Chepén, del mito a la oportunidad: un turismo con identidad

Transcripción

Chepén, del mito a la oportunidad: un turismo con identidad
Tarjeta Cultural conoce mi Chepén
Chepén, del mito a la oportunidad: un turismo
con identidad
Tarjeta Cultural
Conoce mi Chepén…
Equipo de investigación
Luis Abanto
María Ahumada
Magic Cabanillas
Wendy Castañeda
Alexis Quiroz
Jhoselyn Nieto
Roxana Sosa
Alejandro Taboada
Mariella Vilca
Luis Vilchez
Cindy Zelada
JOHNNY ALVA CABANILLAS
Existe la necesidad de un conocimiento explorador
del medio social y natural para fortalecer la
identidad.
Groupe Lestonnac d’Etudes Andines
www.gleaworld.wordpress.com
Chepén – Perú
2010
“No se es turístico por un área
arqueológica abandonada o por que se
tiene un humedal contaminado o un
monumento de cemento en la cima de un
cerro, sino por el grado de identidad que
tengamos hacia lo nuestro”
GLEA.
Reflexiones para los Chepenanos de nuestros tiempos
El texto que ofrecemos en esta oportunidad es un compendio temático vigente, aunque extrañamente
ignorado y olvidado por nuestra sociedad; pero suelen ser atractivos para ciertos sectores de la población
cuando recobra notoriedad la palabra Turismo, nada más mítico en nuestra realidad.
La idea central aquí es como recuperar la identidad en una sociedad atrapada entre la alienación global y la
etnicidad local, a partir del conocimiento, la práctica y la identificación social.
De ahí que cada uno de los textos está orientado a educar sobre la situación de nuestro patrimonio cultural
y la potencialidad que encierra para el visitante apasionado por la historia, la aventura y el deporte. No
obstante, esta situación podría cambiar si se trabaja con los habitantes de las zonas aledañas para
reinvindicar una identidad cultural basada en nuestras raíces prehispánicas como una reacción frente a la
destrucción de nuestro legado cultural; de enorme potencial para el turismo regional.
Pero para alcanzar esta oportunidad, los ciudadanos de Chepén debemos enfrentar, primero, la
desmemorización colectiva, este culto a la destrucción por aquello que es “viejo”, obsoleto y desintonizados
con relación al cemento urbano, y segundo educar para recuperar nuestra identidad y así tener la
posibilidad de promover un turismo alternativo en Chepén.
Johnny Harold Alva Cabanillas
Chepén, en los orígenes de las reducciones de
Francisco Toledo
Debemos tener en cuenta que alrededor de los años 1548 a 1578, se produjo el
surgimiento de nuevas ciudades con carácter europeo como un fenómeno cultural
foráneo acontecido por la presencia de los españoles.
Las ciudades, evidentemente, cambiaron el curso de la historia sobre las
poblaciones nativas, en el sentido de que fueron incorporadas al nuevo desarrollo
urbano en el valle Jequetepeque; inédita para los indígenas. Con las primeras
ciudades se institucionalizó el poder religioso, el político, la agricultura y el
comercio.
En ese sentido, hay que precisar que durante los primeros años posteriores a los
viajes de Pizarro, los invasores se establecieron como encomenderos en diversas
regiones del Tahuantinsuyo, con autoridad de vida o muerte sobre la población nativa. “Los indios
producían los alimentos y provisiones que los encomenderos vendían a la creciente población
urbana, además trabajaban en otras empresas comerciales de los encomenderos (Ramirez Horton).
Tras la fundación de Trujillo en 1535, Pizarro donó tierras a
nombre del Rey y repartió a los indígenas entre los primeros
invasores, surgiendo así la encomienda de Francisco Pérez
Lezcano, “feudatario de Chérrepe, San Pedro de Lloc,
Xequetepeque, Pueblo Nuevo, Mocupe y Chepén con todo el
territorio del valle de Pacasmayo. (…), por los años de mil
quinientos cincuenta, y seis hasta cincuenta, y ocho, que se
Chepén, en los orígenes de las reducciones de
Francisco Toledo
contaban entonces y en que todavía no se había fundado la villa de Saña…” (Rubiños y Andrade)
Por aquella época nuestros antepasados indígenas vivían en tres pueblos, según el informe de
Hoces, agente del virrey Francisco Toledo. Tales poblados eran Chérrepe, Guadalupe y Noquique.
Si bien en dicho expediente elaborado por el agente virreinal, a raíz de un censo en el valle en junio
de 1572, no menciona la existencia de otras comunidades indígenas, es probable que estas, por la
lejanía y difícil acceso, hayan sido inadvertidas por las autoridades españolas, considerando que el
mencionado censo tenía por finalidad no solo reubicar a los indígenas en unos pocos pueblos para
aculturizarlos e incorporarlos a la religión católica, sino reclutarlos para ser llevados a las minas,
mejorar la recaudación del tributo, así como la prestación laboral en las haciendas.
Tanto Modesto, Zevallos y Huertas, refieren la presencia
de San Sebastián de Chepén como un pueblo indígena
alrededor de 1556 y 1571, vinculado a su cacique
Francisco Chepén. De allí que Zevallos afirmara que
Chepén fuera creado durante las reducciones de 1572
como una encomienda, justo sobre un antiguo asiento
indígena, presumiblemente en la ladera noreste del
Cerro Chepén, considerando los testimonios de las
catastróficas lluvias de 1578.
Haciendas en Chepén: Historia, Identidad y
Patrimonio arquitectónico
Cuando, en octubre del 2008, visitamos las antiguas haciendas
de Lurifico y Talambo se observó el potencial que encierran
estas milenarias muestras arquitectónicas para el turismo en
Chepén
Conocíamos muy bien los trabajos escritos, en 1782 por don
Modesto Rubiños sobre Talambo y, en 1977 de Lurifico por Roel
Pineda; sabíamos de la historia aquella que cuenta que ambas
haciendas habían sido los ejes de la producción agrícola de
Chepén antes y después del período republicano.
Entonces empezamos a recopilar información sobre su pasado
para recuperar de la memoria la identidad hacia nuestro
patrimonio y así garantizar su conservación ante el deterioro
que los moradores vienen ocasionando a sus estructuras.
Hace 228 años atrás la gran hacienda Talambo fue cede de uno
de los colegios coristas más importantes del valle y que los
religiosos de Guadalupe llamaron San Ildefonso. Desde
entonces Talambo cobraría notoriedad en la historia nacional y
más adelante por ser el centro de los acontecimientos del 4 de
agosto de 1863, el mismo que culminaría el 2 de mayo de 1866
con la victoria del combate del Callao.
Haciendas en Chepén: Historia, Identidad y
Patrimonio arquitectónico
Por aquel año (1866) la hacienda Lurifico fue adquirida por José
Balta a un costo de 150 mil pesos. Dos años más tarde Balta
asumiría el cargo de Presidente del Perú. Ya como jefe de
Estado, aprobaría la Ley para la construcción de los ferrocarriles
y así comunicar la costa con la sierra y explotar las riquezas.
En 1870 el Presidente Balta autorizaría la construcción de la
acequia Lurifico sobre una franja de tierra que le obsequiara el
hacendado de Talambo y, en enero de 1871, a través de su
ministro de hacienda iniciar la ejecución de la obra del ferrocarril
Pacasmayo, Chilete, Chepén, Guadalupe, en un tramo de 83
millas. Obra que fuera entregado para su uso en julio de 1874.
El pasado entonces de Talambo y Lurifico, y su gran riqueza
arquitectónica únicas en el Perú brindan suficientes argumentos
para demostrar que se trata de recursos turísticos importantes.
Pero en su estado actual es imposible ofertarlos al visitante, se
necesita no solo reconstruir una memoria colectiva, sino
recuperarlos para nuestra ciudad.
Ojalá nuestra sociedad fuera hoy en día tan bien organizada, tan respetuosa de lo suyo, como lo fue
antaño. Debemos aprender del pasado para proyectarnos al futuro, y ser mejores ciudadanos, más
comprometidos con lo nuestro.
Moro, un
ciudadana
turismo
con
participación
Para el visitante apasionado por la historia y el deporte,
el Complejo Arqueológico de Moro es sumamente
atractivo e interesante. Hay que poseer un espíritu de
aventura para adentrarse a un suelo Moche con color a
tierra.
Su gran riqueza arqueológica brindan suficientes
argumentos para demostrar que se trata de un destino
turístico importante para Chepén y una alternativa para
descongestionar el flujo turístico que se dirige a Sipán al
norte, Huaca Luna al sur y Kuelap al oriente, y permitir
visitar la Pirámide Las Estacas, la única pirámide mejor
conservada de los Moche en el distrito de Pacanga.
San José de Moro, fue en tiempos prehispánicos un importante asiento Mochica, de ahí que en 1991
Donnan y Castillo con el descubrimiento de la Tumba de la Sacerdotisa de Moro, incorporan a esta
cultura milenaria nuevos aportes al conocimiento Mochica, a partir de los registros iconográficos
recopilados en las excavaciones.
Esta Sacerdotisa, divina y humana, tuvo un papel fundamental en el desarrollo y funcionamiento de
la sociedad que floreció antiguamente en el territorio de la provincia de Chepén tanto en el plano
político como religioso, en lo económico como en lo artístico. Es importante anotar que la mujer
Moro, un
ciudadana
turismo
con
participación
participaba en los rituales de sacrificio y la presentación de la sangre de los prisioneros, la misma
que está representada en un ceramio denominado la Pieza Larco. En esa ilustración la sacerdotisa
aparece tapando la copa con un plato de calabaza, quizá tratando de impedir su coagulación.
La comunidad de Moro cercano al pueblo de Chepén, está emprendiendo la recuperación de su
identidad cultural a través de la intervención de los actores locales. La participación de los artesanos
locales con la realización de piezas de cerámica con fino acabado, los califican como pioneros en las
labores de conservación del patrimonio cultural de la zona arqueológica en San José de Moro;
actividad que debemos promover y difundir entre la colectividad.
Los ciudadanos de la ciudadela de piedra
El interés que tengo hacia este tema, proviene de mi
formación y estudios en Arqueología Peruana allá por 1991 a
cargo del entonces Director del Museo Bruning, Dr. Walter
Alva y su asistente de cátedra Jorge Centurión en
Lambayeque, y tengo que decir que desde un primer
momento, y por supuesto a lo largo de toda mi experiencia de
vida en Chepén, pude percibir la indiferencia de parte de las
autoridades hacia espacios como estos, herencia de una
cultura milenaria, y que yacen en condiciones críticas, estando
confinados a una suerte de olvido y desaparición.
Recogí en este lugar - La ciudadela de Piedra -, así como de otros sitios que luego visité a lo largo
del Valle Jequetepeque, testimonios y evidencia de primera mano que me hicieron reflexionar acerca
de la situación de estos yacimientos arqueológicos, de su abandono y destrucción, de la indiferencia
que representa el hecho de que siendo fuentes para el desarrollo del turismo local, se hallen en la
actualidad menospreciados, despojados de su valor histórico, sin una plena reivindicación de los
conocimientos y tecnologías empleadas para su gestación.
Entonces, ¿Cómo podemos cambiar con urgencia ciertos modelos costumbristas que hacen tanto
daño a nuestro Patrimonio Cultural, si todavía nos rigen muchos modelos que datan de la época
colonial? La herencia colonial continúa estructurando nuestra sociedad. Efectivamente esto implica
que todos necesariamente debemos mirar hacia un cambio de actitud para con nuestras raíces cultu-
Los ciudadanos de la ciudadela de piedra
rales, de los vínculos que nos unen a Chepén y nos hacen ciudadanos de esta tierra.
En la costa norte del Perú no existen otras evidencias
arqueológicas de igual envergadura como la que tenemos
en la cima del Cerro de Chepén. Si bien hallamos otros
sitios que se han empleado técnicas similares como el de
Cerro Reque, Cerro Colorado, Cerro Faclo, Cerro Las
Viejas, Cerro Talambo, la quebrada El Caracol, entre
otros; el de Chepén son en realidad monumentales y
únicas por la complejidad que encierra un extenso sitio
habitacional fortificado de cerca de 40 ha de extensión.
Según Rosas Rintel, el sitio arqueológico de Cerro Chepén es, en muchos aspectos, un
asentamiento típico del período Moche Tardío en el valle Jequetepeque, con caracteristicas
singulares: En primer lugar, están construidos sobre la cima del cerro; En segundo lugar, fueron
construidos en el centro del sector monumental; un Tercer elemento, que lo singulariza frente a los
demás edificios del sitio y probablemente de todo el valle bajo del Jequetepeque, es su arquitectura,
absolutamente ajeno a la tradición constructiva costeña de la época siendo típico, por el contrario, de
tradiciones altoandinas como la de la etnía altoandina de Cajamarca con influencia Huari. Y que
fuera construida y ocupada durante el período Moche Tardío.
Nos toca, entonces, a los ciudadanos de la ciudadela de piedra encontrar el camino para desarrollar
una propuesta social que nos incluya como verdaderos guardianes de ese patrimonio ancestral.
Chepén, tierra y pueblo
Hoy en día la expresión Chepén es cada vez más lejana e indiferente a
sus nuevos ciudadanos con ideología ajena, al paisaje urbano que crece
abrumadoramente entre ruido y cemento, y a los vertiginosos
instrumentos de comunicación. Esta es la suerte que le ha tocado vivir a
nuestro pueblo, una comunidad que antaño la interacción entre sus
habitantes era cara a cara, donde los vínculos que predominaban eran
los familiares o de parentesco y donde “el tener” se orientaba hacia el
compartir.
Efectivamente, hace 50 años, nuestro pueblo, esa villa de calles empedradas, de sobrio tren, de
acequias limpias, de campesinos madrugadores, de amplias fachadas blancas y balcones de
madera, huacas solitarias; donde el agua se transportaba en camiones cisterna, y en lomo de burro o
a través de grifos instalados en la vía pública, con panaderías de hornos de barro y leña; fue una
comunidad apacible en el que la confianza era el único requisito para convivir.
Cuentan los abuelos que durante la noche las personas tenían la
costumbre de salir a sentarse en la puerta de sus casas o tender
su petate en la vereda para conversar con sus vecinos mientras
que los niños jugaban a las escondidas, pues en ese tiempo el
alumbrado público se limitaba a un foco de cien o cincuenta watts
y considerando las pocas bombillas que se conservaban en la
cuadra, la oscuridad era casi absoluta. Otros juegos cotidianos de
Chepén, tierra y pueblo
la época, era la rayuela, el runrún, la competencia de las cometas
de carrizo con papel de color o bolsas plásticas, el juego de la
pelota, o el ir a bañarse a los pozos de lurifico o salir en navidad
escenificando a los pastores con cantos alusivos a la noche
buena. Eran otros tiempos.
Sin duda Chepén ha cambiado y esta transformación ha
enterrado para siempre aquellos recuerdos de nuestra memoria.
Y precisamente son estos detalles los que nos permite ser
auténticos y distintos de otras sociedades modernas. Entonces
como podemos esperar que nuestros niños, como muchos que
hay en nuestra ciudad, que nunca tuvo contacto con ese Chepén
del pasado, que vive del televisor, el Internet y el celular, que
desconoce del tren, de esas piscinas naturales en los campos de
Lurifico, y de las planchas a carbón y lámparas a kerosene, pueda
de la noche a la mañana sentirse identificado con aquella
sociedad lejana que le resulta desconocida.
De allí que es imperativo que tengamos espacios culturales donde se eduque a la colectividad con
muestras fotográficas y publicaciones que ofrezcan información de las tradiciones de nuestro
pasado. Es esta circunstancia la que explica por que Chepén, víctima de su olvido, aspire a una
identidad en una diversidad moderna.
Estado del Patrimonio Cultural en Chepén
I. PATRIMONIO CULTURAL EN VÍAS DE DESAPARICIÓN
Nº
1
2
3
Nombre común
Petroglifos de San
Simón
Canal Pre inca de
Talambo
Complejo Mancoche
Hallazgo
Estado actual
Roquedal fragmentado, próximo a
la comunidad de Huabal, alberga
piedras grabadas con diversas
imágenes de serpientes, rostros,
entre otros.
En los últimos años la zona fue
dinamitada, según versiones de los
moradores, por una empresa
cementera.
Canal
de
tres
metros
aproximadamente,
que
corre
paralelamente a los contrafuertes
andinos de los distritos de
Chepén y Pacanga. De él se
desprende otra red de canales
secundarios a la altura de siete
compuertas.
El canal es visible solo en algunos
tramos, como en el extremo sur del
Cerro Talambo, muy cerca de la
actual bocatoma del Canal Talambo
Saña; a las afueras de la comunidad
de Talambo, al pie de Cerro Serrano
y próximo a la Morana y a Huaca
Blanca Baja. Esta desaparición está
relacionada al incremento de áreas
agrícolas y urbanas en la zona.
Restos de construcciones que se
componen de una estrecha huaca
rectangular,
rodeado
de
estructuras secundarias así como
de
un
muro
perimétrico,
Las construcciones de adobe y
piedra muestran evidencia de
huaqueo. Los muros no superan el
1.20 m de altura y en gran parte del
complejo es notoria su destrucción
4
5
probablemente
del
período
intermedio tardío, localizado al píe
del Cerro Chepén, hacia el
noreste.
por la mano del hombre y por los
fenómenos
climatológicos.
Es
probable que en la antigüedad este
asentamiento preinca haya formado
parte de una red de comunidades
próximo al antiguo Chepén de 1569
– 1572.
Chepén antiguo
Restos de construcciones de un
asentamiento, según Cock del
período
intermedio
temprano
hasta el horizonte tardío; de
adobe,
próximo
de
siete
compuertas. Cock indica para este
sitio, según Hecker, el nombre
Pisopon. En cambio Huertas,
registra en sus catastróficas lluvias
de 1578 el nombre de Chepén
posopo.
Cerca del Río Seco de San Gregorio
o
Chamán
de
localizan
esporádicamente estructuras de
adobe de un asentamiento casi
irreconocible. Cercado por campos
de cultivo.
Las construcciones dan muestra de
destrucción.
Cerro Huaca Blanca
Se
localizan
construcciones
religiosas en forma de U y
cuadrada respectivamente. Son
dos construcciones de adobe
cerca al portachelo de Charcape.
Se evidencia terrazas de diferente
dimensión a las que se acceden a
través de rampas.
6
7
Complejo en el ex
algarrobal de Moro
Restos de amplios patios con
corredores de tres metros de
ancho, y muros decorados en alto
relieve, agrupados en unidades
habitacionales. Todo elaborado
con adobe. Sus construcciones
conservan
las
características
arquitectónicas de Ciudadela de
Chan Chan.
Próximo
al
complejo
se
encuentran
cementerios
huaqueados, uno de los más
conocidos se denomina Huaca
Macines.
Los muros muestran perforaciones
de diversos tamaños, elaborados
por los invasores que han hecho del
lugar sus campos de cultivo. Al
interior de la zona arqueológica se
han quemado las especies de
algarrobo para disponer del suelo y
aprovecharlas para el cultivo de
maíz.
Lo único que se mantiene son unas
estructuras próximas a uno de los
canales secundarios del gran canal
Talambo Saña, en la zona conocida
como el trust.
San José de Moro
Construcciones aterrazadas del
período
Moche,
de
formas
asimétricas que dan la apariencia
de amplias colinas, algunas en
forma de media luna. En el lugar
se
realizan
excavaciones
Las pocas estructuras expuestas
por el viento y las excavaciones
clandestinas
muestran
construcciones de adobes en mal
estado de conservación. No se
puede reconocer nada de ellas.
Estado del Patrimonio Cultural en Chepén
arqueológicas, una de las más
famosas fue las de la Sacerdotisa
de Moro.
II. PATRIMONIO CULTURAL EN SITUACIÓN VULNERABLE
Nº
1
Nombre común
Ciudadela de Piedra
Hallazgo
Estado actual
En la cresta del Cerro de Chepén,
al
noreste
se
localizan
construcciones
de
piedra
rodeados de una gran muralla
perimétrica; asentamiento típico
del Moche Tardío, según Rosas
Rintel. La zona arqueológica la
compone
varias
unidades
habitacionales, rodeadas de otras
construcciones
secundarias.
Algunas de esas habitaciones
presentan indicios de haber
tenido dos pisos, asimismo
presentan en su interior varias
hornacinas de las cuales algunas
ya han colapsado por causa del
Muchas
de
las
unidades
habitacionales están en mal estado
de conservación. Ese mismo
problema se aprecia en los muros
perimétricos y en una construcción
religiosa al norte del conjunto
arqueológico.
El deterioro del lugar se intensifica
durante la fecha de semana santa,
cuando las personas ingresan al
área arqueológica y vulneran sus
estructuras, retirando de su sitio los
materiales de construcción.
hombre y del clima.
2
3
Los moradores cercanos al lugar,
temerariamente han iniciado la
construcción de un canal de regadío
el mismo que atraviesa el lugar, así
como el cultivo de pequeñas
parcelas de maíz al interior de las
estructuras preincas.
Vista Alegre
En las pampas del antiguo
Chérrepe, se levantan varias
estructuras de adobes del período
Chimú. De ellas solo se
conservan,
en
un
estado
aceptable,
una
unidad
habitacional que la conforma un
patio principal interior rodeado de
muros de mas de un metro de
alto, pasadizos, dos habitaciones
(una más amplia que la otra), y
varios depósitos o pequeños
corrales situados paralelamente.
Fuera de él, otro espacio en
forma de L.
Pirámide Las
Estacas
Una imponente pirámide del
período moche, ubicado en medio
de campos de cultivo. Presenta
una base amplia de unos 300 m2,
y una altura de aproximadamente
quince metros. Presenta dos
rampas, una de ellas localizada al
En los últimos meses los huaqueros
han
perforado
la
plataforma
principal. De igual manera, tanto en
la fachada principal como en el piso
superior se muestran diversas
perforaciones.
El resto arqueológico, también
4
Complejo
arquitectónico de
Lurifico
centro de la estructura, la misma
que permite el acceso a una
amplia plataforma principal. La
segunda rampa más inclinada se
ubica al costado derecho de la
pirámide y que es acceso a la
parte superior del monumento.
presenta los daños causados por
las lluvias de El Niño.
Es una construcción que se
asemeja a un viejo fuerte militar
de la Europa feudal. Es una de
las áreas arquitectónicas mas
amplias levantadas en Chepen a
inicios de la República. Presenta
seis anchas torres, una Chimenea
elaborada con ladrillo rojo y
calicanto. Tres arcos del mismo
material y un amplio sector
habitacional con una construcción
de dos plantas al lado derecho.
En el pasado fue ocupado
temporalmente por el libertador
Simón Bolivar y fue propiedad del
Presidente José Balta Montero.
El complejo presenta muchos daños
en la infraestructura que van desde
anchas rajaduras en las paredes,
hasta vigas de madera en pésimo
estado (muchas de ellas han
colapsado), y los únicos techos
originales a dos aguas están apunto
de caerse.
Además de los daños por el paso
del tiempo, estas instalaciones han
comenzado a ser invadidas por
personas extrañas, los que han
iniciado construcciones de adobe al
interior del monumento. Se han
extraído sus puertas de madera y
los ventanales de hierro. Toda una
pena si se tiene en cuenta que es
un patrimonio de la nación.
5
Puentes ferroviarios
Son tres puentes, dos de ellos
han sido modificados por los
alcaldes de Chepén. Y que fueron
construidos entre los años 1871 y
1873, por orden del Presidente
Balta, para el tránsito del
ferrocarril Pacasmayo, Chilete y
Guadalupe. El primero, se inicia
en la prolongación de la Av.
Gonzales Cáceda, en el tramo
que se bifurca la acequia de la
calle ayacucho. La segunda
estructura se localiza próximo a la
panamericana, donde se une la
acequia de la calle ayacucho y la
que proviene de la Av. 28 de julio.
Y la última estructura en el sector
de los dos puentes.
Son tres sobrias bases de piedra
con amalgama de “cemento blanco”
que en el pasado sirvió de paso al
tren procedente de Pacasmayo o
Chilete.
Los que se localizan en la zona
urbana han sido modificados en su
forma original, y la de los dos
puentes ya ha empezado ha
dañarse por que los lugareños han
iniciado el retito de algunas rocas.
Estado del Patrimonio Cultural en Chepén
III. PATRIMONIO CULTURAL DESAPARECIDO
Nº
1
Nombre común
Hallazgo
La Casa Estación del
Ferrocarril
Se mantuvo hasta entrada la
década de los ’80. Era una casa
con techo a dos aguas, con
vereda alta y anchas paredes,
situada en la avenida Gonzales
Cáceda. Fue destruida por
órdenes del gobierno municipal
de Chepén para edificar una
burda
estructura
comercial
llamada Galería Cesar Augusto;
Una construcción atípica para una
vía pública.
Estado actual
Inexistente.
Estado del Patrimonio Cultural en Chepén
IV. PATRIMONIO CULTURAL EN BUEN ESTADO DE CONSERVACIÓN
Nº
1
Nombre común
La Casona de
Talambo
Hallazgo
Estado actual
Es una construcción colonial, de
amplios muros, puertas, ventanas
y balcones de madera. Posee dos
pisos. Y en si fachada principal
resaltan
varios
arcos
con
barandas de madera y hierro.
La noticia más lejana que se tiene
de la Hacienda Talambo data del
año de 1782 cuando fue cede del
primer colegio de corista bajo la
administración de los religiosos
de Guadalupe. Luego dejaría de
ser propiedad de la iglesia para
ser adquirida por uno de sus
propietarios más emblemáticos,
Manuel Salcedo, por lo del
incidente de Talambo e inicio del
Combate del Dos de Mayo.
A inicios de los años ’70 fue cede
de la primera Cooperativa Agraria
de Chepén.
Pese al mal estado de algunos de
sus ventanales, puerta principal y
balcón interior; Su estructura se
encuentra en buen estado de
conservación.
DESTINOS POTENCIALES PARA EL TURÍSMO EN
CHEPÉN
A Chiclayo
CIUDADELA DE
PIEDRA
TALAMBO
SAN JOSÉ DE MORO
LURIFICO
CHEPÉN
LA PIRÁMIDE LAS
ESTACAS
Ciudad de Chepén
A Guadalupe

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