Descargar - El Mundo con mochila

Transcripción

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CANTABRIA
¡Que descubrimiento! Recuerdo haber viajado una vez a Cantabria, de pequeño, con mis
padres. Difusas y borrosas memorias, ahogadas entre el cúmulo de información,
sensaciones y novedades que todos vivimos en nuestra infancia. Recuerdos
desordenados y destintados, en los que Disneylandia está en Barcelona, o el papá Noel
aparece en la Feria de Abril de Sevilla, o la playa de Punta Umbría en Huelva esta en
algún lugar de Marruecos. Pero como la memoria reverdece con poco riego, bastó poner
un pie en Comillas, Santillana del Mar o San Vicente de la Barquera para que la llama
apagada se despertara con fuerza para iluminar ese rincón oscuro y dormido en algún
recoveco del cerebro.
En este viaje, el rebrote de la semilla del recuerdo se ha completado con el primer
contacto con la Cantabria que aún no había visitado. El parque de la Naturaleza de
Cabárceno, el museo de Altamira, el Valle de Cabuérniga, la cueva del Soplao, el
Museo Marítimo del Cantábrico o el Balneario de Solares.
La Consejería de Turismo de la Comunidad de Cantabria invitó a varios blogueros de
viaje y gastronomía a conocer una tierra en la que se aplica literalmente el dicho de que
lo bueno se sirve en frascos pequeños.
Cuatro días intensos gestionados con una organización milimétrica, bajo la supervisión
del cultísimo consejero de Turismo, aderezados por el control del día a día de Enrique,
de Open Comunicación y el río de información útil que fluía de nuestra atractiva y culta
guía Henar. Hemos tenido la suerte de ver, sentir, oler, tocar y comer lo mejor de una
región con menos población que Sevilla y que ocupa la mitad de la provincia de
Madrid.
Cantabria está flanqueada al este por el País Vasco, al Norte por el Cantábrico y al sur
por la extensa Castilla León. La región es un terruño verde de cielo limpio sobre el que
suelen navegar pesadas y esponjosas nubes, que descargan cuando menos lo esperas. Un
clima que cambia en minutos, pasando de una bóveda con un sol radiante a un cielo gris
plomizo y húmedo. Ideal para disfrutar de un surtido interminable de tonalidades verdes
sobre una atormentada orografía, repleta de valles, carreteras zigzagueantes, aldeas
escondidas y rincones vírgenes.
A continuación, hago mi ranking particular de lo que más he disfrutado o más me ha
impresionado.
PARQUE DE LA NATURALEZA DE CABÁRCENO.
He caminado sin rumbo durante días por el Delta del Okavango en Botswana, los
Parques Nacionales Mana Pools y Hwange en Zimbabue, el Serengueti y el Ngorongoro
en Tanzania, el Namib-Naukluft en Namibia y algunos más. Sin embargo, en ninguno
he encontrado tanta densidad de animales salvajes. Es verdad que se encuentran en
estado de semilibertad, a mitad de camino entre un parque nacional sin vallar y las
jaulas de un zoológico. En Cabárceno los animales viven en extensas porciones de
montaña o llanos delimitados por verjas metálicas. Sin embargo, en sus 750 hectáreas
cabrían casi 20 zoológicos de Madrid.
En el Parque conviven mas de 50 especies en zonas abiertas, elefantes, tigres de
Bengala, bisontes, jirafas, hienas, hipopótamos, canguros, cebras, leones, dromedarios,
muchos osos, linces, impalas, jaguares, rinocerontes y hasta tres grandes gorilas,
incluyendo un espalda plateada. Me podría pasar horas observando el comportamiento
de los gorilas, con ese gesto de permanente enfado y comportamientos casi humanos.
Uno de ellos se me acercó a menos de un metro y me observó durante varios segundos
con una mirada fija e intensa. Sentí un escalofrío y tuve que dar dos pasos atrás.
En Cabárceno los animales viven en un estado casi salvaje, solamente viciado al tener
atrofiados los instintos de caza, ya que son diariamente alimentados por los
guardaparques. Además, el Parque tiene una buena dotación de instalaciones educativas,
culturales, recreativas y científicas para facilitar un día muy entretenido. Sobre todo si
lo visitamos con niños.
Adjunto enlace a un ilustrativo video de muchoviaje.com
www.youtube.com/watch?v=hIDPh7xiV5g
CUEVA DEL SOPLAO
Imagina por unos momentos que eres un minero. En un duro día cualquiera golpeas con
un pico, sin descanso, la testaruda roca al fondo de un oscuro túnel. Estás en la Sierra de
Armero, en la zona de Cabuérniga. Hoy llevas 7 horas trabajando y sólo piensas en ver
la luz del sol o las estrellas, da igual, y volver a casa para ducharte, descansar y ver a los
tuyos.
De repente, parte de la pared que castigas cede y cae hacia dentro. Los cascotes se
despeñan y el sonido va amortiguándose. Los ecos retumban en la lejanía. Metes la
cabeza y te asomas a un hueco negro que parece no tener fondo. Gritas y oscuridad te
devuelve varias oleadas de tu voz. Exaltado, sueltas el pico y corres para avisar al
patrón. Varios compañeros también se acercan corriendo. Entre varios abrís un hueco
más ancho. Asomáis la lámpara de gas, pero la oscuridad y el silencio permanecen,
interrumpidos por un incesante y lejano goteo.
Eres un minero valiente y te ofreces para entrar en la boca del lobo. Con una soga
desciendes en la negrura haciendo rapel, hasta que muchos metros mas abajo tocas
fondo. En el silencio, tu lámpara ilumina débilmente una inmensa y húmeda bóveda
sembrada de extrañas formas espectrales. Tus compañeros, lejanos y a voces, te
preguntan que estas viendo. Pero no te salen palabras para describirlo.
Acabas de descubrir la Cueva del Soplao.
Transcribo lo que dice la página web oficial de la cueva (www.elsoplao.es):
La cueva El Soplao, descubierta a principios del siglo XX con motivo de la explotación
de las minas de La Florida, está considerada una de las grandes maravillas de la
geología, atesorando un auténtico paraíso de espeleotemas (excéntricas, estalactitas,
estalagmitas, coladas, columnas, perlas de las cavernas, dientes de perro, etc.).
El Soplao constituye un deleite para todo el que se acerque a visitarlo, que podrá
disfrutar de un recorrido que sobrecogerá por la espectacularidad, abundancia y
diversidad de sus formaciones excéntricas, que son las que hacen de El Soplao "Una
Cavidad Única". Un auténtico juego de sombras y luces, de colores, un festival de
sensaciones.
Además de su valor geológico, la cueva y su entorno albergan un excepcional
patrimonio de arqueología industrial minera, con más de 20 km de galerías. La
actividad minera también ha dejado su huella en el espacio exterior: castilletes, hornos
de calcinación, lavaderos, talleres, etc. Las labores mineras se orientaron a la
extracción de blenda y galena, dos de las mejores menas para la obtención de zinc y
plomo, respectivamente.
Y abajo, enlazo un bonito video de Youtube con imágenes, subido por fractaldeio y con
banda sonora de Phillip Glass
www.youtube.com/watch?v=jAsshbonRtc
EL MUSEO DE ALTAMIRA
Hace años intenté visitar las cuevas de Altamira. Me hablaron de las listas de espera de
años y de la posibilidad de que, ante el progresivo deterioro por la alta afluencia de
turistas, cerraran la mejor evidencia en el mundo de que el hombre de hace más de
15.000 años era muy parecido al de hoy.
Había perdido la esperanza de quedarme boquiabierto con el cuello doblado bajo la
bóveda, los bisontes, caballos y ciervos pintados a mano de la otra Capilla Sixtina. Sin
embargo, alguien tuvo la magnífica idea de recrear fielmente y a tamaño real el entorno
y las pinturas de las cuevas, añadiendo una exposición y un museo que satisfacía la
curiosidad del más estudioso.
A sólo 2 kilómetros de Santillana del Mar y a pocos metros de la cueva real, que todavía
se encuentra cerrada al turismo para proteger el patrimonio, están las magníficas
infraestructuras creadas para que el visitante olvide que está visitando una réplica.
Llamada neocueva, una reproducción milimétrica y cromáticamente exacta de la
primera evidencia de arte de la Humanidad. El museo también ofrece actividades
culturales, talleres de tecnología prehistórica (como hacer fuego, cortar piedra etc).
Planetasapiens.com escribe sobre el descubrimiento de la cueva:
“Fue el azar, como tantas otras veces, quien allanó el camino para facilitar el
descubrimiento de uno de los mayores hitos de la arqueología prehistórica. Modesto
Cubillas, un humilde aparcero cántabro, se había echado al monte, en las proximidades
de la localidad de Santillana del Mar, con la única compañía de su perro, con quien
pretendía pasar una jornada de caza. Corría el año 1868, y nada hacía sospechar que
fuera a ser un día fuera de lo común. Sin embargo, el can de Cubillas, olfateando el
rastro de una posible presa, acabó aventurándose por una abertura en la montaña,
quedando atrapado y quejándose lastimosamente. Cuando su amo desprendió algunas
rocas con la intención de liberarle, apareció ante sus ojos una oquedad que aparentaba
tener grandes dimensiones”.
“Es muy posible que aquel hallazgo fortuito hubiera caído en el olvido, pero la
causalidad quiso también que Cubillas, que trabajaba esporádicamente para un
propietario de la comarca llamado Marcelino Sanz de Sautuola (antepasado de Emilio
Botín), advirtiera a su patrón del descubrimiento de aquella cueva. El aparcero conocía
el interés que Don Marcelino tenía por las cosas antiguas y singulares, así que en cuanto
tuvo ocasión le puso al tanto de lo ocurrido. Y, efectivamente, Sautuola no quedó
decepcionado con la existencia de aquella cueva. Algún tiempo después, en 1875, se
adentró en la oscura cavidad realizando las primeras prospecciones, llegando a localizar
algunos huesos y sílex tallados por la mano del hombre. El gran hallazgo, sin embargo,
tendría lugar a mediados de 1879. En aquellas fechas Sautuola realizó una nueva visita a
la cueva, en esta ocasión acompañado por su hija María, de tan sólo nueve años. Fue
precisamente ella quien, con sus asombrados ojos de niña, descubrió lo que a su padre le
había pasado desapercibido hasta la fecha. ¡Papá, mira! ¡Bueyes pintados…!. Aquella
frase hoy célebre supuso el pistoletazo de salida para el estudio de uno de los ejemplos
de arte paleolítico más importantes del mundo”.
La niña Maria Sanz de Sautuola y su padre Marcelino
Adjunto enlace a un interesante video de artehistoria.com
www.youtube.com/watch?v=4TqdMEo4vXU
EL MUSEO MARÍTIMO DEL CANTÁBRICO
El momento cumbre de la 2da convención de blogueros de viaje se produjo en el museo
Marítimo, en lo mejor de la ciudad y con unas espectaculares vistas de la bahía y del
barrio de Pedreña. Nos recibieron algunos miembros destacados de la Consejería de
Turismo. En la zona noble del restaurante, en una amplia mesa, el Consejero nos
asombró con su capacidad para enlazar la historia de la región con cada uno de los
lugares de origen de nuestro grupo de internautas. El momento culminante de su
exhibición vino cuando llegó el turno de Helen, bloguera gastronómica venezolana.
Todos tragamos saliva: ¿qué hay en común entre Cantabria y Venezuela?. Marcano nos
endosó un relato sobre navegantes y aventureros cántabros del siglo XVI en las costas
del caribe venezolano. Impresionante.
Me sorprendió saber que el consejero tiene un blog personal que recibe más de 4.000
visitas diarias. En ese momento entendí la razón de nuestra presencia en Cantabria.
El museo Marítimo del Cantábrico está diseñado para entender y aprender. De forma
muy didáctica desarrolla la histórica y muy estrecha vinculación entre esta tierra y el
mar, que baña una cuarta parte de sus fronteras. Me llamó la atención el enorme acuario,
con tiburones, rayas, morenas, peces luna etc, la enorme maqueta que muestra paso a
paso el proceso de construcción de un galeón medieval, las maquetas de los puertos
cántabros y los esqueletos de una ballena de 24 metros y un cachalote que cuelgan del
techo de la sala principal. Me faltaron un par de horas para visitar con detenimiento
cada una de las secciones, sobre todo las que mostraban el oficio de la pesca la zona que
te pasea a través de los siglos describiendo el romance entre los cántabros y el mar.
Adjunto enlace a un reportaje del informativo de TVE Cantabria sobre el evento
bloguero. Atento, me hacen una corta entrevista y muestran fugazmente mi pagina web.
Para no perder tiempo, debes avanzar al minuto 12.20 del informativo.
http://www.rtve.es/alacarta/videos/telecantabria/telecantabria-13-05-11/1100659/
COMILLAS, SANTILLANA DEL MAR Y SAN VICENTE DE LA BARQUERA
Quién no ha oído hablar sobre estos pueblos, emblemáticos y señoriales, lugar de
descanso de reyes y nobles, indianos millonarios y artistas. Comillas y Santillana del
Mar enlazan aristocracia, América, historia y vacaciones. Estos momentos impregnan
las piedras sobre las que se levantan mansiones de dueños que viven en otro lugar, o
desaparecidos hace más de un siglo. Cada morada puede jactarse de tener una historia
sobre sus inquilinos que podría completar un libro de aventuras de ultramar, con
generaciones perdidas, fortuna y ruina, herencias polémicas, enfermedades y muertes
prematuras, ascensos y caídas, romance y ambición.
Para ilustrar este devenir tormentoso nada mejor que admirar el bellísimo, bien
conservado y ostentoso PALACIO DE SOBRELLANO, en Comillas. Construcción
neogótica propia de un cuento de hadas. Fue construido a finales del siglo XIX por el
marqués de Comillas, originalmente Antonio López, paradigma del humilde emigrante
que hizo fortuna en las Indias. Antonio, huérfano de padre, tuvo que salir de casa a los
diez años para sobrevivir. Buscó fortuna en Andalucía, donde trabajó de dependiente.
Un amigo le convenció para embarcar a las américas. Hizo algún pinito cargando harina
hacia Cuba. Allí montó una tienda de ropa y enseres. Pero pronto conoció a algunos
exitosos hombres de negocio cubanos y un catalán afincado allí. A salto entre Cuba y
Barcelona, con intervalos de trata ilegal de esclavos, y tras una epidemia de cólera,
López decidió asentarse en Barcelona, donde se dedicó a la subasta pública de
embarcaciones. Poco después fundó su primera naviera: “La Transatlántica”. Sus sueños
de hacerse rico y su ambición hicieron lo demás.
En SANTILLANA DEL MAR dimos un tranquilo paseo por la villa, que tiene unos
1.000 habitantes. Nos sentíamos como estrellas porque cerca nos seguían las cámaras de
TVE y los micrófonos de la Cadena Ser.
Me sorprendió gratamente la cuidada reconstrucción del casco histórico, con sus calles
empedradas, sus sólidas fachadas con portones de piedra tallada coronados por
esculturas y escudos de armas, viejos balcones de madera adornados con flores de mil
colores, plazas, tiendas, bares y hoteles que respetan escrupulosamente la arquitectura
medieval, la escondida Playa de Santa Justa, la Colegiata. Me hicieron reir las botellas
del famoso licor y aguardiente Hijoputa y el pacharán de puta madre.
Bromas aparte, Santillana del Mar es una villa con mucha historia de la que quiero
contar algo más, y lo más pertinente es remitirme a la web de su Ayuntamiento, que
transcribo:
Esta villa medieval de empedradas calles está calificada como Conjunto Histórico
Artístico y es, desde hace décadas, uno de los centros culturales y turísticos más
conocidos de Cantabria.
Desde la Edad Media, Santillana del Mar ha sido uno de los núcleos más importantes
de la región, tanto que fue la capital de la Merindad de Asturias de Santillana, una de
las merindades que conformaban la actual Cantabria. Aunque la presencia humana en
el lugar ya dejó su huella en forma de impronta artística sobre las paredes de la cueva
de Altamira, a escasos dos kilómetros del centro del pueblo.
La villa se estructura en torno a varios centros de funciones muy definidas. La Plaza de
las Arenas presidida por la Colegiata; la Plaza de Ramón Pelayo, que fue
originalmente la plaza del Mercado presidida por las Torres del Merino y de Don
Borja, así como la Casa Consistorial y el área de los conventos de Regina Coeli y de
San Ildefonso.
Santillana cuenta con un patrimonio arquitectónico extraordinario. Dentro de la
arquitectura religiosa destaca la Colegiata de Santa Juliana, en torno a la que se
desarrolló la villa. Hacia los siglos VIII y IX se fundó un primer monasterio que acogió
las reliquias de Santa Juliana, de donde deriva el nombre de Santillana. Sobre el siglo
XI el monasterio se convirtió en colegiata y durante siglos, los distintos linajes de la
villa contribuyeron a engrandecerla. La mayor parte del edificio es románico pleno,
aunque se perciben añadidos renacentistas y barrocos. Por lo que se refiere a la
arquitectura civil destacan edificios como la Torre de Don Borja, la torre del Merino o
el palacio de los Velarde, ambos del siglo XV. Junto a ellos otras construcciones como
la Casa-Palacio de Peredo-Barreda, la de los Villa o la de los Bustamante, todas del
XVIII. Algunos de ellos actualmente acogen instituciones de carácter cultural como el
Museo Diocesano, la Casa Museo del escultor Jesús Otero, la Fundación Santillana, el
Museo de Caja Cantabria o las Casas del Aguila y la Parra que son salas de
exposiciones.
Pero el atractivo de este pueblo no sólo está en estos grandes edificios, sino que todo él
está conformado por edificaciones más humildes, aunque también con un alto valor
histórico, que se muestran como un entramado urbanístico propio del medievo y el
Renacimiento que transporta al visitante a otros tiempos.
Actualmente Santillana del Mar ofrece múltiples propuestas artísticas y culturales en
forma de exposiciones permanentes o temporales y actividades de todo tipo que se
desarrollan a lo largo de todo el año, especialmente en los meses de verano.
No por ser última es menos, San Vicente de la Barquera.
Llegamos en nuestro autobús en un día lluvioso a este turístico pueblo, asentado sobre
un enclave natural absolutamente privilegiado, en la confluencia de las rías de Rubin y
Pombo, con casitas de teja de color de arcilla, columnatas, puentes que debes atravesar
sin respirar, castillos, buenos restaurantes, arena, marisco, pescadores y calles de
pronunciado desnivel. Nuestra estancia fue corta, aunque nuestro grupo de blogueros
recibió un homenaje culinario en el restaurante Boga Boga. Además de comer como
señores, su propietario nos dio una visión diferente sobre bogavantes, cigalas, y en
especial, centollos.
Como vemos en la foto, San Vicente de la Barquera esta rodeada por un entorno
privilegiado. Cerca está el Parque Nacional de Oyambre, las dos rías mencionadas, las
dunas vírgenes y la larga playa del Merón, con 2.500 metros de longitud, siempre
acariciada o azotada por el imprevisible Mar Cantábrico, acantilados, marismas y a la
espalda, la imponente cordillera y las cimas nevadas de uno de los Parques Nacionales
más espectaculares de España: Los Picos de Europa.
Por supuesto me han quedado muchas cosas por visitar.
Tengo ganas de volver para completar la lista. Tal vez necesite otros cuatro o cinco días.
Abajo completo el recorrido turístico de Cantabria con la amable aportación que me
hace un internauta llamado Angel Palacios Gutierrez, que en sus líneas derrama amor
por su terruño cántabro:
Como habrás podido comprobar Cantabria es una provincia que tiene absolutamente de todo,
excepto desiertos, de eso no hay.
Tenemos un mar, ”La Mar” como decimos por aquí, bravío y maravilloso con una riqueza
pesquera y paisajística enorme en nuestras costas, ascendemos a la Mesta por amplios valles
que posteriormente se vuelven abruptos y empinados, como el Puerto del Escudo, con rampas
que andan por el 10% según dicen, o por estrechos desfiladeros, como la Hermida, que nos
conduce a Potes y Santo Toribio de Liébana o el Puerto de San Glorio paso desde Potes al
Pantano de Riaño, camino de León, o a Palencia por las Hoces de Bárcena, hoy sustituidas por
la autopista a Reinosa.
Te invito a conocer nuestras Rías, en sitios como San Vicente de la Barquera, maravillosa villa
marinera con unas preciosas playas y sobre todo sus rías, pues está en medio de dos, con los
Picos de Europa al fondo, o Comillas villa señorial, sede del Palacio del Marqués de comillas y
del Capricho de Gaudí, así como de la Universidad Pontificia, hoy destinada a ser la
Universidad del Español en el mundo, o algo así según nos dice ”Revilluca” y en las que están
unas puertas de bronce con relieves de los 7 pecados capitales, de los cuales aparentemente
falta uno, que está tan a la vista que no se ve.
No sé si te han contado todo esto, no te voy a hablar de Las Cuevas de Altamira y de
Santillana del Mar, que no era Santa, no es llana ni tiene mar, pues sé que eso sí os lo han
enseñado.
Vivo en Torrelavega, cruce de caminos desde Galicia a Bilbao, por recordar un poco la canción,
y Santander a la Meseta Castellana. Y cuyos orígenes vienen de la Torre de la Vega, Hogar
según creo, (No estoy muy seguro) de Garcilaso de la Vega.
De esta Región salieron y se construyeron muchos de los barcos de la Armada Invencible, y de
sus ferrerías y fundiciones los cañones que las armaron. De aquí salió Juan de la Cosa, ilustre
Marino que rompió las cadenas de la Torre del Oro de Sevilla, y también navegó por todo el
mundo, cartografiando el primer Mapamundi conocido.
RESTAURANTES de Cantabria
Si no fuera poco el deleite visual que producen sus paisajes, cuevas y pueblos, aun
queda por hablar de otro paraíso; el culinario. No soy experto gastronómico, pero no me
quedo corto si digo que hacía bastantes años que no comía tan bien tantos días seguidos.
Toda una retahíla de restaurantes, cada cual mejor que el anterior. Difícil emitir
veredicto, más bien, imposible. Me quedo con todos. Degustamos materia prima de
excelente calidad sacado de las rías, del mar Cantábrico y de las praderas y montañas de
la región. Cocinados con exquisita dedicación, con explicaciones de los dueños de los
restaurantes e incluso una conferencia y degustación de vinos de Cantabria mientras
saboreábamos rabas y navajas.
El primer homenaje fue la noche de llegada en el restaurante El Manantial del
espectacular Balneario de Solares. Un sinfín de platos que iban posándose llenos delante
de mí, llenos y volando vacíos.
Para empezar, una bien presentada ensalada de pasas con tartar de patatas y foi
Seguido por milhojas de queso de cabra, pato en salsa de vino, arroz negro con
langostino y salsa alioli, y de postre, brownie con helado de mandarina.
Describo otros restaurantes y sus delicias culinarias, en los que he disfrutado como un
niño en el día de reyes:
Restaurante Tonino, Santander.
Buen patio exterior cubierto. Atento servicio. El variado menú comenzó con un plato de
bocartes, anchoas y tomate fresco. Después rabas de calamar y navajas. Como
apoteosis, un buen plato de machote en aceite con ajos y patatas hervidas. Para terminar,
un delicioso flan pasiego. Mi debilidad son los dulces y estuve a punto de repetir. Pero
era consciente de que en estos días iba a ganar varios kilos.
Adjunto post de Angeles, en el magnífico blog www.saborgourmet.com. Maria Angeles
Barja y los demás blogueros disfrutamos durante 4 días de los mejores sabores de la
región.
http://saborgourmet.com/?s=cantabria&x=0&y=0
Restaurante Sixtina, en Santander
Lleno hasta la bandera. ¿Crisis? ¿Qué crisis?. Un plato tras otro, sin tiempo para
recuperar el aliento.
Nunca olvidaré ese gazpacho de fresas ni las croquetas.
Muy sabrosas la ensalada de foi y el risoto con cigalas en pan de almendras. Después,
pescado con alcachofas y almejas.
Siempre dejo en el estomago hueco para postres, sobre todo si es helado. Para chuparse
los dedos el granizado de naranja con helado de mandarina con que nos obsequiaron.
El propietario y su mujer -jefa de cocina- ante mi insistencia nos revelaron la receta del
magnifico gazpacho de fresas: el truco es sustituir los tomates por fresas y quitar el
pepino y el ajo. Durante la cena, nos mostró orgulloso fotografias de su hijo, que trabaja
en el danés Noma, ahora mejor restaurante del mundo. Jornadas de 18 horas, y sin
cobrar. Este es el precio que se paga por respirar cerca de la élite.
Restaurante Boga Boga, San Vicente de la Barquera
En un día lluvioso entramos en la catedral del marisco, en la espectacular San Vicente
de la Barquera.
Para empezar, nécoras, seguidas de rabas de calamar y un plato de bocartes abiertos con
ensalada. Pero mi preferido fue el pisto barquereño de bonito y huevo.
Estos manjares eran una mera entrada al plato principal, una parrillada de pescado a la
plancha con refrito de ajos. Mi estómago estaba casi al límite, ya que había calculado
mal las cantidades y debía saborear todo lo que nos ponían por delante. Además, había
que hacer hueco para el postre, un budín con profiteroles y crema de chocolate.
Después me entraron ganas de pegarme una buena siesta.
Antes de marcharnos, el propietario nos dio una magnífica lección sobre el
comportamiento social de las cigalas, bogavantes y los promiscuos centollos.
Restaurante El Riojano, Santander
El mas ambientado. Con zona de tapas y copas cerca de la entrada, y una amplia barra y
barricas habilitadas como mesitas. Al fondo, un gran salón con largas mesas
flanqueadas por cómodos sofás y mullidos colchones. Observándonos, más barricas de
vino, originalmente decoradas.
Para empezar, un plato de pulpo con pimentón, sal y aceite. Después, pescado con
gambas y almejas. Como plato principal, un jugoso solomillo de Tudanca con patatas
fritas. Para terminar, y otra vez con poco espacio disponible en el estómago, una
deliciosa milhojas, tan consistente que me costó terminar.
El riojano es el tipo de restaurante que invita a quedarse un par de horas más después de
comer para tomar unos licores y copas, charlando entre cojines, como en el salón de
casa.
Restaurante Casa Nacho, Ruente, Valle de Cabuérniga
Caserón típico del valle, aunque de cocina andaluza. En la entrada, estos dos magníficos
azulejos. Como sevillano, me emocioné.
¿No es este es un buen preámbulo para comenzar el almuerzo?
Adivina ahora: ¿Qué es lo que se tercia en una buena mesa andaluza?
Pues esto:
A la fuente de pata negra y picos de jerez siguieron unos torreznos de jabugo, huevos
fritos con champiñones, cocido montañés y un solomillo en su punto con patatas.
Imposible comerlo todo. De postre, torrija con mermelada de naranja.
Demasiados placeres culinarios en tan poco tiempo. Hoy aún sigo luchando día a día
para rebajar peso.
HOTEL BAHÍA, Santander
Dos noches de lujo en una suite con jacuzzi y dos televisiones. El hotel es un clásico en
la ciudad, recientemente renovado. En las espaciosas habitaciones los ventanales son
enormes, y permiten disfrutar de una espectacular vista sobre la bahía y al Paseo de la
Pereda. El buffet de desayuno está ampliamente surtido. Además, la céntrica ubicación
del hotel Bahía permite llegar caminando a la cercana Plaza de Cañadío, corazón del
barrio y muy animada en las noches de buen tiempo. La plaza y sus alrededores están
repletas de bares y buen ambiente. Recomendado.
Bueno, me despido hasta la próxima y espero que hayas encontrado información útil
para tu próximo viaje a esta bellísima tierra.

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