VUELO DE DÍA Y NOCHE

Transcripción

VUELO DE DÍA Y NOCHE
PROGRAMA PEDAGÓGICO – FICHA 11
VUELO DE DÍA Y NOCHE
Todo el tiempo y los esfuerzos invertidos para analizar los más
ínfimos detalles y calcular al máximo todas las probabilidades
permitieron al equipo Misión finalmente declarar que el HB-SIA
estaba listo para su primer vuelo non-stop día y noche. El
despegue tuvo lugar en la mañana del 1 de julio. La noche
anterior, todos los elementos del avión habían sido controlados
nuevamente y se limpiaron y pulieron los paneles solares del
generador a fin de garantizar su rendimiento óptimo. En el fervor
de los últimos preparativos, todo parecía funcionar
perfectamente, cuando un transmisor del sistema telemétrico
notificó un defecto. Este aparato, del tamaño de una pequeña
caja, transmite al suelo todos los datos técnicos, la
configuración del vuelo y las informaciones sobre la posición del
avión. Un eslabón indispensable para la comunicación con el
avión, el piloto y el equipo de Misión que debía sustituirse para
poder iniciar el vuelo. Un transmisor de recambio fue
suministrado rápidamente desde Alemania, pero los ingenieros
y los técnicos tuvieron que esperar cuatro días para
configurarlo.
Finalmente, el 7 de julio a las 6 horas y 51 minutos, André
Borschberg hizo despegar el HB-SIA para abordar la misión
principal. Comenzó subiendo a 7000 pies, a saber unos 2100
metros de altitud, que mantuvo durante varias horas,
permaneciendo en la zona de prueba alrededor del aeródromo
de Payerne. Siguiendo las instrucciones del equipo de Misión se
dirigió luego hacia el Lago de Neuchâtel, subiendo a una altitud
de 10000 pies, un poco más de 3000 metros. Permaneció a
esta altitud hasta el mediodía, sobrevolando en idas y vueltas la
cordillera del Jura.En el suelo, todos los indicadores en la sala
de la misión mostraban luz verde. El HB-SIA podía continuar en
su ascenso. Durante varias horas, los cuatro motores
alimentados por el generador solar propulsaron el avión hacia
su altitud máxima, a una velocidad media de 23 nudos. A las
18.43 horas, el HB-SIA alcanzó 28.608 pies, 8720 metros, una
altitud que se traduce en una temperatura exterior de –20°C en
la cabina. El frío y la fatiga fueron las únicas dificultades
experimentadas por el piloto. Por lo demás, cada etapa de la
misión se desarrolló perfectamente. Después de 14 horas y
media, a las 21.30 horas, André Borschberg apagó el generador
solar. Una hora más tarde se ponía el sol. El HB-SIA se
sumergía en la oscuridad.
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Durante más de cuatro horas, el avión voló sin asistencia de
electricidad, descendiendo paulatinamente. Esa energía se
califica como energía potencial. Efectivamente, cuanto más
sube el avión, tanto más largo será su descenso. Sin embargo,
al principio de la noche, la pérdida de altitud del HB-SIA era más
rápida de lo previsto. Pero gracias a las instrucciones del equipo
Misión, el piloto consiguió evitar las zonas de vientos
descendientes y prolongar su vuelo planeando. Hacia la
medianoche, el avión se encontraba a 4500 pies, un poco
menos de 1500 metros, una altitud que debía mantener hasta la
salida del sol. André Borschberg luego conectó luego la energía
de las baterías. La electricidad acumulada durante el día servía
ahora para la alimentación de los motores.
Durante las horas siguientes, la satisfacción del equipo de tierra
no dejó de crecer. Efectivamente, el consumo energético del
HB-SIA fue menor de lo previsto. A las 4.30 horas no quedaba
duda alguna de que el avión tenía suficiente reserva como para
volar hasta la puesta del sol y más allá aún hasta el momento
en el que el generador solar pudiera recargar las baterías,
permitiendo que el HB-SIA subiera nuevamente. Si bien se
hallaba solo al mando de su avión, André Borschberg fue
seguido por un sinnúmero de aficionados en todo el mundo. En
el sitio Internet de Solar Impulse, pudieron verse en tiempo real
los niveles de carga de energía del HB-SIA así como un
contador que permitía esperar hasta el último segundo que iba a
marcar el éxito de la misión.
A las 5.46 horas, el día 8 de julio, el HB-SIA se convirtió en el
primer avión solar que concluyó con éxito un vuelo nocturno.
Gracias a una de las cámaras montadas en la cabina, el piloto
apareció en la pantalla del web. Cuando apareció el sol en el
horizonte, miró su reloj y sonrió brevemente. Mientras tanto,
estallaba la alegría en el hangar del HB-SIA. Muy emocionado,
Bertrand Piccard se apuró para felicitarle por radio: Solar
Impulse no sólo había superado el desafío, sino que había
demostrado la veracidad del contenido de las conferencias de
Bertrand Piccard que venía afirmando desde hace 10 años que
las energías renovables y las nuevas tecnologías permitirían
realizar lo imposible con respecto a la economía de la energía
fósil.
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Comprobando el hecho de que HB-SIA volvió con el 54% del
nivel de carga de sus baterías, la FAI (Fédération Aéronautique
Internationale) podrá homologar el primer vuelo nocturno de un
avión solar con tres plusmarcas mundiales: el récord de
duración del vuelo (26 horas y 11 minutos), el de altitud máxima
jamás alcanzada por un avión solar (8700 m) y el de la ganancia
en altura (8261 m en 11 horas y 53 minutes). Diez días más
tarde, el 18 de julio, le tocó a Markus Scherdel realizar un vuelo
nocturno. A diferencia del vuelo de André Borschberg, el piloto
de pruebas realizó un despegue nocturno, empleando la
energía de las baterías, aterrizando después de un vuelo de 57
minutos, aún de noche, confiando en la iluminación de la pista.
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