Hans Heinrich Thyssen coleccionista de arte

Transcripción

Hans Heinrich Thyssen coleccionista de arte
Hans Heinrich Thyssen coleccionista de arte
En una ocasión le preguntaron a Hans Heinrich Thyssen: ¿qué medidas debe tomar un
Estado para fomentar el coleccionismo?
El coleccionismo no es más que el resultado del interés de la sociedad por el arte, y
esto se fomenta por medio de la enseñanza y los museos.
El II barón Thyssen-Bornemisza fue uno de los coleccionistas más importantes de la
escena artística internacional reciente, el resultado de su apasionado interés por el
arte, se vio reflejado en la instalación en el Palacio de Villahermosa de Madrid del
Museo Thyssen-Bornemisza. Una de las principales colecciones privadas de arte del
mundo. Una emoción para los sentidos, con más de 700 obras de arte de gran valor y
rareza.
El I barón Thyssen comenzó una colección con pinturas antiguas de pintores
consagrados como Jan van Eyck, Durero, Caravaggio, Fra Angelico, Jan Brueghel el
Viejo, Rembrandt y fue su hijo Heini Thyssen quien se encargó de recuperar muchas
de las obras en poder de sus hermanos. Rescatar la colección de su padre le costó
tiempo y dinero, también le permitió hacerse con pinturas de artistas contemporáneos
menos conocidos en su momento, a la vez que expandir la colección con otros
maestros antiguos como Duccio, Antonello da Messina, Boucher, Goya.
Realizaba compras en casas de subastas, con frecuencia pagaba precios elevados,
aunque si la obra le gustaba los consideraba de mercado. Pintura impresionista,
postimpresionista, realismo, expresionismo y pintura española y norteamericana del
siglo XIX.
Consideraba que las obras de calidad escaseaban cada vez más, a diferencia de la
cantidad de compradores que iba en aumento, lo que llevaría a una revalorización de
precios y a una mayor dificultad para hacerse con aquello que le gustaba. No era un
inversor, por lo que no le preocupaba la revalorización que presentaban las obras, sino
la emoción que le producía su contemplación.
En previsión del riesgo de que sus herederos diseminaran la colección, llegó a un
acuerdo con el Gobierno español para depositar la colección en Madrid.
Gregorio Alonso

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