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La educación en Utrera
durante la Segunda República
El presente Cuaderno Pedagógico es fruto del Proyecto de Investigación Educativa «Historia del Instituto Elemental de Segunda
Enseñanza Rodrigo Caro (1933-1937). Un proyecto de Educación laica, coeducativo y en tolerancia. La educación en Utrera
durante la Segunda República», aprobado y subvencionado por
la Consejería de Educación de la Junta de Andalucía. Está dirigido a alumnos del Ciclo Superior de Primaria, ESO y Bachillerato.
Su carácter interdisciplinario lo hace apropiado como material
didáctico de uso para profesores y alumnos de las materias de
Conocimiento del Medio, Ciencias Sociales, Geografía e Historia
de España, Ética y Educación para la Ciudadanía.
Dibujos del cuaderno de apuntes de la alumna del Instituto Rodrigo
Caro, Pepita Ovando.
Utrera, 2007
1. Contexto geográfico
Utrera se encuentra situada al sureste
de la provincia de Sevilla, forma parte
de la Campiña o Tierras Bajas del Valle
del Guadalquivir.
Su término municipal abarca unos
682 km2. Al norte limita con los de Alcalá de Guadaira y los Palacios, al este
con Arahal, los Molares y El Coronil, al
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sur con Las Cabezas de San Juan, Dos Hermanas
y La Puebla del Río.
Cuenta con una población cercana a los
50.000 habitantes, repartidos entre Utrera,
Guadalema de los Quintero,
El Palmar de Troya, Trajano y
Pinzón.
El clima de Utrera se caracteriza por la alternancia anual
de un periodo seco de más de
cuatro meses con altas temperaturas y otro (otoño-invierno)
húmedo de temperaturas suaves. El tipo climático corresponde al mediterráneo subtropical.
Laguna de Zarracatín.
Actividades…
1. Localiza en qué comarca natural se encuentra Utrera en relación con Andalucía.
2. Señala sobre el mapa los principales núcleos de población que se encuentran en el
término de Utrera.
3. Escribe sobre el mapa los términos con los que limita el municipio utrerano.
4. Investiga sobre el término municipal y su marco físico. ¿Qué diferentes espacios
geográficos engloba?
5. A partir de las imágenes describe las formas del relieve, tipos de suelos, usos agrarios y la estructura de la propiedad.
6. Investiga sobre los espacios protegidos de Utrera. ¿Qué categoría de protección tienen? ¿Dónde se localizan? ¿Qué características presentan? Identifícalas a través de
las imágenes.
7. ¿Qué tipo de vegetación natural observas a través de las imágenes?
2. Contexto histórico
Aunque los orígenes de la localidad no han podido ser definidos, la ubicación de nuestro
territorio la hace receptora de la influencia de numerosas culturas de la antigüedad.
Con los tartesios el territorio utrerano fue un señorío celta. Los turdetanos, herederos de
todas estas tradiciones, crearon una importante industria ceramista y escultórica, como lo desvela
la necrópolis de Olivar Alto.
Panorámica de Utrera.
El Castillo de Utrera.
El arco de la villa.
Del paso de los romanos nos quedan los testimonios de las antiguas Siarum y Salpensa, que
contaban con una importante proyección urbanística, jurisdicción y moneda propia.
En la época musulmana, Utrera sería un pequeño villorrio con algún tipo de fortificación que
sirviera de refugio contra los asaltos de las bandas de bereberes y beduinos; y más tarde, de las
incursiones de los guerreros cristianos.
Fernando III conquista Sevilla y sus alrededores en 1248, aunque Utrera desde finales del siglo
XIII y principios del XIV estuvo en poder de los musulmanes, siendo reconquistada durante el reinado de Alfonso XI. En este contexto se edifica el primer recinto amurallado, destacando el castillo
con su torre del homenaje.
En el siglo XV vive un periodo de bonanza económica, llegando a ser en época de Felipe II la
primera población del reino de Sevilla después de la capital. A finales del XVI nos encontramos
con una villa plenamente constituida y cohesionada con cerca de 15.000 habitantes, en la que se
consolida el modelo latifundista y el poder de la Iglesia.
Iglesia de Santiago.
Santuario de Consolación.
El siglo XVIII es un periodo de reformas. En el medio rural los políticos ilustrados pretenden
integrar dentro del libre cambio los bienes de la Iglesia y los denominados de «manos muertas».
Estas reformas se vieron frustradas en la práctica, al enfrentarse con un entorno en el que la rutina
y el conservadurismo eran los elementos predominantes.
Tras la ocupación francesa y la Guerra de Independencia, Utrera soporta todo tipo de calamidades, represalias y muertes. El desastre general favorece las ideas absolutistas de Fernando VII, que
suprime los ayuntamientos constitucionales, frente a la opción liberal, que finalmente se impone
y favorece la desamortización de los bienes eclesiásticos.
La burguesía, representada por los alcaldes Clemente y su hijo Enrique de la Cuadra, enriquecida con los bienes desamortizados, consigue para nuestro pueblo breves periodos de paz y prosperidad. En 1860 se inaugura la línea Sevilla-Jerez. Cuatro años más tarde se abre la línea UtreraMorón y en 1874 Alfonso XII concede a Utrera el título de «ciudad».
A comienzos del siglo XX, el panorama es desalentador: una agricultura tradicional, de escasa
productividad, pese a la teórica feracidad de nuestras tierras, un conato de implantación industrial
y unos servicios escasamente desarrollados definían nuestra estructura económica local. Paralelamente los desequilibrios sociales se habían acentuado de manera ostensible: la nueva oligarquía
seguía manteniendo férreamente el control político y económico de la ciudad, al tiempo que las
condiciones de vida del proletariado campesino se irían deteriorando. El intento democratizador
y reformista durante los primeros gobiernos de la Segunda República se vio frustrado con el golpe
militar y la dictadura de Franco.
La llegada de los ayuntamientos democráticos supuso para nuestra ciudad un cambio radical
dentro del proceso de transición a la democracia, permitiendo en las últimas décadas no sólo una
amplia reforma y modernización de la administración más próxima al ciudadano, sino un cambio
en la fisonomía de nuestro municipio.
Actividades…
1.
2.
3.
4.
5.
6.
7.
Escribe los principales problemas socioeconómicos del siglo XIX en Utrera.
Investiga qué supuso la desamortización en Utrera.
¿Qué dos grupos sociales eran dominantes en Utrera?
¿Cómo se manifiesta el poder de ambos grupos en el urbanismo? Cita ejemplos.
¿Qué aspectos crees que demuestran la modernización del siglo XX en Utrera?
¿Cuáles son los pilares económicos en la Utrera actual?
¿Crees que hoy siguen existiendo divergencias entre las clases sociales utreranas?
3. La Utrera republicana; marco político
De la Monarquía a la República
Con la caída de Primo en 1930, Alfonso XIII intentó restablecer el sistema constitucional, pero la
Monarquía estaba muy desprestigiada y los partidos republicanos firman un acuerdo denominado «Pacto de San Sebastián», por el que se comprometen a implantar una República en España. En
Utrera, durante la monarquía, se vivieron momentos de gran agitación social, debido al hambre y
al paro; el proletariado campesino protagonizó numerosas huelgas e insurrecciones.
Las elecciones municipales del 12 abril de 1931 dan el triunfo a la coalición republicana socialista
en las ciudades. Alfonso XIII abandona el país y el 14 de abril se proclama la II República, presidida
por Niceto Alcalá Zamora. En Utrera fue declarada por el maestro José María Infante, Alcalde provisional hasta el 23 de abril, fecha de la constitución oficial del Ayuntamiento, siendo elegido nuevo
alcalde el labrador Julio González Tirado. Durante su mandato, Utrera vive un periodo convulso por
las numerosas revueltas campesinas y reivindicaciones laborales. Situación que se agravó por la gran
depresión económica mundial. No obstante, el nuevo Ayuntamiento emprendió una serie de reformas, destacando el impulso a la educación dado por el maestro y concejal José Martínez Begines.
El bienio progresista (1931-1933)
En España, entre 1931-1933 gobierna una coalición de republicanos-socialistas (bienio progresista) dirigida por Azaña, que emprendió una serie de reformas: militar, agraria, social, militar, laboral,
educativa, etc. Aglutinando una oposición muy activa: partidos monárquicos y fascistizantes, junto a amplios sectores de la Iglesia y del Ejército… Esta situación, unida a los desórdenes públicos
y la lentitud de las reformas y los excesos represivos de Casas Viejas debilitaron al Gobierno progresista. Las elecciones de 1933 dieron el triunfo a los candidatos del centro derecha, integrados
principalmente en la CEDA y el Partido Radical de Lerroux.
José Martínez Begines
José María Infante Franco
El Bienio rectificador o negro (1933-1936)
Se inició así el llamado «bienio negro», dando a la República un giro conservador y autoritario. El nuevo gobierno
se dedicó a deshacer la obra legislativa del anterior y las
clases propietarias a bajar los salarios a niveles de hambre. La respuesta del campesinado fue la reproducción de
nuevos conflictos en nuestra localidad.
En Utrera, a finales de octubre de 1934, el gobernador
civil destituyó al Ayuntamiento republicano socialista elegido en 1931, y en su lugar nombró una comisión gestora
con mayoría de concejales del partido Radical de Lerroux
y de la CEDA, presidida por Miguel Salvago Beauchy.
Fachada del antiguo Ayuntamiento durante la República
(Fuente: La Plaza, Utrera, 15512001, Ed. Siarum, 2001).
Alegoría de la República
Del Frente Popular a la guerra civil
(1936)
A escala nacional el gobierno radicalcedista se rompió debido a los casos de
corrupción en los que estuvieron implicados destacados cargos del Partido
Radical, presentándose por separado
a las elecciones convocadas en febrero
de 1936. Los partidos de izquierda, reunidos en el Frente Popular, ganaron las
elecciones. El Frente Popular venció en
Utrera por más de 1.700 votos de diferencia. La nota dominante fue la agudización de los antagonismos sociales.
El 18 de julio de 1936, en respuesta
al golpe militar, las izquierdas de Utrera
declaran la huelga general y se arman.
Días más tarde, los nacionales penetran
en Utrera con un gran contingente de
legionarios, ocupándola y llegando la
secuela más temida, la represión. Fueron ejecutados numerosos utreranos entre ellos José María Infante, Julio González Tirado y Juan
Sánchez Pérez, último alcalde socialista.
Ya bien entrada la guerra civil se designó alcalde al comerciante falangista Antonio Sousa García, que desempeñó su cargo hasta la década de los cuarenta. En 1939 adquirió la antigua casa
Casa de la familia de los Cuadra, 1900. En este
edificio se instalaría el Instituto Rodrigo Caro
(Fuente: Utrera, 1900-1930, Ed. Siarum, 2003).
palacio del marquesado de San Marcial y Gibaxa, donde estaba instalado el Instituto Rodrigo Caro,
que convirtió en la sede del Ayuntamiento que continúa allí desde entonces.
El triunfo del general Franco trajo una larga y férrea dictadura que duró hasta su muerte en
1975.
Actividades
1. ¿Cuántas formas de gobierno ha habido en España en el primer tercio de siglo XX?
Define cada una de ellas y explica cómo se accede a ellas.
2. Investiga y compara la Iª y 2ª República. Cronología y forma de instauración.
3. Haz un esquema de las diferentes etapas de la 2ª República.
4. Define CEDA , Frente Popular, POUM, FAI, UHP, PSOE, CNT, UGT y PRR.
5. ¿Qué acabó con el «bienio progresista»? ¿Y con el gobierno resultante de las elecciones del 36?
6. Investiga sobre la figura del maestro José María Infante Franco.
7. Investiga sobre la figura del maestro José Martínez Begines.
4. La Utrera r,epublicana; marco socio-económico
¿Qué era Utrera a comienzos de los años treinta?
«Ciudad con 24.204 habitantes de hecho y 23.015 de derecho. Es una de las poblaciones más ricas de España; tiene una de las campiñas más fértiles de Andalucía. Por el cruce
de líneas férreas, tiene constante comunicación con Sevilla, Cádiz, Málaga y Granada. La
compañía de Ferrocarriles Andaluces tiene establecidos en ella los talleres de reparaciones
y depósitos de máquinas. Tiene abastecimiento de aguas potables, que surte al vecindario
y riego de la población; fuente pública con manantiales propiedad del municipio y dos
buenos abrevaderos para ganados dentro de la población. En su término existen dos hermosas salinas que compiten con las mejores. Tiene empresas de carruajes y automóviles a
la llegada de los trenes para conducir viajeros a El Coronil, Montellano y Los Palacios. Posee
un hermoso teatro acondicionado a las últimas prevenciones y plaza de toros. Servicio de
Telégrafo, Teléfono y Correos, con giro postal. CeLa Fontanilla S.L.
lebra su fiesta de ganado
los días 5, 6 y 7 de septiembre y la velada los días 8, 9
y 10 del mismo mes» (Guía
oficial de Sevilla y su provincia, editada por Vicente
Gómez Zarzuela, 1931).
Fábricas de aceite de orujo La Utrerana (izquierda) y de Luis Miñón (derecha).
Fábrica de jabones.
Utrera era indiscutiblemente una ciudad rica, pero esta riqueza se encontraba muy desigualmente repartida. Existía un fuerte contraste entre el pueblo llano, sin posesiones económicas y ocupados como jornaleros y «fabricantas», frente a los grandes propietarios agrícolas.
La estructura agraria se caracterizaba por el latifundismo: unas 96 fincas venían a ocupar el
66% de su término. Éstas estaban en manos de un reducido grupo de familias, en muchas ocasiones emparentadas entre sí. El peso y la influencia de agricultores olivareros, de los ganaderos de
reses bravas y ganadería caballar, de los labradores y propietarios era muy fuerte. La amplia masa
de jornaleros que trabajaban para ellos lo hacían en unas durísimas condiciones de trabajo con
salarios, con frecuencia, de hambre y un paro endémico.
Utrera como ejemplo de agrovilla de la campiña andaluza constituía también un centro de servicios y un nudo de comunicaciones de una amplia comarca. Comercios, talleres, hornos, almacenes, fábricas de jabones, molinos
y fábricas de refino de aceites y de
aderezo de aceitunas, de harinas,
Cortijo de Utrera, La Alcaparrosa.
de tejidos, de gaseosas. El grueso
de la población ocupada en la industria y los servicios lo hacía en
las fábricas de aceitunas, especialmente mujeres, y en el ferrocarril,
caso de los varones; sus condiciones de trabajo, aunque duras, eran
mejores que las de los jornaleros.
Existía una capa de pequeños propietarios y colonos, cuyas condiciones de vida eran igualmente
difíciles.
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Estación ferroviaria de Utrera.
Burguesía agraria. Fiesta en la casa de
la familia Gutiérrez de la Cuadra, 1919.
Jornaleros.
Actividades…
1. Extrae de la Guía oficial de Sevilla y su provincia, 1930, datos que demuestren la riqueza de Utrera.
2. Señala la causa fundamental de la desigual distribución de la riqueza en Utrera hacia
1930.
3. ¿Cuáles eran los dos grupos sociales fundamentales de Utrera hacia 1930? ¿Económicamente cómo contrastan?
4. Define el concepto de «agrovilla».
5. ¿Piensas que sigue siendo Utrera una ciudad rica? ¿Qué elementos de los que aparecen en la guía de 1930 permanecen como fuente de riqueza?
6. ¿Sigue siendo hoy Utrera un centro de servicios y un nudo de comunicaciones? ¿Qué
cambios se han producido, qué hechos lo demuestran?
7. Investiga qué es hoy de las fábricas de jabón, de aceite y de aderezo de aceitunas.
Localízalas sobre un plano de Utrera, señala los cambios urbanísticos acaecidos en
ellas y cuáles de sus elementos se mantienen.
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5. Panorama educativo en la República:
Las Escuelas
La sociedad española cuando se inicia la Segunda República era fundamentalmente agraria (47% de la población), y existía un elevado índice de analfabetismo (32,4% en varones,
39,4% en mujeres). En la provincia de Sevilla el analfabetismo era superior a la media nacional (36% en los varones, 42% en las mujeres), agravándose en las zonas más rurales. La población
infantil escolarizada era sólo del 31%, la tasa de maestros por cada 10.000 habitantes era de 8,26%.
La enseñanza era considerada para las clases pudientes y no para los más pobres, cuyos hijos eran
necesitados como mano de obra. Testimonios de antiguos niños utreranos lo ejemplifican:
«Nunca fui al colegio, desde muy pequeña trabajé, guardaba cerdos y cuidaba de mis
hermanos más pequeños, en la casilla donde vivíamos, por la Vereda de Pajarero, mi padre era manchonero» (utrerana nacida en 1914).
«Fui a la escuela durante cuatro cursos, aprendí a leer, a escribir, a hacer cuentas, cosas que la mayoría no sabían» (alumna nacida en 1913, colegio de la Cuna y Sto. Ángel).
«Asistí a la escuela durante cinco cursos, querría haber estudiado más, pero tuve que
empezar a trabajar de aprendiz en una carpintería para ayudar a mi familia. Me siento
orgulloso de haber aprendido, de haber tenido una oportunidad que muchos no tuvieron»
(alumno nacido en 1916, colegio Salesiano, gratuitos de S. Diego).
Maestros y maestras de Utrera durante la República. En primera
fila, en el centro, Julio González Tirado, alcalde de Utrera.
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El estado de abandono educativo
en el caso de Utrera se refleja en las
palabras de la Inspectora de Primera
Enseñanza (1928), referidas al «estado
imposible en que se encuentran las
Escuelas Nacionales». El testimonio de
un alumno nacido en 1926 sobre la Escuela de S. Francisco lo completa: «el
centro constaba de 10-12 aulas y un
patio grande lleno de desconchones y
de ratas».
La II República se caracterizó por la
confianza en la escuela como instrumento de modernización social, uno
de sus principales objetivos era reducir
el analfabetismo. La educación debía
[arriba] Alumnos del Colegio San Francisco con José
ser laica, unificada, social, coeducativa,
Martínez Begines; curso 1935-1936. [abajo] Alumnas
del Colegio de San Francisco (1935). La maestra es Doña
activa, obligatoria y gratuita entre los 6
Consuelo Arroyo García.
y los 12 años y se ocuparía de la educación de los adultos. La base y el soporte
de la reforma educativa fue la Institución Libre de Enseñanza y el programa
educativo del Partido Socialista.
Como consecuencia de la ley que
exigía la sustitución de los colegios
religiosos se estableció una Junta que
impulsó la creación de 40 colegios subvencionados y 20 nuevos institutos nacionales, todos centros de enseñanza
secundaria. La Iglesia, a través de la pastoral colectiva de 1 de enero de 1932,
mostró su total oposición a la Constitución y a la política educativa republicana.
Comenzaba
la
«guerra escolar».
En el caso de
Utrera el mayor número de escuelas eran privadas y religiosas:
Salesianos (masculina y católica, ubicada en la Vereda), escuela protestante (ubicada en la calle Pino, en las Cuatro Esquinas), Colegio del
Sto. Ángel (femenino, católico, ubicado en la calle Los Negros), Colegio
Hermanas de la Cruz (femenino, católico). Como colegios públicos,
La Cuna (niñas) y S. Francisco (de niños y niñas pero separados). El
panorama educativo se completa con una escuela de esperanto y
otra racionalista. La sustitución de la enseñanza de las órdenes religiosas no llegó a aplicarse en Utrera y al igual que en el resto de
Cubierta de El niño republicano, libro de lectura de enseñanza primaria editado por primera vez en 1932.
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Actual Colegio Rodrigo Caro.
En su antiguo solar se levantaba el Colegio de San Francisco.
Patio del Colegio de los
Salesianos.
España, los centros religiosos continuaron funcionando bajo otras denominaciones y bajo otro
estatus legal (en el caso del colegio Salesiano figuró La Escolar Mutua Utrerana).
El punto central de los esfuerzos republicanos fue la creación de escuelas de primaria; en Sevilla
se pasa de 76 a 192 escuelas. En Utrera destacó la labor en pro de la enseñanza del primer alcalde
republicano y maestro, José M. Infante y del concejal y maestro José Martínez Begines. Bajo su
impulso se crearon más de 15 escuelas, tres reformas higiénicas en locales antiguos, se renovó material, se creó una cantina o comedor escolar, el Instituto de Segunda Enseñanza, una biblioteca
escolar, la sociedad de Amigos de la Infancia y se mejoró la situación económica de los maestros.
Testimonios de alumnos que asisten a la escuela de S. Francisco durante la República:
«No rezábamos, estábamos en la República, los maestros eran muy buenos, no nos pegaban» (mujer nacida en 1923).
«Las clases nocturnas de S. Francisco contaron con el empeño de José María Infante.
Estábamos hijos de obreros, compartíamos trabajo y estudios, la mayoría no pudieron por
la guerra seguir estudiando» (varón nacido en 1916).
Actividades…
1. A partir de los distintos testimonios que aparecen en el texto, describe las diferencias entre la vida de aquellos niños y los de hoy.
2. ¿Qué dos elementos destacarías de tu escuela en una descripción?
3. ¿Por qué la escuela puede ser un instrumento de modernización social? ¿Debe ser
gratuita y obligatoria? ¿Por qué?
4. Define: laico, coeducación.
5. Investiga: rastrea sobre el plano de Utrera cuáles de aquellos colegios permanecen,
dónde estaban ubicados, teniendo en cuenta que aparecen las calles citadas con sus
nombres populares.
6. Completa el listado de los colegios utreranos con los actuales.
7. ¿Cómo definirías el panorama educativo utrerano actual?
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6. Panorama educativo en la República:
El Instituto Rodrigo Caro
Uno de los proyectos educativos republicanos más importantes en Utrera fue la creación del
Instituto Elemental de Segunda Enseñanza Rodrigo Caro, por el decreto de 28 de octubre
de 1933. En Sevilla capital se creaba un segundo Instituto Nacional, hoy Murillo, y el Instituto Escuela; en la provincia se crearon además institutos en Carmona, Écija, Morón, Cazalla.
Las clases se iniciaron a mediados de noviembre de 1933, su inauguración oficial fue en marzo
de 1934. Se ubicó en el edificio de la plaza Gibaxa 1, casa palacio ofrecida por los Sres. De la Cuadra, y que se alquila, en parte, por 9.000 pesetas anuales.
Testimonios de alumnos sobre la organización espacial del instituto: «era un edificio maravilloso, las aulas eran espaciosas, luminosas, destacaba por su calidez el aula de dibujo, dando al
jardín romántico donde asistíamos al recreo» (alumna nacida en 1922). «También destacable era la
biblioteca, en el hermoso salón Pompeyano» (alumna nacida en 1920). La biblioteca, dotada con
alrededor de 1.000 volúmenes, llegó a convertirse en Biblioteca Municipal.
[derecha] Patio del Instituto Rodrigo Caro. Comunidad
Escolar. [abajo] Don Miguel
Durán Aguilar, primer director
del Instituto.
Aspecto destacable fueron su carácter coeducativo y las ventajas económicas que daba, por ofrecer la posibilidad a la mujer utrerana y a todos
aquellos que poseían escasos recursos
económicos de acceder a la formación
secundaria, hecho hasta el momento
dificultado en la localidad, ya que el
único centro que impartía esta ense15
[arriba] Inauguración del Instituto Rodrigo Caro, 6 de marzo
de 1934. [izquierda] Don Salatiel Bernard, profesor de lengua
y segundo director del Instituto.
ñanza era masculino, religioso y de pago; sólo los alumnos muy destacados de la sección de los
gratuitos Salesiano tendrían alguna opción de estudiar la secundaria. El archivo del Instituto Provincial S. Isidoro recoge la siguiente información: «La presencia de alumnas cambia en cifras entre
1931 y 1936, años de la Segunda República, con 151 expedientes, de los que bastantes pertenecen a Utrera». Las facilidades económicas para el ingreso se reforzaban con becas o auxilios para
el estudio.
El alumnado, con una gran presencia femenina, pertenecía a una clase de la pequeña y media
burguesía de comerciantes y profesionales liberales, no sólo de Utrera sino también de Los Molares, Los Palacios, El Coronil. Testimonios que lo ejemplifican: «De los Molares venían las hijas del
médico, de El Coronil acudía diariamente un alumno, el hijo del farmacéutico, en bicicleta» ( testimonio de un alumno nacido en 1916).
La revista Bachillerías, realizada por profesores y alumnos, se convirtió en un foco de difuSalón Pompeyano de la Casa de la familia Cuadra,
sión cultural y de defensa de los intereses esque albergó la biblioteca del Instituto. Fuente: Utrera,
1900-1930.
tudiantiles, como ejemplo el siguiente extracto
de un artículo: «Sistemáticamente estábamos
excluidas del estudio, ¿es que las mujeres no
tienen inteligencia igual que los hombres?, ¿es
que nosotras tenemos la cabeza de adorno?».
En un intento de extender la enseñanza a
capas más amplias y económicamente con menores recursos el claustro de profesores puso
en marcha el proyecto de orientación profesional dirigido a jóvenes de ambos sexos de entre
12 y 20 años, para la formación técnico-profesional. Una alumna que asistió recuerda que
eran clases por la tarde, tras las del bachiller, y
que el corte y confección lo completaban con
clases teóricas de cultura general.
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El jardín Romántico de la Casa de los Cuadra. Inauguración del Instituto.
Entre los profesores cabe destacar Miguel Durán Aguilar,
como director, Salatiel Bernard, Gustavo Gallardo, Dolores Salazar, entre otros profesionales, en el recuerdo afectuoso y graFachada del Instituto Rodrigo
Caro, actual Ayuntamiento.
to de sus alumnos.
Tras el estallido de la Guerra Civil, en las zonas controladas
por los militares sublevados, la represión también se abatió
sobre los maestros y profesores republicanos o de izquierda: ejecuciones, cárcel, deportaciones,
exilios. Pronto se inicia un duro proceso de depuración del profesorado. La totalidad de los profesores del Instituto fueron sometidos a expedientes de depuración, debían demostrar ser personas
aceptables, ante el nuevo régimen, para mantener sus trabajos; muchos de nuestros protagonistas no lo consiguieron pese a que como evocan sus alumnos «eran unas personas maravillosas,
unos grandes profesionales».
El cierre del Instituto se inserta en el contexto de desmantelamiento de los centros creados
durante la República, por orden del 15 de septiembre de 1937.
Hasta mediados de la década de los sesenta no se instalaría de nuevo un instituto público en
Utrera, el actual Ruiz Gijón.
Actividades…
1. ¿Qué acoge hoy el edificio donde se ubicó el Rodrigo Caro? ¿Qué era antes? ¿De qué
siglo data, a qué estilo corresponde? ¿Qué reformas emprendieron en él los Cuadra,
bajo qué estilo arquitectónico?
2. ¿Por qué son importantes la coeducación y la gratuidad de la enseñanza?
3. ¿Por qué los alumnos del Rodrigo Caro pertenecían mayoritariamente a la burguesía?
4. Opina sobre el extracto del artículo de la revista Bachillerías.
5. Investiga sobre el significado de las depuraciones franquistas.
6. Enumera cuál es hoy el panorama de la secundaria en Utrera, distinguiendo la tipología de centros.
7. Consecuencias de los treinta años sin instituto público de secundaria en Utrera.
17
7. La Guerra Civil en Utrera.
Comienzo de la dictadura franquista
«Estamos decididos a aplicar la ley con firmeza inexorable: ¡Morón, Utrera, Puente Genil, Castro del Río, id preparando sepulturas!» «Yo os autorizo a matar como a un perro a
cualquiera que se atreva a ejercer coacción ante vosotros; que si lo hiciereis así, quedaréis
exentos de toda responsabilidad.»
Alocuciones del General Queipo de Llano, Jefe del Ejército del Sur, en Unión Radio
Sevilla, el 26 de julio de 1936.
Entre el 21 y el 22 de julio, la insurrección militar golpista en Sevilla, encabezada por el general Queipo de Llano, venció la resistencia de
los barrios obreros. En los pueblos y ciudades
que se iban conquistando, se aplicó la misma
limpieza política ejecutada en los barrios sevillanos. Para este trabajo se utilizó a los falangistas, la Guardia Civil, el Requeté, así como
otras fuerzas paramilitares adictas.
En Utrera dos columnas de tropas sublevadas entraron el 26 de julio. Antes de huir algunos extremistas de izquierda abatieron en la
cárcel a varios presos derechistas. En los meses
siguientes la represión de los sublevados se
cobró la vida de cientos de izquierdistas. La CoUna cuerda de presos tras la entrada de las tropas en
misión Gestora Municipal acordó el 17 de sepUtrera. Plaza de la Trianilla, 26 de julio de 1936.
tiembre de 1936 «conceder una gratificación al
personal del Cementerio por el exceso de trabajo debido a las actuales circunstancias». También
dicha Comisión decretó el cese de numerosos trabajadores municipales, en la mayoría de los casos
«por desafectos al Movimiento Salvador de España».
Desde julio de 1937 el Libro de Toma de Posesión y Cese del profesorado del Instituto Rodrigo
Caro recogió la separación del servicio de los
profesores sancionados. Tras los cierres de los
institutos provinciales, la Enseñanza Media
quedó prácticamente en manos de los centros religiosos, los grandes beneficiarios del
proceso. En el caso de Utrera, los Salesianos
solicitaron al Ministerio de Educación Nacional disponer del uso del material y la biblioteca del Rodrigo Caro.
Gestora municipal, una vez controlada Utrera por el
ejército. En el centro, vestido de uniforme, rodeado
por la plantilla municipal, el presidente, Leopoldo
Rodríguez Bárcena. Fuente: La Plaza, Utrera 15512001, Editorial Siarum, 2001.
18
8. La enseñanza secundaria en el franquismo
La dictadura franquista fue liquidando los aspectos progresistas de las reformas republicanas: la coeducación, la escuela laica, la democratización de las estructuras educativas, el bilingüismo escolar,
etc. Junto a una clara influencia católica, y en conexión con ella, existió una notable influencia de la
política y la pedagogía educativa de los regímenes fascistas europeos (especialmente del italiano).
Gran parte de los maestros y maestras debieron encuadrarse en el Servicio Español del Magisterio
(SEM, dependiente de Falange. Asimismo, después de la guerra se convocaron oposiciones masivas
en las que los «méritos patrióticos» fueron fundamentales (oficiales del ejército, ex combatientes
de la División Azul, ex cautivos…). Los principios que inspiraron el nuevo bachillerato franquista, así
como las características que presentaba (elitismo y clasismo), se corresponden milimétricamente
—según Morente (2005: 179-20)— con el implantado por Gentile en la Italia fascista de unos años
atrás. También las reformas de la enseñanza media en la Alemania nazi se orientaron a la selección
de las futuras élites del país, con una administración educativa de carácter autoritario y centralizado, que desarrolló una extensa depuración del profesorado (semejante en amplitud a la practicada
en la España franquista, y muy superior a la practicada por el fascismo italiano); así como una enseñanza de fuerte impregnación patriótica y nacionalista, en la que se exaltaba cotidianamente la
figura del Führer (del Duce en la escuela italiana o del Caudillo en la española).
La reforma educativa del bando franquista se inició con el bachillerato, pues según la ley de
1938 (BOE 23 de septiembre) «el criterio que en ella se aplique ha de ser norma y módulo de toda
la reforma, y porque una modificación profunda de este grado de Enseñanza es el instrumento
más eficaz para, rápidamente, influir en
la transformación de una Sociedad y en
la formación intelectual y moral de sus
futuras clases directoras…». Se proponía una formación clásica y humanista
que debía de estar acompañada «por
un contenido eminentemente católico
y patriótico». Por otro lado, las enseñanzas «de carácter más práctico y de utilitarismo más inmediato» estaban destinadas a otros sectores sociales. Según
el preámbulo de la ley, «formadas las jóvenes inteligencias con arreglo a estas
normas, se habrá realizado, para plazo
no muy lejano, una total transformación en las mentalidades de la Nueva
España y se habrá conseguido desterrar
de nuestros medios intelectuales síntoJuego de la oca con la vida del cristiano. Una
muestra de la propaganda del nacional catolicismo («La sociedad española de los años
40», Cuadernos del Mundo Actual, 1993).
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Recortable, «Paquito al servicio de España». Un ejemplo de la transmisión a la infancia de los valores del régimen franquista. Fuente: Historia de España. Editorial Akal.
mas bien patentes de decadencia: la falta de instrucción fundamental y de formación doctrinal y moral, el mimetismo extranjerizante, la rusofilia y el afeminamiento, la deshumanización de la literatura y
el arte, el fetichismo de la metáfora y el verbalismo sin contenido» (las cursivas son nuestras). Durante
dos décadas, los institutos públicos apenas aumentaron su número en la España franquista, mientras los establecimientos privados se multiplicaron.
Desde la dictadura franquista el laicismo fue considerado «una aberración religiosa, filosófica y
patriótica», utilizándose como acusación en la depuración del profesorado. Según José Pemartín
(1938), Jefe del Servicio Nacional de Enseñanza Superior y Media, «el derecho y el deber de la enseñanza reside primordialmente en la Iglesia Católica, en tanto que es responsable de la salvación
de las almas, y en los padres de familia por derecho natural cristiano, en cuanto a lo demás». El
catolicismo debía impregnar la vida escolar. Así, el 3 de septiembre de 1936, la Comisión Gestora
Municipal creada tras la toma de Utrera por el bando franquista, acordó por unanimidad la reposición de los crucifijos en las escuelas nacionales, un acto que, en consonancia con la ideología nacional-católica de la dictadura, debía verificarse con la mayor solemnidad posible. «La Escuela Nacional ha dejado de ser laica», proclamaba la Orden del 21 de septiembre de 1936: los inspectores
sólo autorizarían los textos cuyos contenidos respondieran a los sanos principios de la religión y
moral cristiana, siendo obligatorias y parte de la labor escolar las enseñanzas de religión e historia
sagrada. Se derogaba así el artículo 48 de la Constitución republicana de 1931 que, defendiendo
la laicidad de la enseñanza, sustituía la moral religiosa por los «ideales de solidaridad humana».
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«Se debe tratar de encauzar la gran corriente de estudiantes apartándolas de la pedantería feminista de bachilleras y universitarias, que deben ser la excepción, orientándolas hacia su propio
magnífico ser femenino, que se desarrolla en el hogar» (José Pemartín,1940: 142).
En pleno conflicto bélico, en sus inicios, la Orden del 4 de septiembre de 1936 indicaba que en
las poblaciones donde hubiere más de un instituto, se dividiera la población escolar, suprimiendo
la práctica de la coeducación y destinando un centro a los alumnos y otro a las alumnas. Donde
no hubiera más que un establecimiento —se advertía— se procuraría organizar las enseñanzas
de manera que los alumnos acudieran a las clases por la mañana y las alumnas por la tarde, o
viceversa, según conviniera. La escasez de locales y de profesorado hacía muy complicado el cumplimiento de esta orden. En este sentido, se señalaba también que «en los Institutos elementales
y locales, donde el corto número de alumnos permite hacer sesión continua, los profesores procurarán la precisa separación de sexos». Este fue el caso del Instituto Rodrigo Caro de Utrera, donde,
según testimonios orales, el alumnado masculino y femenino tuvo que ser separado en distintas
filas en el aula.
En estas disposiciones, «encaminadas a la moralización de las costumbres» (BOE, Burgo,s 25
septiembre 1936, Decreto nº 127), se indicaba también el ideal de que el profesorado de los futuros institutos femeninos fuese completamente femenino (excepto el de religión). Además, los
objetivos de la educación femenina y su currículo de estudios fueron orientados hacia los papeles
de madre y esposa, dificultando su acceso al trabajo fuera del hogar. La separación de los sexos en
las aulas españolas, y su diferente educación, se mantuvieron, al menos desde el punto de vista
legal, hasta 1970. La primera ley que fue más allá de la escuela mixta, incorporando orientaciones
coeducativas, no llegó hasta 1990.
Mientras, en la zona republicana, aunque ya se venía autorizando el régimen de enseñanza
mixta en numerosas escuelas, la Gaceta del 13 de septiembre de 1937 publicaba la orden de «organizar todas las escuelas primarias en régimen coeducativo», disponiendo las medidas e instrucciones para la aplicación y desarrollo de «esta trascendental reforma educativa». Así se debía
conseguir incorporar a la mujer «con plenitud de derechos» a las actividades del trabajo y de la
producción, liberándola de «la antigua servidumbre a que la tenía sometida una organización
social caduca». No obstante, también se caía en el error de responder a la temida «confusión» de
los sexos que denunciaban los sectores conservadores, argumentando que su convivencia acusaría y fortalecería, «en vez de anular o disminuir, como suele afirmarse», las características de cada
sexo.
La violencia fue consustancial a la dictadura franquista: «A diferencia de la zona republicana, en la franquista ninguna autoridad militar ni civil ni eclesiástica denunció públicamente la
violencia ni se esforzó en detenerla» (Borja de Riquer, 2007). En la escuela, los juegos y deportes
se ampliaron con ejercicios de instrucción pre-militar, que habían de influir ya en los jóvenes «en
la conservación y fomento de la disciplina social» (Orden 22 septiembre 1936). Mientras el franquismo prolongó el proceso de depuración de los docentes, ordenó el expurgo de las bibliotecas
escolares y descuidó la enseñanza primaria y profesional, la labor educativa del gobierno legítimo
de la República implantaba la coeducación en la enseñanza primaria, el bachillerato abreviado
para obreros, la Milicia de la Cultura y creaba más de mil bibliotecas.
Escuela democrática
Escuela fascista
Coeducación
Escuela segregada por sexos
Participación
Jerarquía
Educación para la paz
Formación militar
Escuela laica
Escuela confesional
Educación popular
Formación de las élites
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9. Proceso de depuración del profesorado
Diversos decretos, órdenes y circulares pusieron pronto en funcionamiento las Comisiones Depuradoras Provinciales para el Profesorado (proceso depurador que se desarrolló en ambos bandos). En el
bando franquista, alzado en armas frente a la que se había llegado a denominar «la República de los
maestros», la depuración fue intensa y prolongada. Así lo reflejaba la Circular a los Vocales de las Comisiones Depuradoras de Instrucción Pública (Burgos, 10 diciembre 1936), en la que su presidente, José
María Pemán, afirmaba: «El carácter de la depuración que hoy se persigue no es sólo punitivo, sino
también preventivo. Es necesario garantizar a los españoles…, que no se volverá a tolerar, ni menos a
proteger y subvencionar a los envenenadores del alma popular, primeros y mayores responsables de
todos los crímenes y destrucciones que sobrecogen al mundo y han sembrado de duelo la mayoría
de los hogares honrados de España» (la cursiva es nuestra). Las escasas garantías procesales de estas
depuraciones quedaron reflejadas en la Circular del 28 de enero de 1937, en la que el Vicepresidente
de la Comisión de Cultura y Enseñanza, Enrique Suñer, indicaba que las Comisiones y cada uno de
sus vocales podrían proponer sanción «siempre que en conciencia crean acreedor a ella al encartado,
aun en los casos en que por circunstancias especiales no haya en el expediente prueba bastante por
escrito». La tramitación de los expedientes era secreta, fomentándose la delación, pues en su demanda de informes amenazaba con «la gravísima responsabilidad de los que valiéndose de reprobables
reservas mentales o sentimentalismos extemporáneos» ocultaran determinados extremos.
Entre las causas de depuración, se estimaron la afiliación a partidos de izquierda democrática (o
bien la simple colaboración, tendencia o simpatía izquierdista), la irreligiosidad o la «indiferencia
religiosa», las conductas o expresión de ideas «inmorales» (es decir, contrarias a la moral católica:
el amor libre, las técnicas anticonceptivas o el divorcio), el apoyo directo o indirecto a los partidos
e ideología del Frente Popular, o la «pasividad» hacia el triunfo del Movimiento Nacional (Orden
del 8 de noviembre de 1936). Estas Comisiones comenzaron a actuar a principios de 1937 y continuaron su labor hasta
1944, aunque hasta 1969
se estuvieron revisando
expedientes. En el proceso, la Iglesia católica tuvo
un destacado papel.
Profesores y alumnos del
Instituto Rodrigo Caro. Los
profesores Salatiel Bernard,
en el centro de la primera
fila, Luis García Nieto, segundo derecha de la primera fila y Asunción Salgueiro,
a continuación, fueron sancionados con la separación
del servicio.
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En los expedientes de depuración del profesorado utrerano se adjuntaban declaraciones del nuevo alcalde franquista, miembros de Falange, de la Guardia Civil, el Director del Colegio Salesiano del
Carmen, el párroco de la localidad, el director del Instituto, e informes de otras autoridades o de un
Padre de Familia, en el caso de los maestros. En estas declaraciones se debía informar de la conducta
profesional, social, particular, religiosa y política de casi todo el profesorado antes, durante y después
del 18 de julio. Siete profesores y profesoras fueron sancionados con la separación definitiva del servicio: Luis García Nieto, Salatiel Bernard, Milagro Martínez, José Rodríguez Blanco, Asunción Salgueiro,
Luis Urquiano Murga y Manuel Ruiz Aguado. Algunos de ellos no reingresaron en la enseñanza hasta
muchos años más tarde. También fueron sancionados los maestros José Martínez Begines, Miguel
Zapata Estévez y Dolores Acosta Vela, así como miembros del personal administrativo y subalterno
del Instituto. El veterano maestro José María Infante Franco fue fusilado.
Un ejemplo de la ideología que animaba esta depuración son las declaraciones contra el profesor Salatiel Bernard:
Conducta particular. «Muy reservado, aunque no pudiendo disimular sus ideas disolventes y materialistas. Muy peligroso para la España futura, por su ilustración y talento».
Conducta religiosa. «Protestante». «Era laico o algo peor».
Actuación política: «No se sumó al movimiento Salvador, estando recluido en su domicilio figurando como un amargado por nuestro glorioso movimiento». «Amonestado por
no saludar a los de Falange».
Fuente: A.G.A. Sección Educación. Caja/leg. 18463.
Se dio la circunstancia de que el párroco de Santa María de la Mesa, Antonio Urquiano Murga,
profesor de Latín y filosofía en el Rodrigo Caro, también fue separado del servicio, imputándosele
el cargo, un tanto ambiguo, de que «su actuación social es censurada y por su sagrario ministerio
motivo de escándalo para sus alumnos.
Recordar y mantener los ideales de todos aquellos que laboraron por una sociedad más justa
y fueron víctimas de la intolerancia es el deber de una sociedad democrática, pues la fortalece y
sirve de condena y denuncia de cualquier forma de totalitarismo.
Actividades
1. Debatir en clase las diferentes características de la escuela democrática y la escuela
franquista.
2. Comentar las semejanzas y diferencias de la educación franquista con otros regímenes fascistas de la época.
3. ¿Qué función ocupó la Enseñanza Media en el modelo educativo republicano? ¿Y en
el franquista? ¿Cuál crees que ocupa en la actualidad?
4. Durante la República escuela mixta y coeducación fueron sinónimos. ¿En qué se diferencian en la actualidad?
5. Debatir en clase acerca de la laicidad en la educación y en la política.
6. La dictadura franquista exaltó el heroísmo guerrero y el ideal del monje-soldado, de
la Cruz y la Espada. ¿Cómo se refleja este carácter violento en el texto?
7. Dentro de la depuración franquista del funcionariado público, el profesorado fue
especialmente castigado. ¿A qué se debió?
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Para leer más
- Historia de la Educación en España, Textos y Documentos, M.E.C., 1990, tomos IV y V.
- Salvador de Quinta Garrobo, José Rodríguez Méndez, La Plaza, Utrera 1551-2001, Siarum editores, Sevilla,
2001.
- A. Escolano, Historia de la Educación en España, Biblioteca Nueva, Madrid, 2002.
- Consuelo Flecha, «Algunos aspectos educativos sobre la mujer en la política educativa durante el régimen de
Franco», en Historia de la Educación, nº 8, 1989, pp. 77-98.
- Pilar Ballarín Domingo, La educación de las mujeres en la España contemporánea, Síntesis, Madrid, 2001.
- María Antonia Iglesias, Maestros de la República, los otros santos, los otros mártires, La esfera de los libros, Madrid, 2006.
- Juan Ortiz Villaba, Del golpe militar a la guerra civil, Sevilla 1936, RD editores, Sevilla, 2006.
- Francisco Morente Valero, La Escuela y el Estado Nuevo. La depuración del Magisterio Nacional (1936-1943),
Ámbito, Valladolid, 1997.
- Francisco Morente Valero, «Los fascismos europeos y la política educativa del franquismo», en Historia de la
educación, nº 24, 2005, pp. 179-204.
- María Dolores Sánchez Domínguez, Francisco Javier Mena Villalba, Memoria Histórica del colegio público «Rodrigo Caro», Excma. Diputación Provincial de Sevilla, Utrera, 1999.
- Borja de Riquer i Permanyer, «Asumir el pasado incómodo refuerza la democracia», El País, 10 julio 2007, p. 15.
- Manuel Tuñón de Lara, La Segunda República, Cuadernos de Historia 16, n.º 22, Historia 16, Madrid, 1985.
- Salomó Marquès, La criba de maestros. La Depuración, La Aventura de la Historia, n.º 68, pp. 38-43, 2004.
- Pierre Vilar, Historia de España, Crítica, Barcelona, 1990.
- «Materiales para la memoria», en revista Mientras Tanto, nº 97, invierno 2005.
- www.memoriahistorica.org
- www.portaldelexilio.org
- Rosario Barrera, Diego Neyra, Historia de Utrera, volúmenes I y II, Excmo. Ayuntamiento de Utrera, 1992 y
2003.
Ficción
- Josefina R. Aldecoa, Historia de una maestra, Alfaguara, Madrid, 2006.
- Josefina R. Aldecoa, Mujeres de negro, Anagrama, Barcelona, 2002.
Panorama educativo en la Utrera Republicana. Cuaderno didáctico
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