Luchas, poder, victorias democráticas, hegemonías plebeyas, son

El nuevo topo
Luchas, poder, victorias democráticas, hegemonías plebeyas, son conceptos
que resumen las tendencias de la vida política del continente
latinoamericano en la última década. Pese a las marchas y contramarchas,
no habíamos vivido una experiencia política con esas características, que
estaban en extensión territorial en el último siglo.
Décadas atrás, la izquierda había esperado grandes insurrecciones
armadas que lleven al pueblo al socialismo, pero lo que tenemos ahora son
grandes sublevaciones que reconquistan la democracia, el voto y el Estado
para consagrar derechos populares, desmontar la composición oligárquica
de los Estados latinoamericanos y frenar los proyectos conservadores
neoliberales.
Venezuela, Bolivia, Brasil, Ecuador, Nicaragua, Paraguay y Argentina
dieron lugar a gobiernos progresistas y, en casos, revolucionarios. En
función a la presencia movilizada del sujeto popular antineoliberal, cada
país avanzó con mayor o menor profundidad en el desmantelamiento de
los monopolios privados de la economía y la política neoliberales, aunque
aún es incierta la consolidación de este avance popular y no se vislumbra
todavía el horizonte compartido anticapitalista.
Emir Sader, amigo y profesor nuestro, académico y militante, nos convoca
a vivir el presente momento político continental, esto es: a conocerlo y
transformarlo, a partir de sus antecedentes históricos, de las conquistas
populares alcanzadas, de los grandes fracasos soportados, de las antiguas
estrategias de poder fallidas y de las potencias y límites contenidos en las
actuales fuerzas sociales en movimiento emancipativo.
Si bien Latinoamérica hoy lidera los cambios políticos y económicos en el
desmontaje del neoliberalismo planetario, como bien muestra Emir, no
existe aún una estrategia del poder de la izquierda para apuntalar a un
proyecto regional conjunto más grande ni una teoría fuerte capaz de dar
cuenta de lo obrado hasta acá y de reforzar las nuevas prácticas
anticapitalistas producidas por el sujeto político popular continental.
Contrastadas con las pasadas reformas democráticas y las guerras de
guerrillas, hoy en día estamos ante una lucha hegemónica, en forma de
una guerra de posiciones —en el sentido gramsciano— en la que “el Estado
sí importa” como el espacio de disputa contra la mercantilización de todos
los ámbitos de la vida y como lugar de la consolidación de procesos
redistributivos de la riqueza social. Sin embargo, todo ello todavía se lo
vive como iniciativas locales fragmentadas y, por lo general, son más bien
una respuesta a acontecimientos, que una conducción estratégica de los
mismos.
La consolidación de un orden postneoliberal, actual horizonte de los
movimientos populares nacionales, no podrá producirse sino en su
construcción continental y mundial, que es precisamente la gran
diferencia territorial de este modelo de desarrollo capitalista con respecto a
los anteriores del siglo XX. Ahora, dependerá de si la fuerza dirigente de
este proceso contra el neoliberalismo es la sociedad movilizada o la
iniciativa de los gobiernos, para que ese postneoliberalismo sea, a la vez, el
inicio de un largo proceso emancipativo postcapitalista.
Emir, evaluando el largo recorrido de las estrategias de poder del último
siglo, nos convoca a abandonar la comprensión del presente desde los
deseos o las ausencias, que dan lugar a los voluntarismos vanguardistas o
a los pesimismos paralizantes, y nos reta a sumergirnos en la comprensión
militante del “movimiento real que se desenvuelve ante nuestros ojos”
(Marx). Movimiento real de luchas, porque es ahí y sólo ahí, donde se
esconde el “viejo topo”, es decir, el sujeto de la actual potencia
emancipativa anticapitalista. Comprensión militante, porque ésa es la
única fuerza productiva intelectiva que puede impulsar las articulaciones y
organizaciones necesarias para que la potencia devenga en hecho, en
estrategia de poder.
Alvaro Garcia Linera