el paseo de la independencia
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el paseo de la independencia
ENTRE LA CIUDAD PERDIDA Y LA DESEADA ISABEL YESTE EL PASEO DE LA INDEPENDENCIA QUE FUE RUE, DESPUÉS SALÓN Y HOY PASEO, AUNQUE ALGUNOS DIGAN AVENIDA PASEO DE LA INDEPENDENCIA, HACIA 1890-1900. EN PRIMER TÉRMINO LA FUENTE DE LA PRINCESA (O DE NEPTUNO) L a creación del paseo de la Independencia viene íntimamente ligada a las destrucciones que los Sitios de 1808 y 1809 produjeron en la ciudad de Zaragoza. La formación de la inicialmente denominada rue Imperial, después Salón de Santa Engracia y finalmente, desde 1860, paseo de la Independencia se realizó según proyecto del maestro de obras Joaquín Asensio, quien en marzo de 1811 había sido nombrado arquitecto municipal por el mariscal Luis Gabriel de Suchet, gobernador general de Aragón. Los planes imperiales previstos para la ciudad de París habrían de convertirse en modelo válido para el resto de los territorios controlados por Francia y así, se creyó que Zaragoza necesitaba una obra 50 LA CALLE DE TODOS de carácter representativo, un admirable proyecto que, a manera de via triumphalis, dejara constancia imborrable del dominio francés. Es en este contexto en el que debemos inscribir la gestación del paseo de la Independencia. El proyecto arrancaba de la ordenación de la destruida Cruz del Coso, junto a la antigua Puerta Cinegia del muro romano. A partir de este punto, se trazaba una línea recta que llegaba hasta el límite sur de la población, esto es, desde las ruinas del Hospital de Locos –de Nuestra Señora de Gracia– y el convento de San Francisco, hasta las del monasterio de Santa Engracia, en definitiva, un paseo entre arruinados edificios de carácter mayoritariamente religioso. Una calle de admirables dimensiones, que traía a Zaragoza el orden de las amplias y rectas avenidas parisinas trazadas llevando a la práctica los esquemas teóricos sobre l’embellissement de las ciudades; una vía que formalmente tenía muy poco que ver con un entorno de origen medieval formado por callejas y tapias que delimitaban antiguos límites conventuales y con un trazado que, por otra parte, no favorecía el acecho de los rebeldes y permitía la rápida movilización de las tropas. Además de lo que posteriormente se llevaría a cabo, el paseo Imperial se prolongaba inicialmente también hacia el norte, hasta el Ebro. En este caso, no eran ya meras ruinas conventuales las que había de atravesar, sino, esencialmente, viviendas todavía en pie. Fue en este punto, en donde la “resistencia” halló un nuevo estandarte, al hacer circular la noticia de que el paseo había de con- DICIEMBRE 2008 ENTRE LA CIUDAD PERDIDA Y LA DESEADA fluir en el punto en el que se levantaba el templo del Pilar, por lo cual éste habría de derribarse. El espíritu nacionalista se inflamó nuevamente ante la posible pérdida de lo que era, sin duda, el símbolo de la ciudad. Esta posibilidad, sin embargo, resulta extremadamente improbable, ya que teniendo en cuenta otros trazados similares llevados a cabo en otras ciudades por la administración napoleónica, el trazado del tramo norte del paseo transcurriría siguiendo el eje del tramo sur, lo cual llevaría a que éste confluyera en la zona en la que se construirá posteriormente la actual Casa Consistorial. Las obras comenzaron al sur del Coso. Se corrigieron alineaciones, se plantaron cuatro hileras de árboles y se colocaron faroles y bancos. El paseo se “inauguró” el 30 de septiembre de 1812. Un año más tarde, los franceses abandonan la ciudad y con ellos lo hace Joaquín Asensio, arquitecto municipal. El proyecto fue retomado por Martín de Garay, ya que era cometido de la administración del Canal Imperial la realización de las obras de los paseos en Zaragoza. Se llevo a cabo así la construcción de un paseo con salón central y dos calzadas laterales que habría de concluir en una glorieta con jardines y en donde se construiría igualmente una “magnífica” puerta para la ciudad. El paseo napoleónico pasó a denominarse Salón de Santa Engracia, una denominación que lo entroncaba de modo directo con los bulevares franceses y con la política de espacios verdes que, respondiendo a las propuestas higienistas de los médicos del siglo XIX, preocupados por la expansión de enfermedades como el cólera o la tuberculosis, se había iniciado ya en Europa en épocas anteriores. En 1836, los arquitectos José de Yarza y Joaquín Gironza dieron las trazas para la urbanización de los solares del destruido Hospital. Con este proyecto se prolongó la calle de San Miguel hasta el paseo y se ordenó el flanco oriental de la plaza de San Francisco –hoy de España–. En el centro de la misma y ya en 1833, el Regente de la Audiencia había propuesto al Ayuntamiento la construcción por suscripción de una fuente pública en ho- DICIEMBRE 2008 (II) PROYECTO PARA CONVERTIR EN ARCO DE TRIUNFO LA PUERTA DE SANTA ENGRACIA (1860) nor a la futura Isabel II, en la jura como princesa heredera del Reino. La primera piedra se colocó el 14 de octubre. El proyecto para la Fuente de la Princesa fue también redactado por Yarza y Gironza y consistía en un pilón circular, en cuyo centro se colocó la figura de Neptuno –obra del escultor Tomás Llovet–. El agua comenzó a ma- TRAZAS A LAS QUE HABÍAN DE AJUSTARSE LOS EDIFICIOS QUE SE nar de ella el 24 de ju- CONSTRUYERAN ENTRE LA PLAZA DE SAN FERNANDO Y LA PUERTA lio de 1845, eran aguas DE SANTA ENGRACIA (1854) traídas del Canal Impede 1836 permitieron la expropiación y rial. Hasta 1862 sería la única fuente de posterior venta de los bienes raíces del Zaragoza y hasta 1902 solucionó, al meclero. Se parceló así la huerta del connos parcialmente, el problema del sumivento de San Francisco, sobre la que hanistro de agua en el interior de la ciudad. bría de levantarse la plaza de la ConstituEn 1902 fue desmontada y sustituida por ción, hoy de España. En 1843, en el emel Monumento a los Mártires de la Reliplazamiento que ocupaba el citado congión y de la Patria –obra del arquitecto vento de San Francisco, se comenzó a Ricardo Magdalena y del escultor Agusconstruir un nuevo edificio para albergar tín Querol–, en 1935 se instaló en la arla Diputación provincial, ya que el viejo boleda de Macanaz, aunque sin que de palacio que la Diputación del Reino ocuella fluyera el agua, y finalmente, en paba en la plaza de la Seo, frente a la 1946, se instaló en el Parque Primo de Lonja, había sido prácticamente destruiRivera, en donde se halla en la actualidad. PASA A LA PÁGINA SIGUIENTE >> Las desamortizaciones de Mendizábal LA CALLE DE TODOS 51 ENTRE LA CIUDAD (III) PERDIDA Y LA DESEADA << VIENE DE LA PÁGINA ANTERIOR do en la Guerra de la Independencia. Igualmente, se retomó la idea de construir edificios porticados según proyecto de Yarza y Gironza –reformado en 1854 por José Segundo de Lema– y con una ordenación uniforme de fachada similar a la elaborada por Percier y Fontaine para la rue de Rivoli parisina. En mayo de 1855 comenzó a levantarse la primera casa del paseo, la número 2, propiedad de la marquesa de Menglana. En su extremo sur, el paseo se cerraba con la Puerta de Santa Engracia o, más bien, con el “portalón” provisional que se construyó en su lugar cuando la Puerta fue volada por los franceses el 4 de agosto de 1808. Ante la proximidad del nuevo paseo, se consideró la conveniencia de construir “una magnífica puerta” que sirviera como monumento a los acontecimientos que tuvieron lugar en sus inmediaciones durante los Sitios de Zaragoza. En julio de 1830 se colocó la primera piedra de la nueva puerta, aunque las obras se paralizaron en 1835 por motivos económicos. En 1859 la puerta continuaba inconclusa. Se decidió entonces convocar un concurso nacional para, respetando la parte ya construida, transformar la puerta en un Arco de Triunfo que con carácter monumental conmemorara los asedios franceses de 1808 y 1809. El proyecto ganador venía firmado por el arquitecto madrileño Federico Yncenga, quien proponía una construcción de tres vanos –los dos laterales estaban ya construidos–, cuyo cuerpo central resultaba un verdadero arco de triunfo. Aunque el proyecto no se llevó finalmente a cabo, fue pintado en grandes lienzos que fueron colocados sobre la parte de la obra ya realizada, para servir así de puerta de entrada a la reina Isabel II en su visita a Zaragoza en 1860. Ya antes, en 1840, la Dirección del Canal llevó a cabo la construcción, en el exterior de la ciudad, de unos grandes jardines junto a esta puerta de Santa Engracia. Estos jardines de la Glorieta gozaron muy pronto del favor de los zaragozanos y así, en 1851, fueron ampliamente remodelados por los arquitectos munici- 52 LA CALLE DE TODOS NUEVA PUERTA DE SANTA ENGRACIA, TRAS ELLA EL EDIFICIO DE CAPITANÍA (HACIA 1900) LA PUERTA DE SANTA ENGRACIA FUE VOLADA POR LOS FRANCESES EL 4 DE AGOSTO DE 1808 pales Yarza y Gironza. En 1859 se emplazó en el centro de la misma un monumento escultórico en honor a Ramón Pignatelli, artífice de la traída de aguas del Canal Imperial. La Glorieta pasó así a denominarse de Pignatelli. Será aquí en donde se ubicará la Exposición Aragonesa de 1868. Una exposición –la primera que con carácter industrial se llevó a cabo en España– que nos muestra una ciudad o, mejor dicho, una burguesía que apuesta decididamente por la industria como motor impulsor para Zaragoza, una burguesía que vuelve sus ojos hacia la industrial Gran Bretaña y hacia su Exposición Universal de 1851 en la que había exhibido su capacidad industrial. La Exposición Aragonesa de 1868 surge a iniciativa de la Real Sociedad Económica Aragonesa de Amigos del País, que se convirtió así en aglutinadora de los impulsos de los principales empresarios locales. Participaron 2.462 expositores, de los que unos mil pertenecían al sector de la industria. Al amparo de la urbanización de estos terrenos y en torno a la Glorieta de Pignatelli surgió el barrio de Canfranc y, especialmente, la necesidad de superar el río Huerva como barrera natural que imposibilitaba el crecimiento de la ciudad hacia el sur. La moderna plaza se construyó a partir de un edificio significativo, la nueva Capitanía General –concluida en 1892– y una serie de hotelitos cuyas fachadas reflejaban “la elegancia y el nivel social de sus moradores”. La obra se completó con la construcción de una nueva Puerta de Santa Engracia, en línea con el paseo de la Lealtad –de Pamplona–. Esta nueva Puerta se construyó con rejería de hierro sobre pilares de ladrillo, según proyecto del arquitecto Mariano López. Fue derribada en 1904, en la misma fecha en la que la estatua de Pignatelli se trasladó al parque que lleva su nombre. Se colocó en su lugar el monumento al Justiciazgo y la Glorieta pasó a denominarse plaza de Aragón. Con el cambio de siglo volvió de nue- DICIEMBRE 2008 ENTRE LA CIUDAD (IV) PERDIDA Y LA DESEADA PASEO DE LA INDEPENDENCIA EN LOS AÑOS SESENTA DEL SIGLO XX. EN PRIMER TÉRMINO, A LA DERECHA, LOS EDIFICIOS DE TELEFÓNICA Y CORREOS vo a plantearse la posibilidad de prolongar el paseo de la Independencia hasta el Ebro. Ésta se consideraba una obra necesaria para la ciudad, pero de excesivo coste material para poder acometerla. En 1930, Secundino Zuazo y José Derqui redactaron el proyecto de la Avenida del 12 de octubre, nombre que la prolongación del paseo recibía en dicho trabajo. El plan fue expuesto al Ayuntamiento de Zaragoza, el cual, a través de su Comisión de Obras realizó su estudio, valoración y propuesta alternativa. La diferencia fundamental entre uno y otro proyecto consistía fundamentalmente en que mientras que en el primero la prolongación del paseo se hacía con una ligera desviación hacia el oeste para así evitar el derribo de algunos inmuebles considerados de interés histórico-artístico, con una anchura de 25 metros y alcanzando la ribera del Ebro en donde habría de construirse un nuevo puente que la comunicara con la margen izquierda; en la propuesta municipal, se planteaba la prolongación siguiendo el eje del paseo de la Independencia, con una anchura de 20 metros y llevándola únicamente hasta la antigua calle del Pilar. La Guerra Civil interrumpió los planes de prolongación del paseo, sin embargo, éstos fueron incorporados al Plan DICIEMBRE 2008 LA GUERRA CIVIL INTERRUMPIÓ LOS PLANES PARA PROLONGAR EL PASEO HASTA EL EBRO de Reforma Interior (PRI) de 1939, redactado por los arquitectos Regino Borobio y José Beltrán. La nueva propuesta suponía una síntesis de las anteriores, al dotar a la vía de una amplitud de 25 metros, con la nueva plaza de las Catedrales como punto final y haciendo que su eje se desviara ligeramente con respecto al del paseo. La obra implicaba la demolición de edificios como el palacio de los Torrero —Colegio de Arquitectos—, la Casa del Canal, la Iglesia de Santa Cruz o la Casa de los Pardo —Museo Camón Aznar—, un aumento del valor del suelo y de la densidad edificatoria y una vuelta atrás en la instalación de nuevos servicios comerciales y de relación en la ciudad. En 1951 se retomó el plan conside- rando su necesaria realización. El nuevo proyecto, incorporado con posterioridad al PGOU de José de Yarza de 1957, mantenía el trazado ya citado aunque la amplitud de la nueva vía se llevaba a 45 metros. Esta misma anchura y similar trazado se mantuvo en el proyecto elaborado por la Dirección de Arquitectura Municipal del Ayuntamiento de Zaragoza en 1965. La diferencia fundamental entre éste último proyecto y los anteriores radica en que en este caso, por su morfología y tipología, se convierte a la nueva vía en una verdadera prolongación del paseo y no en una calle más, abierta en el antiguo trazado romano de la ciudad a la altura de la calle Mártires. El PGOU de Zaragoza de 1968, redactado por el arquitecto Emilio Larrodera, proponía la remodelación del sector sin prolongar el paseo. Se pretendía enfatizar el frente de la plaza de España como culminación y punto final de la perspectiva que se abría desde la plaza de Aragón. Este frente se renovaba a partir de nuevas construcciones destinadas a constituir un gran centro comercial, con varias plantas de aparcamiento subterráneo a las que se accedía a través de las plazas de España y de Sas —entrada y salida respectivamente del mismo—. El Ayuntamiento de Zaragoza, decidido a zanjar definitivamente la cuestión, convocó en abril de 1969 un Concurso de ideas para la remodelación urbanística del centro antiguo de la Ciudad de Zaragoza. Finalizada la recepción de los trabajos y estudiados éstos por un jurado compuesto por miembros procedentes del Ayuntamiento de la ciudad, del Colegio de Arquitectos, Patrimonio Nacional y un arquitecto elegido por los concursantes, el 14 de febrero de 1970 se falló como proyecto ganador el presentado por el arquitecto madrileño Francisco Fernández Longoria Pinazo; segundo, al presentado por Rafael Moneo y Manuel de Solá Morales y tercero, al presentado por Juan Enrique de Balbín y Juan López. Ninguno de los tres primeros premios proponía la prolongación del paseo. En noviembre de 2004, se inauguró el edificio de Puerta Cinegia: el paseo de la Independencia quedaba finalmente concluido. LA CALLE DE TODOS 53