Clasificar para incluir, incluir para reciclar

Transcripción

Clasificar para incluir, incluir para reciclar
Clasificar para incluir, incluir para reciclar
Programa Uruguay Clasifica
Marina Arismendi
Ministra
Ana Olivera
Sub secretaria
Bertha Sanseverino
Directora Nacional de Asistencia Crítica e Inclusión Social
Yamandú Ferraz
Director de la División de Atención a Colectivos y Población Vulnerable
Gustavo Pacheco
Coordinador del Programa MIDES-FOCEM
Nicolás Minetti
Director del Programa Uruguay Clasifica / Proyecto MIDES-FOCEM-Clasificadores
Equipo redactor: Programa Uruguay Clasifica
Fotos: Nicolás Minetti
Programa Uruguay Clasifica
Avda. 18 de Julio 1453, Subsuelo
[email protected]
CP. 11200
Clasificar para incluir, incluir para reciclar
Programa Uruguay Clasifica
MIDES - FOCEM
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
Introducción
E
sta publicación resume el trabajo que ha
venido desarrollando el Programa Uruguay
Clasifica (PUC) desde el año 2006 a la fecha.
Se trata de proceso de creciente
fortalecimiento técnico, institucional y
político, y de experiencia en el territorio, en
el conocimiento directo de la problemática,
y en el trato mano a mano con las y los
clasificadores y sus familias, protagonistas de
nuestro programa.
Desde el segundo semestre de 2008, con
la financiación del Fondo de Convergencia
Estructural del MERCOSUR (FOCEM), se han
multiplicado las intervenciones en el territorio,
a lo largo y ancho del país, con especial énfasis
en las zonas de frontera.
Creemos que, en ese camino, esta revisión
y actualización del trayecto recorrido por el
programa es un insumo necesario para seguir
avanzando. I
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
Presentación Bertha Sanseverino
Dirección Nacional de Asistencia Crítica y Alertas Tempranas
Clasificadores: de la vulnerabilidad extrema
a la inclusión social
E
ntre marzo de 2005 y diciembre de 2007 el
país hizo un gigantesco esfuerzo económico
y humano para atender la situación de miles
de uruguayas y uruguayos hasta entonces
postergados, en situación de indigencia o
pobreza extrema.
El Plan Nacional de Atención a la Emergencia
Social (PANES), junto con el conjunto de las
políticas económicas y sociales del gobierno, fue
exitoso en abatir la indigencia. Ésta alcanzaba
en 2004 a cuatro de cada cien uruguayos. Hoy, a
menos de dos.
La satisfacción por este resultado no oculta,
sin embargo, la persistencia de la exclusión de
importantes colectivos. Uno de ellos es el de las
y los clasificadores de residuos sólidos urbanos
(esto es, de materiales reciclables de diferente
tipo) y sus familias.
El Ministerio de Desarrollo Social (MIDES)
interviene con fondos propios y del Fondo
de Convergencia Estructural del MERCOSUR
(FOCEM) en esta realidad proponiendo un nuevo
modelo de trabajo con residuos que asegura las
condiciones laborales en las que se realiza la
clasificación. Lo hace a partir de la separación
en origen de plásticos, cartón y vidrio, su
recolección selectiva, y su acopio y valorización
en plantas adecuadas para dicha tarea.
Cambiar la forma de trabajo de miles de
clasificadores, reconociendo y formalizando su
actividad, es más que su incorporación al mercado
laboral. Es restituir su dignidad reconociendo
su papel como agentes fundamentales para el
reciclaje de residuos. También como vecinos
de nuestras ciudades y como ciudadanos, con
derecho a la escolarización de sus hijos, a la salud
y a la seguridad social.
En la Dirección Nacional de Asistencia Crítica e
Inclusión Social (DINACIS) también trabajamos
otras dimensiones de la exclusión: el derecho
a la identidad, el derecho a la protección que
merecen las personas en situación de calle, el
derecho a saber leer y escribir, a una alimentación
adecuada, el derecho a la cultura.
¿Cómo pensamos la relación de las políticas
focalizadas en el conjunto de las políticas sociales
universales (educación, salud) de este gobierno?
Como un “puente” entre la respuesta a la situación
presente de alta vulnerabilidad y el objetivo final
de la inclusión social en clave de derechos.
En ese trayecto, estamos. I
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
Presentación Yamandú Ferraz
División de Atención a Colectivos y Población Vulnerables
Caminando hacia una política pública
de inclusión social de los clasificadores
E
l Programa Uruguay Clasifica (PUC),
dependiente de la División de Atención a
Colectivos Vulnerables de la DINACIS, nació en
2006 a partir de una consulta participativa entre
los diversos actores del sector de la clasificación
de residuos sólidos urbanos.
La inquietud por formular una política específica
hacia los clasificadores, a nivel nacional, es
uno de tantos aprendizajes del PANES como
también lo fue la “Campaña por la Identidad” al comprobar que miles de personas carecían de
su documentación básica- o el programa “En el
País de Varela, Yo Sí Puedo” -al constatar que se
repetían situaciones de analfabetismo funcional-.
Descubrimos que los niveles de deterioro y
desintegración social requerían de un esfuerzo
múltiple, articulado, por reconstruir el
tejido social y no solamente de programas de
transferencias monetarias.
En el caso de los clasificadores, iniciamos procesos
de inclusión social a partir de una premisa
fundamental: un cambio radical en las formas del
trabajo de reciclaje -o clasificación- de residuos
es el eje articulador para reconstruir el tejido
social del que hablamos.
De ahí nuestra propuesta de pasar de “circuitos
sucios” de clasificación -tal y como se realiza en
general en calles y vertederos de las ciudades- a
“circuitos limpios” con trabajos decentes, en los
que se realiza la tarea en condiciones de higiene
y no se permite el trabajo de niños y niñas, y se
promueve la participación de la comunidad.
A partir de aquí, el PUC promueve en los
clasificadores los valores de la solidaridad y
el trabajo cooperativo y asociativo, y en las
comunidades locales, el valor del reciclaje y el
del papel del clasificador como agente ambiental.
Se trata, entonces, de una propuesta abierta a la
participación: que no hace sólo a los clasificadores
sino a las y los uruguayos en general.
Es en este sentido que esta publicación que
ponemos en tus manos contiene un relato
con la experiencia de trabajo del PUC en este
corto tiempo.
Con el programa implantado en todo el país,
podemos decir que caminamos hacia una
verdadera política pública nacional para/con las y
los clasificadores de residuos sólidos urbanos que
rescata la idea que da título a esta publicación:
“clasificar para incluir, incluir para reciclar”. I
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
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Clasificar para incluir, incluir para reciclar
E
l Plan de Emergencia (2005-2007) puso en
la agenda el tema de la pobreza extrema.
También fue un proceso que permitió reunir
información y, a partir de ella, reconstruir
el problema de amplios sectores de la
población, dedicados a la clasificación de
residuos urbanos sólidos, como de verdadera
“exclusión”.
Este conocimiento se consolidó en 2006 y
2007 en el proceso participativo de consulta
que culminó con la publicación “Tirando
del Carro. Clasificadoras y clasificadores:
Viviendo de la basura o trabajando con
residuos”. El documento caracterizó la
situación de este sector como “uno de los
peores extremos que debemos enfrentar
en las acciones implementadas por el
Ministerio de Desarrollo Social” y describió
la condiciones de “explotación económica
disfrazada de actividad independiente” en
las que los clasificadores realizan su trabajo.
“Los principales beneficiarios son los sistemas de intermediación entre las y
los clasificadores y las industrias recicladoras. En la cadena de intermediación
(desde los depósitos informales hasta los de mayor tamaño y organización) se
aumenta en dos, tres y hasta cuatro veces lo que recibe quien realizó todo el
esfuerzo y asumió todos los riesgos (sanitarios, laborales, de seguridad, etc.).
En muchos casos, se fomentan relaciones de exclusividad y dependencia entre el
depósito barrial y el clasificador a través de acciones de corte pseudo-solidario
(préstamos ante situaciones de emergencia, juguetes para los niños, etc.). Así
se aseguran un flujo constante de materias primas pese a lo exiguo del precio
de compra y a las balanzas que nunca reflejan el peso real de lo que se está
vendiendo (llegando en algunos casos a realizar el pesaje “a ojo”).”
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
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Distintos nombres,
un mismo trabajo
I Requecheros
I Hurgadores
I Carreros
I Clasificadores
I Recicladores
I Cartoneros
I Bolseros
El documento “Tirando del Carro” -que sentara
las bases para el Programa Uruguay Clasificaes un análisis exhaustivo de la exclusión en la
que viven los clasificadores de residuos sólidos
urbanos. Para ese análisis, adoptó una definición
operativa de clasificadoras o clasificadores: las
trabajadoras y trabajadores, y sus familias,
que tienen a la recolección y clasificación
artesanal de residuos sólidos urbanos como uno
de sus principales medios de supervivencia,
tanto mediante la venta o trueque de la
materia prima reciclable y de los materiales reutilizables, como de su aprovechamiento para el
autoconsumo o para la cría de animales.
La definición tuvo especial importancia al
visibilizar el papel de las mujeres así como
de los hogares en la clasificación informal
de residuos. Lo cierto es que en el sector
clasificador conviven clasificadores de tercera
o cuarta generación con antiguos trabajadores
formales ahora desempleados. Sin necesidad
de capacitación o experiencia previa –sólo
con la voluntad de realizar un gran esfuerzo
físico-, la clasificación de residuos ha sido
para muchas personas la única alternativa
posible para procurar un ingreso económico
en sus hogares (aun conociendo los impactos
sociales, sanitarios y ambientales negativos a
los que se exponían). I
Características del mercado y del trabajo clasificador
L
as características del mercado de la
clasificación de residuos sólidos urbanos
son la inestabilidad de los precios, su
fluctuación estacional y su variabilidad
entre departamentos. Las empresas
recicladoras nacionales son generalmente
tomadoras de precios internacionales (a
lo que se suman prácticas oligopólicas en
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el sector de intermediación). Podemos
afirmar que se dan situaciones de verdadera
explotación: por un lado, se pueden constatar
diferencias muy significativas entre el peso
real de las materias primas recolectadas
por el clasificador o clasificadora y lo que
efectivamente marca la balanza en los
depósitos de barrio (con diferencias de hasta
un 30%); por otro, los intermediarios obtienen
varias veces el valor pagado al clasificador por
la venta del mismo material.
El trabajo de clasificación de residuos
reciclables y reutilizables toma largas horas
de gran esfuerzo físico sin seguro laboral o de
salud ni beneficio social alguno. Esto es más
brutal en la medida en que por las condiciones
en que se realiza el trabajo, las enfermedades
y las lesiones son moneda corriente. A las
horas de trabajo en calle y vertederos han de
sumarse las horas trabajadas dentro del hogar
-en la clasificación secundaria- que dependen
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
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de la cantidad de residuos recolectados y del
número de integrantes del núcleo familiar
que participan de la tarea.
El traslado de los residuos a sus domicilios
expone a las familias clasificadoras a riesgos
sanitarios muy importantes: por la falta de
higiene (que termina en la formación de
basureros domiciliarios, convivencia con
excrementos de animales, proliferación de
moscas, malos olores); por la presencia de
animales capaces de transmitir enfermedades
(ratas, cerdos); por la exposición a
contaminantes persistentes (plomo,
cromo, agro-tóxicos); y por la existencia
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de residuos asimilables a los hospitalarios
(materiales impregnados de sangre, elementos
cortantes y punzantes). Más allá del hogar, la
contaminación de cursos de aguas, de suelo y
aire por exposición, quema y vertido de residuos
urbanos, impactan sobre toda la comunidad,
siendo las mismas familias clasificadoras las más
afectadas en su salud y en su calidad de vida.
Los hogares clasificadores están hoy unidos a
la vida en asentamientos. Éstos son los únicos
espacios en el entramado urbano donde es
posible realizar la clasificación secundaria
dentro del predio familiar. Precisamente, los
intentos de realojo del pasado no siempre han
dado resultados positivos por no haber tomado
en cuenta esta realidad. La distancia entre las
nuevas viviendas y las zonas de recolección
de residuos es también un factor clave para
entender esos resultados.
La mayoría de los clasificadores trabaja de
forma independiente aunque en los últimos años
–y en parte por el impulso y el acompañamiento
dados por el Programa Uruguay Clasifica- se
han multiplicados las formas cooperativas y
asociativas de trabajo. Y, aunque la mayor parte
de las personas que se dedican a esta actividad
realizan la recolección de materias primas
reciclables y objetos reusables en la vía pública,
hay cientos de clasificadores trabajando en
vertederos municipales de todo el país.
El medio de transporte utilizado tiene una
directa relación con la cantidad de residuos
que pueden recolectar y las distancias que
pueden recorrer: es un buen indicador del
nivel de ingresos del hogar clasificador.
En el caso de los carros con bicicleta, la
menor capacidad de carga se compensa
con la distancia que se puede recorrer y
exige que el clasificador realice una buena
selección de los residuos a recolectar para
que el esfuerzo “valga la pena”. Es usual
que quien utiliza este tipo de carros realice
varios recorridos por día. Generalmente, se
mantienen recorridos estables que incluyen,
en algunos casos, paradas en “clientes fijos”
(particulares, edificios o comercios) quienes
les entregan sus residuos -en ocasiones ya
preclasificados- y para los que pueden realizar
“changas” con las que completar sus ingresos
-limpiando terrenos o garajes, cortando el
césped, etc.-.
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
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En el camino de vuelta a casa realizan el
“achique” –o primera clasificación-. Las y
los clasificadores vuelven a sus viviendas
con el carro cargado, allí desamarran y
atienden al caballo (en caso que lo posean),
toman un descanso y luego -muchas veces
al día siguiente- descargan el carro. En la
clasificación “fina” y acondicionamiento de
los materiales recuperados son generalmente
ayudados por miembros de su familia.
Del material que clasifican, una parte es
reutilizada en el hogar, otra se vende en
depósitos y una última se comercializa en
las ferias vecinales. La actividad la realizan
con carros con caballo, bicicleta o de mano,
o incluso sin carro alguno (los llamados
“bolseros”).
Tras el trabajo de clasificación surge el
“descarte” -fracción de lo recolectado que no
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tiene valor alguno- que en ocasiones se quema,
o termina en los cursos de agua cercanos, o
alimentando los basurales locales.
La venta a los depósitos se inserta en un
complejo entramado de relaciones que va
desde el padrinazgo del depositero hasta los
más altos niveles de explotación. Los depósitos
barriales compran el material tal como se lo
lleva el clasificador. Allí lo pesan y le fijan
el precio utilizando balanzas generalmente
“arregladas” para pesar menos. Se establecen
también relaciones de exclusividad de
venta a determinado depósito. A cambio, el
clasificador puede recurrir al depositero ante
alguna emergencia (por ejemplo, la necesidad
de un préstamo para adquirir medicamentos
para su caballo, que será luego descontado del
propio material). I
¿Qué características tienen las y los clasificadores?
M
ás allá de su impacto en la sensible
reducción de la indigencia y de la pobreza
extrema, el Plan Nacional de Atención a
la Emergencia Social (PANES) ha sido un
valioso instrumento de recolección de
información sobre estos hogares. En ocasión
de la publicación de “Tirando del Carro”, la
Dirección Nacional de Evaluación y Monitoreo
del MIDES elaboró un perfil sociodemográfico
de las personas y los hogares clasificadores
detectados* dentro del universo de los hogares
inscriptos en el PANES -incluyendo los que no
fueron aprobados porque no se encontraban en
situación de indigencia-.
El MIDES identificó a 8.729 personas
clasificadoras sobre un total de 490.109
personas inscriptas al PANES a marzo de 2006.
Esto es, un 1,8% del total general. Excluidos
los menores de 14 años y quienes no declaran
ocupación, ese porcentaje trepa al 4%. En
éste predominan la población masculina:
casi 8 de cada 10 clasificadores son hombres.
La mediana de edad de las personas
clasificadoras consideradas se ubica en los
34 años, mientras que la moda (o edad más
frecuente) es 17 años.
Por tramos de edad, los adolescentes (14
a 17 años) que se declararon clasificadores
representaron el 6,2% de este universo; los
adultos jóvenes (18 a 29 años) el 29,7%; los
adultos (30 a 59 años) el 54,4% y los adultos
mayores (60 años o más) el 9,4%.
Con respecto a la educación -excluidas las
personas menores de 14 años- el 77% de los
clasificadores únicamente alcanzó a cursar
algún año de primaria, el 14,5% algún año de
secundaria y el 8,4% algún año de enseñanza
técnica. El 51,1% de los clasificadores
que únicamente cursaron primaria no la
completaron. De los que continuaron en el
sistema educativo formal -en secundaria o en
enseñanza técnica- solamente el 5,4% culminó
la primera frente a un 22,2% que terminó la
segunda.
Si se analizan la cantidad de años aprobados, el
41,8% de los clasificadores sólo cursaron 5 años
o menos, esto es, no completaron su educación
primaria. Un 4,3% declaró nunca haber asistido
a uno. Únicamente 4% de los clasificadores
declararon que asistían a un establecimiento
educativo al momento de la entrevista.
El 85,5% de los clasificadores detectados en la
base de datos del PANES había trabajado
El estudio refiere únicamente a los clasificadores detectados en la base de datos del PANES. Es común que muchas
personas que se dedican a esta actividad declaran otras ocupaciones (principalmente realizar “changas” o el trabajo
que realizaban anteriormente en el caso de los clasificadores recientes) por la discriminación que sufre el sector. Por
este motivo el perfil es realizado sobre las personas (y los hogares que ellas integran) que se autodeclaran como clasificadores, siendo imposible determinar actualmente cuál es la dimensión real dentro del universo PANES.
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Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
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al menos una hora en la semana previa a la
realización del cuestionario mientras que un
14,5% no lo había hecho.
En relación a la cobertura de salud que utiliza
ésta población, 9 de cada 10 clasificadores
se atiende en hospital o policlínica de ASSE.
Le siguen las policlínicas municipales que
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son utilizadas por el 18,6% mientras que la
incidencia de otras instituciones de salud es
prácticamente inexistente.
El análisis de los datos referentes a la edad
que tenían las mujeres clasificadoras cuando
tuvieron su primer hijo muestra la importante
incidencia de embarazos adolescentes en el
sector. Con una mediana de edad ubicada
en 17 años, nos encontramos con la realidad
de que la mitad de las clasificadoras tuvo su
primer hijo antes de alcanzar la mayoría de
edad. Del total de clasificadoras consideradas,
el 1,3% tuvo su primer hijo a los 13 años de
edad, el 6,6% a los 14, el 15,7% a los 15, el
14,4% a los 16 y el 13,6% a los 17. La cantidad
de hijos promedio por mujer clasificadora es
de 3,23.
En un total de 131.358 hogares “aspirantes” al
PANES en el mes de marzo de 2006 (aprobados
y no aprobados) al menos 7.546 tenían
una o más personas ocupadas en tareas de
clasificación. Esto supone que casi el 6% de los
hogares que se inscribieron al PANES pueden
considerarse “hogares clasificadores”.
En cuanto a la distribución por departamentos,
el 58,4% de los hogares clasificadores
detectados reside en Montevideo y 13,5% en
Canelones. Les siguen Rivera con el 4,7%,
Cerro Largo con el 2,7%, Artigas con el 2,3%,
San José con el 2,1% y Paysandú con el 2%. El
resto de los departamentos no superan este
último porcentaje. En Montevideo, el 12,6% de
los hogares inscriptos al PANES eran hogares
clasificadores al igual que el 5% de los de
Canelones. Es interesante observar que en la
ciudad de Las Piedras se registra 1 de cada 3
hogares clasificadores de Canelones.
por hogar. La mediana de clasificadores por
hogar es 1 y el máximo de clasificadores
registrados en un mismo hogar es de 5. Estos
datos refieren sólo a clasificadores de 14 años
a más. El 53,9% de los hogares clasificadores
se encontraba hacinado al momento de la
inscripción al programa PANES. Además del
elevado tamaño de estos hogares, puede
señalarse que en 1 de cada 4 hogares
clasificadores viven 6 o más personas.
El 44% de los hogares clasificadores se
constituyen en pareja con hijos. Le siguen
los hogares monoparentales que alcanzan a
17,5% y los hogares unipersonales (16,5%).
Se estima que unas 30.489 personas viven en
los 7.545 hogares clasificadores identificados
en la base PANES, encontrándose 4 personas
• Educativa-formativa, ya que la
participación de la familia en la
clasificación informal de residuos es un
eslabón fundamental en la cadena de
reproducción social de la exclusión que se
inicia con el trabajo infantil que deriva en
fracaso y en deserción escolar. I
Podemos sintetizar la situación del sector de la
clasificación en una exclusión múltiple:
• Territorial-ambiental, dado que los
hogares de las y los clasificadores se
concentran en la periferia de las ciudades,
frecuentemente, en asentamientos
irregulares que carecen de servicios
públicos básicos. Las familias clasificadoras
viven usualmente en ambientes
contaminados.
• Socio-cultural, en la que el trabajo de los
clasificadores no es valorado por su aporte
a la recuperación de materiales valiosos.
Al contrario, es estigmatizado socialmente,
culpabilizado por la suciedad de la ciudad
así como por la sensación de inseguridad.
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
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El PUC
L
a propuesta de Uruguay Clasifica supone
cortar con esta cadena de reproducción de
la exclusión e intervenir en ella a través de la
estrategia de “clasificar para incluir, incluir para
reciclar”. En primer lugar, a través del cambio
radical en la modalidad del trabajo clasificador
de los residuos urbanos sólidos, y el combate al
trabajo infantil. En segundo lugar, a través del
desarrollo de las capacidades de trabajo grupal
de los clasificadores y su inclusión en la gestión
pública de los residuos sólidos.
Visión del PUC
La inclusión social de los clasificadores no sólo
es un imperativo ético, de realización de los
derechos humanos -económicos, sociales y
culturales- de las personas que se dedican a la
recuperación de residuos de manera informal;
es una condición de éxito de los programas
de reciclaje. A modo de ejemplo, hoy en día,
en el área metropolitana de Montevideo donde contamos con datos- la actividad de
recuperación de materiales para el reciclaje
se ha venido realizando en un 98% por parte
de clasificadores informales. Éste es un dato
que no puede ignorarse a la hora de pensar
las políticas públicas de residuos sólidos
urbanos y reciclaje.
Contribuir al desarrollo de procesos
integrales y articulados para la
inclusión social de los hogares
clasificadores de residuos reconociendo
su condición de trabajadores y de
“primeros agentes ecológicos”,
promoviendo el ejercicio pleno de
derechos, y su activa participación
en modelos de trabajo alternativos e
innovadores, ambiental y socialmente
sustentables.
Lo cierto es que el PUC representa la
primera apuesta a la construcción de una
política pública nacional e integral hacia el
sector clasificador desde que este fenómeno
emergiera con fuerza como estrategia de
supervivencia ante las reiteradas y persistentes
crisis económicas en nuestro país. I
20
Una sociedad que recicla los
residuos sólidos urbanos que genera
a través de procesos en los que las
y los clasificadores juegan un papel
socialmente reconocido, como
trabajadores formales, agentes
ambientales y ciudadanos de pleno
derecho.
Misión del PUC
Los materiales clasificados con más frecuencia
¿Dónde se encuentran?
¿Cuánto demoran en desaparecer
si no son recuperados y reciclados?
Plástico: En su mayor parte presente en los
envases desechables (bolsas, recipientes,
hojas, frascos, botellas, protectores, etc.),
los residuos sólidos plásticos se generan,
fundamentalmente, en residencias y
comercios. Se trata de un material realizado
con resinas sintéticas que proceden,
principalmente, del petróleo.
Las botellas de plástico, entre 100 y 1.000
años (enterradas demoran más).
150 años, las bolsas de plástico.
Más de 100 años, los corchos de plástico,
las pajitas y los envases de yogur.
Metales: En latas de refrescos, bandejas de
alimentos y chatarra, entre otros. A modo de
ejemplo, reciclando el aluminio se obtiene
un ahorro del 95% de la energía necesaria
para generar aluminio desde material virgen.
Una lata de refresco o cerveza demora 200
años en degradarse.
Vidrio: En botellas, potes, frascos, etc.
Reciclando el vidrio ahorramos el 32% de la
energía que se utiliza para hacer nuevo vidrio.
4.000 años tarda una botella de vidrio
(que, sin embargo, es reciclable en un 100%).
Papel y cartón: Diarios, revistas, material
de oficina, archivos y listados son la
“línea blanca” que puede utilizarse para
nuevas publicaciones, material de oficina y
consumo; los embalajes y cajas de cartón
son la “línea marrón” y se utilizan para la
fabricación de embalajes.
1 año, el papel en general (compuesto
básicamente por celulosa no le da mayores
problemas a la naturaleza sin embargo lo
ideal,es reciclarlo para evitar la tala de
árboles).
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
21
El reciclaje en base a circuitos limpios
C
omo dijimos anteriormente, al día de hoy,
una enorme proporción del reciclaje de
residuos sólidos urbanos que se concreta, se
realiza a partir de la clasificación informal.
Para transformar radicalmente la forma en
que se realiza esta tarea ambiental, social
y económicamente necesaria proponemos el
trabajo en “circuitos limpios”.
En segundo lugar, un circuito limpio supone
la recolección diferenciada de los residuos
que fueron previamente separados. En días
y horas regulares, con vestimenta y medios
de transporte adecuados, los trabajadores
recolectan y transportan los residuos hacia
una planta en la que se realiza el trabajo de
clasificación.
El circuito limpio se basa, en primer lugar,
en la separación en origen de los residuos
tanto de los grandes generadores (fábricas,
comercios, instituciones) como de los vecinos
que separan los envases y otros residuos
reciclables de la basura orgánica.
Este consiste, entonces, en tercer lugar, en
la clasificación, el acopio y la valorización de
los residuos sólidos recolectados para su venta
posterior, en plantas acondicionadas con el
espacio y los instrumentos necesarios (prensa,
balanza, etc.).
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De esta manera, los circuitos limpios
evitan que los residuos se ensucien por
contacto con la basura así como que el
clasificador esté expuesto a los accidentes
al buscar materiales reciclables en bolsas
o contenedores de residuos. El material,
limpio, tiene mayor valor a la hora de
la venta.
Los circuitos limpios, al introducir
el trabajo en plantas destinadas a la
clasificación, evitan los dos momentos
“contaminantes” de la modalidad sucia:
la contaminación de espacios públicos y
cursos de agua producida por el “descarte”,
primera separación de materiales
reciclables de los que no lo son, y la
“clasificación fina” -separación final de
estos materiales- casi siempre en el propio
hogar del clasificador.
Separar la clasificación del hogar, además,
permite combatir una de las peores y
más persistentes de trabajo infantil en
nuestro país: la intervención de niños y
adolescentes en la clasificación. Muchas
veces, esta intervención, explica el retraso,
el fracaso y la deserción escolar de los hijos
de los clasificadores y, con ello, uno de los
mecanismos más duros de quebrar de la
reproducción de la pobreza y la exclusión.
En todo el proceso, el trabajador/
clasificador se transforma en un promotor
de las virtudes y la necesidad del reciclaje,
y en vínculo del proyecto con los vecinos y
los actores de la comunidad local. I
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
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Los ejes transversales del proyecto de circuito limpio
1) La promoción del trabajo grupal de
clasificadores
intervención pública. El programa fomenta la
participación activa de los clasificadores en
la gestión de los residuos de la comunidad.
La apuesta del PUC es a generar procesos
sociales integrales, generadores de
compromisos recíprocos y positivos entre
autoridades locales, vecinos y clasificadores,
sostenidos en el tiempo, social, económica y
ambientalmente beneficiosos.
El programa no establece a priori cómo se
organiza ese trabajo: es parte del proceso y de
las definiciones colectivas que han de tomar
las y los clasificadores que formen parte de la
propuesta.
3) La educación ambiental
Para la creación de un circuito limpio es
fundamental el trabajo asociativo entre
clasificadores. Primero, se trata de devolverles
a los clasificadores la dignidad del trabajador
como parte de un grupo, ante el que son
responsables. Segundo, se trata de generar
integración social fomentando valores
solidarios y el trabajo colectivo.
2) La participación de los
clasificadores en la gestión de
residuos
La participación de clasificadores, comunidad
e instituciones locales es imprescindible para
la sostenibilidad del proceso a largo plazo.
Sin ésta, la experiencia durará lo que la
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La educación ambiental es un componente
fundamental de la propuesta. Ésta apunta a
revalorizar el papel de “agente ambiental”
del clasificador, eje de la promoción de
la importancia del reciclaje y del trabajo
en circuito limpio en el barrio o localidad.
También a reforzar el papel de las y los vecinos
y los responsables de instituciones y empresas
en el primer eslabón de la cadena del circuito
limpio: la separación en origen (sea en casas
de vecinos, sea en grandes generadores de
residuos reciclables como comercios, fábricas
o instituciones). I
Para la construcción de una política pública
E
l PUC promueve mesas de encuentro y
negociación entre los actores públicos
y privados, nacionales y municipales, que
intervienen en el proceso de generación,
recuperación y regulación de la gestión de
residuos sólidos urbanos, apuntando, entre
otros, a la promoción de circuitos limpios y la
eliminación del trabajo infantil.
Ley de Envases
Trabajamos en el marco de la Ley de Envases
No Retornables de 2004 en el departamento de
Canelones, en fase piloto de implementación,
a partir de la reglamentación aprobada en
2007 por el gobierno nacional.
En Canelones, en este marco, se desarrolla
la experiencia “Tu envase nos sirve”. El
proyecto se apoya en una amplia articulación
institucional -en el marco de la ley mencionada
y de los convenios firmados- que involucra a
múltiples actores: Ministerio de Desarrollo
Social, el Ministerio de Vivienda, Ordenamiento
Territorial y Medio Ambiente, la Intendencia
de Canelones, la Cámara de Industrias del
Uruguay, el Centro Uruguay Independiente, la
Decreto reglamentario de la Ley de Envases
Artículo 4º (Planes de gestión). Los planes
de gestión de residuos de envases deberán
ser aprobados por el Ministerio de Vivienda,
Ordenamiento Territorial y Medio Ambiente
y contemplar las siguientes pautas:
a) Establecer el correspondiente ámbito de
aplicación y los mecanismos, porcentajes
y plazos de cumplimiento de los objetivos
de reducción, retornabilidad, reciclado y
valorización.
b) Tender a la implementación a escala
nacional y en forma gradual, de circuitos de
recolección limpios, eficientes y seguros.
La gradualidad refiere a la cobertura
geográfica y al porcentaje de recuperación
de envases no retornables.
c) Contribuir a la inclusión social de los
clasificadores, a través de la formalización
del trabajo en los sistemas de recolección,
clasificación y/o valorización de envases,
contemplando la realidad social de cada
área geográfica.
El Ministerio de Vivienda, Ordenamiento
Territorial y Medio Ambiente podrá establecer
pautas específicas en torno a metas de
recuperación de envases y áreas geográficas
y el Ministerio de Desarrollo Social las
correspondientes a la inclusión social. I
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
25
Cooperativa de Clasificadores Ave Fénix y otras
cooperativas en formación, agrupando en total
a 70 clasificadores. Todos ellos integran la
“mesa de seguimiento” del proyecto.
Los objetivos de la experiencia son la
implementación de los circuitos limpios en
todo el Departamento Canelones y la inclusión
social de los clasificadores involucrados a
través de su organización cooperativa, con el
mejoramiento de las condiciones laborales y
la seguridad de un ingreso económico estable
acompañado del derecho a la seguridad social.
Lanzada en la costa canaria, en el verano
de 2007, la propuesta se extendió a todas
26
las localidades del departamento de
Canelones a partir del 5 de junio de 2009.
Actualmente, son veintiún clasificadores
los socios de la cooperativa social Ave
Fénix, que agrupa a los trabajadores
que participan de la experiencia en la
costa canaria. Realizan la promoción
de la separación de residuos en origen;
la recolección de los residuos; la
separación y clasificación de los mismos;
y, finalmente, la venta de los materiales
para el reciclaje.
La cooperativa administra y gestiona
directamente el negocio compartiendo
las decisiones del mismo junto a organismos
públicos y privados quienes colaboran en la
identificación de compradores en el mercado.
Lo generado por la venta de materiales se
distribuye de manera equitativa según días
y horas trabajadas -monto que se suma a
un sueldo fijo-. Hoy en día buscan generar
excedentes que se invertirán en la adquisición
de maquinarias que mejoren su capacidad
productiva. Además, la cooperativa está
participando de la Federación de Cooperativas
de Producción del Uruguay y elabora un
proyecto productivo con asistencia técnica de
dicha federación.
Un cambio significativo de esta experiencia
es que los clasificadores ya no llevan los
residuos a sus domicilios particulares,
disminuyendo sustancialmente los riesgos
ambientales y sanitarios de sus hogares y
su barrio, siendo, además, muy amplia la
adhesión y apoyo de la comunidad local al
proyecto por sus componentes ambientales
y sociales. I
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
27
El Comité Nacional para la Erradicación
del Trabajo Infantil (CETI) y el trabajo infantil
en la clasificación de residuos urbanos
E
l Comité fue creado por el Decreto Nº
367/2000, del 8 de diciembre del 2000,
con el fin de proponer políticas tendientes
a la eliminación del trabajo infantil. Para
ello, se propuso elaborar y proponer el
Plan Nacional de Acción para la eliminación
progresiva del trabajo infantil y la protección
del adolescente trabajador; fortalecer
la coordinación y concertación entre las
instituciones públicas y privadas, nacionales e
internacionales relacionadas con la infancia,
a efectos de definir alternativas y estrategias
que reduzcan o eliminen las causas básicas
que generan el trabajo infantil y que
promuevan la efectividad de la legislación
sobre la edad mínima de admisión al empleo;
y generar instancias descentralizadas de
actuación, fomentando el compromiso local
con los objetivos propuestos.
Tiene una integración muy plural tanto de
actores institucionales como sociales: el
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social,
Instituto Nacional del Niño y Adolescente, el
Ministerio de Salud Pública, Ministerio del
Interior, Ministerio de Educación y Cultura,
el MIDES, la ANEP, el PIT-CNT, Acción Sindical
Uruguaya, la Cámara Nacional de Comercio,
la Cámara de Industrias del Uruguay,
Asociación Nacional de Organizaciones no
28
Gubernamentales (ANONG), y la Red de
Infancia de Niñez y Adolescencia de los
Sectores Populares. Asimismo el Comité
cuenta con el asesoramiento permanente de
un representante del Fondo de las Naciones
Unidas para la Infancia (UNICEF) y uno del
Instituto Interamericano del Niño (IIN).
Una sub comisión del Comité -en la que
participó de forma directa el PUC- elaboró
una serie de recomendaciones en relación al
trabajo infantil en la clasificación de residuos
sólidos urbanos, con énfasis en:
•La articulación inter-institucional de los
actores relevantes;
•El apoyo en el área laboral para las y
los integrantes adultos de las familias
clasificadoras;
•El apoyo y seguimiento escolar que incluya
estrategias de retención que contribuyan a
disminuir el abandono estudiantil y apoyo
al retorno y a la permanencia en el sistema
educativo formal;
•La promoción de una cobertura integral
de salud, para toda la familia, que incluya
vacunación, seguimiento, abordaje
nutricional y salud bucal;
•La efectiva prohibición absoluta para el
ingreso de niños, niñas y adolescentes de
trabajar en la clasificación en los rellenos
sanitarios y vertederos municipales así
como la promoción de la ampliación de la
reglamentación del MVOTMA, referida a la
gestión de residuos sólidos y su disposición
final, para incluir disposiciones acerca del
impacto social de los de los sistemas de
gestión de residuos.
•La elaboración de una campaña de
sensibilización sobre el Trabajo Infantil en la
clasificación de residuos.
Las recomendaciones están comenzando a
ser internalizadas en los distintos organismos
públicos y deben ser un insumo imprescindible
para cualquier política pública en el sector. I
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
29
El Compromiso por la Ciudad y la Ciudadanía
E
l PUC es promotor y co - redactor del
Compromiso por la Ciudad y la Ciudadanía
(CCC) que en pocos meses se constituyó en
un espacio diverso y numeroso de trabajo
conjunto, liderado por la Intendencia Municipal
de Montevideo y los Ministerios de Desarrollo
Social, de Trabajo y Seguridad Social y de
Vivienda, Ordenamiento Territorial y Medio
Ambiente. En el texto del compromiso se
insistió en la necesidad de una política pública
a partir “de dos constataciones. La primera,
que una situación de exclusión social tan
brutal como la que viven estas y estos vecinos
no se resuelve ni con esfuerzos aislados ni
de la noche a la mañana. Lo segundo, que
-contrariamente a la “teoría del derrame”
hegemónica en otro tiempo en el país- el
crecimiento económico, con ser necesario no
es suficiente para revertir la situación de los
colectivos excluidos. No hay transformación de
la situación de grupos sociales particularmente
vulnerables sin políticas públicas focalizadas,
potentes y sostenidas en el tiempo, que
aborden simultánea y concertadamente las
dimensiones económica, ambiental y sociocultural de la exclusión.”
El espacio busca generar consensos en torno a
medidas concretas para el sector a partir de
tres ejes estratégicos: la inclusión de quienes
trabajan en la clasificación, la limpieza de la
ciudad, y la participación social.
La Mesa de Trabajo del CCC actúa en base al
30
Plan de Acción de medidas de mediano y largo
plazo aprobado por las instituciones firmantes
del Compromiso y que establece, entre otros:
•La complementación del registro
de clasificadores de la IMM con la
sistematización de la información del sector.
• La facilitación del acceso y la permanencia
en el sistema de educación formal y no
formal de niños y jóvenes, y la detección
de las necesidades de capacitación para los
adolescentes y los adultos.
• La implementación de un programa
de capacitación de trabajadoresclasificadores en el diseño y la gestión
de emprendimientos socio-ambientales y
socio-productivos, y la coordinación con
instituciones de educación formal y no
formal.
•La creación de cooperativas de
clasificadores el apoyo a iniciativas trabajo
asociado en emprendimientos productivos
y clasificación en circuitos limpios con
acompañamiento técnico, acceso a
programas de microcrédito y recursos
materiales.
•El apoyo y la promoción de la creación y
desarrollo de cadenas productivas para
el Reciclaje y el Agregado de Valor a los
residuos recolectados.
En el espacio abierto por el CCC participan
o han participado numerosos actores.
Entre ellos,
Cooperativas de clasificadores:
Cooperativa Felipe Cardozo (COOFECA)
Cooperativa Familiar (COFAM)
Cooperativa Juan Cacharpa
Cooperativa Monzoni
Cooperativa Ahora se Puede
Cooperativa de Clasificadores de Villa
Española (CCAVE)
Cooperativa de Clasificadores de
Ambientales (COCLAM)
Cooperativa de Reciclaje de Componentes
Electrónicos (CRECOEL)
Cooperativa 6 de Diciembre
Cooperativa 6 de Diciembre Oeste
Cooperativa Independencia de la Mujer
Sindicato:
Unión de Clasificadores de Residuos
Urbanos Sólidos (UCRUS)
•El registro y control -desde un abordaje
veterinario y social- de caballos y cerdos
de hogares clasificadores (así como sus
animales domésticos).
•La generación de un espacio central y
permanente de diálogo con los diversos
actores involucrados, en el que éstos junto
a las instituciones discutan las demandas
Organismos públicos:
Intendencia Municipal de Montevideo (IMM)
Ministerio de Vivienda, Ordenamiento
Territorial y Medio Ambiente (MVOTMA)
Ministerio de Desarrollo Social (MIDES)
Ministerio de Trabajo y Seguridad Social (MTSS)
Ministerio de Ganadería, Agricultura y Pesca
(MGAP)
Ministerio del Interior (MI)
Dirección Nacional de Medio Ambiente
(DINAMA)
Programa ProJoven (MTSS)
Programa Girasoles (IMM)
Organizaciones de la sociedad civil:
Centro Uruguay Independiente (CUI)
Centro de Participación Popular (CPP)
Organización San Vicente (OSV)
Red de ONGs Ambientalistas
sociales del sector y las acciones públicas de
respuesta.
El CCC avanza actualmente en la generación de
información a partir del cruce de datos entre el
registro implementado por la IMM y las bases de
datos del PANES y de Asignaciones Familiares;
llamando a proyectos de circuitos limpios en la
ciudad; articulando con los proyectos Girasoles
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
31
y Projoven para capacitación de jóvenes, y con
el MTSS para capacitación de clasificadores
adultos; trabajando sobre la problemática
de los equinos en la tarea de la clasificación
(MGAP y Ministerio del Interior); proyectando
la rendición de cuentas de lo realizado y
preparando un nuevo plan de acción. I
32
El programa FOCEM Clasificadores
U
n nuevo impulso a la construcción de
una política pública nacional es la
multiplicación de experiencias piloto de
circuitos limpios en localidades de todo el
país. Esto se realiza a partir de la financiación
obtenida del Fondo para la Convergencia
Estructural del MERCOSUR (FOCEM), de
reciente creación. El MIDES presentó a
este fondo -y logró aprobación- para tres
proyectos que se implementan de forma
unificada buscando sinergias: (1) Economía
Social de Frontera; (2) Intervenciones
Múltiples en Asentamientos de Frontera; y, (3)
Clasificadores en localidades del Interior.
Este último proyecto consiste en el desarrollo
de planes piloto de inclusión de clasificadores
en circuitos limpios diseñados en forma local
y participativa; la promoción del intercambio
de experiencias y la cooperación a nivel
nacional y del Mercosur; el fortalecimiento a
las instituciones que participen del proceso
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
33
para mejorar su capacidad de intervención
en la temática; y la promoción el pleno
ejercicio de los derechos de los hogares
clasificadores participantes. Con énfasis en
las zonas de frontera, el proyecto FOCEMClasificadores apunta, además, a sistematizar
y cruzar información con otras experiencias
de la región para la identificación de buenas
prácticas.
El proyecto FOCEM-Clasificadores se inició
con la selección de las localidades donde
desplegar el proyecto en conjunto con
los responsables de limpieza urbana y
34
de desarrollo social de las intendencias
municipales, y con los equipos territoriales
del MIDES. Los mismos cuentan con
presencia de clasificadores en su cercanía
y con organismos locales (Juntas Locales,
instituciones educativas, comisiones de
fomento, OSC, etc.) con voluntad de
participación. En estos lugares, se realiza
un abordaje paulatino de los clasificadores,
generando confianza y promoviendo su
participación en el desarrollo de modelos
alternativos de trabajo, y se busca el
involucramiento de los diferentes actores de
la comunidad.
Una mirada social
desde lo ambiental
El Informe GEO Uruguay, publicado
en 2008, primer informe del estado
del ambiente en la historia del país
elaborado con la participación de más de
100 técnicos, reconoció la gravedad del
fenómeno de la clasificación informal
de residuos:
“La clasificación de residuos constituye
una estrategia de supervivencia familiar,
en la que usualmente intervienen todos
o varios de los integrantes del hogar en
algunas de sus fases. Las condiciones de
seguridad e higiene de los clasificadores
son pésimas. Ello se debe a las largas
jornadas realizando permanentes
esfuerzos físicos, y en permanente
contacto con los residuos sin protección
personal alguna, hecho que genera
riesgos de todo tipo.
Los planes piloto se basan en modelos
locales de separación en origen, circuitos
limpios, sustitución de la tracción animal
para el transporte de residuos y participación
comunitaria, a partir de compromisos básicos:
el de los grandes generadores a clasificar en
origen sus residuos; el de las instituciones
educativas a impulsar campañas de promoción
A ello debe agregarse que el trabajo se
realiza en condiciones de informalidad
laboral. Si bien no se cuenta con
datos certeros, se estima que la
cantidad de niñas, niños y adolescentes
involucrados en la clasificación
informal de RSU (residuos sólidos
urbanos) es importante. Se considera
que la mayor parte de ellos colabora
en las tareas de clasificación fina o
secundaria de las materias primas
recolectadas por otros miembros de
sus familias, aunque es notoria la
presencia de personas menores de 18
años trabajando en la vía pública en
ciudades de todo el país. Lo mismo
ocurre en algunos vertederos de
algunos departamentos. Esta situación
es considerada una de las peores
formas de trabajo infantil presentes en
Uruguay.” I
ambiental; el de los organismos públicos
nacionales y municipales a invertir recursos;
el de los clasificadores a realizar la tarea de
recolección selectiva de la forma prevista.
En todo el proceso, se cuenta con el apoyo
de organizaciones sociedad civil, en cada
localidad, seleccionadas y capacitadas para
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
35
Una perspectiva de derechos
El Informe de Uruguay al Examen
Periódico Universal, a realizarse en el
Consejo de Derechos Humanos, con sede
en la ciudad de Ginebra, el día 11 de
mayo de 2009, incluyó expresamente
en relación al “Derechos a un medio
ambiente sano”, la situación de los
clasificadores de residuos sólidos. El
texto es el siguiente:
“La aprobación de la Ley de Envases
No Retornables, en 2004, abrió el
camino hacia una nueva gestión
de los residuos sólidos urbanos. La
reglamentación aprobada estableció
como condición indispensable la
inclusión social de los clasificadores
informales de este material en las
nuevas formas de recuperación de
residuos para el reciclaje basadas en
circuitos limpios con separación en
origen y recolección selectiva. Esto
es importante ya que este sector es
uno de los que registran una mayor
incidencia de situaciones de exclusión
social y de trabajo infantil en
Uruguay.” I
36
asesorar y acompañar la conformación y
consolidación de los grupos de trabajo de
los distintos planes piloto. Los colectivos
clasificadores que culminan exitosamente la
formulación del proyecto obtienen recursos
materiales y económicos por parte del MIDES
(maquinaria, herramientas, infraestructura,
uniformes, etc.).
Los grupos de clasificadores, una vez
culminados los planes piloto, estarán en
condiciones de hacer uso de las oportunidades
que se crean en el marco de la Ley de Uso
de Envases No Retornables (Nº 17.849) por la
que las empresas que utilizan estos envases
financiarán circuitos limpios y sistemas de
recolección selectiva con el objetivo de
minimizar su impacto ambiental. I
De la Villa del Chancho a la
Cooperativa de Viviendas
“No sólo un sueño” (COVINUS)
Villa del Chancho fue un asentamiento
ubicado en la Camino Oncativo al lado de
la protectora de animales en el barrio Las
Canteras (Cruz de Carrasco) en el Zonal Nº 8
de la Intendencia Municipal de Montevideo.
Las familias estaban asentadas sobre un ex
vertedero de residuos donde realizaban los
trabajos de clasificación de residuos y cría
de animales, principalmente de cerdos (de
allí su nombre). El terreno está altamente
contaminado y las familias vivían en alto
riesgo sanitario. En algunos lugares, las
viviendas estaban construidas sobre 12
metros de basura.
El cambio en el barrio comenzó cuando las
familias del ex asentamiento realizaron un
proyecto de viviendas por el sistema de
construcción por ayuda mutua seleccionado
por la Fundación Inter Americana (IAF) entre
cientos de proyectos de América Latina
para ser financiado. El proceso de Villa del
Chancho fue sostenido y acompañado por un
equipo de profesionales, el Concejo Vecinal 8
y otras instancias de vecinos de Montevideo.
La Fundación Don Pedro donó un predio en un
área rural (11 hectáreas) y a través del Club
Old Christians se consiguió otro (3 hectáreas).
Este último terreno, con el apoyo de la Junta
Departamental de Montevideo, se consideró
que era propio para el realojo de las familias,
mientras que el otro fue destinado a la cría
de cerdos.
Con el financiamiento de la Fundación Viven
las familias -que necesitaban una salida
urgente de los terrenos contaminadosconstruyeron junto a Un Techo para Mi País
las casas transitorias para trasladarse a los
nuevos terrenos y el 31 de diciembre de
2007 el asentamiento de Villa del Chancho
desapareció.
A partir de tener los terrenos, conformarse
como cooperativa de viviendas y tener los
recursos para la construcción, las familias
comenzaron a construir sus viviendas y en
pocos meses ya podrán habitarlas y abandonar
las viviendas provisorias. Hoy día la gran
mayoría de las casas llegan a la altura del
techo con el trabajo cotidiano de cada una
de las familias que además deben conseguir
su sustento diario principalmente en la
clasificación de residuos y la venta de estos
materiales. El MIDES ha aportado materiales
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
37
de construcción. También la IMM, ANCAP
y la empresa local Hormigones Artigas han
realizado importantes donaciones.
En el proceso de elaboración de sus
proyectos productivos además de la
producción agropecuaria, creyeron necesaria
la construcción de un espacio techado
de clasificación y acopio de materiales
reciclables para mejorar las actividades
laborales que les sustentan.
Con el apoyo de la Fundación Viven y la
Embajada de Japón en Uruguay en 2009 se
inauguró el primer Galpón de Clasificación y
Acopio de materiales reciclables. El espacio
cuenta con vestuarios, ducha y servicio
sanitario; la iluminación es natural y eléctrica;
y la estructura es de hormigón tensado.
Contará con maquinaria para dar valor
agregado a los materiales reciclables, balanza,
mesas de clasificación y otras herramientas
necesarias para mejorar el trabajo.
El PUC seguirá acompañando esta rica
experiencia que ha ido transformado la calidad
de vida de todo un barrio con la participación
activa de las y los vecinos.
Festival del Olimar
Entre el 3 y el 7 de abril, quienes fueron al
Festival del Olimar fueron testigos de una
de esas experiencias que anticipan un futuro
diferente en relación a la inclusión social de
clasificadores de residuos. Dos semanas antes,
38
uno de los clasificadores que participan del
proyecto piloto que impulsa Uruguay Clasifica en el marco del FOCEM- en la ciudad de Treinta
y Tres, propuso una experiencia de recolección
limpia de los residuos -básicamente envasesutilizados por los asistentes al Festival.
Distintas instituciones respondieron
rápidamente a la iniciativa: la Intendencia
Municipal puso el transporte de los residuos,
bolsas y balanza; AFE, un vagón en el que se
acopiaron los envases recolectados; el PUC
y la Oficina Territorial el acompañamiento
de la experiencia, guantes, uniformes y
material promocional. Las y los clasificadores
se encargaron de montar la estructura que
sostenía los tres grandes bolsones en los que se
acumularían los residuos plásticos.
Se formó un grupo de 10 personas -6 hombres y
4 mujeres- que distribuyó folletos informativos
a los asistentes al Festival y recolectó una
cantidad importante de residuos. Poniéndole
números: 2732 kg de envases (pet); 20 kg de
aluminio; 22,50 kg de tapitas de plástico; 21 kg
de cartón; y 16,50 kg de lata o chatarra.
Esta experiencia puntual ha sido bien valorada
por los clasificadores y las instituciones
participantes. El grupo de clasificadores se vio
motivado -a partir de esta iniciativa propiapor la respuesta de las diferentes instituciones
públicas. Ésta alejó el recuerdo de expectativas
pasadas frustradas. El grupo, con este apoyo
institucional, ahora apunta a la creación de
un circuito limpio permanente en el barrio de
Valle Alto de la ciudad de Treinta y Tres en el
que se recolectarán los residuos de “grandes
generadores” -fundamentalmente instituciones
públicas- y de un complejo de viviendas.
“Sitio Pintado”
Una de las experiencias interesantes en la creación de
circuitos limpios se ha dado en uno de los barrios de la
ciudad de Florida. Desde 2007 se ha venido trabajando en
un proceso en el que participan un grupo de clasificadoras
y clasificadores, directoras y maestras de escuelas públicas,
el Servicio de Orientación Consulta y Articulación Territorial
(SOCAT) del Programa Infamilia del MIDES, organización de
vecinos, Intendencia de Florida, el Batallón de Florida, la
Oficina Territorial del MIDES y el PUC.
En poco tiempo -y éste es uno de los aspectos
más interesantes de la experiencia- se creo
esta amplia red de apoyo en torno al proyecto.
El objetivo original era mantener una zona de
la ciudad en mejores condiciones de higiene
pero la experiencia derivó en un proyecto más
ambicioso de creación de un circuito limpio de
recolección selectiva de residuos reciclables y,
con ello, transformar las condiciones de vida
de un grupo de clasificadores y de sus familias.
El grupo de clasificadores se vio así ante un
desafío más que interesante: se transformó en
un impulsor imprescindible de los beneficios de
la recolección selectiva -puerta a puerta- en
el barrio Prado Español. Los clasificadores se
transformaron en los primeros “promotores
ambientales”: se multiplicaron las charlas en
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
39
las escuelas y en UTU, y la participación en
programas televisivos y radiales.
Actualmente, el circuito limpio incluye a las
viviendas particulares del barrio Prado Español,
dos complejos de vivienda, una curtiembre,
la lanera “Piedra Alta”, UTU, escuelas y el
obispado de Florida. Cubre un entorno de trece
manzanas y unas 400 personas.
Para la recolección selectiva el grupo cuenta
con el apoyo de una camioneta municipal para
el recorrido semanal, un camión municipal para
la recolección de los residuos de la curtiembre,
y una bicicleta con carrito. Hasta hoy no cuenta
con un lugar de acopio pero su inclusión en el
proyecto MIDES-FOCEM en marcha les permitirá
acceder a la infraestructura y equipamiento
imprescindible para ampliar la experiencia
(balanza, prensa) a nivel territorial.
El grupo de clasificadores “Sitio Pintado”, con
el apoyo del PUC, se reúne semanalmente
y, cada quince días, lo hace con la red de
apoyo de esta experiencia fundamental para
transformar social y ambientalmente uno de
los barrios de Florida.
La Chapita
La Chapita es un asentamiento de unas 120
familias en una zona inundable, junto al río
Uruguay y el arroyo Sacra, en la parte sudoeste
de la ciudad de Paysandú, contaminada con
cromo por los vertidos irregulares de una
curtiembre. Para la disposición de la basura
40
acumulada por la falta de un servicio asiduo
de recolección o por el descarte de las
familias que se dedicaban a la clasificación, la
administración municipal anterior cavó en 2004
un enorme pozo a pocos metros de las casas. El
pozo se desbordó rápidamente.
La contaminación crónica del terreno con
cromo y basura de todo tipo desencadenó un
proceso que ahora se intenta revertir con la
acción conjunta del MIDES (el PUC, el proyecto
de Intervenciones Múltiples en Asentamientos
de Frontera -IMAF-, la Oficina Territorial) y la
Intendencia Municipal de Paysandú.
Cuando se comenzó a trabajar con los vecinos
de La Chapita, la población había naturalizado
la existencia del agujero contaminante. En él
se lanzaban todo tipo de residuos, incluyendo
restos industriales de frigoríficos, pilas,
vidrios, medicamentos. Los impactos de la
presencia del cráter en niños y niñas activaron
la necesidad de actuar: algunos comían restos
que encontraban en el basural, otros se
quemaron con materiales en combustión, un
niño estuvo en coma tras ingerir medicamentos
encontrados entre la basura.
En seguida se planteó cerrar el lugar e
impedir el acceso a los niños. A partir de una
intervención conjunta del MIDES y de la IMP,
se ha ido construyendo con los vecinos una
alternativa.
Desde enero de 2009 no se arrojan más
residuos. Ahora los vecinos, que a partir de la
intervención dejaban los residuos en bolsas
provistas por el PUC, arrojan los mismos
en tarrinas que son recolectadas puntual y
regularmente por el servicio municipal de
residuos. Son los mismos vecinos los que se
van apropiando de la necesidad de regular
la disposición de los residuos y detener esta
situación de emergencia ambiental y social.
Actualmente se está haciendo un rastrillaje
de la zona y un relleno con tierra -a cargo
de la IMP- de la superficie que ocupa la
enorme superficie saturada de basura. Se está
preparando un proyecto que dispone el cierre
de la zona, el acondicionamiento de zonas
públicas como rincones de encuentro y la
plantación de “lantaras” para fijar la superficie
y de “álamos” para marcar el perímetro, y
cartelería alusiva a la recuperación del predio.
En las zonas contaminadas del barrio el
proyecto IMAF (MIDES-FOCEM) está llevando
adelante un proceso comunitario de realojo
junto con una amplia serie de acciones en el
resto de La Chapita.
La experiencia de La Chapita comienza a
ser vista con atención por otras barriadas
de Paysandú en las que suceden cosas
semejantes como, por ejemplo, en Curupí,
donde interviene el Programa Integral de
Asentamientos Irregulares.
El PUC continuará acompañando esta
experiencia junto al proceso de asociación de
clasificadores de La Chapita para la creación y
gestión de un circuito limpio. I
Clasificar para incluir, incluir para reciclar.
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