diciembre de 2015
Transcripción
diciembre de 2015
EL ESCORIAL MADRID ESPAÑA Oriflama nº 27 Año XV -Julio-Diciembre 2015 Oriflama no es un título casual, la palabra lleva al oro y a la llama, como la Poesía, metal brillante y luz hermosa. También es modestamente compañía de vida. Nos acompaña y sabe de nuestras congojas. Merece nuestro esfuerzo. Como decía Don Quijote: “nos podrán quitar la aventura, pero no el esfuerzo”. Leopoldo de Luis, para Oriflama nº 7 Cualquier estandarte que se despliegue al viento. R.A.E Así nuestro estandarte de fuego que se incorpora a ese viento para llegar a los cinco continentes, a todos los amigos o no, poetas, escritores, lectores desconocidos, deseamos llegar a sus hogares, introducir nuestra Poesía, nuestra palabra, por sus chimeneas o ventanas y caldear el ambiente de las tardes de invierno o refrescarlas en verano, allá donde se encuentren. Sedienta de palabras hoy me asomo al cielo que se posa en mi ventana. Oh, luz, dorada luz, es de noche. No duermo. Préstame tus sílabas. I. Díez El Escorial – Madrid – España Corr:el: [email protected] pág. web: www.oriflama.es Blog: isabeldiez.blogspot.com Dep. Legal: M17935 ISSN: 1699-6062 “Premio Vasconcelos 2015” En este número: POESÍA Jerónimo Castillo. Argentina Francisco Fenoy. España José Regalado Núñez. Rep. Dominicana Francesca Lo Bue. Italia Elsa Septién Alfonso. España-Cuba Sol de Diego. España Beatriz Villacañas. España Mariano Rivera Cross. España Emilio Rodríguez. España. Milagros Salvador. España Soledad Cavero. España José María Muñoz Quirós. España Mª Carmen Prada Alonso. España Isaura Díez Figuereido. España Rafael Bueno Novoa. España Israel Leyva Luján. Ecuador-Cuba Natividad Cepeda. España Andrés. R. Blanco. España Juan Calderón Matador. España María Jesús Lozano Cáceres. España Luis Ricardo Furlan. Argentina José Luis Mejía. Perú Reynaldo Armesto Oliva. Cuba Andrés Tello Arránz. España Celia Martínez Parra. España Gustavo Fajardo y Mora. España Isabel Díez Serrano. España NARRATIVA: Rosa Jaén. España Pablo Villa. España Gonzalo Salesky. ??? Javier Bueno Jiménez. España COLABORACIÓN ESPECIAL. Rosamarina García. Perú GALERÍA DE ARTE: Joan Coloma. España José Manuel Chamorro Chamorro. España José María Calvo. España HABLEMOS DE: Vida sobrenatural. “La misteriosa voluntad de Dios” Por: Fray Julián de Cos. España Lourdes Royano. “La reina Dido y el Héroe Enéas “ Por: Jerónimo Castillo. Argentina Luis Ángel Casas. Cuba Por: Lorenzo Suárez Crespo. Cuba Isabel Diez Serrano. España. “La llamaban loca” Por: Leonora Acuña de Marmolejo. Juan Calderón Matador. España. “ Cuando duerme Guardamar” Por: Angela Reyes. España Frente de Afirmación Hispanista – Fredo Arias de la Canal. México Por Raúl Tapanes. Revista Arique. Cuba Dolores Etchecopar. Argentina Por Rolando Revagliatti. Argentina NOTICIAS: Isabel Díez Serrano. España Celia Martínez Parra. España PERLAS MAESTRAS: Eckhart de Hochheim, Anatole France, Jorge Luis Borges, Jules Renard. San Agustín. Proverbio Malayo. Anónimo. Diego Luis Córdoba. POESÍA Jerónimo Castillo. Argentina Esquema Cuando la mueca se transforma en rito dejando el rictus del cansancio al lado, cuando ese lado suma en el costado la lobreguez que surge en mudo grito, cuando es buscado el límite infinito en las secuencias que no se han hallado, infiere un halo casi inusitado de oscura fase en que se encuentra ahíto. En este juego de mirar distinto hacia la esencia en modo subyacente, se hace palpable antiguo laberinto. Agobia al cielo en su fulgor creciente y torna luz con que la sombra pinto, dilucidando enigmas de la mente. Francisco Fenoy. España Fabio. Nada hay más hermoso que una hermosa cuando sutil despliega interesante su hechizo, adonde anima, incesante al gusto virgen, ciego a la mimosa. Representaba a Venus, en capciosa astucia de lascivia, excitante. Me ofrece dulce brega y, enervante su sexo, -brasa oscura- ardiente acosa. Mi nido a sus espasmos, feliz era. Lujuria desatada iba creciendo y se excede. Mi fuego se hizo hoguera en sádica dichosa. ¡Oh! rendida, grité… tu sangre mía… Ingiriendo con ardor todo el fluido de la vida. José Regalado Núñez. Rep. Dominicana Nácar No eres luz aún, y alumbras mis manos, Iluminas el sendero que se niega, soy quien retiene la mirada que de tus ojos no sale, tus brazos se deslizan entre los fierros de mi alma, como un carbón enardeces, te quemas te abismas en tus lágrimas inexistentes, se mitiga tu luz, y te apagas, no llegas, y te vas, desfalleces, y ni si quiera naces, apenas brillas… nácar... Francesca Lo Bue. Italia Flor de azul Voy entre galerías de sonidos, fluyo entre las presencias resonantes, voy por las transparencias como un ciego, un reflejo me borra, nazco en otro Octavio Paz Un dios amargo con sed azul, recorre los caminos que bifurcan sin paz. recorridos áridos y cisternas disecadas. Flor de arena, espejismo quieto en los oleajes de la canícula, en el sol borracho de la tarde que declina. Flor de ceniza, en el aire de los caminos que se interrumpen. He visto tu sueño renacer entre las letras agotadas, ¡tu sueño!, reflejo que azulea en los estanques. Elsa Septién Alfonso. Cuba-España Zapateo cubano Se escucha a lo lejos música campesina también los cortejos del gallo y la gallina. Hay fiesta en el caney en la finca de Casimiro se vistió como un rey toma café en su güiro. El cu cumblico cu cum por todas partes retumba, el zapateo y tum tum y la música que tumba. Zumba que zumba y zumba sobre sombrero de yarey taconeo que cual rum no tiene reglas ni ley. Zapateo muy querido con el ritmo bien sonado desde lejos te bendigo porque contigo he soñado. Sol de Diego. España Atravieso la tierra del olvido. Premio: “Duendes de amor 2015” Suspendida en la memoria del beso, perdida en la frontera de sus caricias, puesto a resguardo el frágil corazón en el laberinto de los recuerdos, vivo el prodigio de amar en silencio. Veo así la pasión como una ruta, olvidando los restos del naufragio, poniendo a flote placer y sentimientos. Y, cerrando los ojos, mi cuerpo se extiende en tu paisaje, se dilata el pulso hacia tus manos y el alma se recoge en soledad. Rescato la emoción de los recuerdos, y atravieso con ellos la tierra del olvido. Mariano Rivera Cross. España Defensio Recordationis A la Poesía de Ana Rosseti. DE CÓMO SOLO QUEDA UNA PUNZADA AGRIA EN LA MEMORIA. Y qué me importan tus devaneos o las caricias veletas de tus amantes, si quisiste rasgar los cielos con tu llanto o si te repones con los versos de Horacio o con un viaje al otro lado del otoño. O si tus noches las llevas cogidas por los pelos para no caer al vacío, si a la postre, solo ha de quedar una punzada como agria en la memoria. Emilio Rodríguez. España Tratado mínimo Todas las consonantes quisieron algún día ser vocales y marcharse de la frase al diccionario. Todo lo que quisimos se desliza por el hueco del sueño, persiste en el deseo de dejarnos. Beatriz Villacañas: España Haikus. (de Testigos del asombro) Aquí la rosa: un misterio visible en cada hoja. Néctar adentro liba el lenguaje el lirio del pensamiento Senda hacia el cielo nos enseña el poeta que va de vuelo. Luz que se acerca bañando la palabra; llega el poema. Hizo una trampa para atrapar palabras, se le escaparon. Milagros Salvador. España de: “Pájaro solitario de la tarde” La muerte siempre se aproxima con sus ojos bodoque, sin aljaraz alguno pero con todo el luto que le prestan las sombras, como una negación inevitable que deja a la intemperie nuestra historia. Subimos los peldaños de la vida escalera invisible que a los infiernos sube porque el cielo se oculta bajo la huella que dejamos. Emilio Rodríguez. Soledad Cavero. España de: “Saharazad” Te digo de verdad que son los pájaros el canto más antiguo que puebla este planeta. Vinieron en anillos musicales en vuelo pastoral hacia esta jungla, rompiendo cada tramo de distancia a fuerza de trinar entre los hombres. Y nosotros al ver tanta proeza intentamos volar en ese canto con vagas sensaciones de infinito. Y fletamos felices unas alas, alas de amor a media noche, a medio sol, a media lluvia. Como ellos, deseamos ser en vuelo ráfagas en los cercos de esta tierra, tangentes en el ombligo de unos dioses que nos dejan terriblemente solos después de haber volado un corto trecho. Pero los pájaros, amor, más rápidos, emblema son de libertad perenne, con su canto triunfal en resonancia, unidos en baladas inmortales hacia el lejano ocaso de la vida. José María Muñoz Quirós. España Luz breve. (Papeles del Martes) Quiere el humo volar y ascender, perdido entre las nubes, disperso, libre como los pensamientos cuando fluyen disueltos en la memoria, y después descansar entre los brazos suaves de la tarde, humo desnudo, y mantener en la forma que aborda su estela la música del viento que viene a derramarse en brisa, en niebla, en alas, en un desierto lúgubre de arena, en una plaza de cristal, en cada brazo de las aguas de este río, en el silencio de la noche cuando deja apaciaguada la memoria y muere en la boca callada de los pájaros libres, en el desdén del frío, en la premura de la nieve blanca hoy. Quiere el humo volar como mi alma. Mª Carmen Prada Alonso. España Instante místico. Respiro cipreses y tañeres de campanas, mientras la piedra calienta mi carne. Me dejo mirar sin pudor por los ojos amarillos que lo ven todo, escondidos bajo las coronillas que los beatifican. Siento en mis dedos jugar alientos de siglos que ya no son, que sucumbieron atrapados en muertes y ferias. Me aroma el incienso del silencio que se desmaya sobre mi piel, y me unto avariciosa en los óleos que manan del momento sublime. Detengo la diáspora del chorro mutilado de mis esperanzas, y acaricio las crines sedosas del instante que ansío perpetuo, burlándome de las sombras que, durante segundos, he alejado de mí, con la osadía de una victoria que sé, efímera. Isaura Díez Figuereido. España Buscando el comienzo “Donde duermen las horas” CASA I Sumergida en el cuenco olvidado de fríos y escarchas, escucho el fantasmal tañer de la campana, lilas petrificadas perfuman con su aliento el otero, el prado duerme entre mallas de silencios, rocas desoladas en la silenciosa noche gimen, y la lluvia se mece en las frágiles hojas amarillas. ¡tantos sueños dormidos bajo el cielo de mármol! Aguas irisadas acarician mi desconchada piel y el alma ebria de ayeres sueña entre cenizas, que no es demasiado tarde, para liberarse del lazo ahogante que confunde en la profundidad del invierno los mensajes, ¡hablo!, ¡hablo, como si me escucharas! Rafael Bueno Novoa. España. Me confieso. Hoy que ya no me intimida el pudor quisiera confesarme, ante ti, para que escuches esta voz quebrada por el vino que se avinagra cuando las despedidas se aproximan. Estoy solo, apurando el fracaso de la madrugada, ahora que saben a hiel los besos que la soledad nos roba, que el deseo cubierto de escarcha en la sangre tirita y en la esquina el desamparo hay mujeres que te ofrecen a precio de saldo, un chute de placer mezclado con (ternura. Confía en mi que ya no voy de farol, porque no arriesgo apostando al amor con cartas suicidas. Hazme caso, tú que has sido una amante a la que abracé lo mismo que hace el mar cuando, después de su cortejo se aferra a un cuerpo desnudo con celo adolescente. Si en la posada que hay detrás de la memoria quieres (alojarte en el corazón no me tatúes una cicatriz de sombras; continúa siendo una herida de luz abriéndose en mi carne Ven esta noche conmigo, brindemos con el aguardiente que la pasión destila y emborrachémonos de vida, antes de que la mañana entierre al cadáver de la luna y sobre la resaca del amanecer nos devore el olvido. Israel Leyva Luján. Ecuador-Cuba Jardín El jardinero es aquel que poda la planta verde, que de las rosas se acuerde y del hermoso clavel. Que haga de su vergel un sitio bien cultivado, que se sienta enamorado de toda su plantación, y que obtenga producción de este jardín encantado. Natividad Cepeda. España Atributo (Por todas las mujeres ignoradas) Mujer, los nombres, todos; se expanden frente al cielo. Se llenan de tus sueños borrando el desencanto. Ven, contempla tu belleza cuando la tarde marcha a dormir con el sol detrás de las montañas. Ven, mujer, dame a comer manzanas: no temas, ni tú, ni ellas sois culpables… Los nombre de las mujeres menospreciadas, ignoradas, vejadas, tiñen el horizonte de color cada día. Y no pidas permiso para plantar manzanos. No mendigues perdones, no grites, no llores… sigue plantado árboles y levanta la frente al cielo de la tarde porque sin tus raíces, mujer, la vida no tendría horizontes. Y cuando, algún iluso e ilustrado te diga que así está escrito, dile, que no todo lo escrito es verdad absoluta. A veces hay que dudar de leyes obsoletas para cambiar la Historia. Y cuando caigas, levántate y prosigue. Mujer, eres crepúsculo tiñendo de penumbra los ribazos; hoguera que recibe a la noche viajando hacia el poniente. Sin esa magia última de los atardeceres, ni las tardes ni tú, tendrían su infinita belleza. Andrés T. Blanco. España Amiga. Paredes de tristeza se elevan en tu frente, un hueco en la memoria que arrecia con la lluvia. Evita esa penumbra, que la tristeza azul no haga de tu rostro un nido de silencio para llantos perdidos, un oscuro refugio para el amor sin casa. Evita esa penumbra. Lloraría contigo. Tu lágrima salobre quisiera transformar en zafiro de sueños. Que en tus ojos se abriese un puente hacia la rosa. Lloraría contigo entre sombras azules, ese cielo minúsculo de tu melancolía. Juan Calderón Matador. España Definición. Porque me pones alas en aquellos momentos en los que dejo de sentirme pájaro, y eres frescor de lluvia cuando mi voz se agosta entre los pentagramas de tristes melodías o llegas como epístola para poner calor en el iglú de mi buzón vacío, porque te sientas a tejerme abrigos con madejas de besos, y me abrazas de frente cuando sabes que el mundo pretende asesinarme por la espalda, he decidido que tu nombre aparezca en mi propio diccionario como definición de la más bella de todas las palabras: Amistad. María Jesús Lozano Cáceres. España Soneto XI Temblé cual hoja al viento y tu caricia desbordó de placer mi gran lirismo; mi cuerpo fue un derroche de erotismo que se entrega a su dios como novicia. Recorriste mi piel, con avaricia haciéndome llegar al paroxismo; anegado mi cuerpo por el deísmo de tus manos, que obraron tal delicia. También temblabas tú con mis abrazos que rompió mis esquemas en pedazos al verte jadear, cual novio en celo. Eras mi luna que alumbró la noche; como punto final, en un derroche me desnudé ante ti, rasgado el velo. Luis Ricardo Furlan. Argentina El llanto. Según los lacrimólogos, el llanto se desborda en cascada: una más otra lágrima ensartada en el ojal del íntimo quebranto. Gota fluyente que ha pesado tanto con su angustia roedora, lacerada vagante de la arteria, la posada oscura, ciega y fiel del desencanto. Pila del caudaloso o el reseco penar donde el dolor su tul descorre, la aventura falaz de ser el eco de la constelación que se dispersa, el hontanar en la cautiva torre o el surtidor de la razón conversa. José Luis Mejía. Perú De: Correo de la Poesía. Dos soledades, ¿son amor acaso? Como dos aguas van formando un río, ¿puede un inmenso corazón vacío --junto al abismo-- ser menos fracaso? ¿Son dos tristezas flor de una alegría? Dos tentaciones, ¿son una virtud? Una pregunta junto a una inquietud, ¿son –enlazadas-- más sabiduría? ¿Soy menos isla por beber tus olas? ¿Eres menos naufragio en mis orillas? ¿Esconden infinitas maravillas dos almas juntas pero siempre solas? En la sangrante línea del ocaso somos absurdo y fe –triunfo y fracaso-. Reynaldo Armesto Oliva. Cuba Reflejo Soy reflejo en un cristal donde miro y me detengo, una luz donde sostengo gota a gota su caudal. Tengo a bien, pensar a mal qué me ata, qué me enreda, al llevar mientras se pueda de este tiempo lo debido; si el camino ya he torcido es lo poco que me queda. Andrés Tello. España La fuente Fuente de los Arrabales donde el tordo se bañaba y cerrándose las luces a mi amor allí esperaba. De flores llegó su aroma porque ella se acercaba y en su carita traía rubor cuando me miraba. Qué rojos eran sus labios y en sus ojos reflejaba la luz de la luna llena que a la noche se asomaba. De pronto, llegó la lluvia, el tordo no se bañaba, se apagaron los reflejos y la luna se ausentaba. Yo desperté de aquel sueño que mis noches embargaba, ¿fue realidad o ilusión lo que en mis sueños soñaba? El agua de aquella fuente su recuerdo se llevaba. Celia Martínez Parra. España En la sombría estancia abandono mi cuerpo. Mi mente flota ágil. Perdido el vértigo explora el infinito. Gustavo Fajardo y Mora. Lo que tú tienes Si solamente inspiración buscara --ese sueño de todo gran poeta-con acudir a contemplar tu cara en ese instante alcanzaría la meta. Porque posees gracia sin medida belleza sin igual y tolerancia, juventud, un tesoro de la vida y deseos de amar en abundancia. Procura cultivar lo que tú tienes y ofrécelo a quien sea afortunado, esos tan grandes y apreciados bienes serán para el que sea tu enamorado. Isabel Díez Serrano. España Porque ya te sueño: te llevo conmigo. Ven por la ventana de la vida, asómate al balcón de las incertidumbres, verás que sigo aquí, recordándote, hablándote en silencio como tú bien hacías. Y bien cierto será que no te ponga flores, crisantemos, caléndulas o rosas. Sabes, que a mí la piedra me causa calofríos, prefiero estar contigo en el sueño y el rezo, mas no vengas cargado de angustias ni de espadas, tus páginas se fueron cargadas con la cruz, esa cruz que llevamos desde que amanecemos, germinados de sol o de alba en plena noche. Y te he soñado, padre, ya me quedo tranquila, pues veo que te llevo como se lleva a Dios, tan dentro de mi alma, de mis entrañas dentro, que sé que has alcanzado el sendero de amor y desde allí contemplas el temblor de la arcilla, la arcilla que ya sabe tu mágica emoción. ¿Ves el mar que me canta?, ¿ves mi rostro observándote? No quiero que deambules por áridos desiertos, sangrando aún tu herida, tu fiebre, tu delirio. Cangilones del viento van ahogando tu grito, ése que se quedó en mi pecho horadado. Por eso quiero, padre, que cantes hoy conmigo por todos los océanos por donde navegamos. Tus ojos, hoy lumínicos, desandan el cansancio, que te llevó sin duda al fondo del abismo. Pero yo te rescato con mi amor, padre mío, y seguiré soñando para tenerte cerca. Mis pupilas dormidas en la noche, se encienden, y vuelan las oníricas playas donde tú ya relumbras. Y hablas, padre, hablas, te escucho adormecida. Escucho al fin tu voz que se fue cielo-adentro. NARRATIVA Rosa Jaén. España El rumor de la tormenta. El viento arreciaba y las nubes parecían precipitarse sobre los árboles del jardín, las hojas parecían montículos de ropajes desechados y las ramas silbaban al quedar desnudas, entonando canciones fantasmagóricas. Se asomó al exterior y una ligera brisa movió las páginas del libro abierto sobre la mesa, leía: “Caminas con los naipes del otoño a la vista. Con candidez aprehendida recibías el tacto del vestido y se inventaba el mudo lenguaje de los gestos...” La lluvia comenzó a dejar su huella de arroyuelos en los cristales, maquinalmente, separó los visillos, empañó de vaho el interior y dibujó un corazón sobre el cristal. El ruido de la tormenta se mezcló con el rumor de unos pasos que se acercaban. Tensó el busto y borró precipitadamente el corazón. El atardecer había sido tragado por la negrura y gruesos goterones impedían vislumbrar el exterior. Fue hacia el interruptor de la lámpara y una respiración entrecortada se interpuso, los latidos se aceleraron al percibir un murmullo de palabras inconexas en el oído. La frase quedó cortada: Has vuelto, otra vez... El rumor de un “no, no”, quedó apagado entre los labios vibrantes. Las facciones se iluminaron con fuertes destellos amarillos, la oscuridad se hacía visible a intervalos de las ráfagas que hacían aparecer como espectros los muebles, los libros, los cuerpos. Las bailarinas de Degás se iluminaban con violentos matices. Los brazos atraían, rechazaban sin convicción, hacían crujir los tejidos. Singulares luces de colores erizaban las minúsculas células de la piel, describían pequeños ríos, sensaciones largo tiempo aletargadas. Recordó: “Y el ácido placer se entrega, con caricias de preámbulos...” Se estaba bien así, en el mullido sillón que amortiguaba el fragor de los latidos, el zumbido de los susurros entretejiéndose, formando un extraño dialecto de frases inacabadas. Trató de no moverse, de fijar la mirada en las palabras escritas: “Fue mucho más tarde que supiste de la entrega de la lluvia en tu corteza...” Las brumas se disiparon con el chasquido de la llave en la cerradura. Un sobresalto se precipitó en la sala, una imprecación siguió al ruido de una silla al caer, inundó todos los demás sonidos. El sortilegio se había quebrado. Una voz aguda sonó en el vestíbulo. - ¡Vaya golpe que me he dado! ¿Qué haces con las luces apagadas? - Estaba leyendo. La luz de la pantalla iluminó el libro. - Deberías haber encendido el farol de la puerta. ¿Has pasado miedo?. - ¡Oh, no! No estuve sola. - Tú y tus libros Una sombra se deslizó hacia el jardín. El rumor de la tormenta se alejaba. Pablo Villa. España Los viajes a la fuente. Cada vez que un coche subía hasta aquí, hasta Tiempo, constituía una novedad. Lo era para todos, para la Agripina era además un motivo de esperanza. De modo que cuando oía el ruido de un motor, se echaba el cántaro a la cadera y se encaminaba a la fuente. Tenía el sentido del oído tan alerta, tan entrenado para percibir el más mínimo ruido, que no se le escapaba un coche sin que fuera a libar a la fuente, como una abeja liba en cada flor en que se posa. Una vez allí, daba en ser, no ya solo la abeja, sino la propia flor, así se comportaba: se abría y se mostraba, se ofrecía a la mirada del forastero recién llegado. En el pueblo se sentía tan invisible como el aire, tan ignorada como un guijarro. Y lo que ella quería era ser flor, no piedra. Quería ser luz, no penumbra. Era feliz si el forastero se fijaba en ella. Si le hablaba, aunque llevaran una profunda carga de malicia, las palabras le sabían a miel, porque las interpretaba a su manera y las embellecía. Luego se daba importancia, y hacía así como unos arrumacos de señorita bien educada, que nadie sabía dónde, cómo o de quién los había aprendido. Cuando el agua se desbordaba por la boca del cántaro, simulaba que debía irse, fingía prisas y quehaceres, pero se quedaba otro ratito con la esperanza de escuchar más palabras, el corazón desbordándosele igual que el agua del cántaro. Al fin se le cargaba de nuevo a la cadera y se alejaba, murmurando para sí palabras deshilvanadas que no entendía nadie, porque no era esa la intención con la que eran pronunciadas. Tras de sí dejaba la huella recientísima de una historia de amor. Quedaba en el aire algo como un temblor, el que queda en la flor un instante después de que la abeja que ha estado posada sobre ella, haya tomado impulso hacia otra flor. Al llegar a su casa lo primero que hacía era verter el agua que había transportado en el cántaro. En las macetas, si era el tiempo de las flores; y si no había flores que regar, lo derramaba en el corral asegurándose de que nadie la viese. Después posaba el cántaro vacío en la cantarera con delicadeza, con mimo, como si lo que quisiera fuese acariciarlo. Por último, se quedaba un buen rato mirándolo. Como cualquier mujer mira el vestido de fiesta colgado en el armario. Gonzalo Salesky. Finalista I Premio de Narrativa nacional breve Villa de Madrid. Cuando supo que se acercaba la hora, se decidió a escribir su epitafio. Para ser recordado en el lugar donde vivió siempre, para plasmar algún pensamiento agradable o simplemente para despedirse. Quería dejar algo. Lo necesitaba. Como una especie de consuelo ante su inminente partida. No sabía qué le esperaba allí, del otro lado. Por más leyendas o historias que supiera, lo aterraba el hecho de comenzar su último viaje sin saber el destino. Al fin tuvo la frase exacta entre sus labios y sólo en ese momento sintió que podía partir. Tranquilo, ligero de equipaje y sin cuentas pendientes. Cerró los ojos, y luego de esos nueve meses que le parecieron eternos, nació. Javier Bueno Jiménez. España La casa de las amapolas. Nunca olvidaré septiembre. Fue en ese mes, en el que finaliza el verano, cuando cambió mi vida por completo. "House of poppies" era un pequeño hotel rural, rodeado de un generoso campo de amapolas del que partía un sendero que llegaba hasta la costa. No era frecuentado por muchos turistas. Las personas que allí se alojaban eran, casi siempre, seres solitarios, bohemios, en busca de sí mismos o de la apacible naturaleza. Por todo el hotel se exhibían cuadros, fotografías, y objetos de decoración en los cuales estaban representadas las amapolas. Permítanme que me presente: me llamo Medea; y aunque ese nombre pueda parecer raro en una irlandesa, me encanta llamarme así. Fue un capricho de mis padres, que quedaron tan impresionados al ver la obra de Eurípides en un teatro de Dublín, poco tiempo después de conocerse, que decidieron que si tenían un hijo se llamaría Jasón, y si fuera una niña... pues ya saben mi nombre. Soy hija única desde hace treinta y dos años. Al comienzo del verano empecé a trabajar en el hotel de la señora Sheridan como camarera, recepcionista, y lo que hiciera falta. El establecimiento sólo tiene seis habitaciones para huéspedes; la mejor es la de John Wayne. Bueno digo de John Wayne porque encima de la cómoda hay una gran foto de la película "El hombre tranquilo", en la que John abraza a Maureen O'Hará. Cada vez que la miro me parece un sueño. Pero, sin más preámbulos, quiero contarles mi historia. El hotel había quedado vacío después del verano. Esperábamos sólo a un huésped, un escritor llamado Madison, que pasaría una semana para tratar de ordenar las notas de su próximo libro. Cuando llegó, al abrir la puerta vi a un hombre corpulento de unos dos metros. Llevaba un jersey blanco de cuello alto, una gorra marrón, y en su mano izquierda sostenía una voluminosa mochila. Se presentó y, tras entregarle la llave de su habitación no pude dejar de mirarle hasta que desapareció escaleras arriba. Quedé impresionada, aunque la verdad es que no sé muy bien por qué. Por muy alto y fuerte que fuera no era John Wayne, que era el hombre que más me gustaba. Los días, sin embargo, fueron pasando sin que yo pudiese dejar de pensar en él, aunque la verdad es que no me hacía ningún caso, y las conversaciones que compartíamos eran las estrictamente relacionadas con el servicio de la habitación y el horario de sus comidas. No sé cómo ese mínimo contacto pudo hacer que me enamorara de forma tan profunda e irracional. Por el contrario, tenía la impresión de que Madison no reparaba en mi existencia. Deseaba hacer algo que cambiara la situación, pero mi profunda timidez me lo impedía. Una noche, los cielos crujieron y se formó una violenta tormenta, las contraventanas golpeaban con fuerza contra los cristales y la lluvia era torrencial. Tuve que salir a sujetarlas sin que me diera tiempo a ponerme algo de abrigo. Vistiendo únicamente un camisón me lancé al exterior, y al instante quedé empapada de cabeza a pies. Al correr, buscando la protección de la casa, resbalé y caí. Mi cuerpo estaba cubierto de barro, y un sabor salobre en mi boca me advirtió que me había partido el labio inferior. Entré en la casa a toda velocidad buscando el baño para asearme. Quise dar la luz pero no se encendió, la tormenta nos había dejado a oscuras. Entonces advertí la potente claridad proveniente de un antiguo quinqué, que sostenía Madison en su mano derecha. Su torso, musculoso como el de un guerrero, estaba desnudo y brillaba con el resplandor. Al verle me quedé sin palabras. Se acercó y, sin decir nada, lamió la sangre de mis labios. Después sacó un pañuelo y limpió mis pechos, que afloraban desde dentro del camisón, me tomó en sus brazos y en ese mismo instante perdí el sentido. No recuerdo nada más de aquella noche. Desperté en mi lecho con los primeros rayos del sol, limpia y sin rastro de barro. Mi labio inferior no sangraba pero exhibía una pequeña costra. Cuando le hablé a mis otras tres compañeras del hotel sobre la enorme tormenta de la noche anterior, éstas, extrañadas, dijeron no tener ni idea de lo que les estaba diciendo. Los siguientes días, previos a la partida de Madison, evitaba encontrarme con él, aunque lo deseaba con todas mis fuerzas. Al despedirse sentí mucha tristeza y un deseo inmenso de besar sus labios, pero tuve que conformarme con escuchar sus palabras de agradecimiento, exentas de ternura, pasión, o algún interés por mí. Le vi hacerse pequeño en la lejanía, tan diminuto como sentía mi corazón dentro del pecho. Al cabo de unos meses, mi abdomen comenzó a crecer y empecé a sentir algunos desarreglos. Estaba convencida de que la semilla de Madison crecía dentro de mí, conformando un nuevo ser. Era tan feliz que no me importaban las habladurías ni las sonrisas maledicientes de mis compañeras. Fui a ver al doctor para que confirmara y vigilara mi embarazo. Mi sorpresa fue demoledora cuando me dijo que no estaba embarazada, que era virgen, que mi himen estaba intacto. El diagnóstico fue de embarazo psicológico e hipoplasia uterina; vamos, que mi matriz era como la de una niña de diez años. Al escucharlo grité y lloré con desesperación. No es posible, no puede ser, me decía, yo siento al niño dentro de mí. ¡Es su hijo!, es mi hijo. Pero una noche yo le vi frente a mí, como si flotara, y dijo: No les hagas caso, mami, yo estoy contigo y nunca te abandonaré. Desde aquella noche he vuelto a ser feliz, lo único malo es que no soporto las paredes tan blancas que me rodean y estas ataduras que ciñen mis manos. COLABORACION ESPECIAL Rosamarina García Munive. Perú Currículo Breve de Rosamarina García Munive. Abogada, egresada de la Universidad Nacional Mayor de San Marcos-Lima –Perú. Profesora Honoris Causa por la Akademie ST. Lucas Antwerpen. Actual Senadora del Parlamento Mundial para Seguridad y PazLegación Diplomática Peruana. Premio Internacional Juegos Florales Siglo XXI MontevideoUruguay año 2005. Premio Internacional Sonetos a Juana Inés de la Cruz otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista A,C. Año 2008. Premio Internacional Sonetos a Mercedes Matamoros otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista A, C. Año 2008. Premio Internacional Medalla de Oro “José Vasconcelos” otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista A,C. Año 2010. Dirección: Calle Nueva Castilla 153- Urb. Higuereta-Surco. Lima 33 –Perú. E-mail : [email protected] ARS CONFIDENTIA La ilusión de vivir y soñar, ilumina el vibrar del Sol y la Luna en mis arterias, donde soy presa inevitable en el rictus de la vida. La vida, soplo de luz en mi garganta, tiene la sagrada connotación de mirarme, desde la imagen y el reflejo de mí misma. La actitud de mi ser, es volver a la memoria astral para entenderme y absolverme de la tiniebla que amordaza mis principios, mientras una línea constelada me reedita en otro círculo del viento. La vida es un círculo concéntrico, programado por los astros, donde se vislumbra un escenario compartido con otros seres humanamente dialécticos, apresados en la angustia más pura y disímil. Sólo, entenderemos el gesto de la vida como irrealidad, cuando retornemos a una nueva gestación de ser el primer grito en la tiniebla. Sé, que emerjo de las aguas intrincadas del misterio; allí, mi piel astral, hace milenios cargó el tatuaje de un nombre, donde alguien me aguardaba, y sé, que tuve el amor en plenitud al alcance de mi hoguera, como cuando se abre una flor en el ventrículo celeste de la noche, y se convierte en palabra de espuma y llamarada. La teoría del rostro que trasmuta, se hace evidente cuando sueño, y me contemplo en la estación onírica del espejo, y descubro que soy viento en la tilde amurallada del silencio. Soy como soy, exhalación de vaho ardiente, donde las estrellas comulgan en mi cuerpo de espasmos y semillas. ¿Cómo explicar, el letargo que produce la caricia y el beso del viento? ¿Cómo apresar con mis labios el conjuro del Verbo, cuando se revuelve fieramente en el licor ancestral de los sentidos? Llena de espuma y llamarada, extiendo en el rubor de mis arenas, esta sed inapelable de mis muslos y mis labios; me envuelve el yodo que desviste mi sombra; sé, que soy la soledad de un mar inagotable en el rescoldo de la noche ebria, donde busco mi rostro tumultuoso como plegaria de incógnita marea. Amo el amor, amo la vida, que pretende explicarme la otredad disonante del tiempo y la memoria, y el por qué de la serpiente de esmeraldas enroscándose al enigma de mi nombre. ¿Cuál es mi nombre? ¿Cómo me llamo? En mi rostro se refleja el infinito, aspirando la fragancia de las cosas que nacen y desnacen. !Veo, el rostro de Dios en el tuyo, Yo soy el Mundo! ETERNIDAD CASTÁLIDA Te espero Nair, golpeando la evasión imposible que blasfema y maldice mientras el viento bifurca el último despliegue del silencio. Nair ¿No ves la marea insumisa de las cosas profundas y un naufragio de sierpes en vocablos que huyen? Mil veleros arpegian esta sed invisible que devora y constriñe, quiébrase tu nombre en crepúsculos de espejos y diamantes vuelvo a ser mito lengua multiforme de los astros. Nair te espero, en el límite suicida de las horas sin el muro calcinante del segundo allí, la vendimia quemadura de hogueras retorcidas demudará esta carne humus sangrante de tu boca. REINVENTO LO VIVIDO EN LO SOÑADO Reinvento lo vivido para amarte, separo de la arcilla el pensamiento fulgor donde no existe el escarmiento erranza que la carne pudo darte. Esencia sensitiva es para el arte el arte del poeta, alumbramiento marea existencial, renacimiento en páginas de piel al alcanzarte. Reinvento lo vivido en lo soñado, para vestir mi cuerpo enmarañado crepúsculo, caverna, alondra pura. Hoy sé que la distancia es insaciable epíteto de fuego incomparable, ¡Cuánta raíz sangrando en la escritura! Y TODO LO QUE INVENTAN LOS SENTIDOS Púlsame Amor, cúmplase en mí el destino del viento acariciando mis praderas enjambre de serpientes siempre arteras colmándose en mi Averno clandestino. -Dejad rizar el alba en ese pino aljibe de cristal sus cabelleras tan negras y lascivas cordilleras, más allá de su savia lo divinoPúlsame Amor, desgaja tu plantío, tu greda ensortijando el sueño mío y todo lo que inventan los sentidos. -Debajo de la piel la bestia impura retórico gusano que perdura en pulsos de la Vida repartidos- BREVA TU CUERPO POR MI LUZ SERENA Breva tu cuerpo de agua por mi arena espejo piel en bruma desatada cresta de ola sutil y remontada gaviota por el pubis se enarena. Breva tu cuerpo por mi luz serena soplo de algas en luna ornamentada estrella en roca viva, diamantada caricia que se oculta tras la vena. Arde un sudor azul entre mis manos libélulas ardiendo en mis veranos, y son tus dedos de agua por mis senos, colmando la espesura que desgasta la página de piel, ardida , casta gaviota derramada en mares plenos. AMO TU CUERPO EN VÉRTIGO DE LLAMAS Amo tu cuerpo en vértigo de llamas cósmica elevación para la orgía, unicidad total de la energía crepúsculo sediento cuando me amas. Vorágine insaciable tú reclamas pues sólo al respirar en tu medida baste la sed en sombra detenida, dejad que el sol fermente sus escamas. Estaré con las manos elevadas sabiéndome tan vida en movimiento y callaré las voces nunca halladas, allí, donde las piedras sojuzgadas por las voces angélicas del viento transforman sus astillas en lamento. AMO LA SOLEDAD, LA MEDIANOCHE Amo la soledad, la media noche danzando en un fulgor evanescente en explosión salobre, diferente tu cuerpo de marfil era mi noche. Las sienes refulgentes en derroche dibujan una cruz fosforescente y el alba en un fulgor iridiscente me sella entre tus muslos con su broche. Anduve por la noche de la historia, lasciva en un efluvio de colores océano del mundo, viento, imperio. Y al impulso sedienta, sin temores la media noche ardía en su victoria frente al marfil del gozo, su misterio. DUÉRMETE AMOR, MIENTRAS EL MUNDO GIRA Duérmete amor, mientras el mundo gira hacia el reposo oculto de la muerte mañana es el ayer, y viene a verte como un eterno rio , hoy, respira. Duérmete amor, la noche se retira bajo la piel del alba ya se advierte lo puro, lo salvaje, de tal suerte enróscanse sus aguas y transpira. La arcilla cuaternaria de repente, con furia iridiscente es transparente serpiente de la noche en mi cintura. En lenguas de tus aguas, me desnudo, duérmete amor, a protegerte acudo en mis muslos de Mayo hay calentura. DESDE SU GRUTA ABIERTA SULAMITA Desde su gruta abierta Sulamita, Amaromada en un coral ardiente transfigurada y lívida su frente orgásmica resbala en dulce ermita. No de espuma sino de movimientos orilla del zarpazo cuando danza, es Salomón Arcángel de los vientos en un orbe de música la alcanza. Lasciva miel en poderío embriaga el filo de su gozo es una daga al gozo de la mano sometido. Ella, engolfa sus muslos en revuelta cual un montón de trigo que se suelta amaromando el Tiempo desvestido. De: Sonetario Mayor Hoguera de palomas se ha vertido con hambre sideral sobre mi mano, cuatro letras de fondo, tan humano cataclismos de luz ha permitido. El tiempo y la locura se han metido al fondo de este abismo sobrehumano, caótico, espectral, casi inhumano que el amor transfigura y da sentido. Este abismo de horror, nosotros mismos ocultos en oráculos y sismos rozamos el dintel de muchas puertas, forzando lejanías siempre yertas en círculos escritos con guarismos que cierran al arder, siete compuertas. GALERÍA DE ARTE Joan Coloma. España Rio Quirós (Asturias) José Manuel Chamorro Chamorro - España Don Quijote – Cap. I -Óleo sobre lienzo José María Calvo Andrés , España - Óleo sobre lienzo Árbol junto al río HABLEMOS DE: VIDA SOBRENATURAL.” La misteriosa voluntad de Dios.” Por: Fray Julián de Cos. O.P. España Siendo un joven universitario, Jaime asistió a una charla informal que un misionero dio en su parroquia a los catequistas, hablándoles de lo que le había movido a irse a las misiones y de lo feliz que era dirigiendo en una pequeña isla de la Polinesia un colegio en el que se educaba a niños de familias muy pobres. En aquella charla, Jaime sintió como el Espíritu de Jesús le llamaba a ser “pescador de hombres”. Desde entonces supo que debía ingresar en la Congregación de los misioneros que llevaban su parroquia. Aunque él hubiera querido hacerlo en ese momento, el sentido común le animó a acabar la carrera que estaba estudiando, que era Ciencias Económicas, pero, una vez que acabó los estudios, pidió el ingreso en la Congregación, soñando en ser un gran misionero. Pasados los años, cuando hubo hecho los votos y fue ordenado sacerdote, su corazón ardía en deseos de ser ordenado aun país lejano y pobre. Pero la cosa no fue así. El Provincial le dijo que sería más útil ocupando el cargo de ecónomo del colegio que la Congregación tenía en la capital, en un barrio de clase media-alta, pues la buena gestión económica de ese colegio permitiría enviar mucho dinero a las misiones. Estas fueron las palabras del Provincial: “ P. Jaime: haces más falta en la retaguardia”. Al principio estuvo contento, pues comenzó a ejercer de sacerdote y las actividades del colegio en ayuda de las misiones le satisfacían mucho. Pero poco a poco, empezó a sentir que no encajaba allí. Por una parte, la comunidad estaba compuesta por religiosos mayores cuya forma de ver la realidad distaba mucho de la que él tenía. Y, sobre todo, lo que más le pesaba era que su labor en el colegio poco tenía que ver con lo que a él le movió a entrar en la Congregación, pues se trataba de una labor burocrática que, además, podía ser ejercida por un seglar. Cada vez con más fuerza, oscuros y lúgubres pensamientos le rondaban por la cabeza: “Se dice continuamente, que hacen falta “obreros para la mies”... pero a mí me tienen comprobando facturas, hablando con distribuidores y asistiendo a reuniones en el Ayuntamiento?... ¿ Para esto he dejado yo todo?...¿Qué sentido tiene mi vida?...” Todo esto se lo expresó al Provincial, pero nada cambió. El Padre Jaime eran tan buen ecónomo que la Congregación no podía prescindir de él enviándole a misiones. Y así, el P. Jaime se veía cada vez más “enjaulado” en una vida que no quería, y aquellas oscuras preguntas que le perseguían comenzaron a tener terribles respuestas. “Quizás debería acomodarme, disfrutar de las ventajas de vivir en un barrio rico y buscarme amigos que compartan conmigo su buena vida... O quizás, mejor, debería dejar la Congregación, buscar una mujer y dedicarme a ser ecónomo de otro colegio: total iba a hacer la misma labor que hago ahora, pero, al menos mi vida cobraría mucho más sentido teniendo una familia a la que cuidar y amar”. Viendo que su vida estaba “al borde del precipicio”, aprovechó un fin de semana para visitar a su antiguo Maestro de Novicios y contarle su gran pesar. Se trataba de un anciano que había pasado la mitad de su vida en una pobrísima parroquia de un suburbio centroafricano. Por su sangre corría el espíritu misionero del fundador de la Congregación y su corazón estaba lleno de Sabiduría. Conocía muy bien al P. Jaime, y sabía que era un buen religioso. Pero también comprendía los motivos por los que el Provincial y sus consejeros le retenían en la capital. Ante una situación tan complicada, el anciano misionero llevó al P. Jaime a la capilla del noviciado y allí, delante del Sagrario, le preguntó qué es lo que hizo Jesús cuando, en el Huerto de los Olivos, sintió que su futuro no tenía sentido. “Le pidió al Padre que se hiciera su voluntad”, respondió el P. Jaime. El Maestro, siguió preguntando: “Y qué hizo nuestro fundador cuando sus padres le pidieron que renunciara a su sueño de ser misionero porque solo él podía hacerse cargo de la empresa familiar?”. Bajando la cabeza, dijo el P. Jaime: “Él también se puso en manos de la voluntad de Dios”, El Maestro le puso la mano sobre la espalda y le dijo dulcemente: “Entonces ya sabes qué es lo que tienes que hacer: regresa al colegio , y pídele a Dios que se haga su voluntad y no la tuya”. Con el corazón tranquilo y sosegado, el P. Jaime siguió el consejo de su Maestro. Todas las noches acudía a la capilla para suplicar a Dios: “Padre mío, si es posible, que pase de mí esta copa, pero no sea como yo quiero, sino como quieras Tú ”. (Mat. 26-39). Aquello le ayudó mucho a dar sentido a su trabajo en el colegio. Pasado un año, el Provincial le pidió que acudiera a su despacho para comunicarle que el Consejo y él habían decidido nombrarle Provincial. Querían que se desplazase a todas las misiones de la Provincia para que ayudase a los misioneros a gestionar mejor sus recursos. También querían que idease un plan Provincial para fundar una ONG para que los laicos pudiesen colaborar activamente en las misiones. El Provincial le dijo: “Gracias a tu magnífico trabajo en el colegio, estamos seguros de que sabrás misioneras.” . llevar a cabo estas importantes tareas El P. Jaime, echándose las manos a la cara, se llenó de una gran alegría, porque, por fin, iba a poder colaborar directamente en las misiones y, además, lo iba a hacer junto a los laicos amigos de la Congregación. Todos los que le conocen, notaron que el P. Jaime cambió mucho desde entonces, se le veía lleno del Espíritu de Dios. Su Maestro decía a menudo; “Nuestro Jaime ha resucitado”. Así dijo el Señor a sus discípulos: “He bajado del cielo, no para hacer mi voluntad, sino la voluntad del que me ha enviado” (Jn 6,36). Lourdes Royano Gutíerrez. España. La Reina Dido y el héroe Enéas. Por Jerónimo Castillo. Argentina La Dra. Lourdes Royano Gutiérrez nos envía desde Potes, Cantabria, el estudio “La Reina Dido y el héroe Enéas”, en una impecable edición del Frente de Afirmación Hispanista, A.C. México, 2015 y Casa de Cultura de Potes, Cantabria, España, con el sello bibliográfico del Museo Cartográfico “Juan de la Cosa”. El estudio de la Dra. Royano Gutiérrez se ve engalanado desde lo visual por un soberbio paratexto en el acostumbrado formato A4 que Casa de la Cultura de Potes acostumbra, y el delicado diseño de Sergio Martínez Martínez. Desde la ilustración de portada, con la reproducción del cuadro de Marcantonio Franceschini, 1677, titulado “Desesperación de la reina Dido de Cartago, ante la noticia del abandono de Enéas de Troya”, ya hay una invitación a la lectura. El estudio está dividido en dos partes. La primera es la recreación que la autora realiza sobre la legendaria historia de la fundadora de Cartago, Elisa de Tiro, hija del rey Mutto y hermana de Pigmalión, mujer de extraordinaria belleza, que la posteridad conoció como Dido, lo que reproduce Lourdes Royano de J. Repollés: “Las mejores leyendas mitológicas”. Editorial Óptima, Barcelona, 1999, pág. 225. “… mientras que Dido se casaba con su tío Sicharbas, sacerdote de Hércules y el hombre más importante de Fenicia, después del rey. Pasó el tiempo y cuando el ambicioso Pigmalión fue mayor, hizo asesinar a su tío y cuñado Sicharbas para apoderarse de sus tesoros. Entonces su hermana Elisa decidió huir. Hizo cargar las riquezas de su marido en varios barcos y escapó de Tiro seguida de cuantos descontentos quisieron acompañarla”. La autora de este estudio ha tenido especial cuidado en la búsqueda de referencias sobre los hechos de la llegada de la reina Dido al norte de África, lugar donde reinaba Jarbas, un rey respetuoso de la tradición que había construido cien templos y cien altares en los que ardía el fuego sagrado en honor de los dioses, quien accede a brindar refugio a la reina errante y otorgarle un lugar para asentarse con sus pertenencias y su corte. La leyenda, nos cuenta Lourdes Royano, es que Jarbas le condiciona la dimensión del asentamiento a Dido a una superficie de terreno que pudiera abarcar con el cuero de un toro, a lo que el ingenio de la receptora manda cortar el cuero en finísimas lonjas y tener así una demarcatoria más amplia. No cabe aquí seguir el relato de los acontecimientos históricomitológicos de la fundación de Cartago por la reina Dido, lo cual ha llegado a nuestros días por diversas fuentes que son minuciosamente citadas por la autora del estudio, en forma especial por el poema de Virgilio, La Enéida, que en sus cuatro libros cuenta el desarrollo de los hechos comenzando con la fundación de Cartago, la llegada de Enéas de Troya con su gente, el encuentro del héroe con la reina que pide le cuente las desventuras de la pérdida de Troya y peripecias vividas en el mar, el enamoramiento de la reina, correspondido por el héroe, su posterior casamiento, el abandono de Enéas que la deja para ir a cumplir la misión impuesta por los dioses que le mandaron a Italia a fundar Roma, la súplica de Dido que al ser desoída por el troyano le impele a una extensa rogatoria en una carta de amor que se considera modelo de la expresión amatoria, la decisión de quitarse la vida con la espada que el propio Enéas le había entregado, terminando el poema en el libro que cuenta el desconsuelo de Ana, la hermana de la reina ante la muerte de Dido. Incluye Lourdes Royano en este magnífico estudio, la mención de los lejanos acontecimientos por el rey Alfonso X “El Sabio”, en el siglo XIII, en un fragmento de la Estoria de Espanna. Es aquí donde la obra adquiere su punto relevante, y que constituye la segunda parte, ante transcripción del Fragmento de la Estoria de Espanna de Alfonso X el Sabio, donde vuelven a relatarse los acontecimientos cartagineses, pero narrados utilizando el vocabulario con que fue escrita la obra de Alfonso X, para llegar a la transcripción textual de la carta rogatoria que Dido le escribe al héroe ante su partida hacia Italia, antes de tomar la fatal decisión. Entendemos que más allá de la dificultad de la lectura de esta segunda parte del estudio de la Dra. Lourdes Royano Gutiérez, tanto por la terminología como la construcción gramatical, este fragmento tiene el valor documental por haber citado la fuente en su versión original, lo que hace que el estudio no sea ya una simple transcripción, sino que permita al lector indagar el contenido del documento como, con toda seguridad, hubo de hacerlo la autora, determinando que su decisión de compartir la vivencia de leer tan magno acontecimiento en forma que se consignó por Alfonso X El Sabio, ha sido un generoso acto de entrega que destacamos y aplaudimos. Todo ello, a no dudarlo, tiene un valor superlativo que hace del trabajo de Lourdes Royano un magnífico aporte al conocimiento de parte de la historia universal, enraizado con el nacimiento de la lengua española que el rey Alfonso X decide propiciar, atento a que el pueblo y los soldados de la península se manejaban con esta forma dialectal que poco tenía que ver con el latín de los ilustrados de la Espanna. La autora nos ha llevado de la mano por el bellísimo contenido de la carta de amor de la reina Dido, con un introito de solvente calidad literaria inserto en la primera parte del estudio que tiene la delicadeza de hacernos conocer. El lector no puede menos que conmoverse por la fuerza del contenido en la referida carta, y esta elección hace que debamos justipreciar en la obra de Lourdes Royano. Este acto de amor de una reina que escribe desesperada ante la partida del hombre que ama, hace volar la imaginación. Por ello nos permitimos transcribir el poema de la Dra. Beatriz Villacañas Palomo, titulado “Carta de Eneas”, que también hace poco hemos conocido. CARTA DE ENEAS Beatriz Villacañas Palomo He dejado las costas de tu reino, las costas de tu cuerpo salvador de los náufragos niños de mi pecho. Dido, ¿me llamas? Mil sirenas tus voces en este mar sin tregua. Y yo no quiero oírlas, cada ola de este universo en que navego es un paso hacia el deseo de los dioses. Hacia su voluntad dispuesta si es preciso a aplastar cada músculo incendiado de amor de los mortales. Miserables mis manos, miserable este tronco humano que alberga el corazón abisal de los deseos. Nada puedo hacer, Dido, en este mar de dioses y blancas agonías, en este mar aterrador y bello, culpable soy de no haber sido un dios, sino tan sólo un hombre que ahora te abandona. Y este mar, este dolor, esta deidad de agua, es un cuchillo líquido que llega al hueso más recóndito. Este mar es el nuestro, este mar, Dido, es cuna y es sepulcro de todas las historias que cuentan estas olas. Y contarán la nuestra en el incendio azul de cada amanecer sobre sus aguas. Luis Ángel Casas. Cuba. Por Lorenzo Suárez Crespo. Cuba Quizás como una forma inusual, pero con un profundo sentido, antes del tema musical, los poetas del Ranchón iniciaron su espacio de presentación el pasado sábado 11 de julio de 2015 al ritmo de las cuerdas enarbolando en la improvisación sus cánticos a la estrofa mágica, raíz y continuidad de lo más auténtico y representativo de la poesía cubana. Esta vez, precedidos por la presentación de plegables y hojas sueltas con obras de uno de los grandes poetas de Cuba: Luis Ángel Casas, el parnaso decimístico pinareño se une al reconocimiento que toda Hispanoamérica le debe de forma permanente a este intelectual cubano que nos ha dejado en su obra narrativa y lírica tesoros inolvidables, pero sobre todo su defensa, apego, creación y promoción de la viajera peninsular. No podíamos dejar de citar, entre otras apasionadas y rigurosas apreciaciones críticas, las palabras del poeta y director de Carta Lírica, Francisco Henríquez (Premio José Vasconcelos, 2005) en relación con este amigo de la estrofa nacional: El poeta Luis Angel Casas es uno de los más ilustres y prolíficos de los poetas clásicos de Cuba, de América y del mundo, y cultor-creador de los más difíciles metros del verso castellano, tuvo la humilde grandeza de abrazar y amar a esa dulce novia del campo cubano: “la décima criolla”. Y no solo la amó, sino que la cantó en su forma más típica, de ahí que el criollismo de sus décimas tenga una sonoridad, un tinte, un sabor, una sencillez, que las hace aún más criollas, sin que por ello pierdan elevación, perfección, maestría…” De manera que a 87 años de su natalicio (10 de julio de 1928) y a un año de su desaparición física, no hay una forma más gratificante que recordarlo con sus propios versos que jamás perderán vigencia, porque están hechos con la sustancia vital del patriotismo cuando, en sus décimas criollas, se nos define en estos vuelos líricos: LA DECIMA CRIOLLA-FragmentoEn la décima que Cuba/ devuelve a la madre España,/ van la esbeltez de la caña, /la redondez de la uva,/ la perfección que se incuba, la lengua que no se empaña,/ los diez soles de la entraña,/ y, para que el verso suba/ el vino que en una cuba/ junto al guarapo se baña. AL HIMNO NACIONAL DE CUBA Cuando en el aire tremola/tu bandera musical, /una emoción sin igual/ mis recuerdos enarbola;/ me yergo como la ola/ frente a nuestro litoral; /y en tu música triunfal,/ que mis sueños acrisola,/ se enciende una estrella sola/ y alienta un solo ideal. Carta Lírica ha sido una de las principales revistas que ha mantenido vigente la voz de este poeta y de quien, en otras apreciaciones del propio Francisco Henríquez, a propósito de las dos décimas anteriores de profunda cubanía, ha expresado: …el poeta que nos ocupa ha empleado de manera magistral dos rimas, y aún conserva toda la belleza y sonoridad que hace de su décima una verdadera joya literaria. Cuando transitamos con la vista por este bello jardín de las “décimas criollas” de Luis Ángel Casas, uno experimenta un íntimo regocijo espiritual y auditivo, porque al leerlas nos parece que son verdaderas cajitas de música poética, que extasían al alma de manera arrobadora. El don de la palabra en este poeta le hizo incursionar en los más variados metros y su importancia principal radica en que no desdoró, sino que alzó sus pendones desde los predios clásicos como cuando, en un alarde de erudición y sentido de pertenencia, fue La palabra poética su discurso de ingreso a la Academia Cubana de la Lengua y que escribiera en 70 octavas reales, en 1965. El Ranchón del Guamá se enorgullece de atesorar una parte sustancial de la obra de Luis Ángel Casas que, como patrimonio universal, nos une e identifica en toda Hispanoamérica. Otros espacios de participación colorearon de espiritualidad la noche sabatina entre tonadas, pies forzados, diálogos poéticos y otras vertientes del verso improvisado, así como la música tradicional campesina como elemento rítmico de regocijo para los lugareños. Aunque las aguas de mayo y junio no le han dado todo el impulso que podría beneficiar las arterias del Guamá, este emblemático río que bordea el Ranchón, vistió de seda octosilábica sus afluentes con los versos de nuestros poetas y, ¿por qué no?, de otro de los grandes de Cuba, Luis Ángel Casas, que ahora, más que antes, forma parte de nuestro templo donde, como fieles devotos, le rendimos culto permanente a la estrofa salmantina devenida malárica, espineliana y universal. Isabel Díez Serrano. España “La llamaban loca” Por Leonora Acuña de Marmolejo. EE.UU – Poeta, Escritora Periodista, Pintora. Levitown. N. York Ha llegado a mis manos el maravilloso poemario “La llamaban loca” de la autoría de la prolífica poeta escritora sevillana Isabel Díez Serrano. Avanzando (degustando diría yo) página por página del libro, se observa que los poemas que lo conforman, vienen a ser una forma de crónica histórica sobre la andadura del gran personaje de la corona española, llamada Juana la Loca (1479-1555), reina de Castilla en 1504, hija de Fernando y de Isabel, esposa del archiduque de Austria Felipe el Hermoso y madre de Carlos Quinto. La crisis emocional que padecía se agravó tras el dolor por la muerte de su esposo, y terminó perdiendo la razón. De ahí el apelativo de Juana la Loca. Los poemas de esta obra reflejan el acopio del admirable y concienzudo estudio biográfico (hecho por la autora) del personaje que los origina, y que Díez Serrano con gran pericia presenta más que todo en verso libre: “el mar no quiere diques, quiere playas”, como dijera la uruguaya Delmira Agustini en su poema “Rebelión”; y dicho sea de paso ya que el meollo de este libro envuelve la locura, la poeta también uruguaya, Eugenia Vaz Ferreira la mejor amiga de Agustini murió en estado de demencia. Solo dos sonetos hay en este libro: “Hoy quisiera rendirme a tus antojos” (con estrambote) pág. 27, y “Yo no sé cual ha sido mi pecado” (pág. 65). En los primeros poemas, la autora presenta a Juana, la protagonista, luego a su esposo Felipe, a Leonor, su primogénita; más adelante al primogénito Carlos I, y así a sus seis hijos y al resto de la familia hasta presentar a toda la dinastía. Se ha dicho que todos tenemos un poco de locos, igual que estar borracho, drogado, o segado por una pasión o fanatismo; y así suele decirse: “Cada loco con su tema” y, sobre este particular se han escrito muchos libros, entre éstos: El Loco, de Khalil Gibrán y la importante obra clásica: El Elogio de la locura” (1510), de Erasmo (Desiderio) de Roterdam que entre otras cosas concluye que la genialidad está al borde de la locura, y que mucha gente que parece loca no lo es sino que justamente es superior. Sobre este tópico precisamente la autora de esta reseña tiene un poema titulado: “No está loco el poeta”, en su libro Brindis por un Poema, Plaza & Janés 1995. Es de anotar que la constante subyacente, el leitmotiv en los poemas del libro en cuestión, son en este caso el amor, y la locura como una consecuencia. La vehemencia en el comportamiento de la singular protagonista Juana quien llega a la locura: “Y la locura le ganó el terreno” (pág. 74), pone un mojón en la historia de España. No es fácil escribir tan exitosamente en versos en forma de crónica (como lo ha hecho Isabel), la historia de toda la vida de este personaje. De aquí que se haga Sine Qua Non, decir que de esa chispa inspiradora de su estro cargado de gran lirismo e imaginación, y como un reflejo de la impronta de ese joie de vivre que palpita en sus venas, junto a la sensualidad y a la sensibilidad que la caracterizan, brotan sus versos magistrales. A tal punto de apasionamiento poético llega nuestra poeta, que a veces parece instalarse anímicamente en el cerebro de la protagonista y en su ámbito personal, para así interpretar su sentir, y tratar de entender su locura. Yo diría que aunque Isabel Díez Serrano, nuestra querida poeta hispalense en su honestidad y modestia no lo reconozca, bien podemos considerar este libro como el Chef-D`evre de su obra poética. En su poema: “Mi corazón” (pág. 26) del grupo Del amor ausente, brotan estos versos un tanto dolidos: Me falta mucha fuerza para esta soledad,/ sin madre, sin esposo,/ sin cayado que pueda sostenerme. El soneto: “Hoy quisiera rendirme a tu mirada” (pág. 27), ya rendida en su batalla por el amor, reconoce su derrota: (…) El as de corazones he perdido (…) Amor, amor, porque probé lo pido. Se repite en sus poemas los vocablos: alocadamente, locos, locos como en el poema “Aquí me quedo, amor, entre barrotes” (pág. 28): Ay de mis noches/ noches como espadas/ juguetonas caricias tan subidas/ de almas que se aman y desbocan/ y alocadamente deslizan por las sábanas/ sus cuerpos lacerados, sudorosos/ locos, locos de amor, casi animales. El poema; “Te quiero bajo el sol” (pág. 29), desgrana estos versos: Ay, mira soy, alta mar y montaña/ y ya nunca podrás deshabitarme/. Y más adelante prosigue: Y en la mañana, amor, te quiero aún/ aunque siga callada/ que ya nada del mundo ni del reino que herede/ alcanzarán la ruta que mi locura anida. El poema titulado: “Encinta de nuevo doña Juana” (pág. 46), habla del sexto hijo, tras de lo cual Felipe el Hermoso falleció; entonces vienen estos versos de lamento: Ay, Felipe el Hermoso/ Ay, locura de Juana/ Ay, de los enamorados/ no pudiendo escalar tanta desdicha. Tal como se ha considerado, la muerte del esposo fue un factor consecucial que desencadenó la locura de Juana. En la pág 52 el poema “Caballero de mi vida en horas fértiles” hace referencia a la extensión de sus raíces por otros puntos geográficos de Europa, cuando dice: Nuestra savia recorrerá los campos/ de España, de Alemania, en nuestros hijos/ hijos que dio la vida/ a dos enamorados, llamado tú el “Hermoso”. El título del poema de la pág. 60: Juntaremos el “polvo enamorado”, hace alusión al famoso soneto “Amor más allá de la muerte” del insigne escritor y poeta Francisco de Quevedo y Villegas, y se expresa así: Espérame tú ahora, amado mío/ yo, tu reina, hoy riego con mis lágrimas/ tu voz, o tus deshechos huesos. En los versos de la pág. 73, nos damos cuenta de cuando Juana fue internada en un reclusorio: Comoquiera que de grado suyo/ nunca hubiera salido de Arcos, Juana/ Don Fernando tomó la decisión/ de internarla en Tordesillas/ aduciendo que, dados sus desvaríos/ era muy peligrosa para el reino. En “El encuentro del ya rey, Carlos I (Pág. 92) podemos observar el protocolo palaciego de aquella época en estos versos: Entraron al salón donde estaba Juana/ con las tres obligadas reverencias/ ante su Majestad, siendo inferiores a ella. Casi al final, el poema “¡Ay, locura de amor!” pág. 101) está cargado de inquietudes y misteriosos interrogantes: Viviste siempre presa con la raíz quebrada/ nacida para reina y para amar, nacida/ tu vientre caracola que albergara tus ríos,/ ¿Fue el amor?, ¿el destino?, ¿tus genes mal pagados?/ Una vida tronchada y en plena adolescencia (…) Tus reinos, Juana, tuyos, cruelmente arrebatados/ como si tu durmieras/ como si te dejaran/ temblando las estrellas cuando cortabas rosas/ del jardín de tu cárcel, tu eterna fortaleza. Como un epílogo, con los versos del poema “Y tus hijos latiendo, lejos -Juana de Hierro- (pág. 102) nuestra poeta cierra su poemario diciendo: Ya no habrá más intrigas, más engaños, secretos/ ahora reinan tus hijos, aquellos que latían/ en tu vientre de trova para calmar tus hambres./ Tu locura, oh luna de los vientos, nueva/ fue una brecha en la Historia que recuerda tu grito//...) Húndete lentamente en el espacio y danos/ tu clavel para el mundo/ adolescente incierto,/ que España te recuerda como “la reina loca”/ que perdió la cabeza, la razón, la cordura/ ¡y, fue por amor!. Mucho más podría decirse de este bello libro, mas por las comprensibles razones de espacio, se hace perentorio ser breve.... Tras de recorrer las páginas de este maravilloso poemario, no podemos menos que sentir admiración hacia su autora y con reconocimiento y agradecimiento, decirle: Gracias querida Isabel por este nuevo aporte a nuestras letras que viene a poner una estrella más en el firmamento poético. ¡Qué Dios siga alumbrando tu excelso estro. Juan Calderón Matador. España. “Cuando Guardamar duerme” Por: Angela Reyes. España CUANDO GUARDAMAR DUERME EL ESCRITOR ESCRIBE SUEÑOS LA NARRATIVA EN JUAN CALDERÓN empezó con La noche que murió Paca la tuerta: una colección de graciosos cuentos, con original portada diseñada por el propio autor y que, a pesar de los aciertos que el libro contenía, muchos creímos que este género literario estaba solo de paso en el poeta y, que por tanto, no tardaría en marcharse. Pero luego llegaron otras narraciones como El señorito Antonio, Veinte historias amables más un garbanzo negro, publicaciones que por sí mismas vinieron a confirmar que el gusto por la narrativa no era pasajero en Juan Calderón, sino que desde un principio había llegado para quedarse definitivamente en él. La actividad artística y literaria de este autor, nacido en Alburquerque, Badajoz, es digna de tener en cuenta por lo diversa y abundante que es. Podríamos decir que Juan Calderón ha sabido diversificar la única vida que nos dan en varias otras a cuales de ellas más interesantes, más emprendedoras, más generosas y abiertas a los demás. No sabemos si lo primero que emergió de él fue la poesía, llegando a publicar diez poemarios, o fue la pintura, arte que cultivó y que le llevó a convertirse en galerista en Madrid. No sabemos tampoco si el amor que sentía por la música fue antes o después que la palabra y el pincel pero el caso es que también era compositor y cantante y director artístico. Además de esto ahora es codirector de la Plataforma Cultural Raíces de Papel y codirector de la tertulia literaria de Guardamar. Este año, y siguiendo con la narrativa, Juan Calderón nos ofrece Cuando duerme Guardamar. Se trata de una antología formada por treinta y seis cuentos y dividida en cuatro apartados totalmente diferentes unos de otros, aunque todos ellos llevan el denominador común de estar dedicados a ese grupo de gente preterida por la sociedad. Entre sus páginas aparecen historias donde la fabulación propia del cuento se sustituye por lo autenticidad, lo real, lo verídico al hablarnos de hechos actuales como es el rechazo y la marginación que sufren algunas personas por el simple hecho de ser judío u homosexual, sumándose a ellos la mujer relegada en la empresa y maltratada en su propia casa. Y sin embargo, a pesar de la temática que aborda, delicada y comprometida, cada una de las situaciones están tratadas armoniosamente; algunas van envueltas en la chispa propia de la narrativa de Juan Calderón, otras poseen su pizca de cinismo. Esto es, el lenguaje sube o baja de intensidad dependiendo del caso que aborde, pudiendo pasar de la comunicación sencilla a la mordacidad, a la rebeldía, llegando al cabreo y dejando en todos estos estados un poso de tristeza. En la primera parte titulada Playas de mar abierto, dedicado a Guardamar, hay una graciosa historia en la pág. 55 que guarda celosamente un final sorpresivo. El libro está dividido o, si se quiere, agrupado en historias que encierran cuatro clases de amores: el amor en pareja, el amor erótico, el amor entre homosexuales, y el amor perdido y por tanto perteneciente al recuerdo, a la nostalgia o, lo que es lo mismo, el amor del dolor. Los personajes de Cuando duerme Guardamar son gentes sencillas, trabajadoras, jóvenes cargados de humanidad, que viven en positivo y que están cualificados para cumplir su función en la vida y ser felices si la sociedad no se empeñara en intentar hacerlos diferentes a los demás. Por esta circunstancia, es un libro de cuentos que encaja en la llamada “narrativa social”, por compararla con aquella Poesía Social que en los años 50, 60 y 70 surgió en España o si se quiere, dicho de otra manera, narrativa reivindicativa. De todas formas, en un caso u otro, Juan Calderón ha escrito treinta y seis historias dedicadas a la marginación, a la xenofobia, a la intransigencia y demás injusticias que padecen tantas criaturas en el que hoy llamamos primer mundo. Todos los cuentos llevan muy marcados los tres tiempos propios de la narrativa: inicio, desenlace y final. Ello quiere decir que los personajes están muy bien presentados y sus vidas contadas con todo lujo de detalles. Algunos relatos nos recuerdan el género de “novela negra” simplemente por estar ubicados en garitos nocturnos, con la imponente cantante lánguidamente contoneándose, mientras suena la orquestina en el rincón oscuro del local. En estos cuentos y en algunos otros de corte erótico es donde la pluma de Calderón se vuelca y recrea su mejor clímax. Un acierto de esta antología es que las historias están contadas indistintamente en primera, segunda o tercera persona, lo que quiere decir que el autor, alma nerviosa, cuando se cansa de guiar a sus personajes desde fuera del papel como creador omnisciente o como simple espectador, en el siguiente relato salta dentro de él y se inmiscuye en la historia. Y es bueno que haya esta diversidad en narrativa, es bueno acercarse e implicarse en los mundos de ficción como también es conveniente alejarse de ellos y que sean los personajes quienes guíen sus destinos, cosa que a la postre siempre lo hacen, con o sin la autorización del autor. Cuando duerme Guardamar es una antología de cuentos que Juan Calderón ha escrito para contarnos, más que historias fabuladas, historias reales, hechos por todos conocidos. Y es que, volvemos a lo mismo, no hay mayor ficción que la propia vida. Frente de Afirmación Hispanista-Fredo Arias de la Canal -MéxicoCosecha y reconocimiento. Por: Raúl Tápanes López. Rev. Arique-Cuba Recientemente –en la primera quincena de mayo- tuvimos la oportunidad de llevar a cabo lo que D. Fredo Arias, Presidente del Frente de Afirmación Hispanista (FAH), llamara “una gira poética”. Durante algunos días fuimos al encuentro de poetas, músicos, literatos y profesores, unidos todos por la defensa de la cultura cubana y sus raíces hispánicas. Recorrimos cientos de kilómetros,fueron jornadas agotadoras, pero la cosecha fue reconfortante. En La Habana tuvimos el privilegio de grabar una verdadera disertación del Prof. Emilio Caraballo Vázquez acerca de la labor cultural del FAH en la isla, que abarcó desde problemáticas actuales hasta el hispanismo y la relación con él de figuras claves de la cultura cubana, desde el trabajo del desaparecido Centro de Estudios Hispánicos José Ma. Chacón y Calvo, hasta los primeros pasos del Frente en Cuba. Conocimos de la labor de habilitación de la extensa biblioteca del fallecido Dr. Salvador Bueno –Premio Vasconcelos en 1998- y nos admiramos ante un joven pianista como Franco Rivero Bueno, que realiza un interesante trabajo de rescate de la música de Ernesto Lecuona. Desde la Casa de la Décima en Pinar del Río, donde conversamos con Lorenzo Suárez Crespo –otro Premio Vasconcelos-, hasta Guáimaro –en el otro extremo de la isla- donde Odalys Leyva Rosabal también cultiva la décima cantada y escrita por mujeres, pudimos apreciar una fuerte labor de promoción cultural propiciada por el FAH. Poetas como Ileana Alvarez nos hablaron de cómo conocieron del FAH, de cuánto le agradecen, de cómo interactúan con él. Otros a cuyos lugares no pudimos llegar por problemas de tiempo y de logística, nos enviaron sus consideraciones por correo electrónico. En Holguín sentimos la presencia del FAH en todas partes, desde el bronce monumental del Mural Orígenes, hasta las Fiestas de la Hispanidad que se celebran cada año. Desde el apoyo del Frente a los jóvenes músicos hasta el profundo sentimiento de gratitud y reconocimiento que tienen allí por esa institución. Y sentimos la casa del guitarrista Eliezer Travieso como la nuestra propia y la del Frente. Nuestra gira terminó en Matanzas, casi al medio de la isla, en una infaltable cita con la poeta y Premio Vasconcelos Carilda Oliver Labra. En Tirry 81, hoy convertido en Centro Cultural, escuchamos sus anécdotas, vimos la emoción en sus ojos al hablar de Don Fredo y conversamos con su esposo Raidel Hernández y el periodista Hugo García de los retos culturales, y del deber que tenemos en Cuba de ampliar el reconocimiento que se debe a la labor del FAH. Un viaje a las raíces hispanas que nos confirmó la necesidad de escribir la historia de la labor cultural del Frente en Cuba, criterio compartido por algunos estudiosos como Vivian Vila Morera -que nos acompañara en el trabajo-, Emilio Caraballo Vázquez y Joaquín Osorio Carralero. Dolores Etchecopar. Argentina - Entrevista y poemasPor: Rolando Reviaglati. Argentina http://eurasiahoy.com/02102015-dolores-etchecopar-sus-respuestas-ypoemas/ NOTICIAS Isabel Díez Serrano: Participa en el V Encuentro Internacional de Poetas en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial, organizado por Mariano Rivera Cross. Distribuye la Revista Oriflama en su nº 26, cumpliendo los 15 años de su fundación: www.oriflama.es Presenta en el Area de Las Letras del Ateneo Escurialense al poeta y periodista Manuel Quiroga Clérigo. Directivo de la Asociación Colegial de Escritores en Madrid. El día 7 de Julio le comunican la concesión del Premio Medalla de Oro “José Vasconcelos” 2015 otorgado por el Frente de Afirmación Hispanista A.C de México, “por su excelente obra lírica así como la difusión de la lengua española a través de poetas de diferentes países de habla hispana en la Revista Oriflama desde hace quince años” Dicho premio que consiste en una Medalla de Oro y una elocuente aportación económica le será impuesta en la ciudad de Potes (Cantabria) el día de la Hispanidad (12 de Octubre de 2015) por el Director del Frente de Afirmación Hispanista: Fredo Arias de la Canal. (Ver aparte: suplemento a Orif. 27). Y http://www.valledeliebana.info/noticias15/octubre/vasconcelos.html Publica y presenta el poemario: “La llamaban loca” el día 5 de Agosto de 2015 en la Casa de Cultura de San Lorenzo de El Escorial. Presenta y colabora en la lectura el Doctor José Nicás Montoto. Manuel Quir0ga -Isabel Díez S. Sede del Ateneo Escurialense Presenta este mismo libro en la Asociación de Castilla la Mancha el día 27 de Octubre, siendo acompañada entonces por su Vicepresidente: Alfredo Villaverde Gil. Presentada y apoyada en la lectura por el Catedrático en Literatura y poeta: Mariano Rivera Cross. Dr. José Nicás Montoto Casa de Cultura S. Lorenzo de El Escorial. 5-8-2015 Alfredo Villaverde Gil y Alfredo -Isabel -Mariano Mariano Rivera Cros Isabel Díez Serrano – Mariano Rivera Cross El día 12 de Noviembre, presenta a la escritora y poeta: Mª Rosa Jáen en el Area de Cultura del Ateneo Escurialense. Su ponencia: “Mujeres hispano-árabes de ayer y de hoy” Maria Rosa Jaén – Isabel Díez Serrano Ateneo Escurialense 12 de Noviembre 2015 Celia Martínez Parra, asiste a los famosos cursos de verano de El Escorial, Universidad Complutense. Del 20 al 24 de Julio. Curso elegido: “Lo breve interminable”: El poema, el cuento, el aforismo, el artículo y la canción. Dr. Carlos Marzal. Intervinientes y Mesas Redondas: Miguel Angel Arcas, Editor, aforista, poeta... Andrés Trapiello, Editor, Luis Alberto de Cuenca: Premio Nacional de la Crítica. PERLAS MASTRAS Sólo la mano que borra puede escribir la verdad. Eckart de Occheim El porvenir es un lugar cómodo para colocar los sueños. Anatole France Somos nuestra memoria, somos ese quimérico museo de formas inconstantes, ese montón de espejos rotos. Jorge Luis Borges Cuanto más se lee, menos se imita. Jules Renard En la caridad, el pobre es rico; sin caridad, todo rico es pobre. San Agustín