10 Razones para visitar Menorca
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10 Razones para visitar Menorca
10 razones para visitar MENORCA Fundació Foment del Turisme de Menorca Camí des Castell, 28 07702 Maó (Menorca) Tel. (+34) 971 368 678 [email protected] Menorca, una isla de contrastes La isla de Menorca, en el archipiélago balear, concentra una gran cantidad de recursos naturales que la convierten en un destino idóneo para la práctica de actividades deportivas en contacto con la naturaleza. Más de doscientos kilómetros de costa, cerca de un centenar de playas y calas paradisíacas, alrededor de setecientos kilómetros cuadrados de superficie –de éstos, un 42% es territorio protegido-, decenas de barrancos, una extensa red de senderos y caminos rurales, temperaturas suaves y precipitaciones escasas durante todo el año... Son muchas las razones por las que los amantes del turismo activo deberían dar el salto, si aún no lo han hecho, a esta pequeña isla mediterránea, declarada hace más de dos décadas Reserva de Biosfera. insular. Vista desde el mar, a bordo de un kayak o de una embarcación a vela o a motor, Menorca seduce hasta al viajero más imperturbable. Más aún desde el fondo marino, fascinante, que nos recuerda la excelente salud ambiental de la que goza la más septentrional de las Islas Baleares. Su riqueza natural y paisajística hacen de Menorca el lugar perfecto para la práctica de actividades deportivas al aire libre, para el disfrute de las vacaciones en contacto directo con la naturaleza. Su condición de isla, lejos de restarle atractivo, le imprime una marcada singularidad que la distingue y realza en un entorno eminentemente turístico. Y es que pocos destinos mediterráneos concentran en un espacio tan definido una paleta de recursos tan variada y de tanta calidad. Pero la belleza litoral no es la única fortaleza de Menorca. Aún siendo una isla de dimensiones reducidas, luce numerosos contrastes en su interior, con parajes más complejos y agrestes en la mitad norte y más homogéneos, aunque estriados por barrancos de frondosa vegetación, en la mitad sur. Una extensa y enmarañada red de caminos rurales atraviesa ambas mitades y descubre a ojos de senderistas y ciclistas –y también a lomos de un caballo- escenarios únicos, de extraordinaria belleza. Entre éstos sobresale el Camí de Cavalls (GR-223), un sendero perimetral de 184 km de longitud que da la vuelta a la isla y permite descubrir gran parte del litoral menorquín, así como algunas de las zonas de mayor interés natural y paisajístico de la isla. El mar, tranquilo y cálido, de aguas cristalinas, es su principal reclamo. Nadie puede escapar al magnetismo de unas calas y playas más propias de destinos tropicales que del cercano Mediterráneo, ni a la magia de unos imponentes acantilados que recortan, intermitentemente, la costa Todos estos recursos naturales, sumados a la existencia de una amplia gama de productos y servicios, hacen de Menorca uno de los destinos a tener en cuenta al planear la próxima escapa. Y, si aun no te hemos convencido a continuación te brindamos otras 10 razones. TOMARSE UNA COPA EN UN ESPACIO SINGULAR RECORRERLA EN BTT Menorca en sí misma es tan singular que cuesta bien poco encontrar lugares o locales en los que disfrutar del simple placer de tomarse una copa. Por su particular propuesta y localización hay sitios que año tras año conservan ese halo que los distingue del resto y que consiguen congregar a cantidad de seguidores que los encumbran a la categoría de clásicos. Menorca es una isla apta para recorrerla de punta a punta sobre las dos ruedas de una Bicicleta Todo Terreno (BTT). Sin ser precisamente plana, su belleza natural invita a explorarla a golpe de pedal. Lejos de reseguir la carretera general que une Mahón con Ciutadella como única forma para cruzarla con garantías y precaución, hay múltiples caminos rurales y vías secundarias que permiten la circulación de ciclistas ya sean amateurs o profesionales. La Cova d’en Xoroi es uno de ellos, incluida en numerosas rutas turísticas de la isla por sus envidiables vistas sobre el Mediterráneo. La gruta enclavada en un escarpado acantilado, es hoy en día un bar que ofrece aperitivos y bebidas soft de día, pero también copas, música y alguna que otra actuación en directo cuando cae la tarde, convirtiéndose en discoteca a partir de medianoche. Antes de echar a rodar es fundamental decidir el itinerario a seguir en base tanto a la condición física de cada uno como al tiempo disponible. Existen gran variedad de opciones: por caminos rurales o por el “Camí de Cavalls” (GR-223), rutas circulares, rutas fáciles o que requieren de técnica, en el norte o en el sur. Pero sea cual sea la elegida el paisaje de la isla os dejará cautivados por sus colores, su diversidad, su luz o simplemente por su encanto. www.menorca.es Frente a esos ambientes que pueden resultar bulliciosos, para algunos, también están los chiringuitos, como los de la playa de Son Bou, que destacan tanto por su oferta gastronómica como por sus cócteles y la apuesta pink de su interiorismo. Desde cualquiera de sus mesas se pueden admirar los atardeceres de la isla. Depósito legal : ME 1192-2016 Para disfrutar de esta práctica deportiva las excelentes condiciones que presenta Menorca, no sólo por su trazado sino también por su clima, hacen que salir en BTT sea una de esas actividades que no debes dejar de probar una vez estés en la isla. En paralelo a los anteriores enclaves conviene recordar la delicia que supone hacerse con un sitio en uno de los muchos locales, ya sea en el puerto de Mahón o de Ciudadela, donde dejar pasar el tiempo entre trago y trago. En cada ciudad encontraréis asimismo coquetas bodegas o bares junto a los respectivos mercados de abastos. Dejaos aconsejar por los lugareños que os recomendarán y descubrirán sus propios “espacios singulares”. Si es vuestra primera visita a la isla, es recomendable consultar con algún experto que será el que mejor podrá asesoraros y recomendaros la ruta más adecuada a vuestro nivel, así como ofreceros algunos consejos prácticos para que además de que os resulte una experiencia única también lo hagáis de forma segura. PRACTICAR UN DEPORTE ACUÁTICO HACER UNA RUTA DE SENDERISMO POR SU GASTRONOMÍA COMPRAR PRODUCTOS “MADE IN MENORCA” SUBIRSE A LOMOS DE UN CABALLO MENORCA TALAYÓTICA: PASADO Y PRESENTE DESCONECTAR EN UNA PLAYA PARA QUEDARSE SIN PALABRAS CON UNA PUESTA DE SOL Las tranquilas aguas mediterráneas que rodean Menorca hacen de esta isla un paraíso para practicar deportes acuáticos. Practicar y, por qué no, aprender, ya que tanto por servicios, como por su climatología y calidad de las aguas, Menorca es el lugar perfecto para tomar contacto con cualquier disciplina que tenga el mar como telón de fondo. Los espacios naturales que ofrece la isla argumentan un gran número de motivos para visitarla, propiciando escenarios donde la práctica deportiva y lúdica se convierte en una experiencia especial. Menorca tiene pasado, presente y futuro gastronómico. La gastronomía constituye uno de los motivos por los que visitar la isla y disfrutarla plenamente. La herencia de recetas típicamente menorquinas, recibida y transmitida a través de las diversas generaciones, da cumplida cuenta de la riqueza del producto autóctono y de cómo éste origina platos que forman parte de la cultura popular. Desde una simple coca salada con verduras y hortalizas de la tierra al queso de Mahón-Menorca con denominación de origen protegida, la sobrasada, el cuixot o la carn-ixulla, son muchos los placeres de Menorca que seducen a nuestro estómago. La tradición artesana de Menorca goza de un estado de salud envidiable. Son numerosos los oficios antiguos que han llegado hasta nuestros días y que, lejos de jugar un papel anecdótico, han conseguido mantenerse y arrogarse el papel de garantes de lo auténtico. Esta vitalidad, apreciable por la variedad de productos y el dinamismo de los creadores, se palpa también en el elevado número de ferias y mercados que acogen los pueblos de la isla en los meses de verano. Sirvan como ejemplo los mercados nocturnos, artesanos, agroalimentarios y, por supuesto, la Mostra d’Artesania de Ferreries, que se celebra cada año a finales de septiembre. La tradición ecuestre menorquina se remonta a tiempos inmemorables. La mayoría de lugareños no son capaces de datar con exactitud el origen de su presencia en la isla, si bien se conocen referencias desde el siglo XIV. Los más de 1.500 yacimientos talayóticos que salpican Menorca, una isla de apenas 700 km2, constituyen un tesoro monumental tan significativo que incluso aspira a ser Patrimonio de la Humanidad. Y no solo por la cantidad, que equivale a dos monumentos por kilómetro cuadrado, sino especialmente por su estado de conservación y autenticidad. Se han registrado hasta quince construcciones diferentes, algunas de ellas únicas de la isla. Entre los mayores reclamos turísticos de Menorca se encuentran, sin duda, sus playas y calas. Un Mediterráneo de aguas cristalinas rodea la isla y permite disfrutar de amplias superficies de arena y mar, de servicios pensados para toda la familia, pero también, de calas escondidas de más difícil acceso y rodeadas por un paisaje natural en estado puro. Hay una gran diferencia entre las que podemos encontrar en la costa sur y las del norte de Menorca. Las primeras son de arena blanca, de aguas principalmente color turquesa y rodeadas de verdes pinares. Algunas totalmente salvajes, como las bellas Macarella y Macarelleta, Turqueta, Binidalí, Binigaus o cala Mitjana; otras más acondicionadas como las familiares Cala Galdana, Son Bou, Sto. Tomás o Cala en Porter. Si algo atrapa de Menorca es su luz, especialmente cuando te despierta al amanecer y cuando se despide al acabar el día. En la isla, y concretamente en Es Castell, a pocos kilómetros de Mahón, se encuentra el punto donde primer amanece de toda España. Un regalo para los sentidos que luego se repite al atardecer con la correspondiente puesta de sol, esta vez en Punta Nati. Sus particularidades geológicas- muy diferenciadas entre norte y sur- permiten ofrecer las condiciones más adecuadas según la actividad escogida, desde el entorno hasta el fondo marino. Seguro que Menorca podrá ofreceros una actividad que os apetezca probar. Por ejemplo: submarinismo. Sumergirse en aguas cristalinas, contemplar las praderas de posidonia (el secreto de la limpieza de las aguas de esta isla), explorar las cuevas submarinas o toparse con la flora y la fauna que viven bajo el mar son experiencias excitantes. Como también lo es surcar el mar, subido a un kayak y paleando en busca de islotes desiertos, plácidas calas de arena blanca con aguas turquesas o secretas grutas. Y si lo que os apetece es subiros a una tabla, jugar con las olas y poner a prueba vuestro equilibrio, nada mejor que optar por aprender windsurf o stand-up paddle. No podemos olvidar, entre todas las opciones, la navegación a vela. La más tradicional pero no por ello menos apasionante o divertida. A lo largo de la costa hay un buen número de empresas y escuelas donde encontrar toda la información necesaria sobre diferentes actividades acuáticas. Servicios especializados con personal formado y capacitado para asistir en el aprendizaje de cualquiera de estos deportes con la máxima seguridad y garantía. Una de estas actividades es el senderismo, que encuentra en Menorca trazados singulares, de menor o mayor dificultad, que permiten explorar por completo esta isla, tanto su costa como su interior. El conjunto de senderos más popular es el llamado “Camí de Cavalls” (GR-223), ruta circular que transcurre por el litoral de la isla. Camina a tu ritmo en busca de calas escondidas, de rica flora y fauna, por faros, barrancos o riachuelos. La variedad geológica y natural de Menorca hace que cada ruta tenga personalidad propia. Te descubrimos a continuación un par de ellas para que las recorras con la imaginación: En el sur, os proponemos recorrer el tramo que saliendo de Cala Galdana nos llevará a Santo Tomás. Aproximadamente tres horas y media separan a pie ambos puntos en una ruta que cuya primera parada es la playa de Cala Mitjana. Desde ahí, hay que seguir el Sendero Litoral que llega a Cala Trebalúger, donde lo continuamos, esta vez, subiendo de forma pronunciada, caminando por rocas y vegetación. Tropezaremos con Cala Fustam y Cala Escorxada, para seguir por el litoral en un trazado rocoso hasta alcanzar la playa de Binigaus y de Sant Adeodato. Volvemos a la señalización de Camí de Cavalls y al poco ya estaremos divisando Santo Tomás. Ahora nos trasladamos al norte, para pasear desde Binimel•là a Cala Pregonda. Un recorrido más corto, aproximadamente de media hora, que ofrece en pocos kilómetros una asombrosa variedad de colores, que van del rojo al negro, y formas dispares, en acantilados o en los fondos marinos de cantos rodados. Es un tramo que forma parte del “Camí de Cavalls” y pasa por la playa Pregondó, tras la cual, y pasando una colina de arena rojiza, llegamos a Cala Pregonda. Lo son también sus salsas, empezando por la mahonesa; las sopas con mención especial al “oliaigo”; las calderetas; los arroces; el pescado y marisco de sus aguas mediterráneas; la miel, tantas veces premiada; la sal; el aceite y un largo etcétera repleto de dulces y postres deliciosos. Entre estos conviene destacar tanto la “coca bamba” como los “pastissets” y los “amargos”. El recetario de antaño está repleto de reminiscencias inglesas y francesas que han sabido encontrar asimismo su sitio en la actualidad. Tierra de vinos, cervezas artesanales y su mítica ginebra, Menorca presenta una interesantísima oferta de bodegas, bares y restaurantes, incluidos los de cocina de autor, en los que el paisaje entra en la despensa para llevártelo en el recuerdo. El respeto por la tradición, la creatividad y los productos de kilómetro 0 se concentran en una Menorca que se reivindica con fundamento como destino gastronómico. Presentes como símbolo indiscutible de su cultura, los caballos no sólo forman parte del paisaje sino que dan vida a las fiestas patronales de todos sus pueblos, aseguran la continuidad de los espectáculos de doma y de las carreras de trotones en los hipódromos, y permiten a su vez el disfrute de Menorca a través de diferentes rutas que recorren todo el territorio. En tu visita a la isla seguro que en un momento u otro entras en contacto con la raza autóctona menorquina, reconocida desde 1989 y protagonista asimismo de los característicos “jaleos”. El caballo de esta raza es negro, fuerte, vigoroso y noble. De los productos “made in Menorca” el más popular es, sin duda alguna, la abarca. Con origen en el mundo rural, este calzado se ha convertido con el paso del tiempo en uno de los calzados veraniegos con mayor proyección internacional. Los modelos tradicionales conservan la suela de neumático y el empeine y la tira trasera de piel de vaca, si bien hoy en día se utilizan todo tipo de materiales, diseños y colores. Queda claro, pues, que comprarse y calzarse unas abarcas es uno de los imprescindibles del verano menorquín. Un consejo: fijaos que lleven el distintivo Avarca de Menorca, marca que acredita el origen de la fabricación y garantiza la calidad y la autenticidad del producto. Con una trayectoria igualmente ascendente, las joyas se erigen como otro de los referentes de la artesanía menorquina. Creaciones contemporáneas de formas geométricas u orgánicas hechas a partir de materiales nobles y nuevos recursos copan las propuestas de los joyeros menorquines. Para conocer un poco más sobre este y otros oficios artesanos, como el de alfarero, ceramista, tejedor, espartero, florista y curtidor, os recomendamos visitar el Centro Artesanal de Menorca en el municipio de Es Mercadal, donde podréis descubrir la historia y la situación actual de la artesanía menorquina. Pero si de verdad quieres vivir tu propia experiencia súbete a lomos de un caballo para adentrarse en las llanuras de la isla y aparecer, al poco, al borde de un acantilado. La sensación de libertad aún yendo acompañado por un guía es indescriptible. También la capacidad de asombro, ya que a caballo podrás descubrir y redescubrir parajes de Menorca de maravillosos contrastes a partir de itinerarios como el célebre “Camí de cavalls” (GR-223). Hay rutas tanto para iniciados como para jinetes expertos, así que no desaproveches la oportunidad de pasear por Menorca a caballo en tu visita a la isla sea en invierno o en verano. Se entiende como talayótica la civilización que habitó Menorca y Mallorca, islas a las que los griegos llamarían Gimnesias, originaria de finales del II milenio a.C. Y toma el nombre de una de las construcciones más importantes de este periodo: el talayot. La costa norte, por su parte, tiene una morfología marcada por el azote de la tramontana. Sus playas son de arena más gruesa y oscura, con una vegetación menos alta pero con una increíble riqueza natural gracias a formaciones rocosas de pizarra y arcilla roja. Allí, desconectar es un placer en zonas como cala Tortuga, cala Pilar, Pregonda, Binimel•la o Cavalleria. Si se buscan servicios, la mejor opción pasaría por Es Grau, Son Parc o S’Arenal den Castell. Los de Menorca corresponden a la técnica ciclópea, con piedras de grandes dimensiones que son colocadas en seco, sin argamasa, y cuya singularidad los hace únicos. El patrimonio talayótico no solo tiene valor cultural por su mera existencia; también ha servido y sirve para trazar los modelos de vida socio-económicos, las organizaciones en torno al territorio, los rituales y defensas de una civilización que ha dejado su huella en la isla para siempre. Se estima que hubo hasta 75 asentamientos repartidos a lo largo y ancho de la isla, especialmente en la mitad sur, donde las características eran más propicias: terreno más blando que en el norte y accesos a agua dulce, sin olvidar el resguardo del azote de la Tramontana. Hoy, la Menorca Talayótica es uno de los motivos por los que vale la pena visitar la isla, donde destacan navetas como des Tudons o Rafal Rubí; poblados como Talatí de Dalt, Torre d’en Galmés, Torretrencada o Trepucó; y necrópoplis como Cala Morell o Calescoves. Éstas y más te esperan en la más oriental de las Baleares. Sin duda uno de los 10 motivos para visitarla. Subirse a un barco y hacer parada en una recóndita cala. Abrir un libro y dejarse llevar por su plácida lectura. Poner banda sonora al momento tan sólo escuchando con atención el sonido de la propia naturaleza. Desconectar en una playa de Menorca no solo es posible, sino que es uno de las 10 razones por las que merece la pena visitar esta encantadora isla. Pero para ver una puesta de sol no es ésta la única localización a tener en cuenta. Menorca se caracteriza por la multiplicidad de escenarios desde donde contemplar cómo se pone el sol. Las localizaciones son tantas como reclamos tiene la isla. Ya sea desde un determinado cabo, una playa, una cueva o un faro, hay parajes menorquines de una belleza que conmueve. Visitarlos al atardecer les confiere ese halo de misterio que convierte el momento en inolvidable. Haced la prueba. Desde el faro de Artrutx o de Favàritx pasando por la playa de Son Bou o la Cova d’en Xoroi, e incluso, desde el castillo de Sant Nicolau o la cantera de Líthica, junto a Ciutadella… os costará decantaros por un solo rincón de cuantos ofrece a isla. A lo largo y ancho de la misma encontraréis el lugar justo y preciso desde el que deleitaros con las vistas. Ahí radica también parte de su encanto. Porque cada elección no supone una renuncia sino un estímulo para buscar en cada jornada el enclave ideal de Menorca donde disfrutar de un nuevo atardecer.