Comprar, tirar, comprar (Cosima Dannoritzer, 2011): Para ciertos

Transcripción

Comprar, tirar, comprar (Cosima Dannoritzer, 2011): Para ciertos
Comprar, tirar, comprar (Cosima Dannoritzer, 2011):
Para ciertos productos, la reparación es mucho más costosa (si es posible) que la compra
del mismo producto. No es casualidad, se trata de la Obsolescencia programada, el
motor secreto de la sociedad de consumo. Una economía cuyo fin es la expansión, no la
satisfacción de necesidades humanas. Poseer algo un poco más nuevo, un poco antes de
lo necesario. Un estilo de vida despilfarrador: comprar, tirar, comprar.
El 25 de siembre del 1924, en Ginebra, se creó el primer cártel mundial (Phoebus), con
los principales productores de bombillas de Europa, EE.UU., y colonias de Asia y
África, con el objetivo de intercambiar patentes, controlar la producción y sobretodo,
controlar al consumidor. Que la gente compra mucho sus productos.
En 1851, Edison sacó a la venta su primera bombilla; duraba 1.500 horas. En 1924, se
anunciaban 2.500 horas. Phoebus redujo la cifra a 1.000 horas y creó una intrincada
burocracia para imponer sus normas, multando a quienes no cumplían sus objetivos.
Presionados por el cártel, los productores crearon bombillas más frágiles. En los años
40’ el cártel consiguió su motivo. Oficialmente Phoebus nunca existió, recurrían
periódicamente a cambiar su nombre.
El gobierno americano, en el 1941, acusó a General Electrics y otros productores de
competencia desleal, de fijar precios y reducir la vida útil de las bombillas. Tras 11 años
de litigio, los jueces prohibieron a General Electric y a sus socios limitar la vida útil de
las bombillas, pero en la práctica, las bombillas continuaron durando 1000 horas.
En las décadas siguientes se patentaron miles de bombillas, de hasta 100.000 horas de
vida, pero ninguna llegó a comercializarse.