facilidad de alcanzar el orgasmo y la
satisfacción del mismo, no se encontraron diferencias entre los grupos de madres y
las NM; aunque cabe destacar que la Escala Arizona evalúa la actividad sexual en la
última semana, por lo que si las participantes no habían tenido relaciones sexuales
en esa semana, omitían dar respuesta a dichas preguntas. Según la entrevista de
datos generales, la mayoría de las madres del grupo L1 reportan una disminución
del deseo sexual, en tanto que las madres de los grupos L2 y L3 reportaron en su
mayoría un deseo sexual igual al de antes del embarazo o incluso mayor.
63
Tabla 5. Media ± 2 ES de los puntajes de la Escala Arizona en sus 5 variantes en los cuatro
grupos, así como el deseo sexual reportado en la entrevista y el tipo de lactancia de las
madres. * p<0.05 respecto a NM
Arizona
impulso sexual
Arizona
excitación
Arizona
lubricación
Arizona
satisfacción
orgasmos
ẋ
± 2 EE
1.625
0.183
Reportado
entrevista
Tipo lactancia
Reactividad
sexual
± 2 EE
0.183
Arizona
facilidad
orgasmo
ẋ
± 2 EE
2.625
0.263
NM
ẋ
2.25
± 2 EE
0.164
ẋ
2.625
± 2 EE
0.263
ẋ
2.375
n
----------------
n
---------------------
n
------------
L1
*3.87
0.295
3.125
0.295
3.125
0.295
2.25
0.701
2
0.655
6=menor
2=igual
4=Exclusiva
4=Predominante
3=cuarentena
5=no
L2
*3.62
0.375
3.5
0.327
3.37
0.460
3.37
0.532
2.3
0.625
7=Exclusiva
1=Parcial
0.327
3.125
0.611
2.875
0.515
2.25
0.412
3=menor
2=igual
3=mayor
3=menor
4=igual
1=mayor
5=cuarentena
2= 3 meses
1=no
4=cuarentena
1=6 meses
3=8 meses
L3
*4
0.327
*4
2=Exclusiva
4=Predominante
2=Parcial
Valencia y activación del video maternal
En relación a la evaluación de valencia del video maternal, la prueba U de MannWhitney realizada mostro diferencias entre los grupos. Como puede observarse en la
Tabla 6, los tres grupos de madres evaluaron el video maternal con puntajes más
altos relacionados con una valencia agradable o placentera, mientras que las no
madres, lo evaluaron con un puntaje menor, pero aun manteniéndose en puntajes
agradables [NM vs L1: U=11.50 p(U)=0.0379; NM vs L2: U=11.50 p(U)=0.0379; NM
vs L3: U=15.00 p(U)=0.0830].
En cuanto a la evaluación de activación del video maternal no se encontraron
diferencias significativas entre ninguno de los grupos.
64
Tabla 6. Media ± errores estándar de la valencia y activación general reportada por las mujeres
de los cuatro grupos respecto a la evaluación del video maternal. * p<0.05 respecto a NM.
2
GRUPOS
NM
L1
L2
L3
1
0
-1
-2
VALENCIA
Ẋ
±2 EE
1.125
0.227
*1.875
0.125
*1.875
0.125
*1.750
0.164
5
4
3
2
1
ACTIVACIÓN
Ẋ
±2 EE
3.125
0.350
3.500
0.598
3.750
0.366
3.000
0.423
Valencia y activación del video erótico
Para la valencia del video erótico la prueba U de Mann-Whitney realizada, mostró
diferencias significativas entre grupos. Mientras que el grupo de NM lo evaluó con
una valencia agradable, las madres lo puntuaron con valencias neutras o
moderadamente desagradables (no placenteras). [NM vs L1: U=13.00 p(U)=0.0499;
NM vs L2: U=4.00 p(U)=0.0019; NM vs L3: U=3.00 p(U)=0.0011]; En relación a la
evaluación de activación general, la prueba U de Mann-Whitney no detectó
diferencias entre grupos (Tabla 7).
65
Tabla 7. Media ± errores estándar de los puntajes reportados por las mujeres en cuanto a la
evaluación de la valencia del video erótico.
2
GRUPOS
NM
L1
L2
L3
1
0
-1
-2
5
VALENCIA
PROMEDIO
±2 EE
0.875
*0.000
*-0.050
*-0.0875
4
3
2
1
ACTIVACIÓN
PROMEDIO
±2 EE
3.500
0.423
2.875
0.441
2.375
0.375
2.750
0.412
0.227
0.267
0.189
0.295
Activación sexual generada por el video erótico
La prueba U de Mann-Whitney detectó diferencias entre grupos [NM vs L1 H=4.27
p=(0.0388), NM vs L2 H=4.76 p=(0.0291). Las madres de los grupos L1 y L2
evaluaron el video erótico con una menor activación sexual en comparación con las
NM. El grupo L3 reportó una activación sexual similar a aquella del grupo de NM
(Tabla 8).
Tabla 8. Media ± errores estándar de los puntajes reportados por las mujeres en cuanto al nivel
de activación sexual inducido por la observación del video erótico
9
GRUPOS
NM
L1
L2
L3
8
7
6
5
4
3
2
1
ACTIVACIÓN SEXUAL
MEDIA
± 2 EE
6.375
0.754
*4.000
0.756
*3.625
0.730
4.750
0.881
66
Resultados Electroencefalográficos
En los siguientes esquemas se representan los cambios de la correlación EEG que
presentaron diferencias significativas, según el ANDEVA. Cada comparación se
realizó entre el grupo de NM con respecto a cada uno de los grupos de madres
lactantes. En cada imagen, representada por una cabeza, se indican las
derivaciones registradas (F1, F2, F3, F4, P3, P4). Las flechas hacen referencia a las
correlaciones que presentaron diferencias significativas, y las bandas del EEG
específicas de tal diferencia.
Correlación intrahemisférica (rINTRA)
El grado de acoplamiento EEG cortical intrahemisférico de las lactantes del grupo L1
no presentó cambios con respecto a las NM durante la observación del video
maternal.
Sólo durante la observación del video erótico las madres del grupo L1
presentaron una menor correlación intrahemisférica en las bandas alfa2 [F(1,14)=3.81]
y beta1 [F(1,14)=2.78] entre frontales izquierdos (F1-F3) [Figura 9], y una menor
correlación de la banda gamma [F(1,14)=1.81] en las derivaciones fronto-parietales
izquierdas (F3-P3) [Figura 10]. En zonas prefronto-parietales derechas se presentó
una menor correlación intrahemisférica en todas las bandas rápidas (alfa1
[F(1,14)=4.61], alfa2 [F(1,14)=4.28], beta1 [F(1,14)=4.27], beta2 [F(1,14)=2.77] y gamma
[F(1,14)=2.25] (p<0.05) [Figura 11].
67
Figura 9. Media ± ES de la correlación intrahemisférica F1-F3 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L1 ante el video erótico. *p<0.05
significativamente menor respecto a No madres.
Figura 10. Media ± EE de la correlación intrahemisférica F3-P3 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L1 ante el video erótico. *p<0.05
significativamente menor respecto a No madres.
68
Figura 11. Media ± EE de la correlación intrahemisférica F4-P4 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L1 ante el video erótico. *p<0.05
significativamente menor respecto a No madres.
El grado de acoplamiento cortical de las madres del grupo L2 presentó cambios en
respuesta a ambos videos. Ante observación del video maternal se presentó una
menor correlación intrahemisférica frontal izquierda (F1-F3) en bandas alfa2
[F(1,14)=5.34], beta2 [F(1,14)=5.28] y gamma [F(1,14)=4.01] (p<0.05) [Figura 12], en tanto
que ante la observación del video erótico se presentó una menor correlación
intrahemisférica frontal izquierda en beta1 [F(1,14)=3.87], beta2 [F(1,14)=3.87] y gamma
[F(1,14)=4.01] (Figura 13) y una menor correlación intrahemisférica prefronto-parietal
izquierda en alfa1 [F(1,14)=2.28] y beta1 [F(1,14)=4.02] (Figura 14).
Figura 12. Media ± EE de la correlación intrahemisférica F1-F3 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L2 ante el video maternal.
*p<0.05 significativamente menor respecto a No madres.
69
Figura 13. Media ± EE de la correlación intrahemisférica F1-F3 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L2 ante el video erótico. *p<0.05
significativamente menor respecto a No madres.
Figura 14. Media ± EE de la correlación intrahemisférica F3-P3 (en valores Z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L2 ante el video erótico. *p<0.05
significativamente menor respecto a No madres.
Al igual que las madres del grupo L2, las lactantes del grupo L3 también presentaron
una menor correlación intrahemisférica ante el video maternal y erótico. La
observación del video maternal se asoció con una menor correlación intrahemisférica
frontal izquierda en alfa2 [F(1,14)=13.43], beta1 [F(1,14)=5.75], beta2 [F(1,14)=7.19] y
70
gamma [F(1,14)=4.43] (p<0.05) [Figura 15], en tanto que la observación del video
erótico se asoció con una menor correlación frontal izquierda (F1-F3) en todas las
bandas rápidas (alfa1 [F(1,14)=4.82, alfa2 [F(1,14)=13.43], beta1 [F(1,14)=5.75], beta2
[F(1,14)=7.19] y gamma [F(1,14)=4.43]) [Figura 16], y una menor correlación prefrontoparietal izquierda (F3-P3) en alfa1 [F(1,14)=0.54] y beta1 [F(1,14)=3.92] (p<0.05) [Figura
17].
Figura 15. Media ± EE de la correlación intrahemisférica F1-F3 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L3 ante el video maternal.
*p<0.05 significativamente menor respecto a No madres.
Figura 16. Media ± EE de la correlación intrahemisférica F1-F3 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L3 ante el video erótico. *p<0.05
significativamente menor respecto a No madres.
71
Figura 17. Media ± EE de la correlación intrahemisférica F3-P3 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L3 ante el video erótico. *p<0.05
significativamente menor respecto a No madres.
Correlación interhemisférica (rINTER)
El grado de acoplamiento EEG cortical entre hemisferios de las lactantes del grupo
L1 no presentó cambios durante la observación del video maternal.
Las lactantes del grupo L2 presentaron durante la condición de video maternal
una menor correlación inter-prefrontal (F3-F4) en alfa1 [F(1,14)=12.18], alfa2
[F(1,14)=13.59] y beta1 [F(1,14)=6.07] (p<0.05) con respecto al grupo NM (Figura 18).
En la condición de observación del video erótico, este grupo se caracterizó por
presentar una menor correlación inter-prefrontal (dorsolateral) en todas las bandas
rápidas (alfa1 [F(1,14)=12.18], alfa2 [F(1,14)=13.59], beta1 [F(1,14)=6.07], beta2
[F(1,14)=3.60] y gamma [F(1,14)=2.78] con respecto a las NM (p<0.05) [Figura 19].
72
Figura 18. Media ± EE de la correlación interhemisférica F3-F4 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L2 ante el video maternal.
*p<0.05 significativamente menor respecto a No madres.
Figura 19. Media ± EE de la correlación interhemisférica F3-F4 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L2 ante el video erótico. *p<0.05
significativamente menor respecto a No madres.
El grupo L3 presentó una menor correlación interhemisférica prefrontal (F3-F4) ante
la observación del video maternal en las bandas alfa1 [F(1,14)=9.62], alfa2
[F(1,14)=20.48], beta1 [F(1,14)=9.23] y beta2 [F(1,14)=5.46] (p<0.05) en relación a NM
73
(Figura 20), mientras que durante el video erótico, éstas se caracterizaron por
presentar una menor correlación interhemisférica prefrontal dorsolateral (F3-F4) en
todas las bandas rápidas (alfa1 [F(1,14)=9.62], alfa2 [F(1,14)=20.48], beta1 [F(1,14)=9.23],
beta2 [F(1,14)=5.46] y gamma F(1,14)=3.98]) con respecto al grupo NM (p<0.05) [Figura
21].
Figura 20. Media ± EE de la correlación interhemisférica F3-F4 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L3 ante el video maternal.
*p<0.05 significativamente menor respecto a No madres.
Figura 21. Media ± EE de la correlación interhemisférica F3-F4 (en valores z) de las diferentes
bandas EEG registradas en las No madres y madres del grupo L3 ante el video erótico. *p<0.05
significativamente menor respecto a No madres.
74
En las tablas 9 y 10, se presenta la Media ± EE de la correlación intra e interhemisférica (en valores
Z) de las diferentes bandas EEG registradas en las participantes de los diferentes grupos durante la
observación del video maternal y erótico respectivamente.
Tabla 9. Media ± EE de los valores transformados a Z de Fisher de la correlación intra e
interhemisférica de las diferentes bandas EEG registradas en las participantes de los
diferentes grupos durante la observación del video maternal
75
Tabla 10. Media ± EE de los valores transformados en Z de Fisher de la correlación intra e
interhemisférica de las diferentes bandas EEG registradas en las participantes de los
diferentes grupos durante la observación del video erótico
76
X. Discusión
Se ha descrito que la sensibilidad a los estímulos sensoriales de las madres
lactantes cambia a lo largo del periodo postparto, donde, sobre todo en los primeros
meses después del parto, muestran una mayor preferencia y sensibilidad por todo
aquello relacionado con el bebé; disminuyendo su interés y sensibilidad a otros
factores y estímulos relacionados con la cuestión social, laboral, de pareja o familiar
(Johnson, 2011). En este contexto, algunos trabajos han reportado que el interés por
la interacción sexual y la libido disminuyen principalmente en los primeros meses
postparto, y que conforme transcurre el tiempo, el interés sexual es recuperado
(Masters & Johnson, 1966; von Sydow, Ullmeyer & Happ, 2001; Hyde, DeLamater &
Plant, 1996).
En este trabajo se confirma que las madres primerizas lactantes de entre 4.0
a 5.5 meses postparto experimentan una preferencia por los estímulos relacionados
con la maternidad y los evalúan como más placenteros, y que a pesar de que todas
las madres evalúan como neutros o moderadamente displacenteros los estímulos
con contenido erótico, las madres lactantes que se encontraban en etapas más
alejadas al parto (de 6.5 a 8 meses), reportan un nivel de activación sexual similar a
aquel reportado por las mujeres no madres. Además de estos resultados
conductuales, se encontró que las madres presentan un diferente grado de
acoplamiento electroencefalográfico cortical durante la observación de videos
maternales y eróticos, asociado al tiempo que ha transcurrido después del parto.
Se ha descrito que durante este periodo, las madres presentan una serie de
conductas innovadoras (como el cuidado del bebé, cambio de ropa, cargarlo), así
como de pensamientos, entre ellos el enfoque exclusivo (Swain et al., 2007) y la
preocupación maternal primaria, que comienza al final de la gestación y se mantiene
los primeros meses postparto (Winnicott, 1960), lo cual explicaría la mayor
preferencia por el estímulo maternal.
Aun cuando la preferencia por observar el video maternal fue similar en los
tres grupos de madres, el grado de acoplamiento EEG cortical de las madres del
77
grupo más cercano al parto (L1, hasta 3 meses postparto) fue diferente a aquel
presentado por las madres de los grupos L2 y L3. Las madres el grupo L1 no
presentaron cambios en la correlación EEG cortical durante la observación del
estímulo maternal, sino que el acoplamiento entre cortezas frontales y parietales fue
similar a aquel de las mujeres no madres, probablemente debido a que en estas
mujeres aún no han ocurrido los cambios funcionales requeridos para que detecten
e interpreten adecuadamente las señales del bebé.
Esta sugerencia estaría apoyada por estudios tanto conductuales como
fisiológicos, en los que se ha reportado que durante las primeras semanas (6
semanas) las madres aún están aprendiendo a interpretar las señales de sus hijos
(Drummond, McBride & Wiebe, 1993), y además, no presentan una activación de la
CPF medial ante estímulos maternales (durante las 2-4 semanas postparto) como ha
sido demostrado por estudios de I-RMF (Swain, Leckman, Mayes, Feldman, Eicher &
Schultz, 2003). En contraparte, las madres en los grupos L2 y L3 presentaron una
menor correlación inter e intrafrontal (sobre todo de las frecuencias rápidas) cuando
observaron el video maternal. Este menor acoplamiento cortical también fue
encontrado en estudios previos (Pérez-Hernández, 2012; Hidalgo-Aguirre, 2012),
donde se encontró que madres biológicas con hijos de entre 6 meses a 2 años y
medio de edad, presentaron una menor correlación interprefrontal (F3-F4) de beta1 y
beta2 mientras escuchaban la grabación del llanto de un bebé, así como durante la
observación de diferentes estímulos emocionales de un bebé con respecto a madres
adoptivas.
Un menor acoplamiento cortical es interpretado como un índice de la
optimización de recursos cerebrales. Tal optimización se ha asociado a una
especialización cerebral y mayor habilidad para realizar alguna actividad como
resultado de la adquisición de experiencia (Bell & Fox, 1996; Deeny, Hillman, Janelle
& Hatfield, 2003; Lavelli & Fogel, 2005). En relación a la maternidad, se ha descrito
que la interacción con infantes permite aprender sus señales, contribuyendo a la
adquisición de patrones específicos de conducta maternal (Pryce, 1992). Drummond
y cols. (1993) han sugerido que es hasta la décima semana cuando las madres
78
adquieren mayor habilidad para entender los estímulos de su bebé. Así, el hecho de
que sólo haya una menor sincronización tanto rTRA (F1-F3 izquierda) como rTER
prefrontal (F3-F4) de las bandas rápidas durante la observación del video maternal
podría indicar que las madres de los grupos L2 y L3 requieren de un menor
acoplamiento cortical para procesar más rápida y eficazmente los estímulos
maternales como resultado de una mayor experiencia de interacción con sus bebés.
Este cambio en la funcionalidad cortical en relación al tiempo postparto y por
ende de familiaridad con el bebé también ha sido reportado con técnicas
anatómicas, volumétricas y de I-RMF. Por ejemplo, se ha reportado que en periodos
más alejados al parto, las madres presentan un mayor volumen de materia gris en
áreas cerebrales como la CPF y la corteza parietal en tanto que en las madres en
postparto temprano no se observan dichos cambios (Kim et al., 2010). De manera
similar, se ha descrito una mayor activación de la CPFm en madres de 3-4 meses
postparto (Swain, et al., 2004) respecto a madres de 2-4 semanas postparto (Swain et
al., 2003), los cuales corroboran la ocurrencia de cambios cerebrales asociados al
mayor tiempo de convivencia y experiencia que adquiere la madre en relación al
tiempo postparto y por ende, en relación a la convivencia con el bebé. Por lo tanto,
este decremento en el grado de acoplamiento EEG cortical podría estar asociado a
la mayor familiaridad y experiencia que la madre va adquiriendo conforme más
convivencia se tiene con el infante a lo largo del tiempo, lo que le permite detectar y
procesar más rápida y eficazmente los estímulos emitidos por el mismo.
Es importante recordar que las CPFdl y frontopolar están implicadas en la
modulación de procesos motivacionales y cognitivos (Shota, Hirokazu, Atsuko &
Kazuyuki, 2011; Amodio & Frith, 2006; Buriticá-Ramírez & Pimienta-Jiménez, 2007;
Ramnani & Owen, 2004). Por ejemplo, se sabe que en ratas se modifica el número
de espinas dendríticas en neuronas de la CPF en asociación a procesos de
aprendizaje, memoria e incluso de experiencia sexual (Mullins, Sengelaub & Mesel,
2004; Meisel & Mullins, 2006), además, se ha descrito que ratas tanto preñadas
como en periodo postparto presentan una mayor densidad de espinas dendríticas en
CPF asociado con una mejor atención y flexibilidad conductual, sugiriendo que el
79
periodo postparto se asocia con el crecimiento neuronal en la CPF y más eficiente
funcionamiento cognitivo (Leuner & Gould, 2010). Asimismo, diversos trabajos de
neuro-imagen muestran que ocurren cambios en el sistema límbico-prefrontal
durante la maternidad para aumentar la capacidad de respuesta de la madre hacia
los lactantes (Leibenluft, Gobbini, Harrison & Haxby, 2004; Seifritz, Esposito,
Neuhoff, Luthi, Mustovic, Dammann, et al., 2003; Swain, 2008). Esta capacidad de
respuesta hacia las señales emitidas por infantes forma parte de la sensibilidad
maternal (González-Mariscal & Melo, 2013), la cual tiene como componentes
fundamentales procesos cognoscitivos de atención, flexibilidad cognoscitiva y
memoria de trabajo (Barret & Fleming, 2011). Por lo que, es probable que este
menor grado de acoplamiento entre CPF ante el estímulo maternal se asocie, por un
lado, con un procesamiento sensorial más especializado hacia los estímulos
emitidos por el bebé y por el otro, con los procesos de memoria de trabajo, atención
y flexibilidad conductual asociado a la sensibilidad maternal para responder más
adecuadamente a las señales del bebé.
Todas las adaptaciones y demandas por parte del bebé, a las que se somete
una nueva madre, aunado a los cambios neuroendocrinos que experimenta, se
conjuntan en el periodo postparto, influyendo drásticamente en los aspectos
sociales, familiares y de pareja. Existen reportes que muestran que durante los
primeros meses después del parto disminuye el interés sexual (Abdool, Thakar &
Sultan,2009); desde un tercio hasta un 50% de las madres reportan decrementos en
el deseo sexual durante los primeros seis meses después del parto (Botros,
Abraham, Miller, Sand, Gandhi, Nickolov, et al., 2006; Rupp, James, Ketterson,
Sengelaub, Ditzen & Heiman, 2013; Abdool, Thakar & Sultan, 2009; Barrett, Pendry,
Peacock, Victor, Thakar & Manyonda, 2000) y algunos autores han descrito que el
decremento de la libido prevalece hasta un año (Pastore, Owens & Raymond, 2007)
o incluso años después del nacimiento del bebé (Botros et al., 2006; Rupp et al.,
2013).
En el presente estudio, seis de las madres del grupo L1 reportaron en la
entrevista una disminución del deseo sexual y la mayoría de ellas (cinco) no habían
80
reanudado su actividad sexual. Por el contrario, la mayoría de las lactantes que se
encontraban más alejadas al parto (L2 y L3) reportaron haber reanudado las
relaciones sexuales después de la cuarentena aun cuando en la Escala Arizona
reportaron un menor impulso sexual, una menor excitación y una menor lubricación
vaginal que las NM.
Se ha sugerido que el decremento de la libido resulta de varios aspectos,
entre ellos los altos niveles de OT y PRL que presentan las madres lactantes. La OT
participa en la respuesta maternal dirigida al infante, disminuyendo la respuesta a
estímulos no infantiles (Carter, Pournajafi-Nazarloo, Kramer, Ziegler, White-Traut,
Bello, et al., 2007). Esta hormona ha sido asociada indirectamente con la reducción
de los niveles de deseo sexual, ya que por la lactancia disminuyen los niveles de
estrógenos (Avery et al., 2000) y se ha sugerido que mientras mayor sea el tiempo
de lactancia, el interés sexual podría verse mayormente afectado (Alder, Cook,
Davidson, West & Bancroft, 1986; Ellis & Hewat, 1985). A pesar de lo anterior,
también se ha descrito que este neuropéptido facilita la activación sexual periférica
(Salonia, Nappi, Pontillo, Daverio, Smeraldi, Briganti, et al., 2005), y se incrementa
con el orgasmo (Blaicher, Gruber, Bieglmayer, Blaicher, Knogler & Huber, 1999); por
lo que es probable que no participe en la inducción del deseo o motivación sexual,
pero sí en la interacción sexual per se (Rupp et al., 2013). Las madres en postparto
parecen disfrutar las relaciones sexuales y experimentar orgasmos (Connolly, Thorp
& Pahel, 2005), aunque podrían no desear o iniciar la interacción sexual (Woranitat
& Taneepanichskul, 2007). En este experimento se encontraron resultados que
apoyan la propuesta anterior, ya que todas las madres que habían reanudado su
vida sexual reportaron tener orgasmos satisfactorios aunque al evaluar el estímulo
erótico lo calificaron como neutro o moderadamente desagradable.
Si bien en este estudio no se midieron los niveles hormonales, es muy
probable que los niveles de OT y PRL en estas participantes estuvieran elevados ya
que todas las madres estaban amamantando, y la mayoría de ellas lo hacían de
manera exclusiva o predominante. Así, estos datos se suman a la propuesta de que
81
el menor deseo sexual reportado por las madres podría resultar de los altos niveles
de oxitocina y prolactina característicos del periodo postparto en mujeres lactantes.
Está bien descrito que los cambios hormonales redundan drásticamente en la
funcionalidad cerebral (Spiegel, Luthringer, Follenius, Schaltenbrand, Macher, Muzet,
et al., 1995; Makarchouk, Maksimovich, Kravchenko & Kryzhanovskii, 2011; Keunen,
Vliegen, van der Pol, Gerretsen & Stam, 1997), por lo que no es sorprendente que,
como resultado de los altos niveles de OT y PRL entre otras hormonas, cambie el
grado de acoplamiento cortical y por ende, la detección, sensibilidad y respuesta a
estímulos altamente relevantes, como son los de contenido maternal y sexual.
En el presente estudio, las madres del grupo L1 ante la observación del
estímulo erótico presentaron un grado de acoplamiento cortical muy particular y
diferente de aquel mostrado por las madres de los grupos L2 y L3. Estas lactantes
se caracterizaron por presentar una menor correlación intrafrontal izquierda (F1-F3)
y frontoparietal (F3-P3, F4-P4) tanto derecha como izquierda ante la observación del
video erótico. Si bien el hemisferio izquierdo se ha asociado con los estados
placenteros, el hemisferio derecho (F4-P4) se ha asociado a la observación de
estímulos desagradables (Davidson, Ekman, Saron, Senulis & Friesen, 1990) y con
tendencias de evitación (Coan & Allen, 2004; Davidson, 1993); por tanto, es
probable que este decremento frontoparietal en ambos hemisferios se asocie con la
menor activación sexual que reportaron las madres en esa etapa de lactancia
caracterizada por bajos niveles de estrógenos, altos niveles de prolactina y oxitocina
y por ende baja libido, lo que provoca menor respuesta sexual (Neville, 1999; Voogt
et al. 2001).
El concepto de un equilibrio entre excitación e inhibición, se ha aplicado
recientemente a la respuesta sexual humana (Bancroft, 1999; Graham, Sanders &
Milhausen, 2006). Este modelo dual de respuesta sexual propone que existen
sistemas excitadores e inhibidores separados, relativamente independientes y que la
ocurrencia del arousal sexual depende de la activación relativa de excitación e
inhibición sexual (Bancroft & Janssen, 2000). Se ha sugerido que los mecanismos
inhibitorios están mejor desarrollados en las mujeres que en los hombres (Bjorklund
82
& Kipp, 1996), y que, sobre todo en el periodo postparto, pueden estar influyendo
factores “amenazantes”, como las preocupaciones de la imagen corporal (Taylor,
Rosen & Leiblum, 1994) y miedo a otro embarazo (Sprecher & Regan, 1996). El
hecho de que sólo las madres lactantes del grupo L1, de las cuales la mayoría no
habían reanudado la conducta sexual, presenten un menor grado de acoplamiento
fronto-parietal tanto en el hemisferio izquierdo como derecho, pudiera asociarse con
algún
posible
“conflicto
emocional”
y/o
desagrado
que
pudieron
haber
experimentado al observar videos con contenido erótico.
Los grupos de madres L2 y L3 además de presentar menor correlación inter e
intrafrontal izquierda (F1-F3, F3-F4), también presentaron una menor correlación
frontoparietal pero exclusivamente en el hemisferio izquierdo cuando observaron el
video erótico. Se ha descrito que el hemisferio izquierdo participa de manera
importante en el procesamiento de estímulos y estados positivos o placenteros
(Strathearn et al., 2009; Müller, Keil, Gruber & Elbert, 1999; Noriuchi et al., 2008;
Davidson, 1990), así como en la motivación apetitiva o de aproximación (Coan &
Allen, 2004; Davidson, 1993). Un menor acoplamiento interprefrontal (F3-F4) y
frontoparietal también ha sido reportado en hombres jóvenes ante la observación de
estímulos eróticos (Hernández-González, et al., 2013) el cual ha sido asociado con
la respuesta de activación sexual generada por la estimulación erótica.
Considerando lo anterior, es probable que entre más alejadas del parto se
encuentren las madres, la estimulación erótica pueda ser un estímulo capaz de
generar un patrón EEG de activación sexual al igual que en los hombres. Aun
cuando en este estudio las madres de los grupos L2 reportaron una menor valencia
(displacentero) y menor activación sexual que las NM, es interesante destacar que
las madres del grupo L3 reportaron un grado de activación sexual similar a aquel de
las NM. Así, es probable que a partir de los 4 meses (L2) el estímulo sexual ya no
les resulte tan indiferente provocando un patrón EEG de activación sexual similar a
aquel observado en los hombres ante la estimulación erótica (aunque de manera
subjetiva siguen calificando el estímulo sexual como moderadamente desagradable).
83
Se ha propuesto que la CPFdl juega un papel crítico en la auto-regulación del
arousal sexual (León-Carrión et al., 2007), mientras que las regiones parietales
(Stoléru et al., 1999; Redouté et al., 2000) participan en la atención y placer
asociado con el incremento del arousal, así como en la percepción de cambios
corporales específicos, como la tumescencia del pene y/o lubricación vaginal
(Stoléru et al., 1999). En este estudio, la menor correlación frontoparietal que
presentan las madres ante la estimulación erótica podría indicar una disociación de
la actividad eléctrica entre los sistemas ejecutivos fríos y lógicos (CPFdl) y los
sistemas de atención y de procesamiento sensorial (corteza parietal) de tal manera
que las participantes (sobre todo del grupo L3) pudieran suprimir cualquier estímulo
externo o tarea mental que interfiera con la activación asociada a la observación de
este tipo de estímulos eróticos.
Recordemos que en el paradigma utilizado en este experimento las
participantes tenían la opción de seleccionar qué estímulo observar, de modo que
debían tomar una decisión y por ende, procesar un acto voluntario para ejecutar o
suprimir una acción motora (presionar o no el botón de cierto estímulo). Se ha
observado que en la inhibición intencional está involucrada la CPF y la ínsula del
hemisferio izquierdo (Brass & Haggard, 2008). Además, se ha descrito que ante un
paradigma de inhibición intencional de una acción voluntaria, se presenta un
incremento de la potencia de alfa y beta en la corteza frontal izquierda (Walsh, Kühn,
Brass, Wenke & Haggard, 2010) manifestado como una sincronización de ambas
bandas relacionada a la inhibición. De manera muy interesante, todas las madres
presentaron ante el estímulo erótico una menor correlación de frecuencias rápidas
(incluyendo alfa y beta), en tanto que ante el estímulo maternal sólo las madres de
L2 y L3 presentaron esta menor correlación. Así, es probable que esta menor
correlación intrafrontal izquierda de las bandas de alfa y beta pudiera estar asociada
con los procesos de inhibición intencional que las madres experimentaron al tener
que seleccionar entre ambos estímulos. Esta sugerencia es apoyada por los reportes
subjetivos; la mayoría de madres prefirieron observar videos maternales y además
calificaron el estímulo erótico con un puntaje medio que representa una valencia
“neutra” y una activación sexual baja, sin embargo, todas las madres presentaron la
84
menor correlación EEG entre cortezas frontales y parietales, que es característica
del estado de activación sexual en hombres jóvenes. Otro dato que apoya la
sugerencia anterior, es que las madres del grupo L3 reportan ante el estímulo erótico
un grado de activación sexual similar a aquel reportado por mujeres no madres, lo
cual indicaría el probable mayor interés hacia el estímulo sexual que la madre
manifiesta en los periodos más tardíos al parto.
El antecedente más cercano al presente estudio es el realizado por Rupp y
colaboradores (2013), quienes aplicando una escala de función sexual, la escala
SAM (de valencia y activación general) y técnicas de imagenología obtuvieron
resultados en el mismo sentido. Ellos encontraron que, las madres lactantes de 3 a 6
meses postparto reportaron un menor puntaje en una escala de función sexual
respecto a mujeres no madres. Además las madres evaluaron los estímulos
sexuales e infantiles con el mismo grado de activación general (mediante la escala
SAM), mientras que los videos utilizados en este estudio no provocaron diferente
grado de activación general, si fueron calificados con diferente valencia. Con
respecto a la respuesta fisiológica, encontraron una menor activación de la amígdala
derecha de las madres ante ambos estímulos en comparación con las mujeres no
madres. Ellos atribuyen esta menor activación a la capacidad de respuesta de esta
estructura a las imágenes maternales y eróticas, apoyando la sugerencia de los
diversos cambios plásticos cerebrales que ocurren en relación a la experiencia
postparto.
Tomando en conjunto los datos anteriores, el presente estudio demuestra que
existen diferencias importantes tanto a nivel subjetivo como en la funcionalidad
cerebral ante videos con contenido sexual y maternal entre mujeres en diferentes
periodos postparto y nulíparas. Si bien estos resultados confirman que las madres
lactantes prefieren ver estímulos con contenido maternal en comparación con las no
madres, se demuestra también que en los periodos más lejanos al parto tanto el
estímulo maternal como el sexual resultan atractivos y relevantes, de modo que al
observar videos eróticos las madres lactantes del grupo L3 llegaron a presentar una
activación sexual similar a aquella de mujeres no madres. Ya que a partir de los 4
85
meses postparto las madres lactantes de los grupos L2 y L3 presentaron un patrón
de acoplamiento prefronto-parietal característico asociado a la observación del video
erótico, es posible sugerir que en estos periodos postparto el estímulo sexual ya no
les resulta tan indiferente y que entonces, tanto el estímulo maternal como el sexual
son atractivos y relevantes para las madres más alejadas al parto.
86
XI. Limitaciones y perspectivas
Hasta donde sabemos, este es el primer estudio electroencefalográfico en el que se
evalúa la preferencia así como los cambios EEG asociados a la observación de
estímulos con contenido sexual y maternal a través de diferentes periodos postparto.
La aproximación electroencefalográfica utilizada en este estudio permitió determinar
en una relación temporal precisa los cambios en el grado de acoplamiento cortical
durante la observación de videos con contenido maternal y erótico en relación a
diferentes periodos postparto de madres lactantes primerizas. Si bien se sabe que la
lactancia resulta de altos niveles de prolactina y oxitocina y que se ha demostrado
que las hormonas ejercen un potente efecto sobre la funcionalidad cerebral y estado
afectivo-emocional, sería importante en futuros estudios medir los niveles
plasmáticos de estas hormonas y otras más (como el cortisol) con el fin de explicar
los cambios EEG encontrados en los diferentes periodos postparto. Entre otros
aspectos que sería importante controlar, está el poder medir de una manera más
objetiva el grado de activación sexual inducido por el video erótico así como incluir
un video agresivo de valencia desagradable con el fin de tener un punto de
comparación que permita resaltar las diferencias EEG, afectivas y de activación
entre los diferentes periodos postparto y por ende, de actividad cerebral. Finalmente,
sería importante incrementar la “n” con lo cual probablemente se podrían definir las
diferencias significativas entre grupos respecto a la valencia, activación general, y
activación sexual en respuesta a los estímulos maternales y eróticos.
87
XII. Conclusiones
Los resultados de este estudio confirman que las madres lactantes (desde un mes
hasta los 8 meses postparto) reportan una mayor preferencia por observar estímulos
maternales respecto a mujeres no madres y que tales estímulos son evaluados
como placenteros.
Las mujeres no madres tienden a observar más frecuentemente los videos eróticos,
y reportan que les provocan un mayor grado de activación sexual, en tanto que las
madres lactantes mostraron una baja frecuencia de observación de tales videos y los
calificaron como “moderadamente displacenteros”. Sólo las madres que se
encontraban en un periodo mayor a 6 meses postparto los evaluaron con un grado
de activación sexual similar a las no madres.
En las madres del grupo más cercano al parto (L1, hasta 3 meses postparto) el
acoplamiento entre cortezas frontales y parietales durante la observación del video
maternal fue similar a aquel de las mujeres no madres, probablemente debido a que
en estas mujeres aún no han ocurrido los cambios cerebrales que resultan del
proceso de adaptación a esta nueva etapa como madre.
Sólo las madres de los grupos L2 y L3 presentaron una menor correlación
interprefrontal e intraprefrontal izquierda durante la observación del video maternal,
lo cual pudiera asociarse a la experiencia que la madre va adquiriendo a medida que
se tiene una mayor convivencia con el infante a lo largo del tiempo, lo que le permite
procesar y responder eficazmente a las señales del bebé.
Las madres del grupo L1 se caracterizaron por presentar una menor correlación
intrafrontal izquierda (F1-F3) y frontoparietal (F3-P3, F4-P4) tanto derecha como
izquierda ante los videos con contenido erótico, lo cual pudiera asociarse con cierto
“conflicto emocional” o ambivalencia que tal vez experimentaron al observarlos.
88
Los grupos de madres L2 y L3 presentaron menor correlación interfrontal (F3F4), intrafrontal (F1-F3 izquierda) y frontoparietal izquierda, probablemente asociado
a un mayor agrado por estos estímulos y a una mayor activación sexual. En este
sentido se puede sugerir que en estos periodos postparto el estímulo sexual ya no
les resulta tan indiferente y que entonces, tanto el estímulo maternal como el sexual
son atractivos y relevantes.
89
XIII. Referencias
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102
XIV. Anexos
Cuestionario de Datos Generales
DATOS GENERALES
Fecha:______________
Código de Identificación_________
Edad:__________________ Día del ciclo:
_______________
Nivel de Escolaridad: ____________ Carrera: ________________
Ocupación:
_______________
Lateralidad
(Mano
con
la
que
escribe):
______________
Estado civil:__________ Tiempo de su estado civil actual: _____________
Nacionalidad:_______________ Nacionalidad de su pareja:__________________
Ingreso mensual (estimado de nivel socio-económico):
a) Hasta $5,000 b) entre $6,000 a $15,000 c) entre $15,000 a $25,000 d) Más de
$25,000
ANTECEDENTES MÉDICOS
1.Enfermedades: neurológicas, crónicas (diabetes tipo I), farmacodependencia,
antecedentes de traumatismo cráneo encefálico, inmunológicas, oncológicas,
degenerativas,
psiquiátricas,
tiroidismo,
metabólicas,
etc.
_______________________________________________________________
2. Ingesta de algún medicamento o droga (dosis, frecuencia, periodo de consumo y
fecha
de
consumo
de
la
última
dosis):
103
___________________________________________________________________
_____________
3. ¿Utiliza algún tipo de tratamiento anticonceptivo? ¿Cuál?
___________________________________________________________________
_____________
ANTECEDENTES REPRODUCTIVOS
1. Edad de la primera menstruación
______________________________ Sus periodos son: a) regulares
b)
irregulares
2. Edad del inicio de la vida sexual
_______________________________
3. Edad del primer embarazo
_______________________________
4. Número de:
 Embarazos ________
 Partos
________
 Abortos
________
5. ¿Tuvieron problemas al buscar el embarazo? ¿Quién los presentó?
a)Mujer
b)Hombre
Tipo de problema:___________________
6. ¿Utilizaron algún método para embarazarse?
Tipo de tratamiento: _______________________
Periodo de tratamiento:_________________
7. En caso de ser natural; ¿El embarazo fue planeado?
a) Si
b) No
8. ¿Su parto fue natural o cesárea?
9. En caso de no haber sido planeado; ¿Te fue difícil aceptarlo?
104
a) Si
b) No
10. ¿Tu pareja te apoyó durante el embarazo, y cómo ha sido su apoyo desde el
nacimiento del bebé hasta ahora?
11. ¿Cómo describirías a tu pareja como padre?
12. ¿Cómo describirías la relación con tu pareja en cuanto a su vida sexual?
13. ¿Ha habido cambios en la relación con tu pareja después del nacimiento de tu
bebé?
14. ¿Con quién viven (usted y su hijo)?
a) Pareja
b) Papás
c) Solos
d) Otro__________
INTERACCIÓN CON EL BEBÉ
1. Edad y sexo de su bebé.
__________________________________
2. ¿Cuántas horas trabaja o hace otra actividad fuera de casa?
a) De 4 a 6 hrs
b) De 7 a 9 hrs
c) De 10 a 12 hrs
d) No trabajo
3. ¿Quién cuida al bebé cuando usted trabaja?
a) Padre (del bebé)
b) Abuela
c) Hermanos mayores
e) Niñera (trabajadora doméstica)
d) Vecina
f) Va a guardería
4. ¿Cuántas horas durante el día pasa con su bebé?
a) De 4 a 6 hrs
b) De 7 a 9 hrs
c) De 10 a 12 hrs
5. ¿Alimenta a su bebé con leche materna?
6. ¿Cuánto tiempo lleva amamantando?
a) No lactó b) De 1 a 3 meses c) De 4 a 6 meses d) De 7 a 9 meses
105
7. ¿Cada cuántas horas alimenta a su bebé?
a) Cada hora
b) Cada 3 horas c) 3 veces al día
d) Otro Especifique
8. ¿Combina la alimentación de leche materna con algún otro tipo de alimento?
9. ¿Ya regresó su ciclo menstrual? ¿Hace cuánto tiempo?
REACTIVACIÓN DE LA CONDUCTA SEXUAL
1. ¿Ya reanudó su actividad sexual?
2. ¿Cuánto tiempo transcurrió después del parto antes de reanudar su actividad
sexual?
3. ¿Le ha resultado doloroso?
4. En comparación a antes del embarazo, ¿Su deseo sexual disminuyó o incrementó
después del parto?
Agradecemos su participación, y le recordamos que toda la información que
nos proporciona es estrictamente confidencial.
106
Inventario de Depresión de Beck
INVENTARIO DE BECK (Beck, Steer & Garbin, 1988)
Describa como se ha sentido ya sea la semana pasada, incluso hoy. Lea todas las frases en
cada grupo antes de hacer su elección y marque una X.
A.




No me siento triste.
Me siento triste.
Estoy triste todo el tiempo y no me puedo reponer.
Estoy tan triste o infeliz que no lo puedo soportar.




No estoy particularmente desilusionada del futuro.
Estoy desilusionado del futuro.
Siento que no tengo perspectiva del futuro.
Siento que el futuro es desesperanzado y nada cambiará.




No siento que fallé.
Siento que fallo más que una persona normal.
Siento que existen muchas fallas en mi pasado.
Siento una falla completa como persona.




Tengo tanta satisfacción de las cosas como siempre.
No disfruto de las cosas como antes.
No encuentro satisfacción real de nada.
Estoy insatisfecha y aburrida de todo.




No me siento particularmente culpable.
Me siento culpable buena parte de tiempo.
Me siento muy culpable buena parte del tiempo.
Me siento culpable todo el tiempo.

No siento que he sido castigada.
B.
C.
D.
E.
F.
107



Siento que podría ser castigada.
Espero ser castigada.
Siento que he sido castigada.




No me siento desilusionada de mí.
Estoy desilusionada de mí.
Estoy disgustada conmigo.
Me odio.




No me siento peor que nadie.
Me crítico por mi debilidad o por mis errores.
Me culpo todo el tiempo por mis faltas.
Me culpo por todo lo malo que sucede.




No tengo pensamientos de suicidarme.
Tengo pensamientos de muerte pero no los realizaría.
Me gustaría matarme.
Me mataría si pudiera.




No lloro más de lo usual.
Lloro más que antes.
Lloro ahora todo el tiempo.
Podía llorar antes pero ahora, aunque quiera, no puedo.




No soy más irritable de lo que era antes.
Me siento molesta o irritada con mayor facilidad que antes.
Me siento irritada todo el tiempo.
No me irrito ahora por las mismas cosas que antes.




No he perdido el interés en otra gente.
Estoy menos interesada en otra gente que antes.
He perdido mi interés en otra gente.
He perdido todo mi interés en otra gente.
G.
H.
I.
J.
K.
L.
M.
108




Tomo decisiones igual que siempre.
Evito tomar más decisiones que antes.
Tengo mayores dificultades para tomar decisiones ahora.
No puedo tomar decisiones por completo.




No me siento que me vea peor que antes
Me preocupa verme vieja o poco atractiva.
Siento que existen cambios permanentes en mí que me hacen lucir fea.
Creo que me veo fea.




Puedo trabajar tan bien como antes.
Me cuesta un esfuerzo extra empezar a hacer algo.
Tengo que impulsarme muy fuerte para hacer algo.
No puedo hacer nada.




Puedo dormir tan bien como siempre.
No puedo dormir tan bien como antes.
Me despierto 1 ó 2 horas más temprano que lo usual y me cuesta trabajo volver a
dormir.
Me despierto varias horas más temprano que lo usual y no puedo volver a dormir.




No me canso más de lo usual.
Me canso más fácil que antes.
Me canso de hacer casi cualquier cosa.
Me siento muy cansada de hacer cualquier cosa.




Mi apetito es igual que lo usual.
Mi apetito no es tan bueno como antes.
Mi apetito es mucho peor ahora.
No tengo nada de apetito.

No he perdido peso.
N.
O.
P.
Q.
R.
S.
109



He perdido más de 2.5 kg.
He perdido más de 5 kg.
He perdió más de 7.5 Kg.
He intentado perder peso comiendo menos Si____No____
T.




No estoy más preocupada por mi salud que antes.
Estoy muy preocupada por problemas físicos como dolores y molestias.
Estoy muy preocupada por problemas físicos y es difícil pensar en otras cosas.
Estoy tan preocupada con mis problemas físicos que no puedo pensar en nada más.
U.




No he notado cambios en mi interés por el sexo.
Estoy menos interesada en el sexo que antes.
Estoy mucho menos interesada en el sexo ahora.
He perdido completamente el interés en el sexo.
Puntos __________
110
Inventario de Ansiedad de Beck
(Beck Anxiety Inventory) Beck, A.T.; Brown, G.; Epstein, N. & Steer, R.A. (1988)
NOMBRE Y APELLIDOS:
EDAD:
SEXO:
FECHA:
LISTADO DE ÍTEMS
Señale a la izquierda de cada número según estas escala :
(0) En absoluto.
(1) Levemente, no me molesta mucho.
(2) Moderadamente, fue muy desagradable pero pude soportarlo.
(3) Severamente, casi no pude soportarlo. ¸
1. Hormigueo o entumecimiento.
2. Sensación de calor.
3. Temblor de piernas.
4. Incapacidad de relajarse.
5. Miedo a que suceda lo peor.
6. Mareo o aturdimiento.
7. Palpitaciones o taquicardia.
8. Sensación de inestabilidad e inseguridad física.
9. Terrores.
10. Nerviosismo.
11. Sensación de ahogo.
12. Temblores de manos.
13. Temblor generalizado o estremecimiento.
14. Miedo a perder el control.
15. Dificultad para respirar.
16. Miedo a morirse.
17. Sobresaltos.
111
18. Molestias digestivas o abdominales.
19. Palidez.
20. Rubor facial.
21. Sudoración (no debida al calor).
112
Neuropsi (Subprueba de Atención)
ATENCIÓN
1. Atención y concentración. Detección Visual.
“Esta tarea consiste en marcar con una cruz todas las figuras que sean iguales a ésta
(se marca una estrella
). Tiene un minuto para marcar las figuras”.





Suspensión de la actividad una vez transcurrido 60 segundos.
Intrusiones: cuando se marca otra figura diferente a la estrella.
Aciertos: número de estrellas que marca el sujeto.
Se da un punto adicional por la que se marco como ejemplo.
Puntuación máxima de 24 puntos.
Número de aciertos ____________
Rango ____________________
Puntuación normalizada ___________
2. Atención y concentración. Detección de dígitos.
 Leer números en secuencia horizontal
 Leer un dígito por segundo con velocidad y volumen constantes.
 Se califican los aciertos e intrusiones de cada parte.
“Vamos a hacer un ejemplo de la tarea siguiente. Le voy a leer una lista de números
y cada vez que escuche un dos e inmediatamente después un cinco, usted deberá
dar un pequeño golpe en la mesa”
3 9 2 5 1 2 4 7 1 2 5 3 5
Ahora le voy a leer otra lista de números y, al igual que en el ejemplo anterior, cada
vez que escuche un dos e inmediatamente después un cinco, usted deberá dar un
pequeño golpe en la mesa”
113
Primera mitad
Segunda mitad
Aciertos ___________
Aciertos ___________
Intrusiones _________
Intrusiones _________
Puntuación________
P. Normalizada_________
Rango____________
3. Atención y concentración. Series Sucesivas
 Suspensión de la actividad una vez transcurrido 45 segundos.
“Le voy a pedir que cuente de tres en tres empezando con el uno hasta llegar al
cuarenta, por ejemplo, 1, 4, continúe usted hasta el cuarenta”.
1, 4, 7, 10, 13, 16, 19, 22, 25, 28, 31, 34, 37, 40
Se califica:




3 puntos: en menos de 45 segundos sin errores.
2 puntos: en 45 segundos sin errores.
1 punto: en menos de 45 segundos con un error.
0 puntos: si comete más de un error, independientemente del tiempo.
Tiempo_______
Puntuación_________
P. Normalizada______
Rango__________
114
Escala SAM y Activación Sexual
AUTOEVALUACIÓN DE MANIKIN
Evaluación emocional (Bradley & Lang, 1995)
INSTRUCCIONES: Enseguida se muestran tres hileras de muñecos que indican diferentes
representaciones de lo que quizá pudiste sentir después de observar los videos anteriores.
Sólo te voy a pedir que marques con una X la ilustración que más se asemeje a lo que
sentiste, en caso de haber observado los dos, marcar también la activación sexual que
pudiste haber sentido:
1) Valencia (agradable/desagradable)
2) Activación General (altamente activada/nada activada)
3) Activación Sexual (Ruiz-Díaz et al., 2012) (altamente activada/nada activada)
1)
2)
3)
115
Escala Arizona de experiencia sexual femenina (ASEX)
Para cada punto a continuación, por favor indica tu nivel TOTAL en la SEMANA ANTERIOR, incluido el
día de HOY.
1. ¿Qué tan fuerte es su impulso sexual?
1
Extremadamente
fuerte
2
Muy fuerte
3
Algo fuerte
4
Algo débil
5
Muy débil
6
No impulso
sexual
4
Algo difícil
5
Muy difícil
6
Nunca
4
Algo difícil
5
Muy difícil
6
Nunca
3
Algo fácil
4
Algo difícil
5
Muy difícil
6
Nunca llego
al orgasmo
3
Algo
satisfactorios
4
Algo
insatisfactorios
5
Muy
insatisfactorio
6
No llego al
orgasmo
2. ¿Con qué facilidad se excita sexualmente?
1
Extremadamente
fácil
2
Muy fácil
3
Algo fácil
3. ¿Con qué facilidad su vagina se moja durante las relaciones sexuales?
1
Extremadamente
fácil
2
Muy fácil
3
Algo fácil
4. ¿Con qué facilidad puede llegar al orgasmo?
1
Extremadamente
fácil
2
Muy fácil
5. ¿Sus orgasmos son satisfactorios?
1
Extremadamente
satisfactorios
2
Muy
satisfactorios
COMENTARIOS:
116
Escala Kinsey
Este es un método de auto-evaluación basado en tu experiencia individual. Los rangos de la
escala desde “0” quien pudiera calificarse a sí mismo como heterosexual sin ninguna
experiencia, deseo o actividad sexual con personas de su mismo sexo, o pueden calificarse
a sí mismos como “6” exclusivamente homosexual sin experiencia, deseo o actividad sexual
con personas del sexo opuesto.
Elige la opción que consideres más adecuada:
0123456-
Exclusivamente heterosexual
Predominantemente heterosexual, sólo incidentalmente homosexual
Predominantemente heterosexual, pero más que incidentalmente homosexual
Igualmente heterosexual y homosexual
Predominantemente homosexual, pero más incidentalmente heterosexual
Predominantemente homosexual, sólo incidentalmente heterosexual
Exclusivamente homosexual
¿Revisas videos o imágenes con contenido sexual o pornográficas ya sea en revistas,
internet, televisión y/o cine?
Nunca Casi nunca
Regularmente Casi siempre
Siempre
¿Has tenido relaciones sexuales?
_______________________________________________
(En caso de que tu respuesta sea afirmativa contesta lo siguiente)
¿A qué edad fue tu primera relación?___________________________________________
¿Cuántas parejas sexuales has tenido? __________________________________________
¿Con qué frecuencia tienes relaciones sexuales? ________________________________
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Acta Comité de Ética
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