Impacto de la tecnología en la práctica de la medicina

Transcripción

Impacto de la tecnología en la práctica de la medicina
Tecnología y salud
Impacto de la tecnología
en la práctica de la
medicina
31
25
INTRODUCCIÓN
En las últimas décadas se advierte
un incremento exponencial de la tecnología. Vivimos en un mundo tecnológico. Hoy día, nuestra vida es impensable sin computadoras, videocámaras, aeroplanos, etc. Nos desarrollamos en una sociedad panoptizada,
llena vigilancias, controles y castigos
“informáticos”, convirtiendo el mundo en que vivimos en un Big Brother
universal que nos mira. La tecnología
invade todas las prácticas sociales y la
medicina no escapa a estas consideraciones; los estudios complementarios
de diagnóstico así como los recursos
terapéuticos se tornan cada vez más
sofisticados y numerosos.
Escribe
Delia Outomuro
Médica. Licenciada en Filosofía. Doctora
en Medicina
Profesora Regular Adjunta. Facultad de
Medicina. UBA
[email protected]
[email protected]
Licenciada en Ciencias de la
Comunicación Social. Doctora en Salud
Pública. UBA
Docente Autorizada de Bioética. Facultad
de Medicina. UBA.
[email protected]
Instituto de Bioética
Facultad de Medicina
Universidad de Buenos Aires
Paraguay 2155 1er piso
CP 1121 CABA Argentina
54 11 5950 9500 int/fax 2102/2104
Palabras clave
Medicina – Tecnología – Bioética
Keywords
Medicine - Technology - Bioethics
32
Así las cosas, entendemos que se
impone una reflexión crítica sobre el
impacto que la tecnología médica produce en la práctica de la medicina. En
este trabajo nos proponemos abordar
los siguientes interrogantes: ¿qué es y
qué papel juega hoy la tecnología médica? ¿cómo la podemos interpretar y
cuáles son sus implicancias prácticas?
¿qué nos promete? y, finalmente, ¿qué
dilema ético común plantea la TM?.
¿QUÉ ES LA TECNOLOGÍA MÉDICA?
Antes de definir la tecnología médica nos vemos obligados a elucidar
conceptos como ciencia, técnica, tecnología. Sin embargo, definir estos
términos no es tarea sencilla y los propios epistemólogos difieren entre sí al
respecto. A grandes rasgos podríamos
decir que la ciencia en conocimiento
fundamentado, la tecnología la aplicación práctica de dicho conocimiento
y la técnica un “saber cómo” (un know
how). Por ejemplo, el corpus de conocimiento que constituye la ciencia física
tiene como una de sus aplicaciones
tecnológicas la aviación. Esto quiere
decir que “detrás” de la construcción
y del funcionamiento de un avión hay
conocimiento científico. En cambio, la
fabricación de un par de zapatos o la
preparación de un pastel son técnicas
pues, si bien hay un conocimiento que
respalda cómo se hacen los zapatos y
cómo los pasteles, ese conocimiento
no es ciencia sino otro tipo de saber
basado en conocimiento y experiencias cotidianas.1 Otros consideran que
la ciencia busca el conocimiento como
un bien en sí mismo mientras que la
tecnología busca un bien útil, un conocimiento cuyo valor reside en aquello
que permite hacer. (2)
Por otra parte, para Bunge (3) la tecnología se muestra como una simbiosis entre el saber teórico de la ciencia
(cuya finalidad es la búsqueda de la
verdad) con la técnica (cuya finalidad es la utilidad). La finalidad de la
tecnología sería entonces la búsqueda de una verdad útil. Para Bunge, la
tecnología no es sino ciencia aplicada,
y plasmación material de la forma de
conocimiento y actuación más racio-
La tecnología conlleva
conocimiento (de ciencia
aplicada) pero también
utiliza experticia (expertise),
es decir idoneidad, saber
cómo aplicar
ese conocimiento para
resolver un problema.
nal que existe. Sin embargo, para Klimovsky 4 no sería correcto identificar
ciencia aplicada con tecnología puesto que la primera es conocimiento en
tanto que la segunda implica acciones
o procedimientos para lograr ciertos
objetivos (construir objetos, resolver
problemas prácticos, modificar la realidad, etc.). La tecnología conlleva conocimiento (de ciencia aplicada) pero
también utiliza experticia (expertise),
es decir idoneidad, saber cómo aplicar ese conocimiento para resolver un
problema; alguien puede ser un erudito en ciencia aeronáutica (ciencia
aplicada) y sin embargo no estar lo suficientemente entrenado para hacer
volar un avión. Además, la tecnología
se vincula no solo con la ciencia sino
también con otras prácticas sociales,
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de modo tal que su estructura supera
la estructura gnoseológica de la ciencia aplicada.
En este marco, se entiende por tecnología médica (TM) el conjunto de
objetos manipulados mediante ciertos
procedimientos para ser aplicados contra las enfermedades. En esta definición se destacan las dos dimensiones
de la TM, la objetiva y la procedimental. En algunos casos predomina la dimensión objetiva como ocurre con los
aparatos de diagnóstico por imágenes,
o con el riñón artificial o incluso con
los fármacos. En otros, tiene preeminencia la dimensión procedimental
como sucede en un procedimiento
quirúrgico, en el almacenamiento de
datos en soporte electrónico o en la
confección de la historia clínica informatizada. (5)
La TM se diferencia de la técnica
médica (TM) entre otras cosas, por
consistir en procedimientos mediados
por los sentidos más que a través de
objetos. Son ejemplos típicos la inspección, la palpación, la percusión, la
auscultación y cualquier otra maniobra de la semiología tradicional.
¿QUÉ PAPEL JUEGA HOY LA TM?
Para comprender cabalmente el papel que hoy día juega la tecnología en
la práctica médica es preciso que hagamos un breve repaso de la historia
de la medicina. Ello nos permitirá ver
cómo las distintas innovaciones tecnológicas fueron modificando la relación médico paciente hasta llegar a la
situación actual.
Comencemos por la medicina hipocrática. La misma se encuentra sintetizada en el Código Hipocrático, escrito
entre los siglos V y III aC. Se basa en
la teoría de los cuatro humores: bilis
negra, bilis amarilla, flema y sangra. El
estado de salud implica el equilibrio
de estos cuatro humores mientras
que la enfermedad se produce por
un desequilibrio en los mismos. De
34
La tecnología médica se
diferencia de la técnica
médica, entre otras cosas,
por consistir en procedimientos
mediados por los sentidos más
que a través de objetos.
esta manera podríamos decir que, en
términos actuales, el proceso saludenfermedad es concebido de manera
fisiológica o fisiopatológica y no de
forma estructural.
El agente sanador por excelencia
es la Naturaleza mientras que el médico es sólo su asistente. En este papel subsidiario, el médico se dedica a
prescribir dietas, baños, ejercicios; al
mismo tiempo es conciente del efecto
terapéutico que ejerce su presencia a
través de la forma de vestir y especialmente de comunicarse con el paciente.
La TM es muy pobre y consiste en
linimentos, compresas, vendajes, instrumentos quirúrgicos simples, sangrías. No obstante, antes de acudirse
a ella, se hace una rigurosa evaluación
de su utilidad como ayuda a la Naturaleza; asimismo su utilización se enmarca en estrictas normas éticas. El
propósito es evitar la hybris, la desmesura. Un mal uso de la TM no sólo perjudica la paciente sino que también
desprestigia al médico.
Esta forma de entender y de practicar la medicina se extiende hasta el
Renacimiento, es decir, nada más ni
nada menos que por dos mil años.
Por su parte, la medicina renacentista criticará la medicina hipocrática y
tendrá como principal protagonista a
un médico, profesor de Papua, Andrea
Vesalio. Vesalio publica en 1543 De
Humanis Corporis Fabrica, obra en la
que corrige más de doscientos errores
de Galeno. Galeno, médico del siglo II
había disecado monos y concebía al
anatomía humana por analogía. Pero
lo importante es que se produce un
giro de ciento ochenta grados en la
concepción del la enfermedad. Ahora
en énfasis está puesto en la anatomía
y no en la fisiología.
Años más tarde, y siguiendo esta línea centrada en la anatomía, un médico italiano considerado el padre de la
anatomía patológica, Giovanni Battista Morgani, publica en 1761 The seats
and causes of diseases investigated by
anatomy. El síntoma es considerado,
a partir de ahora, la expresión de un
cambio estructural. Nace una leading
question que marcará la práctica de la
medicina hasta nuestros días: ¿Dónde
está la enfermedad? Esta pregunta
dará origen a la TM y a la superespecialización.
Llegado el siglo XIX, la humanidad
tiene acceso a numerosos descubrimientos científicos: el telégrafo, el
teléfono, la electricidad, etc. La medicina no es ajena a estas novedades
y en 1819 un pequeño instrumento
inventado por el médico francés René
Laennec cambiará la relación médico paciente de más de veinte siglos
de vigencia: el estetoscopio. A partir
de entonces, la anamnesis, la narración dela paciente, pasa a segundo
plano; también la inspección cede su
lugar a otras maniobras semiológicas.
En otras palabras, el signo suplanta
al síntoma. El primero es objetivo, seguro, depende del médico ahora auxiliado por la tecnología. El segundo
es subjetivo, inseguro, poco confiable
porque depende de la narración del
paciente y el paciente puede equivocarse, incluso mentir.
Y no sólo el signo remplaza al síntoma, también el signo tiene un correlato anatómico estructural que es
preciso dilucidar. El soplo tubario corresponde a una condensación; el soplo cardiaco a una valvulopatía. La
leading question sigue vigente y
se vuelve aún más potente.
Con esta pregunta como
guía, se celebran nuevos descubrimientos
tecnológicos:
en
1850 el oftalmoscopio, en 1867 el
termómetro,
en
1896 el esfigmomanómetro. Y
todos ellos tie-
En 1761 nace una leading
question que marcará la
práctica de la medicina
hasta nuestros días:
¿Dónde está la enfermedad?
Esta pregunta dará origen
a la TM y a la
superespecialización.
nen un denominador común: caben
en el maletín del médico. Esto no es un
dato menor pues, si bien se ha modificado la relación médico-paciente con
la balanza inclinada hacia la objetividad médica, ella sigue desenvolviéndose en un ámbito de intimidad, ya sea
en el consultorio o en el domicilio del
paciente.
Otra característica de la TM de este
siglo es que se centra en el diagnóstico. La terapéutica es muy pobre excepto en el campo de la cirugía. Aquí,
el descubrimiento del óxido nitroso en
1846 por William Morton, un odontólogo norteamericano, hace posible la
anestesia y revoluciona la cirugía. Del
mismo modo, el descubrimiento del
ácido carbólico en 1867 por el cirujano británico Joseph Lister, permite la
antisepsia y la drástica disminución de
las complicaciones infecciosas.
Pero es a partir del S XX cuando la
medicina sufre otra vuelta de tuerca
que termina de desvirtuar la tradición
hipocrática. El agente que provocará
el giro es el hospital. Hasta entonces
el hospital era considerado un lugar de
asilo, propio de indigentes, un espacio
en el que se ejercía la caridad para con
los más necesitados. Incluso era considerado un lugar peligroso para el
tratamiento de las enfermedades.
Ahora es el centro de toda la actividad médica, y lo es por el desarrollo de la TM. La cirugía que
antes se realizaba en la mesa
de la cocina familiar ya no
puede practicarse de ese
modo; se requiriere un
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lugar aséptico y espacioso para ubicar
toda la aparatología anestésica. De
igual modo, los numeroso aparatos de
diagnóstico ya no caben en el maletín
medico; aparatos de rayos X (descubierto en 1895), electrocardiógrafo
(1906), máquinas de análisis de laboratorio, etc. precisan suficiente espacio físico y no son transportables.
Aparece entonces otra pregunta:
¿Dónde queda el paciente? Y la respuesta es simple: en el hospital, junto
con todo el staff profesional y la TM.
Otra respuesta también es pertinente: el paciente queda postergado a un
último lugar. Ya no importa lo que él
narra, lo que siente, tampoco importa
lo que el médico percibe de él, lo que
creíble es lo que la TM informa: “The
best evidence available to medicine was
increasingly not what the patient said, no
what the physician sensed, but what the
pictorial or graphic image reported”(6).
Otras innovaciones tecnológicas de
ese siglo son: en 1929 el pulmotor, en
1944 la penicilina, en 1950 el respirador artificial y con él las unidades de
cuidados intensivos, en 1960 la aplicación clínica del riñón artificial, que
ya había sido inventado en Holanda en
1944 por Willen Kolff, y que dará origen al primer comité de ética en Seatle. Endoscopios, aparatos de tomografía computada, de resonancia magnética nuclear, de emisión de positrones,
entre otros, se suman a la larga lista.
La leading question sigue vigente,
más vigente que nunca, aunque la respuesta ya no es ahora una localización
anatómica. La respuesta es: en este
gen particular se ha completado la revolución copernicana en la práctica de
la medicina:
“Bajo la mirada biotecnológica, que
penetra el cuerpo de tres maneras
(rayos X y ultrasonido, instrumental
médico, bioquímica), los organismos
se reducen a escala infinitesimal y
pierden toda referencia al ser como
totalidad”(7)
38
¿CÓMO INTERPRETAMOS LA TM?
Es esta una pregunta que amerita
un análisis filosófico y sociológico.
Podemos interpretarla como objeto,
como “algo” que complementa o prolonga el cuerpo; también como “algo”
que constituye el mundo. Podemos
concebirla como conocimiento científico, como un saber que no surge como
la técnica como consecuencia del ensayo y error sino a partir de una metodología científica, de la investigación
científica en medicina. La TM es también actividad, una forma de praxis social. En este sentido, el impacto social
de una tecnología depende de los sistemas de valores morales así como de
los sistemas políticos presentes en un
contexto social; por lo tanto, los efectos sociales inevitablemente estarán
mediados por el tipo de sistemas de
valores. (8)
Sin embargo, la TM es principalmente voluntad. El “deseo” es más
importante que el
conocimiento.
No es el descubrimiento científico el
que ocurre primero y luego se decide para qué puede servir o donde se
puede aplicar ese nuevo saber. Es el
deseo de obtener algo lo que lleva a
investigar. La medicina moderna desea
la tecnología. La medicina moderna
surge a partir del básico compromiso social de proporcionar a todos los
ciudadanos prácticamente todas las
novedades tecnológicas. (9) Los éxitos
en la medicina contemporánea dependen fuertemente de la incorporación
de la tecnología en el diagnóstico, la
terapéutica y la rehabilitación. Estas
prácticas han sido más prominentes
en los hospitales que en la atención
primaria. Sin duda, gran parte de la
tecnología médica ha sido muy útil,
siendo los productos inmunobiológicos y las vacunas los mejores ejemplos
de su éxito. (10)
¿QUÉ IMPLICANCIAS PRÁCTICAS
TIENE LA TM?
Como mencionamos, el uso de la
TM estuvo ceñido a estrictas normas
éticas desde la Antigüedad hasta el
Renacimiento. A partir de entonces,
paulatinamente se va produciendo
un divorcio entre la ciencia y la ética.
Siguiendo a Francis Bacon en su te-
sis sobre la ciencia como “the relief of
man´s state”, esta separación llega a su
punto culminante con la Ilustración
y el Positivismo decimonónico. No
obstante, la historia se encargaría de
demostrar que tal alivio no fue total y
que, por el contrario, muchos avances
científico-tecnológicos trajeron aparejadas serias consecuencias para la
humanidad.
En lo que a la medicina respecta,
estos avances constituyen uno de las
principales causas del origen de la
bioética. (11) Además, cada uno de ellos
generó algún dilema bioética parti-
La medicina moderna desea
la tecnología. La medicina
moderna surge a partir del
básico compromiso social de
proporcionar a todos los
ciudadanos prácticamente
todas las novedades
tecnológicas.
cular. Por ejemplo, el respirador y la
posibilidad del trasplante de órganos
plantearon la difícil tarea de redefinir
la muerte. La incorporación de las primeras unidades de diálisis en los hospitales de Seattle condujeron a que
un comité decidiera las prioridades
en el uso de estos aparatos y a que la
periodista Shana Alexander publicara
en Life un artículo que tituló “They decide who lives, who dies” (Ellos deciden
quién vive, quién muere). (12) Y así, cada
nueva TM fue gestando su propia conflictividad moral.
Entre las consecuencias de la tecnología en general y de la TM en particular podemos mencionar: alienación y
despersonalización, cambios sociales
relacionados con una mayor burocratización y urbanización, nuevas modalidades de comunicación, pérdida
de la privacidad, etc. Una mención
especial merecen ítems como la polución atmosférica, el cambio climático y las modificaciones genéticas por
su impacto no sólo actual sino en las
generaciones futuras. Hans Jonas ha
alertado sobre ello y ha propuesto
tener en cuenta el “Principio de res-
ponsabilidad”. Se trata de una reformulación del imperativo categórico
kantiano que del “obra de tal modo
que el principio de tu acción se transforme en una ley universal” se transforma en “obra de tal modo que los
efectos de tu acción sean compatibles
con la permanencia de una vida humana auténtica”, o bien “no pongas en
peligro la continuidad indefinida de la
humanidad en la Tierra”. (13) Asimismo,
este principio debería incorporar a los
tradicionales cuatro principios bioéticos para poner freno a la excesiva intervención médica.
¿QUÉ NOS PROMETEN LA TECNOLOGÍA Y LA TM?
El atractivo de la tecnología se vincula con su promesa de hacer realidad
nuestros deseos más ancestrales. El
sueño de volar de Leonardo Da Vinci, el placer y felicidad de Goethe en
Fausto, la eterna juventud de El Retrato de Dorian Gray de Oscar Wilde, hasta la belleza física, el vigor y
los superpoderes de Superman o de
la Mujer Maravillosa, todo ello y más
constituye la gran promesa. (14)
La demonización de la enfermedad
y de la muerte encuentra su mejor
exorcista en la TM. Vinculado con
ello surge, en los años ochenta, un
movimiento conocido como Poshumanismo o Transhumanismo según el
cual no hay diferencia radical entre la
existencia física y la simulación computarizada, entre el cuerpo humano y
la tecnología robótica. Para esta posición, el ser humano se encuentra aún
en la línea evolutiva propuesta por la
antropología y su tendencia es hacia
un organismo cibernético. Se trata de
un pensamiento que hunde sus raíces en Descartes y su concepción del
cuerpo humano como máquina, en el
Iluminismo, el Positivismo y en el Superhombre de Nietzche.
Los instrumentos de los que se valen los transhumanistas son: la ingeniería genética, la nanotecnología, la
cibernética, el fortalecimiento (enhan39
cement) farmacológico, la situación
computarizada y la mind uploading. (15)
Si bien todo esto aún parece ciencia-ficción, para algunos pronto se
hará realidad: “The artificial improvement of human beings will come. One
way or another, whether we like it or
not, as soon as the progress of biological understanding makes it possible.
When people are offered technical
means to improve themselves and
their children, no matter what they
conceive improvement to mean, the
offered will be accepted…The technology of improvement may be hindered
or delayed by regulations, but it cannot be permanently suppressed…It
will be seen by millions of citizens as
liberation from past constraints and
injustices. Their freedom to choose
cannot be permanently denied”. (16)
¿QUÉ DILEMA ÉTICO
PLANTEA LA TM?
COMÚN
Más allá de la conflictividad bioética que cada TM presenta, todas coinciden en un dilema común. Este tiene
que ver con el acceso a esas nuevas
tecnologías para garantizar el derecho a la salud, entendido este como
derecho humano en sentido positivo.
El dilema común se plantea tanto por
exceso como por defecto de ese acceso.
En relación con el exceso de TM, se
han escrito ríos de tinta en torno a la
llamada “muerte digna”, al encarnizamiento o ensañamiento terapéutico,
a la legitimidad o no de la eutanasia
y del suicidio asistido. (17) Lo cierto es
que la medicina ha prolongado la expectativa de vida olvidándose de la
calidad de vida. (18)
Otro aspecto moralmente relevante se refiere a la práctica de introducir
nuevas tecnologías antes de que hayan sido suficientemente evaluadas.
Además de los inevitables riesgos para
la población y de la sobrecarga de los
sistemas de salud, hace más difícil la
decisión de retirar los medios que han
demostrado ser ineficaces o sin una
40
Más allá de la conflictividad
bioética que cada TM presenta,
todas coinciden en un dilema
común. Este tiene que ver
con el acceso a esas nuevas
tecnologías para garantizar el
derecho a la salud, entendido
este como derecho humano
en sentido positivo. El dilema
común se plantea tanto por
exceso como por defecto de ese
acceso.
relación costo-beneficio favorable.
Por lo tanto, es imperativo mejorar
la investigación en varias áreas relacionadas con la tecnología de la salud,
incluida la investigación sobre sistemas de información y procesamiento
de datos. La evaluación debe incluir
tanto las tecnologías de alto costo y
complejidad como las más simples
que, a menudo, utilizarán sólo los pacientes ambulatorios. (19)
Asimismo, se impone un redimensionamiento de la educación médica
pues tal esfuerzo de reevaluación de
las nuevas TM tendrá poco impacto si
no se trabaja también sobre los factores que influyen en las formas, muchas
veces acrítica, como los profesionales
de la salud responden ante esas novedades tecnológicas. Esta tendencia se
constata en la literatura en la que se
observa un número limitado de artículos que se ocupan de cuestiones éticas
y de la evaluación costo-beneficio de
las TM. El de infarto agudo de miocardio es un buen ejemplo al respecto. En
esta patología, el uso de ciertas tecnologías ha reducido la mortalidad,
pero en menor medida de lo esperado
comparando los resultados con quie-
nes no tuvieron acceso a, por ejemplo,
tratamiento trombolítico intravenoso
o a procedimientos invasivos como la
angioplastia coronaria. (20)
Con respecto al déficit en el acceso
a la TM, se ha hablado de inequidad en
la asistencia sanitaria. Pero la expresión “inequidad en la asistencia sanitaria” obliga a analizar, al menos, tres
cosas: la diferencia entre necesidades
y deseos, entre atención médica (AM)
y atención de la salud (AS) y los distintos conceptos de justicia.
Pocos dudarían en considerar la
provisión de insulina a un diabético juvenil como una verdadera necesidad
médica; de igual modo, el reclamo de
cirugía estética se asemeja más a un
deseo. Pero qué decir de otras situaciones, por ejemplo de los tratamientos de fertilidad asistida, ¿satisfacen
una necesidad o un deseo? En algunos
casos, la demarcación no es tan precisa ni sencilla.
Asimismo, no todo lo que es efectivo es útil desde el punto de vista médico. ¿Es correcto indicar, por ejemplo,
una diálisis peritoneal en un paciente
en estado vegetativo? Para responder
hemos de distinguir entre efectividad
y utilidad. Un tratamiento es efectivo
cuando produce un cambio esperado,
un efecto biológico. Por ejemplo, si
administro un antipirético este será
efectivo si realmente baja la temperatura del paciente. Ahora bien, un tratamiento puede ser efectivo y al mismo tiempo inútil. La inutilidad implica
que no se podrá conseguir un objetivo
médico. Los objetivos médicos son
aquellos relacionados con las metas
clásicamente aceptadas de la medicina (curar, aliviar, rehabilitar, acompañar). La diálisis podrá ser efectiva, es
decir, podrá mantener la homeostasis
hidroelectrolítica y bajar el nivel en
sangre de cuerpos nitrogenados pero
será inútil pues no hará que el paciente se recupere. (21).
La iinformación y educación sanitaria de la población, así como la re-
Así como no hay una
Verdad, tampoco hay una
Justicia y, por tanto, decidir
qué cosa es una injusticia o
inequidad en salud depende de
la teoría de la justicia
que se adopte.
flexión sobre estos puntos son necesarias para no malgastar los magros
recursos.
Con respecto a la AM, hay que recordar que la AS es un concepto más
amplio y que los determinantes de la
salud expuesto en el Modelo Denver
ya en 1.976 muestran claramente que
la AM colabora tan sólo en el 11% para
disminuir la mortalidad mientras que
el medio ambiente y estilo de vida lo
hacen en algo más del 605. Paradójicamente, el gasto en AM llega al 90%
contra el 3.1% que se invierte en los
otros dos factores. (22)
Finalmente, en lo que hace al concepto de justicia, queda claro que no
es único. Así como no hay una Verdad,
tampoco hay una Justicia y, por tanto,
decidir qué cosa es una injusticia o inequidad en salud depende de la teoría
de la justicia que se adopte.
A MODO DE CIERRE
Sin duda no hemos agotado el tema.
Nuestro propósito ha sido poner sobre el tapete para el debate algo que
es aceptado simplemente como dado,
casi como natural. La tecnología es en
general percibida de manera instrumental, como un medio para acceder
al conocimiento correcto del mundo.
Pero las cosas no son tan simples.
Heidegger no concebía la tecnología
como herramienta, como medio, sino
como aquello que construye la verdad
de las cosas, que re-crea al mundo. A
través del uso de la tecnología se define
la naturaleza y el ser humano; mas aún,
43
el hombre parece tener que adaptarse
a la tecnología y no al contrario, parece existir una sumisión a la tecnología,
un dominio de la misma. Heidegger advierte sobre el peligro de engañarnos
Resumen
La tecnología invade todas las
prácticas sociales y la medicina no
escapa a estas consideraciones;
los estudios complementarios de
diagnóstico así como los recursos
terapéuticos se tornan cada vez
más sofisticados y numerosos.
Entendemos que se impone una
reflexión crítica sobre el impacto
que la tecnología médica produce en la práctica de la medicina.
Se trata el tema a partir de las
siguientes preguntas: ¿Qué es la
“tecnología médica”? ¿Qué papel
juega hoy día en la práctica de la
medicina? ¿Cómo se la interpreta desde la filosofía de la ciencia?
¿Qué consecuencias prácticas tiene? ¿Qué nos promete? ¿Qué dilema ético común plantean? Para
dar respuesta a esos interrogantes se realiza una breve historia
de la medicina, haciendo hincapié
en las innovaciones tecnológicas
que afectaron el modelo de relación médico-paciente tradicional.
Se mencionan algunos aspectos
del transhumanismo. Se muestra
que el acceso a las nuevas tecnologías médicas puede acarrear
conflictos éticos tanto por defecto como por exceso.
44
pensando a la tecnología como un simple instrumento que el hombre puede
manipular y dominar a su antojo. No
negamos los logros de la tecnología en
la medicina, ello seria insensato. Pero
tampoco podemos pecar de ingenuidad ignorando los flancos débiles del
progreso científico-tecnológico. Uno
de ellos es la despersonalización de la
práctica médica.
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