Escenarios para la Adaptación al Cambio Climático

Transcripción

Escenarios para la Adaptación al Cambio Climático
Proyecto financiado por el Ministerio de Medio Ambiente, Ecología y Seguridad Nuclear del
Gobierno Federal Alemán (Iniciativa Climática Internacional)
Documento de Discusión Nº 3
Escenarios para la Adaptación al Cambio Climático:
Teoría y la práctica en la RMS
Jonathan Barton & Jürgen Kopfmüller
Mayo 2011
El presente documento de discusión introduce el uso de los escenarios como una herramienta efectiva
para pensar sobre y planificar para el futuro en la RMS. El futuro de la región será fuertemente
influenciado por el cambio climático, pero eso no será el único variable. Cambios en la composición
económica, la demográfica, tipos de consumo y otros factores estarán vinculados a los temas ligados al
cambio climático. De esta manera, es imposible enfocarse en un solo tema. Para planificar para el futuro
en la región requerirá de una visión integrada de distintos temas. En respuesta a este desafío, el equipo del
proyecto CAS ha desarrollado dos escenarios que describen pasos alternativos de desarrollo para la RMS
hacia el año 2050, utilizando como base un ejercicio y experiencia previa con la generación de escenarios
para Santiago, durante el proyecto Risk Habitat Megacity (2007-2010) (http://www.risk-habitatmegacity.ufz.de). En los escenarios desarrollados para el proyecto CAS, fortalecemos el enfoque sobre el
tema del cambio climático para complementar una variedad de otros temas. Los dos escenarios son
‘Business as Usual’ (BAU) y ‘Responsabilidad Colectiva’ (RC). Business as Usual refiere a lo que
podríamos esperar basado en los patrones actuales. La Responsabilidad Colectiva implica un cambio
significativo que reorientará los patrones actuales de manera importante. Cada escenario está vinculado a
una reseña con un conjunto de puntos clave, un texto con una visión más amplio (narrativas), y variables
cuantitativos que demuestran posibles trayectorias hacia 2050. Las Narrativas y Variables Cuantitativas
están incluidas en Anexo I y Anexo II, respectivamente.
I. La función de los escenarios
La planificación estratégica es el instrumento utilizado por los actores públicos y privados, y por las
organizaciones para lidiar con la incertidumbre del futuro. Dado la necesidad de planificar para el futuro,
aún cuando poco se sabe sobre lo que vendrá, este tipo de ejercicio en la planificación contempla un alto
grado de incertidumbre. En la mayoría de los casos, también se contempla un alto grado de complejidad.
Dado el aumento en la globalización de las personas, los lugares, bienes y servicios, tal complejidad está
compuesta por influencias endógenas y exógenas, que deben estar insertos en los procesos para la toma de
decisiones. Aunque la toma de decisiones es efectivamente endógeno, el reconocimiento de los factores
exógenos que también inciden en tales procesos para la toma de decisiones es fundamental para evitar el
uso de presunciones simplistas y para tomar decisiones eficaces que sirvan para maximizar el bienestar
hacia el futuro, y minimizar el riesgo. El desarrollo sustentable, como un paradigma de desarrollo que
contempla una perspectiva inter-generacional, requiere de este tipo de planificación. Para alcanzar las
necesidades básicas y para asegurar que las generaciones futuras tengan la capacidad para alcanzar sus
propias necesidades, se requiere una visión de largo plazo. La planificación estratégica es una sine qua
non para el desarrollo de esa visión, y los escenarios representan una herramienta muy útil y práctico para
tales propósitos.
Tradicionalmente, la forma más común de pensar sobre el futuro era proyectar el futuro a base de los
patrones de desarrollo pasado. Esta manera de hacer proyecciones ha llegado a dominar la forma en que
trabajamos hacia el futuro. Sin embargo, esta forma de trabajo tiene algunas limitaciones. La limitación
más importante es lo que se podría definir como ‘dependencia del camino’, en que esperamos que el
futuro sea semejante al pasado, y casi condicionado por el pasado. Esta visión linear del cambio nos da
algo de seguridad, dado que estamos familiarizados con los cambios que han ocurrido en el pasado; sin
embargo, no permite la posibilidad de considerar cambios significativos que son nuevos, o no anticipados.
El cambio climático es un buen ejemplo del problema con la dependencia del camino. Aunque el cambio
climático ha sido evidenciado por mucho tiempo, con variaciones notables y crecientes durante el último
siglo, el tema no ha sido integrado en la planificación para el desarrollo, con la excepción de aquellas
áreas en que predominan las consideraciones de corto plazo en vez de largo plazo (como gestión de
recursos acuáticos, por ejemplo). La consideración de nuevas tecnologías representa otro campo en que la
forma de pensar basado en la dependencia del camino es una limitación auto-infligido.
Si consideramos el caso de planificación hacia el año 2050 desde la fecha actual, se puede reflejar sobre
lo que los planificadores hubieran esperado para 2010, desde el año 1970. Esta visión no hubiera incluido
los niveles actualmente existentes de la globalización de bienes y servicios (dado la lógica inherente a la
Guerra Fría, que dominaba en esa época), ni el Internet, telecomunicaciones móviles, la SIDA, o la guerra
sobre el terrorismo, todos elementos que han dominado las relaciones internacionales para la última
década. Los ejemplos del ejercicio del Club de Roma (Meadows et al., 1972) Los Límites del
Crecimiento, y la versión revisada en 1992 (Más Allá de los Límites), son ejemplos de intentos anteriores
de proyección basado en la disponibilidad de recursos. El escenario apocalíptico para el año 2000,
construido a partir del ejercicio en modelación computacional en los principios de los 1970, no se
cumplió. En este sentido, quizás una de las lecciones más importantes relacionado a la generación de
escenarios es la necesidad de ser ‘conservador’ en referencia a nuestra habilidad limitada para ‘predecir’
el futuro. Los escenarios no predicen el futuro. No son ni correctos ni equivocados, sino que
representaciones de futuros posibles sobre que se puede generar discusiones fructíferas, lograr consenso,
y construir objetivos y medidas de planificación. Los escenarios destacan formas o patrones posibles del
desarrollo futuro. La incertidumbre reina sobre el futuro. Sin embargo, la ‘no-planificación’ no es una
opción, porque la toma de decisiones es precisamente la afirmación consciente de tomar acciones (o no
actuar, lo que también representa una decisión sobre el futuro).
Lo que ofrece los escenarios no es una herramienta para hacer proyecciones, sino que una herramienta de
prospección inversa (‘backcasting’). La prospección inversa permite a los tomadores de decisiones
analizar los diferentes escenarios que llenan el vacío del futuro de distintas maneras. Entonces el tomador
de decisiones puede seleccionar el escenario más deseado de todos. El paso que sigue es establecer los
mecanismos e intervenciones necesarias para que el escenario se haga realidad. De esta manera, la
prospección inversa permite a los tomadores de decisiones imaginar el futuro más deseado, y trabajar
hacia atrás respecto a la definición de actividades y objetivos en distintos momentos del tiempo, y así
permitir flexibilidad en la planificación para el incertidumbre que es necesariamente implicado (lo que se
puede entender como riesgo). En un rango de tiempo de 40 años, se puede establecer metas para periodos
de diez y cinco años, como también anuales, y así proyectar hacia atrás desde el futuro imaginado para el
2050, al 2011.
El mensaje es claro: El cambio del futuro es un producto de las decisiones de ahora. Cuando
consideramos el desarrollo urbano de la RMS, por ejemplo, y la infraestructura de transporte y las
edificaciones nuevas que han existido desde el 2005, eso es el paisaje urbano que dominará hasta hacia
los finales del siglo XXI. La tela física de la ciudad determina de manera importante las oportunidades de
ubicación y movilidad, reduciendo así las opciones para el diseño y la planificación en el futuro. El uso de
los escenarios puede servir para ayudar a pensar sobre el futuro de manera organizada. La ciencia de este
tipo de planificación se llama ‘futuridad’ (‘futurity’), y los ejercicios para imaginar el futuro se llama
‘desarrollo de visión’ (‘visioning’); Stevenson (2006) define tales actividades como Aprendizaje de
Acciones Anticipadas (Anticipated Action Learning – AAL), mientras que Hjorth y Bagheri (2006)
destacan la importancia de crear ‘mapas mentales del mundo verdadero’. Estos representan procesos posnormales en vez de normales (ciencia positivista tradicional), y son sujetos a críticos y debate desde el
hogar y el ONG, hasta el ministerio y la corporación multinacional. Lo que se discute, al fondo, es la
manera en que se lleve acabo este proceso.
Se puede ilustrar las experiencias de trabajar con escenarios en los siguientes ejemplos. En el caso del
proyecto para la generación de escenarios urbanos para Manchester (Revetz, 2000), la intención era
desarrollar visiones basado en distintas opciones para el desarrollo de la ciudad. El ejercicio, en que
participaba planificadores urbanos, académicos universitarios y de otras organizaciones, generó cuatro
escenarios. Tal como se ha hecho en otros ejercicios semejantes, se creó un escenario para ‘Business as
usual’. Comparado con el escenario BAU, un escenario para ‘Desarrollo tecnológico’ concentro en la
aceleración del crecimiento económico con una aceleración adicional en la innovación. El ‘Desarrollo
sustentable’ fue ideado como el tercer escenario, en que se genera situaciones en que todos ganan (‘winwin’) para áreas sociales, económicos y ambientales, para crear resultados mas deseados y eficientes. El
último escenario ‘verde’, era la alternativa ‘Ecología profunda’, que supone un cambio más radical hacia
valores y estilos de vida más biocéntricos. Un ejercicio semejante fue realizado en Londres en
preparación para el 2004 Plan de Londres. En 2002, el Greater London Authority especulaba siguiendo
las líneas de cuatro escenarios, basados en dos tendencias principales hacia 2010: por un lado, un
crecimiento de la población y del empleo (‘demanda’), y por el otro lado el ‘oferta-entrega’, relacionado
con infraestructura, vivienda y espacios de comercio (GLA, 2002). Los escenarios desarrollados para
generar discusión eran los siguientes: Factibilidad (una oferta bajo con una alta demanda); la Visión del
Alcalde (alta oferta con una alta demanda: referido al Plan de Londres); Robustez (bajo oferta y bajo
demanda); y Desplazamiento (bajo oferta y alta demanda). Estos escenarios fueron utilizados para
motivar los participantes en los talleres a probar la certeza de algunas presunciones que actuaban como
insumos básicos para el Plan de Londres, en particular respecto a la planificación espacial.
Ache (2000) ofrece una experiencia interesante respecto a la planificación regional, con una reseña del
proceso en North Rhine Westphalia (Alemania), y un énfasis en la flexibilidad y el aprendizaje como
medidas para adaptar a los cambios futuros. Se puede encontrar un resultado similar en el ejercicio de la
región del Greater Vancouver (Canadá) que reflejo sobre la ciudad-región 100 años en el futuro (Greater
Vancouver Regional District, 1996). Uno de los primeros procesos de escenarios realizado desde una
perspectiva del sector privado fue generado por el World Business Council for Sustainable Development
(WBCSD, 1997), en que se buscaba preparar para el mundo como será en el 2050. El WBCSD trabajó a
base de presunciones comunes sobre como sería un mundo con 10 mil millones de personas, con una
nueva oleada de innovación tecnológica, el uso de TICs como el factor principal de organización y para el
establecimiento de redes de actividad socio-económica. Los tres escenarios desarrollados eran: ‘Primero
Aumentar Nuestro Crecimiento’, con un enfoque en BAU; el segundo, llamado ‘Geo-polita’, operó sobre
los principios de una forma de gobierno basado en el interés público que está dispuesta a sacrificar
algunas oportunidades económicas; El tercero, ‘Jazz’, concentró en las comunicaciones como un factor
determinante en la creación de un nivel de asociación y redes globales más transparentes y responsables.
Otros ejemplos del uso de escenarios incluyen los siguientes: los escenarios del GEO 4 para el cambio
ambiental y el desarrollo sustentable (UNEP, 2007); los Escenarios Energéticos Shell al 2050 (Shell,
2007); y la Modificación 100 del Plan Regulador de Santiago (2011). En este último caso, se utilizó
solamente un escenario al 2030, basado en patrones recientes de desarrollo, y por lo tanto representa una
metodología basado en la generación de proyecciones. Tal forma de trabajo presume que los procesos
subyacentes no cambiarán, ni estarían cambiados por intervenciones a través de políticas públicas. Por lo
tanto, representa la aceptación ex-ante del status quo, y limita la toma de decisiones a un proceso cuyo
propósito es alcanzar las demandas, en vez de cambiarlas.
II. El uso de escenarios en la planificación para el cambio climático
Dado que el cambio climático está compuesto por patrones de largo plazo en temperatura, precipitaciones
y otros elementos de ese índole, es habitual tomar una perspectiva basado en los patrones que han existido
desde hace mucho tiempo atrás en la historia, y que siguen mucho por adelante en el futuro. Es
precisamente este plazo más largo que revela el hecho de los impactos antropogénicamente generados del
cambio climático.
El IPCC (2000) ha utilizado los escenarios para tratar de estos datos de largo plazo, y para sugerir
alternativas para las distintas formas que tales impactos podrían desarrollar en el futuro. Son estos
escenarios que ahora dominan la forma en que el IPCC opera, y como la organización indica las
oportunidades para las distintas actividades de mitigación y adaptación, y sus efectos correspondientes.
Debido al hecho de que la ciencia del cambio climático y los ejercicios de modelación asociados a ello se
tratan de los cambios en los procesos naturales, los escenarios están basados en las emisiones de gases de
efecto invernadero (GEIs). Hace diez años, cuatro escenarios fueron elaborados para presentar los
distintos resultados del siglo XXI en esta materia: A1, A2, B1, B2. Cada escenario está acompañado por
una narrativa general que forma la base de una familia de escenarios, porque se ha generado otros
escenarios relacionados a cada narrativa general, p. ej. A1: A1F1 uso intenso de combustibles fósiles,
A1T fuentes de energía sin combustibles fósiles, A1B armonía entre distintas fuentes, etc. En el caso del
cuarte informe del IPCC (lo más reciente), los escenarios tipo familia están utilizados para indicar las
tendencias principales. Las narrativas generales tiene que ver con un crecimiento económico acentuado
junto con tecnologías más eficientes (A1), auto-dependencia y la preservación de identidades locales,
acompañado por un crecimiento económico y de cambio tecnológico más lento (A2), más economías
basadas en servicios y información, reducciones en la intensidad del uso de recursos materiales, y
tecnologías más limpias (B1), y soluciones locales para la sustentabilidad basadas en tecnologías más
diversificadas y equidad social (B2). Para todos los escenarios, presunciones básicas sobre la población y
el PIB mundial fueron utilizados para lograr un mayor nivel de armonía entre ellos. En años recientes, el
escenario A2 ha aparecido como el favorito para medir los cambios futuros, generando cambios en la
temperatura y las precipitaciones considerados más manejables por los creadores de políticas públicas.
Otro ejemplo del uso de escenarios en la planificación para el cambio climático es un ejemplo más
modesto de las situaciones tentativas en términos de emisiones, impactos y posibles opciones de
adaptación y mitigación. El Forum for the Future and HP Labs (2008), en su primero documento sobre
‘Futuros Climáticos’, generó cinco escenarios para un mundo a futuro que incidiría en el cambio
climático: Eficiencia primero; Transformación de servicio; Redefinición de progreso; Economía de guerra
ambiental; y Mundo proteccionista. Como lo plantean los autores (pa. 5):
“El cambio climático no es solamente un problema ambiental – tendremos que pensar atravesando
disciplinas, en todos sectores y globalmente si vamos a hacer frente a este fenómeno de manera efectiva.
Una empresa no debiera pensar en formar una ‘estrategia de cambio climático’, sino que en una estrategia
que funcionará en un mundo complejo y incierto, dominado por el cambio climático: una estrategia para
‘los años de cambio climático’.”
Los escenarios que se ofrece son principalmente narrativas o descripciones que muevan desde el 2008 al
2030, atravesando eventos y cambios según una filosofía particular. Por ejemplo, la filosofía del escenario
‘Mundo proteccionista’ es simple: “La globalización ha retrocedido y los países concentran en la
seguridad y el acceso a los recursos a todo costo” (pa. 9). Ninguno de los escenarios está favorecido por
encima de los otros, porque el objetivo es estimular un debate y generar reacciones y respuestas
innovadoras a las distintas alternativas.
Un ejercicio más divertido, por no menos dramático, en la construcción de escenarios ocurrió con el New
Economics Foundation (2009). Esta organización presenta cuatro diarios distintos para la fecha lunes, 5
de enero, 2027. Cada diario presenta información que es el resultado de un escenario particular. Los
cuatro diarios tienen los siguientes títulos: El Interdependiente; El Control Expreso; El Arreglo Estándar;
y El Telégrafo Caótico. Cada uno de los diarios/escenarios expresa una posición específica, desde una
intervención positiva con los temas relacionados al cambio climático en el primero (mantener los
aumentos en la temperatura a un máximo de 2 grados), a la falta de atención e impactos duros en el último
(aumentos de temperatura de 6 grados). Esta forma comunicativa representa un uso interesante de
escenarios para lograr un mayor nivel de difusión.
III. La construcción de escenarios para la Región Metropolitana de Santiago: Resúmenes de los dos
escenarios alternativos
En el proyecto CAS, el uso de escenarios es esencial para la consideración de los impactos estimados del
cambio climático en relación a otros factores regionales, para desarrollar medidas de adaptación. Como
marco para el análisis de la RMS, se ha trabajado con estudios globales (e.j. Raskin et al. 2002, UNEP
2007) para desarrollar un escenario explorativo. Dicho marco esta basado en factores motrices para un
desarrollo futuro relacionado a elementos sociales y económicos, aspectos institucionales, tendencias
demográficas y cambios tecnológicos. Basado en este marco global, se ha formulado dos escenarios
alternativos que describen procesos de desarrollo - potenciales y factibles - para la RMS hacia 2050:
“Business as Usual” (BAU) y “Responsabilidad Colectiva” (RC).
El contexto de cambio climático básico para este proceso es el aumento de temperatura de 2oC entre
2045-2065, con el aumento de temperaturas altas, con menor precipitación en promedio, y con eventos
más intensos de lluvia en el invierno.
En el contenido del proyecto CAS estas narrativas generales estarán conceptualizadas en los distintos
temas de agua, energía, uso de suelo y vulnerabilidad social. Se desarrollarán narrativas para estos temas
que formarán la base del análisis de los impactos hacia 2050.
Las siguientes dos páginas resumen las ideas básicas (“filosofías”) de estos dos caminos de desarrollo
para el 2050. Una versión más completa de estos dos escenarios se encuentran en el anexo I.
BUSINESS AS USUAL (BAU)
‐
Énfasis en el mercado y la desregulación en la producción y consumo de bienes y servicios. Una
fuerte influencia privada en la toma de decisiones relacionada con política, planificación e
inversiones. El sector publico mantiene un rol subsidiario, limitando su actividad a la regulación
del mercado, dejando de lado su rol de planificación estratégica.
‐
Continuación de la liberalización comercial basada en las ventajas comparativas: el sector de
exportación sigue como el motor de la economía, basado en minerales, productos forestales,
productos pesqueros y agricultura. La Región Metropolitana basa su desarrollo en los servicios
asociados con estos sectores de exportación de recursos naturales.
‐
La Región Metropolitana sigue como el pivote de la política y desarrollo económico nacional,
concentrando riqueza generada en otras regiones del país. La Región Metropolitana atrae
inmigrantes nacionales e internacionales, aumentando demanda para bienes y servicios, también
suelo y transporte. Los costos de agua y energía aumentan en torno de los impactos del cambio
climático.
‐
La mancha urbana continúa, acompañada por lotes más grandes y hogares conformados por
menos personas, en promedio. Las inversiones en infraestructura y transporte aumentan para
acomodar esta morfología. La congestión sigue en aumento. Las infraestructuras para el
transporte público y privado aumentan en paralelo.
‐
La sociedad civil aumenta en escala e influencia y abarca una agenda más diversa. El desarrollo
sustentable y el cambio climático son preocupaciones mayores en esta agenda. No obstante, hay
baja conciencia generalizada en la población por los temas del cambio climático, hay poca
cobertura de los medios, y la información que existe tiene una fuerte lógica costo-beneficio.
‐
Inequidad de ingresos y en la provisión de servicios persisten con pocos cambios; la movilidad
social también está restringida. El crimen y la violencia siguen dominando las preocupaciones y
percepciones del público. La Región Metropolitana está caracterizada por un aumento de
patrones de consumo material comparado con el consumo no-material.
RESPONSIBILIDAD COLECTIVA (RC)
‐
El estado juega un rol decisivo en la toma de decisiones, con más planificación estratégica. El
mercado está regulado fuertemente, particularmente los servicios básicos y la provisión de
transporte. La equidad social está priorizada por sobre el crecimiento económico en política y la
evaluación de medidas.
La toma de decisiones involucra altos niveles de participación
(fortalecimiento de capital social) con actores públicos, privados y de la sociedad civil.
‐
Subsidiariedad influye en la política pública, con descentralización intra-nacional e intra-Región
Metropolitana (una región multi-polar) en la toma de decisiones y las inversiones públicas y
privadas. El desarrollo sustentable y medidas de cambio climático son considerados implícitos
en estas actividades.
‐
El modelo de desarrollo hacia fuera sigue su protagonismo pero hay inversión considerable en
educación e investigación que cambia lentamente este perfil, con más diversificación de la
economía e innovación.
‐
Éste nuevo modelo de desarrollo neo-estructuralista tiene un componente fuerte de
descentralización, basado en centros regionales. La Región Metropolitana está enfocada en
clusters de educación superior, salud y turismo. Ésta situación descentralizada reduce migración
hacia la Región Metropolitana y induce la creación de empresas locales y la fuga de empresas
desde la Región Metropolitana hacia las regiones.
‐
Chile toma un rol cada vez más protagónico en la innovación para la adaptación al cambio
climático en América Latina. La Región Metropolitana se convierte en un centro del liderazgo
internacional del cambio climático. Los temas del cambio climático son implementados en las
iniciativas bilaterales y multilaterales.
‐
La provisión de servicios, incluso energía, está organizado por objetivos de planificación
estratégica en torno de la justicia socioeconómica en adaptación. La sustitución de las fuentes
energéticas tradicionales y eco-eficiencia es central en éste proceso.
El transporte y la
infraestructura están orientados fuertemente hacia la provisión pública. La mancha urbana esta
desfavorecida. El urbanismo compacto esta favorecido en Santiago mientras que otros polos son
apoyados, formando una red urbana funcional para la Región Metropolitana.
‐
Educación, y capacitación continua en particular, se convierten en central para la adaptación de la
sociedad y la economía para los desafíos estratégicos del siglo XXI, tal como el cambio climático.
Las tasas de criminalidad bajan y las oportunidades de empleo aumentan.
‐
El cambio climático es discutido en los medios, incluso más allá de la lógica estrecha de costobeneficio, con compromisos a adaptación a nivel local. La resiliencia local aumenta. El consumo
no-material está enfatizado comparado con el consumo material, con un aumento en estilos de
vida y medios de vida diversos.
IV. Escenarios: una línea base para la toma de decisiones en el futuro
Los ejercicios en la construcción de escenarios tienen un papel importante en la planificación. Pueden
tener insumos tanto cuantitativos como cualitativos, pero se debe recordar que son construcciones del
futuro a pesar de la potencial para hacer proyecciones basados en patrones pasados. Porque el debate
sobre el cambio climático y el trabajo del IPCC han enfatizado la necesidad por un cambio de paradigma
en el modelo global de desarrollo, alejado de una dependencia en combustibles fósiles y hacia un(os)
modelo(s) alternativo(s), existe la necesidad de reflexionar sobre las implicancias de esto en diversas
escalas. El modelo de desarrollo desmaterializado y descarbonizado debería estar acompañado con el
desarrollo sustentable para representar un proceso sostenido de cambios sociales. Debido a que la
modelación del cambio climático apunta hacia el final del siglo, los modelos de desarrollo local y
regional, y los modelos de planificación institucional, tienen que hacer lo mismo.
En el proceso para el desarrollo de una visión que acompañe a los estudios sobre la futuridad, se reconoce
que el papel de los escenarios es el de una herramienta técnica, basado en que se puede juntar a una
variedad de distintos actores para reflexionar sobre los futuros posibles. Tales escenarios deberían estar
construidos sobre bases comunes, en términos de los puntos de partida y de llegada, pero también
deberían indicar alternativas posibles. Claramente el escenario basado en ‘Business as usual’ es lo más
probable. Sin embargo, se puede interpretar el fatalismo de una perspectiva basado en la dependencia del
camino como una tendencia a negar la agencia humana, o la posibilidad de estimular cambios profundos
en la formar en que se entiende, diseñe y adapte los procesos. Esto, a su vez, abre la posibilidad de
generar resultados distintos a los que se espera dentro del escenario BAU.
Los escenarios deberían ser coherentes, desde la filosofía inicial hasta los detalles incluidos; en el
presente caso del proyecto CAS este último se refiere a los variables cuantitativos. Porque son
declaraciones sobre el futuro, y no proyecciones, los escenarios no deberían ser criticados por ser un
intento a representar algún hecho concreto; a lo contrario, deberíamos entenderlos como representaciones
de futuros potenciales – básicamente como líneas de base cualitativas y cuantitativas – sobre los cuales es
posible discutir el futuro desde una base común. Esto es diferente a una metodología que busca conseguir
las representaciones del futuro sin ningún tipo de orientación o sistematización, aunque este último no es
totalmente ilegítimo. El objetivo principal del ejercicio es generar un consenso sobre la conveniencia (o
no conveniencia) de caminos específicos al futuro. Esto, a su vez, puede generar una discusión sobre los
tipos de medidas que son necesarias para perseguir, o evitar, un camino en particular. Todos estos son
pasos requeridos para una planificación efectiva. Como la adaptación al cambio climático requiere que se
tome acciones hoy día, y a lo largo del presente siglo, por lo menos podemos afirmar que lo antes que un
pensamiento y planificación inter-generacional sea incorporado a los procesos para la toma de decisiones,
la mayor resiliencia podríamos esperar para las ciudades-regiones.
Bibliografía
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