Jose Saenz de Oiza. En su memoria

Transcripción

Jose Saenz de Oiza. En su memoria
El conocimiento de los recursos hídricos en Canarias cuatro décadas después del proyecto SPA-15
Homenaje póstumo al Dr. Ingeniero D. José Sáenz de Oiza
ISBN: 978-84-938046-0-2
JOSE SAENZ DE OIZA
En su memoria
José JIMENEZ *
(*) Consejería de Obras Públicas, Vivienda y Aguas de la Comunidad Autónoma de
Canarias. [email protected]
Hacer una semblanza a modo de “foto fija “de Pepe Saenz, en pocos minutos, es imposible,
no sólo porque no sabría donde enfocar en el abanico de sus 79 años de vida sino, como
recientemente definió Emilio Custodio con mucha agudeza; “es difícil buscar cosas
especiales de Pepe Saenz porque fue una persona especial”.
Disfrutó de una vida vivida, emprendedora y productiva, que dejo indiferente a muy pocos
y que imprimió huella allá por donde pasó.
Sus compañeros de estudios en los años 50 se preguntaban de donde sacaba tiempo para
estudiar, dadas sus variadas actividades y dedicaciones, máxime cuando hacer el célebre
ingreso de entonces en la Escuela de Ingenieros de Caminos de Madrid a la primera era una
proeza y él lo consiguió.
Su ingenio y dedicación los dejó grabados en sus primeros años de profesional en el
Instituto Nacional de Colonización y en el Servicio Geológico de Obras Públicas. Así queda
constancia en una carta del Director General de los Servicios Hidráulicos del Ministerio de
Obras Publicas de Portugal, agradeciendo la excelente impresión por su conocimiento en
materia de reconocimiento geológico e hidrogeológico o la felicitación personal del Director
General de Obras Hidráulicas por su trabajo en el embalse de Clúa en el rio Segre, entre otros
reconocimientos explícitos.
La década de 1960 resultará trascendente en su vida. Por orden de importancia, se casa
con Maria Luisa Herrero, tiene su primera hija, Margarita, a la que le sucederían dos hijos
canarios más; Vicente y Ángela, se va a Paris con una beca al Bureau de Recherches
Géologiques et Minières y viene a Canarias como ingeniero jefe del Servicio Geológico en
Canarias y Codirector del Estudio de los Recursos de Agua en las islas Canarias,” Proyecto
SPA-15”, cuya denominación obedece a ser el proyecto 15 que la UNESCO en colaboración
con el Estado Español inicia en el año 1969, coincidiendo con el Decenio Hidrológico
Internacional.
Gran Canaria y Tenerife le acogen, hasta el inicio de la década de 1980 en la que regresa a
Madrid, al gabinete técnico del Director General de Aguas, con una breve estancia en León
como Delegado Provincial del Ministerio de Obras Publicas, cargo que continua
desempeñando a continuación en Santa Cruz de Tenerife, hasta su vuelta a su Madrid de
siempre.
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Y de Madrid a Valladolid, donde se ocupo de la Dirección Técnica de la Confederación
Hidrográfica del Duero hasta su jubilación administrativa en 1995, aunque no intelectual,
pues siguió escribiendo de aguas y ríos hasta su muerte, ahora hace un año y 9 días.
Su llegada a Canarias supuso pare él un sacrificio personal y familiar. Asumió un reto
difícil, no sólo porque se trataba de formar un equipo para instalar la Delegación del Servicio
Geológico y afrontar un estudio científico sobre la realidad del agua en Canarias, realidad
bastante desvirtuada entonces, sino que lo más importante desde el inicio de su actividad fue
trasladar a la sociedad la cruda realidad de un sistema hidráulico vulnerable y cuestionable, al
disponer de unos recursos de agua limitados. En algún tiempo este aspecto se convirtió en una
obsesión, sobre todo en la fase final del proyecto.
Tenía muy claro que la mejor gestión del agua dependía de la acción sistemática de
observar; medir; investigar y deducir y ello de forma institucionalizada, continuada y con
orden y sistema .Y debía ser la sociedad la que demandara este soporte técnico y científico.
Quizás ahí radicaba el motivo de su obsesión, en cómo lograrlo. Dentro de esa idea dedicó
muchos esfuerzos en dejar toda la información al alcance de la sociedad: “es necesario
encontrar la financiación para publicar y divulgar toda la documentación existente”, decía.
Sus primeras impresiones sobre el agua en Canarias las dejó, de forma muy sintética,
reflejadas en la nota preliminar a un artículo de Emilio Fernández en 1973; decía:
“Por la realidad omnicomprensiva de los métodos empleados en su aprovechamiento, por
la magnitud de los trabajos realizados, por la singularidad de muchos de ellos, por la
participación masiva en este aleatorio negocio, la explotación del agua en Canarias presenta
probablemente unas características irrepetibles.
Embalses convencionales depósitos artificiales, desalinización de aguas salobres y
marinas, reutilización de aguas residuales, enarenados, gavias de bebedero, pozos, galerías,
combinación de ambas, intentos de modificación de la lluvia, condensación artificial, todo en
suma cuanto ha ingeniado el hombre, se puede encontrar en las Islas Canarias .
Más de 1500 km de galerías, millares de pozos, muchos centenares de presas y depósitos,
varios kilómetros de canales y tuberías en un archipiélago de 7000 km2, son un buen
exponente del esfuerzo desplegado.
Galerías de varios kilómetros, pozos de hasta 450 m, descensos continuados del nivel
freático que llegan en la zona central de gran canaria a 15 m/año, concesiones de aguas
públicas para aprovechamientos de las que discurren por las cunetas de una carretera, pozos
que penetran mas de 80 m bajo el nivel del mar, confirman la singularidad de algunas de
estas obras en las que tienen “acciones” casi todos los agricultores y gran parte de la
burguesía canaria.”
Formó y dirigió un equipo de más de 40 expertos nacionales y extranjeros enviados por la
UNESCO; terminó el estudio científico que se público en 1974, organizó un Simposio
Internacional de Hidrológica en terrenos volcánicos con una repercusión científica importante,
y empezó y casi dejó terminado el Proyecto de Planificación de los Recursos de agua en las
Islas Canarias, el Proyecto Mac-21. El nombre del proyecto es la expresión de su deseo: que
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las islas Canarias como parte del Archipiélago de la Macaronesia, fueran islas afortunadas en
el siglo XXI.
Derramaba ideas desde el amanecer. Algunas las dejó escritas en sonetos y nunca quiso
atesorar para sí ese patrimonio intelectual del conocimiento. Existen muchas tesis doctorales,
artículos y documentos que desarrollan esas ideas, no siempre firmadas por él, “No importa
que usen mis ideas, tengo mas”, decía. Ávido lector, poseedor de un insondable bagaje
cultural y caballero en todos los ámbitos, dejó escrita una importante página en la historia del
agua en Canarias.
Canalero Mayor del canal de Castilla, poseedor de la encomienda de Isabel la Católica,
profesor invitado del Curso Internacional de Hidrología Subterránea de Barcelona,
participante y conferenciante en múltiples seminarios relacionados con el agua , autor del
libro de los ríos y de la publicación Divagaciones sobre el Agua, todavía inédita, y “padre y
alma”, junto al ingeniero y escritor Juan Benet, del curso sobre Políticas del Agua que se
imparte en la Universidad Internacional Menéndez Pelayo desde hace más de 15 años. Y
además, buena persona, generoso, gran profesional y trabajador honesto e infatigable.
Fue un personaje singular, que posiblemente vivió en un tiempo equivocado. Su prodigiosa
memoria y su inteligencia le hacían una persona destacable. Tenía un dominio de las
matemáticas y la geometría que junto a sus habilidades deductivas y de observación, unidas a
los instrumentos tecnológicos de hoy, darían respuestas exactas a muchas de sus inquietudes
que dejaba planteadas en complejas ecuaciones de más variables que incógnitas y por
supuesto de imposible resolución por los métodos normales. Al mismo tiempo afirmaba:
“para los técnicos y científicos que profesan la hidrologia, es imprescindible un cierto
empirismo y una gran dosis de sentido común”.
En el homenaje de despedida por su jubilación deleitó a los asistentes con varios sonetos y
se despidió con este:
Yo no se como soy. Nadie se sabe.
Por más que uno se mire en el espejo.
Ser buen juez de sí mismo lleva anejo
el ser bueno y ser juez. Y eso no cabe.
No sé cómo me veis. Cuando esto acabe
(Y que termine pronto es mi consejo)
habrá quien haga tiras mi pellejo,
quienes me ignoren y hasta quien me alabe.
Sé como quise ser. Fue mi esperanza
llegar a ser Quijote. Fui cobarde
y no llegué siquiera a Sancho Panza.
Quijote o Sancho, en esta tarde
en que la muerte laboral me alcanza
adiós os digo con un Dios os guarde.
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Jiménez, J. – José Sáenz de Oíza. En su memoria
Pepe Sáenz, gran humanista, apasionado de la poesía, notable matemático y gran ingeniero,
contagio con su vitalidad y su afán de aprender a todos los que trabajaron con el; así escribían
sus colaboradores de Valladolid en la esquela por su fallecimiento. Así fue, es una verdad
constatable, y es justo que lo reconozcamos en este humilde homenaje que hoy queremos
darle, divagando sobre la ciencia del agua.
Diciembre de 2010
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