Ouro Preto Ouro Preto
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Ouro Preto Ouro Preto
Ciudades patrimonio de la humanidad Ouro Preto El esplendor del barroco en Brasil 270 MAXILLARIS, octubre 2008 La fachada de la iglesia de San Francisco de Assis es una de las obras más destacadas del genial escultor del siglo XVIII conocido como el Aleijadinho. Con sus cinco museos, 13 iglesias y haciendas coloniales dispersos sobre colinas, Ouro Preto unifica historia, religión y arte. Esta ciudad colonial, que posee la colección más rica de arte y arquitectura barroca de Brasil, fue declarada por la Unesco, en 1980, Patrimonio Cultural de la Humanidad. n Brasil, Bahía es el alma, Minas Gerais es el corazón y, dentro de ese estado, Ouro Preto es su “arteria” más preciada. Fundada en 1698, esta hermosa ciudad mineira fue así designada (oro negro) por el aspecto de las piedras encontradas por un garimpeiro (buscador de oro y diamantes) que formó parte de unas de las misiones bandeirantes* llegadas de São Paulo en el siglo XVII, probablemente guiados por las vistas del Pico do Itacolomi, punto que hoy se sitúa en el Parque Estatal Itacolomi y que en la época servía de referente a los viajeros y aventureros que buscaban oro y piedras preciosas. En 1720, la ciudad aún era conocida por el nombre de Vila Rica, directamente relacionada con la búsqueda de riqueza en la región por paulistas y portugueses. Cerca de Vila Rica fue encontrada una piedra extraña de color negro y mandaron sus muestras a Portugal. Volvió la confirmación de que habían encontrado oro. La coloración negra provenía del óxido de hierro en la tierra. Es difícil describir la dimensión de la fiebre del oro y de la demanda de trabajo que se inició a continuación. Aventureros de todas clases y nacionalidades se dirigían a las minas. Fueron trasladados esclavos de las plantaciones de azúcar de Bahía y otros fueron importados directamente de África. Los jesuitas, que llegaron con ideas y conceptos artesanales de Europa, insistieron en construir sus iglesias, financiadas con el oro de las minas, en estilo barroco. Más de 1.000 toneladas de oro –lo que correspondía al 80% de la producción mundial– fueron explotadas en esta época en las minas. Se transportaba el oro sobre burros, con los que se atravesaba la selva indómita desde la Sierra del Mar hasta el puerto de Paraty (en el esta- E * Exploradores y cazadores portugueses que se internaban en la selva amazónica y misionera para atrapar aborígenes que luego eran vendidos al imperio portugués como esclavos. MAXILLARIS, octubre 2008 271 Ciudades patrimonio de la humanidad do de Río de Janeiro). La riqueza de esta época era inmensa. Ouro Preto pronto se transformó en la capital de Minas Gerais y se mantuvo como el centro de la cultura y el desarrollo de esta región hasta que, tras declararse la república, se construyó la ciudad de Belo Horizonte en 1897, para albergar la sede del gobierno del estado. Hoy las riquezas han desaparecido y lo que ha quedado es el arte. Aunque en otros países de Latinoamérica se encuentran ejemplos de arquitectura colonial, las ciudades históricas de Minas Gerais todavía preservan un carácter que no se ve en ningún otro lugar, tampoco en Brasil. La que fue la primera ciudad brasileña declarada por la Unesco Patrimonio Cultural de la Humanidad (1980) guarda, en un área de 1.248 kilómetros cuadrados, la colección más rica de arte y arquitectura barroca de Brasil, que constituye a la vez el más grande y más homogéneo conjunto de la arquitectura colonial portuguesa en el mundo. Ouro Preto y las demás ciudades históricas de esta región deben la gloria de su arquitectura barroca a António Francisco Lisboa (1738-1814), uno de los artistas más creativos de esta época. El pueblo le llamó O Aleijadinho (el lisiadito) debido a la enfermedad deformante que contrajo cuando era ya un hombre maduro y plenamente dedicado a su profesión de escultor y arquitecto, que le obligó a realizar gran parte de su magnífico trabajo sobre sus rodillas. Sus obras más destacadas son la fachada de la iglesia de San Francisco de Assis, en Ouro Preto, su ciudad natal, y las esculturas, el púlpito y los altares del mismo templo, así como el conjunto escultórico que retrata a « Las ciudades históricas de Minas Gerais todavía preservan un carácter que no se ve en ningún otro lugar de Sudamérica, tampoco en Brasil Calle de Ouro Preto. Vista parcial de la ciudad, en la que destaca la iglesia de Nossa Senhora do Carmo. 272 MAXILLARIS, octubre 2008 » doce profetas, realizado para el santuario de Bom Jesus de Matozinhos. La iglesia de San Francisco posee un estilo rococó de primera. Como era habitual en aquel periodo, la construcción se inició por la capilla principal, concluida en 1771. La bóveda fue construida entre 1772 y 1774, época en la que fue igualmente realizada su ornamentación en talla y estuco, bajo la dirección del Aleijadinho. En el mismo periodo, el artista concluyó los púlpitos en piedra-jabón insertados en el arco del crucero. El retablo del altar principal fue ejecutado más tarde, entre 1790 y 1794. El maestro Manuel da Costa Ataíde fue el autor del trabajo de pintura y dorado de la capilla principal, de la pintura de la nave y de sus paneles al óleo. Los especialistas consideran la iglesia de San Francisco como la opera prima del arte colonial brasileño. La singularidad de la planta reside en la supresión de los pasillos de la nave y la mejor integración de los pasillos de la capilla en el conjunto, como también reside en la posición de las torres, que se cierran hacia atrás en el cuerpo de la iglesia, por lo que proyectan el frontispicio. Incentivado por el descubrimiento de oro, el gusto por el barroco se extiende por todo el país. Mientras en Europa se empezaba a desarrollar el Neoclasicismo, en el siglo XVIII el arte colonial mineiro no absorbía los cambios y mantenía un barroco tardío y de características singulares. Al ser un estado del interior de Brasil, Minas Gerais sufría las dificultades de importación de materiales y técnicas constructivas. Estas características dieron al barroco mineiro un carácter peculiar, lo que posibilitó la creación de un arte diferenciado, regionalista. Muchos artistas trabajaron con los materiales de la región y adaptaron el arte al modo de vida. Al trabajar en la iglesia de San Francisco, el Aleijadinho sustituyó el mármol europeo por la piedra-jabón, mientras que Ataíde se basó en el azulejo portugués para crear sus pinturas. Otro ejemplo exquisito del arte barroco brasileño se puede apreciar en la iglesia de Nossa Senhora do Carmo. Se trata de la primera iglesia de Minas Gerais que fue adornada al estilo rococó. Construida en la cumbre de un monte, la iglesia fue diseñada por Manoel Francisco Lisboa, el padre del Aleijadinho. Manoel Lisboa murió después del inicio de la construcción en 1766. Su trabajo fue terminado por su hijo. Tras la inauguración en 1772, el Aleijadinho nunca dejó de renovar la iglesia; sus últimas piezas fueron terminadas cuatro décadas después, en 1809. El trabajo del Aleijadinho denota una profunda convicción en los ideales cristianos de la época, en la que las nociones bíblicas de pecado, remordimiento, dolor y culpa se mezclan con las ideas esenciales de justicia, fuerza y salvación. El museo que la ciudad le dedica contiene piezas valiosas, como los Leones de Eça, la imagen de San Francisco de Paula y un crucifijo del escultor. En el mismo local se sitúa la iglesia Nossa Senhora da Conceição, proyectada y contruida por el padre del Aleijadinho, que alberga las tumbas del padre y del hijo. Los jesuitas, que traían ideas y conceptos artesanales de Europa, insistieron en construir sus iglesias, financiadas con el oro de las minas, en estilo barroco. « La que fue la primera ciudad brasileña declarada Patrimonio Cultural de la Humanidad conserva, en cada rincón, arte, historia y religión » MAXILLARIS, octubre 2008 273 Ciudades patrimonio de la humanidad La Casa dos Contos, antigua casa de fundición del oro construida en 1787, es un perfecto ejemplo de la arquitectura barroca colonial. Hoy abriga el Centro de Estudios del Ciclo del Oro y el Museo del Fisco, con monedas de los siglos XVIII y XIX. La casa fue prisión de inconfidentes* y mantiene aún vestigios de una cabaña de esclavos en el subsuelo. Cuna de la independencia Ouro Preto fue en 1789 palco de un importante episodio de la historia brasileña, cuando Joaquim José da Silva Xavier, conocido como Tiradentes (sacamuelas, por su oficio de dentista), encabezó una revuelta contra el dominio portugués y reclamó la independencia del país. La ciudad se transformó en el hervidero de las ideas republicanas (por influencia de las ideas ilustradas de Francia y por la independencia de los Estados Unidos), pero pronto el movimiento "Inconfidência Mineira" fue aplastado por la fuerzas leales a la monarquía, y su líder fue capturado y ejecutado como traidor el 21 de abril de 1792 (fue ahorcado y, posteriormente, descuartizado). Brasil tuvo que esperar 30 años más para lograr la independencia, y posteriormente, en 1889, se transformó en una república, más de cien años después de que Tiradentes * Grupo de conspiradores de finales del s. XVIII que reclamaban la independencia de Brasil. La arquitectura colonial se puede apreciar en las diversas calles de la ciudad. 274 MAXILLARIS, octubre 2008 hubiera empezado su lucha. Considerado un héroe y un mártir en Brasil, su ejecución se recuerda todos los años el 21 de abril como fiesta nacional. En el Museo de la Inconfidencia se encuentran los restos mortales de 11 conjurados y objetos personales de Tiradentes. A pesar de que la mayor parte de su intenso flujo turístico está enfocado a la arquitectura e importancia histórica, Ouro Preto posee un rico y variado ecosistema en su entorno, con cascadas, caminos seculares y una enorme área de vegetación autóctona (mata), que se encuentra protegida en el ámbito de la creación de parques estatales. En una región montañosa, con una altitud de cerca de 1.300 metros, se encuentra el Parque Municipal de la Cascada de las Golondrinas, donde se puede disfrutar de preciosos saltos de agua y piscinas naturales. Otra opción de paseo muy interesante es la Mina da Serralharia, antiguo yacimiento de extracción de oro, en la que se halla un túnel hecho completamente en piedrajabón, muy bien conservado. La galería principal tiene 60 metros y está bien iluminada. La mina se abre diariamente para su visita. En las afueras de Ouro Preto destaca aún un conjunto de rocas superpuestas (Cachoeira do Falcão y Castelinho) que transmite la impresión de un castillo. Este lugar constituye uno de los más bellos espectáculos de la naturaleza de la región. Fotos de autor: Paloma Aguilar Vila Rica (Ouro Preto) te en medio del bullicio de Ouro Preto, hay 130 “repúblicas” de estudiantes que acogen turistas con paquetes, que incluyen habitaciones, mucha cerveza y seguramente también mucha diversión. En Semana Santa destaca la secular Procesión del Entierro (la tradición remite al siglo XVIII). Una alfombra de flores, con más de dos kilómetros, se confecciona en las calles por los vecinos, y en las ventanas se tienden paños blancos. El desfile de colores, olores y sonidos es memorable. La fiesta de São João y São Pedro, que se celebra a finales de junio con actos religiosos y una feria al aire libre, constituye otro gran momento del calendario festivo local, ya que señala la fecha de la fundación de Ouro Preto. Se cree que la noche del 24 de junio de 1698, el bandeirante António Dias se instaló con su bandera donde hoy se sitúa la Capilla de San Juan. Al amanecer, avistó el Pico do Itacolomi, la principal referencia de los primeros hallazgos de oro, y fundó el campamento que, junto con otros, dio origen a la antigua población de Vila Rica. OCIO Ouro Preto destaca por su actividad cultural. Cada año organiza el Festival de Invierno (junio), que engloba talleres y seminarios en los dominios de artes plásticas, música, teatro, turismo, literatura, fotografía y cine. El Foro de las Artes (julio) y el Foro de las Letras (noviembre) son otros ejemplos de la dinámica cultural de la ciudad, que organiza igualmente, a lo largo del año, un vasto programa de conciertos, exposiciones… Para los turistas con más marcha, la ciudad está servida por un buen conjunto de bares y otros espacios de diversión nocturna. Ouro Preto sigue siendo un importante centro para el comercio de piedras preciosas y de joyas. Cerca de la plaza Tiradentes, hay diversas tiendas en las que se puede encontrar el célebre topacio imperial, que se produce exclusivamente en esta región brasileña. LOCALIZACIÓN Situada en el interior de Brasil, Ouro Preto se encuentra enclavada en un valle profundo de las montañas del estado de Minas Gerais, a 400 kilómetros de Río de Janeiro y a unos 680 de São Paulo, las dos grandes urbes brasileñas. Para acceder desde Europa a la histórica ciudad colonial, la opción más cómoda es coger un vuelo hacía Belo Horizonte. La distancia que separa Ouro Preto del aeropuerto internacional de la capital mineira es de poco más de 100 kilómetros. nomía brasileña. Es símbolo de buena comida casera y sabrosa, en la que se imponen los platos a base de judías y carnes. Entre otras delicias de la cocina mineira –todas ellas acompañadas por una buena cachaça añeja en toneles de madera– destacan: pastel de angú, feijão tropeiro, tutú mineiro, orapronobis, frango ao molho pardo y frango com quiabo. Otra atractiva característica gastronómica de la región es el hecho de que se sigue cocinando en ollas de barro y sobre cocina de fuego de leña. GASTRONOMÍA Ouro Preto posee una excelente red hostelera y restaurantes que hacen la ciudad aún más atractiva al visitante. De hecho, la cocina regional de Minas Gerais se cuenta entre las que mejor representan la gastro- CELEBRACIONES El carnaval de Ouro Preto es uno de los más concurridos de Brasil. Jóvenes de todos los estados se desplazan allí para celebrar una INFORMACIÓN TURÍSTICA de las mejores fiestas callejeras del país. E-mail: [email protected] Para los que prefieren quedarse literalmen- Web: www.ouropreto.org.br MAXILLARIS, octubre 2008 275